Revista Nayagua 26
Revista Nayagua 26
Revista Nayagua 26
u n a te m p o ra d a
revista de poesa en la nube
c o o rd i n a c i n
Julieta Valero
e d i c in
Carlos Miranda de las Heras
Gloria Daz Llorente
d iseo
Stellum projects. Mercedes Carretero
& Julio Reija
d i s e o d e c u bie r ta y m a quetac i n
Elena Iglesias Serna
e d ita
Fundacin Centro de Poesa Jos Hierro
C/ Jos Hierro 7
28905 Getafe, Madrid
Tel.: 91 696 82 18
Fax: 91 681 58 14
[email protected]
www.cpoesiajosehierro.org
ISSN: 1889-206X
sumario
e d i to ria l 11
p oesa
Edda Armas 17
Carla Badillo Coronado 23
Agustn Fernndez Mallo 29
Eva Gallud 35
Juan Lamillar 42
Martn Lpez-Vega 45
Francisco Moral 51
o t r a s le n g u a s. i n g l s
Fionna Sampson
(traduccin al castellano de Mario Martn Gijn) 79
Jeffrey Yang
(traduccin al castellano y nota de Jordi Doce) 85
e me rge n c ia s. p o e s a po r-ven i r
Javier Blancart Campos 98
Yasmn C. Moreno 102
Constantino Molina 105
Iago Pars 109
Narciso Raffo 113
David Roldn Eugenio 117
Ondina Siz 126
re s e as
Historial, de Marta Agudo (por Pilar Martn Gila) 15 1
Lucirnaga, de Alba Ceres (por Sara Torres) 154
Del amor y sus frutos amargos (Antologa 1956-2016),
de Elvira Daudet (por Mara Garca Zambrano) 158
r e v ist a s
Frear (Grecia) 242
e n V I VO e n . U n e sp a c io p a ra conta rte
e n vivo
p o e s a e n ac c in
Investigacin en curso: un terrenito de cadencia
emocional suave, de ngela Segovia 251
r a d iante s
La Inopia (Radipolis) 255
Las Personas del Verbo (Onda Regional de Murcia) 259
vivo e n
e d ito r ia le s i n d e p end i entes
Genialogas 263
La Galla Ciencia 268
Toda la noche se oyeron 271
l u g a r de la p oe s a . l i bre r as os adas
Catica (Sevilla) 275
Letras Corsarias (Salamanca) 277
a fo r i s mos
Sergio Garca Clemente 285
p o e s a v isu a l
Eva Hiernaux 293
11
N ormalmeNte buscamos fechas redondas para conmemorar o recordar
acontecimientos que nos marcaron. Celebramos centenarios, cincuentena-
rios, cuartos de siglo o dcadas para honrar o rescatar de la memoria a quien
lo merece, a quien dej una profunda huella a su paso.
Sin duda Margarita Hierro era una persona a la que recordar. Pero qu
decir; cmo, para hacer justicia. De qu manera hablar de su nobleza, de su
generosidad, de su enorme inteligencia y honestidad. Qu palabras utilizar
sin que resulten insuficientes o inexactas. Ella, que era la mano tendida, la
mirada transparente, el refugio y la calma para quienes llegaban hambrientos
de palabra o consejo.
Abra su casa y su abrazo, y te ofreca el mundo.
As se construy el Centro de Poesa, as los cimientos llevan el ms resis-
tente material, el de su bondad inagotable. Sabrn los que la conocieron de
lo que hablo. Completar su memoria lo que no son capaces de contar mis
manos.
Todo lo que ella sembr permanece, ha crecido y ahora es frtil y prspero.
Esta Fundacin, que fue posible gracias a ella, se ha nutrido de tanta savia
nueva despus que si ahora mirase el fruto apenas encontrara rasgos de la
semilla que plant. No pudo vernos crecer, pero la impronta que nos dej nos
ha guiado bien alto. Y estara muy orgullosa.
A los trece aos de perderla la celebramos recuperando el Premio de Poesa
que lleva su nombre. Y lo hacemos con alegra y esperanza. Lo hacemos con
ganas de seguir evolucionando y honrar su nombre, el de Jos Hierro y el de
esta casa, ms suya que de nadie.
Trece aos despus recuperamos el maravilloso artculo que escribi Fer-
nando Delgado para despedirla y nos damos cuenta de lo afortunados que
fuimos de tenerla.
Tambin inevitable es el dolor, inevitable la asfixia de haber perdido a la
profesora, la compaera, la directora, la mujer, la amiga, la madre.
Irreparable la prdida.
Inolvidable el ejemplo.
Tacha RomeRo
DiRecToRa De la FunDacin cenTRo De Poesa Jos hieRRo
l a gata que h u y
12
fe rn an d o g . d e l ga d o
e N G etafe hay una Casa de la Poesa donde, adems de contar con una
biblioteca potica especializada, una fonoteca, videoteca, manuscritos, do-
cumentos inditos, dibujos y pinturas, existen un espritu y una manera
de entender el mundo en la complicidad del poema. Esa casa, llena de
juventud y de vida, es un lugar de encuentro en el que se da un modo
de celebracin de la vida del que el mundo contemporneo est muy ne-
cesitado. Y desde la semana pasada, esa casa, adems de haber perdido a su
directora, ha perdido un alma. Como la ha perdido la Universidad Popular
Jos Hierro, de San Sebastin de los Reyes.
Tambin la casa de Getafe se llama Centro de Poesa Jos Hierro. Si hu-
biera vivido ahora el poeta que da nombre a ese centro, tan vitalista siempre,
pero en cuya vida no faltaron grandes experiencias de dolor, estoy seguro
de que el mircoles pasado hubiera vivido la mayor amargura de sus das.
Porque la directora de la casa de la poesa que perdi Getafe era la hija de
Hierro. Y la muerte de Margarita, de modo inesperado y con 53 aos, creo
estar seguro de que hubiera supuesto para su padre la ms dura prueba de
su vida. A pesar de que Hierro fuera un hombre pudoroso y algo reservado,
fue fcil siempre percibir, para quienes vivimos junto a su familia en sus ca-
sas abiertas y acogedoras (ya fuera la de la madrilea calle de Fuenterraba
o la tan vecina a Getafe, en Titulcia, territorio literario al que Hierro puso el
nombre de Nayagua), que el entendimiento del poeta con su hija Margarita
era algo ms que una buena relacin entre un padre y una hija: la relacin
de dos cmplices. Margarita nunca fue muy habladora, pero tuvo siempre la
habilidad de entenderse muy bien con Hierro, cuya complejidad de carcter
conoca como nadie, tan slo con mirarlo; tambin con los dems.
Su mirada no era fra ni autoritaria, aunque a veces pusiera orden con los
ojos: era una mirada acogedora y viva, como la de los ojos de los gatos que
amaba, como aquel gato siams que tuvo durante algunos aos. Un gato
igual que el gato de Luis Feria, que tambin anduviera por Nayagua en sus
aos de Madrid, y que aparece en el bestiario del gran poeta del 50 que
Margarita edit en la esplndida coleccin de bestiarios que cre y diriga:
Nada importa lo que borre el agua; / en el ojo del gato est presente. El
da en que el gato de Margarita se nos fue sin aviso de Nayagua, no estaba
all, como tantas otras veces, Claudio Rodrguez, que siempre se entendi
mejor con los perros, de tal modo que entre los mejores poemas del bes-
tiario espaol contemporneo est el suyo dedicado a Sirio, el perro de
Vicente Aleixandre, junto al que aparece Margarita retratada en el regazo
13
de Aleixandre. En buenas manos estaba aquella coleccin de bestiarios en
la que ella, heredera tambin de la pasin potica de su padre, como se ve,
criada entre poetas, puso tanto ojo y cuidado como el que haba puesto para
ver en su propio animalario, una antologa hermossima que nos deja, los
gatos encerrados en la poesa de Alberti o de Diego, de Baquero o de Barral,
de Cuenca o de Gloria Fuertes, de Jos Luis Hidalgo o de su propio padre,
que contemplaba en sus versos al gato vanidoso de su nieta Tacha, hija de
Margarita y sorprendente poeta indita.
En esa aventura de recontar por su cuenta gatos poticos cont con Elsa
Lpez, que se pase por las enciclopedias en el prlogo del libro y volvi al
presente con sus gatos entre el humor, la poesa y un punto de disparate de
lrica palmera con mucho de gatita. Pero cont siempre, y para todo, inse-
parables en la vida y en la literatura, con Manuel Romero, su marido, su
amigo, su compaero en la permanente aventura potica de sus vidas. El
mismo novio locuaz que nos trajo un da a Nayagua, afectuoso, generoso,
entusiasta, con el mejor humor cordobs y con la pasin ms exaltada por
la poesa, amante de la tradicin potica, dueo de mtricas y rimas, que
mezclaba los versos de Lope con su trabajo en las vias y disfrutaba de un
vino que dicen que fue bueno con el tiempo y que le haca cantar luego
canciones a dos voces de los tiempos del colegio. En aquellos das felices
de Nayagua veamos saltar las liebres huidizas, juguetonas a las que no
meti Romero en su propio bestiario, que tambin hizo el suyo, y excelente.
Ahora, casi como su gato siams, de modo inesperado y engaoso, se nos ha
ido Margarita Hierro para siempre. La luz de la poesa le permitir a Manolo
Romero, como a Lines, su madre, buscarla en el recuerdo; soarla, sonriente,
entre los gatos huidizos del tiempo.
17
especialista en creatividad, gerencia y produccin de programas culturales
y educativos, pero ante todo poeta. Entre sus diecisis libros de poesa edita-
dos entre 1975 y 2016 destacan: Sable (Eclepsidra, Caracas, 1994; Premio Mu-
nicipal de Poesa 1995); En bicicleta (Universidad de Oriente, Caracas, 2003;
Premio Internacional XIV Bienal de Poesa J. A. Ramos Sucre); Casa y arcn-
gel (Pen Press, Nueva York, 2008); Toma lo simple por el tallo, con prlogo de
Eduardo Moga (Equinoccio, Caracas, 2009); Corona mar (Bid & Co., Caracas,
2011); Sin negativo ni estaciones (Kalathos, Caracas, 2012); Roto todo silencio,
con ilustraciones del artista rumano Daniel Medvedov (OT Editores, Caracas,
2016); Alas de navo (Ediciones Caletita, Mxico, 2016); o A la hora del grillo
(El ngel Editor, Quito, 2016). En 2007, Monte vila Editores Latinoamerica-
na le publica Dagas y otras flores. Antologa personal. Ha representado a
su pas en encuentros literarios en Espaa, Mxico, Estados Unidos, Repbli-
ca Dominicana, El Salvador, Ecuador, Per y Colombia. Es autora del libro de
crnicas Alguna vez el corazn aprendi de la rosa. Relatos sobre mi padre
(Fundacin Polar, Caracas, 2005) y coautora, con Lihie Talmor, de la antologa
Fe de errantes: 17 poetas del Mundo (Otero Ediciones, Caracas, 2007). Presi-
di el P.E.N. Venezuela (2005-2009). Asesora la Feria Internacional del Libro-
Universidad de Carabobo (FILUC) y facilita talleres de creacin potica desde
2005. Su poesa se ha publicado en Espaa en las revistas Lateral, La Poesa,
seor hidalgo, Piedra de Molino o Sibila, entre otras. Desde 2015, con los ar-
tistas visuales Carlos Cruz-Diez y Annella Armas, edita la Coleccin de Poesa
Venezolana Dcir Ediciones.
l a danta hunde su pezua en e l mrmo l
Las fantasmales imgenes
se irn solidificando,
irn diciendo quin eran,
por qu regresaron.
Por qu eran carne de sueo,
puro material nostlgico.
La mano va escatndolas
de su limbo mgico.
Jos Hierro
la tempestad
la rosa se la lleva
en el tintineo de la campana
ardiente llama
a cuatro manos gesticula
la llama doble
polarizada entre el bien y el mal
la certidumbre y el temor
la tirana y la gloria
19
una sola vez en esta vida.
Acrbata silente
que por la tarde cuelga la guadaa.
sin
un pliegue que busca cuerpo y no lo logra
con palabras arma lo que no sale de la boca.
c e lda
Minutero de la herida que granas
del ail al magenta,
cae
cae
cae
en esta celda.
21
del estanque que se nutre de lo infame.
Con Ricardo A.
23
siglo XX, por lo que tambin planea escribir algo al respecto una vez que
llegue al Cucaso.
Actualmente vive en Lisboa; conectada con la escena underground de la
ciudad, explora diversas manifestaciones artsticas, sobre todo la msica ex-
perimental, la improvisacin y la performance. METAMORPHOSIS es parte
de ello, un proyecto eclctico e itinerante que ana todas las posibilidades de
su voz y su poesa con los sonidos recreados de Falsia (aka Nuno Afonso, Por-
tugal, 1982) guitarra, pedales, drum machine, samples/field recordings,
obteniendo como resultado un cuerpo nuevo de un lenguaje de improvisacin
anmica simultneamente ancestral y contempornea. En otras palabras: trans-
formacin; otro tipo de viaje.
11
18
19
20
c a nto I I
Vengo de un animal extinto
en la boca de una mujer
como una palabra pronunciada
nicamente bajo la primera lluvia
por eso llevo en mis genes
la nostalgia de quien me vio nacer
sobre un territorio que nunca
se registr en ningn mapa
25
amo el misterio de las criaturas perdidas.
c a nto IV
El miedo es una orga de smbolos
guerreando en el corazn de mi cerebro
El miedo es un enano balancendose
en un espejo sin luz
El miedo es el cadver de un nio
meciendo una cuna vaca
El miedo es un pedazo de mi cuerpo
atorado en el sexo de algn dios
Y sin embargo el miedo no existe
si lo dejo de nombrar
Pero es ah cuando aparece el eco
de todas las imgenes que me aterran
Acaso pensar no es otra forma de invocar?
c a nto VI I
Esta religin que es la poesa nadie me la impone
an en la vibracin de una nota desafinada existo
y hay belleza en esta meloda incompleta
porque incompleta fue mi vida
y sin embargo luminosa
Por eso ahora extiendo mi mano
como quien pide al menos un trozo de realidad
Pero slo la noche toca mi cuerpo enfermo
cuerpo enamorado y enfermo
cuerpo infinito.
c a nto VI I I
La palabra lmite me genera sospecha porque encierra jerarqua
la palabra jerarqua me genera sospecha porque encierra poder
26
c a nto IX
En el principio fue el caos
y de l provino la armona de mi voz
por eso canto a pesar del tiempo
No hay final para quien nunca se rinde
por eso dirijo la tropa que carga mi cuerpo
El camino es largo como lengua de cclope
por ella avanzar a travs de los siglos
Mi lenguaje sobrepasa la oscuridad de estos versos
la verdadera luz jams se describe.
c anto X
Me expulsaron de todo territorio
pues no entendieron las verdades que tena que cantar
Yo, que apenas traduca los misterios de la noche
encontr en el cielo mi nico protector
Bastaba alzar los ojos para leer las profecas
en constelaciones que iluminaban al mundo
un mundo que nunca las mereci
Por eso os digo:
miserables los que enclavaron una roca en su pecho
para no correr el riesgo de enamorarse como yo
para no perder la cordura
ni la conciencia
ni el objetivo de una vida plagada de leyes absurdas
Yo no busqu como ustedes refugio en la inmortalidad
Yo solo am profundamente y tras ello dej testimonio
Mis palabras son caballos incendiando los campos de la inmensidad
y en ellos seguir habitando la sagrada locura
Un da mi canto despertar a la multitud
morir el poeta, pero no su musa.
27
(De El color de la granada, 2016)
A Nuno Afonso
(Indito)
ag ust n
fe rn n d ez m a l l o es licenciado en Cien-
cias Fsicas y escritor. Es el creador del Proyecto Nocilla (Alfaguara), que consta
de las novelas Nocilla Dream (2006), Nocilla Experience (2008) y Nocilla Lab
(2009), galardonadas con diferentes premios y traducidas a varios idiomas. En
ingls han sido editadas por Fitzcarraldo Editions (Londres). Ha publicado el
libro de relatos El hacedor (de Borges), Remake (Alfaguara, 2011). Su ltima
novela es Limbo (Alfaguara, 2014).
Tambin es autor de varios poemarios premiados, recogidos en Ya nadie
se llamar como yo + Poesa reunida (1998-2012) (Seix Barral, 2015). Su libro
Postpoesa, hacia un nuevo paradigma fue finalista del Premio Anagrama
de Ensayo 2009. Su blog es El hombre que sali de la tarta. Junto con Eloy
Fernndez Porta tiene el do de spoken word Afterpop Fernndez y Fernndez.
La siguiente seleccin comprende poemas contenidos en el libro Ya nadie
se llamar como yo + Poesa reunida (1998-2012) y uno indito.
29
hotel, slo piedras. Me siento en la escollera y supongo que el
principio y fin del mundo fue y ser esto,una especie de domingo.
Acudo a los lugares que fueron nuestros, algo parecido a una fe o
supersticin me impide destruirlos, dice que con tal de mirarlos,
cada da un poco,se irn desvaneciendo,mansamente,bordeando
la pregunta directa, la roca desde la que te lanzabas desnuda para
romper la piel del agua, de ese mar que, alguna vez lo he dicho,
eras t [diana sin centro]. S que el tiempo es mortal, me digo,
porque lo ha inventado el hombre, que es mortal, y mientras
aguardo ese destino las horas nacen peculiares, convergentes,
presagiando asuntos importantes y delicados que no llegan, no,
acumulan pronsticos errados, resultado de haberlo calculado
todo, porque lo hermoso no se calcula, me digo [es incalculable],
se pisa una sola vez y ya se gasta,aunque,eso s,no se olvide,nunca.
12.1
Clareas el recuerdo.
No exactamente el recuerdo sino
una especie de paradoja que une
al mismo tiempo que desune
[como la ecuacin x=y sin solucin, o el beso]
para que el hombre que busca conociera la soledad. La tierra fue creada
redonda para que el hombre encontrara en la repeticin un consuelo a
esa soledad.
12 . 2
He concebido una receta semigenial.
Ingredientes:
-1 vaso de 33 cm3 absolutamente transparente.
-33 cm3 de agua.
31
pero es rugosa, en sus crestas radiaba incandescente
el espectro de lo que vendra,
los valles tampoco eres t,
un tomo emite un electrn
y reordena el mundo
[repetimos]
un tomo emite un electrn
y reordena el mundo,
aunque hay flashes y humus all abajo
los acordes estn hace tiempo repartidos,
pasa un coche
sin luces, se lleva por delante
todo cuanto le es irreversible: su propia luz,
la mujer que cruza de acera, una bolsa
de basura que
emite sus residuos
y reordena el mundo,
en el mismo centro de masas de tu edad
no hay masa, luz
que avanza a hachazos
hasta la bombilla desnuda del dormitorio
[agua, espacios blandos]
toda bombilla es polvo de orina,
incolora pupila,
me apago, y una ninfa susurra desde el televisor,
tranquilos, vengo del futuro
para traeros algo mejor.
[]
( vi aj ep a l ma d e m a l lo rca- l en , pa ra lect u ra 33
(Indito)
34
e va g a l l u d
(Madrid, 1973) es licenciada en Filolo-
ga Inglesa y se dedica profesionalmente a la traduccin. Ha traducido, entre
otros, a Rupert Brooke, Siegfried Sassoon, Amy Lowell, Guy de Maupassant,
Henri Barbusse o D. H. Lawrence. Adems, es coeditora de la revista literaria
multilinge Triad Magazine, donde realiza labores de seleccin, traduccin,
maquetacin y difusin.
Ha publicado los poemarios Molstenme solo para darme de comer
(LVR[ediciones, 2011), Ningn mapa es seguro (Palimpsesto, 2014), la plaquette
Ave (edicin personal, 2015) y El taxidermista (Bancarrota ediciones suicidas,
2016). Ha aparecido en las antologas Poetrastos (LVR[ediciones,2011) y 20 con 20.
Dilogos con poetas espaolas actuales (Huerga & Fierro, 2016). Sus poemas
tambin han sido publicados en diversas revistas, tanto electrnicas como en
papel, como Revista Kokoro, Fanzine SinNombre, Transtierros, Feliz el cerdo,
Probeta, Animalario, Erosionados, Pro-Vocacin o Cuadernos de creacin.
e l m st i l se a h o ga en po l vo
cardado de espinas beligerantes
bajo la blanca tolva matinal
sus cuellos de acero enmohecen
35
en el hueco de la espalda
guarda el esqueleto de un bho
no es por descuido
solo una tendencia adquirida
a guardar
cosas muertas
n id o
el poeta me dio la llave de la caja
intent mantener el equilibrio
36
el golpe de la revelacin
me ceg por una dcada de hojas transparentes
guard la llave en la maleta
hasta volver a casa
la dej sobre la mesa esperando
pasaron cincuenta aos
hasta decidirme a abrir la caja
pero la fiebre
pero el fro
pero el hematoma
la contractura
el pjaro muerto de la ventana
todo el polvo que respirar antes
de tomar aire
observo los bordes afilados
de la urna
hace tiempo decid acabar conmigo
y con todos los caballos
pero la fiebre
pero el fro
huir al bosque
arrodillarme entre castaas y agujas
de pino escarchado
arrancarle los dientes a las cabezas
de len artificial
dormir sobre cama de lechuzas
comer tierra beber resina
pero la fiebre
pero el fro
enterrar toda esa carne blanca
que me atormenta
beberme al fin la leche de tus uas
atarte las manos
para que te ests quieta
y dejarte all envuelta entre ramas
en aquel hoyo que cav con Elena
que tena la forma perfecta
que tena el largo adecuado
la profundidad exacta
pero la fiebre
37
pero el fro
podrs comer de aquellas cebollas
extraas y pequeas
que arrancamos de todas partes
no podamos parar
arrastradas por la increble furia
de nuestros msculos
seguimos cavando varios das
an no sabamos por qu
ahora s
ahora ya
s
l a mp a y ap unta m i n u c ios o
e l nme ro de a las a rran cadas
ayer decas
con tus dedos manchados de grasa
goteando sobre la falda
te quiero te quiero mucho
no puedo vivir sin ti
y a la vez escupas
pequeos granos de arroz
que se arrastraban sobre la mesa
como larvas de mosca
te quiero te quiero mucho
decas mientras tu boca
segua disparando
toda una infancia de insectos
cada vez ms adultos y vidriosos
creando un montn sobre la mesa
te quiero
la masa herva brillante
con miles de patas inquietas
38
ca ba l lo y y o
Caballo y yo salimos de noche
bebemos en acequias negras
Caballo y yo estamos vivos
no hay ms muerto que Ledo
Ivo sobre el hielo blanco
Caballo frota su espalda contra mi pecho
mientras Johnny reza y yo
pregunto por los alfileres
Caballo dice: Calla,
que tus ojos!
