The Brick Yard
The Brick Yard
The Brick Yard
Para Lucky Gunn, el combate más duro de su vida pasa fuera de la jaula.
En el lado sur de Chicago hay un viejo gimnasio llamado The Brick Yard1.
Hace diez años, en un día extremadamente frío, Lucky Gunn entró vagando a The
Brick Yard vestido con una chaqueta andrajosa, buscando refugio. No había esperado
que el propietario, Tony Brick, le diera la bienvenida con un trabajo y un lugar dónde
dormir cuando la madre agresiva y drogadicta de Lucky hiciera que fuera demasiado
peligroso volver a casa.
Lucky descubre que la jaula es el lugar perfecto para mantener sus demonios a raya,
pero cuando descubre que su entrenador y mentor, Brick, está sufriendo de un cáncer
en estado terminal, empieza una espiral fuera de control. Después de ocho años, Dray
vuelve a ayudar a Lucky y Brick a tratar con las devastadoras noticias.
Con Dray tan cerca, los antiguos deseos de Lucky vuelven, y Dray le enseña más que
cómo luchar. Dividido entre su carrera y la pasión que siente por Dray, Lucky
descubre que los demonios de su pasado vuelven a resurgir con toda su fuerza,
amenazando su cordura y su relación de camaradería con Dray.
A pesar de dejar la jaula años antes, Dray se encuentra en la lucha de su vida con el
único hombre que amó. ¿Se quedará y luchará o abandonará como hizo años antes?
1
1 Significaría algo así como Patio de Ladrillos o el Patio de Brick
2 Mixes Martial Arts: Artes marciales mixtas
Prólogo
Lucky Gunn llamó a la puerta de su jefe antes de meter la cabeza en la desordenada
oficina. ―¿Hey, Brick? ¿Está bien si me quedo esta noche en la sala de atrás de
nuevo?
Tony Brick alzó la mirada de la revista muy manoseada UFC3. ―Claro, chico.
―Todavía no. ―Lucky dijo por encima de su hombro―. Pero estoy trabajando en
ello. ―La verdad era que leer no era fácil y escribir sus pensamientos sobre El Gran
Gatsby había demostrado ser más difícil.
Una profunda risa captó su atención y alzó la mirada justo a tiempo de ver a Drayton
Cruz, más conocido como The Dragon5, entrar en el gimnasio con ese amigo idiota
suyo. Dray era guay, pero su amigo Vince era un mal bicho. El cabrón siempre se
hacía el importante menospreciando a Lucky.
―Tu rostro está curándose bien. ―Lucky se avergonzó. ¿Por qué coño tenía que
decir mierda como esa a Dray? Ya era bastante malo que estuviera obsesionado con el
luchador hasta el punto de distraerse, pero ¿necesitaba convertirse en un idiota cada
vez que Dray estaba alrededor?
Dray tocó con su dedo el corte vendado en su ceja negra como el carbón. ―Se está
curando. Aunque, tengo otra pelea la semana que viene, por lo que no durará mucho.
Lucky no pudo evitar mirar los tatuajes que cubrían ambos brazos de Dray bajo las
mangas de la apretada camiseta. Los diseños eran increíblemente intrincados y la
tinta no era más que negra.
Antes de que pudiera pensárselo mejor, Lucky miró su bragueta. ―No ―masculló,
3
5 El Dragón
aunque había estado cerca antes de que el idiota lo dijera―. Estaba mirando los
tatuajes de Dray.
Lucky asintió. Ni siquiera tenía el dinero para algo la mitad de bonito que lo que tenía
Dray. ―Algo simple. Irlandés. Quizás un trébol de cuatro hojas.
De nuevo, Lucky maldijo su cabello rojo. No importaba que la sombra fuera más
caoba que un camión de bomberos. Era rojo, gracias a su madre que ere cien por cien
irlandesa.
Dray agarró una toalla limpia del montón y la colgó de su hombro. ―Tienes
dieciocho, ¿verdad?
―Oh, mierda, hombre, lo siento, pero va contra la ley en Illinois tatuar a alguien
menor de dieciocho ―explicó Dray―. Pero búscame en tu decimoctavo cumpleaños,
y te daré algo de lo que puedas estar orgulloso.
Lucky deseaba que Dray fuera el tipo de hombre que traspasara las reglas, pero
suponía que ningún artista bueno pondría en peligro su carrera por tatuar a un menor.
Por desgracia, Dray estaba subiendo en las clasificaciones de la UFC, por lo que
Lucky dudaba que siguiera tatuando para cuando Lucky cumpliera dieciocho.
―Gracias. Lo haré.
Dray apuntó a Lucky, una severa expresión en su hermoso rostro. ―¿Prométeme que
4
no dejarás que algún mamón te lo haga sólo porque esté dispuesto a ignorar la ley?
―Lo prometo.
Dray señaló al elevado ring. ―Si ves a Brick, dile que voy a sacar a uno de sus
luchadores para entrenar.
―Está en la oficina. ¿Quieres que vaya a por él? ―Lucky sabía cuanto odiaba Brick
cuando Dray entrenaba sin él.
Dray sopló frustrado. ―Claro. No tiene sentido hacer que me muerda el culo por ello.
Pero dile que me lo voy a tomar con calma, por lo que si tiene algo más que hacer, no
es problema.
―Vale. ―Lucky apoyó la papelera de toallas en las dos ruedas y tiró hacia la oficina
de Brick. Desearía poder olvidar la lavandería y ver a Dray en su lugar, pero todavía
tenía un comentario que escribir, y Dray normalmente entrenaba durante horas.
Quizás, sólo quizás, sería capaz de sacarse a Dray de la mente lo bastante para acabar
sus deberes y todavía tener tiempo para ver la sesión de entrenamiento.
Lucky se alzó, parpadeando por el sonido de nudillos dando golpes en la mesa sobre
la que se había dormido. ―¿Qué?
Brick rió. ―Doy por terminada la jornada. Dray está en la ducha, por lo que hazme
un favor y cierra cuando se vaya. ―Miró la libreta de espiral que Lucky había usado
de almohada―. ¿Cómo va?
Lucky se encogió. ―Lo acabaré. ―Todavía tenía más de la mitad del comentario por
escribir, pero al menos había empezado la maldita cosa.
Lucky se levantó y estiró sus brazos sobre su cabeza. ―¿Podemos entrenar este fin
de semana? ―No era a menudo que Brick tenía tiempo libre para trabajar con él, por
lo que intentaba entrenar por su cuenta, pero sabía lo importante que era aprender del
mejor.
―Cada día. ―Había veces cuando los días de Lucky estaban demasiado ocupados
que tenía que hacer el circuito de entrenamiento por la noche después de que el
gimnasio cerrara, pero estaba empezando a ver la diferencia en su cuerpo cuando se
miraba en el espejo. Nunca había sido grande y probablemente nunca ganaría
músculo suficiente para competir en nada a parte de peso wélter 6 comparado con el
estatus de peso medio pesado de Dray, pero estaba orgulloso de sus músculos.
―Mantén el ritmo, y llegarás lejos. Eres rápido y hambriento y esas son dos cosas
que tienes a tu favor.
Con las toallas dobladas, levantó el montón y dejó la sala de lavadoras, secretamente
esperando ver a Dray en algún estado de desnudez en el vestuario. Había hecho justo
eso varias semanas antes. Dray había salido de la ducha mientras Lucky había estado
fregando el vestuario. En lugar de esperar a que Lucky acabara el trabajo, Dray había
dejado caer su toalla había empezado a revolver en su bolsa de gimnasio antes de
sacar su ropa. Había sido uno de los mejores y peores momentos de la vida de Lucky.
Había estado luchando por dónde centrar su atención en el hombre. Las chicas que
iban a la escuela con él estaban bien para una mamada detrás del cobertizo de
herramientas, pero no soñaba con poner sus manos sobre ellas como lo hacía con
Dray. No le había dicho nada a nadie, y definitivamente nunca actuaría según sus
deseos, pero siempre estaba allí en la parte de atrás de su mente.
6
6 Una de las categorías tradicionales del boxeo
Esperando poder ver a Dray, Lucky entró en el vestuario y fue asaltado por vapor y
sonidos de follar. Santo infierno. Silenciosamente cargó las estanterías con toallas
limpias antes de hundirse en uno de los bancos. No eran los gemidos de Dray lo que
lo sorprendieron. Era el eco de los gemidos de una voz igualmente profunda lo que lo
paralizó. Joder, ¿ese era Vince? Sacudió la cabeza, intentando que le entrara en la
cabeza el hecho de que Dray estaba con otro hombre.
―Joder ―Dray dijo, su voz más baja de lo que Lucky lo había oído nunca―. Tan
jodidamente apretado.
Lucky presionó su mano contra el creciente bulto en sus jeans. Si hubiera tenido
dudas sobre su verdadera preferencia sexual antes, ya no las tendría, deseaba ser
Vince. No podía pensar en nada que deseara más que doblarse mientras Dray
empujaba su polla dentro de él.
El sonido estable de golpes de piel contra piel hizo que Lucky bombeara más rápido.
Ahí, entre los olores de lejía, sudor y toallas limpias, cerró sus ojos y escuchó los
sonidos de Dray follando. ¿Cómo sería tener acceso al cuerpo musculoso y tatuado de
Dray? ¿Se hundiría de rodillas y adoraría la polla de Dray con su boca o sólo se
inclinaría y abriría su culo?
―Dime que soy el mejor ―suplicó Vince entre gemidos. Su voz haciendo eco en el
vestuario embaldosado, y Lucky de repente odió al idiota más que nunca.
―Estoy cansado de ser tu secreto ―continuó Vince―. Al menos reconóceme con tus
amigos.
Lucky escuchó una fuerte palmada seguida de un grito de dolor. ¡Mierda! Dray había
palmeado el rostro de Vince o había sido su culo.
7
―Dije, que lo dejes, joder ―gruñó Dray.
Las bolas de Lucky se apretaron, segundos antes de que su polla disparara una
descarga de semen en su mano. ―¡Joder! ―gruñó, intentando mantenerse tan
silencioso como podía. Continuó apretando ordeñando su polla por cada gota de
semilla.
―¿Qué coño, hombre? No puedes salirte así. Estaba cerca ―se quejó Vince.
Con una mano todavía dentro de sus jeans, Lucky saltó y corrió fuera de la sala. No
paró de correr hasta que alcanzó la sala de despensa que llamaba casa más noches de
las que quería pensar. Sólo había tres personas en todo el edificio, por lo que si Dray
lo había escuchado gritar, sabría exactamente a quién había escuchado.
Lucky se quitó sus jeans mojados y la ropa interior, y alcanzó su camiseta de deporte
y unos shorts de entrenamiento que tenía. Una vez vestido, se apresuró a la sala de
lavadoras y empezó a transferir otra carga de la lavadora a la secadora.
Dray sostuvo la mirada de Lucky varios segundos. ―Apreciaría eso. Las cosas
podrían ponerse mal si se sabe algo.
―¿Qué pasa con el marica? ¿Alguna vez lo pillaste mirándole el culo a alguien?
―preguntó Sid, cogiendo el cigarro de vuelta.
―Dray no es así. ―Amigo o no, Lucky no dejaría que Sid insultara a Dray. No había
sido culpa de Dray que Vince lo hubiera vendido. Se preguntó ¿cuánto valdría la
carrera de un hombre? ¿Vince había advertido a Dray antes de vender las fotos a los
periodicuchos?
―Pareces muy a la defensiva ―acusó Sid―. ¿Hay algo que quieras decirme?
Sid paró de caminar cuando estaban fuera de una masa de fotógrafos que habían
acampado delante del gimnasio. ―Le dije a Cassie que me encontraría con ella en la
cafetería. Hasta luego, amigo.
―Sí. ―Lucky se agachó en el callejón de la perta trasera del edificio y entró con su
llave. Pasó la oficina de Brick, preguntándose si debería llamar o ponerse con el
trabajo directamente. Aunque Brick era un viejo bastardo duro, sufría de presión
sanguínea alta en un buen día, y no había forma de que el lío que rodeaba a Dray
fuera bueno para él.
―¿Sobre las fotos? Sí. ―Lucky no quería hablar de ello con nadie más a parte de
Brick.
―Dos de sus patrocinadores ya han cortado lazos con él. ―Flint sacudió la cabeza y
asintió hacia la oficina de Brick―. Están allí intentando salvar la pelea del viernes,
pero no se ve bien.
―Mierda. ―Lucky recogió algunas toallas sueltas―. Hablamos más tarde. ―Tanto
como normalmente odiaba la tarea, escapar a la tranquila sala de lavadoras sonaba
bien. Antes de que hubieran anunciado la noticia, había estado cerca de hablar con
Dray sobre ser gay. A pesar de darse cuenta de que los hombres definitivamente lo
encendían más que las mujeres, todavía no había follado con ningún sexo
completamente. Él sabía que eso lo hacía bisexual y no gay, pero tampoco lo hacía
hétero.
―Pensé que te encontraría aquí ―dijo una profunda voz detrás de él.
Lucky se giró para encontrar a Dray de pie dentro de la sala. Los ojos verde claro de
Dray normalmente le quitaban el aliento, pero ahora estaban rojos e hinchados cómo
si se hubiera echado a llorar más de una vez ese día.
―Sí, bueno, eso es culpa mía por confiar en alguien como Vince. ―Dray apoyó su
espalda contra la pared y se cruzó de brazos sobre su musculoso pecho―. Me voy
―anunció.
―¿Qué? ―Lucky dio un paso hacia Dray―. ¿Quieres decir que vas a ir a esconderte
de los periodistas?
Dray sacudió la cabeza. ―Terminé con la lucha, por lo que me mudo de vuelta a
Kansas City.
10
―No puedes rendirte. ―Lucky señaló hacia la puerta delantera del edificio. No
podía imaginar la UFC sin Dray. Peor, no podía imaginar The Brick Yard sin él―. Se
aburrirán y se irán si les das algo de tiempo. Has trabajado durante años para llegar a
dónde estás. No puedes dejar que te hagan huir.
Dray miró al suelo. ―No son los reporteros ni los patrocinadores lo que me hace
huir. ―Se restregó los ojos con las manos―. Son los fans. Están cabreados. Sé que
algunos luchadores podrían estar bien siendo odiados por los fans, pero yo no soy uno
de ellos. Si no me apoyan, no puedo hacer esto. ―Se apartó de la pared―. De todas
formas, quería pedirte un favor.
―Lo que sea. ―Lucky cogió aire profundamente, intentando controlar sus
emociones.
―Cuida de Brick. Quiero a ese hijo deputa. ―Dray buscó en su bolsillo y sacó un
trozo de papel―. Aquí está el teléfono de la tienda de tatuajes de mi primo. Si pasa
algo, probablemente puedas encontrarme allí. Si no, Berto puede ponerte en contacto
conmigo.
―No hay nada que diga que no puedes volver a ver a Brick ―Dijo Lucky.
Dray sacudió la cabeza. ―No puedo soportar ver la decepción en sus ojos. Sé que la
jodí. ―Se encontró con la mirada de Lucky―. Hazte un favor a ti mismo y no
cometas el mismo error que yo.
¿Dray lo sabía? Lucky asintió.
―El sexo, sin importar con quién sea, no vale la pena a cambio de renunciar a tus
sueños. Recuerda eso ―dijo Dray antes de salir de la sala.
Lucky miró la puerta mucho después de que Dray se hubiera ido, prometiéndose a sí
mismo que nunca olvidaría el consejo de su ídolo.
11
Capítulo Uno
Ocho años después
Lucky parpadeó varias veces mientras Brick esparcía más vaselina por el nuevo corte
en su ceja izquierda. ―Estoy bien ―masculló alrededor del protector bucal. Su
oponente en la pelea de principiantes, Jake “Lightning7” Boone, tenía un registro
profesional mejor y estaba más arriba en la clasificación, pero en opinión de Lucky,
el corazón del tipo no estaba en ello.
―Al diablo que lo estás. Ambos sabemos que tu poder está en los puños. No puedes
usar tu mejor ventaja si dejas que este gracioso se dedique al boxeo sucio.
Lightning era un luchador de agarres, alguien que prefería mantener a sus oponentes
demasiado cerca para que dieran puñetazos. El capullo era bueno usando sus codos
para infligir heridas, como el corte sobre el ojo de Lucky.
