UN-Habitat (2014) - Vivienda para Pueblos Indígenas en Ciudades Capitales Andinas (L)

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Vivienda para pueblos indgenas en

ciudades capitales andinas


Procesos de planificacin y anlisis
de vivienda adecuada
De la presente edicin:

Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos


Humanos, ONU-Habitat
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO

Director del Proyecto ONU-Habitat, sede Nairobi


Christophe Lalande

Gerente de Programa ONU-Habitat, Ecuador


Mnica Quintana Molina

Director FLACSO, sede Ecuador


Juan Ponce

Coordinadores:
Laura Cedrs Prez, ONU-Habitat Ecuador
Jaime Erazo Espinosa, FLACSO sede Ecuador

Autores:
Alejandra Leal Guzmn (Venezuela)
Elisa Canqui (Bolivia)
Mara Lorena Brito (Ecuador)
Yadira Caballero Quintero, Felipe Amaya Puerto,
Andrs Lpez vila (Colombia)

Edicin y correccin de estilo:


Telles Garzn

Diseo de portada e interiores:


Antonio Mena

Fotografa de portada:
Henry Moncrieff

ISBN: 978-9942-951-30-4

Este material puede ser utilizado siempre que se cite la fuente.

Las opiniones vertidas en el presente documento son de exclusiva


responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los cri-
terios del Sistema de Naciones Unidas.

Quito, Ecuador, 2014


1 edicin: marzo 2014
ndice

Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Captulo I
Anlisis de vivienda adecuada

Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas . . . . . . . . . . . . . 13


Alejandra Leal Guzmn

La tenencia segura dentro del anlisis de


los indicadores de vivienda adecuada en Bogot . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Yadira Caballero Quintero, Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas


de la ciudad de Quito: anlisis e indicadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Mara Lorena Brito

La autoconstruccin, la estrategia
indgena para una vivienda propia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Elisa Canqui
Captulo II
Procesos de planificacin

Planificacin de viviendas indgenas:


el proyecto Fbrica Urbana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
Alejandra Leal Guzmn

Ciudadela El Recreo en Bogot:


procesos, planificacin y vivienda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Procesos de construccin de vivienda adecuada


para pueblos indgenas urbanos: el caso de
la urbanizacin Runa Kawsay en la ciudad de Quito . . . . . . . . . . . . . . 213
Mara Lorena Brito

Polticas inclusivas a la vivienda urbana.


Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Elisa Canqui
Prlogo

La presente publicacin forma parte de la serie de investigaciones que ha


impulsado el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos
Humanos (ONU-Habitat) a nivel global, en el marco de la Estrategia
Mundial de la Vivienda, que busca generar una reflexin sobre la situa-
cin de los pueblos indgenas que viven en las reas urbanas, y que pre-
tende contribuir a los anlisis peridicos realizados por el Foro
Permanente para las Cuestiones Indgenas de las Naciones Unidas, as
como generar propuestas hacia la Tercera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (HABITAT III),
que tendr lugar en el 2016. Este estudio trae el debate a la Regin de
Amrica Latina y el Caribe, regin donde casi el 80% de la poblacin vive
en las ciudades, cuyo proceso de urbanizacin ha tenido unos ritmos de
crecimiento acelerados y donde se conoce an muy poco sobre la situa-
cin de los pueblos indgenas que viven en las reas urbanas.
Las comunidades indgenas en las ciudades constituyen una minora,
generalmente vulnerable a la exclusin y segregacin socio espacial, que
siente con particular intensidad los efectos de la urbanizacin que no
siempre les brinda mayores oportunidades socioeconmicas y, que a su
vez, representa importante impactos para su cultura, patrimonio y cone-
xin con sus tierras ancestrales.
7
Christophe Lalande

Para ONU-Habitat constituye un aspecto fundamental analizar los


avances y los desafos en el acceso a una vivienda adecuada de los indgenas
viviendo en las reas urbanas, tomando en consideracin: los procesos
migratorios (del campo a la ciudad) donde los indgenas persiguen nuevas
oportunidades que ofrecen las ciudades; los procesos de periurbanizacin o
absorcin de las reas rurales por el crecimiento urbano, donde las tierras
originarias sufren fuertes transformaciones y se modifica el relacionamien-
to entre el espacio y la cultura; y, finalmente, las nuevas generaciones de
indgenas nacidos en las reas urbanas, y que ya se identifican plenamente
urbanos. El anlisis del marco normativo e institucional, as como las pol-
ticas nacionales y locales que los pases y ciudades van desplegando en reco-
nocimiento a esta realidad y a los derechos de los pueblos indgenas, desve-
lan importantes progresos, que requieren seguir profundizndose.
Vivienda para pueblos indgenas en ciudades capitales andinas, explora la
realidad de los indgenas urbanos en la Regin de Amrica Latina y
Caribe, y concretamente en la Regin Andina, realizando una revisin
analtica de cuatro de sus ciudades capitales: Caracas, Bogot, Quito y La
Paz. La investigacin est divida en dos tomos: el primero, que se deno-
mina Procesos de Urbanizacin y Anlisis de Polticas Pblicas, el cual
profundiza sobre los orgenes de las comunidades indgenas en las ciuda-
des de estudio y los derechos y polticas que se han desarrollado a nivel
nacional y local para su reconocimiento; y, el segundo, que se denomina
Procesos de Planificacin y Anlisis de Vivienda Adecuada, que analiza
las condiciones de vivienda adecuada en la ciudad capital y qu alternati-
vas tecnolgicas se estn utilizando para la construccin de estas vivien-
das en las reas urbanas. A lo largo de la investigacin el lector podr ir
descubriendo las divergencias y similitudes que se van produciendo en
cada pas y ciudad de anlisis, y se pone en evidencia los avances realiza-
dos pero tambin los desafos pendientes.
Este proyecto de investigacin y su publicacin ha sido posible gracias
a la contribucin financiera del Gobierno de Canad. La direccin gene-
ral del proyecto estuvo a cargo de Christophe Lalande, Lder de la Seccin
de Vivienda de ONU-Habitat y responsable de otras iniciativas sobre los
pueblos indgenas de ONU-Habitat.
Agradecemos a Laura Cedrs (ONU-Habitat, Ecuador) y a Jaime Erazo
(FLACSO sede Ecuador) por la coordinacin compartida de este proyec-
8 to y por su colaboracin acadmica. El Programa de las Naciones Unidas
Prlogo

para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) en colaboracin con la


Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO- sede Ecuador)
apost en abrir esta lnea de investigacin en la Regin que permita seguir
nutriendo los debates globales, regionales y nacionales, y explorar los cami-
nos recorridos, las lecciones aprendidas y proponer acciones futuras.
Un especial agradecimiento al amplio equipo de investigadoras/es y
colaboradoras/es que con mucho empeo y entusiasmo hicieron que este
trabajo sea posible. A los investigadores: Alejandra Leal (Venezuela), Elisa
Canqui (Bolivia), Mara Lorena Brito (Ecuador), Yadira Caballero, Felipe
Amaya y Andrs Lpez (Colombia). A los colaboradores, cuyas observa-
ciones y comentarios enriquecieron los enfoques y contenidos de los tra-
bajos: Escarlet Torrico (CEDIB, Bolivia), Jos Demon (FLACSO sede
Ecuador), Norma Carnevali (ULA, Venezuela), scar Alfonso Roa
(Universidad del Externado, Colombia), Jordi Snchez-Cuenca (ONU-
Habitat Ecuador), Mathew French y Roberto Carrin (ONU-Habitat,
sede Nairobi).
Para ONU-Habitat es muy satisfactorio presentar la investigacin
Vivienda para pueblos indgenas en ciudades capitales andinas en el marco
del VII Foro Urbano Mundial, en la ciudad de Medelln, abril de 2014.

Christophe Lalande
Lder de la Seccin de Vivienda
ONU-Habitat, sede Nairobi

9
Captulo I
Anlisis de vivienda adecuada

Fotografa: Henry Moncrieff


Vivienda adecuada para pueblos
indgenas en Caracas
Alejandra Leal Guzmn

Condiciones de vivienda adecuada en Caracas, capital de Venezuela

Vivienda y hbitat en Venezuela

Antes de entrar en materia respecto a las condiciones de vivienda adecua-


da para indgenas en la ciudad de Caracas, es menester advertir que se
trata de una problemtica inserta en el contexto ms amplio del dficit de
viviendas adecuadas existente en el pas. Segn el Instituto Nacional de
Estadstica (INE) este dficit alcanza la cifra de 1 997 500 unidades, en
tanto que un sesenta por ciento de las viviendas existentes necesita ser
mejorada o ampliada. Si se incluyen las viviendas ubicadas en zonas de
alto riesgo o aquellas situadas en zonas con equipamiento, servicios y
ambiente deficientes, el dficit sobrepasa los 2 500 000 unidades (Sesto,
2009: 21-22). En su Informe Anual 2008, la Defensora del Pueblo rese-
a la actuacin del Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y
Hbitat (MPPVH) en cuanto a la evaluacin de las metas relacionadas al
dficit habitacional:

En los ltimos aos, el Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y el


Hbitat ha enfrentado dificultades para el logro de las metas anuales de
construccin de viviendas, como elemento central de las polticas pbli-
cas orientadas a enfrentar el dficit habitacional. Segn cifras oficiales del
propio MPPVH, para marzo de 2007 se estimaba en 1 800 000 el dfi-
cit de viviendas, al que haba que agregar unas 700 000 viviendas que por
su situacin de riesgo o deterioro, deberan que ser sustituidas. De acuer- 13
Alejandra Leal Guzmn

do al sector privado, representado en la Cmara Inmobiliaria de


Venezuela, el dficit sera de dos millones de viviendas, y en cada periodo
esa cifra aumentara en 110 mil viviendas. La Cmara considera que a tra-
vs de la planificacin adecuada y una alianza entre gobierno y empresa
privada, en un lapso de cinco a siete aos se podra llegar paulatinamen-
te a la meta de construccin de 250 mil viviendas por ao. Segn sus esti-
mados, una poltica de construccin masiva en esos niveles podra resol-
ver el problema del dficit habitacional en un lapso de 10 a 15 aos
(Defensora del Pueblo, 2009: 181).

Para comprender cabalmente el dficit habitacional en la ciudad de


Caracas habra que aadir, a las cifras y comentarios anteriores, el acelera-
do deterioro del hbitat urbano, fenmeno de alcance nacional, pero que
se expresa agudamente en la capital: [...] el cincuenta por ciento o ms,
de la poblacin venezolana, se aloja precariamente en barrios pobres urba-
nos, donde la accesibilidad y/o funcionamiento de los servicios pblicos y
comunales son las mayores deficiencias (Cilento Sarli, 2000: 309. Vase
tambin Genatios y Lafuente, 2004). Se trata de una situacin que afecta
a toda la sociedad venezolana pero que incide particularmente sobre los
grupos social, cultural y econmicamente ms vulnerables. Entre estos
ltimos, los indgenas residentes en Caracas y tambin en otras ciudades
del pas se encuentran, debido al bajo nivel educativo y a una situacin
laboral precaria, prcticamente inermes frente a las consecuencias deriva-
das de la conjuncin entre el dficit habitacional y el deterioro urbano de
la capital, a saber: condiciones de vivienda inadecuadas (hacinamiento,
dficit de servicios, difcil acceso, ubicacin en zonas de alto riesgo, etc.),
hbitats deteriorados y deficitarios, y altsimos costos de la vivienda (vase
los comentarios de Dieter y Seijas, 1998; Cilento Sarli, 2009).
Aunque el tema de la vivienda y el hbitat en Venezuela ha sido obje-
to de numerosas discusiones y publicaciones que abarcan varias dcadas,
el tema especfico de la vivienda para pueblos indgenas en ciudades no
ha sido desarrollado. Antes bien, esta problemtica ha estado circunscrita
a los mbitos tradicionales de las comunidades indgenas (vase, por
ejemplo, Gasparini y Margolies, 1986; 1998 y 2005), polmica situacin
que no deja de plantear interrogantes respecto a la aplicacin de las leyes
que benefician a los indgenas, cuando estos habitan en reas urbanas:
14
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

Hasta hoy los derechos indgenas se ejercan in situ, esto es, en el lugar de
la comunidad, en el campo, en el mundo rural [] Cmo se compagina
ello con la vida urbana es un asunto complejo y diferente [] La doble
dimensin de ciudadanos e indgenas es una cuestin que se deber resol-
ver con ms tiempo y sobre la que an no se ha establecido una clara doc-
trina. Es evidente que existe una contradiccin entre ambas partes, pero
tambin es evidente que es una realidad que a simple vista emerge en
muchas partes del mundo (Bengoa, 2000: 59-60).

Respecto a la expresin de las contradicciones surgidas en la aplicacin


efectiva del marco legal en el caso de los pueblos y comunidades indge-
nas urbanizados, Batiz comenta lo siguiente:

Adems de las seis leyes que benefician directamente a los pueblos


indgenas, la diputada Nohel Pocaterra, presidenta para la
Comisin de Asuntos Indgenas y una de las tres constituyentistas
que firm la actual Constitucin nacional en representacin de los
habitantes originarios, ha destacado la existencia de 52 instrumen-
tos que establecen indirectamente, derechos para ellos. Sin embar-
go, existe una brecha entre los derechos y los hechos. Por ejemplo,
en el tema de la demarcacin de las comunidades y pueblos ind-
genas [] (2010: 2).

El derecho de los pueblos indgenas a una vivienda adecuada no escapa a


la polmica. Como seala Gutirrez (citado en Batiz, 2010: 2, 3) ms all
del reconocimiento legal de los derechos de los pueblos y comunidades
indgenas, se impone [] una efectividad en las garantas. Se necesitan
normas y reglamentos que desarrollen la aplicacin de la ley y, que ade-
ms, lo hagan efectivamente tanto en mbitos tradicionales como en las
ciudades. Inclusive, el programa, actualmente inactivo, Viviendas y hbi-
tats indgenas productivos con economa social autosustentable (CONAVI,
2002) se encontraba dirigido, inequvocamente, a las comunidades tradi-
cionales, y los mecanismos para su aplicacin en zonas urbanas no se pre-
cisaba en los lineamientos del programa; no obstante debe reconocerse
que constituy un programa indito por cuanto incorporaba el desarrollo
habitacional por autogestin para los pueblos indgenas (Bald, 2004:
351). En este sentido, es necesario considerar que si bien el tema de
vivienda adecuada para los indgenas en las ciudades no se encuentra con- 15
Alejandra Leal Guzmn

templado con especificidad en el marco legal, ni en las polticas y progra-


mas de vivienda, explorar el contexto y el estado actual de la cuestin en
Venezuela provee un marco referencial apropiado para comprender la
situacin habitacional de los indgenas urbanizados, ya que el dficit habi-
tacional constituye una problemtica de alcance nacional.
As pues, en primer lugar, se examinar el contenido del artculo 82 de
la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela (CRBV), en el
cual se consagra el derecho a una vivienda adecuada:

Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cmoda,


higinica, con servicios bsicos esenciales que incluyan un hbitat que
humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La satisfac-
cin progresiva de este derecho es obligacin compartida entre los ciuda-
danos y ciudadanas y el Estado en todos sus mbitos. El Estado dar prio-
ridad a las familias y garantizar los medios para que stas y especialmen-
te las de escasos recursos, puedan acceder a las polticas sociales y al cr-
dito para la construccin, adquisicin y ampliacin de viviendas.

Examinando la enunciacin de dicho artculo, se comprueba su consonan-


cia con lo propuesto en el Comentario General N. 41, puesto que el dere-
cho a la vivienda se encuentra debidamente formulado como un derecho
expansivo. As se observa que el derecho a una vivienda adecuada es aplicable
a todos los ciudadanos venezolanos sin que medie forma alguna de discrimina-
cin. En lo concerniente a los pueblos indgenas, este derecho est garanti-
zado en el artculo 82 de la CRBV y refrendado en el texto de la Ley orgni-
ca de pueblos y comunidades indgenas (LOPCI)2, cuyo artculo primero dice:

1 El Comentario General N 4, a travs de 19 numerales, trata ampliamente de la caracterizacin


de derecho a una vivienda adecuada (Vase ONU, 2001: 24-29).
2 A efectos legales, segn el numeral uno, artculo 3 de la LOPCI, se entiende por pueblos indge-
nas a los [...] grupos humanos descendientes de los pueblos originarios que habitan en el espa-
cio geogrfico que corresponde al territorio nacional, de conformidad con la Constitucin de la
Repblica Bolivariana de Venezuela y las leyes, que se reconocen a s mismos como tales, por
tener uno o algunos de los siguientes elementos: identidades tnicas, tierras, instituciones socia-
les, econmicas, polticas, culturales y, sistemas de justicia propios, que los distinguen de otros
sectores de la sociedad nacional y que estn determinados a preservar, desarrollar y transmitir a
las generaciones futuras. A efectos legales, segn el numeral dos, artculo tercero de la LOPCI,
se entiende por comunidades indgenas a los [...] grupos humanos formados por familias ind-
genas asociadas entre s, pertenecientes a uno o ms pueblos indgenas, que estn ubicadas en
un determinado espacio geogrfico y organizados segn las pautas culturales propias de cada
16 pueblo, con o sin modificaciones provenientes de otras culturas.
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

El Estado venezolano reconoce y protege la existencia de los pueblos y


comunidades indgenas como pueblos originarios, garantizndole los
derechos consagrados en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de
Venezuela, los tratados, pactos y convenios internacionales y otras normas
de aceptacin universal, as como las dems leyes de la Repblica, para
asegurar su participacin activa en la vida de la Nacin venezolana, la pre-
servacin de sus culturas, el ejercicio de la libre determinacin de sus
asuntos internos y las condiciones que los hacen posibles.

Para complementar lo anterior, el Artculo 8 de la LOPCI establece lo


siguiente:

Los ciudadanos o ciudadanas indgenas que habitan en zonas urbanas


tienen los mismos derechos que los indgenas que habitan en su hbitat
y tierras, en tanto correspondan. Los indgenas podrn solicitar ante las
autoridades competentes atencin para recibir educacin intercultural
bilinge, servicios de salud adecuados, crditos, constitucin de coope-
rativas y empresas, y el acceso a actividades de promocin cultural,
debiendo el Estado brindar el apoyo necesario y suficiente para garanti-
zar estos derechos.

De manera que, ya sea que se encuentren en sus tierras y hbitats ancestra-


les o en zonas urbanas, los pueblos indgenas de Venezuela gozan exacta-
mente de los mismos derechos que los otros grupos sociales (vase UN-
Habitat, 2009: 19). Ahora bien, volviendo al artculo 82 de la CRBV, en
el mismo se establece la prioridad del acceso a la vivienda para las familias
de escasos recursos, intencin que tambin se encuentra expresada en los
diversos programas de vivienda y hbitat contemplados en el marco de la
poltica habitacional (vase a este respecto la Ley del subsistema de vivienda
y poltica habitacional). En dicho artculo quedan claramente determinadas
dos nociones muy significativas relacionadas con el derecho a la vivienda,
a saber: la adecuacin y el hbitat. A partir de stas nociones se hace refe-
rencia a la indispensable articulacin de factores sociales, culturales, pol-
ticos, econmicos, ambientales, urbanos e infraestructurales que configu-
ran el disfrute de una vivienda adecuada que permita a sus ocupantes una
vida segura y digna (Comentario General N 4. Vase ONU, 2001: 25).
La inclusin de estas nociones dentro del citado artculo reafirma la
complejidad que reviste el diseo y ejecucin de polticas de vivienda, las 17
Alejandra Leal Guzmn

cuales demandan un abordaje integral, considerando que la vivienda


como estructura fsica se encuentra incorporada en el hbitat, entendido
como [] el espacio condicionante de la vida [] el lugar cultural de
soporte y significacin para el desarrollo de los procesos sociales y las acti-
vidades humanas (Leff, citado en Nez, 2006: 6). Lovera hace un sea-
lamiento muy significativo respecto a la construccin social del hbitat en
los asentamientos informales:

[...] el hbitat urbano no es slo el casco de la vivienda. No puede enten-


derse una vivienda sin su entorno, en particular los servicios conexos y equi-
pamientos, que estn fuera del alcance de los sectores de bajos ingresos, ellos
pueden atender la precariamente la construccin de sus viviendas, pero no
las relativas al urbanismo, servicios y equipamientos, que en su ausencia
pueden hacer ms inalcanzables las condiciones de vida y de ciudadana
para los habitantes de los barrios populares (Lovera, 2007: 189).

Hasta fechas muy recientes el modelo que rega tanto las polticas como
la legislacin venezolana en materia de vivienda, apuntaba hacia la cons-
truccin de viviendas/mercanca (Cilento Sarli, 1999) desligadas por com-
pleto de los temas prioritarios del equipamiento urbano y del hbitat. Las
polticas de vivienda del Estado venezolano planteadas bajo este modelo,
se revelaron insuficientes para superar el dficit habitacional que afectaba
a la poblacin de escasos recursos econmicos, empujndolos a la auto-
construccin y la produccin de zonas de barrios3 como nica alternativa
de adquirir una vivienda propia (Bald, 2004: 348). Sobre el particular,
Nez advierte:

[] la visin cuantitativa del Estado proveedor de casas completas de


construccin instantnea ha predominado en el abordaje del problema.
Reduce su complejidad a la necesidad del control de la produccin de

3 Por zonas de barrio entindase: [...] un sector o rea geogrfica segregado de los servicios urba-
nos, en el que un grupo de familias, cuyos ingresos son insuficientes para acceder al mercado
inmobiliario formal, se apropian de un terreno en el que se realizan actividades constructivas, y
desarrollan procesos psicosociales, producto de las actividades e interacciones de los pobladores
entre s y con el entorno circundante, que conducen a transformaciones personales, sociales y
ambientales. El barrio incluye, entonces, las personas, las viviendas, los servicios, los espacios
comunes, las experiencias y relaciones de los pobladores entre s y con otros agentes (proveedo-
res: sector comercial; y reguladores: sector gubernamental) y las relaciones del sector con otros
18 sectores de la ciudad (Wiesenfield, citada en Vallmitjana, 2002: 120).
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

viviendas/mercancas a gran escala y el fomento de la industria privada de


la construccin, con el supuesto de impulsar el desarrollo econmico y la
generacin de empleos que se revierte en la superacin de la pobreza. En
la prctica, esta orientacin no ha dado respuesta, por el contrario el pro-
blema se ha agravado con el deterioro del hbitat y la carencia de vivien-
da (Nez, 2006: 8).

Venezuela ha padecido largamente y an padece las consecuencias de


pensar el tema de la vivienda como si fuese ajeno a la produccin social del
hbitat y de la ciudad. Es as como la poblacin de Caracas ha crecido bajo
la sombra de la expoliacin urbana, y los asentamientos informales y pre-
carios se multiplican en sus espacios. Cilento Sarli explica la relacin entre
la infraurbanizacin de los barrios y la progresiva precarizacin del hbi-
tat urbano tanto en los asentamientos informales como en las zonas de
desarrollo controlado de la ciudad capital:

En el rea Metropolitana de Caracas la poblacin que vive en barrios cre-


ci entre 1951 y 1971 a un ritmo interanual del 14,25%, mientras que
entre 1971 y 1990 ese crecimiento fue del 34,45%. Adems la poblacin
en barrios se decupl entre 1951 y 1990, ocupando casi la misma super-
ficie de terreno, es decir se increment abruptamente la densidad y se
maciz el espacio construido [...] Consecuentemente, la calidad del hbi-
tat y del alojamiento de los venezolanos ha empeorado. No slo por la
deficiencia en los servicios pblicos y el transporte, as como el acceso a
escuelas y hospitales aceptablemente dotados, sino por el empeoramiento
del propio alojamiento privado. La calidad de las viviendas/mercancas y
de las soluciones habitacionales, ofrecidas por promotores mercantiles e
instituciones pblicas, ha disminuido ostensiblemente (Cilento Sarli,
2000: 303-304).

El debate esencialmente terico y metodolgico, respecto al enfoque ms


adecuado para abordar el tema de la vivienda y el hbitat ha convocado a
diversos actores: Estado, intelectuales y sociedad en la produccin de
reflexiones multidisciplinarias y de [] una visin que privilegie la cali-
dad antes que la cantidad (Cilento Sarli, 2000: 307; vase tambin
Bald, 2004; Nez, 2006; Lovera, 2007; Defensora del Pueblo, 2009 y
Sesto, 2009). El arquitecto Francisco Sesto formula brevemente algunas
cuestiones de gran relevancia que paulatinamente ganan espacio en los 19
Alejandra Leal Guzmn

debates que, en el mbito venezolano, se han planteado respecto a la ine-


ludible dimensin sociocultural de la vivienda:

[] los conceptos de vivienda y ciudad van ligados. A todos los efectos


podemos decir que son interdependientes [] Ante un proyecto de
vivienda, debemos preguntarnos Cmo se relaciona con la estructura
urbana existente? Cmo la enriquece? Si esa estructura no existe contri-
buye a darle forma? Cmo favorece el desarrollo de las condiciones que
hacen del asentamiento una ciudad, es decir, el ejercicio de la poltica, el
ocio, la produccin y el intercambio, la educacin, la salud y la cultura?
(Sesto, 2009: 23-24).

Estas preguntas han comenzado a encontrar respuestas conceptuales, mas


no estratgicas, siendo entonces indispensable recogerlas e instrumentar-
las en el marco legal y en el diseo de las polticas de vivienda, conside-
rando que los adelantos en materia de vivienda y hbitat han sido ms
tericos que efectivos (Cilento Sarli, 2000; Genatios y Lafuente, 2004;
Lovera, 2007; Cilento Sarli, 2008; DElia y Cabezas, 2008; Lpez y
Roff, 2010: 22).
As, por ejemplo, Lovera (2007: 192) sugiere los siguientes elementos
estratgicos a considerar en la formulacin de esas polticas: en primer
lugar, la conservacin y mejoramiento de las viviendas existentes; en
segundo lugar, la produccin de nuevas viviendas; y en tercer lugar la pro-
duccin y ampliacin de servicios y equipamientos. Autores como
Cilento Sarli (2000) y Lpez y Roff (2010) sealan repetidamente la
necesidad de incorporar, efectivamente, a los proyectos urbanos las capa-
cidades de autoconstruccin de viviendas y de gestin local del hbitat
que poseen los habitantes urbanos de menores recursos, sealamientos
que adems apuntan directamente a la adecuacin cultural de la vivienda
y al fortalecimiento de la apropiacin social del hbitat, propiciando la
construccin y el ejercicio de la ciudadana, nocin que difcilmente
puede profesarse bajo las presiones de la expoliacin urbana y en condi-
ciones de vida inadecuadas:

El mximo aprovechamiento de los factores locales de produccin: mate-


riales, componentes y mano de obra local, tcnicas predominantes, equi-
pos y maquinaria disponible, y otros recursos de la propia comunidad,
20
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

adems de generar empleos localmente, permite una reduccin de los cos-


tos asociados al desplazamientos de bienes y personas, y a los costos de
transporte en general, que continuaran creciendo aceleradamente. La
reduccin de costos es uno de los factores de lucha contra la pobreza, y el
empleo de ms recursos y mano de obra local un arma fundamental en la
lucha contra el desempleo. La utilizacin de los factores locales de pro-
duccin deber ser, como las variables ambientales, otra condicionante de
los proyectos urbanos (Lpez y Roff, 2010: 22).

As mismo, estos autores proponen sumar a las capacidades comunitarias,


el apoyo del Estado en cuanto a los servicios y equipamientos, aspectos
del hbitat urbano que no pueden atender las comunidades. Hacindose
eco de sus ideas, Lovera comenta:

[...] alrededor de la mitad de la produccin habitacional es asumida direc-


tamente por las familias, pero lo que est fuera de su alcance es dotarse de
los servicios y equipamientos asociados a la vivienda. De hecho, tras enor-
mes esfuerzos las familias logran levantar sus viviendas, en unos casos pre-
carias, en otras de estndares constructivos aceptables, pero una parte sus-
tancial de las viviendas que son clasificadas como inaceptables tiene esa
clasificacin por los dficit en los servicios bsicos [...] debera ser el cen-
tro de accin del Estado en el mbito habitacional: la produccin de
terrenos urbanizados, dotados de servicios y equipamientos comunales,
en los cuales la poblacin pueda producir sus viviendas mediante el desa-
rrollo progresivo de las mismas, se entiende con el apoyo tcnico y finan-
ciero adecuado (Lovera, 2007: 195).

La participacin de las comunidades a travs de la organizacin comuni-


taria, la gestin de los recursos asignados y la contralora social de los pro-
yectos se encuentra contemplada en la Ley del rgimen prestacional de
vivienda y hbitat (LRPVH); sin embargo, an es necesario formular e
incorporar mecanismos de participacin flexibles y operativos, que per-
mitan el despliegue de las capacidades que las comunidades tienen para
producir y gestionar activa y creativamente su propio hbitat. El
Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y Hbitat (MPPVH) ha
formulado, a su vez, programas participativos de vivienda y hbitat: el
programa Sustitucin de ranchos por viviendas (SUVI) y el programa
Transformacin integral del hbitat:
21
Alejandra Leal Guzmn

El MPPVH tambin anunci el relanzamiento del programa de


Sustitucin de Ranchos por Viviendas (SUVI), a travs del cual se busca
contribuir a la erradicacin de las viviendas precarias y la dignificacin de
las familias sin condiciones de mejorar su vivienda por medios propios. En
marzo se notific el inicio de la construccin de las primeras 25 000 casas
bajo este programa, y se estableci una meta para finales de ao de 15 000.
El MPPVH destac que seran las propias comunidades, a travs de los
Consejos Comunales, las que decidirn cmo se construirn las viviendas
bajo el programa SUVI, cumpliendo as con la garanta de participacin,
como uno de los elementos centrales para la realizacin del derecho a la
vivienda. La dimensin de la participacin tambin se ha puesto de rele-
vancia a travs del programa Transformacin Integral del Hbitat, a tra-
vs del cual se otorg financiamiento a mil 203 proyectos de construccin
de viviendas presentados por Consejos Comunales. El financiamiento de
estas iniciativas abarca la sustitucin de 18 053 viviendas y 23 279 rehabi-
litaciones en todo el pas. El MPPVH mencion que mediante este pro-
grama, se beneficiara 61 mil 998 familias, lo que representa algo ms de
30 000 personas (Defensora del Pueblo, 2009: 183).

A pesar de estas cifras, la situacin nacional actual evidencia unos []


magros resultados en desarrollo urbano y vivienda (Lpez y Roff, 2010:
22). Al respecto, Genatios y Lafuente presentan algunos factores que han
incidido negativamente en el diseo y ejecucin de polticas apropiadas:

En 1999 se dio un giro en las polticas, desde la concepcin de la cons-


truccin de un cierto (o incierto) nmero de viviendas, hacia la atencin
de la actividad social que realmente produce el hbitat de los venezolanos.
Ese giro no fue efectivo: numerosos cambios de personeros en la direccin
de las instituciones pblicas, rdenes contradictorias, y el intrincado e
ineficiente entramado institucional en vivienda, son factores que han
entorpecido la implementacin de polticas adecuadas. Deben tambin
tomarse en cuenta las devastadoras consecuencias de los cuatro principa-
les acontecimientos que han golpeado la economa nacional: catstrofe de
Vargas, eventos de abril de 2002, huelga petrolera de finales de 2002 y la
importante sequa de los ltimos aos, todo lo cual suma unos 20.000
millones de dlares. Es urgente insistir en la reorientacin de las polticas
de vivienda [] (Genatios y Lafuente, 2004: 65).

22
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

Ciertamente queda un largo y arduo camino por recorrer en aras de sol-


ventar el dficit habitacional en Venezuela. Es innegable que existe la
intencin de superar conceptualmente el enfoque mercantilista y cuantita-
tivo predominante, y abordar dicha problemtica desde una visin amplia
que incorpore en la formulacin de polticas y del marco legal respectivo
las nociones de vivienda adecuada y hbitat, determinando la significati-
va relacin de la vivienda con el desarrollo de la vida social.
Por dems, tal intencionalidad se encuentra plasmada, no slo en la
Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela (CRBV), sino
tambin en el Proyecto Nacional Simn Bolvar, documento que contie-
ne los lineamientos generales para el desarrollo econmico y social de
Venezuela para el periodo comprendido entre los aos 2007-2013, y en
el marco legal referido a los temas de vivienda y hbitat. No obstante,
como lo expone Sesto (2009) saldar la deuda social existente respecto a
dichos temas, requiere ir ms all de las precisiones terico-metodolgi-
cas, y establecer una poltica de Estado en materia de vivienda que sea
contundente y efectiva, tarea urgente pero an inconclusa, pues aunque
sus bases conceptuales ya estn sentadas deben llevarse a la prctica. Otro
tanto ocurre con el tema de la vivienda adecuada para indgenas en las
ciudades, pues a pesar de la existencia del marco legal que respalda sus
derechos, el mbito de aplicacin claramente establecido en leyes, polti-
cas y programas, se encuentra circunscrito a las zonas de ocupacin tradi-
cional, siendo perentorio reconocer la presencia y el establecimiento de
los indgenas en las ciudades y definir lneas de accin, cnsonas con estas
realidades.
En lo que respecta a la situacin de la mujer indgena y sus condicio-
nes de vivienda, la legislacin venezolana no contempla disposiciones
exclusivamente dirigidas a garantizarles el derecho a una vivienda adecua-
da. La LOPCI, pese a ser el instrumento legal ms pertinente, no se pro-
nuncia sobre el particular, mientras que la Ley orgnica sobre el derecho de
las mujeres a una vida libre de violencia garantiza en trminos generales el
derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, independientemente de
su situacin social, raza o credo; y luego, establece prioridades para las
mujeres de grupos sociales particularmente vulnerables, incluidos los pue-
blos indgenas. En tal sentido, los enunciados ms importantes se encuen-
tran en el artculo primero:
23
Alejandra Leal Guzmn

La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el derecho de las


mujeres a una vida libre de violencia, creando condiciones para prevenir,
atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en cualquie-
ra de sus manifestaciones y mbitos, impulsando cambios en los patrones
socioculturales que sostienen la desigualdad de gnero y las relaciones de
poder sobre las mujeres, para favorecer la construccin de una sociedad
justa democrtica, participativa, paritaria y protagnica.

En el artculo cuarto:

Todas las mujeres con independencia de su nacionalidad, religin o cual-


quier otra condicin o circunstancia personal o social, tienen garantiza-
dos los derechos reconocidos en esta Ley.

En el numeral segundo del artculo cuarto:

En el caso de las mujeres que pertenezcan a los grupos especialmente vul-


nerables, el Instituto Nacional de la Mujer, as como los institutos regio-
nales y municipales, debe asegurarse de que la informacin que se brinde
a los mismos se ofrezca en formato accesible y comprensible, asegurndo-
se el uso del castellano y de los idiomas indgenas, de otras modalidades
u opciones de comunicacin, incluidos los sistemas alternativos y aumen-
tativos. En fin, se articularn los medios necesarios para que las mujeres
en situacin de violencia de gnero que por sus circunstancias personales
y sociales puedan tener una mayor dificultad para el acceso integral a la
informacin, tengan garantizado el ejercicio efectivo de este derecho.

En el numeral undcimo del artculo cuarto:

Las mujeres vctimas de violencia de gnero tendrn prioridad en el acce-


so a la vivienda, a la tierra, al crdito y a la asistencia tcnica en los pla-
nes gubernamentales.

Indudablemente la Ley Orgnica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida


Libre de Violencia (Gaceta Oficial nmero 38.668, del 23 de abril de 2007)
representa un gran avance, no slo respecto a la legislacin precedente,
sino tambin como instrumento que manifiesta y refrenda ampliamente el
derecho de las mujeres venezolanas a una vida en pie de igualdad con todos
24 los miembros de la sociedad, y adems, libre de expresin de violencia. Sin
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

embargo, hasta el momento, no existe un instrumento legal en el caso de


Venezuela que incorpore los matices socioculturales necesarios para enten-
der y manejar la complejidad de las condiciones de vivienda para las muje-
res indgenas y proteja inequvocamente sus derechos a heredar, adquirir y
poseer una vivienda adecuada. Reconocer la mayor vulnerabilidad de las
mujeres indgenas y tomar las medidas para garantizar sus derechos ms
all de los lmites de la tradicin es una tarea impostergable.

Diagnstico de los indicadores de vivienda adecuada


para indgenas en Caracas

Seguridad de la tenencia

La seguridad jurdica de la tenencia es el primero de los criterios relativos


a la adecuacin de la vivienda. En este sentido, el Comentario General N
4, numeral 8a, dice:

La tenencia adopta una variedad de formas, como el alquiler (pblico y


privado), la vivienda en cooperativa, el arriendo, la ocupacin por el pro-
pietario, la vivienda de emergencia y los asentamientos informales, inclui-
da la ocupacin de tierra o propiedad. Sea cual fuere el tipo de tenencia,
todas las personas deben gozar de cierto grado de seguridad de tenencia
que les garantice una proteccin legal contra el desahucio, el hostigamien-
to u otras amenazas (ONU, 2001: 25).

Examinando la situacin de la seguridad legal de la tenencia, en el marco de


las recomendaciones recogidas en la Gua de polticas de vivienda para pueblos
indgenas en ciudades de UN-Habitat (2009: 48), se encuentra que el gobier-
no venezolano ha considerado las acciones sugeridas y ha actuado en conse-
cuencia, al menos, desde el punto de vista de la promulgacin de la legisla-
cin respectiva para garantizar los derechos indgenas, de una manera expan-
siva y transversalizada (Comentario General N. 4, numeral 7. Vase ONU;
2001: 25), situacin que representa un avance significativo en materia de
derechos humanos para estos pueblos (Defensora del Pueblo, 2009).
Varios instrumentos legales nacionales refrendan el derecho a la tenencia
segura de los grupos indgenas de Venezuela. En primer lugar, la CRBV, des-
25
Alejandra Leal Guzmn

pus la Ley de demarcacin y garanta del hbitat y tierras de los pueblos indge-
nas (LDGHTPI), y tercero, la Ley orgnica de los pueblos y comunidades ind-
genas (LOPCI). En la CRBV, captulo VIII, artculos 119 al 126, se encuen-
tran establecidos los derechos de los pueblos indgenas, el reconocimiento de
sus culturas con todos los matices que dicha nocin implica, el ejercicio de
la libre determinacin, su derecho a la propiedad colectiva de las tierras y
hbitats ancestrales, y el requerimiento del consentimiento libre e informado
para la planificacin y desarrollo de proyectos que afecten de alguna manera
sus derechos y la continuidad de sus formas de vida. El artculo 119 dice:

El Estado reconocer la existencia de los pueblos y comunidades indge-


nas, su organizacin social, poltica y econmica, sus culturas, usos y cos-
tumbres, idiomas y religiones, as como su hbitat y derechos originarios
sobre las tierras que ancestralmente ocupan y que son necesarias para
desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponder al Ejecutivo
Nacional, con la participacin de los pueblos indgenas, demarcar y
garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales
sern inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de
acuerdo con lo establecido en esta Constitucin y en la ley.

El artculo 120 dice:

El Aprovechamiento de los recursos naturales en los hbitats indgenas


por parte del Estado se har sin lesionar la integridad cultural, social y
econmica de los mismos e, igualmente, est sujeto a previa informacin
y consulta de las comunidades indgenas respectivas. Los beneficios de
este aprovechamiento por parte de los pueblos indgenas estn sujetos a
esta Constitucin y a la ley.

La LDGHTPI reconoce los derechos de los pueblos indgenas sobre sus


hbitats y sus tierras, en tanto que constituyen el sustrato material y sim-
blico que garantiza la persistencia de sus propias y muy particulares for-
mas de vida. Esta ley establece, en lneas generales, las condiciones, los
mecanismos y los actores en el proceso de demarcacin del hbitat y tie-
rras indgenas4. El artculo dcimo citado a continuacin reviste especial
importancia en relacin al tema de la tenencia:

26 4 A los efectos legales, los numerales cuarto y quinto del artculo tercero de la LOPCI establecen
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

La realizacin de nuevos proyectos de desarrollo y el aprovechamiento de


los recursos naturales, en los hbitats y tierras indgenas, deber estar suje-
to a un amplio proceso de informacin y consulta con los pueblos, comu-
nidades y organizaciones indgenas, tal como lo establece la Constitucin
de la Repblica Bolivariana de Venezuela.

De igual manera el artculo doce:

Los pueblos y comunidades indgenas que ya posean distintos ttulos de


propiedad colectiva sobre las tierras que ocupan o proyectos de autode-
marcacin adelantados, podrn solicitar la revisin y consideracin de sus
ttulos y proyectos para los efectos de la presente Ley. Aquellos pueblos y
comunidades indgenas que han sido desplazados de sus tierras y se hayan
visto obligados a ocupar otras, tendrn derecho a ser considerados en los
nuevos procesos de demarcacin.

En la LOPCI se profundiza notablemente en la definicin de los derechos


de los indgenas venezolanos y se establecen con mayor precisin los recur-
sos legales que establecen la seguridad legal de la tenencia y la proteccin
contra desalojos forzados y desplazamientos. El decimotercer artculo dice:

Toda actividad o proyecto que se pretenda desarrollar o ejecutar dentro


del hbitat y tierras de los pueblos y comunidades indgenas deber pre-
sentarse mediante un proyecto a los pueblos o comunidades indgenas
involucrados, para que reunidos en asamblea decidan en qu medida sus
intereses puedan ser perjudicados y los mecanismos necesarios que deben
adoptarse para garantizar su proteccin. La decisin se tomar conforme
a sus usos y costumbres [...].

las deficiniciones de tierras y hbitat indgena: Tierras indgenas son aquellas en las cuales los
pueblos y comunidades indgenas de manera individual o colectiva ejercen sus derechos origi-
narios y han desarrollado tradicional y ancestralmente su vida fsica, cultural, espiritual, social,
econmica y poltica. Comprenden los espacios terrestres, las reas de cultivo, caza, pesca, reco-
leccin, pastoreo, asentamientos, caminos tradicionales, lugares sagrados e histricos y otras
reas que hayan ocupado ancestral o tradicionalmente y que son necesarias para garantizar y
desarrollar sus formas especficas de vida. Hbitat indgena es el conjunto de elementos fsicos,
qumicos, biolgicos y socioculturales, que constituyen el entorno en el cual los pueblos y
comunidades indgenas se desenvuelven y permiten el desarrollo de sus formas tradicionales de
vida. Comprende el suelo, el agua, el aire, la flora, la fauna y en general todos aquellos recursos
materiales e inmateriales necesarios para garantizar la vida y desarrollo de los pueblos y comu-
nidades indgenas. 27
Alejandra Leal Guzmn

El artculo 24 dice:

Los pueblos y comunidades indgenas que por medios violentos o vas de


hecho hayan sido desplazados de su hbitat y tierras, o por razones de
seguridad se hayan visto forzados a ocupar otras, tienen derecho a la res-
titucin de su hbitat y tierras originarios o, en su defecto, a la demarca-
cin y titulacin de aquellos que actualmente ocupan, preferiblemente
en reas aledaas al hbitat y tierras indgenas originarias. Cuando no
proceda la restitucin o la demarcacin a que se contrae el presente art-
culo, el Estado garantizar a los pueblos y comunidades indgenas el
derecho a tierras de similares condiciones a las del hbitat y tierras origi-
narias y que atiendan a las necesidades y expectativas de los pueblos y
comunidades indgenas involucrados, conforme a las leyes que rigen la
materia. Estas tierras sern inalienables, imprescriptibles, inembargables
e intransferibles.

A lo anterior se suman los instrumentos internacionales: tratados, pactos y


convenios suscritos por el Estado venezolano, cuya observancia y aplica-
cin estn consagradas en el artculo primero de la LOPCI. As pues, el
Estado venezolano ratific su adhesin al Convenio N. 169 de la OIT
sobre pueblos indgenas, que no slo establece el reconocimiento de la
autonoma territorial indgena, sino que adems garantiza una proteccin
real, no solamente legal sobre la territorialidad indgena. No obstante, la
deuda del Estado venezolano con los pueblos indgenas se revela en el
hecho que de 2 054 comunidades existentes en el pas, nicamente 21
poseen efectivamente ttulos de propiedad colectiva sobre sus tierras, situa-
cin que ha derivado en conflictos territoriales con entes pblicos y priva-
dos a la vuelta de los cuales, los derechos de los pueblos indgenas han sido
repetidamente vulnerados (Gutirrez, 2006: 10; Defensora del Pueblo,
2009: 59-60-186-187). Al respecto la Defensora del Pueblo ha recomen-
dado agilizar y sistematizar el proceso de demarcacin y titulacin del
hbitat y tierras colectivas indgenas (Defensora del Pueblo, 2009: 66).
La seguridad legal de la tenencia en las ciudades se encuentra amplia-
mente contemplada en la Ley especial para la regularizacin y ordenamien-
to integral de la tenencia de la tierra de los asentamientos urbanos populares5,
la cual tiene por objeto, segn su artculo primero:

28 5 Segn el artculo cuarto de la Ley especial para la regularizacin y ordenamiento integral de la


Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

[...] ordenar y regularizar el proceso de la tenencia de la tierra ocupada por


la poblacin en los asentamientos urbanos populares, la satisfaccin del
derecho a la tierra urbana, vivienda, hbitat y as consolidar los asenta-
mientos urbanos populares ya existentes, de manera digna, equitativa y
sostenible, mediante un proceso de cogestin integral entre la comunidad
y el Estado, dando prioridad a las familias en condicin de vulnerabilidad
social.

Aunque la LOPCI en su artculo octavo garantiza los derechos de los pue-


blos indgenas en zonas urbanas y la Ley especial para la regularizacin y
ordenamiento integral de la tenencia de la tierra de los asentamientos urba-
nos populares est dirigida a todos los habitantes de asentamientos popu-
lares, sin forma alguna de discriminacin (artculo tercero y artculo cua-
tro), lo cierto es que, sta ltima, no contiene lineamientos especficamente
dirigidos a los indgenas urbanizados, situacin que podra crear vacos
legales que dificulten o incluso impidan a los pueblos indgenas, la segu-
ridad legal de la tenencia cuando habitan en reas urbanas. Por otra parte,
los indicadores disponibles respecto a la seguridad de la tenencia se refie-
ren slo a la tenencia de la vivienda, no a la de la tierra. Estos indicado-
res sealan que, de las viviendas habitadas por indgenas en la ciudad de
Caracas, un porcentaje del 55,67% corresponde a viviendas propias com-
pletamente pagadas, un pequeo porcentaje de 3,88% se refiere a vivien-
das propias pagndose, y finalmente 40,45% agrupa viviendas sujetas a
alquiler, prstamo u otras formas de tenencia no especificadas (INE,
2001). Debe considerarse que aunque esta informacin provee un valio-
so indicador respecto a la tenencia de la vivienda indgena en Caracas, evi-
denciando el alto porcentaje de indgenas urbanos viviendo en condicio-
nes precarias de tenencia, an sera necesario contar con la informacin

tenencia de la tierra de los asentamientos urbanos populares, el [...] Asentamiento Urbano Popular
es un rea geogrfica determinada, habitada por una comunidad, conformada por viviendas que
ocupan terrenos pblicos o privados, identificado de forma integral e indivisible a partir de sus
rasgos histricos, socioculturales, sus tradiciones y costumbres, aspectos econmicos, fsicos,
geogrficos, cuenten o no con servicios pblicos bsicos, as como el que no encontrndose en
algunas de las condiciones antes descritas, ameriten un tratamiento especial, siendo sus habitan-
tes poseedores u ocupantes de la tierra y no se les ha reconocido su derecho a la titularidad. En
aquellos asentamientos periurbanos donde se mantenga y preserve rasgos culturales, econmi-
cos, fsicos y geogrficos propios del campo se le otorgar a las familias beneficiadas ttulo de tie-
rras con una extensin suficiente, que garantice y preserve sus actividades productivas conser-
vando relaciones armoniosas con la naturaleza, entre el campo y la ciudad [...] 29
Alejandra Leal Guzmn

relativa a la tenencia de la tierra para pronunciarse, inequvocamente,


sobre la seguridad efectiva de la tenencia que poseen los grupos indgenas
que habitan en Caracas.

Asequibilidad

En consonancia con lo previsto en el Comentario general N. 4, numeral


8e, el Estado venezolano ha dispuesto, en el marco legal correspondiente,
cierto grado de prioridad para los grupos ms vulnerables de la sociedad,
tal como queda consagrado en la CRBV (artculo 82). Por otra parte, a
travs de la Ley del rgimen prestacional de vivienda y hbitat (LRPVH), el
Estado venezolano acoge el criterio de asequibilidad a una vivienda ade-
cuada para los indgenas. As pues, la LRPVH, en su artculo doce, garan-
tiza el derecho al acceso a una vivienda y hbitat dignos a los pueblos y
comunidades indgenas:

Toda persona tiene derecho a acceder a una vivienda y hbitat dignos a


partir de un tratamiento con criterio de justicia y equidad. Es deber del
Estado brindar proteccin especial a las personas o familias que no ten-
gan ingresos, de menores recursos o de mayor necesidad, as como prote-
ger a los sectores sociales vulnerables, en razn de la edad, situacin de
discapacidad y condicin de salud. Igualmente, adoptar medidas orien-
tadas a garantizar este derecho a los pueblos y comunidades indgenas.

Cabe destacar que los pueblos y comunidades indgenas son considerados


en la LRPVH como sujetos de proteccin especial en cuanto al acceso a la
asistencia habitacional (artculo 248), disposicin tanto ms significativa
para los indgenas residentes en la capital, considerando los altos costos de
adquisicin y/o alquiler de la vivienda (Cilento Sarli, 2009: 59). As
mismo, los espacios ocupados por los pueblos y comunidades indgenas
quedan establecidos, en la LRPVH, como esferas de actuacin para la
generacin de programas de vivienda y hbitat, contemplando la creacin
de nuevos asentamientos y la rehabilitacin de asentamientos ya existen-
tes (artculo 131 y 231).
A partir del ao 2002, el Consejo Nacional de Vivienda (CONAVI),
para apoyar y fomentar la autoconstruccin de las viviendas indgenas
30
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

(UN-Habitat, 2009: 49), haba creado el programa Viviendas y hbitats


indgenas productivos con economa social autosustentable6 para atender a
los pueblos y comunidades indgenas. Se trat de un programa indito y
de gran importancia para este grupo poblacional, pero que actualmente
se encuentra inactivo. Este programa estaba enmarcado en una [...]
visin integral, participativa e intercultural que redimensione las relacio-
nes entre el Estado y los pueblos aborgenes, sus comunidades y organi-
zaciones (CONAVI, 2002). Los objetivos de este programa eran: prime-
ro, reconocer el pleno derecho constitucional que valora a los indgenas
como ciudadanos con caractersticas culturales, viviendas y hbitat espe-
cficos, respetando su dignidad humana y propiciando su incorporacin
a la sociedad; segundo, elaborar proyectos integrales de vivienda y hbi-
tat indgena; tercero, potenciar las capacidades socio-productivas, tanto
para la construccin de viviendas como para el fortalecimiento de una
economa autosustentable; y cuarto, fortalecer los valores culturales de
los pueblos indgenas.
Los lineamientos generales del programa contemplaban, en primer
lugar, la ejecucin de infraestructura bsica y construccin de nuevas
viviendas y hbitat; segundo, el mejoramiento, ampliacin o sustitucin
de viviendas y hbitats precarios, incluido la construccin de espacios en
la vivienda y sus reas exteriores de acuerdo al hbitat para actividades
productivas; tercero, fomentar la conservacin de los valores culturales,
usos y costumbres de los pueblos indgenas; cuarto, respetar la diseos de
arquitectura autctona para proteger la identidad y los valores culturales
de los pueblos indgenas; quinto, para nuevos proyectos de desarrollo de
vivienda y hbitat diseados por los propios indgenas, usar recursos del
medio, materiales y tecnologas indgenas integradas; sexto, distribuir los
espacios internos y comunitarios respetando las dimensiones amplias de
las viviendas de manera acorde con las formas constructivas y diseos
arquitectnicos ancestrales; y sptimo, planificar espacios para la cons-
truccin de centros integrales para la participacin protagnica de las
comunidades, obras para la produccin econmica autosustentable, uni-
dades de atencin para la salud (medicina tradicional y no tradicional),

6 A diferencia de los otros programas del Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), el progra-
ma correspondiente a vivienda y hbitat indgena no est contemplado en la ley que regula el
subsistema de vivienda y poltica habitacional (artculo doce), fue creado por resolucin de
Directorio N. 39-20002 de fecha 29 de agosto de 2002. 31
Alejandra Leal Guzmn

escuelas bolivarianas bilinges, centros ceremoniales, casas comunitarias,


espacios para el deporte y recreacin, centros de capacitacin, y otros.
Es de resaltar que este programa era el primero de su tipo que se for-
mulaba en el pas. Al respecto, destacaba el nfasis en la autogestin de los
pueblos indgenas en el tema de vivienda y hbitat. En este sentido, debe
considerarse que la estrategia de autogestin constituye una variable con
una gran capacidad de fomentar significativamente el desarrollo de la
autonoma indgena, permitiendo que los pueblos y comunidades indge-
nas grupos tradicionalmente excluidos dentro de la sociedad venezola-
na sean cada vez menos dependientes de los sectores pblicos y/o priva-
dos en cuanto al acceso a una vivienda adecuada (Bald, 2004: 351;
Sesto, 2009: 25). Por lo tanto, debe sealarse la necesidad de retomar el
mencionado programa, subrayando la estrategia de autogestin.

Habitabilidad

A travs de la LOPCI se plantea el mejoramiento y la proteccin del


ambiente de los pueblos y comunidades indgenas, derechos que, por
otra parte, son extensivos a los indgenas residentes en reas urbanas
(artculo octavo). Algunos artculos de la LOPCI establecen el derecho al
ambiente sano, seguro y libre de contaminantes txicos, as como la pro-
teccin de la integridad ecolgica de tierras y hbitats indgenas. El art-
culo 48 dice:

Los pueblos y comunidades indgenas tienen derecho a vivir en un


ambiente sano, seguro y ecolgicamente equilibrado y coadyuvarn en la
proteccin del ambiente y de los recursos naturales, en especial los par-
ques nacionales, reservas forestales, monumentos naturales, reservas de
biosfera, reservas de agua y dems reas de importancia ecolgica. En nin-
gn caso se permitirn actividades que desnaturalicen o produzcan daos
irreversibles a estas reas especialmente protegidas.

El artculo 49 menciona que:

El hbitat y tierras indgenas no podrn ser utilizados para la disposicin


de desechos o para el almacenamiento o destruccin de sustancias txicas
32
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

y peligrosas provenientes de procesos industriales y no industriales, as


como de ninguna otra ndole.

El artculo cincuenta, en alusin al Estado, indica que:

[] en coordinacin con los pueblos y comunidades indgenas y sus


organizaciones, garantizar y velar por la conservacin e integridad del
hbitat y tierras indgenas, la riqueza de la biodiversidad, el manejo ade-
cuado de los recursos genticos, la preservacin de las cuencas y la armo-
na del paisaje, para lo cual adoptar las medidas necesarias de proteccin
y manejo sostenible de las mismas, tomando en cuenta los criterios y
conocimientos tradicionales de manejo ambiental de los pueblos y comu-
nidades indgenas.

Adicionalmente, para proteger y fomentar la autonoma de los pueblos y


comunidades indgenas en cuanto a la preservacin de sus tierras y hbi-
tats, la Ley de demarcacin y garanta del hbitat y tierras de los pueblos ind-
genas, en su artculo dcimo establece la consulta informada como requi-
sito obligatorio e ineludible para los proyectos de desarrollo y aprovecha-
miento de los recursos naturales en las tierras y hbitats indgenas.
En el marco de la poltica habitacional contemplada en el doceavo
artculo de la Ley del Subsistema de Vivienda y Poltica Habitacional
(LSVPH), se han definido programas que apuntan directamente a mejo-
rar las condiciones de vida en los asentamientos urbanos informales: pri-
mero, la habilitacin fsica de las zonas de barrios; segundo, el mejora-
miento y ampliacin de casas en barrios y urbanizaciones populares; y ter-
cero, la rehabilitacin de urbanizaciones populares. Todos estos progra-
mas buscan incorporar la participacin de las comunidades en la rehabi-
litacin y reurbanizacin de los asentamientos que habitan.
En este sentido, las polticas y los programas estn siendo formuladas
con el fin ltimo de mejorar las condiciones fsicas de las viviendas y hbi-
tats indgenas, incluso de las que se encuentran en mbitos urbanos,
segn se establece en las recomendaciones presentadas en la Gua de pol-
ticas de vivienda para pueblos indgenas en ciudades de UN-Hbitat (2009:
63). Pese a lo anterior, sigue siendo necesario consolidar estas polticas y
programas, y optimizar su aplicacin efectiva en zonas urbanas
(Defensora del Pueblo, 2009: 66). Los logros en cuanto al desarrollo
habitacional y urbano en la capital resultan insuficientes: las condiciones 33
Alejandra Leal Guzmn

de habitabilidad en los asentamientos informales y urbanizaciones popu-


lares de la ciudad de Caracas presentan niveles muy bajos, caracterizndo-
se por la precariedad de las viviendas y el dficit de servicios y equipa-
miento, a la vez que enfrentan graves problemas de movilidad y transpor-
te, y crecientes procesos de construccin de riesgos urbanos, cuestiones de
alcance metropolitano que afectan a todos los habitantes de la capital, en
mayor o menor medida segn su propia vulnerabilidad (Cilento Sarli,
2002; Lafuente y Genatios, 2004; Acebedo Restrepo, 2008). A lo ante-
rior debe aadirse que actualmente no se encuentra en funcionamiento
ningn programa habitacional dirigido especficamente a la poblacin
indgena urbana.

