JOVITA - O La Biografía de Las Ilusiones-. Javier Tafur González. NTC ... Ed. Digital-Virtual. Ago. 2020
JOVITA - O La Biografía de Las Ilusiones-. Javier Tafur González. NTC ... Ed. Digital-Virtual. Ago. 2020
JOVITA - O La Biografía de Las Ilusiones-. Javier Tafur González. NTC ... Ed. Digital-Virtual. Ago. 2020
JOVITA
Ediciones La Sílaba
Colección Duenderías
2
HERNANDO TEJADA
DIEGO POMBO
Las calles
son bellas;
pero son
más bellas,
con ella;
con la canción
de su taconeo;
con sus flores,
y sus carteras,
sus ilusiones
y sus sombreros.
Nos parece estarla viendo. Coexito S.A. les dice gracias a todos,
por acogernos y recibir nuestros productos y, les renovamos
5
Erasmo de Roterdam
Elogio a la locura (1508)
7
OFRECIMIENTO A LA CIUDADANIA/1984
libro de Jovita a la ciudadanía (2ª Edición), con ocasión de los 450 años
literarias”.
Los Editores
9
SEMBLANZA
Tal vez hoy sea un buen día para que lea la Biografía de las Ilusiones.
También yo creí que un día era bueno para empezar a escribirla. Pero,
Frisco González, hijo del conocido Pacho Gato, por aquella época
de explicarnos ese fenómeno especial que fue Jovita Feijóo. Así que
horario tenía, de qué se alimentaba, cuáles eran sus amistades, cuáles sus
literaria.
sus relaciones de las personas más humildes a las más relevantes. Visité
Que era loca, que no lo era; que le faltaba un tornillo o una tuerca; que
algo habría de tener Jovita para hacer las cosas que hacía y recuerdan las
sentimientos; que una avivata; que mujer sufrida y sola; que optimista y
eran bellas, pero eran más bellas con ella; con sus sombreros, sus tacones
y sus carteras. ¿Se acuerda cómo era? Así, con sus vestidos, sus flores,
sus ideas. Espere; voy a contarle: Había una vez en Cali, una estupenda
AHÍ VA LA REINA
-¿Qué pasa?
-Yo no sé.
-No empujen.
-¡Con permiso!
-¿Quién?
-Pues Jovita
-Adiós Reina.
-¿Loca? ¡Loca, no! Jovita. La reina Jovita, pa‟ que sepa –le contestó un
vendedor de papas fritas que estaba ubicado con su carro sobre el Puente
al suelo.
anciano.
imperioso y dominante.
anudado al cuello. Los labios pintados, las cejas repintadas, las ojeras
sombreadas, las uñas lacadas y las mejillas empolvadas de aquel rojo que
impedía pasar; ya iban a ser las doce del día y la afluencia del tráfico
policía de tránsito:
-Oiga, Señor Agente: quiero decirle que es peligroso y feo que tenga que
quedarme todo el día esperando que acaben de pasar los carros, o que
y a los pocos segundos una multitud luchaba por acercarse para verla y
17
que detener el tráfico y, con una venia, indicarle que podía proseguir su
ruta.
-Gracias, joven. Muchas gracias –dijo, y continuó por la calle once, por el
Iba por la Plaza de Cayzedo, con la cartera bajo el brazo, y todavía por el
Después de pensar en la situación, los pro y los contra del momento que
cuando regresaron de estudiar las niñas, doña Elvia les contó y ellas se
y, al ver a Rubi llegar con los bártulos a su cuarto, le lanzó una mirada
-¿A ver? ¿Qué es lo que pasa aquí?, ¿Ah? –dijo doña Elvia.
-Nada.
-Pues sí. Y tienen que acomodarse las dos. La pieza de Rubi hay que
está detrás de la puerta. Su papá, mijas, tiene que trabajar muy duro. Así
doña Elvia.
-No te vas a poner vos también, ahora, a peliar. ¿Dónde dejaste al niño? –
a imaginar qué personas podrían venir a ocupar las piezas. Como el día
21
los vecinos.
-Bien, gracias.
-¿Y la familia?
mucho en común, y eran tan parecidas que en el colegio las tomaban por
Damaris y Rubi, acostadas cada una dándole la espalda a la otra, eran dos
irreconciliables enemigas.
Para don Orlando la cuestión estaba decidida: había que aumentar los
letrero.
-¡Manga viche!
-¡Gracias, Pola!
-¡Gracias, Pola!
-¡Gracias, Pola!
-Hasta luego...
-Chao Pola.
24
IDEAS Y CREENCIAS
-Rubi tenga cuidado con el niño que está abriendo la puerta de la calle –
-Yo no sé.
gritó la madre.
-Extienda el mantel, ponga los cubiertos. Rubi, y usted con esas manos
ponga la jarra del agua a la mesa, y... –en eso timbraron y la señora
Era la tía Bertha que había salido al centro a ver cortes para hacer un
vestido. La tía tenía casi cuarenta años. Era delgada y cuidaba su figura.
los cuartos, tender las camas, brillar los pisos, regar las matas, cepillar a
que acaso no revelaría jamás a sus amigas, con quienes solía jugar naipes.
había visto nacer y que le debían obedecer. Últimamente les notaba unos
La tía era devota del Divino Rostro y de las Ánimas del Purgatorio,
ponía a hablar y hablar con sus amigas, horas enteras, por teléfono, y de
acontecimientos nacionales.
No había terminado de colocar los paquetes y las telas sobre la mesita del
-A la orden.
-Trabajo.
-¿En dónde?
-Soy profesor.
-¿Del INEM?
-No. Es que mire -rehusó la tía Bertha, abriendo del todo la puerta,
por la tarde.
-Sí.
-Bueno, gracias.
Esa tarde no fue a almorzar a casa don Orlando. Casi siempre almorzaba
-¿Qué te dijo?
Benita era una morena del litoral que vivía en un tugurio, a las afueras de
la ciudad.
-¿Qué vio?
vieja, gorda y afable, muy simpática, que se sentaba abriendo las piernas
la cara entre las manos, fumando sus tabacos ordinarios. Los ojitos
una gran concha marina, y en una de las paredes, iluminada por una
ventana pequeña, había una máscara de ébano que representaba los finos
marimba, pero Bertha no sabía cuál era el negro que la tocaba; el que
veía a la entrada era un negro viejo, pequeñito y canoso, que parecía más
un duende, y ella pensaba que él no tenía la fuerza para tocar esa música
parecía una estatua de bronce; era mudo y tenía unos ojos grandes
irritados.
Todas creen en ella; menos su rival del frente, que clava alfileres en los
Pira afirma que existe el mal, el Diablo, el Demonio; que toma muchas
Maligno tiene sus emisarios; la serpiente es uno de ellos, desde los días
en los seres de las tinieblas como los murciélagos. Pero Pira sabe que es
útil, que ayuda a la gente a eliminar sus sentimientos, sus rencores, sus
Benita. Después de ese día dejó de ir durante varios meses, y eso que la
-Elvia, pasando a otra cosa; tenemos que estar claras sobre la persona que
-Eso es así.
-Sí; pero dejáme que me ocupe de este asunto –dijo la tía, yendo por sus
compras; corrió a un lado los pocillos de tinto y extendió una tela azul
-Está bonita.
Timbraron.
Doña Elvia palpó la tela con las yemas de los dedos y repitió: “Está muy
-Aquí no vendemos.
-Pero los que están allá me mandaron acá –dijo el niño, lloroso, al
-Cojan oficio –les recriminó doña Elvia, y salió a la mitad de la calle para
indicarle al niño donde podría comprarlos. Iba a entrar cuando una señora
-Siga.
-Gracias.
abajo: le pareció pobre, pero decente; mayor, pero enérgica; amable pero
franca; pero una cosa, pero la otra, y le gustaron los peros. La interesada
-Hoy mismo.
su deber. Las niñas..., bueno, son todavía pequeñas, pero han sido bien
-Cosas de la edad. Usté puede usar este baño que es más independiente.
Poco a poco nos iremos acostumbrando todos a esta nueva vida. Creo
que nos vamos a entender. Aquí tiene la llave de la pieza. Luego le doy
-Muy amable.
Sonó el timbre.
con sus necesidades a otros sitios. Doña Elvia regresó con el aviso en la
extraño en su mirada.
34
UN CURIOSO TRASTEO
cómo era. ¿Qué ocurría? Nada: que la señora se daba ciertas ínfulas y
Estaban perplejas. Pero, ¿por qué? Si no era para tanto. ¿Cómo que no?
cacharros, tapas, frascos, botellas, hierros viejos, piedras, palos, que iban
los parales, las tablas; dos cuadros forrados con cartones; un tocador
-Bueno, Jovita, espero que sea feliz en su nueva residencia –se despidió
el chofer.
señora les dio a los muchachos un peso a cada uno y, a don Guillermo, su
También ella sudaba. Lo último que entraron fue una mesita y un asiento
perrito aprovechó que las niñas habían dejado la puerta de la casa abierta,
DE POSADA TRANSITORIA
-Yo creo que en este tiempo me ha salido lo de la Casa del Virrey –dijo la
señora.
encargaría de ello, sin embargo, por darle una buena impresión, y porque
del Valle del Cauca en la mesa. Sobre Cartago aparecía una fotografía de
la Casa del Virrey con la siguiente leyenda: “Like most ancient towns,
Cartago has had an eventful history, since it was founded for the first
time in August 9, 1540 and definitely on January 10, 1541. Even though
it has undergone radical changes and is today a modern city, it still has
most refined colonial construction in the Valle, and the beatiful temples
of San Jorge, Guadalupe, and San Francisco. The cattle fairs which are
held in Cartago every month are famous for the excellent quality of the
cattle, and the large amounts of money which are spent in their
comentó: “pero mientras viva aquí les pagaré cumplidamente. Soy pobre
Americano.
hablaba de cosas incomprensibles. No era rara, sino muy rara ¿Sería una
persona. El momento se hacía más tenso. Las dos hermanas sufrían sin
-Sí –y alegremente agregó-: Eso sí, debo decirles que soy muy callejera.
una mujer mayor y buena. El corte antiguo del vestido les llamó la
Doña Elvia le ponía 50 años, la tía Bertha 65, no menos de 60. Cuando
salió, quedaron más livianas, como si les hubiesen quitado una carga de
¿Para dónde iba? Eso nunca se sabía. Abría la puerta hacia la ciudad y
imaginarse gobernando la Casa del Virrey. Desde que oyó que existía y
iría a visitar con frecuencia, por el cariño que le tenía. Les diría que
nacionales.
camioneta repartidora.
duerma; ponga la olla rápido, que aquí no podemos estarnos todo el día.
-¡Huy, pero sí que vino acelerado, pues! –dijo una empleada pastusa, a la
-Dos.
-¿Cómo así?
-Respete, ¿oyó?
herido, yendo a parar dos cuadras más allá, dejando a su paso una nube
de polvo.
-¡Leche! ¡Leche!
-¿De manera que Jovita se pasó a vivir con ustedes? -preguntó a doña
-¿Qué tal?
-Pues no lo sabía.
-No, de Roldanillo.
-Tenía que ser, porque todo el mundo la conoce. ¡Ah! verdá que son
-No, ahora no puedo; tengo las camas sin tender y me está cogiendo el
“Reina de Colombia”.
-¿Es loca?
estudio fue que quedó así. ¡Pues sí que le alquilaron ustedes la pieza a un
personaje!
-No la conocía.
-¿A quién?
-A Jovita.
-Se monta en las carrozas de diciembre, desde la primera, que creo fue
por allá en 1958. Ella no falta al Año Viejo –dijo doña Beatriz.
-Los ricos por entretenerse con ella, no más. Porque, ¡qué amistad van a
-Claro que sí, doña Elvia. Uno con los cinco sentidos no se va a poner
tanta pendejada, tanta cosa de ésa: que balacas, que diademas, que flores;
-Esté tranquila que con nadie se mete. Eso sí, pero para qué, con nadie se
dice, tolerante; no. Ella es fregada, tiene su imperio; se las arregla para
conseguir sus ideas, para imponerse. La gente la quiere, ¿pero, que hace
padre Correa.
ricas, en esos barrios de Granada y Centenario; con esa gente bien. Viste
-Parece educada.
46
-Ella dice: “Soy una reina; ¿no es cierto?” –dijo doña Beatriz.
-A mí me parece que lleva una vida hasta sabrosa –dijo doña Beatriz.
-Dicen que fue muy hermosa; que, ¡divina!. No ahora que tiene las
zancas secas. Ya está muy vieja y muy fea –dijo doña Gladys.
-Pero el ánimo siempre echado pa‟ delante; pa‟ que. Alegre y orgullosa.
Fíjese bien y verá cómo se para. ¡Ay!, ¡que no cabe en el cuerpo! Y con
propuso tomarle unas fotos para hacer un afiche; que él le pagaría por
nerviosa y reacia; “con tal de que me las tome de lejitos; no tan de cerca”,
accedió.
-Es que hay gente tan malintencionada conmigo, que sería feliz de verme
bien arrugada, “como una pasa”; pero eso yo no lo voy a permitir. Estoy
contenta conmigo, porque así es la vida, y uno tiene que aceptar los años;
¿acaso los tiempos son los mismos de antes? ¡No! Pero ese gusto yo si no
se lo voy a dar.
naranjada Postobón, que se tomó con mucho gusto, y después de dar sus
Catedral; entró, se dio la bendición y continuó hasta la calle 12; pasó por
-Entre Jovita.
-No, ahora no, que voy de afán –les respondió displicente. ¡Hasta luego!.
-¡A trabajar!, que para eso les pagan –se despidió Jovita.
su habitación.
