Aspectos Ideológicos en Cinco Horas Con Mario
Aspectos Ideológicos en Cinco Horas Con Mario
Aspectos Ideológicos en Cinco Horas Con Mario
Fernando Larraz
GEXEL/ Universidad Autnoma de Barcelona
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El xito de pblico que obtuvo la novela Cinco horas con Mario en su primera edicin a
fines de 1966 se explica en gran medida por su fuerte componente ideolgico. Se trataba
de una obra de plena actualidad, en la que se apreciaba sin necesidad de una competencia
lectora especial una apologa de los emblemas polticos del momento: dilogo, recon-
ciliacin, tolerancia y libertad. No fue difcil para los lectores discernir los universos
doctrinarios de los dos personajes principales y encontrar en ellos sendas objetivaciones de
las tensiones entre inmovilistas y reformadores de todo tipo que caracterizan el ambiente
cultural de la poca. Es muy notorio el desprecio casi caricaturesco que el autor siente
por su narradora, a quien hace depositaria de todos los defectos de los reaccionarios.
El magistral estudio lingstico desplegado en el soliloquio de Carmen se corresponda
fielmente con el habla cotidiana y los clichs ms recurrentes de la pequea burguesa
espaola, que aparece aqu retratada por un cerril conformismo, la heteronoma respecto
de las consignas recibidas y un lenguaje empobrecedor y empobrecido. A todo ello se
sumaba el empeo de Delibes por apuntarse al subjetivismo y superar los presupuestos
de la novela realista a travs de la originalidad compositiva. Delibes encontr en el mo-
nlogo de Carmen una frmula para su discurso que determin el cuidadoso manejo del
tiempo, el espacio y la particular focalizacin. Del primero destaca el agudo contraste
entre el tiempo del discurso (las cinco horas indicadas en el ttulo) y los treinta aos
de historia de este matrimonio fracasado; las continuas analepsis con las que Carmen
va alumbrando sucesivamente los rastros que su identidad encuentra en el pasado, calas
significativas de su mediocridad y de su catadura moral; y, sobre todo, las reiteradas alu-
siones a los mismos sucesos que la obsesionan y que, a base de repetrselos han quedado
solidificados como la costra de una personalidad formularia y en absoluto espontnea.
El espacio escnico de la historia el despacho de Mario, santuario de su cultura, del
que Carmen ha estado desterrada a lo largo de su matrimonio, con el cuerpo del difunto
presente y el espacio social de esa ciudad de provincias son igualmente fundamentales
para el funcionamiento de la novela.
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Carmens own capacity to expose an ideology that attempts to marginalize her. While
her readings are at times inaccurate [] she does what Eco posits here as the un-
masking of an underlying code that Mario and his cronies have used to deny Carmen
access to their world of thought, debate and learning, by using a coded language to
which she does not have the key (1005).
Por tanto, esa excrecencia del sistema que es Carmen ha ido tornndose en un ser mucho
ms complejo, hasta aparecer no solo como un engendro de las estructuras de pensamiento
del nacionalcatolicismo, sino tambin como una damnificada de la puritana e inexorable
intelectualidad liberal progresista que representa su esposo. Este inusitado inters hacia la
narradora de Cinco horas con Mario ha despojado definitivamente a su difunto esposo de
todo protagonismo en la novela que lleva su nombre al tiempo que la crtica le arrebataba
la inmaculada heroicidad que en un principio haba aparentado tener.
Se ha producido, pues, un cambio en el horizonte de expectativas de los lectores
de Cinco horas con Mario, los cuales han ido enriqueciendo con el paso de los aos la
comprensin de la novela. Mientras los primeros receptores efectivamente se complacan
en ver reflejadas las insalvables diferencias entre las dos Espaas en toda su radicalidad
y arisca simplicidad, los lectores del presente prefieren preferimos una mayor proble-
matizacin de las relaciones sociales de aquellos aos. As, con una habilidosa utilizacin
de las estructuras narrativas, el novelista habra sido capaz de trascender aquel tiempo
de consignas y posicionamientos claros y distintos. Mario ha dejado, de este modo, de
resultarnos simptico:
este paladn de la modernidad, tal como lo presenta Delibes, resulta un tanto ridculo.
