El Erotismo en Gonzalo Rojas
El Erotismo en Gonzalo Rojas
El Erotismo en Gonzalo Rojas
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EL EROTISMO EN LA POESA DE GONZALO ROJAS
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD
Joaqun Snchez, S.J.
DECANA ACADMICA
Consuelo Uribe Mallarino
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DEL REGLAMENTO DE LA UNIVERSIDAD
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CARTA DEL DIRECTOR
En el balbuceo creativo que brota con fuerza por donde surge la escritura
que no se ancla en ningn lado y que en la comprensin de la lingstica
hubiera podido llamar el desplazamiento del significante y en la del profano,
como el desparpajo de la voz. En esa voluntad de la creacin hace aparicin
la intencin del verso que produce en el lector el asombro, la emocin
receptiva de la creacin.
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Los poemas se comienzan a evidenciar en su materialidad verbal, en el
espritu connotado que se expande en todas las direcciones de la mente de
los receptores. En el trabajo de grado queda al descubierto el bagaje potico
de Rojas, ese que tom de su propia recordacin o de la lectura que los
llamados poetas terminan por oficializar como arritmia de la fluidez.
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La poesa del chileno es comentada con sentido de brote de vida en su
propio laberinto, con apreciacin de sentimientos asentados desde la
subjetividad. La autora escoge ese momento en que la poesa del continente
se pone en crisis con un devenir de la comunicacin en imgenes que hacen
apreciacin del mundo en la ltima decena de los aos que estn por
culminar en el siglo XIX, cuando Rubn Daro propone y agita la inspiracin
hispanoamericana. Aos despus y en sentido diferente, continan el
propsito las vanguardias antes de que se iniciara la segunda dcada de la
nueva centuria. Es ah donde est el Rojas que estudia Garca, hace el
despeje de una moral que pona velos en el decir y cuyos corredores de
velos haban sido, en primera lnea, Vicente Huidobro y Csar Vallejo que
extenderan hacia el sentir de Octavio Paz y Gonzalo Rojas, en un segundo
momento, para dejar una fisura de dudas frente al canon.
lvaro Miranda
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TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIN 10
CAPTULO I 13
EL LENGUAJE ERTICO
1.1 Erotismo y poesa
1.2 La esencia potica de Gonzalo Rojas 23
1.3 La imagen como tropo de la sugestin ertica 38
1.4 La metfora en el rebautizar del acto ertico 49
CAPITULO II 62
ANLISIS DE LOS POEMAS
2.1 El estudio sintctico, semntico y pragmtico
2.2 Denotacin y connotacin del poema 78
2.3 Anlisis de forma y contenido 90
CAPTULO III
MUJER, AMOR Y EROTISMO 103
3.1 El amor como esencia del erotismo
3.2 Cuerpo femenino: como desequilibrio del orden 115
CONCLUSIONES 139
BIBLIOGRAFA 142
8
AGRADECIMIENTOS
9
INTRODUCCIN
Leer la poesa ertica de Gonzalo Rojas (Leb, 1917) implica abrir una de
sus vertientes de la escritura, introducirnos en el espritu del poeta reflejado
en el texto, desentraar su mundo lrico configurado en sentido complejo de
la palabra y desenvolver paso a paso los designios creativos de su potencial
artstico y cultural, de acuerdo al anlisis crtico e interpretativo de lo literario
y estilstico, que va ms all de una simple apreciacin racional. Para ello, es
indispensable describir y analizar la nocin de erotismo que plantea la
poesa de Rojas desde la reconstruccin del lenguaje potico en la Obra
Selecta de acuerdo a los medios y artificios retricos que utiliza el autor en su
poesa.
10
Desde los inicios de su vocacin potica, Gonzalo Rojas ampla sus
conocimientos literarios con grandes tericos de la creacin artstica como
Huidobro, Breton, Vallejo, Bataille, entre otros, para dar paso a una autntica
e impecable proyeccin esttica en su potica. La cercana de Rojas con el
surrealismo francs y Latinoamericano, el grupo Mandrgora de Chile (quin
particip por varios aos y dio sus valiosos aportes a este grupo literario de
gran reconocimiento europeo), sus innumerables estudios sobre poesa
clsica, su arraigamiento incondicional con la palabra misma, nos hace
pensar que este poeta intachable, es un generador de cambio de
conciencias.
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autor, una necesidad de elaborar una nueva perspectiva que abre camino a
la imaginacin.
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CAPTULO I
EL LENGUAJE ERTICO
13
con certeza encontraremos un resultado nico y apocalptico, propio de cada
poeta.
Erotismo y poesa tienen ms en comn de lo que creemos a simple vista y
esto gracias a que en ambos casos hay una fuerte conexin con la expresin
libre y espontnea. Entre el sentir y el pensar est implcita la palabra; si a
ello le agregamos el vivir, surge la epifana, la poesa.
14
pone en l al ser en cuestin () el erotismo es la actividad
sexual del hombre, es en la medida en que sta difiere de la de los
animales. La actividad sexual de los hombres no es
necesariamente ertica. Lo es cada vez que no es rudimentaria,
que no es simplemente animal. (46).
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concentracin fija al olvido de s, reunin de los opuestos durante un
segundo. (Doble, 44).
El erotismo y el amor son vasos comunicantes que recobran la pasin. La
palabra se convierte en un revoloteo de metforas: Poesa. Se hace
indecible, un cataclismo irremediable y pone a prueba todo lo inimaginable,
impensable e imposible:
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Gonzalo Rojas hace su propia eleccin de escoger su hilo conductor,
mediante la exploracin de los sentidos que lo llevan a la absoluta veracidad
de su creacin literaria. El amor es el alma y el erotismo el cuerpo que, al
fundirse, logran una fuerza liberadora de dimensiones mticas: el origen, el
cosmos. El amor tiene su origen en el impulso espiritual y crea el lenguaje: el
erotismo; posee la imaginacin, el instinto y crea las imgenes. Hay una
necesidad de poseer el mundo, desde la mirada minuciosa de quien lo
inventa mediante el lenguaje y tener una conciencia desvinculada totalmente
de los sentimientos morales y religiosos:
El padre del surrealismo francs Andr Breton (1896) busca con el lenguaje,
una pasin que se vuelve cuerpo verbal: sensaciones, imaginarios,
imaginacin, imgenes. Busca la libertad absoluta de la experiencia ertica
como fuerza recobradora de la intensidad sexual que transforma y enriquece
el automatismo squico-alma de las palabras.
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El surrealismo logra su verdadero valor axiolgico en el lenguaje. El
movimiento surrealista (1924) nace a partir de una necesidad netamente
humanstica que explora mbitos artsticos y literarios donde trasciende la
esencia misma del ser, cuestionando principios estticos y morales. Dice
Breton: estamos decididos a acabar de una vez por todas con el antiguo
rgimen del espritu (Jouffrov, Surrealismo: 569).
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mximo potencial expresivo, una re-creacin de las imgenes: El lenguaje
es el mayor de los bienes dados al hombre y el ms peligroso tambin, deca
Hlderlin. (Sucre, Transparencia: 223).
Georges Bataille nos dice que la vida se exalta y se afirma desde lo ertico
que llega a adquirir un verdadero carcter metafsico. (Pellegrini, Poesa
surrealista: 13). Cuando va ms all de lo carnal, es porque se logra una
fusin entre la esencia y la presencia. Vemos que el erotismo visto desde los
amantes, encierra una afeccin recproca, una entrega absoluta de los
cuerpos. Esa entrega los vuelve libres, los convierte en manifestacin
enaltecida y autntica: Igualmente ocurre con la poesa, la palabra libera lo
ms humano y construye el mundo a partir de una relacin de pareja, la
erotizacin del lenguaje y la verbalizacin de los cuerpos. (Paz, Doble: 10).
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Es importante mencionar que la poesa ertica de Gonzalo Rojas al igual que
el amor, potencializa la pasin encarnada en la palabra, porque ejerce sobre
nosotros una fuerza de vuelo y cada. El amor por ejemplo ha sido una
pasin para la propia literatura. La pasin es el organismo libidinoso, la
intensidad variable que predomina en el afecto. En este sentido, la poesa
ertica de Gonzalo Rojas, es un gran disolvente de los caprichos que
amortigua todos los componentes libidinosos del amor en sentimiento
positivo y como fenmeno humano, indispensable en la etapa del
enamoramiento, desempea un papel esencial y relevante en la existencia
misma del ser.