39
v e n, h i ld ur
Ven, Hildur,
y pregunta
si tierra o fuego,
si pudrirme al aire
o que el viento me disperse
Ven, Hildur,
que te cuente
que deseo yemas fuertes
y un hombro poderoso
para cabalgar el arco
Ven, Hildur,
dime dnde
desapareci el cuerpo
que sigue temblando
que sigue siendo alarido
que sigue siendo cuerpo
y grito
y carne
y revuelo de ojos
sobre tus dedos
luz
Ven, Hildur,
ven
40
a desvelarme
c a r ta d e amo r a la he rm an a aus ente
saliste corriendo de la casa de la fiebre
saliste descalza de blanco y coronada de ortigas
miraste atrs solo para escupir
dijiste ya tengo pena suficiente
y yo tem la tala o el incendio
[No voy a contaros cmo muri mi hermana porque no est muerta]
recuerdas aquella vez que me mordiste la lengua
y estuve dos semanas sin hablar?
en el mapa de dolores que metiste en mi bolsillo
la noche antes de perderte entre los robles
haba marcadas doscientas cincuenta y seis cruces
te acuerdas cuando te encontr debajo de la cama
con sangre propia entre las uas?
esper a que volvieras mientras la lluvia
disolva la tierra golpeaba las piedras acallaba a los pjaros
y ya estaban enfermos todos los caballos
[No voy a contaros cmo muri mi hermana porque no est muerta]
dej que te acercaras y me hurgaste dentro
tumbadas blancas y apretadas sobre la greda
mi hermana la de los pies pequeos tan descalza
mi hermana la de las manos espigas tan sagrada
dej que te acercaras y me hurgaste dentro
recuerdas que intent despertarte mordindote en el hombro?
recuerdas cmo me dola el cuerpo de tanto levantarte?
dabas las gracias a las nias por crecer
pero yo te quise siempre con cintas en el pelo
coronada de serbales asfixiada de hojas
yo te quise siempre cerca y fra
con la boca azul llena de abejorros
(Inditos)
41
j uan
l am i l la r (Sevilla, 1957) es poeta y crtico lite-
rario. Sus ltimos libros de poemas son Entretiempo (Antologa potica,
1982-2009) (Renacimiento, 2015), Las formas del regreso (Prensas Uni-
versitarias de Zaragoza, 2015) y Extraa geografa (Pre-Textos, 2017). Ha
publicado recientemente Notas sobre Venecia (Frcola, 2017).
T iempo n ic o
d e q ueved o a m ac h ado
De las piadosas manos del olvido
pasamos (y no hay tregua)
a escribir en el folio
los diminutos pasos de la muerte.
De Quevedo a Machado,
tres siglos separados por dos versos.
Del olvido a la muerte,
las palabras precisas:
desmemoria y la nada.
Y en lo oscuro, en lo hondo, en el vaco,
qu mano escribir qu verso en vano?
(Inditos)
44
m a rtn
l pez-v ega (Poo de Llanes, Asturias, 1975) es autor
de varios libros de poemas resumidos en Retrovisor. Poemas elegidos 1992-2012
(Papeles Mnimos, 2013), adems del poema largo Extraccin de la piedra de
la cordura (DVD, 2006) y La eterna cualquiercosa (Pre-Textos, 2014). La se-
rie aqu recogida pertenece a su nuevo libro, Gtico Cantbrico, de inminente
aparicin en La Bella Varsovia. Adems, ha recogido sus versiones poticas de
distintas lenguas en Equipaje de mano (Acuarela, 2000), Raz de fresno infeliz.
Una antologa de poesa primitiva (Diputacin Provincial de Mlaga, 2009) y
Mapamundi. Poemas del siglo XX (La Isla de Siltol,2014). Ha publicado tambin
tres volmenes de prosa miscelnea: Cartas portuguesas (Llibros del Pexe,1997),
Los desvanes del mundo (Llibros del Pexe, 1999) y Libre para partir (Trabe,
2008). Extravagante tripulacin (Impronta, 2012) recoge una seleccin de sus
entrevistas literarias (Andrade,Semprn,Zagajewski,Heaney,Hierro...). Su ltimo
libro publicado es el ensayo Obreros de la luz. Los poetas de la duracin y la
elega posmoderna (Saltadera,2017). Otra vida. Poemas en asturiano 1996-2004
(Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008) resume su poesa en asturiano, lengua
en la que ha publicado tambin las prosas de El sentimientu dun occidental
(Llibros del Pexe, 2000) y el volumen de memorias de infancia Parte meteoro-
lxicu pa Arcadia y redolada (mbitu, 2005). Es traductor del portugus (Ea
de Queirs, Almeida Garrett, Fernando Pessoa, Eugnio de Andrade, Jorge de
Sena, Valter Hugo Me...), del italiano (Pier Paolo Pasolini, Manlio Sgalambro,
Alessandra Lavagnino) y del ingls (Charles Simic). Mantiene el blog de crtica
literaria Rima interna en la web elcultural.com. Ha sido periodista, librero, editor
y profesor de espaol y portugus en Estados Unidos.
1
(Gesprche mit Kalypso)
peasco adentro.
No soy yo de quienes cuando ven un cuervo
se preguntan qu querr decirles.
No soy tampoco de quienes piensan que haya dicha alguna
en ser apenas sensitivo.
3
(Idea de Iowa)
4
(El Evtuchenko letn)
5
(La ciudad S y la ciudad No)
Bueno, al grano.
Vengo de decir adis a los cobertizos desvencijados.
Ayer estuve con el mechn de Emily y dentro de un Hopper.
Luego en el Strand, que se haba inundado,
vimos unas ediciones muy bonitas de Evtuchenko,
que se muri por la tarde; vivi lo que tres uniones soviticas.
Todo lo que importa en mi vida
ha pasado en algn momento por esta ciudad,
as que, lo quiera o no, estar hoy aqu
ha de tener algn significado.
50
fra n c i s c o
m o ra l fue colaborador de la revis-
ta Onzevaras en el ao 1981 y public varios artculos bajo el seudnimo de
Paco Loba. En 1989 vio la luz el libro de poemas Suave viene la noche, en la
Coleccin Abraxas del Ayuntamiento de Madrid. Se publican posteriormente
fragmentos de su obra en diversas revistas literarias como Malvs (1989, 1991),
La Poesa, seor hidalgo (2001), Poeta de Cabra (2010), lora, la bien cercada
(2013), as como en multitud de medios digitales. Tras un largo periodo de casi
veinte aos alejado de la publicacin de poesa, aparecen Libro de las cartas
(Vitruvio, 2008), Cuando la noche call sobre Lisboa (Celesta, 2010) y Frutas y
banderas (Vitruvio, 2012). En 2014 funda, junto a Cecilia Qulez y Mara Troublant,
la editorial Tigres de Papel. Posteriormente publica Las voces que me dicen
(Pessoas breves) (Celesta, 2016), seleccin y traduccin de la obra del poeta
portugus y de sus principales heternimos, y El verano de los cazadores de
luces (Lastura, 2016).
S er
como el humilde guijarro
que cantaba el poeta
como la garra de la mariposa
que sobrevuela implacable
los sueos de un tirano
como la piel que recibe
la caricia de la mano amada
como el muerto que besa
la frente del muerto que besa
tu frente.
Ser
t
yo
nosotros
pese a ellos.
51
a mar
52
ante la tumba
de los hijos
robados
ante el estmago
eviscerado
de cada muerto nuestro.
Amar
como si follramos
como si ellos no
como si todos
como si cada uno
como si siempre
como si ya nunca.
Como si existiese un maana.
Como si el mundo
fuese
un
nosotros.
r er
como nio
que ignora
el futuro
atento
solo
a la pelota
al amigo
al abrazo
de la madre.
Rer
a contramano
cuando de veteranos
nos hiela la sangre
la miseria.
Rer
al comps
de cada golpe.
53
Y devolverlos.
Uno
por
uno.
los adoro
vida ma
m eta p oe sa
meta poesa ponga
ruidos palabras silencios a menudo
los silencios ayudan a escuchar acentos
delicuescente ruiseor cascajo piedra y agua
y pngase la piel del alcornoque a modo de coraza escriba
las ms terribles y las dulces haga
un sayo de su capa o de su piel proponga
la sopa fra los zapatos rotos dos cronopios
y un fama
metaantipoesa meta
antipoesa y qu palabra esta ms curiosa
nicanorzese en la parra procurando
no destrozar los huesitos del pollo que no caiga
del nido y se haga aicos dele
aire al molino aire a los versos mire
usted que se le pide un poema
no una insurgencia una revolucin un llanto
un ruidito de pasos el aleteo de una mosca en la siesta
el crujido interior de los rboles cuando aaden un crculo
concntrico a su edad no es eso se le pide
un poema mire qu cosa simple
un montn de palabras o unas pocas
alrededor de una estructura fsica
eso es
55
meta fsica
metafsica de los metales de las horas de los silencios
del universo de la intrahistoria atrvase
atrvase a la sima de los huesos
y al sonido del muerto en la cuneta
ese quejido vago imperceptible de la tierra
hgalo
secuncielo todo junto en arquitecturas
imposibles o casi mejor dicho
haga lo que quiera quin soy yo
para decir lo que debe o no hacerse hgalo
y si me gusta
lo pintar en la paredes en las plazas
lo pasear por las amplias alamedas
y si no
al menos
tendr usted un poema que sea suyo que pueda
decirlo cantarlo gritarlo susurrarlo
o romperlo
he sido rbol
un platanero municipal junto a otros veinticuatro
alineado a unos metros de la tapia
del cementerio judo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . un da me ara
el pecho una navaja enamorada
(dibuj un corazn . . . . . esa mana
idiota con que algunos ponen dueo
a sus reses . . . . su amor . . . . su lecho . . . . su mortaja)
y an est ah
la cicatriz que habr de perdurarme
y yo
que soy as
tan raro
cuanta ms mierda como . . . . ms me crezco)
y cuando pasan
montados a caballo los hombres de uniforme
dejo que las palomas
subidas a mis hombros
les caguen en las gorras
manchen sus charreteras
y mi savia
revive
(Inditos)
g a l e go
g o n za l o h e rmo
trad ucc in a l caste l lano
de m i riam reyes
Gonzalo Hermo (Taragoa, A Corua, 1987). Licenciado y doctor en Filologa Ga-
llega, imparte clases de Lengua y Literatura en la Universidad de Santiago de
Compostela. Ha publicado los poemarios Crac (Barbantesa, 2011), ganador del
certamen Xuventude Crea de la Xunta de Galicia en la especialidad de poesa en
2010, y Celebracin (Apiario, 2014), por el que ha recibido el Premio de la Crtica
de poesa gallega en 2014 y el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de
59
Poesa Joven Miguel Hernndez en 2015.
Ha participado en varias antologas de poesa gallega contempornea:
Como cantan las piedras (Isla Negra, Puerto Rico, 2012), NOVAS_de poesa.
17 poetas (Fundacin Uxo Novoneyra, 2013) y De Cantares hoxe. Os Cantares
Gallegos de Rosala de Castro no sculo XXI (Fundacin Rosala de Castro/
Radio Galega, 2015).
Celebracin ha sido traducido al cataln por Adri Targa para Godall Edi-
cions en 2016, y prximamente saldr a la luz una traduccin al castellano de
Miriam Reyes en La Bella Varsovia, de la que se presenta este anticipo de cuatro
poemas.
Nos dijeron:
Y se organiza contra
nosotros.
Quisiera saber
si conseguir regresar del fro
con un corazn imposible de decir
que no se domestica
cuando lo excedes.
Dixronnos:
E organzase contra
ns
61
F reixo Negro sen gromos, sen pulmn
Quixera saber
se darei regresado do fro
cun corazn imposible de dicir
que non se domestica
cando o excedes.
Esta abundancia.
Rompe el crculo.
Escapa.
El lenguaje dura.
Esta abundancia.
63
Para que cheire a terra a entroido ou barricada dunha vez.
Para que cheire a algo que se desfai e se compn constantemente.
Rompe o crculo.
Escapa.
t es a idade da ta pel,
pero a memoria vella de mis para entendelo.
A linguaxe dura.
Os corpos non.
65
c re c ida
El ro arrastraba plsticos y botellas,
animales muertos. El primer da
vimos una bicicleta: pensamos que, total,
le faltaba una rueda. A la maana siguiente
bajaron, de pronto, dos postes de la luz
y esa noche sacamos velas y candiles viejos
del desvn. Al otro da salimos temprano
a buscar la vaca: la encontramos como una ballena
pinta, en el pozo, tras la casa. No se fue a morir
muy lejos, dijimos. Despus volvamos
callados a casa y nunca sabamos explicar
lo que nos pasaba.
El ro arrastraba la vida y, a veces,
nos dejaba solos.
66
m a pa g entico
Soy araa y topo, la cabeza colorada del jilguero, soy oruga
y la corteza del abedul que como esa oruga. Soy alga y el mar
de otoo que lo arrastra a la playa, me siento sal y molcula,
soy ese charco de agua que queda en la arena y la espuma que deja
en las manos y es aire y es nada. Mi piel es mineral,
sustancias sin cesar combinadas a travs de los siglos,
musgo, liquen, piedra, mi alma es la del erizo
que cruza despacio las sendas secretas del monte, la del zorzal,
la de la cabra, su lamento dolorido es el mo. Soy el gusano y el cuervo que
come al gusano y el buitre que come a ese cuervo, me siento bosque y roca,
la sombra del robledal, la sombra del castao, la hoja del aliso,
esa rama que se alarga ms all de la orilla y con la brisa del verano
toca un instante el agua del ro, que soy yo, y fluye, como el tiempo.
l le na
m apa xenticu
67
Soi araa y topu, la pechera colorada del raitn, soi virbene
y larna de les bedules que cueme esa virbene. Soi ocle y el mar
dotueu que lo arrastra a la playa, sintome sal y molcula,
soi esti charcu dagua que queda na arena y la espluma que dexa
nes manes y ye aire y ye nada. La mio piel ye mineral,
sustancies sin cesar entemeces al tresvel de los sieglos,
mofu, lique, piedra, la mio alma ye la del curcuspn
que crucia adulces les siendes secretes del monte, la de malvs,
la de la cabra, el so berrar doloru yel mu. Soi guxn y la pega que
cueme al guxn y lutre que cueme a la pega, sintome biesca y roca,
la solombra del carbayu, la solombra de la castaar, la fueya del ablanu,
esa rama quespurre ms pall de la oriella y col airn del veranu
toca un instante lagua del ru, que soi yo y flui, comol tiempu.)
l e c c i n de g ra mtica
Cmo se dice en uolof la palabra frontera,
la palabra patria? Y en sonik? Cmo le llamis al desamparo?
Si queris decir en bereber, por ejemplo, yo tuve una casa
en un arrabal de Rabat, ponis en este orden la frase? Cmo
se conjugan en bambara los verbos que llevan al norte,
qu adjetivos le encajan a la palabra mar, a la palabra muerte?
Si tenis que marchar, es la palabra adis un sustantivo?
Cmo se pronuncia en diakhank la palabra exilio? Hay que
juntar los labios? Duelen? Qu pronombres usis para el que espera
en la playa, para el que regresa sin nada? Cuando sealis hacia all, en
[direccin
a casa, qu adverbio escogis? Cmo se dice en vuestra, en nuestra lengua,
la palabra futuro?
e ros y th natos
Al oscurecer esperaron al jabal junto a los maizales. Eran dos: mi padre y mi
68
to Milio. Mi padre cont que se haban metido detrs del laurel del campo
de arriba para ver mejor por dnde llegaba y porque all no los poda oler,
el puetero, que haban esperado echando cigarros y hablando por lo bajo,
maldiciendo por el fro y por la noche y por el cabrn del animal aquel, quizs,
pienso, con un odio que les vena de atrs, de otro tiempo ms cruel y ms
antiguo. Parece ser que lo oyeron ya de lejos, rascando en la explanada que hay
delante de la casa de Mern, ladino y descarado como un gato casero. Entonces
metieron los cartuchos en las escopetas con cuidado de no hacer ruido y
fueron siguindolo como podan en la oscuridad sin decir palabra, sintiendo
cmo se acercaba confiado, el puetero. Mi to Milio cont despus que lo
acababa de perder entre los matorrales cuando sinti tan cerca la explosin
del tiro y por eso se llev un susto de muerte. Mi madre y yo tambin nos
despertamos y esperamos, pero no ocurri nada. Pas un buen rato cuando
omos a mi padre subir las escaleras armando jaleo, torpe y pesado como un
borracho ciego y desde mi cama pude sentir los gemidos de la de ellos. Toda
la vida despus so con sus manos sucias, violentas, los restos de sangre an
en los dedos, abrazando aquella noche a la mujer que amaba.
l l e c c i n d e g ramtica
Cmo se diz en uolof la palabra frontera, la palabra
patria? Y en sonik? Cmo-y llamis al desamparu?
Si queris dicir en bereber, por exemplu, yo tuvi una casa
nun arrabal de Rabat ponis nesti orde la frase? Cmo
se conxuguen en bambara los verbos que lleven al norte,
qu axetivos-y cuadren a la palabra mar, a la palabra muerte?
Si tenis que marchar, ye la palabra adis un sustantivu?
Cmo se pronuncia en diakhank la palabra exiliu? Hay que
xuntar los llabios? Duelen? Qu pronomes usis pal quespera
na playa, pal que regresa ensin nada? Cuando sealis pall, pa contra
casa, qu alverbiu escoyis? Cmo se diz na vuestra, na nuestra llingua
la palabra futuru?
e ros y T h natos
Nescureciendo esperaren al xabaln al pie de los maizales. Yeren dos: mio
padre y el mio tu Milio. Mio padre cont que se metieren tres del lloru
del prau darriba pa ver meyor per nde llegaba y porque ell nun los golal
69
pueteru, quesperaren echando pitos y falando pelo baxo, maldiciendo pol
fru y pola nueche y pol cabrn de bichu, igual, pienso, con un odiu que-yos
vena datrs, dotru tiempu ms cruel y antiguu. Dizque lu sintieren y de
lloe, fozando na llanada quhai delantre casa Mern, fon y descaru como un
gatu caseru. Ents metieren los cartuchos nes escopetes con curiu de nun
facer ruu y fueren siguindolu como poden na escurid, ensin dicir palabra,
sintiendo cmo sacercaba tou fiaul pueteru. Mio tu Milio dixo depus que
lu acabara perder pente la sebe xusto cuando sinti tan cerca lespau del
tiru y por eso llev un sustu de muerte. Mio madre y yo tamin espertamos
y esperamos pero nun pas ms nada. Al ratu grande omos quentraba mio
padre,que xuba les escaleres armando xaru,torpe y pesu como un borrachu
ciegu y dende la mio cama sent los rinchos de la dellos. Tola vida depus
so coles sos manes puerques, violentes, los restos de sangre tova nos deos,
abrazando aquella nueche a la muyer quamaba.
h e renc ia
70
h e re nc ia
Deprendime los secretos del arte
71
culinariu:
cmo bater la clara pa quesponxe,
qu facer pa que nun pique nos geyos
la cebolla,
el sal y el formientu narmona
entemeco, los caciellos de zcare
por persona y el puntu exactu
del aceite.
Esa foi la so herencia:
pesos, medides, proporciones,
tiempos de cocin, trucos
y recetes de cocina.
Nun falamos muncho ms
ella y yo toos esos aos
en los que estuvimos juntas.
Si esperaba otra cosa,
nada hubo. Ninguna seal
de aprobacin o ni tan siquiera
de reproche.
La nuestra fue, como tantas,
una historia de silencios.
Todas las palabras no dichas
se quedaron all, hirviendo
a fuego lento.
a i re d e fa m i l ia
Qu tienes t que ver conmigo, dime,
a qu vienes ahora
con sonrisa inocente
a sonsacarme? Qu quieres
a estas alturas de la fiesta?
Apenas reconozco ya tu cara,
la piel por fin intacta borrados
de un manotazo los surcos
de los aos
y esos andares tuyos
tan torpes, indecisos,
72
ligera an la mirada
del peso de los das.
A qu vienes, a ver,
si ni siquiera hablamos ya
la misma lengua,
si, en realidad, nunca
llegamos a compartir
la misma mesa?
Al fin somos lo que bamos
a ser desde el principio:
dos extraas con aire
de familia,
araas tejiendo, dciles,
nuestro propio laberinto.
nos que tuviemos xuntes.
Si esperaba otra cosa,
nada hubo. Nenguna seal
daprobacin o siquiera
de reproche.
La nuestra fue, como tantes,
una historia de silencios.
Toles palabres nun diches
quedaren ell, referviendo
a fueu lentu.
a i re d e fam i l ia
Qu tienes tu que ver comigo,
dime, a qu vienes agora
con sorrisa inocente
a sonsacame? Qu quieres
a estes altures de la fiesta?
Malpenes reconozo la to cara,
el piel por fin intacto borraos
dun manotazu los sucos
de los aos
y esos andares tuyos
tan torpes, indecisos,
llixera tova la mirada
73
del pesu de los des.
A qu vienes, a ver,
si nin siquier falamos y
la mesma llingua,
si, en realid, nunca nun
fuimos compartir
la mesma mesa?
Al fin somos lo que dbemos
ser dendel principiu:
dos estraes con aire
de familia,
araes texendo, mansulines,
el nuestru propiu llaberintu.
Esa muchacha que,
insolente, nos mira
a ti y a m.