Disponibilidad de servicios, materiales e infraestructura

Las disposiciones consignadas en el marco legal que regula las polticas y


programas de vivienda y hbitat en Venezuela, resultan acordes con lo
establecido en el Comentario General N 4, numeral 8b:

Una vivienda adecuada debe contener ciertos servicios indispensables


para la salud, la seguridad, la comodidad y la nutricin. Todos los bene-
ficiarios del derecho a una vivienda adecuada deberan tener acceso per-
manente a recursos naturales y comunes, a agua potable, a energa para la
cocina, la calefaccin y el alumbrado, a instalaciones sanitarias y de aseo,
de almacenamiento de alimentos, de eliminacin de desechos, de drena-
je y a servicios de emergencia.

En reconocimiento de las precarias condiciones del hbitat urbano de


Caracas, ciudad donde el cincuenta por ciento de sus habitantes reside en
asentamientos informales de difcil acceso y con servicios carenciales
(Cilento Sarli, 2000; Genatios y Lafuente, 2010), los programas disea-
dos dentro de la poltica habitacional contemplan estrategias de urbaniza-
cin, reurbanizacin y rehabilitacin de hbitats degradados, ya sea en
asentamientos informales o urbanizaciones populares. A travs de la Ley
del rgimen prestacional de vivienda y hbitat (LRPVH), particularmente
en el artculo 234, se encuentran precisadas las caractersticas que deben
34 cumplir una vivienda y un hbitat adecuados y dignos, segn criterios
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

ambientales, culturales, tcnicos, y urbansticos; es decir, de acceso a ser-


vicios, equipamiento e infraestructura urbana. As mismo, y con el fin de
garantizar las condiciones mnimas requeridas para una vivienda y hbi-
tat dignos, en el artculo 235 se establecen los parmetros consiguientes
referidos a: en primer lugar, el respeto a las caractersticas fsico-ambien-
tales del sitio geogrfico; segundo, insercin fsica de la vivienda en una
estructura urbana para asegurar su vinculacin y acceso a la infraestructu-
ra, equipamientos y servicios; tercero, respeto a las tradiciones construc-
tivas indgenas; cuarto, adecuacin de las tipologas a las caractersticas y
necesidades especficas de cada comunidad; quinto, cumplimiento de los
requisitos mnimos de habitabilidad establecidos en los acuerdos interna-
cionales suscritos por Venezuela y plasmados en el Documento final de la
Cumbre de vivienda y hbitat de la Organizacin de las Naciones Unidas,
en 1996; y sexto, adecuacin de las dimensiones de las parcelas, para
cumplir los requisitos mnimos de progresividad establecidos en esta Ley
y su Reglamento.
En este mismo instrumento legal se contemplan dentro de las actua-
ciones de carcter habitacional aquellas dirigidas especficamente a crear
u optimizar segn sea el caso el equipamiento de servicios e infraestruc-
tura urbana (artculo 232). En el marco de estas actuaciones se contem-
pla desarrollar nuevos urbanismos, habilitar los asentamientos urbanos
informales mediante la dotacin del equipamiento y/o la infraestructura
urbana pertinente. Sin embargo, la situacin de la capital respecto al dfi-
cit habitacional y el deterioro urbano puede y debe calificarse de crisis
urbana (Garca Guadilla, 1997; Acebedo Restrepo, 2008). Por otra parte,
el sensible y progresivo deterioro experimentado por el Metro de Caracas
durante los ltimos aos, ha agudizado los problemas prcticamente
endmicos de accesibilidad, vialidad, movilidad y transporte de la ciu-
dad (Piccinato, 2007: 202). Frente a este panorama de deterioro crtico
del hbitat urbano, las condiciones de vivienda adecuada para pueblos
indgenas en la ciudad de Caracas deben calibrarse cuidadosamente.
Aunque los indicadores estadsticos oficiales relativos a materiales, servi-
cios e infraestructura apuntan a un nivel aceptable de disponibilidad de
tales tems, se requiere de mayor especificidad y transversalidad en la
informacin para configurar una perspectiva precisa al respecto. As, por
ejemplo, no resulta suficiente con disponer de materiales adecuados para
la construccin de las viviendas; los diseos, las tcnicas constructivas y la 35
Alejandra Leal Guzmn

ubicacin tambin debe ser adecuada. Otro tanto ocurre con los indica-
dores de disponibilidad de servicios e infraestructura, ya que si bien es
cierto que tales indicadores dan cuenta de su disponibilidad, pero no de
la calidad y condiciones de acceso de tales servicios e infraestructura.
De tal forma, la disponibilidad de materiales para la construccin de
las viviendas es la siguiente en cuanto al material predominante en paredes:
bloque o ladrillo, 94,49%; concreto, 1,97%; madera, frmica, fibra de
vidrio o similares, 0,43%; tierra cruda (adobe, tapia y bahareque)7,
0,56%; otros materiales, 2,56%. En cuanto al material predominante en
techos, se tiene la siguiente informacin: techos de platabanda, 68,28%;
techos de teja, 3,69%; lminas asflticas, 2,05%; lminas metlicas
24,61%; asbesto y similares, 0,80%; otros materiales, 0,57%. Sin embar-
go, este registro posiblemente apunta a la utilizacin de materiales bara-
tos o de desecho, que constituye una prctica constructiva propia de los
asentamientos populares de la ciudad capital, tal como ocurre con las
lminas metlicas, la madera y la palma. Los techos de asbesto, por otra
parte, son actualmente objeto de una campaa nacional de sustitucin
debido a que se trata de un material de alta toxicidad y en consecuencia,
inadecuado desde cualquier punto de vista. Y finalmente, para el material
predominante en pisos: mrmol, mosaico, granito, vinil, cermica, ladrillo,
terracota, parquet, alfombra y similares, 51,6%; cemento, 46,13%; tierra,
2,03%; otros, 0,24% (INE, 2001).
Los indicadores correspondientes al acceso a servicios arrojan los
siguientes resultados. Respecto al combustible utilizado para cocinar, se
tiene que un porcentaje del 88,9% de los indgenas residentes en Caracas
utiliza gas para cocinar; otro 10,97% utiliza electricidad; 0,10% usa kero-
sene como combustible y un porcentaje de 0,03% se sirve de combusti-
bles como la lea o el carbn. En cuanto al abastecimiento de agua, un
porcentaje de 96,21% de las viviendas indgenas se surten por acueducto
o tubera; 0,62% lo hacen por camiones cisterna; 0,57% a travs de pila
pblica o estanque; 1,22% se abastece a travs de pozo con tubera o
bomba; 0,62% de las viviendas toman agua de pozos o manantiales pro-
tegidos, en tanto que un porcentaje del 0,75% recurre a aljibes, ros, que-

7 Las tcnicas constructivas de tierra cruda caracterizaron la arquitectura venezolana desde la


poca colonial hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, se pueden encontrar muestras de estas
tipologas constructivas en el interior del pas, donde an son de uso frecuente, particularmen-
36 te en reas rurales (Gasparini y Margolies, 1986; 1998).
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

bradas, agua de lluvia, y otros. As mismo 98,49% de las viviendas ind-


genas cuentan con servicio elctrico y 45,46% cuenta con telefona fija. Sin
embargo, tales cifras deberan cotejarse con las que corresponden al servi-
cio de telefona celular o a las proveedoras privadas de telefona fija, ser-
vicio que paulatinamente ha ido adquiriendo auge en el pas.
Pese a que las polticas y los programas habitacionales en Venezuela
estn siendo desarrollados para asegurar a los pueblos indgenas donde-
quiera que se encuentren el acceso a los servicios bsicos, y al equipa-
miento y la infraestructura urbana, lo cierto es que de poco sirven estas
bien formuladas y pensadas polticas si no comienzan a instrumentarse
efectiva y sistemticamente. Hasta ahora, y a pesar de los esfuerzos reali-
zados por el Estado venezolano continan pendientes temas fundamenta-
les, tales como el agilitar el proceso de demarcacin de las tierras y hbi-
tats indgenas, proveer la seguridad legal de la tenencia, garantizar el cum-
plimiento de la consulta informada como paso previo e insoslayable para
el desarrollo de proyectos en tierras indgenas, y garantizar el acceso de los
pueblos indgenas a los servicios, el equipamiento y la infraestructura
(Defensora del Pueblo, 2009: 66-67, vase tambin las reflexiones de
Cilento Sarli, 2000; Genatios y Lafuente, 2010).

Accesibilidad

Al examinar el criterio de accesibilidad a la luz de las recomendaciones


expresadas en la Gua de polticas de vivienda para pueblos indgenas en ciu-
dades de UN-Hbitat (2009: 50) se evidencian los siguientes aspectos: en
primer lugar, el gobierno venezolano dio un paso importantsimo y por
dems indito en el pas al ocuparse de manera inmediata de la discri-
minacin que, en todos los mbitos de la vida nacional, sufran los pue-
blos y comunidades indgenas. En este sentido la accin gubernamental
se aplic en dos direcciones: revocando las leyes y polticas discriminato-
rias que los afectaban sensiblemente, como es el caso de las disposiciones
derogatorias, en el ttulo IX, de la LOPCI; y luego, garantizando a los
pueblos indgenas, a travs de los instrumentos legales respectivos, el goce
sin menoscabo alguno de los mismos derechos civiles, polticos, sociales,
culturales, educativos, econmicos y ambientales, que tienen todos los
ciudadanos venezolanos. 37
Alejandra Leal Guzmn

As pues, la CRBV prohbe terminantemente (en el artculo 21, nume-


ral primero) las [...] discriminaciones fundadas en la raza, el credo, la con-
dicin social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado
anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de
igualdad, de los derechos y libertades de toda persona. Igualmente, la
LOPCI garantiza a los pueblos y comunidades indgenas los derechos con-
sagrados tanto en la CRBV como en los pactos, tratados y convenios inter-
nacionales suscritos por el Estado venezolano, independientemente que
habiten en sus tierras y hbitats ancestrales o en reas urbanas.
En cuanto al tema de vivienda y hbitat indgena, se han tomado dis-
posiciones que, de manera general, garantizan el acceso de los pueblos
indgenas a una vivienda adecuada. Resulta de particular importancia que
la LRPVH, defina a las comunidades indgenas como sujetos de proteccin
especial a los fines establecidos en esa ley (artculo 248, numeral primero)
lo cual implica una mejora sustantiva en las condiciones de accesibilidad
para los indgenas. En el artculo cuarto dice:

El Rgimen Prestacional de Vivienda y Hbitat garantiza el derecho a las


personas dentro el territorio nacional a acceder a las polticas, planes, pro-
gramas, proyectos y acciones que el Estado desarrolle en materia de
vivienda y hbitat, dando prioridad a las familias de escasos recursos y
otros sujetos de atencin especial definidos en esta Ley y en la Ley
Orgnica del Sistema de Seguridad Social.

El artculo 26 menciona que:

El Sistema de Recursos debe crear los mecanismos que permitan el mxi-


mo de accesibilidad econmica a la vivienda y hbitat a todos los sectores
socio-econmicos en especial a los de menores recursos. Formular una
poltica de accesibilidad a la tierra e incorporacin de las bienhechuras a
los activos familiares; fomentar la universalizacin del ahorro; reforzar el
ahorro obligatorio y promover el ahorro voluntario ambos apoyados por
incentivos del Estado para dar mxima apertura a los crditos, en especial
a los sectores de la poblacin que habita en asentamientos populares.

Aunque la LOPCI garantiza los derechos de los pueblos indgenas sea cual
sea su lugar de residencia, lo cierto es que las disposiciones contenidas en
38 el marco legal, en las polticas y en los programas estn orientados funda-
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

mentalmente para ser aplicados en las tierras y hbitats indgenas tradicio-


nales, y no existe claridad conceptual ni operativa respecto a los procedi-
mientos a seguir en pro de asegurar a los indgenas urbanizados el goce
efectivo del derecho a una vivienda adecuada. Esto implica que conforme
a lo expuesto respecto al criterio de accesibilidad en la Gua de polticas de
vivienda para pueblos indgenas en ciudades de UN-Hbitat (2009: 50) que-
dan varios temas pendientes que deben desarrollarse con carcter de urgen-
cia. En este sentido, es necesario implementar las siguientes acciones: pri-
mero, generar informacin desagregada y con un alto grado de especifici-
dad respecto a las violaciones de los derechos humanos de los pueblos ind-
genas en el sector de vivienda y hbitat urbanos; segundo, asegurar, en coo-
peracin con los distintos pueblos indgenas, la igualdad de las mujeres en
cuanto a poseer, alquilar, usufructuar y accesar a la tierra y a la vivienda,
con independencia de su estado civil, posicin dentro de la comunidad y/o
la sociedad y lugar de residencia, ya sea este dentro de su propia comuni-
dad o en las ciudades; tercero, concienciar a funcionarios pblicos de todo
nivel, proveedores de vivienda, actores tcnicos y a la sociedad venezolana
en general, sobre los matices y las diversas expresiones y acciones discrimi-
natorias en contra de los pueblos indgenas que limitan o anulan sus posi-
bilidades de acceso a una vivienda adecuada; y cuarto, reconocer e imple-
mentar, a travs de las polticas y programas de vivienda, la presencia ind-
gena en las ciudades y la necesidad de garantizarles el acceso a una vivien-
da adecuada en mbitos urbanos cuando as lo requieran.

Ubicacin

En una ciudad como Caracas, la ubicacin de la vivienda respecto al equi-


pamiento, la infraestructura, y particularmente el transporte pblico, es
un tema determinante de la calidad de vida de sus habitantes:

Caracas no es una ciudad, sino muchas ciudades. Depende de cunto


ganes, de dnde vivas, si tienes o no carro propio o tienes que moverte en
metro o busetas, as que Caracas depende tambin de cun cerca o lejos
ests del Metro. Incluso si tienes carro, tienes que considerar dnde vives,
dnde trabajas y dnde estudias, porque eso determina cmo tienes que
moverte por la ciudad, cuntos recorridos tienes que hacer y cunto tiem-
39
Alejandra Leal Guzmn

po te toma todo eso: ir de la casa al trabajo, o a la universidad, o regresar


a casa desde el trabajo o los estudios. Si no tienes carro, entonces es peor.
Por ejemplo, si dependes del metro y el transporte pblico puede ser una
pesadilla tener que ir de la casa al trabajo, luego a estudiar y de vuelta a la
casa. Y puede ser peor an si trabajas y estudias en Caracas, pero vives en
alguna ciudad satlite, en Guarenas-Guatire, en Los Teques o San
Antonio, por ejemplo [...] De todo eso depende que vivas en Caracas o
sufras a Caracas de hecho, eso define en cul de todas las Caracas posi-
bles vives realmente.

La afirmacin anterior es muy significativa pues, en una ciudad donde los


precios de compra y/o alquiler de las viviendas mejor ubicadas con acceso
a buenos servicios, equipamiento e infraestructura (escuelas, hospitales,
universidades, centros culturales y deportivos, fuentes de empleo, comer-
cios, y otros), resultan inaccesibles para una buena parte de sus habitantes;
ocurre que los grupos de menores recursos econmicos como inmigrantes
nacionales o extranjeros, y pueblos indgenas, se ven obligados a estable-
cerse recurriendo a prcticas autoconstructivas, en las periferias de la
ciudad. Son zonas infraurbanizadas que generalmente presentan altos nive-
les de riesgos socionaturales y tecnolgicos, situacin agudizada por el
importante dficit de servicios y los graves problemas de accesibilidad y
transporte (Cilento Sarli, 2002; Singer, 2008). La poblacin indgena resi-
dente en Caracas se encuentra desigualmente distribuida en sus cinco
municipios, teniendo el porcentaje ms alto de 60,5% el municipio
Libertador, rea muy extensa y de una enorme complejidad socioeconmi-
ca y urbana. Le sigue el municipio Sucre, con un porcentaje de 20,34% de
poblacin indgena; el municipio Baruta con 13,2%, el municipio El
Hatillo con apenas 3,24% y finalmente el pequeo y prspero municipio
Chacao con un porcentaje de 2,63% de poblacin indgena (INE, 2001).
Se trata, no obstante, de informacin que an requiere un mayor nivel de
detalle, para ubicar efectivamente a los grupos indgenas en Caracas.
Otra opcin al alcance de estos grupos social y econmicamente ms
vulnerables, la constituyen las pensiones o residencias, opciones por lo
general muy precarias, donde se habita en condiciones de hacinamiento y
con grandes restricciones impuestas sobre los inquilinos que dificultan la
vida cotidiana y ms an el desarrollo de un proyecto de vida propio. Los
indgenas residentes en Caracas presentan un alto porcentaje de inestabi-
40
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

lidad en la tenencia de la vivienda que alcanza un 40,45% repartido en


las siguientes opciones: alquilada, 33,94%; prestada, 4,04%; y otra forma
no especificada de la tenencia, 2.47% (INE, 2001).
An habra que sumar a lo anterior, la inestabilidad intrnseca que
representa la vivienda alquilada (particularmente las viviendas colectivas
como, por ejemplo, casas de pensin, hoteles y moteles, residencias y
refugios), opcin habitacional que arrastra un estigma social que la califi-
ca como lugar productor y reproductor de pobreza, hacinamiento, pro-
miscuidad, vicios y violencia. As mismo la vivienda alquilada manifiesta
implcitas condiciones de provisionalidad, desarraigo, precariedad e ines-
tabilidad que permean la vida social e individual de los inquilinos. Un
aspecto a considerar es el ejercicio de poder por parte del propietario
sobre los procesos y proyectos de vida de los arrendatarios: el dueo de
casa toma decisiones unilaterales que coartan considerablemente la auto-
noma de estos ltimos (las dificultades que enfrentan las familias o las
personas con hijos menores, para alquilar una vivienda en Caracas es ape-
nas una muestra de lo anterior) Los propietarios establecen cuotas y con-
diciones a su exclusiva conveniencia, decretan horarios de llegada, limitan
el acceso a los servicios existentes en la casa e incluso restringen las opcio-
nes de vida familiar (Kowarick, 1991). Se trata pues, de dinmicas que
afligen ms a los pueblos indgenas que a los criollos, ya que a las dificul-
tades de la vida urbana se suman toda una serie de procesos que en gene-
ral resultan ajenos a sus referentes culturales, y por lo tanto, se convierten
en perturbadores de sus condiciones de vida.
Tomando en cuenta las recomendaciones sealadas por UN-Habitat
(2009: 50-64) se hacen patentes las siguientes reflexiones: en primer
lugar, el marco legal correspondiente, as como las polticas y programas
en vivienda y hbitat contemplan debidamente la adecuacin cultural de
los servicios pblicos y su disponibilidad y ubicacin en las cercanas de
las comunidades indgenas, pero el mbito de aplicabilidad que se
encuentra establecido en estos instrumentos legales se refiere en lneas
generales a las zonas de ocupacin tradicional de los pueblos indgenas,
sin considerar especficamente los mbitos urbanos.
Es menester reconocer que las condiciones de vida de los indgenas
urbanizados son muy distintas a las que les proveen sus propios hbitats,
y en consecuencia, el criterio de ubicacin debe ser precisado e instru-
mentado en las polticas y los programas de vivienda y hbitat para pue- 41
Alejandra Leal Guzmn

blos indgenas en las ciudades. En segundo lugar, debe tenerse en cuenta


que muchas veces los pueblos indgenas en las ciudades son relegados, por
diferentes razones, a vivir en zonas de barrios o asentamientos precarios,
lejos de escuelas, centros hospitalarios y empleos, adems de las dificulta-
des para el desplazamiento a travs de la ciudad (Dieter y Seijas, 1998).
La atencin a la situacin de infraurbanizacin de estas reas deficitarias
y los problemas conexos, se encuentra estipulada en el marco de la polti-
ca habitacional. As mismo, todos los aspectos concernientes a la regula-
rizacin de la tenencia de la tierra y el mejoramiento progresivo del hbi-
tat en los asentamientos informales, estn previstos en la Ley especial para
la regularizacin integral y ordenamiento de la tenencia de la tierra en los
asentamientos populares urbanos. Aunque esta ley no contiene disposicio-
nes expresamente formuladas para atender a los pueblos indgenas que
habiten en estos asentamientos, en la LOPCI s se establece claramente
que el disfrute de los derechos consagrados para los pueblos indgenas es
independiente de su lugar de residencia: Los ciudadanos o ciudadanas
indgenas que habitan en zonas urbanas tienen los mismos derechos que
los indgenas que habitan en su hbitat y tierras, en tanto correspondan
(artculo octavo).
Cabe destacar que aunque la LOPCI garantiza los derechos de los pue-
blos indgenas en las ciudades, la falta de especificidad en el marco legal,
en las polticas y los programas puede ocasionar conflictos de aplicabili-
dad legal, primero, en cuanto a la seguridad de la tenencia de tierras urba-
nas, y segundo, en el caso que los indgenas sean desalojados de terrenos
urbanos, por ejemplo, a causa de una emergencia producida por lluvias
extremas, aludes torrenciales, derrumbes o sismos y reubicados en asenta-
mientos inapropiados. Aadir la especificidad cultural a los preceptos
contenidos en la Ley especial para la regularizacin integral y ordenamiento
de la tenencia de la tierra en los asentamientos populares urbanos, podra
considerarse como una estrategia que complementara las disposiciones
establecidas en el texto de la LOPCI y ciertamente, coadyuvara en el
diseo de mecanismos dirigidos a proporcionar una ubicacin habitacio-
nal adecuada a los indgenas en las ciudades.

42
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

Adecuacin cultural

Examinar el criterio de adecuacin cultural en relacin a la vivienda y al


hbitat, requiere comprender que la vivienda constituye un bien que se
desenvuelve en dos dimensiones: la material y la simblica, y que es a tra-
vs de ambas como la casa se erige en expresin de la identidad cultural
de sus constructores/habitantes. De tal manera, la adecuacin cultural
engloba varios aspectos: tcnicas, tecnologas y tipologas constructivas,
materiales utilizados y diseos. En lneas generales, tales aspectos estn
contenidos en el marco legal respectivos y han sido incorporados en pol-
ticas y programas de vivienda para pueblos indgenas. Entre los linea-
mientos contemplados dentro del programa de vivienda y hbitat indge-
na del Consejo Nacional de Vivienda (CONAVI) se enunciaba claramen-
te la intencionalidad a este respecto:

[...] Fomentar la conservacin de los valores culturales, usos y costumbres


de los Pueblos Indgenas [...] Respetar los diseos de arquitectura autc-
tona para proteger la identidad y los valores culturales de los Pueblos
Indgenas, utilizar los recursos del medio, los materiales y las tecnologas
indgenas y respetar las dimensiones y la distribucin de las viviendas
indgenas segn las formas constructivas y los diseos arquitectnicos
ancestrales (CONAVI, 2002).

La LOPCI manifiesta de manera muy precisa cmo debe entenderse la


adecuacin cultural, en materiales, diseos y significados, que deben
caracterizar la vivienda y el hbitat indgena. El numeral sexto, del artcu-
lo 77: La adecuacin de la infraestructura de los planteles educativos a
las condiciones ecolgicas, las exigencias pedaggicas y los diseos arqui-
tectnicos propios de los pueblos y comunidades indgenas.

De su parte, el artculo 91 menciona que:

El Estado, conjuntamente con los pueblos y comunidades indgenas, ela-


borar y ejecutar los planes de vivienda indgena en su hbitat y tierras,
a fin de preservar los elementos de diseo, distribucin del espacio y
materiales de construccin de la vivienda indgena, considerndola como
parte de su patrimonio cultural
43
Alejandra Leal Guzmn

Pero cuando se trata de indgenas viviendo en las ciudades, es menester


preguntarse si no es necesario repensar el criterio de adecuacin cultural,
tomando en cuenta que, en s misma, la nocin de adecuacin cultural
incluye estrategias de adecuacin al ambiente. Por ejemplo, los materiales
culturalmente adecuados, suelen ser precisamente aquellos materiales que
no slo estn disponibles en el hbitat, sino que adems resultan adecua-
dos a las condiciones ambientales de este ltimo. Otro factor a tener en
cuenta es que la calidad de dichos materiales y por lo tanto, la correcta
aplicacin de las tcnicas constructivas, tambin se encuentra asociada al
hbitat originario. En un hbitat urbano estarn disponibles tales mate-
riales? Se ver afectada su calidad? Resultaran estos materiales adecuados
a una ciudad como Caracas que presenta un alto nivel de riesgo geolgi-
co e hidrometerolgico?
Es as como los indicadores disponibles evidencian la clara preponde-
rancia de las tipologas constructivas criollas en las viviendas de los ind-
genas urbanos en la ciudad de Caracas, quienes residen en su totalidad,
en viviendas, que por diseo y materiales, son propias de la ciudad: casas,
apartamentos, ranchos o viviendas colectivas, como pensiones, moteles,
residencias o refugios (INE, 2001). As pues, es posible sealar que las
viviendas de los indgenas radicados en la Caracas no presentan los ele-
mentos materiales ni simblicos requeridos para constituirse en viviendas
culturalmente adecuadas.
Afortunadamente en Venezuela, las prcticas constructivas y los dise-
os de los pueblos indgenas estn ampliamente registradas con especifi-
cidad en los detalles tcnicos necesarios para su implementacin
(Gasparini y Margolies, 1986; 1998 y 2005; Revoredo, 2007 y Sesto,
2009). Desde este punto de vista constituiran un importante insumo
para la realizacin de los necesarios estudios tcnicos que permitan dise-
ar estrategias apropiadas para implementar en toda su extensin el crite-
rio de adecuacin cultural de la vivienda para pueblos indgenas en las
ciudades, segn se encuentra contemplado en el artculo 276 de la Ley del
rgimen prestacional de vivienda y hbitat:

El Ministerio con competencia en vivienda y hbitat establecer un pro-


grama de incentivos a la investigacin, la innovacin, la produccin, la
comercializacin y la difusin de nuevos materiales, componentes o tec-
44 nologas para la construccin de edificaciones de carcter habitacional,
Vivienda adecuada para pueblos indgenas en Caracas

como un complemento a los programas de dotacin de tierras y financia-


miento de la vivienda.

Tal como lo sealan Lpez y Roff (2010: 22) existen interesantes y nove-
dosas propuestas respecto a materiales, tcnicas y tecnologas aplicadas a la
vivienda, sin embargo no es posible afirmar que estas propuestas se refie-
ran especficamente a vivienda indgena en las ciudades o que hayan sido
desarrolladas en estrecha colaboracin con pueblos y comunidades indge-
nas residentes en la ciudad, as pues, sigue siendo una tarea pendiente.

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Tenencia de la Tierra de los Asentamientos Urbanos Populares.
Publicada en la Gaceta Oficial N 38.480 de la Repblica Bolivariana 47
Alejandra Leal Guzmn

de Venezuela. Caracas, 17 de Septiembre de 2006.


Ley Orgnica de Pueblos y Comunidades Indgenas. Publicada en Gaceta
Oficial N 38.344 de la Repblica Bolivariana de Venezuela. Caracas,
27 de diciembre de 2005.
Ley Orgnica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia. Publicada en Gaceta Oficial N 38.668 de la Repblica
Bolivariana de Venezuela. Caracas, lunes 23 de abril de 2007.
Repblica Bolivariana de Venezuela (2007) Proyecto Nacional Simn
Bolvar. Desarrollo Econmico y Social de la Nacin 2007-2013.
Ediciones de la Presidencia de la Repblica: Caracas.
Organizacin de las Naciones Unidas (2001) Recopilacin de las
Observaciones Generales y Recomendaciones Generales adoptadas
por rganos creados en virtud de Tratados de Derechos Humanos.
http://servindi.org/pdf/ObservacionesyRecomendacionesGenerales.
pdf (Consulta: Abril 16, 2012).

48
La tenencia segura dentro
del anlisis de los indicadores de
vivienda adecuada en Bogot
Yadira Caballero Quintero, Felipe Amaya Puerto
y Andrs Lpez vila

La ciudad de Bogot se encuentra dividida en veinte localidades y cada


una cuenta con una Alcalda Menor. Sin embargo, las directrices econ-
micas, polticas, sociales y de infraestructura son trazadas por la Alcalda
Mayor del Distrito.
Las condiciones de vivienda adecuada para los habitantes de la capital
no son las mejores y existe un dficit habitacional actual de 307 945
hogares, de los cuales 145 822 se encuentran en dficit cuantitativo y 162
123 en dficit cualitativo1. Este estudio aborda la descripcin y anlisis de
los principales indicadores de vivienda adecuada a la luz de lo contempla-
do en el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales (PIDESC), y especficamente en el cuarto y sptimo comenta-
rios generales del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales
de las Naciones Unidas.
El PIDESC es el documento ms relevante en lo que se refiere al
derecho a la vivienda. Especficamente el artculo once, literal primero,
refiere que los Estados signatarios reconocen el derecho de toda perso-
na a un nivel de vida adecuado para s y su familia, incluyendo la ali-
mentacin, vestido y vivienda adecuados y a una mejora continua de las
condiciones de existencia, y que adems el Estado debe velar por hacer
efectivo este derecho.
De otro lado, el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas en sus comentarios generales interpreta
y aplica leyes sobre el derecho a la vivienda adecuada y revisa su cumpli-

1 Lnea de base del Plan Distrital de Desarrollo 2008-2012. Bogot positiva: para vivir mejor 49
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

miento por parte de los Estados miembro. En este sentido, el cuarto


comentario general sobre el derecho a una vivienda adecuada, sostiene que
este derecho deber ser visto como un derecho expansivo, esto quiere decir
que abarca otras condiciones como el derecho a vivir en un lugar de paz,
seguridad y dignidad. En el comentario general sptimo, sobre desalojos
forzosos, se afirma y se reconoce que los Estados deben abstenerse de
implementarlos, al tiempo que deben asegurar que se cumpla la ley contra
agentes o terceros que los lleven a cabo.
El Cuarto Comentario General contempla una descripcin de siete
elementos bsicos para que una vivienda sea adecuada: seguridad legal de
la tenencia; disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraes-
tructuras; habitabilidad; accesibilidad de transporte; ubicacin; asequibi-
lidad econmica y adecuacin cultural. Estos elementos sern descritos y
analizados a continuacin para el caso de la ciudad de Bogot.

Descripcin de los indicadores de vivienda adecuada para Bogot

Es necesario aclarar que actualmente la informacin proveniente de fuen-


tes oficiales no cuenta en su totalidad con una desagregacin por gnero
que permita hacer esta diferenciacin en cada uno de los indicadores que
a continuacin se abordan. En este sentido, en la Encuesta de calidad de
vida-Bogot 2007, realizada por el Departamento Nacional de Estadsticas
(DANE), el 63% de los hogares tienen a un hombre como cabeza de
hogar, mientras que el 37% restante corresponde a mujeres en ese rol. As,
la informacin que se presentar de aqu en adelante deber analizarse
desde esta perspectiva.
Por otro lado, estas fueron las preguntas que en la Encuesta indagaron la
temtica de vivienda: Vive aqu en arriendo o subarriendo? Vive aqu en su
vivienda propia? Vive en esta vivienda con permiso del propietario, sin pago
alguno? Vive en esta vivienda por tenencia o posesin sin ttulo, o propie-
dad colectiva? Vive aqu en otra situacin? No informa o no aplica.
A continuacin se muestra una breve definicin de los trminos utili-
zados y que forman parte de la metodologa del DANE:

50
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Vivienda

Es un lugar estructuralmente separado e independiente, ocupado o desti-


nado a ser ocupado por una familia o grupo de personas que viven jun-
tos, o por una persona que vive sola. La unidad de vivienda puede ser una
casa, apartamento, cuarto, grupo de cuartos, choza, cueva, o cualquier
refugio ocupado o disponible para ser utilizado como lugar de alojamien-
to y se caracteriza por:

Estar separado de otras viviendas, por paredes del piso al techo y


cubiertas por un techo.
Tener acceso a la calle, por un pasaje o escalera sin pasar por reas de
uso exclusivo de otras viviendas.
Tener uso exclusivo sobre: sala comedor, lavadero, patio de ropas,
cocina y bao.

Hogar

Es una persona o grupo de personas que ocupan la totalidad o parte de


una vivienda y que se han asociado para compartir la comida, y la comi-
da o la dormida. Pueden ser familiares o no entre s. Los empleados del
servicio domstico y sus familiares forman parte del hogar siempre y
cuando duerman en la misma vivienda. En la vivienda se puede encon-
trar inquilinos o huspedes: el inquilino es la persona que tiene en arrien-
do uno o varios cuartos de la vivienda y hace sus comidas por aparte,
razn por la cual se debe considerar como un hogar independiente. Los
llamados huspedes y pensionistas hacen parte del hogar.

Indicadores de vivienda adecuada para Bogot

Seguridad de la tenencia

El Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (GNUD) en una reu-


nin en noviembre de 2002 en Nairobi, defini la tenencia segura como
[] el derecho de todos los individuos y grupos a la proteccin efectiva
por parte del Estado contra los desalojos ilegales o forzados 51
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

(GNUD,2002). La gente cuenta con tenencia segura cuando, en primer


lugar, existen pruebas documentales que se puedan utilizar para compro-
bar el derecho a la tenencia, y en segundo lugar, cuando existe una pro-
teccin de hecho o de derecho contra los desalojos forzados.
Por su parte, la Agenda Hbitat (UN-Habitat, 2004), en relacin a la
tenencia, define los siguientes indicadores:

Indicador clave 3
Tenencia segura: nivel al que la tenencia segura est garantizada para
hogares e individuos en el marco legal relacionado al desalojo.

Indicador extensivo 2
Vivienda autorizada: proporcin de viviendas regularizadas/legalizadas
(vivienda que atienda a todos los reglamentos de construcciones y urba-
nizaciones).

Indicador extensivo 3
Desalojos: cifra promedio anual de unidades familiares dirigidas por el
hombre y dirigidas por la mujer que han sido desalojadas de sus vivien-
das durante los ltimos cinco aos (1998-2003).

Para la tenencia segura, se encuentra dentro del Objetivo del Milenio el


indicador clave 3: Posibilitar la seguridad de la tenencia
Al respecto de la tenencia segura se describen las variables a tener en
cuenta:

Vivienda en arriendo o subarriendo: Son los casos en que uno o ms


miembros del hogar pagan en forma peridica (semanal, mensual, anual,
etc.) al propietario o a un tercero, cierta suma de dinero, por el derecho
de habitar en esa vivienda.

Vivienda propia y la estn pagando: Cuando la vivienda pertenece a algu-


no(s) de los miembros del hogar pero an se adeuda alguna parte de su valor.

Vivienda propia totalmente pagada: Vivienda que le pertenece a


alguno(s) de los miembros del hogar y por la cual sus propietarios no
adeudan ninguna suma.
52
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Otra condicin: Cuando el hogar habita una vivienda que le ha sido cedi-
da o que ha sido construida sobre un lote que no es de su propiedad o
cuando ocupa una vivienda sin ser dueo de la misma y sin autorizacin
del propietario o administrador.

Para el clculo de hogares indgenas se realiz una extrapolacin de la cifra


de poblacin indgena (con base en el censo general de 2005), para apli-
carla a la Encuesta de calidad de vida -Bogot 2007.
De acuerdo a la informacin del Cuadro N. 1, en la ciudad de Bogot
1 978 528 hogares cuentan con tenencia segura sobre sus viviendas, de
estos, slo el 38% han pagado completamente sus casas y poseen un ttu-
lo que los acredite como dueos, mientas que un 41% de los hogares se
encuentra en arriendo o subarriendo. Los hogares indgenas con tenencia
segura apenas son 4 266, cifra menor al uno por ciento del total de los
hogares que tienen vivienda segura en la ciudad, esto concuerda con el
total de poblacin indgena que segn datos del censo general de 2005
asciende a 15 064, porcentaje menor al uno por ciento de la poblacin
total de la ciudad.

Cuadro N. 1
Hogares con tenencia de vivienda en Bogot

Tenencia de la vivienda Cantidad de hogares % de Hogares Total hogares


en Bogot en Bogot indgenas
Propia, totalmente pagada 765 778 38% 1 621
Propia, la estn pagando 268 067 14% 597
En arriendo o subarriendo 818 874 41% 1 749
En usufructo(*) 90 729 5% 213
Ocupante de hecho(**) 17 993 1% 43
Sin informacin 17 087 1% 43
Total hogares con tenencia segura 1978528
en Bogot

Fuente: DANE - Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot 2007 [Elaboracin propia]
(*)Responde a la pregunta: vive en esta vivienda con permiso del propietario, sin pago alguno?
(**)Responde a la pregunta: vive en esta vivienda por tenencia o posesin sin ttulo, o propiedad colectiva?

53
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Cuadro N. 2
Hogares con tenencia insegura de vivienda en Bogot

Hogares que no tienen ttulo o escritura Cantidad de hogares % de hogares Total hogares
en Bogot en Bogot indgenas
No tiene dinero para el trmite 7 056 10% 427
Adelanta trmites de escrituracin 22 032 30% 1 280
Vivienda no legalizada 7 953 11% 469
Vivienda en pleito 4 866 7% 299
Vivienda no desenglobada 7 092 10% 427
Vivienda en sucesin 8 140 11% 427
Otra 16 721 23% 939

Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot 2007 [Elaboracin propia]

Como se observa en el Cuadro N. 1 el porcentaje ms alto de tenencia


segura en Bogot (41%) se presenta en la vivienda en arriendo.
Recientemente se ha analizado la idea de una poltica de vivienda en alqui-
ler como una alternativa para la pobreza, donde se expone que [] el
debate entre la vivienda en alquiler y la propiedad de vivienda para las
familias de bajos ingresos [...] no debe plantearse como la oposicin entre
una forma de tenencia contra la otra (Martnez, 2000: 479-480 en
Escalln, 2010). Se abordan en esta poltica las ventajas del alquiler de
vivienda, que comparativamente se ajustan para una situacin como la que
se presenta en la capital de Colombia; una condicin favorable es la flexi-
bilidad espacial, donde el arrendatario tiene responsabilidades menores y
mayor movilidad2, lo que puede optimizar la transicin del trabajo o
aumentar las oportunidades de acceso a la educacin, por tanto es muy
importante que este tipo de vivienda se ofrezca a un precio asequible en el
mercado; especialmente si se considera que el costo elevado de la vivien-

2 El arrendatario puede modificar de manera rpida su localizacin residencial, ante cambios en


el lugar de trabajo, esto reduce costos y tiempo de transporte, tanto para el demandante de
alquiler, como para la ciudad misma, lo que conlleva a una mayor eficiencia urbana (Jaramillo,
2010). Esto lo ha contemplado Oswald en sus documentos de 1997 y 1999 el mercado inmo-
biliario es uno de los factores esenciales del problema de desempleo en Europa, si se tiene en
cuenta que cambiar de lugar de residencia es tan costoso, entonces los altos niveles de propie-
dad de vivienda generan una discrepancia espacial entre las destrezas de los trabajadores y los
54 trabajos disponibles (Oswald, 1999).
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

da en alquiler puede generar impuestos, lo que impedira el ahorro y hara


que la propiedad sea una meta siempre esquiva (Martnez, 2000: 479).
Lo descrito es oportuno para amplios sectores de la poblacin ms
pobre de las ciudades colombianas, caracterizadas por vinculaciones labo-
rales informales, o formales pero inestables. Adicionalmente, se debe
tener presente los altos costos de transaccin al vender los inmuebles en
el mercado secundario3, e incluso la casi absoluta imposibilidad cuando se
trata de construcciones ilegales; la propiedad de la vivienda puede volver-
se una restriccin para las oportunidades laborales (Green y Hendershott,
1999), sumergiendo a los individuos en la llamada trampa de pobreza
como hace alusin Samuel Jaramillo, quien rescata el arrendamiento
como una actividad muy extendida en la vivienda popular, que ha apor-
tado importantes contribuciones para mitigar, al menos parcialmente, los
problemas habitacionales de los ms pobres (Jaramillo, 2010).
Como resultado del panel socioeconmico y financiero, que se
encuentra en el documento de la Mesa de vivienda de inters social -
VIS (Escalln, 2010)4, se expuso que los arrendatarios son en el 65,5%
mujeres cabeza de hogar, con familias de 4,7 personas. Se trata de una
cifra mucho mayor que el promedio de la ciudad, que es de 3,51%5. El
87% de los jefes de hogar reciben hasta un salario mnimo mensual legal
vigente (SMMLV) en 2004 equivalente a 133 dlares lo que muestra
que la situacin de las mujeres es ms crtica, puesto que solo el 9% gana
ms de un SMMLV frente al 22% de los hombres. Al analizar el ingreso
de los hogares, el 71,5% gana hasta un SMMLV; esta cifra revela el nivel
de pobreza de estos hogares ya que solo el 28% de ellos podra constituir-
se en demanda potencial de la oferta de los constructores de vivienda
prioritaria que requieren ingresos superiores a 1,5 SMMLV.

3 Como se presenta en Carasfranco y Salcedo Ramrez, 2007 abordando la problemtica de las


familias de escasos recursos para vender sus viviendas y las alternativas de Metrovivienda como
el Registro de peritos para expedicin de certificados de habitabilidad y Revisin Jurdica, que
aumenta las opciones de mercado formal, permitiendo vender sus inmuebles usados tipo 1 y 2.
4 La coordinadora del panel presenta un panorama general basado en los resultados de la prime-
ra etapa de la investigacin Mercados de suelo y movilidad de los pobres en Bogot. Ms del 20%
del rea urbanizada ha sido incorporada mediante procesos informales, el 50% en las dos lti-
mas dcadas y entre 1993 y 2005, el 44% del total de viviendas fue edificado por autoconstruc-
cin contribuyendo a la densificacin de barrios de origen informal y generando oferta de
vivienda en alquiler (Cuervo, 2007).
5 Resultado de la investigacin dirigida por Pedro Abramo en varias ciudades de Amrica Latina.
Bajo la coordinacin de Adriana Parias para Bogot. 55
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Los arrendatarios se vinculan en el 55% al sector informal de trabajo


en las ramas de comercio, construccin y servicios, lo que sugiere una
relacin entre los mercados informales de vivienda y de trabajo. De una
parte, la relacin se puede atribuir a una lgica de exclusin de los mer-
cados formales, donde ante la exclusin del mercado laboral de tipo for-
mal, los hogares no tienen acceso al mercado residencial formal. Con este
escenario, la trampa de pobreza mencionada por Jaramillo se vuelve a pre-
sentar (Escalln, 2010: 181).
El Cuadro N. 2 muestra que 73 860 hogares habitan viviendas sin
tener un ttulo que certifique su propiedad y al mismo tiempo que permi-
ta garantizar el derecho a habitarla. Llama la atencin que cerca del once
por ciento (7 953 viviendas) no han sido legalizadas, con lo cual, las perso-
nas que la habitan incurren en un riesgo mayor a ser desalojadas. El nme-
ro de hogares indgenas con vivienda insegura es de 4 268, comparada esta
cifra con el Cuadro N. 1, se observa que aproximadamente el cincuenta
por ciento de los hogares se encuentra en unas situacin de inseguridad.
En Colombia a pesar del esfuerzo realizado por el otorgamiento de
subsidios para VIS, no se ha logrado mitigar el dficit actual. Muchas
familias que logran que se les asigne un subsidio despus de pasar por un
proceso de seleccin bastante complicado y dispendioso, se ven obligadas
a renunciar por no clasificar para el prstamo complementario. Esta situa-
cin, como lo afirma Cuervo y Jaramillo (2009) no es algo marginal, ya
que ocurre aproximadamente con el cincuenta por ciento de los crditos
asignados. Para los bancos no es atractivo otorgar este tipo de prstamos
por los costos administrativos y riesgo ms alto que presenta este tipo de
demandantes. Esta situacin se convierte en un crculo vicioso, donde el
demandante de VIS tiene que demostrar la necesidad, pero a su vez no
puede responder por el crdito (PNUD y UN-Hbitat, s/f ).
En los ltimos tres aos la cantidad de viviendas ilegales en la ciudad
de Bogot ha aumentado en un quince por ciento, segn cifras de la
Secretara de Hbitat de la Alcalda Mayor de Bogot. El nmero de hec-
treas, ha pasado de 3 024, en el ao 2007, a 3 472, en 2010. Parte del
problema radica en la existencia de constructoras que venden proyectos
ilegalmente y que diariamente llegan a la capital aproximadamente cin-
cuenta familias desplazadas en busca de un sitio para vivir6. De las 35 232

56 6 Una reforma de las polticas de vivienda debera encaminarse hacia la prevencin del desarrollo
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

hectreas del suelo urbano determinadas por el Plan de Ordenamiento


Territorial, aproximadamente 6 906 han sido urbanizadas ilegalmente.
El nmero de hectreas ilegales, adems de la problemtica de asigna-
cin de subsidios, se debe en parte a la poltica de las constructoras de
reducir el tamao de la vivienda y del terreno. Actualmente se ofrecen
viviendas en lotes de tres metros de frente (o menos) por seis de fondo;
este espacio no es suficiente para la mayora de las familias necesitadas, las
cuales se caracterizan por tener ms de dos hijos. Por otro lado, el espacio
limitado imposibilita el desarrollo futuro por construccin progresiva,
que beneficia la economa del hogar mediante el alquiler de cuartos y el
funcionamiento de pequeos comercios, una de las bases de sustento para
estos sectores sociales. As, los urbanizadores ilegales se presentan como
una alternativa muy atractiva que ofrece terrenos ms grandes, propician-
do, no obstante, que las familias demandantes renuncien al subsidio y
prefieran comprar un lote ilegal, conocido comnmente como pirata, que
les brinda la posibilidad de obtener no solo casa sino tambin ingresos
(Cuervo y Jaramillo, 2009).
Durante 2008, la Secretara de Hbitat identific cinco cuellos de
botella que impedan a las familias que viven en la ciudad tener casa pro-
pia o mejorar las viviendas de origen informal ya existentes: la generacin
de suelo a alto costo, la duracin y costos de transaccin de la cadena de
trmites de urbanismo y construccin (para VIS y vivienda de inters
prioritario), el cierre financiero de los hogares para comprar o mejorar su
vivienda, los trmites para la adquisicin de vivienda y finalmente, los
procesos de formalizacin de la ciudad de origen ilegal.
En Bogot existen 117 unidades de planeamiento zonal (UPZ)7 cuya
funcin es la de servir como unidades territoriales o sectoriales para pla-
nificar el desarrollo urbano a un nivel zonal. Dentro de 26 UPZ de mejo-
ramiento integral se contabilizaron, 58 810 predios por titular, 241 930
predios sin reconocer, 134 062 viviendas que necesitan mejoramiento de

de barrios informales y al mejoramiento de las condiciones de vida de los que ya existen, dado
que [] los barrios de origen informal son, en gran medida, el producto de polticas fallidas
(Giraldo et al, 2009).
7 Bogot cuenta con 117 UPZ, son un instrumento de planificacin para desarrollar la norma
urbanstica en el nivel de detalle que requiere la ciudad, debido a las grandes diferencias que
existen entre unos sectores y otros. Estas unidades son la escala intermedia de planificacin entre
los barrios y las localidades (POT, Plan de Ordenamiento Territorial de Bogot. [En
www.Metrocuadrado.com.] Febrero de 2011. 57
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

sus condiciones estructurales, y 241 930 viviendas con necesidades de


mejora en las condiciones de habitabilidad. Junto a estos datos, tambin
se contabilizaron 11 954 ocupaciones ilegales, 4 545 hogares en zonas de
alto riesgo no mitigable (segn la Direccin de Prevencin y Atencin de
Emergencias de Bogot DEPAE, 2007), 81 720 hogares en hacinamien-
to crtico y 8 375 habitantes de calle en extrema pobreza.
Con este marco se estructur un modelo de poltica pblica de vivienda
en torno a tres ejes estratgicos: el incremento del stock habitacional en la
ciudad, la garanta del acceso de la poblacin ms vulnerable a una vivien-
da y finalmente, el control de la vivienda formal e informal, a partir de la
caracterizacin de la problemtica en la ciudad, con lo cual se espera hacer
buenos avances en los campos referidos8 (Torres, 2010; Escalln, 2010).

Accesibilidad econmica

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice el cuarto comentario general, parte octava, lite-
ral C, del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de las
Naciones Unidas en relacin al PIDESC:

Los costos financieros individuales o familiares asociados con la vivienda


deberan ubicarse en un nivel tal que la consecucin y satisfaccin de
otras necesidades bsicas no se encuentre comprometido o amenazado. El
Estado debe emprender acciones para asegurar que el porcentaje de cos-
tos relacionados con la vivienda sea, en general, conmensurado con los
niveles de ingreso. Los Estados deben establecer subsidios de vivienda
para aquellos para quienes es imposible acceder a una vivienda, as como
las formas y niveles de financiamiento de vivienda que reflejen adecuada-
mente las necesidades de la vivienda. Los arrendatarios deben estar prote-
gidos por medios adecuados contra niveles irrazonables de renta o aumen-
tos de renta [] (Comentario General N. 4 par. 8 (c)9).

8 SDHT Fuente: Lnea Base Plan de Desarrollo 2008-2012 Bogot positiva: para vivir mejor.
ECVB 2007. Censo de secretara Distrital de Integracin social Corte 2007
9 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),
Observacin general N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto), 13 de
diciembre de 1991, E/1992/23, disponible en: http://www.unhcr.org/refworld/docid/
58 47a7079a1.html
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Indicador extensivo 1: Precio de vivienda y coeficiente arriendo-ingreso:

La razn entre el precio medio del mercado libre de una unidad de


vivienda y el ingreso anual medio del hogar
la razn entre el canon de arrendamiento anual medio de una unidad
de vivienda y el ingreso anual medio del hogar de los arrendatarios

El ingreso promedio de los hogares mensual es de $1.324.310 (Fuente:


DANE Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2006-2007). En tanto
que el Gasto promedio en arrendamiento en Bogot es de $249.207 mensua-
les (Fuente: DANE Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2006
2007). De la relacin entre ingreso promedio de los hogares y gasto pro-
medio en arrendamiento, se deduce que aproximadamente una propor-
cin equivalente al 18,8% del ingreso de los hogares debe ser destinado a
cubrir el canon de arrendamiento, este promedio se incrementa cuando
se contemplan los gastos en servicios pblicos domiciliarios.

Cuadro N. 3
Gasto promedio mensual en pesos colombianos en
servicios pblicos domiciliarios en Bogot

Tipo de servicio pblico $135 115*


Electricidad 39 366
Alcantarillado 19 693
Recoleccin de basuras 10 460
Acueducto 33 757
Combustible para cocinar 18 723
Telfono corriente 46 419
Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida
Bogot 2007 [Elaboracin propia]
(*)El gasto total proviene de la suma de los tems descritos

En el Cuadro N. 3 se observa que de los servicios pblicos suministra-


dos para los hogares en Bogot, el que tiene un costo ms elevado (en pro-
medio mensual) es el telfono fijo, con un valor de 46 419 pesos colom-
bianos. Le sigue el servicio de electricidad con 39 366 pesos y el acueduc-
to en tercer lugar con 33 757 pesos. No obstante, el cobro del costo del 59
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

servicio de acueducto est incorporado dentro de un solo recibo de pago


junto con el alcantarillado y la recoleccin de basura, por lo que el costo
de estos tres rubros asciende a 63 910 pesos. Siendo as, este sera el gasto
ms alto de los hogares de Bogot y al mismo tiempo convierte a la capi-
tal en una de las ciudades con los valores ms altos por metro cbico de
agua, por servicio de aseo y recoleccin de todo el pas. Sin embargo tiene
una buena cobertura y la calidad del agua es muy buena (se puede tomar
directamente del grifo sin hervirla previamente). Para tener un escenario
de comparacin y anlisis, se consideraron las ponderaciones de la vivien-
da, los alimentos, los servicios pblicos, el transporte y otros tems den-
tro del gasto. Se presentan a continuacin los hallazgos:
Cuadro N. 4
Comparacin de las ponderaciones por tipo de gasto
aos 1999 y 2008 en porcentaje

Ponderaciones por tipo de gasto


Tipo de gasto 1999 2008
Alimentos 29,51 29,51
Vivienda 29,41 29,41
Vestuario 7,31 7,31
Salud 3,96 3,96
Educacin 4,81 4,81
Cultura diversin y esparcimiento 3,60 3,60
Transporte y comunicaciones 13,49 13,49
Gastos varios 7,89 7,89
Fuente: DANE

En el Cuadro N. 4 se puede evidenciar que las ponderaciones para el


total de ingresos en el tipo de gasto permanecen invariables en el trans-
curso estudiado. Sin embargo, en el Cuadro N. 5 se muestra que los pre-
cios relacionados con gastos en vivienda presentan un incremento en el
periodo 1999-2008 del 53%, mientras que el componente de transporte
se ha incrementado en un 97%. Este es un aumento muy alto, que mues-
tra que a 2008 un hogar promedio tiene que incurrir en un gasto mayor
para suplir sus necesidades, comparado con el periodo 1999.
60
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Cuadro N. 5
ndice de precios al consumidor (IPC) por tipo de gasto

Tipo de gasto IPC 1999 IPC 2008 Variacin


Alimentos 107,49 217,39 102%
Vivienda 105,81 161,87 53%
Vestuario 103,14 116,20 13%
Salud 115,13 221,72 93%
Educacin 112,42 196,50 75%
Cultura diversin y esparcimiento 102,38 149,37 46%
Transporte y comunicaciones 118,73 233,98 97%
Gastos varios 116,14 204,85 76%
Fuente: DANE

Los siguientes cuadros complementan el anlisis sobre el componente de


accesibilidad, en el sentido de mostrar el fuerte incremento en los precios
relacionados con la vivienda y el servicio de transporte. Se presenta la
informacin del ndice de precios al consumidor (IPC) por tipo de gasto,
discriminada por nivel de ingresos.

Cuadro N. 6
Ponderaciones en ingresos altos por tipo de gasto

Tipo de gasto 1999 2008


Alimentos 14,70 14,70
Vivienda 31,37 31,37
Vestuario 5,78 5,78
Salud 3,39 3,39
Educacin 4,95 4,95
Cultura diversin y esparcimiento 4,69 4,69
Transporte y comunicaciones 23,67 23,67
Gastos varios 11,46 11,46
Fuente: DANE

61
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Cuadro N. 7
ndice de precios al consumidor por tipo de gasto en ingresos altos

Tipo de gasto IPC 1999 IPC 2008 Variacin


Alimentos 108,67 219,62 102%
Vivienda 102,22 143,98 41%
Vestuario 103,33 111,94 8%
Salud 112,80 215,94 91%
Educacin 112,84 204,87 82%
Cultura diversin y esparcimiento 101,87 153,91 51%
Transporte y comunicaciones 115,73 202,60 75%
Gastos varios 116,08 218,03 88%
Fuente: DANE

Los Cuadros N. 6 y N. 7 muestran que el componente de vivienda para


estratos altos corresponde al 31,37% del total de sus gastos, mientas que
el componente de transporte es del 23,67%. Estos tems presentaron
incrementos durante el periodo de anlisis del 41% y 75% respectiva-
mente, siendo en los dos casos, mayores en comparacin con los resulta-
dos totales, lo que implica un impacto fuerte sobre la economa de los
hogares en este sector de la poblacin.

Cuadro N. 8
Ponderaciones en ingresos medios por tipo
de gasto en porcentaje

Tipo de gasto 1999 2008


Alimentos 30,18 30,18
Vivienda 29,12 29,12
Vestuario 7,92 7,92
Salud 4,06 4,06
Educacin 5,30 5,30
Cultura diversin y esparcimiento 3,77 3,77
Transporte y comunicaciones 12,17 12,17
Gastos varios 7,48 7,48
Fuente: DANE
62
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Cuadro N. 9
ndice de precios al consumidor (IPC) por tipo
de gasto en ingresos medios

Tipo de gasto IPC 1999 IPC 2008 Variacin


Alimentos 107,35 217,31 102%
Vivienda 105,54 162,52 54%
Vestuario 103,08 116,84 13%
Salud 115,56 224,17 94%
Educacin 112,80 196,95 75%
Cultura diversin y esparcimiento 102,59 148,84 45%
Transporte y comunicaciones 119,73 246,13 106%
Gastos varios 115,65 202,98 76%
Fuente: DANE

Los cuadros N. 8 y N. 9 muestran que el componente de vivienda para


estratos medios corresponde al 29,12% del total de sus gastos, mientas
que el componente de transporte es del 12,17%. Estos tems presentaron
incrementos durante el periodo de anlisis del 54% y 106% respectiva-
mente, siendo, en los dos casos, menores en comparacin con los resulta-
dos totales.