Dejar que la fluidez acte como chispa motora del impulso, la motivacin y
activacin de los sentidos, hace que la poesa de Rojas sea un constante
cataclismo, en el cual, el movimiento produce un choque energtico que se
desplaza o transforma en placer o sufrimiento. Los surrealistas ven la pasin
como un arranque incitador para la creacin permanente de imgenes, pieza
fundamental de una verdadera obra maestra. El instinto es reproduccin
enriquecedora de la creacin.
20
El lenguaje potico en el erotismo es la recreacin del sistema sintctico,
para conformar nuevas manifestaciones morfolgicas y lingsticas nunca
antes dichas y libremente expresadas, porque la ventaja de la poesa es que
no hay limitaciones gramaticales. El juego interactivo de palabras hace del
lenguaje potico de Gonzalo Rojas, un conocimiento puramente surrealista.
Hay abolicin absoluta de la razn y el conocimiento que incita al poeta en
convertirse en un autntico revelador del lenguaje potico erotizado. La
imaginacin es la esencia vital del poeta Rojas, como afirman los
surrealistas, porque les permite concebir el mundo a travs de ella. La
imaginacin da total y absoluta apertura instintiva a la inmensa complejidad
analgica del universo. Hay sentido a lo inmerso y a los desordenes
racionales.
Breton nos dice que entre ms lejanos estn dos realidades que se ponen en
contacto, ms fuerte ser la imagen. Los opuestos fundidos en la palabra que
los analoga, les otorga ms fuerza emotiva en la realidad potica. Las
aproximaciones inslitas, como lo determinan los surrealistas, es la similitud
que capta la imaginacin entre dos realidades totalmente alejadas, cuya
razn no lograra captar jams. Las aproximaciones inslitas constituyen un
smbolo de la unin de los contrarios, de la identidad de los opuestos.
Los surrealistas dan una nueva concepcin del mundo, cuyos elementos
estilsticos se refuerzan en la imagen desconcertante, el repudio por las
convenciones estticas, la admiracin por lo minucioso y maravilloso y la
exaltacin de los valores sicolgicos. Estos elementos dieron la vuelta al
mundo y se qued implacable en la poesa de Gonzalo Rojas.
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El lenguaje surrealista fortalece en el pensamiento una serie de elementos
psico y sociolingsticos que abren como la palabra el camino a la absoluta y
total libertad mental de expresin potica. Gonzalo Rojas comprende el
poder de la sustancia ertica en el lenguaje potico, que se incrementa como
muestra en el ardor de la sangre apasionada. La palabra ertica se libera de
si y refleja la fugacidad del tiempo vivido en profunda y apasionada poesa.
22
1.2 Hacia la esencia potica de Gonzalo Rojas
23
La influencia de otros poetas tales como Huidobro, Csar Vallejo, Breton,
Bataille, Artaud, Hlderlin entre otros, hacen del discurso de Rojas, una
espontaneidad del lenguaje originario y autntico. Rojas entreteje la
creatividad inspiradora y la plenitud imaginaria. El tiempo de la accin, los
pensamientos, la vida social e ntima van ligados con el ritmo del verbo. Cada
poeta descubre desde su experiencia de vida, ese ritmo que habla. En
ocasiones la velocidad aumenta o disminuye de acuerdo a las necesidades
del autor. Estn implcitamente conectadas con la historia poca del poeta-,
lenguaje, voz narradora, intencin del hablante que logra un placer potico,
placer verbal. (Paz Lira: 205). Rojas lo sustenta en el siguiente prrafo:
24
Tomas. S Eliot -bien ledo por nuestro autor ayuda a aclarar el proceso
receptivo en lo ertico:
Todo buen poeta (...) tiene algo que darnos aparte del placer, pues
siempre existe la comunicacin de alguna experiencia nueva, o
algo que hemos experimentado para lo cual no hallamos palabras,
que ampla nuestro conocimiento o depura nuestra sensibilidad.
(Coddou, 1998:23).
Para Rojas no fue una tarea difcil ya que posea lo que muchos llaman
vocacin. La poesa hizo de l un universo de azares y aciertos, lo cual le dio
su propia salvacin del mundo. El ejercicio espiritual, es un mtodo que libera
el interior. Rojas cre su propio mundo y lo aliment de inspiracin, dilogo
con la ausencia y la presencia, angustia, amor, pasin, desesperacin,
compasin y sobre todo ternura.
25
Con el surrealismo tuvo Gonzalo Rojas uno de sus objetivos literarios,
enfrentarse al racionalismo. Su fuerza expresiva enfil bateras contra la
ciencia y el positivismo que hacan ostentacin en la cultura europea y por
ende en la tradicin americana que haba dejado el modernismo de Rubn
Daro.
Si bien Rojas fortalece sus tendencias literarias con autores del surrealismo y
el creacionismo como Breton, Huidobro entre otros y del romanticismo
alemn e ingls como Holderlin, Novalis y Blake, no olvidemos que en ambas
tendencias lo relevante era reconstruir un estilo que enriqueciera la
percepcin de la sensibilidad y la experiencia de acuerdo a una necesidad
existencial mediante el amor y la libertad. Rojas lo incorpora como ejes
pilares de su propia creacin potica. S y surrealista en cuanto a que
26
postulo la libertad y el amor como ejes de fundamento en esto de ver el
mundo. Y no solamente surrealista sino romntico. (OHara: 111). (Rojas,
Selecta: 20).
27
En todas las formas escritas de la poesa, el signo grfico est siempre en
funcin de lo oral. El lector advertido oye siempre, detrs del trazo, las
palabras del texto, su msica verbal, de ah que Gonzalo Rojas no slo
evoque en prlogos y presentaciones la lectura en voz alta, sino que sus
poemas recurren a menudo a sugestiones de oralidad que incluyen
colisiones entre sonido y significado:
Gonzalo Rojas ha optado por reunir casi toda su poesa ertica en dos libros
independientes: el primero desde el punto de vista cronolgico, en la
ediciones Hiperin, primera edicin 1991, segunda edicin 1999, se intitula
Las hermosas - Poesas de amor, y contiene en la segunda edicin 90 textos
amatorios encabezados por el poema Las hermosas; el segundo poemario
con el ttulo Qu se ama cuando se ama? est integrado en la obra potica
completa (Poesa completa. Coleccin Visor de poesa, Primera edicin
2000; segunda edicin 2003) y contiene 77 textos.
28
En m funciona no el amor en cuanto al encantamiento sensual y la
maravilla de la piel humana enlazada a otra piel, sino que yo veo el
mundo erticamente, como un dilogo amoroso con el mundo que
podra ser platnico o utpico. Claro que tambin existe la
dimensin palpante, sensrea, una eroticidad y hasta una chispa
lasciva, pero en m no se celebra solo el acto sexual, sino el
encantamiento y la trascendencia de todo eso.(Rojas, Selecta: 46).
29
cuando el lector experimenta en cada lnea una sensacin de mltiples
imgenes que da gracia a la mediacin entre el poeta y el poema.
El entrelace que Rojas delibera entre el amor y el erotismo para que el lector
pronuncie de sus labios y participe ya sea a travs de lo oral o mentalmente,
es la comunin. Es un estado en donde el lector se encuentra a s mismo con
la esencia misma del poema. La recreacin del instante, es sacralizacin del
mismo instante. El ritmo potico, la conformacin de analogas que encierra
lo mstico y lo mtico y la construccin de la imagen dan fecundidad total a la
comprensin de la propia poesa. Paz nos ratifica con lo siguiente: El
hombre moderno ha descubierto modos de pensar y de sentir que no estn
lejos de lo que llamamos la parte nocturna de nuestro ser. (Lira, 117). Como
dice Breton, el mundo que nos rige, es un mundo de sueos y de
imaginacin. Despierta curiosidad, fascinacin, encantamiento pero a la vez,
despierta en nosotros estados de conciencia, sentimientos y emociones.
30
Rojas emplea la magia del lenguaje para despertar en el lector una realidad
que va ms all de lo real y funciona de manera recproca. El ritual de
consagracin del instante representa la experiencia vital del hombre. La
metfora del lenguaje conecta o desintegra la voz del hablante, y el momento
fugaz determina la libertad o el fracaso del encuentro mutuo con la poesa:
Ese instante revela la unidad del ser. Todo est quieto y todo en
movimiento. La muerte no es algo aparte: es, de manera indecible,
la vida. La revelacin de nuestra nadera nos lleva a la creacin del
ser. Lanzando a la nada, el hombre se crea frente a ella. (Paz,
Lira: 154).