Es un hombre de gestos ms que de acciones. [] Como padre de familia, Mario
deja bastante que desear. [] En sus relaciones con su mujer, Mario tiene adems
problemas de ndole sexual (Alberich 219-220).
De ah que la historia de la recepcin de Cinco horas con Mario haya frustrado la tesis
principal del libro (si aceptamos que, en realidad, la haya), porque los personajes se han
emancipado de su autor. La historia los ha colocado a cada uno en su sitio. En definitiva,
como ha venido a concluir Daro Villanueva,
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se trata de una gran novela de amor, en la que y esto es algo muy importante que me
interesa subrayar la figura de Mario no es arquetpica e intachable, sino ambigua. Si
Carmen es como es se debe en gran medida a los condicionamientos que la sociedad
y una educacin determinada imponen a su sexo y ella, mecnicamente, empieza ya
a proyectar sobre su hija, alter ego suyo como Mario de su padre (307).
Incluso ocurre que asertos morales con los que la obra parece estar de acuerdo a travs
de la voz de Mario rechinan en la sensibilidad moral contempornea. Tal es el caso,
por ejemplo, de su aversin hacia toda tcnica de planificacin familiar, que a un lector
actual probablemente, mucho ms laico que ese catlico progresista que es el difunto
personaje de la novela, posicin intelectual que hoy ha desaparecido casi por completo
del panorama poltico espaol bien nos puede parecer muestra de irresponsabilidad. Por
no hablar de su renuncia a hacerse cargo de las cuestiones materiales y aun de sus deberes
conyugales. En definitiva, podra decirse que en las sucesivas lecturas generacionales de
Cinco horas con Mario, la hermenutica del texto ha ido enriquecindola mucho ms
all de lo que la novela pareca que poda dar de s. Se han encontrado ambigedades
y espacios de indeterminacin donde los primeros lectores nicamente vieron una obra
cerrada. La cuestin que planteamos en estas pginas es hasta qu punto esta lectura que
rehabilita a Carmen y hace crecer una sombra de sospecha cada vez ms tupida sobre
Mario es legtima y no viola el significado denotativo del texto. Con otras palabras: es
posible abrir los sentidos de un discurso cuyo autor ha querido clausurar?
Para tratar de responder a este interrogante, hay que comenzar por sealar que los
argumentos que Carmen repite una y otra vez se corresponden con un universo ideolgico
muy cerrado en el que se percibe con claridad la apropiacin de los mensajes propa-
gandsticos emanados de las estructuras de poder en la Espaa de la posguerra. Se trata
de una visin de la realidad uniforme y articulada, reflejo modlico del adiestramiento
mediante el cual se busc someter a los ciudadanos y anular su autonoma de criterio.
En el caso de las mujeres, parece decirnos la novela, esta instruccin fue particularmente
exitosa. Carmen reproduce aquellos lugares comunes como axiomas incontrovertibles y
los reproches que dirige a su marido se basan, precisamente, en que este ha sido incapaz
de percibir la perfecta armona y el orden de las convenciones aprendidas de la autoridad.
Varios crticos han descrito ya uno de los elementos psicolgicos que articulan la historia
de esta mujer: la esquizofrenia entre un mundo que cambia vertiginosamente y que parece
arruinar las indisputables verdades en las que haba sido adiestrada (Diverno 74).
