MARX LIBERTARIO - Maximilien Rubel
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Libro 105
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Maximilien Rubel
Coleccin
SOCIALISMO y LIBERTAD
Libro 1 LA REVOLUCIN ALEMANA
Vctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgo
Libro 2 DIALCTICA DE LO CONCRETO
Karel Kosik
Libro 3 LAS IZQUIERDAS EN EL PROCESO POLTICO ARGENTINO
Silvio Frondizi
Libro 4 INTRODUCCIN A LA FILOSOFA DE LA PRAXIS
Antonio Gramsci
Libro 5 MAO Tse-tung
Jos Aric
Libro 6 VENCEREMOS
Ernesto Guevara
Libro 7 DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO - DIALCTICA DE LO IDEAL
Edwald Ilienkov
Libro 8 LA DIALCTICA COMO ARMA, MTODO, CONCEPCIN y ARTE
Iaki Gil de San Vicente
Libro 9 GUEVARISMO: UN MARXISMO BOLIVARIANO
Nstor Kohan
Libro 10 AMRICA NUESTRA. AMRICA MADRE
Julio Antonio Mella
Libro 11 FLN. Dos meses con los patriotas de Vietnam del sur
Madeleine Riffaud
Libro 12 MARX y ENGELS. Nueve conferencias en la Academia Socialista
David Riaznov
Libro 13 ANARQUISMO y COMUNISMO
Evgueni Preobrazhenski
Libro 14 REFORMA o REVOLUCIN - LA CRISIS DE LA
SOCIALDEMOCRACIA
Rosa Luxemburgo
Libro 15 TICA y REVOLUCIN
Herbert Marcuse
Libro 16 EDUCACIN y LUCHA DE CLASES
Anbal Ponce
Libro 17 LA MONTAA ES ALGO MS QUE UNA INMENSA ESTEPA VERDE
Omar Cabezas
Libro 18 LA REVOLUCIN EN FRANCIA. Breve historia del movimiento obrero en Francia
1789-1848. Seleccin de textos de Alberto J. Pl
Libro 19 MARX y ENGELS.
Karl Marx y Fiedrich Engels. Seleccin de textos
Libro 20 CLASES y PUEBLOS. Sobre el sujeto revolucionario
Iaki Gil de San Vicente
Libro 21 LA FILOSOFA BURGUESA POSTCLSICA
Rubn Zardoya
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https://elsudamericano.wordpress.com
HIJOS
La red mundial de los hijos de la revolucin social
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Artculo extrado del libro Marx sin mito de Maximilien Rubel. Ediciones OCTAEDRO S. L. 2003.
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Ttulo original: Anarchisme. (Texto provisional de uno de los artculos previstos para un
Lxique de Marx, elaborado conjuntamente por Maximilien Rubel y Louis Janover.) Primera
edicin: Etctera, 1977
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Artculo extrado del libro Marx sin mito de Maximilien Rubel. Ediciones OCTAEDRO. 2003.
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III
Marx rehus inventar recetas para el futuro, pero hizo algo mejor que esto:
intent demostrar que una necesidad histrica, como una ciega fatalidad,
arrastraba a la humanidad hacia una situacin de crisis en la que sera preciso
encarar un dilema decisivo: ser destruida por sus propias invenciones tcnicas,
o sobrevivir gracias a un sbito despertar de conciencia, que vuelva capaz de
romper con todas las formas de alienacin y de servidumbre que han marcado
las fases de su historia.
Ese dilema es fatal, la actitud a asumir queda en manos de la clase social que
tiene todas las razones para rechazar el orden existente, y para realizar un
modo de vida profundamente distinto del antiguo. Virtualmente, el proletariado
moderno es la fuerza material y tica apta para asumir esta tarea redentora de
alcance universal. Sin embargo, esta fuerza virtual slo llegar a ser real
cuando el tiempo de la burguesa haya sido cumplido, pues tambin ella
cumple un papel histrico, si no siempre es consciente de ello, sus idelogos
se encargan de recordarle su carcter civilizador. Creando el mundo a su
imagen, la burguesa de los pases industrialmente desarrollados aburguesa y
proletariza a las sociedades que caen progresivamente bajo su empresa
poltica y econmica. Vistos desde el ngulo de los intereses proletarios, sus
instrumentos de conquista, el capital y el Estado, son medios de servidumbre y
de opresin. Cuando las relaciones de produccin capitalistas, y por tanto de
los Estado capitalistas, se establezcan a escala mundial, las contradicciones
internas del mercado mundial revelarn los lmites de la acumulacin capitalista,
y provocarn un estado de crisis permanente que pondr en peligro los
mismos puntos de apoyo de las sociedades esclavizadas, amenazando la
directamente la supervivencia de la especie humana. La hora de la revolucin
proletaria habr sonado...
