Juan Luis de León Azcárate, El 'Libro de Las Profecías' de Cristóbal Colón (1504) : La Biblia y El Descubrimiento de América
Juan Luis de León Azcárate, El 'Libro de Las Profecías' de Cristóbal Colón (1504) : La Biblia y El Descubrimiento de América
Juan Luis de León Azcárate, El 'Libro de Las Profecías' de Cristóbal Colón (1504) : La Biblia y El Descubrimiento de América
1
La investigacin que ha dado origen a este estudio ha sido financiada por el Ministerio
Espaol de Ciencia y Tecnologa, dentro del Proyecto BFF200304857 del Plan General de Pro-
mocin del Conocimiento, perteneciente al Plan I + D + I de la Universidad Pontificia de Sala-
manca, dirigido por el Dr. Jos Manuel Snchez Caro.
2
Edicin crtica de R. Rusconi, Cristoforo Colombo, Lettere e scritti (1495-1506), tomo I:
Libro de las profecas, Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Roma 1994. Existe una edicin fac-
smil del Libro de las Profecas, incluyendo un estudio previo y una traduccin, a cargo de F. lva-
rez Seisdedos, Cristbal Coln. Libro de las profecas, Testimonio Compaa Editorial, Madrid
1984. Esta es la edicin y la traduccin que se seguirn a lo largo de este trabajo. Tambin son de
inters las ediciones de J. Fernndez Valverde (ed.), Cristbal Coln: Libro de las profecas,
Alianza Editorial, Madrid 1992, toda en castellano, y la de Kay Brigham, Cristbal Coln. Libro
de las profecas. Introduccin, traduccin y notas de Kay Brigham, Editorial Clie, Barcelona 1992.
Esta ltima, lamentablemente, en lugar de ofrecer una traduccin literal de las citas de la Vulgata (o
su versin original en latn) ofrece como traduccin la versin de la Biblia Reina-Valera (revisin
de 1977) y, para los libros deuterocannicos, la de la Biblia de Jerusaln. Esta misma autora tiene
un estudio sobre esta obra titulado Cristbal Coln. Su vida y descubrimiento a la luz de sus profe-
cas, Editorial Clie, Barcelona 1990. Por otro lado, la importante compilacin de C. Varela, Crist-
bal Coln. Textos y documentos completos. Relaciones de viajes, cartas y memoriales, Alianza
Editorial, Madrid 1984, slo ofrece una breve seleccin del Libro de las Profecas (pp. 286-291).
Existe una edicin con traduccin inglesa a cargo de D. C. West-A. Kling, The Libro de las profe-
cas of Christopher Columbus, University of Florida Press, Gainesville 1991.
3
J. Gil- C. Varela (eds.), Cartas de particulares a Coln y Relaciones coetneas, Alianza
Editorial, Madrid (1984) 295, lo denominan un centn de pasajes de la Biblia y de los Padres de
la Iglesia. Distinta, preocupada y en clave psicolgica es la interpretacin que hace del Libro de
las Profecas M. Ballesteros Gaibrois, Historia de Amrica, Ediciones Istmo, Madrid (1989) 179
I.
EL LIBRO DE LAS PROFECAS, LA EVANGELIZACIN
DE LAS INDIAS Y LA RESTAURACIN DE JERUSALN
128, hace una presentacin de las discusiones relativas a la ubicacin del Paraso Terrenal (Con-
cluyendo, dice el Almirante que bien dijeron los sacros telogos y los sabios filsofos que el
Paraso Terrenal est en el fin de Oriente, porque es lugar temperadsimo. As que aquellas tierras
que agora l haba descubierto, es-dice l- el fin del Oriente), y, en I, 140, Las Casas explica las
razones por las que crey Coln que el Paraso Terrenal estaba en el golfo de la Ballena, entre la
tierra firme y la isla de la Trinidad. En otros diarios de sus viajes Coln repetir esta idea e igual-
mente en su carta al Papa Alejandro VI de febrero de 1502: Esta isla es Tharsis, es Cethia, es
Ophir y Ophaz e Cipanga, y nos le havemos llamado Espaola () Cre y creo aquello que creye-
ron y creen tantos sanctos y sacros thelogos, que all en la comarca es el Paraso Terrenal ().
(Sigo la edicin de C. Varela, Cristbal Coln. Textos y documentos completos. Relaciones de via-
jes, cartas y memoriales, Alianza Editorial, Madrid (1984) 311). Las Casas dir que Coln muri
creyendo, equivocadamente, que la isla Espaola era Ofir o Tarsis, de la que Salomn traa oro
(Historia de las Indias II, 39). En relacin con Tarsis, la mayora de biblistas entendan, siguiendo
a San Jernimo, que tarsis en hebreo significa mar, de modo que traducan la expresin naves
de Tarsis como naves de carga o naves de alto bordo. Lo cierto es que, despus de Coln,
otros identificaron tambin Ofir con las Indias o con parte de ellas, llegando incluso a sugerir el
origen hebreo de los indios, algo que nunca afirm Coln. As, por ejemplo, Arias Montano (en su
aparato crtico a la Biblia Polglota y en Antiquitates Iudaicae) fue de los primeros autores que
sostuvo la genealoga hebrea de los indios americanos y que el Ofir de III Re 9, 28 era Per.
6
Sigo la edicin de C. Varela, Cristbal Coln. Los cuatro viajes. Testamento, Alianza Edi-
torial, Madrid (2000) 209-210.
7
Citado por C. Bayle, Espaa en Indias. Nuevos ataques y nuevas defensas, Editorial Illu-
minare, Vitoria (1934) 183, nota 21. En la misma pgina Bayle seala la respuesta de Isabel la
Catlica a esta actitud de Coln: Quin es el Almirante para hacer esclavos a mis vasallos?.
8
Bartolom de Las Casas, Historia de las Indias, I, 46; hecho que Las Casas condenar
como pecado citando Rom 2 [, 7-9?]: Non sunt facienda mala ut bona eveniant. Vase tambin
Historia de las Indias, I, 134.