Lucky miró a su oponente, preguntándose por qué la victoria no se sentía tan bien
como debería. A los veinticuatro, ya por detrás de muchos luchadores debido al
tiempo que se había tomado para tratar con la mierda de su madre y su subsiguiente
encarcelación. Cada K.O era una muesca en su cinturón.
Mirando a la multitud, Lucky no podía evitar verlos como gente que le había dado la
espalda a Dray, quién todavía era el mejor luchador que Lucky había seguido alguna
vez. Se negaba a darle a esa misma gente el poder que habían tenido sobre Dray.
Lightning miró la mano de Lucky varios latidos antes de coger el gesto ofrecido.
―Bien hecho. ―Por alguna razón, Lucky sintió la necesidad de animar al hombre―.
No me llaman Lucky por nada. ―Sabía que era una mentira, era un muy buen
luchador, y por la ligera sonrisa en el rostro sangrando de Lightning, él también lo
sabía.
Dray colocó el DVD en el reproductor, pero esperó para empezarlo. Sabía qué había
en el disco, pero todavía no entendía por qué Brick seguía enviándole copias de los
combates de Lucky en la jaula. Era una afición enferma, pero no podía permanecer
alejado de ella. No, eso era una mentira, una que se había dicho a sí mismo un millón
de veces. No era el deporte lo que todavía lo atraía, sino el luchador y el viejo en la
esquina.
Frunció sus cejas cuando devolvió su atención a la pelea a tiempo de ver al oponente
de Lucky golpeándolo con un codo. ―Aléjate de él ―gritó a la televisión,
moviéndose al borde del sillón.
La campana sonó, señalando el final de la primera ronda. Durante el minuto entre
rondas, la cámara sólo hizo zoom en Brick y Lucky una vez y sólo por unos
segundos. Aún así, pudo ver el enfado en la cara marcada de Brick. Sonrió,
recordando cómo se sentía al ser el que estuviera al otro lado de la lengua afilada de
Brick. Lucky parecía indiferente a la diatriba de Brick, en cambio, miraba a su
oponente.
Lucky volvió al ring con una expresión determinada en su rostro maltratado. Los ojos
marrones claros de Lucky se centraron en Lightning, y Dray no tenía duda de que el
hombre iba a caer.
Lucky apareció balanceándose como si hubiera sido poseído, dando tres rápidos
puñetazos en rápida sucesión, haciendo caer al hombre más rápido en segundos.
―¡Santa mierda! ―Gritó Dray, saltando de pie. Alcanzó el teléfono y llamó a Brick.
―Sí ―Dray reconoció mientras todavía veía la tele―. El árbitro acaba de acabar la
14
pelea.
―Sigue mirando ―dijo Brick― y dime lo que ves. ―Empezó a toser, haciendo que
Dray apartara el teléfono de su oreja hasta que paró.
―Desearía saberlo, pero está empeorando. Ama luchar, pero no puedo conseguir que
interactúe con los fans para nada, y ambos sabemos que la UFC ama a los favoritos
de los fans y los récords de victorias. Las victorias solas no le llevarán allí. Podría
tener oportunidades como un villano en el deporte, pero ni siquiera interactúa lo
suficiente para ganarse ese título. Es totalmente indiferente, y los fans lo saben.
―Sí, sé demasiado bien que parte juegan los fans en el juego. ―Fue la pérdida de
apoyo de la multitud lo que le había costado a Dray su carrera.
Antes de que Brick pudiera contestar, se retorció con otra serie de toses.
Estaré bien ―contestó Brick―. Tuve un maldito constipado hace varias semanas,
pero no puedo superarlo.
―Sí, conseguí algunos antibióticos hace una semana, pero todavía no han hecho
efecto.
Por la edad de Brick, una neumonía era lo primero que a Dray le vino a la cabeza.
―¿Quizás deberías volver y que te examinaran?
―No hay tiempo. Lucky tiene otra pelea en dos semanas, y tengo que encontrar una
forma de hacer que rompa su cascarón. ―Brick se aclaró la garganta―. Esperaba que
hablaras con él. Darle algunos consejos.
Dray se dejó caer en la silla y cerró sus ojos. Había sentido lujuria por Lucky desde
que Brick le había enviado el primer DVD de lucha hacía casi dos años. ―No creo
que eso sea una buena idea.
15
―¿Cuántos luchadores se tomaron el tiempo de darte consejos cuando estabas
subiendo en la clasificación? ¿No crees que le debas a Lucky el mismo trato? No
tiene a nadie más que a mí y a esos amigos perdedores suyos, quienes siguen
tentándolo con el lado más oscuro de esta vida.
Dray escuchó el reproche en la voz de Brick alto y claro, pero su atención fue
apartada un poco sobre Lucky siendo tentado al lado oscuro. ―¿Drogas?
―Sí. Pensarías que con su historia, se mantendría alejado de esa mierda, pero lo he
atrapado un par de veces con los ojos vidriosos entre peleas. No me dirá que usa, pero
nada aparece en sus pruebas de orina.
―¿Está intentando hundir su carrera antes de que empiece? ―Las drogas nunca
habían sido algo de Dray. Miró su tinta, sabiendo lo que había usado para tratar con el
dolor. De repente, su atracción por Lucky quedó en el asiento trasero―. Infiernos.
Dame un minuto para encontrar un trozo de papel ―gruñó.
―Gracias ―la respuesta de Brick fue cortada por otra ronda de toses.
Dray hizo una mueca. ―Haré esto con una condición. Tienes que prometerme que
volverás al médico.
―Lo haré. A Lucky realmente le vendría bien un amigo a parte de ese jodido Sid
―dijo Brick, su voz sonaba jadeante.
Dray colgó y se preguntó con qué había estado de acuerdo. Planeaba quedarse en casa
esa noche pero con los pensamientos de Lucky removiéndose en su interior, cambió
de idea.
16
Dray estaba apoyado contra una pared en la parte de atrás de su bar favorito, cuando
su teléfono vibró. Bajó la mirada al joven guapo que le estaba dando una mamada
decente y sacó su teléfono. Mierda. Consideró no contestar la llamada de Lucky, pero
decidió que se lo debía a Brick.
Dray acabó la llamada antes de enterrar sus dedos en el pelo del joven guapo.
Mantuvo la cabeza del hombre más joven quieta mientras follaba su garganta,
buscando la liberación que estaba justo a su alcance. Cerrando sus ojos, imaginó los
labios de Lucky envueltos alrededor de su polla, y en segundos, disparó su carga,
cubriendo la garganta del joven guapo.
―Sí, pero tengo que hacer una llamada. ―Dray se sintió mal por no saber nada del
chico―. ¿Cuál es tu nombre?
―Brandon. ―Buscó en su bolsillo trasero y le dio a Dray una pequeña tarjeta azul
claro―. Ahí está mi número de teléfono y mi dirección de correo electrónico.
―Gracias. Los agarres son mi punto débil, pero estoy trabajando en ello.
Mientras estaba allí sentado, mirando a través del parabrisas la puerta delantera del
club, se dio cuenta de cómo hacer que Lucky se abriera a la multitud. ―Déjame
preguntarte algo. ¿Disfrutas de la lucha?
―Deberías escucharlo. Brick es el mejor, pero no puede llevarte a dónde necesitas ir.
Sólo tú puedes hacer eso. ―Dray esperaba no estar enfadando a Lucky―. ¿Cuándo
es tu próxima pelea?
18
―Tengo uno en Indianápolis en dos semanas. Si gano eso, podría tener una
oportunidad para un título de luchador
―No, no lo harás. Confía en mí. ―Dray esperaba tener razón―. Mientras tanto,
necesito que te asegures de que Brick vea a un doctor por la tos.
―Prométeme que lo llevarás, sin importar lo que tengas que hacer para conseguirlo.
―Dray se negaba a decirle a Lucky lo que más temía. Su tío había muerto de cáncer
de pulmón hacía cuatro años, y Dray no le desearía ese tipo de muerte ni a su peor
enemigo. Intentó suavizar su miedo diciéndose a sí mismo que Brick nunca había
sido fumador, pero rápidamente, recordó en todos los estadios con humo en los que
había luchado―. Me dirás lo que diga el doctor, ¿verdad?
―Bien. Hasta luego. ―Dray colgó el teléfono y sonrió. La voz de Lucky era mucho
más profunda de lo que recordaba. Se apoyó en el respaldo de su asiento y abrió el
navegador en su móvil, preguntándose qué pensaban los fans realmente del luchador.
Tan pronto como escribió Lucky Gunn en el buscador, una serie de fotos aparecieron,
19
todas eran vídeos de las peleas de Lucky o fotos de él con sus brazos alrededor de una
mujer. No pasó desapercibido para Dray que parecía una mujer diferente en cada foto,
la mayoría con grandes tetas y sonrisas falsas.
Sacudió la cabeza, sabiendo que simplemente se estaba torturando sólo porque había
apartado los pensamientos de Lucky de su mente. Qué pena daba sintiendo lujuria por
el hombre en una pantalla.
Un titular llamó su atención, apartando su atención de las muñecas. Apretó un enlace
llamado “El Ice Man8 se Acerca” ¿Qué coño? Un entusiasta de las artes marciales
mixtas que había ido a algunos de las luchas de Lucky había escrito el artículo.
Hablaba sobre la falta de emoción de Lucky, a pesar de su registro profesional de
victorias.
―Mierda ―Dray gruñó, sabiendo que el fan tenía razón. El artículo decía que para
cuando Lucky llegara a profesional, estaría desprovisto de toda emoción, dándole a la
UFC y a los espectadores a un Ice Man como aspirante. También cuestionaba si los
fans de la industria iban a hacerle un favor o no a Lucky apoyándolo y suplicaba a
Lucky que buscara ayuda profesional.
La maldita cosa estaba escrita por alguien que obviamente parecía más preocupado
por el hombre que por el luchador, algo que calentó el corazón de Dray. Consideró
hablar con el autor, Por desgracia, si el tipo había seguido el deporte suficiente
tiempo, sabría exactamente quién era Dray y qué le había obligado a salir del mundo
MMA.
Dray apagó el teléfono y lo tiró en el asiento junto a él. Antes de que pudiera poner en
marcha su camioneta, el joven guapo de antes salió del bar solo. Dray bajó su
ventana. ―Entra.
―Algo así.
20
8 Hombre de Hielo
Lucky tiró el teléfono en la cama antes de pasar sus piernas por el borde del colchón.
Caminó tres pasos y abrió la pequeña nevera para sacar un sándwich de desayuno del
congelador del tamaño de una pinta.
―¿Qué estás haciendo? Pensé que íbamos a salir ―dijo Sid desde la puerta.
―Paso ―contestó Lucky, cerrando la puerta del microondas. Puso el tiempo antes de
girarse hacia Sid―. Creo que me voy a quedar por aquí y trabajar en mi gancho.
―La llamada con Dray lo había dejado ansioso, y sabía que si no hacía algo para
tranquilizar sus nervios, haría algo que lo metería en problemas.
―Eso es un asco. Una cosa es que todavía vivas en este agujero de ratas, pero ni
siquiera Brick espera que entrenes veinticuatro horas al día ―discutió Sid.
―Esto no es por Brick, o por ti, por lo que déjalo. ―Abrió el baúl a los pies de su
cama y sacó unos shorts limpios de entrenamiento. Sin esperar a que Sid se fuera, se
quitó sus jeans y camiseta.
El comentario cruel de Sid sobre la despensa dónde todavía vivía lo molestó, pero no
le daría a su amigo la satisfacción de discutir por qué había elegido quedarse en el
gimnasio en lugar de conseguirse su propia casa. Su cuenta de banco era lo bastante
buena, pero no podía permitirse a sí mismo gastárselo. En su lugar, seguía limpiando
The Brick Yard y vivía con el pequeño salario que Brick podía permitirse pagarle. No
parecía importarle a nadie que la despensa fuera la única verdadera casa que había
conocido. Los apartamentos infestados de cucarachas que su madre había alquilado
nunca habían sido un hogar, simplemente porque nunca se había sentido bienvenido.
―No enciendas esa mierda aquí ―advirtió Lucky. Una cosa era que Sid consiguiera
un subidón pero otra era ser irrespetuoso con Brick haciéndolo dentro del edificio.
Sid se puso el porro entre sus labios antes de sacar su mechero. ―¿Me vas a parar?
¿Por qué? ¿Sid tenía deseos de morir? Lucky se levantó y se acercó a su amigo, las
21
manos apretadas a sus costados. ―Sabes lo que significa este lugar para mí, por lo
que, sí... te pararé.
―Esta mierda de luchar se te ha metido en la cabeza. ―Sid se giró y salió de la
habitación―. Llámame cuando saques la cabeza de tu culo.
Lucky vio desde la puerta hasta que Sid salió por la puerta trasera. Cada vez era más
y más difícil conservar a Sid, pero ¿a quién más tenía a parte de Brick? ―¡Joder!
―Se inclinó y se ató los zapatos. La necesidad de luchar era tan fuerte que casi le dio
un puñetazo a su único amigo real. El microondas pitó, pero ya no estaba de humor
para comer.
En lugar de ponerse cinta en sus nudillos, agarró un par de guantes negros. Estaba
acostumbrado a luchar sin nada, pero la UFC requería los guantes ligeramente
acolchados que llevaba durante una lucha. Brick le había dicho que necesitaba
acostumbrarse a las reglas de la UFC, pero Lucky se había resistido porque sabía que
si se permitía desear demasiado entrar en la UFC, dolería mucho más cuando lo
sacaran. Hasta ahora, le había ido bien manteniendo la otra mitad de sí mismo
enterrada, pero también sabía que sólo se necesitaría una vez con el hombre
equivocado para destruirlo todo. Era la razón por la que no se permitía rendirse a sus
deseos.
La única vez que había intentado visitar a su madre en prisión, se había negado a
verlo. Así. Sólo fue en primer lugar porque Brick le dijo que debía hacerlo. Lucky no
recordaba lo que había pasado después de que saliera de la prisión y se encontrara
con Sid. Todo lo que sabía era que se había despertado en la cama de un hotel con
tres mujeres, una resaca y un cenicero de colillas de porros de mariguana.
Evidentemente, había sido un semental, o eso le había dicho Sid. Para cuando llegó al
gimnasio, viéndose como si le hubiera atropellado un tren, Brick había estado furioso
y se había negado a hablarle durante tres días.
22
Lucky bajó sus manos y dio un paso atrás. El saco de boxeo no le iba bien. Se sentó
en uno de los bancos y se quitó sus zapatos y calcetines antes de sacar su frustración
en el saco más pesado montado en la pared. Con cada combinación de puñetazos y
patadas empezó a sentir que su ansiedad menguaba.
La salud de Brick era un problema que Lucky había intentado ignorar. No era que no
se preocupara por el viejo, sólo que no quería enfrentarse a la posibilidad de que algo
estuviera seriamente mal. Brick era más que un jefe, propietario o entrenador, era el
único que alguna vez le había mostrado una onza de amor.
23
Capítulo Dos
Lucky se sentó al otro lado de la mesa de Briley, quién estaba ocupada intentando
decidir que pedir. Él no se molestó con el menú ya que nunca pedía de él. El cocinero
y propietario, Mac, era un loco del deporte quién seguía a los luchadores que salían
de The Brick Yard durante años. Ayudaba que el Mac's Diner9 estuviera justo al lado
del gimnasio.
―Sí. ―Lucky sacó su móvil del bolsillo mientras Briley pedía. Todavía no sabía por
qué le había pedido que se encontrara con él. Probablemente tenía algo que ver con el
hecho de que no quería estar solo. ―¿Te importa si salgo y hago una llamada?
Con el abrigo en la mano, Lucky salió del reservado y se dirigió a la puerta. Recuperó
el número de Dray y esperó. No era una llamada que quisiera hacer, pero no podía
aplazarla más.
―¿Tienes un minuto? ―Lucky caminó alrededor del edificio para protegerse del
brutal viento frío de Chicago.
―Llevé a Brick al médico ayer. Según él, el doctor dijo que era bronquitis, pero he
estado alrededor de muchas mierdas para saber cuando alguien me miente a la cara.
Por lo que llamé al médico esta tarde.
―Sí ―contestó Lucky―. No creo que haya algo que pueda hacer excepto observarlo
y esperar a que se abra.