Nos ha bastado una exploracin algo audaz para sacar la ltima consecuencia
del mtodo dialctico empleado por Marx para desvelar la ley econmica del
movimiento de la sociedad moderna. Podramos apoyar esta idea abstracta
con referencias textuales que pueden desprenderse de muchos escritos de
Marx, de pocas diversas. No es menos cierto que la hiptesis ms frecuente
que nos ofrece Marx en sus trabajos polticos es la de una revolucin proletaria
en los pases con un largo perodo de civilizacin burguesa y de economa
capitalista; sta debe marcar el inicio de un proceso de desarrollo global, poco
a poco, al resto del mundo, asegurando la aceleracin del progreso histrico
mediante una smosis revolucionaria. Cualquiera que sea la hiptesis
contemplada, un hecho es cierto: no hay lugar, en la teora social de Marx,
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IV
La negacin del Estado y del capitalismo por la clase social ms numerosa y
ms pobre aparece en Marx como un imperativo tico antes de ser
demostrada dialcticamente como una necesidad histrica. Su primer
arranque, a partir de una evaluacin crtica de los resultados de la Revolucin
francesa, equivale a una eleccin decisiva, la del objetivo que, segn l,
cualquier hombre debera esforzarse en alcanzar; y este objetivo es
precisamente la emancipacin humana como culminacin de la emancipacin
poltica. El Estado poltico libre los EE.UU. le servan como ejemplo hace al
hombre esclavo, ya que se interpone como mediador entre el hombre y su
libertad, tal como el hombre religioso carga a Cristo con su propia divinidad.
Polticamente emancipado, el hombre no deja de participar de una soberana
ficticia; ser soberano disfrutando de los derechos del hombre, conlleva una
doble existencia, la de ciudadano, miembro de la comunidad poltica, y la de
particular, miembro de la sociedad civil; la de un ser celeste y la de un ser
profano. Como ciudadano, es libre y soberano en los cielos de la poltica, este
reino universal de la igualdad; como individuo, es rebajado y se degrada l
mismo en la vida real, la vida burguesa, al rango de instrumento para sus
congneres; entonces deviene en juguete de fuerzas ajenas a su voluntad,
materiales y morales, como las instituciones de la propiedad privada, de la
cultura, de la religin, etc.
La sociedad civil separada del estado poltico es la esfera del egosmo, de la
guerra de todos contra todos, de la separacin del hombre con el hombre. Al
asegurar al hombre la libertad religiosa, la democracia poltica no lo ha liberado
de la religin; igual que no lo libera de la propiedad al garantizarle el derecho a
la propiedad; de igual forma mantiene la esclavitud y el egosmo del trabajo al
acordar a todos la libertad del trabajo. Ya que la sociedad burguesa es el
mundo del trfico y del lucro, el reino del dinero, poder universal que ha
dominado la poltica y por tanto el Estado.
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sta es, presentada sumariamente, la tesis inicial de Marx: crtica del Estado y
del capital, procedente de un pensamiento anarquista ms que de un
socialismo o comunismo cualquiera. An no tiene nada de rigurosamente
cientfico, pero reclama y se nutre implcitamente de una concepcin tica del
destino humano al poner la exigencia de una realizacin en orden al tiempo
histrico. Por eso, sin limitarse a la crtica de la emancipacin poltica que
reduce al hombre al estado de mnada egosta y de ciudadano abstracto,
define el fin que conviene alcanzar y el medio para realizarlo:
Slo cuando el hombre individual, ser real, haya recuperado al ciudadano
abstracto y se haya convertido como individuo en un ser social en su vida
emprica, en su actividad individual, en sus relaciones individuales; slo
cuando el hombre haya reconocido y organizado sus propias fuerzas
como fuerzas sociales y que, por este hecho, no separar ya ms de l
mismo el poder social en la forma de poder poltico, slo entonces se
conseguir la emancipacin humana. (La Cuestin juda, 1844.)
Partiendo del Contrato Social de Rousseau, terico del ciudadano abstracto y
precursor de Hegel, Marx encontr su propio camino. Habiendo rechazado un
aspecto de la alienacin poltica preconizada por los dos pensadores, lleg a la
visin de una emancipacin humana y social que restablecera al individuo en
la integridad de sus facultades y en la totalidad de su ser. Rechazo parcial,
pues al ser una condicin histrica, esta etapa no puede desaparecer o ser
abolida mediante un acto de voluntad. La emancipacin poltica es un gran
progreso, es incluso la ltima forma de la emancipacin humana en el interior
del orden establecido, y como tal puede servir de medio para cambiar este
orden e inaugurar la etapa de la verdadera emancipacin humana.