Cuadro N. 10
Ponderaciones en ingresos bajos por tipo
de gasto en porcentaje

Tipo de gasto 1999 2008


Alimentos 41,42 41,42
Vivienda 28,31 28,31
Vestuario 7,29 7,29
Salud 4,26 4,26
Educacin 3,57 3,57
Cultura diversin y esparcimiento 2,25 2,25
Transporte y comunicaciones 7,29 7,29
Gastos varios 5,60 5,60
Fuente: DANE
63
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Cuadro N. 11
ndice de precios al consumidor (IPC) por tipo de
gasto en ingresos bajos

Tipo de gasto IPC 1999 IPC 2008 Variacin


Alimentos 107,33 216,80 102%
Vivienda 109,70 178,33 63%
Vestuario 103,12 117,66 14%
Salud 115,65 220,55 91%
Educacin 111,06 184,46 66%
Cultura diversin y esparcimiento 103,47 142,82 38%
Transporte y comunicaciones 124,06 280,02 126%
Gastos varios 115,47 186,13 61%
Fuente: DANE

Los Cuadros N. 10 y N. 11 ponen en evidencia la problemtica a la que


se enfrenta la poblacin con los ingresos ms bajos de la ciudad de
Bogot, de la cual forman parte la mayora de los indgenas urbanos. Las
condiciones para el acceso a la vivienda para la poblacin con menores
ingresos, son cada vez ms difciles, los precios relacionados han presen-
tado incrementos generalizados y sostenidos, que van en desacuerdo con
las acciones propuestas por el Estado10. Adicionalmente a las constantes
alzas en los costes de arriendo, que para el periodo de anlisis aument en
63 %, el transporte se increment en un 126%, siendo estos valores supe-
riores al promedio general y los ms altos de los tres sectores de ingresos
analizados. Este panorama repercute gravemente en este sector poblacio-
nal, caracterizado por empleos informales e inestables, y con el acceso a
crditos restringido ante la imposibilidad de alcanzar los ingresos necesa-
rios (Echeverry et al, 2003; Echeverry, 2005; Saldarriaga et al, 2005).

10 Las acciones del Estado colombiano deben encaminarse para dar cumplimiento a lo propuesto
bajo el mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de promover pueblos y ciuda-
des econmicamente eficientes, socialmente equitativos y ambientalmente sostenibles (Giraldo
64 et al, 2009).
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Habitabilidad

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice el cuarto comentario general, parte octava, lite-
ral D, del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de las
Naciones Unidas en relacin al PIDESC

Una vivienda adecuada debe ser habitable, en el sentido de proveer a sus


habitantes de un espacio adecuado y protegerlos del fro, la humedad, el
calor, la lluvia, el viento y dems amenazas para la salud, peligros estruc-
turales y vectores de enfermedades. La seguridad fsica de los ocupantes
tambin debe ser garantizada [] Comentario General N. 4 par. 8(d)11

Dentro de los indicadores para monitorear la habitabilidad se encuentra


la durabilidad de la vivienda. Esto implica que una casa ser considerada
durable si est construida en un lugar no peligroso y con buenos materia-
les que aseguren su resistencia. Este ltimo tpico, el de los materiales,
ser abordado en un apartado especfico. Por lo pronto, se exhibirn en el
Cuadro N. 12 los datos de los hogares que han sido afectados por desas-
tres naturales.

Cuadro N. 12
Hogares cuya vivienda ha sido afectada por desastres naturales en Bogot

Cantidad de % de hogares Total hogares


hogares en Bogot indgenas
Hogares que han sido afectados 114 455 6% 213
Inundaciones 61 172 3% 85
Avalanchas, derrumbes o deslizamientos, 12 419 1% 43
desbordamientos, crecientes, arroyos
Hundimiento del terreno 49 328 3% 85
Ninguno de los anteriores 1 686 740 85% 3 499
No sabe 177 292 9% 341
Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]

11 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),


Observacin General N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto), 13 de
diciembre de 1991, [http://www.unhcr.org/refworld/docid/ 47a7079a1.html] 65
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

El Cuadro N. 12 muestra los hogares que han sido afectados por desas-
tres naturales en la ciudad capital, tanto en general como para los hoga-
res indgenas. Se encuentra un total de 114 455 hogares afectados, corres-
pondiente al 6%, de los cuales 213 corresponden a hogares indgenas. Se
observa que 61 172 hogares, es decir un 3%, ha sido vctima de inunda-
ciones y hundimiento de terreno, de los cuales 85 son hogares indgenas.
El uno por ciento ha sido vctima de avalanchas, derrumbes o desliza-
mientos, as como desbordamientos de causes de ros o canales, crecien-
tes o arroyos.
Ante la forma de operacin de los mercados del suelo urbano, los asen-
tamientos habitacionales en lugares de alto riesgo son una respuesta que
suple la necesidad de vivienda. Los mercados excluyen a los sectores con
menos ingresos dada la imposibilidad de acceder a crditos y/o subsidios
para VIS o VIP. Como se explic en el apartado sobre la tenencia segura,
el solicitante de crdito tiene que demostrar la necesidad de vivienda, pero
al mismo tiempo, debido a la carencia de empleo formal y estable, no
cumple con los requisitos para acceder al crdito (PNUD y UN-Hbitat,
s/f; Cuervo y Jaramillo, 2009).
Estas cifras adems revelan una condicin de asentamientos sin planea-
cin en terrenos ilegales, que poco a poco fueron constituyendo barrios que
se han afianzado sin tener las condiciones de habitabilidad bsicas para que
la vivienda sea segura para sus habitantes. La respuesta ex post del Estado,
tal como ocurre actualmente, es mucho ms costosa que si se diera antici-
padamente. Se destinan ingentes recursos en la reubicacin de familias des-
pus de presentarse desastres producidos por inviernos cada vez ms inten-
sos a lo largo de todo el territorio nacional. El costo de cada reubicacin fue
estimado por la Caja de Vivienda Popular en [] algo ms de trece millo-
nes de pesos por familia [], debido a que se tienen que comprar las casas,
demolerlas y trasladar a sus habitantes (Escobar, 2005: 52, 53).
El Cuadro N. 13 muestra que un 28,6% de los hogares en Bogot se
encuentra bajo la influencia de focos de afectacin. Del total de 566 370
viviendas afectadas, 1 220 son hogares indgenas. Se observa que los cana-
les de aguas negras y las fbricas o industrias son los principales focos de
afectacin, influenciando a 386 686 hogares; de estos, 418 (de los afecta-
dos por aguas negras) y 414 (de los afectados por fbricas o industrias) son
hogares indgenas. En segundo lugar se encuentran los aeropuertos que
66 afectan un 3,8% del total de hogares de Bogot; dentro de este porcenta-
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

je existen 162 hogares indgenas. Finalmente los focos que afectan una
menor cantidad de hogares son los basureros y las plantas de tratamiento
de aguas residuales, o las lneas de transporte de hidrocarburos o de alta
tensin, con una afectacin de 1,8% y 2,6% de los hogares en Bogot.
Las personas que habitan en las viviendas que se encuentran localizadas
bajo la influencia de los focos de afectacin tienen un alto riesgo de adqui-
rir enfermedades, dado que las condiciones ambientales no son las propi-
cias para mantener una buena salud y un desarrollo sano. La cercana a
basureros y canales de aguas negras ocasiona un incremento en las enfer-
medades respiratorias y gastrointestinales causadas por la presencia de vec-
tores como ratas y moscas. Estas malas condiciones originan un aumento
en los costos por salud, tanto a nivel de hogar como a nivel de Estado.

Cuadro N. 13
Focos de afectacin hogares en Bogot

Foco de afectacin Cantidad de % de hogares Total hogares


hogares en Bogot indgenas
Hogares cerca de focos de afectacin 566 370 28,6% 1 220
Fbricas o industrias 191 972 9,7% 414
Basureros 34 841 1,8% 77
Aeropuertos 74 864 3,8% 162
Terminales de buses 67 950 3,4% 145
Canales de aguas negras 194 714 9,8% 418
Plantas de tratamiento de aguas residuales, 50 502 2,6% 111
lneas de transporte de hidrocarburos y
lneas de energa de alta tensin
Antenas de comunicacin o radio transmisin 90 185 4,6% 196

Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]

rea suficiente para vivir

El rea suficiente para vivir muestra la proporcin de hogares con tres o


ms personas por habitacin. En Bogot, la proporcin de hogares en
hacinamiento es del 5,31% segn las cifras del censo 2005.
Tambin se contempla dentro de este indicador la ausencia de un
lugar adecuado para preparar los alimentos, ya que una vivienda que no 67
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

cuenta con una cocina, no ofrece condiciones de higiene y sanidad a sus


moradores, y puede dar lugar a la proliferacin de plagas, principalmen-
te de insectos y roedores que contaminan los alimentos, repercutiendo en
la salud y en la economa domstica. El 97,3% de los hogares sealaron
contar con un espacio exclusivo para el almacenamiento y preparacin de
alimentos. Por su parte, 42 697 hogares preparan y almacenan sus alimen-
tos ya sea en un cuarto usado tambin para dormir, en la sala comedor
(con y sin lavaplatos), en el patio, en el corredor, en una enramada o al
aire libre.

Disponibilidad de servicios

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice la parte octava del cuarto comentario general del
Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de las Naciones
Unidas en relacin al PIDESC:

Una vivienda adecuada debe contar con ciertos servicios esenciales para la
salud, seguridad, confort y nutricin, incluyendo, acceso a agua potable,
energa para cocinar, calefaccin y electricidad, servicios sanitarios y de
limpieza, medios de almacenamiento de comida, desecho de residuos,
drenaje y servicios de emergencia (Comentario General N. 4, par. 8 (b)12)

La Agenda Hbitat (UN-Hbitat, 2004), en el captulo intitulado


Promover el acceso a los servicios bsicos, establece algunos indicadores en
relacin a la disponibilidad de servicios. Se trata de los siguientes:

Acceso a agua potable: proporcin de hogares con acceso a un sumi-


nistro mejorado de agua.
Acceso a saneamiento mejorado: proporcin de hogares con acceso a
instalaciones sanitarias adecuadas.

12 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),


Observacin general N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto), 13 de
diciembre de 1991, E/1992/23, disponible en: http://www.unhcr.org/refworld/docid/
68 47a7079a1.html
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Conexiones domiciliarias: porcentaje de hogares que estn conectadas


a los siguientes servicios dentro de su unidad habitacional (agua trans-
portada en tuberas, alcantarillado, electricidad y telfono).

Cuadro N. 14
Acceso a servicios pblicos domiciliarios en Bogot
Acceso a servicios pblicos Cantidad de % de hogares Total hogares
hogares en Bogot en Bogot indgenas
Energa elctrica 1 976 965 99,9% 4 263
Gas natural conectado a red pblica 1 626 826 82% 3 499
Acueducto 1 975 609 99,9% 4 263
Alcantarillado 1 967 775 99,5% 4 246
Recoleccin de basuras 1 970 942 99,6% 4 250
Ninguno de estos servicios 34 0% N/D
Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]

En el Cuadro N. 14 se muestra que la provisin de servicios en la ciudad


de Bogot es muy buena. Las cifras indican que el 99,9% de los hogares
tiene acceso a agua potable, la cual es transportada por el acueducto, lo
mismo que el 99,9% de los hogares cuentan con energa elctrica, El
99,5% de las viviendas en Bogot estn conectadas a una red de alcanta-
rillado y la recoleccin de basuras es del 99,6% en la porcin urbana de
la ciudad. En cuanto al servicio de gas natural domiciliario, el 82% de los
hogares lo reciben a travs de la red pblica.
Uno de los problemas que agobia a Bogot en la temporada de lluvias
son las inundaciones que se presentan en algunas zonas de la ciudad, por
la acumulacin de basuras debido al manejo inadecuado de residuos sli-
dos, esto ocasiona una reduccin en la capacidad del sistema de alcanta-
rillado para transportar el agua lluvia y las aguas negras.

69
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Cuadro N. 15
Tipo de combustible empleado en los hogares para cocinar en Bogot

Combustible empleado para cocinar Cantidad de % de hogares Total hogares


hogares en Bogot en Bogot indgenas
Electricidad 117 783 6% 256
Gas natural conectado a red pblica 1 541 192 79% 3 371
Gas propano (en cilindro o pipeta) 284 767 15% 640
Lea, madera, carbn de lea 1 805 0% 4
Kerosene, petrleo, gasolina, cocinol, 6 926 0% 15
alcohol, carbn mineral
Sin informacin 94 0% N/D
Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]

El Cuadro N. 15 muestra el tipo de combustible empleado en los hoga-


res de Bogot para cocinar. El 79% (1 541 192 hogares, 256 hogares ind-
genas) utiliza gas natural, un quince por ciento (284 767 en total, donde
640 son indgenas) de los hogares utiliza gas propano, que es comerciali-
zado en pipetas y un seis por ciento (117 783) cocina con electricidad. Un
porcentaje muy bajo, inferior al uno por ciento de los hogares utiliza otro
tipo de materiales como lea, madera, carbn de lea y combustibles
como el querosene, petrleo, gasolina, cocinol (derivado de la gasolina) y
alcohol. Estos materiales son muy peligrosos y su manipulacin inadecua-
da, en espacios reducidos junto a nios sin supervisin, puede poner en
riesgo la vida de los habitantes de la casa.
Cuadro N. 16
Forma de eliminacin de las basuras de los hogares en Bogot
Forma de eliminacin de basuras Cantidad de % de hogares Total hogares
hogares en Bogot en Bogot indgenas
Electricidad 117 783 6% 256
La recogen los servicios de aseo 1 966 519 99,4% 4 241
La queman 2 161 0,1% 4
La entierran 520 0% -
La tiran al ro, cao, quebrada o laguna, 4 119 0,2% 9
patio, lote, zanja o baldo
La recoge un servicio informal 5 209 0,3% 13
(zorra, carreta, etc.)
70 Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Al igual que para los otros servicios domiciliarios, la ciudad de Bogot


presenta un buen servicio de recoleccin de basuras. Se cuenta con una
cobertura del 99,4% (1 966 519 hogares, de los cuales 4 241 son hogares
indgenas), en tanto que un porcentaje menor al uno por ciento de la
poblacin que habita en la capital elimina las basuras con otro tipo de
prcticas, ya sea la quema, su entierro, el tirarla al ro, cao, quebrada,
laguna, patio, lote, zanja o terreno baldo. Esta forma de eliminar basuras
trae evidentes repercusiones en el medio ambiente, crea focos infecciosos
de roedores y otro tipo de vectores de enfermedades que son frecuentes
cuando se realizan este tipo de actividades sin control.
La prctica de tirar la basura, principalmente escombros a fuentes de
agua, ocasiona un incremento de costos sanitarios por implicaciones en la
salud de los habitantes y el taponamiento del alcantarillado, causante de
inundaciones. Apenas un 0,3% de los hogares utilizan un servicio infor-
mal de recoleccin de basura, que bien puede ser una carreta movida por
un caballo.

Materiales e infraestructura

Como se explic con anterioridad en el indicador de habitabilidad, los


materiales e infraestructura de las viviendas son claves para determinar su
durabilidad, junto a otros factores como: estar construida en un lugar
seguro y que cuente con materiales resistentes para proveer un buen alber-
gue a sus moradores.
Cuadro N. 17
Material de las paredes de las viviendas en Bogot

Material de las paredes Cantidad de % de hogares Total hogares


hogares en Bogot en Bogot indgenas
Ladrillo a la vista 485 347 25% 1 067
Bloque a la vista 172 415 9% 384
Ladrillo o bloque revocado, paetado 1 286 403 65% 2 774
o repellado
Madera burda, tabla, tabln 8 123 0%
Otro tipo de material 26 239 1% 43

Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia] 71
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Las paredes de las viviendas en la ciudad de Bogot se encuentran forma-


das en su mayora (65%, es decir, 1 286 403 hogares, de los cuales 2 744
son indgenas) por ladrillo o bloque revocado, paetado o repellado y un
25%, es decir, 485 347 hogares, de los cuales 1 067 son indgenas. Un
nueve por ciento de las paredes estn hechas con bloque a la vista, en
tanto que menos del uno por cien estn formadas por madera burda, tabla
o tabln. Apenas 8 123 hogares son construidos con materiales menos
resistentes (Cuadro N. 17). Esto muestra que el tipo de vivienda de
Bogot en general tiene estructuras durables en cuanto a los materiales,
predominando el ladrillo o bloque.
Cuadro N. 18
Material de los pisos de las viviendas en Bogot

Material de los pisos Cantidad de % de hogares Total hogares


hogares en Bogot en Bogot indgenas
Mrmol, parqu, madera pulida y lacada 94 920 5% 213
Alfombra o tapete de pared a pared 162 820 8% 341
Baldosa, cermica, vinilo, tableta, 1 334 491 67% 2 859
ladrillo, etc.
Madera burda, tabla o tabln, otro vegetal 81 166 4% 171
Cemento, gravilla 294 168 15% 640
Tierra, arena 10 963 1% 43
Fuente: DANE Censo general 2005 y Encuesta de Calidad de Vida Bogot (2007) [Elaboracin propia]

El Cuadro N. 18 muestra los materiales con los cuales se forman los


pisos de las viviendas de Bogot. El 67% de los hogares, es decir, 1 334
491 (de los cuales 2 859 son hogares indgenas) cuenta con pisos de bal-
dosa, cermica, vinilo, tableta, ladrillo u otros materiales similares. El
quince por ciento, es decir, 294 168 hogares (de los cuales 640 son hoga-
res indgenas) tienen piso de cemento o gravilla. Un ocho por ciento (162
820 hogares, dentro de los cuales se incluyen 341 indgenas) tiene alfom-
bra o tapete de pared a pared. Un cuatro por ciento, 81 166 hogares, uti-
liza madera burda, tabla, tabln u otro material vegetal para sus pisos, en
tanto solo el uno por cien de los hogares tiene pisos en tierra o arena. En
general los materiales con los cuales se forman los pisos en la ciudad capi-
tal son resistentes y presentan un buen aislamiento. El tipo de material
72 con el que se reviste el piso provee de aislamiento de las condiciones
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

ambientales y permite el aseo de las viviendas con lo cual se propicia un


ambiente limpio y sano. Las viviendas en tierra son susceptibles a la con-
taminacin por insectos y roedores que acceden fcilmente al interior y
pueden ocasionar daos en la salud de su ocupantes.
Uno de los tems que encarece actualmente la construccin de vivien-
da en Bogot y el resto del pas, pero que es bsico para la seguridad de
sus habitantes es acatar la norma de sismoresistencia aplicable en diseo,
construccin y calidad especfica de los materiales a utilizar en las obras.
La norma hace especial nfasis en los requisitos que se deben acatar en la
construccin de vivienda tipo VIS de uno y dos pisos. El Gobierno
Nacional expidi por medio del Decreto 926 del 19 de marzo de 2010,
la Norma Sismo Resistente 2010, la que actualiza el Reglamento Tcnico
de Construcciones Sismo Resistentes NSR 98. Se busca amparar las vidas
humanas ante un sismo fuerte y proteger en lo posible el patrimonio del
Estado y de los ciudadanos, dado que una estructura construida con esas
condiciones debe ser capaz de resistir temblores de poca intensidad sin
dao, temblores de mediana intensidad sin dao estructural y un temblor
fuerte sin colapso13. Esto es especialmente importante en la capital del
pas, por estar cerca de la falla del Piedemonte Llanero.

Accesibilidad

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice el tem e de la parte octava del cuarto comenta-
rio general del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas en relacin al PIDESC:

Una vivienda adecuada debe ser accesible para todos aquellos que cuen-
ten con este derecho. Se debe otorgar un acceso integral y sostenido a
recursos de vivienda adecuados a los grupos en desventaja. Los grupos en
desventaja deben tener un grado de consideracin prioritaria en la esfera
de vivienda. Tanto la legislacin como la poltica, deben tomar en consi-
deracin las necesidades especiales de vivienda de estos grupos. En
muchos Estados parte, el creciente acceso a la tierra por parte de los sec-

13 Indicaciones de Martha Pinto de Hart, Presidente Ejecutiva de CAMACOL. 73


Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

tores pobres o sin tierra constituye un objetivo central [] Comentario


general 4, par. 8(e).14

Dentro de la Constitucin Poltica de Colombia, en lo referente a la acce-


sibilidad de la vivienda, el artculo 51 consagra el derecho a la vivienda
digna para todos los colombianos:

Artculo 51. Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El


Estado fijar las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y
promover planes de vivienda de inters social, sistemas adecuados de
financiacin a largo plazo y formas asociativas de ejecucin de estos pro-
gramas de vivienda.

La ley considera como viviendas de inters social (VIS) aquellas que tie-
nen un valor inferior a 135 salarios mnimos, valor que se ajusta mensual-
mente (a partir del momento en que el acuerdo es sancionado por el
Alcalde Mayor) este ajuste se hace con base en el ndice Nacional de
Precios al Consumidor, IPC de cada mes15.
Los principales objetivos de una poltica de vivienda de inters social
son proporcionar un acceso equitativo a hogares de menores ingresos a
viviendas con estndares adecuados y dignos en cuanto a lotes de terreno,
servicios bsicos, superficies construidas, materiales y terminaciones. Lo
anterior se debe plantear en trminos de costos eficientes de construccin,
que permitan superar el dficit de vivienda de los estratos de menores
ingresos en plazos razonables y proveer a la poblacin de mecanismos para
poder acceder a la vivienda.
Las administraciones urbanas enfrentan generalmente el problema de
la vivienda popular desde los instrumentos normativos del planeamiento.
La oferta del espacio construido es deficiente frente a las crecientes nece-
sidades de vivienda.
La administracin distrital implement a travs de Metrovivienda a par-
tir del segundo semestre de 2005 la poltica de subsidio distrital de vivienda,

14 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),


Observacin general N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto) 13 de
diciembre de 1991, [http:// www.unhcr.org/refworld/docid/ 47a7079a1.html]
15 Este clculo se realiza tomando en cuenta los reportes que expide el Departamento
74 Administrativo Nacional de Estadsticas - DANE.
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

dirigido a poblaciones vulnerables, el cual funciona en dos sentidos: en pri-


mer lugar, el subsidio est dirigido a sectores bajo condiciones de desplaza-
miento forzado, alto riesgo no mitigable, desalojos por decisiones judiciales16
o situacin de informalidad con ingresos menores o iguales a dos SMLV, y
en segundo lugar, enfoca grupos especficos por su situacin de discapaci-
dad, etnia, genero o generacin que presente situaciones de desventaja fren-
te al promedio de la poblacin. Este es el caso de madres cabeza de hogar,
afrodescendientes, indgenas, discapacitados, tercera edad, nios y nias. En
julio de 2007 se reglament el subsidio distrital de vivienda complementa-
rio para construccin de vivienda por proyectos asociativos en ejecucin,
para estimular la organizacin comunitaria (Metrovivienda, 2007).
De otra forma, la informacin se puede analizar desde el dficit cuan-
titativo y el dficit cualitativo de vivienda, los cuales han sido calculados
por el DANE y se presentan a continuacin:

Dficit cuantitativo

El dficit cuantitativo de vivienda estima la cantidad de viviendas que la


sociedad debe construir o adicionar al stock para que exista una relacin
uno a uno entre las viviendas adecuadas y los hogares que necesitan alo-
jamiento, es decir, se basa en la comparacin entre el nmero de hogares
y el de viviendas apropiadas existentes.
El monto en el cual los hogares superen las viviendas es lo que en la
gran mayora de la literatura se designa como dficit cuantitativo. Dentro
de este componente del dficit se encuentran las viviendas mviles, es
decir las que estn ubicadas en refugios naturales o bajo puentes, o sin
paredes; adems, se incluyen consideraciones como los materiales utiliza-
dos en la construccin de las paredes exteriores de las viviendas, por tener
un trasfondo de ndole cuantitativo, ya que viviendas construidas con
materiales transitorios o precarios no permite la estabilidad de la misma,
ni cumple con el objeto de brindar proteccin y abrigo a sus moradores.
Igualmente, dado su carcter perecedero deben remplazarse por nuevas
viviendas, que cumplan con los requisitos mnimos exigidos. Siguiendo la
definicin descrita, este componente del dficit tambin incluye los hoga-

16 En Bogot se realizaron desalojos a cerca del 0,1% de los hogares, correspondientes a 2 646
viviendas para el ao 2007 (DANE Encuesta de Calidad de Vida Bogot 2007). 75
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

res secundarios de cualquier tamao que comparten con otros la vivien-


da, por considerar que todo hogar est en carencia habitacional al no dis-
poner de una vivienda para su propio uso. Tambin hacen parte de este
componente los hogares con hacinamiento no mitigable, que son aquellos
en los cuales habitan cinco o ms personas por cuarto. Con respecto a
esto, se debe precisar que el indicador que refleja de manera ms adecua-
da el hacinamiento es el que se calcula a partir de los metros cuadrados
por cuarto, y se tiene en cuenta de cuntos metros dispone cada persona
del hogar. A nivel internacional, el mnimo aceptable son cuatro metros
cuadrados por persona. Por tanto, el nmero de personas por cuarto es un
proxi, dado que no existe informacin referente al rea de los cuartos.
Sin embargo, existen otras situaciones que hacen parte del dficit
cuantitativo y que por limitacin de la informacin, no se tienen en cuen-
ta en este diseo metodolgico, como son las viviendas ubicadas en zonas
de alto riesgo o riesgo no tratable.
Otro factor que expresa carencia habitacional de tipo cuantitativo es
el relacionado con el deterioro natural o estado de conservacin de la
vivienda. Una medida aproximada de este aspecto es la antigedad de la
vivienda, determinada desde el momento de su construccin (DANE,
Metodologa Dficit de Vivienda, Actualizacin 2009).

Dficit en cifras:

Segn la Encuesta de Calidad de Vida 2007, realizada por el DANE, en


Bogot existen 307 945 hogares con dficit de vivienda, de los cuales 145
882 tienen dficit cuantitativo. Segn la distribucin por localidades,
Ciudad Bolvar, Kennedy, Engativ y Bosa registran el mayor nmero de
hogares afectados por este problema. Si se considera la densidad poblacio-
nal hay localidades donde el problema se intensifica el problema por el
porcentaje de hogares afectados en relacin con su poblacin total; las
ms afectadas son Sumapaz, Ciudad Bolvar, Usme y San Cristbal.

Dficit cualitativo:

El dficit cualitativo hace referencia a las viviendas particulares que presen-


tan deficiencias en la estructura del piso, espacio (hacinamiento mitigable
76 y cocina), a la disponibilidad de servicios pblicos domiciliarios y, por
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

tanto, se requiere de dotacin de servicios pblicos, mejoramiento o


ampliacin de la unidad habitacional. La calidad de los pisos de la vivien-
da es uno de los aspectos a tener en cuenta en este tipo de deficiencia, pues
si estos no estn recubiertos de un material de calidad, la vivienda presen-
ta insuficiencia. Se considera que cualquier vivienda cuyo piso est en tie-
rra o arena, no ofrece condiciones mnimas de habitabilidad a las personas
que la ocupan. Esta clasificacin aplica para las reas urbanas y rurales.
Otro atributo de este componente es el hacinamiento mitigable, que
se refiere a los hogares que habitan en viviendas con ms de tres y menos
de cinco personas por cuarto. Se realiza esta diferenciacin entre hacina-
miento no mitigable y mitigable para la zona urbana, ya que cuando en un
cuarto hay ms de tres o menos de cinco individuos, la vivienda podr ser
objeto de ampliacin y as remediar la situacin de hacinamiento al que
est sometido el hogar.
Para la zona rural se contempla nicamente el hacinamiento mitigable
y se toma al existir ms de tres personas por cuarto. La razn por la cual
se contempla este tipo de hacinamiento en el componente cualitativo, se
debe a que en el rea rural el problema no es la escasez de suelo urbaniza-
ble, la legislacin, la estructura de la vivienda, entre otros factores, que s
se presentan en la zona urbana.
En cuanto a la disponibilidad de servicios pblicos, se considera en
dficit los hogares que habiten en viviendas que no disponen de uno o
ms de los siguientes servicios: acceso a agua potable, sistema adecuado
de eliminacin de excretas, energa elctrica y eliminacin de forma ade-
cuada de las basuras. Para la zona rural no se considera la recoleccin de
basuras, ni la conexin del sanitario al alcantarillado y se admite que el
suministro de agua no solo sea de acueducto, sino de pozo con bomba o
sin bomba, pila pblica, jagey o aljibe.
No obstante, es importante indicar que adems de las anteriores, exis-
ten otras caractersticas que expresan carencias de tipo cualitativo, princi-
palmente las relacionadas con problemas de sismo resistencia o riesgo
mitigable, iluminacin y ventilacin, pero que por limitaciones de infor-
macin no se pueden tener en cuenta en este diseo metodolgico.
Segn la Encuesta de Calidad de Vida 2007, en Bogot existen 162
124 hogares en dficit cualitativo. Segn el tipo de vivienda, la ECV reve-
la que el 54,7% de los hogares habitan en apartamento y 40,2%, en casa,
un 3,5%, en cuarto o inquilinato y un 1,6% en otro tipo de vivienda. 77
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

Segn el Comunicado de prensa del DANE para la VIS y no-VIS, se


observ que durante el tercer trimestre de 2010, el rea total censada para
vivienda present un incremento de 1,8% con respecto al trimestre ante-
rior, cuando se haba presentado un crecimiento del 5,2%.
En cuanto a los metros cuadrados con destino a vivienda, el rea total
en proceso registr un crecimiento del 3,3%; tanto la vivienda diferente
de VIS como la vivienda de inters social, registraron incrementos de
3,7% y 1,9%, respectivamente. El rea nueva para vivienda registr una
disminucin de 2,9%; la vivienda de inters social cay en 15,4%, mien-
tras que la vivienda diferente de VIS registr un incremento de 3,2%. El
rea culminada para vivienda registr una disminucin de 4,1%, bsica-
mente por la cada de 7,3% registrada en la vivienda diferente de VIS.
Analizando el comportamiento ao corrido a septiembre de 2010, el
rea nueva para vivienda registr un crecimiento de 24,7%; tanto la
vivienda diferente de VIS como la vivienda de inters social, registraron
incrementos de 29,8% y 14,7%, respectivamente. De enero a septiembre
de 2010, el rea culminada para vivienda registr una disminucin de
7,8%, bsicamente por la cada de 12,9% registrada en la vivienda dife-
rente de VIS. De enero a septiembre de 2010, las unidades nuevas con
destino a vivienda, registraron un crecimiento de 25,5%; tanto la vivien-
da diferente de VIS como la vivienda de inters social, presentaron incre-
mentos de 34,9% y 16,5% respectivamente.
En lo corrido del ao, a septiembre de 2010, las unidades culminadas
registraron una disminucin de 2,3%. La vivienda diferente de VIS cay
en 7,7%, mientras que la vivienda tipo VIS, registr un aumento de 4,8%.
Durante el 2010 se ha observado un crecimiento en general de la construc-
cin de vivienda de inters social, lo que muestra el esfuerzo de la admi-
nistracin por proveer de este bien a la comunidad en la ciudad capital.
En Bogot, como es de esperarse se presenta una estrecha relacin
entre las zonas perifricas ms pobres de la ciudad y el dficit habitacio-
nal, haciendo evidente consolidar una poltica de vivienda y un hbitat
adecuado para contribuir en la calidad de vida de los habitantes. Es
importante hacer nfasis a la problemtica de la migracin, el desplaza-
miento y la formacin anual del nmero de hogares en los estratos uno,
dos y tres equivalente a 25 920 hogares/ao17.

78 17 Clculos de la SDHT con base en la Encuesta de Capacidad de Pago 2004 y la ECV de 2003
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Otra condicin prioritaria es establecer las caractersticas de los asen-


tamientos ilegales en donde concurren ocupaciones informales, predios
sin titular y viviendas sin licencias; hogares localizados en zonas de alto
riesgo no mitigable que ponen en riesgo la vida de sus habitantes; hacina-
miento crtico; deficiencias constructivas y habitantes de calle por pobre-
za extrema. Esta informacin constituye la lnea de base del Plan Distrital
de Desarrollo 2008-2012 Bogot positiva: para vivir mejor que se expuso
en el tem donde se analiz la tenencia de la vivienda. Dicho plan:

[] busca afianzar una Bogot donde todas y todos vivamos mejor, en la


que se mejore la calidad de vida de la poblacin y se reconozcan, garanti-
cen y restablezcan los derechos humanos y ambientales con criterios de
universalidad e integralidad, procurando un territorio de oportunidades
que contribuya al desarrollo de la familia, en especial de los nios y las
nias en su primera infancia [] (Plan Distrital de Desarrollo 2008-
2012).

En este marco, se estructur un modelo de poltica pblica de vivienda en


torno a tres ejes estratgicos: el incremento del stock habitacional en la
ciudad, la garanta del acceso de la poblacin ms vulnerable a una vivien-
da y el control de la vivienda formal e informal, a partir de la caracteriza-
cin de la problemtica en la ciudad (Escalln, 2010).
Metrovivienda ha enmarcado su gestin en ser un banco de tierras y
desarrollar obras de urbanismo primario, promoviendo la construccin de
proyectos de vivienda de inters prioritario por parte de los privados,
organizaciones populares de vivienda y organizaciones no gubernamenta-
les. La poltica de vivienda actualmente se centra en la utilizacin de los
instrumentos de gestin del suelo, que permiten adquirir y comercializar
suelo a precios que posibiliten el desarrollo de proyectos de vivienda de
inters prioritario de hasta cincuenta SMMLV y aseguren que las familias
de bajos recursos accedan a una vivienda digna. A travs del proyecto
Trmite fcil construccin positiva, la Administracin Distrital, con el
apoyo de la Corporacin Financiera Internacional, se ha propuesto redu-
cir el tiempo de la cadena de trmites de urbanismo y construccin por
lo menos en un cuarenta por ciento, es decir pasar de un promedio actual

y 2007 para Bogot. 79


Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

de 19,2 meses a 11,4 meses, incluyendo los tiempos de las entidades y los
del constructor (Escalln, 2012: 164-165).
Para contribuir directamente con la disminucin del dficit cuantita-
tivo, se realiza la construccin en sitio propio como una modalidad de
provisin de vivienda que consiste en que los propietarios construyen su
unidad habitacional en lotes de menos de 72 m2. Este proceso es acom-
paado por la Caja de Vivienda, en este sentido se promueve la construc-
cin legal de vivienda, se reduce la vulnerabilidad y el riesgo fsico ante la
amenaza ssmica y se genera una cultura de la construccin legal y segura
acorde con las normas vigentes de la ciudad. Otra consideracin impor-
tante que ataca el dficit cualitativo es el mejoramiento de vivienda con
intervencin sobre los componentes estructurales, arquitectnicos y de
habitabilidad de los hogares localizados en asentamientos de origen infor-
mal (lvarez, 2010).
Para propender por el acceso a la vivienda, la poltica de vivienda
teniendo en cuenta que no solo es necesario que exista oferta de VIS sufi-
ciente en la ciudad sino que se debe garantizar el acceso de las familias de
escasos recursos econmicos a una solucin habitacional, se contemplan
acciones orientadas a facilitar el acceso a la compra de vivienda nueva o
usada a travs del acompaamiento en los trmites, el cierre financiero de
los hogares y el diseo e implementacin del banco de vivienda usada.
Igualmente, se incluyen iniciativas distritales en temas como el arrenda-
miento como solucin habitacional, el reasentamiento, la titulacin pre-
dial y el reconocimiento de vivienda (lvarez, 2010: 165-166).
La poltica de vivienda tuvo un giro fundamental hacia la gestin inte-
gral de la demanda, lo que evidencia un cambio en el modelo de opera-
cin del subsidio distrital de vivienda (SDV). Actualmente es entregado a
los hogares para completar el cierre financiero, es complementario al aho-
rro y el crdito que tienen las familias para sumar la cantidad de dinero
requerido para comprar una vivienda nueva o usada, de esta manera se
propicia la cultura del ahorro. De otro lado, con el fin de prevenir y con-
trolar la urbanizacin y la construccin ilegal en la ciudad, se monitore-
an los asentamientos ilegales y se vigila el cumplimiento de la funcin de
los curadores urbanos quienes deben verificar y comprobar que los pro-
yectos cumplan con las normas urbansticas y de sismorresistencia vigen-
tes, a travs de la Comisin de Veedura a los Curadores Urbanos (lva-
80 rez, 2010: 166-169).
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

Para CAMACOL, la Cmara Colombiana de la Construccin La


problemtica que hay en la capital por el dficit de vivienda (cerca de 280
mil unidades) sigue sin tener una solucin de fondo y debe ser una prio-
ridad para el desarrollo de los planes del sector constructor18. En 2009 se
dejaron de construir 17 000 unidades, el nmero de viviendas produci-
das fue de 33 000, de las cuales menos de cinco mil son VIP (Vivienda
de Inters Prioritario), 14 000 corresponden a VIS (Vivienda de Inters
Social) y 14 000 son no VIS. En este mismo comunicado se expres que
dada la composicin de la poblacin, del total requerido, cerca de 38 000
unidades tendran que ser Viviendas de Inters Prioritario, que es un tipo
de solucin de vivienda cuyo valor mximo es de setenta salarios mnimos
legales mensuales vigentes. Un primer paso para mejorar en el nmero de
viviendas es la aprobacin de planes parciales y la reciente adopcin del
Plan de Ordenamiento Zonal del Norte.

Ubicacin

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice el tem e de la parte octava del cuarto comenta-
rio general del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas en relacin al PIDESC:

Una vivienda adecuada debe encontrarse en una ubicacin que permita el


acceso a oportunidades de empleo, servicios de salud, escuelas, guarderas y
otros servicios sociales. Esto se aplica tanto en grandes ciudades como en
reas rurales [] Igualmente, la vivienda no debe asentarse en sitios conta-
minados ni en lugares cercanos a fuentes de contaminacin que amenacen
el derecho de los habitantes a la salud. Comentario General N. 4 al 8(f).19

En cuanto a la ubicacin de las viviendas en sitios ambientalmente sanos


y el derecho de los habitantes a la salud; la cercana a fuentes de contami-
nacin se analiz en el tem de Habitabilidad, en el Cuadro N. 13,

18 Afirmaciones de la Gerente de CAMACOL Bogot y Cundinamarca, la Dra. Sandra Forero.


19 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),
Observacin general N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto), 13 de
diciembre de 1991, [http://www.unhcr.org/refworld/docid/ 47a7079a1.html] 81
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

donde se muestran los focos de afectacin de las viviendas en la ciudad de


Bogot. El 9,8% (194 714) de los hogares se encuentra afectado por cana-
les de aguas negras, mientras que un 2,6% (50 502 hogares) se ven afec-
tados por plantas de tratamiento de aguas residuales, lneas de transporte
de hidrocarburos y lneas de energa de alta tensin. El contacto de las
viviendas a fuentes de contaminacin constituye un factor de riesgo de
salud por la incidencia de animales vectores y un incremento potencial de
los costos asociados a salud, tanto para sus ocupantes como para el
Estado. Segn el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial, se estima que en Bogot hay cerca de 10 mil viviendas ubica-
das en zonas de alto riesgo. Con el fin de mitigar el impacto que puede
tener la ubicacin de las viviendas en estas zonas, la Alcalda de Bogot ha
adelantado diferentes procesos de reasentamiento a zonas seguras.
Referente al acceso a servicios de salud, es necesario tener en cuenta que
la red de hospitales del Distrito tiene una amplia cobertura en la ciudad, y
que dentro de sus polticas busca seguir fortalecindola y aumentar el
nmero, pero el acceso en algunos lugares es deficiente por su cobertura
hospitalaria. Actualmente la mejora en la provisin y cobertura en servi-
cios de transporte pblico como el transmilenio, ha posibilitado la movi-
lidad de los habitantes, independientemente de la zona en la cual residan.
En el Cuadro N. 19 se muestra el nmero de hospitales con que
cuenta la ciudad capital por nivel de atencin al usuario. Existen 109 hos-
pitales en el primer nivel de atencin, 49 en el segundo nivel y cinco en
el tercer nivel.

Cuadro N. 19
Red de hospitales distritales en Bogot (nmero de
hospitales por nivel de atencin)

Primer nivel de atencin 109


Segundo nivel de atencin 49
Tercer nivel de atencin 5

Fuente: Secretara Distrital de Salud - Hospitales Red Adscrita con-


sultado desde http://www.saludcapital.gov.co/

Referente al acceso a sitios educativos, en Bogot existen 1991 colegios


pblicos, en concesin y en convenio para atender la demanda educativa
82 de 1 020 464 estudiantes matriculados en todo el territorio distrital, la
La tenencia segura dentro del anlisis de los indicadores de vivienda adecuada

cual es atendida por un total de 31 117 docentes, lo que equivale a un cl-


culo aproximado de 32,7 estudiantes por docente (Boletn Estadstico
2009 de la Secretara de Educacin Distrital).
En general la ciudad de Bogot provee a sus habitantes de un acceso
considerable a, servicios de salud, escuelas, guarderas y otros servicios
sociales. Aunque presenta deficiencias en cuanto al transporte en las zonas
de la periferia que es donde se concentran la mayora de trabajadores/jefes
de hogar de bajos recursos, con lo cual la ubicacin del lugar de vivienda
contrastada con el lugar de trabajo presenta un esquema general de segre-
gacin socio-espacial, que aparentemente parece acotado, pero que impli-
ca unos esfuerzos considerables incrementados por la informalidad en el
empleo dada la flexibilizacin de los contratos laborales que dejan a los
individuos a merced del cambio de lugar de trabajo existente20.
Actualmente la ciudad se encuentra en caos de movilidad, los tiempos de
movilizacin se han incrementado por la el aumento sostenido del parque
automotor principalmente de particulares y la cantidad de obras en mora
por entregar de la actual y deficiente administracin de la Alcalda Mayor.

Adecuacin cultural

Para comenzar con el anlisis de este indicador de vivienda adecuada, es


necesario ver lo que dice el tem g de la parte octava del cuarto comenta-
rio general del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de
las Naciones Unidas en relacin al PIDESC:

La forma en que la vivienda es construida, los materiales de construccin uti-


lizados y las polticas que las apoyan, deben ser la expresin de la identidad
cultural y la diversidad de vivienda. Las actividades orientadas a desarrollar
o modernizar la vivienda debern asegurar que las dimensiones culturales de
vivienda no sean sacrificadas Comentario General N. 4 par. 8(g)21.

20 Los tiempos de movilizacin y transporte de la poblacin se han incrementado desde la expedi-


cin de la Ley 50 de 1990 que hizo ms laxa la contratacin laboral y ocasion mayor inestabi-
lidad al trabajador.
21 Naciones Unidas Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC),
Observacin general N 4: El derecho a una vivienda adecuada (art. 11 (1) del Pacto), 13 de
diciembre de 1991, E/1992/23, disponible en: http://www.unhcr.org/refworld/docid/
47a7079a1.html 83
Yadira Caballero Quintero - Felipe Amaya Puerto y Andrs Lpez vila

En la ciudad capital se tiene en cuenta las condiciones propias de sus


habitantes para el desarrollo de nuevos proyectos de vivienda. Entre estos
se cuentan la construccin de zonas de esparcimiento para nios y jve-
nes, zonas verdes y espacios para el uso colectivo. Sin embargo, dada la
multiculturalidad que existe proveniente de todo el territorio nacional,
Bogot no desarrolla una poltica de vivienda que vincule y represente a
cada una de estas expresiones que se extienden a lo largo del pas.
En Bogot la vivienda diferenciada como una expresin de la cultura
de sus habitantes no es notoria, es decir, no se evidencian las necesidades
culturales. No se encuentra reflejada la identidad ancestral, ni el conoci-
miento tradicional incluido en los diseos de las viviendas; estas respon-
den ms a la cultura mayoritaria donde se deben cumplir con las normas
actuales de urbanismo y sismoresistencia, pero no se cuenta con una pol-
tica establecida para la construccin de vivienda especfica para las mino-
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UN-HABITAT (2004) Observatorio Urbano Global (GUO).
Indicadores urbanos segn la agenda Hbitat.
UN-HABITAT (2005) Tenencia de la tierra, derechos a la Vivienda y
gnero marco nacional y Urbano: Colombia. Serie de Anlisis sobre
la ley, la tenencia de la tierra y el gnero: Amrica Latina.
UN-HABITAT (2009) Vivienda para pueblos indgenas en ciudades.
Gua de polticas de vivienda para pueblos indgenas en ciudades.
Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.

87
Tenencia de vivienda adecuada para
pueblos indgenas de la ciudad de
Quito: anlisis e indicadores
Mara Lorena Brito

El objetivo del presente acpite es analizar las condiciones de vivienda de


la poblacin indgena que habita, principalmente, en el rea urbana del
Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Para ello se han considerado
los datos disponibles en los sistemas de informacin oficiales (correspon-
dientes al censo de 2001) y se los ha complementado, de manera referen-
cial, con estudios especficos no oficiales. Aunque la informacin dispo-
nible sea escasa y presente ciertos sesgos1 permite tener un panorama glo-
bal de la situacin de vivienda de la poblacin indgena urbana.
En la legislacin internacional de derechos humanos se establece que
para que una vivienda sea considerada como adecuada, debe contar con
varios elementos: seguridad de la tenencia, accesibilidad econmica, habi-
tabilidad, disponibilidad de servicios, material e infraestructura, ubica-
cin, accesibilidad y adecuacin cultural (UN-Habitat, 2009). A conti-
nuacin se esbozar cada uno de estos componentes, considerando en pri-
mer lugar, una breve conceptualizacin de cada eje y de su relacin con
las variables de pobreza, empleo, mercados de suelo y de vivienda, segn
sea el caso. Al no disponer de datos suficientes de la poblacin indgena
de Quito especficamente, se cotejar este anlisis con la situacin gene-
ral de aquellas parroquias y barrios urbanos con mayor proporcin de
poblacin indgena, y se lo complementar con los resultados de entrevis-

1 En el transcurso de la investigacin se han identificado ciertas diferencias entre los datos presen-
tados por el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (MDMQ) y los del Sistema de
Indicadores de las Nacionalidades y Pueblos Indgenas del Ecuador (SIDENPE), a pesar de que
ambos provienen de la misma fuente (el censo de 2001). Este sesgo puede responder a las dis-
tintas interpretaciones que se le da a la informacin en cada organismo o institucin. 89
Mara Lorena Brito

tas realizadas a autoridades de la ciudad y a diferentes actores de la socie-


dad civil. Finalmente, se ilustrar esta reflexin citando varios ejemplos de
las nacionalidades y pueblos indgenas que habitan en la urbe en mayor
nmero y de algunas de sus organizaciones. Este esfuerzo dibujar una
perspectiva general de la situacin de vivienda de la poblacin indgena
de la capital del Ecuador.

Seguridad de la tenencia

Segn datos del Instituto Nacional de Estadsticas y Censos - INEC, en


el DMQ, el nmero de hogares cuyo jefe de hogar se autoidentifica como
indgena es de 16 6852 (INEC, 2001a). En el rea urbana especficamen-
te, 11 624 jefes de hogar se autoidentifican como indgenas (cuadro N.
1), cifra que guarda relacin con el nmero de viviendas que estos hoga-
res ocupan, sean stas propias, arrendadas, prestadas, en anticresis, gratui-
tas o por servicios (INEC, 2001a).

Cuadro N.1
Hogares cuyo jefe de hogar se autoidentifica indgena, por rea,
parroquias cantn Quito, 2001

Como se considera
Indgena
Area_1
Urbana Rural Total
Recuento Recuento Recuento
Quito capital provincial y de la
Repblica del Ecuador 11 624 135 11 759
Alangas 0 74 74
Amaguaa 0 204 204

2 Es importante considerar que el censo de 2001 seal que apenas el 6,83% de la poblacin del
Ecuador es indgena (bajo los criterios de autoidentificacin y lengua), sin embargo, fuentes no
oficiales indican que la poblacin indgena del Ecuador sobrepasa el 10%, o inclusive el 20%
(CONAIE, 2010). En este sentido, se deduce que detrs de la llamada autoidentificacin se
esconde un marcado temor hacia la discriminacin, hecho que ha impedido la obtencin de
90 datos reales de la poblacin indgena del pas.
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Atahualpa (Habaspamba) 0 9 9
Calacal 0 12 12
Caldern (Carapungo) 0 1 669 1 669
Conocoto 0 265 265
Cumbay 0 177 177
Chavezpamba 0 3 3
Checa (Chilpa) 0 72 72
El Quinche 0 137 137
Gualea 0 8 8
Guangopolo 0 31 31
Guayllabamba 0 65 65
La Merced 0 58 58
Llano Chico 0 246 246
Lloa 0 24 24
Nanegal 0 6 6
Nanegalito 0 5 5
Nayn 0 154 154
Nono 0 12 12
Pacto 0 13 13
Perucho 0 2 2
Pifo 0 102 102
Pintag 0 154 154
Pomasqui 0 79 79
Pullaro 0 11 11
Puembo 0 78 78
San Antonio 0 248 248
San Jos de Minas 0 267 267
Tababela 0 28 28
Tumbaco 0 347 347
Yaruqu 0 187 187
Zmbiza 0 179 179
Total 11 624 5 061 16 685
Fuente: INEC, (2001a) 91
Mara Lorena Brito

Segn el censo de 2001, las principales formas de tenencia de vivienda de


los hogares indgenas de Quito son:
Grfico N. 1
Tenencia de vivienda de hogares cuyo jefe de hogar se autoidentifica
como indgena, en el rea urbana del DMQ

0% 5% 4% 1%

31%

59%

Propia Arrendada En anticresis Gratuita Por servicios Otra

Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia]

En trminos de tenencia de vivienda (propia o arrendada), las cifras del


grfico N. 1 se diferencian de lo que ocurre en la totalidad del contexto
urbano del DMQ, en el cual, 46,6% de los hogares cuentan con vivien-
da propia y 36,2% con vivienda arrendada (Direccin Metropolitana de
Planificacin Territorial - DMPT, 2006). De los hogares indgenas aque-
llos cuyo jefe de hogar se autoidentifica como tal cuentan con vivienda
propia un 31% y con vivienda arrendada un 59%, dentro del rea urba-
na del Distrito (INEC, 2001a). Segn estudios recientes (2010)3, el hecho
de que un buen porcentaje de hogares indgenas arriende su vivienda ten-
dra que ver, entre otros motivos, con el retorno constante a sus lugares
de origen4, para luego volver a la ciudad, donde estos hogares residen la
mayor parte del tiempo.

3 Concretamente, se hace referencia al trabajo realizado por Jos Demon Una comunidad de
migrantes indgenas en la ciudad de Quito: caractersticas sociales y laborales, en proceso de publi-
cacin.
4 Esto ocurre, por ejemplo, con algunos indgenas provenientes de las provincias de Chimborazo
y Cotopaxi, quienes, por su trabajo, viven la mayor parte del tiempo en el barrio de San Roque,
92 en el centro histrico de Quito (Demon, 2010).
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

En este marco, la seguridad de la tenencia puede ser definida como


[] un derecho de todos los individuos y grupos a contar con una pro-
teccin eficaz del Estado contra los desalojos forzados (UN-Habitat,
2003: s/p) y ser abordada a partir del anlisis de los asentamientos infor-
males5. Segn datos del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito
(MDMQ), generados en la Unidad de Estudios e Investigacin, durante
el perodo 2001-2008 se identificaron las siguientes parroquias urbanas
con asentamientos informales:

Cuadro N. 2
Parroquias urbanas de Quito con mayor nmero de asentamientos informales
(Perodo 2001-2008)

Parroquias urbanas Barrios legalizados Urbanizaciones aprobadas Asentamientos informales


Guaman 31 - 32
Quitumbe 42 2 27
Turubamba 22 6 16
Chillogallo 19 4 17
El Condado 19 - 15

Fuente: MDMQ, (2008) [Elaboracin propia]

Otras parroquias con altos niveles de asentamientos informales son:


Cochapamba (12), Puengas (11) y San Isidro del Inca (8).

5 La seguridad de la tenencia, igualmente, est vinculada a la posesin de ttulos de propiedad, sin


embargo, el presente estudio se centrar especficamente en los asentamientos informales, por
contar con informacin respecto al tema. 93
Mara Lorena Brito

Mapa N. 1
Situacin legal de los barrios de Quito (2001-2008)

Fuente: Instituto de la Ciudad, (2010)

Los asentamientos informales pueden estar ligados a condiciones de


pobreza y extrema pobreza6. En el Quito urbano, el porcentaje de pobre-
za por necesidades bsicas insatisfechas (NBI) es del 23,47%, mientras
que la pobreza extrema por NBI es del 8,32%. En el caso de la poblacin
indgena urbana, la pobreza y pobreza extrema por NBI se manifiestan en

6 Varios estudios han demostrado que los asentamientos informales de las ciudades latinoameri-
canas no siempre estn ligados a condiciones de pobreza o extrema pobreza. Esto significa que
la presencia de asentamientos informales de poblacin no pobre es comn en ciertas ciudades
(entre ellas Quito), teniendo que explicar el fenmeno a travs de factores relacionados, sobre-
94 todo, al alto precio del suelo urbanizado (Smolka, 2003).
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

porcentajes del 58,1% y del 23,7% respectivamente (Sistema Integrado


de Indicadores Sociales del Ecuador - SIDENPE, 2010).
Al relacionar este escenario con la conformacin de asentamientos
informales dentro del anlisis de la seguridad de la tenencia se identifi-
ca que en las parroquias donde stos se presentan en mayor nmero, tam-
bin existen altos niveles de pobreza y de pobreza extrema por NBI. De
la misma manera, se observa que en las parroquias urbanas que tienen un
alto nmero de asentamientos informales, existe tambin un mayor por-
centaje de poblacin indgena respecto a la totalidad del rea urbana qui-
tea, puesto que en esta ltima, el porcentaje medio de indgenas es del
tres por ciento, mientras que en las parroquias urbanas con numerosos
asentamientos informales, el porcentaje de indgenas asciende, en prome-
dio, al 5,71% (MDMQ, 2001). Los siguientes cuadros sustentan la situa-
cin descrita:

Cuadro N. 3
Nmero de asentamientos informales de las parroquias urbanas de Quito en relacin
con los porcentajes de pobreza y extrema pobreza

Parroquias urbanas Nmero de Porcentaje de pobreza Porcentaje de pobreza


asentamientos informales por NBI (%) extrema por NBI (%)
Guaman 32 52,7 23,4
Quitumbe 27 36,2 12,6
Chillogallo 17 26,8 10,4
Turubamba 16 49,8 25,3
El Condado 15 45,7 22,6
Cochapamba 12 31,8 17,5
San Isidro del Inca 8 24,8 6,7
Fuente: MDMQ, (2001) [Elaboracin propia]

95
Mara Lorena Brito

Cuadro N. 4
Porcentaje de poblacin indgena en las parroquias urbanas con mayor nmero de
asentamientos informales

Parroquias urbanas Poblacin total Poblacin indgena Porcentaje de


(nmero de habitantes) (nmero de habitantes) poblacin indgena por
parroquia urbana (%)
Guaman 39 157 2 435 6,20
Quitumbe 39 262 1 405 3,60
Turubamba 29 290 1 951 6,70
Chillogallo 42 585 1 457 3,40
El Condado 55 441 2 150 3,90
Cochapamba 44 613 2 428 5,40
San Isidro del Inca 33 139 2 140 6,50
PROMEDIO 5,71

Fuente: MDMQ, (2001) [Elaboracin propia]

Si bien no existen datos precisos de la situacin de vivienda informal de


la poblacin indgena urbana, y por tanto, no se conoce con precisin la
tenencia segura de vivienda de los hogares indgenas en Quito, con estos
datos se puede concluir que, en tanto los indgenas urbanos habitan en
mayor porcentaje en las parroquias con alto nmero de asentamientos
informales, y en funcin de sus niveles de pobreza especficos, una buena
parte de los indgenas que habitan en estas parroquias podran ser pobres
y podran no contar con tenencia segura de vivienda.
Esta hiptesis se sustenta en un estudio recientemente ejecutado por
el Instituto de la Ciudad de la Secretara de Planificacin del Municipio
de Quito (trabajo no publicado), en el que, asimismo, se seala que en
parroquias como Guaman existen 31 barrios legalizados y 32 asenta-
mientos informales. Algo similar ocurre en Turubamba, donde existen 16
asentamientos informales frente a 22 barrios legalizados (Instituto de la
Ciudad, 2010: 12). Aunque no se aborda la condicin tnica de estos
asentamientos, se evidencia que en aquellos barrios donde existe mayor
presencia indgena (ms del seis por ciento, es decir, tres por ciento ms
que el promedio de toda la ciudad), se presentan, de la misma manera, un
nmero considerable de asentamientos informales.
96
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Accesibilidad econmica

La accesibilidad econmica de una vivienda puede ser definida como la


capacidad de un hogar para adquirir un espacio digno donde habitar, sin
sacrificar ni comprometer otras necesidades bsicas (UN-Hbitat, 2009:
30). Comnmente suele pensarse que el acceso a una vivienda digna impli-
ca, necesariamente, el acceso a una vivienda propia. Sin embargo, es impor-
tante considerar que el arrendamiento, la vivienda otorgada por prestacin
de servicios, entre otras, son, bajo ciertas condiciones, formas dignas de
tenencia de vivienda. El siguiente anlisis esbozar brevemente el compor-
tamiento del valor del suelo y del mercado de vivienda en la ciudad de
Quito, concentrndose prioritariamente, en el acceso a vivienda propia y
arrendada, segn las condiciones de pobreza y empleo de los habitantes del
rea urbana quitea. Al no contar con datos cuantitativos diferenciados de
la poblacin indgena que habita en la capital, se ilustrar su situacin exa-
minando, de la misma manera, las condiciones de pobreza y empleo de las
parroquias urbanas con mayor proporcin de poblacin indgena. La rela-
cin entre el mercado de vivienda, el valor del suelo y la configuracin espa-
cial urbana, en el marco del anlisis de las condiciones de vida de la pobla-
cin indgena de la ciudad, brindarn elementos importantes a la compre-
sin de la accesibilidad econmica de vivienda en los hogares indgenas.
El mercado de vivienda en Quito est condicionado por un sinnme-
ro de factores que lo hacen permeable y oscilante en su comportamiento.
Esto significa que la oferta, la demanda y la estructura de precios, al sus-
tentarse en [] la densificacin, la localizacin, el nivel socioeconmi-
co, los niveles cuantitativos y cualitativos de la dotacin de infraestructu-
ra, servicios, concentracin de actividades y las construcciones culturales
sobre el tipo de vivienda, la calidad de vida, el prestigio y la autosegrega-
cin (en el caso de los sectores de mayores recursos) (Ospina, 2010:
138), presentan una serie de variaciones, e incluso marcadas distorsiones.
Estos factores inciden tanto en la oferta de vivienda como en la capacidad
de los hogares de la ciudad de adquirir un espacio digno donde habitar.
Esto tambin se hace patente en los hogares que se autoidentifican como
indgenas, cuya histrica concentracin en determinados sectores de la
urbe refleja a breves rasgos su capacidad econmica para acceder a una
vivienda (sea sta propia o arrendada), sobre la base de la configuracin
de su precio y de los rasgos del valor del suelo. 97
Mara Lorena Brito

En este marco, las parroquias del rea urbana del DMQ que poseen
mayor proporcin de poblacin indgena, son:

Cuadro N. 5
Parroquias urbanas de Quito con mayor porcentaje de poblacin indgena

Parroquias urbanas Poblacin total Poblacin indgena Porcentaje de


(nmero de habitantes) (nmero de habitantes) poblacin indgena por
parroquia urbana (%)
La Libertad 28 477 2 701 9,50
C. Histrico 50 982 4 198 8,20
Turubamba 29 290 1 951 6,70
Sn I. del Inca 33 139 2 140 6,50
Guaman 39 157 2 435 6,20
Cochapamba 44 613 2 428 5,40
El Condado 55 441 2 150 3,90
Quitumbe 39 262 1 405 3,60
Chillogallo 42 585 1 457 3,40
Kennedy 70 277 2 130 3,00
Fuente: MDMQ, (2001) [Elaboracin propia]

Considerando que el porcentaje de indgenas en la totalidad del rea urba-


na del Distrito es del tres por ciento, se observa que las parroquias del cua-
dro N. 5 albergan, proporcionalmente, un porcentaje relativamente ms
representativo de indgenas. Es importante observar que una buena parte
de esta poblacin arrib a Quito desde reas rurales a finales de la dcada
de 1960 (Demon, 2010), y foment el crecimiento poblacional urbano
durante la dcada de 1970 y 19807. Durante estos aos el valor del suelo
y el mercado de vivienda adquirieron caractersticas que moldearon una
lgica que, en varios sentidos, influy sobre la poblacin indgena que ya
empezaba a hacer de Quito su lugar permanente de residencia.
El ejemplo del centro histrico de Quito puede ilustrar esta situacin.
Durante la dcada de 1960, cuando una gran cantidad de poblacin,

7 En el ao de 1950, Quito contaba con 209 932 habitantes; en 1974 tena 599 828 habitantes;
en 1982, 866 472 y en el ao 2001 contaba con 1 399 378. Esto significa, por ejemplo, que
entre 1982 y 2001, la poblacin quitea creci en ms de medio milln de habitantes (INEC,
98 2001a).
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

entre ella indgenas, se asent en esta zona, el valor del suelo oscil entre
los 500 y 1 500 sucres (el rea de mayor plusvala de la ciudad tena, en
ese entonces, un valor de 7 500 a once mil sucres por m2)8 (Tupiza y
DErcole, 2001: 7).