Y que a las dos nos niega
Y nos iguala.
c onve rs a c ione s c o n m is h ij as
La historia del soldado ruso en el Berln en llamas, cmo arriesg la vida para
rescatar de la Biblioteca un puado de libros, la historia de la chica a la que
le quemaron la cara con cido, que le gustaba charlar con el vecino, dijo, y
despus gan el juicio, la historia de vuestra abuela que esconda gente en
el desvn cuando la guerra y no miraba de qu bando, la historia de la nia
que quera nombre de nio y, al final, lo llamaron Mario para toda la vida, si
algo de esto cambia las cosas, me preguntis.
e n c u e ntro
que yo engord pero que t tampoco
has adelgazado.
Es lo que dijo mi hermana
nada ms vernos.
Tambin que no le gustaba cmo llevaba
74
el pelo.
Con el buen pelo que t tienes y es como si le hubieras cogido mana.
Despus de todo este tiempo, por lo que se ve,
eran las cosas que tenamos pendientes
para decirnos.
Esa rapaza que,
insolente, nos mira
a tiy a min.
Y que a les dos nos niega
Y nos iguala.
a lc uentru
que yo engord pero que tu tampocu
aflaquesti.
Es fue lo que dixo la mio hermana
nams venos.
Tamin que nun-y prestaba cmo llevabal
pelo, 75
77
i n g l s
fi o n a sa mpson
traduccin al castellano
de m ario m artn gji n
Fiona Sampson (Londres, 1963) es una poeta y escritora britnica, traducida a
treinta y siete lenguas, que ha obtenido premios en Estados Unidos, India, Ma-
cedonia y Bosnia. Es miembro de la Royal Society of Literature, ha publicado
veintisiete libros y ha recibido el Newdigate Prize, el Cholmondeley Award,
la Hawthornden Fellowship y numerosos galardones de los Arts Councils of
England and Wales, la Society of Authors y la Poetry Book Society. Sus ltimos
libros publicados son Lyric Cousins: Poetry and Musical Form (Edinburgh Uni-
versity Press, 2016), el poemario The Catch (Chatto & Windus, 2016) y el estudio
Limestone Country (Dufour, 2017). Acaba de terminar una biografa de Mary
Shelley (Profile, 2018) y es catedrtica de Poesa en la University of Roehampton,
donde dirige el Poetry Centre.
despiertos a medias
podamos vernos como nos soaran
caminando entre caballos
como ellos entre nosotros.
80
visitors
When the horses came to visit
strange guests
eating the compost spreading
its scraps and colours
half awake
we saw ourselves as they had dreamt us
walking between them
as they walked between us.
81
rito
Se abren camino
a travs de los campos
donde yace la nieve
como escombros
estn cantando
o al menos piensas
que eso es lo que oyes
el viento arrastra
voces arriba
y abajo llevan
objetos ests
demasiado lejos
para percibirlas no
van fluidas
sobre la nieve
sobre los escombros
del invierno
a veces se detienen
parecen gesticular
o podran
estar danzando
desde aqu est demasiado
lejos para ver demasiado
fro demasiado lejos
nuestros padres y madres
fundadores
abrindose camino
como si hacia
nosotros como si hacia
otro destino.
82
rite
They make their way
across the fields
where snow lies
like rubble
theyre singing
at least you think
thats what you hear
the wind carries
voices up
and down they carry
objects youre
too far away
to make out they
do not go smoothly
over the snow
over the rubble
of winter
sometimes they pause
and seem to gesture
or they could
be dancing
from here its too far
to see too cold
too long ago
our forefathers
and mothers
making their way
as if towards
us as if
towards some other
destination.
83
85
c a ng rejo
De soslayo avanza el cangrejo. Poetas,
filsofos, el cuerpo
poltico comparten distintos aspectos
de este problema.
d i nofla g e lad os
De noche, el parpadeo azul del oleaje
es producido por dinoflagelados. En grandes
cantidades, causan ciguatera
y mareas rojas. Sin ellos
el mar morira. Algunas causas
son invisibles a simple vista.
Persigue el equilibrio
ms que la neutralidad.
d e lfn
Los griegos pensaban que los delfines
haban sido hombres una vez.
El delfn chino de ro era una diosa.
Los cientficos nos dicen que si
reordenamos algunos de nuestros genes
nos convertiramos en delfines. Eso s
que sera progresar!
a ng u i la
Las anguilas son criaturas viscosas.
Pero nunca mienten. Si perciben
la ms leve jactancia, te arrancan
el dedo de un mordisco. Con cuidado
estudia las manos de los polticos.
86
c ra b
Slantwise the crab advances. Poets,
philosophers, the body
politic share different aspects
of this problem.
d i nofla g e l late
The glow of crashing waves at night
is caused by dinoflagellates. In great
quantities, they cause ciguatera
and red tides. Without them
the sea would die. Some causes
are invisible to the naked eye.
Strive for equilibrium
rather than neutrality.
do l p h i n
The Greeks thought dolphins
were once men. The Chinese
river dolphin was a goddess.
Scientists tell us that if we
rearrange a few of our genes,
wed become dolphins. Wouldnt
that be real progress!
eel
Eels are slimy creatures.
But never lie. If they sense
the slightest pretence, theyll
bite off your finger. Carefully
study the hands of politicians.
87
l enguad o
Silencioso en la arena del lecho marino
el lenguado duerme. Si te
acercas a su rostro, la perspectiva
se invierte y el lenguado
encubre un sueo de infinito.
fo ra m i n fe ros
La prueba de un foraminfero
es su concha: membranoso,
aglutinado o calcreo
endoesqueleto
citoplasma que fluye
por la cmara del foramen
hacia la cmara de
una nica clula, movimiento de
seudpodo granuloreticuloso,
-
palacio del recuerdo de Okeans.
Los foraminferos se encuentran
en todas las latitudes y hbitats
marinos: blanco foraminfero
en los acantilados blancos de Dover.
En las pirmides de Gizeh
Herodoto vio lentejas petrificadas;
el ojo de Aldrovandi se desplaz
de Aristteles a Galileo:
las conchas romboides
tienen rgidos tubrculos epigenticos.
Para Oppen
una prueba de la poesa es
sinceridad, claridad, respeto
Para Zukofsky, la gama de placer
que proporciona en cuanto vista, sonido e inteleccin.
En sueos
Vishn visit a Appakavi,
quien recibi los secretos de
la gramtica de Nannaya: La poesa
es el saber definitivo.
88
flo und e r
Silent on the sandy seafloor
the flounder sleeps. As you
near its face, perspective
reverses and the flounder
dissimulates a dream of infinity.
fo ra m i n ife ra
The test of a foraminifera
is its shelltectinous,
agglutinated, or calcareous
endoskeleton
cytoplasm streams
thru foramen chamber
to chamber of
a single cell, granulo-
reticulose pseudopodia motion,
memory palace of Okeanos.
Foraminiferans are found
at all latitudes and marine
environmentsforaminiferal white
of the White Cliffs of Dover.
In the pyramids of Giza
Herodotus saw petrified lentils;
Aldrovandis eye turned
from Aristotle toward Galileo:
the rhombic shells
have epigenetic stony tubercles.
For Oppen
a test of poetry is
sincerity, clarity, respect
For Zukofsky the range of pleasure
it affords as sight, sound, and intellection.
In a dream
Vishnu visited Appakavi
who received the secrets of
Nannayas grammar: Poetry
is the ultimate learning.
89
g a ri b a ld i
Fuori dagli schemi, rompiendo
reglas y moldes, dicen los italianos
de Garibaldi. Entre papa,
monarca o repblica no escogi
ninguno de los tres. Ni acept dinero.
Tras ser derrotado trabaj en una fbrica de velas
en Staten Island. Aburrido
del sebo se ech a la mar,
ya en Lima luch con la fiebre, el reumatismo,
luego comand la nave Carmen hasta Cantn
con un cargamento de guano.
Renunci a todo por una Italia unificada.
El pez
damisela es un naranja luminoso que evoca
el color del dharma.
g o og le
Google es un mar de consciencia.
A medida que se expande el mar se encoge.
Como Oz, es la entidad ms competente
que no sabe nada. La informacin
no es nada originalmente sino diferencia.
Surfea una ola: el conocimiento purifica.
h o loturia
Biomedio arenoso, hogar de holoturias.
Para los humanos, las holoturias
son negocio a lo grande. Su nica defensa
es quedarse rgidas y expulsar sus vsceras.
Es un ritual sagrado.
90
g a ri b a ld i
Fuori dagli schemi, outside
plans and patterns, Italians
say of Garibaldi. Between pope,
monarchy, or republic he chose
none. Nor did he accept payment.
After one defeat he worked in a candle
factory
on Staten Island. Tallow
boredom drove him to sea,
in Lima, he fought rheumatism, fever
then captained the Carmen to Canton
with a cargo of guano.
For a unified Italy he gave up everything.
The damsel-
fish is a flashing orange that evokes
the color of dharma.
g o og le
Google is a sea of consciousness.
As it expands, the sea shrinks.
Like Oz, it is the most knowledgeable
entity that knows nothing. Information
is originally nothing but difference.
Surf a wave: knowledge purifies.
h o lothuria n
Sand biome holothurian home.
To humans, holothurians are
Big Business. Their only defense
is to stiffen and spit out their stomachs.
This is a holy ritual.
91
d ise o i nte l ig ente
92
m e d usa
De vez en cuando un cangrejo se cansa
de su avance de soslayo y polizn
en la campana de una medusa. La campana
palpita mientras la medusa vaga, vaga
(en una direccin y luego en otra,
pero yndose en general por la tangente),
al ritmo de fuerzas antpodas.
El alimento entra y sale; los das pasan.
Quiz un da el mar los arroje a la playa:
la medusa muere, y el cangrejo
redescubre un nuevo mundo.
j ia ng ku i
Jing Wang traduce a Jiang Kui
de la dinasta Song del norte: Al escribir poesa
es mejor aspirar a ser distintos
de los antiguos que intentar
asemejarse a ellos. Pero mejor an
que aspirar a ser distinto es que ests destinado
a encontrar tu propia identidad con ellos,
sin aspirar a la identificacin;
y que ests destinado a diferir de ellos,
sin aspirar a la diferenciacin.
i nte l l ig ent des ign
93
Self-interest and party politics
define intelligent design
and think tanks. Think
tanks betray
a lack of intelligent design.
Nature describes its own
design. Blessed are the poor.
Can you unravel the paradox?
j e l l y fish
Occasionally a crab tires of its slant-
wise ways and stowaways
on the bell of a jellyfish. The bell
pulsates as the jellyfish drifts, drifts
(in one direction and then in another,
but generally spreading slantingly)
to the rhythm of antipodal forces.
Food comes and goes; days pass.
Perhaps one day both wash ashore:
the jellyfish dies, and the crab
rediscovers a new world.
j ia ng ku i
Jing Wang translates Jiang Kui
of the Northern Song: In writing poetry,
it is better to strive to be different
from the ancients than to seek to be
identical to them. But better still than
striving to be different is to be bound
to find ones own identity with them,
without striving to identify;
and to be bound to differ with them,
without striving to differ.
ke l p
Qu fcil es perderse
94
95
canopy leaves, sunlight filters thru
the water surface; nutrients
bring life where thered other-
wise be barren sea; a vast eco-
system breathes. Each
being being
beings link.
j av i e r
b l a n c a rt c a mp os (Crdoba,
1988) ha estudiado Filosofa en la Universidad de Sevilla. Participa en
varios grupos y talleres de creacin potica en Crdoba y Sevilla.
re c ic laje
1. Comprar una bolsa en el supermercado.
c ha l la
En la plaza de la Baslica, un cura-cara de cura chispea agua bendita desde
un cubo azul de plstico. Tiene la fineza de bendecir con una flor.
99
Un nio re y otro llora, ensordecidos por los estruendos de los petardos.
Ni siquiera es domingo.
y e s ve rd a d
Y es verdad el naranja, el rojo y el amarillo para la daltnica verdad.
Y es verdad que pas medio luto porque soy incapaz de desterrar otro
rquiem.
Y es verdad
pero/
ran k i n g sema na l
Sagitario. El eclipse te favorecer con un nuevo flechazo. En Carnaval ten a
mano tu fuego, Venus te invitar a un cigarro.
Libra. Llevas haciendo equilibrios tantas lunas que, bajo la cruz de tu bscula,
ya no plae Magdalena. Da de suerte: ayer.
Piscis. Esta Luna nueva es para ti. Arriesgars. Nadie podr pararte en lo
que te propongas. Tienes la fuerza del mar aun siendo desierto. El Estrecho
101
son 14 km.
(Inditos)
y a s m n
c . m o re n o (Madrid, 1993) est graduada
en Psicologa por la Universidad Autnoma de Madrid y tiene un ms-
ter en Psicologa General Sanitaria por la Universidad Rey Juan Carlos.
Ha publicado los poemarios El beneficio de la enfermedad (rtese
quien pueda, 2014) y Trema (Amargord, 2016), as como la novela breve
en formato digital Los das verdes (Plataforma Editorial, 2016). Algunos
de sus poemas han aparecido en antologas como Acaso esta atrocidad
es el centro de todo (Stillness and Blood, 2015) y en revistas como Mare-
mgnum, Kokoro o Zjel.
102
chocar contra m
aguardar palpitando
contra m.
los pechos.
El trema no desaparece
nunca
se filtra
se reabsorbe
y en cualquier momento
brota
t engo miedo de m misma
igual
que el agua
n acer
103
engancharse y desgarrarse
de pececillos al tero
como anclas
Madre.
que se forj
en mi mdula
tectnico
que chirriaban
104
as
brotaban
las hojas
(Inditos)
c o n sta nti n o
m o l i na (Pozo-Lorente, Alba-
cete, 1985) abandon los estudios de licenciatura en Humanidades en el ao
2006, y desde entonces ha ocupado muy distintos puestos de empleo que nada
tienen que ver con la labor literaria (pintor, ferrallista, jardinero, auxiliar de to-
pografa y un largo etctera).
Su primer poemario, Las ramas del azar (Rialp, 2015), fue galardonado con
el Premio Adonis de Poesa en 2014 y con el Premio Nacional de Poesa Joven en
2016. Su segundo poemario, Silbando un eco extrao (Hiperin, 2016), mereci
el Premio Alfons el Magnnim en 2016. Desde 2015 es colaborador del diario ABC
Castilla-La Mancha. Actualmente reside en Madrid en situacin de desempleo.
105
e xtra a vocac in
Cueva de Catalina de Cardona, Casas de Bentez
Qu extraa vocacin,
la vocacin absurda del dolor.
ta mb in a ca nt i lados
106
No siempre
el que contempla el mar
obedece al sereno pensamiento
de la docilidad y de la mansedumbre.
ve l i nto n ia , 3 vzn a r s /n
Busquemos un hogar para los versos.
107
la mano tentativa del decoro,
por fin tenga un lugar donde morir
tranquila y en silencio.
Colmo de sugestin
se alzan iluminados
los locos que sonren.
(Indito)
i a go
p a rs Duracin: 23 aos.
Etiquetas: escritura, literatura, fsica, bsqueda, videojuegos, comerse la cabeza,
incipiente, movimiento.
Descripcin: con tono lrico amanece en las llanuras madrileas, madura lenta-
mente en buclica ruralidad, floreciendo su amor a la sabidura y desarrollando
una voz ms reflexiva y menos rimbombante. Introspectivo carcter que se ha
iniciado en las ciencias para desembocar en el arte, y por el camino las primeras
lo han curtido con su estilo claro y conciso. Videojugador y lector empedernido.
Amante de la fantasa y la ciencia ficcin. Enamorado de lo imaginario. Buscador
perenne. Su escritura sigue cogiendo de donde puede y transformndose. Eso
s, le encanta lo metaliterario.
PD: Existen rumores de que baila bien,pero apenas hay testigos que lo confirmen.
Pgina oficial: viajepequenosmundos.blogspot.com.es
m ostra r menos
pe rs ona y m s p o e mas
109
l a h ij a fie l
Salvaste a viajeros de la muerte
tomando ayer por ellos el enigma,
mas hoy son ellos quienes el estigma
colocan en tu denodada frente.
l eve .
Hundidos en l lo imaginamos alto. Vuela. Vuela dentro de s mismo, cuanto
ms alto ms suelto. La curva es su figura. Remolinos. O el hilo impetuoso que
desliza. Su caricia despierta al silencio, se cuela en los conductos y compone,
silba, alla, gime, pero no canta. Mas no hay quien lo desoiga si enfurece.
Soy adalid del descanso. Por m respiran hondo, por m expiran despacio. Si
me ves entre sus dedos, no irs a molestarlos. Y si preguntas, te dirn que
los relajo.
Acabada mi misin,salto y giro hacia el vaco. As hallo mi lugar en firmamento
anaranjado, ese que el viento remueve y decora el suelo urbano.
h u ye
111
Lee, porque leer es hacia abajo y as podremos huir de ella, que est en las
[nubes.
Que quin es? La distraccin.
La distraccin es el vuelo de focos apuntados al cielo.
Tengo algo en el zapato.
La distraccin son estocsticos tirones del pasado (o del futuro)
y esa persona que siempre se entremete en tu cabeza Sal! Una nariz en el
codo, y dentro enanitos que juegan con un baln de espinas, y causan picores!
La distraccin son picores (o insectos voladores) concretos o potenciales
[o imaginarios.
Como el examen de maana A qu hora era?
La adiccin es equivocarte de vicio.
No, as no se puede, Silencio todo el mundo!
Es pedirle a un pjaro que camine en lugar de dar saltitos.
Habra que comprar leche.
La distraccin, al final, son nubes de vaguedad viajera.
Y todo esto? Por qu te lo deca?
a fo r i smos
Una sola palabra puede encerrar dentro de s miles de significados:
[diccionario.
El jet lag es el precio que hay que pagar por querer girar ms rpido que la
[Tierra.
(Inditos)
n a rc i s o
raffo (Sevilla, 1992) estudi Antropologa So-
cial y Cultural en la Universidad de Sevilla. Fue becado Erasmus en la promocin
2013-2014 con destino a Scer, Italia. Fue all, en pleno Mediterrneo, donde se
conjugaron Ausencia y Luz como factores indisociables de su composicin
potica. Hasta el momento cuenta con un nico poemario publicado, titulado
Implosin de la memoria (En Huida, 2015). Ha formado parte de la antologa
de jvenes poetas sevillanos La pirotecnia peligrosa. 11 poetas sevillanos para
el siglo XXI (En Huida, 2015). Sus escritos han aparecido en diversos medios de
difusin literaria como Maremgnum, Estacin Poesa o Caligrama. Es editor
y codirector de Zjel. Revista de arte, literatura y pensamiento.
e l si mu la c ro
Lleno de acero y de ceniza: el refugio imposible
donde el fracaso luce como un traje de escamas.
113
Tembloroso pez en el fondo de mis ojos
all fuera los hombres nos tejen las redes.
b o rd a dos
Se hace tarde en la tarde
mas todo sigue igual, idntico
a como lo dej ayer. Las aves
marinas dicen sus graznidos,
la olla a punto de estallar,
mi abuela, como siempre
borda las sbanas blancas
con las iniciales de mi estirpe
de un rosa desgajado
que se parece al horizonte.
Esto es para m la vida eterna:
ver cmo el sol va destruyndose,
la mano de mi abuela endurecida,
el tiempo encarnizado de repente.
Y al siguiente da despertar
y encontrarnos en el desayuno
con inapreciables cambios
que no asustan: nuestros cuerpos
an constantes en la despedida.
g io c avano a p a l lon e
La cortesa de un joven es repugnante sin cierta violencia,
peor incluso que la violencia sin cortesa.
Yukio MishiMa
115
basta ese xtasis,
ese afn por seguir vivos
para morir por dentro
secretamente, un poco ms.
Avevamo fiducia e abitudini dolci.
antonio RiccaRdi
(Inditos)
116
d av i d
ro l d n e u g e n io (Sevilla, 1993) se
gradu en Historia del Arte en la Universidad de Sevilla y se especializ en Arte
Espaol Contemporneo en la Universidad Complutense de Madrid en 2016. Es
miembro fundador de Zjel. Revista de arte, literatura y pensamiento y forma
parte de su comit editorial. Es autor del poemario Radiografas (En Huida,
2016), y ha publicado recientemente un poema en el nmero 9 de Estacin
Poesa. Iniciar su doctorado en Literatura y Cultura Hispnica en la Rutgers
University (Nueva Jersey, Estados Unidos) en otoo de 2017.
I
e l ta l lo
Me sostengo como las plantas que no saben de su
vida y tallo fuerte.
Aqu, la vida trascurre bajo y sobre la tierra y mi
flor no puede desprenderse del aire ni de las cosas vivas
aun cuando quiere.
Son estas ganas de vivir las que destruyen mis das
y mi boca muda. El taladro amanece y emerge de las
frentes y paredes, de los horizontes: el taladro es el
sol de esta baha rara que no se atreve ni a mecer sus
bordes.
117
Ro de arena seca,
arena de sangre blanca,
maraa de hilos rojos latentes
y rosas ms enfermos;
tronco mineral o espina de cuarzo,
insecto que envuelve los vientos del pecho:
enredas y adviertes con prolongarte a mis piernas,
llegar a la tierra
Alargas mi dignidad
y no me dejas moverme,
hay que abrazarte siempre fuerte.
Roleo repugnante y muy tenso
que se empea en estirarse
y partir la virginidad y las ganas de morir.
Postura ennoblecedora,
das forma a mi espritu animal y cuadrpedo,
tambaleante y embrutecido,
admirndome cuando me visto con tu eje y te uso:
Incongruente unin la del ncar divino y el espanto de mirar al frente.
d i ag n stic o
A las radiografas del despacho de
Ramn Gmez de la Serna
Para Ramn, una greguera reflectante: el dibujo de una ventana, una vidriera
sin cristales.
Para m: una mariposa disecada.
U otro cuadro: Solo manos y cabeza.
Un autorretrato, sus tres ruedas: el pensamiento, la escritura y la escritura.