49
Las niñas llegaron por la tarde del colegio contando una anécdota que les
corrillo.
-Que esta tonta, dice que Jovita es una loca; y que nosotros le tuvimos
-¿Y qué? Eso no le importa a ella ¡ve, esta idiota! ¿Qué se ha creído? –
dijo Damaris.
loca? ¡Reina de burlas!”; y, “lo que pasa es que ustedes son unos muertos
de hambre y tienen que dormir todos en una sola pieza”. Al oírla a Rubi
es una mujer que cambia el mundo cuando abre la boca. Nada queda
igual después de que dice sus cosas; y es que ella habla de esa manera,
palabra; yo creo que por este don, es que ella es una líder. Es lo que tengo
para decirles. En todo caso sin olvidar sus largos silencios, e incluso su
expresarse, aunque cuando la veo por las calles, me parece una actriz que
51
Jovita; no se preocupen por ella. Lo que pasa es, que no todo el mundo
me gustaría visitarla.
-Mí mamá es del Alisal, y un día que fui con ella me la presentó. Ella
-Esas cosas nos ocurren a todas. ¿Alguna vez has hablado sola? –le
preguntó la profesora.
calle; observen y verán tantas caras distintas... Hay quienes ríen solos;
quienes hablan solos; hay quienes hablan cuando no les están poniendo
52
hablar igual en toda partes. Todas las situaciones son distintas. No es una
que hablamos tan parecido los unos y los otros, que hasta tenemos el
mismo sonsonete; y si no, ¿por qué todos decimos aquí en Cali “Oiga,
extraño en los locos, y hablan con seres inexistentes, y los ven como si
estuvieran presentes, pero esos son casos muy graves, que estudian los
siquiatras.
-Pero profe, sí; eso es así; pero es que ella habla como loca, y pone los
-Sí, profe, uno nota que dice las cosas, y las palabras salen vivas como
-A los poetas les pasa lo mismo, y todo son metáforas, tropos y figuras
literarias, como hemos visto en clase; por eso se dice que “De músico,
Con este dicho convinieron las niñas que estas particularidades de Jovita
de sorprenderlas.
clases.
hechicería; que si tenía perros y gatos; etc. Rubi contestaba que el perrito
era de su tía, que Jovita tenía una habitación misteriosa, y que creía que si
hacía cosas de magia, porque tenía mucha fuerza; pero que era buena,
porque ella misma la había visto colgar los cuadros del Sagrado Corazón
y de la Virgen del Carmen, y una persona así, solo puede tener buenos
coronas que había ganado, y de abrirle el cajón del nochero para ver qué
que dejara esas cosas, que se olvidara de esos reinados, que causaban
respetuosa con ella, como con todas las personas”. Con relación a la
actitud de la niña del colegio, que les estaba formando problema, le dijo
muebles diseñados por él, en imitación del sobrio estilo castellano, eran
muy apreciados; sin embargo tenían una venta escasa debido a las
tomándose unas cervezas con sus amigos. Cuando descubrió que Jovita
Virrey, sería él quien haría los muebles. “Una Reina debe saber buscar
57
estaré pendiente”, y don Orlando hasta deseó que sus sueños se hicieran
de esos cientos que Jovita a todas horas traía y llevaba con artículos de
CARPINTERO DE LA REINA”.
-¿Qué hay, Jovita? –saludó don Alberto Sarria, que venía tras ella, por la
sobre el hombro.
-¿Cómo así?
-Habrá que ponerlo a trabajar. Ahí nos inventamos una fiesta un día de
-Sí, cómo no; hay que hacerla. Bueno muchachos, hasta luego –se
había ido al Concejo Municipal para que repusieran unos bombillos que
-Qué sábado, ni qué pan caliente. No van nunca. A las secretarias las
hacen ir, y ellos se van de gorra. Eso hay que denunciarlo. Voy a
mete en el redil.
-Verdá; esa Jovita tiene unos cuentos más raros –comentó otra.
Lo miraron.
ella? Nadie sabe lo de los demás. Nadie sabe con la sed que el otro bebe.
Esperen que las atraquen o les pase algo, a ver si siguen riendo.
sus palabras.
salió con ellas; cerraban las oficinas del Concejo Municipal, que
alejarse charlando, molesto por los comentarios. “Las cosas van mal en la
descansando, cuando notó que la miraban. Allí estaba Rubiela con otras
niñitas.
¡Mal educadas!
-¿No le digo? “Cuando El Diablo no tiene qué hacer, mata moscas con el
EL FOTÓGRAFO Y LA REINA
A toda hora tenía una cita importante, y ese día se apareció donde Fernell
sucias.
-No importa que esté sucio con tal de que el vestido esté limpio.
negro, bien negro, de las pestañas; el rojo, bien rojo, de las mejillas y los
especial.
63
ausencia? Contra el fondo blanco de las cuatro paredes del estudio, Jovita
-Pasále este ramo; quiero hacerle unas con margaritas –dijo Fernell a
Mauricio.
-A ver Jovita. Stat, stat, stat – el sonido lo producía Fernell con el pulgar
valores; que estaba comprometida con los que encarnaba, en tanto que,
las demás personas, no parecían vivir los suyos con tanta determinación a
suplicio.
-Mejor no... Yo no tengo casa. Tal vez me den la del Virrey. Estamos,
nada bonito.
asociaciones le sugería.
65
grandes, artificiales, que le había hecho y regalado doña Elvia; con las
de su rostro.
hacer comentarios, pero delante de ella no; bueno a veces sí, pero había
¡ÓIGANLA! ¡ÓIGANLA!
Al día siguiente doña Elvia iba a comprar el pan para el desayuno, y vio
que la puerta de la calle estaba abierta. Bien podría ser un olvido, pero
calle a mirar a un lado y a otro. Regresó con una rabia que lo cortaba,
importancia. ¿Pero qué? ¿Qué puede hacer uno en esos casos? ¡Qué
-Antes hay que dar gracias a Dios de que no nos pasó nada. Con las
talla. La levantadora sin abotonar, sostenida con una cinta de seda malva,
dejaba ver en el pecho una gran rosa malva, que reposaba sobre sus senos
flácidos.
Las niñas la miraron con curiosidad: tenía un par de zarcillos de los que
despertar de la casa.
rosa que estaba en su pecho, y el brillo desafiante que tomaron sus ojos al
-Como me acosté ayer tan rendida, no los oí; ¡pero, donde los oiga! ¡Uy!
¡Los habría corrido! ¡Los habría aporriado con la escoba! Les habría
-¡Tanta majadería que tiene que oír uno! –exclamó fastidiado don
Orlando.
70
Tan rápido como supo lo sucedido, y soltó su diatriba contra don Orlando
Verla llegar así vestida, decir sus salidas, y retirarse, fue un solo acto; ver
tranquilidad familiar.
Doña Elvia decía que Jovita se entraba al baño con la cartera por
niñas, esta niña ya está lista”. Y se iba. Venía por ahí a medio día, unas
71
veces; otras se estaba todo el día en la calle. No podía oír música porque
carne, y la tostada que tampoco le faltaba. Ella traía lo que iba a preparar
Cada atadito que amarraba con cabuyas, era un conjunto, y tenía tantos
aposento.
Esa página de su vida estaba inédita, ella haría el día como hacía cada
día, caminando, como trazando sus sueños con sus afanes; y así salió,
y circula la vida.
72
LA REINA EN APUROS
estaba barriendo el antejardín hace tres días y cuando menos pensó, que
una persona le preguntó por periódicos viejos, otra salía de la casa con la
Orlando.
-Nadie sabe para quien trabaja. Se mata uno trabajando, y es para los
-Ya no se puede vivir. No es como en los tiempos de uno, que éste era
un buen lugar, muy sano, cuando Cali era una ciudad pequeña, o un
pueblo grande. Ahora ya ha llegado mucha gente. ¡Y todo lo que está por
-Pero todo eso se debe a la violencia que vino después del asesinato de
espera con las invasiones. El Rodeo es una bomba de tiempo. Son las
-Porque hay damas aquí, pero estamos fregados con J –dijo un caleño
fututo.
-Pues que se vaya con su música a otra parte –dijo don Orlando.
chanceándose.
-Fue que hoy casi me roban a mí, pero no pudieron abrir la puerta; como
más.
-Contá, ve.
ladrones que estaban enmascarados, y mientras fue a coger algo con qué
contaron bien las cosas. Estaban ariscos y bravos, más bien odiosos.
75
Saturia.
inquieta a su cuñada:
-¿Qué le pasará?
-El robo.
el jardín?
-Pero tía –dijo Reinaldo-, los médicos dicen que son muy buenos para la
salud.
-Todos los días que se me ocurre venir me la ponen en otro lado, sólo por
-Esas son ideas suyas. Debe estar donde la dejó –dijo Saturia.
-Démenla que me tengo que ir. Tengo una cita y voy a llegar tarde.
insistiendo.
me‟noje.
Ponemesa?
Saturia.
hacía la siesta.
carreras, con sus prisas y sus afanes. Sabían que le gustaba más vivir sola
cigarrillito?
nerviosa y te da esa caminadera. Vos caminás más que una mala noticia –
dijo Saturia.
Con sus prisas, sus citas, sus afanes, su cartera encontrada, la digestión
porque la reina Isabel tal vez tendría sus debilidades personales, sus
79
protocolos.
Sin rumbo fijo cogió el primer bus de cualquier ruta hacía el centro de la
derecha para saltarse la registradora de un solo vuelo, con tan mala suerte
sensible que una mujer mayor, con sus aires de Majestad, la pase tan mal
por cinco centavos que no tiene, porque aunque nada le falta, de todo
paradas. Diez cuadras más allá no tenía puesto libre y los que llegaban se
“Córrase atrás”; otro: “Timbre una vez y listo a la salida”. El bus estaba
lloviznar: “Con esta repisa, que llueva todo el día”; esa otra: “No pida
zanahoria, pida Chik y Tico”. Otras calcomanías moralistas: “Hoy por ti,
80
milenarias de que “el apego es la causa del dolor”; del Divino Rostro, de
calcomanía del tal “Córrase atrás”, no era más que un absurdo. No había
cupo y en cada parada subían diez. Nadie protestaba. ¿Acaso se viaja por
Que no se caigan los paquetes, la remesa, los bultos, los libros, la caja;
gradas del bus. Siguió tranquila, de paso rápido, metida en lo suyo, hacia
ejemplar diario.
portería.
Jovita.
-Hola Jovita –la saludó el fotógrafo Orlando Blandón, que bajaba las
gradas.
-Hola.
82
-¿Qué hay, Jovita? ¿Nos tomamos un tinto? –le propuso don Jaime.
-Por no pagarles las prestaciones los están cambiando –le dijo su amigo
LA CAÍDA DE AICARDO
pasos de distancia del arbusto. Irá cada mañana antes del alba y correrá la
deberá ir por tres días seguidos a la iglesia y encender, cada vez, una
espíritus protectores.
Ella había visto en la calle trece con carrera octava unos indios
cuando sintió que de adentro la halaban: era don Orlando que había
una cerveza con don Rafa. La tía se extrañó y, disimulando lo mejor que
-¿Por qué?
-Nada, mija.
-Las estudié.
-Si yo también puedo ver. ¿Dónde la van a colgar? ¿Traigo una piola? Yo
-¿Dónde?
-Bueno, vaya.
A los dos días don Orlando notó la mata de sábila pero no le dio
importancia. “¿Quién puso esa mata ahí?” –dijo. “Yo” –le contestó su
levantando toda clase de habladurías entre sus vecinas, a las que tuvo que
hacía vencer toda clase de precauciones, por poner a prueba los poderes
Con sus salidas y comentarios, las niñas fueron viendo a su tía medio
vecinas decidieron visitar a esta rival de las gitanas para que les echara
las cartas, les leyera las líneas de las manos y, las más extremadas, a
Central. Así a grandes rasgos trae soluciones para todo: “Para ver lo que
los otros no pueden ver; para detener a una persona de modo que no se
contra ladrones; para obtener dinero; para hacerse invisible; para que
87
nadie le niegue nada; para hacerse atrevido y amable; para evitar que las
ver cosas milagrosas; para obtener cosas que se desean; PARA QUE UN
decir lo que harían o han hecho; para evitar el mal de ojo; para adormecer
una persona sin causarle daño; para ver en sueños lo que nos habrá de
suceder; para vivir mucho tiempo sin comer; para hacerse amar de la
mujer que se quiere; para hacer la vara adivinatoria; para obtener fortuna
en toda clase de juegos; para conocer si una mujer es fiel; para conocer si
un hombre es fiel; para hacer que una persona dormida refiera sus
secretos en alta voz; para conciliar dos enemigos; para predecir cosas
conserven bellas; suerte del gato negro; para llamar la suerte y librarse
del mal; candela mágica para descubrir entierros; para infundir amor;
para hacerse amar de todas las mujeres; para impedir que un hombre vaya
con otras mujeres; para triunfar en todas las empresas; para dominar a
una persona y obtener de ella lo que se quiera; para que la novia con
quien quiere uno casarse lo ame de veras; encanto contra pesadillas; para
marido que tendrán; para que los hombres vean en sueños la mujer con
una persona que se desvíe; para hacerse invencible; para hacer y deshacer
“sacado alguna vez el jugo gástrico”, con elevados intereses. Era como
una mala y buena hierba. Fue tan sanguijuela que Aicardo al principio se
desconsoló y le expuso:
-Pero...