Mapa N. 2
Valor comercial del suelo urbano en Quito (1975)

Fuente: Tupiza y DErcole, (2001)

8 Para 1975, la cotizacin del dlar era de 25 sucres (Tupiza y DErcole, 2001). 99
Mara Lorena Brito

En la dcada de 1990 esta situacin se replic, y el valor del suelo en el


centro vari entre los veinte y cuarenta dlares por metro cuadrado, cuan-
do en el centro-norte de la ciudad sobrepasaba los noventa dlares por
metro cuadrado (Tupiza y DErcole, 2001: 9). Esta imagen permite ase-
verar que, durante aquellos aos, la poblacin indgena que se asent en
el centro histrico (en un porcentaje que sobrepasa el ocho por ciento) no
contaba con posibilidades econmicas de acceder al suelo, por lo cual,
ocupaba emplazamientos de baja plusvala (lo cual influy tanto en el
acceso a vivienda propia como a vivienda arrendada)9. Vase, en este sen-
tido, los mapas N. 3, N. 4 y N. 5.

Mapa N. 3
Valor comercial del suelo urbano en Quito - 1991

Fuente: Tupiza y DErcole, (2001)

9 Cabe sealar que la poca en la cual la poblacin indgena se asent en mayor proporcin den-
tro del centro histrico de Quito, fue a finales de la dcada de 1960 y durante todo el decenio
100 de 1970 (Demon, 2010), poca en la cual en esta zona se acentu la desvalorizacin.
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Mapa N. 4
Valor comercial del suelo urbano en Quito - 1995

Fuente: Tupiza y DErcole, (2001)

101
Mara Lorena Brito

Mapa N. 5
Valor comercial del suelo urbano en el DMQ - 2000

Fuente: Tupiza y DErcole, (2001)

A partir de los actuales procesos de reforma y recuperacin urbana apli-


cados en el centro histrico de Quito, causa expectativa cmo el nuevo
panorama de precios influye sobre la presencia de poblacin indgena en
esta zona10.
102 10 Durante los ltimos diez aos, la tasa de crecimiento del precio del suelo en el centro histrico
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Complementariamente, en el mbito del mercado de vivienda se ha


determinado que, durante los ltimos aos, el precio del m2 construido
en el centro histrico ascendi de 210 dlares en el ao 2000, a 420 dla-
res en el ao 2008 (Ospina, 2010: 134). Este nuevo escenario, lgicamen-
te, ha configurado nuevas expectativas respecto a los precios de los arren-
damientos y de las viviendas propias (Ospina, 2010), lo cual, en conse-
cuencia, afectar, como a la mayor parte de la poblacin que habita en la
zona, a los hogares indgenas de la misma11.
Ahora bien, desde otra perspectiva, si se observan los porcentajes de
pobreza y extrema pobreza por NBI de la poblacin indgena que habita
en la capital (58,1% y 23,7% respectivamente), confrontados con los por-
centajes de pobreza y extrema pobreza de la totalidad de la poblacin de
la urbe quitea (23,47% y 8,32% respectivamente), se evidencia que la
poblacin indgena presenta niveles de pobreza ms elevados (MDMQ,
2010a). Esta situacin se refleja en el cuadro N. 6, donde las parroquias
con mayor presencia indgena presentan grados ms elevados de pobreza
y extrema pobreza por NBI, es decir, la mayora de parroquias con mayor
porcentaje de poblacin indgena, son tambin relativamente ms
pobres12.

ha sido, en promedio, del cuarenta por ciento. Se habla, inclusive, de que este nuevo contexto
puede constituirse en el germen de un proceso de gentrificacin (Ospina, 2010).
11 Este cambio depender, ciertamente, de a qu sector del centro histrico se hace referencia.
12 Esto ocurre con mayor intensidad en la parroquia de Guaman, cuyos porcentajes de pobreza y
extrema pobreza por NBI son 49,11% y 29,83% respectivamente. Igualmente las parroquias de
Turubamba, El Condado y Cochapamba, cuyos niveles de pobreza y extrema pobreza por NBI
son: 46,29% y 31,88% para la primera; 42,42% y 28,22% para la segunda; y 32,11% y 23,09%
para la tercera. Cabe recalcar que aunque la poblacin indgena sea ms numerosa (en trminos
proporcionales) en estas reas, no significa, necesariamente, que sta sea la poblacin ms pobre.
Puesto que no existen datos especficos de los indgenas urbanos de la ciudad de Quito, se ha
establecido esta relacin como un marco de referencia, mas no como un axioma. 103
Mara Lorena Brito

Cuadro N. 6
Parroquias urbanas de Quito con mayor porcentaje de poblacin indgena y
porcentaje de pobreza y pobreza extrema por NBI en estas parroquias

Parroquias urbanas Poblacin Poblacin Porcentaje Porcentaje Porcentaje


total indgena de poblacin de pobreza de pobreza
(nmero de (nmero de indgena por NBI extrema por
habitantes) habitantes) por parroquia (%) por NBI (%) por
urbana (%) parroquia parroquia
La Libertad 28 477 2 701 9,50 32,93 12,37
C. Histrico 50 982 4 198 8,20 27,83 4,87
Turubamba 29 290 1 951 6,70 46,29 31,88
Sn I. del Inca 33 139 2 140 6,50 24,58 8,10
Guaman 39 157 2 435 6,20 49,11 29,83
Cochapamba 44 613 2 428 5,40 32,11 23,09
El Condado 55 441 2 150 3,90 42,42 28,22
Quitumbe 39 262 1 405 3,60 37,33 16,74
Chillogallo 42 585 1 457 3,40 30,07 13,52
Kennedy 70 227 2 130 3,00 11,60 3,82
Fuente: MDMQ, (2001) [Elaboracin propia]

Este escenario se visibiliza en el mapa N. 6, donde las parroquias con


mayor incidencia de pobreza coinciden, en buen nmero, con los secto-
res donde existe mayor presencia indgena. Este contraste se expresa cla-
ramente en la parroquia La Libertad (donde el 9,5% de la poblacin es
indgena), y en las parroquias de Guaman, Turubamba, Quitumbe y
Chillogallo en el sur de Quito; y El Condado, Cochapamba, San Isidro
del Inca y Centro Histrico en el norte y centro de la ciudad respectiva-
mente. Es excepcional el caso de la parroquia Kennedy, donde la inciden-
cia de la pobreza ha sido, especialmente en los ltimos aos, relativamen-
te baja.

104
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Mapa N. 6
Incidencia de la pobreza por sectores censales en la ciudad de Quito (2001-2006)

Fuente: Universidad Andina Simn Bolvar UASB, (2006)

En cuanto a las condiciones de empleo y salario de la poblacin indgena


(elementos que injieren, igualmente, en la accesibilidad econmica de la
vivienda), se conoce que, si bien la poblacin indgena tiene bajos niveles
de desocupacin respecto al resto del pas (2,19% en el ao 2008), el por-
centaje de subocupacin es, por el contrario, el ms elevado del Ecuador
(68,92% en el mismo ao) (INEC, 2008).

105
Mara Lorena Brito

Grfico N. 2
Subocupacin por etnicidad en el Ecuador

Subocupados(as) Totales por Etnicidad


90,00

80,00 77,78 76,46

70,00 68,92
67,07

60,00
55,47

52,38 49,22
50,00
45,54
50,76 46,50 42,46
47,36
40,00 44,02
40,56 38,87
36,58
30,00

20,00

10,00

-
2004,5 2005 2005,5 2006 2006,5 2007 2007,5 2008 2008,5
Indgena Mestizo(a) Negro(a) Mulato(a)
Fuente: Secretara de Pueblos, Movimientos Sociales y Participacin Ciudadana SPPC, (2010)

Esto significa que, dentro del mbito nacional, la poblacin indgena


mantiene muy bajos niveles de insercin laboral respecto a los dems gru-
pos tnicos13. En esta misma lnea, un estudio realizado por el INEC
(2006) establece que la situacin de informalidad tambin aqueja inten-
samente a la poblacin indgena, especialmente a aquella que reside en
reas urbanas. Es as que, bajo un criterio de diferenciacin por sexo, el
porcentaje de informalidad de los hombres indgenas es del 18,4%, y el
de las mujeres indgenas corresponde al 12,7% (INEC, 2006b: 14). Este
escenario contrasta con el porcentaje de ocupacin plena tanto de hom-
bres como de mujeres indgenas, puesto que, para el primer caso, el
15,9% perciben ingresos estables y trabajan el nmero de horas determi-
nadas por la Ley, mientras que, para el segundo caso, apenas el 4,3% se
benefician de la ocupacin plena (INEC, 2006b: 14)14.

13 Para el ao 2008, en el mbito nacional, la poblacin no indgena desocupada corresponda al


7,6%. Por otro lado, la poblacin no indgena subocupada corresponda al 36,89% (INEC, 2008).
14 Al respecto, cabe indicar que no es posible disponer de informacin especfica de la situacin de
empleo de la poblacin indgena que reside en la ciudad de Quito, puesto que los datos no son
106 estadsticamente representativos.
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

En Quito, concretamente, esta situacin se expresa con el hecho de


que [] el porcentaje ms alto de poblacin ocupada indgena se con-
centra en ramas que demandan poca calificacin, por ejemplo la del
comercio (22,9%), seguida por la construccin (16%), la industria manu-
facturera (15,1%) y los servicios domsticos (12,9%) (Len, 2003: 250).

Grfico N. 3
Rama de actividad econmica de la poblacin indgena de Quito (%)

Servicios Domsticos
Otras actividades comunitarias
Servicios sociales y de salud
Enseanza
Administracin pblica y defensa
Actividades inmobiliarias
Intermediacin financiera
Transporte, almacenamiento
Hoteles y restaurantes
Comercio y reparacin
Construccin
Suministro de electricidad, gas
Industria manufacturera
Explotacin de minas y canteras
Agricultura, ganadera, caza
0 5 10 15 20 25 30
No indgenas Indgenas

Fuente: Len, (2003)

Este escenario se refleja, igualmente, al interior de la organizacin indge-


na Jatun Ayllu (que abarca a ms de 25 organizaciones indgenas residen-
tes en Quito, con alrededor de cinco mil miembros), donde la mayora de
sus integrantes son comerciantes y vendedores ambulantes (81,36%) y
oficiales, operarios o artesanos (10,34%) (Jatun Ayllu Kitu Runakuna,
2005).
Por otro lado, respecto a la situacin salarial de la poblacin indgena,
se conoce que, a nivel nacional, el salario promedio de una persona que
se autoidentifica como indgena es de 234,15 dlares al mes. La mujer
indgena, en promedio, ganara alrededor de 195,29 dlares, mientras
que el hombre indgena obtendra 254,89 dlares USD (INEC, 2008).
Estas cifras difieren notablemente del promedio salarial de la poblacin
no indgena, como se observa en el siguiente grfico: 107
Mara Lorena Brito

Grfico N. 4
Salario nacional promedio por identificacin tnica
600

500

400

300

200

100

0
Mestizo Afroecuatoriano Indgena
Hombre Mujer Total

Fuente: Secretara de Pueblos, Movimientos Sociales y Participacin Ciudadana SPPC, (2010)


[Elaboracin propia].

Al confrontar los escenarios de pobreza, empleo y salario de la poblacin


indgena ecuatoriana y quitea, con el marco referencial de los precios del
suelo y de vivienda de la ciudad capital, se deduce que, tanto para el acce-
so a vivienda propia como arrendada, la poblacin indgena presentara
dificultades sustanciales respecto a la totalidad de la poblacin local y
nacional.

Habitabilidad

La habitabilidad de una vivienda est relacionada con el espacio adecuado


para que sus habitantes puedan [] protegerse del fro, de la humedad,
el calor, la lluvia, el viento y dems amenazas para la salud (UN-Habitat,
2009: 32). Uno de los indicadores que refleja si una vivienda posee o no
condiciones de habitabilidad, es el hacinamiento. Se considera hacinado
un hogar si en cada una de las piezas de la vivienda se alberga a ms de
tres miembros de la familia (UNFPA, 2008: 94).
En el Ecuador, la poblacin indgena muestra el ms alto nivel de haci-
108 namiento al compararla con el resto del pas. Los hogares indgenas haci-
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

nados corresponden al 49%, mientras que, por ejemplo, los hogares mes-
tizos tienen un nivel de hacinamiento del 24,8% (INEC, 2006a).
Segn el Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador
(SIISE), y con datos del censo de 2001, en el Quito urbano existe un por-
centaje total de hacinamiento del 14,1% (SIDENPE-SIISE, 2010). Esta
cifra, al ser comparada con el porcentaje de hacinamiento de la totalidad
de hogares indgenas de la ciudad, que alcanza el 34,93% (INEC, 2001a),
refleja que stos tienen ms de la mitad del promedio de hacinamiento de
toda el rea urbana del Distrito. Si bien el 34,93% de hogares indgenas
con hacinamiento en la ciudad de Quito se constituye en un valor menor
al porcentaje nacional de hogares indgenas hacinados (49%), al compa-
rarlo con el promedio de hacinamiento de la totalidad del rea urbana
quitea, revela que an es un valor bastante crtico15.
Por otra parte, si se compara el porcentaje de hacinamiento de los
hogares indgenas que se encuentran dentro del espacio urbano, con
aquellos que estn en el rea rural, en el contexto del DMQ, resalta el
hecho de que las parroquias con mayor nivel de hacinamiento son, en la
mayora de los casos, las rurales y suburbanas, en comparacin con las
parroquias urbanas. En trminos generales, en parroquias rurales como
Perucho (100%), San Jos de Minas (55,43%), Pacto (46,15%), Puembo
(44,87%), el Quinche (40,87%) y Checa (40,28%), los hogares indge-
nas presentan un alto nivel de hacinamiento (INEC, 2001a). En cambio,
en otra parroquia suburbana como Caldern, donde existe un nmero
considerable de poblacin indgena, el porcentaje de hacinamiento sufre
una reduccin relativa al 24,5%, es decir, menos de la mitad del prome-
dio de hacinamiento indgena de las zonas rurales y diez por ciento menos
que el grado de hacinamiento indgena en el espacio urbano quiteo
(INEC, 2001a).

15 Cabe indicar que segn cifras proporcionadas por el MIDUVI, el nivel de hacinamiento en las
reas urbanas del pas ha disminuido del 15,46% en el 2006 al 13,49% en el 2009. 109
Mara Lorena Brito

Cuadro N. 7
Hogares hacinados cuyos jefes de hogar se autoidentifican
indgenas por rea, parroquias cantn Quito, 2001

Hacinamiento
rea_1
Urbana Rural Total
Recuento Recuento Recuento
Quito capital provincial y de la
Republica del Ecuador 4 060 48 4 108
Alangas 0 27 27
Amaguaa 0 52 52
Calacal 0 4 4
Caldern (Carapungo) 0 409 409
Conocoto 0 74 74
Cumbay 0 64 64
Checa (Chilpa) 0 29 29
Quinche 0 56 56
Gualea 0 1 1
Guangopolo 0 9 9
Guayllabamba 0 19 19
La Merced 0 17 17
Llano Chico 0 56 56
Lloa 0 4 4
Nanegal 0 2 2
Nanegalito 0 1 1
Nayn 0 44 44
Nono 0 5 5
Pacto 0 6 6
Perucho 0 2 2
Pifo 0 36 36
Pntag 0 58 58
Pomasqui 0 28 28
Pullaro 0 4 4
110 Puembo 0 35 35
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

San Antonio 0 72 72
San Jos de Minas 0 148 148
Tababela 0 10 10
Tumbaco 0 118 118
Yaruqu 0 75 75
Zmbiza 0 37 37
Total 4 060 1 550 5 610
Fuente: INEC, (2001a)

El contraste entre los habitantes indgenas de las reas rurales y de las reas
urbanas, en el marco del DMQ, indica de cierta manera que la poblacin
indgena que ha penetrado en la zona urbana ha mejorado relativamente
su condicin de hacinamiento16. Sin embargo, es fundamental advertir
que esta temtica se inserta en un entorno ms amplio y complejo, rela-
cionado a factores como la migracin temporal desde el campo a la ciu-
dad, donde las condiciones de hacinamiento pueden manifestarse de
manera temporal (Swason, 2010).
Ahora bien, a travs de estudios recientes que han considerado con
especificidad las diferentes parroquias del DMQ, se observa que, entre las
jurisdicciones urbanas, las que cuentan con una importante presencia ind-
gena coinciden con aquellas que tienen los niveles ms elevados de hacina-
miento. Esto ocurre concretamente en El Condado, donde el porcentaje
de hacinamiento es del 15,26%, as como tambin en La Libertad, cuyo
porcentaje de hacinamiento corresponde al 14,24% (MDMQ, 2010b).
Esta misma situacin se revela en parroquias como Turubamba (13,52%)
y Guaman (12,97%). En menor grado, el hacinamiento tambin se expre-
sa en parroquias como San Isidro del Inca (12,05%), Cochapamba
(11,65%), Chillogallo (10,53%), Centro Histrico (10,43%) y Quitumbe
(8,83%). Una clara excepcin es la Kennedy, cuyo porcentaje total de haci-
namiento es del 4,97%17 (vase mapa N. 7).

16 Entre 1950 y 1962, Quito tuvo una tasa de crecimiento del 5,6%. Entre 1970 y 1980, el rea
urbana de Quito creci ms de cuatro veces (Carrin, 1986). Estos perodos se caracterizaron
por procesos de tugurizacin y conformacin de barrios populares en reas perifricas (CEPAL,
s/f ), que estn directamente relacionados con el hacinamiento.
17 Si se toma como referencia los porcentajes ms bajos de hacinamiento de la ciudad, es decir, los de
las parroquias Rumipamba (2,02%) y Concepcin (2,12%), y considerando que, en promedio, el 111
Mara Lorena Brito

Al ilustrar este escenario con la situacin de hacinamiento de los hoga-


res indgenas que conforman la Organizacin Jatun Ayllu18, se observa
que el 30,5% de stos posee un solo cuarto para dormir, el 37,2% cuen-
ta con dos cuartos, y el 19% con tres. Cabe indicar que, segn esta misma
organizacin, debe vislumbrarse el aspecto cultural, de acuerdo al cual, en
las viviendas de hogares indgenas, generalmente, [] se aglutinan en
uno o dos cuartos todos los miembros de la familia, lo cual permite con-
servar temperatura (Jatun Ayllu Kitu Runakuna, 2005).

Mapa N. 7
Hacinamiento en reas urbanas consolidadas del DMQ

Fuente: UASB (2009). Los sectores en color rojo presentan los niveles ms elevados de hacinamiento.

porcentaje de hacinamiento de las parroquias urbanas del DMQ no sobrepasa el 9% (en el marco
de estudios recientes realizados por el MDMQ - 2010), resalta el hecho de que casi todas las parro-
quias con mayor porcentaje de poblacin indgena son, a su vez, aquellas que presentan mayores
grados de hacinamiento.
18 Las viviendas que ocupan los hogares indgenas de la Organizacin Jatun Ayllu se encuentran
ubicadas, principalmente, en el Centro Histrico (58,2%), y en el sur de la ciudad (36,8). En
112 menor porcentaje, se localizan en el norte (4,90%) (Jatun Ayllu Kitu Runakuna, 2005).
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Disponibilidad de servicios

El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos,


ONU-Habitat, seala que una vivienda adecuada:

[] debe contar con ciertos servicios esenciales para la salud, seguridad,


confort y nutricin... incluyendo, inter alia, acceso a agua potable, ener-
ga para cocinar, calefaccin y electricidad, servicios sanitarios y de lim-
pieza, medios de almacenamiento de comida, desechos de residuos, dre-
naje y servicios de emergencia (ONU-Habitat, 2009: 33).

Ahora bien, al analizar la situacin actual del Quito urbano respecto a la


provisin de servicios bsicos, y contrastar este escenario con el de la
poblacin indgena, se encuentran los siguientes aspectos:

Agua Potable

Segn datos del censo de 2001, el 93,2% de los hogares urbanos de Quito
cuenta con agua potable proveniente de la red pblica (INEC, 2001a).
Los hogares indgenas urbanos, concretamente, cuentan con agua potable
de la red pblica en un 82%, segn se evidencia en el Grfico N. 5.

Grfico N. 5
Provisin de agua en los hogares indgenas del rea urbana del DMQ

2% 1%
10%

5%

82%

Red publica Pozo Ro, vertiente Carro repartidor Otro

Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia] 113


Mara Lorena Brito

Al observar la cobertura de agua potable en las parroquias urbanas de


Quito con mayor presencia indgena, se distingue, como en los casos
anteriores, que la mayora de las parroquias con mayor proporcin de
poblacin indgena poseen, igualmente, mayores ausencias en la cobertu-
ra de agua potable. Esto se sustenta, por citar un ejemplo, con el caso de
la parroquia La Libertad (donde casi el diez por ciento de la poblacin se
autoidentifica como indgena), en la que un 3,64% de la poblacin care-
ce de agua potable, a pesar de encontrarse en una zona relativamente cer-
cana al centro histrico (donde ms del 98% de la poblacin posee este
servicio) (MDMQ, 2010b).

Energa elctrica

En el Quito urbano, el 98,3% de las viviendas dispone de energa elctri-


ca (INEC, 2001b). Esta cifra es algo mayor que la que corresponde a las
viviendas indgenas, cuyo acceso a este servicio es, en promedio, el
95,15% (INEC, 2001a).
Segn datos del Sistema de Indicadores de Nacionalidades y Pueblos
del Ecuador (SIDENPE), de las viviendas de nacionalidades y pueblos
indgenas que habitan en el rea urbana de la capital, aquellas que cuen-
tan con un mayor acceso a la energa elctrica, son las que pertenecen al
pueblo originario Kitu Kara, con un 97,4%; luego las viviendas del pue-
blo Puruh, con un 97,2%; las viviendas del pueblo Otavalo, con un
95,7%; las Kichwa de Tungurahua, con un 94,8%; las Kayambi, con un
92,5%; y finalmente las Panzaleo, con un 84,6% de viviendas indgenas
que cuentan con el servicio de energa elctrica19.

19 La localizacin exacta de toda la poblacin originaria de estas nacionalidades y pueblos indge-


nas, que reside actualmente en el espacio urbano de la capital ecuatoriana, no se conoce con pre-
cisin. Sin embargo, estudios recientes sealan que, por ejemplo, los indgenas de Chimborazo
(pueblo Puruh) se ubican en los barrios de San Roque (parroquia Centro Histrico), San
Martn (Quitumbe), Atucucho (Cochapamba), La Ecuatoriana (Quitumbe), Chillogallo
(Quitumbe) y San Miguel del Comn (Caldern) (Demon, 2010 estudio no publicado).
Igualmente, otros estudios precisan que en San Roque tambin habitan indgenas de las provin-
cias de Cotopaxi, Chimorazo y Tungurahua (Panzaleos, Puruhes y Kichwas, respectivamente)
(Len, 2003: 259). Estos datos coinciden con la identificacin de las parroquias de Quito con
114 mayor porcentaje de presencia indgena, presentada anteriormente.
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Energa para cocinar

El 95% de la poblacin indgena urbana del DMQ cocina sus alimentos


con gas domstico, mientras que el 2,5% utiliza lea o carbn (INEC,
2001a), tal como se observa en el siguiente grfico:

Grfico N. 6
Combustible utilizado para cocinar en los hogares urbanos del DMQ que
se autoidentifican como indgenas

2% 0%
2% 0%
1%
0%

95%

Gas Electricidad Gasolina Kerex o Diesel Lea o carbn No cocina Otro

Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia]

Concretamente, algunas de las agrupaciones de nacionalidades y pueblos


indgenas que utilizan carbn para cocinar, dentro del rea urbana del
DMQ, son los siguientes:
Cuadro N. 8
Nacionalidades y pueblos indgenas del rea urbana de Quito que utilizan
lea o carbn para cocinar

Pueblo Nmero de hogares que utilizan lea Total nmero de hogares


o carbn para cocinar
Otavalo 22 538
K. de Tungurahua 19 482
Puruh 4 211
Kayambi 2 52
Kitu Kara 1 37
Panzaleo 0 26
Fuente: SIDENPE, (2010) [Elaboracin propia] 115
Mara Lorena Brito

Saneamiento

El 91,7% de las viviendas del Quito urbano tienen acceso a la red de


alcantarillado (INEC, 2001b). Especficamente, las viviendas indgenas
urbanas acceden en un 79,5% a este servicio (INEC, 2001a). En este
marco, se observa que las parroquias de Quito con mayor presencia ind-
gena presentan el siguiente panorama:

Cuadro N. 9
Porcentaje de viviendas que cuentan con servicio de alcantarillado en las parroquias
urbanas de Quito con mayor presencia indgena

Parroquias urbanas de Quito con mayor Porcentaje de viviendas que cuentan con servicio
presencia indgena de alcantarillado (%)
La Libertad 90,7
C. histrico 98,6
Turubamba 73,0
Sn I. del Inca 86,4
Guaman 68,3
Cochapamba 77,6
El Condado 45,2
Quitumbe 75,6
Chillogallo 85,0
Kennedy 99,3
Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia]

A pesar de que en parroquias como Guaman, Quitumbe y Turubamba


existe un nmero considerable de asentamientos informales (32, 27 y 16
respectivamente), stas no son, necesariamente, las reas de la ciudad con
menor porcentaje de viviendas con acceso a alcantarillado (como es el
caso de la parroquia El Condado, cuyo porcentaje de acceso es apenas del
45,2%). Esto significa que en la ciudad de Quito, la informalidad no es,
obligatoriamente, un obstculo para acceder a los servicios bsicos, en este
caso, al del alcantarillado.
Por otra parte, considerando que [] un hogar tiene acceso adecua-
do al saneamiento bsico, si sus miembros disponen de un sistema de eli-
116 minacin de los excrementos, ya sea en la forma de una letrina privada o
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

de una letrina pblica compartida con un nmero razonable de personas


(UN-Habitat, 2003: s/p) se conoce que el 88,4% de las viviendas indge-
nas de Quito poseen medios sanitarios de eliminacin de excretas (INEC,
2001a). Esta cifra contrasta con el porcentaje nacional de viviendas ind-
genas que cuentan con este tipo de servicio, que es de apenas el sesenta
por ciento (UNFPA, 2008: 92).
Finalmente, en cuanto a la tenencia de servicio higinico de uso exclu-
sivo, se conoce que apenas el 52,8% de los hogares indgenas del rea
urbana del DMQ cuentan con ste (INEC, 2001a). En contraste, el
82,6% de todos los hogares de la urbe quitea poseen servicio higinico
de uso exclusivo (INEC, 2001a).
Grfico N. 7
Disponibilidad de servicio higinico en los hogares urbanos del
DMQ que se autoidentifican como indgenas

2%
9%

53%
36%

Uso exclusivo Uso comn Letrina No tiene

Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia]

Material e infraestructura

El material e infraestructura de una vivienda se constituyen en los elemen-


tos que determinan su durabilidad o perfectibilidad. La durabilidad de una
vivienda obedece a la calidad de los componentes de la misma y a su capa-
cidad para [] proteger a sus habitantes de las inclemencias del tiempo
tales como la lluvia, el calor, el fro y la humedad (UN-Habitat, 2003:
s/p). Igualmente, la durabilidad est relacionada con las condiciones del
lugar donde la vivienda ha sido edificada, es decir, [] una casa se con-
sidera durable si est construida en un emplazamiento no peligroso y tiene
una estructura permanente y adecuada (UN-Habitat, 2003: s/p). 117
Mara Lorena Brito

En reas urbanas, los materiales de las viviendas deben tener caracte-


rsticas generalmente distintas a las que se construyen en zonas rurales.
Sin embargo, puede darse el caso de que, bajo condiciones de manteni-
miento, por ejemplo, [] un material tal vez no parezca durable en el
sentido moderno, pero s lo es en el sentido tradicional (UN-Habitat,
2003: s/p).
Recprocamente, las condiciones del lugar en el que una vivienda ha
sido edificada tambin influyen en su durabilidad. En este caso, los
emplazamientos calificados como peligrosos para la edificacin de vivien-
das son aquellos que se encuentran en zonas de riesgo geolgico (reas
sujetas a derrumbes, terremotos e inundaciones), asentamientos sobre
rellenos sanitarios, reas de alta contaminacin industrial, o sectores cer-
canos a ferrocarriles, aeropuertos, lneas de transmisin de energa, entre
otros (UN-Habitat, 2003).
En la actualidad, los datos disponibles sobre el material de las vivien-
das de los hogares indgenas de Quito tratan, por una parte, aspectos
como las caractersticas del techo, las paredes y el piso, y por otra, la infra-
estructura. La forma de las viviendas (si stas son casas, departamentos,
cuartos o mediaguas), sera abordada tomando como referencia los barrios
de Quito que tienen mayor presencia indgena.
Segn datos del censo de 2001, los principales materiales utilizados en
las viviendas de los hogares urbanos que se autoidentifican como indge-
nas en el DMQ, son:

118
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Cuadro N. 10
Materiales de las viviendas de los hogares urbanos del DMQ que se autoidentifican
como indgenas

Material Nmero de viviendas de Porcentaje de viviendas de


hogares indgenas hogares indgenas (%)
Techo Losa de hormign 5 513 47,47
Asbesto 1 356 11,67
Zinc 3 130 26,95
Teja 1 235 10,63
Paja 3 0,02
Otros materiales 377 3,25
Paredes Hormign 9 453 81,39
Adobe, tapia 1 493 12,85
Madera 279 2,40
Caa revestida 41 0,35
Caa no revestida 7 0,06
Otros materiales 341 2,94
Piso Entablado parquet 4 573 39,37
Losa, vinil 766 6,59
Ladrillo, cemento 4 818 41,48
Caa 8 0,07
Tierra 1 174 10,11
Otros materiales 275 2,37
Total de hogares y % 11 614 100
Fuente: INEC, (2001a) [Elaboracin propia]

Por otro lado, el tipo de estructuras que predominan en las construccio-


nes donde habitan los hogares indgenas urbanos, son: hormign armado
(47,59%), hierro (24%), madera (18,66%), mampostera (8,85%) y
otros materiales (0,90%) (INEC, 2001a).

119
Mara Lorena Brito

Fotografa N. 1 Fotografa N. 2
Materiales predominantes en viviendas Materiales predominantes en viviendas
indgenas del Quito urbano. Casa en indgenas del Quito urbano.
proceso de construccin, sector La Cocha Sector La Libertad

Fotografa: Mara Lorena Brito Fotografa: Mara Lorena Brito

En cuanto a los tipos de viviendas donde habitan los hogares indgenas de


Quito, se ha vislumbrado la situacin general de aquellas parroquias
donde existe mayor proporcin de poblacin indgena. En las parroquias
del centro de la ciudad (Centro Histrico y La Libertad) predominan las
viviendas tipo casa, cuarto y, en Centro Histrico principalmente, tam-
bin existen departamentos. En parroquias del sur de la ciudad, como
Turubamba, Guaman y algunos sectores de Chillogallo, resalta la presen-
cia de viviendas tipo mediagua. Igualmente en parroquias del norte, como
El Condado y varios sectores de Cochapamba. En parroquias como
Quitumbe (sur) y San Isidro del Inca (norte), predominan las viviendas
tipo casa; en cambio en La Kennedy sobresalen los departamentos.

120
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Mapa N. 8
Viviendas tipo casa en reas urbanas consolidadas del DMQ

Los sectores en color verde representan los lugares donde existe mayor proporcin de viviendas tipo casa.
Fuente: UASB, (2009)

Mapa N. 9
Viviendas tipo departamento en reas urbanas consolidadas del DMQ

Los sectores en color verde representan los lugares donde existe mayor proporcin de viviendas
tipo departamento. Fuente: UASB (2009) 121
Mara Lorena Brito

Mapa N. 10
Viviendas tipo cuarto en reas urbanas consolidadas del DMQ

Los sectores en color rojo representan los lugares donde existe mayor proporcin de viviendas tipo cuarto.
Fuente: UASB, (2009)

Mapa N. 11
Viviendas tipo mediagua en reas urbanas consolidadas del DMQ

Los sectores en color rojo representan los lugares donde existe mayor proporcin de viviendas tipo mediagua.
122 Fuente: UASB, (2009)
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Finalmente, la reflexin en torno a la durabilidad de una vivienda respecto


al lugar donde sta ha sido construida, ha tomado como ejemplo al barrio
quiteo de Atucucho, ubicado en la parroquia Cochapamba (sector norte),
donde la presencia de hombres y mujeres indgenas sobrepasa el 5%. Una
buena porcin de este barrio se asienta en zonas de alto riesgo por el []
resquebrajamiento de taludes [] (Hoy, 13 de mayo de 1993), lo que ha
provocado varios problemas a las viviendas del sector, que se ven agravados
por la ausencia de legalidad de posesin de tierras y de servicios bsicos. En
2010, la organizacin barrial de Atucucho logr acercarse a la alcalda de
Quito y se han permitido varias reivindicaciones en temas de legalizacin
de tierras y reubicacin de hogares en zonas de riesgo (Noticias MDMQ,
2010). A pesar de este importante esfuerzo organizativo y municipal, an
se siguen palpando serios inconvenientes en el lugar.

Accesibilidad

El punto nmero dos del presente acpite ha abordado la accesibilidad de


la vivienda en trminos econmicos (precio del suelo y la vivienda, capa-
cidad de pago, ente otros). Ahora desde otra ptica se realizar un breve
anlisis de la accesibilidad de la vivienda para la poblacin indgena que
habita en la ciudad de Quito, en el marco de las normativas nacionales,
internacionales y locales vigentes, y de las actuales polticas pblicas
(garantas legales para un acceso equitativo a la vivienda).
En Ecuador, la Constitucin declara la universalidad de la vivienda, lo
cual implica la generacin de planes, programas y proyectos que enfatizan
en la construccin de viviendas de inters social, adems de otros tipos de
vivienda. Esta postura, alineada con normativas internacionales como la
Declaracin de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indge-
nas y el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo sobre
pueblos indgenas y tribales instrumento en el que se establece que los
pueblos indgenas tienen derecho al mejoramiento de sus condiciones
econmicas y sociales, entre ellas la vivienda busca ampliar el acceso de
la poblacin en situacin de vulnerabilidad (en este caso la poblacin
indgena) a una vivienda digna.
En el marco de la Constitucin y del Derecho Internacional, el
MDMQ ha diseado la denominada Poltica Metropolitana de Hbitat 123
Mara Lorena Brito

y Vivienda (PMHV). sta, a ms de transversalizar la accesibilidad


equitativa a la vivienda, establece como uno de sus ejes a la intercultu-
ralidad, lo cual implica, por una parte, la necesidad de generar oportu-
nidades de acceso de manera efectiva, y por otra, la eliminacin inme-
diata de todo tipo de discriminacin socio-cultural y tnica en la provi-
sin de vivienda.
A ms de la PMHV, la poblacin indgena del rea urbana de Quito
posee dos instrumentos poltico-legales para defender y preservar su acce-
sibilidad a una vivienda digna. Estas herramientas reivindican los dere-
chos de las nacionalidades y los pueblos (indgenas y afroecuatorianos),
partiendo desde sus condiciones histricas de exclusin y desde su situa-
cin de vulnerabilidad y discriminacin. En el mbito nacional, los ind-
genas urbanos cuentan con el Plan plurinacional para eliminar la discrimi-
nacin racial y la exclusin tnico-cultural, el cual, a breves rasgos, estable-
ce que el acceso a la vivienda y a la propiedad de lotes es un componente
fundamental de los derechos sociales de las nacionalidades y los pueblos
(Plan plurinacional para eliminar la discriminacin racial y la exclusin
tnico-cultural, 2009: 30). En el contexto local, el MDMQ cre el
Consejo Social Metropolitano para la Eliminacin de la Discriminacin
Racial (COSMEDIR), en octubre de 2007. Esta entidad se fundamenta
en la Ordenanza N 216, la misma que, a ms de incluir a la poblacin
indgena, abarca a la afroecuatoriana, priorizando sobre todo a la mujer
(El Comercio, 5 de septiembre de 2008). Esta Ordenanza condena toda
prctica discriminatoria, incluyendo aquella que se presenta en la provi-
sin de vivienda, por ejemplo, en el caso de rechazar un arrendamiento
por la situacin tnica de una persona20.
Si bien los marcos legales nacionales y locales, as como las polticas
pblicas actuales, dirigidos a las nacionalidades y los pueblos indgenas
del pas y la ciudad, son un paso importante por parte del Estado, an no
se ha podido plasmar en la realidad todos estos derechos. Las estructuras
institucionales siguen manteniendo ciertos patrones de discriminacin
que se reproducen constantemente, lo que ha obstruido la consolidacin
y vivencia real de los discursos. En respuesta, los indgenas urbanos de
Quito tienen el reto de conocer, reivindicar y fortalecer sus derechos de

20 Esta prctica de racismo es condenada con el 50% del valor del arrendamiento (El Comercio, 5
124 de septiembre de 2008).
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

manera que vayan afirmndose en la prctica cotidiana del Estado y de la


sociedad, y en s mismos.

Ubicacin

UN-Habitat seala que [] una vivienda adecuada debe encontrarse en


una ubicacin que permita el acceso a oportunidades de empleo, servicios
de salud, escuelas, guarderas y otros servicios sociales [] (UN-Habitat,
2009: 36). Como la mayor parte de la poblacin indgena del DMQ
habita en el permetro urbano, podra pensarse que sta posee inherentes
facilidades de acceso, lo cual, en la realidad, es discutible si se vislumbra
la multiplicidad de factores que complejizan esta problemtica.
En primer lugar, al analizar los niveles de pobreza de los sectores urba-
nos de Quito con mayor presencia indgena respecto al resto de la ciudad,
destaca el hecho de que las parroquias cercanas al centro y centro-norte
de la ciudad tienen porcentajes de pobreza en la mayora de casos
menores a los de aquellas que se encuentran relativamente alejadas, como
se observa en el siguiente cuadro:
Cuadro N 11
Niveles de pobreza de las parroquias urbanas de Quito con mayor presencia indgena,
segn su cercana con el centro o centro-norte de la ciudad de Quito

Parroquias urbanas Porcentaje de pobreza Porcentaje de pobreza Cercana/No cercana


por NBI (%) por extrema por NBI al centro o centro
parroquia (%) por parroquia norte de la ciudad
La Libertad 32,93 12,37 Parroquias cercanas
C. Histrico 27,83 4,87 al centro o centro-norte
Sn I. del Inca 24,80 6,70
La Kennedy 11,60 3,82
Chillogallo 26,80 10,40 Parroquias relativamente
Cochapamba 31,80 17,50 alejadas del centro
Quitumbe 36,2 12,6 o centro-norte
El Condado 45,7 22,6
Turubamba 49,8 25,3
Guaman 52,7 23,4
Fuente: MDMQ, (2001) [Elaboracin propia] 125
Mara Lorena Brito

Este panorama coincide en gran medida con el hecho de que, tanto en las
parroquias del centro como en el centro-norte de la ciudad (La Kennedy,
San Isidro del Inca, Cochapamba y Centro Histrico, a excepcin de La
Libertad), est concentrado el mayor nmero de establecimientos educa-
tivos, mientras que en las parroquias del sur (Chillogallo, Quitumbe,
Turubamba y Guaman) y del norte (El Condado), existe una menor pro-
porcin de centros de educacin, como se comprueba en el cuadro N.
12 y en el mapa N. 12.

Cuadro N. 12
Nmero de centros de educacin segn nivel de escolaridad, de las parroquias
urbanas del DMQ con mayor presencia de poblacin indgena

Parroquias urbanas Nivel de escolaridad Centros de educacin


La Libertad 7 261 5
C. Histrico 9 305 50
Sn I. del Inca 9 155 10
La Kennedy 12 229 17
Chillogallo 7 572 6
Cochapamba 8 867 10
Quitumbe 7 892 9
El Condado 6 661 8
Turubamba 7 273 11
Guaman 6 433 6
Fuente: MDMQ, (2001)

126
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

Mapa N. 12
Distribucin territorial de las instituciones educativas en el DMQ

Fuente: MDMQ, (2001)

21 Estas cifras guardaran relacin con el ingreso promedio de los miembros de la organizacin
Jatun Ayllu, que hasta 2005, era de 190 dlares (Jatun Ayllu Kitu Runakuna, 2005).
22 Segn un estudio realizado por Jatun Ayllu, la mayora de familias que pertenecen a esta orga-
nizacin tienen 4 miembros (23,7%), mientras que aquellas que tienen tres y cinco miembros
corresponden al 22,7% y 16,4% respectivamente (Jatun Ayllu Kitu Runakuna, 2005). 127
Mara Lorena Brito

Desde otra ptica, al considerar el salario que, en promedio, percibe una


buena parte de la poblacin indgena (234,15 dlares al mes, para el caso
de los hombres indgenas; y 195,29 dlares al mes, para las mujeres ind-
genas21) (INEC, 2008), se observa que la ubicacin de sus viviendas inci-
de en la cantidad de dinero que gastan en su transportacin. Si supone-
mos que un hogar indgena promedio, integrado por cuatro miembros22
obtiene mensualmente 429,44 dlares, gasta, en el mejor de los casos,
alrededor de 30 dlares mensuales para transportar a sus integrantes desde
reas alejadas del centro o centro-norte de la ciudad (como Guaman,
Turubamba, El Condado o Quitumbe), a sus lugares de trabajo y/o estu-
dio (mayoritariamente localizados en el centro o centro-norte de Quito),
significa que invierte cerca del siete por ciento de los ingresos del hogar
nicamente en transporte. En hogares monoparentales que habitan en
estas mismas zonas, y cuyas jefas de hogar son mujeres indgenas asalaria-
das, el gasto en transporte representara ms del 15% del total del ingre-
so del hogar. Cabe recalcar que estos porcentajes se incrementaran en
hogares indgenas de extrema pobreza23.

Adecuacin cultural

Una vivienda culturalmente adecuada es aquella cuya forma y materiales


de construccin expresan la identidad de los habitantes de una nacionali-
dad o pueblo, en determinado espacio o territorio. En las ciudades, la
sabidura ancestral indgena brindara importantes aportes para la selec-
cin de materiales, edificacin y utilizacin de tecnologas limpias, que
permitan la construccin de viviendas capaces de adaptarse a los efectos
del cambio climtico y a otros fenmenos naturales (UN-Habitat, 2009:
36). Al vincular estos conocimientos y tecnologas con tcnicas modernas

23 Segn establece el MDMQ, los integrantes de los hogares que habitan lejos del centro o centro-
norte de la ciudad gastan, usualmente, un nico pasaje al trasladarse tanto de ida como de regre-
so a sus viviendas. Esta situacin se presentara debido al sistema de transporte integrado que
cubre gran parte de la ciudad.
24 Algunas nacionalidades y pueblos de la Amazona poseen cosmovisiones distintas a las relacio-
nadas con el mundo andino, sin sentirse, pues, identificadas con ste. La poblacin indgena
amaznica en Quito no es tan representativa en trminos proporcionales, como lo es la pobla-
cin de la Sierra, por tanto, para el presente anlisis se ha considerado nicamente una visin
128 flexible del mundo andino de los pueblos y nacionalidades de la Sierra.
Tenencia de vivienda adecuada para pueblos indgenas de la ciudad de Quito

de edificacin antissmica y arquitectura contempornea, se podran crear


viviendas alternativas seguras, poco costosas y socialmente adecuadas, que
reflejen la cotidianidad diversa e intercultural de Quito.
Considerando que los indgenas que habitan en Quito abarcan pobla-
cin originaria y poblacin inmigrante de provincias de la sierra central y
de la sierra norte, ambas influidas por la cosmovisin del mundo andino24,
el presente estudio se ha centrado, justamente, en el caso concreto de los
indgenas inmigrantes del Comit de Desarrollo Comunitario Runa
Kawsay (filial de Jatun Ayllu)25, cuyas familias integrantes construyen sus
viviendas a travs de actividades de autogestin comunitaria.
Algunos estudios sealan que la vivienda andina se constituye en un
microcosmo sagrado que surge de la tierra, donde [] los distintos espa-
cios tienen relacin con los mbitos domsticos, rituales y de divisin del
trabajo por gnero (SIDENPE-SIISE, 2010: s/p). La forma de la vivien-
da, su tamao, tipo de construccin y materiales, dependen de la organi-
zacin social y cultural de cada pueblo y nacionalidad y de las caracters-
ticas de sus entornos, es decir, estn relacionados con la ubicacin del
suelo y con su territorialidad (SIDENPE-SIISE, 2010).
En esta lnea, y bajo el reconocimiento de que el mundo andino tiene
capacidades para adaptarse a las territorialidades de la ciudad, las viviendas
que los indgenas urbanos del Comit de Desarrollo Comunitario Runa
Kawsay construyen actualmente, presentan las siguientes caractersticas
generales: se ubican a cincuenta minutos del centro-norte de la ciudad, en
el sector La Cocha. A travs de la autogestin comunitaria de esta organi-
zacin se adquiri una hectrea de terreno, la misma que fue dividida para
33 familias, es decir, cada lote cuenta con ms de 200 m2. Esta reparticin
se efectu, segn el dirigente de la organizacin26, en funcin de las nece-
sidades de los hogares que la componen, es decir, tomando en cuenta que
son familias extensas y que requieren viviendas amplias (Entrevista a
Feliciano Meja, 2011). Los materiales que predominan en las edificacio-
nes realizadas por esta comunidad son, como la gran mayora de las vivien-

25 Los integrantes de esta organizacin provienen, fundamentalmente, de la provincia de


Chimborazo, ubicada en la sierra central del Ecuador.
26 Feliciano Meja, dirigente del Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay y Presidente de
Jatun Ayllu.
27 Estos elementos sern analizados con mayor profundidad en el acpite cuarto de la presente
investigacin. 129
Mara Lorena Brito

das de Quito, bloque, hierro y cemento; sin embargo, las distribuciones


espaciales internas responden, de cierta manera, a racionalidades andinas
(una cocina amplia y habitaciones relativamente pequeas).
Con esta breve descripcin, se puede afirmar que la adecuacin cultu-
ral de la vivienda, para el caso de los hogares miembros del Comit de
Desarrollo Comunitario Runa Kawsay, se expresa en la distribucin inter-
na de cada casa y, sobretodo, en el trabajo comunitario llevado a cabo para
su construccin27.

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133
La autoconstruccin,
la estrategia indgena para
una vivienda propia
Elisa Canqui

Introduccin

La vivienda es una necesidad bsica de todas las personas y un elemento


necesario para el desarrollo de cualquier proyecto de vida. La vivienda,
ms all de las cuatro paredes que la componen, tiene dimensiones que
transcienden de lo puramente fsico y la convierten en un factor condi-
cionante y/o determinante en la vida familiar, comunitaria y personal.
As, el acceso a una vivienda digna es requisito indispensable para el desa-
rrollo personal, familiar y comunitario de todas las personas. La vivienda
es, al fin y al cabo, una necesidad bsica que condiciona el lugar que ocu-
pan mujeres y hombres, indgenas y no indgenas, en una sociedad.
Este anlisis integral de la vivienda est estrechamente vinculado con
la situacin global de los asentamientos humanos, consecuentemente con
el suministro de los insumos necesarios para alcanzar adecuadas condicio-
nes de habitabilidad, satisfaccin de servicios bsicos, equipamiento social
y empleos. Comprender la situacin de la vivienda de manera integral, en
el caso de la ciudad de La Paz, contempla el anlisis de la definicin de
vivienda adecuada, y los aspectos vinculados a la relacin entre vivienda y
ambiente, equivalentes de alguna manera a la relacin entre el individuo
y su comunidad.
La Paz, como otras ciudades de la regin, ha sido impactada por un
proceso de urbanizacin causante de enormes cambios econmicos y
sociales que redefinen, por ejemplo, los estilos de vida, los empleos, las
estructuras sociales, las instituciones, la cultura, y que tambin crean, por
135
Elisa Canqui

un lado, nuevas relaciones de poder, y por otro, fortalecen los espacios de


participacin social. En el caso de La Paz, la articulacin entre el mundo
indgena y los rezagos coloniales que en muchas esferas todava se man-
tienen, hacen de esta ciudad un caso diferente y particular.
El proceso de urbanizacin ha sobrepasado las proyecciones del
Gobierno Municipal de La Paz, en cuanto a la planificacin y trazado
urbano se refiere. Esto ha dado lugar a la presencia de asentamientos irre-
gulares que generan ambientes precarios, caracterizados por los materiales
improvisados y donde es comn el uso de la cocina y el bao de forma
compartida entre las familias que ocupan la vivienda. Por otro lado, las
autoridades a nivel nacional1 en materia de servicios bsicos y de vivienda,
tampoco han acompaado la demanda creciente, realidad que, junto al
aumento de la especulacin inmobiliaria privada, conlleva el incremento
de las dificultades de acceso a una vivienda digna, principalmente para la
poblacin de menores recursos, como son las mujeres y los indgenas.
Los puntos anteriores nos sealan que el desafo para el Gobierno
Municipal y para las autoridades nacionales, en materia de vivienda, ser-
vicios y equipamiento, es la articulacin interinstitucional. Esta articula-
cin quiz permita que las acciones y decisiones que se realizan o se
toman en materia de vivienda consideren todos los aspectos de sta, ms
all del simple conjunto de cuatro paredes y techo. En otras palabras, el
lugar donde quepa la posibilidad de que los derechos civiles, econmicos,
sociales, culturales, ambientales y polticos se articulen entre s, creando y
diseando una respuesta correcta frente a la creciente demanda de vivien-
das y frente a los procesos dinmicos de urbanizacin.

La vivienda como Derecho Humano

En la Declaracin Universal de los Derechos Humanos (1948) se encuen-


tra uno de los ms antiguos dictmenes que reconocen el derecho a la
vivienda adecuada (artculo XXV, tem 1). El derecho a la propiedad tam-
bin est asegurado en la Declaracin Universal, artculo 17, en el que se
establece que [] toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y
colectivamente, y que nadie ser privado arbitrariamente de su propiedad.

136 1 A la fecha (Febrero, 2011) la poltica nacional de vivienda todava est en elaboracin.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

El derecho a la vivienda es nombrado tambin en las siguientes decla-


raciones y tratados internacionales de derechos humanos: Pacto
Internacional de Derechos Sociales, Econmicos y Culturales, de 1966,
Artculo 11(1); Convencin Internacional sobre la Eliminacin de Todas
las Formas de Discriminacin Racial, de 1965, Artculo 5(e)(iii);
Declaracin sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, de 1978, Artculo
9(2); Convencin sobre Eliminacin de todas las Formas de
Discriminacin contra la Mujer, de 1979, Artculo 14(2)(h); Convencin
sobre los Derechos del Nio, de 1989, Artculo 27(3); Convencin para
la Proteccin de los Derechos de todos los Trabajadores Migrantes, de
1990, Artculo 43, Convencin 169 de la Organizacin Internacional del
Trabajo sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes, de
1989, artculos 13 a 19; y Declaracin de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indgenas de 2007, Artculo 21(1).
De todos estos documentos, el Comentario General Nmero Cuatro
del Comit de Derechos Sociales, Econmicos y Culturales de las
Naciones Unidas (DESC) es considerado el principal instrumento legal
internacional de interpretacin del derecho a la vivienda previsto en el
Artculo 11(1) del Pacto Internacional de Derechos Sociales, Econmicos
y Culturales. Su contenido es muy importante para comprender el dere-
cho a la vivienda en clave normativa y no como una mera declaracin
retrica. Para empezar, el Comit seala el enorme abismo que existe
entre lo dispuesto en el artculo 11 del Pacto y la situacin reinante en
muchas regiones del mundo donde existen alrededor de cien millones de
personas sin hogar y otros mil millones alojadas en viviendas inadecuadas.
El Comit identifica siete aspectos que contribuyen para que una
vivienda sea adecuada y que pueden ser aplicables a cualquier contexto,
con independencia de las condiciones sociales, econmicas, culturales o
jurdicas del lugar en donde se deba hacer efectivo el derecho. Son los
siguientes:

a. Seguridad jurdica en la tenencia; esto quiere decir que todas las per-
sonas deben de tener un mnimo de seguridad jurdica que les garan-
tice contra el desahucio, el hostigamiento y otras amenazas. Para
lograrlo, el Estado debe de tomar medidas en primer trmino de
carcter legislativo. La seguridad jurdica es necesaria para las distintas
modalidades por las que se puede tener acceso a una vivienda; as por 137
Elisa Canqui

ejemplo: la vivienda de emergencia, los asentamientos informales,


entre otras.
b. Disponibilidad de servicios, materiales, facilidades e infraestructura;
dentro de este punto se incluye la posibilidad de contar con acceso
permanente a recursos naturales y comunes: agua potable, energa
para la cocina, la calefaccin y el alumbrado, instalaciones sanitarias y
de aseo, de almacenamiento, de eliminacin de desechos, de drenaje y
servicios de emergencia.
c. Accesibilidad; esto significa que los gastos que conlleva una vivienda
no deben de ser tan altos como para impedir que se satisfagan otras
necesidades bsicas. Para lograr esto se pueden llegar a requerir subsi-
dios por parte del Estado, as como una regulacin que impida espe-
culaciones sobre los alquileres o sobre el precio de la tierra.
d. Habitabilidad; se considera que una vivienda es habitable si protege a sus
ocupantes del fro, la humedad, el calor, la lluvia, el viento y otras ame-
nazas para la salud; debe tambin garantizar la seguridad fsica de sus
habitantes. El Comit recuerda la existencia de los principios de higiene
de la vivienda preparados por la Organizacin Mundial de la Salud
(OMS) y exhorta a los Estados a que los apliquen con la mayor amplitud.
e. Asequibilidad; la asequibilidad significa que los grupos ms desaven-
tajados de la sociedad deben de tener acceso pleno y sostenible a los
recursos necesarios para conseguir una vivienda. Entre dichos grupos
figuran los ancianos, los enfermos terminales, los discapacitados fsi-
cos, los enfermos mentales, las vctimas de catstrofes naturales, entre
otros. Las polticas de vivienda, enfatiza el Comit, no deben destinar-
se a beneficiar a los grupos sociales ya aventajados a costa de los dems.
f. Ubicacin; la ubicacin de la vivienda debe ser tal que permita el acce-
so a las opciones de empleo, a los servicios de atencin a la salud, a
centros de atencin de nios, escuelas y dems servicios sociales. Las
viviendas no deben construirse cerca de lugares contaminados o pr-
ximos a fuentes de contaminacin que pongan en riesgo el derecho a
la salud de sus habitantes.
g. Adecuacin cultural; esto quiere decir que la forma de construir la
vivienda, los materiales utilizados y las polticas pblicas que se desa-
rrollen deben permitir la expresin de la identidad cultural de sus
habitantes, que puede variar de forma importante dentro de un
138 mismo pas, e incluso dentro de una misma ciudad.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

No obstante estos puntos, el reconocimiento del derecho humano a una


vivienda adecuada no significa necesariamente que el gobierno tiene la
obligacin de construir viviendas para toda la poblacin. Se orienta,
dicho reconocimiento, a definir las obligaciones que tiene el gobierno
para tomar acciones inmediatas para asegurar que las poblaciones parti-
cularmente vulnerables tengan acceso al tipo de vivienda que necesitan.
De aqu parte el reto de corresponsabilidad entre las partes, los gobiernos
(nacionales, autonmicos, municipales) y los beneficiarios de ese derecho.
Mientras exista la ausencia de uno de ellos, la falta de un lugar seguro
donde vivir como parte de la dignidad humana y en general de la calidad
de vida, es decir, el derecho humano a la vivienda, estar en riesgo.

