Agentes de Socializacion
Agentes de Socializacion
Agentes de Socializacion
III.3. La escuela
La educación representa una influencia importante en el proceso de socialización, aunque sus
características particulares y grado de influencia puede variar de acuerdo a cada sociedad y
cultura (Arnett, 1995): en el marco de una socialización "estrecha", los estudiantes se
encuentran más presionados para la obediencia a los maestros y la conformidad a los
estándares académicos, mientras que las culturas con socialización "amplia"suelen promover
conductas individualistas y prestar mayor atención al desarrollo de cada estudiante individual,
en lugar de pensar a la clase como una totalidad.
El sistema educativo tiene como objetivo tanto una formación académica, centrada en
contenidos curriculares, como contenidos informales propios de un aprendizaje de
conocimiento social (Wentzel y Looney, 2007). Por ejemplo, para desempeñarse correctamente
en la escuela, se necesita adquirir habilidades específicas, como la capacidad de coordinar los
objetivos propios con los ajenos, regular el comportamiento para complementarse con los
demás y postergar ciertas gratificaciones para poder cumplir con las tareas propuestas.
Además, el trato con los docentes es más distante que el trato con la familia o con los pares en
general.
En la visión de Durkheim, la escuela tiene como uno de sus principales objetivos el facilitar la
integración socioeconómica, la participación social, la integración cultural y normativa. En este
sentido, Wentzel y Looney (2007) sostienen que la escuela tiene el objetivo de contribuir en el
aprendizaje de la adquisición de las habilidades necesarias para responsabilizarse y adaptarse
a los objetivos grupales, comportarse de una manera pro-social y cooperativa con pares,
desarrollarse académicamente en áreas de interés para el desempeño eventual en un rol
laboral y adquirir ciertos valores socialmente esperados para el ejercicio de la ciudadanía.
Los estudios acerca de la socialización en el contexto educativo han procurado explorar el peso
relativo de los diferentes factores en el cumplimiento de estos objetivos. Coleman et al. (1966)
han observado que la estructura física y administrativa de las escuelas, el financiamiento y la
cantidad de estudiantes en relación a los docentes explican sólo una mínima parte de la
varianza en cuanto a los resultados en relación a variables no escolares como la familia o
factores socio demográficos. Sin embargo, otros investigadores han encontrado que las
escuelas más pequeñas tienen un efecto positivo en los resultados académicos, aun cuando se
controlen las características de los estudiantes y los docentes (Lee y Burkam, 2003). Las
creencias de los estudiantes de que su escuela es receptiva y que se ocupa de la comunidad
predice en los adolescentes una menor incidencia de conflictos con la ley, incluso cuando se
controlan algunas diferencias entre establecimientos escolares, tales como el grado de
financiamiento o la clase social a la que pertenece la comunidad que allí estudia (Battistich y
Hom, 1997).
En la vida adulta, el trabajo reemplaza a la escuela como el lugar en donde las personas pasan
la mayor parte de su tiempo. En la mayoría de los trabajos, la socialización es "estrecha"en la
medida en que muchos de ellos suponen expectativas de desempeño específicas en ciertas
tareas, combinadas con recompensas y castigos por el cumplimento o el fracaso en el logro de
los objetivos, lo que supone consecuentemente altos niveles de conformidad y obediencia
(Arnett, 1995). En este sentido, Busso (2011) describe el modo en que los trabajadores
feriantes argentinos socializan, construyen y reproducen sus prácticas laborales en las ferias
comerciales. De manera similar, Padawer et al. (2009) identifican características particulares de
los procesos de socialización en fabricas recuperadas. Otros trabajos en el contexto local se
han interesado por el papel de la socialización de las prácticas profesionales, por ejemplo, en
estudiantes de abogados (González, 2010).
III.4. Medios de comunicación
De acuerdo a Arnett (1995), las sociedades varían en relación a la cantidad y el acceso a los
medios de comunicación que poseen sus miembros. En la actualidad, en la mayoría de las
sociedades occidentales existe una amplia variedad de medios que tienen incidencia en el
proceso de socialización. Si bien en algunos países existen restricciones legales en relación a
qué tipos de contenidos se ofrecen a los niños a través de los medios, se tiende a considerar
que tanto niños, como adolescentes y adultos, se encuentran actualmente expuestos a una
oferta mediática enorme, dándose así el caso de lo que Arnett ha llamado socialización
"amplia". A la vez, en culturas caracterizadas por una socialización "estrecha", los medios
pueden encontrarse parcialmente controlados por grupos de intereses, con el objeto de
promover la conformidad.