31
La fusin potica entre el amor y el erotismo mediante la iluminacin en
estado puro de consciencia. La liberacin que impulsa la energa motora del
amor es impredecible. Rojas conoce los efectos cuando el amante y el ser
amado entran en un estado de placer y muerte. La poesa entra en juego en
el momento en que inmortaliza ese estado, la objetiviza y lo reanima
mediante el lenguaje. Rojas es consciente de ese estado, por esta razn, el
poeta penetra con su luz en los rincones ms ntimos del espritu, zona de
nacimiento, porque escudrie lo ms profundo del ser para as descubrir la
universalidad de los amantes. El conocimiento no es racional sino esencial:
De lo que se trataba para m era de ir al fondo de las cosas, abrirlas vivas en
su vivacidad, tocarlas por dentro (Aleph 61, 1991: 58).
32
Mujer crecemos, nos desesperamos creciendo, / oscuros, sin
infancia, cada vez ms oscuros,/ hacia el nico origen inminente/
donde renacemos, donde t renacers para m./ Para m, para
nadie/ ms que para mis besos, para mis treinta bocas,/ para mi
torbellino donde aprendiste un da/ a caer velozmente como una
estrella errante:/ mujer, estrella ma velozmente. (Rojas, 110).
Oh voz, voz nica: todo el hueco del mar/ todo el hueco del mar no
bastara/ todo el hueco del cielo/ toda la cavidad de la hermosura/
no bastara para contenerte/ y aunque el mundo callara y este
mundo se hundiera/ oh majestad/ t nunca/ t nunca cesaras de
estar en todas partes/ porque te sobra el tiempo/ y el ser, nica
voz/ porque ests y no ests/ y casi eres mi Dios/ y casi eres mi
padre cuando estoy ms oscuro. (Sucre, Transparencia: 295).
33
El encuentro ertico comienza con la visin del cuerpo deseado. El cuerpo es
objetivo. El amor y el erotismo nacen de la misma pasin con que el poeta le
da validez a esa fuerza energtica. As como los signos de la pasin son
cambiantes, igualmente, la poesa decodifica esos signos y los alimenta de
idilio, sentimiento y una relevante exaltacin del placer. El enaltecimiento del
placer, paraliza el tiempo con que los cuerpos se funden para dar entrada a
la cpula que se emancipa en el acto. Los cuerpos se abren a la continuidad
por esos conductos secretos que nos dan el sentimiento de la obscenidad
(Bataille, Erotismo: 31).
Gonzalo Rojas plantea su enigma del ser con los siguientes versos:
34
Sin tener que decir, pero profundamente/ destrozado, mi espritu
vaco/ llora su desventura/ de ser un soplo negro para las rosas
blancas/ de ser un agujero por donde se destruye/ la risa del amor,
cuyos dos labios/ son la mujer y el hombre (Rojas 117).
El impulso natural con que el poeta atrapa ese magnetismo csmico entre la
continuidad de los amantes cuando se prolonga en el terreno de lo ertico, la
aprobacin de la vida y de la muerte, el poeta entra en el terreno de la fusin
de los cuerpos enamorados, la unin sensual de los corazones, el impulso
natural con que las palabras poseen el mundo ntimo, as como el amor es el
deseo de poseer al otro, Rojas complementa ese mundo de acuerdo al amor
tanto deseo como imaginacin del deseo. Lo reencarna en la verbalizacin
del fuego, que conduce la secreta tensin de aspiracin del encuentro con la
dimensin luminosa de la poesa. Esencia sagrada, para acentuarse entre lo
divino y lo terrenal:
35
El erotismo es una forma de ser en el mundo, que se haya en el rescate del
cuerpo y del alma donde se enciende la concepcin de la disolucin de la
pasin. El cuerpo llamarada sublime de la fuente original de la vida,
purificacin de los sentidos y anulacin del mundo del yo para entrar al
mundo del otro es La otredad.
36
El ejercicio de la escritura potica plantea una mirada diferente a la normal, a
la de la vida cotidiana. La mirada potica funde a travs de los vocablos para
sacar la existencia de la monotona y la rutina de los encuentros.
37
1.3 La imagen como tropo de la sugestin ertica
Entindase por imagen potica toda forma verbal, llmese palabra, frase o
grupo de frases que el poeta utiliza como recurso para hacer el poema. La
retrica, llama estas expresiones verbales figuras literarias. Todas y cada
una de ellas contiene pluralidad de significados que le permiten expresar sin
romper con la unidad sintctica del poema, mundos divergentes y
convergentes.
38
El erotismo, en el arte y en este caso, en la poesa de Rojas, ser siempre
plstico (imagen). Las palabras son las que se encargan de construir un
mundo sensual e imaginario que puede estar o no ligado a la evocacin o a
una supuesta realidad vivida. Dentro de la imaginacin, la palabra se torna
omnipresente. Su fuerza hace revivir o suponer sentidos. La palabra busca
blindarse, autoconstituirse en un hecho, para que el lector crea que no ha
cado en una mentira literaria y que est ms all de artificios textuales.
39
Erotismo constituye la visin central entre el mundo interno y externo de
Rojas, cuyo lenguaje libera de s su propia continuidad imaginaria, expande
su totalidad viviente hecha imagen. Saca a la luz palabras que afloran desde
lo ms ntimo, un estado de conciencia del ser. El poema disipa un universo
verbal en purificacin carnal, la palabra recobra su propia naturalidad cuando
el poeta, desde su esencia viva, le da fuerza a todo lo indecible.
40
Cada poema ertico recoge un alto grado de autonoma ms all de lo
escrito, porque es all, en el propio cuerpo del poema, donde se percibe
todos los sabores hedonistas y sagrados que Rojas ha marcado desde que
tom conciencia de su oficio mayor.
El estilo metapotico da relevancia en aspectos que tienen que ver con una
nueva inminencia en la poesa de Rojas. En ella se logra presenciar fuerzas
trascendentes de la vida humana. Por ejemplo, el origen del hombre, su
destino, la muerte, el erotismo, el misticismo, la angustia, el silencio, Dios,
entre otros.
41
La voz potica de Gonzalo Rojas es un aire, un respiro que sale de los
orificios del pensamiento surrealista y romntico del autor y su quehacer
literario en que la palabra es un aire, se libera y recupera su torrente
movilidad con el trato vivo de la imagen potica:
42
Se inyecta en la poesa de Rojas, expresiones y ritmos de amor que se
tornan imgenes y revientan en el movimiento de la respiracin orgsmica de
la palabra. Todo complejo verbal tiene aspectos, el audible y el inteligible:
sonido y sentido. En cuanto masa de sonido, el lenguaje tiene de suyo una
tonalidad determinada, cierto ritmo y cierta acentuacin. En cuanto materia
inteligible, significativa, tiene por naturaleza una articulacin sintctica
determinada y algo objetiva:
43
El ritmo se identifica en m con la imagen misma, es decir que el
ritmo pasa a ser un estado significacional dentro de mi poesa.
Imagen y ritmo yo los enlazo hasta el punto de establecer una
ecuacin. (Bustos Ogden, 680).
44
La palabra tiene zumbido, tiene sonido, tiene vocales y tiene
respiracin y lo que es ms, como ella empez siendo msica, es
natural que un poeta pueda y deba preocuparse de la palabra en
cuanto sonido. (Bustos, 680).
Entreteje la palabra con el fuego que forja el verso a impulsar imgenes ante
la presencia de una mujer como atraccin hermosa, incorporando un
discurso ertico pero a la vez sagrado. Rojas manipula su respiracin rtmica
en cada lnea y lo que denotamos aqu es precisamente una conmocin
netamente humana y natural. El relmpago impulsa una fuerza, capaz de
crear cataclismos entre movimiento y calma, lo cual le permite lanzar
imgenes de acuerdo a la elocuencia de su propia conviccin potica y fijar
su atencin en la respiracin rtmica en su potica y en su poesa:
45
Antes de dar en el blanco, importa el movimiento de ir hacia la luz,
hacia el sol que es la nica semilla, y que ese movimiento sea en
s mismo la vibracin casi imperceptible de un sonido que an
vacila antes de decidir en dnde habr de fijarse. Desde la
inspiracin hasta el resultado concreto del poema, el movimiento
es, a un tiempo, el motor y la expresin de una potica en
constante inconformidad con la idea de saciedad, de meta
alcanzada, la tradicin superada, de caminos cercados por la
incertidumbre. (Bradu, 2003: 4).
46
sexualidad se manifiesta de la experiencia de lo sagrado con terrible
potencia; y ste en la vida ertica:
Las imgenes erticas que Rojas manifiesta en este caso, estn cargadas de
sensualidad y esttica potica, la mayora de ellas evoca al deseo en
diferentes facetas. Es la tendencia profunda, invisible y espontnea que
mueve a Rojas apropiarse del mundo exterior con su poesa, sus
manifestaciones estticas son enigmticas, un vuelo flotante que se esparce
hacia lo inimaginable.