Las condiciones de la vivienda en relacin con el derecho a una vivien-


da adecuada en la ciudad de La Paz

Como ya se vio en el apartado anterior, en el marco de la legislacin inter-


nacional de derechos humanos se debe cumplir con siete elementos para
que una vivienda sea adecuada. A continuacin se describen estos elemen-
tos desde las realidades y desafos que se plantean su implementacin en
el rea urbana de la ciudad de La Paz.

Seguridad jurdica en la tenencia

La propiedad se encuentra protegida en el Estado Plurinacional de Bolivia


por la Constitucin Poltica como parte de los derechos econmicos y
sociales que tienen las personas2, y es entendida como el derecho de pro-
piedad individual o colectiva, siempre que sta cumpla una funcin
social. La fe pblica sobre los derechos propietarios, que es otorgada
exclusivamente por Derechos Reales mediante su sistema nico de regis-
tro de Folio Real3, cuya informacin literal, extrada de las minutas de
2 Artculo 56. I. Toda persona tiene derecho a la propiedad privada individual o colectiva, siem-
pre que sta cumpla una funcin social. II. Se garantiza la propiedad privada siempre que el uso
que se haga de ella no sea perjudicial al inters colectivo. III. Se garantiza el derecho a la suce-
sin hereditaria. Artculo 57. La expropiacin se impondr por causa de necesidad o utilidad
pblica, calificada conforme con la ley y previa indemnizacin justa. La propiedad inmueble
urbana no est sujeta a reversin (Seccin IV. Derecho a la Propiedad).CPEPB.
3 Art. 10, Ley 2372 139
Elisa Canqui

transferencia (Ley 2372), es consistente con la informacin grafica4, es


una normativa nacional e implica, por igual, a hombres y amujeres, ind-
genas y no indgenas.
Para la obtencin del Folio Real, el propietario presenta adems de
las minutas de transferencia, el Testimonio de propiedad nuevo,
Testimonio de propiedad anterior, Folio Real original, fotocopias de cdu-
las de identidad del comprador y vendedor, formulario de pago de
impuestos del ltimo ao, formulario de pago de transferencia, fotoco-
pia del plano catastral de la propiedad y el pago de un arancel Bs 5 por
cada 1000 bolivianos de la base imponible. Esta base imponible es el
costo total del terreno y el costo de la construccin que es obtenida en
el momento que se paga al gobierno municipal el impuesto de transfe-
rencias de imbueble.
En funcin de lo anterior, a nivel urbano, las normativas vigentes son
razonablemente eficientes y han sido hace poco actualizadas mediante el
Decreto Supremo 27957 del 24 de diciembre de 2004, que incorpora for-
mas modernas de registro y propiedad; sin embargo la existencia de 440 000
viviendas sin un ttulo muestra que los sistemas de catastro de las alcald-
as y Derechos Reales afrontan graves problemas, que vulnera estos dere-
chos reconocidos.
Es de conocimiento pblico que la mayora de los problemas estn
relacionados a la calidad del servicio y la burocracia vigente. A manera de
ejemplo, al momento de tramitar una transferencia de inmueble, el des-
conocimiento de los propietarios nuevos en torno a las normativas vigen-
tes (a partir del DS 27957, art. 19, cada departamento, oficina, estacio-
namiento y baulera debe contar con Folios correspondientes dado que
son considerados propiedad individual) hace que los trmites para conso-
lidar el derecho propietario sobrepase la buena fe de las autoridades nacio-
nales para garantizar la seguridad jurdica de la vivienda. Aqu, el analfa-

4 La informacin grfica de la base de datos de Derechos Reales estar constituida por mosaicos
de planos que cuentan con referencias a coordenadas geogrficas que permitan determinar la
ubicacin y linderos de inmuebles, con el fin de evitar superposiciones y vacos de derechos y,
de tal manera, identificar y sanear inmuebles. Derechos Reales tiene la atribucin de fijar un
nivel de tolerancia de errores en las planimetras, para lo cual emplear los criterios estndar esta-
blecidos para los sistemas de medicin disponibles en el mercado. Derechos Reales tendr la
obligacin de mantener archivos testigo trimestrales de su base de datos nacional, en microfi-
chas o CDROM, con fines de uso legal, a ser depositados en custodia en las bvedas del Banco
140 Central de Bolivia (Ley 2372).
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

betismo y la falta de documentacin de las mujeres inciden indirectamen-


te en el proceso de titularidad de cualquier propiedad.
Por otro lado, es posible que el proceso de modernizacin de la ofici-
na de Derechos Reales (DDRR) en el futuro pueda acelerar los procesos,
pero hasta que termine el proceso de saneamiento de los miles de casos
duplicados, los errores de ortografa en los Folios Reales y otros errores
cometidos y omitidos por los mismos funcionarios de las oficinas de
DDRR, los problemas persistirn.
Sin embargo, los problemas de seguridad jurdica de la tenencia no
solo son la burocracia y vacos normativos, que se estn solucionando,
sino otros factores que explican los trescientos asentamientos irregulares
identificados entre el 2002 y 20105. Uno de los principales factores es que
muchos de estos asentamientos no son tierras tomadas a la fuerza. La
demanda de tierra urbana hace que el fraccionamiento de un terreno cer-
cano a la mancha urbana sea vendido por retazos, y es all en donde las
familias empiezan a construir sus casas. Este fraccionamiento no llena los
requerimientos que la planimetra exige, como ser la condicin legal, ges-
tin integral de riesgo, catastro y calidad ambiental.
Si bien muchos de estos asentamientos tienen su derecho de origen
(que de una u otra manera es una seguridad jurdica supeditada a un ter-
cero) no estn regularizados dentro del marco normativo urbanstico
actual, y por ende, los propietarios de las viviendas particulares prefieren
mantenerla en la irregularidad, a pasar por el largo proceso de saneamien-
to que implica, primero regularizar la urbanizacin, para posteriormente
inscribir su propiedad individual en DDRR. Ahora, existen casos (no se
debe obviarlos) de personas inescrupulosas (los loteadores) que negocian
con la necesidad, con las condiciones de pobreza y la desinformacin de
las personas, para hacer un negocio al vender una misma propiedad a ms
de una persona, o propiedades en reas de riesgo.

5 La Unidad de Administracin y Control Territorial, entre los aos 2002-2010 ha identificado


300 asentamientos irregulares, contaran con la planimetra aprobada por ordenanza Municipal
los cuales en marco del cumplimiento de la Ley 2372, Regularizacin del Derecho Propietario
Urbano, el Gobierno Municipal de La Paz ejecuta por oficio. Hasta el 2008 se haban regulari-
zado 99 de los mismos, y entre el periodo 2009-2011, los restantes 209 casos estn siendo aten-
didos, y considerando los 8 grupos de trabajo y el tiempo de 2 meses que sale una planimetra
de esa Unidad, estas se concluiran este ao. Sin embargo, como ha sealado la autoridad com-
petente, donde existe la demora es en el Concejo Municipal donde una Ordenanza Municipal
ha demorado hasta un ao. 141
Elisa Canqui

El Instituto Nacional de Estadstica no ha publicado actualmente datos


desagregados por sexo, tampoco por etnia, con respecto a la titularidad de
la vivienda a nivel urbano. Segn el Ministerio de Justicia la falta de ttu-
los de propiedad dentro de los asentamiento urbanos irregulares no auto-
rizados ni planificados, la tenencia de la vivienda de las mujeres presenta
mayores problemas de inseguridad jurdica. En el rea rural los procesos de
titulacin de tierras, despus de la Ley INRA, que reconoce el derecho de
las mujeres a la tierra, el porcentaje de mujeres (44%) que han recibido
ttulos en el 2009 es todava menor con respecto al de los varones (56%),
de un total de 2 445 ttulos entregados en el departamento de La Paz.

Accesibilidad econmica

Segn el censo 2001, en la ciudad de La Paz existen 218 852 viviendas. De


este total de unidades, 144 671 presentan un dficit cualitativo, 49 000
viviendas estn conformadas por habitaciones sueltas, y aproximada-
mente 10 200 viviendas6 estn construidas sobre areas de riesgo inmi-
nente y altas pendientes. La demanda anual de vivienda asciende a 11 150
unidades.
Del total de hogares, solo un 59,45%7 son vivienda propia (Gobierno
Municipal de La Paz, 2010). Este tipo de vivienda es financiada a travs
de distintas modalidades, las ms conocidas son tres. En primer lugar, la
compra directa ejercida por aquellos que pueden contar con capital pro-
pio para comprar una vivienda; en segundo lugar, crdito hipotecario,
comnmente financiado por banco mutuales y otros; y, en tercer lugar, la
autoconstruccin, que es la forma de construccin ms comn entre los
habitantes con menos recursos y que tambin es la que lleva ms tiempo
para levantar una casa. El resto, un 40,35%, llenan esta necesidad a tra-
vs de otras formas de acceso, como es el anticrtico (8,31%), alquiler
(21,28%) y 10,95% viven en una casa prestada, contrato mixto, cedida
por servicios u otros.
Segn la Red Nacional de Asentamientos Humanos (RENASEH), un
30% de las viviendas son financiadas bajo la modalidad de crdito hipo-

6 Plan de Ordenamiento Urbano (POU). Honorable Alcalda de La Paz. Plan de Ordenamiento


Urbano. Formato digital. Bolivia 2002.
7 Los datos corresponden a la proyeccin al 2008, con base a los resultados del Censo 2001.
142
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

tecario (dato a nivel nacional). En consecuencia, se puede conjeturar que


los empleados con trabajos e ingresos permanentes son los que pueden
adquirir una vivienda, puesto que son los nicos que pueden generar un
capital de ahorro y planificar a largo plazo.
La modalidad del crdito hipotecario (Morales, 2003) compromete la
propiedad del terreno y de la construccin. Si bien el prestatario es el pro-
pietario del activo, el momento en que se presenta un incumplimiento en
el pago, la institucin acreedora lo reclama para s. Los principales requi-
sitos para el crdito hipotecario en la ciudad de La Paz, son los siguientes:

Edad entre 20 y 60 aos


Solicitud de crdito completa
Identificacin oficial
Comprobantes de pago de impuestos
Comprobante de domicilio
Tener una cuenta de ahorro en la institucin que brindara el crdito
hipotecario
Tener al menos dos aos de antigedad laboral

Los beneficios generales del crdito hipotecario indican que la propiedad


hipotecada puede ser vendida en cualquier momento, incluso con la posi-
bilidad de transferir la deuda siempre que la capacidad de pago del com-
prador sea calificada positivamente por la institucin que otorg el crdi-
to hipotecario en un inicio (esto se conoce como traspaso). De igual
manera, cuando se adquiere un crdito hipotecario en Bolivia se tiene
acceso a otros productos y servicios como tarjetas de crdito o crdito
efectivo, siempre y cuando la capacidad de pago sea adecuada.
La aprobacin del crdito suele darse en 72 horas una vez presentada
toda la documentacin. No obstante, el trmite puede tardar bastante por
los requisitos en letras pequeas, por ejemplo: que la cuenta de ahorro
debe mantener saldos que varen entre cien y quinientos dlares; que el
ingreso mensual del certificado laboral parta desde un mnimo de cuatro-
cientos dlares; que la capacidad de pago en cuotas mensuales del monto
solicitado no sobrepase el 25% de los ingresos totales; y que la garanta
hipotecaria debe estar inscrita en el registro de bienes inmuebles. La valo-
racin de la garanta la realiza la institucin crediticia y la percepcin
generalizada del pblico es que esta valoracin flucta entre el cincuenta 143
Elisa Canqui

y ochenta por ciento del valor de mercado del bien inmueble objeto de la
hipoteca.
La tercera modalidad la autoconstruccin, en la que la familia como
mano de obra juega un rol importante se inicia con la obtencin, ms o
menos formal, de un terreno. La edificacin es progresiva y muchas de las
veces se inicia con la produccin de los materiales (principalmente ado-
bes y similares desarrollados en el mismo terreno), y/o con la compra pro-
gresiva del material. Inmediatamente despus de ello, con la participacin
de todos los miembros de la familia, se levantan muros. Este proceso
puede durar muchos meses y hasta aos, puesto que la vivienda se cons-
truye solamente con los escasos recursos de que dispone la familia. En
familias cuyos ingresos son permanentes, pero mnimos como para aho-
rrar el capital necesario para la compra del material no local, el pasanaku8
juega un rol importante para contar con un capital, y no pasar por todo
el trmite que implica ir a una entidad bancaria. Otra forma de cofinan-
ciar la autoconstruccin es contar con mano de obra gratis, que viene
principalmente bajo la forma del ayni9, en la cual la reciprocidad es el ele-
mento que permite la construccin de las viviendas, principalmente para
la construccin del techado.
En este escenario de formas de acceso a la tierra como a la vivienda,
son las mujeres y los indgenas quienes llevan las de perder, dado que no
pueden comprar bienes directamente. Ambos grupos podran acceder a
crditos, siempre y cuando contaran con un empleo permanente y un
salario que les permita el ahorro. Si bien es cierto que todas las familias
pueden recurrir a las formas comunitarias de construccin, sta depende
no solo del esfuerzo propio y no siempre resulta viable por la carga eco-
nmica que implica la construccin.
Por otro lado, las mujeres no logran ser copropietarias o propietarias
de las viviendas, aunque el sistema de regularizacin no discrimine, ya
que los procesos y la burocracia colocan a los hombres en ventaja, sean
estos indgenas o no indgenas. Las condiciones de analfabetismo y la falta
de informacin son factores que directamente inciden en los procesos de

8 Pasanaku es la alternativa de ahorro informal, basado en un compromiso grupal, mediante el


cual los participantes realizan aportes peridicos para ser devueltos por turnos tambin de forma
peridica en un orden definido por sorteo (comnmente mensual o semanal).
9 Ayni, sistema de trabajo recproco, empleada para actividades agrcolas como la siembra y la
144 cosecha, y en la construccin de viviendas.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

trmite en DDRR, en el momento de la negociacin de la compra y en


los procesos de obtencin de permisos de construccin en la unidad res-
ponsable en el Gobierno Municipal de La Paz. En estos procesos, los ind-
genas sufren una doble discriminacin por el trato que reciben de los fun-
cionarios de la institucin, y por los tramitadores que aprovechan esta
oportunidad para ser intermediarios de los trmites. Este fenmeno, si
bien es producto tanto de la lgica burocrtica y la sobrecarga de trabajo
de los funcionarios del municipio, tambin es producto del colonialismo
interno expresado en el racismo que silenciosamente se entromete en el
tipo de atencin que se presta en las instituciones pblicas a los pueblos
indgenas, particularmente cuando los usuarios son mujeres de pollera10.

Habitabilidad

El hacinamiento es una de las dimensiones del dficit habitacional, est


vinculado estrechamente con el crecimiento de la poblacin dentro de las
reas urbanas. En el caso de la ciudad de La Paz, si bien los ndices de
migracin son negativos, la concentracin de la poblacin en algunos dis-
tritos nos da una lectura de la situacin de hacinamiento en la que viven
muchas familias. Por ejemplo, en los distritos siete y cinco de los macro-
distritos Max Paredes y Cotahuma, con un rea de 1,58 km2 cada uno,
viven 53 643 y 43 749 personas, respectivamente (INE, 2001). La suma
de la poblacin de ambos distritos corresponden al 12% de la poblacin
total hacinada en un rea correspondiente al 1,8% de toda el rea urba-
na. Segn estos datos, en muchos hogares un metro cuadrado debera
repartirse entre 31 personas.
En general, solo un 49% de los hogares tienen como mximo dos per-
sonas por dormitorio, en comparacin a los 97 579 hogares que utilizan
un nico cuarto para dormir. Teniendo en cuenta que los hogares paceos
incluyen una media de cuatro personas, la utilizacin de un cuarto como
dormitorio resulta inadecuada. Estos hogares estn ubicados principal-
mente en los macrodistritos Max Paredes (24,79%), San Antonio
(22,44%) y Perifrica (22,40%). Este escenario de hacinamiento genera

10 Mujeres de Pollera, son mujeres que visten una especie falda ancha y frondosa, y se la colocan
sobre tres capas de faldas. Generalmente es utilizada por las mujeres mestizas e indgenas en
Bolivia. Es una vestimenta hbrida entre las vestimentas que utilizaban las mujeres espaolas en
la poca de la colonia y la vestimenta tradicional (aymiila o aczu) de los indgenas andinos. 145
Elisa Canqui

problemas crticos de violencia fsica, sexual y psicolgica, en los cuales las


principales vctimas siempre son las mujeres, los nios, nias y adolescen-
tes.
Las reas periurbanas han tenido un fuerte crecimiento despus de la
dcada de 1950, producto de la migracin rural. Las laderas se caracteri-
zan principalmente por la presencia de asentamientos precarios no regu-
larizados en zonas de alta pendiente, muchas veces en reas de riesgo geo-
lgico, con vas vehiculares y peatonales de tierra y de acceso dificultoso,
por la inexistencia de reas verdes y recreativas, as como por la falta de
equipamientos sociales de educacin y salud.
Las viviendas de estos asentamientos acogen a ms de cinco personas
en dos dormitorios. La mayora de ellas no tienen terminados en pisos,
muros y techos, y los materiales de construccin son de mala calidad. En
cuanto a servicios bsicos, en las reas de ladera se presentan deficiencias
en la dotacin de energa elctrica, de agua potable y alcantarillado, pero
principalmente en servicios urbanos, como la falta de sistemas de recolec-
cin de residuos slidos, lo que genera altos ndices de deterioro ambien-
tal por la presencia de basurales. Estas reas se caracterizan tambin por la
carencia de un adecuado servicio de transporte pblico.
Por otro lado, las residencias en las zonas comerciales han crecido ver-
ticalmente y se caracterizan por ser viviendas-comercio, donde la distri-
bucin de los ambientes y las prioridades constructivas han seguido la
lgica de contar con ambos espacios (vivienda y fuente de ingreso econ-
mico) en un solo lugar, aunque en la prctica, muchas veces toda la casa
se convierte en un almacn, dado que la actividad econmica rebasa la
planificacin inicial del diseo de la vivienda.
Por ello, no es raro encontrar viviendas de dos plantas que tienen estas
caractersticas: la distribucin de la primera planta incluye dos cuartos
grandes que sern las tiendas destinadas para el comercio y una puerta
de entrada a la casa; la segunda planta est destinada para las habitaciones
y otros ambientes para la convivencia social. La construccin de la segun-
da planta se suele posponer, por lo que las familias se acomodan en la pri-
mera planta, en los espacios llenos de mercadera, hasta que la segunda
planta est terminada. En algunos casos se piensa en una tercera planta
cuando los miembros de la familia son numerosos.
En lo que respecta a la seguridad fsica de las construcciones, el nivel
146 de riesgo de la ciudad de La Paz es uno de los principales problemas.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

Segn un diagnstico realizado por encargo del PNUD, la vulnerabilidad


podra alcanzar hasta doscientos mil habitantes, lo que representa el 22%
de la poblacin de la ciudad11, siendo las viviendas que se encuentran en
las laderas las ms susceptibles a deslizamientos e inundaciones. Este
aspecto est relacionado a la falta de seriedad de las autoridades compe-
tentes que autorizan edificaciones en reas de riesgo, as como a los asen-
tamientos irregulares, principalmente del mercado de tierra en manos de
loteadores. En 1997, las consultoras francesas BRGM y BCEOM realiza-
ron estudios sobre las condiciones fsicas de los suelos de la cuenca de La
Paz. Se estableci que el 62% del rea urbana estaba conformada por
terrenos con condiciones desfavorables para fines de edificacin. Veinte
aos despus (2007), la empresa CAEM Ltda. realiz estudios geotcni-
cos y elabor un documento denominado Riesgos Geolgicos en el rea
Urbana, en el que se indic que el 74% del suelo paceo est constituido
por zonas de riesgo, sobre todo para la construccin.
Esta vulnerabilidad se ha manifestado en varios desastres, registrados
incluso antes de la fecha de fundacin de la ciudad, debido principalmen-
te a fenmenos de remocin en masa (derrumbes, deslizamientos y maza-
morras) e hidrometereolgicos (inundaciones). Por ejemplo, en 1582 el
hundimiento repentino del pueblo de Janco-Janco, ubicado entre Llojeta
y El Kenko; en 1646, el desprendimiento de un gran faralln del Illimani;
en 1937, el hundimiento de la zona de Santa Brbara, con la destruccin
de su Iglesia y la desaparicin de la laguna de Laykacota; en 1973 el hun-
dimiento de la aldea de Tembladerani. Ya en este siglo, en hechos ms
recientes, en 2002 una granizada caus grandes inundaciones, prdidas de
infraestructura urbana e incluso de seres humanos; en 2009 un desliza-
miento en Retamani afect a cincuenta viviendas; en 2010 hubo un des-
lizamiento en Huanuni y Bella Vista.
Con este panorama, la mujer recibe con mayor intensidad las condi-
ciones deficitarias cualitativas de las viviendas, considerando el tiempo
que ella pasa en el hogar para cumplir las actividades tradicionales referi-
das a las tareas domsticas. Esta realidad expone a las mujeres de formas
crtica al hacinamiento, inundaciones, el polvo y otros riesgos propios de
las inadecuadas condiciones de habitabilidad. Por otro lado, el hacina-

11 Proyecto Sistema de Alerta Temprana ante inundaciones y deslizamientos para la ciudad de La


Paz. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Gobierno Municipal de La Paz. 2007. 147
Elisa Canqui

miento12 produce efectos directos sobre mujeres y nios a travs de la vio-


lencia intrafamiliar y la presencia de enfermedades contagiosas como, por
ejemplo, la tuberculosis.

Disponibilidad de servicios

Los servicios bsicos de agua, alcantarillado y energa elctrica dentro de


las viviendas, constituyen indicadores objetivos de los niveles calidad de
vida de las familias. Su ausencia es el testimonio de las desventajas y la
marginacin en el acceso/disponibilidad de estos servicios.
La electricidad y el agua por caera llegan a una parte importante de
las viviendas en la ciudad de La Paz. Sin embargo, hay un porcentaje que
no tiene acceso a ambos servicios. As, un 4,67% de las viviendas carecen
de servicio de energa elctrica, registrndose los mayores porcentajes de
viviendas que no disponen de este servicio en el distrito veinte (con
7,86%), en el distrito cuatro (con 7,7%), en el diez (6,56%) y en el nueve
(6,42%). En cuanto a la provisin de agua por caera, un 13,16% de las
viviendas no recibe agua por este medio. Los distritos ms necesitados son
el veinte (con 44,55%), el diez (25,05%) y el diecinueve (24,84%), per-
tenecientes a los macrodistritos Mallasa, Max Paredes y Sur. Si bien
Mallasa muestra el mayor porcentaje de hogares que no tiene distribucin
de agua por caera es muy importante el abastecimiento de agua por
carro repartidor. Estas deficiencias en el servicio de agua potable incre-
menta el trabajo de la mujer en los hogares, tanto en tiempo como en
energa, pues adems de toda la responsabilidad que tiene, deber asumir
el de transportar agua desde las piletas pblicas y/o o cisternas hasta el
domicilio, lo cual prolonga su jornada de trabajo en el hogar.
En cuanto a la disponibilidad de servicio sanitario, su cobertura se
concentra en el centro de la ciudad, en donde apenas el dos por ciento de
las viviendas no disponen de este servicio. Los distritos menos atendidos
son el cuatro de Cotahuma (con 10,69%), el diez de Max Paredes
(7,32%), el dieciocho y diecinueve del Macrodistrito Sur, con 8,57 y
13,83 respectivamente y el veinte en Mallasa con el 47,67%.

12 Investigaciones han establecido que las malas condiciones de habitabilidad genera privaciones,
tensiones, estrs y frustraciones en el hogar, aumentan el riesgo de violencias intrafamiliar
148 (Kaijser,2007; Barona y Guzmn 2008).
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

En el distrito diez (al Noreste de la ciudad), macrodistrito Max


Paredes, el 40% de la viviendas no tiene acceso al servicio de agua pota-
ble, y este recurso solo es disponible en piletas pblicas dispersas; un 60%
de las viviendas no tienen alcantarillado y las aguas servidas son dispues-
tas directamente a la calle hacia canales de cielo abierto y sin tratamiento
alguno, con los riesgos derivados de contaminacin y erosin. La energa
elctrica es la infraestructura con mayor cobertura y se encuentra muy
extendida en el nivel domiciliario a casi todo el distrito. Sin embargo es
notable la ausencia del servicio municipal de iluminacin pblica, prcti-
camente en toda la parte superior del distrito y en algunas reas impor-
tantes de la parte inferior (Quisbert, 2003).
En cuanto al sistema de alcantarillado un 79,7% de los hogares cuen-
tan con este servicio; un 1,7% tienen cmara sptica y un 2,5% cuentan
con pozos o descargas a las quebradas; el restante 16% de los hogares no
tiene ningn tipo de desage residual (INE 2005). En relacin al mate-
rial utilizado, las tuberas estn hechas de hormign, PVC y hormign
armado, con dimetros que varan de 150 y 400 mm de dimetro.
De acuerdo a un reporte de la empresa Agua del Illimani S.A (hoy
Empresa Pblica Social de Agua y Saneamiento-EPSAS), realizado en el
mes de abril 2006, la cobertura de alcantarillado sanitario en la ciudad de
La Paz alcanz al 93% de la poblacin, habindose realizado desde 1997,
segn este reporte, un promedio de 2 869 conexiones domiciliarias anua-
les13. Como se puede apreciar en estas cifras, existe una marcada diferen-
cia entre los datos que sealan las proyecciones del INE y los ofrecidos
por EPSAS.
El sistema de alcantarillado est interconectado con el sistema de dre-
naje pluvial, debido fundamentalmente a aspectos econmicos de los pro-
pietarios, los cuales construyen un solo sistema a la salida de la vivienda,
o el desconocimiento de cul es la tubera que corresponde en cada caso.
Esta situacin tiene como consecuencia que a lo largo de todo el sistema
de drenaje pluvial, ste funcione de manera unitaria recolectando tanto
aguas pluviales como aguas servidas. En la ciudad de La Paz, no existe
ningn tipo de tratamiento de aguas residuales, salvo en algunas urbani-
zaciones aisladas donde se realiza el tratamiento primario mediante cma-
ras spticas y filtros biolgicos anaerbicos. Estas plantas por su mnima

13 Boletn para lderes de opinin, Aguas del Illimani, Ao 8 No. 23, Abril 2006. 149
Elisa Canqui

cobertura no tienen ningn impacto en cuanto a la calidad de los cursos


de agua donde descargan.
En cuanto al sistema de recoleccin de residuos slidos, el manejo es
bastante eficiente y cubre el total de la mancha urbana, sin embargo se
presentan algunas deficiencias que requieren ser mejoradas, sobre todo en
los barrios periurbanos. Por ejemplo, no toda la basura llega al relleno
sanitario de Alpacoma, y de acuerdo a informacin proporcionada por el
personal del Sistema de Regulacin y Supervisin Municipal (SIREMU),
alrededor de treinta toneladas al da de residuos slidos no son entregadas
a las empresas recolectoras y son quemadas o acaban en las quebradas,
taludes y ros14.
El inadecuado vertido de residuos slidos tiene su origen en las falen-
cias que an tiene el servicio de aseo urbano de la ciudad de La Paz, y en
la falta de conciencia de la poblacin respecto a los problemas que ocasio-
na la inadecuada deposicin de los residuos slidos. Si bien SIREMU y
las Empresas de Aseso Urbano controlan el vertido de basura en todas las
reas urbanas evitando que existan botaderos clandestinos, la colocacin
de escombros y chatarra en los cursos de agua no tiene el mismo control,
por lo que su remocin o limpieza se realiza nicamente cuando se detec-
ta que ocasiona problemas hidrulicos.
En cuanto al sistema de drenaje de la ciudad de La Paz, es casi en su
totalidad un sistema combinado, como ya se mencion lneas arriba. Esto
quiere decir que a lo largo de todo su recorrido existe una combinacin
entre aguas pluviales y servidas, donde se observa una gran cantidad de
conexiones cruzadas, tanto de viviendas como industrias. No obstante, el
sistema terciario y la mayor parte del secundario cuenta con sistemas
separados, siendo unitario solo en los colectores principales. Por otro
lado, la problemtica general de la infraestructura de drenaje pluvial radi-
ca en las limitaciones y problemas fsicos naturales de la ciudad de la Paz,
dado que un 74% de la superficie territorial est sometida a riesgos y ame-
nazas naturales, geodinmicas, inconsistencia del suelo y altas pendientes.
Un alto porcentaje del rea urbana presenta pendientes escarpadas y sue-
los frgiles.

14 Este dato est basado en clculos de forma terica y an no cuenta con una validacin en
campo. Diagnstico de la Gestin de Residuos Slidos en el Municipio de La Paz, Marco
150 Mendoza Marn.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

Los cuerpos de agua que atraviesan la ciudad estn altamente conta-


minados por sedimentos, basuras, residuos slidos y lquidos. Asimismo,
el crecimiento acelerado de la urbanizacin, especialmente en las zonas
periurbanas, trae graves inconvenientes relacionados con el drenaje plu-
vial superficial, entre ellos, el derivado del incremento de la permeabili-
dad del suelo, la falta de infiltracin de aguas pluviales (lo que obliga a
conducir los excesos hdricos por conductos que aumentan los caudales y
volmenes a evacuar) y por ltimo, los tipos de conexin unifamiliares no
separados que ya explicamos anteriormente.
Por ello, la propuesta del Plan Maestro de Drenaje Pluvial finalizado
en 2008 contempla la construccin de sesenta sumideros de alta capaci-
dad, ubicados en sectores estratgicos de la ciudad para dar solucin a este
problema especfico.

Material e infraestructura

Los materiales ms utilizados en la construccin, por ejemplo para pare-


des de las viviendas, son el ladrillo (53,25%), seguido del adobe o tapial
(46,16%). En el caso de la techumbre, los materiales ms utilizaos son la
calamina o plancha (78,01%), losas de hormign (11,75%) y teja
(9,14%). En relacin al piso, el machimbre parket15 con 42,03% de uti-
lizacin es el material ms usado, seguido del cemento (37,66%) y la tie-
rra (7,7%).
En el caso del adobe, se presentan dos grupos de viviendas: casas de
construccin muy antigua, consideradas en algunos casos como patrimo-
nio, principalmente aquellas que se encuentran en el casco viejo; y las
viviendas de la periferia de construccin reciente. Por ejemplo, el 66,04%
de la vivienda en el distrito cinco, macrodistrito de Cotahuma, utiliza en
sus paredes el adobe, en comparacin con el distrito uno, macrodistrito
Sur, donde el 15,19% utiliza este material en sus paredes. Ahora, si esto
se detallara con mayor profundidad, de seguro encontraramos que este
porcentaje corresponde a los barrios perifricos del macrodistrito sur,
donde el 62,21% de la poblacin est en los niveles de pobreza.
La construccin de una vivienda requiere de muchos materiales, tanto
de procedencia natural como manufacturados. Su extraccin o elabora-

15 Piso de madera, para su fijacin se utilizan distintos pegamentos. 151


Elisa Canqui

cin deben contar con niveles mnimos de calidad, de tal manera que el
producto final, ya sea una vivienda de inters social o una de lujo, presen-
te niveles mnimos para poder ser habitada con niveles mnimos de segu-
ridad. Para que los materiales de construccin puedan ser evaluados res-
pecto a sus niveles de calidad y seguridad, es necesario que cumplan con
normas tcnicas, lo que garantizar que los mismos puedan ser utilizados
sin ningn problema y que tengan una vida til que a su vez garantice la
vida til del producto terminado: la vivienda.
Ms all de las tendencias, pareciera que el adobe, aunque est catalo-
gado como un material de mala calidad, es todava una respuesta sosteni-
ble econmica y medioambientalmente. Aunque cientficos han demos-
trado que un adobe crudo inmerso en un cubo de agua se deshace con
rapidez, esa no es la conducta de todo el muro. Existe poca similitud entre
un solo adobe atacado por sus seis caras a la vez y un muro masivo, enca-
lado con varias capas, colocado sobre unos cimientos de piedras y hormi-
gn y protegido por un techo y un volado de medio metro. La agresin
del agua es entonces mnima. Adems, no se puede olvidar que, si bien es
cierto que una parte de los muros absorben agua de lluvia, tambin es ver-
dad que tienen la tendencia a secarse muy rpidamente. sta es una de las
caractersticas ms destacables de un hbitat que respira. Por otro lado, es
el nico material que una vez desecho, vuelve a su modo inicial de mate-
ria prima, sin producir escombros como otros materiales de construccin.

Accesibilidad

La Paz muestra una presencia mayoritaria de casas. De todos los tipos de


vivienda, un 62,21% corresponde a casas, un 14,76% a departamentos, un
22,29% a habitaciones sueltas y el resto a otro tipo de viviendas (general-
mente improvisadas). Estos datos muestran una situacin compleja de la
vivienda en la ciudad de La Paz, fundamentalmente propietarios (un
62,61% de la poblacin accede a la vivienda bajo tenencia de propiedad
privada), sus habitantes estn distribuidos por un lado en ocupaciones de
baja densidad y con viviendas unifamiliares, pero por otro lado, las condi-
ciones de hacimiento y de superpoblacin son preocupantes en reas donde
la densidad poblacional puede ser igual a 30 personas por metro cuadrado.
La zona sur concentra al tipo de vivienda residencial (71,37%). Las
152 laderas presentan ndices de alquiler que superan a los de vivienda propia
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

(barrios como Cotahuma, Pasankeri, Las Lomas, Tacagua, Alto Tejar, Villa
Copacabana, Alto San Antonio y Pampahasi). El casco urbano central pre-
senta un mayor ndice de crecimiento en cuanto a la demanda de vivien-
das en contrato de alquiler, anticrtico o contrato mixto, esto se refleja en
los siguientes datos: un 26% de los hogares declaran residir en casa, el 48%
declara vivir en departamento, el 26% declara vivir en habitaciones sueltas
y slo el 0,2% declara estar ocupando viviendas improvisadas.
El contrato anticrtico es una de las formas tradicionales de acceso a
la vivienda y est muy difundida dentro del territorio boliviano. En los
ltimos aos, no obstante, ha existido una disminucin de esta modali-
dad por los bajos intereses de la banca (generalmente este capital era lle-
vado a la banca y colocado en un depsito de plazo fijo para que genere
intereses). Sin embargo, el contrato anticrtico todava se mantiene y con-
siste en la entrega por parte del inquilino de un capital al dueo de la
vivienda a cambio del usufructo de la misma, con el compromiso de
devolucin del capital al trmino del contrato (sin inters alguno). El
inquilino no se convierte en dueo del inmueble, pero puede hacer uso
del mismo por muchos aos, incluso durante toda su vida, sin hacer
pagos peridicos como en el caso de un contrato de alquiler. Esta moda-
lidad est ampliamente difundida en la ciudad de La Paz. Por su parte, el
propietario de la vivienda puede utilizar el prstamo recibido para cance-
lar deudas pendientes generadas por su construccin y otros usos como el
inicio de un nuevo negocio.
sta ha sido una estrategia para acceder a la vivienda y su prctica ha
influido en la legislacin que protege esta modalidad, as como en la ofer-
ta de la banca orientada a financiar prstamos anticrticos. Como esta
prctica, existen otras alternativas para acceder a la vivienda implementa-
das por aquellos grupos tradicionalmente excluidos (mujeres, indgenas,
jvenes y discapacitados) de los mecanismos de financiamiento de vivien-
da, entre los que podemos citar la autoconstruccin y el pasanaku, expli-
cados anteriormente.
Acceder a vivienda propia cuesta alrededor de cincuenta Ingresos
Familiares Mensuales. En las condiciones actuales, si un 30% de estos
ingresos es destinado a cubrir la deuda, se necesitan por lo menos entre
13 y 14 aos para cubrir nicamente el costo del capital y aproximada-
mente 21 aos para cubrir intereses. Como parte de la poltica de vivien-
da, desde 2006 se contempla un programa que procura la construccin 153
Elisa Canqui

de viviendas, refaccin y reconstruccin, pero siempre y cuando sea pro-


pietario de la tierra. Este programa es operado a travs de crdito de
vivienda dirigido a quienes tienen ingresos desde 361 bolivianos. Para
poder acceder al Plan, el principal requisito es no tener una vivienda pro-
pia, para lo cual es necesario realizar una declaracin jurada. Al cuarto ao
de su implementacin, los mayores beneficiarios de este programa ha sido
la poblacin que vive en el rea rural, dado que a nivel urbano, como en
el caso de La Paz, implica habilitar y ampliar reas de urbanizacin, pues-
to que los beneficiarios debern conformar un grupo de al menos 20 per-
sonas. Adems, las mujeres, al constituirse en la poblacin ms pobre y
marginalizada, son excluidas indirectamente del programa. Muchas de las
veces por el hecho de ni siquiera tener documentos de identidad, a pesar
de los programas de carnetizacin emprendidos por el gobierno.

Ubicacin

La vivienda ideal es aquella en donde todos los servicios estn al alcance


de la mano. En el caso de la ciudad de La Paz, lo ideal sera contar con
una en el casco urbano central, donde casi todos los servicios estn con-
centrados. El centro es el espacio articulador de la estructura urbana, el
corazn de la dinmica administrativa y de gestin de las mltiples acti-
vidades ciudadanas. En este espacio se concentra la mayor cantidad de
actividades poltico administrativas a escala local y nacional, con una sig-
nificativa proporcin de los servicios financieros y administrativos, edu-
cativos y culturales privados y gubernamentales. El centro de la ciudad es
generador de una gran cantidad de empleo formal e informal y, en con-
secuencia, de toda una cadena de desplazamientos masivos de la pobla-
cin flotante y vehicular. La nica desventaja: ausencia de reas verdes y
de recreacin, aunque en los ltimos cinco aos el gobierno municipal ha
hecho los mayores esfuerzos para ampliar estas reas, principalmente alre-
dedor de Santa Brbara.
El casco urbano central tiene una poblacin residente de alrededor de
16 000 habitantes; sin embargo, se estima que all desarrollan sus activi-
dades diariamente 274 412 personas, lo cual constituye una poblacin
flotante muy significativa, y adems explica la importancia de esta rea.
Un porcentaje importante de esta poblacin viene de El Alto, por ejem-
154 plo, el 36% de los comerciantes en va pblica proviene de all.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

Si bien existe un concentracin de los servicios en el casco central de


la ciudad (principalmente lo administrativo y lo comercial), en general el
dficit no es alarmante. Salvo quiz en cuanto a reas verdes y espacios
pblicos de recreacin se refiere. De hecho existe una urgente necesidad
de recuperar las reas verdes, los parques naturales y el patrimonio del
ornato pblico.
El equipamiento cultural hasta hace poco estuvo concentrado en el
rea central, con la Casa de la Cultura, algunos cines y museos, junto al
Teatro Municipal. La apertura de nuevos centros como el Mega Center, la
Cinemateca y el Multicentro ha descentralizado este equipamiento.
En el tema de salud se presenta una saturacin en los servicios de ter-
cer nivel16 en el Centro Miraflores Sur (cinco de los ocho hospitales de este
nivel se encuentran en esta zona), un dficit en el segundo nivel y una
mala distribucin de los servicios del primer nivel. En trminos generales,
existe un total de 112 centros de salud de atencin primaria del Ministerio
de Salud, de los cuales 59 son del Municipio y el resto pertenecen a
ONGs, Cajas de Salud, Iglesia y particulares. Por ejemplo, en el distrito
19, macrodistrito sur, existen dos centros de salud para una poblacin
total de 45 548 habitantes, que relativamente no explicara el dficit de
este equipamiento en este distrito, sin embargo, se complementa con ser-
vicios particulares, comn en zonas residenciales, como se da el caso.
En educacin los equipamientos no conforman redes que permitan
una racional distribucin del servicio. Existe una gran concentracin de
edificaciones escolares en los macrodistritos Centro y Cotahuma. Por otro
lado, si se analiza la relacin entre poblacin del nivel primario y el resto
de la poblacin, existe una clara diferenciacin entre el centro urbano y la
periferia, es decir la fuerte estructuracin social y espacial de la ciudad.

16 El Modelo de Gestin del Servicio Nacional de Salud en Bolivia establece la existencia de tres
niveles de atencin en salud: el Primer Nivel de atencin est encargado de la promocin, pre-
vencin, consulta ambulatoria e internacin de trnsito y est conformado por la medicina tra-
dicional, brigada mvil de salud, puesto de salud centro de salud, policlnicas y poli consulto-
rios. El Segundo Nivel de atencin comprende la atencin ambulatoria de mayor complejidad
y la internacin hospitalaria en las especialidades bsicas de medicina interna, ciruga, pediatra,
gineco-obstetricia, anestesiologa, con servicios complementarios de diagnstico y tratamiento,
y opcionalmente traumatologa; su unidad operativa son los hospitales bsicos de apoyo; y el
Tercer Nivel de atencin que est constituido por la atencin ambulatoria de especialidad, inter-
nacin hospitalaria de especialidad y sub especialidad, los servicios complementarios de diag-
nstico y tratamiento de alta tecnologa y complejidad, sus unidades operativas son los hospita-
les generales e institutos u hospitales de especialidades (Ministerio de Salud y Deportes, 2012). 155
Elisa Canqui

Con relacin al equipamiento de comercio, ms de 90% de los mer-


cados se encuentran emplazados en edificaciones antiguas, muy particu-
lar en el macrodistrito de Max Paredes y Cotahuama (23% y 21%, res-
pectivamente). Es importante destacar que complementariamente a la
oferta de productos en los mercados tradicionales, existe una amplia ofer-
ta de productos en ferias peridicas que se desarrollan a lo largo de dife-
rentes vas de la ciudad, generalmente de carcter espontneo y a escala de
barrio. El equipamiento de comercio a gran escala, centros de abasto, es
inexistente. Este tipo de comercio se realiza en plena va pblica, produ-
ciendo congestionamiento del trfico vehicular y peatonal, adems de
gran deterioro ambiental.
En equipamiento de transporte, la terminal de buses y carga de trans-
porte terrestre de escala interdepartamental no cubre la demanda de la
poblacin actual. Aunque su infraestructura est adecuadamente ubicada
y servida por un sistema vial suficiente, sus dimensiones, caractersticas y
posibilidades de mejoramiento y crecimiento son absolutamente limita-
das. No existe una terminal de transporte terrestre interprovincial de pasa-
jeros y carga, y estas actividades funcionan en plena va pblica, con la
consiguiente generacin de congestin vehicular y peatonal, tanto en la
zona de Villa Ftima, con las empresas de transporte que atienden rutas
interprovinciales hacia el norte de La Paz y las que existen en varias calles
del cementerio que son utilizadas como parada de transporte terrestre
hacia municipios del altiplano.
El Aeropuerto Internacional de El Alto, equipamiento de escala
metropolitana y de servicio de transporte areo nacional e internacional,
tiene la capacidad suficiente para dar cobertura a la demanda actual de la
poblacin, sin embargo su ubicacin en medio de la ciudad de El Alto
imposibilita su mejoramiento y adaptacin a nuevas exigencias tcnicas.
En cuanto al riesgo, Maldonado (2008) seala que muchas viviendas
en la ciudad de La Paz estn construidas en reas inestables (deslizables,
con riesgo de hundimientos, sin servicios, insalubres) y utilizando materia-
les de mala calidad, desechables y de poca durabilidad; aseveracin conclu-
yente del informe presentado por el Programa de Gestin de Riesgos,
segn el cual, la ciudad de La Paz no cuenta con barrios ni distritos exen-
tos de alguna amenaza natural, ya que pueden sufrir colapsos por influen-
cia de factores no considerados, tanto de orden natural como antrpico
156 (sismicidad, cortes de talud, deforestacin, entre otros), debido a las carac-
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

tersticas topogrficas de sus diferentes barrios, construidos sobre empina-


das laderas propias de cabecera de valle, en antiguas terrazas de ros con
taludes perifricos sujetos muchas veces a la accin erosiva de las corrien-
tes fluviales no controladas o en llanuras de inundacin invadidas.
Los barrios de San Simn, Villa Copacabana, Villa San Antonio Bajo,
Villa Litoral, Pampahasi y Chuquiaguillo, presentan una amenaza grave
de deslizamientos, inundaciones y mazamorras que afectara viviendas y
otras estructuras.

Adecuacin cultural

La utilizacin de la tierra para la construccin es una caracterstica de las


viviendas de la ciudad de La Paz que las hace particulares. Se trata de la
arquitectura de la tierra, altamente vinculada a las prcticas tradicionales
de los pueblos indgenas, aunque no exclusiva de ellos. En esta ciudad,
tradicionalmente la tierra ha sido uno de los materiales ms utilizados,
tanto en paredes, en su revocado y hasta en el piso. Un 46% de hogares
utilizan adobe para la construccin y en el revocado de paredes, y en un
8,95% de las viviendas los pisos son de tierra. Pero como muchas de las
paradojas en Bolivia, el adobe no est considerado como un material que
ofrezca mnimos de calidad y seguridad segn la normativa de calidad del
Instituto Boliviano de Normalizacin de Calidad (IBNORCA). En con-
secuencia, segn esta norma tcnica, el 46% de las viviendas en la ciudad
de La Paz no contaran con los niveles mnimos de calidad y no garanti-
zaran su habitabilidad ni la seguridad de sus habitantes.
Sin embargo, el uso de la tierra en la construccin de la vivienda y la
distribucin de sus habitaciones, principalmente en el caso de las casas de
las laderas y en zonas que despus de la expansin de la Colonia fueron
tradicionalmente reservada al uso de indgenas (San Pedro, Gran Poder),
son el reflejo de la presencia de una cultura que a su vez ha trado su pro-
pia arquitectura. Por ejemplo, algunas viviendas de alguna manera imitan
las tradiciones del rea rural, como la organizacin de la vivienda en torno
del patio central (Choque, 2005), aunque las construcciones recientes
estn utilizando el total del terreno en la construccin.
Las casonas, hoy ocultas dentro de los edificios nuevos en el barrio de
Gran Poder, todava conservan los grandes patios centrales, que era el 157
Elisa Canqui

lugar de encuentro no solo de la familia, sino de las familias que ocupa-


ban los distintos espacios, quedando hoy en da como centros de inter-
cambio comercial de los productores de frutas que llegan a la ciudad de
La Paz, los tambos17.
Por otro lado, la organizacin vecinal en las laderas es un reflejo de las
formas de organizacin tradicionalmente practicadas dentro de la comu-
nidad, mismas que no han desaparecido en el contexto urbano, donde las
relaciones de parentesco, compadrazgo y el trabajo en ayni son estrate-
gias que se utilizan para los trabajos dentro el barrio, la planificacin, la
construccin de la vivienda, el cuidado de los nios, la seguridad ciu-
dadana, entre otros. Esta forma de vinculacin comunal dentro de un
barrio explica los sucesos de octubre del 200318, donde los vecinos unidos,
barrio por barrio, influenciaron a toda una ciudad y a un pas.
Sin embargo cuando uno acude al documento del Plan de Desarrollo
Urbano del Gobierno Municipal de La Paz, no contempla una directriz
especfica para una vivienda socioculturalmente apropiada, aunque en el
marco del DS 2372, art. 10, entre todas las disposiciones referidas a los
modelos constructivos pre-aprobados, se haga mencin a los modelos de
vivienda a desarrollarse y que se debern tomar en cuenta [] las carac-
tersticas, costumbres y materiales locales y se promovern la estandariza-
cin de los diseos. En la prctica, esto ha quedado en papeles, pues los
supervisores arquitectos tradicionales desconocen esta disposicin o
simplemente la ignoran en el momento de la aprobacin de los planos de
construccin.
No obstante, se trata de una accin normativa que inserta de buena fe
la necesidad de una revisin y actualizacin de muchas de las tecnologas
tradicionales de construccin, lo que trae como consecuencia el rescate de
recursos valiosos que ya se pensaban permanentemente desaparecidos,
como el uso del adobe en el caso de Bolivia, y el uso del barro en su dife-
rentes formas para diferentes partes de una vivienda. Una construccin de
estas caractersticas junto a materiales tambin naturales como la piedra

17 Los tambos son espacios de intercambio comercial, especialmente de fruta tradas de los Yungas
y de los Valles, que actualmente se mantienen solo con el comercio, porque antiguamente tam-
bin era un espacio de pernoctacin para los comerciantes. Este tipo de espacios estn ubicados
a lo largo y ancho de la zona del Gran Poder y Chigini.
18 Febrero 2003, el movimiento popular desencaden la renuncia y huda del pas del entonces
158 presidente Gonzalo Snchez de Lozada.
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

podra dar una combinacin interesante y una arquitectura que respete no


solo las particularidades de los pueblos indgenas, sino tambin respetuo-
so con el medio ambiente. En la prctica esto est lejos de implementarse.
Estas tipologas descritas, de alguna manera rescatan ciertos aspectos
de las viviendas tradicionalmente construidas por el pueblo indgena
Aymara. Nos referimos principalmente al uso de cierto porcentaje del
predio destinado a la construccin y otro que se deja como patio, utiliza-
do generalmente como espacio de sociabilizacin con el vecino y/o espa-
cio comn de las familias que viven dentro la vivienda. Las paredes de
estos patios generalmente son de una altura no mayor al 1,5 metros, de
manera que se pueda conversar con el vecino de lado. Tambin podra-
mos decir que el patio, como lugar de lavado y otras actividades propias
de la mujeres, es el espacio de ellas.

El rol de la vivienda

Los espacios urbanos son patrimonios sociales y culturales que se han for-
mado a lo largo de la historia. En el caso de La Paz, la herencia del pasa-
do es fsicamente ms amplia, mostrando al mismo tiempo con mucha
fuerza dos nuevas estructuras que ya anteriormente sealamos, la residen-
cial y las zonas periurbanas, que muestran un abanico de simultaneidades
y contrastes en las relaciones sociales y culturales.
En este escenario complejo de relacin ciudad-persona, la vivienda
cumple una variedad de roles. En un sentido bsico, la vivienda es una
estructura que provee refugio de las tensiones ambientales, tales como los
climas extremos, las toxinas ambientales, los vectores de enfermedades y
el ruido excesivo. El espacio fsico tiene dos aspectos: el tcnico la estruc-
tura, el amueblamiento, y las conexiones del edificio a las redes de alcan-
tarillado, acueducto, electricidad y comunicaciones, y el natural su
localizacin geogrfica y el ambiente que lo rodea.
La vivienda tambin tiene un aspecto social que comprende a las per-
sonas y sus actividades que junto con sus aspectos tcnicos y naturales,
establece las formas que ha de tener una vivienda. En su rol psicosocial, la
vivienda satisface las necesidades de las personas por un lugar y provee
un refugio de las tensiones sicolgicas, donde las personas pueden descan-
sar, comer, estudiar, trabajar, y socializar. Finalmente, la vivienda tambin 159
Elisa Canqui

es un recurso econmico, tanto un lugar de trabajo productivo, como un


activo que se puede vender o usar como garanta (PAHO, 2000: 6;
WHO, 1990: viii).
Debido a sus mltiples roles, la vivienda sirve claramente como el
espacio fsico-natural donde convergen los factores econmicos, ambien-
tales y sociales que afectan la salud. Sin embargo, el rol de la vivienda
como un refugio para las actividades regenerativas de dormir, hacer la
digestin y descansar momentos cuando las defensas inmunolgicas de
los individuos estn particularmente bajas hace a los residentes menos
resistentes a toda clase de tensiones y refuerza la importancia de una
vivienda saludable. Una vivienda de buena calidad protege a los residen-
tes de enfermedades transmisibles y enfermedades crnicas, heridas y
accidentes, promueve una interaccin social saludable, limita el estrs
sicolgico y asegura una buena salud; la pobre calidad de una vivienda
expone a sus residentes a amenazas continuas a su salud (Paho, 2000). El
impacto de la calidad de la vivienda sobre la salud es tan importante que
la privacin de vivienda en cualquier momento del ciclo de vida puede
resultar en consecuencias negativas de salud en el futuro (Marsh et al,
2000: 411).
En el caso de La Paz, la vivienda juega un rol importante sobre la vida
econmica (quiz ms importante que el rol de salud y seguridad). Los
usos dados a la vivienda explican de mejor manera esta importancia: en
primer lugar, la vivienda es un espacio de comercio (un gran porcentaje
de las viviendas, particularmente la planta baja, est destinada al comer-
cio); en segundo lugar, puede funcionar como casa que ofrece cuartos en
alquiler, lo que implica el ceder una o dos habitaciones para contar con
recursos que garanticen una entrada mensual al hogar (en algunos casos,
en las zonas comerciales especficamente, muchas habitaciones son alqui-
ladas como almacn, as como ciertos espacios del patio donde la gente
del comercio informal deja su mercadera por las noches); y en tercer
lugar, la vivienda puede ser un espacio anticrtico, cedido generalmente
cuando se requiere un monto considerable para pagar una deuda o termi-
nar la construccin de la vivienda.

160
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

A manera de conclusin

Hablar de vivienda en un nmero especfico de pginas es un reto consi-


derando el escenario de particularidades de cada familia, manzana, barrio,
distrito, macrodistrito y de la ciudad misma, como un todo; pero lo que
s es comn y corresponde a este documento es el derecho humano que
tenemos todos a contar con una vivienda digna. Cmo lograr el cumpli-
miento de este derecho, cuando ste no es apropiado como tal por los
mismos sujetos del derecho? Es mucho ms fcil realizar abogaca en
cuanto se refiere a derechos de la mujer en aspectos de violencia, y/o dere-
chos de los pueblos indgenas en cuanto a su territorio se refiere. Pero tra-
bajar a nivel urbano, especialmente dentro de aquellos barrios donde las
condiciones de las viviendas en aspectos de calidad y dignidad no cum-
plen ninguno los distintos componentes del derecho a una vivienda ade-
cuada, constituye un doble desafo. Este incumplimiento afecta directa-
mente a las mujeres indgenas y no indgenas, pues las situaciones de vio-
lencia, jurdica, de analfabetismo, la carga de trabajo, la exposicin a
enfermedades contagiosas o reas contaminadas, las afectan a todas pero
no de manera homognea.
En la actualidad se pueden destacar tres colectivos afectados de forma
directa por la falta de vivienda en la ciudad de La Paz, aunque exista un
porcentaje significativo de personas que viven en casa propia.
Un primer colectivo formado por todas aquellas personas que no dis-
ponen de una vivienda propia: en primer lugar los jvenes que no pueden
emanciparse y viven dentro del ncleo familiar; en segundo lugar los
migrantes, cuyos ingresos no permite acceder a los planes de financia-
miento de vivienda; y en tercer lugar, los sin techo que vemos deambu-
lar cada da por la ciudad cargados con todos sus enseres, que han toma-
do los puentes y algunos espacios pblicos, y que forman las principales
bolsas de lo que se viene denominando cuarto mundo, invisibles para los
procesos de planificacin.
Un segundo colectivo que dispone de viviendas propias, pero que no
cumplen las condiciones de habitabilidad y/o estn construidas en zonas
de alto riesgo es el de los migrantes, ancianos, e indgenas, que viven en
los barrios ms alejados de la ciudad y/o en los centros histricos. En el
primer caso corresponde a edificaciones nuevas, pero precarias, algunas
veces compuesta solo por una habitacin o dos, sin acceso a servicios ni 161
Elisa Canqui

equipamiento; y la segunda a edificaciones de ms de 50 aos que se


encuentran en condiciones muy precarias, a quienes la falta de recursos
econmicos no permite la rehabilitacin y el acondicionamiento de sus
viviendas. La particularidad de estas edificaciones antiguas es que en su
mayora son viviendas en alquiler, el alto precio que ha alcanzado el suelo
los hace an ms vulnerables, ya que son acosados por los propietarios de
los edificios que intentan sacarlos de sus viviendas y as poder venderlos a
las inmobiliarias.
Y por ltimo, el tercer colectivo es aquel que vive en rgimen de alqui-
ler con dificultades para pagar a final de mes. Este colectivo se dividira a
su vez en dos: uno de personas que hoy no pueden pagar el alquiler y son
desahuciados, y otro que aunque actualmente puede pagar el alquiler se
encontrar con dificultades para pagarlo en los prximos aos. Sera el
caso de aquellas parejas de ancianos que cobraban su pensin y en los que
el fallecimiento de uno de ellos los coloca en una posicin muy difcil al
dividirse su renta a la mitad. Junto a stos, otros ncleos familiares que no
pueden incrementar sus ingresos y que ven cmo el alquiler mensual sube
cada ao hasta que se hace imposible su pago y pueden acabar siendo
desahuciados.
Cmo responder a estos colectivos emergentes y a sus necesidades
inmediatas de vivienda? Cmo responder a la continua expansin de la
ciudad que presiona los suelos rurales para convertirlos en urbanos? No es
nada nuevo, tal es el caso de las viviendas de la zona de Ro Abajo en la
ciudad de La Paz, pertenecientes a familias de ingresos econmicos sufi-
cientes pero que ante la falta de espacios en el rea urbana (en zonas segu-
ras) decidieron construir sus viviendas (casas residenciales) fuera del cen-
tro pero accesibles a la ciudad, y como no poda ser de otra manera, el
caso de la continua expansin de las viviendas en las laderas, pese a las
prohibiciones y la ausencia de servicios, y equipamiento social.
El hecho de vivir en La Paz es ver ambas realidades, no solo los colec-
tivos que requieren vivienda propia, sino tambin aquellos que son pro-
pietarios, no importando en un primer momento la calidad, sino sola-
mente la tenencia. Ser posible en un momento encontrar convergencias
de todos los colectivos, propietarios y no propietarios, arrendatarios y
arrendadores?
Son muchas preguntas al final de la investigacin y ninguna respuesta
162 concreta, sin embargo, podemos sealar que es necesario articular el
La autoconstruccin, la estrategia indgena para una vivienda propia

modelo de ciudad y de urbanismo, de transporte, de servicios pblicos y


equipamientos sociales, de relaciones sociales y territoriales, impulsando
la participacin democrtica activa y directa de los ciudadanos, de mane-
ra que exista una corresponsabilidad entre las partes, procurando buscar
soluciones habitacionales para la poblacin vulnerable como son las
mujeres, indgenas, personas de la tercera edad y jvenes.