―Sí. Voy a cenaren Mac's con un amigo. ―Lucky no sentía la necesidad de calificar
su relación con Briley. Infiernos, ni siquiera sabía si tenían una relación. Briley era
una chica guay a quién le gustaba follar y acurrucarse en el sofá mientras veían
películas. Nunca había pensado que él sería el tipo de hombre de acurrucarse, pero
ella le había mostrado lo cómodo que era. No había esperado hablar o decirle lo que
le molestaba. Todo lo que Briley quería de él era que la abrazara.
―El mismo viejo Mac. ―Lucky sonrió. Aunque Brick lo había mantenido fuera de
problemas y le había dado un lugar en el que dormir en sus años de adolescente,
había sido Mac quien lo había alimentado la mayoría de las noches. Aún recordaba a
Mac llamando a la puerta trasera del gimnasio las noche que Lucky dormía allí.
Nunca había estado seguro de si Mac pasaba diariamente o si Brick le informaba de
cuando Lucky necesitaba un sitio para dormir, pero Mac nunca había fallado en
dejarle las sobras. Había habido muchas veces en las que la generosidad de Mac
había sido la única comida del día para Lucky.
―Te diría que lo saludaras de mi parte, pero dudo que a Mac le importe una mierda.
Las cejas de Lucky se juntaron por la voz de Dray. ―Sabes que ninguno de nosotros
25
piensa mal de ti, ¿verdad? Quiero decir... lo que pasó con los fans es una cosa, pero la
gente de por aquí piensa en ti como familia.
Dray hizo un ruido que Lucky no pudo descifrar. ―Intenté decirle adiós a Mac y
estaba tan enfadado que se negó a hablar conmigo.
―No, pero no lo culpo. Me alimentó igual que hizo contigo. ―Dray rió―. No sabías
que sabía de eso, ¿verdad?
―¿Tú eras quién le decía a Mac cuando pasaba la noche en la despensa? ―Lucky
cerró sus ojos y giró su rostro hacia la pared del edificio. No tenía dudas de que sus
emociones eran claramente visibles en su rostro.
Dray rió de nuevo. ―No, no era yo. Brick siempre dejaba la luz de la ventana de
delante encendida cuando te quedabas. Era diferente conmigo. La primera vez que
Mac me dio comida fue después de que apareciera en el gimnasio para trabajar y me
desmayara de hambre antes de poder hacer mi trabajo. Brick me llevó a Mac's y me
compró el primer bistec que he comido nunca. Mac me miró, sacudió la cabeza, y me
informó que la cafetería tenía muchas sobras al final de la noche. Dejó claro que
quería que yo pasara antes de irme a casa para coger comida que se tiraría. ―Suspiró
pesadamente―. Alimenté a tres personas con esa bolsita. Gracias a Mac, yo, mi
madre y mi hermano pequeño Franie nunca nos fuimos a la cama con hambre.
Aunque Lucky se sentía mejor sabiendo que no era el único caso de caridad de Mac,
empezó a preguntarse si Jax, el empleado más joven de Brick, también estaba
recibiendo la generosidad de Mac. Un dolor empezó en el pecho de Lucky ante la
idea de Jax necesitando un lugar seguro dónde dormir y siendo incapaz de refugiarse
en el gimnasio porque Lucky estaba demasiado asustado de mudarse. Sabía por Brick
que la madre de Jax se había ido hacía años. Quizás Jax necesitaba la seguridad del
gimnasio tanto como la había necesitado Lucky. ―¿Brick te habló de Jax?
―Sí, y de León antes de eso. Brick no puede rechazar a nadie con necesidad
―contestó Dray.
¿León? Lucky recordaba al delgado africano americano que solía barrer el gimnasio
y lavar la ropa, pero León había sido un cerebrito qué había ganado una beca
completa y se había ido a la universidad tan pronto como se graduó en el instituto.
26
―¿Cuál era la historia con León?
―¿Por qué no lo sabes ya? ―preguntó Dray.
―No lo sé. ―Lucky se sentía como el mayor pedazo de mierda de Chicago―. Dime.
―Brick lo encontró dormido detrás del contenedor de basura una mañana. Después
de eso, León se quedó a dormir en ese sofá de mierda del apartamento de Brick.
Lucky tragó alrededor del nudo de auto-odio en su garganta. Casi temía preguntar por
el nuevo chico, pero sabía que tenía que hacerlo. ―¿Y Jax?
―A su padre le gusta beber, se enfada, y la toma con Jax. Fue a Brick para aprender a
defenderse.
―La nariz de Lucky ardía mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Golpeó su puño
contra la pared. Necesitaba acabar con el teléfono antes de que Dray se diera cuenta
de lo bastardo que había sido con los chicos―. Gracias por la información. Te
llamaré si algo cambia con Brick.
―Hey ―dijo Dray antes de que Lucky colgara. ―En cualquier momento en que
necesites hablar, puedes llamarme. No tiene porqué ser sobre Brick.
―Y ahora que sabes la verdad sobre Jax, devuelve el favor ayudando a alguien más
―añadió Dray antes de colgar.
Lucky se pasó la mano por sus ojos antes de guardarse el teléfono en el bolsillo.
Volvió dentro pero no paró en su mesa. En su lugar, caminó directo hacia la cocina.
Encontró a Mac delante de la parrilla, viéndose mucho más joven de sus más de
setenta años. ―Dray te manda saludos.
Mac giró lentamente y entrecerró sus ojos. ―¿Entonces no está muerto después de
todo?
―Dijo que vino aquí para despedirse y te negaste a hablar con él. ―Lucky se apoyó
contra la mesa y se cruzó de brazos. Aunque Mac había hecho mucho bien en su vida,
Lucky no estaba seguro de poder perdonar al hombre por ser un jodido intolerante.
―No es fácil admitir quién eres, sabiendo que la gente que te importa no lo aceptará
―masculló Lucky.
―Sí, sigue diciéndote eso, chico, y mientras tanto, discúlpate con tu novia por hacer
que coma sola.
En lugar de ir a casa con Briley, Lucky volvió al gimnasio. Como había asumido Jax
estaba sentado en el cuarto de lavadoras haciendo sus deberes. ―Hey ―saludó desde
la puerta.
Lucky había notado los hematomas en el rostro de Jax antes, pero había asumido
erróneamente que eran del entrenamiento. Señaló el libro de texto. ―Historia era la
única clase que disfrutaba a parte de la de gimnasia y el almuerzo.
Jax sacudió la cabeza. ―Está bien. Sé que estás ocupado entrenando y esas cosas. 28
―No estoy ocupado en este momento, podrías aprovecharte. ―Lucky sonrió
intentando tranquilizar a Jax―. Ahora, acerca el libro y si consigues una A10 en este
examen, te enseñaré como hacer un gancho que hará caer a tu oponente de culo.
Lucky se encogió. Había planeado hablar del padre de Jax y su situación con el chico
pero decidió en el último minuto conocer primero al hombre más joven. ―Claro.
Durante varias horas, los dos estudiaron, sólo descansando lo bastante para doblar
toallas. Lucky miró el reloj de la pared. ―Son casi las once. ―Estiró sus brazos por
encima de su cabeza―. Creo que lo tienes.
―Claro. ―Lucky decidió otra cosa―. En realidad, planeo conseguir mi propia casa,
por lo que cuando no esté, siempre puedes quedarte en la despensa si estás demasiado
cansado para volver a casa después del trabajo. No es perfecto, pero es cómodo.
La expresión de Jax cambió. ―Brick te lo contó, ¿no?
Lucky sacudió la cabeza. No mentiría al chico, pero tampoco iba a delatar a Dray.
―Hay una razón por la que me mudé a esa despensa en primer lugar. No eres el
único que ha temido ir a casa por la noche.
―Puedo respetar eso, pero si cambias de idea, estoy aquí. ―Lucky cogió un montón
de toallas y esperó a que Jax hiciera lo mismo―. Y, para que conste, soy un asco en
las mates, por lo que no puedo ayudarte con eso.
29
10 Correspondería a Excelente.
Después de una noche sin dormir, Lucky llamó a la puerta de la oficina de Brick.
―¿Tienes un minuto?
Lucky abrió la puerta y entró. Con los codos apoyados en el escritorio, Brick pasó sus
dedos a través de lo que le quedaba de su pelo blanco. ―¿Qué coño quieres?
Deberías estar entrenando ―gruñó Brick.
Lucky cerró la puerta tras él. Estaba acostumbrado a los estados de ánimo de Brick
después de tantos años, pero el hombre delante de él no era él mismo. ―¿Te sientes
bien?
Brick dejó caer su mano en el escritorio con exasperación. ―¿Ha alguna razón por la
que me has interrumpido?
―Pensé que te había dicho que iba a salir esta mañana para buscar un apartamento.
―Lucky se hundió en el sofá, notando la manta bien doblado que estaba sobre el
brazo―. Deberías haberme echado hace años.
―¿Por qué haría eso? Supuse que te irías cuando estuvieras preparado ―contestó
Brick antes de que le diera un ataque de tos.
―Sí, y en el proceso de decirme lo que tú deberías haber dicho, me abrió los ojos.
Estuve actuando como un bastardo egoísta, y tú me lo permitiste. ―Lucky odiaba la
idea de irse de su lugar seguro, pero él era un adulto con suficiente dinero para
conseguir su propio apartamento. Jax no era tan afortunado. Lucky se levantó―. De
30
todas formas, sólo quería que lo supieras.
Brick gruñó, una señal segura de que estaba frustrado como el infierno. ―Hay un
apartamento de una habitación en mi edificio que se alquila. Hablaré con el gerente a
tu favor si estás interesado.
Lucky asintió. La casa de Brick estaba a sólo dos manzanas del gimnasio. Era un
edificio antiguo con carácter y una pequeña parcela de hierba en el patio para que lo
compartieran todos los residentes. Él nunca habría sido capaz de mirar por la ventana
y ver hierba. ―Vale. Sí. Lo apreciaría.
Brick tosió de nuevo. Bien. Ahora saca tu perezoso culo ahí fuera y entrena. The
Hammer11 no se va a rendir por ti en la jaula sólo porque hayas tenido una jodida
epifanía sobre tu vida.
Sacudiendo la cabeza, Lucky dejó la oficina. Brick era demasiado cabezota para su
propio bien. No había forma de que el viejo tuviera bronquitis. Por desgracia, no
había mucho que Lucky pudiera hacer aparte de observar a Brick y asegurarse de que
se cuidaba.
Con una respiración profunda, sacó una foto enmarcada de su abuela Gunn. Miró los
ojos de la mujer y se preguntó cómo era. ¿Pensaba en él o sabía que existía? Su
madre había huido. Lucky sabía eso, pero no sabía las circunstancias tras su deseo de
huir sin dinero a una ciudad cruel del tamaño de Chicago. Aún así, no podía creer que
la mujer sonriente en la fotografía hubiera obligado a su hija a irse de casa.
¿Entonces eso decía de él que prefería volver a su pequeño espacio antiguo? Lucky
decidió encaminar la conversación lejos de su nueva casa. ―¿Cómo va el negocio de
los tatuajes?
―Bien, supongo. He estado trabajando más de lo que quería, pero no tengo nada más
que hacer. Noté que tú todavía no tienes tinta. ¿Qué pasó para que cambiaras de idea?
―Nada. No he cambiado de idea. Sólo que te fuiste antes de que pudieras hacerlo
―confesó Lucky. Incluso había pensado en pedirle a Dray que lo hiciera cuando
luchó en Kansas City un año antes, pero según Brick, Dray se negaba a verlos.
―Lo sé, pero tú me prometiste un descuento. ―Lucky se escondió detrás del viejo
acuerdo―. ¿Quizás si vuelvo a tener otra pelea en Kansas, realmente me verás, y
puedas hacerme uno entonces?
32
Dray estuvo silencioso unos momentos. ―Sabes por qué tuve que rechazar la oferta
de Brick para verte luchar cuando estuviste aquí, ¿verdad?
―Realmente no. Brick sólo dijo que no estabas preparado para vernos de nuevo.
―Lucky se arañó el labio inferior con los dientes. No le dijo a Dray cuando le había
dolido. Cómo el dolor de ser abandonado por Dray había sido peor que el día en que
había intentado visitar a su propia madre.
―No era eso... no realmente. ―Dray suspiró―. Si hubiera aparecido en esa pelea,
hubiera ensombrecido tu carrera. Has trabajado demasiado duro para que pase algo
como eso. Lo último que necesitas es a un fotógrafo sacando una foto de ti con el
Fighting Fag13.
Lucky odiaba el mote que los fans le habían dado a Dray después de que su lío con
Vince se hubiera descubierto. Quería decirle a Dray que no le importaba una mierda
lo que pensaran los fans. Aún así, mientras mantuviera su polla lejos de lo que
realmente deseaba, nadie podría acusarlo de ser gay.
―A menos que alguien saque una foto de nosotros montándonos, creo que mi carrera
estaría a salvo ―contestó Lucky.
Dray se quedó silencioso una vez más. ―No estoy dispuesto a arriesgarme... no
contigo ―añadió después de varios latidos.
―Entonces olvida la pelea. ¿Qué tal si yo alquilo un coche y conduzco hasta allí?
¿Todavía me harías ese descuento en el tatuaje? ―Lucky aguantó la respiración,
esperando la respuesta de Dray.
Dray rió―. Quizás, pero sugeriría que esperaras a un descanso en tu horario.
Depende de dónde quieras tu trébol, pero al menos tardará seis semanas en curarse.
Lucky no podía creer que Dray lo hubiera recordado. ―Superé la ida del trébol.
―Ves, es por eso que hacerse un tatuaje a los dieciséis no es buena idea.
―¿Y tú? ¿Tienes tatuajes que desearías no tener? ―preguntó Lucky. Le gustaba el
giro ligero que había tomado la conversación.
―Sí, pero la mayoría de ellos están tapados por más tinta ―contestó Dray―. No me
has visto en un tiempo. Podrías no reconocerme más.
Lucky dudaba seriamente de eso. ―¿Por qué? ¿Te has dejado crecer el pelo o algo?
33
13 Luchador Marica
―O algo. El pelo está igual, tan corto como puedo tenerlo sin afeitarme la cabeza,
pero ahora muestro mucha menos piel. La tinta casi no tiene huecos desde mi cuello a
mis tobillos.
Dray rió. ―Infiernos no. No estoy tan loco. Sólo me refiero a los brazos completos,
el pecho, estómago y piernas.
―¿En qué?
―No tienes que flirtear para conseguir mi atención. Lo cual es otra razón por la que
me he mantenido alejado. ―Dray hizo otro ruido, este sonido más disgustado que el
anterior―. Mierda. No puedo creer que te acabe de decir eso.
Lucky asintió, aunque Dray no podía verlo. ―Nunca olvidé el consejo que me diste
el día antes de que te fueras. He cerrado ese lado de mí que desea lo que no puedo
tener.
―¿Y cómo va eso para ti? ―Preguntó Dray, su tono más ligero.
―Sí, eso es lo que sigo diciéndome a mí mismo cuando pienso... ―Lucky cerró su
boca. Casi confesaba que pensaba en Dray―. ¿Qué tal en KC14? ¿Has encontrado a
alguien?
―He encontrado muchos Alguien, pero como dices... follar es follar. No hay forma
de que alguna vez pueda confiar en alguien de nuevo, por lo que mi polla es lo único
que estoy dispuesto a compartir.
Ninguno de los dos habló por unos momentos. Lucky cerró sus ojos y escuchó la
respiración de Dray, imaginándose a los dos estirados el uno junto al otro.
―Debería dejarte ir. Sólo quería ver si te habías mudado bien a la nueva casa ―dijo
Dray, arruinando el momento.
―Estoy dentro. Eso es todo lo que puedo decir ―contestó Lucky―. Por cierto, la
pelea en Indianápolis será mostrada en vivo por internet si quieres verla.
―Lo haré. ―Lucky se sintió cálido por la preocupación de Dray―. Buenas noches.
―Colgó el teléfono y lo apretó en su mano mientras miraba el techo recién pintado.
En ese momento, se sentía más feliz de lo que había estado nunca. No tenía sentido, y
sabía que pasaría, pero había sido la primera conversación real que había tenido
donde podía ser él mismo. ¿Dray tenía alguna idea de lo que eso significaba para él?
Cerró sus ojos y dejó que el sentimiento lo inundara. Se había prometido a sí mismo
que cuando su carrera acabara, se permitiría ser honesto con aquellos a su alrededor,
pero en las últimas semanas, había tenido la impresión de que aquellos cercanos a él
ya sabían su secreto. ¿Qué coño haría con eso? ¿Seguir fingiendo?