O un retrato colectivo: en estas races de ncar no se distingue la vanguardia
de la labranza.
t h e c o c kta i l lo unge
There in the cocktail lounge, I took a white pill
which a doctor said I could take in moderation,
two a day, in order not to feel blue.
Breakfast of Champions, kuRt Vonnegut
descubro mi reflejo
no me reconozco.
Me digo:
son solo buitres y yo an no he nacido.
Me digo:
En tanto silencio joven ellos siempre mueren al final del da.
La soledad,
La tristeza,
el cuerpo oscilando por la sonrisa
[y me miran porque no bailo].
El mantel y los dedos y los zapatos
quedan adems del silencio,
y quedo yo porque el resto baila.
s i n t t u lo
Se inaugura en el silencio
la guerra que anhelo,
tras obrar a medias,
no encontrar tregua plena,
ni lucha que atreva a nacerse.
Hay medias voces,
pjaros,
Y no se sabe a dnde van ni vuelan.
Se flotan, y en tanto aburrimiento y pocas ganas,
van muriendo en la rutina de lo que es en realidad un vuelo
constreido,
tan lento que no existe ni avanza.
A uno le da el sol y ya no siente
el quemarse propio de la juventud,
la herida, ni la ira del caballo, ni la risa amplia,
ni el duelo nuestro diario, que era un baile cotidiano que no sola
[avergonzar.
De aquella huida
queda un mar de orillas
bordado, atado a mis ojos solos.
Hay amigos que son puntas de vidrio,
que exprimen luz en esta mano seca
122
a d o lesc e nc ia
I
Mientras mi piel se deshidrata y deja ver mi verdad
mientras mis msculos enrojecidos se expanden
y mi voluntad late en las races fuertes que rodean mis brazos
mientras la rectitud se impone y mi pecho se convierte en un campo duro
[y seco
II
Soy todo msculo estirado
bien hecho
rama enfadada atravesando horizontal el curso del ro.
123
c a sa d e ve ra no
[] ms all de los aos y del polvo,
ms all del cristal de la memoria,
no nos hemos unido y confundido,
yo en el sueo, pero ellos en la muerte.
La busca, El oro de los tigres (1972)
JoRge Luis BoRges
(Inditos)
125
o ndina
s iz (Madrid, 1969) es una poeta indita
con una doble personalidad muy acusada, probablemente debido a su
transexualidad. Es cofundadora de un grupo de poetas con los cuales tiene
varios poemarios de autoedicin y libros objeto. Sus dos personalidades
participan activamente en lecturas poticas, talleres y seminarios, y ha
publicado poemas en algn peridico y en varias antologas.
Los poemas que ofrece a continuacin pertenecen a la primera
parte del poemario indito que lleva por ttulo Versonoma doble tempo.
Este poemario ha sido creado utilizando ambas personalidades de manera
independiente, para ello se ha servido de dos cuentas de telfono distintas
para enviarse mensajes instantneos de manera aleatoria y alternativa.
1.
esa casi quietud
donde las manos agua
colmarse de lo ntido
ah el jadeo
2.
resurgir en el vrtice de la espuma
desdecirse de la sal
y sus estribaciones
126
y fluir
con la gravedad invertida de los pjaros
3.
la herida
centrndose en el torso
en el contorno
oblicuo de la vrtebra
4.
la palabra en pie se despoja
de todo signo
acoge
la coreografa del oleaje
5.
127
en lo vaco de la piedra
persiste la catarsis
6.
el invierno viene con prisa
despliega
un silencio fractal
para este olvido de insectos
en lo callado la raz
hiberna desnuda y grave
espera
que otra luz la despierte
partcula o espora
y una danza de clulas
clamando vida
7.
en la torsin de la vrtebra
se quiebra la hoja
hoy
me desgajo en la comisura
all
donde rompe la ola
9.
una luz espesa
asfixia el trigo
se eriza a bocanadas
en el verdor que lo circunda
pronunciar la redondez
grano a grano
hasta decir espiga
entonces
amasar
a dam za gaje w sk i
entrevistado por m ariano P eyrou
El poeta polaco Adam Zagajewski (Lww, 1945) ha publicado numerosos libros de poemas, me-
morias y ensayos y actualmente es profesor de la Universidad de Chicago. Parte de su obra ha
sido traducida al castellano por las editoriales Pre-Textos (En la belleza ajena, 2003; Poemas
escogidos, 2005) y Acantilado (Tierra de fuego, 2004; En defensa del fervor, 2005; Deseo, 2005;
Dos ciudades, 2006; Antenas, 2007; Solidaridad y soledad, 2010; Mano invisible, 2012; Releer
a Rilke, 2017). Ha recibido, entre otros, el Premio Europeo de Poesa (2010) y el Premio Princesa
de Asturias de las Letras (2017). Es coeditor de la revista Zeszyty Literackie y miembro de la
Asociacin de Escritores Polacos.
Creo que estamos aqu ante una paradoja. La sociedad polaca, desde hace
doscientos aos, es profundamente catlica. Eso no implica, por supuesto, que
todas las personas que forman la sociedad polaca, los campesinos, los artesa-
nos, sean profundamente religiosas, pero su vida discurre segn principios
religiosos. Y en esta sociedad surge una pequea minora de intelectuales,
de creadores, que se pronuncia a favor de una opcin totalmente distinta.
Esta paradoja me fascina desde hace tiempo. Cmo es posible que en una
sociedad tan catlica y seria exista esa minora de intelectuales de lite que
opta por una cosa totalmente distinta? Has enumerado una serie de autores
que tienen ese componente de irona en su obra, pero yo dira que entre ellos
hay notables diferencias. Por ejemplo, yo dira que Mrozek es el ms irnico,
es irnico hasta la mdula, se re, ridiculiza esta seriedad catlica. En cuanto
a Szymborska, podemos recordar, y es una cosa que en absoluto le quiero
echar en cara, que de joven se dej seducir por el estalinismo y escribi unos
cuantos poemas dedicados al estalinismo. Pero como Szymborska fue una
persona muy honesta consigo misma, en el momento en que se dio cuenta
134
de que durante esos aos no haba sido ella misma, de que su voz potica
haba estado al servicio de otras cosas, inmediatamente dio marcha atrs.
A partir de ese momento, la irona se convirti para ella en un medio para
no dejarse seducir, no ponerse nunca al servicio de otras ideas. Dira que la
irona se convirti en un medio para defender su propia libertad. Dira que
consigui este propsito maravillosamente, aunque en la base de esta crisis,
de este cambio, haya una tremenda vergenza y una tremenda rabia hacia
s misma por haberse dejado engaar. No vamos aqu a referirnos a todos
los que has enumerado, pero tambin est Herbert. En su obra tambin est
presente el componente de la irona, aunque tambin de una forma distinta.
Herbert siempre estuvo a la bsqueda de la sabidura de los antiguos, y di-
ra que hasta cierto punto se identificaba con esta sabidura. Su irona es la
irona de alguien que camina a travs del mundo, de nuestro actual mundo
cruel, vindolo a travs de las gafas de los antiguos. Es una especie de irona
dolorosa, propia de nuestro siglo. As que yo no dira, en trminos generales,
que la irona es algo definitorio de la literatura polaca, porque existen tam-
bin poetas y escritores polacos, tal vez menos conocidos, que no tienen en
absoluto ese componente en su obra.
135
136
tros polticos. Esa postura, en aquel momento, en Polonia, era incluso algo
novedoso, de hecho era una especie de compromiso colectivo, que tambin
adoptaron mis compaeros de generacin; era una novedad en la literatura
polaca de entonces, en la que la libertad del poeta sola manifestarse ms bien,
en el sistema comunista, a travs de la eleccin de otros temas. As ocurri,
por ejemplo, con Stanislaw Lem, que escribi una ciencia ficcin filosfica,
y muchos otros escritores que simplemente no abordaban la realidad de
una forma directa. Sin embargo, diez aos ms tarde, en los aos ochenta,
cuando vivimos el estado de ley marcial, cuando Solidaridad fue persegui-
da, de repente surgi una postura diferente, y todos los artistas, de golpe, se
comprometieron polticamente. En mi libro Solidaridad y soledad yo intento
precisamente dar la vuelta a esa postura que haba adoptado de joven, aquella
postura de compromiso, porque me di cuenta de que toda la literatura no
puede ser comprometida, no puede tratar exclusivamente temas polticos,
de que tambin existe un elemento de reflexin, de meditacin, que de esta
forma podra perderse, y eso no debera ocurrir.
En ese poema hay tambin otro motivo que me gustara mencionar aqu:
el tema de la inspiracin, eso que por momentos, cuando escribimos un
poema, nos transporta a un mundo diferente. La pregunta que me persigue
es cul de las dos realidades es la verdadera, si es esa que vivimos en esos
momentos de sublime inspiracin o es la realidad que experimentamos
en los momentos de vida racional, ordinaria, cuando paseamos, cuando
leemos un libro, cuando hablamos de poltica o de cualquier otra cosa. Con-
testar tu pregunta, pero antes quera volver a la historia vinculada a este
poema. Mi padre era profesor universitario. Ya ha fallecido, por supuesto,
pero hace tiempo dio una entrevista a un periodista, y se sorprendi mucho
cuando el periodista le cit un fragmento de un ensayo mo. Yo no estaba
presente en aquella entrevista, pero la le en la prensa y mi padre, que era
una persona muy racional, era ingeniero, se mostr muy sorprendido al
137
saber, a travs de ese periodista, que su hijo escriba poemas. Y despus de
un momento de silencio, le dijo al periodista: Bueno, eso es una ligera exa-
geracin. Y entonces comprend que, para un ingeniero, la poesa es una
ligera exageracin. Para m, por supuesto, no es as, pero intento entender
esta postura. Pero volviendo a tu pregunta, yo creo que cada uno siempre
sabe cundo dice la verdad. Es algo que uno sabe internamente. Podemos
equivocarnos, podemos estar diciendo algo, convencidos de que estamos
diciendo la verdad, y unos aos ms tarde ver que estbamos equivocados.
Pero en aquel momento creamos firmemente, y esa era nuestra verdad.
Esto, por supuesto, se complica en la escritura, porque en la escritura no
solemos decir directamente lo que pensamos, pero escribiendo tambin
buscamos la verdad.
as, no? Tiene un valor subjetivo y tiene un valor que tambin es cambiante
para uno mismo. Hay algo asimtrico en el smbolo, no? Uso esta palabra
porque su prximo libro se llama Asimetra.
Esto s que me ha gustado mucho. Creo que nadie se conoce muy bien a s
mismo, y probablemente yo tampoco me conozco muy bien, pero me gusta-
ra que fuera as como dices, me gustara creer que soy capaz de conservar
esa mirada, ese buen humor, esa ingenuidad infantil. Creo, de hecho, que
un poeta es una persona que est siempre en un punto intermedio entre
el mal y la belleza, y est en un punto en que no puede dar un paso ms ni
hacia un lado ni hacia el otro, sino que tiene que estar precisamente en ese
punto donde estas dos fuerzas se equilibran. Y para poder permanecer en
este punto de equilibrio creo que hace falta no optimismo, sino buen humor
y serenidad, de la que tan bien hablan los franceses.
j avi e r
l ost a l
c ome nta un p oe ma d e M igu e l H e rn n dez
143
Javier Lostal (Madrid, 1942), poeta, periodista y crtico literario, trabaj durante treinta y seis
aos en Radio Nacional, labor reconocida por el Premio Nacional de Fomento de la Lectura.
Sus primeros poemas aparecieron en la antologa Espejo del amor y de la muerte (Azur, 1971),
junto a Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, Ramn Mayrata y Eduardo Calvo, con
edicin de Antonio Prieto y un texto introductorio de Vicente Aleixandre. Es autor de siete libros
de poemas: Jimmy, Jimmy (Sala, 1976; Huerga y Fierro, 2000), Figura en el Paseo Martimo
(Hiperin, 1981), La rosa inclinada (Rialp, 1995), Hondo es el resplandor (Diputacin Provincial
de Mlaga, 1998; Polibea, 2011), La estacin azul (Premio Francisco de Quevedo, Calambur, 2004;
Renacimiento, 2016), Tormenta transparente (Calambur, 2010) y El pulso de las nubes (Pre-
Textos, 2014). Su obra reunida entre 1976 y 2001 la public Calambur en 2002 bajo el ttulo de La
rosa inclinada. Su poesa ha sido tambin recogida en las antologas Rosa y tormenta (Clamo,
2011) y Azul relente (Renacimiento, 2014). Como antlogo es autor de la Antologa del mar y de
la noche, de Vicente Aleixandre (Al-Borak, 1971), y de Edad presente. Poesa cordobesa para
el siglo XXI (Fundacin Jos Manuel Lara, 2003). Sobre la lectura ha publicado Quien lee vive
ms (Polibea, 2013).
C a nc in de l es pos o s o ldado
He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
cin del amor, tocar la pulpa de lo esencial humano, escuchar las pulsaciones
de un lenguaje cultivado como una planta, con sonido de cereal, alimenta-
do por la fuerza telrica de Aleixandre y Neruda. Cada vez que releo este o
cualquier otro poema de Miguel Hernndez, siento de nuevo la rotacin de
la vida en sus distintas siembras y a la mujer como aurora del mundo, habito
un lenguaje terrenal exhalado por un alto corazn celeste que me invade.
Enfermedad sin tregua
p i la r m a r t n g i l a
Historial
151
Marta Agudo
Barcelona, Calambur, 2017
para enfermos como para sanos. Contrasta la solidez del ladrillo de aquel
laboratorio con estos cuerpos a medias, el libre albedro con la herida que se
oye cada amanecer cuando los enfermos recuerdan todo cuanto no fueron:
hijastro autosuficiente, conductor suicida, madre siempre de manos anchas.
Quiz haya que pensar tambin que la enfermedad pueda ser percibida como
una gradacin: sera un mundo intensificado, entonces, pero no contrario a
la vida. La llegada de la enfermedad sera apenas un punto ms agudo, una
sensacin ms acuciante en la percepcin de la tragedia. Una sensibilidad
hipertrofiada de la vida.
Posiblemente, una clave de la fuerza del presente poemario radica en la
imbricacin que se produce entre ese tiempo de la tragedia y el tiempo co-
tidiano, el tiempo que termina y el tiempo que contina. La conciencia de
ese tiempo que puede concluir demasiado pronto, entre pasillos, camas y
ucis, cabe en el tiempo de los das, de las jornadas, que repiten sus ciclos de
cotidianeidad entre esos mismos pasillos, camas y ucis. A veces llegan como
las cosas que ya sern baja maana, y a veces como las que siguen haciendo
el da a da. El ictus o miembro que ya no, cenizas derretidas, quizs mano
rehabilitada para acariciar ese nuevo micromundo de sbanas recientes,
perfume abierto, deportivas nuevas como irona.
El de la enfermedad, a pesar de todo, se presenta en Historial como un
mundo entreverado de algo parecido a las esperanzas, si bien no encontra-
remos la curacin en este libro, que en ningn momento se plantea como
si de historias de superacin se tratara sino, por el contrario, como si todo
estuviera constituido desde siempre. Quizs los puntos suspensivos que
preceden a la primera palabra o que suspenden la ltima, en muchos de los
poemas, tengan que ver con ese tiempo hacia adelante y hacia atrs, del que
nada se puede decir, el fragmento que acaba pero con un sentido pendiente
que encontrar su continuacin en un fragmento futuro, o quiz el gesto de
un encabalgamiento sin solucin de continuidad. En cambio s aparece el
consuelo o, mejor dicho, el blsamo aunque sea reducido a una mnima ex-
presin de la vida corriente. Y donde hay esperanza, tiene que haber miedo.
Mientras en los quirfanos se oiga el mar no habr anestesia suficiente
para el miedo. El miedo est en la incertidumbre, lo que inquieta es el no
saber, la vacilacin del destino que en la enfermedad termina siendo la nica
lucha. Envejecer obliga a consentir, mediacin de la carne al silencio, caballo
caminando sin herraduras, pjaro sin ala derecha. Hacer del menos virtud,
hondonada brillante,hacer del miedo viveza,religin que no conjugu Pero
es un miedo de los que te ensean a tratar con las cosas en una estrecha franja
donde se asume que no hay causas ni culpas, no hay una responsabilidad a
la que aferrarse, solo un rastro constante de dolor sin razn. Los recovecos
del siempre. La sinrazn de la anomala, su aprendizaje.
Ya hemos dicho que prcticamente no est la curacin en este poema-
153
rio. Entendemos, entonces, que las enfermedades que aqu interesan son las
incurables o quiz, ms exactamente, lo que hay de incurable en todas las
enfermedades o lo que hay de incurable en todos nosotros. As, de Historial,
quiz, podramos decir que se adentra en una negacin, explora con la luz
de lo que no vamos a ser, de lo que ya no vamos a tener. No hay curacin a
la que se pueda aspirar, la curacin no es una esperanza, al menos no lo es
aqu, en este libro, donde la palabra no acaba sanando sino devolviendo las
preguntas al sitio de donde partieron, para no dar la vida por sentada. Quiz
ah est lo que con mayor certeza podemos llamar curacin: ampliar nuestra,
en general, raqutica idea del principio de realidad; eso sera una curacin
que viene de la enfermedad.
Por ltimo, mencionar una impresin: Historial es uno de esos libros
en que la lectura parece captar algunas intenciones cuya interpretacin no
resulta sencillo fijar. As, un aspecto de difcil precisin, pero al que tal vez
merezca la pena aludir, es el que apunta a un cierto carcter pico con el que
podramos explorar algunos momentos de la lectura. Tanto himno para
qu? Para quin tanto ofrecimiento? No importaba el destino sino obrar.
La nieve imaginada por tantas manos fras. Las araas dejaron de tejer sus
fastuosas telas porque nadie se ahorcara all. Pero era importante estar, per-
manecer en guardia ante un cielo sorprendido por no tener mensaje alguno.
No me refiero a un desarrollo del gnero pico sino a trazos que nos ponen
en ese lugar en que una accin y el canto que la refiere se encuentran en la
palabra. En este sentido, esa densidad, que ya hemos mencionado, con que
la enfermedad dota a lo real, parece suficiente para iniciar ese rasgo pico,
forjar siquiera levemente un carcter o una condicin, que Marta Agudo
despliega hasta el final, hasta sus ltimas consecuencias.
s a ra to rre s
Lucirnaga
Alba Ceres
Barcelona, Kokoro/Kriller 71, 2017
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E n J apn , la lucirnaga de vientre rojo hace su visita das antes del festival
de las luces. El festival de Obon,que tiene lugar en verano,recoge la costumbre
sagrada de honrar a los espritus de los ancestros. Honrar es aqu acomodar el
camino, facilitar el trnsito. Como el festival, Lucirnaga de Alba Ceres, libro
con el que Kokoro inaugur su proyecto editorial junto a Kriller 71, genera
un espacio de transicin y de encuentro con la madre. Marca innegable de
presencia y gua de luz, recuerdo de los faroles que en el festival de Obon
se cuelgan a las puertas de las casas, las pginas se pueblan de pequeos
seres luminosos. Lucirnaga: una palabra que la autora consigue mantener
no enganchada a un significado ms o menos estable, sino esencialmente
abierta a sucesivos encadenamientos de sentido potico. Poesa atenta a lo
fractal, geometra bsica que se manifiesta en diferentes escalas, atenta a lo
vulnerable tan en / emergencia / hacia lo / efimero (56). En la escritura de
Alba la lucirnaga-metfora conlleva movimiento, luz que indica tempora-
lidad: asistir a su destello es tomar conciencia de lo vivo.
Una de las mayores bellezas del libro es la aproximacin a la enferme-
dad de modo que esta consigue por momentos despojarse de lo discursivo
y atenderse como estado y devenir de la carne. La violencia de la palabra
cncer se acompaa por desconocidos devenires en la cuerpo de la otra.
La idea cncer es el evento; detona la admiracin y el terror de la hija que
atiende a los procesos de la madre en silencio, encogida, tornando la cabeza
mamfera hacia un lado y hacia otro, sin separar la pupila de su presencia
en transformacin. El estado de sobre-atencin de la hija, trado primero por
el miedo al anticipar una ausencia insoportable, magnifica la percepcin de
los procesos del cuerpo de la madre. Estado de sobre-atencin de la hija: su
mirada enfocando las lucirnagas, el trnsito de intensidades en la luz de
mam. Donde la vitalidad se expresa, donde palidece.
La intimidad entre dos seres se nutre de rituales propios y es doloroso per-
mitir que el lenguaje mdico los gue, los intermedie. Los idiomas profilcticos
del discurso mdico dicen / con suavidad / metstasis y as infectan con
angustia los decires de la intimidad. Frente a metstasis la madre pronuncia
hija (22). La descripcin del trnsito de la madre por caminos antes descono-
cidos para el cuerpo aparece detallada en un escenario visceral, perfecto (19):
palpar
lo vulnerable
en la orina
mam
que cae
caliente
y susto
lo desnudo
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tan dorado
puede
traspasar
la tela
puede
hacer
un charco
en lo ms
seco
lucirnagas
llovidas
en las
manos
seguir
hacia
qu
tenues
direcciones
donde
estabas y
acoger sin
retencin
ecos
de ma
ma
m
una cuida
dulce
todava
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en la ltima huella textual del libro encontramos una madre ya lucirnaga
que existe y se multiplica en su rastro de luz. Omnipresente, est lejos / en
la / muerte y a la vez ocupa el ahora total del aqu. El duelo ha resuelto
desactivar el miedo e integrar los contrarios.
El pan antes que la rosa
m a ra g a rc a za mb ra no
Del amor y sus frutos amargos
(Antologa 1956-2016)
Elvira Daudet
Madrid, Bartleby, 2017
tocada por una suerte de poder transformador, capaz de provocar que quien la
lea se pueda sentir identificado con ese relato comn del presente. Si me vais
a juzgar por las palabras, / cidas verdades que me han quemado los labios / y
corrodo mis ojos y mi corazn / antes de que mis manos las gritaran, / llamad
en mi defensa a los malditos...