9
Bartolom de Las Casas, Historia de las Indias, I, 144.
10
Ibid. I, 150. Precisamente, el hijo de Cristbal Coln, Hernando, relata en su Historia del
Almirante don Cristbal Coln, t. II, cap. 75, que, con el fin de sonsacar voluntades contra Rol-
dn, el Adelantado (un hermano de Cristbal Coln), avisado de ello, se prepar para la defensa,
animando a los suyos con palabras y ofrecindoles muchas mercedes y dos esclavos a cada uno,
para su servicio (edicin de L. Arranz, Hernando Coln. Historia del Almirante, Historia 16,
Madrid (1984) 256. Bartolom de Las Casas reprochar a Coln que enviara a los Reyes una carta
en la que afirmaba que los indios iban desnudos, sin armas y eran cobardes, por lo que era fcil
mandarles: Y cierto, aqu el Almirante ms se extendi a hablar de lo que debiera, y de esto que
aqu concibi y produjo por su boca, deba de tomar origen el mal tratamiento, que despus en
ellos hizo (Historia de las Indias, I, 184-185). En el fondo, el reproche es muy fuerte, pues viene
a decir que la imagen que ofreci Coln de los indios facilit que los espaoles entendieran que
era fcil su conquista y dominio.
11
Bartolom de Las Casas, Historia de las Indias I, 153. Muy significativa es su condena de
las brutales represalias de Alonso de Hojeda realizadas el 9 de abril de 1493 en Ro del Oro con el
consentimiento de Coln, quien mand cortar las cabezas de indios presos: hermosa justicia y
sentencia para comenzar en gente tan nueva ser amados los cristianos, para traerlos al cognosci-
miento de Dios, prender y atar a un rey y seor en su mismo seoro y tierra, y pared por medio
della, condenarlos a muerte () por una cosa en que quiz ninguna culpa tuvieron, y ya que la
tuviesen, siendo tan leve y habiendo de preceder mil comedimientos y justificaciones primero
(Historia de las Indias I, 93).
12
Sigo la edicin crtica de M. A. Medina-J. A. Barreda- I. Prez Fernndez, Fray Bartolom
de Las Casas. Obras completas. 3. Historia de las Indias, tomo I, Alianza Editorial, Madrid
(1994) 360.
13
Historia de las Indias I, 2. Sobre esta visin positiva de Coln por parte de Las Casas,
vase F. Cant, Conciencia de Amrica. Crnicas de una memoria imposible, Pontificia Universi-
dad Catlica del Per, Lima (1995) 48ss.
14
Bartolom de Las Casas, Apologtica Historia Sumaria, eplogo. Edicin de V. Abril Cas-
tell- J. A. Barreda- B. Ares- M. J. Abril Stoffels (eds.), Fray Bartolom de Las Casas. Obras
completas. 8. Apologtica Historia Sumaria III, Alianza Editorial, Madrid (1992) 1592.
15
M. Gimnez Fernndez, Bartolom de Las Casas I: Delegado de Cisneros para la refor-
macin de las Indias, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla (1953) 24.
16
G. Gutirrez, Dios o el oro en las Indias (s. XVI), Sgueme, Salamanca (1990) 23.
17
F. lvarez Seisdedos, Cristbal Coln. Libro de las profecas, Testimonio Compaa Edi-
torial, Madrid (1984) 14: entre los mviles ms eficaces que impulsan la accin del primer almi-
rante de Indias, en su proyecto de llegar a las playas de mundos desconocidos a travs del
Atlntico, hay que contar, en primer trmino, con su ideal religioso () alimentado por la lectura
y el estudio de la Biblia, fuente principal de su inspiracin.
18
M. Egan, El salmo 19 y el descubrimiento de Amrica, Revista Bblica 54 (1992) 232.
19
K. Brigham, Cristbal Coln. Su vida y descubrimiento a la luz de sus profecas, Editorial
Cle, Barcelona (1990) 52-53. En opinin de esta autora, los trabajos forzados y la esclavitud de
los indios organizada por Cristbal Coln durante su segundo viaje fue forzada por las circunstan-
cias y no empaa el sentido humanitario del Almirante y su deseo genuino de alumbrar a los
indgenas con la luz del Evangelio de Cristo (p. 35).
20
Preocupacin no extraa a la poca, pese a que los monarcas europeos se mostraban reti-
centes, y que se mantuvo aos despus del propio Coln en algunos cronistas de Indias. As, por
ejemplo, Toribio de Benavente (Motolina), en su Historia de los indios de la Nueva Espaa
(1541) I, XV, nn. 156-182, relata que, con motivo de la tregua militar entre Espaa y Francia
(Niza 1538), se represent el da del Corpus Christi en Tlaxcala (Nueva Espaa) una obra teatral
titulada La conquista de Jerusaln. Conquista que el propio Motolina deseaba pudiera hacer
realidad el emperador y rey de Espaa Carlos V.
21
Sin embargo, la preocupacin por la restauracin de Jerusaln no aparece en el codicilo
fechado en Valladolid el 19 de Mayo de 1506, la vspera de su muerte.
Conviene destacar, sin embargo, que este afn de Coln por recu-
perar Jerusaln para la Cristiandad, afn lgico en la religiosidad de la
poca pero no correspondido por los prncipes y reyes europeos ms
realistas y pragmticos, en ocasiones parece ambiguo, pues tambin
habla de la reconstruccin de la Casa de Jerusaln25. Algunos autores
sospechan que esta referencia a la casa santa lo es realmente al Tem-
plo de Jerusaln, pues, en hebreo, casa y templo se dicen de igual
manera (bayit). Est pensando Coln realmente en la reconstruccin
22
C. Varela, Cristbal Coln. Los cuatro viajes. Testamento, Alianza Editorial, Madrid
(2000) 151.