35
14 Kansas City
Lucky acababa de cambiarse a su ropa de calle cuando Jax entró en el vestuario.
―Hey ―saludó. Jax colocó el montón de toallas en la estantería. ―¿Tienes un
minuto?
―Claro. ―Lucky acabó de atarse los zapatos―. ¿Qué pasa? ―Preguntó cuando Jax
no continuó.
―Vale. ―Lucky se levantó y agarró una pequeña mochila que había cogido el día
anterior. Era la primera vez en su vida que tenía que llevar y sacar ropa del gimnasio,
y no le gustaba del todo. Entró en la sala de lavadoras, esperando ayudar a Jax con los
deberes, pero la expresión en el rostro de Jax le dijo que algo iba mal. Lucky se
preguntó si el padre de Jax había ido a por él de nuevo. ―¿Jax?
Jax alcanzó uno de los armarios y sacó una toalla manchada. ―Encontré esto en la
oficina de Brick. Entré para vaciar la papelera y en la esquina de esta salía del cajón
de abajo de su escritorio.
Lucky la cogió de Jax y la miró. Había lugares cubriendo ambos lados de la toalla en
varias sombras entre rojo brillante y el oscuro rojo marrón de la sangre vieja. Era
obvio que Brick había estado tosiendo sangre durante días, quizás semanas.
Lucky sacudió la cabeza. ―No le diré cómo la conseguí. ―Dejó la sala de lavadoras
y buscó a Brick en el gimnasio. Cuando no vio al viejo hijo de puta, llamó a la puerta
de su oficina.
Lucky se dejó caer en una de las sillas de delante del escritorio de Brick. Se inclinó y
apoyó sus antebrazos en sus rodillas, intentando coger aire como el infierno. Durante
dos meses había observado a Brick luchando con la maldita tos. Sí, lo había obligado
a ir al médico, pero sabía en sus entrañas que Brick había mentido con el diagnóstico
y no había hecho nada. ¡Joder! Apretó sus manos, intentando mantener su enfado
bajo control. ―¿Qué estás haciendo al respecto? ―preguntó finalmente.
―¿Qué coño? ¿Sólo te vas a rendir? ―Lucky dio un puñetazo al escritorio―. ¿Qué
pasa con este sitio? ¿Y Jax? ―Intentó tragar, su garganta espesándose mientras
luchaba contra las ganas de pegar a alguien―. ¿Qué pasa conmigo?
―Tú estarás bien. ―Brick se restregó el rostro con su palma―. Planeaba hablar
contigo y con Dray en su momento sobre encargaros del gimnasio con la condición
de que sigáis cuidando de Jax y de cualquiera que venga después de él.
―Si estás preocupado por tu horario de peleas, no lo estés. Debería llegar al final de
la temporada, ―gruñó Brick.
Lucky se levantó de golpe. ―¡Que te jodan! ―Caminó hacia la puerta pero no pudo
obligarse a atravesarla. Sabía que no estaba enfadado con Brick, sin importar lo
estúpida que fuera la declaración del viejo. Era la situación lo que le hacía sentir que
iba a explotar―. Lo siento ―dijo mientras apoyaba su antebrazo contra la puerta.
―Sí, bueno, déjame darte una pista sobre algo. Preguntarme si me preocupo más por
la jodida temporada de lucha que por el hombre que fue lo más cercano que tuve
nunca a un verdadero padre, no lo es.
―Sólo quería que supieras que puedo hacerlo esta temporada ―dijo Brick―. Esa es
una cosa por la que no quiero que te preocupes.
37
―No lo estoy. ―La jaula era lo más alejado de su mente―. ¿Vas a llamar a Dray?
Cuando Brick no contestó, Lucky sacudió la cabeza. ―Quieres que lo haga yo, ¿no?
―sugirió Lucky.
Lo último en el mundo que Lucky quería era hacer la llamada a Dray. ―Se lo diré
―concedió. Aunque había muchas cosas que necesitaba discutir con Brick, Lucky
quería tener primero su mente despejada. ―Voy a salir un rato. ¿Necesitas algo?
―Tiempo.
―Sí ―estuvo de acuerdo Brick―. Según el médico, podría ganar un mes, dos como
mucho, pero tendría que pasar por quimioterapia y esa mierda mientras tanto.
―Sacudió la cabeza―. Esa no es la forma en que quiero irme.
Lucky cogió aire. ―Supongo que puedo entender eso. ―Con el mismo diagnóstico,
él no estaba seguro de no haber tomado la misma decisión―. Iré a ver que le digo a
Dray y veré como estás más tarde.
―No necesito un maldito niñero ―dijo Brick siseando―. Sólo trae tu culo de vuelta
aquí a las ocho de la mañana y estate preparado para trabajar. Sólo tenemos un día
más de entrenamientos antes de que nos vayamos a Indianápolis.
―Que jodan al vuelo ―Lucky miró a Brick. ―Lo último que necesitaba era viajar
ahora.
Brick entrecerró los ojos. ―Si voy a dejar este mundo, planeo irme vencedor.
38
Capítulo Tres
Dray limpió el exceso de tinta del tatuaje en la parte baja de la espalda que acababa
de terminar en una mujer de veintitrés años llamada Amber. La joven tenía un bonito
culo, pero la vista de él no hizo absolutamente nada por él sexualmente, por lo cual el
novio de ella había insistido en que Dray hiciera el tatuaje.
―Hey, Dray, el tipo al teléfono dice que se llama Lucky y que deberías llamarlo lo
más pronto posible.
Manny asintió.
―No te preocupes por ello. Ya he acabado de todas formas. ―Dray se dejó caer en
una de las sillas que rodeaban la pequeña mesa de la cocina que tenían―. ¿Es por
Brick? ―Era la llamada que tenía la esperanza que nunca llegara, pero una que había
esperado.
―Sí. Jax encontró una toalla con sangre en el cajón inferior de Brick. Me enfrenté al
viejo bastardo, y finalmente habló. Cáncer en su estómago y pulmones. Se niega al
tratamiento porque la quimio o la radiación sólo prolongarían su vida muy poco
tiempo en lugar de curarlo ―explicó Lucky.
―¡Joder! ―Dray tiró la botella de agua medio llena contra la pared. ―¿Cuánto
tiempo?
―Difícil de decir, pero Brick está determinado a durar lo que queda de temporada.
Le dije que me importaban una mierda las peleas, y me informó que quería irse
vencedor.
Como siempre, había un boli y un bloc de notas en la mesa, todos los artistas lo
usaban para garabatear en sus momentos libres. Era un hábito nervioso que todos
compartían, y uno que Dray frecuentemente usaba para deshacerse de su exceso de
energía mientras estaba en la tienda.
―Estás con él cada día. ¿Qué piensas?
Lucky suspiró. ―Creo que es lo bastante fuerte para hacer el viaje a Indianápolis,
pero después de eso, mi siguiente pelea no es hasta dentro de otras tres semanas. Con
toda la sangre que hay en esa jodida toalla...
―Sí, eso pienso. ―Lucky se aclaró la garganta―. Llamé a Ray Bruno. Tiene un
torneo del ganador se lo lleva todo la semana que viene. Las clases de peso son
40
amplias, pero cualquiera puede entrar con quinientos pavos. Contra más entradas,
más peleas.
―No lo hagas. ―Dray se restregó las manos por su cabeza. Los torneos de Ray
Bruno a menudo acababan en baños de sangre, luchadores poco entrenados contra
hombres habituales que piensan que son muy duros pero que ni siquiera están en la
misma liga que sus oponentes con talento.
―¿Y qué pasa si no ganas? ―preguntó Dray―. ¿Qué pasa si vas contra alguien que
te jode tanto que tu sueño de convertirte en profesional acaba?
―Si algún idiota del torneo de Bruno puede joderme lo suficiente para sacarme del
juego, no merezco ser profesional.
Dray añadió más sombras al retrato que estaba dibujando de Lucky. Incluso como
adolescente, Lucky había sido muy nervioso, sólo tranquilizándose cuando estaba en
el ring o trabajando con los sacos. Luchar para Lucky era como una droga, dónde la
reacción de los fans lo había sido siempre para Dray. Aunque no le gustaba, entendía
la necesidad de Lucky de hacerlo. ―Joder ―gruñó.
―Hay algo más ―dijo Lucky. ―Brick nos va a dejar The Brick Yard a los dos.
Quiere que cuidemos de Jax y de cualquier otro que venga y lo necesite.
―¿En qué coño está penando? No puedo sólo recoger y mudarme de nuevo a
Chicago. Tengo una vida aquí, una casa, un trabajo. ―Por no mencionar el hecho de
que Kansas City estaba lo bastante lejos de Lucky para no suponer una amenaza para
la carrera del hombre más joven.
Lucky estuvo silencioso unos momentos antes de exhalar. ―Creo que está
preocupado por los chicos, y esta es su forma de asegurarse de que tendrán algún
lugar al que ir. Nos está pidiendo que devolvamos el favor ayudando a alguien más.
Dray pensó en la granja en la que había trabajado tan duro. Todavía estaba lejos de
ser perfecta, pero era suya, o al menos lo sería en otros veintiún años después de que
pagara la hipoteca. Se preguntó si debería ser honesto con Lucky o si saber cuanto lo
deseaba Dray pondría a Lucky en una posición peor.
41
Lucky hizo un ruido que sonaba sospechosamente como un sollozo. ―No puedo
hacer esto solo ―dijo finalmente.
¡Hijo deputa! Dray cerró sus ojos y sacudió la cabeza, sabiendo que no podía ignorar
la súplica. ―Vale. Tengo que ocuparme de unas cuantas cosas, pero iré para allí en
unos días. No prometo que me quede para siempre, pero estaré allí para ayudar a
cuidar de Brick.
―Mientras tanto, mantenme al tanto sobre lo que pasa. ―Ordenó Dray. ¿Cómo coño
iba a decirle a su primo Berto que tenía dos días para encontrar un remplazo para él
en la tienda?
―¿Dray? ―La voz de Lucky era más suave de lo que Dray la había escuchado
alguna vez.
―¿Sí?
―Lo siento. Sé que volver aquí es probablemente lo último que quieres hacer y si
pudiera manejar yo solo las peleas, el gimnasio, a Jax y a Brick, lo haría.
―Lo sé ―contestó Dray―. Sólo no quiero causarte problemas, y me temo que eso
es exactamente lo que va a pasar.
Lucky rió, pero Dray podía decir que era forzado. ―Al menos estarás aquí para
ayudarme para arreglar las cosas si pasa.
―Si jodo tu carrera, podrías no querer mi ayuda. ―Dray miró el dibujo realista de
Lucky bajo sus ojos. Dobló el papel varias veces antes de empujarlo.
―No te preocupes por mi carrera porque no estoy seguro de si puedo luchar sin
Brick, – confesó Lucky.
―Gracias. ―Dray colgó y dejó el teléfono en la mesa antes de cruzar la maldita sala.
Saltó de pie y pateó hacia atrás, enviando la silla golpeando contra la pared. No podía
imaginarse The Brick Yard sin el hombre que se había convertido en su corazón y
alma. La vieja culpa volvió con toda su fuerza. No debería haberse alejado de Brick
como lo había hecho. Volver a Kansas City con la cola entre las piernas había sido un
movimiento puramente egoísta. Después de todo lo que Brick había hecho por él,
Dray se lo había devuelto dándole la espalda a su mentor y al gimnasio. Le debía todo
lo que era a Brick, y sabía en sus entrañas que era el momento de devolver lo que le
habían dado.
Sabía una cosa segura, Lucky tenía lo que se necesitaba para convertirse en un
campeón. Había dos tipos de luchadores, aquellos que aprendían y aquellos que
habían nacido para el deporte. En la jaula, Lucky se movía con una gracia natural y
centrado que no se podía enseñar, Dray iba a empujar a Lucky para que alcanzara las
estrellas que merecía tocar.
Con su concentración perdida, Lucky siguió hacia la jaula. Tenía cinco minutos antes
de que tuviera que entrar, y su mente estaba tan jodida, dudaba que pudiera ganar.
Pensó que trataría con la mierda de Brick, pero con enfrentarse a la muy real
perspectiva de perder delante del hombre que lo significaba todo para él, él estaba
colgaba de un hilo. Dame mi teléfono. ―Extendió su mano y esperó que Brick
obedeciera.
―Hey ―contestó Dray. Lucky asumió que Dray ya había sintonizado la pelea porque
escuchó el rugido de la multitud de fondo.
―No puedo hacer esto ―Lucky dijo rápido―. No puedo subir ahí. Mi cabeza está
jodida.
Lucky no sabía de qué coño hablaba Dray pero lo hizo. Ahí, en la primer fila de
balcones había un dios tatuado con una gorra de béisbol. Sus ojos se encontraron con
los de Dray.
―Puedes hacer esto. Sólo respira y no dejes que ese cabrón se te acerque demasiado.
―No. No me necesitas. Tienes a Brick. Recuerda por qué estás haciendo esto y hazlo
―dijo Dray antes de acabar la llamada.
44
Lucky observó como Dray se guardaba el móvil. ―Puedo hacer esto ―susurró
mientras se giraba para encarar a Brick―. Puedo hacer esto.
―¡Será mejor que lo hagas! Esa habitación de hotel me cuesta casi cien pavos.
―Brick le dio a Lucky un empujón.
Lucky subió los escalones y entró en la jaula. Encaró a su oponente, Johnny “The
Hammer” Gains, mientras el árbitro establecía las reglas de la pelea. Puedo hacer
esto. Alzó la mirada a Dray una vez más y su necesidad de luchar volvió a su lugar.
Con los brazos apoyados en la baranda delante de él, Dray soltó un suspiro de alivio
cuando acabó la primera ronda. Hasta ahora, la pelea estaba en empate, pero era fácil
ver que Lucky finalmente se estaba calentando mientras The Hammer estaba
empezando a agotarse. Sacó su móvil y llamó a Lucky.
―Dile a Lucky que concentre sus golpes en la parte izquierda de la caja torácica. The
Hammer está protegiendo esa zona, por lo que ya hay daño. ―Dray miró abajo a
Lucky mientras Brick repetía las instrucciones de Dray.
Lucky echó la cabeza atrás y miró directamente a Dray antes de asentir. Dray guardó
su teléfono y se tomó un momento para estudiar a los fans. El incidente con la rubia
de antes de la pelea todavía tenía a la multitud alborotada. ¡Mierda!
Dray observó como Lucky se ponía de pie y se giró en un círculo para tomar todos
los abucheos. Justo ante los ojos de Dray, vio la resolución de ganar en la mandíbula
apretada de Lucky. ―Oh mierda. ―Dray tenía la sensación de que The Hammer iba
45
a descender.
Lucky volvió a subir a la jaula, gruñendo a varias personas de la multitud que se
atrevieron a insultarlo.
La campana sonó y Lucky se encontró con The Hammer en el centro de la jaula. Los
dos hombres danzaron uno alrededor del otro, lanzando puñetazos aquí y allí, pero
nada que les hiciera ganar a ninguno de los dos la pelea. Dray podía decir que los
insultos estaban empezando a penetrar en Lucky cuando Lucky se volvió descuidado,
lanzando poderosos puñetazos que fallaron sus objetivos. ―¡Joder!
La campana sonó de nuevo, señalando el final de la segunda ronda. Con sólo una
restante, Lucky tenía que sacar su cabeza de su culo y centrarse en la pelea en lugar
de escuchar a los idiotas en el estadio.
La urgencia de llamar a Lucky de nuevo era fuerte, pero Dray se controló. En su
lugar, intentó concentrarse en la acción secundaria entre Lucky y Brick mientras un
pequeño corte en la frente de Lucky era atendido. Brick giró su cabeza y empezó a
toser. Lucky agarró la toalla llena de sudor que había usado para secarse y se la pasó
a Brick antes de señalarle a Dray que bajara.
Para cuando Dray llegó al lado de Brick, Lucky ya estaba dirigiéndose a la jaula.
―Lo tengo ―gritó Dray lo bastante fuerte para que Lucky lo escuchara.
Brick sacudió la cabeza y se limpió la sangre de su boca. ―Necesito que ese chico
gane ―jadeó.
Dray mantuvo su mano en el hombro de Brick mientras se levantaba. ―¡Hazlo
rápido! ―gritó sobre el ruido de la multitud.