El credo social de Carmen se caracteriza, principalmente, por dos certezas: una
rgida conviccin de las bondades del sistema de clases y la aceptacin de las funciones
tradicionales asignadas a los gneros. Por eso, uno de los recuerdos de Mario que ms
enfurece a Carmen es que con la gente baja te achicaras, con lo sencillo que es darles
cuatro voces y, en cambio, con la gente bien, inclusive con las autoridades, se te soltase
la lengua y a desbarrar (Delibes, Cinco horas 225). Por el contrario, para ella, prima
la moral del servilismo con los de arriba y la arrogancia hacia los de abajo. En cuanto
al sexismo de Carmen, es recurrente y ha sido ya suficientemente explicado por la
crtica. El ideal de feminidad se reduce, a su juicio, a saber pisar, saber mirar y saber
sonrer (76); una mujer es un ser indefenso, [...] necesita que la dirijan (175); y en
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cuanto a la formacin de las mujeres, reproduce el dicho de que mujer que sabe latn
no puede tener buen fin (81) con el que se previene ante los deseos de Mario de que
su hija prosiguiera sus estudios. Sin embargo, con el cumplimiento de los XXV aos
de paz franquista, Carmen percibe atnita cmo un paleto como Paco se ha convertido
en un seor. El mito de la cultura como clave diferenciadora entre clases pudientes y
clases bajas (artesanas, las denomina ella) se desbarata. El desarrollismo de los
aos cincuenta ha abierto las oportunidades de medro social a aquellos a quienes las
convicciones clasistas de Carmen haban excluido de su propio mbito. De ah el conato
de adulterio: en los meses anteriores a la guerra civil, ella haba rechazado a Paco y se
haba casado con Mario. Aunque aquel era ms atractivo, Mario era mejor partido (no
el partido ideal, pero despus de ver los riesgos de la soltera reflejados en el ominoso
embarazo de su hermana Julia, Carmen y su familia lo haban aceptado como un mal
menor). Pasados los aos, con la irrupcin de repentinos enriquecimientos a travs de la
especulacin inmobiliaria y de la consecuente liberacin de capitales, las clases sociales
han desdibujado sus lmites, abrindose orificios por los que la posicin relativa de Paco
en el campo social ha experimentado un ascenso imprevisible, mientras Mario y ella
misma, por el contrario, se han estancado o incluso han descendido. Si las relaciones con
Paco estuvieron vetadas de jvenes por prejuicios sociales, ahora los reparos morales no
son suficientes para impedir la relacin extramatrimonial, pues el atractivo que ejerce
la posicin de poder (econmico, social) de Paco lo legitima como amante. Sin em-
bargo, a Carmen le enfurece que Mario no haya sido capaz de beneficiarse tambin de
esa porosidad social y no haya querido adiestrarse en sus mtodos de funcionamiento:
el arribismo, el chantaje, la adulacin y el mercadeo de favores. En este sentido, Cinco
horas con Mario refleja perfectamente los mecanismos de una sociedad cuya armona
se basa en la aceptacin comn de la corrupcin.
Este mismo cambio se percibe en el aspecto puramente poltico del espectro axiolgi-
co de Carmen. En este apartado hay cinco axiomas que Carmen repite en varias ocasiones:
la preferencia por un gobierno autoritario; su nacionalismo patriotero; su concepcin
del ciudadano-sbdito que debe acatar la discrecionalidad de las fuerzas del orden; su
inclinacin por el sistema monrquico; y el mito de la guerra civil como cruzada o guerra
de liberacin. Aunque no se manifiesta de manera explcita sobre los gobernantes de
Espaa ni sobre la realidad poltica pues su desinters hacia todo aquello que vaya ms
all de lo cotidiano y prximo la aparta de cualquier otra cuestin su entendimiento es
un reflejo acendrado de las consignas y motivos difundidos por la propaganda oficial.
Cabe percibir en Cinco horas con Mario la disyuntiva que se abri a la intelectualidad
entre comprensivos (aquellos que abogaban por tender una mano al heterodoxo, al
vencido, al proscrito, para integrarlo y reforzar as el sistema) e intransigentes (los
inmovilistas que teman que esta integracin acabara corrompiendo el sistema) 1. Cinco
1
Ver, entre otros documentos al respecto, los artculos de Dionisio Ridruejo Excluyentes
y comprensivos (Revista, 17 de abril de 1952, pp. 8-9) y Meditacin para el 1. de abril
(Arriba, 1 de abril de 1953, pp. 1-2).