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165
Captulo II
Procesos de planificacin

Fotografa: Henry Moncrieff


Planificacin de viviendas indgenas:
Fbrica Urbana
Alejandra Leal Guzmn

En una reflexin retrospectiva sobre la actuacin del Estado venezolano


en materia de vivienda indgena, es posible afirmar que todas las interven-
ciones efectuadas por ste durante el siglo XX estuvieron permeadas por
la asimiliacin de los pueblos indgenas a la condicin de campesinos; y
luego, de la concepcin de la vivienda indgena como vivienda rural,
equvoco sustentado por el artculo 77 de la Constitucin de 1961. Bajo
tales premisas, las intervenciones habitacionales derivaron en la imposi-
cin de un modelo nico de vivienda a los pobladores rurales del pas
(Imagen 1):

[...] significativa y numerosa es la intervencin del Estado, especialmente


a partir de 1940, en la vivienda del rea rural [...] El zinc, el asbesto, el
bloque y el piso de cemento harn, a partir de este momento, una violen-
ta incursin en el medio rural [...] por motivos econmicos y burocrti-
cos se levantan viviendas de un nico modelo, el cual se repite a lo largo
y ancho del territorio, sin tomar en cuenta las variaciones climticas
regionales ni la realidad sociocultural de sus pobladores [...] El modelo
nico de vivienda rural oficial se multiplic hasta sepultar por completo
las alternativas tcnicas y espaciales regionales (Caraballo Perici, Aldana
Ruiz y Lpez Villa, 1997: 285-287).

Esta situacin habitacional deterior sensiblemente las condiciones de


vida de la poblacin campesina e indgena del pas. La concepcin de la
vivienda particularmente de la vivienda indgena como un objeto aisla-
do de las realidades geogrficas y socioculturales correspondientes, se ha
169
Alejandra Leal Guzmn

repetido persistentemente e incluso, se ha extendido a las intervenciones


ms recientes (Mario, citado en Lozano, 2007).

Imagen N. 1
Complejo Urbanstico San Martn de Turumban, estado Bolvar.

Fuente: Ministerio del Poder Popular para Obras Pblicas y Vivienda, (2010)1

Actualmente, en Venezuela no existen proyectos de vivienda indgena en


zonas urbanas que se encuentren en curso que satisfagan los indicado-
res de vivienda adecuada plasmados en el artculo 82 de la Constitucin
de la Repblica Bolivariana de Venezuela (Ministerio del Poder Popular
para las Obras Pblicas y Vivienda, 2010: 497-509. Vase tambin UN-
HABITAT, 2009). Lo anterior evidencia dos realidades particulares; a
saber, que los pueblos indgenas permanecen, en su mayora, asentados en
las comunidades ubicadas en las zonas de ocupacin tradicional (Dieter
Heinen y Seijas, 1998; Clarac, 2003) y por otra parte, que el tema de la
vivienda indgena en zonas urbanas no es considerado prioritario por los
actores institucionales y sociales involucrados en la temtica indgena
(FG, com. pers. Marzo 25, 2011: Vase tambin Mansutti Rodrguez,
2000; Clarac, 2003; Armada, 2007). En cuanto a derechos indgenas en

1 Complejo urbanstico desarrollado por el Ministerio del Poder Popular para las Obras Pblicas
y Vivienda. Los beneficiarios de este proyecto pertenecen a diferentes etnias indgenas (MOPVI,
170 2010).
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

Venezuela, el tema central lo constituye la demarcacin y titulacin de sus


tierras y hbitats, proceso polmico que permanece pendiente, aunque de
hecho, constituye la base para garantizar la seguridad legal de la tenencia
(vase Caballero Arias, 2007; Freire y Tillet, 2007a, 2007b; Defensora
del Pueblo, 2009). Asimismo, el marco legal referido a los pueblos ind-
genas se ha constituido con la intencin, no slo de reconocer y proteger
sus derechos; sino tambin de fortalecer y proteger sus respectivas cultu-
ras y favorecer su permanencia y arraigo en las comunidades ubicadas en
las zonas de ocupacin tradicional (FG, com. pers. Marzo 25, 2011).
No obstante, fue posible identificar un importante proyecto de inves-
tigacin en vivienda indgena dirigido a dotar del indispensable sustento
epistemolgico y metodolgico la formulacin, y ejecucin de polticas y
proyectos de vivienda indgena. Se resea aqu dicho proyecto, ya que sus
resultados preliminares apuntan hacia la reflexin en tpicos fundamen-
tales relacionados a la concepcin material y simblica de la vivienda ind-
gena, sin cuya incorporacin a las polticas y programas respectivos, no
ser posible lograr avances verdaderamente significativos en esta materia,
particularmente cuando se trata de indgenas viviendo en las ciudades.
Este proyecto denominado Hbitat y Vivienda Indgena2 fue realizado
por la Oficina Fbrica Urbana (MINVIH, 2008: 64), instancia adscrita al
Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MINCULTURA) la cual
[...] desarroll varias investigaciones y diseos sobre el problema de la
ciudad y el hbitat (MINVIH, 2008: 19). Las investigaciones adelanta-
das por Fbrica Urbana estaban dirigidas [...] ms que a ejecutar, a pen-
sar la Arquitectura, desde la urbe hasta la comunidad indgena (Torres,
citado en Lozano, 2007).

[...] se trata de un intento de suplir la carencia de pensamiento sobre temas


de arquitectura, debido a la dedicacin a la ejecucin, de los organismos
con competencia en la materia. Para suplir esa instancia de pensamiento
precisa se crea esta oficina, sin compromiso ejecutorio ni de proyectos
especficos: se dedica a pensar sobre los temas de las ciudades, la arquitec-
tura y otros aspectos relacionados (Torres, citado en Lozano, 2007).

2 Actualmente se encuentra en preparacin un libro sobre esta experiencia, razn por la cual slo
es posible citar los contenidos relacionados que han sido previamente publicados en prensa
nacional y la informacin obtenida a travs de las entrevistas correspondientes. 171
Alejandra Leal Guzmn

Ms all de elaborar un inventario sobre las prcticas arquitectnicas de


los pueblos indgenas que enfatizase las tecnologas y los materiales tradi-
cionales, Fbrica Urbana se plante estudiar la lgica subyacente a esas
arquitecturas, a la distribucin de sus asentamientos, al uso y organiza-
cin del espacio; es decir, los aspectos intangibles de estas arquitecturas:
Desde el punto de vista metodolgico nos aproximamos primero con
una investigacin sobre el uso del espacio, luego hacemos una compro-
bacin de campo para ver si eso se mantiene o no y con eso hacemos una
propuesta que reconozca la realidad (Torres, citado en Lozano, 2007). La
investigacin de Fbrica Urbana sobre Hbitat y Vivienda Indgena cons-
tituye una iniciativa indita en el pas, y sus aportes a la comprensin de
la vivienda y el hbitat indgena son insumo de la mayor importancia en
los actuales momentos. Dicho estudio fue asumido por Fbrica Urbana a
partir de preguntas claves sobre el uso y distribucin del espacio en las
comunidades indgenas, considerando adems la relacin entre los facto-
res geogrficos y socioculturales, que haba sido repetidamente ignorada.
Contrariamente a la concepcin limitante de la vivienda indgena, el
equipo de Fbrica Urbana explor su increble complejidad:

[...] entendiendo la diversidad que distingue a nuestros pueblos origina-


rios, sobrepasando preocupaciones meramente cuantitativas e incorporan-
do una visin integral que considere la organizacin del espacio colectivo
e individual en sus culturas. Para lograr este objetivo, nos acercamos e hici-
mos algunas preguntas claves a varias comunidades: Dnde y cmo pre-
paran sus alimentos? Dnde duermen? Dnde y para qu se renen?
Cmo conciben la familia y la intimidad? Dnde y cmo producen? Las
respuestas obtenidas nos permitieron abordar el tema desde una perspec-
tiva diferente a la acostumbrada, para facilitar el trabajo directo con y
desde las comunidades. La tenencia de la tierra, la vocacin econmica, la
organizacin del poder, los smbolos, el ocio, la vivienda, la comunicacin,
la organizacin del espacio y del paisaje, son elementos que orientaron el
diseo de los nuevos prototipos. Estas propuestas... rompen con lo que
haba sido una poltica errada, comprobable en todas las comunidades
indgenas donde se construyeron soluciones habitacionales que hoy son
depsitos, corrales o simplemente casas vacas (MINVIH, 2008: 04).

Los estudios de campo respectivos abarcaron a cuatro de los pueblos indge-


172 nas de Venezuela: Wayuu, Warao, Pum y Karia, etnias que fueron selec-
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

cionadas considerando los siguientes aspectos: i) grado de urbanizacin, ii)


interrelaciones con la sociedad criolla envolvente, y iii) nivel de transcultu-
racin y deterioro del hbitat (Vase Heinen y Seijas, 1998; Clarac, 2003;
Barreto y Rivas, 2007; Biord Castillo, 2007; Wilbert y Ayala, 2007). En
cuanto al diagnstico de los indicadores, debe considerarse que el proyecto
Hbitat y Vivienda Indgena est dirigido especficamente a realizar investi-
gaciones sobre dicha temtica que sirvan de base para proponer modelos
habitacionales culturalmente adecuados, que pueden ser aplicados en comu-
nidades indgenas que no mantengan las caractersticas constructivas y espa-
ciales propias (AU, com. pers. Abril 3, 2011). Como seala Torres (citado en
Lozano, 2007), a travs del proyecto Hbitat y Vivienda Indgena:

Hacemos una exploracin ms bien terica. No est entre nuestros planes


ejecutar. La idea es establecer criterios, manera de actuar o apuntar a una
manera de atacar el problema como poltica. Los organismos o instancias
que quieren enfrentar el problema acuden a nosotros o a las publicacio-
nes nuestras, y tienen una gua que le permite aproximarse al problema
de manera racional.

Por lo tanto, los indicadores de 1) seguridad de la tenencia, 2) accesibili-


dad econmica (asequibilidad), 3) habitabilidad, 4) disponibilidad de ser-
vicios, 5) accesibilidad y 6) ubicacin, no estn contemplados ni defini-
dos para los fines de este proyecto. No obstante, se espera que el marco
legal existente garantice ampliamente la satisfaccin de stos. Es as como
la seguridad de la tenencia, la asequibilidad y la accesibilidad son indica-
dores que cuentan con el apoyo legal e institucional requerido. Por otra
parte, los referidos a habitabilidad, ubicacin y disponibilidad de servi-
cios, son considerados por Fbrica Urbana cautelosamente, transversali-
zando su aplicacin a la luz de la adecuacin cultural:

Pensamos que no debemos repetir los sistemas constructivos indgenas.


Donde estn vivos, solo debemos reforzarlos y hacer aportes, como lo
referido a instalaciones de servicios, siempre advirtiendo los problemas
estructurales que puede implicar [...] No nos interesa imponer un modo
de vida en el contexto de una estrategia civilizatoria, sino reforzar el
suyo con la mejora de la calidad de vida, servicios y beneficios, teniendo
cuidado con lo que puede significar como intervencin en una cultura
(Torres, citado en Lozano, 2007). 173
Alejandra Leal Guzmn

El proyecto Hbitat y Vivienda Indgena contempla preferiblemente a


aquellas comunidades ubicadas en la periferia de las ciudades, en las zonas
de ocupacin tradicional por ejemplo, Maracaibo, Ciudad Bolvar,
Puerto Ayacucho, San Fernando y Maturn, que presenten un hbitat
deteriorado y cuyos habitantes no estn en capacidad de autogestionar sus
propias viviendas y hbitat. Se trata de propiciar que las intervenciones
habitacionales del Estado venezolano se realicen all, donde sean necesa-
rias, y donde no constituyan una amenaza a la autoproduccin del hbi-
tat indgena y su adecuacin cultural; es decir, las comunidades capaces
de autogestionar vivienda y hbitat con sus propias tecnologas y materia-
les no sern objeto de intervencin alguna.

Diagnstico de adecuacin cultural

Desde lo relacionado con el criterio de adecuacin cultural, el proyecto


Hbitat y Vivienda Indgena, adelantado por la Oficina Fbrica Urbana,
constituye un importante avance en el proceso de formular polticas acer-
tadas en materia de vivienda indgena en ciudades, pues, va ms all de la
adecuacin cultural material y explora exhaustivamente la dimensin
simblica de la adecuacin cultural de la vivienda y el hbitat indgena; es
decir: la forma de concebir el espacio vivencial (Gasparini y Margolies,
2005: 14), temtica que ha sido escasamente estudiada en Venezuela:

[...] la interpretacin del espacio vivencial, familiar o colectivo, no ha pro-


ducido un juicio satisfactorio porque la mayora de las descripciones que
tratan de las viviendas no toman en cuenta su espacio. El anlisis concep-
tual del espacio, en sentido arquitectnico, es decir, el vaco en el que se
desarrollan todas las actividades humanas dentro de lmites fijados por
elementos verticales [...], elementos de cobijo [...], y elementos de piso
[...] no se puede entender en su valor esencial porque est atado a la ina-
decuada y generalizada definicin de cultura material [...] Una casa, una
choza o una churuata no se miran como lugares concebidos para lograr
un espacio para vivir sino como un objeto [...] El espacio para la vida del
ser humano no puede limitarse a las peculiaridades formales y materiales;
su esencia principal nace de una concepcin y condicin social que, a fin
de cuentas, es la que imprime las normas de vida (Gasparini y Margolies,
174 2005: 136).
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

Uso de los conocimientos tradicionales

Los pueblos indgenas representados en el estudio no participaron direc-


tamente de la investigacin, ni del diseo de las cuatro propuestas habita-
cionales producidas en el marco de este proyecto. Sin embargo, es de
advertir que sus respectivas lgicas espaciales y la produccin de su hbi-
tat fueron exhaustivamente consideradas en la elaboracin de los esque-
mas de plantas y prototipos3. Ahora bien, para el proyecto Hbitat y
Vivienda Indgena fueron seleccionados cuatro pueblos indgenas cuyas
comunidades segn criterios de Fbrica Urbana presentan altos niveles
de vulnerabilidad habitacional y deterioro del hbitat (AU, com. pers.
Abril 3, 2011). Los pueblos indgenas escogidos para el proyecto Hbitat
y Vivienda Indgena son los siguientes: 1) Los Wayuu, pueblo que presen-
ta un alto porcentaje de migracin a las zonas urbanas (Dieter Heinen y
Seijas, 1998: 158; Clarac, 2003: 257); 2) los Karia, enfrentados a seve-
ros procesos de cambio cultural y lingstico que han generado una situa-
cin bastante acentuada de transculturacin (Biord Castillo, 2007: 77); 3)
los Pum, asentados mayoritariamente en el estado Apure, y que enfren-
tan mltiples problemas derivados de la ocupacin criolla de sus tierras y
hbitats ancestrales (Barreto y Rivas, 2007: 249); y 4) los Warao, cuya
sociedad est sometida a un proceso acelerado de cambio que afecta todo
su sistema cultural, resultado de relaciones ms constantes y profundas
con la sociedad envolvente (Rivero, Vidal y Baz, 2004: 44-45).
Antiguamente seminmadas, los Warao se han establecido paulatinamen-
te en aldeas permanentes en los caos del Delta inferior (Wilbert y Ayala,
2007: 348). Los estudios relativos a los patrones de asentamiento y uso y
organizacin del espacio entre los pueblos indgenas, se llevaron a cabo en
comunidades que an mantienen las caractersticas tradicionales en cuanto a
vivienda y hbitat, considerando que las mismas:

[...] acumulan un conocimiento detallado y preciso de sus materiales y


cualidades arquitectnicas en trminos de respuesta climtica y de sus
detalles constructivos, producto del conocimiento transmitido de genera-
cin en generacin durante siglos y que permiten generar soluciones cla-

3 Tratndose de un proyecto de investigacin, no de intervencin habitacional, no existen planos


ni fotografas de las cuatro propuestas. Por otra parte, el material aqu presentado era el nico
disponible para los fines de este documento. 175
Alejandra Leal Guzmn

ras y directas a los problemas tanto formales como constructivos y clim-


ticos (Rodrguez, 2007: 10).

A lo anterior habra que aadir el impacto cultural de determinadas tipo-


logas de vivienda y patrones de asentamientos, los cuales reproducen la
organizacin social y definen las relaciones entre los miembros de la
comunidad. No en balde se espera que estos patrones puedan ser aplica-
dos al disear intervenciones habitacionales en las comunidades que as lo
requieran. La ranchera de los Warao constituye un asentamiento muy
particular, con caractersticas muy bien definidas donde destaca, como
elemento fundamental y amalgamador del conjunto, el puente o pasarela
(Vase Imagen N. 2). Para el proyecto Hbitat y Vivienda Indgena, el
equipo de Fbrica Urbana realiz un estudio de la comunidad Warao de
Murako, la cual se encuentra detalladamente descrita en la obra de
Gasparini y Margolies (2005: 73-74):

Las rancheras se desarrollan a lo largo de las orillas de los caos y parale-


las a stos. Dejando a un lado su tamao y nmero de habitantes, casi
todas tienen las mismas caractersticas constructivas (...) Cada ranchera
consta de varias casas de habitacin, cocinas, pista de baile, puentes-calles
para la comunicacin y calabozos o chozas de retiro para las mujeres en
los periodos de menstruacin. No todas las casas de habitacin tienen
cocina propia por la razn que una familia extendida puede ocupar dos
casas y usar una sola cocina; de la misma manera, no todas las rancheras
tienen pista de baile, normalmente ni hay ms de una y se encuentra en
la casa del gobernador. En las casas aisladas, asentadas en las orillas de
los caos y rodeadas por una tupida vegetacin, el puente-pasarela une la
habitacin ubicada hacia la maleza con la cocina que, en cambio, se
encuentra siempre sobre el agua. El puente o pasarela es un elemento fun-
damental en la arquitectura de los Warao; en las rancheras adems de
unir las casas de habitacin con la casa-cocina, enlaza a casi todo el pobla-
do: una especie de puente-calle que conforma la va de comunicacin
peatonal de la ranchera y que la atraviesa de un extremo a otro, siempre
paralela al ro.

176
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

Imagen N. 2
Prototipo de vivienda Warao

Fuente: MINVIH (2008: 05)

Ntese prototipo y el esquema de planta cmo este diseo mantiene las


caractersticas constructivas y espaciales fundamentales de la vivienda y el
asentamiento Warao: i) la estructura palaftica propia de su cultura; ii) la
planta rectangular4; iii) la separacin espacial y estructural entre la cocina
y las habitaciones; y iv) la delimitacin mnima del espacio, lo que favo-
rece la continuidad y comunicacin de la vivienda con los alrededores.

4 Otros pueblos indgenas de Venezuela utilizan plantas circulares y elpticas. 177


Alejandra Leal Guzmn

Imagen N. 3
Esquema de planta-Warao

Fuente: MINVIH (2008: 04)

Cabe destacar, que la vivienda Warao no tiene cerramiento, pues est en


zona muy hmeda y requiere para que el viento arrastre esa humedad una
ventilacin total (Mario, citado en Lozano, 2007), caracterstica funda-
mental que es preservada en la propuesta. Respecto a los Pum, Gasparini
y Margolies (2005: 225) comentan que sus sistemas constructivos son
bastante rudimentarios, pese a lo cual se trata de soluciones perfectamen-
te adecuadas a las exigencias de su cotidianidad:

El tpico poblado Pum est situado en terrenos no inundables cerca del ro


y consiste en un grupo de cinco a diez casas, comunicadas entre s por cami-
nos bien definidos y afirmados [...] existe un gran espacio o plaza ceremo-
nial donde la comunidad participa en ritos comunales. La vivienda perma-
nente se construye para durar unos cuantos aos, pero es necesario renovar
el cobijo vegetal del techo cuando se llena de insectos [...] La estructura ms
frecuente es rectangular, cuyas dimensiones varan de 5 a 8 m., de largo por
3 a 4 m., de ancho. Cada familia nuclear tiene su propio fogn cerca de la
estructura perimetral, y los chichorros se colocan perpendicularmente al eje
longitudinal de la casa [...] El techo vegetal de dos aguas desciende hasta un
metro sobre el suelo. Un techo en tierra que no llega hasta la tierra y deja
una franja perimetral libre, es una caracterstica de los Pum no practicada
178 por otros grupos (Gasparini y Margolies, 2005: 255-257).
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

Imagen N. 4
Prototipo de vivienda Pum

Fuente: MINVIH (2008: 04)

Imagen N. 5
Esquema de planta Pum

Fuente: MINVIH (2008: 04)


179
Alejandra Leal Guzmn

Obsrvese (Imagen N. 4) cmo el prototipo diseado por Fbrica


Urbana segn los usos Pum mantiene la distribucin de la vivienda, con
la cocina a un extremo de la misma, la falta de paredes y espacios cerra-
dos y la caracterstica distintiva de los techos en tierra, la cual responde a
las condiciones climticas. Tiene que ver con los vientos y las lluvias de
los llanos, donde viven (Torres, citado en Lozano, 2007). Igualmente
puede apreciarse, en el esquema (Imagen N. 5), la planta rectangular,
propia de la arquitectura Pum y la inclusin de la plaza ceremonial.
A pesar del alto nivel de urbanizacin que presenta el pueblo Wayuu, sus
integrantes mantienen una intensa vitalidad cultural, conservando intactas
su lengua y costumbres (Vase Dieter Heinen y Seijas, 1998 y Clarac,
2003). La descripcin de Gasparini y Margolies (2005: 266-270) del tradi-
cional ncleo poblacional Wayuu evidencia esta vitalidad (Imgenes N. 6
y N. 7). Estos poblados se componen de piezas separadas:

[...] vivienda, enramada, cocina, trojas y corral. Los espacios habitables


tienen carcter desechable y las chozas levantadas con alguna intencin
de durabilidad tambin tienen detalles tecnolgicos y estticos muy rudi-
mentarios. Siempre usan materiales de recoleccin entre los que domina
el cardn seco en tiras. La vivienda es una estructura rectangular con
techo de dos aguas que carece de divisiones. Es la construccin ms cerra-
da, bastante oscura, destinada al descanso nocturno. La tradicional est
hecha de varillas o tablitas de yojotoro, el corazn seco del cardn. El techo
est cubierto con palmas, conchas de cuj o tambin yojotoro [...] Nunca
falta una enramada, el elemento constructivo ms propio de los Way
[sic]. Es una especie de cobijo de ramas colocadas horizontalmente o de
dos aguas; no tiene paredes y toda la estructura la conforman seis u ocho
palos hincados. Es el sitio de estar sombreado, donde la gente se rene,
recibe visitas, las mujeres tejen y donde no faltan los chinchorros para
descansar en lugar aireado [...] La cocina, protegida por un paraviento,
est separada de la vivienda. Es de planta rectangular y puede estar total
o parcialmente techada. Tambin las paredes tienen muchas aberturas o
separaciones entre los elementos constructivos. La pieza fundamental es
el fogn, casi siempre compactado con barro sobre un mesn. Las trojas
estn cerca de la cocina y su nmero es muy variado [...] La construccin
de la troja es muy rstica. Lo importante en ella es lograr una especie de
cajn colocado aproximadamente a un metro del piso y evitar que los ani-
males de corral la alcancen. El ltimo elemento que nunca falta es el
180 corral, hecho de postes de cardones o ramas de cuj hincadas en el suelo,
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

donde se guardan los chivos y las ovejas [...] Los Way urbanos fijos [...]
han adoptado el rancho de bahareque o la casita de bloques [...] Levantan,
sin orden, casitas en las que alternan materiales industriales y tradiciona-
les [...] nunca falta el toque Way: la enramada, que se ubica al lado, al
frente o detrs de la vivienda. La enramada sigue siendo el epicentro de la
vida familiar.
Imagen N. 6
Prototipo de poblado-Wayuu

Fuente: MINVIH (2008: 05)

181
Alejandra Leal Guzmn

Imagen N. 7
Esquema de planta-Wayuu

Fuente: MINVIH (2008: 05)

En el diseo del prototipo elaborado por Fbrica Urbana segn las carac-
tersticas de la arquitectura Wayuu (Imagen N. 6), pueden apreciarse,
con mucha precisin, los detalles fundamentales de un poblado Wayuu,
tanto en las caractersticas formales, como en la separacin de los espacios:
vivienda, cocina y enramada. En todo el conjunto se mantiene el techo a
dos aguas con un diseo que permite la mxima ventilacin. La vivienda
es el nico espacio cerrado. La cocina preserva las caractersticas que le
son propias, se encuentra separada de la vivienda y las paredes presentan
aberturas. Entre ambas estructuras se observa la tpica enramada, elemen-
to que persiste, inclusive, en las comunidades urbanas de los Wayuu.
Al contrario de lo que ocurre con los otros pueblos indgenas aqu
reseados, no se dispone de una descripcin detallada de la vivienda tra-
dicional de los Karia. Dispersos a lo largo de los estados Anzotegui,
Bolvar, Monagas y Sucre, los Karia han convivido larga y estrechamen-
te con la sociedad criolla envolvente y enfrentan un acentuado proceso de
transculturacin. No obstante, muchas comunidades Karia mantienen
su lengua, su cultura, usos y costumbres (vase Biord, 2007).

El largo contacto de los Karia con la sociedad criolla ha originado ml-


tiples cambios en las manifestaciones culturales que usualmente sirven
para identificar a los indgenas (vestido, tecnologa, vivienda, etc.). La
mayor expresin de estos cambios se refleja en los Karia que han migra-
do a ciudades cercanas a sus comunidades de origen como El Tigre,
182 Cantaura y Ciudad Bolvar y que all se han ido insertando en el sistema
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

productivo nacional. No obstante, los Karia han logrado mantener su


identidad tnica como segmento diferenciado de la sociedad nacional, su
idioma, cdigo de expresin de innumerables contenidos culturales pro-
pios, diversas costumbres sociales y creencias religiosas; as como un pro-
bado arraigo a sus tierras ancestrales (Rivero, Vidal y Baz, 2004: 32).

Imagen N. 8
Prototipo de vivienda Karia

Fuente: MINVIH (2008: 05)

Imagen N. 9
Esquema de planta Karia

Fuente: MINVIH (2008: 05)


183
Alejandra Leal Guzmn

En cuanto a la vivienda, las comunidades Karia han adoptado desde


hace muchos aos y bajo presiones histricas y culturales, el invariable
modelo de la tpica vivienda rural venezolana. Pese a esto, se observa que
el prototipo correspondiente deviene una reinterpretacin formal y espa-
cialmente superior a este modelo (Imgenes N. 8 y N. 9). En el diseo
asimtrico del techo a dos aguas, y adems muy alto, se aprecia la incor-
poracin de elementos constructivos propios de los otros pueblos indge-
nas abarcados en el estudio. Es de advertir que la altura del techo, la
amplia distribucin espacial (Imagen N. 8) y la abundancia de ventanas
constituyen importantes elementos diferenciadores respecto a la tpica
vivienda rural. Esta ltima, por lo general, resultaba ser una vivienda
estrecha, de techos muy bajos y con pocas ventanas, que adems eran de
reducidas dimensiones. Tales condiciones constructivas hacan y hacen
de la vivienda rural una opcin habitacional inadecuada desde el punto
de vista geogrfico, climtico y sociocultural.

Materiales y tecnologas constructivas utilizadas

La propuesta elaborada por la oficina Fbrica Urbana para el proyecto


Hbitat y Vivienda Indgena consiste, esencialmente, en plantear alternati-
vas habitacionales que sean simblicamente adecuadas para aquellas comu-
nidades indgenas que por desarraigo, transculturacin o deterioro del
hbitat y de sus condiciones generales de vida han perdido la capacidad de
autogestionar su propio hbitat y que, adems, por estar asentados en zonas
urbanas, no tienen acceso a las tecnologas y materiales considerados tradi-
cionales por sus culturas de origen (AU, com. pers. Abril 3, 2011). Para
estas comunidades resulta pertinente formular soluciones habitacionales
que incorporen sus contenidos culturales propios, aunque para ello se utili-
cen los materiales constructivos disponibles para estas comunidades, en
substitucin de los materiales tradicionales que no resultan asequibles en
zonas urbanas. En este sentido, Fbrica Urbana se plantea revisar y flexibi-
lizar la nocin de adecuacin cultural para ajustarla a las diferentes situacio-
nes habitacionales enfrentadas por las comunidades indgenas urbanizadas
Cmo mantener la adecuacin cultural de materiales y tecnologas en
situaciones de desarraigo y transculturacin? Cmo garantizar la adecua-
184 cin cultural en zonas urbanas? Al respecto se impone una reflexin:
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

La tecnologa tradicional es la identificada con la identidad del construir


de una comunidad o pueblo. Forma parte de su memoria, puede ser
reconstruida mentalmente por quienes la utilizan y por ello permite su
transferencia de generacin en generacin, vinculndose con las acciones
cotidianas del vivir de la gente. Su permanencia no es indefinida en el
tiempo, depende en cambio de las necesidades, aspiraciones, posibilida-
des y otros factores contextuales, sobre todo en tiempos de globalizacin,
por la que valores cotidianos nacionales cambian por otros internaciona-
les. Una tecnologa tradicional puede dar paso a que otra tecnologa se
haga tradicional y esto ocurre cuando la tecnologa que sustituye se hace
parte del mundo y las actividades cotidianas de la gente, cuando se reco-
noce, se vive y se transfiera a otros. En Venezuela ha sido difcil determi-
nar la historia de la tecnologa tradicional, hay quienes opinan que la
tecnologa en tierra es tradicional, pero ahora no lo es porque no ocupa
la cotidianidad de la gente (Ortigosa Morillo et al, 2002: 500).

Cabe destacar que esta propuesta evidencia distintos escenarios de


actuacin que no haban sido considerados con anterioridad: los esce-
narios tradicionales, con acceso a las tecnologas y materiales propios de
cada pueblo indgena y los escenarios urbanos con diferentes condicio-
nes geogrficas y socioculturales, en los cuales posiblemente no existe
acceso material a la arquitectura tradicional (AU, com. pers. Abril 3,
2011). Ms all de los materiales, el proyecto Hbitat y Vivienda
Indgena se dedic a compilar la informacin necesaria para reproducir
[...] la idea de la casa, su tcnica constructiva, forma arquitectnica,
orientacin, implantacin sobre el terreno y su organizacin interna
(Rodrguez, 2007: 10).

Polticas que apoyan el proceso

Los esfuerzos de Fbrica Urbana en proveer un extenso marco referencial


que sustente adecuadamente la formulacin de polticas de vivienda para
pueblos indgenas en ciudades, se encuentran ampliamente sustentados
por la legislacin vigente en Venezuela. En primer lugar, el proyecto
Hbitat y Vivienda Indgena se apoya en el reconocimiento de la sociedad
venezolana como sociedad multitnica y pluricultural (Constitucin de la
Repblica Bolivariana de Venezuela-CRBV, Prembulo) lo cual implica 185
Alejandra Leal Guzmn

necesariamente el reconocimiento y la incorporacin de diferentes con-


cepciones de vivienda y hbitat en las polticas respectivas:

Desde que la Constitucin Bolivariana defini nuestro carcter de pas mul-


titnico y pluricultural, la preservacin de aquellos elementos culturales que
definen a los pueblos indgenas como portadores de identidad, valores, y sig-
nificados es una obligacin del Estado (...) asumimos, desde el Ministerio,
el reto de romper con la tendencia histrica que durante aos quiso impo-
ner modelos de hbitat ajenos a estas comunidades (MINVIH, 2008).

Se trata aqu de una concepcin radicalmente diferente de la vivienda y el


hbitat indgena, en tanto que apunta a establecer y a incorporar los cri-
terios materiales y simblicos relativos a la adecuacin cultural, indicador fun-
damental que puede marcar la diferencia entre el xito y el fracaso de las
polticas, programas y proyectos; y que hasta el momento no haba sido con-
siderado en la formulacin de proyectos de vivienda dirigidos a comunida-
des indgenas. Por otra parte, el artculo 82 de la CRBV en cuyo enuncia-
do se establece el derecho a la vivienda y al hbitat, acogiendo expresamen-
te los indicadores de vivienda adecuada y la nocin del derecho a la vivien-
da como derecho expansivo tambin resulta un importante punto de apoyo
a las labores de investigacin adelantadas por el equipo de Fbrica Urbana,
que favorecer la aplicacin de los resultados obtenidos en la formulacin y
ejecucin de polticas, programas y proyectos de vivienda indgena en las
ciudades. Asimismo, la adecuacin cultural se afirma a travs de las disposi-
ciones contenidas en la Ley de Patrimonio Cultural de los Pueblos y
Comunidades Indgenas (LPCPCI, 2009), la cual garantiza la proteccin
del patrimonio tangible e intangible en todo el territorio nacional.
Considerando que la intencin de Fbrica Urbana es sustentar inter-
venciones habitacionales en comunidades indgenas asentadas en las ciu-
dades o en sus periferias cuyo hbitat se encuentre deteriorado y que
no puedan suplir, por medios propios, sus necesidades habitacionales, los
siguientes textos legales apoyan suficientemente futuras actuaciones en
materia de vivienda y hbitat indgena: i) la Ley Orgnica de Pueblos y
Comunidades Indgenas (2005), que recoge largamente los derechos de
los pueblos y comunidades indgenas de Venezuela y adems garantiza el
disfrute de los mismos a los indgenas asentados en zonas urbanas
186 (LOPCI, art. 8); ii) la Ley Especial para la Regularizacin y
Planificacin de viviendas indgenas: el proyecto Fbrica Urbana

Ordenamiento Integral de la Tenencia de la Tierra de los Asentamientos


Urbanos Populares (2006) es el instrumento legal ms adecuado para
garantizar la seguridad legal de la tenencia para las comunidades indge-
nas urbanizadas que sean objeto de intervenciones habitacionales; y iii) la
Ley del Rgimen Prestacional de Vivienda y Hbitat (2005) establece las
condiciones de un hbitat adecuado, garantiza el mejoramiento del hbi-
tat de las comunidades indgenas tomando en cuenta sus patrones de
vivienda y asentamiento, dispone la inclusin de los pueblos y comunida-
des indgenas en los programas de actuacin habitacional y establece la
especificidad de tales programas, lo cual favorece la adecuacin cultural
de las mismas. Igualmente, reconoce a los indgenas venezolanos como
sujetos de proteccin especial, aspecto que impacta directamente los indi-
cadores de asequibilidad y accesibilidad. Evidentemente, resulta ms sen-
cillo y productivo operativizar y aplicar las disposiciones contenidas en el
marco legal actual, si se cuenta con la informacin necesaria para orien-
tar las intervenciones habitacionales y las polticas de vivienda indgena
del Estado venezolano. A pesar de las mltiples investigaciones existentes
que tocan distintas aristas en materia indgena, la informacin proporcio-
nada por Fbrica Urbana no tiene parangn en los actuales momentos,
por cuanto ha sido producida con la intencin expresa de coadyuvar en la
formulacin y ejecucin de polticas de vivienda indgena en ciudades.

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190
Ciudadela El Recreo
en Bogot: procesos,
planificacin y vivienda
Yadira Caballero Quintero
Felipe Amaya Puerto

Con el fin de hacer seguimiento a los indicadores de vivienda adecuada1


en Colombia, se escogi el proyecto de vivienda de inters social llamado
Ciudadela El Recreo, ubicado en la ciudad de Bogot. La informacin fue
suministrada directamente por Metrovivienda y la Secretara de Hbitat
de Bogot.

Descripcin del proyecto

El proyecto de la ciudadela El Recreo se encuentra ubicado en la locali-


dad de Bosa al sur-occidente de Bogot. Limita con los barrios las
Margaritas I y II, San Bernardino, Santa Fe de Bosa y Villas del Progreso.
Tiene un rea total de terreno de 115,80 hectreas, con un rea neta urba-
nizada de 76,34 hectreas, un rea til de 48,37 hectreas y una proyec-
cin de 10 mil viviendas, de las cuales 7 900 corresponden a vivienda de
inters prioritaria (VIP) y 2 100 a vivienda de inters social (VIS).
Este es un proyecto destacado. En su construccin se experimenta un
cambio en la legislacin colombiana, referente a la manera de proceder
para la adjudicacin de vivienda a los hogares de bajos recursos. Se crea
un banco de tierras por primera vez en el pas, un fondo inicial nico,

1 Este estudio aborda la descripcin y anlisis de los principales indicadores de vivienda adecua-
da a la luz de lo contemplado en el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y
Culturales y especficamente los Comentarios generales N. 4 y N. 7 del Comit de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas. 191
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

producto de las polticas de privatizacin estatales, llamado Metrovienda


y el capital es rotativo. Por ser una institucin de segundo piso, sta se
entiende con las empresas constructoras y no llega al consumidor final.
En el antiguo modelo, el Instituto de Crdito Territorial construa y ven-
da directamente, por lo que tardaba aproximadamente quince aos en
recuperar la inversin inicial, en tanto que con Metrovivienda el tiempo
de retorno es, aproximadamente, de tres a cuatro aos, lo que garantiza
su auto sostenibilidad.
Al elaborar este proyecto se convoc al sector privado para que propu-
siera alternativas urbansticas adaptadas a las necesidades de la comuni-
dad. El diseo tiene una escala de ciudad, con un sistema vial ordenado,
integrado al plan de la ciudad, y con reas recreativas, entidades educati-
vas, zonas comerciales y culturales. Se tom la concepcin de retcula de
la poca de colonizacin espaola.

Fotografa N. 1
Vista area de la ciudadela El Recreo

Fuente: http://www.restrepoyuribe.com/servicios_f1.htm

En cuanto a la tipologa de viviendas, en el interior de stas se presentan


diferencias de diseo, distribucin de los espacios y la localizacin de ele-
mentos bsicos como la cocina, el bao, etc. Los costos de la tierra y de
la construccin y los costos financieros determinan las caractersticas de
los prototipos o casas modelo. La tendencia apunta a reducir el tamao
del lote, aumentar la densidad y disminuir el costo de la tierra. El usua-
192 rio es quien, al final, tiene que pagar el precio por la disminucin de su
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

espacio. Los patios son de dos metros por dos metros, las alcobas son muy
pequeas, sin closets, las escaleras son estrechas y, por tanto, peligrosas
para los habitantes. Hace un tiempo los lotes tenan un rea de 72 m2,
pero hoy se han reducido a la mitad con un frente de tres metros y un
fondo de 12 m. Este cambio ha sido muy criticado y se ha tratado de solu-
cionar la situacin con el aumento de un tercer piso a las viviendas, sin
resultados satisfactorios.
Los tamaos de los lotes en El Recreo oscilan de entre tres metros y
cuatro metros de frente por siete metros y ocho metros de fondo, con
reas totales de 37 m2 y 44 m2, dentro de las normas establecidas para la
ciudad y que Metrovivienda debe seguir.
Aunque la ciudadela El Recreo se concibi en un terreno libre de par-
celaciones irregulares, la manera de operar de Metrovivienda en relacin
con este proyecto merece algunas aclaraciones. Se compr suelo de uso
agrcola a un precio elevado, se adecu para la edificacin y, finalmente, se
entreg muy barato a los constructores. La pregunta es qu tan eficiente
result el proyecto, teniendo en cuenta el sacrificio del erario? La respues-
ta, evidentemente, es que fue prioritario proveer de vivienda a una pobla-
cin con bajos recursos a costa del erario. Habra que discutir si sta fue la
decisin ms acertada o si se hubiera podido elegir una mejor alternativa.
Metrovivienda no ha alcanzado los resultados esperados desde su cre-
acin. No ha utilizado competitivamente las herramientas legales para la
gestin del suelo, mismas que le hubieran facilitado la obtencin de terre-
nos a precios bajos, o inclusive sin costo. As se hubiera podido generar
una ganancia en sus operaciones o, por lo menos, una recuperacin de la
inversin en trminos de las plusvalas generadas por su propia accin.
Por el contrario, como se evidencia en este proyecto, ha adquirido los
terrenos en el mercado normal, lo que permiti a los propietarios del
suelo anticipar el incremento en el precio de la tierra generada por su par-
ticipacin, valor que se transmite al promotor y al comprador final. ste
ltimo es el ms afectado porque, para reducir costos, cumplir con las
ventas y recuperar la inversin, se reduce el tamao de los lotes que
adquiere y, por tanto, de la construccin, lo que ocasiona un detrimento
de las condiciones de vivienda digna y adecuada para la poblacin con
menos recursos del pas (Cuervo y Jaramillo, 2010)2.

2 Para el 2007 se habilitaron tan solo 163 ha y la meta propuesta para los cuatro primeros aos 193
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Indicadores de vivienda adecuada para la ciudadela El Recreo en Bogot

A continuacin se describen los indicadores de vivienda adecuada en


Bogot haciendo referencia al proyecto de la Ciudadela El Recreo.

Seguridad de la tenencia

La tenencia segura se define como el derecho de todos los individuos y


grupos a la proteccin efectiva por parte del Estado contra los desalojos
ilegales o forzados3. Se cuenta con tenencia segura cuando existen prue-
bas documentales que se puedan utilizar para comprobar el derecho a la
tenencia y existe una proteccin de hecho o de derecho contra los desalo-
jos forzados.

Indicadores urbanos segn la Agenda Hbitat (ONU-Habitat) 2004

Indicador clave 3: Tenencia segura: nivel al que la tenencia segura est


garantizada para hogares e individuos en el marco legal relacionado al
desalojo.
En la ciudadela El Recreo, el 100% de las viviendas se encuentran
legalmente constituidas y construidas en un lugar con todos los estnda-
res de calidad y bajo la seguridad de la ley referente a los desalojos.

Indicador extensivo 2: Vivienda autorizada: proporcin de viviendas regu-


larizadas/legalizadas (vivienda que atienda a todos los reglamentos de
construcciones y urbanizaciones).
El porcentaje de viviendas que cumple con todos los reglamentos refe-
rentes a la construccin y la urbanizacin legal es del 100%. Actualmente
se ha construido el 93% del total del proyecto y se cuenta con todas las
normas de sismo resistencia impuestas por la ley.

de operacin de Metrovivienda era de 2 000 ha. En estos terrenos se han construido 11 667
viviendas, es decir, el 1,65% del total de viviendas producidas entre 1993 y 2005 (tomado de
Casafranco y Arcos, 2007, en Cuervo y Jaramillo, 2010).
194 3 Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (GNUD), Nairobi-2002
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Accesibilidad econmica (asequibilidad)

Segn el Comentario general N. 4 par. 8(c): Los costos financieros indi-


viduales o familiares asociados con la vivienda deberan ubicarse en un
nivel tal que la consecucin y satisfaccin de otras necesidades bsicas no
se encuentre comprometido o amenazado. El Estado debe emprender
acciones para asegurar que el porcentaje de costos relacionados con la
vivienda sea, en general, conmensurado con los niveles de ingreso. Los
Estados deben establecer subsidios de vivienda para aquellos para quienes
es imposible acceder a una vivienda, as como las formas y niveles de
financiamiento de vivienda que reflejen adecuadamente las necesidades
de la vivienda. Los arrendatarios deben estar protegidos por medios ade-
cuados contra niveles irrazonables de renta o aumentos de renta [...]

Indicador extensivo 1: Precio de vivienda y coeficiente arriendo-ingreso:

La razn entre el precio medio del mercado libre de una unidad de


vivienda y el ingreso anual medio del hogar.
La razn entre el canon de arrendamiento anual medio de una unidad
de vivienda y el ingreso anual medio del hogar de los arrendatarios.

El indicador de accesibilidad econmica se encuentra dentro del captulo de


la Agenda Hbitat como: Promover el derecho a una vivienda adecuada.

Ingreso promedio de los hogares: $1 324 310 (Fuente: DANE -


Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2006 2007)
Gasto promedio en arrendamiento: $249 207 (Fuente: DANE
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2006 2007)
El valor promedio de una unidad de vivienda de inters social depen-
de del tipo; la vivienda tipo uno no supera los cincuenta salarios mni-
mos legales mensuales vigentes ($24 845 000) y la vivienda tipo dos
oscila entre cincuenta y setenta salarios mnimos legales mensuales
vigentes entre $24 845 000 y $34 783 000 (Fuente: Metrovienda4).

4 http://www.metrovivienda.gov.co/portel/libreria/php/decide.php?patron=01.0601 195
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

El primer indicador muestra que el valor de la unidad de vivienda es 1,5


veces superior al valor promedio anual de ingresos para la VIS tipo uno,
en tanto que, para la VIS tipo dos, el valor de la unidad de vivienda es 2,1
veces superior al valor promedio anual de ingresos. Esto muestra cmo el
precio de la vivienda se incrementa mucho ms que los ingresos percibi-
dos y, por tanto, las personas de ingresos bajos tienen menos posibilidad
de adquirir una.
De la relacin entre el ingreso promedio de los hogares y el gasto pro-
medio en arrendamiento, se deduce que aproximadamente el 18,8% del
ingreso de los hogares debe ser destinado a cubrir el canon de arrenda-
miento. Este promedio se incrementa cuando se contemplan los gastos en
servicios pblicos domiciliarios como se abord en el captulo sobre con-
diciones de vivienda adecuada en la ciudad capital.
Como se indic en el captulo 2, se consideran las ponderaciones de
la vivienda, los alimentos, los servicios pblicos, el transporte, entre
otros tems dentro del gasto con el fin de obtener un escenario de com-
paracin y anlisis.
La mayora de la poblacin de la ciudadela El Recreo percibe ingresos
bajos. Dado que no se cuenta con informacin puntual de los ingresos de
los hogares que habitan la ciudadela, se hace referencia a los ingresos en
este segmento evidenciando la problemtica a la que se enfrenta la pobla-
cin con los ingresos ms bajos de la ciudad de Bogot.

Tabla N. 1
Ponderaciones en ingresos bajos por tipo de gasto
Tipo de gasto 1999 2008
Alimentos 41,42 41,42
Vivienda 28,31 28,31
Vestuario 7,29 7,29
Salud 4,26 4,26
Educacin 3,57 3,57
Cultura, diversin y esparcimiento 2,25 2,25
Transporte y comunicaciones 7,29 7,29
Gastos varios 5,60 5,60
Fuente: DANE
196
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Tabla N. 2
ndice de precios al consumidor por tipo de gasto en ingresos bajos
Tipo de gasto IPC 1999 IPC 2008 Variacin
Alimentos 107,33 216,80 102%
Vivienda 109,70 178,33 63%
Vestuario 103,12 117,66 14%
Salud 115,65 220,55 91%
Educacin 111,06 184,46 66%
Cultura, diversin y esparcimiento 103,47 142,82 38%
Transporte y comunicaciones 124,06 280,02 126%
Gastos varios 115,47 186,13 61%
Fuente: DANE

Las tablas N. 1 y N. 2 muestran que, para la poblacin con menores


ingresos, las posibilidades de acceder a una vivienda son cada vez ms
pequeas; los precios relacionados presentan incrementos generalizados y
sostenidos. La tabla N. 2 refleja la problemtica producto de las constan-
tes alzas en el costo del arriendo y el transporte pblico, que para el perio-
do de anlisis aument en 63% y 126% respectivamente. Dichos valores
superan el promedio general y son los ms altos de los tres sectores de
ingresos analizados5. Este panorama se hace ms grave en el sector pobla-
cional de ingresos ms bajos, cuya caracterstica son los empleos informa-
les e inestables que restringen el acceso a crditos, situacin agravada por
la imposibilidad de demostrar los ingresos necesarios para acceder a cr-
ditos de vivienda. Y si se los obtiene, hay una gran posibilidad de atraso
en el pago de las obligaciones (Echeverry et al. 2003; Echeverry, 2005;
Gastelbondo, J. En: Saldarriaga, et al., 2005).

Habitabilidad

La habitabilidad es un indicador que claramente se encuentra descrito en


el Comentario general N. 4 par. 8(d)6.
5 Esto puede evidenciarse en el captulo 3, donde se hace un comparativo para los tres tipos de
ingreso alto, medio y bajo.
6 Una vivienda adecuada debe ser habitable, en el sentido de proveer a sus habitantes de un 197
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Dentro de los indicadores para monitorear la habitabilidad se encuen-


tra la durabilidad de la vivienda y sta comprende que una casa se consi-
dera durable si est construida en un lugar no peligroso y con buenos
materiales que aseguren su resistencia. Esto lo se abordar dentro de los
materiales e infraestructura para las viviendas.
La ciudadela El Recreo fue planeada y realizada con el apoyo de varias
entidades estatales. Mediante la resolucin N. 40 661 de 31 de marzo de
2000 se concedi la licencia de urbanismo para el predio de la ciudadela
El Recreo y se estipularon las normas referentes al plazo y obligaciones
para su construccin.
Para la realizacin de obras de urbanismo secundario se efectu la divi-
sin del globo de terreno en lotes y manzanas, de acuerdo con un plan de
escala zonal realizado para el proyecto. Estas obras contemplaron el desa-
rrollo del proyecto hasta el nivel de super lotes de aproximadamente cua-
tro hectreas cada uno, con una malla vial construida al 70% para desa-
rrollar progresivamente el 30% restante.
En su planeacin se incluy la construccin de obras civiles, suminis-
tro e instalaciones y montaje de redes de servicios pblicos, adems de la
construccin de un parque lineal de ms de un kilmetro, que es el eje
paisajstico de este nuevo espacio urbano.

reas residenciales
El diseo plante 32 manzanas idnticas, de aproximadamente 100 m
por 100 m, para la construccin de viviendas tipo VIS y VIP, susceptibles
de agruparse en dos, tres, cuatro y seis supermanzanas. Alrededor de los
macrolotes se ubican 30 manzanas de 0,4 hectreas, configuradas para la
construccin de vivienda en edificios multifamiliares, con un precio supe-
rior a la VIP. La razn de esta disposicin obedece a construir una comu-
nidad variada en cuanto a competencias laborales, con un grado de emu-
lacin social (Metrovivienda, 2002).
Sistema constructivo caracterstico7: mampostera confinada, cimenta-
cin en vigas corridas, cubierta en asbesto cemento.

espacio adecuado y protegerlos del fro, la humedad, el calor, la lluvia, el viento y dems ame-
nazas para la salud, peligros estructurales y vectores de enfermedades. La seguridad fsica de los
ocupantes tambin debe ser garantizada...
7 La informacin proviene del conjunto Recreo de los ngeles, construido por la firma Parques
198 de Potos.
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Estado de las viviendas a la entrega: fachada en ladrillo a la vista, inte-


rior ladrillo sin paetar, puerta de acceso metlica, puerta de bao en
madera con marco metlico, mesn de cocina en granito fundido y ven-
tanera metlica en ngulo.
rea de manzana: 9 280 m2.
rea de lote: 23,04 m2. Medidas del lote: 4 m de frente por 5,76 m
de fondo.
rea de vivienda bsica: 37,52 m2.
Los equipamientos comprenden la construccin de un saln comunal
y una guardera, as como un espacio para el manejo de las basuras.
Con el esquema de Metrovivienda que entrega la tierra urbanizada, las
firmas que venden las viviendas pueden concentrar la inversin en el desa-
rrollo de la obra y, para vender, construyen rpidamente, ya que la enti-
dad del Estado hace los trmites y urbanismo con gran rapidez. Este
engranaje entre la empresa privada y el Estado ha resultado ser muy efi-
ciente en corto tiempo.

Imagen N. 1
Planos del primer piso de una casa de la ciudadela El Recreo

Fuente: Metrovivienda (2002)

199
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Disponibilidad de servicios8

Indicadores urbanos segn la Agenda Hbitat

Acceso a agua potable: Proporcin de hogares con acceso a un suministro


mejorado de agua.
Acceso a saneamiento mejorado: Proporcin de hogares con acceso a
instalaciones sanitarias adecuadas.
Conexiones domiciliarias: Porcentaje de hogares que estn conectados
a los siguientes servicios dentro de su unidad habitacional: a) agua trans-
portada en tuberas; b) alcantarillado; c) electricidad; y d) telfono.
Metrovivienda firm convenios con la empresa de Acueducto y
Alcantarillado, el Instituto de Desarrollo Urbano, la empresa de energa
Codensa y Gas Natural para la instalacin de redes de servicios pblicos
en el sector. Estos convenios son una herramienta para anticipar el creci-
miento de la zona donde se realizan las obras.
Para la adecuacin del terreno urbano, el sector privado adelant la
construccin y montaje de la primera etapa de la estacin de bombeo pro-
visional, junto con la lnea de impulsin para evacuacin de las aguas
negras de la ciudadela.
Dado el nivel de planeacin de las viviendas de la ciudadela El Recreo,
se cuenta con el 100% de cobertura de los servicios pblicos domicilia-
rios: acueducto, alcantarillado, energa elctrica, gas, telfono y televisin.

Accesibilidad

Una vivienda adecuada debe ser accesible para todos aquellos que cuen-
ten con este derecho. Se debe otorgar un acceso integral y sostenido a
recursos de vivienda adecuados a los grupos en desventaja9.
8 Una vivienda adecuada debe contar con ciertos servicios esenciales para la salud, seguridad,
confort y nutricin, incluyendo, acceso a agua potable, energa para cocinar, calefaccin y elec-
tricidad, servicios sanitarios y de limpieza, medios de almacenamiento de comida, desecho de
residuos, drenaje y servicios de emergencia. Comentario General N. 4, par. 8(b).
9 Los grupos en desventaja deben tener un grado de consideracin prioritaria en la esfera de vivien-
da. Tanto la legislacin como la poltica, deben tomar en consideracin las necesidades especiales
de vivienda de estos grupos. En muchos Estados parte, el creciente acceso a la tierra por parte de
200 los sectores pobres o sin tierra constituye un objetivo central... Comentario General N. 4, par. 8(e)
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Como se plantea en el captulo No. 3, el Artculo 51 de la


Constitucin Poltica de Colombia, consagra el derecho a la vivienda
digna para todos los colombianos:

Todos los colombianos tienen derecho a vivienda digna. El Estado fijar


las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho y promover
planes de vivienda de inters social, sistemas adecuados de financiacin a
largo plazo y formas asociativas de ejecucin de estos programas de
vivienda (Constitucin Poltica de Colombia, Art. 51).