En un movimiento sorprendente, Lucky estiró sus brazos, permitiendo que The
Hammer le diera una serie de puñetazos en la mandíbula y el estómago. The Hammer
retrocedió, riendo y sacudiendo la cabeza. Lucky miró a su oponente, observándolo
como una serpiente preparada para atacar.
El agarre de Dray en el hombro de Brick se apretó. ―Hazlo, – dijo sin aire.
46
Golpeando rápido y duro, Lucky llevó su brazo derecho atrás antes de lanzarlo con
todo lo que tenía en un solo puñetazo a la caja torácica de The Hammer.
Aunque no debería haber sido posible, Dray juraría que había escuchado el ruido de
los huesos rompiéndose cuando el puño de Lucky conectó.
Los ojos de The Hummer se agrandaron mientras sus piernas se rindieron debajo de
él y cayó sobre sus rodillas, fuerte. Su boca se abrió y cerró varias veces mientras el
dolor contorsionaba su ya feo rostro.
El árbitro se inclinó para hablar con The Hammer antes de dirigirse al equipo del
luchador. En momentos, la lucha acabó y Lucky fue declarado el ganador. Lucky no
perdió tiempo, salió de la jaula. ―¿Cómo está?
―Estoy bien, ¡maldición! ―Brick se levantó y alzó una mano para pasarla por el
sudoroso pelo de Lucky―. Te costó bastante, pero lo conseguiste. Buen trabajo.
Dray miró a Brick, sabiendo por experiencia que el viejo le acababa de dar a Lucky el
único cumplido que consideraría en la pelea. ―Salgamos de aquí ―dijo Dray,
dirigiéndose a los alborotados fans. No parecían complacidos con el resultado,
especialmente porque The Hammer todavía estaba en la jaula recibiendo atención
médica.
Dray dirigió el camino con Brick detrás de él y Lucky en la retaguardia. Mantuvo su
cabeza baja, rezando para que nadie lo reconociera mientras seguía vigilando a la
multitud. Una cosa estaba clara, el nuevo nombre de Lucky estaba sellado. Desde ese
momento, Lucky sería conocido como el Ice Man.
Lucky se quitó los guantes antes de extender su mano. ―¿Tienes mis llaves?
―preguntó a Brick.
Brick buscó en su bolsillo antes de pasárselas, junto al teléfono de Lucky. El hecho de
que Brick no se hubiera quejado por dejar la bolsa de equipo en el vestuario decía
mucho. A Dray le parecía que no era el único que tenía una mala sensación con la
multitud.
―Mi camioneta está por allí ―dijo Dray, apuntando a otro aparcamiento―. Dame
un minuto, y os seguiré. ―Corrió hacia su camioneta, agradecido de que la situación
hubiera sido demasiado caótica para sentirse incómodo alrededor de las dos personas
en las que había pensado a diario pero que no había visto en años.
47
Dray apagó la televisión cuando escuchó que llamaban a la puerta. Dejó el mando en
la cama tamaño king y se movió para responder a la puerta. Lucky, fresco de la
ducha, estaba de pie sonriéndole. ―Hey ―saludó Dray, dando un paso atrás para que
Lucky entrara.
―Brick está dormido, por lo que pensé en bajar al bar a por una bebida. ¿Quieres
venir? ―preguntó Lucky.
―Claro, sólo deja que coja mi cartera. ―Dray esperó a que Lucky mantuviera la
puerta abierta con su hombro antes de alejarse para coger su dinero y la tarjeta de la
habitación. Lucky se había ofrecido a dejar a Dray quedarse en su habitación, pero no
había forma en el infierno de que pudiera confiar en sí mismo compartiendo una
cama de tamaño queen con Lucky. Se lo agradeció a Lucky pero rechazó la oferta
educadamente―. Todo listo.
Lucky dirigió el camino al pasillo y esperó a que Dray se uniera a él antes de dirigirse
al ascensor. ―¿Entonces, qué te decidió a hacer el viaje?
Dray no estaba seguro de poder contestar a la pregunta porque la verdad sea dicha, no
estaba seguro de saberlo. Decidió coger la enfermedad de Brick como escusa. ―Sólo
quería ver a Brick en acción una vez más antes de que las cosas se pusieran
demasiado mal.
Lucky apretó el botón antes de mirar a Dray. ―Brick ha tenido mejores noches.
Siento que tuvieras que ver lo que viste.
―No te disculpes. A pesar de todo, vi el mismo fuego en los ojos de Brick que antes
cuando yo luchaba. ―Las puertas del ascensor se abrieron, y Dray entró. Se sintió
extrañamente nervioso cuando Lucky se unió a él en el espacio cerrado―. Buen
puñetazo al final, pero lo vi venir. Si The Hammer no hubiera estado tan jodidamente
seguro de sí mismo, también lo habría visto.
Dray lo siguió, intentando en vano mantener su mirada apartada del culo de Lucky.
Maldición. Sintió su polla empezando a endurecerse y rápidamente apartó sus ojos,
concentrándose en su lugar en la oscura cabeza de pelo caoba secándose delante de
él.
Lucky caminó hacia la parte trasera del bar y se deslizó en un reservado. ―¿Esto está
bien?
―Sí. ―Dray se sentó delante de Lucky. Apoyó sus manos en la mesa, intentando
como un cabrón descubrir que decir después. Se había ido la tranquilidad que habían
compartido en las conversaciones telefónicas. Buscó algo que decir. Oh. Joder sí―.
Traje mi pistola y tinta, si quieres ese tatuaje mientras estoy aquí...
Lucky parecía que fuera a decir algo pero cambió su atención a la camarera que se
acercó detrás de él. ―Un chupito de tequila y una corona, ambos con lima ―pidió.
―Ahora mismo ―la camarera femenina dijo con una sonrisa. Ella se entretuvo sólo
un momento, y Dray tuvo la impresión de que ella sabía quién era Lucky pero era
demasiado tímida para decirlo. Ella finalmente se giró y se apartó sin otra palabra.
―Creo que le gustas ―comentó Dray. No culpaba a la mujer. A pesar del hematoma
en su mandíbula y el pequeño corte vendado, Lucky era malditamente caliente. Sus
ojos eran del color del coñac caro y estaba rodeado por las pestañas rojas más largas
que Dray había visto nunca.
Lucky miró hacia la barra antes de encogerse. ―No lo noté. ―Giró su posa vasos de
cartón varias veces antes de pararlo―. Brick no va a durar mucho, ¿no?
Dray exhaló un suspiro cansado. ―No, no lo creo. Aunque, mi tío se puso mucho
peor antes de morir finalmente. ―Apretó sus manos, sabiendo lo que vendría―.
Brick necesitará oxígeno dentro de mucho. Entonces probablemente necesitaremos
llamar a un hospital para enfermos terminales.
49
―Yo voy a cuidar de él ―declaró Lucky.
La camarera volvió y colocó sus bebidas en la mesa. ―¿Quieren pagar ahora o se los
apunto en la cuenta?
Lucky alzó el vaso de chupito y se bebió el tequila antes de colocar el vaso vacío en
su bandeja. – Una cuenta está bien. ―Señaló el vaso―. Y cuatro más de estos.
Dray bebió su chupito sin usar la lima o la sal antes de contestar. ―¿Sabes si todavía
está viendo a un doctor?
Dray esperó a que su camarera dejara los chupitos y se fuera antes de decir nada.
―Podemos llamarlos cuando sea, pero creo que sería buena idea que vuelva al doctor
primero. Necesitará una declaración de instrucciones por anticipado de asistencia
médica completa mientras todavía sea capaz.
―¿Qué es eso?
―Un trozo de papel legal donde se verá que se ha ocupado de sus deseos antes de ser
incapaz de tomar las decisiones por sí mismo. ―Dray alcanzó otro chupito y se lo
bebió antes de continuar―. No será placentero, pero ya que se niega a tratarse, es
necesario.
―No creo que a Brick le guste que un extraño entre en su casa todo el tiempo. ―Los
ojos de Lucky estaban rojos, si era por el tequila o por el tema, Dray no lo sabía.
50
―Los hospitales para enfermos terminales trabajarán con nosotros. Si sólo queremos
que vengan unas pocas horas al día, eso será lo que hagan. Todo depende de nosotros
y de cuanto seamos capaces de hacer por él cuando se ponga mal.
Dray finalmente se rindió a sus deseos y estiró la mano a través de la mesa y apretó la
mano de Lucky. Miró a sus manos cuando Lucky giró la suya y entrelazó sus dedos
juntos. Nunca había notado la diferencia en su color de piel, pero su piel marrón claro
parecía más oscura contra la piel blanca cremosa de Lucky. Abrió su boca para
decirlo, pero la camarera llamó su atención. Ella estaba limpiando la mesa al otro
lado de ellos, pero su atención parecía estar en sus manos unidas. Mierda.
Dray se tensó. Si su anterior suposición era cierta, la mujer sabía quién era Lucky. No
es bueno. Pensó rápidamente. ―Sé que Brick ha sido como un padre para ti, y te
ayudaré a tratar con el cáncer de la forma en que pueda.
51
Capítulo Cuatro
―¿Quieres ir al gimnasio o debería llevarte a casa? ―preguntó Lucky, mientras se
acercaban a su barrio. La conducción desde Indianápolis con Brick junto a él y Dray
siguiéndoles en su camioneta, había sido una verdadera tortura. Todavía no entendía
qué había pasado la noche anterior en el bar. Cuando Dray había sostenido su mano,
Lucky había sentido el calor entre ellos, pero había sido más que eso. Por
posiblemente la primera vez en su vida, no se había sentido solo, y el maldito niño
pequeño en su interior había querido alzar su puño en el aire. Por desgracia, el
momento de plenitud no había durado y demasiado pronto, Dray se había retirado.
―No dejes que tu polla arruine todo por lo que has trabajado ―dijo Brick, antes de
cerrar la puerta.
Dray aparcó junto a Lucky y alzó sus manos antes de inclinarse a través del asiento y
bajar la ventana del pasajero. ―¿Te quedas?
Lucky sacudió la cabeza. ―Tengo que devolver el coche alquilado. ―Ya habían
decidido que Dray dormiría en el sofá desplegable de Brick mientras estaba en la
ciudad, por lo que se arriesgo a hacer una petición―. ¿Te importaría seguirme?
Con las muñecas apoyadas en el volante, la mirada de Dray fue al edificio. ―¿Crees
que Brick estará bien sin uno de nosotros aquí?
52
―Flint está aquí, y la escuela casi ha acabado para Jax. ―Lucky asintió―. Estará
bien hasta que volvamos.
―Joder. No puedo creer que Flint todavía esté aquí. ―Dray rió, su sonrisa amplia.
Lucky se mordió el labio inferior. Era la primera vez en años que había visto la
sonrisa de Dray y quitaba el aliento. ―Está aquí. A Flint le gusta trabajar con los
luchadores más jóvenes.
Ya que la carrera de luchador de Flint realmente nunca había acabado, decidió hacer
un trato con Brick para usar el gimnasio para clientes privados. Brick siendo Brick
había estado de acuerdo en dejar que Flint hiciera lo que necesitara para vivir del
deporte que amaba.
Lucky asintió una vez antes de salir del aparcamiento. Imaginó a Dray durmiendo dos
pisos por encima de él y se preguntó cómo coño iba a mantenerse bajo control.
Durante ocho años, se había masturbado con los recuerdos de la profunda voz de
Dray cuando Dray había follado a Vince en la ducha. Excepto que en la fantasía de
Lucky, era él quien estaba doblado para la polla de Dray. ―¡Mierda!
A dos millas del gimnasio, Lucky aparcó delante del lugar de alquiler. Salió y corrió
dentro para dejar las llaves antes de subir a la camioneta de Dray. ―Todo listo.
Lucky mantuvo la mirada de Dray hasta que Dray rompió el contacto visual cuando
el semáforo se puso en verde. ―¿Por qué? ―Preguntó Lucky finalmente. Se restregó
la tensión en su pecho.
―¿Por qué no lo tendría? Todavía está bien y se limpia fácilmente. No puedo decirte
cuantos culos sudados han estado sobre esa maldita cosa ―gruñó Brick.
Dray rió. A pesar de los años que había estado fuera, era bueno saber que la
personalidad alegre de Brick no había cambiado. ―Lo recordaré la próxima vez que
venga después de ejercitarme sin ponerme los pantalones.
Un ataque de tos paró la réplica de Brick. Dray se tensó varios momentos antes de
que se echara atrás y esperara. Quería saltar y hacer algo, pero sabía que eso sólo
enfadaría a Brick. No sólo eso, sino que el viejo ya había escondido su condición una
vez, y Dray sabía que si él o Lucky empezaban a rondarlo, Brick se cerraría a ellos de
nuevo.
Brick estiró la mano sacó la toalla manchada mientras Dray evitaba su mirada. ―Lo
siento ―Brick masculló después de cerrar el cajón.
―¿Cuándo vuelves al médico? ―Dray odiaba presionar a Brick con preguntas, pero
no pensaba que Lucky fuera capaz de hacerlas.
54
―No tengo que volver.
Dray miró a Brick. Tanto como amaba al viejo, las mentiras tenían que parar. ―Sé
que no quieres pensar o hablar de esta mierda, pero está pasando. ―Había mantenido
su boca cerrada mientras Lucky estaba alrededor, pero ahora que estaba a solas con
Brick, necesitaba la verdad―. ¿Cuanto peso has perdido? ¿Quince libras? ¿Más?
Brick apoyó sus antebrazos en el escritorio. ―¿Por qué estás haciendo esto? Me
estoy muriendo, y lo sé, por lo que no necesitas decirme que me veo como una
mierda. ―Sacudió la cabeza antes de abrir el cajón de arriba del escritorio. Sacó una
carpeta de manila y lo extendió―. Necesito que tú y Lucky leáis esto y lo firméis.
Hay que llevarlos a certificar, pero puedes hacer eso en el banco.
Dray cogió la carpeta pero no puso obligarse a abrirla. ―¿Estos son los papeles de
tus poderes notariales?
Dray sabía que esto iba a venir, pero sostener la prueba, sólo miró la carpeta. Había
pensado mucho en la situación durante las horas de conducción. ―No quiero el
nombre de Lucky en la declaración de instrucciones.
Dray miró a Brick. ―Lucky no necesita esa mierda sobre él. ―La verdad, no creía
que Lucky fuera lo bastante fuerte para tratar con lo que venía, pero no quería decirlo
en voz alta―. Necesita concentrarse en el siguiente torneo para el que se ha
registrado. ¿Te habló de ello?
Brick asintió. ―Necesita el dinero. Si gana, puede hacer mucho más en dos semanas
que en u año en el circuito.
Según Lucky, estaba luchando en el torneo por el bien de Brick. Dray no podía evitar
preguntarse a quién estaba mintiendo Lucky. ―¿El dinero es un problema para él?
Si ese era el caso, Dray tenía algo de efectivo extra guardado. Prefería dárselo a
Lucky a que Lucky entrara en el baño de sangre que Ray estaba organizando. A pesar
de la indiferencia de Lucky por los fans, era un muy buen luchador y probablemente
podría ganar, pero Dray nunca entendió por qué los luchadores con talento entraban
55
en los torneos clandestinos. Claro, había dinero que ganar, pero las luchas a menudo
eran llamadas peleas de gallos humanas.
―La madre de Lucky estará en libertad condicional. Sabe que tendrá que conseguirle
un lugar para quedarse. ―Brick se encogió―. Alana es un jodido desastre, siempre
lo ha sido, pero no importa cuantas veces Lucky intente decirse a sí mismo que ha
acabado con ella, siempre se deja la piel para ayudarla cuando ella lo pide
Dray se preguntó cómo iba a ser capaz Lucky de manejar el torneo, la salud
empeorando de Brick y su madre yonqui. Dray se levantó dejó la carpeta en el
escritorio de Brick. ―Lucky tiene suficiente mierda con la que tratar. Quita su
nombre de los poderes notariales, y yo lo firmaré y lo llevaré a certificar.
Después de un fácil entrenamiento y ducha, Lucky agarró su bolsa del gimnasio. Paró
en la sala de lavadoras para encontrar a Jax haciendo deberes. ―Hey.
Jax alzó la vista y sonrió. ―Tengo mi examen. ―Buscó en su mochila antes de sacar
una hoja de papel―. ¡Toma eso! ―gritó, golpeando la mesa con el examen.