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horas con Mario refleja en qu medida esta dialctica nunca resuelta por el Rgimen no
lleg a plantearse como un problema terico en la ciudadana. En cierta manera, Carmen
representara la intransigencia y Mario la comprensin. Pero la inestabilidad ideolgica
de la praxis poltica del franquismo afect las creencias de ambos cnyuges. El ideal de
dilogo que propugnaba Mario choc con la realidad. Pese a todo, insista en una tibia
neutralidad con la que crea sospechamos que igual que su autor contribuir a acabar
con el letal enfrentamiento de las dos Espaas apostando por un repartimiento equitativo
de culpas entre ambos bandos. Probablemente, nada haya ms explicativo en este sentido
que el hecho escandaloso para Carmen de que, a juicio de Mario, sus dos hermanos
el nacionalista y el republicano pensaban lo mismo y que era igualmente posible
encontrar hroes de los dos lados (Delibes, Cinco horas 143). Pero tambin a Carmen
le causan estupor las mutaciones en los fundamentos polticos aprendidos, los cuales
se tambalean a medida que evoluciona el franquismo. La retrica de los aos sesenta, a
menudo incluso asumida y corrompida por el Rgimen, habla de valores nuevos como
la tolerancia, el dilogo, la reconciliacin nacional que en realidad nunca excedieron
un nivel puramente nominal.
En lo que respecta a las creencias religiosas de Carmen, un fanatismo integrista la
hace intransigente con cualquier veleidad renovadora. La dimensin religiosa es una de
las ms presentes en el libro, cuyos elementos paratextuales, hay que recordarlo, nos
indican que est escrito por un intelectual catlico y dedicado a Jos Jimnez Lozano,
otro intelectual conocido por su catolicismo aggiornato. Delibes comienza cada cap-
tulo del monlogo con un breve texto de la Biblia que ha sido subrayado por Mario y
que encauza los disparates mentales de Carmen. Esta ha sido tambin permeable a las
consignas del modelo de religin impuesto en Espaa por el nacionalcatolicismo. Pero
incluso el ministerio de lo trascendente e intocable ha mudado en aquel revolucionario
ltimo decenio. La tolerancia, el compromiso social, el ecumenismo son conceptos
asumidos por el catolicismo postconciliar que profanan los preceptos religiosos apren-
didos por Carmen.
La cultura es otra de las categoras prominentes en la escala de valores de Carmen,
aunque en este caso, el acervo de textos alusivos que Delibes despliega en Cinco horas
con Mario es mucho menos explcito. Hay dos concepciones del mundo de la cultura
claramente confrontadas: la de su padre, intelectual monrquico y catlico, cuya firma
es recurrente en el ABC; y la de su marido, escritor de novelas sociales y columnista en
un peridico liberal. La cultura de su padre es un signo de jerarqua social. En virtud
de este estatuto heredado, Carmen desprecia al Paco de los aos treinta porque comete
risibles barbarismos lingsticos. Al mismo tiempo, admira las facultades intelectuales de
su padre, que mide de acuerdo con el reconocimiento pblico que con ellas ha alcanzado.
Caso contrario es el de Mario, que ha malogrado sus aptitudes, ponindolas al servicio de
lo que ella considera reparos o prevenciones morales y polticas. A causa de esta debilidad
intelectual, Mario se vio en la necesidad de recurrir a su suegro para que le redactara la
Memoria con la que alcanz la ctedra del Instituto en que trabaja. Sin embargo, en los
aos sesenta tambin la cultura aparece trastornada. La dignidad de Mario como escritor
e intelectual, por ejemplo, est lastrada a los ojos de Carmen por dos pesadas rmoras
que, en cierta manera, se oponen entre s: por un lado, el experimentalismo literario al
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que somete a su escritura, el cual la hace opaca a sus ojos y a sus entendederas, tanto
como su predileccin exclusivista por temas graves que invariablemente caen en lo
metafsico, moral y social; por el otro, su renuncia a las prebendas sociales que su posicin
de intelectual merece ante los dems, sobre todo, ante los subalternos. Carmen se siente
excluida del primer rasgo de la cultura de Mario por su propia poquedad intelectual; y del
segundo, por un acto de voluntarismo que le impide renunciar a la superioridad que su
marido podra haber disfrutado como catedrtico de instituto, periodista, conferenciante
y escritor.