Dialcticamente antinmicos, los fines y los medios se acuerdan ticamente en
la conciencia del proletariado moderno que, de esta forma, se convierte en
portador y en sujeto histrico de la revolucin. Clase que concentra todas las
taras de la sociedad y de la cual encarna el crimen notorio, el proletariado
posee un carcter universal como consecuencia de su miseria universal. No
puede emanciparse sin emancipar todas las esferas de la sociedad, y es
realizando los postulados de esta tica emancipadora como el proletariado
rechaza su propio estatuto de proletario. All donde Marx invoca la filosofa
como cabeza y arma intelectual de la emancipacin humana, de la que el
proletariado sera el corazn, nosotros preferimos hablar de tica,
significando con esto que no se trata de una especulacin metafsica, sino de
un problema existencial: importa cambiar el mundo y restituirle su rostro
humano original, y no interpretar la caricatura.
Ninguna filosofa especulativa ofrece al hombre la solucin a sus problemas
existenciales, slo elevando la revolucin al rango de imperativo categrico,
Marx razona en funcin de una tica normativa y no por referencia a una
filosofa de la historia o a una teora sociolgica. Slo una ciencia deba
despertar entonces la atencin de Marx; que no poda ni quera limitarse a la
pura exigencia tica de una regeneracin de los hombres y de las
sociedades:la ciencia de la produccin de los medios de existencia segn la
ley del capital.
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Al comparar el modo de emancipacin de los siervos en el feudalismo con el
de los trabajadores modernos, Marx notaba que, a diferencia de los proletarios,
los siervos deban desarrollar libremente las condiciones de vida ofrecidas, no
pudiendo, por eso mismo, ms que llegar al trabajo libre; por el contrario, los
proletarios no pueden afirmarse individualmente sin abolir su propia condicin
de vida; siendo sta idntica la del conjunto de la sociedad, slo bastaba con
suprimir el trabajo asalariado. Y aada esta frase que le servir en lo sucesivo
de leitmotiv tanto en su actividad literaria como en su accin de militante
comunista:
Los proletarios se encuentran pues en oposicin directa a la forma en la
que los individuos de la sociedad han podido, hasta ahora, darse una
expresin de conjunto, a saber el Estado: deben destruir el Estado para
realizar su personalidad. (Ideologa alemana, 1846)
Esta frmula, ms prxima al anarquismo de Bakunin que del de Proudhon, no
es fruto de un momento de irreflexin pasional, ni un simple gesto de un
poltico arengando en una asamblea obrera. Es la conclusin lgica, en forma
de postulado revolucionario, de todo un desarrollo terico que tiende a
demostrar la necesidad histrica de la comuna anarquista. Es decir, que el
advenimiento de la sociedad humana se inscribe, segn la teora marxiana,
en un largo proceso histrico. Finalmente, surge una clase social que
constituye la inmensa mayora de la poblacin de las sociedades industriales y
que, como tal, puede asumir una tarea revolucionaria creadora. Y para
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Poesa en referencia al trmino griego Poiesis. Vase en esta coleccin: Adolfo Snchez
Vzquez, Filosofa de la Praxis, 2da. Edic. 1980.
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La concepcin hegeliana del Estado rebaja la sociedad civil, sus leyes y sus
intereses a una realidad subordinada, al mismo tiempo que erige al Estado en
fin inmanente de dicha sociedad. Fue esa insoluble antinomia, que alimentaba
manifiestamente las instituciones polticas y jurdicas de la monarqua
prusiana, la que Marx escogi como blanco de su primer trabajo crtico
importante, tras haber tenido que renunciar, primero, a una carrera universitaria
y, luego, a la de publicista en su patria. La transicin entre la sociedad civil y el
Estado se lleva a cabo en Hegel segn el modelo de la Lgica, donde el paso
de la esfera de la esencia a la del concepto se lleva a cabo sin trabas.