Lucky sonrió la B+ escrito en rojo. ―Buen trabajo. ―Miró a Jax varios momentos
antes de hacer una ola con su mano―. Vamos. Creo que te mereces una cena en
Mac's.
Los ojos azules de Jax se iluminaron. ―¿En serio? ¿Y qué pasa con lo de mostrarme
algunos movimientos?
Lucky no había olvidado lo que le había prometido al chico a cambio de una buena
nota. ―Creo que el trato para mostrarte cómo ejecutar un gancho era una A ―le
56
recordó a Jax.
―¿En serio? ―Jax lloriqueó―. Tengo una jodida B+, hombre.
―Sí, y es por eso que te voy a llevar a Mac's. ―Lucky apuntó a la puerta―. Vamos.
―Sonrió para sí mismo, sabiendo que acabaría mostrándole a Jax algunos
movimientos, pero primero el chico necesitaba comer.
Jax atrapó a Lucky a mitad de camino entre The Brick Yard y Mac's. ―Leí que The
Hammer tuvo tres costillas rotas y un pulmón parcialmente colapsado.
Lucky asintió. Brick se le había dicho antes de camino a casa desde Indianápolis,
pero no era algo por lo que Lucky se afligiera. Cada luchador sabía lo que se jugaba
cuando entraban en la jaula. Abrió la puerta de Mac's y esperó a que Jax entrara
dentro antes de seguirlo.
―Casi pierdes esa pelea anoche, chico ―gritó Mac desde la ventana que cortaba la
pared entre el mostrador y la cocina.
Lucky ignoró a Mac y se deslizó en su reservado habitual. ―Pide lo que quieras ―le
dijo a Jax.
―¿Lo que sea? ―Las cejas de Jax se alzaron hasta la línea de pelo.
―Yo tomaré el entrecot, medio hecho, con doble de patatas fritas y batido de
chocolate ―pidió Jax.
―A él ponle el entrecot con una ración de patatas fritas y judías verdes ―Lucky
modificó―. Pero puede tener el batido.
―Claro ―dijo Trish antes de gritar sus pedidos a través de la cafetería a Mac.
―Sí, y vas a conseguir patatas fritas, pero también tienes que comer verduras. ―La
dieta de Lucky consistía sobre todo en proteínas y vegetales. Si Jax era serio sobre
poner su cuerpo en forma, necesitaba cambiar sus hábitos alimenticios, pero después
57
de descubrir por qué Jax necesitaba aprender a luchar, no estaba seguro de si el chico
quería hacer una carrera de ello. Lucky decidió mostrarle a Jax como lanzar un
increíble gancho, sabiendo que una confrontación entre Jax y su padre era inevitable.
Jax dio un sorbo y suspiró. ―Brick me dijo que solía luchar profesionalmente.
―Sí. Dray era uno de los mejores. ―Lucky le dio un sorbo a su zumo de naranja―.
Era conocido como The Dragon. ¿Te dijo eso?
Jax sacudió la cabeza y sonrió. ―¿Crees que puedo encontrar algo en internet sobre
él?
Lucky sabía de hecho que había fotos y dos vídeos, porque los había visto múltiples
veces durante años. ―Probablemente. ―Escuchó un resoplido y alzó la mirada justo
cuando Mac dejó dos platos en la mesa.
Mac miró las piernas de Lucky dónde estaban apoyadas en el asiento hasta que Lucky
lo pilló y las movió. Deslizándose al lado de Lucky, Mac frunció el ceño. ―¿Dray
está en la ciudad?
Lucky asintió. ―Vino a ayudar. ―Le dio un golpecito a Mac con su muslo antes de
mover su mirada rápido hacia Jax.
Mac se mordió el labio inferior, y con un pesado suspiro, salió del reservado. ―Ven a
hablar conmigo antes de irte.
Varios minutos después de que Mac se hubiera ido, Jax bajó su tenedor. ―¿Brick va a
morir?
Los grandes ojos de Jax se llenaron de lágrimas pero aspiró y parpadeó para alejarlas
antes de que pudieran caer. Apartó su plato con la mitad de su cena sin comer. ―¿Es
por eso que Dray está aquí?
―Lucky asintió―. Brick nos va a dejar el gimnasio a mí y a Dray, por lo que no
tienes que preocuparte de que cierre.
Era una pregunta que Lucky se había hecho una docena de veces desde que habló con
Brick. ―Voy a intentarlo, pero al final, The Brick Yard es más importante que
ponerse en guardia en una jaula con un idiota semana tras semana.
―Pero según Brick, siempre has querido ser un luchador ―discutió Jax.
Lucky no podía negarlo. Siempre había sabido que la lucha era su forma de salir del
barrio. No tenía cerebro ni notas para ir a la universidad y trabajar en un trabajo de
mierda sólo para pasar cada mes no era la meta que se había puesto. De nuevo, pensó
en El Gran Gatsby. Era el único libro que tenía, y el único que se había leído de
principio a fin. Joder, había leído la maldita cosa tantas veces que prácticamente lo
había memorizado.
―Tendremos que esperar y ver que pasa. Es posible. Depende de lo que Dray decida
hacer. Se fue una vez, por lo que no estoy seguro de que esté dispuesto a volver
permanentemente. ―Desde su conversación con Dray antes, Lucky no había sido
capaz de pensar en otra cosa. A Dray le gustaba, lo había dicho él mismo, pero
también había dicho que no actuaría en su mutua atracción. Por supuesto Lucky sabía
por qué, y entendía el razonamiento de Dray, pero no creía que una relación física
entre ellos fuera descubierta. Confiaba en que Dray no hablara, y él había escondido
su verdadera naturaleza durante años, por lo que dudaba que se revelara con sus
acciones en público.
―Siéntate bien, y nos conseguiré un par de cajas para llevar mientras veo que coño
quiere Mac. ―Lucky salió del reservado. Esperó en la puerta de la cocina hasta que
Mac le indicó que entrara.
―Justo ahora. ―Lucky se apoyó contra el marco de la puerta con sus brazos
59
cruzados. Sabía que Mac había visto el combate en internet, ya lo había admitido―.
¿Viste a Brick entre la segunda y tercera ronda?
―No lo estaba. ―Lucky cogió aire profundamente. Mac era el único hombre que
conocía que tenía el poder de intimidarlo. Estaba acostumbrado a los rugidos de
Brick, y aunque sabía que Mac tenía un buen corazón, su opinión del hombre había
cambiado en las últimas semanas. Si Mac podía sacar a Dray de su vida por
decepcionarlo, ¿qué pensaría de la decisión de Lucky de luchar en el torneo de
Bruno? Durante días había estado pensando si decirle o no que había entrado
oficialmente.
―Necesito pedirte un favor ―empezó Lucky―. Brick quiere verme ganar algo
grande antes de morir, por lo que he entrado en el torneo de mierda de Bruno. El
problema es que no estoy seguro de si Brick estará lo bastante bien para entrenarme,
por lo que voy a pedírselo a Dray si Brick no puede.
―¿Sabe Brick que entraste en los baños de sangre de Bruno? ―preguntó Mac.
―Sí. No intentó pararme porque cree en mí. ―Lucky sintió que su mandíbula se
apretaba. Brick siempre había creído en él.
―¿Realmente piensas que puedes ganar? Esos cabrones pelean sucio ―gruñó Mac.
Lucky sonrió. ―No me opongo a dar lo que recibo. ¿Ellos quieren luchar sucio? Se
los devolveré diez veces más.
―Entonces me habré herido luchando. Ambos sabemos que no hay garantías en este
negocio. Parte de la emoción para mí es saber que pongo mi vida en riesgo cada vez
que entro en la jaula, sabiendo que sólo yo estoy entre el dolor y yo.
Mac entrecerró sus ojos de nuevo. ―Eres un enfermo si me estás diciendo que te
excita poniendo tu vida en riesgo. El deporte no es sobre eso.
60
―¿En serio? Porque puedo garantizarte que no soy el único que se siente así.
―Lucky se tomó un momento para medir sus palabras antes de seguir―. Cuando era
un niño, iba a la cama cada noche sabiendo que podría ser la última. La puta de mi
madre tenía cabrones adictos entrando y saliendo de nuestro apartamento a todas
horas haciéndole mierdas a ella. No puedo decirte cuantas veces tuve que intervenir
cuando uno de ellos empezaba a pegarle. ―Descruzó sus brazos y apretó sus manos a
sus lados―. Fui apaleado casi hasta la muerte más de una vez por un yonqui, y me
dije a mi mismo una y otra vez que un día, yo sería quién tuviera el control.
―No, y no estoy seguro de que coño te lo acabo de contar a ti, por lo guárdatelo para
ti mismo.
Mac sacudió la cabeza y suspiró. ―Tienes algo podrido dentro de ti, chico, y si no lo
encuentras y lo cortas, se tragará las partes buenas del hombre que eres.
Lucky no se mentiría a sí mismo. Las palabras de Mac habían dolido, pero eso no
significaba que no fueran acertadas. ―¿Qué coño piensas que he estado intentando
hacer en los últimos diez años? Cuando estoy en la jaula, me siento completo. Di lo
que quieras sobre mi razón para hacerlo, pero luchar es lo único que tengo en este
jodido mundo.
Mac siguió sacudiendo la cabeza. ―No construyas tu vida alrededor de algo que se
podría desvanecer en un instante. Nunca pensé que le diría esto a uno de los chicos de
Brick, pero no tienes corazón para ser un campeón. Tienes el talento y el empuje,
pero se necesita más que eso.
Lucky dio un paso atrás. El aire salió de sus pulmones como si Mac le hubiera le
hubiera dado u fuerte puñetazo en las entrañas. Mac siempre había sido uno de sus
seguidores más grandes o al menos había pensado que siempre lo sería. Joder. Quizás
Mac era más como su madre de lo que había pensado. ¿Podía Mac ver al chico malo
dentro de él? ¿Mac creía verdaderamente que no era merecedor de convertirse en un
campeón? ―Gracias por creer en mí―. Alzó las manos y salió de la cafetería sin
mirar atrás. Con Brick muriéndose y Mac en su contra, el mundo de Lucky se estaba
haciendo más pequeño cada día.
61
Después de que Brick se hubiera ido a la cama por la noche, Dray bajó las escaleras y
llamó a la puerta de Lucky.
―Espera un minuto ―gritó Lucky. Le llevó varios minutos pero finalmente la puerta
se abrió. Lucky estaba vestido con sólo un par de shorts de gimnasio.
―Hey ―saludó Dray―. ¿Estoy interrumpiendo algo? ―No podía decir que era pero
algo parecía mal. Una vena en la frente de Lucky latió con cada latido de su corazón.
Era algo que Dray había notado cuando Lucky estaba en la jaula, pero no encajaba en
una noche en casa.
Lucky dio un paso atrás, permitiendo a Dray entrar al apartamento. ―Sólo viendo
una película.
―Me encanta esta jodida película. ―Lucky señaló al sofá antes de sentarse en el
lado opuesto―. Antes de que se me olvide, Mac quiere que te pases por la cafetería.
Dray apartó la mirada de la tele. Había pensado mucho en cómo trataría con ver a
Mac de nuevo, pero nunca había esperado que el viejo hombre pidiera una visita.
―¿Qué quiere?
―Joder si lo sé. ―Lucky subió sus pies desnudos a la mesita de café―. Tendrás que
ir sólo porque ahora mismo, no me importaría no volver a ver nunca más a ese
bastardo.
Lucky tragó varias veces antes de levantarse del sofá. ―¿Quieres una cerveza?
―Claro. ―Dray estiró sus manos y se quitó las botas antes de dejarlas al lado del
sofá―. ¿Vosotros dos habéis discutido por mí? ―preguntó cuando Lucky volvió a la
sala con esa maldita vena en su frente de nuevo hinchándose.
Cabrón. Dray sabía que tipo de daño podía hacer una afirmación como esa en un
luchador. Antes de que pudiera pedirle a Lucky que se explicara más, Lucky se
levantó y empezó a pasear por la sala.
―Por primera vez en mi vida me abrí realmente a alguien ―dijo Lucky―. Y después
de ver en mi interior, el cabrón de Mac decidió que no era lo bastante bueno. ―Paró
de caminar y arrojó su botella al otro lado de la sala. Golpeó la pared con un fuerte
ruido sordo, pero Dray no se sorprendió, no se rompió. En su lugar, salpicó la pintura
blanca con cerveza antes de caer al suelo bruscamente―. Necesito salir de aquí.
El dolor estaba justo allí, en los ojos de Lucky. Cristo. ¿Qué coño había hecho Mac?
Dray agarró a Lucky por los hombros. ―Estás prácticamente desnudo. Piensa en lo
que estás haciendo ―discutió Dray.
Lucky bajó sus shorts hasta el suelo antes de salir de ellos. ―Ahora estoy totalmente
desnudo. ¿Puedo irme ahora?
Dray cerró sus ojos golpeó su cabeza contra la pared. Había intentado hacer lo
correcto apartando a Lucky, pero mientras veía a Lucky rompiéndose, vio al hombre
que necesitaba una cuerda salvavidas. Dray estiró sus brazos y los envolvió alrededor
del cuello de Lucky antes de acercarlo más. Colocó su boca en la oreja de Lucky.
―Estoy aquí ―susurró.
63
Todo el cuerpo de Lucky se tensó.
Dray sabía lo que Lucky necesitaba, lo que cada hombre necesitaba. ―Y creo en ti
―añadió.
Blandir una pistola de tatuajes era tranquilo y una forma de pagar las facturas, pero su
pasión siempre había sido y siempre sería las MMA. Podía no estar de acuerdo con la
forma en que Lucky trataba con los fans, pero Mac estaba equivocado. Como Dray, la
mayoría de los luchadores luchaban por la gloria, la adoración de los fans y el dinero
que podía hacer. Lucky no parecía preocuparse por nada de eso. Para Lucky, la lucha
en sí misma era el premio. Poniendo sus propios talentos contra un oponente era la
emoción, y el sudor que conseguía después de una dura pelea era la recompensa.
Lucky le había devuelto a Dray su pasión, y Dray no permitiría que Mac o cualquier
otro intentara joder a Lucky. Mac era un hombre amable con los niños en necesidad,
pero también era sólo un hombre. Claro, con la edad venía la sabiduría, pero también
había muchos idiotas viejos por ahí, diciendo cosas que no tenían derecho a decir.
―El único que sabe si tienes o no el corazón de un campeón eres tú, y nunca
permitas que alguien te diga algo diferente ―dijo Dray, su boca rozando la oreja de
Lucky. Bajó su cabeza y colocó un suave beso en la pálida piel del cuello de Lucky.
Lucky bajó su barbilla. Cuando sus bocas se encontraron por primera vez, Dray
suspiró. Joder Había pasado años preguntándose a qué sabrían los labios de Lucky y
la respuesta era cerveza. Sonrió antes de meter su lengua en la boca de Lucky una vez
más. Fue bajando sus manos y adoró el físico musculoso de Lucky con cada caricia.
Le sorprendía que después de desearlo por tanto tiempo finalmente tuviera a Lucky
en sus brazos, no tenía deseos de correr. Las noches cuando se estiraba en la cama y
fantaseaba sobre hacerle el amor a Lucky, su acoplamiento siempre era rudo y crudo,
dos atletas yendo el uno al otro con insaciable sed. Pero, mientras apretaba las fuertes
nalgas de Lucky con un gentil apretón, sintió la vulnerabilidad radiando de su
64
confuso luchador.
Dray acabó el beso y miró a Lucky a los ojos. ―Esto podría ser un enorme error.
La mirada de Lucky fue a los labios hinchados de Dray. ―Soy el rey de los errores,
pero para mí no se siente como uno.
Para Dray tampoco, por lo que asintió. ―Bien. ―Alcanzó la mano de Lucky y tiró
de él hacia el dormitorio y para su deleite, Lucky no se resistió.
65
Capítulo Cinco
Mientras Lucky observaba a Dray desnudarse, no podía evitar palmearse su propia
polla. Había visto todo un desfile de mujeres con pechos grandes desnudarse para él,
pero nunca había tenido a un hombre de pie junto a su cama y mantuvo su mirada
mientras lentamente se quitaba la ropa. Mientras el musculoso cuerpo tatuado de
Dray se revelaba, supo que cambiaría todas las folladas que había tenido sólo por ese
único momento.
―La piel sobre el corazón de un hombre es sagrada, hecha sólo para aquél cuya alma
está enlazada con quién recibe el tatuaje. ―Dray pasó su mano por sus pectorales―.