El aparato era pesado pero con la fuerza de la ira cayó sobre el mostrador
rápido los agentes, más que los rateros, acortaban las distancias y sobre la
calle 15 con carrera 15, éstos se abrieron, uno por un lado y otro por el
90
respiración. Acezaba.
le mostró los daños al policía. Al ver esto el agente le pegó una patada en
sucedido.
cual cobra su deuda cuando puede. Son duros. Tienen sus razones
valederas. La única tregua posible es quieta y sin latidos, sin pulso, cero
invivible que el sistema tiene para sus excedentes desechables, pero eso
no era para ellos, al menos por ahora, que sabían que tenían fuerzas
Un día llegó don Heliodoro averiguando por don Orlando, pues se enteró
pidiera al Juez que le diera la libertad a su hijo. “Se lo ruego, señora; soy
nadie más que me ayude, que ese muchacho; los otros hijos son muy
VIOLACIÓN DE DOMICILIO
Estos hechos los sintió nuestra buena inquilina quien encontró, en ellos,
-“No preguntes que ha hecho tu ciudad por ti, sino que has hecho tú por
-Pero si no dejan que uno ayude. Esos gamonales no van. ¡Ah! ¡sí! Y se
ayudarlo.
-Seguro, Jovita; pero ahora tenemos que conseguir que nos ayuden en la
-Usté sabe hacer las cosas, pero este tinto no sirve ni para muestra de
cosa rara.
-No. ¿Cómo va a hacer eso? ¡Si está delicioso! Era sólo un chiste. Yo
sabe.
-Sí, Jovita.
-No, Jovita.
No. El tinto me está sabiendo muy rico. Maldinga sea...; ¿cómo le puede
95
impresiones.
-¿Maldiga? O ¿Mandiga?
lo prescribe la iglesia.
-¿Cómo así?
padre.
sus sentimientos.
lado, el esmeralda por ese otro. Su collar en el suelo, los guantes debajo
Jovita no sabía, pero no tardaría en darse cuenta, que las niñas y unas
vestidos de la Reina imitando sus andares, sus gestos, sus maneras, con
tal colorido y belleza que toda su patanería y rochela no hacía más que
-Muchos. Todos. Vean –y Damaris cogía los vestidos y los tiraba y tiraba
cinta violeta; y los brasieres rosas, y los cucos blancos, y las medias y los
fumar. Marlene que había preferido los sombreros, los lanzaba a sus
-Bueno.
-“Que pase Jovita que ha de pasar, que otra Reina no es Reina ni habrá de
durar”.
-¡Chist!
-¡Doña Elvia!
-Sí, Jovita.
renunciando a su medalla.
desbandada.
doña Elvia-. ¿Es que estos demontres no tienen madre? Viejas éstas que
-Mida lo que dice; comprendo que le disguste, y sé que está mal, pero
Elvia.
dejó su huella de agua al pasar cerca al desagüe de la canal, que baja por
imposible que lo llegase a conseguir. Aquel mismo día buscó entre sus
el señor don Jorge Peña Durán, ilustre historiador cartagüeño, dice entre
102
calzadas, los naranjos, la quietud monacal de los claustros, todo nos dice
de la vida musulmana”.
El Padre Correa, con deseos de conocer con más detalle La Casa del
libro:
“Los gruesos muros de piedra del adusto caserón, sus seguros ventanales,
habitaciones comunicadas entre sí, hasta las cuales llega la frescura del
Bogotá guarda preciosos códices que consagran los méritos del egregio
Cartago. Esta es la tradición que al respecto corre, sin que pueda aducirse
conservada con celosa devoción por los hijos de Cartago, será la urna
ciudad”.
construcción.
105
Calentó la leche, preparó un café y asó un plátano. A las diez estuvo lista;
una batalla, toda vestida del color de la cólera: diadema roja, vestido rojo,
una rosa al pecho, pulseras rojas en los brazos, cartera roja, zapatos rojos,
calles como desafiando. “Va llevada de los mil demonios”, –dijo la tía
106
desbocada y altanera.
-¿Dónde lo dejaste?
-Sean educados niños, que no hay nada más lindo que la educación.
-Jovita lo da...
-Jovita da culo.
Negro te dé la bendición.
recordaban que antes, pero mucho antes, también había tenido una mesa
de billar; pero eso había sido antes de casarse, pues con el matrimonio y
madera, con sus parales y sus entrepaños muy bien construidos que le
era necesario a sus vecinos. Las estanterías bien surtidas, con los colores
porque las gaseosas, los jugos y las paletas eran lo que más atraía a los
verduras, todo lo cual hacía una mezcla abigarrada, con la que don
Doña Fanny notó a Jovita muy mal, acostumbrada a verla con su temple
Don Nacianceno y doña Fanny le conocían esta faceta pero se les hacía
verla bien, feliz, sino que no les era concebible verla desanimada,
callada, pesarosa. ¡No! El tono con el que esperaban verla era el de una
causas y de sueños; porque Jovita iba diciendo, sin ambajes, todo lo que
del barrio-, hablaba que daba gusto. Ella tenía una fuerza especial de
gravedad para que todo cayera en ella, que era el centro de atracción.
-¡Ríinnn!
-¡Ríinn! ¡Ríinn!
periódico.
110
-No vaya a abrir que son esos muchachos –dijo Fanny a su esposo.
-¡Dónde lo dejáste!
-¡Cotuda!
-Degenerados. Lo que les hace falta es que venga la jaula y se los lleve a
la guandoca.
-¡Lo que le espera a este país con una juventud como esa! –dijo Jovita.
-Lo que pasa es que los padres no cumplen con su misión –dijo Jovita.
-Eso sí que no, don Nacianceno; que por no darle importancia a las
tan mal. Con esas ideas suyas sí no convengo. Hay que defender las
tradiciones.
antes de irse. Fanny aprovechó: le depiló las cejas y le pintó las uñas.
carrera 5ª; al llegar al parque vio la iglesia de San Nicolás abierta y entró
a rezar: pidió, a Dios, perdón por la ira que había sentido, que no le
estaba padeciendo.
-Sí.
112
su fuerza.
-Tiene algo raro; le resultan amigos y enemigos por todas partes. Está
ciudad era ver a Jovita en la calle, y ahí iba Jovita. ¿Quién, sino ella,
¡Que racha llevaba Jovita! Se sentía con fiebre; más delgada. Era cierto
que había salido a la calle pero había olvidado cómo pasó el día. Era una
113
los gritos ofensivos, los gestos grotescos de los muchachos, el susto con
como una sóla lágrima que no lograba desprenderse del cono, confundida
luz, antes que el día terminara, y se durmió con el escapulario asido entre
las manos.
114
luna llena. La casa dormía. Un alacrán salió de debajo de una matera del
chancletas. Las bifloras, los anturios y las azulinas lucían frescas y con
gotas de rocío.
115
pero debe tener cautela. Son muchas las opciones, pero debe saber elegir.
Esté atenta”. La tía Bertha no supo si el anterior era el signo del peligro o
el signo de la ayuda; pero una cosa si era cierta, y era que de verlo, o algo
y la gente sentía gozo viéndola pasar. Se decía que daba buena suerte
minuto en esta vida, pero, paradójicamente, ella iba con esas penas por la
calle. Con Jovita es imposible no reír; negarse a la sonrisa. Por las calles
calles y carreras, de diagonales y avenidas, con ese río que pasa por el
corazón de los caleños, con sus puentes y sus árboles; sobre la cuadrícula
con sus colinas, sus parques, sus iglesias, edificios, casas, cementerios,
puesto, cumpliendo nuestro rol en el gran teatro del mundo, y a veces sin
retahíla, con ese relato interminable que ella cuenta, con su ritmo, sus
maneras, y atuendos por las calles. Y ahí va Jovita a pie, por esta calle,
y para abajo, para un lado y para otro? ¡Ah! Sí. Desde la bella época del
cuando las casas, las calles y las avenidas crecieron al lado del río tutelar,
teatro Jorge Isaacs, el Cuartel de los bomberos, en la calle 15, sobre una
playa del río Cali, rellenada con piedrancones, sacados del mismo lecho
del río, con el fin de dar altura al terreno para protegerlo de inundaciones
cruzando la ciudad, llevando su ser inquieto por todos los rincones. Por
ello ver a Jovita es ver parte del alma de la ciudad; y al verla disfrutan los
A las tres y media entró Jovita después de almorzar con don Nacianceno
VICISITUDES
-Un permiso.
-De éste, señorita –le contestó Hermínsul, inclinándose para ver rellenar
desprecio por los funcionarios; toda la fuerza que los seres humanos
excedentes y excluidos del sistema sienten para con todos aquellos que
-¡Miedosos! –dijo Gloria-. ¿Qué tal, encontrarse una con estos tipos,
-Tené diez bolívares pa‟ los indios y por lo que potes –dijo Gerardo.
Aicardo.
En ese momento se oyó una voz muy fuerte, que se elevó sobre todas las
demás:
Los guardianes se acercaron a las rejas del patio y se encontraron con los
marica ese iba con el balón y le salió uno del patio quinto y lo detuvo.
nada. Porque no le dio un carón que le trajo la mamá. Ese verraco es una
122
tumba.
-Chao. Ve, cambiame la camisa, que esta huele a chucha de hace un mes
–dijo Aicardo.
dejaba.
Don Heliodoro no quería verlo, pero estaba preocupado por él. Le había
había dañado. Su madre cargaba la misma pena, pero gozaba con sus
que su mala vida hubiera tenido que ver con la separación de sus padres.
Jamás se hacía ese tipo de reflexiones. Vivía el frenesí del momento con
Una mañana se demoraba la tía en salir del baño y Jovita, que tenía sus
ocasiones la puerta.
bien dobladito, y luego lo amarró con una pita-. ¡Se eternizan en el baño!
–dijo.
Jovita metió el paquete dentro de una chuspa junto con su cartera. Hizo
bañarse. En eso salió la tía Bertha y, viéndola líar sus bártulos, le dijo:
-¿Qué va‟cer?
-Pero, Jovita.
-Deje esa viaraza. Usté está cambiando mucho. No sea irascible, que eso
es pecado. La ira y la soberbia son pecados. Esa agua le puede dar tifo.
árboles del antiguo bosque seco nativo que cubre la entrada del río Cali a
mamoncillos. Pero tampoco tan arriba, porque le daba miedo de las fieras
rama de un chiminango. Por la prisa con que se vistió, en un dos por tres
frescura envidiables.
126
picardía.
Nelson.
-¿Te la imaginás?
-¿Quién?
-Alfredo.
-Caminá, vamos.
Sería casi la una de la tarde cuando regresó a la casa. Doña Elvia, que
TEXTO DE CARTA
burlón, le dijo:
-¡Salve Reina!
profunda ensoñación
-Póngase bien arreglada que tenemos que ganar y dejar a los demás
-Hay que poner los puntos sobre las íes a las impertinentes: Mientras
Jovita exista no habrá en Cali otra Reina, sino impostora –dijo Bruno con
tono persuasivo.
129
que la gente dice una “cancana”. Nuestra buena mujer quedó locuaz y
aguerrida Jovita, no idearon cosa más acertada para hacerla feliz, pero
provoca al toro; así ella, al luchar por el reinado, iba a cumplir con su
destino.
estaba calurosa, pero a Jovita no le gustaba ver a don Orlando sin camisa,
130
y siguió derecho. Al entrar a su pieza fue hasta el espacio que queda entre
SEMANA UNIVERSITARIA
sus zapatos; pero era en el pelo y en los atuendos, donde algunos amigos
-¡Viva Jovita!
-¡Jovita es chévere! –eran algunos de los títulos que tenían los pliegos y
oficio, carta, e incluso cuartillas, que pegaron con engrudo, goma, cintas,
Rector.
133
-Pero, ¿por qué?; pero, ¿por qué?; ¿por qué?, ¿por qué? –preguntó Bruno.
-Llamemos a las otras niñas para ver que dicen –propuso una de las
organizadoras.
un formalismo.
El Rector cortó:
El Decano insistía:
-Pero, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? No hay motivo. Ella es así; le
-No hay más que hablar; no se puede convertir la Semana Cultural en una
-¡Qué va! -comentaron entre sí los estudiantes, y salieron por una puerta.
La ruptura estaba dada; sin embargo las directivas confiaban en que los
candidatas.
-“¿Qué van a pensar los padres de esas niñas? Que se perdió el principio
ante la comunidad.
peor.
Rector
-Sí. Un momentico Rector, que el Doctor está hablando por la otra línea –
-Lúcida y lucida –dijo para sí, jugando con las palabras, la secretaria del
Rector y sonrió. Esa sonrisa revelaba la picardía con la que seguía las
-No, ella qué se va a enterar; dejálo ahí, que está... –dijo Bruno, al que
interrumpió Nelson.
de Ingeniería Mecánica.
dijo Jovita.
dijo Jovita.
Al salir con una chuspa le preguntaron qué llevaba, les contestó que el
-Entonces para hoy póngase otro, y éste lo lleva a arreglar mañana. ¿No
noche tenían planeado pasar por las fiestas de las demás facultades.
sala conversando con don Orlando, doña Elvia y los demás, toda
las manos con pulseras y anillos, y un collar color manzana, verde claro,
de varias vueltas.
de la Reina Estudiantil. Más que pesar por ella, por su obstinación y sus
ilusiones. Era feliz; ¿qué más? También sufría; y ¿quién no? Jovita, hacía
ese estado del alma cuando la clavija de la voluntad da esa última vuelta
-¡Ah! Jovita –dijo doña Elvia, al verla subir al carro-. ¡Que se diviertan!
convencidos del valor de la noticia. Como cosa rara fue especial con el
reportero gráfico del periódico El País, don Jaime Loaiza, quien esa
noche le tomó una de las fotografías más bellas que existen de Jovita.
que con su flash iluminó para el recuerdo don Jaime. Le tiraron arroz,
con Alfredo ni con Nelson, ni con Bruno sino con la multitud; para que la
Una vez coronada organizaron las visitas de cortesía y, sin pensarlo dos
que aquello más parecía un carnaval o una manifestación, que una visita
con los de Economía, con los de Biología; y así fue entrando el barullo de
la tradición.
entonaban sin parar, “Jovita, Jovita, Jovita, ra-ra-ra”. No en vano ella era
y del acceso del pueblo a los centros del saber y la cultura. Democracia,
universitarios.