Evitando considerar a los sujetos reales como fundamentos del Estado, Hegel
erige al Estado en sujeto, en sustancia mstica, en soberana viviente, siendo
presentado el monarca como encarnacin de la Idea. Ante la alternativa:
soberana del monarca o soberana del pueblo, Marx se pronuncia por la
democracia como verdad de todas las formas de Estado, postulado cuyas
implicaciones tericas y polticas conduciran pronto a un replanteamiento
radical del Estado poltico y a la teora de una praxis revolucionaria que
planteara la abolicin, la Aufhebung, del Estado como tal como ltimo
objetivo a alcanzar, sino de inmediato, seguramente en un previsible futuro, en
tanto que determinado por la voluntad emancipadora de los esclavos
modernos, del proletariado industrial ya empeado en el combate decisivo. La
exigencia de un Estado conforme a la razn, obra consciente y realidad social
de individuos empricos, de una democracia que absorbera al Estado poltico,
de una comunidad liberada de cualquier burocracia jerrquica y autoritaria, de
todos los rdenes mediadores entre gobierno y pueblo, en suma, de una
sociedad que excluyera los privilegios de clase, de nacimiento y de fortuna y
que permitira a todos los ciudadanos la participacin en los asuntos generales
del Estado unida dicha exigencia a la de una reforma electoral que
restablecera la autntica relacin entre la sociedad civil y sus elementos
representativos fue el primer paso dado por Marx en la lnea de una teora
social donde socialismo, comunismo y anarquismo iban a fundirse en un todo
cuya base conceptual estaba por determinar:
La reforma electoral es pues, en el interior del Estado poltico abstracto,
la reivindicacin de su disolucin, conjuntamente con la disolucin de la
sociedad civil (Anti-Hegel, 1843, MEW, I, p.327).
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Ttulo original: Anarchisme. (Texto provisional de uno de los artculos previstos para un
Lxique de Marx, elaborado conjuntamente por Maximilien Rubel y Louis Janover.) Primera
edicin: Etctera, 1977.
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todos los vestigios institucionales del pasado feudal. La mala utopa consistira
en imaginar el paso directo del rgimen feudal a un mundo de gestin social
liberada de toda autoridad poltica, sin que exista un proletariado surgido del
modo de produccin capitalista, es decir sin que se creen las condiciones
materiales de una emancipacin definitiva.
Los hombres construyen un nuevo mundo para ellos, no mediante
'bienes terrestres' como lo imagina la supersticin grosera, sino mediante
las conquistas histricas de su mundo en decadencia. Ante todo, han de
producir ellos mismos, en el curso de su desarrollo, las condiciones
materiales de una nueva sociedad y ningn esfuerzo del espritu o de la
voluntad sabra liberarles de ese destino. (DBrZ, 11.11.1847, MEW, IV p.
339).
Estas lneas, escritas antes de la revolucin de febrero, resumen en cierto
modo la filosofa de la poltica que Marx y sus amigos practicaron al lanzar en
Colonia la Neue Reinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), subtitulada
rgano de la democracia. No va a tratarse prcticamente de socialismo y de
comunismo, y menos an de anarquismo: el peridico ser como la voz de una
moral poltica dirigida a la burguesa alemana llamada a cumplir su deber
histrico, destruyendo en el interior las instituciones feudales y llevando a
cabo, en el exterior, una guerra santa contra el enemigo del Este, la Rusia
zarista. Despechado por el triunfo de la contrarrevolucin en Francia y en
Alemania, Marx se libr a un apasionado anlisis de las luchas de clases en
Francia en 1848, para llegar a unas conclusiones de alcance ms general,
aportando una nueva enseanza sobre las modalidades del proceso de
transicin revolucionaria de la sociedad de clases a la sociedad sin clases.
Esta enseanza gravita entorno de un nico concepto cuya ambigedad
contrasta extraamente con la firmeza con la que Marx se empeara, aunque
en escasas ocasiones por cierto, en reclamar la paternidad como descubridor:
la dictadura del proletariado. La imprecisin o la discrecin del discurso al
respecto no permiten, sin embargo, la menor duda en cuanto a que se trata
con ello, en el espritu y la teora de Marx, de una etapa decisiva en el
desarrollo del movimiento obrero, es decir de un perodo histrico antes
designado con el vocablo de conquista de la democracia. Por lo dems, no
cabe duda de que el autor de El Capital, al escribir su Libro sobre el Estado,
libro previsto en el plan de su Economa en seis rubricas, se hubiera
impuesto la tarea de ilustrar a sus lectores y discpulos sobre los secretos de
una dialctica que planteaba el concepto de dictadura con el eslabn inevitable
en un proceso de negacin que tena que conducir a la anarqua, o sea a un
estado en que el equilibrio entre la libertad individual y la necesidad social
sera la condicin vital de la expansin de una humanidad regenerada.