23
C. Varela, Cristbal Coln. Textos y documentos completos, Alianza Editorial, Madrid
(1984) 303.
24
Ibid., 310-313.
25
El trmino casa lo utiliza Coln en su diario de a bordo del primer viaje (26 de diciem-
bre de 1492; aqu indirectamente), en sus apostillas a la Historia rerum ubique gestarum de Eneas
Silvio Piccolomini, (penltimo folio vuelto), en sus cartas a la Reina Isabel (agosto-septiembre de
1501) y al Papa Alejandro VI (febrero de 1502), y en los folios 4 vuelto y 6 del Libro de las Pro-
fecas. En este ltimo folio, Coln se apoya, errneamente, en Joaqun de Fiore (1135-1202), aun-
que no seala en qu obra: El abad Johachn, calabrs, diso que haba de salir de Espaa quien
hava de redificar la Casa del monte Sin. Bartolom de Las Casas tambin alude a la casa,
refirindose a Coln, en su Historia de las Indias I, 2.
del Templo de Jerusaln, algo deseado por los judos pero nunca, al
menos como templo judo, por la Iglesia cristiana?26 En algunas tradi-
ciones cristianas medievales e incluso a finales del siglo XVI se pen-
saba que en los ltimos das el Templo de Jerusaln sera reconstruido
por el Anticristo quien se sentar en l ordenando que se le adore como
a Dios, o se pensaba que sera reedificado pero al servicio del culto
cristiano27. De ser cierto este deseo implcito de reconstruccin del
Templo, Coln estara bordeando la ortodoxia cristiana y mostrando
una fe juda mal disimulada. En el clculo que establece el propio
Coln sobre la creacin del mundo en sus apostillas a la Historia rerum
ubique gestarum de Eneas Silvio Piccolomini (quien luego fuera Papa
Po II entre 1458 y 1464 d. C.)28, muestra un marcado inters en las
fechas relativas al Templo de Jerusaln, particularmente las concer-
nientes a su construccin y sucesivas destrucciones y reconstrucciones:
26
En el cristianismo primitivo se interpret la cada y destruccin de Jerusaln (y, por tanto,
del Templo) del ao 70 d. C. como un castigo por la muerte de Jess (as Orgenes, Contra Cel-
sum 1, 47 y 2, 13; y Eusebio de Cesarea, Historia Eclesistica I 1, 2; II 5, 6; 6, 8; III 6, 28; 7, 7) o
por la muerte de su hermano Santiago (as Hegesipo segn la tradicin recogida por Eusebio de
Cesarea, Historia Eclesistica II 23,18). El mismo San Jernimo consideraba una fbula la idea
juda de la reconstruccin del Templo: Todo ese libro [se refiere al Apocalipsis], o hay que enten-
derlo en sentido espiritual, como es mi sentir, o de seguir una exgesis carnal, habr que dar fe a
las fbulas judaicas de que Jerusaln volver a edificarse y se ofrecern vctimas en el templo
(carta a Marcela 59, 3). Traduccin de D. Ruiz Bueno, Cartas de San Jernimo. Edicin bilinge,
BAC, Madrid (1962) 520. Obviamente, poco sentido tendra que la Iglesia deseada su reconstruc-
cin, al menos como templo judo.
27
Cf. J. Gil, Mitos y utopas del Descubrimiento. 1. Coln y su tiempo, Alianza Editorial,
Madrid (1992) 209-211. Como ejemplo de la primera interpretacin Gil menciona la obra de Cris-
tbal de San Antonio, Triumphus Christi Iesu contra infideles, Salamanca 1524, y del segundo, el
manuscrito de Juan Lpez de Palacios Rubios, Libellus de insulis Oceanis quas vulguas Indias
appellat.
28
El pontificado de Po II estuvo dominado por la cruzada contra los turcos conovocada en
1459 en Mantua, pero sin efectos prcticos ya que no cont con el apoyo de los monarcas euro-
peos. En 1464 l mismo asumi personalmente la cruzada, esperando que los monarcas europeos
la apoyaran esta vez, lo que tampoco ocurri. Es significativo, en una poca donde no faltaban
ciertos temores apocalpticos, que en la carta Cum sicut, de 14 de noviembre de 1459, condenara
el siguiente error de Zanino de Solcia: El mundo ha de consumirse y terminar naturalmente, al
consumir el calor del sol la humedad de la tierra y del aire, de tal modo que se enciendan los ele-
mentos (DS 1361).
que naco Abraam fasta que foe destrudo la segunda Casa 1088
aos. Y desqde la destruccin de la 2 Casa fasta segundo los
judos, fasta agora, siendo el ao del nacimiento de Nuestro Seor
de 1481, son 1413 aos. Y desde el comienzo fasta esta era de 1481
son 5241 aos (penltimo folio vuelto de las apostillas)30.
29
Cf. 3 Re 6, 1.
30
Texto tomado de C. Varela, Cristbal Coln. Textos y documentos completos. Relaciones
de viajes, cartas y memoriales, Alianza Editorial, Madrid (1984) 14.
31
Texto tomado de J. Gil, Mitos y utopas del Descubrimiento. 1. Coln y su tiempo, Alianza
Editorial, Madrid (1992) 213.
32
Vase, no obstante, el ndice de citas de los profetas y de los Salmos al final de este trabajo.
Para esta interpretacin (la cual, una vez ms, hay que intuirla
porque Coln no entra en explicaciones) se apoyar en los salmos que
subrayan la realeza de Yahv (Sal (Vg) 46; 92; 95; 96; 97; 144; 145).
Tambin son importantes las referencias de Coln a lo que hoy conoce-
mos como el Deutero-Zacaras (Zac 9-14), el cual culmina precisa-
mente con la visin de la glorificacin escatolgica de Jerusaln (Zac
14), y que reproduce en gran parte desde los folios 50 hasta el 53. Sin
olvidar la importante cita de Is 2, 2-3, reproducida por Coln en el f. 54
vuelto, que promete el asentamiento del monte de la Casa de Yahv, es
decir, Sin y el Templo, y la confluencia hacia l de todas las naciones.