En este sentido, los esfuerzos de la Administracin Distrital se han enca-


minado a la implementacin a travs de Metrovivienda10 de la poltica de
subsidio distrital de vivienda, dirigido a poblaciones vulnerables, el cual
funciona en dos vas: la primera para sectores bajo condiciones de despla-
zamiento forzado, alto riesgo no mitigable, desalojos por decisiones judi-
ciales o situacin de informalidad con ingresos menores o iguales a dos
salarios mnimos legales mensuales vigentes; y la segunda, enfoca grupos
especficos por su situacin de discapacidad, etnia, gnero o generacin,
que presenten situaciones de desventaja frente al promedio de la pobla-
cin, como madres cabeza de hogar, afrodescendientes, indgenas, disca-
pacitados, tercera edad, nios y nias. En julio de 2007 se reglament el
subsidio distrital de vivienda complementario para la construccin de
vivienda por proyectos asociativos en ejecucin, para estimular la organi-
zacin comunitaria (Metrovivienda, 2007).
Como puede evidenciarse en el proyecto de la ciudadela El Recreo, la
poltica de vivienda tuvo un giro fundamental hacia la gestin integral de
la demanda, lo que evidencia un cambio en el modelo de operacin del
subsidio distrital de vivienda (SDV11). En este mismo sentido, los curado-
res urbanos ejercen una funcin muy importante porque deben verificar
y comprobar que los proyectos cumplan con las normas urbansticas y de
sismorresistencia vigentes (lvarez Gallego, 2010: 166-169).
En cuanto a la ejecucin de la poltica de vivienda, sta se debe enca-
minar al acceso real a la vivienda, teniendo en cuenta que no solo es nece-

10 A partir del segundo semestre de 2005.


11 El SDV es entregado a los hogares para completar el cierre financiero, este es complementario
al ahorro y al crdito que tienen las familias para sumar la cantidad de dinero requerido para
comprar una vivienda nueva o usada. 201
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

sario que exista oferta de VIS suficiente en la ciudad, sino garantizar el


acceso de las familias de escasos recursos econmicos a una solucin habi-
tacional. Con relacin a esto, se debe contemplar acciones orientadas a
facilitar la compra de vivienda nueva o usada a travs del acompaamien-
to en los trmites, el cierre financiero de los hogares y el diseo e imple-
mentacin del banco de vivienda usada. Igualmente, se propone la inclu-
sin de iniciativas distritales en temas como el arrendamiento como solu-
cin habitacional, el reasentamiento, la titulacin predial y el reconoci-
miento de vivienda (lvarez Gallego, 2010: 165-166).
Respecto al acompaamiento a los compradores, para la venta de las
viviendas se cont con una Unidad de Informacin y Orientacin. En un
rea de 386 metros se ofreci informacin general sobre las constructoras,
cajas de compensacin familiar que otorgan los subsidios y entidades del
sector financiero, as como del proceso de compra de las viviendas, se les
entreg a las familias cartillas informativas y se les present un video que
mostraba las ventajas de vivir en zonas urbanizadas en la legalidad.
Metrovivienda haba comenzado una campaa de divulgacin del proyec-
to desde 1999 (aunque las ventas comenzaban en octubre del 2000) en
un teatro de Bogot y encontr que las familias no conocan el proceso
para postular a los subsidios de vivienda y el ahorro programado, requisi-
tos bsicos para optar por una vivienda (Metrovivienda, 2002).
Uno de los principales retos para la adquisicin de la vivienda de inte-
rs social en todo el pas, como lo plantea Metrovivienda, consiste en cen-
tralizar y racionalizar los trmites de servicios pblicos y de venta de
vivienda en lo referente a cuentas de ahorro programado, subsidios, cr-
dito y escrituras. Porque toda la serie de trmites se hacen complicados
para las personas y esas inconsistencias provocan una demora en la adju-
dicacin de los subsidios y prstamos.

Ubicacin

Una vivienda adecuada debe encontrarse en una ubicacin que permita


el acceso a oportunidades de empleo, servicios de salud, escuelas, guarde-
ras y otros servicios sociales12.

202 12 Esto se aplica tanto en grandes ciudades como en reas rurales Igualmente, la vivienda no
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

La planeacin de la construccin de la ciudadela El Recreo se refleja


en los siguientes componentes:

Zonas verdes

Cuenta con veinte hectreas de estructura verde compuesta por dos par-
ques lineales: una lnea que bordea el Canal Santa Isabel de aguas lluvia y
una lnea horizontal termina la forma de T, conformada por el parque
paralelo al Colector Cundinamarca.

Malla vial

En cuanto a la malla vial, sta se encuentra compuesta por vas locales vehi-
culares, va peatonal interna y cicloruta. Tiene importantes vas de acceso, las
Avenidas Tintal, Santa Fe, Bosa, Longitudinal de Occidente. Se beneficia de
alimentadores de Transmilenio y ms de treinta rutas de transporte pblico.

Presencia Institucional

En cuanto a la presencia institucional, las entidades participantes son


Secretara de Hbitat: Metrovivienda-Uaes, Secretara de Educacin
Distrital: IED, Secretara de Integracin Social: Jardn Infantil, Secretara
de Desarrollo Econmico: Plataforma Logstica, Alcalda Local:
Plataforma Logstica.

Infraestructura fsica colectiva

En cuanto a la infraestructura fsica colectiva de servicios diferentes a los


pblicos domiciliarios consolidados, se cuenta con lo siguiente: dos
Instituciones Educativas Distritales (IED), una institucin educativa pri-
vada, un jardn infantil, un equipamiento de carcter cultural, dos equi-
pamientos de carcter religioso, un equipamiento de carcter mltiple y
una plataforma de tipo logstico, adems de un equipamiento comercial
y una vitrina inmobiliaria.

debe asentarse en sitios contaminados ni en lugares cercanos a fuentes de contaminacin que


amenacen el derecho de los habitantes a la salud. Comentario General N. 4 al 8(f ). 203
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Presupuesto de la obra
Tabla N. 3
Estructura financiera del proyecto Ciudadela El Recreo
Millones de pesos de 2002 %
A. Inversin Metrovivienda 69 889 100
A1 Terrenos 23 807 34
A2 Infraestructura matriz 44 564 17
A3 Urbanismo secundario 18 165 26
A4 Costos Indirectos 12 982 19
A5 Gasto de funcionamiento 3 370 5
B. Ingresos Metrovivienda 70 673 100
B1 Venta de terrenos 54 421 77
B2 Reembolsos IDU 10 676 15
B3 Reembolsos EAAB 5 576 8
C. Inversin privada 252 494 361
C1 Compra de terrenos a MV 54 421 78
C2 Construccin viviendas 198 073 283
D Inversin total (A+C2) 267 961 383
INDICADORES
Gasto de funcionamiento/Inversin MV (A5/A) 5
Gasto de funcionamiento/total Inversin MV (A5/D) 1
Gestin para terceros (B2+B3/B) 23

Fuente: Metrovivienda (2002)

Anlisis y diagnstico de la adecuacin cultural

Para realizar el anlisis de la adecuacin cultural no se pudo tomar en


cuenta la ciudadela El Recreo, debido a que no se contempl en ningn
momento la comunidad indgena de la ciudad de Bogot en la ejecucin
de este proyecto y, hasta el momento, no existen proyectos que lo hagan.
Sin embargo, Metrovivienda suministr la informacin del Plan Parcial
del proyecto denominado El Edn - El Descanso que fue adoptado en
204 2006 por el alcalde de Bogot, el cual no ha podido ser ejecutado debido
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

a que una comunidad agrupada en el cabildo de Bosa se opone a varias de


las determinaciones definidas en el decreto 521 por el cual se adopt
dicho plan.
Adicionalmente, la comunidad indgena, haciendo uso del derecho a
la Consulta Previa, aduce que no se le tuvo en cuenta para hacer el plan
parcial13. En respuesta a esta problemtica, la Administracin Distrital y
el Ministerio del Interior han establecido una serie de mesas de trabajo
con la comunidad del cabildo de Bosa para encontrar una solucin y
poder realizar el Plan Parcial.
Para efectuar seguimiento a los indicadores de adecuacin cultural se
tom la informacin del proyecto Edn - El Descanso, proporcionada por
Metrovivienda a travs de documentos muy recientes, que corresponden
a la ltima negociacin de abril de 2011 y que muestran los resultados de
las peticiones de la comunidad indgena del cabildo de Bosa, a travs de
una propuesta de un proyecto de vivienda indgena urbana, bajo el ttulo
Ciudadela indgena de Iguaque. Vivienda indgena en la ciudad de
Bogot.

Inclusin de los pueblos indgenas en el diseo, desarrollo e implemen-


tacin del programa o proyecto (uso de los conocimientos tradicionales)

La ciudadela El Edn El Descanso ser el primer proyecto de vivienda


de inters social que contemplar, para su constitucin y desarrollo, a los
indgenas en Colombia.
En este sentido dentro de las solicitudes realizadas por el cabildo ind-
gena de Bosa se encuentran las siguientes, actualmente en negociacin14:

Enfoque propuesto del componente territorial

El conjunto de los propietarios cabildantes suma un rea de cercana a las


23,7 hectreas, lo que corresponde a un 41,6% del total del rea del plan
parcial. Aunque los indgenas poseen la tierra, se requiere un presupuesto

13 Informacin suministrada por un representante de los indgenas desplazados mediante entre-


vista.
14 Tomado del oficio SJ 491-10 de 2011 de Metrovivienda-Secretara Distrital de Hbitat. 205
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

adicional para el urbanismo de sta. Por poseer casi el 50% de la tierra,


todos los miembros del cabildo estn interesados en participar en la ges-
tin y ejecucin del Plan Parcial. El cabildo, adems, solicita el cambio de
nombre del proyecto por el de Ciudadela indgena de Iguaque.

Enfoque propuesto del componente social

Se pide que las familias sean congregadas en manzanas contiguas bajo un


enfoque urbano multitnico y cultural. Se propone cambiar la junta de
accin comunal por un Concejo de Gobernadores, con el fin de afianzar
en la ciudadela las formas de organizacin indgenas.

Enfoque propuesto del componente cultural

Se propone incluir equipamientos dotacionales culturales indgenas y


huertas colectivas para las actividades agrcolas.

Enfoque propuesto del componente urbano

Se propone incluir elementos de cultura indgena en la sealizacin pbli-


ca y los avisos privados, as como la inclusin dentro del tratamiento de
los elementos del espacio pblico, con un diseo grfico y escultrico alu-
sivo a la cultura indgena Muisca ancestral.

Enfoque propuesto del componente arquitectnico

Se hace referencia a criterios determinantes para los diseos de los edifi-


cios colectivos o para las viviendas unifamiliares, con el uso de materiales
como la tapia pisada, y se propone una nueva distribucin espacial.
El cabildo indgena de Bosa propone destinar algunas reas a usos
especficos as: tres hectreas para la construccin de un museo y casa de
la cultura Muisca, tres hectreas para usos agrcolas colectivos y seis hec-
treas para usos comerciales y servicios. El resto de territorio se destinar,
como uso principal, a vivienda multifamiliar, bifamiliar y unifamiliar, con
cabida para cinco mil familias.

206
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Imagen N. 2
Mapa del Plan Parcial Edn El Descanso, localidad de Bosa

Fuente: Metrovivienda (2009)

Materiales y tecnologas constructivas utilizadas

Dentro de la propuesta que hace el cabildo indgena de Bosa, se contem-


pla la arquitectura de la tierra utilizando tapia pisada, bahareque, adobe,
etc. para los edificios colectivos, fachadas de las viviendas y comercios
decorados con colores, dibujos y diseos alusivos a la cultura indgena.

Viviendas

Las viviendas deben tener un rea mnima de 60 m2, con un espacio


comn de sala-comedor que cada familia pueda organizar a su gusto.
Se contempla que las familias que tengan mayor poder adquisitivo
puedan optar por viviendas ms grandes. 207
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Para el Cabildo de Bosa, la aplicacin de los criterios descritos arriba sig-


nifica la generacin de barrios con alto valor patrimonial y los considera
como puntos de atraccin para habitantes y visitantes de Bogot. Se plan-
tea estructurar un programa de pedagoga y turismo cultural para ofrecer
productos agregados de la gastronoma, artesanas, plantas medicinales, etc.,
con recorridos guiados que permitan conocer sobre la cultura y tradiciones
indgenas. Esta actividad se promueve para garantizar ingresos estables para
algunas familias, lo que les facilitar el pago de sus crditos inmobiliarios.

Polticas que apoyan el proceso

Polticas establecidas en el Plan de Ordenamiento Territorial

El Plan Parcial El Edn El Descanso, busca mejorar las condiciones de


habitabilidad para este sector de la poblacin, proponiendo como uso
principal el residencial, con vivienda de inters social y prioritaria, com-
plementado con el uso rotacional (POT Decreto 190 de 2004).

Poltica Distrital de Subsidios

La administracin distrital, a travs de Metrovivienda, implement en el


segundo semestre de 2005 la poltica de Subsidio Distrital de Vivienda
como estrategia que promueve una solucin habitacional concreta y efec-
tiva para las poblaciones ms vulnerables del Distrito Capital. El subsidio
est enfocado a las familias que se han visto forzadas a desplazarse por la
violencia, y familias cuyos ingresos no superan los dos salarios mnimos
legales mensuales vigentes.
Este subsidio contempla todo un montaje estratgico con el acompa-
amiento y asesora financiera para la consecucin de los recursos, la
canalizacin y complemento de los montos a travs de ahorro, crdito,
microcrdito o subsidios adicionales para poblacin vulnerable, como el
Subsidio Familiar de Vivienda para personas en situacin de desplaza-
miento y el Valor nico de Reconocimiento para aquellas en situacin de
alto riesgo no mitigable (Metrovivienda, 2006).
Como sustento a las polticas base mencionadas anteriormente, el eje
208 principal sobre el cual gira la negociacin presentada por el cabildo de
Ciudadela El Recreo en Bogot: procesos, planificacin y vivienda

Bosa es la posesin de territorios ancestrales y, sobre ste, se articula la


legislacin siguiente:
En la Constitucin Poltica se establece que Los bienes de uso pbli-
co, los parques naturales, las tierras comunales de grupos tnicos, las tie-
rras de resguardo, el patrimonio arqueolgico de la Nacin y dems bie-
nes que determine la ley son inalienables imprescriptibles e inembarga-
bles (Constitucin Poltica de Colombia, 1991 Art. 63).
El artculo 246 de la Constitucin Poltica afirma que Las autorida-
des de los pueblos indgenas podrn ejercer funciones jurisprudenciales
dentro de su mbito territorial, de conformidad con sus propias normas
y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitucin y
leyes de la Repblica. La ley establecer las formas de coordinacin de esta
jurisdiccin especial con el sistema judicial nacional.
El artculo 286 de la Constitucin Poltica indica que Son entidades
territotiales los departamentos los distritos, los municipios y los territo-
rios indgenas [] (Constitucin Poltica de Colombia, 1991 art. 286).
El artculo 239 de la Constitucin Poltica seala que La conforma-
cin de las entidades territoriales indgenas se har con sujecin a lo dis-
puesto en la ley orgnica de ordenamiento territorial, la cual indica que
deber reconocerse a los pueblos interesados en el derecho de propiedad
y de posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Adems en
los casos apropiados debern tomarse medidas para salvaguardar el dere-
cho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estn exclusiva-
mente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido acceso tradicional-
mente, acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este
respecto deber presentarse particularmente atencin a la situacin de los
pueblos nmadas y de los agricultores itinerantes. La delimitacin se har
por el gobierno nacional, con participacin de los representantes de la
comunidades indgenas, previo concepto de la comisin de ordenamien-
to territorial (Constitucin Poltica de Colombia, 1991 art. 239).

Los resguardos son de propiedad colectiva y no enajenable

El Convenio 169 de la OIT, aprobado por Colombia mediante Ley 21 de


1991, manifiesta que: Al aplicar las disposiciones de esta parte del con-
venio los gobiernos debern respetar la importancia especial que para las
culturas y valores espirituales de los pueblos reviste su relacin con la tie- 209
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

rra o territorios, o con ambos, segn los casos, que ocupan o utilizan algu-
na otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relacin
(OIT, Convenio 169. Art. 13.1).
El artculo 14 habla sobre los derechos de propiedad y de posesin,
pero adems el derecho a utilizar las tierras que las comunidades ocupan
de manera compartida con otros, as como aquellas que, sencillamente,
utilizan pero no ocupan permanentemente. En este sentido los gobiernos
deberan tomar las medidas necesarias para garantizar la proteccin a sus
derechos de propiedad y posesin.
Decreto Nacional 2164 de 1995. El artculo 2 define los territorios
indgenas como Son las reas posedas en forma regular y permanente
por una comunidad, parcialidad o grupo de indgenas y aquellas que,
aunque no se encuentren posedas en esa forma, constituyen el mbito
tradicional de sus actividades sociales, econmicas y culturales.

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Documentos privados consultados

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Prevencin y control de los Desarrollos Urbansticos ilegales en el
Distrito Capital. Polgonos de Monitoreo Vereda San Bernardino-
Localidad de Bosa. Bogot. Colombia
Cabildo Indgena Muisca de Bosa. Oficio dirigido a la Secretara Distrital
de Hbitat. Planificacin de Actividades de la aplicacin del Derecho
Fundamental a la Consulta Previa Libre e Informada sobre el Plan
Parcial El Edn-El Descanso para la defensa de los Derechos territo-
riales, culturales, econmicos, polticos y sociales de la Comunidad
Indgena Muisca de Bosa. Febrero de 2009. Bogot. Colombia
Documento sobre la Visita interinstitucional de Campo a la Localidad de
Bosa. Sectores: El Porvenir y San Bernardino. Participantes: Alcalda
Local de Bosa, Control de vivienda de la Secretara de Hbitat y
Metrovivienda. Febrero de 2009. Bogot. Colombia
Metrovivienda. Oficio 2201032279. Propuesta de Proyecto Piloto de
Vivienda Indgena Urbana. Oficio SJ491-10 Secretara Jurdica.
Secretara Distrital de Hbitat. Febrero de 2011. Bogot. Colombia
Metrovivienda. Anlisis de comunicacin con Radicado No. 2009-624-
029489-2. Peticiones de la comunidad indgena Muisca de Bosa en el
marco de la Consulta Previa del Plan El Edn-El Descanso.
Documento Radicado en Marzo de 2010. Bogot. Colombia
Metrovivienda. Peticiones iniciales de la Comunidad Indgena Muisca de
Bosa en el Marco de la Apertura de la Consulta Previa, Libre e infor-
mada para la reforma y modificacin participativa y concertada del
Plan Parcial El Edn - El Descanso, Decreto 521 de 2006 y de la 211
Yadira Caballero Quintero y Felipe Amaya Puerto

Resolucin No. 147. Del 8 de julio de 2008, de la Secretara del


Hbitat Por medio de la cual se identifican predios de desarrollo prio-
ritario, para vivienda de inters social y vivienda de inters prioritario
en el Distrito Capital y se dictan otras disposiciones. Radicado en
octubre del 2009. Bogot. Colombia.
Posicin Distrital Oficial con Respecto a la Consulta Previa Solicitada por
el Cabildo Indgena de Bosa para el Plan Parcial El Edn- El Descanso.
Febrero de 2011. Bogot. Colombia.

212
Procesos de construccin de vivienda
adecuada para pueblos indgenas
urbanos: el caso de la urbanizacin Runa
Kawsay en la ciudad de Quito
Mara Lorena Brito

Introduccin

Desde ciertas cosmovisiones indgenas, especialmente en el rea Andina,


la vivienda se constituye en un espacio sagrado, en cuya estructura se
expresa el cosmos y donde la funcin de los distintos espacios tiene rela-
cin con los mbitos domsticos, rituales y de divisin del trabajo por
gnero (SIDENPE-SIISE, 2010). La forma de la vivienda, su tamao,
tipo de construccin y materiales, dependen de la organizacin social y
cultural de cada pueblo y de las caractersticas de sus entornos (SIDEN-
PE-SIISE, 2010), es decir, estn relacionados con la ubicacin del suelo y
con su territorialidad.
La poblacin indgena que radica en la ciudad de Quito, al ocupar un
espacio urbano, comparte la territorialidad de la urbe, misma que, ade-
ms, se ha amalgamado con una gran variedad de identidades y formas de
relacionamiento intercultural. Esto ha ocurrido, justamente, a travs de la
presencia de la comunidad de Gulalag (originaria de la parroquia de
Punn, provincia de Chimborazo), cuya figura organizativa se encuentra
plasmada en el denominado Comit de Desarrollo Comunitario Runa
Kawsay. Sus integrantes, al haberse establecido en Quito hace ms de cua-
renta aos, han desarrollado una identidad urbana basada en una interac-
cin solidaria y recproca. Esta identidad, contrario a lo que puede pen-
sarse, no confronta abruptamente a dos cosmovisiones distintas, sino que
influye en el proceso de interculturalizacin de la ciudad.
Bajo esta mirada, el presente acpite analizar la forma de construc-
cin de vivienda y dotacin de servicios bsicos de la comunidad de 213
Mara Lorena Brito

Gulalag, especficamente de los miembros del Comit de Desarrollo


Comunitario Runa Kawsay que habitan en el territorio quiteo. Para ello
se esbozar brevemente la situacin organizativa de esta agrupacin, y en
un segundo momento, se abordarn las condiciones de vivienda adecua-
da de la llamada Urbanizacin Runa Kawsay, en bsqueda de una alter-
nativa tecnolgica para su construccin.

Antecedentes

La presencia de poblacin indgena en el rea urbana del Distrito


Metropolitano de Quito (DMQ), a ms de ser relativamente representa-
tiva en trminos numricos, acua en la ciudad caractersticas que la
constituyen en un escenario mltiple y diverso. Si bien la discriminacin
y la exclusin persisten en los diferentes espacios de relacionamiento
intercultural, la presencia indgena en la urbe quitea forma parte de su
cotidianidad. Las calles, las plazas, los espacios comerciales y muchos
otros lugares, expresan esta realidad, que hoy tambin se manifiesta en
toda una urbanizacin: Runa Kawsay (la vida del ser humano).
La Urbanizacin Runa Kawsay puede ser definida como un conjunto
de construcciones que actualmente se erigen por y para los miembros del
Comit de Desarrollo Comunitario que porta el mismo nombre. Esta
Organizacin Social1 est constituida por 66 hogares indgenas (alrededor
de 330 personas) originarios de la provincia de Chimborazo, especfica-
mente de la parroquia de Punn (comunidad de Gulalag). La decisin de
trasladarse y radicarse en la ciudad de Quito se debe, principalmente, a la
ausencia de oportunidades econmicas en el campo, sobre todo durante
los aos setenta y ochenta. En la actualidad, una buena parte de las fami-
lias de Runa Kawsay habitan en el Centro Histrico de Quito, en una
vivienda otorgada en comodato por la Fundacin Mariana de Jess.
La mayora de hombres y mujeres que integran este comit se dedican
a la venta ambulante de frutas, verduras y otros enseres. Asimismo, algu-
nos se desempean en actividades como la albailera o como controla-
dor de bus (Demon, 2010). A travs del ahorro comunitario y de la inver-

1 Aprobada por el Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador (CODEN-
214 PE) el 15 de junio de 2006, mediante Acuerdo # 190.
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

sin productiva (tienda comunitaria y guardera) (Demon, 2010), Runa


Kawsay ha podido guardar cierto capital a beneficio de la comunidad.
Una parte de estos fondos posibilit la realizacin de un prstamo
mediante el cual se adquiri, hace ms de siete aos, un terreno al sur de
Quito, en el sector La Cocha. Ah, a mediados de 2008, comenz la cons-
truccin de la denominada Urbanizacin Runa Kawsay, misma que pro-
porcionar viviendas propias a los hogares que conforman este comit.

Criterios de seleccin

En trminos metodolgicos, la seleccin de Runa Kawsay aplic tres cri-


terios fundamentales: la localizacin del proyecto en el rea urbana del
DMQ; el direccionamiento del proyecto exclusivamente a la poblacin
indgena urbana; y la amplia trayectoria organizativa de los actores invo-
lucrados. Estas precisiones se acoplaron al caso del Comit de Desarrollo
Comunitario Runa Kawsay, cuyos dirigentes e integrantes, igualmente,
expresaron su amable disponibilidad de brindar informacin al presente
estudio.
Los aspectos que se trataron en el trabajo de campo fueron, funda-
mentalmente, aquellos relacionados con las condiciones de una vivienda
adecuada, es decir, la seguridad de la tenencia, la accesibilidad econmi-
ca, la habitabilidad, la disponibilidad de servicios, la accesibilidad, la ubi-
cacin y la adecuacin cultural. A continuacin se abordar cada uno de
estos mbitos de manera descriptiva y analtica, para finalmente reflexio-
nar sobre las especificidades culturales de esta comunidad, y la vivencia de
stas en la construccin de su urbanizacin.

Seguridad de la tenencia

En la actualidad, gran parte de los hogares que integran el Comit de


Desarrollo Comunitario Runa Kawsay habitan en el Centro Histrico de
Quito, en la calle Loja. Su lugar de residencia le pertenece a la Fundacin
Mariana de Jess, misma que, a travs de un comodato y mediante el
pago de un valor acordado, le otorga a la comunidad la posibilidad de
ocupar su vivienda. El contrato de esta vivienda expir en 2010, luego de 215
Mara Lorena Brito

diez aos de duracin. Los dirigentes de Runa Kawsay han solicitado una
prrroga de un ao adicional, para que el alojamiento de parte de su
comunidad pueda extenderse hasta establecer sus nuevas viviendas.
En este escenario, la Urbanizacin Runa Kawsay naci en 2005, con
la compra de una hectrea a propietarios particulares por parte del
Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay. La adquisicin de esta
propiedad es el resultado de un intercambio comercial legal y transparen-
te, posterior a un riguroso proceso de seleccin de terrenos, en el que
intervinieron profesionales contactados por la misma organizacin. Esto
significa que la comunidad pudo obtener las escrituras legalizadas de su
terreno, a travs de la participacin de un equipo tcnico, el cual sugiri
a la agrupacin la opcin ms conveniente (en trminos de precio, loca-
lizacin, situacin legal, caractersticas del terreno, entre otros). En este
sentido, el presidente de Runa Kawsay ha expresado que:

Nosotros tenemos equipo completo, o sea, nuestros mismos compaeros


son abogados, ingenieros, arquitectos. Entonces, primero para comprar
un terreno tenemos que hacer todo legal. Si es que est legal, compramos,
sino pues, para tener problemas despus, no muchas gracias [].
Nosotros compramos con nuestra plata y con escritura, todo legal.
(Feliciano Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011. Quito).

Este terreno ha sido dividido en 33 lotes, cada uno para un hogar de la


comunidad (mientras que los 33 hogares restantes pudieron adquirir otro
terreno, muy cercano al primero, en lo que prximamente se denomina-
r como Runa Kawsay II y III)2, ms tres reas previstas para una capilla,
un parque y una casa comunal3. Cada lote comprende ms de 200 m2, y
sus propietarios han sido asignados mediante sorteo.
Cabe sealar que, en trminos legales, la adquisicin efectuada por
Runa Kawsay est a nombre del presidente de la organizacin nicamen-
te. Este hecho responde a la necesidad de abaratar costos, puesto que si la
comunidad se presentaba frente al vendedor del terreno, en calidad de
colectivo social, el precio de ste hubiera sido bastante ms elevado de lo

2 El presente acpite se centrar, fundamentalmente, en la primera etapa de la Urbanizacin Runa


Kawsay (es decir 1 ha), puesto que comprende la parte construida ms avanzada.
3 Las proporciones y caractersticas de estas reas cumplen con la normativa municipal, lo cual se
216 estableci a travs de la intervencin del personal tcnico contratado por Runa Kawsay.
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

que, en efecto, fue. Esta estrategia de mercado (como as la denomina


el arquitecto que asesora a la comunidad4), se basa en la confianza que la
organizacin deposita sobre su dirigente, y se sustenta en la expectativa de
que, a mediano o largo plazo, cada lote tendr su escritura propia.
Si bien los 33 hogares que forman parte de la organizacin no poseen
(por el momento) ningn documento que respalde la propiedad de sus
lotes, y aunque el terreno de la urbanizacin est a nombre de una sola per-
sona, se puede reconocer que todo el grupo, en conjunto, se siente propie-
tario, tanto del terreno como de los lotes que lo constituyen. Nosotros
compramos el terreno con el esfuerzo de todos... Este terreno es de la
comunidad (Feliciano Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011.
Quito), afirma el dirigente principal, junto con algunos de sus compae-
ros. Adems, resalta el hecho de que las viviendas, al ser construidas por los
mismos integrantes del comit, establecen una suerte de vnculo que estre-
cha la relacin entre el colectivo y la naciente urbanizacin.
As, se evidencia que la seguridad de la tenencia dentro de la
Urbanizacin Runa Kawsay presenta caractersticas tanto colectivas como
individuales. Esto quiere decir, por una parte, que como la comunidad
aport de manera colectiva en la adquisicin del terreno, se siente propie-
taria de ste, a pesar de que, legalmente, la documentacin pertinente se
encuentra a nombre de su dirigente; y por otra, que aunque el proceso de
construccin implica la participacin de todos los miembros del comit, el
sentido de propiedad de las viviendas (y por ende de cada uno de sus lotes)
surge desde cada hogar, individualmente. Cabe remarcar, sobre todo, que
la confianza de cada integrante de la organizacin en su lder se constitu-
ye, para el presente caso, en el eje ms importante que cohesiona al grupo.

4 Este profesional, al igual que el abogado y el ingeniero, apoya a la comunidad de manera volun-
taria. Aunque est inserto en la agrupacin, no es precisamente parte de la misma; nicamente
les brinda apoyo tcnico. 217
Mara Lorena Brito

Fotografa N. 1
Algunos integrantes del Comit de Desarrollo Comunitario Runa
Kawsay durante la minga del 04/05/2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)

Accesibilidad econmica

Runa Kawsay est localizada en la parroquia de Chillogallo, sector La


Cocha. En esta zona, los precios del suelo van de los cinco a los diez dla-
res (Tupiza, 2001), algunas veces, sin servicios bsicos. Este panorama fue
ratificado por la Organizacin Runa Kawsay, que hace ms de siete aos
adquiri una hectrea de terreno sin servicios5, por tan slo cinco dlares
el metro cuadrado.
Los 50 000 dlares que en total invirti la organizacin al adquirir
el terreno, fueron el resultado tanto de la actividad productiva como del
ahorro y el crdito. La primera consiste en la conformacin de una tien-
da comunal, cuyo funcionamiento data de 2004. En sta se venden vve-
res y otros elementos de primera necesidad. Su administracin se realiza
desde la directiva del comit, y cada hogar que lo compone se alterna para

5 Aunque el terreno en s no contaba con servicios bsicos, los barrios aledaos a ste s los ten-
an, por lo tanto, para la comunidad era apropiado establecerse all, puesto que se vislumbraba
218 la factibilidad en la colocacin de servicios.
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

su atencin (Demon, 2010). Con esta misma lgica de obtener fondos y


de colaborar con la comunidad, en 2001 se cre la guardera Dulces
Travesuras, que funcion hasta junio de 2008 (Demon, 2010). En cuan-
to al ahorro, la organizacin ha impulsado una caja comunitaria que reco-
ge cinco dlares semanales a los hogares miembros y les brinda crditos
de 400 a 500 dlares, para fortalecer actividades productivas y de inver-
sin (Demon, 2010). Finalmente, el crdito fue obtenido a travs del
Banco Solidario, cuya confianza en la agrupacin se teji gracias al pago
puntual de deudas contradas anteriormente (Demon, 2010).
Paralelamente, el Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay ha
sido beneficiario de fondos provenientes del CODENPE (para financiar
el alcantarillado de su urbanizacin), y actualmente est gestionando la
contribucin de la Iglesia Catlica (que solventara la capilla y las reas de
uso comn del barrio).
Sobre esta base, Runa Kawsay fue estructurando el proyecto de la
urbanizacin. Este logro ha requerido del esfuerzo de cada hogar de la
comunidad, cuyos ingresos, casi en todos los casos, son limitados (el
ingreso promedio de cada trabajador corresponde a 208 dlares mensua-
les) (Demon, 2010). Esta situacin se explica por las labores que casi
todos los integrantes de Runa Kawsay desempean, que consisten, mayo-
ritariamente, en la venta ambulante de productos perecibles (frutas y ver-
duras) y no perecibles (confites, gafas, ropa, CDs y juguetes).
Ahora bien, sin tomar en cuenta los costos del terreno y del alcantari-
llado, la Organizacin Runa Kawsay planific, de manera referencial, el
siguiente presupuesto (ver Cuadro 1):

219
Mara Lorena Brito

Cuadro N. 1
Cronograma valorado de obras
N. Rubro Unidad Cantidad Precio Precio 2009 2010 2011
unitario total
1 Energa elctrica M 182,60 134,00 24 468,40 24 468,40
2 Agua potable M 182,60 14,00 2 556,40 2 556,40
3 Alcantarillado M 182,60 80,00 14 608,00 * *
4 Telefona U 34 60,00 2 040,00 2 040,00
5 Adoquinado M2 1504,22 15,00 22 563,30 1 671,87
6 Capilla M2 162,31 200,00 32 462,00 32 462,00
7 Casa comunal M2 150,25 200,00 30 050,00 30 020,00
8 Cancha mltiple M2 596,86 10,00 5 968,60 5 968,60
TOTAL 120 108,7 27 024,80 9 680,47 62 512,00
* Los pasajes A y B (calles que forman parte de la urbanizacin) cuentan con alcantarillado y cada lote con su respectiva
caja de revisin. Por lo tanto se lo menciona en el cronograma, ms no se lo toma en cuenta en el costo total.
Nota: Estos valores forman parte de un presupuesto aproximado elaborado por Runa Kawsay antes de la ejecucin del
proyecto. Los montos que se estn invirtiendo en la ejecucin de la obra difieren en algunos casos.
Fuente: Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay (Mayo de 2011)

Cabe aclarar que los costos de los materiales de las viviendas que compo-
nen la urbanizacin, en cambio, son asumidos por cada hogar de manera
individual y segn sus posibilidades econmicas. Lo importante para las
familias de la comunidad, segn afirma su presidente, es: tener un lugar
propio, donde tambin podamos mantenernos todos juntos (Feliciano
Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011. Quito).

Habitabilidad

El proceso de construccin de las viviendas de Runa Kawsay (primera


etapa) inici hace ms de dos aos (2008). Por el momento, de las 33
viviendas que se pretende edificar, se han erigido diez6, cada una con alre-
dedor de 100 m2 de construccin, y otros 100 m2 de espacio adicional.

220 6 De estas diez construcciones, prcticamente ninguna est totalmente terminada.


Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

Fotografa N. 2
Vivienda de la Urbanizacin Runa Kawsay
en construccin, mayo de 2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)

La planificacin global de la Urbanizacin Runa Kawsay prev, entonces,


el establecimiento de viviendas amplias que cuenten con espacios destina-
dos a actividades productivas o comerciales, como talleres, tiendas o
bodegas. Igualmente, algunos hogares han vislumbrado la construccin
de un garaje o han determinado una pequea parcela para sembrar (algu-
nos han optado por las dos opciones). Cabe indicar que este tipo de pla-
nificacin ha respetado a cabalidad las normativas trazadas por el
Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, segn lo seala el arqui-
tecto que asesora a la organizacin.
De la misma manera, la amplitud de las viviendas diseadas por Runa
Kawsay se debe a que las familias que integran este Comit son, en varios
casos, numerosas (de cuatro a seis miembros) (Jatun Ayllu Kitu
Runakuna, 2005). En este sentido, tambin se vislumbra la posibilidad de
incrementar uno o dos pisos en las casas para que, en el futuro, sus hijos
cuenten con un espacio donde habitar. A este respecto, el arquitecto que
respalda a la comunidad sostiene que est contemplado, dentro de sus
construcciones, de que el da de maana sus hijos van a crecer, y para que
no estn buscando otros terrenos, o para que no sufran lo que ellos han 221
Mara Lorena Brito

sufrido, puedan construir sus departamentos. Est contemplado, enton-


ces, crecer de forma vertical (Manuel Oa. Entrevista realizada en mayo
de 2011. Quito).
Asimismo, la perspectiva de Runa Kawsay de construir viviendas rela-
tivamente espaciosas, est relacionada con el hecho de que aquella que
algunos de sus integrantes ocupan en el Centro Histrico de Quito es bas-
tante reducida, si se considera el nmero de personas que habitan en cada
cuarto (cuatro o seis). Esto significa que las condiciones de hacinamiento
a las que actualmente una parte de la comunidad est expuesta, buscan
ser, en la medida de lo posible, superadas en la nueva urbanizacin.
Al observar estos factores, se puede afirmar que el hacinamiento no
siempre ser un inconveniente dentro de las viviendas edificadas en la
Urbanizacin Runa Kawsay. Sin embargo, su habitabilidad podra cues-
tionarse, en un primer momento, ya que algunas familias prevn ocupar
sus construcciones sin que estn terminadas, es decir, es muy probable
que ciertos miembros de Runa Kawsay habitarn, inicialmente, en casas
inacabadas y poco adecuadas (Riofro, 2010) que pueden presentar pro-
blemas de fro y polvo excesivos.
A este respecto, el presidente del Comit, refirindose a sus compae-
ros con limitadas condiciones econmicas, ha expresado que As como
les digo a los compaeros, aqu tienes 200 m2 de terrenito, usted puede
hacer lo que usted puede hacer, la casita... O puedes hacer aunque sea con
cuatro palitos, tapemos con plstico, pero es propia tu casa (Feliciano
Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011. Quito).
As se concluye que, aunque algunas casas de la Urbanizacin Runa
Kawsay estn siendo construidas con amplitud, y a pesar de que la planifi-
cacin general del barrio ostente la edificacin de viviendas espaciosas, la
ejecucin efectiva de las obras depender de la capacidad financiera de los
hogares que integran la comunidad. Este ingrediente ser determinante en
la habitabilidad de las viviendas, y adems podra influir sobre la diferencia-
cin socio-econmica que existe entre los miembros de la organizacin.

Disponibilidad de servicios

La Organizacin Runa Kawsay, luego de un largo proceso de trabajo


222 comunitario y autogestin, ha instaurado en su urbanizacin los servicios
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

de alcantarillado, energa elctrica, agua potable, e inclusive, telfono.


Asimismo, ha realizado por su propia cuenta los bordillos de las calles, y
actualmente se encuentra gestionando la colocacin del adoquinado.

Alcantarillado

Este servicio fue gestionado durante el ao 2009 a travs del CODENPE,


que colabor con la organizacin con la suma de 15 000 dlares. Los 33
lotes que conforman la primera etapa de Runa Kawsay fueron beneficiados.
Fotografa N. 3
Servicio de alcantarillado en la Urbanizacin Runa
Kawsay, mayo de 2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)

Agua potable

Actualmente este servicio se encuentra en proceso de implementacin.


Runa Kawsay, con el asesoramiento de su equipo tcnico, ha tramitado la
autorizacin de la red de agua potable de la urbanizacin, y obtuvo, en
2011, los permisos correspondientes.
La implementacin de esta red tiene un costo de 10 360 dlares apro-
ximadamente, que estn siendo asumidos por la misma organizacin. 223
Mara Lorena Brito

Luz elctrica

La luz elctrica fue solicitada oportunamente a la Empresa Elctrica


Quito, y actualmente se encuentra en proceso de consolidacin.

Accesibilidad

En el Ecuador, la Constitucin ha declarado la universalidad de la vivien-


da, lo cual implica la generacin de planes, programas y proyectos que
enfatizan en la construccin de viviendas de inters social, adems de otros
tipos de vivienda (Constitucin, 2008). Bajo esta ptica, han surgido pro-
puestas como las del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda
MIDUVI (Socio Vivienda, Socio Comunidad, Mi Primera Vivienda, etc.)
y las impulsadas en el Municipio de Quito (a travs de la Poltica
Metropolitana de Hbitat y Vivienda), mismas que, adems, articulan en
sus contenidos los criterios de interculturalidad y la plurinacionalidad.
A pesar de que durante los ltimos aos, estas polticas han sido apli-
cadas con xito o no a determinados sectores sociales, para Runa
Kawsay no ha sido posible acoplarse a ninguna de ellas, aunque, en efec-
to, su dirigencia lo ha considerado en variadas ocasiones. Esto revela que,
segn la lgica de la organizacin, su accesibilidad a una vivienda adecua-
da (en el marco de las polticas pblicas actuales) se constituye en un desa-
fo que rebasa cualquier tipo de ofrecimiento gubernamental, sea local o
nacional. Por eso la misma comunidad ha gestionado la construccin de
su urbanizacin, y ha cuestionado cualquier tipo de oferta gubernamen-
tal, por no cumplir con sus expectativas.
Las motivaciones que originan el distanciamiento de Runa Kawsay de
los programas y proyectos de vivienda generados desde los gobiernos de
turno (tanto nacional como local), se asientan, fundamentalmente, en
cuatro aspectos:

Los costos elevados

Las viviendas que se ofertan en el MIDUVI o en el Municipio de Quito


224 (de 36 a 56 m2) cuestan entre 14 000 y 16 000 dlares (en algunos casos,
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

inclusive ms). Para Runa Kawsay, en cambio, la construccin de una


vivienda de 100 m2 puede costar alrededor de 10 000 dlares, puesto que
la mano de obra invertida pertenece a la misma agrupacin.

La demora en la concrecin de resultados

En este aspecto resalta, bsicamente, la dotacin de servicios. Como lo


afirma el presidente del Comit de Desarrollo, el Municipio se demora-
ra unos dos o tres aos en poner la red de agua potable, como as les ha
pasado a otros compaeros[...] por eso es que nosotros mismos estamos
gestionando aqu ese servicio, con nuestros propios recursos (Feliciano
Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011. Quito).

Las restricciones exigidas

Aqu, la principal inconformidad de Runa Kawsay son las condiciones


que determina la entidad pblica oferente al edificar las viviendas. Esto se
refiere, especficamente, a la designacin unilateral de los constructores y
fiscalizadores, sin apertura para que la comunidad proponga sus propios
asociados. Respecto a este tema, el presidente de la organizacin ha expre-
sado que Los indgenas queremos hacer la casa[...] Al MIDUVI nos
vamos, y nos pone todo [...] Tiene que ser el ingeniero de aqu, tiene que
ser el fiscalizador de aqu, tiene que hacer un montn de cosas y de pape-
les por ah[...] Hasta eso a uno tambin[...] Para eso digo no, para eso me
hago yo mismo la casa (Feliciano Meja. Entrevista realizada en marzo de
2011. Quito).

La ausencia del componente socio-cultural en las viviendas

Para Runa Kawsay, las viviendas de 36 o 56 m2 ofertadas en los distintos


programas del gobierno no son totalmente apropiadas, porque sus fami-
lias tienen, en ciertos casos, hasta seis miembros. Justamente por ello
requieren viviendas espaciosas que, al mismo tiempo, puedan acoplar uno
o dos pisos adicionales que aseguren el futuro de sus hijos (y el de sus res- 225
Mara Lorena Brito

pectivas familias). Paralelamente, la comunidad ha previsto, para cada


vivienda, un lugar destinado a la implementacin de actividades produc-
tivas o comerciales, al igual que una pequea parcela para sembrar. Por
otra parte, el Comit de Desarrollo Comunitario pretende mantener
cohesionada a toda la comunidad, lo cual tambin ha influido en su deci-
sin de no involucrarse en ningn proyecto de vivienda gubernamental,
ya que haba el riesgo de dispersar a sus hogares miembros.
Para los indgenas urbanos que pertenecen a Runa Kawsay, la accesi-
bilidad a una vivienda adecuada, dentro de los programas o proyectos
establecidos por los gobiernos nacional y local, es prcticamente inviable,
puesto que no existe una propuesta que satisfaga sus expectativas, ni como
organizacin, ni como individuos. En este marco, se refleja que el com-
ponente socio-cultural ejerce una marcada influencia, sobre las aspiracio-
nes de la mencionada agrupacin.

Ubicacin

La Urbanizacin Runa Kawsay est localizada al sur de Quito (a cincuen-


ta minutos del centro-norte de la ciudad), en la Administracin Zonal
Quitumbe, parroquia de Chillogallo. Colinda con el barrio Campo
Alegre, en el sector La Cocha. En esta zona, la densidad poblacional
corresponde a 30,85 habitantes por hectrea (Larrea, 2010).

Imagen N. 1
Ubicacin de la Urbanizacin Runa Kawsay

Fuente: Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay (Mayo de 2011)

226
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

Fotografa N. 4
Foto satelital de la Urbanizacin Runa Kawsay

Runa Kawsay I

Runa Kawsay II y III

Fuente: Comit de Desarrollo Comunitario Runa Kawsay (Mayo de 2011)

La parroquia de Chillogallo (donde Runa Kawsay se encuentra ubicada)


presenta una incidencia de la pobreza del 34,22%7 (Larrea, 2010). Al
observar el ingreso promedio de los futuros habitantes de esta urbaniza-
cin (208 dlares mensuales), y al reconocer que cada hogar cuenta con
un terreno de ms de 200 m2, es posible afirmar que gracias a la organi-
zacin y a la gestin comunitaria, los miembros del Comit Runa Kawsay
no estn atravesando por una situacin de pobreza crtica e, inclusive, se
puede decir que se encuentran en una situacin econmica cercana al
promedio de la totalidad de la Administracin Zonal Quitumbe8, donde
su urbanizacin est en proceso de consolidacin.

7 La parroquia con mayor incidencia de pobreza dentro del rea urbana del DMQ es Turubamba,
con el 56,05%; mientras que la parroquia urbana con menor incidencia de pobreza es
Rumipamba (1,96%) (Larrea, 2010).
8 Adems de Chillogallo, la Administracin Zonal Quitumbe est conformada por las parroquias
de Quitumbe, La Ecuatoriana, Guaman y Turubamba, con una incidencia de la pobreza de
33,50%, 35,34%, 52,42% y 56,05% respectivamente. 227
Mara Lorena Brito

En cuanto a la ubicacin de Runa Kawsay en relacin con sus posibi-


lidades de acceso a la educacin, se ha podido identificar que esta urbani-
zacin cuenta con seis establecimientos educativos cercanos, de los cuales,
una escuela fiscal est situada precisamente al frente de sta, y una uni-
dad educativa del milenio (Bicentenario) est ubicada a unos diez minu-
tos, aproximadamente.
Finalmente, en lo que respecta a la situacin de transporte hacia Runa
Kawsay, existe una lnea de buses que se acerca a la urbanizacin en un
poco menos de cuatro cuadras. Esta lnea pertenece al sistema de trans-
porte integrado de la ciudad (trole metrobs alimentador) y con el
pago de un nico pasaje de 0,25 dlares, es factible trasladarse a este lugar.
Fotografa N. 5
Bus: Corredor Sur Oriental, mayo de 2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)

Adecuacin cultural

La poblacin indgena urbana que forma parte de Runa Kawsay, puede


ser dividida en tres generaciones: la primera, que corresponde a las cabe-
zas de hogar que migraron a Quito desde la dcada de los setenta hasta
los aos ochenta; la segunda abarcara a los hijos de esta primera genera-
cin; y la tercera, los nietos de aquellos migrantes pioneros (Demon,
2010). Aunque cada generacin se diferencia entre s, ha sido posible
228 observar, en cada una de ellas, una marcada influencia de la cosmovisin
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

andina. Complementariamente, han revelado un sinnmero de elemen-


tos relacionados con la idea del progreso, el desarrollo y la modernizacin.
En este marco, se puede afirmar que el denominado Mundo Andino
aparece como una estructura permeable en la cual penetran diferentes for-
mas de relacionamiento socio-cultural, entre ellas, las que se instituyen en
el seno de una territorialidad urbana como la de Quito. Esto quiere decir,
por ejemplo, que los indgenas de Runa Kawsay, si bien han reproducido
en el espacio y en el tiempo sus expresiones culturales propias, buscan
permanentemente mejorar sus condiciones de vida acoplando, voluntaria
e involuntariamente, elementos caractersticos del mundo moderno e
inclusive, global. Esto se expresa, justamente, en la forma en la que se est
edificando la Urbanizacin Runa Kawsay dentro del rea urbana del
DMQ, cuyo proceso de construccin y su producto final, moldearn las
actuales formas de convivencia social de la poblacin indgena quitea.

Uso de conocimientos tradicionales

La Urbanizacin Runa Kawsay ha aplicado los conocimientos tradicionales


de su comunidad en dos aspectos concretos: su nivel de organizacin y
movilizacin (que implica, adems, la planificacin de su fortalecimiento
socio-organizativo); y la forma y distribucin de sus viviendas y espacios de
uso comn9. Estas caractersticas se manifiestan en los siguientes escenarios:

La casa comunal

Este espacio desempear un rol sumamente importante para dar vida a


la organizacin, puesto que en sus dos pisos de construccin se prev la
realizacin de asambleas, talleres, capacitaciones y otras actividades que
fortalecern los lazos que vinculan a sus integrantes.

9 Cabe remarcar que los planos de la Urbanizacin Runa Kawsay respetan a cabalidad las norma-
tivas municipales de la ciudad de Quito e incluso cuentan con los permisos correspondientes. 229
Mara Lorena Brito

La capilla

La configuracin de la capilla de Runa Kawsay combinar la religiosidad


catlica de la organizacin, con aquella que la relaciona a la Madre Tierra.
Esto se reflejar en la cruz andina que sobresale de su fachada y en la colo-
cacin de los cuatro elementos de la naturaleza (agua, aire, tierra y fuego)
en cada esquina del templo sagrado (Feliciano Meja. Entrevista realizada
en marzo de 2011. Quito).

Forma y distribucin de sus viviendas y espacios de uso comn

La mayora de los hogares de Runa Kawsay prevn la construccin de


viviendas amplias, con espacios dedicados a actividades comerciales, pro-
ductivas o ambas. En general, el diseo interior de cada casa ha planteado
la construccin de una cocina tipo americana (con el fin de ahorrar espa-
cio) y de una espaciosa rea social. Los dormitorios, por otra parte, buscan
ser individuales, es decir, un dormitorio para cada miembro de la familia.
El proceso de construccin de cada vivienda, igualmente, refleja las formas
tradicionales de relacionamiento de la poblacin indgena, es decir, la soli-
daridad y la reciprocidad que definen a las mingas comunitarias.
Fotografa N. 6
Distribucin espacial interna de una vivienda construida
por Runa Kawsay, mayo de 2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)


230
Procesos de construccin de vivienda adecuada para pueblos indgenas urbanos

Materiales y tecnologas constructivas

Bajo la perspectiva de mejorar la calidad de vida de quienes habitarn en


la urbanizacin, Runa Kawsay se encuentra construyendo viviendas con
materiales caractersticos de entornos urbanos, es decir, con hormign,
hierro y cemento. En referencia a este tema, el presidente de la
Comunidad ha manifestado que:

Al comienzo, nosotros s pensbamos en construir nuestras casitas con el


material de nuestros abuelos, pero vimos que en la ciudad esto no vale mucho.
Adems, las familias son grandes, y los materiales fuertes (hormign, hierro y
cemento) nos ayudarn a ampliar la casa cuando los hijos o los nietos crezcan.
(Feliciano Meja. Entrevista realizada en marzo de 2011. Quito).

Las viviendas que Runa Kawsay se encuentra edificando, entonces, reve-


lan la influencia que la urbe ha ejercido sobre la forma de vida de la pobla-
cin indgena migrante, y adems, reflejan sus expectativas de mejorar sus
condiciones de vida a mediano y largo plazo.

Fotografa N. 7
Vivienda de la Urbanizacin Runa Kawsay en construccin,
mayo de 2011

Fotografa: Mara Lorena Brito (Mayo de 2011)

231
Mara Lorena Brito

Conclusin

La comunidad de Gulalag, a travs del Comit de Desarrollo


Comunitario Runa Kawsay, se constituye en un claro ejemplo organizati-
vo, capaz de crear, mediante la autogestin, una urbanizacin indgena
que, a ms de satisfacer las expectativas de la comunidad, ha podido aco-
plarse a la lgica urbana. Esto se expresa, por ejemplo, en el hecho de que
los lotes y las viviendas que componen la naciente urbanizacin cuentan
con los permisos municipales correspondientes y han sido mentados a
gusto de los hogares miembros.
Se puede afirmar entonces que la llamada adecuacin cultural de la
primera urbanizacin indgena de la ciudad de Quito, ms que encontrar-
se en sus materiales de construccin o en sus tecnologas constructivas,
radica en la forma organizativa y en el esfuerzo que ha implicado este
logro. Esto significa que el trabajo conjunto, la caja de ahorro, la tienda
comunitaria y el taller productivo, son los principales elementos que
cohesionan al grupo y lo constituyen como un universo diferenciado para
la construccin de una urbanizacin indgena. De la misma manera, la
confianza en la dirigencia y la aplicacin de estrategias para abaratar cos-
tos son piezas claves en la consecucin de los objetivos de la comunidad.

Bibliografa

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Cartografa, anlisis y metadatos. Quito: Cooperacin Tcnica entre el
MDMQ y el Institut de Recherche pour le Dvloppement.

233
Polticas inclusivas a la vivienda
urbana. Estudio de caso: Proyecto
Un Feliz Hogar
Elisa Canqui

Introduccin

Bolivia forma parte del sistema internacional de proteccin del derecho


humano a la vivienda, gracias a la firma y ratificacin de diversos pactos y
convenios que la comprometen a respetarlos e imponen obligaciones for-
males, tanto al poder ejecutivo como al legislativo. Asimismo, en lo que
respecta al reconocimiento de los derechos de los pueblos indgenas ha
seguido procesos similares. El Estado Plurinacional de Bolivia mantiene un
compromiso para el cumplimiento e implementacin del derecho a la
vivienda, cuyos beneficiarios conforman el 62% de la poblacin nacional
autoidentificada como indgena (Instituto Nacional de Estadstica, 2001).
El objetivo de la presente investigacin es analizar cmo estos derechos
de vivienda y los pueblos indgenas se han articulado y se han imple-
mentado en un proyecto especfico de vivienda, dentro el Programa de
Vivienda Social y Solidaria1 (PVS), implementado desde 2007.
En el marco de este anlisis, se considerar tambin la reciente estruc-
tura del Estado Plurinacional de Bolivia, la autonoma a la hora de cum-

1 El Programa de Vivienda Social y Solidaria es un instrumento de la nueva poltica de vivienda


para atender las necesidades habitacionales de los sectores de la poblacin de menor ingreso, en
un marco de equidad, transparencia y eficiencia. Los recursos financieros del PVS son genera-
dos por los aportes del 2% patronal pblico y privado destinado a vivienda de inters social, que
se depositan en el fideicomiso constituido en el Fondo de Desarrollo del Sistema Financiero y
de Apoyo a la Productividad FONDESIB. Sus principales objetivos son establecer y consolidar
mecanismos que faciliten el acceso a una vivienda digna; priorizar a la poblacin de menores
ingresos econmicos bajo el principio de equidad social; generar empleo con mano de obra a
travs de la autoconstruccin; y atender las necesidades habitacionales de los trabajadores. 235
Elisa Canqui

plir u omitir deberes establecidos en normas internacionales de derechos


humanos a la vivienda (indispensable conocer sus repercusiones internas),
la de los pueblos indgenas y, principalmente, lo relacionado a competen-
cias (no apelar a la duplicidad de competencia con el nivel central y el
municipal, para incumplir sus obligaciones).
El derecho a una vivienda digna no debe interpretarse como el cobijo
producto de tener un tejado sobre la cabeza, as como tampoco debe con-
siderrsele exclusivamente como una comodidad. Debe ser considerado,
ms bien, como el derecho a vivir con seguridad, paz y dignidad en algu-
na parte; el derecho exige que, para interpretar el trmino vivienda, se ten-
gan en cuenta otras consideraciones, especficamente, que el derecho a la
vivienda se debe garantizar a todos, sea cual fuere su acceso a recursos eco-
nmicos. No se debe entender el sentido de vivienda a secas, sino de
vivienda adecuada.

Proyecto Un Feliz Hogar: Presentacin

El Proyecto Un Feliz Hogar se financia gracias al Programa de Vivienda


Social, subprograma tres, aprobado el diez de diciembre de 2007, proyec-
to que inici las obras de construccin en febrero de 2008, y entreg las
primeras cien viviendas en mayo de 2010, lo que corresponde a la prime-
ra fase. Quedan pendientes las fases dos y tres que completarn el objeti-
vo del proyecto: las 300 viviendas.

Resumen del proyecto

El proyecto de vivienda Un Feliz Hogar: Urbanizacin Mercedario pre-


tende resolver, en parte, el problema de dficit de vivienda en la ciudad
de El Alto, contribuir a la disminucin del dficit nacional de vivienda y,
fundamentalmente, mejorar la calidad de vida de los beneficiarios, consi-
derando sus caractersticas culturales, medioambientales, econmicas y
sociales (Minaya, Proyecto Feliz Hogar: Urbanizacin el Mercedario,
2007). Cada lote tiene una superficie promedio de 300 m2, con un rea
construida de 63,49 m2 que cumple con los requisitos del Municipio de
236 la ciudad de El Alto, 12 m2 de frente y 25 m2 de fondo (Fotografa N.1),
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

aunque existen superficies mayores, particularmente en el encuentro de


esquinas. Tambin hay lotes de una dimensin menor a los 300 m2
(275m2), detalle que no incide significativamente en el diseo de la
vivienda tipo.
La distribucin de los ambientes es la siguiente: estar-comedor: 26,96
m2; dormitorio uno: 13,96 m2; dormitorio dos: 12,81 m2; cocina: 5,63
m2; y bao: 4,4 m2. La cocina incluye un mesn y lavaplatos, y el bao
un inodoro y lavamanos. Las viviendas del proyecto son de una sola tipo-
loga.