Los escritos periodsticos de Marx proporcionan numerosas muestras de esta
dialctica, en que se entremezclan la observacin del historiador y la visin
anticipadora del utpico. He aqu algunos ejemplos espigados en escritos de
diferentes perodos, de los que algunos son probablemente fruto de su
colaboracin con Engels:
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segundo Imperio estaba prximo; se asista al final de una parodia que los
gobiernos y las clases dominantes de Europa haban tolerado y alentado. La
guerra no puso trmino a las disensiones que se haban manifestado hasta
entonces en el seno de la A.I.T. En la prensa de los internacionales del Jura se
hablar de autoritarios y antiautoritarios, de anarquistas y doctrinarios,
de colectivistas y comunistas de Estado, etiquetas cuya paternidad atribua
Marx a la Alianza bakuninista en accin por los pasillos y con numerosas
ramificaciones en el continente europeo. Marx haba planteado al Consejo
general estudiar la transferencia de su sede al continente para no crear una
posicin privilegiada para los obreros de tal o cual pas. Las secciones
consultadas se pronunciaron en contra. El sitio del congreso de la A.I.T. se
haba fijado de antemano, en setiembre de 1870, pero los acontecimientos
llevaron a su postergacin. Entre las cuestiones que figuraban en el orden del
da, redactado por Marx, hay tres puntos esenciales:
- Relacin entre la accin poltica y el movimiento social de la clase obrera.
- Condiciones de la produccin cooperativa a escala nacional.
- Reconsideracin por el congreso de la cuestin sobre los medios de suprimir
la guerra.
La derrota del Imperio, la proclamacin de la repblica y, unos meses despus,
el advenimiento y cada de la Comuna sellaran el destino de la Internacional
ya muy zarandeada por los desacuerdos internos; se hundiran as las
esperanzas que su empuje inicial haba hecho nacer en los medios obreros de
los pases europeos y en los del otro lado del Atlntico.
El problema de la accin poltica estar en el centro de los debates de la A.I.T.
de setiembre 1871. No faltarn temas en ellos, incluido el comportamiento de
la Federacin del Jura y ms en particular de Bakunin, denunciados todos por
Marx como aliancistas. Desde la proclamacin de la Repblica francesa
(4.9.1870), Bakunin tom la resolucin de ir a Lyon donde un Comit de salud
pblica haba ocupado el Ayuntamiento y fue sustituido de inmediato por un
Consejo municipal electo, formado en su mayora por republicanos burgueses.
Bakunin y sus amigos tuvieron una reunin pblica y decidieron la creacin de
un Comit central de Salud de Francia que fij un plan insurreccional e hizo
colocar un cartel rojo que contena siete resoluciones la primera de las cuales
proclam la abolicin de la mquina administrativa y gubernamental del
Estado. El nombre de Bakunin figuraba entre los firmantes. Una proclama,
colocada la maana del 28 setiembre, convocaba al pueblo de Lyon a una
manifestacin para obligar a la autoridad a tomar inmediatamente las ms
enrgicas y eficaces medidas para la defensa nacional (cfr. J. Guillaume,
1907, t. II. p. 94 ss.). Al relatar a un amigo las causas del fracaso del
movimiento de Lyon, Bakunin escriba que tena el corazn lleno de tristeza y
de sombras previsiones, que se acab con Francia, y que este pas pasar
a ser un virreinato de Alemania; y aada:
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definitiva de las regiones y las naciones (p. 211). Marx comenta apenas las
precisiones de Bakunin sobre la naturaleza del Estado alemn, nico Estado
digno de este nombre en Europa (p. 212), pero esa anotacin filolgica
descubre la intencin crtica, inicio de una encuesta ms profunda:
Gosudarstvo (Imperio, reino); gosudar (soberano, monarca, emperador,
rey); gospodstvat (reinar, dominar); (...). En cambio, en alemn, Reich
primitivamente slo es un pedazo de tierra (grande o pequeo) englobado
en lmites determinados, denominada segn la tribu, etc., segn la gente
a la que pertenece.
Por ejemplo, la regin sobre el Regen en el Alto Palatinado hasta
Viechtach se llama el Viechtreich; Aachnerreich; Vrankryk (en los Pases
Bajos), Reich de Nimega, Reich de Megen; distrito de Trarbach en el
Mosela llamado an hoy Groverreich, otra regin en el Mosela Westreich
(1874-1875, MEW, XVIII, p. 601).
Marx anota una serie de prrafos referentes a la carrera de Francia como
Estado, a la vanidad patritica de las clases superiores, ya que el verdadero
patriotismo slo existe en el proletariado urbano, a la guerra de 1870-1871 y a
las manifestaciones de solidaridad obrera internacional, algunas de las cuales
ofendan los sentimientos patriticos y la fe estatal de la escuela de Lassalle y
de Marx", sirvindose ste ltimo de Liebknecht como emisario, etc. Ese
prrafo sobre la Comuna de Pars delimita la opinin de Marx quien no dej de
copiar, sin la menor protesta, la leccin crtica de su contrincante:
Todo Estado, incluso el ms republicano y ms democrtico, incluso
pseudo-popular como el Estado imaginado por Marx, no es otra cosa en
esencia que el gobierno de las masas de arriba abajo por una minora
sabia y por ello mismo privilegiada, como si comprendiera mejor los
verdaderos intereses del pueblo que el propio pueblo. (p. 220).