Los seguidores de Jovita no estaban contra las demás; sí no por ella. Los
salir de las sombras de la noche y venir a hacerle daño. Desde niña sintió
si alguna vez Cronos cruzó las doce estando ella lejos de casa, siempre
sombrero blanco, de alas inmensas, adornado con una cinta marrón claro,
hermosa con tanta voluntad? ¿Con la chaveta bien apretada? ¿Con tanta
lo sería, porque iba tan convencida de sí, que la tierra era pequeña y suya,
Barataria.
realidad fue que por un momento pensó que si prendía el fogoncito podía
llegar oliendo a humo, y eso sí, nadie podía decir que alguna vez olió a
ovacionaba.
voz en cuello proclamaban sus singulares encantos; pero era ella la que
“La Guanábana”.
retirarla era un agravio. No quedaba más: que las cosas llevaran esa
145
nunca S.M. había sido tan feliz. Y por supuesto estaba de parte de
casa.
afilador los recibió, los puso dentro de un tarro plástico ancho que tenía
pedal impulsa una rueda, y la rueda una banda, que mueve un eje, al que
saltaban las chispas. Doña Gladys se apartó y el afilador sonrió con cierta
probó el filo de los cuchillos con su dedo pulgar. Doña Gladys le pagó lo
acordado, y el siguió.
del barrio.
147
señora María Reyes la quería mucho y llevaba cuenta de sus sueños con
uno de los vestidos que lució Luz Marina Zuluaga, cuando ella logró la
corona universal, que le gustaba mucho, pero que tenía gastadas las
costuras; por eso optó por encargarle a su amiga que le hiciera uno
entrando como cierta fuerza del alma en el cuerpo que la hacía parecer
loción de pino silvestre. Bruno le dio el brazo y salió con ella hasta “La
-Ya verán las fotos Jovita; van a quedar muy bonitas, porque está muy
Pero era mejor presenciar el júbilo de la Reina, que oír después sus
esencia de violetas.
151
la tardanza se creía que no desfilaría Jovita, se oyó una voz barullera que
frente al jurado, con desdén pero cariñosa; y cordial, besar a cada una de
sincero y rival.
-¡Que la bajen!
-¡Bájenla!
-¡Abajo!
-¡Arriba Mecánica!
-¡Viva Jovita!
-¡Viva Jovita!
¡¡VIVA!! –retumbó un coro, que convenció a todos que ella tenía las
aplausos.
153
de su amigo.
154
encontraba cada vez más seria la decisión. La situación parecía que iba a
contrincante.
¡Ridículos! ¡Apaches!
asistentes:
-¡El jurado, después de ver desfilar las lindas candidatas animadas por las
Aquella noche habrían podido elegir mil reinas sobre la tierra, que Jovita
habría sido feliz por haber sido proclamada. Clara en sus cosas, veía a la
tomara unos tragos. Brindaba sí, pero el alcohol ni lo olía. Varias veces le
con los labios, decía: “Aahh, qué rico; está sabroso”, pero ni lo probaba
habría podido evitarlo; que eso que había hecho no estaba bien; pero al
estaba en fiesta.
Hay palabras que hieren y Jovita quedó muy lastimada con las ofensas y
una carta para pedir “rectificación” a los directores de los diarios, en los
al referirse a ella.
tomándole una foto, la que publicaron con una nota al pie que decía:
pintorescos”.
mismo día en que apareció la noticia fue a protestar. Fue este nuevo
ruborizó de orgullo y vanidad. Estaba plena, feliz. Fue la tía Bertha la que
delicado, dejaba al descubierto la raíz del cabello, sus cejas medianas, sus
ojos grandes –con esa extraña fuerza que asomaba a su mirada-; sus
la altura de las mejillas, y en los largos y finos dedos, de cada una de las
con aire soñador y romántico, tomada de lado, con una magnolia al lado
“Mamacita: el deseo de tu hija es que seas muy feliz en este nuevo año”.
una con el presidente Eduardo Santos; otra con Alberto Lleras Camargo;
camisa blanca. Este fue el momento en que Jovita le dio el beso al doctor
formulario. “Bueno, ahí les dejo ese perequito”, dijo para despedirse, y
en general, se rieron con ese gusto, que se tiene de ella, tan acorde con
sus salidas.
casita.
reina del mundo; otra con María Felix; y, no podía creerlo, en la pág 7 se
Filosofía y Letras.
Gloria Saavedra; y claro está, no podía faltar la gráfica que fijaba para el
Y había más:
Santa Marta, con una letra muy hermosa que rendía homenaje a la
Jovita, sin saber qué hacer, lloró de felicidad. Cuando la tía Bertha le dio
pasó toda la tarde y toda la noche hasta el amanecer repasando dos atados
amarrado con una cinta rosada, tenía recortes de sus reinados y coronas.
Este grupo era más delicado y reunía, junto a algunas fotos familiares,
entre estos estaban Las Jornadas de Mayo, de las cuales les había hablado
que Jovita le envió con ocasión del trágico desfile militar del 24 de Julio
con una nota de felicitación que ella le envió al joven político liberal que
1944, por los días del asesinato del boxeador Francisco Pérez, conocido
como “Mamatoco”.
166
se preocupaba con el verbo de los unos y los otros. Por esa época no se
muy peligrosos; y que además no peleara tanto con los estudiantes, ni los
mojara con esas mangueras de los carros de bomberos; que los incendios
mayo del 57, en Cali, ni que la policía le volviera a echar agua a sus
amigos. En los recortes se veía a Jovita con los estudiantes. Eran las
simpatía por los universitarios, pues ellos también tenían sus causas y los
apoyaba. Sabía que había sido por la intolerancia con los estudiantes que
los estudiantes.
Entre sus recortes de 1958 tenía uno de sus preferidos, el del día 26 de
Junio, cuando Luz Marina Zuluaga fue elegida Miss universo, en Long
Beach, California.
Tenía fotos con todos los presidentes del Frente Nacional: con Alberto
Restrepo, cuyas ideas de ayuda a los sin techo y a los campesinos sin
tierras le atrajeron; y porque sentía que se hacía mayor y si no era él, qué
homenaje a Jovita Reina y Señora de Cali; que así reparaban las ofensas
hechas por algunos cronistas y las heridas que tales agravios le habían
también!, pero ella no cayó en cuenta de esto ese día, sino mucho tiempo
las gracias por una nota muy bonita que publicó con ocasión de su triunfo
aunque más que verla lo que le gustaba era sentirla con cierto olor a
Merced, sin saber muy bien por qué, ni preguntárselo tampoco; eran
sensaciones.
170
sólo día a visitar a sus juveniles súbditos, les daba un saludo, ellos
diligencias y compromisos.
en los clubes sociales, en los griles la ponían; en las casetas estaba; y ella
con retales de las telas más vistosas, o con hermosos estampados, los
flecos de un cojín persa que le ponían para que estuviera más cómoda,
impresionista, seducido por todos los colores que tenía el surtido de los
almacenes.
la “e”. Alguna vez, cuando era niña, se aprendió el nombre del animal -
de Jovita levantó la pata y se orinó. No fue una orinada larga sino cortica;
la repitió tres veces, con un chorrito amarillo que sin embargo formó un
animalito se encogió del dolor y chilló de una manera tan lastimera que
y la niña le dijo: “¿Qué me da, si le digo?”. “Un beso”, le dijo la tía. “No;
no. Yo quiero algo”, dijo Damaris. “Te hago chancarina”, dijo la tía.
174
-¡Galletas! ¡Barquillos!
todas las promesas de la tía no fueron más que eso, promesas, y los
reconocer Jovita.
doña Elvia le observó que Cucky no era un ser humano, ella insistió en
que esas eran necesidades primarias, naturales y que no era motivo para
Era de verla llegar por ahí a las tres de la tarde, hora en que el personaje
-Con mucho calor. ¡Ay qué calor! Están haciendo unos calores
sofocantes.
la Pobre Viejecita, de Rafael Pombo, aunque era bien cierto, otros eran
sus males.
-¡Téngalo!
fuera. Tendrían unos 22 años, como esos muchachos que se ven por ahí
-Véa, Héctor –lo llamó Jovita-; no se descuide que esos que van ahí
impresión.
Jovita notó que uno era más pequeño que el otro, aunque más grueso y
fornido; y que el más alto era algo cojo y no tenía uñas normales, sino
-No eche tanto lente que se va a quedar ciega ¡Cómo estás de linda,
mamacita! ¡Belleza! Pero lástima que tenga la media rota –dijo Héctor.
afuera).
empleados la molestaban.
-¡No sea indiscreto! ¡No sea atrevido! Voy a decirle a don Micho –
protestó Jovita.
Jovita.
Cuando iban a dar las cinco se bajaba del “palco”, se daba un paseo
cabeza café oscuro, que cantaba tan fuerte y que lo había oído cantar
regreso hasta que la noche caía anunciada por esa insinuante hora azul
que la precede.
180
las gradas junto a la casa de cal y viejo zinc oxidado, con su cenefa
borde del talud de la colina: a sus pies estaba su querida ciudad, con sus
hileras de tejas rojas, bajo un cielo azul tenue y despejado. Ella ama subir
San Pedro y San Pablo, para ver a los ahijados, “correr las macetas”, que
les regalan sus padrinos. Le encantan las macetas, con sus ricos
sus conocidas; pero “de lejitos”, porque esos niños “van creciendo, se
están grandes, uno ni sabe como tratarlos”. A Jovita siempre le pican los
preocupaciones tenía.
Unas señoras que habían ido a la capilla la vieron y dijeron “Es Jovita”.
-Te digo que yo pienso que ella piensa, que es la más bella y hermosa de
las reinas.
“realizaciones”.
-Hola, Jovita.
182
-Hola.
pensamiento.
La brisa levantó las faldas de las señoras, y las tres se pegaron el vestido
capilla.
-¿Por qué?
-¿Por qué?
-¿Es que no ven ustedes como desviaron el río, rellenaron el Charco del
que valga la pena. Allí creo que van a levantar el edificio para la alcaldía
–dijo la interesada.
-Adiós.
La vieron bajar las gradas que dan a la calle, en las cuales termina el
camino, y comentaron:
-Te voy a decir que no conozco una persona más solidaria y humana; ella
sabe muy bien las acciones que debe emprender, los papeles que debe
cumplir. Tu querías saber qué estaba pensando, y lo que tenía para decir,
te lo dijo.
-Pero no me vas a decir que no está hecha un rejo; ¡que flacura, mijita!
-Pero ¿qué puede hacer una mujer pobre y sola contra la arrolladora
esa maquinaria; ¿cuáles son sus armas? Ninguna; es una vieja desvalida e
inerme. Tenemos más nosotras que tampoco tenemos nada. ¿De qué le
puede servir la amistad del padre Hurtado para mantener los edificios
viejos de una ciudad que ya se fue? No, los tiempos cambian y el Cali
obras de adecuación, que mantener ese charco ahí para que se bañen los
gente que tiene que ver con el asunto. Te acordarás de mí; siempre lo ha
hecho así. Las armas de Jovita son invisibles dependen de la fuerza que la
nadie. ¿Qué es una locura pelear así, en el vacío y contra los nuevos
intereses? Sí, lo sé; pero es que en todas las épocas hay enemigos
escondidos. Esos son los fantasmas con los que pelea Jovita. Con decirte
que cuando estaban demoliendo la iglesia del Amparo, bajó corriendo las
campanario. Allí estaban los obreros, los ingenieros, los arquitectos, pero
entrevistaron por la radio habló segura. Les contó a los radioescuchas que
que eso no era problema suyo. Ella dijo que le había advertido “que eso
decirle “dizque me fuera con mi misa para otra parte”. Y que lo que iba a
oscurecer.
187
Unos días después Jovita iba por la calle, más que olvidada de los
buena noche y todas las cosas le habían salido bien; la mañana era
cruzando el río por El Puente del Peñón. Tralará, camina Jovita, tralará,
doremifasol – solfamiredo. Lalá, Jovita va, sigue que sigue, sigue, la, que
solfa, mi, re, do, y pasa y llega, tralará, al parque; la, la, la, de la Sagrada
Familia; sigue que sigue, sigue, que se alcanza, Jovita, la la la; y sube a la
carrera cuarta y baja entre Isaías Gamboa y Jorge Isaacs, solfa mi redo,
-Adiós, Reina.
-Adiós, Jovita.
-Adiós.
Tlín, suena la registradora del bus azul que toma en la calle 2ª. Todo se
pasa su mirada por los colores de los lomos de los libros, la hija del
librero, llena de aire, sopla un arito que sumerge en un vaso de agua con
jabón Fab, y hace y suelta burbujas al aire, que copian los colores al
ya es invisible en el olvido.
-Adiós, Reina.
-Adiós.
-Adiós, Jovita.
-Adiós.
Y sigue por la gris carrera 10, hasta la calle 13, donde su amiga florista le
regala un ramo de claveles rojos. Jovita baila en un solo pie, y gira sobre
Rubi.
-¿Ah?
-Bueno, mija.
-¡Uyy! ¡Que cosas dice esta niña! ¿Cómo va a ser? Ni que yo hubiera
-Mi profesora dice que cuando usté era chiquita la Plaza de Cayzedo no
estaba paimentada, que no había taxis sino coches tirados por caballos
¿verdad?