¿Te gustan los hombres con pelo? ―preguntó, como si leyera la mente de Lucky?
Lucky sabía que el momento llegaría cuando tuviera que admitir que era virgen
cuando se trataba de estar con un hombre, pero esperaba tener más tiempo para
prepararse. ―Me gusta lo que veo y ya que eres el único hombre que se ha
desnudado para mí, supongo que la respuesta sería sí.
―Lo hiciste, pero supongo que no me di cuenta de que eso significaba que nunca
habías estado con un hombre ―Dray contestó, enganchando sus pulgares en la
cinturilla de sus calzoncillos.
La mirada de Lucky cambió del agarre de Dray en su ropa interior a los ojos verdes
del hombre. ―Sólo te he deseado a ti siempre.
Dray se sobresaltó como si Lucky le hubiera abofeteado. Se quedó quieto por varios
66
momentos antes de bajarse la ropa interior.
Lucky no podía evitar mirar la impresionante polla oscura delante de él. ¡Por dios!
Apretó su polla más fuerte intentando evitar acercarse a la de Dray. Aunque el eje de
Dray estaba plagado de gruesas venas, no eran tan visibles a través de la piel como
las de Lucky. Dray era un dios de piel de bronce, y él era un niño irlandés con pecas.
―Cristo ―Lucky gimió mientras su polla era envuelta por la calidez de la boca de
Dray. Había tenido cientos de mamadas en su vida, pero observar los labios de Dray a
su alrededor le hacían algo que ninguna mujer se las había arreglado para conseguir.
Dray le hacía sentir en paz consigo mismo por primera vez en su maldita vida.
Lucky separó sus piernas y apoyó su mano en la nuca de Dray, sintiendo el corto pelo
de Dray contra su palma. Gimió de nuevo, intentando expresar la forma en que Dray
le estaba haciendo sentir, pero se rindió y simplemente dijo. ―Nunca así ―dijo―.
Nunca.
Dray se movió para estirarse en la cama entre las piernas separadas de Lucky y
encontró su mirada. Esos hermoso ojos verdes capturaron la atención de Lucky
mientras Dray seguía chupándole como un jodido profesional. Dray soltó la polla de
Lucky, envolviendo su mano alrededor de ella y se puso a lamer y chupar sus bolas.
Dray gruñó y deslizó su lengua por su eje, lamiendo el presemen mientras pasaba.
Capturó la cabeza entre sus labios y bajó tanto como su garganta le permitía.
Lucky apretó la manta con su mano libre mientras sentía los músculos de la garganta
de Dray apretar la longitud de su polla. ―¡Joder! ―gritó, lo bastante fuerte para que
los vecinos lo escucharan, mientras se presionaba contra la parte de atrás de la cabeza
de Dray y explotaba más, corriéndose en la garganta de Dray.
Dray gateó hacia arriba en el cuerpo de Lucky antes de estirarse encima de él. Besó la
mandíbula de Lucky y su cuello varias veces antes de hablar. ―¿A dónde has ido?
―Eres bueno en esto ―contestó Lucky―. Supongo que sólo estaba pensando en
quién habías practicado.
―No soy un virgen. Lo sabes ―gruñó Dray―. Puse todo lo que tengo en hacer que
tu primera vez fuera buena.
Sí. Lucky sabía eso. Se destapó los ojos y miró al techo. ―Fue mejor que bien
―confesó. Giró su cabeza al lado para mirar a Dray. – No me prestes atención. Estoy
siendo un idiota celoso que no puede parar de pensar en todos los hombres con los
que has estado.
Dray apoyó su cabeza en su mano y usó su mano libre para acercar más a Lucky.
―¿Y no piensas que yo me he preguntado cuantos coños te has comido y follado
durante años? Que nunca hayas estado con un hombre no significa que no me sienta
celoso de las mujeres con las que estuviste.
―Estoy pasándolo más tratando con el hecho de que ellos han tenido lo que yo
siempre he soñado ―Lucky intentó explicar―. Sí, veo que tu puedes sentirte de la
misma forma con las mujeres, pero es diferente porque nunca hubo una vez en que
estuve con una mujer y no pensara en ti.
Dray se inclinó y enterró su rostro contra el cuello de Lucky. ―Lo siento, pero no
hay nada que pueda hacer con mi pasado.
―Lo sé. ―Lucky rodó de lado y estiró su mano entre ellos para tocar la polla de
Dray por primera vez―. Ignórame.
Dray sacudió la cabeza y colocó el muslo de Lucky sobre el suyo. ―No es posible.
―Besó a Lucky, suave y dulce, antes de apartarse―. Dime lo que quieres.
―No hay nada por lo que avergonzarse. ―Dray levantó sus dedos a su boca y
escupió en ellos―. Hacerte sentir bien tú mismo es perfectamente natural dijo
mientras tocaba el agujero de Lucky.
―¿Sí? ¿Entonces por qué tengo que esconderlo? ¿Por qué tengo que fingir ser
alguien que no soy? ― Lucky preguntó mientras subía su muslo más arriba alrededor
de la cintura de Dray.
―Sabes por qué. ―Dray rodeó el agujero arrugado de Lucky varias veces―. ¿Pero
no contestaste mi pregunta? ―Apretó la punta de su dedo contra el agujero de Lucky.
―En una caja bajo la cama ―confesó Lucky, empujándose atrás contra el dedo de
Dray.
Con un suspiro, Lucky le dio a Dray el bote de lubricante y dos juguetes, uno para
estimular su próstata y uno más que parecía una gran polla marrón. ―Esto es ―dijo
rápidamente poniéndole la tapa a la caja.
―¡Eso es todo! ―Lucky dijo. Ya había compartido todo para lo que estaba
preparado. Empujó la caja bajo la cama antes de subir a la cama.
69
La esquina de la boca de Dray se alzó en una media sonrisa. ―Vale. ―Se estiró y
esperó―. ¿Cambiaste de idea?
La verdad era, después de ver la polla de Dray, el dildo de Lucky era más oscuro,
pero todavía se acercaba al color de piel hispánico que las más rosadas que había
encontrado. ―¿Tienes uno?
―Hace unos días, después de que Brick me dijera lo del cáncer y hablara contigo al
teléfono. ―Cuando la sonrisa de Dray se amplió a una sonrisa completa, Lucky
gimió―. No tienes por qué verte tan engreído.
―Sí, lo soy. ―Dray dejó los juguetes en el cajón junto a la cama antes de abrir el
bote de lubricante―. ¿Cómo quieres hacer esto, sobre tu estómago o espalda?
Lucky pensó en ello un momento. Quería ver, pero al mismo tiempo sabía que estaría
avergonzado la primera vez. Sin decir una palabra, se dio la vuelta y empujó sus
piernas bajo él, exponiendo su culo por completo. Rápidamente descubrió que no era
la posición lo que lo avergonzaba sino la exposición.
Dray se sentó y se acercó más. Pasó su palma por las nalgas de Lucky antes de volcar
el bote de lubricante. Frío líquido se derramó en la grieta de Lucky, haciendo que
todo su cuerpo temblara.
Lucky agradeció a las estrellas de arriba cuando Dray hizo justo eso pasando sus
dedos arriba y abajo de la grieta del culo de Lucky. ―Oh, sí, está funcionando.
―Algún día voy a tomarme el tiempo de comer este culo, pero necesito demasiado
70
enterrarme dentro de ti para hacer eso ahora. ―Dray rodeó el agujero de Lucky con
su pulgar varias veces antes de empujarlo dentro.
Lucky gimió por la invasión. Dray folló a Lucky varios minutos con su pulgar antes
de sacarlo.
―No pares.
―Paciencia.
Lucky escuchó la tapa del lubricante cerrarse momentos antes de que el toque de
Dray volviera, sólo que en lugar de un pulgar, primero metió un dedo luego otro.
Pensando en sus vecinos, Lucky enterró su rostro en la almohada y gimió.
Lucky sacudió la cabeza pero no habló, no podía hablar mientras Dray seguía
empujando y sacando sus dedos. Durante años, se había dicho que follar a una mujer
era todo lo que necesitaba para saciar su lujuria, pero en ese momento sabía la
verdad. Las mujeres habían sido una tolerable distracción, pero su cuerpo había sido
hecho para sentir la polla de un hombre deslizándose dentro y fuera de él.
Dray estiró la mano y agarró un condón. Segundos después, Lucky sintió la cabeza
bulbosa presionándose contra su agujero. Con una mano contra la parte baja de la
espalda de Lucky, Dray se empujó dentro.
―Tómalo ―gruñó Dray cuando paró las caderas de Lucky y se empujó hasta la base.
Lucky cogió aire mientras la quemazón se convertía en placer puro sin adulterar.
―¡Cristo! ―Movió sus caderas, necesitando más, abrazando la parte de sí mismo
que se había negado tanto tiempo.
71
―Dame un segundo ―gruñó Dray, y Lucky podía escucharlo respirar pesadamente.
Cuando Dray finalmente salió antes de volver a empujarse dentro, Lucky gimió en su
almohada. No tenía duda de que había despertado a sus vecinos con su grito de placer
anterior pero eso no significaba que quisiera darle una crónica detallada del mejor
jodido sexo que había experimentado nunca. Enterró su rostro. ―Sí, empuja. Folla
mi culo.
Aunque se había corrido hacía sólo treinta minutos antes, Lucky quería ser tocado.
Empujó su mano debajo de él y la envolvió alrededor de su longitud. Infiernos sí,
estaba listo para correrse de nuevo. Nunca se había considerado a sí mismo un
semental en la cama, pero siempre se había sentido orgulloso de ser capaz de correrse
dos veces en la misma noche, pero no había pasado ni una jodida hora y ya estaba
preparado. De repente sintió pena por todas las mujeres a las que había intentado
complacer. ―Estoy listo cuando tú lo estés ―jadeó, prestando particular atención al
lugar sensible justo debajo de la cabeza. El placer se disparó de su polla desde su
bolas mientras se acercaba más y más al orgasmo.
―No quiero parar, pero no puedo aguantarlo más ―declaró Dray, empujando dentro
del culo de Lucky tan fuerte que estuvo en peligro de golpearse con la cabeza en el
cabecero.
―A menos que esta sea la última vez que planees follarme, me correré con o sin ti
―declaró Lucky, incapaz de aguantar más.
―¡Sí! ―Lucky estuvo de acuerdo lo bastante fuerte como para despertar a los
muertos, o en ese caso, los vecinos. Sin duda sería echado de su apartamento en
menos de un mes después de mudarse.
Dray besó la nuca de Lucky antes de salirse. ―Tengo la sensación de que no va a ser
la última vez.
Lucky jadeó e intentó como el infierno coger aire. El olor a semen era espeso en la
sala, y dudaba que alguna vez hubiera inhalado algo más sexy.
72
―Espero que no ―masculló.
Dray miró al techo mucho después de que Lucky se hubiera dormido. Sabía que
necesitaba subir a casa de Brick en caso de que fuera necesitado, pero quería unos
minutos más compartiendo la calidez de Lucky.
Rodó hacia su lado y miró el perfil de Lucky, intentando descubrir cómo coño iba a
alejarse cuando llegara el momento. Había algo tan vulnerable en el hombre junto a
él, y cuando Lucky perdió el control antes, no había sido capaz de detenerse a sí
mismo. Todas sus buenas intenciones habían volado por la ventana cuando se encaró
con la posibilidad muy real de que un disgusto más enviaría a Lucky por el borde.
¿Entonces por qué coño se había rendido a su deseo de tocar y abrazar a Lucky?
Dray cerró sus ojos y se maldijo a sí mismo por centésima vez. Había ido demasiado
lejos, y no importaba cómo, o cuándo, volvería a Kansas City, Lucky estaría herido.
Antes, cuando Lucky le había preguntado sobre el trozo vacío de piel en su corazón,
Dray no había sabido qué decir, por lo que le había dado una media verdad. No había
confesado que en los últimos años, había pensado tatuarse el nombre de Lucky allí. A
pesar del hecho de que él y Lucky nunca podrían tener una relación pública, sabía a
quién estaba atada su alma.
Sin advertencia, Lucky se movió para envolverse alrededor de Dray. ―Todo lo que
siempre desee ―masculló y volvió a dormirse.
Dray apoyó su mano en la nuca de Lucky y lo sostuvo varios minutos antes de darle a
Lucky un beso en los labios. ―Tengo que irme ―dijo finalmente.
―Brick podría necesitarme. Además, este tiene que ser el peor colchón en el que he
intentado dormir. ―Dray no estaba bromeando. No sabía cómo coño podía Lucky
dormir en él.
73
Lucky apretó su agarre. ―Si te vas, nunca volverás.
Dray se relajó, esperando que Lucky aflojara su agarre. Sabía que Lucky estaba
equivocado, porque volvería mañana y al día siguiente y el siguiente, hasta que Brick
muriera. Aunque todo lo que podía hacer era ofrecer consuelo a Lucky en secreto,
Dray estaría ahí para él, y cuando el momento llegara y Lucky estuviera listo para
volver a su carrera, Dray se apartaría y permitiría a Lucky el sueño que merecía.
Lucky miró a Dray mientras corrían lado a lado en el camino de doce millas que
pasaba junto al Lago Michigan. Se sentía bien tener a alguien corriendo con él para
variar, incluso mejor porque era un día hermoso. Se había sorprendido cuando Dray
le pidió salir del gimnasio un rato. ―¿Entonces, por qué querías correr aquí.
―Solía ser mi lugar favorito para aclararme la cabeza antes de una pelea. ―Dray le
devolvió a Lucky la mirada―. Y quiero hablar contigo sobre Flint.
―¿Flint? ―Lucky había notado que Dray pasaba tiempo con Flint por la mañana, la
mañana después del mejor polvo de la vida de Lucky.
―Creo que debería ir contigo al torneo. Puede mantener un ojo en Brick y ocupar su
lugar si Brick no dura todo el torneo ―explicó Dray, su respiración todavía uniforme
después de casi seis millas de correr sin parar.
Dray chasqueó los dedos y le indicó a Lucky que lo alcanzara. Cuando Lucky estuvo
a su lado, Dray habló. ―Bruno sabe quién soy, y tiene una gran boca. Aunque lleve
un sombrero e intente pasar desapercibido, se sabrá. 74
―¿Y? Sé que piensas que por estar en mi esquina de alguna forma hará que me vea
gay, a ojos del público, pero no estoy de acuerdo. No sé casi nada de los entrenadores
de mis oponentes. La atención está siempre en los luchadores, y aunque alguien tenga
un entrenador gay, no creo que eso suponga que salga en las noticias.
―Pero eres el mejor luchador que conocí, y si algo le pasa a Brick, te necesitaré allí.
―Un músculo se apretó en la mandíbula de Dray, y Lucky supo que estaba
consiguiéndolo―. Sin ti allí, seguramente me retiraré del combate porque estaré
demasiado preocupado por Brick. Tú eres el único que será capaz de patearme el culo
verbalmente para hacerme seguir.
A Lucky no le gustaba eso, pero sabía que era lo mejor que iba a conseguir de Dray.
―Bien. ―Todavía no habían hablado de su noche juntos, y la idea de que nunca
volvería a pasar lo preocupaba―. ¿Vendrás esta noche después de que Brick se vaya
a la cama?
Dray asintió.
Lucky sonrió para sí mismo. Corrió las siguientes seis millas pensando en tener sexo
con Dray de nuevo.
Cuando llegaron al final del camino, Lucky paró y sacó la botella de agua de su
mochila. Siguió caminando al lado de Dray, manteniendo sus músculos calientes
mientras se rehidrataba. Un suave maullido llamó su atención. ―¿Escuchaste eso?
El sonido vino de nuevo y Lucky se dio cuenta de que venía de una zona de hierba
alta. Se acercó para investigar. ―Oh, mierda. ―Miró abajo al demacrado gatito
negro y blanco. El pobre amigo parecía que apenas podía levantar la cabeza. Sin
pensarlo, se inclinó y cogió el diminuto cuerpo. Se giró hacia Dray y lo extendió―.
¿Crees que alguien lo ha abandonado?
―No lo sé, pero ten cuidado. Podría tener algún tipo de enfermedad ―contestó Dray,
acercándose. Miró al gatito estirado en las palmas de Lucky―. No creo que
75
sobreviva.
El gatito alzó la cabeza y maulló.