Qu hacer con este barro que me llena las manos?, se preguntaba n-
gela Figuera en Mundo concluso, en el ao 53. En vano busco un trozo de
horizonte vaco, prosegua con esa conciencia de habitar un mundo alienado,
de no formar parte de ese tiempo histrico, de estar excluida. Dnde err
la ms bella de todas las historias?, se cuestiona Elvira Daudet en uno de
los poemas inditos de esta antologa, con esa clarividencia de lo inevitable-
mente terrible, casi derrotada ante una muerte cercana y amiga, vencida por
los acontecimientos presentes, y herido el corazn. Ante preguntas de esta
ndole no cabe ms posicionamiento cabal que el de la conciencia histrica
y crtica, y el de esa verdad aludida.
En cuanto a la Historia, Daudet ha sido testigo privilegiado pues su dedica-
cin al periodismo la sita en la primera fila del fiero espectculo humano, y
as lo ha expresado en versos que a modo de versculos afirman: Muertos por
todas partes, lloviendo como piedras y ceniza, en Gaza, Nueva York, Bagdad,
Madrid y mezquitas, rascacielos, trenes, plazas, escuelas.
Nos encontramos por tanto, ante la obra de una poeta de la estirpe de las
poetas que como Figuera cantan al barro y se llenan las manos de barro;
que no solo no evaden el peso de los acontecimientos sino que atraviesan el
sufrimiento propio y ajeno con una escritura sin complacencia, atentas al
tiempo que les ha tocado vivir, cronistas de un mundo enloquecido, y alertas
a ese dolor con el que amasan su materia potica. Porque en esto radica la
tarea a la que se han encomendado, y que, por responsabilidad, no podran
eludir. En esa postura vital y esttica se sita Daudet, que afirma: Nunca
he ledo autntica poesa / sin que me salpicara la sangre del poeta. Quizs
porque lo terrible, con todas sus aristas, es lo cotidiano para quien prefiere
el pan a la rosa.
Las escritoras han tenido que hacer un doble esfuerzo para ocupar un lugar
dentro de las generaciones literarias, de las antologas de culto, y del propio
canon. Y Elvira Daudet no ha sido una excepcin. Con una obra slida pero
no suficientemente conocida, pertenece a esa nmina de autoras, junto a
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Carmen Conde, Mara Beneyto, Gloria Fuertes, Mara Victoria Atencia, Paca
Aguirre o Angelina Gatell, que necesariamente hemos de incluir en la historia
de la literatura si queremos que esta sea completa.
Damos pues la bienvenida a una antologa que recorre la obra de Daudet
con los poemas ms significativos de sus libros publicados, un total de se-
tenta textos, algunos de ellos todava inditos, que suponen una panormica
completa y certera de su obra.
Un aspecto llamativo es el tiempo dilatado entre sus libros, a pesar de
la precocidad con la que la poeta llega a la literatura, pues con tan solo die-
cisiete aos escribe El primer mensaje, publicado cuatro aos ms tarde,
en 1959, libro del que Daudet reniega pero que, como bien afirma Manuel
Rico en su estudio introductorio (a modo de prlogo), es un poemario de ini-
ciacin con interesantes hallazgos. Con su segundo libro, Crnica de una
tristeza, de 1971, gana un premio prestigioso en la poca, el Gonzlez de
Lama, otorgado por un jurado presidido por Dmaso Alonso, que ser la
legitimacin necesaria, adems de la evidencia de una intensidad potica
que contina con su siguiente trabajo, El don desapacible, publicado en
1994. Ms de dos dcadas entre un libro y otro es quiz demasiado tiempo
para una poeta que se ha inaugurado con tan buena fortuna. Sin embargo,
su ocupacin a tiempo completo como periodista, con el xito profesional
que obtuvo, ser la principal razn de que la poesa quede desplazada (de
cara a la galera). Pasarn cinco aos hasta su cuarto libro, Terminal y ma-
rina, de 1999, una obra en la que el yo lrico adopta un tono diferente, ms
meditativo, en una honda reflexin sobre la existencia, como ejemplo los
versos del poema La fiesta ha terminado:
Transcurre ms de una dcada hasta que Elvira Daudet salte con su Laberinto
Carnal, en 2011, a las primeras filas del mundo potico, de la mano de sus admi-
radores ms fieles. En esta obra encontramos poemas de largo aliento en los
que la historia reciente es la protagonista, imprecaciones a un Dios creador y
testigo del derrumbe de un siglo en crisis que se inaugura con demasiados ca-
dveres en la memoria, y un futuro desolador que no da espacio a la esperanza.
En los aos siguientes vern la luz un nuevo poemario y dos antologas,
adems de la que nos ocupa, recobrando una visibilidad y ese lugar de pres-
tigio que siempre ha merecido. En Cuaderno del delirio, de 2012, conside-
rado su ltimo libro, la poeta regresa a ese tono de emocin ntima con el
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La poesa de Elvira Daudet es por tanto un bistur que disecciona sin
piedad la carne de un cuerpo histrico maltrecho y dolorido, que a veces
agoniza. Abre una senda que conduce a la reflexin sobre lo personal, indiso-
ciable con lo historia, desde su visin de mujer, madre, periodista y activista
en la tarea de cantar el dolor ajeno, y que no dudar en pedir la palabra y
poner sobre el tablero la ignominia. Una poeta que va a las fuentes clsicas
de la literatura, pero se sita al margen de metros y formas, pues emplea-
r el verso libre, el versculo y, en ocasiones, la imprecacin o letana en
poemas ms extensos. Verso difano pero a la vez cargado de imgenes de
gran plasticidad como frescos de un jardn de las delicias contemporneo;
retratos dantescos de un presente abyecto, y una crnica de lo que nos
acontece a veces sarcstica y cruel, a veces cargada de pequeas dosis de
esperanza y ternura.
Celebremos pues la aparicin de este libro en la editorial Bartleby, pues
sita a Elvira Daudet en un lugar de justicia y la acerca a ms lectores, que
encontrarn en sus pginas los versos de una escritora honda y verdadera
que abri sin compasin los labios de la herida / para mostrar el crter de
lavas destructoras.
fin inevitable a una bsqueda que se qued corta de lmites. Los ejemplos de
Alejandra Pizarnik o Paul Celan son suficientemente ilustrativos a propsito
de cmo el conocimiento de su final condiciona la recepcin de una obra
que, obvio es decirlo, exista y existira sin necesidad de aquel.
La tentacin es an ms clara en un caso como el de Pablo del guila (Grana-
da,1946-1968) cuya muerte prematura tom la delantera a toda una generacin
de desencantados que sucumbiran en plena juventud, y que ha estudiado con
solvencia Germn Labrador en sus libros Letras arrebatadas (2011) y Culpa-
bles por la literatura (2017). La recopilacin que nos ocupa, precedida de un
sustancioso estudio de Jairo Garca Jaramillo, rene de modo cronolgico los
distintos poemarios del autor granadino y pone al alcance de un pblico am-
plio la obra de un escritor que nunca dej de ser recordado en su ciudad natal.
Desde sus primeros poemas,el adolescente Del guila fantasea con su muer-
te (Debe ser hermoso / morir en campo abierto, / a pleno sol, / con plena luna
delante de la espalda / y un hormigueo debajo de la nuca), le dedica extensos
poemas como Elega para cuando algn yo muera y vuelve una y otra vez sobre
el llanto y los sollozos de quien compungido anticipa su final. Su primer libro
Pequeos poemas de soledad, amor, silencio y muerte se forja sobre un ethos
entre romntico y barroco, con formulaciones encasquilladas en la obsesin
adolescente con la muerte en el que Tnatos saca su fuerza de un Eros insatisfe-
cho: Y no soy otra cosa / sino muerte / cuando en algn espejo / me contemplo
/ y me entran ganas / de morir al verme. Se me hace un nudo / en la garganta
y lloro / porque a pesar de todo / no estoy muerto. Una fijacin comprensible
en quien a los once aos haba perdido a su padre en un accidente de trfico, y
cuyo hermano, Juan Pedro del guila, tambin falleci tempranamente, y que
en esta seccin se expresa de manera insistente, explcita y cuya autenticidad
no obsta para su monotona, privada de ninguna torsin formal, insistiendo
en su soledad y la incomprensin o indiferencia que adivina en los dems.
Advertimos un cambio en Resonando en la tierra y su breve apndice Poe-
mas de Madrid que ya se adivinaba en algunos poemas aislados de la recopila-
cin anterior, como el dirigido a Rafael Alberti: Pablo del guila va encauzando
su disgusto consigo mismo hacia una voluntad de transformacin colectiva,
claramente expresada en poemas como Vencer juntos, cuyo ttulo hace eco
a uno de Paul luard. Ello coincide con su llegada a Madrid, donde durante un
ao cursar estudios de Filosofa en la Universidad Complutense, y donde se
producir su decisivo encuentro con Flix Grande, que va a orientar su obra
posterior. Su obra, antes solipsista y enclaustrada, se llena de referencias sen-
soriales (la lluvia, la madera, la brisa, las espigas, el ro) y alcanza logros poticos
como el poema dedicado a un rbol con el que suea trocar suertes: Hazte
hombre. / Tambin yo me har rbol / y juntos creceremos. Nuevas influen-
cias, como la de Csar Vallejo, y una mayor presencia del amor y el erotismo,
van haciendo ganar granazn a una poesa hasta entonces prometedora pero
balbuciente,y el propio autor reconoce en s una cierta metamorfosis ilusionan-
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1 Juan Andrs Garca Romn, Neorromantizar: una potica de la necesidad, en Aos diez,
revista de poesa, III, primavera de 2016.
un universo lingstico y fantstico nuevo (crear estilo, en este caso), y que
los referentes de este eran acogidos por el lector con sorpresa y emocin, y
que esa era una buena manera de hacer una poesa contempornea. Por no
hablar de la mezcla de gneros y recursos en su propuesta de libro con es-
tructura de libreto de pera, con sus cantos, acotaciones, narradores y voces
de personajes Un proyecto ambicioso, algo as como estar esculpiendo un
movimiento. Carlos Pardo lo saludaba as en 2009: Este libro descoloca. Se
trata de una broma? Es la nueva obra total? Juan Andrs Garca Romn,
romntico disfrazado de bufn, ha escrito una de las ms ambiciosas y di-
vertidas (y tambin caticas y originales) aproximaciones al mundo actual
desde la poesa. Y ha conseguido lo ms difcil: que solo suene a l.2
Ya por entonces Garca Romn era un poeta hecho, un poeta que, enten-
diendo la poesa como si fuera un ser vivo expresin esta de Abraham Gra-
gera, la nutre, hasta hacerle brotar una rama nueva, un injerto que hasta
aquel momento no conoca la lengua castellana. Tal vez por ello, su siguiente
fruto surga de la misma rama, de la misma potica, pero llegaba un poco ms
alto. Usando ese lenguaje suyo tan propio, esa cascada de metforas, im-
genes y alegoras, publica en 2011 La adoracin. Fruela Fernndez escribe:
Combinando recursos de la fbula, de la parbola religiosa, de la novela de
formacin, del cmic, del relato filosfico y del poema teatral, Garca Romn
ha escrito una narracin que intenta responder a una pregunta perenne:
qu ocurre tras el final de un gran amor? Cul es el nuevo camino? En
su recorrido por un pas imaginado, que parece ir crendose a medida que
se transita, el protagonista, Expsito, buscar sus tres grandes prdidas la
Amada, el Padre, la Belleza y dejar a cambio un relato sobre el sentido
de las utopas, el desencanto de lo poltico, la fragilidad de la naturaleza, el
destino del artista.3
Son precisamente estas ltimas palabras de Fruela Fernndez las que
hacen de Garca Romn un poeta importante, un poeta cuya potica no se
agota en la pirotecnia del lenguaje y las estructuras, sino que sabe pensar el
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presente, le hace dueo de eso que tanto escasea en los poetas espaoles:
una visin propia e interesante del mundo, no ya de la realidad, lugar en
el que se quedaron anclados muchos de los poetas de la esttica del frag-
mento. Garca Romn sabe que de vender su alma al diablo del lenguaje se
convertira en un poeta efectista, como la mayora de los de su quinta que
tambin como lector, entre poemas tristes y felices, y que piensa que su
labor es la de escribir poemas felices para sus lectores. Nada ms.
Y nada menos.
Mano a mano
j os l u i s g mez to r
Nostalgia de la accin
Ana Gorra
Dibujos de Marta Azparren
Oviedo, Saltadera, 2016
sabe bien, conoce ese lugar espectral, ese no estbamos all, por jugar con
el ttulo de un reciente, y excelente, libro de poesa de Jordi Doce.
A riesgo de ponernos un poco pedantes, podramos situar los poemas de
Ana Gorra de este libro en la vieja tradicin de la cfrasis, del texto como
reflejo de otra manifestacin artstica. Llama la atencin, sin embargo, el
hecho de que uno de los ejemplos ms antiguos conocidos de cfrasis recrea
una obra que nunca existi: me refiero a la clebre descripcin del escudo de
Aquiles en la Ilada (descripcin que luego Virgilio remedar en su Eneida).
El escudo de Aquiles solo existe en los hexmetros de Homero, es creado por
estos. Al igual que la imagen del cine, del poema no es nunca mero reflejo,
sino creacin, quimrico juego de sombras y a la vez gozoso simulacro de s
mismo. Si insisto en esto, es en buena medida porque creo que sera un error
leer este libro como un mero comentario a la obra de Maya Deren, por ms
que sea de agradecer que se recupere una figura clave del cine experimental.
Tambin, y ante todo, porque no hay que olvidar que este es un trabajo a dos
manos, en el que las palabras de Ana Gorra dialogan con los dibujos de Marta
Azparren, y una y otra con las imgenes de Deren. La mirada sobre el cine
que nos ofrece Nostalgia de la accin tiene poco que ver, por ejemplo, con
las recreaciones culturalistas, de cierta mitologa camp, que encontramos
en los llamados novsimos. Si hay un libro reciente en la poesa espaola con
el que podramos encontrar afinidades es quiz con Dentro de scar Curie-
ses. Curieses dialoga con la filmografa de Bergman para crear algo nuevo,
poemas que se sostienen en su propia verdad, y lo mismo puede decirse de
la propuesta de Azparren y Gorra, que funciona perfectamente como obra
autnoma.
Ese inters por otras manifestaciones artsticas no sorprende en el caso
de Marta Azparren, que ha realizado no pocos trabajos en colaboracin con
poetas, msicos, escengrafos, actores... Incluso en sus creaciones individua-
les, la artista se mueve con soltura en lenguajes tan diversos como el dibujo
con tinta o el videoarte. Algo semejante podemos decir de Ana Gorra. Ya en
uno de sus primeros libros, Araa (que incluye, por cierto, una partitura de
Juan Gmez Espinosa) encontramos referencias a obras de Land Art como
el clebre Spiral Jetty de Smithson o a pelculas como Les noces barbares.
Esa misma mirada poda ya apreciarse en su bitcora Cmara de niebla,
centrada en gran medida en el juego entre imagen y palabra, as como en su
labor de investigadora del teatro.
Nostalgia de la accin es un libro que nace, por tanto, de una reflexin
previa en torno a ese necesario encuentro entre las artes. Un dilogo, el de la
poesa y el cine, que nos puede resultar, en un principio, menos evidente, que
el que se establece entre cine y narrativa. Y, sin embargo, esa aproximacin
resulta ms natural si se parte de un cine como el de Maya Deren, un cine
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NOTAS:
Faula. La hora del vaco es un relato ilustrado escrito por Begoa Callejn
e ilustrado por Mara Espejo, publicado por la editorial Fin de Viaje, Coleccin
Eufrosine.
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Poesa como exilio es un ensayo de Arturo Borra, publicado en 2017 por
Prensas Zaragozanas.
C HoCar Con algo es un libro lleno de piedras. Pesadas losas como epitafios
que hablan de brevedad y ligereza (Every poem an epitaph, escribi Eliot).
Piedras lapidarias que nos recuerdan que Escribir da tanto miedo como
hundir el tenedor en algo que te sostiene la mirada (p. 17). Cada poema es un
golpe contundente, argumentado con la experiencia inamovible de quienes
han vivido un alentador progreso y se dan de bruces con una falacia. Erika
Martnez ha escrito un canto generacional (otro) que acaba de ser publicado
por Pre-Textos.
El dolor hace surcos / sobre la piedra, no se oye?, escribe en el poema
Casco, crneo, bala (p. 35). La autora ha sabido construir con elegancia una
arquitectura de las ruinas en las que se asienta buena parte de una juventud,
la de hoy, cuya formacin es, en ocasiones, inversamente proporcional al
salario que reciben: Unos cuantos ttulos despus [] trabajaba cada vez por
menos. Gratis es la forma cristalina, me deca, ms pura del trabajo (p. 26).
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Hay una clara contigidad con respecto a la primera seccin de su libro El
falso techo; constituye el testimonio de una mujer del siglo xxi que aspiraba
a Ser trabajadora, como escribe en uno de sus poemas en prosa, pero no
recibe la recompensa esperada: Porque hubo siempre quien me llenara el
frigorfico, me convert con treinta y cinco aos en trabajadora mantenida
(igual que haban sido mis abuelas, que conocieron tan pocos amantes como
gobiernos). Y nunca dej de sonrer, especialmente a mis empleadores. Pero
a veces me cansaba y me torca sin querer (p. 26).
Prototipo de mujer torcida, esta voz escribe poemas retorcidos, ideas
que vuelven sobre s mismas con la ligereza natural de lo imperfecto y lo
inacabado, que, sin embargo, se presentan bajo una estructura consistente y
hermosa. El lector agradece la trabazn de los poemas en su individualidad,
la dependencia de los unos con los otros y, finalmente, la coherencia de una
obra cada vez ms atractiva. Despus de Color carne (Pre-Textos, 2009) y El
falso techo (Pre-Textos, 2013), llega la tercera entrega de poemas de Erika
Martnez, o la cuarta, si tenemos (sin duda) en cuenta el libro de aforismos
Lenguaraz (Pre-Textos, 2011). Cuatro aos de espera que ella misma parece
explicar a travs de algunos de sus versos (p. 59):
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lo impregnan: la poeta ofrece agudos argumentos sobre la identidad y los
cuerpos, convence al lector para que se pregunte, junto al sujeto lrico, si
de veras es lo corpreo lo que nos define.
En otra de las acertadas definiciones que Erika Martnez nos ha regalado
sobre la escritura, en El falso techo, deca que Escribir es hacerle cosquillas
/ a las races de las cosas (p. 41). Tal gesto provoca una reaccin natural,
tanto como lo es el humor en el ser humano. La irona que tie buena parte
de Chocar con algo clausura los debates posibles en torno a perspectivas de
anlisis obsoletas, pero retoma, al mismo tiempo, dilogos de la filosofa mo-
derna: Cortarte las uas te modifica existencialmente (p. 14), uno de esos
fragmentos lapidarios paralalelos al poema Condicionantes genticos
(p. 16), entre otros. Todo est plagado de preguntas: No tiene el karma
forma de joroba? (p. 17); Desde cundo se repite lo femenino? (p. 18);
Qu pensarn antes de irse / los cuerpos que se demoran? (p. 31); Por
qu vuelven las cosas que se fueron / desordenndolo todo, / igual que una
pelota de colores / salida de la nada? (p. 34). Como la poeta escribiera en
Lenguaraz, la razn no reduce las contradicciones, profundiza en ellas.
Afortundamente, solo hay un antes y un casi despus de Descartes en
Chocar con algo: los espaoles somos criaturas precartesianas, y apenas
se percibe algn que otro rasgo casi cartesiano (p. 13). Porque, a veces,
pensar no significa necesariamente existir dentro de la sociedad que cri-
tican estos poemas.
Este es un libro filosfico, poltico y, sobre todo, feminista, que quiere Ba-
jarle los pantalones al supery (p. 20). Es el libro de una filloga (las mallas
de alambre practican sintaxis, p. 70; Sabes cunto resiste en el ter / una
slaba o un golpe de pauelo?, p. 53) que no deja de cuestionarse la validez
de la escritura y de la lengua, situadas por encima del resto de las cosas: Soy
mala. Descuidara todo para cuidar de las palabras (p. 22).
Es un placer releer estas pginas que teorizan como quien hace la compra
en un supermercado (Quin quiere echar en el carrito de la compra un
alimento con retina?, p. 17), como quien prepara un guiso casero, con un
lenguaje corriente en apariencia que encierra todo un programa de pensa-
miento. En la genealoga de los pucheros de Santa Teresa y los fogones de
Sor Juana, quien sealara que si Aristteles hubiera guisado, mucho ms
hubiera escrito, Erika Martnez escribe: Recuerdo a mi abuela haciendo
movimientos repetitivos sobre la pila del fregadero, estrujando ropa. Quin
sabe lo que habra conseguido estrujando versos (p. 21). Docta ignorancia
del siglo xxi. La autora canaliza y devuelve lo que la tradicin le ha entregado:
poesa para reapropiarse de los smbolos, los estereotipos y las circularidades,
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instalado en composiciones textuales muy largas para lo habitual en el rock al
tiempo que complejas, cargadas de referencias bblicas y literarias as como
de diversos decires populares. Letras extensas y abigarradas que rechazan
significaciones estables y que seguramente se habrn tenido en cuenta en la
reciente otorgacin del Nobel. Textos probablemente desconocidos por un
importante nmero de lectores, especialmente de lengua hispana, quienes
suelen identificar a Dylan solo por dos o tres de sus himnos escritos en los
primeros sesenta.
Pero la espesura de Medo no es la espesura de Dylan, ya que ni la bus-
ca ni menos an se mimetiza con ella, sino que se acerca ms bien a esa
poesa de trazo grueso que Jos Kozer sugiriese en su aproximacin a las
lneas en que opera la poesa latinoamericana. Poticas descentradas, que
proliferan, que contestan las jerarquas que el poder establece en la lengua
a travs de una prctica lingstica insumisa que hace patente la relacin
problemtica entre mundo y escritura. Insumisin textual que se da a nivel
compositivo, de seleccin y articulacin de materiales antes que principal
o puramente en la esfera temtica. Esta espesura opera en toda la obra
de Medo alcanzando puntos sealados en libros emblemticos de su pro-
duccin como Manicomio, ese poemario bronco y agraz en palabras de
Benito del Pliego, o en Homeless Hotel. Tambin la encontramos en el
libro que nos ocupa, aunque quiz algo aligerada por algunos elementos
que desarrollamos a continuacin.