47
La potica de Rojas es un vaivn imaginario de constante bsqueda,
descubrimiento, consumacin y oposicin de intentos por seducir la imagen
sin dejar que se escapen los chillidos del deseo y la pasin-amor en sus
versos, recompone la contemplacin de la encarnacin de la palabra mstica,
bella y excitante en perpetuo presente e ignora los fragmentos de la
paradjica realidad.
48
1.4 La metfora en el rebautizar del acto ertico
El poema arroja al mundo una continua intensidad para que el mismo tiempo
el instante y la fijeza transfiguren un poder de seduccin. Las palabras son
canales fluyentes de sensibilidad con que se evoca el presente en un
perpetuo musitar. En la intimidad, el poeta atrapa la fugacidad del instante y
toma de l los cuerpos del escrito con sus multifacticas variaciones que se
ramifican en una total metamorfosis de significados en la metfora ertica.
La pasin con que Gonzalo Rojas hace maleable el lenguaje que lo despoja
de cualquier juicio de valor, lo convierte en un visionario csmico. El lenguaje
se consagra en el instante y Rojas lo resplandece con su vivacidad textual. El
trnsito con que los cuerpos se transfiguran en esencia de la imaginacin,
propicia la condensacin en el acto ertico.
49
Esencialmente el acto ertico traspasa al ser individual para que los cuerpos
se compacten en un juego de la inmediatez y la renovacin de los conductos
secretos de la desnudez frente al otro. Bataille lo llama primer acto de
destruccin.
50
La poesa conduce al mismo punto que cada forma del erotismo, a la
indistincin, a la confusin de los objetos distintos. Nos conduce a la
eternidad, nos conduce a la muerte, y por la muerte, a la continuidad. Frase
de Rimbaud: La poesa es la eternidad. Es la mar ida con el sol. (Bataille
40). Los aspectos de la vida del hombre que busca al objeto del deseo,
responden a la interioridad del ser: La eleccin humana difiere an de la del
animal (45). El amante se pierde en el otro objetivamente pero permite el
paso de las sensaciones, lo cual liga la pasin con las metforas de las
subjetividades.
51
El espacio entre los cuerpos desnudos es un instante de continuidad segn
Georges Bataille:En lo fundamental hay pasos de lo continuo a lo
discontinuo o de lo discontinuo a lo continuo. Somos seres discontinuos,
individuos que morimos aisladamente en una aventura inteligible, pero
tenemos la nostalgia de la continuidad perdida. (28).
52
es el desequilibrio en el cual el ser se pone a si mismo en
cuestin, conscientemente. En un sentido, el ser se pierde
objetivamente, pero entonces el sujeto se identifica con el objeto
que se pierde En el erotismo yo me pierdo. (Bataille, 48).
53
El erotismo es sensible desde el estremecimiento de una realidad. Rojas
juega con esa realidad y libremente consume una oleada de experiencias
interiores para luego totalizar la continuidad del lenguaje erotizado. El acto
ertico es el resorte del placer. Recobra cuerpo de acuerdo al manejo
sensorial de las palabras en el discurso lrico de Rojas. Las imgenes
erticas incorporan casi inmediatamente aquella experiencia interior que
responden a las conductas de la naturaleza humana:
54
El objeto del deseo se manifiesta en la poesa de Rojas como una
herramienta de inspiracin, libera voces de placer y sexo altamente
erotizado. El lenguaje se conecta con el poema para confirmar los rituales
erticos en metforas sexuales. Expresa necesariamente una continuidad
cataclismica y circular, en el cual el poema es esencia pura del erotismo:
55
Estamos condenados al objeto de deseo porque nos quema y nos da una
ilusin. (Bataille 196). Ante los poemas de Rojas, lo que ms sorprende es la
manera con que sus metforas estn elaboradas de encanto y belleza en su
mxima expresin. Lo hermoso constituye valor y el papel de la belleza en el
erotismo, se aprecia quien la valore, as mismo, la potica de Rojas lo
reafirma. El lenguaje de Rojas embellece al poema a partir del erotismo, as
como el hombre y la mujer se consideran bellos en la medida en que sus
formas se compactan en la intimidad y continuidad del acto ertico:
56
intimidad. El clmax del poema enfatiza un proceso de transformacin del
sentimiento:
Gonzalo Rojas extrae la sustancia viva del lenguaje para darle una nueva
forma lexical y sonora. Experimenta en las palabras toda su capacidad
creativa e ingeniosa para establecer su poder referencial y comunicativo.
Esta sagacidad lexical encierra una profundidad lingstica ms all de la
revelacin. Es extremadamente subjetivo y revolucionario.
57
La fusin imaginaria del poeta con el lenguaje erotizado, se asemeja a la
fusin que hace el amante con su ser amado. El amor como fuerza natural,
es un sentimiento animado que surge espontneamente del individuo
reflejado hacia el otro. Igualmente, el poeta revitaliza en sus escritos, la
esencia motora y potencializa toda una red de metforas, en espritu que
mueve al creador y configura la sensibilidad. La electrificante satisfaccin de
vivir para el momento. Magia de los encuentros humanos. (Balakian,
surrealismo: 45)
58
quien vuelve/ al origen interrupto, a otra costilla/ del
encantamiento). (Rojas, 143).
59
No he podido saciarme nunca en nadie/ porque yo iba subiendo/
devorado por el deseo oscuro de tu cuerpo/ cuando te hall
acostada boca arriba/ y me dejaste fro en lo caliente/ y te perd/ y
no pude sino bajar terriblemente solo/ a buscar mi cabeza por el
mundo. (Rojas, 104).
La larga travesa con que Rojas experimenta los cambios de su obra potica,
son rupturas constantes de muchos sentidos unidos a la vez que se
prolongan en el tiempo. Mltiples salpicadas de concientizacin y
visualizacin que exige simultneamente un existir. Cada poema ertico
60
sugiere musicalidad para los ojos y regularidad silbica en la lustracin de las
metforas para causar el efecto de encarnacin de la sensualidad viva y
sacralizada.
61
CAPITULO II
ANLISIS DE LOS POEMAS
2.1. El estudio sintctico, semntico y pragmtico
Hay mil formas de interpretar un texto, pero interpretar los poemas erticos
de Gonzalo Rojas nos implicara, en primera instancia, examinar con
detenimiento el uso del lenguaje como esencia vital en el texto potico a
partir del ritmo y en segundo lugar, habra que analizar algunas figuras
retricas para luego contextualizarlas en sus versos y hallar en principio su
autentica relevancia en la poesa moderna. El ritmo es la fuerza interna que
se halla ligada al corazn del poeta. Supera toda mtrica que se comporta
como externa. Amor, mujer y erotismo se conectan a travs de la palabra
para constituir una unidad que se puede leer ms all de lo cuantificable.
La obra de Rojas donde la palabra est vigente y latente, cada poema tiende
a revelar significaciones que solo el lector puede identificar, de acuerdo a su
propia experiencia. El lenguaje que en principio nos revela una cosa, al final
toma un sentido diferente. No es raro encontrar surrealistas que se
estimulaban con el uso del lenguaje metafrico, para profundizar la reaccin
de nuevas imgenes, esa pasin la asume Rojas pero desde la esencia
misma de la escritura, es decir, desde la espiritualidad con que la aviva.
62
El poeta Rojas es tan conciente de su oficio mayor que es capaz de exponer
los sentidos a un goce por la palabra, un goce sensorial y nico que atraviesa
la realidad en minuciosas partituras de elocuencia y plenitud con el mundo
que suele crear para nosotros:
63
irradia simultneamente la visin del instante, ligado a los contrapunteos y
bemoles de sus versos. As es la naturaleza del poeta, con la fijeza en los
cambios pero con la asertividad de perpetuar en la memoria de sus lectores.
Y es que el ritmo para Paz significa, entre otras cosas, un elemento que
prefigura el lenguaje: As todas las expresiones verbales son ritmo, sin
excluir las formas ms abstractas o didcticas de la prosa () pero slo en el
poema se manifiesta plenamente. (Lira 68). Las propias palabras vuelven a
su origen y como fuerza de gravedad retoman su ritmo en la espontaneidad
de la poesa. Gonzalo Rojas dice:
64
dara lo que se llama lo potico y la poesa () siempre he
sido un defensor de la palabra que se oye y de la
comunicacin que zumba de los juegos de las vocales, del
sentido y significado y del intrasentido voclico y silbico. El
ritmo se identifica en m con la imagen misma, es decir, que
el ritmo pasa a ser un estrato significacional dentro de mi
poesa. Imagen y ritmo yo los enlazo hasta el punto de
establecer una ecuacin. (Busto Ogden, 680).