Finalmente, el retrato de Carmen se complementa con un discurso de carcter moral.
Para ella, el declogo parece reducirse a un solo imperativo, que es el de la castidad. Pero
no se trata de una castidad militante, como la que Mario demostr durante su noviaz-
go, su noche de bodas y aun durante su vida conyugal negndose a ninguna prctica
anticonceptiva, ni siquiera el permitido mtodo Ogino, sino de reiteradas pruebas de
mojigatera. Sus juicios acerca de las mujeres de ideas avanzadas durante los aos treinta
y cuarenta estn llenos de alusiones despectivas, sobre todo, si se trata de Transi y de
su hermana Julia. Sin embargo, tambin en este sentido su concepcin del mundo se ve
atropellada por el paso del tiempo. La dcada de los sesenta ha trado una liberalizacin
de las costumbres, con el turismo, etctera. Y aunque ella se aferra a los dogmas morales
aprendidos en su juventud, se ve arrastrada por los nuevos tiempos hasta alcanzar los
umbrales del adulterio.
Carmen representa la esquizofrenia generalizada que pudieron experimentar los
miembros de su generacin al ver cmo las piezas del edificio argumental en el que
haban sido educados se desmoronaban lentamente y su enunciacin quedaba en una
mera frmula. Mucho ms, teniendo en cuenta que los patrones no haban pretendido
formar ciudadanos autnomos, sino sbditos programados para la asimilacin de dogmas
nicos. Cuando los rganos de poder en Espaa se vieron obligados a traicionar aquellos
dogmas para sobrevivir, las estructuras de pensamiento de los hombres y mujeres que no
haban sometido a crtica aquellos principios eran tan rgidas que terminaron quebrndose.
Carmen no comprende que la Iglesia catlica acepte con normalidad otras creencias, que
un don Nadie detente signos de prestigio social que a ella se le niegan, que la cultura no
la proteja, sino que la excluya, que alguien ose promover el dilogo con heterodoxos
sobre los que un da solo se dictaba la muerte o el destierro El dictum que prescriba
que todo cambie para que todo siga igual le permiti subsistir al estado franquista pero
cre patologas en la sociedad e incoherencias en su modo de ver la realidad. La posicin
en el mundo de Carmen como ajustado resultado del franquismo sociolgico se ha
visto seriamente perjudicada por estos cambios.
Con todo ello, es posible descubrir una tesis en la novela? Primero debemos definir
qu entendemos por novela de tesis. Para poder calificar como tal a una obra narrativa,
deberamos encontrar los siguientes rasgos: personajes arquetpicos que encarnen con
suficiente nitidez principios contrapuestos; una trama ejemplarizante, que no siempre debe
terminar felizmente, pero de la que se pueda obtener una conclusin moral que se sigue
del repertorio de acontecimientos; lectores implcitos que penetren en los significados
e identifiquen su cdigo moral con el de uno o varios personajes; mxima reduccin
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del lenguaje connotativo; y una estructura compositiva en la que queden suprimidos los
atisbos de ambigedad.
En el caso de Cinco horas con Mario, los elementos discursivos parecen prevenir
ante la novela de tesis. El perspectivismo irnico que urde la estructura de la novela deja
amplios espacios para la indeterminacin y para la complejidad 2. Y aunque Carmen se
nos hace depositaria de vicios poco aceptables, tal vez al lector de hoy en da tampoco
Mario le resulte arquetipo de bondades morales y polticas, como hemos establecido
ms arriba. Todas estas dudas se desvanecen junto con la irona, el perspectivismo y
todo atisbo de ambigedad, en el eplogo que sigue a la meditacin de Carmen. En estas
ltimas pginas, un prepotente Mario hijo se dirige a su madre, pero tambin al lector con
un tono de sermn petulante. Por si no haba quedado suficientemente explicada la tesis
del libro y por si el lector no haba sido capaz de discernir los significados ideolgicos
que pretenda demostrar Delibes, se introduce la figura de este joven que perora acerca
de los comportamientos sanos y los patolgicos que pueden seguir los ciudadanos. H.