Fotografa N. 1
Plano tipo de la vivienda: Urbanizacin Mercedario

Fuente: Documento de Proyecto: Un Feliz Hogar [Foto Elisa Canqui]

La entidad intermediaria es la financiera Eco-futuro S.A., que ha tenido


un rol importante con los beneficiarios en la orientacin y explicacin del
proyecto de vivienda, principalmente en lo que respecta a los costos y los
procesos de pago. 237
Elisa Canqui

La urbanizacin se encuentra ubicada a veinte minutos del centro de


la ciudad de El Alto (La Ceja), al Noreste de la ciudad de El Alto, dentro
del radio urbano, prolongacin de la avenida Bolivia, contiguo a la urba-
nizacin San Felipe de Seque. Hacia el Norte limita con la urbanizacin
Cosmos 79 y al frente est Ro Seco.
La urbanizacin Mercedario est subdividida en cuatro sectores donde
se emplazan 202 viviendas en el sector uno, 13 viviendas en el sector dos
y 85 viviendas en el sector cuatro. Estos sectores cuentan con todos los ser-
vicios bsicos, segn el documento de proyecto. Sin embargo, como se ver
ms adelante, no todas las zonas contaron o cuentan con servicios bsicos.
En su mayora, los beneficiarios son parejas jvenes, concubinos2 y dos
son madres solteras con hijos. El 66% son hombres y el 34% son muje-
res, y la edad promedio de los beneficiarios es 27 aos (hay personas de
22 aos y algunos mayores de 45 aos). El nivel educativo es heterog-
neo: profesionales, bachilleres y algunos con educacin primaria. La dis-
tribucin poblacional segn sus oficios es la siguiente: 25,73% son fabri-
les, 7,7% son comerciantes, 3,67% son choferes y mecnicos, 2,2% son
profesores, 2,2% son empleados pblicos, 1,47% son obreros y el
52,01% desempea oficios varios3.

Anlisis y diagnstico de indicadores del


derecho humano a la vivienda adecuada

Seguridad de tenencia

El proyecto, por su particularidad, garantiz la seguridad jurdica de la


tenencia. El 20% del total del financiamiento estuvo destinado para la com-
pra del lote (1 600 USD), ms 800 USD que correspondan a la contrapar-
te de los beneficiarios. El costo total del lote fue de 2 400 USD. Los proce-
dimientos y la exigibilidad han sido los mismos para todos los beneficiarios,
sin diferencias entre los indgenas y no indgenas en Bolivia no existe dis-

2 Concubinato: Unin de hecho estable entre dos personas, que conviven haciendo vida marital
pero no se hallan unidos en matrimonio (Diccionario de la Real Espaola. Vigsima Segunda
Edicin. 2009).
3 Entre los varios oficios estn los beneficiarios que se dedican al comercio informal o microem-
238 prendedores (carpintera, mecnica, entre otros).
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

criminacin con relacin a los derechos de tenencia y propiedad por sexo,


pertenencia cultural o estado civil, en el marco del derecho jurdico vigen-
te. La titularidad de las viviendas es de ambos cnyuges o convivientes
(concubinos). Se encuentra, en un bajo porcentaje, la titularidad exclusiva
de mujeres, en el caso que sea madre soltera o viuda. Esta particularidad del
proyecto no refleja que la prctica tradicional de registrar la propiedad solo
con el nombre del esposo haya cambiado en Bolivia (Comit de Amrica
Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, 2008), lo
que evita que la mujer ejerza iguales derechos de herencia y de posesin de
la casa. Est vinculado, ms bien, con la responsabilidad frente a la deuda:
cuando se trata obligaciones frente a la banca, si la mujer tambin figura
como titular propietaria, tiene obligaciones ante el prestatario.
Otro factor que influye en la titularidad de la vivienda en los pueblos
indgenas (hombre/mujer) es la burocracia, adems de los costos que
implica el contar con el Folio Real (documento que garantiza la seguridad
jurdica de la vivienda). Estos factores inciden directamente para que
muchos propietarios releguen este trmite para un segundo momento. En
este caso, el proyecto obliga a contar con el Folio Real porque es uno de
los requisitos que exige la entidad financiera intermediaria, ya que la pro-
piedad misma se constituye en la garanta hipotecaria. As, todas las
viviendas cuentan con este documento que garantiza el derecho propieta-
rio de la vivienda a los beneficiarios.

Accesibilidad econmica

Antes de la implementacin de este programa, las polticas estatales de


financiamiento de la vivienda estaban absolutamente sesgadas al merca-
do, y se trabajaba con instrumentos inadecuados para atender a la auto-
construccin de vivienda en general, incluidas las de los pueblos indge-
nas y las mujeres. No se ha garantizado la igualdad en el acceso a la finan-
ciacin de la vivienda para las mujeres jefas de familia por insercin
mayoritaria en la economa informal, ni se les provee de suficientes ingre-
sos estables y garantas para acceder a fondos o crditos de la banca o enti-
dades financieras. En muchos casos no son sujetos de crdito (Groulx,
2010). La misma situacin se replica para hombres y mujeres indgenas.
El proyecto, sin embargo, muestra los cambios de polticas pblicas
que se vienen implementando en Bolivia en favor de los pueblos indge- 239
Elisa Canqui

nas. Aunque no existe una discriminacin positiva directa, estas polticas


toman medidas adecuadas para esta poblacin, lo que facilita el acceso
privilegiado a las personas con menores ingresos, y convierte a los pueblos
indgenas cuyas tasas de pobreza son ms altas que las de la poblacin no
indgena (Patrinos y Guillette, 2006)4 en beneficiarios principales del
programa. Por otro lado, la creacin de instrumentos de financiamiento
que responden a la realidad econmica de Bolivia, donde ms del 50% de
trabajadores est en el sector informal de la poblacin (Fundacin Konrad
Adenauer, 2010), es otro factor que los discrimina positivamente e incre-
menta sus posibilidades de ser beneficiarios del programa de vivienda.
Ahora, si bien se repite la modalidad del crdito hipotecario, uno de
cuyos requisitos lo podan cumplir solamente los trabajadores asalariados
mediante la presentacin de una boleta de pago, se crea una herramienta
(la declaracin jurada de ingresos que puede ser individual o colectiva,
ms un cuadro con el detalle de los ingresos familiares) que reemplaza a
la boleta de pago para los empleados del sector informal. Sin este instru-
mento, muchos beneficiarios jams hubieran podido acceder al crdito,
como por ejemplo, personas que tienen pequeas ventas de dulces en la
puerta de los colegios o incluso, empleados pblicos cuyos ingresos no
sobrepasan los Bs. 2 000 (aproximadamente 286 dlares americanos).
Dada la particularidad de la economa informal, los ingresos que se
declaran y cuentan van desde lo que gana un solo miembro de la familia
hasta la suma de todos los ingresos de la familia. En estos casos, no solo
se toma en cuenta el ingreso de padre de familia, sino tambin de la espo-
sa y de los hijos (si stos trabajan). Esta forma replica la prctica de los
derechos y deberes colectivos de los pueblos indgenas; por ejemplo, la
deuda del ayni para el trabajo de un techado de una casa la paga toda la
familia. El padre realiza el trabajo pesado y la mujer ayuda con el trabajo
liviano combinado con la preparacin de la comida, y as de manera
inversa. Por tanto, en la entrevista sobre particularidad, los beneficiarios
han sealado que la casa es de todos y todos contribuyen a pagarla.
Las cuotas que se pagarn al banco ascienden a un total de Bs. 255 (un
31,1% del sueldo bsico)5. Este monto no es significativo con respecto al

4 En Bolivia, las tasas de pobreza rural y urbana en 2002 eran mucho ms altas entre la poblacin
indgena que entre la poblacin no indgena (86% comparado con 74% en las zonas rurales y
59% comparado con 47% en las zonas urbanas).
240 5 En marzo de 2011, el Decreto Supremo 809 ha aprobado un sueldo bsico de Bs. 815,30.
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

costo total de la deuda que adquirirn de 8.000 USD (Ocho mil dlares
americanos) por beneficiario, a ser pagados durante los prximos veinte
aos. A muchos les resultara difcil ahorrar ese monto para poder comprar
su vivienda en algn momento. Esto significa que algunos beneficiarios
debern disminuir otros gastos como educacin, salud y servicios pblicos,
as como los bienes de consumo. Sin embargo, en la mayora de los casos,
esto no incidir significativamente, pues los montos antes destinados al
alquiler de vivienda servirn para el pago de la cuota al banco, consideran-
do que el principal criterio para ser aprobado como beneficiario fue el de
no contar con ninguna propiedad considerada como vivienda.

Habitabilidad

Las condiciones de habitabilidad de las viviendas, dado el nmero de


miembros de la familia, muestran que existen condiciones de hacina-
miento. Algunos moradores se han visto obligados a llevar al patio ense-
res personales y muebles por la falta de espacio (Fotografa N. 2). La
vivienda solo cuenta con dos dormitorios, uno principal y uno pequeo,
donde se ubicaran los hijos. En la caso de la familia A6, que tiene cinco
hijos y est en espera de un nuevo miembro, dos de los nios pequeos
duermen con los padres y los otros tres (nios y nia) duermen en el dor-
mitorio pequeo. En otra de las viviendas, para solucionar este problema,
ubicaron la habitacin de los nios en el dormitorio principal, y los
padres se acomodaron en el dormitorio pequeo, lo que ha permitido que
los nios se encuentren en mejores condiciones.

6 Familia A porque se quiere proteger la privacidad, y en la consulta con la persona, sta no ha


autorizado utilizar el nombre. 241
Elisa Canqui

Fotografa N. 2
Muebles y otros enseres se encuentran fuera de la vivienda ante
la falta de espacio

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

Las condiciones de hacinamiento podran generar situaciones de violen-


cia fsica, psicolgica y sexual, especialmente a los nios y nias que se
convierten en las principales vctimas de la situacin de habitabilidad
caracterstica en barrios periurbanos (Groulx, 2010). En las entrevistas,
sin embargo, no se ha logrado tocar este tema. Por otro lado, si bien para
las parejas jvenes puede ser una vivienda habitable, el diseo no ha con-
templado que en Bolivia, los hijos (en este caso los beneficiarios) viven
con sus padres. Se ha encontrado que hay padres que viven en la vivien-
da donde los hijos son los beneficiarios, y donde los beneficiarios no estn
ocupando las viviendas, y es posible que en el futuro tengan que compar-
tir la vivienda con ellos. En estos casos tambin apareceran las ya detalla-
das condiciones de hacinamiento, aunque existe espacio para ampliar la
vivienda. En la visita se confirmado que algunas viviendas ya tienen tra-
bajos de ampliacin donde se construyen dormitorios para los hijos
(Fotografa N. 3).

242
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

Fotografa N. 3
Construccin de tres habitaciones para los hijos

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

Por ser nueva, la vivienda no presenta condiciones que puedan poner en


peligro a sus habitantes. El innovador diseo inclinado de la pared del
estar-comedor logra el efecto invernadero y crea un microclima en la
vivienda, para contrarrestar las bajas temperaturas de la ciudad de El Alto.
En las visitas se ha visto que las viviendas son relativamente atemperadas,
a diferencia de las ubicadas en lugares similares, lo que resulta beneficio-
so pues una temperatura baja puede producir estrs trmico, afectando el
equilibrio trmico de la vivienda e incidiendo directamente en el rendi-
miento manual (Gonzalo, 2008).

Disponibilidad de servicios

Segn el documento del proyecto, la urbanizacin Mercedario cuenta con


servicios bsicos, agua y energa elctrica. En cuanto al alcantarillado, se
cuenta con perfiles y seales que servirn para presentar a la Empresa
Pblica Social del Agua y Saneamiento S. A. (EPSAS), quienes tienen que
brindar el servicio. En la visita a los sectores uno y cuatro, un 20% de las
viviendas no cuentan an con agua potable, principalmente porque no
pueden acceder a la instalacin. Para poder conectar a la red (una matriz
pasa a tres metros de una de las viviendas) EPSAS exige que sean cinco 243
Elisa Canqui

casas contiguas las que reciban el servicio. En este caso, pesan ms los cri-
terios exigidos por la Empresa de Agua Potable que el respeto al derecho
humano a la vivienda adecuada.
La falta de agua tiene efectos negativos inmediatos, pues el bao no se
puede utilizar y muchas viviendas le han dado otro uso, como depsito,
o simplemente no lo utilizan (en varias de las casas visitadas, el bao no
contaba con una bombilla elctrica o estaba cerrado con llave). Existen
algunas viviendas que los utilizan como espacio de aseo personal, pero el
agua debe ser llevada en recipientes.
Ninguna de las viviendas cuenta con alcantarillado, reemplazado con
pozos ciegos. En un caso especfico se traslad el servicio sanitario al patio
de la casa. Con respecto a la energa elctrica, el 100% de las viviendas
cuentan con este servicio.

Ubicacin

Las viviendas de la Urbanizacin Mercedario se encuentran a veinte


minutos, en transporte privado, desde la Ceja de la ciudad de El Alto, y
a cuarenta minutos hasta la Prez de la Ciudad de La Paz. Si bien es un
barrio relativamente cercano con respecto a otros ms antiguos como
Senkata, la urbanizacin est en la periferia, prxima a reas contamina-
das por basura y reas utilizadas como baos, que amenazan a la salud de
las personas, principalmente de los nios. Por las distancias, el acceso a las
fuentes de empleo depende de la actividad a que se dedica el beneficiario:
si es comerciante informal en la ciudad de El Alto, no tiene limitaciones
ni necesita gastar demasiado en el transporte. Sin embargo, para aquellos
beneficiarios que trabajan en la fbrica textil que est localizado en Villa
Ftima, o en Sopocachi7, el costo de traslado hacia sus fuentes de trabajo
se ha duplicado, as como el tiempo de viaje en relacin al lugar donde
vivan anteriormente.
Con respecto al servicio de salud, en las cercanas se cuenta con una
posta de salud, donde se puede encontrar atencin de medicina general y
enfermera. Para servicios de especialidades es necesario trasladarse a otros

7 Uno de los beneficiarios entrevistados tiene un taller en la calle Landaeta (Zona de Cristo Rey,
ciudad de La Paz). Pese la distancia entre el lugar de trabajo y la vivienda, ha sealado que est
mejor porque ahora cuentan con una vivienda, y los costos de traslado son menores respecto al
244 alquiler.
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

centros. En el sector uno, la zona ha logrado un convenio con la


Fundacin Cuerpo de Cristo, de manera que la Casa Esperanza8, sea rea-
decuada y preste servicios de especialidad para atender a las necesidades
en salud de la urbanizacin segn el presidente de la zona, sta empeza-
ra aproximadamente en dos meses. Los moradores tambin pueden
acceder al Centro de Salud San Sebastin, de primer nivel, al que se llega
tras un viaje de diez minutos en transporte.
El tema educativo es un tanto complicado para las familias beneficia-
rias. Muchos de los entrevistados han sealado que no pueden acceder a
las escuelas que estn cercanas a la urbanizacin, pues todos los espacios
estn ya ocupados y es un tanto difcil conseguir una plaza. Con el obje-
tivo de solucionar este problema, los mismos vecinos han instalado una
escuela multigrado que funciona en dos ambientes no adecuados para este
fin (Fotografa N. 4). Los mismos vecinos son quienes pagan a los pro-
fesores, aunque una de las docentes ha manifestado que el trabajo es
voluntario. A la fecha (abril de 2011) se estn tramitando tems para los
maestros y se estn construyendo los ambientes de la escuela. La mayora
de los nios asiste al colegio Fernando Nogales que se encuentra en el sec-
tor tres, ubicado a una distancia que vara entre cinco minutos de viaje
desde el sector cuatro hasta veinte minutos del sector uno.

8 La Casa Esperanza busca subsanar las necesidades y expectativas de los pacientes con enferme-
dades terminales como el cncer, y asegurarles una atencin ntegra y humana. El proyecto
busca apoyar a estas personas que requieren de apoyo asistencial, mdico, psicolgico, emocio-
nal y religioso para soportar sus ltimos das de enfermedad, hasta el momento de su muerte.
Fuente: Fundacin Cuerpo de Cristo. 245
Elisa Canqui

Fotografa N. 4
Ambientes en la Unidad Educativa Mercedario, sector uno

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

El servicio de transporte pblico s llega a la urbanizacin (Fotografa N.


5) y la mayor distancia hasta la parada de los buses es de 500 metros. Dos
lneas llegan con una frecuencia que vara segn la hora y el da. En la
maana y en la tarde, a partir de las cuatro por ejemplo, se pude tomar el
bus cada diez minutos. En la noche disminuye la frecuencia, pero se
puede encontrar transporte pblico hasta las 22h00. Ms tarde, el trans-
porte solo llega hasta el cruce con la avenida que est como a 15 minutos
a pie de la urbanizacin.

Fotografa N. 5
Parada de transporte pblico, bus 856

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

246
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

Accesibilidad

El proyecto no contempla un criterio de discriminacin positiva que faci-


lite el financiamiento a discapacitados, ancianos, nios o vctimas de
desastres. No existe ningn beneficiario discapacitado, y tampoco hay
viviendas que cuenten con infraestructura accesible por si fuera necesario.
Por ejemplo, por las dimensiones la vivienda tipo no responde a las nece-
sidades de una persona en silla de ruedas, tanto por las dimensiones de la
silla que obligan a prever espacios ms amplios, como por las caractersti-
cas de desplazamiento que tiene una silla de ruedas.
La disposicin de las viviendas en el terreno permite contar con un
patio en las viviendas, infraestructura que replica el diseo de viviendas
comunes de las zonas rurales en Bolivia, variando la presencia de las pare-
des, que en las ciudades se utilizan para marcar la delimitacin con la
vivienda contigua, en cambio en las zonas rurales como proteccin a la
vivienda. El patio de las viviendas del programa tiene varios usos. Algunos
tienen algunos surcos sembrados con papa, y los ms el patio es el lugar
de lavado de ropa y el juego de los nios.
Segn nuestro anlisis, el programa est socioculturalmente apropiado
pues como se ha verificado con una de las entidades bancarias, sta ha res-
pondido a las limitaciones econmicas y de ingreso de las familias indge-
nas que viven en las ciudades. Segn Eco-Futuro, el ingreso mnimo
requerido para beneficiarse a este proyecto fue de Bs. 1 200 (171 USD);
Bs. 675 por sobre el salario mnimo nacional de 20069, ao en que se pre-
sent el proyecto. Muchos de los beneficiarios certificaron sus ingresos
sumando los ingresos de ambos miembros de la familia (padre y madre).

Anlisis y diagnstico de la adecuacin cultural

Identificacin y diseo del proyecto

La comunicacin del lanzamiento del Programa de Vivienda Social se rea-


liz por va tanto oral como escrita. Si bien los beneficiarios sealan que
stas fueron las fuentes principales por las cuales accedieron a la informa-

9 El salario mnimo nacional en Bolivia en el ao 2006 fue de Bs. 525. 247


Elisa Canqui

cin del programa, varios aspectos no estaban claros, pero muchos de


ellos se interesaron y creyeron que podan ser sujetos de este programa por
las caractersticas especficas que contenan los spots televisivos y radiales.
Otros beneficiarios sealan que se informaron del programa a travs de
los talleres que el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo organiz en
ambientes de la Alcalda Municipal de la ciudad de El Alto una muestra
de la coordinacin de una entidad nacional con el nivel municipal,
donde sus tcnicos explicaban de manera detallada el programa. Estos
talleres contaban tambin con material impreso que se regalaba a los inte-
resados para que pudieran tomar la decisin a nivel familiar. Ya con esta
informacin, algunos de los beneficiarios decidieron reunir a un grupo de
personas para ser parte del programa. En este punto, muchos de ellos
encontraron la oferta del Proyecto Un Feliz Hogar10 como la forma ms
cmoda de ingresar, pese a ser un programa que, de alguna manera, ya
estaba organizado, con un lugar de construccin identificado, con un
plano tipo de la vivienda, y al que solo le faltaba reunir el nmero de
beneficiarios que ocuparan el total de los lotes disponibles.
Como se seal anteriormente, el Proyecto Un Feliz Hogar nace de
una iniciativa particular que uni varios factores como: la disponibilidad
de lotes en un nmero significativo; un arquitecto proyectista que entien-
de al programa como una forma de consolidar su empresa constructora;
conocimiento de la rama de la construccin de vivienda; experiencia de
trabajo con la gente de la ciudad de El Alto como seala el propio arqui-
tecto Minaya, hay que saber tratar con la gente de la ciudad de El Alto
(Entrevista a Arquitecto Minaya). Estos factores juegan un rol importan-
te en el momento, segn el arquitecto Minaya, para decidirse a elaborar
el proyecto, que nace a poco de conocerse el lanzamiento del Programa de
Vivienda Social. El diseo de las viviendas solo cumple los aspectos tc-
nico-arquitectnicos de una vivienda y las condiciones climticas. No ha
considerado otro factor ni responde a necesidades particulares.
En esta primera etapa de identificacin y diseo los beneficiarios no
tienen ninguna participacin directa.

10 Las oficinas del arquitecto proyectista que dise el proyecto se encuentran a 200 metros de las
248 oficinas de la Alcalda del El Alto.
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

Gestin del proyecto ante el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo

Los beneficiarios se adecuan a la oferta presentada por la empresa construc-


tora e inician los pasos para cumplir los requisitos legales y sociales del pro-
grama, a fin de que el proyecto y las carpetas individuales puedan pasar por
las instancias de revisin dentro el Viceministerio de Vivienda y
Urbanismo. En el proceso nace la necesidad de contar con una instancia
que represente al proyecto ante el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo,
de manera que no se le mire como la iniciativa particular de una empresa
constructora o de un proyectista o dueo de los lotes; as empezar a cons-
tituirse en un proyecto de preocupacin colectiva de los beneficiarios.
Se crea el comit del proyecto, con el liderazgo de don Mario
Villarroel. Este comit se convierte en el enlace entre el proyecto, la
empresa y el financiador (Viceministerio de Vivienda y Urbanismo), y
cumple funciones como impulsar las reuniones de los beneficiarios; moti-
var a los beneficiarios a cumplir todos los requisitos tanto de documenta-
cin como de contraparte; y ser una instancia de presin ante el financia-
dor para la aprobacin del proyecto.
La conformacin del comit del proyecto no la solicitaron ni la empre-
sa ni el financiador, sino que fue motivada por la necesidad de una ins-
tancia representativa de los propios beneficiarios, pero tambin como una
respuesta ante la demora de la instancia pblica en la aprobacin de los
trmites. Este tipo de representaciones no es ms que una particularidad
de los pueblos indgenas quienes, a lo largo de la historia del Estado
Plurinacional de Bolivia, se han visto forzados a nombrar comits, dele-
gaciones o grupos que los representen ante instancias nacionales, ya que
a una sola persona nunca se la considera lo suficientemente representati-
va para pelear o demandar un derecho. Un pequeo grupo de personas
siempre produce ms impacto y presin que una sola persona o una carta.
Si bien el programa no ha colocado este tipo de representacin dentro
de sus canales de comunicacin con los beneficiarios por proyecto, sta ha
sido sobrentendida y aceptada por el Viceministerio. Adems jug un
papel decisivo en varios proyectos, pues las protestas frente a las puertas
de la entidad competente fueron visibilizadas por los medios nacionales
de comunicacin.
En ciertos casos, ante una demora de aceptacin del proyecto por
parte del Viceministerio, los grupos o representaciones no han sido sufi- 249
Elisa Canqui

cientes y ha sido necesario que el nmero total de beneficiarios se senta-


ra en las calles frente al Viceministerio, o que se tomen las puertas de
ingreso y salida del edificio (de tal manera que, de no existir una respues-
ta positiva, los empleados del Viceministerio de Vivienda se veran impe-
didos de salir o entrar), para presionar a quienes toman las decisiones.

Implementacin del proyecto

La negociacin del proyecto, desde su presentacin hasta su aprobacin,


dur aproximadamente tres meses. Despus de ese tiempo se dio inicio a
la construccin de las viviendas. De las 300 que se planearon inicialmen-
te, se aprobaron cien viviendas en cada una de las tres fases del proyecto.
Los beneficiarios que entraron a la primera fase fueron los primeros que
pudieron entregar la contraparte de 800 USD, destinados a la compra del
lote (un 33% de los 2 400 USD que cuesta el lote). Algunos de ellos, para
cumplir con esta contraparte, tuvieron que recurrir al prstamo, mientras
otros utilizaron un anticrtico y pasaron a vivir en alquiler por el tiempo
que dur la construccin de la vivienda.
En la implementacin del proyecto (etapa constructiva), varios de los
beneficiarios participaron en la identificacin del lugar de construccin
de la vivienda dentro el lote de 300 m2. As hay viviendas ubicadas en el
centro del lote, otras pegadas a uno de los costados (en su mayora, la ubi-
cacin guarda relacin con la posicin del sol), pero siempre con la misma
orientacin. El diseo de la vivienda cuenta con una ventana inclinada
para favorecer la captacin de la luz solar, lo que facilita que se mantenga
la temperatura de la vivienda (Fotografa N. 6).

250
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

Fotografa N. 6
Inclinacin de la ventana (vistas exterior e interior)

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

Este detalle es importante a considerar, pues, consuetudinariamente, la


posicin de las viviendas de los pueblos indgenas ha estado relacionada
con el sol. Por un lado, permite que la vivienda pueda recibir la mayor
cantidad de luz natural posible y, por otro lado, la puerta se orienta hacia
el Este para recibir los primeros rayos del sol, como un saludo ceremonio-
so al dios Sol.
El actual presidente de la zona Mercedario seal que, a medida que
avanzaba la construccin de las viviendas, los beneficiarios de la primera
fase del proyecto empezaron a participar activamente en la construccin,
con un seguimiento de avance del trabajo en sus viviendas. Como suele
suceder, tambin se presentaron casos en los que no hubo participacin.
Sin embargo, la asistencia a las reuniones en esta etapa era casi obligato-
ria, pese a que no siempre se realizaban en los terrenos de la urbanizacin.
Aquellos que han realizado un seguimiento a la construccin, con via-
jes los fines de semana para ver el avance de las obras, pudieron percatar-
se, por ejemplo, de la mala calidad de las puertas de madera11. Slo as se
pudo obligar a la empresa a cambiar las puertas en las viviendas. Se ha
encontrado, sin embargo, evidencia que indica que no todas las puertas
han sido reemplazadas, pues en una de las viviendas visitadas, los benefi-
ciarios estn utilizando la puerta pequea que conecta la cocina con el
patio como puerta de entrada, ya que la principal est trabada.

11 La madera se hinchaba, y en algunos casos cambiaban la forma de la puerta, imposibilitando


su manipulacin (Entrevista a beneficiario del proyecto). 251
Elisa Canqui

Despus de consultar sobre este tema, tanto el responsable de la


empresa constructora como el arquitecto supervisor y el fiscal de obra
conversaron con el beneficiario y le indicaron que la puerta se hinch por
la humedad, y que cuando pase la temporada de lluvias la puerta volver
a la normalidad. Sin embargo, un carpintero que tiene su taller en la
misma urbanizacin, ha sealado que es por la calidad de madera utiliza-
da en la elaboracin de las puertas, y que la puerta no se destrabar cuan-
do sta pierda humedad. Lo recomendable, dice, es cambiarla por otra o
realizar un trabajo de carpintera que consiste en moldear nuevamente la
puerta para que tome la dimensin que se requiere.
Otros problemas detectados gracias a la participacin de los beneficia-
rios (en este caso, de manera obligada)12 fue la dosificacin del cemento en
el vaciado de los pisos de la vivienda, pues, en el momento del parquetea-
do, se descubri que el parquet se desprenda con un trozo de cemento.
Anoticiado del particular, el fiscal de obra recomend el cambio del vacia-
do de los pisos. No se pudo averiguar si es un problema de todas las casas o
solamente de las viviendas construidas por un grupo de albailes, como lo
sealaron los responsables de la construccin de las mismas. Se nos explic
la posible razn de esta pobre dosificacin: el grupo de albailes responsa-
bles del vaciado de los pisos del sector uno, hicieron un desvo13 de los mate-
riales entregados y en la cantidad requeridas, quedando como resultado una
dosificacin pobre que fue detectado en el momento del colocado del par-
quet (Entrevista a uno de los beneficiarios del proyecto). Quedan dudas al res-
pecto pues este problema no fue descubierto por el supervisor de obra, bajo
quien pesaba la buena ejecucin de la obra. Adems, es evidente que el fis-
cal de obra no realiz el peritaje correspondiente.
Una buena prctica que facilit la inclusin de los beneficiarios en el
proyecto fue su aporte de mano de obra para realizar el parqueteado que,
adems, sirvi para pagar su contraparte del costo del parquet y el colo-
cado. Una de las personas que financi el colocado del parquet en su
vivienda bajo esta modalidad seala que al inicio el proceso fue difcil,
nos capacitaron un poco, pero a la final nos lleg a gustar. Yo espero que

12 Los beneficiarios debieron poner como contraparte la compra de los parquets, y algunos los
pagaron con mano de obra destinada al colocado del parquet en las viviendas.
13 El entrevistado ha sealado que es posible que uno de los trabajadores de albailera se haya
apropiado indebidamente, para uso personal, de una parte del cemento asignado para el vacia-
252 do de los pisos.
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

me contraten ms adelante cuando coloquen el parquet en la segunda y


tercera fase del proyecto (Entrevista a beneficiario de proyecto). Segn el
responsable de la empresa constructora, fue un desafo formar los cinco
grupos de cinco personas cada uno para colocar el parquet, pero uno de
los grupos sobresali y realiz el trabajo en la mayor cantidad de vivien-
das, lo que le signific, a cada integrante, un ingreso extra que sobrepas
el valor de la contraparte que le tocaba a cada uno.
La prctica en s es relevante por cuanto permiti que este grupo de
personas se capacite en la tarea de colocar el parquet. Se consult a la
empresa si empleara esta mano de obra en las viviendas que quedan por
construir, y nos manifestaron su inters de hacerlo, pues ya conocen el
trabajo. Por otro lado, esta mano de obra capacitada se encuentra en el
rea donde se implementarn las fases II y III del proyecto.
Antes de empezar a habitar en las viviendas, los beneficiarios tambin
pintaron la parte externa de sus viviendas. La empresa provea la pintura,
y el beneficiario, como contraparte, la mano de obra. El pintado de la
parte interior era responsabilidad del beneficiario, tanto en lo que se refie-
re al material como a la mano de obra. En todas la visitas a las viviendas,
el 100% de las mismas estaban pintadas internamente, y un 90% exter-
namente (se encontr con una vivienda que no estaba pintada). La
empresa seal que el beneficiario no recogi la pintura, lo que, como
explicaremos ms adelante, est vinculado con otros aspectos sociales que
no necesariamente tienen que ver con los recursos econmicos.

Servicios bsicos y otros factores de habitabilidad

La participacin y el trabajo comunal propios de los pueblos indgenas,


fueron importantes factores que permitieron a las viviendas contar con
agua potable y electricidad. En abril de 2009, cuando los primeros bene-
ficiarios empezaron a ocupar las nuevas viviendas, ninguno contaba con
estos servicios, pese a que, en algunos casos, la matriz de agua potable
estaba cerca y solo se necesitaba que, al menos, cinco casas contiguas lle-
nen el requisito para solicitar la conexin. Sin embargo, en la mayora de
los casos, la matriz de agua potable no exista; por ende haba que trami-
tar la ampliacin en la EPSAS para acceder a la misma.
El proceso fue largo y tedioso para conseguir el servicio de agua pota-
ble. Despus de un par de intentos ante la instancia responsable, los due- 253
Elisa Canqui

os de las viviendas acordaron abrir la zanja donde se instalaran los tubos


de la matriz del agua potable (pagando el alquiler de una retroexcavado-
ra) con sus propios recursos. Con mano de obra propia realizaron el cie-
rre de la zanja una vez instalada la tubera. Slo de esta manera se aceler
y se oblig indirectamente a EPSAS para que atendiera prontamente a la
solicitud, aunque la demora no fue menor a tres meses. Hasta la fecha,
varias viviendas siguen sin acceso al agua potable, principalmente porque
son viviendas aisladas. La empresa ha sealado que los lotes que estn bal-
dos en este momento forman parte de la fase dos o de la fase tres del pro-
yecto, por lo que se espera que todas las casas lleguen a tener acceso a este
servicio.
Tomando en cuenta que el 5% de viviendas no tienen agua en barrios
antiguos, y que el 21,3% de la poblacin de la ciudad de El Alto no dis-
pone de agua potable (Pereira, 2007), el hecho de haber contado con este
recurso en un tiempo de tres meses es un logro, altamente correlacionado
con la gestin de los beneficiarios del proyecto y su forma de organiza-
cin. Otro factor que influy en la gestin, es el hecho que la urbaniza-
cin se encuentra cercana a barrios conformados en los aos 80, y/o los
lotes estn en medio de viviendas que se construyeron privadamente y ya
contaban con este recurso.
El tema de la energa elctrica tambin fue un trabajo colaborativo que
comenz desde la empresa. Al inicio, el acceso a la electricidad se realiz
con conexiones al punto donde la empresa constructora contaba con este
servicio. ste se comparti con las viviendas por el tiempo que dur la
gestin ante la Empresa de Electricidad de La Paz S. A. (ELECTROPAZ).
Durante este tiempo, los beneficiarios tuvieron que pagar el costo del ser-
vicio elctrico a la empresa constructora que pagaba una sola factura, aun-
que este punto comparta al menos nueve casas.
El trmite del servicio de electricidad se realiz en un periodo de dos
meses. Al momento de la visita, el 99% de las viviendas cuenta con este
servicio. Slo una vivienda, que si bien est habitada, obtiene la energa
de la casa vecina.
El servicio de recoleccin de la basura se efecta dos veces por sema-
na. Para ello se debe trasladar los desperdicios unos 500 metros, pues el
carro recolector solo llega hasta determinados lugares.
En el proceso de implementacin del Programa, uno de los vacos ms
254 importantes fue la verificacin in situ de parte de la entidad competente
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

(Viceministerio de Vivienda) lo sealado por el documento de proyecto,


referido al tema de existencia de servicios.

Materiales y tecnologas constructivas utilizadas

Segn los datos del Censo 2001, el 77% de la poblacin construye sus
viviendas de adobe, ya sea revocado o sin revocar, sin embargo, los datos
histricos muestran que el ladrillo tiene cada vez una participacin ms
importante (Instituto Nacional de Estadstica, 2001). Por otro lado, el
uso del adobe tambin est relacionado con la estrategia de la autocons-
truccin de la vivienda que los indgenas tienen para contar con una
vivienda, tanto en el rea rural como urbana. Por otro lado segn Garfias
y Mazuret (2005), se confirma que el material de construccin de vivien-
das utilizado por los pueblos indgenas es el adobe.
Sin embargo, en el proyecto prevaleci la tendencia que seala el INE
con respecto al uso del ladrillo para levantar las paredes de las viviendas.
Los beneficiarios del proyecto han sealado que, en la eleccin del mate-
rial para las paredes, influyeron varios factores como: (i) las diferencias de
costos entre el ladrillo y el adobe cuando se compra, pues cuando se ela-
bora el adobe en la autoconstruccin no se considera el costo de mano de
obra ni el material y, por tanto, se considera como un elemento barato;
(ii) el status social que puede dar al propietario la vivienda construida con
ladrillo y de barro; y (iii) para muchos constructores, el adobe no es un
material de uso comn para la construccin de viviendas, debido a las
dificultades en el manejo, peso, fragilidad, disponibilidad y su empleo
nicamente en viviendas de una sola planta. Dos de estos factores fueron
mencionados por el proyectista diferencia de costos y disponibilidad, y
el tema del status lo trajo a colacin uno de los beneficiarios: se ve mejor
la casa con el ladrillo que con el adobe, y estamos en la ciudad(Entrevista
a beneficiario de proyecto).
Esta ltima frase llama la atencin, considerando que el entrevistado
es un migrante indgena aymara, y que el adobe14 es comnmente utiliza-
14 La tierra prensada posee una muy elevada masa trmica (es decir, habilidad para almacenar
calor). En los pases de clima fro, sto constituye un invaluable recurso en los diseos de siste-
mas pasivos de energa solar. Durante el invierno, la pared acta como un acumulador de ener-
ga calrica que luego la irradia al interior de la edificacin, compensando as el incremento del 255
Elisa Canqui

do en la construccin de las viviendas en las reas rurales, principalmen-


te en las comunidades (en las capitales de municipios, el ladrillo es el
material que ms se utiliza). Esta respuesta genera una serie de interpre-
taciones sobre la adecuacin cultural de las viviendas en lo que se refiere
al material tradicionalmente empleado por los pueblos indgenas para la
construccin. Se podra explicar sealando que los migrantes indgenas se
han alineado hasta en la construccin de sus viviendas, con miras a alcan-
zar un status que les permita ser ciudadanos dentro de las ciudades. sta
sera una explicacin orientada al proceso discriminatorio en la que los
pueblos indgenas en Bolivia siguen viviendo. Habra que especificar que
esta alineacin ha sido forzada, indirectamente, por las normativas actua-
les sobre los requisitos tcnicos mnimos exigidos en una vivienda. Una
muestra clara sobre esto es que en ninguno de los dos documentos encon-
trados sobre la construccin de viviendas en Bolivia la Informacin
Normativa Tcnica, elaborada por el Instituto Boliviano de
Normalizacin y Calidad (IBNORCA) (IBNORCA, 2009) y las Normas
Tcnicas de Vivienda, elaboradas por la Direccin de Polticas de
Vivienda, Viceministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, del
Ministerio de Desarrollo Econmico, consta el valor del adobe como tal
y el uso del barro en los revoques de las paredes.
Para que una vivienda de adobe cumpla los requisitos mnimos de cali-
dad, se deben aplicar enlucidos con cal, cemento o estuco. Si se utilizada el
ladrillo, se requieren las mismas especificaciones, pero tambin se acepta
slo un amoquillado de las juntas, que no se requiere en el caso del adobe.
Por otro lado IBNORCA no hace mencin del adobe en su normativa, pero
s cuenta con varias normas sobre los bloques de tierra prensada15.
Esta sutileza empleada por el Estado que, dentro de las normativas
mnimas exigidas de calidad de vivienda, no ha reconocido la tecnologa

fro. Acta, adems, como un regulador climtico en la edificacin. El verano, el diseador debe
prever una adecuada proteccin solar sobre las paredes (prolongacin de quiebrasoles y otros
recursos que impidan su recalentamiento excesivo). De existir una marcada cada de temperatu-
ras nocturnas con relacin a las diurnas, las paredes respirarn hacia afuera el exceso de calor acu-
mulado durante el da antes de que el mismo haya logrado penetrar al interior de la edificacin
(Gonzalo Vlez Jahn. 2000. Arquitetura de Barro. En Congreso Virtual de Arquitectura.
Caracas, Venezuela).
15 La ventaja del bloque de tierra prensado sobre el adobe tradicional radica en su mayor resisten-
cia, portabilidad, el requisito de bajo contenido de agua (el requisito de humedad para el blo-
que prensado de cemento estabilizado es de 1/5 de la necesaria para el bloque inestabilizado tra-
256 dicional), y el rea relativamente pequea necesaria para trabajar con este tipo de bloque.
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

limpia y barata empleada tradicionalmente por los pueblos indgenas, ha


llevado a la situacin actual, donde en reas en la que la ausencia del
Estado es clara, todava se utiliza dicha tecnologa, y no as en las zonas
urbanas. Esta situacin no ha cambiado en la gestin del gobierno actual.
Aunque las polticas de reconocimiento de las prcticas tecnolgicas de
los pueblos indgenas aparecen en los artculos 11 y 31 de la Declaracin
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas
(Naciones Unidas, 2007), ratificada por el Estado Plurinacional de
Bolivia, las normativas referidas a las tcnicas y calidad de construccin
no han insertado esta particularidad.
En la construccin de las viviendas se ha notado tambin el empleo de
cubiertas de fibrocemento en los techos (Fotografa N. 7), diferente de
los materiales tradicionalmente utilizados en las viviendas de la ciudad de
El Alto, como las calaminas. Segn los beneficiarios y el proyectista, es
conveniente, por las condiciones climticas y, principalmente, por el vien-
to, utilizar las cubiertas de fibrocemento que, por ser ms pesadas, dismi-
nuyen el riesgo de levantarse. Con respecto al piso de parquet, se adecua
a las condiciones del clima de la ciudad de El Alto, puesto que un piso de
cemento disminuira la temperatura al interior de la vivienda.
Llama particular atencin la seleccin de los materiales empleados en
la vivienda (Fotografa N. 7).

257
Elisa Canqui

Fotografa N. 7
Vivienda de la Urbanizacin Mercedario (techo de fibrocemento)

Fuente: Foto Elisa Canqui (2010)

Dimensiones de la vivienda

El tamao de la vivienda responde al nmero de miembros promedio en


una familia (cinco), lo que se ha verificado en las visitas realizadas. Si bien
tcnicamente cumple con los requerimientos mnimos exigibles para cali-
ficar una vivienda como habitable, podemos categorizar las viviendas del
proyecto bajo la modalidad de crecimiento progresivo (Ministerio de
Vivienda y Urbanismo, 2003), pues contemplan un modulo bsico ini-
cial de uso transitorio que supera los 25 m2 construidos. Como se ha
sealado anteriormente, ya algunos beneficiarios estn construyendo o
pensando en construir, un ambiente que permitan llenar la demanda de
espacio sin tocar la vivienda financiada del proyecto (no se podr aadir
un ambiente utilizando uno de los frentes de la vivienda como pared
antes de que se pague el 100% del costo total de la vivienda). Por este
motivo, las construcciones complementarias se estn realizando separadas
de la vivienda.
Es posible que sta sea una de las razones para que el 40% de las
viviendas no se encuentren todava habitadas. Ante este escenario, el
Viceministerio de Vivienda y Urbanismo se ha forzado a realizar un pro-
258 ceso de sustitucin de los beneficiario iniciales. Con algunas excepciones,
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

las explicaciones que dan los beneficiarios de por qu no estn ocupando


las viviendas carecen de fundamento. A un ao de haber terminado la
construccin de las viviendas, no se ha encontrado ninguna que no tuvie-
ra algn mueble o enseres personales. Sin embargo se ha encontrado un
caso en que la beneficiaria ha alquilado su vivienda esta vivienda con res-
pecto a las dems no est pintada y que no tiene energa elctrica aun-
que no hay documentos que lo confirmen. sta sera la razn principal
para que la vivienda no cuente con servicios y no haya cumplido con el
pintado de la pared.
Hay varios casos similares, en los que el beneficiario, que vive en la
casa paterna en la ciudad de La Paz, nicamente va a dormir a su vivien-
da y la deja al cuidado de uno de los padres. Estos aspectos preocupan
porque, en el proceso de evaluacin social, el Viceministerio de Vivienda
y Urbanismo no ha realizado el cruce de informacin con derechos reales
para identificar quines cuentan con vivienda propia ese parece ser el
caso de la vivienda alquilada pues, en palabras de la misma inquilina, la
beneficiaria ya cuenta con casa propia en la ciudad de La Paz. Otra de las
explicaciones podra ser que algunos prefieren continuar viviendo en
alquiler porque no pueden encontrar espacio para sus hijos en la escuela
prxima a la urbanizacin.
Cualquiera que fuera la explicacin, y por ms vlida que sea, parecie-
se que el proyecto no ha alcanzado los objetivos perseguidos, como llegar
a la poblacin tradicionalmente excluida de estos proyectos. Se ha verifi-
cado que a las personas que no cuentan con casa propia, no les ha preo-
cupado la situacin de servicios bsicos, acceso a salud, educacin y otros,
ya que han ocupado sus viviendas desde su entrega y progresivamente,
han logrado contar con los servicios necesarios para mejorar sus condicio-
nes de habitabilidad. En dos de los casos visitados, la vivienda y el lote se
han constituido en viviendas productivas (Fotografas N. 8 y 9), pues los
beneficiarios han implementado un taller de carpintera. En una de ellas,
la produccin es familiar, y en la otra se cuenta con dos empleados. Para
instalar el taller no se consider la contaminacin que ste trae a sus casas,
principalmente en el segundo caso, donde el taller tiene la pared abierta
hacia la vivienda.

259
Elisa Canqui

Fotografa N. 8
Taller de carpintera familiar dentro del patio

Fuente: Foto Elisa Canqui Mollo (2010)

Fotografa N. 9
Taller de carpintera instalado en el patio, con pared abierta
hacia la vivienda

Fuente: Foto Elisa Canqui Mollo (2010)

260
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

Por todo lo anterior, ser necesario ajustar los criterios de calificacin de


los beneficiarios al Programa de Vivienda Social. El Viceministerio de
Vivienda y Urbanismo, identificando algunos problemas, ya ampli sus
reas de fiscalizacin y social, de manera que lo tcnico y lo social vayan
de la mano en este proceso. Sin embargo no existe una articulacin con
otras reas relacionadas con el tema de vivienda como derecho humano
(salud, educacin, sistema de catastro, la oficina de Derechos Reales o las
Alcaldas), que de alguna manera, pudiera coadyuvar a la solucin de los
problemas que los beneficiarios de este proyecto han tenido que superar
para, al menos, contar con las condiciones mnimas de vivienda y hbitat.

Conclusiones

El proyecto Un Hogar Feliz, financiado por el Programa de Vivienda


Social y Solidaria, creado el 12 de julio de 2006 con el objetivo de aten-
der las necesidades habitacionales de los sectores de poblacin de meno-
res ingresos, bajo un carcter solidario y equitativo, que incorpora a gru-
pos urbanos y rurales de todo el pas, cumpli su primer objetivo. Sin
embargo, han aparecido algunos problemas con respecto a la identifica-
cin de los beneficiarios, dado que no existe un control que certifique
que los mismos no contaban de antemano con una vivienda. Slo esto
puede explicar por qu 44 viviendas de las 100 no estn permanente-
mente habitadas.
Los beneficiarios pertenecen a grupos sociales tradicionalmente exclui-
dos de las polticas pblicas de vivienda migrantes indgenas, mujeres
jefas de hogar y matrimonios jvenes que pudieron solucionar su pro-
blema de vivienda, aunque el tamao de la misma no se adecua, necesa-
riamente, al tamao de la unidad familiar (cinco miembros) de algunos
beneficiarios.
El programa se lanz con importantes vacos que se manifestaron en
el proceso de implementacin que, indirectamente, incidieron en el pro-
ceso de ejecucin del proyecto y que todava inciden el cierre de esta pri-
mera fase. Para iniciar la segunda fase que respondera ante la demanda
de los siguientes 200 beneficiarios del proyecto, es requisito que se termi-
ne con la primera. Sin embargo, existe todava una incgnita al respecto,
pues, con el incremento de los costos de los materiales de construccin, 261
Elisa Canqui

las viviendas de la segunda fase costarn 11 000 USD, lo que significa una
diferencia de 3 000 USD con los costos de la primera fase.
El derecho a la integralidad del hbitat en la unidad suelo, vivienda,
entorno, servicios y equipamientos sociales, no se practica en la imple-
mentacin de este proyecto. Se ha dejado que los beneficiarios, en fun-
cin de sus capacidades, resuelvan este vaco a medida que se van presen-
tando las necesidades.
Los indicadores del derecho humano a una vivienda adecuada son des-
conocidos por los diferentes actores que participan en el proyecto, desde
la entidad competente en vivienda del Estado Plurinacional de Bolivia,
los operadores tcnicos tanto a nivel tcnico como social, hasta el arqui-
tecto proyectista.
Finalmente, aunque no se mencion en las entrevistas, la urbanizacin
sufre de contaminacin acstica debido a su cercana con el aeropuerto
internacional de El Alto.

Bibliografa

Comit de Amrica Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de


la Mujer (2008) Sistematizacin de Estudios Nacionales sobre Derechos
Habitacionales y DESC de las mujeres. Lima, Per: CLADEM.
Fundacin Konrad Adenauer (2010) Sector informal y polticas pblicas en
Amrica Latina. Ro de Janeiro: Fundacin Konrad Adenauer.
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Groulx, B. (2010) Gnero, vivienda y hbitat: Estado de situacin en
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262 to. (E. Canqui, entrevistadora).
Polticas inclusivas a la vivienda urbana. Estudio de caso: Proyecto Un Feliz Hogar

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Patrinos, H., y H. Guillette (2006) Pueblos indgenas, pobreza y desarrollo
humano en Amrica Latina: 1994-2004. Washington DC: Banco
Mundial.

Anexos
Anexo 1: Estructura de financiamiento del proyecto

Descripcin Costo por vivienda US$ Costo por 300 viviendas US$ %
Terreno 1.600 480.000 20
Edificaciones 6,389.87 1,916.961 79,87
Supervisin 10,13 3,039 0,13
Costo Total (*) 8,000 24,000.000 100
(*) El costo total no incluye los costos de contraparte de los beneficiarios, tanto en mano de obra como para el
pago de US$ 800 (Ochocientos dlares americanos).
Fuente: Proyecto Hogar Feliz Urbanizacin el Mercedario.

263
Autores

Felipe Andrs Amaya Puerto, colombiano, bi-


logo marino de la Universidad Jorge Tadeo Lozano
de Bogot, Colombia. Economista Ambiental.
Magster en Economa del Medio Ambiente y los
Recursos Naturales de la Universidad de Los
Andes-Bogot, Colombia. Universidad de Mary-
land-Maryland-USA. Ex becario del BID-CAF
(Banco Interamericano de Desarrollo-Corporacin
Andina de Fomento). Se ha desempeado como
docente en la Universidad Piloto de Colombia en el rea de
Administracin y Gestin Ambiental y en la Universidad Sergio Arboleda
de Colombia, en el rea de microeconoma para las Escuelas de Economa
e Ingeniera. Es docente del postgrado en Geren-cia del Medio Ambiente
y Prevencin de Desastres de la Universidad Sergio Arboleda de Bogot.
Tiene experiencia como investigador y consultor internacional en las reas
de economa ambiental, economa regional y polticas pblicas. Se desem-
pea como consultor en el sector ambiental con nfasis en la formulacin
y evaluacin de proyectos y de estudios sectoriales dirigidos al sector
burstil. Es especialista en la realizacin de modelos bioeconmicos, estu-
dios de mercado y creacin de mecanismos de movilizacin financiera.
265
Autores

Lorena Brito, ecuatoriana, sociloga con Mencin


en Desarrollo de la Pontificia Universidad Catlica
del Ecuador - PUCE (2009). En el 2010 particip
en el Congreso Latinoamericano y Caribeo de
Hbitat Popular e Inclusin Social, organizado por
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
- FLACSO y en el Curso de Desarrollo Profesional
sobre Mercados de Suelo Informales y Regulariza-
cin de Asentamientos en Amrica Latina, pro-
movido por el Instituto Lincoln. Actualmente realiza una maestra en
Ciencias Humanas y Sociales, especialidad Polticas Urbanas, en la Uni-
versidad de Bordeaux II (Francia). Ha trabajado en temas relacionados a
los derechos de pueblos y nacionalidades indgenas y ha participado en la
discusin en torno a la construccin del Estado Plurinacional e Intercu-
ltural, en el seno de la Secretara de Pueblos, Movimientos Sociales y
Participacin Ciudadana SPPC.

Yadira Caballero Quintero, colombiana, biloga


marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Economista Ambiental. Magster en Economa del
Medio Ambiente y los Recursos Naturales de la
Universidad de Los Andes-Bogot, Colombia.
Universidad de MarylandMaryland-USA. Ex
becaria del Banco Interamericano de Desarrollo y
la Corporacin Andina de Fomento. Ph.D (c) en
Economa del Swiss Management Center, Suiza.
Investigadora y consultora internacional en el rea de economa ambien-
tal, economa regional y polticas pblicas. Docente e investigadora de la
Universidad Sergio Arboleda de Colombia. Tiene experiencia investigati-
va en instituciones como el World Bank, WWF y BID-NOAA. Es
docente de los postgrados Estudios Polticos y Gerencia del Medio
Ambiente y Prevencin de Desastres. Directora del mdulo de investi-
gacin en poltica pblica del Postgrado de Estudios Polticos. Asesora de
proyectos en la Especializacin de Gerencia Integral de la Calidad. Den-
tro de sus labores acadmicas se desempea como Editora de la Revista
Civilizar Ciencias Sociales y Humanas, principal rgano de divulgacin
266
Autores

cientfica de la Universidad Sergio Arboleda, la cual se encuentra indexa-


da y posicionada en importantes ndices nacionales e internacionales.
Editora de la revista Notas D Marketing de la misma Universidad.
Adems se desempea como la Subdirectora de Servicios de Investigacin
y Proyeccin Social Ambiental, es la Directora del Observatorio del
Medio Ambiente y la Directora de la revista digital Matices Verdes, en el
Instituto de Estudios y Servicios Ambientales de la Universidad Sergio
Arboleda (IDEASA).

Elisa Canqui, boliviana, ingeniera agrnoma, con


Mster en Desarrollo Econmico y en Estudios de
Polticas Aplicadas. Desde 1992 ha estado vincu-
lada en trabajos desde la coordinacin de proyec-
tos hasta consultoras especializadas en Desarrollo
Rural, Desarrollo Municipal y Pueblos Indgenas,
en el sector pblico, organizaciones no guberna-
mentales y desde 2005 con la cooperacin interna-
cional y organizaciones indgenas. Es oficial de
Programa Latinoamrica contra la Pobreza y la Desigualdad (LAPI) IBIS
Dinamarca. En abril 2007 fue electa como uno de los Miembros de Foro
Permanente para Cuestiones Indgenas de las Naciones Unidas, forman-
do parte de los 16 especialistas independientes a nivel mundial que
pertenecen a esta instancia consultiva que asesora en asuntos indgenas al
Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas.

Alejandra Leal Guzmn, venezolana, antroploga


egresada de la Universidad Central de Venezuela
(2008). Candidata a Doctora por el Instituto de
Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de esta casa de estudios. Desde el ao
2005 ha participado en proyectos de investigacin
socio-histrica sobre los sismos histricos en
Venezuela y las consecuencias sociales y urbanas de
estos fenmenos. Como resultado de dichas in-ves-
tigaciones ha publicado diversos artculos que ver-
267
Autores

san sobre matices inditos de la sismicidad venezolana como las respues-


tas religiosas y sociales ante eventos ssmicos y el discurso de prensa ante
terremotos destructores, especficamente para los casos de los sismos de
Cuman del 17 de enero de 1929 y El Tocuyo del 3 de agosto de 1950.
Actualmente desarrolla su tesis doctoral sobre el terremoto que sacudi el
actual rea Metropolitana de Caracas el 29 de octubre de 1900.

Andrs Lpez vila, colombiano, economista de la


Universidad Santo Toms, Colombia, candidato a
Magister en Gestin Econmica y Financiera de
Riesgos de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina. Se desempea como consultor con
experiencia en organismos de cooperacin interna-
cional como la Organizacin Internacional para las
Migraciones (OIM), Misin Colombia y la
Oficina de las Naciones Unidas para la
Coordinacin de Asuntos Humanitarios; en organizaciones no guberna-
mentales y entidades del gobierno colombiano como el Ministerio del
Interior. Trabaja como analista de informacin, administracin de
proyectos, construccin de indicadores e ndices de riesgo. Las reas de
estudio en las cuales ha trabajado son los derechos humanos, conflicto
armado interno, polticas pblicas y sistemas de informacin.

268
Coordinadores

Laura Cedrs Prez, espaola, politloga. Mster


en Gestin de la Ciudad y Urbanismo por la
Universitat Oberta de Catalunya y en
Cooperacin Internacional al Desarrollo por
lInstitut dEtudes Politiques de Bordeaux. Ha
realizado cursos de desarrollo profesional del
Lincoln Institute of Land Policy en los temas de
Polticas de Suelo, Gestin de Mercados de Suelo,
Asentamientos Informales, Gestin de Suelo en
Grandes Proyectos Urbanos. Desde el ao 2006 hasta la fecha se desem-
pea como Tcnica del Programa de las Naciones Unidas para los
Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) en Ecuador, siendo respons-
able de la coordinacin tcnica de programas y proyectos de cooperacin
internacional vinculados al desarrollo urbano sostenible y la vivienda.
Sobre estos temas ha sido conferencista en seminarios nacionales e inter-
nacionales.

269
Coordinadores

Jaime Erazo Espinosa, ecuatoriano, arquitecto,


Maestro en Desarrollo Local y Territorial, y
Maestro en Desarrollo de las Ciudades por la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(Flacso sede Ecuador), doctorando de Estudios
Urbanos y Ambientales por el Colegio de Mxico
(Colmex). Dibujante abstracto y estudioso de
Filosofa esttica. Profesor universitario de pre y
postgrado, en instituciones ecuatorianas y de la
regin, desde 1998 hasta hoy. Creador y gestor de ms de cien proyectos
acadmicos, editoriales y de investigacin entre cursos y ciclos de cursos
de desarrollo profesional, seminarios y congresos. Fue, junto a Teolinda
Bolvar, el creador del Grupo de Trabajo Hbitat Popular e Inclusin
Social del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).
Investigador de polticas y mercados de suelo urbano y vivienda; de
bellezas resultantes de asentamientos autoproducidos; y de las condi-
ciones generales de la produccin de ciudades y de aparatajes infraestruc-
turales. Coordin, entre otros procesos regionales, la investigacin
Gobierno de las ciudades andinas y, junto a Laura Cedrs, de ONU-
Hbitat Ecuador, el proyecto Vivienda para pueblos indgenas en cuatro
ciudades andinas. Enlazador de iniciativas, junto a Fernando Carrin,
coordina los proyectos editoriales de la Organizacin Latinoamericana y
del Caribe de Centros Histricos (Olacchi). Autor de artculos cientfico
sociales y de opinin, contribuciones a libros y revistas especializadas,
prologuista y compilador de libros. Activista urbano poltico social,
miembro de redes y movimientos sociales de autoproductores.

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