65
El ritmo para Gonzalo Rojas atraviesa no solamente el sentido del odo sino
que parte de todos los sentidos. Cada sentido se enlaza con otro y se
comunican entre s:
El verso libre: El ritmo como tiempo en el verso libre, es parte del hombre
que tiene un continuo enlace con el ms all, es decir que trasciende. En el
lenguaje potico de Rojas, ir ms all significa estar fuera de s, se niega a s
mismo para provocar el cambio. Vemos en el ritmo, una direccin hacia algo
como sentido que dice algo. Est implcito en la palabra potica de Rojas que
surge natural entre su versificacin. El verso libre, caracterstica de Rojas,
rompe con los esquemas tradicionales de la poesa para dar paso al
contenido esencial de sus versos, en la tonalidad de sus slabas:
66
de la tristeza. El mundo
se me empez a morir como un nio en la noche,
y yo mismo era nio con mis aos a cuestas por las calles,
un ngel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacndome los ojos por haberte mirado. (Rojas, 95).
El ritmo verbal de Rojas late y hace sentir los versos con un alto contenido de
significados. Cada verso tirita de enaltecimiento, sublevacin, cadas,
desencantos, y contrapunteos de levedades y pesadeces que en parte dan
una nocin de mundo. Hay unidad rtmica, por ende hay imagen. Cada una
de las lneas de Rojas provoca una imagen que se alinea con el ritmo verbal
del poeta como su propia respiracin:
67
El silencio: Es un comps que se da en las slabas, como una pausa. En el
musitar de las palabras, entre sonidos acentuados que comunican ms all
del tiempo, el silencio se manifiesta como punto de encuentro entre lo real y
lo onrico. Es una sensacin que al igual que el aire, se respira pero est
vaco. El verso de Rojas se consagra en el silencio como el corazn de la
palabra se oxigena cada vez que las pulsaciones rtmicas del poema tejen la
respiracin.
Cada verso se estructura sobre un pentagrama que se articula sobre los
compases del ritmo. Se alimenta con las innumerables tnicas que dinamiza
el poema. Se convierte en poesa musical de las imgenes. Esto se debe a
que los versos conservan fuertemente sus vnculos con lo oral, por lo que es
notable ver poesa sonora. El silencio parte del trazo con que Rojas marca
las palabras en el texto. Brota del ritmo y se hace en el lenguaje potico.
Invoca suspiros que ascienden y descienden a la vez.
Al silencio
68
y el ser, nica voz, / porque ests y no ests, y casi eres mi
Dios, / y casi eres mi padre cuando estoy ms oscuro) Lo
sent como un alivio y sal a la terracita y mir desde esa
terraza tratando de or algo all abajo en el ocano () Mir
rpido al cielo en una reaccin gestual a ver si haba algo por
all arriba. No haba nada, ni una estrellita, no haba
absolutamente una luz () con ese episodio se me da de
golpe una intuicin: la intuicin de la nada (Rojas, 93).
69
Figuras retricas: Es importante tener en cuenta algunas figuras retricas
que utiliza el poeta Rojas para llevar a cabo ese ritmo anteriormente
mencionado. Los versos del autor producen un vibrato, una forma de
dinamismo propio del escrito.
70
que, despus de gozarte y conocerte,
todava eres t, o eres la nada.
71
Aliteracin: Repeticin de sonidos o fonemas que no tienen una funcin
definida. Es una figura retrica que se puede poner o quitar al poema. Tiene
una frecuencia superior a lo normal. En el siguiente texto sobresale el
fonema de la /s/ que evoca la suavidad del poema:
72
Epteto: Adjetivo que subraya uno de los semas que componen el
significado del sustantivo; la cualidad que destaca est, implcita en el
nombre:
73
Hiprbole: Exageracin.
74
Muslo lo que toco
y ptalo de mujer el da, muslo
lo blanco de lo traslcido. U
y ms U, y ms y ms U lo ltimo
debajo de lo ltimo, labio
el muslo de su latido
nupcial, y ojo
el muslo de verlo todo, y Hado,
sobre todo Hado de nacer, piedra
de no morir, muslo:
leopardo tembloroso
(Rojas, 120)
75
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.
(Rojas, 104)
(Rojas, 146)
76
la otra en la playa, tan adentro
como escrutndola y
violndola en lo abierto
de la arena sucia al amanecer, rotas las copas
de ayer domingo, la abruma
a la otra
la una.
(Rojas, 132)
77
2.2 Denotacin y connotacin del poema:
Por otro lado, el signo lingstico depende de dos caras. La primera tiene que
ver con las ideas o conceptos. Se llama significado. La segunda es la forma
fsica hablada o escrita. Se llama significante. El significado o idea tiene dos
aspectos: denotativo y connotativo. La denotacin de las palabras es objetivo
y se intensifica con el transcurrir de los aos. La connotacin es subjetiva, lo
cual vara de acuerdo a los innumerables significados que se le de a una
palabra. Esto quiere decir que entre todos los lenguajes que existen, el ms
complejo es el potico, porque est cargado de connotaciones de acuerdo a
la potencia o vitalidad con que el poeta quiere trasmitir sus pensamientos o
ideas.
78
este punto el poeta tiene total autonoma para dar nuevas connotaciones a
aquellas lenguas que ya no tiene validez social.
El verso designa entidad que significa algo en el lenguaje potico, pero para
llegar a ese algo, debemos tener en cuenta que la denotacin es un punto de
referencia de un objeto, hecho o circunstancia a la que el signo tiene
relacin. Gonzalo Rojas, hace del poema una relacin con el mundo que ha
creado, con un lenguaje connotado para llegar a los lectores. El lenguaje
cobra potencial verbal en el cual Rojas entreteje su discurso en un juego de
palabras con el que propicia an ms el encantamiento, como un mago a sus
conjuros.
79
La denotacin es literal, significa que se basa en un hecho material y fsico,
que no es el objeto referencial, sino que es el significante. La connotacin es
ms abstracta, no est pegada al significante. El eje de la denotacin y
connotacin no puede basarse en la arbitrariedad. La denotacin posee un
significado concreto, la connotacin en cambio, tiene un significado ms
socializado, ms ligado a los cdigos, y a la inconsciencia del hablante. De
esta manera, se llega fcilmente a la conclusin de que la denotacin es ms
informativa, mientras que la connotacin es ms valorativa.
80
Pars, y esto es un da del 59 en el aire, / por lo visto es el
mismo da radiante desde entonces. / La primavera sabe lo
que hace con sus besos. Todava te busco/ en que taxi
urgente, y el gento. Est escrito que esta noche/ dormir con
tu cuerpo largamente, y el tren interminable. / Pars, y ste es
el fsforo de la maravilla violenta. / Todo es en el relmpago
y ardemos sin parar desde el principio/ en el hartazgo.
Ammonos estos pobres minutos/ de trenes y ms trenes y
de aviones errantes nos cosieron los dioses, / y de barcos y
barcos, esta red que nos une en lo terrestre. (Rojas, 97).
81
del costado lvame. Te/ lo digo torrencial cosa que te duela.
(Rojas,138).
82
gnero literario, de la libertad en los sentidos equvocos. Poesa es reinventar
el mundo en definiciones. Llevar las palabras de un lado a otro para que todo
camine por el hilo delgado de expresiones extraas, ms all de lo cotidiano.
Gonzalo Rojas, como poeta es definidor de lo nuevo, del sentido sin sentido,
de la porcin desproporcionada que no se deja encasillar en los lmites
objetivos de la denotacin. Los das de la semana, por ejemplo, no son ms
que medidas convencionales que permiten entender el transcurrir del tiempo.
Para Rojas los das de la semana son ms que eso, objetos a los cuales su
subjetividad les entrega actuaciones y definiciones salidas de cualquier
convencionalismo:
Lo imaginario crea sus propias leyes, cada imagen se desprende del sistema
verbal, es decir de las analogas lingsticas. Los muslos de la mujer no son
solamente partes carnosas sino que desencadenan toda una connotacin
ertica en el universo de Rojas. La palabra se transfigura en la evocacin del
poeta:
83
Pezones, muslo, boca, esperma, humedad, lengua, piel,
placer, cuerpo, lujuria, caliente, elctrica, xtasis, sangre,
tobillo, carne, ojos, polvo, hermosura, gallo, cresta, costilla,
olfato, sexo, violacin, encarnada, amapola, desnudez, son
algunos de los elementos erticos muy agresivos que
transfiguran una realidad en divulgacin directa e ntima con
la palabra y el ser: Esa es la gracia, habra de decir, la virtud
de la palabra potica, que siempre es bismica y polismica
(Busto Ogden, 682).