L. Boudreau describi bien este viraje en el tono narrativo de la novela: such an overt
statement, following upon the heels of the subtly constructed ironic monologue of the
novel proper, is grossly anti-aesthetic and seems to represent on Delibes part a lack of
faith in his own ironic art or a disbelief in his readers ability (15).
Convengo con esta cita en que la intervencin de Mario es un desacierto nada trivial
que, definitivamente, convierte Cinco horas con Mario en una novela de tesis. El lector
siente en estas pginas finales que el discurso novelesco ha desistido de apelar a su
2
El recurso a este monlogo irnico no oculta a cualquier lector las intenciones de
la novela, pero, sin embargo, a Delibes le vali para sortear la censura, como l mismo ha
explicado en varias ocasiones (por ejemplo, en Alonso de los Ros y Delibes 104). Como
moraleja de esta feliz solucin discursiva, Delibes se apunt a la tesis pro domo sua y de todos
los narradores peninsulares bien vistos por el Rgimen de que la censura haba sido incluso
beneficiosa para la creacin literaria pues acaba por ser un estmulo de la imaginacin del
escritor que le lleva a esquivar el toro y a buscar soluciones inteligentes para decir lo que
pretende decir sin ofenderla ni encabritarla (Delibes, Espaa 161). No puedo evitar hacer
un comentario negativo a este juicio por otra parte tan recurrente que quiere hacer pasar
el vicio por virtud. Si un autor precisa de estas cortapisas para estimular su talento, sospe-
cho que tal talento es demasiado limitado y solo puede manifestarse en tiempos de miseria
cultural. Por tanto, hacer pasar esa grave patologa de la literatura espaola del siglo XX
de la que solo se libraron quienes escribieron sin hacer clculos de oportunidad, como Luis
Martn Santos o Juan Benet, o quienes prefirieron escribir en libertad y publicar sus novelas
en el extranjero, como los exiliados, Juan Mars o Juan Goytisolo como un estmulo, me
parece una impostura ante los lectores. En cualquier caso, es cierto que gracias al mecanismo
del monlogo pudo sortear el juicio de un censor que, sospecho, estaba bien predispuesto
hacia Delibes y quiso ver que en el monlogo de Carmen predomina el humorismo crtico
en labios de una mujer espaola corriente, que tiene buen sentido y que no es o no sabe ser
corrosiva (Archivo General de la Administracin, Alcal de Henares).
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inteligencia y que han asido su mano para llevarlo a una moraleja inequvoca. El mismo
Delibes lo explic con meridiana claridad:
Hay pues una intencin clara en el libro: promover que existan muchos Marios y desapa-
rezcan todas las Menchus. Es suficientemente llamativo el hecho de que en esta entrevista
Delibes emplease el mismo lenguaje con que haba hecho hablar a Mario hijo, lo que
demuestra hasta qu punto lleg la dependencia de los personajes respecto de su autor en
el caso de Cinco horas con Mario. El autor de esta novela ha utilizado los instrumentos de
la novela para asumir una actitud mesinica, un papel de predicador contra los vicios que
impiden la normalizacin de la sociedad espaola de su tiempo. Al margen del acuerdo
o desacuerdo con sus tesis, tal actitud resulta ajena al arte de la novela tanto hoy como
en los aos en que se public por primera vez la historia de Carmen y Mario.