Entre la encrucijada de escrituras y voces de las que Medo se sirve para
ir urdiendo su trama, aparecen incluso fragmentos de trabajos y de comen-
tarios crticos sobre su propia obra. Como en el que da comienzo al poema
28: Rodins dice que este es mi texto / ms metapotico. Sin entrar en
cuantificaciones ni en comparaciones especficas entre los diversos libros
del limeo, la poesa que reflexiona sobre s misma es un elemento vertebra-
dor de este Tren lento. Como lo vemos en lo que contina inmediatamente
tras la cita inicial del poema 28: No s si enojarme / o resignado admitir mi
fascinacin por los / artefactos en los que el pedaleo no basta / para subir
una cima que empina arisca / ante el empeo por alcanzarla.
Este fragmento bien puede operar como una potica propia tanto a toda
la obra de Medo como a este libro en particular. Ese gusto por vehculos
complejos y no complacientes para transitar por los caminos de la lengua y
la estimulante admisin de la resistencia de la cumbre a ser alcanzada, nos
hablan de una poesa que se solaza en la inestabilidad de los significados y
que asume la imposibilidad de ofrecer respuestas slidas ante cuestiones de
potica, pero tambin de tica y de poltica, aventurndose as en el cartogra-
fiar lo desconocido o solo parcialmente explorado y nunca apuntando a la
obtencin de un calco de la realidad, tal y como desarrollasen crticamente
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en esta poesa, un rasgo tambin presente en algunas poticas afines a la de
Medo, que exploran a todo lo largo y ancho de la lengua.
La Cantuta aparece en estos poemas a veces asociada a esquirlas ms o
menos directamente biogrficas, aunque tambin a muchos componentes
que no lo son. Y tambin aparece frecuentemente vinculada a reflexiones
sobre potica, lo que habla de la centralidad de estos dos elementos, auto-
biografa y metapoesa, en este libro: La frase ms simple, como decir: vivo
/ en La Cantuta es en s tan compleja / que demuestra al fervor objetivista /
como la esttica de cierta vaguedad. La Cantuta, tambin, tiende un puente
no lineal, sino ms bien orgnico, en cuanto a la presencia del tren en estos
poemas. Uno de los atributos generalmente atribuidos al tren es el ritmo.
Ya vimos como en la letra de Dylan cada estrofa se cierra con el verso que
da ttulo a este libro, en lo que es una forma rtmica ms o menos fija, ms
directamente anloga a la del tren. En el libro de Medo, en cambio, la repeti-
cin asimtrica pero significativa de La Cantuta, sin acercarse directamente
a la del tren, probablemente expresa el traqueteo inestable e irregular de los
nicos trenes capaces de transitar por estos poemas.
El tren no figura apenas directamente en el transcurso del libro, pero su
aparicin final en el ltimo poema no puede ser ms esencial, pues su deten-
cin est vinculada a la muerte de la madre del poeta. Detencin del tren,
fin de la vida y del proceso textual que se imbrican de la forma no causal propia
de esta poesa y que por eso ofrecen un retrato fragmentado, nunca esttico,
nunca del todo comprensible, siempre en movimiento como suelen ser las
vidas humanas, sujetas tambin a las poticas que las sustentan. La guitarra
de Mark Knopfler no aparece al final de este Tren lento de Medo, pero dado el
grueso flujo de voces, escrituras y materiales que componen su poesa y dada
su manera excntrica, rizomtica, catica de relacionarse, algunas de sus notas
ms vibrantes bien podran figurar como un emotivo rquiem para su madre,
algo que no deja de latir en estos poemas, bien capaces de abrirse a la emocin.
Los cambios de la episteme, el acceso masivo e inmediato a la informa-
cin y la interminable lista de fenmenos sociales y culturales asociados, ha
determinado la problematizacin y atenuacin del canon y de las jerarquas
otrora incuestionables. As, pareciese que, especialmente a partir de los
poetas nacidos en los sesenta, la constitucin de figuras hegemnicas es
menos clara y ms dificultosa de lo que sola. Dentro de estas coordenadas
escurridizas, la obra de Maurizio Medo figura entre las que ms se acercan a
los lugares preferentes de exposicin y recepcin entre las de su generacin
en Latinoamrica. Al mismo tiempo, su ya habitual y creciente presencia en
Espaa, junto con la constatacin de la mejora de la comunicacin entre
184
la poesa de las dos orillas del mundo en castellano, habla con claridad de
esa posicin.
Medo aparece en la antologa de Miln Pulir huesos, y l mismo reedit
aqu la suya de poesa latinoamericana, Pas imaginario, en Amargord. Hace
poco apareci en Madrid la quinta edicin de su Manicomio, a cargo de Vara-
sek, y este Tren lento, que sale gracias a Ay del seis, supone la consolidacin
de un dilogo ya muy fecundo. Dialogo con un sector de la poesa espaola
que cartografa los territorios por los que se mueve esta obra. De los que son
muestra elocuente los poetas que acompaaron a Medo en el transcurso del
libro, como se menciona en su ltima pgina. Nombres, entre otros, notables,
que van desde Miguel Casado y Olvido Garca Valds, pasando por Marcos
Canteli y Vktor Gmez, hasta llegar a ngela Segovia, buena muestra de las
afinidades y las complicidades de esta poesa en territorio peninsular.
Surfeando la ola de lenguaje
d an ie l b e l ln
185
Tiritaas y guiapos
Luis Melgarejo
Oviedo, Saltadera, 2017
En toda lEngua viva vibra un repique oculto, una tensin, un ritmo y una
musicalidad que debera ser tarea de la poesa (una entre tantas, pero no la
menos importante) rescatar y hacer brillar.
Porque ese temblor no existe en las diferentes formas del lenguaje for-
mulario e intensamente mentiroso que nos rodea y asfixia: administrativo,
comercial, poltico y, por desgracia, de buena parte de la poesa practicada en
Espaa en sus diferentes sabores publicitarios, escrita en un tono (da igual el
tema) propio de un anuncio de colonias o ropa interior, y recitada ( o leda o
interpretada o qu s yo) con una energa digna de mejor causa en el extenso
circuito de locales en los que se sirve alcohol como ayuda imprescindible para
poder resistirla con cierta calma. Esa poesa que aspira al best selling y que
ahora empiezan a aplaudir quienes durante aos han hecho discurso y ban-
dera de una poesa dirigida a esa asquerosa abstraccin llamada el hombre
comn, y que han acabado confundiendo simplicidad con simpleza, cerca-
na con compadreo, compresin con autocomplacencia, poesa con diversas
formas del siniestro negocio de la autoayuda.
Antes este panorama que devuelve actualidad a las viejas tesis opositoras
del colectivo Alicia Bajo Cero, las lneas de resistencia se han ido trazando de
diferentes formas: rescatando las lecciones de las vanguardias histricas y la
voluntad experimental, buscando fuera de la referencias oficiales de la poesa
nacional otras fuentes de aprendizaje marginadas y, por ello, ms frescas
(Gamoneda, Pino, Feria, Quiones...) y en la poesa ms extrema y vivaz de las
otras orillas del idioma. Buscando, en resumen, un lenguaje potico capaz,
desde la tensin expresiva y, en su mayor parte, desde la contencin, de cantar
y contar el mundo sin mentir. Sin ser partcipes de la estafa.
Pero el camino por el que ha cogido Luis Melgarejo en sus Tiritaas y
guiapos, es otro, y muy escasamente probado, porque es un camino que
circula por la ms radical de las periferias en el fuera y en el dentro: en el
fuera, desde las lecciones que ha tomado de una de las fuentes de poesa ms
vivas de Europa escrita en un idioma ajeno a las ms cercanas tradiciones
de las lenguas latinas y anglosajonas, como es la polaca, yendo y viviendo y
aprendiendo su raz en el pas; en el dentro, desde una posicin y una apro-
piacin (un hacer propio) del lenguaje y el estar en el mundo campesino, que
es actualmente la ms extrema de las periferias posibles en la muy urbana
(y urbanizada) poesa espaola.
La mayora de los poemas de Tiritaas y guiapos, de factura propia o
derivados de sus trabajos de traduccin de poetas polacos son cruzados por
186
187
Lanlo en voz alta, por favor, observen la fluidez, la complejidad tan alejada
del sonsonete potico habitual. O este otro verso, del mismo poema:
Los poemas breves en Tiritaas y guiapos, para m, de algn modo son gui-
jarros alrededor de los ms extensos, de desarrollo fluvial, donde, de algn
modo, el poeta se suelta el pelo y se deja llevar, en un ejercicio propio de un
surfero control sobre la ola del lenguaje por los ritmos del dialecto. En
los poemas cortos el lenguaje se concentra, y se vuelve epigramtico (otra vez
Guerra,otra vez el Siglo de Oro,otra vez la afilada copla popular,otra vez la irona
seca de los y las maestras polacas); detonaciones de expresividad concentrada
como Epitafio de fronteras, Me dicen (sonetillo patritico con estrambo-
te fcil), o Amor de padre, que brillan como recin lavados por la lluvia.
La voz de Melgarejo, tan empeada en esconderse, por as decirlo, tras
las de los poetas que le acompaan en sus traducciones polacas y tras la
de las personas que entran y salen y con l conversan en sus poemas, es tre-
mendamente original, y en lo que es el mbito de la poesa espaola de los
ltimos veinticinco aos, solo se me vienen a la cabeza libros como Sincrona
del solejero o La isla de las retamas, de Eladio Orta; Amanecer de mimos
o El miedo que nos hicieron, de Francisco Croissier; o Los das del maz,
de Miguel ngel Garca Argez. Se me escapar algn otro, claro est, pero
tengo para m que esta lnea de poemarios define un territorio en general
poco hoyado por la poesa espaola reciente, obsesivamente centrada en la
ancdota urbana y en el yo sobredimensionado del poeta.
No deberan dejar de leer Tiritaas y guiapos, adems de encontrar una
originalidad poco frecuente, se trata, s, de un libro divertido (desde cundo
esto parece reir con la poesa, maldita sea?) desenfadado y honesto, escrito
por alguien que no se toma a s mismo ms en serio que a la poesa.
De Tonino Guerra dijo Juan Vicente Piqueras, que En Pennabilli vive un
gran poeta que da gratis lecciones de humildad pequinesa, de Luis Melgarejo
cabe decir tal vez que estamos ante un poeta que nos mira desde su rincn
del mundo en La Zubia, Granada, y desde la ventanilla de esas furgonetas que
cruzan Europa llenas de vidas hacindose, contando y cantando y, sin darse
cuenta, construyendo un nuevo informal dialecto transeuropeo, y nos da
lecciones de esa humildad del sur, que atraviesa los siglos y en la que brilla
la inteligencia, la irona y un conocimiento verdadero de los ciclos de la vida.
No le pierdan la pista.
188
Sujetos emboscados
j av ie r g a rc a ro d r g uez
El sujeto boscoso: tipologas subjetivas de la poesa
espaola contempornea entre el espejo
y la notredad (1978-2015)
Vicente Luis Mora
Madrid, Iberoamericana-Vervuert, 2016
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visuales, aade este estudio a una larga trayectoria de trabajos centrados
en el mbito de la poesa espaola contempornea, como Singularidades.
tica y potica de la literatura espaola actual (Bartleby, 2006) o la ms
reciente antologa La cuarta persona del plural (Vaso Roto, 2016), ofrecin-
dolo, adems, como una especie de gemelo o doble de La literatura egdica.
El sujeto narrativo a travs del espejo (Universidad de Valladolid, 2013).
Los aos transcurridos desde la publicacin de Singularidades no me
parece que invaliden la opinin que manifestamos en su momento en un
amplio trabajo dedicado a researlo, una opinin que podra aplicarse, con
los matices necesarios, a El sujeto boscoso: [] agudos y discutibles (y dis-
cutidos) anlisis sobre poetas y poemas, afirmaciones y pronunciamientos
encaminados a trabar un discurso crtico en torno a la poesa espaola ac-
tual en el que el propio discurso crtico se va construyendo a medida que se
enfrenta a su objeto de estudio, un discurso, pues, dinmico, en permanente
crisis, azuzado por las trabas, enconado enemigo del facilismo, autocons-
ciente, eclctico y, por qu no, comprometido.1 Mora conoce a la perfeccin
la utilera retrica y los procedimientos del ensayismo que quiere llevar a
cabo: exhaustividad en los corpora terico y literario, interdisciplinariedad,
herramientas hermenuticas consolidadas,originalidad en los puntos de vista,
enciclopedia acadmica, formacin en reas muy variadas, estilo personal.
Parece haber pulido Mora algunos modos y maneras poco convencionales y
algo destemplados que afeaban rotundos planteamientos tericos y brillantes
resoluciones crticas quiz por el hecho de haber pasado por su trayectoria
no solo un aposentamiento de determinadas frmulas menos apocalpticas
y ms integradas gracias a su labor docente en varias universidades, sino
tambin el desarrollo de numerosos trabajos acadmicos en publicaciones
cientficas y la brillante defensa de su tesis doctoral en la Universidad de Cr-
1 www.um.es/tonosdigital/znum12/secciones/Rese%F1as%20H-Mora.htm
doba, y este trabajo reseado lo confirma como uno de los ms originales y
arriesgados practicantes de esa hidra que llamamos hoy estudios literarios.
Me parece El sujeto boscoco una obra ms cuajada, ms personal, ms
permanente, si se quiere, que, por ejemplo, La cuarta persona del plural,
por citar alguna de las ms recientes. Si en esta antologa poco convencional
y, por tanto, valiosa la amplia introduccin serva como toma de partido
por una tradicin terico-crtica en la que encuadrarse (Harold Bloom sobre
todo, con lo que esto supone, aunque esa es otra historia) y con la que dar
sentido a la seleccin efectuada, ahora, con un corpus potico torrencial,
apabullante, multiforme, el crdito ya no se le ofrece a esa tradicin, a ese
modelo, sino que Mora construye su propia tradicin: una hermenutica
190
191
as como una nutrida bibliografa primaria de poemas citados, de novelas,
diarios, libros de aforismos, obras de teatro y libros de cuentos, y una no
menos estimable bibliografa de estudios sobre los asuntos tratados. Ofrece
adems el autor un complemento en lnea donde se recogen centenares
de menciones a otros libros, que se publica en la pgina web de la editorial
y en su muy seguido blog Diario de lecturas, con el ttulo de Suplemento
digital de El sujeto boscoso.
Vicente Luis Mora lleva muchos aos ya dedicado a la tarea de desentra-
ar (acepcin 2: Averiguar, penetrar lo ms dificultoso y recndito de una
materia) la poesa espaola contempornea. Lo hace con las herramientas
de la teora (tan denostada, tan en quiebra, tan imprescindible), de un corpus
inapelable (la antologa de poetas espaoles que aqu aparece es enciclo-
pdica), de una lectura con un ojo en camino y un ojo en lo por venir (Silvio
dixit). Lo hace sabiendo tambin que hay un componente tico de la poiesis
(y no est de ms recordar aqu el aejo, pero vigente, axioma del hermtico
filsofo neerlands Holmesterius en su tristemente poco difundida carta a
B. Spinoza ca. 1677: Nulla Ethica citra praxim). Lo hace para que los
rboles no nos impidan ver el bosque, el sujeto. Y lo hace como Nadie.
15 M: el pie de la letra
e ste ban p uja l s g e s a l
Haca un ruido. Frases para un film poltico
Mara Salgado
Valencia, Contrabando, 2016
la Historia. A la poesa le pasa algo muy parecido; est el poeta tan preocupado
porque su poema se parezca a la poesa, que ya ocurri lo que iba a haber sido
un poema para cuando el vate ha logrado reunir la imagen y la paronomasia
y la asonancia y la alusin en su verso libre y atribulado. Libre de qu?, se
dir el lector, que esperaba el agua fresca y la sorpresa cantarina, las aristas
ms vivas del hablar perplejo ante el espejo. Y es que la poesa es la historia
por otros medios, registro de lo que pasa, s, pero de lo que se le pasa por la
cabeza a alguien, de lo que a cualquiera se le ocurre al or las barbaridades
que ahora mismo estn saliendo en la tele o sonando por el altavoz.
Haca tanto tiempo que no se compona un poema pico en castellano, esto
es, en espaol peninsular, que se nos antojaba imposible, obsoleto, medieval.
Un poema que le hiciera justicia a su tiempo, que quienes hubieran vivido ese
tiempo con urgencia y lo leyeran se reconocieran en sus palabras y encontraran
su aire, su fraseo, no ya cierto, sino acertado, exacto. Y el ltimo lustro, o mejor,
quinquenio, bien se lo mereca. No est an claro cules han de ser sus frutos
(no suena quinquenio a fruta?), pues esta fase de nuestra vida colectiva est
todava abierta y abrumada de interrogaciones, ya veremos en qu queda. Pero
mirando atrs hacia ese tiempo recin pintado es innegable que lo que nos
ha pasado por encima (o por debajo, pues nos hemos figurado a veces que lo
cabalgbamos, o que lo surfebamos) a lo que ms se parece, en efecto, es a
un cicln. El emblema mismo que preside soberanamente Haca un ruido y
lo contiene y organiza (vena de lejos, como de Portugal) no puede ser
ms atinado, pues se nos vena confundiendo el tiempo histrico con la me-
teorologa y habamos acabado creyendo que vivamos en perpetuo anticicln.
Caer en que era este el momento del retorno de la pica y tomar la decisin
de componer la obra en directo, como corresponde a nuestros hbitos de aho-
ra, no ha debido de ser ni fcil ni instantneo, ms bien algn tipo de proceso,
aunque ese tiempo haya sido un tiempo a mil por hora y discontinuo, plagado
de interrupciones y de olvidos.
Mara Salgado no es en modo alguno una principiante. En Ferias (2006),
31 poemas (2009) y Ready (2011), su tarea de escritura apuntaba a eso de
hablar de la cosa con las palabras de la cosa, que es, para muchos poetas, en
lo que consiste escribir poesa desde W. C. Williams. Pero con Haca un
ruido, el juego de Salgado hace saltar la banca por los aires y todo se vuelve
hiperrealista, literal. Ahora bien, literal-reventado, bien estallado en aicos,
como en un cuadro futurista, que cada cosa tiene sus palabras propias, como
viene cada cosa de lejos, como de Portugal.
Si en un sentido Haca un ruido evoca el recuerdo del canto pico ances-
tral para enfocar y fijar ese pasado reciente que es su asunto, para darle for-
193
ma y nombre y rendirle homenaje, mucho ms evidente y llamativa resulta
sin duda la radical novedad de este poema: nada hay en la lengua, nada en la
poesa espaola, ni remota ni reciente, con lo que se lo pueda comparar. Cien
aos de vigencia internacional del collage como sintaxis, noventa en poesa,
han tenido que transcurrir para que alguien se atreviera en nuestros pagos a
componer con lengua y no con versos, para desmarcarse del fielato de gurs
y antlogos de tres generaciones e imaginar libertades visionarias allende el
pusilnime horizonte del llamado verso libre. Cierto es que hubo al menos
dos gloriosos precedentes, Isidoro Valcrcel Medina y Rogelio Lpez Cuenca,
poetas fugitivos, cada cual por su camino, hacia las artes plsticas, mucho ms
hospitalarias y receptivas que nuestro pacato y erizado santuario de la poesa.
Si la prevencin de nuestra poesa oficial contra lo que no sea el verso
libre obligatorio se debe a una preocupacin fervorosa y atenta por el orden
y la inteligibilidad de las obras de arte verbal, convendr tranquilizar a sus
guardianes insistiendo, como Mallarm en el prefacio a Un coup de ds,
en la devocin de la autora de Haca un ruido por la claridad y la tradicin,
de la que es evidente seguidora, a su manera, claro est. En efecto, bajo una
superficie verbal paratctica y descoyuntada que a un mismo tiempo evoca
el deshacerse de lo que fue normalidad y conjura la presencia tentativa y
maleable de lo que habr de ocupar su sitio, esta memorable nueva entrega
de Salgado indaga inslitos modos de la lrica, del sujeto que, adems de ha-
blar, oye, lee y transcribe, o ms bien graba y, sobre todo, sondea el mar de
ambivalencias y continuidades que llena el espacio entre el nosotros y el yo.
Se dira que en este poema hecho de mundo, o de sus desechos ms bien,
todo cabe, habla, verso, prosa, titular de prensa, letrota de pancarta, o gemido
asustado de su propio candor. Interesan aqu especialmente las palabras na-
cidas del momento, la acuacin de ese radiante adjetivo, cualquierista, o el
protagonismo general del sustantivo burbuja, o esa otra acuacin, mare
vostrum. Las listas de nombres, metonimias de una generacin entera, su-
gieren esa autobiografa de talla nica, tomada de la calle, de la lengua, de lo
que se dice, o de lo que se deca entonces y qued en suspenso, pues como
omos en otro de sus estribillos, un mundo tarda en acabarse mientras otro
no termina de empezar.
El motivo mismo del cicln, una versin arremolinada, intensificada, del
194
El conjunto de notas que nos atreveremos a llamar texto este texto es, sin
duda, igualmente inestable: nosotros realizaremos anotaciones a La curva
se volvi barricada, cogiendo de aqu y de all palabras, ideas que parecen
195
asomar, para armar otro texto que pudiera, de algn modo, ponerse junto al
texto potico de ngela Segovia. No pretenderemos explicar, ira en contra de
lo que el poemario propugna, pero quiz pueda este artculo, si se nos permite
algn desvo, recoger un puado de palabras conflictivas, o que preparan un
conflicto que es tambin dilogo, para encontrar asiento a cuestiones que
levanta el poemario.
Avisamos al lector de que, si no se indica lo contrario, toda cita entreco-
millada proviene de La curva.
197
ciudad que lo circunda o las voces que se oyen en la noche, como fundamental
teln de fondo de lo potico, siempre son reconocibles en su desplazamiento.
El habla se registra y su registro prueba su alejamiento de la regla. Existe un
otro mundo fuera de la centralidad de la norma.