En esta cita Coln confluye, en tono escatolgico y como prembulo
de la parusa, los dos grandes objetivos de su obra: la restauracin de
Jerusaln y la evangelizacin de las Indias. Esta interpretacin es de las
pocas que claramente se explicitan en el Libro de las Profecas, ya que
en el margen izquierdo de la cita bblica se glosa: El inters del profeta
es acerca de la vocacin de las gentes y de la venida de Cristo Jess en
su prlogo. Igualmente podra sealarse la referencia a las glosas de
Nicols de Lyra a Mt 24, 14 y Mc 16, 16, de las que concluye:
33
En el mismo lugar, remite a Alfonso de Madrigal El Tostado (1400-1455) y, aunque no
lo menciona, a su Commentaria in sextam partem Matthaei, cuestin 46 sobre Mt 24.
II.
CLAVES HERMENUTICAS DE COLN: SENTIDO
ALEGRICO DE LA ESCRITURA Y APOCALPTICA
34
Quiz en una edicin, de las varias que se publicaron entre 1473 y 1505, que incluyera las
Postilla litteralis de Nicols de Lyra, autor medieval muy citado por Coln en el Libro de las Pro-
fecas. En todo caso, no parece que se trate de la versin Sixto-Clementina aprobada por la Iglesia
a finales del siglo XVI. Sobre esto, vase Hector Ignacio Avalos, The Biblical Sources of Colum-
bus Libro de las Profecas, Traditio 49 (1994) 331-335. Para la bsqueda de citas bblicas Coln
debi de servirse del cdice titulado Concordantiae Bibliae Cardinalis S. P., manuscrito del
siglo XV conservado en la Biblioteca Colombina.
35
C. Varela, Cristbal Coln. Textos y documentos completos. Relaciones de viajes, cartas y
memoriales, Alianza Editorial, Madrid (1984) 241.
36
Entre los principales cronistas de Indias que participaron en este debate sirvindose de IV
Esdras, cabe destacar al jesuita Jos de Acosta, Historia natural y moral de las Indias (1590) I,
XXIII; al dominico Gregorio Garca, El origen de los indios del Nuevo Mundo (1607) III, I; al
carmelita Antonio Vsquez de Espinosa, Compendio y descripcin de las Indias Occidentales
(1629) I, IX, 52; y al oidor de la Audiencia de Lima Diego Andrs Rocha, Tratado nico y singu-
lar del origen de los indios occidentales del Pir, Mxico, Santa Fe y Chile (1681) III, 2. Sobre
este ltimo, vase J. L. de Len Azcrate, El tratado sobre el origen de los indios del Nuevo
Mundo de Diego Andrs Rocha (1681): un ejemplo de manipulacin poltica de la Biblia, Reli-
gin y Cultura 50 (2004) 93-118.
37
Agustn de Dacia, Rotulus pugillaris, I.
38
M. J. Gil, El libro de Marco Polo anotado por Cristbal Coln. El libro de Marco Polo
versin de Rodrigo de Santaella, Alianza Editorial, Madrid (1987) vii, define a Coln como eru-
dito de relumbrn, cuando ha ledo de verdad una obra, gusta de citarla para airear su ciencia.
Este autor considera que ser a partir de 1498 cuando Coln haga profusin de citas de autores
antiguos (el libro de Marco Polo lo obtendr en 1497), pero en 1492 slo llevara consigo un
Almanaque para prever los eclipses y quiz un Ptolomeo (p. viii).
39
Toms de Aquino, Suma Teolgica, Ia, q.1, a.10 ad 1um: La multiplicidad de sentidos
escriturarios no produce equvocos ni ambigedades, porque, como hemos advertido, no se multi-
plican los sentidos debido a que una misma palabra signifique muchas cosas, sino debido a que
las cosas significadas por las palabras pueden ser signos de otras. Nada, pues, de esto engendra
confusin en la Sagrada Escritura, ya que todos los sentidos se apoyan en el literal y ste, y no lo
que se dice por alegora, es el que suministra argumentos (). Traduccin de R. Surez, Suma
Teolgica de Santo Toms de Aquino, tomo I, BAC, Madrid (1947) 101.Vase tambin Quodl.
VII, 616m.
40
Vase Jean Gerson, De sensu litterali Sacrae Scripturae en P. Glorieux (ed), Oeuvres com-
pletes, Volume 3: La oeuvre magistrale Desclee, Paris 1962.
45
Sal 2, 7.
46
Nicols de Lyra, Glossa ordinaria, comentando el Sal 2.
Pero tambin entiende Coln que los personajes del Antiguo Tes-
tamento tienen en ocasiones significado espiritual para el pueblo de
Dios en todos los tiempos, sirviendo de ejemplos o modelos para los
dems creyentes. Coln, por tanto, opta por una interpretacin muy
personal de los textos bblicos, y en particular dando preferencia al
sentido tpico, es decir, el concepto de promesa-cumplimiento, que en
ocasiones aplicar a s mismo como se ver con ms detalle en el
siguiente apartado. Es interesante destacar que, intercalado entre las
citas de autoridades mencionadas y casi desapercibido para el lector,
aparece un texto muy breve, pero mucho ms personal y probable-
mente tambin ms interesante que los influjos citados, que ayuda a
explicar mejor tanto la propia autocomprensin del Almirante como su
hermenutica bblica. Se trata de una oracin escrita en el folio 2 que
da la impresin de estar inspirada en distintas citas bblicas (que
sugiero en nota a pie de pgina), en la que Coln muestra su convic-
cin personal de que es necesaria la ayuda divina para un mejor enten-
dimiento de las Escrituras, con la cual un hombre no docto en ellas
(como reconoce es su caso) podra interpretarlas correctamente:
47
Act 22, 3.
48
Is 32,4.
49
Sal (Vg.) 93,12.