-Yo no soy un vejestorio, mijita; que me tocó la “Bella Época”, pero eso
-Lo que le puedo decir es que la primera vez que vine a Cali, todavía
ruana. La gente utilizaba los coches y los buses escaleras; los ricos si
tenían sus carros y berlinas. Para mí, que venía de un pueblito, lo más
interesante era el ferrocarril y la luz eléctrica. Los bomberos eran los que
más me atraían. Eran divinos, siempre han sido los más churros y la
gente los ha querido mucho, porque hacen el bien; son gente buena. Me
fascinaba oír la sirena a las doce; me iba entrando una alegría que no
sabía qué hacer. Un amigo rico de mi tío tenía victrola; de ahí nació mi
gusto por la música, que antes era con tiples y guitarras. Yo todavía
coco Varela, los tengo guardados. Mijita, es que el mundo que yo viví
está desapareciendo, y son tantos los cambios, que ni uno mismo tiene
memoria.
-Es que no había radios; después vinieron los Philips de tubos, luego los
transistores, y todo eso que hay hoy. Le cuento que me tocó ver el primer
-¡Uy! ¡Uy! Eso hace mucho, pero tampoco tanto; lo que pasa es que las
-Por allá en los años veintipico creo; pero es que ya no me acuerdo bien;
-¿Cuándo cambió?
-No, niña no pregunte tanto, que me está cansando. Eso fue a causa de la
Los ojos se le pusieron rojos y le fue dando como rabia y tristeza a la vez,
por eso de la horrible noche. La tía Bertha le dijo que ella no sabía, pero
que había oído, que era algo que le había pasado a los caleños, pero tan
indefinido como eso “Del Tiempo del Lobo”, o “Del Tiempo del Ruido”.
TESOROS ESCONDIDOS
ducha, largo, con cierto abandono, como las niñas solían hacerlo.
y se dio cuenta que iba hasta su nochero; eran las hormigas que entraban
inmovilidad.
Así transcurría su vida, a la que tuvo que agregar otro sobresalto. ¿Qué
Jovita había ido a visitarla y ese sábado, como todos los sábados, Maruja
que le gustaba lucir las papayas verdes y pintonas, con melones, zapallos
194
mesa del comedor. Las frutas y las flores lucían sus colores alegrando el
Después de saludar a su amiga, dio una vuelta por la casa viendo los
Jovita miraba los arreglos y sentía una gran emoción al verlos; se levantó
pegaban en los dedos. Doña Maruja comprendía muy bien el gusto y las
Jovita estaba relajada, con las piernas estiradas y doña Maruja vio los
-Si uno se afeita las piernas con cuchilla, los pelos crecen más fuertes –
dijo Jovita.
-No se la llevaron.
-Démela, ya.
Tenía que guardarla en otra parte, porque si los ladrones volvían, corría el
-¿Qué no?
habitación. Esa tarde la tía Bertha escuchó golpes raros contra el suelo
del cuarto.
196
Jovita pidió permiso, esa noche después del noticiero, para ver un
televisión.
-¿Le gusta?
-Nuestra música es divina; es color para los oídos; arrullo para el alma;
de la vida.
baldosa que estaba floja. Jovita tenía muchas coronas, ¿cuál escondería?
197
CALI VIEJO
personaje, saludando.
la gente, las calles, los carros, los buses, las casas, las fábricas, los
objetos, las tiendas, las telas, las aves, el valle y el cielo, el río, todo
existe por ella y nada más que por ella. No ve personas, sólo ve gente; no
delira, recorriendo los lugares, con paso rápido y sostenido, hasta que
popular fue lo que movió a Alfredo a bajar aquel dibujo que la presentaba
impresionante, que sólo ella sabía cuánto la hacía sufrir, y que, para su
todo, ¿no es muy humano reír del payaso, y que el payaso se ría de
nosotros? ¿Y que todos ríamos, los unos de los otros? Ese honor en
bien.
cubiertos por la difusa pero cierta acción del tiempo, podríamos conocer
El sabedor de antaño cuenta de Pellejera que “..un día entró a una de esas
-Vea, viejita linda, ¿no puede cambiarme esta rosca por un tintero?
nuestra idiosincrasia.
que es visto, y ve; ser de la ciudad, pero vivir en ella para atender su
propia vida; ser al que los demás estereotipan y que sin embargo actúa
como todos. Ese ser, la persona al que un dolor de muelas le hace sentir
Doña Elvia había barrido la casa, había pasado el limpión sobre la mesa
tarde.
-Estará cansada.
fue agotando. Las calorías de sus cafecitos con plátano, fueron pocas para
enfrentar la legión de virus y bacterias con las que la invadió una gripa
por la piel.
no lo escuchaba.
carroza tirada por los bueyes. No podía apartar su recuerdo, todo intento
Aquel día no pensó en nada que no fuera inmenso y grande: cielo abierto,
aquel día se la vio empinada como el asta de una bandera para descollar
país. Era inevitable. Siempre esta contradicción se les venía a los labios
prerrogativas sobre las demás. Aquel día saludaba bajo ese sol abrasador,
204
había tocado contrarrestar! Cada año tenía que competir, y hasta con
-“Esos son mis enemigos de la Oficina de Turismo, que las mandan a que
boyero.
-No se preocupe por mí. Ocúpese de su trabajo que yo soy muy ágil.
-¡Viva!
-¡Viva!
-¡Viva!
-¡Que viva!
suyas.
-El que se va a caer es usté por estar mirando para donde no debe. Ya
ejemplares de la raza cebú rojo, uncidos por las yuntas y castigados por la
-¡Arre Goliat!
adornada con matas de caña, hojas y espigas, saludaba con las manos en
bien peinadas, iban briosos y pujantes; los jinetes los llevaban con las
-¡Viva Jovita!
207
prendido.
-¡Viva Jovita!
-¡Viva!
Así iban aquel día de feria, que Jovita –ahora enferma–, memoraba. Un
veía más hermoso, con esa luminosidad que tienen los colores del
pero tampoco Jovita respondió, ni les abrió; entonces pensaron que algo
REMINISCENCIAS
ni notaron nada distinto al golpe del cuerpo, que era tan liviano que casi
etérea como una libélula. Las hermanas la sintieron tan liviana que
volátil. Ella perdió el conocimiento por unos minutos y entre las dos
una flor mustia caída en un jardín, como una hoja caída en otoño.
pensaban qué hacer y decidían lo mejor. Volvió a abrir los ojos con un
poco más de fuerza para conseguir una mirada. En su lecho, viejo catre
sintió desnuda, tendida sin arroparse; luego vio flotar su ser enjuto y
amarillento; quiso pedirles que la dejaran sola, pero no tuvo fuerzas para
decirlo.
e invaluados tesoros.
suelo limpio, las paredes aseadas. Últimamente se hallaba peleada con las
olvidaba dejarlo sobre un platico con agua, y porque a veces ni aún así
cargo de conciencia.
-Ya mismo paso al puesto de salud, Elvia –manifestó la tía, dando tiempo
a la aprobación de Jovita.
-S-í, pre – gun –te por el doc – tor, que –es – amigo –mío... –balbuceó,
casi ininteligiblemente.
-La próxima vez que le pase alguna cosa, no se demore en avisar –la
Más se demoró la tía Bertha en pasar que las enfermeras del puesto de
estado; con ellas llegó el médico, quien lo primero que hizo fue
puesto, pero fue otra la que los trajo, animada por la curiosidad y el
211
afectuoso:
puerta, pues se sentía intranquila que el doctor le viera los senos. Sentía
durante la visita.
-A nosotras también. Pregunte por Lucía, que así es como me llamo –se
ofreció la enfermera.
hombro y la recostó.
-No, Jovita. Estese quietica y cuídese lo que más pueda. Vengo a verla a
Era raro verla enferma; raro ver la puerta entreabierta. Las niñas la
la tarde.
cuidara mucho su salud porque ella era vital para los programas del
barrio.
por la visita y las palabras de apoyo que le dieron, y pensando cómo sería
Estuvo dos semanas en cama, cifra récord si se sabe que antes no había
despiste que, como me durmieron con anestesia, cuando desperté creí que
-Le dije: “¿doctor Gallo, usté sabe que va a operar a una reina?” Me
contestó que sí. ¡Tan querido! Recuerdo que me dijo: “Pues precisamente
pensando en usté hemos puesto la clínica tan lucida”. Era la pura verdad,
habitación mía tenía una luz muy bonita. “¡Cómo no vamos a pensar en
esas cosas, si se trata nada menos que de Jovita!”, –dijo. Pero le tuve que
advertir: “Póngale cuidado a lo que hace, que si fracasa tiene que irse de
Cali, porque coge mala fama. Hoy toda la gente de la ciudad está
-Pero uno, pobre, tiene sus enfermedades y sus penas –dijo Jovita, con
tono nostálgico.
apellido paterno.
-No diga eso, que a todos nos llega la fecha y no la víspera. Todavía tiene
-Creí que me llamaba mi Dios y nadie sabe cuándo es “ese llamado”, sino
cuando le toca; y nadie sabe cómo es “esa voz” y cómo son “esos
-No crea; Él sabe que la necesitamos. Allá usté puede ser Princesa, por lo
enfermera.
216
-La gente cree que usté no tiene a nadie; que está íngrima en el mundo.
-¿Todas mujeres?
-Le voy a decir: Leopoldina, Saturia, Delia y yo. Humberto era hijo de
Saturia, y fue el hijo que me dio la gente. Me han hecho sufrir mucho
recordándomelo ofensivamente.
tatacoa.
-Pues sí, a veces son peores –dijo la enfermera, esperando que se refiriera
-Pero usté habla muy bien. ¿Tuvo educación? –preguntó con curiosidad,
podíamos. En ese tiempo no era como hoy, que las casas lo tienen todo.
Saturia era la que iba a lavar, y yo, la que planchaba; pero no con
planchas de las de ahora, sino con esas de calentar con candela. Eran
-No es como ahora con ese libertinaje. Nos crió mi mamá sin dejarnos
salir a bailar, ni nada de eso. Una vez fuimos a un paseo, y eso porque
218
estuvimos rogándole como cuatro meses; pero ya las niñas se van por ahí
-¿Cuál será?
Jovita se incomodó.
-No me gusta el rumbo que está tomando esta conversación –dijo Jovita,
pero lo de Pachito, es puro cuento; aunque supongo que usté sabe que
me vino a visitar. En esa época yo era todavía joven y le aseguro que mis
gracias tenía.
-Lo que pasa es que yo soy lista. Uno tiene que cuidarse. Qué se va a ir
uno con cualquiera, con tanto caso que hay por ahi. No, mijita querida –
dijo Jovita.
219
verso conocido.
-“Juguetes del viento son; son hojas desprendidas del árbol del corazón”
–concluyó Jovita.
Jovita respondió:
-“Fueron más bien amoríos, fugaces como las flores, corrientes como los
Cruces.
caucho, sacó una carta. ¿Qué nueva historia tenía? ¿Por qué tan
Bruno y ella tenían un sentido distinto de esa amistad. Para él, era motivo
para darse ínfulas de ingenioso; y, había ideado, con sus amigos, jugarle
Jovita Feijóo, Soberana de Todas las Coronas: Desde esta hermosa tierra,
esa Sultana o en los Castillos del lugar, que os esperan para acogeros.
tempestad seca, que no dejó de sorprender a los caleños, porque sin una
sola gota de agua, los cielos retumbaban con sus truenos. El radio de la
pies.
Jovita le pasó la carta con sus manos temblorosas, pero se advertía que
entreabriendo la cartera.
éste”.
cosas tan absurdas, sabía igualmente de ese poder extraño de Jovita para
relacionarse con todo el mundo, y además había visto esa carta y ese
sobre, con sus propios ojos. Para ella, era una burla que se le hacia; pero
de esa forma tan convencida, como lo contaba, ¿cómo era posible que no
Más que cuidarse, más que comer, Jovita se alimentaba de sus ilusiones y
me mejoré.
-Sí, Jovita.
-Pero, por qué tan resuelta, si aun está enfermita –observó la tía Bertha.
gente se la ideaba para decirle el apodo; por ejemplo: compré una finca,
223
EL TESTAMENTO DE JOVITA
cuestión.
-Yo sin la voz del Santo Padre no me aliento a responder la carta –dijo
Jovita colérica.
-Pero... –quiso comentar el cura.
-Vuelva en usted, Jovita; vuelva por sus fueros, que todos admiramos el
le respondió con cierta ira menor, irrepremida: “Pero, padre, el que sabe
puede”.
225
Y Jovita le dijo:
-¿Cómo así?
-Sí, padre, es que tengo otras dos cosas que necesito decirle.
-A ver, diga.
-Padre, yo tengo buena mi salud del alma, porque creo en Dios, Nuestro
-Padre, pero mi salud del cuerpo sí está muy mala, y yo quiero hacer mi
testamento.
hay que pensar en esas cosas; no hay que hacerle tanto drama a un
resfriado.
-Bueno hija, en ese sentido, tiene razón; pero para el testamento es mejor
usted considere.
algunas cositas especiales que aprecia; y también uno tiene algunos seres
-Yo no quisiera que las cositas de uno, después que uno se muera, queden
por ahi rodando; o que alguna persona inescrupulosa se las coja cuando
una esta perdiendo la vida. Uno quiere dárselas a las personas que quiere
-Sí, Jovita.
-El álbum familiar, algunas joyas finas de verdad -hay otras que son de
de mis riquezas y mis trebejos. Sepa que no todo es baratija sino que yo
-Sí, Jovita.