Del libro cae una seccin separada, una separata que lleva el nombre de El
sentido del contacto. En verdad, este folio no est ni al final ni al comienzo,
sino en un limbo del libro, un fuera-dentro simultneo (que se puede pedir
a la editorial y envan sin coste alguno en el caso de que la edicin carezca
de l). Es un texto que no tiene orden (o es un orden escurridizo e incierto)
dentro del libro. Esa separata, que podra recordarnos a aquella que encontr-
bamos en Aporas, de Jacques Derrida (Paids, 1998), es un texto terico que,
sin duda, es parte del texto potico llamado La curva se volvi barricada.
Sin embargo, est desencuadernado de l y aparece, no obstante, en el ndice
del libro. Esa parte del poemario quiere dialogar de otro modo con las otras
partes del libro, dialogar de un modo distinto a como dialogan entre s las
restantes secciones del poemario. Hay una excepcionalidad en esa separata
el carcter de lo suplementario parece guiarla, al igual que la del libro
de Derrida que, casualmente, trata sobre los lmites de la verdad y la muerte
(cuando la separata de Segovia trata del poema entendido como lmite).
Aquellos folios sueltos de ambos libros juegan a hablar de s mismos: for-
man parte del dominio del libro, s, pero viven a las puertas de l, liberados del
resto de hojas que conforman el tomo pero insertados en l; una existencia en
el lmite. Se trata de lo limtrofe como carente de territorio (estable o delimi-
tado) o, lo que es lo mismo, el lmite como compleja y borrosa lnea a dibujar.
3.1. Escribe Blanchot (El paso (no) ms all, Paids, 1994): No soy dueo
del lenguaje. Lo escucho slo en su borrarse, borrndome en l, hacia ese
lmite silencioso al que espera ser reconducido para hablar, all donde falla
la presencia. Quiz, este acto de pensar lo potico como lmite sea un acto
poltico: no soy dueo del lenguaje (Blanchot), que es decir la verdad no
har dominio, esto es, no nos impondremos sobre la verdad que pueda tener
que decir el lenguaje. Quiz, del mismo modo, situar la actividad potica en el
lmite sea barrer hacia el habla (ese lmite silencioso al que espera ser recon-
198
4. Mi cuerpo est lleno de / veneno: una reflexin sobre el centro (el yo,
el cuerpo, la ciudad). Veneno de voces al grito de un mercado de ciudad;
su slo caminar as, ahicito, por la ciudad / tragando voces rudas.
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Incidental
Eli Tolaretxipi
Gijn, Trea, 2017
201
Dibujan los poemas lo exterior, el contorno de un espacio donde po-
dra hallarse la emocin, ese innombrable. El yo que habla, distorsionado e
irisado, hecho de retazos e impresiones movedizas, resulta enigmtico, apa-
rentemente vaco y sistemticamente llenado. Decir yo es un acto de habla
y es a la vez soporte de toda habla. El poema se ocupa y no se ocupa de eso.
Incidental, como los libros anteriores de Eli Tolaretxipi, como los buenos
libros de poesa, no deja evidencias, se lee con el gusto de la inseguridad,
casi temor, con la sospecha de no estar a la altura, de que el lector o lectora
implcito en l (ese que subyace a un poema, y que no es ni su posible desti-
natario, ni su autora o autor) tiene otros sentidos, un modo de percibir tal vez
muy distinto del nuestro. El poema no trabaja la representacin, no busca la
comunicacin, quiz no busca la expresin. Pues de eso se tratara: de pre-
sentar ante quien lee el texto ah los materiales de la vida, la resistencia
en la lengua de esos materiales.
El ltimo poema del libro pgina 62 podra ser una potica para todo el
trabajo de Tolaretxipi. Les leo unos versos y con ellos le doy paso a su propia
voz: Se escabulle quien escribe / se refugia sin detenerse en lugares que se
escapan [] La atencin se mueve / entre los ruidos / y en el cuidado de la
caligrafa [] El poema es interno. / Sale como un lquido entrecortado. / Hay
un adentro y se desparrama ah, / abierto, sin cerrar nada.
202
re s e a s
lenguas no h ispanas
205
de un fascinante recorrido en fondo y forma que, inseparables, casi revelan la
historia de una purga puntuada frontal y permanentemente por la angustia.
207
El anunciado destino de Ello entonces y Supervivencia no resta inten-
sidad a estas dos ltimas obras de Danielle Collobert. Al contrario, Ello en-
tonces destripa violentamente la inclemencia del cuerpo doliente: Ello
entonces se encarna, cuerpo que se ofrece una vez ms a los golpes sin
vendar las heridas sin recuperar el aliento. Collobert aborda arriesga-
damente lo real en un pulso a muerte con lo simblico, donde se conoce el
precio de la segura derrota: Si se entrega lo sabe del lmite su propio
peso la exigencia, Ello entonces emigrado / transcrito.
La deuda se saldar en Supervivencia. En su ltimo libro, Collobert repasa
formas de muerte, se detiene apenas en lo menudo sustancial, vivencial, de
ser pequea clula viva de cabeza indagadora, yo de insecto vivo clavado
al muro. Emancipado de toda rigidez gramatical, desatado, el hilo del yo el
hilo de voz salta del gerundio al participio, del yo partiendo al yo partido,
no en vano adoptaba desde el inicio la forma de una partida, que la preci-
pitar hasta el final en la correlacin extrema de lo simblico con lo real. El
da de su cumpleaos de ese mismo ao, 1978, Danielle Collobert se suicida.
En El meridiano, Paul Celan afirma que el poema a menudo es un dilogo
desesperado y aade: Cuando hablamos as con las cosas estamos siempre
preguntando tambin por su dnde y su hacia dnde: en una pregunta que
queda abierta, que no llega nunca a su fin.
Palabras corporales
j o rd i do c e
La clula de oro
Sharon Olds
Traduccin y prlogo de scar Curieses
Madrid, Bartleby, 2017
Parece sencillo, pero no lo es, a pesar del engao que supone ese sin distor-
sin, como si el poeta fuera un simple mdium o un cristal transparente que
deja pasar sin refraccin la luz de la experiencia. Y la apostilla que hace en la
misma entrevista (No soy una intelectual. No soy una pensadora abstracta. Y
me interesa la vida comn y corriente) tiene algo de evasiva o maniobra de
distraccin para que el lector no advierta el profundo control al que somete
sus materiales, la peculiar forma de pensamiento que emana de la observa-
cin atenta y detenida de cada suceso. Lo dice scar Curieses en su breve
pero lcido prlogo: El poema y la poesa se encuentran en un gran bloque
de lenguaje que se esculpe progresivamente sobre la pgina; lo que distingue
a Sharon Olds de otras poetas es el modo de trabajar ese bloque primigenio:
al desnudo, sin pulir, sin ornamentos. El gusto de Olds por tocar asuntos y
experiencias que hasta ese momento solan quedar fuera del radio de accin
del poema o eran poco menos que tab la violencia familiar, el sexo vivido
libremente y sin pudores, la tormenta emocional que supone la maternidad,
las obligaciones castradoras de la vida domstica se plasma en un lenguaje
claro, explcito, que descarta la elipsis y la metfora en su intento por espigar
unos pocos detalles reveladores y magnificarlos. Solo entonces, se dira, se
permite entrar en la experiencia y sondearla desde dentro.
Las cuatro partes en que se divide La clula de oro tienen algo de puntos
cardinales del planeta Olds: la extraeza violenta y absurda del mundo, re-
flejada en poemas que van del reportaje a la vieta humorstica (El pene del
Papa); la relacin con sus padres y la conflictiva historia familiar, germen
de lo que sern, poco despus, los poemas de El padre; la exploracin de la
sexualidad y de la vida de pareja, con estampas que oscilan entre la irreveren-
cia, el entusiasmo orgistico y la elega; y el mbito casi secreto del hogar y la
crianza de los hijos, que tiene algo de descubrimiento y tambin de rbrica:
as que esto era, se la oye decir, mientras valora hasta qu punto la realidad
difiere de sus expectativas.
Confieso mi preferencia por los poemas de esta ltima seccin, en los que
Olds logra sortear una y otra vez la trampa del patetismo y la falacia sentimen-
tal para darnos un retrato ajustado de los miedos, esperanzas y perplejidades
que conlleva la maternidad. Poemas como Mirndolos mientras duermen,
Chico que sale al mundo y Elega para un ratn son ejemplares por el
modo en que preservan la integridad de los protagonistas sin sacrificar un
pice de su energa verbal o imaginativa. Pocas veces la resistencia de un nio
210
al bao ha sido tratada con tanta complicidad y sentido del humor como en
El hijo y la escasez de agua:
dems, con la mezclad de temor y atraccin fsica que inspira la figura del
padre alcohlico). Asoma aqu la ambigedad de El ladrn de comida, pero
se dira que Olds, por una vez, da en hueso. La mencin a la sangre de las
naranjas con que subraya artificiosamente el clima de violencia del poema
deja claro que est enfrentndose a preguntas que la exceden.
De nuevo, en este poema, el cuerpo es el alfa y el omega de la reflexin:
el zumo de naranja tiene por funcin baar sus labios [de su hija], lengua,
paladar, garganta, / estmago, sangre, cada clula de oro de su cuerpo (de ah,
por cierto, el ttulo del libro); la narradora mira al tendero en su mostrador y
sabe que l nunca le hara dao, / nunca apresara su cuerpo con las manos
para / romperlo o aplastarlo; pero sale a la calle y piensa que a algunos les
encantara llevarse a mi hija, para / deshacerla, una hebra fina / tras otra;
un nio solo en la ciudad es, en fin, una diana en carne viva Los ejemplos
se multiplican y pueden espigarse casi en cualquier pgina. El cuerpo es la
fina lnea donde se cruzan amor y violencia, sexo y muerte, placer y dao.
El cuerpo vive amenazado por una realidad cuyos pliegues tiene por misin
percibir, explorar, comprender. El cuerpo es poltico siempre. El cuerpo, para
Olds, es un cuerpo extrao que ha tardado en hacer suyo y con el que, segn
parece, solo puede conversar familiarmente en el espacio-tiempo del poema.
La poesa de Sharon Olds es una experiencia extrema justamente por su
resistencia al fetichismo verbal o metafrico, su incapacidad para ser otra
cosa que el relato honesto, crudo, meticuloso, de un cuerpo que goza y su-
fre y recuerda y piensa al contacto de otros cuerpos. Curieses nos la acerca
en una traduccin cuidada y fiable, que reproduce con elegancia la lengua
demtica del original, con sus monoslabos, sus giros conversacionales, esa
lengua pegada a lo cotidiano de la que saltan, cada poco, las virutas de los
smiles, las hiprboles, las repeticiones fulgurantes. La intensidad del con-
junto convierte la lectura en una experiencia eufrica, llena de hallazgos y
revelaciones, pero tambin vagamente opresiva. No en vano, esa gold cell
que da ttulo al libro y que es una celebracin del valor y el poder del cuerpo
puede traducirse igualmente como celda de oro. Pero si algo salva a la Olds
ms confesional de ahogarse en el agua de su reflejo es el recurso constante
a una transitividad que desplaza el foco de s misma para iluminar los frutos
del tiempo. Como dice al final mismo del libro: Cuando el amor viene a m
y me pregunta / Qu sabes?, respondo Esta nia, este nio.
212
reseas
antologas
La atraccin de lo mnimo:
mapas del aforismo actual
j os ra m n g o n z l ez
Verdad y media. Antologa de aforismos espaoles
del siglo xxi (2001-2016)
Seleccin de Len Molina
Sevilla, La Isla de Siltol,
Coleccin Aforismos, 2017
que todas suman y hacen crecer la pasin por una escritura que parece entrar
en sintona con las formas mentales de nuestro tiempo. Y de eso debemos
congratularnos todos.
Cuando todo es ya pstumo
n g e l g a rc a l p ez
Barcelona, Castalia, 2016
hasta esos ltimos versos del ltimo libro, se siente la extraordinaria smosis de
sentimientos, el binomio noble del amor.
Da pena que suceda esta despedida del maestro que tanto nos ha ensea-
do y de quien esperbamos otro libro que nos refrescase la aficin de leer
poesa. Gracias por sus sonetos ingeniosos donde desembocaban los veneros
ricos de lecturas, ecos y reflexiones, que repetamos para que el sonido de
los endecaslabos se pegase a la memoria.
Cuando todo es ya pstumo lo componen catorce poemas, uno por cada
verso de un soneto. Y todos tienen la mgica cadencia de la gracia verbal, de
la exquisitez idiomtica, de la perfecta arquitectura. Muchas veces el son
tiene ms importancia que el sentido, porque predomina la msica de los
versos, heptaslabos trillizos, que nos transportan hasta el final del poemario
en placenteras sacudidas emocionales y nos dejan el nimo como si salise-
mos de una larga sesin de yoga.
En este libro se producen los fenmenos que Lorca describe en su magn-
fica Juego y teora del duende: la musa, el ngel y el duende. En definitiva, la
inspiracin, el placer, el dolor y el no s qu que queda balbuciendo, lo que no
se puede definir, la brisa de la poesa. Un maravilloso libro de despedida que
les recomiendo que tengan en sus mesillas, porque no lo olvidarn en la vida.
manolo romero
La lluvia en el desierto
e d u a rd o g a rc a
Sevilla, Fundacin Jos Manuel Lara, 2017
que Eduardo Garca habra disfrutado de una vida normal, longeva, como
la que nos espera pongmonos en lo mejor a cualquiera de nosotros.
Pero la enfermedad-plaga de nuestro tiempo no le dej la oportunidad de
llegar a esa edad provecta en que uno abandona la escritura potica porque
ya ha escrito todo lo que sabe. Los dos pequeos poemarios que esta poesa
reunida ofrece, titulados La hora de la ira y Bailando con la muerte, ambos
escritos en 2016 y el ltimo redactado teniendo a la Parca bien a la vista, indi-
can a las claras que a Eduardo Garca le quedaban muchos aos de madurez
potica. La excelente edicin de la Fundacin Jos Manuel Lara se enriquece
adems con una serie de poemas de Garca publicados en revistas y difciles
de encontrar, una coleccin de poemas inditos, un notable prlogo de An-
drs Neuman, transido por la amistad y por la prdida, y un largo eplogo a
mi cargo donde intento explicar las claves poticas, estticas, conceptuales
y filosficas de ese notable pensador y ensayista que era Eduardo Garca
(vase su excelente ensayo La potica del lmite, de 2005). Por este motivo,
por formar quien esto firma parte del volumen, si bien desde la periferia de la
interpretacin, esto que redacto ni es, ni puede ser, ni quiere ser una resea,
sino una encendida recomendacin de La lluvia en el desierto, un libro que
contiene la obra de un poeta imprescindible a la hora de historiar la poesa
espaola contempornea, segn ha escrito Luis Alberto de Cuenca en una
resea reciente, que era tambin y a la vez, segn Guillermo Busutil, un
magnfico poeta amigo cuya filosofa de la vida y su lenguaje de contrastes
festejamos siempre sus lectores de afecto y de admiracin (ngel de otras
vidas, La opinin de Mlaga, marzo de 2017).
La recepcin de La lluvia en el desierto oscila en su mayora entre estos
dos platos de la balanza: la rendida admiracin del poeta, por un lado, y el
recuerdo del amigo por otro, algo bastante extrao en un mundo cainita y
plagado de rencores. Eduardo Garca era de esos pocos escritores espaoles
que sembraba afectos y afinidades por donde iba, adems de granjearse el
respeto intelectual y potico en cada evento pblico en el que participaba.
Dedicado durante toda su vida adulta a la enseanza de la filosofa,Eduardo era
profesor a veces, pero maestro siempre. Su sabidura humanstica y humana,
la solidez de su pensamiento, las lecturas bien amuebladas en su cerebro, la
pedagoga para extricar y explicar los conceptos ms difciles, se apreciaban
sin dificultad por amigos, lectores, colegas y crticos literarios, que hemos
aprendido mucho por lo menos este que escribe gracias a la proverbial
generosidad intelectual de Eduardo, que gustaba de compartir lecturas y
referencias con las personas que se mostraban interesadas en aprender.
La poesa de Eduardo Garca reunida en La lluvia en el desierto es, por
esos motivos, algo ms que un excelente volumen de poemas, algunos de
221
Romancero gitano
fe d e r i c o g a rc a l o rc a
Madrid, Mil Coeditores, 2017
Beltrn laGuna
Guadalupe Grande
225
Muerte y amapolas
en Alexandra Avenue
e d u a rd o m o g a
Madrid, Vaso Roto, 2017
Exilio
E n los ltimos aos , la obra literaria de Eduardo Moga, que nunca fue
un poeta Bartleby, se ha incrementado notablemente, no solo en lo que toca
a la poesa, sino tambin a otros gneros como el ensayo, la traduccin o
el libro de viajes. An con el eco de su celebrado Insumisin (2013) llega
ahora, tambin en Vaso Roto, Muerte y amapolas en Alexandra Avenue,
que traza crculos concntricos en torno al exilio, sus rmoras y su posible
liberacin. Sealan Joan Corominas y Jos Antonio Pascual en su Diccionario
crtico etimolgico castellano e hispnico que exilio deriva de exsilire, que
significa saltar afuera, y es esa sensacin de soledad enajenada lo que se
tematiza principalmente ya desde el primer poema, a travs de un lenguaje
cortante en su exactitud, una diccin abrupta y unas imgenes que rayan el
expresionismo por su naturaleza indagatoria, convulsa y desgarrada.
Aqu, a qu vine? El dectico apunta a la ciudad de Londres, segn sabre-
mos luego. As comienza un soliloquio sin respuestas, plegado sobre s mismo,
alrededor del cual orbitan las preguntas de un poeta metafsico que ahora
sealan un lugar de no reconocimiento: el yo saltado de s resulta testigo
de su ausencia en los espejos que ciegan su identidad. Aprovecha de forma
extraordinaria Eduardo Moga el topos del cuerpo vaco que encontramos en
muchos autores de la vanguardia hispana y ms all: pienso en Rafael Alberti,
Federico Garca Lorca, Luis Cernuda y The Hollow Men de T. S. Eliot. Recorde-
mos, adems, que en 2007 Moga ya haba publicado Cuerpo sin m. Reverbera
otra vez el estrago ceniciento del cuerpo ausente y la oquedad que soy, que
se proyectan asimismo sobre una palabra en crisis (voces insuficientes). Al
cabo, la nica respuesta contiene la imagen interrogante del ser arrojado a la
existencia.
Uno de los corolarios ciertos del exilio es la soledad, y no precisamente
la que exaltan los clsicos del estoicismo o los msticos, sino la soledad que
226
entraa aislamiento y angustia, puncin y dao, vaca de toda idealizacin
porque el otro no est por ms que se le busque, lo que transforma al yo en
sombra dudosa e inconsistente (nos construimos gracias al otro, como no se
cans de repetir Emmanuel Lvinas), porque lo sume y lo desbarata. No, no
se trata de una soledad acogedora; no permanecen en ella vestigios de paz.
Como ya suceda en Insumisin, el verso se entrevera con fragmentos en
prosa, aqu de carcter diarstico, que proyectan otra cara la cotidiana,
asimilada a nombres propios familiares y topnimos de la voz potica. Estos
injertos autobiogrficos narrativizan y desarrollan desde otra perspectiva
los focos lricos, consagrando la figura de un paseante urbano perplejo fren-
te a las grandes extensiones vacas del paisaje ingls o frente a sus glidas
convenciones sociales, donde germinan el mutismo y la incomunicacin.
No faltan en ellos la caricatura, siguiendo el hilo de cronistas como Julio
Camba, uno de los mejores.
Cmo se sita esta voz ante las multitudes? La poesa moderna nos ha
entregado mltiples ejemplos de este viaje al corazn de la megalpolis, todos
ellos diversos a la hora de cantar bien su necesidad, bien su afrenta, su oxge-
no vivificante o su mutilacin sin paliativos: Poe, Baudelaire, Whitman, Eliot,
Lorca Densos paralelismos en progresin climtica presentan en nuestro
poemario a una subjetividad que, lejos de lo que leemos en Whitman (Moga
lo ha traducido recientemente), no encuentra en la muchedumbre urbana
ninguna fraternidad, sino la confirmacin de su despojamiento y su preca-
riedad: las extremidades de esta soledad que la multitud no pala, / sino que
exacerba, como el exceso de luz promueve la ceguera. Si el espacio social
marcado por el individualismo sabotea al ser humano dificultando su inte-
gracin, la consecuencia es la desembocadura en su negacin ms extrema,
la cadencia entrecortada de un yo doliente, ajeno a su propio rostro. Por esta
razn, el topos clsico del ro como muerte se expande en alegora tras la
soldadura de un elemento nuevo: El ro del exilio se acerca a la muerte /
como quien saluda a un amigo: irriga la soledad / como la infamia abruma
/ a los hombres.
A la eficaz concatenacin del verso y la prosa le sigue una seccin titula-
da Estampas del destierro, que acoge formas ms breves, entre el haiku,
la greguera (El cuervo despioja la hierba) y el aforismo. De un tono dife-
rente es Clamor cuchillo, una seccin que da ttulo a un poema unitario
de raz existencial, y que introduce la experimentacin formal: la danza de
la desposesin se explicita mediante la diseminacin del verso, que estalla
sobre la pgina en esquirlas y presenta a la propia escritura como un truco
para aplazar la muerte.
227
Muerte y amapolas en Alexandra Avenue se cierra con una serie de
cinco monlogos dramticos que rene una polifona de voces en las que
228
229
que venir a travs de m. Eso debera ser todo de nuestra actitud,
esto es Amrica y unos chicos del campo es lo suficientemente
bueno para mi hijo.
amparo arrspide
230
Clusula suelo
i s a b e l n ava rro
Madrid, Huerga y Fierro, 2016
231
quieres creer), pero con el nacimiento regresa la pregunta sobre la iden-
tidad, la propia y la de la propia prole: Te preguntaron sobre apellidos / y
t balbuceaste sobre lindes y matojos. Y es que cmo ofrece cobijo quien
busca an el propio? La maternidad es, pues, caricia y desgarro desde el pri-
mer momento, y nacer es un estrpito.