84
verbo? Porque como l necesita entrar en la persona amada,
en la criatura de su encantamiento ertico, l se lanza sobre
la criatura y le dice: Te besara en la punta de las pestaas
y en los pezones, te turbulentamente besara. (682).
85
Lo imaginario causa efecto, ya que el poeta sin saberlo, capta el movimiento
simultneo de la imagen-imaginacin que ilumina en s al poema. En el
sistema potico de Rojas, la imaginacin va ligada con los sentidos que
absorbe sensibilidad, pasin y emocin. En el campo semntico, el poeta
puede escribir desde la libertad creadora y jugar con algunas definiciones
lexicales del lenguaje:
86
Ni que me fueras tabla recin cortada por lo olorosa con el
frescor seco de tu piel, oh adltera/ ma, perfecta ma,
desertora/ ma, casada con el aire y la locura de bailarlo
todo, del bolshoi (Rojas, 121).
Rojas sabe que en el campo semntico prima el juego verbal, la palabra pura
que renace en la escritura del poeta. La irona parte de ese juego verbal y en
efecto, lo que busca es desenmascarar una realidad ntima. Quiere mostrar
como esa realidad puede ser una revelacin, una enunciacin que quiz
como experimento en el centro de la poesa de Rojas, el lenguaje se
desnuda literalmente:
El poema tiene sus propias reglas que despiertan la imaginacin del poeta
para aumentar el poder expresivo. De igual forma la similitud de algunos
fonemas y semantemas proporcionan nuevas metforas en nuevos
contextos.
87
El placer hace parte de la irona en la poesa de Rojas que complace
abiertamente la imaginacin del lector. La exaltacin obsesiva de las
palabras erticas como ejes sintcticos en una larga e interminable
anunciacin, produce un efecto de excitacin al introducir la intensificacin
verbal, en momentos en que el lector espera repentinamente una
instropeccin consigo mismo y con el poema:
88
Es evidente que Rojas anuncia una acentuacin en el significante muy
marcada por lo que demuestra su autosignificacin. Las palabras recobran su
inocencia en el lenguaje potico y se encarnan en una voz liberadora y
purificadora a la vez. La evocacin de Rojas no deja de tener sentido para
sus lectores. La poesa se mantiene intacta en la subjetividad del poeta, en
ella la palabra renace, se desarrolla y se lanza al mundo sin alejarse
demasiado de su origen:
89
2.3 Anlisis de forma y contenido
90
El desarrollo de la forma y el contenido tiene que ver con la fase de
reciprocidad que los lleva a modificarse. La unidad de la forma y del
contenido depende de la intencin del poeta, por lo que no es esttica, sino
que de alguna manera, existe una alteracin en la superficie y profundidad
del texto. El poeta moldea su propio signo lingstico de acuerdo a las
necesidades culturales que le demanda la sociedad.
91
Desde el enfoque de Ral H. Castagnino en su texto Anlisis literario:
Introduccin metodolgica a una estilstica integral afirma que la lrica,
nacida de fugaces impresiones, sentimientos y emociones personales,
presenta en diversas combinaciones las pequeas unidades temticas que
se reconocen como motivo (43). Esto quiere decir que la lrica como tal
carece de un motivo o tema especfico porque posee un amplio bagaje de
extracciones afectivas que se involucran en diversas combinaciones de
manera emotiva de acuerdo a la intencionalidad del poeta. Cada poeta dibuja
en el poema una serie de sonidos que alude a una composicin meldica y
armoniosa.
92
El signo queda encajado en el objeto esttico que adquiere valor propio sin
tener en cuenta la relacin usual entre significante y significado: La funcin
potica predomina cuando la comunicacin enfoca el mensaje, cuando las
palabras mismas ocupan lo esencial de nuestra atencin, ms que lo que se
dice, por quien se dice, para qu y en qu circunstancias. (122).
93
Si leemos uno de los poemas de Gonzalo Rojas, notamos que la simplicidad
del lenguaje se convierte en diversas formas de interpretacin. Diramos que
la esttica en el contenido del poema sigue siendo el mismo, aunque vare el
sentido de anlisis en la perspectiva de cada lector. Los elementos del
poema como figuras retricas, ritmo, silencio, verso libre, imagen, etc., sirven
de semejanza, oposicin, inversin o equivalencia, mientras no se pierdan
las relaciones internas que estructuran la unidad del poema. Este
planteamiento es de Kant La esttica tracedental Kantiana:
En el poema anterior, podemos notar que, las figuras retricas que utiliza
Rojas dan resonancia al poema, las metforas dan connotaciones
semnticas y cada imagen en cada verso da un embellecimiento a la
estructura global del poema. As podemos observar que el orden lexical
efectivamente le da sentido a la estructura profunda y superficial del escrito.
La metfora ayuda a contribuir que los signos se sustituyan los unos con los
otros guardando semejanza. La palabra amor se vuelve quemadura, o pasin
en llama. En la poesa ertica de Rojas, muchas de estas semejanzas
metafricas entre un signo y otro, guardan equivalencia en el proceso de
combinacin y seleccin de palabras que estructura el verso y en su totalidad
la estrofa. El autor crea voces semnticas, rtmicas y fonticas en la similitud,
u oposicin del lenguaje:
94
Eres la solucin del sistema solar,
la incgnita resuelta de las ondulaciones
que establece en la tierra y el mar el equilibrio,
la madre de los sueos, donde empieza
toda sabidura.
(Rojas, 68).
95
Pasan el da pintando otro cuerpo
sobre su cuerpo: sudan
pintura con partculas de sangre
mezclada a su belleza.
(Rojas, 97).
96
una mujer por otra, y es sucia la desgracias.
(Rojas, 98).
(Rojas, 104).
97
La tensin, los choques, la dilatacin dan movimiento en el poema de Rojas,
lo que solidifica la forma de producirse el significado. Los elementos
configuradores del enunciado, representan un cdigo de expectativas que
aumentan la imaginacin del lector. El verso libre por ejemplo, crea tensin
en la sintaxis del poema, rompiendo con los patrones convencionales del uso
comn del lenguaje, resaltando las figuras retricas para dar ms viveza al
poema. Cada palabra que ajusta Rojas en el texto ertico, se une a varias
otras palabras, mediante todo un conjunto de estructuras formales, lo que
causa el efecto de procrear todo un conjunto de significaciones que actan
en unsono al discurso lrico:
como un da de lluvia.
(Rojas, 106).
98
encierran sus propias tensiones, repeticiones, oposiciones, etc., en uno que
moldee consecutivamente los signos de exclamacin:
(Rojas, 109)
(Rojas, 113)
99
Llamadla al primer nmero que miris en el aire
(Rojas, 116)
Rojas tiene claro que si juega con la palabra, el contenido del texto
necesariamente debe tener resonancia con otros contenidos a nivel cultural y
social. Su contenido se relaciona con el horizonte de expectativas del lector:
100
Misma la lozana del pie, misma
(Rojas, 137)
101
y t volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi
diosa,
segura, perfumada,
de marfil, y bailabas
que me amabas.
(Rojas, 111)
102
CAPTULO III
MUJER, AMOR Y EROTISMO
A partir del mutuo deseo, tanto el amante como el ser amado son libres de
construir su realidad en la vida amorosa. La flama se intensifica a los odos y
a los ojos del otro para ser, en la desintegracin de la realidad, una parte
elemental en el otro. Desde este punto de vista lo ertico se transfigura en
enamoramiento, lo cual implica el acercamiento de los cuerpos que buscan
hallar la interioridad de s, en la esencia de sus almas.
El amor parte de una atraccin hacia una nica persona que se intensifica al
transgredir las fronteras del enamoramiento. El traspaso del cuerpo deseoso
a una forma de sentimiento, paraliza los prototipos de la imaginacin porque
entran en un estado de shock. Los enamorados no visualizan otros seres
ms que al que han escogido para depositar en ellos toda la atencin.
103
El estado amoroso dinamiza la revelacin porque facilita la precipitacin
entre los enamorados. Cada uno de ellos pasa por varios estados. La
primera es la excitabilidad. Al visualizar la imagen del ser en cuestin, se
potencializa la friccin de los cuerpos que se atraen sin ser vistos. La
segunda es la seduccin y el cortejo. Lo bello merece ser estimulado y
deseado. El amor es complaciente, por eso el deseo es la mejor arma de
aprehensin. En tercer lugar, viene la contemplacin mutua.