Existen varios estudios que exploran las relaciones entre niños, adolescentes y jóvenes y
medios de comunicación, especialmente en torno sus capacidades socializadoras. Estos
estudios no se limitan a la población infanto-juvenil sino que también hay varios trabajos que
exploran las relaciones entre el consumo de medios de comunicación y los adultos,
específicamente en cuanto a sus prácticas electorales, a la publicidad y consumos de bienes y
servicios, entre otros.
A la hora de clasificar los medios de comunicación, Pindado Pindado (2003) los divide en: 1)
"medios audiovisuales": televisión, video, cine y música, sin importar sus soportes físicos (CD,
formatos electrónicos, cassettes), y 2) "nuevos medios": computadoras, videojuegos e internet.
Dicha distinción supone usos y habilidades distintas, siendo los segundos parte del mundo
"interactivo".
En vistas de esta clasificación, a continuación se revisan dos medios de comunicación
(televisión e internet) en particular:
IV. Conclusión
El proceso de Socialización ha motivado numerosos trabajos de diversas disciplinas. En sus
formulaciones originales, y en relación a la constitución de las sociedades modernas, muchas
veces ha sido visto en función del mantenimiento social, con agentes de socialización clásicos
cuyo campo de acción se encontraba delimitado y estructurado por límites sociales claros.
Actualmente, con su campo de indagación expandido al interés de varias disciplinas, se ha
constituido una imagen más compleja, tanto del proceso de socialización como de la sociedad.
Las investigaciones reseñadas dan cuenta de la emergencia de varios actores de socialización,
así como de reorganización y cambio en los fenómenos asociados a los agentes clásicos, de
mecanismos de influencia bidireccionales que se oponen a la imagen pasiva del sujeto de la
socialización, quien a su vez se inserta en múltiples ámbitos -generalmente con límites difusos
y varias veces en conflicto- y por medio de distintos recorridos que resultan en una
individualización.
Todas estas situaciones, lejos de llevar a un rechazo de la noción de socialización, suponen
desafíos que incentivan el desarrollo de nuevos estudios, formando un verdadero programa
progresivo de investigación. Particularmente, quisiéramos destacar el espacio dedicado al
estudio de las modernas tecnologías de la información y comunicación, en tanto la emergencia
de un nuevo agente de socialización.
Se constituyen así renovados campos de exploración, como -por ejemplo- la relación entre su
consumo y la internalización de actitudes y valores sociales. De este recorrido, se pueden
extraer dos nociones generales: en primer lugar, que el proceso de socialización como teoría
general, si bien amplia y heterogénea, permite enfrentar el estudio de diversos fenómenos
sociales de mayor relevancia para la sociología y la psicología con una perspectiva metateórica
en las coordenadas de la revisión indicada. Al respecto, creemos fructíferos y deseables estos
acercamientos disciplinares que permiten la recomplejización del fenómeno y la consolidación
de la perspectiva metateórica.
No obstante, y en segundo lugar, cabe destacar que los fenómenos que se enfrentan con el
estudio de la socialización constituyen un campo abierto y con límites dinámicos que, en última
instancia, se modifican con los mismos procesos de cambio social.
Referencias bibliográficas
2. ABELMAN, R; ATKIN, D. (2000). What children watch when they watch TV: Putting theory
into practice, en: Journal of Broadcasting & Electronic Media, 44(1): 143-154. [ Links ]
4. ARNETT, J.J. (1995). Broad and narrow socialization: The family in the context of a cultural
theory, en: Journal of Marriage and the Family, 57: 617-628.
6. BASAT, B. (2010). Changing media experiences of young people in the age of the internet,
en: Global Media Journal: Mediterranean edition, 5 (1/2): 40-48.
7. BATTISTICH, V; HOM, A. (1997). The relationship between students' sense of their school as
a community and their involvement in problem behaviors, en American Journal of
Public Health, 87: 1997-2001.