50
Jn 14,26; 2 Ped 1,20-21.
51
Esto no significa que Coln pusiera al mismo nivel a cristianos, judos y musulmanes. De
los judos no dice nada negativo salvo que rechazaron la fe en Cristo (algunos autores sospechan
que l lo era, al menos de origen), pero de los musulmanes es claro que no tena un juicio positivo:
los Reyes Catlicos son enemigos de la secta de Mahoma (carta prlogo al diario de su primer
viaje) y Coln se hace eco de las tesis de Pedro de Aliaco (1350-1420 d. C.), quien sostena en su
Libro de las leyes y las sectas, cap. IV, que despus de la ley de Mahoma vendra la ley del Anti-
cristo (Libro de las Profecas, f. 24 vuelto). Sin olvidar, por supuesto, que Jerusaln, a la que
quiere liberar Coln para restaurar su Casa, estaba ocupada entonces por el Imperio Otomano.
52
Condena confirmada por el Papa Martn V en la bula Inter cunctas de 22 de febrero de
1418.
otras movimientos espirituales, otras la ley de la eternidad, y si en algunas se cifran todas estas
cosas a la vez (De la religin verdadera, 99; traduccin de V. Capnaga, Obras de San Agustn
en edicin bilinge, t. IV, BAC, Madrid (1961) 191).
56
Tomo el texto de J. Gil, El fin del Imperio bizantino y su proyeccin escatolgica en P.
Bdenas de la Pea- I. Prez Martn (eds.), Constantinopla 1453. Mitos y realidades, Consejo
Superior de Investigaciones Cientficas, Madrid (2003) 42-43, quien utiliza, con alguna modificacin,
60
Sobre el Apocalipsis del Pseudo-Metodio vanse F. J. Martnez, Eastern Christian Apo-
calyptic in the Early Muslim Period: Pseudo-Methodius and Pseudo Athanasius, Ph. D. Diss.,
Catholic University of America 1985; G. J. Reinink, Die Syrische Apokalypse des Pseudo-Metho-
dius, E. Peeters, Lovanii 1993; W. J. Aerts-G. A. A. Kortekaas, Die Apokalypse des Pseudo-Met-
hodius. Die ltesten griechischen und lateinischen bersetzungen, In Aedibus Peeters, Lovanii
1998. Sobre el ambiente de miedo provocado por la cada de Jerusaln a manos de los musulma-
nes en el siglo VII d. C., vase M. Vallejo Girvs, Miedo bizantino: las conquistas de Jerusaln y
la llegada del Islam, en Internet (http://www.ull.es/congresos/conmirel/VALLEJO.htm).
61
Aqu Coln no indica a qu obra de san Agustn se refiere, pero s en el f. 25 donde seala
La Ciudad de Dios XXII, 30. Con toda seguridad se refiere al siguiente prrafo: Con todo, esta
sptima [edad] ser nuestro sbado, cuyo fin y trmino no ser la noche, sino el da del domingo
del Seor, como el octavo eterno que est consagrado a la resurreccin de Cristo, significndonos
el descanso eterno, no slo del alma, sino tambin del cuerpo. Traduccin de J. C. Daz Bayral,
La Ciudad de Dios. Obra escrita por el Padre de la Iglesia San Agustn, Apostolado de la Prensa,
Madrid (1944) 938.
62
Se refiere a Alfonso X el Sabio y su Tabule astronomice.
63
Probablemente Coln est pensando en las expresiones el tiempo est cerca o vengo
pronto del Apocalipsis (Apoc 1, 3; 22, 6. 7. 10. 12. 20). En el f. 25 citar Lc 21, 31: Sabed que
est cerca el reino de Dios.
III.
COLN, EL ENVIADO DE DIOS PROFETIZADO
EN LAS ESCRITURAS
64
Juan Federico Lummio, De extremo Dei iudicio et Indorum vocatione, libri II, Antuerpiae
1567 (apoyndose en textos como Mt 22, 1-14 y Lc 14, 16-24); Jos de Acosta, Historia natural y
moral de las Indias (1590), I, 15 (apoyndose en Is 18, 1); Arias Montano, Commentarii in Isaiae
prophetae sermones, Antuerpiae 1599 (ste apoyndose en Is 66, 19); fray Luis de Len, Exposi-
cin del libro de Job, 1575-1591 (en su comentario a Job 28, 4); Triple comentario al Cantar de
los Cantares, 1589 (en su comentario a Cant 8, 8); e In Abdiam Prpphetam expositio, 1589 (apo-
yndose en Abd 20 e Is 18). Sobre este ltimo autor, vase A. Moreno Mengbar- J. Martos Fer-
nndez, Fray Luis de Len. Escritos sobre Amrica, Tecnos, Madrid 1999. Ya que estos ilustres
humanistas compartirn, mucho tiempo despus de Coln, la idea del vaticino divino del descu-
brimiento de las Indias, convendra no despreciar la interpretacin que ste hace de s mismo y de
su descubrimiento, por ms que lgicamente no se est de acuerdo con ella.
65
Se refiere a Moralia in Job (o Morales, como la denomina Las Casas), y en particular a
XXIII, 19, donde San Gregorio comenta Job 33. Esta magna obra fue concluida el 597 d. C. y en
ella San Gregorio hace prevalecer la consideracin moral sobre la histrica y alegrica.
66
M. A. Medina-J. A. Barreda- I. Prez Fernndez, Fray Bartolom de Las Casas. Obras
completas. 3. Historia de las Indias, tomo II, Alianza Editorial, Madrid (1994) 1020-1021.