Los versos con agallas habitan en la charca, pero en esta charca nacen
tambin nenfares. En medio del asfalto y del cemento se perciben el frescor
del musgo (lo mullido de la fantasa) y destellos de alegra, como el papel
Albal o una cpula de Bizancio. Asoman la poesa como indagacin y desaho-
go y el amor, que hacen atisbar la posibilidad de salvacin, de movimiento
en el agua estancada. Y es que, como la Nora de Ibsen, es posible romper la
inercia, dar un portazo, la pedrada justa / contra el matrimonio burgus / y
su verano de buenas intenciones. Y Clusula suelo es esa bsqueda de una
tercera va: ni hurto, ni doma. Aunque tambin aquella intuimos habr
de ser pagada con intereses.
emilia coneJo
W
j av i e r p rez w a l i a s
Eplogo de Julio Csar Galn
Madrid, Vaso Roto, 2017
233
se su presente (y su futuro) sobre un plano temporal que permite entender
y atender a sus seres cercanos con la lengua clida y sabia del que ha sabido
primero de s. La Epstola a Olimpia (su hija) estremece en lo que tiene de
aviso y en lo que ofrece de lcido y desgarrado entendimiento de la vida: Hija,
a veces erramos en medio de las avenidas solitarias, libres como perros. / Te
parecer un golpe bajo de boxeador sonado, un directo a la mandbula de tu
serenidad este poema que te escribo. Es la voz de quien ya ha aprendido en
los otros, del que ha sido dado a probar, como en estos versos con ecos de
Gamoneda, el (sin)sabor de fracasos anteriores: En el pecho de mi madre
sent por vez primera el rostro de la bondad / y el rostro de la bondad creci
en la ropa presa por las pinzas [] en un descuido de su melancola / vi el
abismo de mi ilusin.
La memoria ha sido abierta en canal, pero, al menos, en su sangrado fluye
una forma de sanacin, de unin con el todo: Quiero que llegue pronto el
llanto y me redima de este padecer tan intil de no ser, de no ser ni sentir,
de no pensar, / de no poder pensar ni para deshollinar los sueos!. Ya no
hay opcin, es as o no ser nada: El que est libre de este dolor que arroje
las primeras redes, que arroje los paos de hilo crudo y la aguja de hacer
ganchillo al limbo de las viudas.
Se cierra W con un canto de esperanza en la palabra potica, en su poder de
salvacin (y curacin): os digo / que deseo de todo corazn que la poesa
sea el lecho donde copulen mansas las liblulas, el bosque donde los cascabe-
les canten como colorines colgados de las ramas con su hueso de oliva en el
estmago. Pero los deseos alcanzan apenas a subirnos a la mesa de mrmol
de la infancia (imagen repetida),de pronto (y es tan pronto siempre) convertida
en depsito triste de la muerte donde el cuerpo, al fin, reposa. Del coraje y la
palabra de los que vendrn depender la memoria de ese cuerpo, de nosotros.
W ha cumplido con creces, hasta sus ltimas fuerzas, el encargo.
235
del lenguaje para representar ese imposible hecho carne y miedo, ms all
del simulacro infeccioso del decir).
Nos leemos en un libro paradjicamente hurfano, alter-ado, desincroni-
zado respecto a los ritmos consensuados impuestos por el sistema cultural
que nos ha tocado vivir (con sus celosas ortodoxias y su anhelo de pureza).
Esta es una de las razones de fondo por las que su lectura toca y conmueve
tanto: esa orfandad impacta en la raz de lo que somos y nos transmite sus
astillas hirientes. Hace de la fragilidad, de la impermanencia, del latido nfi-
mo, un asidero o espacio de comunidad en el que podemos convivir. Frgil
su lenguaje, como frgil es el cuerpo de hijo emergiendo a la pulmonacin
y a la sideracin estelar, a la con-sideracin humana. Hijo e Hijo brotan de
la oscuridad original para decirnos: nuestro lenguaje es pobre pero estamos
aqu, nuestro temblor es tu casa, nuestro miedo puede transmutarse en vncu-
lo. El susurro que inocularemos en tu cuerpo abrir mundo y vida, te abrir.
antonio F. rodrGuez
Pltora
a ra nt xa ro m e ro
Madrid, Amargord,
236
En esa bsqueda de lenguaje, potico y vital, hay pues palabra pero con el
imprescindible cuerpo, como puede comprobarse en dos versos que son
eco de las dos traducciones que suelen encontrarse del primer versculo
del Evangelio segn San Juan, referente al origen: En el principio era la
palabra o En el principio era el Verbo. Pltora ofrece una exgesis o,
mejor, usando el sustantivo que emplea la voz potica, una recreacin de
ellos, del origen:
ya en la primera palabra
el gemido del desborde
acto canbal de querer ser (con)
puesta la lengua an sin el canto
de primer deseo
del primero de todos
237
repetir lo deseado
amar
amar es el secreto
Se dice:
el erotismo en la raz
y desbordando
dentro muy dentro
se revuelve lo sagrado
un santo decir s
Comunin:
[]
239
aprender de memoria
el acto comn de respirar
en la prdida lo comprendo
yo soy la que desea y el deseo mismo
no haba entre los pliegues
ms que alimento
Elegidos:
y si hubiramos enhebrado
al cierre?
Frear
Atenas, Grecia
frear.gr
243
verdaderas del pblico lector.
La segunda parte, dispuesta en columnas, incluye breves ensayos lings-
ticos y sociopolticos sobre la actualidad, mientras que en la tercera parte
aparecen crticas de libros, pintura, teatro, cine y msica. En general, nos
interesa mucho dar a conocer escritores poco conocidos en Grecia y textos
completamente inditos incluso en su versin original. Por ejemplo, hace casi
dos aos presentamos una antologa de la poesa espaola contempornea
que inclua poemas de Antonio Gamoneda, Joan Margarit, Antonio Colinas,
Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Juan Carlos Mestre, Andrs
Snchez Robayna, etctera; todos inditos en Espaa. En el nmero 19 pre-
sentamos una antologa mexicana que prepar para nosotros Al Caldern y
que reuna a poetas nacidos entre 1929 (Eduardo Lizalde) y 1993 (Adalberto
Garca Lpez). Est claro que Frear es la revista que ms promociona la lite-
ratura hispana en Grecia, y eso es porque fue maestro mo el gran hispanista
Kostas Tsirpulos, que promova la literatura espaola a travs de las pginas
de su revista mensual Efzini. Adems, considero muy importante seguir las
tendencias de la literatura y del pensamiento global, y eso lo hacemos con
colaboradores internacionales. Por estas nuevas ventanas que abre, Frear
es considerada hoy la mejor revista griega.
dimitris anGels
OltArt
Rumana
oltart.ro
La revista OltArt
245
rarias firmadas por C. Voinescu, el editor jefe de la revista, sobre la poesa de
Aurelian Titu Dumitrescu, Virgil Dumitrescu, Vali Ort,an, George Nina Elian,
Liut, a Scarlat o George Vaiman. Tambin sobre unos volmenes de poesa
de Zenovie Crlugea (sobre la poesa de Octavian Doclin). Sobre el poeta y
dramaturgo Marin Sorescu, traducido a muchos idiomas, ha publicado es-
tudios la profesora Maria Ionica; y sobre la poeta Elena Farago la profesora
Mihaela Radulescu.
Poemas de algunos creadores ms o menos conocidos, pero de una fuerte
emocin lrica, han sido traducidos al rumano y viceversa. De hecho, en el
nmero ms reciente de OltArt fueron traducidos del espaol, por el poeta
George Nina Elian, poemas de Carmen Camacho, y del portugus poemas
de Ins Loureno y de Alberto Pimenta. En otras ediciones de la revista
aparecieron poetas franceses, rusos o sudamericanos, como el mexicano
Javier Gutirrez Lozano, el paraguayo Hugo Fernando Pereira o la argentina
Silvina Vuckovic.
Dada la receptividad de nuestra publicacin en relacin con la cultura
de todo el mundo, un lugar especial en la reciente edicin de la revista est
reservado a los estudios de arquitectura y de historia del arte universal, como
el firmado por Silviu Gorjan, profesor de Slatina, sobre El Escorial, o el del
arquitecto Dan Firoiu, de Bucarest, sobre la metamorfosis funcional en la
arquitectura islmica de culto. Encontramos tambin estudios sobre obras
literarias de fama internacional, como el de la novela La nusea, de Jean-Paul
Sartre, comentada por el profesor Victor Tit,a; o la novela El cdigo Da Vinci,
de Dan Brown, donde la relacin entre la realidad y la ficcin es evidenciada
por Nicolae Rogobete.
Sobre las viejas tradiciones que pertenecen a la cultura del pueblo rumano
y sobre las prcticas tradicionales hablan en sus artculos tres investigadoras
con doctorados e inters en el campo (Claudia Balas, e Iohana Popescu, del
Museo del Condado de Olt, y la profesora Maria Daniela Dabu, de la zona norte
de montaa de la regin de Oltenia), que ponen su atencin en la tradicin
popular llamada Dragaica, en la descripcin del interior de la casa campesina
en diversas zonas del pas y en la manera en la que se conservan las antiguas
costumbres y su impacto en la sociedad actual.
Una evidente intencin de la revista, visible tambin en la edicin que
os presentamos, es el retorno a los orgenes, a las fuentes de la cultura del
pueblo rumano, a los edificios construidos por la orden de los prncipes de
los Pases Rumanos, a la cultura escrita aparecida en los numerosos mo-
nasterios del norte de Oltenia, donde los monjes copiaron y escribieron los
primeros libros eclesisticos en rumano, tradujeron y sentaron las bases de
246
247
e n v i vo e n
u n e s pa c i o p a ra c o n t a r t e
e n v i vo
p oe s a en a c c i n
i nvest i g a c i n en c u rso :
un te rre n i to de cad en c i a
e moc i ona l s u ave
n g e l a s e gov ia
De Blanco a Blanco
Un camino sin hilo
Pis con Pies Mecnicos
Pararperecero avanzar
Del mismo modo indeferentes
Si ganaba el final
Ms all finaliza
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Incierto desvelado
Cerr los ojosy avanc a tientas
Era ms claroestar Ciego
Emily Dickinson
La primera vez que hice un recital necesit pensar en lo escnico. Era im-
posible para m abordarlo de otro modo, puesto que, efectivamente, en un
recital hay un espacio, al menos un cuerpo que hace cosas y, aunque a me-
nudo reducido, hay un pblico. En ese sentido, y desde mi punto de vista,
actuar como si eso no fuera una escena era en parte ingenuo y en parte
cmodo. Por otro lado, el material con el que trabajamos los poetas son
las palabras, y lo que me ha preocupado siempre es cmo conseguir ese
encuentro entre las palabras y la escucha, qu cosas hacer con el cuerpo
por el que pasan esas palabras para producir algo en quien lo recibe, para
despertar el flujo de imaginaciones sensitivas, para incidir en la bsqueda
primera que nace con los primeros impulsos del poema.
Mis impresiones sobre esto han cambiado mucho en los ltimos aos, y
sigo sin tener claro lo que ando buscando. A decir verdad, cada pieza es un in-
tento por entender ese camino, un camino recorrido a ciegas, con un fsforo
en la mano que se apaga a los pocos segundos, por lo que hay que sacar otro de
la caja, torpemente, volver a prenderlo y mirar alrededor durante otro corto
espacio de tiempo, sin alcanzar a comprender lo que se ve. Las artes escnicas
que beben de la performance, de lo vivo que sucede ms all de la representa-
cin, nacen de esa misma oscuridad, segn me parece. Los encuentros que se
dan all son producto del ensayo y del error. Por ello este trabajo trata de eso,
seguir ensayndose, seguir tocando la brecha entre lo que se intenta y lo que
realmente sucede, aprender de los efectos que esas coincidencias presentan.
As, poco a poco, ha ido sucediendo una especie de imbricacin entre los
mbitos de lo textual y los mbitos de lo escnico. Ya no se trata de pensar un
modo de representar en escena un poema que se haba escrito antes, puede
tratarse perfectamente de producir textos a partir de lo escnico entendi-
do ampliamente o de pensar las relaciones semiticas de la performance
como si fueran un poema. En esa doble va me situara, el espacio intermedio
entre lo potico y lo escnico. En ese sentido, por ejemplo, y si la voz es cuerpo,
performar el poema podra significar literalmente componerlo desde
la voz y no desde la grafa.
Lo que he encontrado en estos aos de investigacin ha sido nada. Ha
sido todo. A eso me remito ahora si considero que lo que debo hacer es
volver al origen. Una voz en la oscuridad. Un espacio donde pueda darse la
libertad de lo vivo y donde la textualidad acuse un trance para que quien
escucha pueda quedarse en una voz que parte por ser cuerpo y acaba por
253
ser espacio. Tan simple como eso. El elemento catrtico de lo que suceda en
este terrenito se deposita entonces por entero en el sonido y el sentido del
texto que se pronuncia, en su sentibilidad. Se intenta componer una atms-
fera hecha de tal sonido verbal. Se intenta componer un dibujo de eso que
envuelva. Se intenta componer un dibujo de eso que atraviese.
e n v i vo
ra d ia nte s
l a i n o p ia
Radipolis, 88.0 FM,
jueves de 21.00 a 22.00 horas
c arLos G ardEL que, como es sabido, cada da canta mejor deca que
veinte aos no es nada. Cierto. Salvo que se diga de un programa semanal de
poesa en una radio generalista espaola. Ya es algo, quiz no mucho, aunque
solo sean dieciocho las temporadas que lleva en antena.
La primavera murciana de 1999 ya haba llegado a las calles, aunque an
no al calendario, cuando, en un vete t a saber por qu, sin necesidad de
caerme de caballo alguno, tuve la idea de unir en una sola pieza dos de mis
convicciones y, si se quiere, obsesiones ms presentes y pertinaces: poesa
y periodismo.
Convencido de la efectividad de las frmulas sencillas, una breve medita-
cin me llev a idear un espacio de unos quince minutos en el que, partiendo
casi siempre del formato entrevista y ocasionalmente de lecturas de viva voz,
acercase la obra de un poeta al oyente de la radio pblica autonmica en la
que trabajaba y trabajo, Onda Regional de Murcia.
La idea era buena, pero exiga varios requisitos que, de puro convenientes,
259
261
v i vo e n
e d ito ria le s
i n d epe n d ie nte s
c o l e c c i n d e p oe s a
d e m uje re s g e n ia lo g a s
a soc iac in g en ia logas- e d ic iones t ig res de p ape l, 2017
e l esp e ct cu lo
Contempla el espectculo, Penlope,
sin lgrimas, pero tambin sin entusiasmo.
Mira cmo se matan con sabia aplicacin,
mas no es por ti, pues no eres t
el odio que los aniquila.
Cuando te miran no ven sino el refugio,
la alcanzable guarida
donde esconder el cansancio y el miedo.
Ninguno sabe bien quin eres,
solo les interesa tu leyenda
y si de pronto sorprendieran en ti
su propio rostro
te escupiran su desprecio
como se escupe a un dolo falso.
Mralos: van a morir por algo que no existe,
265
a lg u ie n q ue y o s o l a s e r
He creado
una imagen de ti sobre ti mismo.
Cada ser, en su noche,
ilumina la piedra con sus ojos,
despierta con su voz lo cotidiano:
el tacto existe porque se acaricia.
Si no, yace dormido. Todos somos
266
asociacin gEnialogas
267
l a ga l l a c ie n c ia
revista de p oesa
la galla ciEncia
270
coleccin toda la noche se oyeron
poesa latinoamericana de la editorial polibea
272
(contamos con el apoyo y el asesoramiento
de las ctedras de Literatura Hispanoameri-
cana de la Complutense y de la Universidad
de Salamanca). En definitiva, hacer un cat-
logo que garantice la calidad y la polifona,
donde tambin ocupen un lugar importante
las antologas poticas, por pases.
Deca Roberto Calasso que una edito-
rial,para que se empiece a asentar,necesita
como mnimo diez aos. Pero, va funcio-
nando la difusin en redes sociales y a tra-
vs de las reseas y el boca a boca entre
poetas, adems de cobrar visibilidad en Feria del Libro de Madrid.
VErnica aranDa
a.
Festival Centrifugados, Plasenci
273
v i vo e n
l u g a r d e la p oe s a
275
l i bre r as os a da s
l i b re r a ca t ic a
Calle Jos Gestoso, 8; Sevilla
277
Calle Rector Lucena, 1; Salamanca
279
del todo cierto. Cuenta el sello, el productor. La editorial. Intentamos tenerlas
todas, sobre todo las pequeas, las de tiradas mnimas y el cuidado mximo.
Las que se convierten en esa plataforma cmplice que el poeta necesita para
dejar constancia de su voz. El editor imagina a un lector para un poeta. Si
coincidimos en que un determinado contenido solo hay una determinada
manera de expresarlo, pasa algo igual con la pura fabricacin del libro: poner
ante nuestros ojos la sensacin de algo nico. Crear un libro poroso que
reciba bien las historias que va a absorber a lo largo del tiempo, deca Fabio
de la Flor, de la editorial Delirio, sobre la finalidad del diseo de sus ttulos.
En todas partes hay poetas. El poeta es el producto Kilmetro Cero de
las letras. Aqu leen, descubren, recitan y hasta es posible que escriban. Po-
dramos estudiar a un poeta solo siguiendo sus paseos hasta libreras y bi-
bliotecas, confrontar sus prisas, sus gestos, con lo que lleva para leer en el
bolso. En Letras Corsarias escuchamos a los poetas. Salamanca es una ciudad
prdiga en ellos, como todas seguramente. Aqu hasta hubo un combate el
Campeonato de Poetas Pesados en un srdido stano cargado de humo, luz
fra y excitacin vanguardista. Se pegaron de verdad, con guantes de boxeo,
camiseta de tirantes y chichonera. Gan Ben Clark, que curiosamente no ha
sido pesado jams en su vida, pero posee un slido directo de izquierda de
ascendencia britnica.
Algn psicogegrafo afi-
cionado podr algn da ras-
trear el paso de las distintas
generaciones de poetas por
la ciudad. Los grupos dentro
de sus generaciones. Sus lu-
gares sagrados, sus actitu-
des, sus filias y sus absolu-
tas e innegociables fobias.
Hacer un Los detectives
salvajes en provincias,
recalcitrante e intenso, o
todo lo contrario, que dis-
curriera en bares, cines y
otros lugares del pasado. Ruinas de uno u otro orden. Un poeta llamado An-
bal Nez marc una gua y traz su alzado. La poesa de la ciudad vive bajo
su mirada esquiva, construye imaginarios, l, que nunca quiso ser modelo
de nada. El hombre que escupa en los horarios, lo defini Toms Snchez
Santiago. Hay un lugar preferente para l en nuestro rincn.
Nuestra librera tiene dos lados, lo decamos al principio. Tal vez son mu-
chos ms, pero dos seguro. Montamos una librera infantil y otra de adultos,
280
con la ambicin de que ninguna de las dos pudiera mirar por encima del
hombro a la otra. Ah tambin hay su hueco para las antologas, las rimas ms
o menos marcadas, la salvaje interaccin de lenguaje y significados que se
produce cuando los nios intentan asimilar algo nuevo, descubren maneras
de formular la realidad que todava no haban intuido. Si esos momentos de
enlazar lo real con su representacin y sus mltiples significados, si esos
momentos tuvieran un nombre, ese nombre tambin podra ser poesa. Y no
solo porque queda bien para terminar un artculo sobre poesa. Fin.
lEtras corsarias
antonio marcos
afo r i s m o s
s e rg io
ga rca c lemente (Santa Cruz de Tenerife,
1974) es licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna. Ha publicado
dos libros de aforismos: Dar que pensar (I Premio Internacional Jos Bergamn
de Aforismos, Cuadernos del Viga, 2014) y Mirar de reojo (Cuadernos del Viga,
2017). En 2016, una seleccin de sus aforismos fue incluida en el libro conme-
morativo del primer ao de existencia de la editorial Libros al Albur. Tambin
ese mismo ao fue elegido para participar en la antologa Aforismos contantes
y sonantes (Asociacin Cultural Letras Cascabeleras). En 2017, algunos de sus
textos fueron escogidos para la antologa Verdad y media. Antologa de afo-
rismos espaoles del siglo XXI (2001-2016) (La Isla de Siltol). Sus poemas,
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aforismos y artculos han aparecido en diversas revistas digitales como El Rin-
cn del Haiku, Oculta Lit, Revista Almiar, La Nave de los Locos, Documenta
minima, Piedra y Cielo o El Aforista.
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A menudo, la felicidad consiste simplemente en contemplarla.
Hay personas a las que el silencio les entra por un odo y les sale por el otro.
(Inditos)
eva
h i e rn a u x (Madrid) es una artista multidisci-
plinar licenciada en Bellas Artes, en las especialidades de Grabado y de Pintura,
en Madrid. Desde 1986, ao en el que hace su primera exposicin, realiza ms
de treinta exposiciones individuales y participa en ms de cien colectivas.
En 2001 funda Ediciones El Torpe al Timn, con un fondo de cerca de cuaren-
ta ttulos en la actualidad, entre poesa discursiva, poesa visual y libros de artista.
Del 2002 al 2008 form parte del colectivo YEA (Yolanda Prez Herreras, Eva
Hiernaux, Almudena Mora), que cada mes organizaba Ven y vino, jornadas de
poesa y accin en el taller-galera El Mono de la Tinta, en Madrid.
Desde el ao 2008 pertenece a la Asociacin Tres en Suma Arte Contem-
porneo, en la que coordina y participa en las ms de treinta exposiciones y
en los diecinueve nmeros de la publicacin de edicin limitada realizados
hasta la fecha.
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m e n s aj e r a , 2 0 1 6 ( i n d i to )
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ve r y m i ra r , 2 0 1 6 ( i n d i to )
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de l a b e l l eza , 2 0 1 6 ( i n d i to )
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oj o , 2 0 1 6 ( i n d i to )
de l a s u bj et i v i d a d , 2 0 1 6 ( i n d i to )
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to m a r d i sta n c i a , 2 0 1 6 ( i n d i to )