Por otro lado, el estado amoroso posee otros estados como la trivialidad, la
depresin, el existencialismo, la perturbacin, el delirio y hasta la muerte, lo
que significa que el amor pasional juega con las precipitaciones extremas de
la conciencia humana. Cada miembro de la relacin amorosa reconstruye el
afecto que carcome poco a poco toda claridad mental. Desde luego todo se
104
convierte en un torbellino de sentimientos y emociones magnetizados por la
fuerza inagotable del deseo de poseer:
105
El discurso amoroso comienza en la bsqueda de una estabilizacin
permanente entre lo simblico (signos de seduccin, encantamiento) y lo
semitico (la inspiracin, condensacin de los estados libidinosos que
favorece la oralidad, la aliteracin, la rtmica, etc.) que permite regular el
estado de perturbacin entre los enamorados. Sin lenguaje no hay
comunicacin ni acercamiento.
106
Como el amor es una manifestacin emocional y placentera que hace que el
individuo sea atrado por otro para compenetrarse con l, el objeto metafrico
del amor es el erotismo. Se dibuja una cristalizacin de la fantasa y
potencialidad en el discurso amoroso, acompaado de un componente
libidinoso: el amor pasional. Hay una prolongacin del amor pero no es ms
que una ilusin.
107
La clave de nuestra actitud humana trasciende entre el renacer y el morir en
el otro. Distinguir el principio y el fin del amor y el erotismo es sin duda toda
una complejidad cataclismica. Ambas poseen rasgos semejantes como el
ascenso o descenso de los estados anmicos del hombre pero a su vez,
disocian la individualidad y desaparece por completo el autocontrol:
En este caso, podramos decir que El amor rompe las fronteras de lo fsico
(el cuerpo) para buscar el alma; pero para hacerlo, debe primero pasar por
Eros (forma visible de lo fsico) que entra por los sentidos para hallar esa
esencia del alma en el cuerpo deseado. Como dice Paz El amor es eleccin;
el erotismo, una aceptacin (Doble, 33). La complementacin de los cuerpos
y las almas.
108
Por otro lado, en el libro Historias de Amor de Julia Kristeva, hace referencia
a El banquete de Platn. En el amor, como en el deseo, el objetivo es para
quien lo siente Lo que no est a su disposicin y no est presente, lo que no
posee, algo que l no es y aquello de que carece (54). Para Platn, el
cuerpo del joven es el mensajero, el intermediario entre dos dominios
separados. Este intermediario est llamado a llenar un vaco para conformar
una unidad total y Eros es lo ms cercano a la unificacin con lo divino.
109
Ni el yinn ni el yang, ni la alternancia del esperma y de la
respiracin/ lo sacaron de esta liturgia, las escenas eran veloces/
en la inmovilidad del paroxismo: negro el navo navegaba/
lcidamente en sus aceites y el velamen de sus barnices, / y una
corriente de aire de ngeles iba de lo alto a lo Hondo/ sin reparar
en que lo Hondo era lo alto para el seso/ del mandarn. Ni el yinn ni
el yang. Y eso se pierde en el origen. (Rojas, 99).
110
entonces la oreja/ de adentro de su oreja la nariz/ el ojo de su ojo:
sale el hombre de su hombre/ se oye uno en l hablar. (Rojas, 42).
111
En el siguiente poema Playa de Andrginos de Rojas, hay un goce de
fusiones amorosas:
En los versos de Rojas, existe un acercamiento del gran enigma del amor, el
goce de la deidad, ese majestuoso encuentro de fugacidad y alumbramiento
que se compacta con una exaltacin carnal. La dimensin ertica en el
poeta, nos lleva a un plano de sensualidades y desciframientos.
112
hermosura, en partculas fugaces/ de eternidad visible? (Rojas,
98).
En esta dialctica participa Rojas con una visin casi proftica de los hechos
que busca comprender el sentido de lo humano y divino. El poeta se enfrenta
a varias cuestiones que se enlazan con la existencia del hombre frente al
amor y al erotismo cuyas respuestas apuntan hacia el origen de todo lo
creado: el universo junto con las fuentes del ser. Rojas recoge el sentido
trascendente del trmino Religin: religare, volver a unir lo que nunca debi
haberse separado. De all, entonces, la opcin de un comprender pantesta
del universo: El hombre y la mujer, se le pregunta a Dios, pueden pertenecer
a un solo cuerpo, el de ese mismo Dios. (Rojas, 43).
113
Es la fusin andrgina que Rojas describe en los asuntos misteriosos del
amor transformado en metfora infinita, ms all de la percepcin lrica. Una
de las inquietudes de Rojas es esclarecer la presencia divina en el acto
ertico y volcar el sentido amatorio entre la exaltacin de los cuerpos y del
placer en dimensiones que constituyen el desarrollo de la consagracin del
alma que engendra otra alma para tenerlo y perpetuarse en l, los
componentes del amor: La dualidad de oposicin y complemento entre lo
sagrado y lo carnal, lo corpreo y lo espiritual () se da la real dimensin de
lo ertico en la poesa de Rojas. (Rojas 50).
Dame otra vez tu cuerpo, sus racimos oscuros para que de ellos
mane/ la luz, deja que muerda tus estrellas, tus nubes olorosas,/
nico cielo que conozco, permteme/ recorrerte y tocarte como un
nuevo David todas las cuerdas,/ para que el mismo Dios vaya con
mi semilla/ como un latido mltiple por tus venas preciosas/ y te
estalle en los pechos de mrmol y destruya/ tu armnica cintura,
mi ctara, y te baje a la belleza/ de la vida mortal. (Rojas 94).
114
3.2 Cuerpo femenino: como desequilibrio del orden
115
El hombre busca desde el exterior un objeto de deseo representado en el
cuerpo femenino que le aumente su potencial hedonista. La mujer se ofrece y
el hombre se satisface. La ley de este intercambio de transacciones
sexuales, suscita la exaltacin del erotismo en su mxima colisin orgsmica.
La presencia femenina tiene el poder de despertar en los hombres el deseo:
Se proponen como objetos al deseo agresivo de los hombres. (Bataille,
183). Como objeto de deseo, atraccin de los hombres, la mujer anuncia una
nica atencin.
116
animales del hombre. Identifica el desbordamiento de la simplicidad de ser y
lo lleva al exceso de profanarla:
117
En este poema, Gonzalo Rojas desnuda verbalmente la lujuria del cuerpo
femenino, cuya fascinacin contempla la infinitud del tacto sensibilizado al
mximo: Palabra placer al goce de la experiencia vivida. Si la belleza del
poema alcanza la perfeccin, es apasionantemente deseable para el lector.
Rojas no ve la belleza estimulada por los adornos retricos, sino por la
simplicidad de su lenguaje. El lenguaje erotizado anuncia su propia belleza
en el poema a medida en que el lector lo desnuda, deleitndose con sus
versos y estrofas que revelan sus partes secretas:
La mujer deseable logra aumentar la fuerza del hombre, por lo que genera
mayor conciencia de exceder los lmites, otorgando alegra y plenitud del ser.
La belleza de un poema concurre a la sensibilidad y se destaca por su
esencia clandestina otorgando la misma alegra y plenitud del ser.
118
La reescritura del cuerpo es la reconstruccin simblica de la palabra
apoyada por los preceptos de la concientizacin corporal ejercida sobre una
funcin del lenguaje potico. Sin embargo, esta concientizacin se adquiere
a medida que el poeta interioriza desde la sensibilidad y experiencia, la
complejidad conceptual del Cuerpo femenino que encierra sublevacin y
dinamismo.
119
Tomad el telfono/ y preguntad por ella cuando estis desolados,/
cuando estis totalmente perdidos en la calle/ con vuestras venas
reventadas, sed sinceros,/ decidle la verdad muy al odo:/ () esa
risa lo es todo:/ la puerta que se abre, la alcoba que os deslumbra,/
los pezones encima del volcn que os abrasa. (Rojas, 116).
120
Clidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosas/ ni
arcngeles: muchachas del pas, adivinas, / del hombre, y algo
ms que el calor centelleante,/ algo ms, algo ms que estas
ramas flexibles/ que saben lo que saben cmo sabe la tierra.
(Rojas, 93).
121
Cada uno de los poemas erticos de Rojas tiene el poder de seducir a quien
se goza de su lectura. Cualquiera siente el deseo de tocarlo, leerlo y sentirlo
como nica caricia que termina en placer. De esta forma, el lector al
deleitarse de la poesa de Rojas, se conecta instintivamente con la
experiencia individual, llegando a un estado de plenitud del ser. El cuerpo
potico es atraccin, una estructura de versos que enaltece la intensidad y
predice una revelacin de xtasis metafrico.