Yo, bien que llevase fatiga, estaba bien seguro que esto no
verna a menos, y estoy de contino, porque es verdad que todo
pasar, y no la palabra de Dios, y se cumplir todo lo que dixo. El
cual tan claro habl destas tierras por la boca de Isaas en tantos
lugares de su Escriptura, afirmando que de Espaa les sera divul-
gado su sancto nombre. E part en nombre de la Sancta Trinidad, y
volv muy presto con la experiencia de todo cuanto yo haba dicho
en la mano. Dice [Coln] ms, que estaba profetizado por Isaas y
por otros profetas, que de Espaa deba ser predicada nuestra
sancta fe de Jesucristo en ellas, porque ningn misterio tocante a la
Universal Iglesia, as antes del advenimiento de Cristo, como des-
pus de venido, () que por los profetas, y principalmente por Isa-
as, que ms claro que otro, segn San Agustn [y San Jernimo], de
la conversin de las gentes habl, no haya sido antes dicho ()
(Historia de las Indias, I, 127)67.
67
Ibid., 1017-1018.
68
La referencia exacta es Confesiones IX, 5, 13. A diferencia de Coln, San Agustn se mos-
tr mucho ms prudente a la hora de interpretar a Isaas, ya que, como l mismo indica si leemos
toda la cita, todava no se senta bastante ejercitado en el lenguaje divino: l me mand que
leyese al profeta Isaas; creo que porque ste anuncia ms claramente que los dems el Evangelio
y la vocacin de los gentiles. Sin embargo, no habiendo entendido lo primero que le, y juzgando
que todo lo dems ser lo mismo, lo dej para volver a l cuando estuviese ms ejercitado en el
lenguaje divino. Traduccin de P. Tineo Tineo, Agustn. Confesiones, Ciudad Nueva, Madrid
(2003) 298.
69
Libro de las Profecas, f. 5.
Del nuevo cielo y tierra que deca Nuestro Seor por sant
Juan en el Apocalipsi [21, 1], despus de dicho por boca de Isaas
[65, 17], me hizo mensajero y amostr aquella parte (Historia de
las Indias, I, 181)70.
70
M. A. Medina-J. A. Barreda- I. Prez Fernndez, Fray Bartolom de Las Casas. Obras
completas. 3. Historia de las Indias, tomo II, Alianza Editorial, Madrid (1994) 1266.
71
La cita de Is 65, 17 vuelve a aparecer en el Libro de las Profecas (ff. 36, 37 y vuelto); no
as la de Apoc 21, 1.
72
La del Apocalpsis es para disimular y ofrecer una imagen cristiana, como sospechan los
defensores de la fe juda de Coln? No necesariamente, a fin de cuentas el Libro de las Profecas
recoge otras citas neotestamentarias, incluidas del Apocalpsis.
Al unificar ambas citas (Is 65, 17 y Apoc 21, 1), Coln ha des-
escatologizado la del Apocalipsis o ha escatologizado la de Isaas?
Cualquiera de las dos interpretaciones es posible, ya que Coln inter-
preta que, una vez evangelizadas las Indias y restaurada la Casa de
Jerusaln, el fin de los tiempos poda ser inminente. Sin embargo, dado
que parece evidente que est identificando el nuevo cielo y tierra con
las Indias por l descubiertas, el tono de su interpretacin es ms inma-
nente que escatolgico. Junto a la des-escatologizacin del Apocalip-
sis, destaca la conciencia que tiene Coln de ser el mensajero de ese
nuevo cielo y tierra. Se refiere con el mensajero a alguna profeca
bblica concreta? Ni Is 65, 17 ni Apoc 21, 1 mencionan mensajero
alguno, pero es muy probable que se est refiriendo al mensajero que
anuncia buenas nuevas para Sin (Vulgata y Libro de las Profecas: tu
qui evangelizas Sion) de Is 40, 9, o al que anuncia la paz y la salva-
cin de Jerusaln de Is 52, 7. Este es precisamente uno de los objetivos
con que Coln justifica la bsqueda de oro y riquezas en las Indias: la
liberacin de Jerusaln del poder musulmn y su restauracin para la
Cristiandad. Ambas referencias de Isaas son citadas claramente en el
Libro de las Profecas (f. 29 vuelto, y f. 34 y vuelto, respectivamente).
Secundariamente, Coln podra referirse tambin a los mensajeros o
embajadores (Vulgata y Libro de las Profecas: legatos) de Is 18, 1-2,
quienes, provenientes de Etiopa y tras cruzar el mar, llevan presentes
para Yahv al monte Sin (Is 18, 7). Cita de Is 18, 1-7 que tambin
reproduce en el f. 55 del Libro de las Profecas.
Es en este libro donde Coln va a mostrar, mediante una identifi-
cacin personal con distintas imgenes y figuras de las Escrituras, par-
73
Cita tomada de J. Gil, Mitos y utopas del Descubrimiento. 1. Coln y su tiempo, Alianza
Editorial, Madrid (1992) 200-201.
74
Esta estima de s mismo contrastaba con la imagen, casi siempre burlona, que no pocos de
sus contemporneos tenan de l, como seala Bartolom de Las Casas: unos burlaron dello y
quiz dl; otros lo tuvieron por adevino; otros, mofando, por profeta (Historia de las Indias I, 2).
75
Libro de las Profecas: En toda la tierra sali su pregn y sus palabras llegan hasta los
confines de la tierra. Sobre esta cita y su uso por Coln vase M. Egan, El salmo 19 y el descu-
brimiento de Amrica, Revista Bblica 54 (1992) 231-236. Ms que ofrecer un estudio crtico, el
autor invita a leer los Salmos, y en particular Sal (Vg) 18, 5, con el espritu con que lo ley el Des-
cubridor y contrastndolo con la experiencia personal.
76
Jn 10, 14. 16.
77
3 Re 10, 14; 2 Par 9, 13.
78
3 Re 10, 17; 2 Par 9, 16.
79
1 Par 29, 4.
80
Se refiere a Joaqun de Fiore (1135-1202), aunque Coln no indica obra alguna. Menciona
esta misma profeca en el Libro de las Profecas, ff. 6 y 67 vuelto, pero su atribucin a Joaqun de
Fiore es supuesta, no real. En opinin de J. I. Saranyana-A. de Zaballa, Joaqun de Fiore y Am-
rica, Ediciones Eunate, Pamplona (1995) 173, fueron movimientos bajomedievales catalanes,
como el de fray Arnaldo de Muntaner, y corrientes ms o menos pseudo-joaquinistas (pero no
realmente joaquinistas), los que pudieron influir en la corte de los Reyes Catlicos e incluso de
Carlos V, alimentando as formas de providencialismo poltico-religioso.