-Padre, y lo más importante: yo tengo seis coronas; las otras me las han
muera.
227
-Yo tengo algunas ideas, pero esas se las digo cuando venga; ¿cuándo
puedo venir?
Templo del Amparo; dos mesitas, la que está afuera, que usted vio y otra
preocupan son las coronas y las joyas. Padre, tengo dos misales, un
quisiera que usted los guardara; lo mismo que los relicarios traídos de
cosas, y no me gustaría que quedaran por ahí rodando como tablas viejas.
quiero que me entierren con ellos. Yo creo que si llevo ese cachito de mi
CARTAS SECRETAS
porque Jovita quiso que el Padre le escribiera una carta al presidente del
hacerme el milagro; que yo le ruego mucho a ella para que interceda por
mí ante el Señor.
-Sí, Jovita.
techo; que uno sin una casita es como un caracol sin concha, como si no
-Si, Jovita.
buses Rojo y Crema, Verde San Fernando, Blanco y Negro, con sus rutas
potencia para todo el día”. Un gamín espera al sol para quitarse los
carrera 15.
ayer, hoy reparados con cartón. Uno tras otro, caen. Preguntan la hora
231
esperando las siete; esperan la hora mirando la prensa, fresca aun, en los
puestos.
Aumentan los buses, los pitos y la gente. Todos contra el reloj, por la
billete y la moneda.
paga las ganancias del capital invertido por un hombre que apostó mil
extienden sobre la acera. Los peatones, como un río sigue los contornos
de su cauce, bordean los puestos: éste, ése y el de más allá. La policía les
-¿Su permiso?
-¿Es bonita?
-Pues...
buena suerte.
-Vea, corra esas cosas de ahí. Déjele espacio a la gente. Y ustedes: los de
-¿Le gustará?
233
Un hombre aparentemente sin pasado y sin futuro, pero tan cierto que es
menudeo. Al frente otro vende rimel para los ojos y, al lado, alguno
-¿Vanidades o Cromos?
Son las once; la hora de Anarkos, de los raponeros que marchan en gajos
del almuerzo.
pantalones, los interiores, las medias; los zapatos queman. Dos señoras
la guerra del centavo. Lo van “bombeando”. Ellas van a sus casas a tomar
personas.
los clientes les ocurre lo mismo. Son las mismas caras que se
dice: “Me deja las manzanas para el Cottolengo”, y coge dos, mientras
gusto, el oído, el tacto. Fue dejando los sentidos en la rutina, sin sentirlo,
Cincuenta pares de ojos miran los artículos, pero los de Adán, el vigilante
Llegó la suerte.
-¿Qué pasa?
237
¡Llegó la suerte!
La traen los loteros de las cinco y media. Cada uno la tiene, y todos
alguna vez ha soñado con ganarla y entonces podría hacer aquellas cosas
-Mire que es su suerte, señor, ¿No vio cómo el billete cayó a sus pies? No
la deje ir.
-En siete.
Cualquier hora es buena para comprar la lotería, pero los miércoles a las
-Ya compré.
terminal!
-¿Si comprás?
Las costumbres y los buses mueven las personas de las aceras como el
puerta del bus. ¡El bus! Un bus que se parece al de todos los viajes. Da la
ambiente.
los nocturnos habitantes del sector atraídos por Eros, tras el alcohol, el
acumulado en la calle.
240
MUERTE INTEMPESTIVA
del centro. Con gusto comenzó a visitar a sus amistades: “¡Qué alegría!”;
“¿No?”.
-Sí, Madam.
Fernando iba.
241
-Todavía no he podido visitar a todas mis amigas. ¡Es que sufro de una
recuperada.
-Me tengo que ir porque esta noche hay asambleas familiares y no puedo
faltar.
causa del aparato. Dio media vuelta, entró al almacén y se sentó en la sala
impidió darse cuenta quién era quién, en ese sitio; de manera que, cuando
-Pero...
personas.
242
aquí, paso, paso aquí, aquí, allí, allá; va y sigue, y la tarde declina. La
está herido, tiene una larga peladura en carne viva. Las manos y las
de este mundo. Pasan dos señores en bicicleta, van a casa, regresan del
243
El Gaucho.
Acción Comunal.
conseguido tanto.
RESURRECCIÓN DE JOVITA
todos los que la conocían o no. Pero, ella no perdió tiempo en reaccionar,
en hacer sentir que estaba viva y ocupaba su lugar. No; cuando los
echó mano al teléfono para ubicar el responsable -llame que llame, llame
Descansó al hablar con él, pero quedó aturdida con la noticia y las
Verde y rojo; rojo y verde: eran los colores de las graderías del estadio.
Los aficionados estaban vestidos con las sentidas divisas de sus queridos
equipos, y las mujeres, al igual que los hombres, con la vitalidad que
entendimiento, repasó los episodios del día. Oyó al gallo cantar y pensó
ilusiones de vivir, eran moderadas, que a nadie hacían daño; que no tenía
fresco de la noche, oyó el canto de los grillos, hasta que vio que se le
como un enfermo.
trabajaba en la agencia.
dijo Bruno.
-Te digo una cosa: esa mujer tiene verraquera, sino, ¿por qué todo el
-No creás. Hay muchos tocados en las calles y en los asilos, que no
-Es que la vieja es chévere, legal; ¿pero traumada?, está traumada –dijo
Nelson.
-Todas las viejas piensan en esa vaina aquí en Colombia –dijo Nelson.
-A Jovita hay que ponerle cuidado. Yo leí el otro día un cuento de uno de
-¿Quién sabe? ¿No viste cómo se aparecía en los mitines? Cogía a los
hagan nada a mis muchachos porque ellos son la voz del pueblo. Lo que
¡No faltaba más! Váyanse para su cuartel que voy a ir a hablar con mi
Fabio.
-Mirá; llegó el profe. Vámos que ése llama a lista –dijo César.
-Claro. Ese man tiene filosofía. Yo lo leí. ¿Ese no lo escribió Díaz? –dijo
José.
252
-Sí. yo lo leí; por los días de la coronación andaba con él. ¡Uy!, tiene
unas soyas increíbles. Mirá que en una parte, de esas de los sueños,
Jovita imaginaba que es la última mujer joven, que todas las demás son
darle al asunto..., pero queda uno por ahi. Ese es un pasaje soda. Jovita
decide que tiene que aguantar, que cuando pase la edad, cuando ya no
pueda ser madre, tendrá relaciones sexuales, mientras tanto no. Y sueña
preguntó al mesero.
dura y tiene sus nombres, boca y ano. En mi casa se llama Mario, Neila,
Lucila... Siete hijos y la comida no alcanza para un día. Hay que estarles
dando y se les sale. Entra por aquí..., y sale por acá... ¿Casado? Sí. O da
lo mismo. Los errores hay que pagarlos. O a la vida hay que ponerle
ayer. Lo que ella hace no lo hacen ni las autoridades: le lleva flores a los
-Sí, así es. ¿Cuánto le debemos? –reiteró Fabio, sin mirar la factura.
-Sí, con esa falsa noticia toda la ciudad reaccionó, ¿cómo será cuando se
Jovita era una parte de la ciudad, al mismo tiempo que era de toda la
asistente-, que Jovita viene de familias distinguidas del norte del Valle:
los Feijóo.
las letras doradas impresas en el lomo rojizo del libro: “FRAY BENITO
-Tiene parentesco lejano con los Feijóo de Galicia (España). Y son, y han
sido, muy ilustres; para que lo sepa, mi querido don Mauro -agregó.
-Mire lo que dice Azorín: “No hay ejemplo en España de más intensa
Jerónimo Feijóo”.
dilucidado, prueba muy bien que los duendes ni son ángeles buenos, ni
tristeza suma de los condenados. Esta razón milita del mismo modo
pena: para las gloriosas son indecentes estas diversiones, y las que están
penando no son capaces de gozarlas. A esto se puede añadir que sería una
almas separadas, infiere el citado autor que son cierta especie de animales
La razón es, porque para probar que los duendes no son ángeles ni almas
por otra parte, las acciones que frecuentemente se refieren de los duendes
racionales; lo que este autor no pretende, pues sólo los deja en la esfera
los que hablan de duendes; con que, o hemos de creer que no hay tales
duendes y que es ficción cuanto nos dicen de ellos, o que, si los hay, son
verdaderos espíritus.
físicas.
lo cual parece funda certeza moral, siendo increíble mientan todos estos
Lo primero, porque apenas son la centésima parte de los hombres los que
cinco o seis mil individuos de población (tomado uno con otro) habrá
doce, catorce, veinte que digan haber visto duendes. Ruego a los que
tienen práctica del mundo me digan con ingenuidad si hacen juicio que
cuidadosa atención con que le escuchan éstos; mucho más si, como
tan grata es para un hombre el que crean que tuvo valor para hacer frente
esta parte hace la vanidad es tan ocasionada, que no hay que extrañar que
amor heroico a la verdad para no violarla jamás con una mentira leve,
A esto se debe añadir que muchas veces no se cuentan estas cosas con
menor riesgo, de los bultos hace sombras. Si algún ruido de la noche los
de los ojos, los oídos, o la imaginación por ellos, aprehendiendo que oye
articuladas voces.
Es verdad que hay pocos sujetos capaces de tanto desorden; pero en otros
poco reflexivo, oyó algún estrépito nocturno con tales circunstancias, que
aquella burla, para tener después de qué reírse, etc. ¿Qué sucede en este
caso? Que el mismo que con buena fe refirió el principio que le había
suceso circunstancias fingidas, que acrediten que no pudo ser otro que el
levantar a su conjurada, que habla en latín, griego y hebreo, que vuela por
Es tan común esta flaqueza en los hombres, que conozco muchos, por
otra parte tan veraces, que con total espontaneidad jamás dicen una
ficción que les parezca oportuna para defender su sentencia. Citan por
que saben ser falsas; niegan otras que conocen verdades, divierten el
desengaño les viene por mano ajena en la lid de la disputa, creyendo que
cuales son creídas porque se señalan por autores de ellas algunos sujetos
262
aborrecen.
Pero los duendes metidos, que más eficaz y más generalmente engañan y
los domésticos; pero las más de las veces interviene con fin más criminal.
accidente le manifieste.
algunas máximas doctrinales erradas, con que dan más aliento a los que
quisieron practicar esta especie de treta. Dicen algunos que estos espíritus
263
sitio y lugar en el cual pueden dañar, de tal modo, que fuera de aquel sitio
historias semejantes a las que cuenta Moure, citado por el padre Fuente
que el conjuro de una buena tranca sería el más eficaz para aquel incubo.
¿Qué se debe ni puede discutir en este suceso, sino que era el autor algún
debe creer que la mujer era cómplice voluntaria, y usaban los dos de
Pero para el demonio ¿qué más tiene esta parte que aquella de la casa? Y
el fundar en esta y otras historias del mismo tenor la máxima de que hay
de qué puede servir sino de animar a los que quisieran usar de esta vana
motivo a este error sucedió y sucede muchas veces. Entra una criada o un
criado en una casa a servir, y entra el duende. ¿Por qué? Porque ella
misma era el duende, o lo era algún pícaro por motivo de ella. Acaeció
porque hay muchas damas que son duendes, como también muchos que
parte del mundo; todos los pueblos tienen sus espantos y leyendas.
del Convento de San Joaquín, el Fraile sin cabeza de San Antonio, los
no hablarle del Duende y la Llorona, y otros del Cali rural, que aun
perviven.
-Si don Mauro, aunque es sábado, venga por la tarde, que estoy
ancho, por 40 de alto, cada uno de metro y medio de largo. Los muebles,
de doble nave, están protegidos con vidrios para una mejor conservación
de los libros que tanto ama el jurisperito, por lo mucho que les debía, y
sin los cuales no concebía su vida. Con las puertas de los muebles
mañana quería escuchar, y don Mauro le dijo que todos. Y con total
Pardo fue contando, una a una, las leyendas tradicionales de Cali, y otras
El doctor le dijo a don Mauro que él mismo había oído, a media noche,
todos, había salido a verlos pasar, porque vivía en la calle 1ª No. 1-21, en
Bella Mujer Vestida de Negro”, que atraía a los hombres, les pedía un
cigarrillo y luego resultaba ser una calavera. Otra, también de una mujer,
como si les hubieran dado burundanga, que los caleños raizales asocian
con “La Tunda”, que sale por el Boquerón del Dagua y en gran parte del
sacerdote secular, quien deseaba ver cómo vivían los frailes, y recorrió el
Don Mauro quería conocer “La historia de las Tres Cruces”, pero el
que los perseguiría hasta hacer suyas a las almas de los participantes,
muy pendenciero, que esa noche habían convenido venir a estas tierras
peregrino, cubierto con un albornoz, pero que fue descubierto por las
fuerte olor a azufre, pero les gritó, con una voz desde ultratumba, que los
seguiría sin descanso hasta el fin de sus días –de los días de ellos, porque
costumbre se mantuvo durante todos esos años hasta que en 1937, fecha
en que fueron construidas las tres cruces, que hoy vemos, bajo la
dirección del presbítero Marco Tulio Collazos. Pero, don Mauro, hay
poeta, que “como el Diablo estaba adentro cuando pusieron las cruces, no
ha podido salir”. Algunos creen que ese apunte es más que una frase
guasona, y que en realidad la presencia del Diablo tiene que ver con la
baile y la parranda.