Cabe una interpretacin que salve la novela segn la cual Cinco horas con Mario
tratara de la contradictoria situacin en que se ve el intelectual que decide no claudicar
ante un sistema social y poltico opresivo. La dialctica entre el posibilismo (hacer
concesiones parciales ante un sistema totalitario para poder transformarlo gradualmente)
y el imposibilismo (negarse a cualquier claudicacin y apostar por una subversin
radical del sistema patolgico) estaba en el origen de las discusiones en un momento en
que las bases intelectuales del franquismo se haban tambaleado y muchos franquistas
de primera hora se preguntaban cmo oponerse al sistema que ellos mismos haban
ayudado a configurar. El debate se hara pblico aos despus, en la famosa polmica
que mantuvieron Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo 3. Mario representara bien
uno de los dos polos, el que ana la ms incorruptible honradez con la incapacidad
ms recalcitrante. Este espritu contradictorio es el que, a travs de las increpaciones de
Carmen, quiso tal vez reflejar Delibes en su novela. Mario, como todo aquel que lleva sus
posturas intelectuales a la honestidad ms extremada, es a un tiempo admirable y ridculo,
3
Alfonso Sastre puso de actualidad el trmino en su artculo Teatro imposible y pacto
social (1960), en donde se definan claramente ambas posturas, adaptndolas a las circuns-
tancias particulares del teatro espaol de la poca y aadiendo a las condiciones polticas las
restricciones del mercado. Al texto de Sastre siguieron, en el nmero siguiente de Primer Acto,
la respuesta de Antonio Buero Vallejo, a quien se haba sealado como prototipo de autor de
un teatro posibilista, y, en el siguiente, la contrarrplica de Sastre.
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leal y testarudo, idealista y dbil, atractivo y tedioso. Sus libros seran revolucionarios
si alguien los leyera. Pero es incapaz de asumir cules son las reglas del juego que
rigen para quienes quieren verdaderamente reequilibrar un estado de cosas anmalo.
Sin embargo, parece decirnos Delibes, la alternativa a este intelectual imposibilista que
es Mario estara nicamente en la alienacin de Carmen, entregada por entero a unos
cdigos impuestos.
Otra interpretacin redentora de la novela es la que propone, por ejemplo, Miguel
Garca-Posada, segn la cual, el propsito bsico de Delibes no fue poltico, [sino]
que su intencin de fondo residi en mostrar el discurrir contradictorio de dos vidas
en el marco de la Espaa de posguerra (115). Segn esta visin, la novela de Delibes
habra estado lastrada por una lectura unilateral ocasionada por el contexto social en
que se public, que llev a la progresa espaola a reducir Cinco horas con Mario a
su condicin de texto de combate (120). Ms all de estos reduccionismos, la novela
trascendera el tiempo histrico en que fue publicada como la historia trgica de un ma-
trimonio, condenado por la incomunicacin entre dos existencias irreductibles a causa
de la exhibicin de sendos lenguajes que los mantienen en esferas irreconciliables. Sin
embargo, Carmen es un personaje demasiado arquetpico de la sociedad franquista para
encarnar un buen personaje novelesco. Su frustracin, como hemos querido mostrar en
las pginas precedentes, procede de una doctrina nacional que la haba alienado, animali-
zado y empequeecido. Esta es precisamente la fuerza del discurso de Delibes: su crtica
poltica en el ms amplio sentido del trmino. Pero tambin su debilidad como novela:
Carmen no sobrepasa la categora de caricatura en manos de un escritor moralista que en
1966 tena ideas demasiado inconcusas en lo tocante a moral, sociedad, poltica, religin
y aun literatura. Y lo que es peor: que lejos de plantear dudas y asombros no dej pasar
la oportunidad de ostentar sus certidumbres a los lectores de su novela.
Con ello volvemos a las primeras pginas de este trabajo: qu queda de esta novela
sin su fondo ideolgico? Podemos conformarnos con el brillante ejercicio de socio-
lingstica y dialectologa encarnado en Carmen Collado? O con la mera descripcin
costumbrista de las frustraciones de un matrimonio de provincias? La respuesta es para
m an ms clara si la situamos en el contexto literario de su poca. Como Tiempo de
silencio, Si te dicen que ca, Volvers a Regin o Seas de identidad, la novela de De-
libes se alimenta de la perplejidad existencial inducida por un pensamiento nico que,
sin embargo, no muestra sino flagrantes incoherencias. Pero, a diferencia de tan ilustres
coetneas, los atributos estilsticos del texto no bastan para dotarlo de la complejidad que
podra haber hecho de Cinco horas con Mario un hito en nuestra historia literaria.
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