81
Sigo la edicin de C. Varela, Cristbal Coln. Los cuatro viajes. Testamento, Alianza Edi-
torial, Madrid (2000) 288-289.
82
Esta firma es patente en Coln especialmente a partir de 1502. Despus de escribir el Libro
de las Profecas la utiliz al menos en dos ocasiones como puede verse en el Libramiento a favor
de Diego Rodrguez, de 7 de septiembre de 1504; y en el Libramiento a favor de Rodrigo Visca-
no y de Francisco Nio, de 8 de septiembre de 1504. J. Gil, Mitos y utopas del Descubrimiento.
1. Coln y su tiempo, Alianza Editorial, Madrid (1992) 215, quien sostiene la fe juda de Coln,
interpreta que Xpo Ferens no significa portador de Cristo sino portador para Cristo, es decir,
para el Mesas judo.
83
Cf. J. Gil- C. Varela (eds.), Cartas de particulares a Coln y Relaciones coetneas,
Alianza Editorial, Madrid (1984) 233.
84
Que detrs del descubrimiento de Amrica estaba la mano de Dios no era una idea pere-
grina exclusiva de Coln. Una hazaa de semejante envergadura no poda entenderse simplemente
como una obra humana. El mismo Papa Alejandro VI, en un documento tan importante para la
historia de Espaa y de Amrica como lo fue la bula Inter caetera (4 de mayo de 1493), por el que
conceda a los Reyes Catlicos y a sus descendientes el dominio de las Indias y la evangelizacin
de sus habitantes, parece coincidir con Coln en muchas de sus apreciaciones sobre el descubri-
miento, compartiendo con l un gran fervor religioso, lgico por otra parte, pero no exento de
referencias crematsticas: Christoval Colon, varon digno de tan general obra, que ayudado del
auxilio Divino, por el Ocano, nunca navegado havia descubierto Sendas, Yslas, y tierra firme
remotissimas, que hasta entonces no havian sido por otros descubiertas; en que hava hallado
muchas jentes, que crean haver un Dios Criador en los Cielos y parecan actas para recibir la fe
Catholica; con que se tena esperanza, que siendo enseada se extenderia en ellos el nombre de
nro. Salvador Jesu-Christo, y que abundavan de oro, aromas y otras cosas preciosas, por lo qual, y
principalmente por la exaltazion de la Fe de los dchos. Reyes Catholicos habian tenido proposito
de reduzirlas de sus Yslas, y tierras a su Seorio, y los havitadores a la fe por lo qual. Texto
tomado de Balthasar de Tobar, Compendio Bulario Indico (1694). Sigo la edicin de M. Gutirrez
de Arce, vol. I, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas- Escuela de Estudios Hispano-
Americanos de Sevilla, Sevilla (1954) 9-10. La bula puede tambin encontrarse ntegramente
reproducida en otro de los grandes cronistas del siglo XVI, Francisco Lpez de Gmara, Historia
General de las Indias, XIX. Aos despus de esta bula, el mismo Coln sostendr que fue la San-
tsima Trinidad la que le inspir para llegar a las Indias: En el nombre de la Santsima Trinidad,
el cual nos puso en memoria y despus lleg a perfeta inteligenia que podra navegar e ir a las
Indias desde Espaa pasando el mar Ocano al Poniente (Institucin del Mayorazgo, 22 de
febrero de 1498).
85
Texto tomado de M. Egan, El salmo 19 y el descubrimiento de Amrica, Revista Bblica
54 (1992) 235. Segn Egan, la expresin casi otro mundo designa el hecho de que todava en
Europa no se haba asumido completamente el descubrimiento de las Indias como el de un Nuevo
Mundo.
Vernn los tardos aos del mundo ciertos tiempos en los cua-
les el mar Ocano aflojar los atamentos de las cosas, y se abrir
una grande tierra, y um nuevo marinero como aqul que fue gua de
Jasn, que hobo nombre de Tiphi, descobrir mucho mundo, y
entonces non ser la isla Tule la postrera de las tierras (Libro de las
Profecas, f. 59 vuelto)87.
86
Desde luego as lo hizo su propio hijo Hernando quien en un folio del libro de Sneca Tra-
goediae, propiedad de su padre, anot: Esta profeca fue cumplida por mi padre el Almirante
el ao 1492. Citado por K. Brigham Cristbal Coln. Su vida y descubrimiento a la luz de sus
profecas, Editorial Clie, Barcelona (1990) 118
87
Exactamente se trata de los versos 375-379 que J. Luque Moreno, Sneca. Tragedias, vol.
I, Editorial Gredos, Madrid (1979) 308-309, traduce as: Tiempos vendrn al paso de los aos en
que suelte el ocano las barreras del mundo y se abra la tierra en toda su extensin y Tetis nos des-
cubra nuevos orbes y el confn de la tierra ya no sea Tule. En la p. 309, nota 95, el traductor dice:
Desde hace siglos (Abraham Oertel, p. ej.), se ha interpretado este pasaje como el anuncio prof-
tico hecho por un espaol [se refiere a Sneca] del descubrimiento del Nuevo Mundo que sera
luego llevado a cabo por Espaa. El propio Coln quiz se sentira ms identificado con la nota a
los mismos versos de Medea que hace L. Riber: Celebrrimos en todas las edades han sido estos
versos, en que parece profetizarse el descubrimiento del Nuevo Mundo, concedido por Dios a
nuestra raza (L. Riber, Lucio Anneo Sneca. Obras completas, Aguilar, Madrid (1961) 991, nota
1). En 1552 el cronista Francisco Lpez de Gmara, en su Historia General de las Indias, XVII,
mencionar el hecho de que algunos interpretaban que este pasaje se haba cumplido en Coln.