-En eso se nos junta el español, el moro, el indígena, y ese negro danzón
-Es nuestra mezcla, y por eso mientras unos le rezan al Diablo, otros
esa época se ocupaba de las mismas cosas; con lo cual concluyo, don
que vivir, pero somos esencialmente los mismos. Hasta me dan ganas de
-Estos factores, don Mauro, atrajeron mucha gente. Por esa época
había ido a otra casa, etc.; eran las disculpas que le hacía repetir a doña
Al mediodía iba Jovita por la calle 11 con carrera 6ª, cuando a la altura
iba la Calavera y un Enano que le tiró de la falda; y otro, con una cara
pero por ese lado apareció el Año Viejo, con su barba larga, y a su lado
caderas, dejando ver los pelos de las piernas, la siguió imitando sus
273
vió la llanta de un carro que pasó sobre sus anteojos, ni los oyó aplastar y
cosas por ahí regadas, continuó su camino, que se la llevaban los mil
demonios.
-Cafres –les gritó, con ganas de darle su buen sopapo a cada uno.
cabeza, se esparcieron por el suelo. Ella no las sintió, ni las vio, no supo
nada de ellas.
encima estallando toda esa pólvora. No, eso no iba con ella. Le gustaban
sí, las velas, el alumbrado de la Inmaculada, la novena del Niño Dios, los
274
villancicos, y los regalos, pero las murgas, no; le daban miedo, rabia, y
ROSAS ROSAS
besó y beso varias veces, dándoles y dándoles las gracias. Quitó el ramo
graciosa.
-Las flores son para decirle que la naturaleza la quiere. Son besitos de
cigarrillo, con ese aire sofisticado que asumía en sus mejores momentos.
rato.
Jovita quedó feliz; Clemencia muy contenta de verla, pero el que mejor
sentencias, que sin saber muy bien por qué, pensó que podría gustarle,
lavarlos.
-Yo quiero mucho a mis muchachos, bueno, a éstos; porque hay otros
que son muy jodidos y lo que quieren es mangoniarla a uno. Nadie sabe
EQUIVOCACIONES LAMENTABLES
Pasadas las fiestas y avanzando los primeros meses del año, fue invitada
Comunal, gracias a las ejecutorias del señor Cura Párroco y a las del
por sus intereses comunes. Hacía poco habían integrado una cooperativa
desaprovechar.
-¡Alto!
empezar.
279
-¿Si?
dijo:
Gobernador?
-Amanecerá y veremos...
Se dio comienzo al orden del programa para esa tarde, la que estuvo
clamó por su Reina que bajó y se metió en el ritmo, bailando por igual el
levantar la mano.
281
excusas.
Con gesto altivo y desdeñoso, rompió el círculo y se fue para la casa, que
natural, pero conocían las cosas que la contrariaban. La senda elegida por
exigía una absoluta fidelidad a sus sueños; por eso mismo era totalmente
previsible.
violada. Era una sensación que no sólo tenía respecto de ella sino de
embarazada; de ahí su distancia con las personas y, con mayor razón, sus
282
diría que era acogida por las demás personas, sin entrar en mayores
ella, pero Jovita se limitaba a “decir” sus cosas, comentaba Octavio. Sus
por el trato, sin que ella se preocupara “de hacer amigos”, aunque le era
de un guión teatral.
La tía Bertha con el paso del tiempo, y las cosas que venía sabiendo y
tranquila, y coincidió esa mañana con la tía Bertha, que estaba leyendo el
reticente, terminó por hacerle unos cuantos comentarios secos, en los que
sucedía a la tía que deseaba conocer “de sus cosas”. Esforzándose por
-Hableme Jovita, de las cosas que a usté como caleña le ha tocado vivir,
Azúcar, en el 58. Y le digo, eso sí, que lo que fue la explosión del 7 de
-¿Qué pasó?
-Breve.
piso. A los que estábamos en la casa, a todos le pasó lo mismo. Parte del
Enseguida todo cambió para la gente: con las velas, las linternas y unas
la gente rezaba y maldecía. Después nos enteramos que había sido una
y suplicaba. Fue una sacudida muy fuerte; hubo gente que quedó
286
muerta; mucha gente herida. ¡Fue una tragedia! La gente volvió a ver a
los soldados como gente, porque los estaban viendo como enemigos, con
palabra gente entre los muebles, los chécheres y los trebejos. Todo estaba
el dolor, la pérdida.
-¿Qué pasó?
-La gente decía que la culpa la tenía Gurropín; y el gobierno decía que
Llantas, y todos esos negocios. ¡Hasta muy lejos hizo estragos y llevó la
-Sí, cuente.
del Peñón, y en las de mis amistades de San Antonio, se les abrieron las
puertas, se les cayeron las ventanas y las paredes se les cuartearon; pero
Alberto Gómez Arenas, Jefe Civil y Militar. Esa es una de las cosas
bomberos son buena gente. Mi general peleó feo con los estudiantes, y
-¡Qué cosas!
-Almuerce hoy con nosotros, que hay lentejitas, carnita molida y plátano
aborrajado.
-Claro Jovita, con arroz blanco, con una cebollita larga y una papita
“Gurropín”. No sabía qué podría pensar “esa señora”, de oírle decir ese
apodo, ni tampoco por sus simpatías por los estudiantes. Por su parte la
gastillos personales.
historias.
-Le cuento Marujita que el cubano se ha interesado por estas causas mías.
-Le dije al Gobernador que una casa tan retirada no la podía aceptar; que
centro; no tiene que ser una quinta. Piense en San Antonio, por estos
lados.
cada una de las mesas del patio interior donde se atendía a los invitados.
novios partirían la torta. Jovita se coló entre ellos. Pilar, la novia, estaba
aire romántico. Juan Carlos, el novio, era alto, delgado, de pelo negro y
solapa de su vestido Juan Carlos tenía una rosa rosada que Pili le había
cinta rosada. Pili tomó el cuchillo para partir el ponqué y Juan Carlos
cambiando.
-No exagere.
-Hace ya mucho tiempo que me mataron –dijo Jovita con tono jocoso.
estudio.
-Muy hermoso.
-Es un grabado; son setters. Es una raza muy bella. Siéntese. ¿Fuma? –
-Son muy fuertes. ¡Ah, esa Jovita! –la trajo a la conversación-. Inés le
vulgo le ha subido los humos a la cabeza; pero el vulgo y ella son igual
-Ella tiene su encanto; la ciudad cuenta sus idas y venidas, sus entradas y
cosas.
-Una cosa sí le abono a esa señora extravagante con sus delirios y sus
la vuelta de tuerca que más me duele. Y estoy seguro que jamás habrá
con su pantalón zapote con rayas blancas, bien amplio, camisa anaranjada
inmensos, gorra chistosa, cara pintada, la nariz postiza, etc., como son los
-Me lo imagino.
-Jovita regañaba al payaso. ¿Quién sabe qué le diría? Eran tres payasos:
los otros dos aparecieron con unos aparatos de dentistería. Uno vestido
-¡No!
-Sí.
mano y el pelo alborotado, no hacía más que burlarse de ella. ¡La locura!
-No digas.
LA REDADA
A la misma hora, en Siloé, los bacanos lanzados a la salsa por los lados
-¡Nadie se mueva!
-¡Papeles!
exclama Hermínsul para sus adentros. “Ahí está ese tombo del otro día.
Hermínsul y le ordena:
sabe que corre, que ya en otra oportunidad se le voló, que le ganó en ese
Han encontrado dos billetes de cien pesos falsos en el suelo. Los agentes
estar ahí, a la Inspección. A las mujeres las dejan ir; a los varones los van
DOMINGO EN LA CATEDRAL
en una construcción que vigilaba “El Indio”, uno de los suyos. El Indio
-¿Cómo fue?
Radio Eco.
-Pero este güevon, la música que oye –protestó Hermínsul-. Ponete algo
más bacano. El Indio empezó a recorrer una a una las emisoras buscando
dormidos.
paseantes y bañistas.
celeste y una pañoleta blanca le cubre el pecho y cae sobre sus hombros;
veinte años, con su vestidura talar negra, enciende los cirios del altar
302
pelo negro oscuro; y un monaguillo, de tala roja y cuello blanco, aún más
Hace muchos años que lo ve pero no le gusta encontrarse con él, cuando
alba tejida y, sobre ella, la estola de seda, bordada bellamente con dos
-Y con tu Espíritu.
-El Evangelio es el “verbo del Verbo”, por eso se oye de pie, desde los
Bien y a las fuerzas del Mal. Unos ancianos se acercan al púlpito para oír
ahogarse la voz, pero se alcanza a entender: “...Ese cuadro triste del mal
salvación. De manera que en esa inmensidad del mal que nos rodea está
trata de que el hombre lo haga por sí mismo. Las fuerzas del mal seguirán
puerta que da sobre la calle 12, un pordiosero, dice “ve, esta chandosa”,
de la fe:
Llega el ofertorio. La presentación de las ofrendas del pan y del vino. Los
Es el momento de la consagración.
-Y con tu espíritu.
Y luego, con el vino, elevando el caliz, dice: “Hoc est enim Cálix...
Terminado el Padre Nuestro el sacerdote dice: “La paz del Señor esté
iglesia.
formar las filas para ir a recibir la comunión. Jovita, con su cartera azul
con sus bellas cabelleras negras naturales, mujeres mayores que se ven
-Lo que hemos recibido, Señor, con la boca, lo recibamos con el alma
-Y con tu espíritu.
cada paso, sus botas grandotas, viejas y rotas como dos anclas. Lenta,
Sigue, sigue avanzando; el saco sucio, largo y raído pesa mucho. El pelo
entre las altas palmeras, y la perrita amarilla está echada como un paria,
Español.
310
CAMPAÑA Y CUMPLEAÑOS
Jovita reapareció como tema de los caleños cuando José Pardo Llada, en
cubano los nombres de las personas que se sumaban a sus esfuerzos por
su cumpleaños, con una fiesta por todo lo alto. Y uno, o algún estudioso,
que más que estudioso fue tenido por provocador, escribió una nota
San Jovita como Martir en Brescia, con Santa Faustina (en el siglo II).
música.
estaba algo rancio. Entró al baño y se dio su ducha con agua fría. Salió
fue peinada por las hábiles manos de Violeta que conocía su gusto. A las
prefería irse a pie, de San Nicolás hasta la calle 12. Fue Madame quien la
minuto para ver, desde la acera del frente, el Carro Romano que está en la
obra de arte en ese lugar-, pues Jovita, apenas si reparó en él. Llegaron a
la calle 15, y allí, cortando Madame Marion los mil saludos que le daban,
Madame Marion sentía gratitud por Jovita, que fue leal a su salón ante las
con ella y les parecía que era una persona positiva. En cuanto a su
quedó en los años 20”. “Pero, tranquila, mija, que eso le luce”. Jovita
los colores, misteriosamente, para ser, esa flor, para ser esa mujer.
Jovita iba en el taxi como en una carroza. El taxista la llevó con gusto,
elegido, beige, como de novia, le sentaba perfecto, como los rayos del sol
le entregó una poesía escrito por el poeta Camilo Amariles Soto, y Jovita
-Sí, don José. Muy bonito. Esta poesía es una poesía épica, como
existencialista por esta época; pero esa poesía es mejor para otros
-Sí, don José. Es un poema apropiado para esta fecha porque más que de
mí, habla de esta gran campaña.; Mire bien, don José, y verá que esta
Jovita agregó:
poesía de los himnos, que es para los pueblos y no para una persona. Voy
-Veálo, allá está, con don Raúl, en la Dirección –indicó Pardo, quien
-No, Jovita; usted merece ese poema y muchos más. Y habrá quien le
Don Raúl Echevarría se les unió, también doña Helena Benítez, Cielo,
pero, no, ahí tenía la platica. Era realidad y era sueño, fantasía. En el
baño se metió el recibo en la copa del lado izquierdo, del brasier, bien
pegado al corazón.
andaban vagando por allí, la veían presa fácil. Se le fueron detrás, ella los
noticias.
taxi, yo no sé...
-¡Cálmese!
-No, don Orlando. Los vi. Además la vida de una persona como yo, no
entonces cuando comentó las buenas noticias y abrió los pocos regalos
que llevó, pues la mayoría los había dejado en las oficinas del periódico.
compartir la parte del ponqué que había dejado guardada, y que además
bus.
-¿Tiene de mora?
-¡De mora!
-¿Tiene de fresa?
-¡Fresa!
-Para mí de limón.
-¡Limón!
punto de que lo pisara una de las llantas del bus, y vió a su agresor
-Dejalo regao, que ese man viene muy ardido –le dijo Hermínsul al
conductor.
El chofer del bus le sonrió y aceleró la marcha, mientras las amenazas del
de lana de ceiba.
320
PALMERAS Y VICTORIAS
llegando los inquilinos con sus maletas, sus niños y sus problemas; llegan
de la ciudad o los recibe de otros sitios. Los atraídos por la luz, por los
cines, por las avenidas, por los amplios espacios públicos, por la
y más los del administrador. Cobra vida propia con sus diversas
los olores de los alimentos que se preparan en las habitaciones; con las
disputas familiares; las envidias, los odios, las culebras, los sapos, los
gatos, los conejos, los patos, los caballos, la nueva fauna efectiva; y un
les sale tanta cosa. Salen y salen cacharros, tarros, cachivaches, frascos
321
de lociones que no se untaron, latas de leche para niño que las boquitas
construiría con la plata de la colecta. Eso le decía al cochero, ese día que
había ido a Palmira, deseosa de hablar con los concejales para que
para ese proyecto, y muchos más. Era evidente que el pueblo la quería y
por ella haría cualquier cosa que se le pidiese –pensaba. ¿No había sido
las llaves del mismo San Pedro, pero su ánimo no le hacía perder la
Don Francisco, un viejo cochero, paisano suyo, que la vió por sus lares,
-¡Arre! ¡Arre Frontino! ¡tsst! ¡tsst!, que vamos con la Reina –decía don
Francisco.
vida.