Bakunin no escatima sus simpatas hacia los pueblos poco corrompidos por la
civilizacin urbana, como Espaa e Italia, con ms sed de libertad y de
independencia, y en consecuencia ms prximos a la revolucin social, que
la Alemania movida por el ideal de un imperio pangermnico. En efecto,
adems de la miseria y la desesperacin, una apasionada conciencia
revolucionaria agita las masas meridionales que rechazarn el programa
comunista-estatal de Marx y asegurarn un pleno xito al programa de la
Alianza de los social-revolucionarios enemigos de toda dominacin
gubernamental y de toda autoridad (p. 227).
Los extractos reunidos por Marx mantienen en gran parte su inters, en
especial los que denuncian a igual ttulo el paneslavismo y el pangermanismo
as como aquellos en que Bakunin presenta el nuevo Imperio alemn y el
Imperio ruso como creaciones esencialmente germnicas, aunque en Rusia el
elemento trtaro forme una parte de la aleacin (p. 231). Si en ciertos
puntos el extractor y traductor debi sonrer irnicamente as cuando el autor
ruso declara a los eslavos pueblo no poltico, incapaz de formar un Estado,
en otros puntos no pudo sino expresar su coincidencia, as cuando Bakunin
desvela en los orgenes del Imperio ruso el knut trtaro, la bendicin de
Bizancio y las luces burocrticas, militares y policacas de Alemania (p. 232).
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La frmula del principio le era sin duda excesivamente familiar para merecer la
pena su transcripcin:
Contra esas tendencias estatales (...) se cristaliz por fin una corriente
esencialmente nueva tendiente a la abolicin de toda explotacin y de
toda opresin poltica o jurdica, gubernamental o administrativa, o sea la
abolicin de todas las clases mediante la igualacin econmica de todos
los bienes y de la destruccin del ltimo bastin, el Estado (ibid.)
Esta otra frmula de Bakunin recordaba ciertamente las ideas de Marx a
propsito del carcter internacional de la revolucin social; el anarquista ruso,
sin embargo, no se preocupaba en absoluto por la objetividad, prefiriendo
hacer responsable a Marx de la poltica socialdemcrata, circunstancialmente
bautizada como pangermnica, y atribuyndole la idea de un Volksstaat o
Estado del pueblo que ni siquiera Bismarck desaprobara. Los eslavos no
tenan pues nada que ganar alindose al Partido socialdemcrata alemn:
en cuya cabeza se hallan ante todo, bajo el aspecto de un duunvirato
recubierto de poderes dictatoriales, los sres. Marx y Engels, y tras ellos o
bajo ellos, los sres. Bebel, Liebknecht y algunos judos comisionados a
menesteres de escritura. (p. 241).
En contrapartida, Marx debi notar con agrado esa frase que le recordaba
probablemente la campaa de la Neue Rheinische Zeitung de 1848-1849:
Hay pocos rusos (...) que ignoran hasta que punto los alemanes (...) y
(...) el propio pueblo alemn odian a Rusia. Este odio es una de las ms
fuertes pasiones nacionales de Alemania (op. cit., p. 613).
El historial de la rusofobia entre los alemanes es cuidadosamente recogido por
Marx, as como la relacin de los repartos de Polonia y del expansionismo
ruso; idntica presteza en sealar la idea de la imperiosa necesidad para el
Imperio ruso-germnico de tener una alianza con Rusia. Marx subraya
voluptuosamente que, en la larga lucha entre Rusia y Polonia, entre dos
formas de Estado incompatibles, el knut ruso venci gracias al pueblo y que
as el Imperio-Knut fue fundado sobre las ruinas del Estado nobiliario polaco
y slo puede prolongar su existencia a condicin de oprimir a Polonia segn
los mtodos Muraviev; he aqu revelada la connivencia entre el pueblo y el
zarismo rusos. Y sin embargo, Bakunin afirma que el pueblo ruso... no tiene
nada en comn con el (Imperio ruso), por ser sus intereses absolutamente
opuestos a los intereses y aspiraciones del Imperio (p. 259; Marx, p. 614).