88
Es esto prueba del judasmo encubierto de Coln como apunta J. Gil, Mitos y utopas del
Descubrimiento. 1. Coln y su tiempo, Alianza Editorial, Madrid (1992) 194? Por otro lado, el
hecho de que en el Libro de las Profecas Cristbal Coln haga nicamente 59 referencias al
Nuevo Testamento mientras hace 326 del Antiguo podra interpretarse como un indicio de su
judasmo encubierto, pero no necesariamente. Como ya se ha dicho, no se pretende dilucidar aqu
esta cuestin.
89
Gn 21, 5.
90
Gn 21, 2.
91
C. Varela, Cristbal Coln. Los cuatro viajes. Testamento, Alianza Editorial, Madrid
(2000) 282-283.
IV. CONCLUSIONES
92
Entre corchetes se sealan los versculos del captulo que Coln apunta expresamente, ya
que l nunca indica los versculos.
Entre parntesis se seala el nmero de folio (f.) del cdice en el que se encuentra la cita.
En negrita se sealan las citas que Coln transcribe ntegras o en parte. La citas en negrita
pero sin corchete son aquellas en las que no se explicitan ni captulo ni versculo pero se transcri-
ben parcial o totalmente.
Las citas en cursiva son las que corresponden al listado final de citas bblicas que ofrece el
propio Coln en el folio 83 vuelto, pero de las que no especifica ms que el libro y el nmero del
captulo.
El resto de citas son referencias indirectas o implcitas no sealadas expresamente por Coln
o por los autores a los que cita.
Se sigue la numeracin de la Vulgata, que es la Biblia que Coln sigue, y cuya numeracin en
ocasiones vara, especialmente en el Salterio. Siguiendo la Vulgata, 1 y 2 Re corresponden a 1 y 2
Sm, y 3 y 4 Re a 1 y 2 Re.
Sal 56[, 10-12] (f. 8) Sal 101[, 14-17. 22] (f. 10)
Sal 58[, 6. 9. 14] (f. 8) Sal 104[, 1. 7] (f. 10)
Sal 64[, 2-3. 5-6] (f. 8) Sal 65[, Sal 105 (f. 83 vuelto)
1.2.4.7.8.13.14] (f. 8 vuelto) Sal 105[, 1. 47] (f. 10)
Sal 66[, 4-5] (f. 8 vuelto) Sal 106, 47 (f. 62)
Sal 67[, 30] (f. 8 vuelto) Sal 107[, 4-8] (f. 10)
Sal 68 (f. 83 vuelto) Sal 109 (f. 83 vuelto)
Sal 68[, 10. 36] (f. 8 vuelto) Sal 110 (f. 83 vuelto)
Sal 69 (f. 83 vuelto) Sal 112 (f. 83 vuelto)
Sal 71 (f. 83 vuelto) Sal112[, 2-4](f. 10 vuelto)
Sal 71[, 10] (ff. 78 vuelto; 82) Sal 113 (f. 83 vuelto)
Sal 71[, 10.11.17.19] (f. 8 vuelto) Sal 113 B[, 1-5] (f. 10 vuelto)
Sal 71, 11 (f. 19 vuelto) Sal 114 (f. 83 vuelto)
Sal 73 (f. 83 vuelto) Sal 115 (f. 83 vuelto)
Sal 73[, 2. 7. 12] (f. 8 vuelto) Sal 115[, 16-19] (f. 10 vuelto)
Sal 75[, 2-3] (f. 9) Sal 116 (f. 83 vuelto)
Sal 77 (f. 83 vuelto) Sal 116[, 1-2] (f. 10 vuelto)
Sal 78[, 1] (f. 9) Sal 117 (f. 83 vuelto)
Sal 81[, 8] (f. 9) Sal 118 (f. 83 vuelto)
Sal 83 (f. 83 vuelto) Sal 119 (f. 83 vuelto)
Sal 83[, 2-3. 8] (f. 9) Sal 120 (f. 83 vuelto)
Sal 85 [, 8-10] (f. 9) Sal 121 (f. 83 vuelto)
Sal 86[, 1-3] (f. 9) Sal 121[,1-2] (f. 10 vuelto)
Sal 88 (f. 83 vuelto) Sal 122 (f. 83 vuelto)
Sal 88[, 2. 6. 20-21] (f. 9) Sal 123 (f. 83 vuelto)
Sal 91 (f. 83 vuelto) Sal 124 (f. 83 vuelto)
Sal 91[, 2. 14-16] (f. 9 vuelto) Sal 125[,1-2] (f. 10 vuelto)
Sal 92[, 1. 5] (f. 9 vuelto) Sal 126 (f. 83 vuelto)
Sal 93 (f. 83 vuelto) Sal 127[,1. 5-6] (f. 11)
Sal 94 (f. 83 vuelto) Sal 128[, 4-5] (f. 11)
Sal 95[, 1. 3-5. 7-10] (f. 9 vuelto) Sal 131[,1. 6-7.12-13]; (f. 11)
Sal 96 (f. 83 vuelto) Sal 133[, 1-3] (f. 11)
Sal 96[, 1] (f. 82) Sal 134[, 1-2. 21] (f. 11)
Sal 96[, 1. 6-8] (f. 9 vuelto); Sal 135[, 1-3] (f. 11)
Sal 97[, 2] (f. 9 vuelto) Sal 137[,1-2.4] (f.11 vuelto)
Sal 98 (f. 83 vuelto) Sal 144[,10-13] (f.11 vuelto)
Sal 98[, 1-3] (f. 10) Sal 145[,2.10] (f.11 vuelto)
Sal 99[, 2] (f. 10) Sal 147[,12] (f. 11 vuelto)
SUMARIO
ABSTRACT