-Hay desalmados que no piensan que los animalitos sienten igual que
uno.
Trotaba Frontino.
mejor que puedo: le doy cañita, miel de purga, salvado. Pa‟que, pero lo
Frontino al trotar movía una oreja para atrás y otra para adelante.
-Además yo soy de los que pienso que los caballos y las personas tienen
bella estampa, integrada al paisaje. Era de verlos por las calles de Palmira
-No estuvo mal, don Paco. Uno se merece que lo distingan. Usté sabe, yo
Jovita, con suspicacia, sin comentar nada de la carta del Cura, propensa
cambiando de tema.
325
El cochero voltió a mirar a Jovita, para ver que gesto hacía, y la encontró
Jovita sabía que ese coche rodaba desde la época de los Carnavales en
Cali, pero que éste, y otros más, –con el crecimiento del número de
-Gracias.
-Dios la guarde.
-A usted también.
326
ayudo.
Podría decirse que el viejo cochero era de los pocos que tenían la suerte
estaba con el general Gustavo Rojas Pinilla. Él, que conoció sus primeras
Salcedo. Guardaba las fotos de sus reinados y tenía varias en las que
que ella estaba con el capitán Alfredo Hurtado Sánchez, Comandante del
vida. Por ello iba el cochero en gracia, por haber tenido la suerte de
concejales que oyeran sus razones. Las oficinas del Concejo estaban
tienen sus poderes. Derrotada en la batalla sin haber podido entrar en ella,
-Es muy clara. El Padre le habla muy claro a ese señor del Concejo. Y
de una vez por todas la debían escuchar y darle su casita. Pensó, pero se
hablara con el padre García Herreros, del Minuto de Dios, en Bogotá, que
328
les había ayudado a conseguir techo. A ella le constaba por haberlo visto
en la televisión.
voy a contar.
casa del Virrey. Es mejor ser reservada –dijo Jovita-; guárdame la carta
-Yo le digo.
-Deberían atenderme aunque sólo fuera por pura educación, por respeto
favor.
dijo:
-Alegra.
dijo Jovita, recordando el verso que la señora Laly recitaba cuando iba a
-Sí.
-Yo también.
330
-Sí, Jovita.
verdad que Encarnación no supo a qué hora se lo tomó. Cuando la vio fue
-Los platos de mi tierra si son muy ricos –dijo Jovita, dando muestras de
LOS VAGOS
decir: “El amor es como los trenes; mientras unos van, otros vienen”. No
oficinas del Concejo cerradas, la decepcionó. Hacía frío. Las nubes grises
reconocer, bajo la luz del poste de la esquina que acababa de pasar, a los
dos vagos, y creyó ver sus caras torvas. “Son los mismos”, se dijo. Le
de las alcantarillas.
Se quedó alelada sin saber para dónde seguir, oyendo pasos que se le
de los bares, que no le dan confianza, que se ríen al verla pasar miedosa
(que se le cae la pava). Cree oír las pisadas tras sus talones y se sabe
la certeza de que será cazada. Sabe que los maleantes son jóvenes, más
impresiona tanto que teme le esté ocurriendo algo grave. Jovita no logra
decirle nada. Suda frío, está agotada, pero al ver los vagos campantes en
caras, los señala, con lo cual Bruno comprende todo, y acelera. Los dos
entran a un bar del que se escapan las notas rojizas y azules de un tango
de Dios.
334
Era por junio, cuando florecen los gualandayes “y hace la calor”, que
Tengo que mudarme y no dejar que se den cuenta a dónde –dijo Jovita.
-Deje esos temores. ¿Quién puede querer hacerle daño? –dijo doña Elvia.
-Eso es lo que dicen ustedes... ¿No vio lo del día de Palmira? ¿Y ese
-Una chanza. Esas son chanzas; usté tiene que soportar mucho por sus
causas, por su condición, por llevarle las ideas a los estudiantes –observó
doña Elvia.
hacerle algún daño, era obsesiva, y la hacía infeliz. Había pasado por
donde madame Marion averiguando por una pieza; ella fue la que le dijo
que doña María de Jesús Correa viuda de Ramos, ofrecía una. Nada más
cánon y fecha. Eso les contaba a los Manrique a quienes les daba pesar
-Bueno, si eso es lo que usté cree más conveniente, hágalo –dijo la tía.
don Guillermo, con el camioncito. Tan ordenada era que en media hora
estaba lista con sus trastos. El día de la partida almorzó con ellos y, al dar
sus haberes, ante la misma curiosa mirada de los vecinos; sin embargo
La habitación vacía, quedó con la puerta abierta. Las niñas tenían ganas
doña María, donde muy niña, Jovita, había vivido; cuando su madre
Joaquina llegó de Palmira, por primera vez. ¡Ah! sí, así habían sido los
336
por los reinados: corrían los años 30, y Jovita, joven y bella, presumía de
aficionada.
tuvo otra opción, ni medio más adecuado para salir del impase que
relataron cómo ella era la princesa de sus juegos infantiles. Es apenas una
Con las hijas de doña María, mayores y casadas, Sonia y Amparo, Jovita
Arrebato le llaman a esa negra más popular: Esa negra tiene fama, de
voy a pescar al río”, “Que viva Cali, Chipichape y Yumbo”, y todos esos
tanto “aguaje” y tanto “swing” que Amparo tenía, que parecía la esencia
la Pachanga.
los muslos y con unos boleros dobles en las mangas, que eran cortas y en
-No, lo que pasa es que a los “bacanes” les gusta bailar esos ritmos afro-
latinos.
-¿Afro-qué?
-¿Y usté, niña, dónde aprendió todo eso? Usté sabe más de lo que le
enseñaron.
-No sea maliciosa, que esto lo aprendimos todos los jóvenes en los
“agu‟e lulos”.
-Pero en estos tiempos, porque en los míos eso era mal visto.
-Vea niña, eso está muy raro; quedémonos donde estamos, que yo siento
llevo.
-Eso está para usted que es joven y bonita, y baila como los ángeles, así
volando, con esa gracia pegajosa –dijo Jovita imitando sus movimientos.
Amparo se rió y le dijo “Del puente para allá, es Juanchito; del puente
privacidad.
perder el alma, y volver al tedioso suceder del día. No para Jovita que
contenta; sintió que era más abierta y expansiva, que esa música tenía un
calor que se le metía y la movía, pero no sólo al cuerpo, sino algo que le
animaba la vida.
342
EN EL VIEJO SOLAR
Hacían planes Amparo y Jovita, sin pensar que el inasible tiempo es una
callando...”).
cantar la mirla, los chihuacos y los chicaos; donde veía corretear gallinas,
grandes.
-¿Usté es feliz?
-¿Se puede preguntar al día si es feliz, doña María? Yo no creo. Los días
son como la gente, con horas buenas y malas, y todos son distintos.
-Filosofías suyas.
343
-La gente me toma por rara y cree que estoy mal de la cabeza; si me
Yo no soy una loca. Míreme, ¿y diga si soy o no, como las demás
personas?
-Voy a decirle la verdá: usté no es como las demás personas; es más feliz,
-¿Quiere un cafecito?
mejor ir livianos, ligeros. Sepa que olvido sus ultrajes o como dice
mejor ver la cara buena de las cosas. Hay mucha gente mala en las
ciudades.
-¿Formidable? ¿No es mucho para esta vidurria que llevamos los pobres?
-Poco, cuando uno consigue pasarla entretenida. Pero eso es para las que
somos inteligentes.
“Qué cosas dice”, pensó doña María, yendo a buscar los cigarrillos.
-¿Usté para qué tanta ropa? ¡Dígame la verdad! –doña María le preguntó
-¡Eso sí que no! ¡Hay que tener mucha ropa! ¿Qué sería del mundo sin
colores? Los colores son bellos y alegran la vida. ¿Qué sería una flor sin
Los colores, para que usté lo sepa, doña María, son como los
sí, como regresando de un breve viaje a sus adentros o a sus causas, dijo:
Comunal del Barrio Belálcazar. Don Héctor Fabio sí hace obras para la
escudos...
-Sí, doña María, yo tengo mis escudos, como el pintor Marco Tulio
-Sí, el fue portero del América. Le cuento que lo conocí, jovencito, aquí
en San Nicolás, donde ha vivido toda su vida. Era albañil pero de unos
Cali y dice que a esta linda ciudad hay que retribuirle lo que nos ha
ofrecido; que “es una lástima que muchas personas hayan olvidado que lo
345
-Ya entiendo.
-Como con don Guillermo, como con Madame Marion, que usté la
los que participaron en la colecta que hizo Pardo Llada, que la lista es
larguísima. Le digo que, así como yo tengo mis escudos, de igual forma
quiero ofrecer mi brazo por las causas del barrio Belálcazar, porque el
hablar con las muchachas, para que ese día se queden en la casa y
como empezando a recoger los pasos, cuando una mañana (15 de Junio
ilusiones. Murió de muerte natural, como el naranjo carga, como los ríos
corren, como los niños crecen y la tierra gira, como la muerte llega.
346
ADIOS A LA REINA
pero he aquí que caen los reyes, como nos lo recuerda Manrique en las
¿Qué se ficieron?
como trujeron?
Paramentos, bordaduras
347
y cimeras,
de las eras?...”.
Doña María fue la primera en verla, luego sus allegados, después uno,
dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, cien, mil, dos mil, siete mil. Se
las flores y las causas como la Libertad, de Delacroix, con los pliegues de
la monodia de los rezos suplicando por su alma. Juan miraba a los ojos
féretro, se retiró con gran respeto, permitiendo ese diálogo inefable del
suaves, como si fuera a caminar las calles del cielo. Todo a su alrededor
cuidó bien de que no le faltara como había sido su deseo. Ante la mirada
de los asistentes Juan abrió la tapa del ataúd y puso, delicadamente bajo
tocara con sus manos, los sueños que animaron su vida y la habían
canción que faltaba; la que cante tus días: éstos, y los de cuando eras
recordarte, a ti, que estás en los días? ¿Cómo no ver tus mejillas
callados impulsos que asistieron tus sueños? Nadie puede rivalizar con
tus “Causas”, Reina del País de la Quimera. ¡Ah, bella! Las calles
sentir? ¿Quién supo de la sed con que tu bebías? ¿Quién, de verdad, pudo
ponerse en tus zapatos, llenos de magia, para volar sobre este mundo?
habana, con su pluma levantada y tus ojos claros, sosteniendo las diez de
vivir el tiempo breve que nos ha sido acordado. Reina, eres tu, reina en
cerró los ojos y todo se llenó de luz, de paso y de ruido. Juan bajó la tapa
río humano que llegaba hasta ella y que fue aumentando hasta el día
callejeras.
351
desprevenidos que habían ido a visitar a los suyos. Los que pudieron
salir, salieron, y los que no, fueron cogidos por ese mar de olas humanas
la noche llegaron con sus restos, los que encontraron camino o acceso
siguieron por él, los que no, se saltaban las tapias, los árboles, los tejados;
Reina.
352
EPILOGO
Inmóvil, sin frente para que la luzca, quedó envuelta en un paquete del
misterio. ¡Ay! Las amadas coronas de sus justas y sus torneos, las que
tantas alegrías y tristezas le dieron, ¿dónde quedaron? Ella, que con tanto
esmero y cuidado buscó las cajas de cartón de tamaño adecuado para sus
todas las cajas ¿cuál era la que tenía la corona para la Virgen? ¿En qué
parte, de ese cúmulo de trebejos inútiles, estaba? Ella, solo ella, era el
naufragio; el espejo que parecía agua, o luna, ahora era un pozo profundo
que se tragaba la luz; la cómoda abierta, con una mantilla blanca cayendo
las revistas, los atados de recortes, los artículos, las fotografías, los
viejos y sucios; las cartas, sin sentido; los almanaques de todos sus años
recoger el pelo por las noches; el polvo talco; las cremas y frascos de su
__________
-¡Señor!
-¿Sí?
-Cinco pesos.
-Pero si es Jovita.
-Se lo compro.
-Para servirle.
-Gracias.
-La gente lo compra mucho; lo mismo el afiche. Ella fue una mujer
única.
-¿Siii? Pues lo felicito. Le digo que a muchos de los del pueblo nos
-Gracias.
-Lo que sí le pido es, que cuando la escriba, venga aquí, a la calle doce, a
cuantas baratijas, vainitas de éstas. Le cuento que aquí mismo charlé con
ella. Dígalo así en su libro. Escriba que yo fui amigo de ella. ¡Ah! Jovita,
JOVITA EN EL CORAZÓN
Las calles
son bellas;
pero son
más bellas,
con ella;
con la canción
de su taconeo;
y sus carteras,
sus ilusiones
y sus sombreros.
357
CONTRAPORTADA
INDICE
Pág.
Ofrecimiento a la ciudadanía 3
Semblanza 4
Introducción 6
Ahí va la reina 9
Ideas y creencias 19
Un curioso trasteo 29
De posada transitoria 32
El fotógrafo y la reina 57
¡Óiganla! ¡Óiganla! 62
La reina en apuros 67
La caída de Aicardo 78
Violación de domicilio 88
Vicisitudes 113
Reminiscencias 202
La redada 292
Epílogo 343
Maestro
Diego Pombo Buritica
La Ciudad
Distinguido Maestro:
Cordialmente,
Las calles
son bellas;
pero son
más bellas,
con ella;
con la canción
de su taconeo;
con sus flores,
y sus carteras,
364
sus ilusiones
y sus sombreros.
Muchas gracias.
Maestro
Diego Pombo Buritica
La Ciudad
Distinguido Maestro:
Cordialmente,