Si Marx seal con tanta precisin las concepciones de Bakunin sobre las
relaciones entre Rusia y Europa y sobre el destino de los pueblos eslavos
librados a la codicia de Austria, es porque l mismo, en el curso de su
colaboracin en la New York Daily Tribune (1852-1862), haba informado en
numerosos artculos de corresponsala las veleidades y las hazaas
expansionistas del zarismo ruso y revelado los objetivos de la diplomacia
zarista (vase asimismo sus revelaciones sobre la diplomacia secreta... en la
Free Press de David Urquhardt, 1856-57). Mal poda pasar por alto Marx
ciertas tesis anti-germnicas de Bakunin, y ello menos an pudiendo encontrar
en ellas temas que l mismo habra tratado si hubiera seguido proporcionando
sus crnicas a la N.Y.D.T. Tambin l entrevi el levantamiento campesino en
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Rusia que habra, segn Bakunin, puesto de acuerdo a Bismarck con los
polacos, teniendo como consecuencia el aislamiento del Imperio ruso,
separado de Europa por el nuevo Imperio Alemn.
A partir de aqu, el comentario de Marx se anima y toma casi la forma de un
dilogo:
Hablamos evidentemente del Imperio (ruso) y no del pueblo ruso que,
cuando experimente necesidad de ello sabr hallar o abrirse (...) camino
por doquier (p. 138, 139)
As pues, mientras que el pueblo ruso acepta como un todo y se abre camino
para no quedar cortado de Europa, esos anarquistas llevan a cabo una guerra
poltica. Y qu quiere Bakunin? Los alemanes y los polacos destruyen el
Imperio ruso, pero provocan al mismo tiempo un levantamiento general y
triunfal de los campesinos en Rusia. Bismarck y los polacos no podrn impedir
que esos campesinos se den una organizacin anarquista. Por el contrario;
harn entre ellos una propaganda ms eficaz que la muy clebre Alianza; y
cuando ese Estado anarquista quede establecido en tan grandes dimensiones,
los hermanos latinos y eslavos se inflamarn. Que sea consecuencia de una
guerra que Rusia desencadena contra Alemania o viceversa, es lo mismo.
Sealemos de paso que ya que en Servia, segn Bakunin, no existe fuera del
pueblo ms que la clase de funcionarios, en qu va consistir la revolucin
social servia como no sea en la supresin de esa clase que constituye por si
solo el Estado?, (Marx, op. cit., p. 618 ss.).
Sin embargo, Marx deba haber notado, leyendo y traduciendo el texto de
Bakunin, que este enfocaba los problemas de la diplomacia de los Estados
europeos en una perspectiva de expansionismo a largo plazo, en que las
tendencias asiticas, centrada en la toma rusa de Constantinopla y la
conquista de fronteras martimas van a conducir a la multiplicacin de las
comunicaciones por mar y ferrocarril hasta el da en que la navegacin area
iguale las condiciones de desarrollo de la existencia para todos los pases:
He aqu lo principal para Bakunin, igualar, por ejemplo, reducir a toda Europa
al nivel de los mercaderes de ratoneras eslovacas.
En la espera, la navegacin martima sigue siendo el medio principal de la
prosperidad de los pueblos. He aqu el nico punto en que el sr. Bakunin
habla de condiciones econmicas y admite que son el fundamento de las
condiciones y diferencias entre los pueblos independientemente del
Estado. (ibid., p. 619).
Marx retiene, de este parntesis materialista, la insistencia con la que
Bakunin subraya los excepcionales logros de las poblaciones costeras en tanto
que fundadoras de civilizacin. Pero por un momento, tras haber sealado un
prrafo relativo a los habitantes del litoral que seguirn estando en todos los
aspectos a la punta del progreso y constituirn en cierto modo la aristocracia
de la humanidad, por lo menos mientras que la navegacin area no haya
sustituido a la navegacin martima, Marx lanza la siguiente objecin:
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Marx: Por poco que Bakunin hubiera estado familiarizado aunque slo fuera
con la posicin de un manager en una cooperativa obrera de produccin, sus
divagaciones sobre la autoridad se iran a paseo. Deba haberse preguntado:
qu forma pueden revestir las funciones administrativas sobre la base de este
Estado obrero, ya que quiere usar este trmino?
Bakunin: Esos elegidos sern en contrapartida socialistas convencidos. Las
palabras socialista sabio.
Marx: jams utilizadas.
Bakunin: socialista cientfico
Marx: utilizado slo por oposicin al socialismo utpico que querra hacer
engullir al pueblo nuevas simplezas en vez de restringir su ciencia a la
comprensin del movimiento social practicado por el propio pueblo; vase mi
libro contra Proudhon.
Bakunin: que vuelven sin cesar en los escritos y discursos de los
lassalleanos y marxistas, prueban por s mismos que el autodenominado
Estado popular no ser ms que la direccin desptica ejercida sobre las
masas del pueblo por una nueva aristocracia poco numerosa de autnticos o
presuntos sabios. El pueblo, al no ser sabio, ser pues completamente
liberado de las preocupaciones gubernamentales e integrado por completo en
el rebao de los gobernados. Bella liberacin! Los Marxistas se dan cuenta de
esta (!) contradiccin y, admitiendo que la direccin gubernamental es de los
sabios.
