Zielinsky Flusser
Zielinsky Flusser
Zielinsky Flusser
SIEGFRIED ZIELINSKY
Vilém Flusser es un pensador que ha adquirido mucho significado para el estudio sobre el
vinculo entre la cultura y las tecnologías, particularmente las tecnologías de la
comunicación. Pero no fue ese el único campo en el que trabajaba. Su pensamiento es
sumamente rico y variado. Escribió y discutió sobre la historia cultural, la filosofía del
lenguaje y la religión, así como sobre la crítica cultural, el diseño, la arquitectura, la
economía política, y la ética. Pero después de Posthistoria (2) , que se publicó en 1983, su
filosofía sobre la fotografía y otros medios técnicos se convirtió en el punto central de su
obra y su difusión internacional. La mayoría de sus monografías entre 1983 y 1991
tocaban el tema central de la comunicación en las condiciones de las tecnologías
electrónicas avanzadas, incluidos los aparatos ya clásicos (cinema, vídeo), y el ordenador
digital.
.
2. Según la lógica de la modernidad, de las ciencias modernas, del arte
moderno, este paso no es suficiente para formular reglas claras/inequívocas
para la acción. Las imágenes dejan demasiado espacio abierto para la
interpretación. Constituyen principalmente una relación mágica con el mundo. “
Sie stellen sich vor die Gegenstände, anstatt sie vorzustellen.” [Se presentan
frente a los objetos en lugar de mostrárselos/presentárselos.]
De manera que, con la modernidad, nos movemos hacia un proceso de
transcodificación de la superficie en la línea con ayuda de signos fonéticos y su
organización en hileras de letras. Se originan y generan textos a través de la
crítica de las imágenes. Para Flusser, el texto y la linealidad son la misma cosa.
Con el alfabeto y su organización lineal como texto, “el mundo objetivo ya no se
percibe como el hecho/hechos de un caso, sino como un conjunto de procesos
lineales”. La crítica alfabética de las imágenes desemboca en algo que hemos
aprendido a llamar la conciencia histórica .
3. Con el salto científico o el paso hacia la técnica cultural del código binario
(desde 1 D a 0 D) ambos están cayendo en crisis: tanto el texto lineal, como
nuestra conciencia y el concepto de la historia. Flusser lo ve como un proceso
de puntualización, Zerbröselung /fractura, de atomización. “Mientras que las
letras están enrollando la superficie de la imagen en líneas, los números están
dividiendo esas superficies en puntos e intervalos.” Para él, la computación
como forma de pensar en números es un “pensamiento formal, totalmente
abstracto” (lo más lejos posible del mundo objetivo). “Para procesar un código
que consiste de puntos e intervalos se requiere un tipo de imaginación/fantasía
que no ha existido nunca antes: una imaginación para la programación” (una
imaginación capaz de programar). Para evitar malos entendidos, porque
Flusser hablaba siempre con mucho entusiasmo de este tipo de imaginación: él
mismo solo podía imaginar dentro de las formas tradicionales de la
imaginación; no fue capaz de programar (nada). Con este tipo de nueva
imaginación no conecta algo de forma automática, como un Nirvana
computerizado. Pero comprende sus argumentos explícitamente como una
yuxtaposición frente al pesimismo cultural ( Kulturpessimismus ). Plantea que,
al pasar por la dimensión-cero, perdemos mucho, perdemos casi todo lo que
resultaba tan valioso para nosotros en la tradición europea de la Ilustración, de
la conciencia crítica, casi todo con lo que nos identificamos. Pero
potencialmente, ganamos mucho –a lo mejor, hasta algo que todavía somos
incapaces de nombrar. En 1989, se dirige de la manera siguiente a los nietos y
nietas: Tras el teclado en que teclean hay un mundo de partículas. Y ese
mundo es el campo de posibilidades, que puede lograrse. Cada vez que se
toque una tecla, se puede imprimir una forma al caos absurdo de esta
coincidencia compuesta de ceros y de unos, se puede informar ... De este
caos surge una aventura tras otra, que aparece en la pantalla... a gran
velocidad, en permanente cambio, cambiable . Esto último es muy importante
para el concepto antropológico de Flusser. De repente se vuelve teleológico (y
su argumento es también muy lineal): con la imaginación de la programación
(nuevamente, als Einbildungskraft como modo especial de imaginación), “la
gente ha alcanzado la meta a la que aspiraba desde el principio: el código
digital es el método más perfecto para cambiar al mundo de la manera que uno
quiera (cazar ponis perfectamente)”. A lo que, algunas veces, hubiera
agregado: solo el mundo que se haya proyectado, por supuesto.
IV.Resulta demasiado fácil caracterizar como optimismo cultural la filosofía de
Flusser sobre los medios. Pero, al contrario de otros filósofos contemporáneos,
profundamente afectados por la violencia del contexto histórico, no era de
hecho un pesimista cultural. Después de la experiencia ontológica de
Auschwitz, nada podía ser peor para él. Después de ver lo que los seres
humanos eran capaces de hacer, Flusser creía en la posibilidad de que las
máquinas podrían hacerlo mejor, por lo menos no hacerlo peor. Su filosofía
sobre los medios, al igual que todo su pensamiento, está profundamente
arraigada en un concepto ético de la responsabilidad por los demás y en el
diálogo con los que no son idénticos a nosotros. Este concepto nos resulta
familiar a través de los escritos de otros filósofos judíos como Martin Buber o
Emanuel Levinas. Flusser amplió sus ideas sobre la responsabilidad al integrar
un concepto muy específico de la proximidad. “Cuanto más cercana una
persona –en el espacio, en el tiempo, en el asunto temático– mayor es mi
responsabilidad por él/ella y por mí mismo.” Flusser corre el riesgo y utiliza el
término religioso Nächstenliebe (amor por el prójimo) para nombrar esta
actitud. En una verdadera consecuencia paradójica y en una yuxtaposición
típica, estaba agregando una vibración adicional al prefijo en “tele-mática” o
“tele-comunicaciones”, interpretado generalmente en el sentido de crear una
distancia. La tele-mática, la combinación de comunicaciones electrónicas a
través de la distancia, las máquinas y los programas conectados, es para él
una posibilidad y una oportunidad de acercar más unos y otros –divorciados en
la realidad– al asumir la responsabilidad por el otro, aunque ese otro viva a
miles de kilómetros de distancia y en un contexto cultural completamente
distinto. Aunque para Flusser, una condición previa para la creación de esa
nueva proximidad con ayuda de instrumentos y sistemas técnicos signifique
que no haya una relación de ignorancia, sino una relación de competencia
mutua.
Martin Buber, I and Thou . 1923.
Nils Röller und Silvia Wagnermaier (ed.), Absolute Flusser , Freiburg 2003.