122
Gonzalo Rojas tiene absoluta consciencia sobre el cuerpo femenino,
complacindose en las formas sensuales. De all que la esencia de la mujer
es la sensacin. Rojas la siente y la cobija en todos sus misterios. La poesa
ertica de Rojas, palpa con todo esplendor orgsmico, la profundidad del
cuerpo femenino:
Gonzalo Rojas constituye un desafo por ser un poeta que escribe desde el
cuerpo de la palabra: Yo escribo desde la palabra para exaltar el cuerpo.
Hay otros poetas que escriben sobre erotismo, yo soy un poeta que escribe
sobre el cuerpo. (Rodrguez, 1997: 41).
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De esta forma, el cuerpo de la escritura en Gonzalo Rojas es el espejo de la
escritura ertica. La tensin entre palabra, deseo, cuerpo e imaginacin son
evidentes en la potica de Rojas. Escritura y deseo no se anulan, sino que se
encabalgan la una con el otro. Se encadenan de excitacin e incitacin, la
palabra es esencia, la escritura es el cuerpo.
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Desnacido de m, dirn que vine/ piel a piel a entrar/ en el dilogo
nico de un cuerpo/ con otro cuerpo, pasado el frenes/ de los
sentidos, en otra lengua/ distinta, no hablaba, no/ profanaba por
estruendo, ciega de ser. / / De ser otra vez palabra como al
principio/ en el gnito-mundo cuando la resurreccin/ era agua y
todo era agua y se deca/ entre la lluvia paloma, y l/ -ligeros los
dos pies-, nadaba en el aire, y ella desnadaba de l, y todo/
arterialmente era uno: urdimbre: / asombro. (Rojas, 145).
125
3.3 Cuerpo femenino: como purificacin del mundo
126
El cuerpo femenino se refleja a s mismo como la imagen de la desnudez que
revela matices hacia una bsqueda de la unidad. Como lo mencion
anteriormente, el poeta escudria el sentido de individualizacin creadora
para alcanzar la fusin ertica y sagrada.
Todo esto nos demuestra que la figura femenina establece una prioridad en
el fundamento real de los hechos, es decir, por medio de la presencia
femenina se logra la base de los poderes del universo que cataliza nuevos
misterios que a la vez requieren ser revelados. El propio ncleo del
surrealismo y en la distincin que Andr Breton establece entre lo mstico y
fantstico, en un estado dinmico de iluminacin, que la mujer es
efectivamente una fuerza motriz que impulsa hacia la luz o hacia la
oscuridad. El espritu y el cuerpo en Rojas son grados de unidad o densidad
de la sustancia.
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Rojas al igual que Breton cree que la configuracin de la mujer dentro de los
esquemas lricos, se asocia con la mstica que combina los polos opuestos
de la espiritualidad y la razn: la mujer es rfaga/ de arcngel y de hiena/
que nos alumbra y enamora. (Rojas, 171). El cuerpo femenino implica entre
s la energa que le otorga Eros para alimentarse en la hoguera de los
sentidos permteme tocarte/ como el sol, y morirme (Rojas: 109), entre la
pasin y la religiosidad. Ese cuerpo que manifiesta los enigmas de la
consolides del amor como potencia liberadora.
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La que duerme ah, la sagrada,/ la que me besa y me adivina,/ la
traslcida, la vibrante,/ la loca/ de amor, la ctara/ alta:/ t,/ ()
paraso/ o/ nadie cuerda/ para or/ el viento/ sobre el abismo/
sideral:/ t/ la pgina/ de piel ms all/ del aire:/ t () volcn/ y
ptalos,/ llama;/ lengua/ de amor/ viva:/ t (Rojas, 100).
La relacin del cuerpo femenino con los elementos son una clara referencia
entre el ser y la naturaleza, cuya lectura nos propone una interpretacin
multisensorial. La constante anttesis entre la plenitud de la vida y la muerte,
lo claro y lo oscuro, el da y la noche, conforman la dialctica de una nueva
verdad. El universo particular que se haya en el cuerpo de la mujer, Gonzalo
Rojas coloca su huella como escritor y explora la palabra desde el espacio
imaginario de la poesa:
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El cuerpo femenino se vuelve complemento entre lo natural y sobrenatural,
y es tambin suprema otredad. De San Juan, Rojas ha dicho que es "el
mayor poeta de nuestra lengua". Y a Santa Teresa de vila la califica de
"nica". A ambos los llama "msticos alucinados, los primeros alumbrados. Lo
ertico se convierte para estos msticos religiosos, en expropiacin de los
inmensos poderes del sexo a favor de la salvacin o liberacin frente a un
mundo cado, turbio y perverso:
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algo sagrado. Pero hay necios que creen otras cosas sobre el orgasmo, ese
minuto bello y hermoso es para m algo sagrado, repito. Hay otros poetas
que escriben sobre erotismo, yo soy un poeta que escribe sobre el cuerpo.
(Rodrguez. 1997: 42).
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que se baila. / Alabemos entonces a la lambada, pienso yo,/ por
sagrada. (Rojas, 141).
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Nada turba ms que sentir el placer severo desde el dolor. Se produce en el
instante en que se atraviesa la piel del otro, perfectamente amortiguado,
manifiesta por igual el amor que se le otorga al cuerpo y al alma. El cuerpo
sin dejar de ser cuerpo se ha vuelto alma. (Paz Doble 26). Las fuerzas
contrarias en el interior del ser se liberan de la subjetividad del hombre y el
poeta lo verbaliza empleando el lenguaje lrico:
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La mujer en s es capaz de comprender la dimensin que existe entre el
cuerpo y el alma, es capaz de revelarse ante el mundo como criatura que se
vuelve inmune a las crticas de la sociedad y adems, es capaz de realzar su
figura sin ser condenada, dando un valor significativo que constituye la gracia
de Dios. Desde la escritura de Gonzalo Rojas, el cuerpo se sacraliza, permite
ese juego textual, tan autntico que significa entre otras cosas, hacer que los
poemas hablen y sientan por s mismos.
Rojas muestra la figura femenina como sujeto especfico. Una mujer con
nombre y apellido reales o simplemente innombrables. Para el autor, es
importante centrar el erotismo en un enriquecimiento hacia lo numinoso cuya
figura conduce su cercana con Eros y Tanatos:
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ms altos de los gallos,/ no s/ cmo decirlo, cmo/ escribirlo con
alquitrn en este muro.(Rojas, 63).
Un buen amigo del poeta, Antonio Pedrals, quien indica: tiene un eje
claramente ertico, no un amor abstracto, o inventado o rearmado en el
tiempo, sino un amor real, una pasin an viva y sangrante que permanece y
a la vez pas como un relmpago (Pedrals, A9). Gonzalo Rojas dice que
stos son poemas que acaba de "vivir y de escribir".
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el Torren del Renegado, para conjurar los exilios, y supo curar las
heridas de lo tumultuoso. (Coddou, 1997: 120).
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El amor es revolucin en la poesa de Gonzalo Rojas, en el que el autor abre
un enigma permanente de la existencia del ser humano. Refleja el estado
gensico de Eros y la escritura. El cuerpo de la mujer mimetiza el cuerpo de
la palabra y el ejercicio que ejerce Rojas sobre las pginas blancas, es
inspiracin que subyace de las sensaciones msticas, versos que reflejan la
dimensin ertica y con la presencia de lo sagrado.
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De histeria y polvo, amor, /fuimos hechos, uno lee/ ocioso en
maya, en snscrito las/ estrellas: uno!/ de qu escribe uno?
"Dnoslo/ de una vez Teresa de vila, Virginia/ Wolf, Emily ma/
Bront de un pramo/ a otro, Frida mutilada/ que andas volando
por ah, de qu/ escribe uno? (Rojas, 31).
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CONCLUSIONES
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Rojas, la imagen como tropo de la sugestin ertica y la metfora en el
rebautizar en el acto ertico.
De esta manera, el poeta Rojas refleja el sentir y el intuir del amor entre el
hombre y la mujer, en lo concreto y vivo de la palabra, enaltece el amor a lo
universal y eterno en la temporalidad en que estamos inmersos los seres
humanos. Nos brinda la sustancia del erotismo que se pronuncia en nuestro
espritu y vuelve decible lo inasible. Posee una gran capacidad intuitiva e
instintiva natural en el lenguaje potico, que revela al mundo sigilosamente
plenitud significativa en la belleza metafrica del poema ertico.
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En el captulo tres, se destaca el anlisis de los poemas cuyos subtemas son
el estudio sintctico, semntico y pragmtico, la denotacin y connotacin del
poema y el anlisis de forma y contenido.
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