Marx: (Quelle revene!) (en fr.)
Bakunin: la ms pesada, la ms vejatoria y la ms despreciable que sea,
ser, pese a todas las formas democrticas, una verdadera dictadura, se
consuelan con la idea de que esta dictadura ser temporal y de corta duracin.
Marx: Non, mon cher! (en fr.) los marxistas se consuelan con la idea de que
la dominacin de clase de los trabajadores sobre las capas sociales del viejo
mundo en lucha con ellos slo podr durar tan largo tiempo que no sea
destruida la base econmica de la existencia de las clases.
Bakunin: Pretenden que su nica preocupacin y su nico objetivo sea
instruir y educar al pueblo.
Marx: (Poltico de cabaret!)
Bakunin: tanto econmica como polticamente, a tal nivel que cualquier
gobierno no tardar en volverse intil; y el Estado, tras haber perdido su
carcter poltico, o sea autoritario, se transformar por s mismo en una
organizacin completamente libre de los intereses econmicos y de los
comunes. Hay en ello una contradiccin flagrante. Si su Estado es
efectivamente un Estado popular, porqu destruirlo? y si su destruccin es
necesaria para la emancipacin real del pueblo, porqu se atreven a llamarlo
popular?
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Marx: Sin referirnos al hecho de que Bakunin ensarta sin cesar la mana
Comunista, etc., slo hay una cosa que decir: dado que durante el perodo de
lucha por el derrocamiento de la vieja sociedad el proletariado acta an sobre
la base de la vieja sociedad y en consecuencia slo se mueve an en formas
polticas que le eran ms o menos propias, an no ha alcanzado, durante ese
perodo de lucha, su constitucin definitiva y emplea medios para liberarse que
sern caducos tras la liberacin. El sr. Bakunin concluye pues de ello que sera
preferible que el proletariado no hiciera nada... y que esperase el momento de
la liquidacin general, del Juicio final.
Bakunin: Gracias a nuestra polmica...
Marx: (Que evidentemente apareci antes que mi libro contra Proudhon y el
Manifiesto comunista, e incluso antes que Saint Simon).
Bakunin: contra ellos.
Marx: (Bello hysteron prteron)
Bakunin: nosotros les llevamos a reconocer que la libertad o la anarqua.
Marx: (El sr. Bakunin no ha hecho ms que traducir en trtaro confuso la
anarqua de Proudhon y de Stirner)
Bakunin: Es decir, la libre organizacin de las masas obreras de abajo
arriba,...
Marx: (Necedad!)
Bakunin: Es el objetivo ltimo de la evolucin social y que todo Estado, sin
exceptuar el Estado popular, es un yugo, lo que significa que, por una parte
engendra el despotismo y, por la otra, la esclavitud (Marx, op. cit., p. 599-657;
Bakunin, op. cit., p. 7-280, traduccin, p. 203-347).
Las ltimas pginas del manuscrito de Marx no contienen ms que extractos
del texto de Bakunin, a excepcin de una nica observacin en que las frases
del anarquista sobre la revolucin social son calificadas de pura fraseologa.
Entre los prrafos retenidos se seala la condena de la poltica de compromiso
de los socialistas autoritarios y cientficos con los gobiernos y los partidos
burgueses: las relaciones y negociaciones de Lassalle con Bismarck son
notorias. Los seguidores del sr. Marx en Alemania, han cuchicheado la misma
cosa aunque de manera encubierta (p. 348). Sin duda el copista experiment
una especie de delectacin transcribiendo ciertos dardos procedentes de la
maligna imaginacin de su retratista: Marx se vea promovido a jefe de
gobierno, tutor del pueblo ignorante, dividido en dos ejrcitos, industrial y
agrcola, bajo el mando directo de los ingenieros del Estado que van a formar
una nueva casta poltico-sabia privilegiada (p. 349; Marx, p. 638).
Contrariamente a Lassalle, Marx no tiene ningn sentido prctico, es un
incorregible soador como lo prob con su accin en la Internacional tendiente
a establecer su dictadura sobre todo el movimiento revolucionario del
proletariado de Europa y Amrica. Es preciso estar loco o hundido hasta el
cuello en la abstraccin para fijarse un objetivo semejante (p. 349; p. 638).
Las divagaciones de Bakunin no carecen de gracia. Habiendo tratado a Marx
de jacobino que suea con la dictadura poltica, le inventa dos verdaderos
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