―Lo conseguirá. ―dijo Lucky, sonriendo a la criatura indefensa―. Es un luchador.
Con una toalla envuelta alrededor del gatito, Lucky se acurrucó en la esquina del sofá
y sostuvo una diminuta bote de sustituto de leche en la boca del gato. No podía
apartar la sonrisa de su rostro mientras el gatito chupaba avaricioso, consiguiendo
más en su cara que en su garganta. ―Necesitas un nombre.
Según el veterinario, el gatito era hembra, de cuatro a cinco semanas. Ella tenía una
severa malnutrición y estaba llena de parásitos, pero el veterinario le había dado una
medicina para los parásitos y le había asegurado a Lucky que mientras se alimentara
regularmente, se pondría bien.
Había hecho que Dray fuera con él a la tienda de animales para comprar cosas,
incluyendo una caja de arena, sustituto de leche, un bote diminuto con pezoneras
extra y un peluche pequeño. Lo último era algo que el veterinario había
recomendado. Evidentemente, a los gatitos les gustaba acurrucarse cuando dormían.
Tendría que confiar en la palabra del veterinario porque nunca había tenido una
mascota, a menos, por supuesto, que considerara a las ratas y cucarachas con las que
había crecido.
Lucky pasó su dedo contra la suave almohadilla de una de las patas blancas. No tenía
ni idea de cómo nombrarla, pero no quería precipitarse. Sabía que un nombre se
quedaba contigo el resto de tu vida, por lo que necesitaba ser especial, necesitaba ser
correcto.
Dray usó la llave de repuesto que Lucky le había dado y entró al apartamento. Cerró
la puerta y sonrió a Lucky. ―¿Cómo está? 76
Lucky limpió la boca de la gatita con la esquina de la toalla antes de volver a colocar
el bote en la boca de la gatita. ―Bien. Estaba pensando en ponerle un nombre.
―No si me traes una también ―contestó Lucky. Apartó la mirada de la gatita para
ver a Dray cruzar el salón hacia la cocina. Había algo en la curvatura de los hombros
de Dray y su mandíbula que preocupaba a Lucky―. ¿Cómo está Brick?
Dray abrió la nevera, sacó dos botellas, y lo cerró. ―Lo pasó mal esta noche. Me dijo
que podía usar su cama a partir de ahora porque ha descubrió que duerme mejor si se
sienta en el sillón. ―Le pasó una cerveza a Lucky antes de sentarse en el sofá a su
lado―. Le dije que lo llevaría de vuelta al médico tan pronto como consiga una cita.
Creo que necesita que le pongan oxígeno, o al menos tenerlo disponible para él.
―¿Qué? Parecía bien esta mañana. Bueno, no bien, pero no lo bastante mal como
para necesitar oxígeno. ―Lucky se preguntó si Dray estaba siendo un alarmista.
Sabía por hablar con Dray que llegaría un momento en que los pulmones de Brick no
serían capaces de conseguir suficiente aire, pero era demasiado pronto para ello.
Dray estiró sus brazos en el respaldo del sofá y pasó sus dedos por el cuello de
Lucky. ―Estuvo escondiendo cosas. No creo que lo hubiera confesado si no lo
hubiera pillado jadeando por aire después de uno de sus ataques de tos. ―Se inclinó
y besó el lugar que acababa de tocar―. Lo siento, Lucky, pero está fallando.
Lucky miró al gatito, necesitaba algo a parte de Brick en lo que centrarse. Apartó el
bote, dándose cuenta de que estaba vacío y lo colocó en la mesilla de café. ―Ella es
una luchadora ―masculló. Miró a Dray―. ¿Crees que estaría mal si la llamara
Gatsby?
―Es nombre de chico. ―Lucky limpió la cara de la gatita con la toalla. Levantó a la
cosita dulce a su rostro y restregó su mejilla contra el pelaje suave negro y blanco―.
Quiero que sea feliz con el nombre que le dé.
―Sí.
―Entonces ¿cómo podría ella pedir algo más? ―Dray palmeó el lado de la gatita con
77
su dedo índice.
―Hey, Gatsby ―canturreó Lucky―. Realmente no sé cómo cuidarte, pero lo
descubriré. ―Besó a Gatsby en la cabeza―. Lo prometo.
78
Capítulo Seis
Por la esquina de su ojo, Dray observó a Brick gritar instrucciones de último minuto a
Lucky. La multitud era diferente de los fans en Indianápolis. En el oscuro y sucio
almacén que Ray Bruno había alquilado para el torneo, la audiencia parecía animar
más al anti-héroe. El lugar apestaba a cebollas, lo cual sabía por experiencia que era
el olor corporal y lo que sea que hubiera muerto en el almacén antes de que se
hubiera construido la jaula.
Peor, en lugar de contratar a polis fuera de turno para manejar a la multitud, Bruno
había ido a lo barato y había traído a sus propios chicos. Estúpido Cabrón. Escuchó al
hombre junto a él hablando por teléfono
―Sí, dame dos cientos en el Ice Man ―dijo el hombre―. ¡Ese cabrón va a destrozar
este lugar!
La mirada de Dray volvió a Lucky, quién estaba saltando en el lugar, boxeando con
un contrincante imaginario con una determinación en su rostro que no presagiaba
nada bueno para su oponente. Era obvio que Lucky estaba motivado, y Dray sabía
que la multitud tenía mucho que ver con eso. También era obvio que el Ice Man no
tenía fans presentes allí, al menos no quienes le animaran abiertamente. Miró al idiota
junto a él. Lucky podría no tener los corazones de la multitud, pero definitivamente
sabían quién iba a ganar.
La campana sonó y Lucky se acercó a su oponente sin nombre. El hijo deputa había
estado burlándose de Lucky durante los últimos diez minutos. Lucky dijo algo a su
competidor y defendió su posición.
Lucky lanzó un sólo puñetazo, aterrizó en la nariz del idiota y el imbécil que había
estado orgullosos de sí mismo sólo segundos antes cayó sobre su espalda,
inconsciente.
―¡Sí! ―Dray gritó, alzando su puño en el aire. Se giró hacia el idiota―. ¡Esa es la
79
forma de hacerlo! Sonriendo de oreja a oreja, el idiota sacó su teléfono del bolsillo y
empezó a marcar.
En lugar de la llamada, Flint apareció delante de Dray. ―Lucky te quiere allí. Está en
el vestuario.
Dray asintió, se bajó más la gorra de béisbol en su frente y siguió a Flint fuera de la
parte principal del edificio y bajando por uno de los oscuros pasillos. ―¿Está Brick?
Flint se encogió. Supongo. Brick sigue diciéndole a Lucky que está bien, pero Lucky
sigue discutiéndolo. ―Miró por encima de su hombro a Dray―. Creo que ambos
están equivocados.
―¿Cómo es eso? ―preguntó Dray cuando Flint paró delante de una puerta.
―Brick es el mismo que antes, hoy. Nada ha cambiado. Creo que el verdadero
problema es Lucky. Creo que está tan centrado en Brick que no puede concentrarse
en nada más. Esta última pelea no fue gran cosa porque el tipo era un jodido idiota,
pero los farsantes serán erradicados en los próximos dos días.
Flint resopló. ―Es más como un armario, y, no. Lucky quedó en esto en su trato con
Bruno. No quiere a nadie alrededor si Brick tiene problemas.
―Vale. Mantén un ojo en la puerta y no dejes entrar a nadie ―instruyó Dray. Entró
en la sala y descubrió que la descripción de Flint era acertada. Había sitio para tres
sillas, una nevera pequeña y la bolsa de suministros de Brick.
Brick y Lucky ambos alzaron la mirada desde sus posiciones sentadas, pero fue Brick
quien habló. ―¿Le dirías a este sabelotodo que soy perfectamente capaz de estar allí
fuera?
80
Antes de que Dray contestara, se tomó un momento para estudiar la subida y bajada
del pecho del viejo. Por la exagerada respiración y el tinte azul de los labios de Brick,
era obvio que lo estaba pasando mal, pero Flint había tenido razón, Brick no estaba
peor de lo que había estado antes de la pelea. Dray colocó su mano en el hombro de
Brick. ―Quizás Lucky no estaría tan preocupado si te calmaras. Sabe lo que tiene
que hacer, por lo que gritándole, especialmente en tu condición, no está haciéndote
ningún bien.
Dray soltó el hombro de Brick y alzó sus manos. ―No me escuches, y sigue
haciendo lo que quieras, pero no te sorprendas de tener que tratar con Lucky y su
estado de ánimo después de cada condenada pelea. ―Sabía que sonaba duro, pero
Brick también, y él había aprendido del mejor.
Dray cambió su atención a Lucky. ―Buena caída en el idiota ahí fuera. Porqué no te
haces un favor a ti mismo y mantienes tu mente en la jaula en lugar de preocupándote
por Brick. Estoy aquí. Flint está aquí. Déjanos preocuparnos a nosotros por Brick.
Brick siseó y Lucky abrió su boca para discutir, pero Dray siguió sin darle una
oportunidad. ―Tienes a toda una jodida sala de gente ahí fuera que sólo están
esperando a que caigas.
Lucky miró a Dray como si estuviera loco. ―¿No me has visto derrotar a ese cabrón
de un sólo puñetazo?
―Sí, lo vi, pero ese idiota se veía como un administrativo que tenía quinientos pavos
que quería tirar, no un luchador entrenado. ―No era toda la verdad el tipo tenía un
buen cuerpo, pero nada como el de Lucky―. ¿Quién es el siguiente para ti?
―¿Triple Threat? ¿Estás bromeando? ―Dray había luchado con Triple Thread hacía
casi nueve años―. No puedo creer que ese gordo bastardo todavía esté por aquí.
―Ya no compite mucho, la mayoría de torneos como este ―explicó Lucky―. Aún
así, tiene más de cincuenta libras más que yo.
―Más, por lo que recuerdo. ―Dray apuntó con el pulgar a la puerta―. Será mejor
que vuelva ahí fuera, pero te daré un consejo. Si vas contra Triple Thread, siempre
tuvo una barbilla débil.
81
15 Triple Amenaza
―Ya le dije eso ―gruñó Brick.
Dray miró a Lucky y Lucky sacudió la cabeza ligeramente, indicando que Brick no
había dicho nada. ―Vale, bien, entonces saldré.
―Gracias por volver ―dijo Lucky, antes de que Dray pudiera salir por la puerta.
Dray miró atrás, preguntándose si Lucky se refería a volver a la ciudad o al vestuario.
Por la calidez en los ojos de Lucky, Dray entendía que era ambos―. Claro.
Acurrucado en el sofá con Lucky y Gatsby la noche siguiente, estaban viendo metraje
de la lucha que Flint había grabado, cuando alguien llamó a la puerta. Dray miró a
Lucky. – ¿Esperas compañía?
Lucky apretó sus labios contra el cuello de Dray antes de pasarle a la gatita. ―Nop.
Me desharé de ellos. ―Se levantó y pasó por encima de las piernas de Dray hacia la
puerta―. Briley ―dijo con un tono de sorpresa.
Dray miró por encima de su hombro para ver a una joven mujer de pie delante de
Lucky. Reconoció el nombre como el amigo que Lucky había mencionado varias
veces por teléfono, pero la gorma en que Briley estaba sonriendo a Lucky, Dray
supuso que eran más que amigos.
Briley metió la cabeza dentro y notó a la gatita. ―Oh dios mío ―chilló, moviéndose
hacia Gatsby.
Dray tenía dos opciones, pasarle la gatita a Briley o permitir que Briley la cogiera de
su regazo. Escogió la primera opción―. Su nombre es Gatsby.
―¿Gatsby? ―Briley repitió y puso los ojos en blanco antes de girarse hacia
82
Lucky―. Tú y ese libro tonto.
―No es un libro tonto. ―Lucky cerró la puerta. Cogió su botella vacía de cerveza de
la mesa―. ¿Quieres otra? – preguntó a Dray.
Dray realmente no quería, pero esperaba que aceptarla le diría a Briley que no
planeaba irse pronto. Miró a Briley, quién restregó su rostro contra el de la gatita.
Odiaba admitirlo pero era guapa, y no el tipo de belleza falsa lo cual lo cabreaba aún
más. ―Claro ―dijo Lucky finalmente.
―Sí.
Con Gatsby acurrucada bajo su barbilla, Briley giró su atención a la tele. ―¿Esto es
de anoche?
―Sí ―repitió Dray cuando Lucky abrió la nevera.
Briley esperó a que Lucky volviera a la sala. ―¿Cómo te fue?
―Gane ambos ―contestó Lucky, pasándole a Dray una cerveza. Se sentó en el sofá,
aunque en el lado opuesto a Dray―. El primero fue muy fácil, pero el segundo no fue
tan fácil. Dray y yo estábamos intentando descubrir qué fue mal.
Briley miró al pantalla de nuevo. ―Dejas que te agarre ―dijo ella como si fuera lo
más obvio del mundo.
Dray escondió su sonrisa tras la botella. Había intentado decirle a Lucky anoche que
Triple Threat casi lo vence con el agarre. Tan buen luchador como era Lucky,
apestaba en el aspecto de lucha libre cuando pasaba.
Dray se sorprendió por el estallido, pero más aún cuando Briley sólo rió. Maldición.
La chica no sólo era bonita sino que también simpática, y era obvio que sabía
defenderse sola con Lucky. ¡Hijo deputa! Nunca en todas u vida Dray se había
sentido celoso de una mujer.
―¡Oh mierda! Me olvidé de por qué vine. ―Le devolvió Gatsby a Dray―. Acabo de
ver a Sid en Jerry' Place. Está realmente mal, y está empezando a ponerse bocazas.
―Se mordió su regordete labio inferior―. Pensé que querrías saberlo.
―Infiernos ―gruñó Lucky. Cerró sus ojos e hizo una mueca―. Sí. Será mejor que
vaya a llevarlo a casa.
Briley le dio a Lucky un suave beso en los labios. ―Eres demasiado bueno para él, y
todos lo saben, incluyéndolo a él.
―Adiós, muñeco. ―Se despidió de Lucky con la mano antes de salir del
apartamento.
―¿Quieres algo de ayuda con Sid? ―preguntó Dray. Dejó a Gatsby en el sofá al lado
de él antes de levantarse.
―¿Te importaría? Depende de lo mal que esté, podría no ser fácil sacarlo de allí.
―No me importa. ―Dray agarró su abrigo y se lo puso mientras Lucky se ataba los
zapatos. Sabía que Brick creía que Sid estaba degradando a Lucky, por lo que quería
ver por sí mismo en que tipo de tonterías estaba envuelto Sid. Le acercó a Lucky su
abrigo y esperó a que se lo pusiera antes de envolver sus brazos alrededor de la
cintura de Lucky. Aunque no era el momento, no podía evitar preguntarse quién era
Briley para Lucky―. ¿Ella es tu novia?
Por alguna razón al respuesta de Lucky enfadó a Dray. ―¿De quién coño piensas que
estoy hablando?
84
Lucky rompió el contacto visual. ―Ella es una amiga.
Dray podía decir por la forma en que los dos habían interactuado que Lucky había
dicho la verdad, pero también sabía que había algo más, y el monstruo de ojos verdes
estaba listo para luchar. ―¿La follas?
―Dios, Dray. ¿Yo te pregunté por todos los tíos a los que follaste? ―Lucky contestó.
Lucky le dio un toque a Dray en el pecho. ―Fuiste tú quien me dijo que enterrara
quien soy.
Dray lo sabía todo de la soledad. La culpa lo llenó. No tenía derecho a hacer sentir
mal a Lucky por buscar consuelo en alguien más, pero no pudo evitar la amargura en
su voz cuando dijo ―estoy aquí por ahora, por lo que no hay razón para que la
llames. ¿Entiendes lo que estoy diciendo?
Lucky asintió. ―¿Cuánto tiempo vas a quedarte aquí? ¿Has decidido si vas o no a
ayudar con The Brick Yard después...?
―Esconderme no ha sido lo mío por mucho tiempo y para ser honesto, no estoy
seguro de cuánto tiempo puedo hacerlo.
85
Lucky entró en Jerry's Place, un pequeño bar de mala muerte del barrio, y buscó en la
sala. Sid estaba junto a una vieja gramola hablando con Jimmy Black, un conocido
traficante. ―Joder.
―Espera aquí ―Lucky dijo antes de cruzar el bar. Paró a varios pies de Sid. Jimmy
era un idiota paranoico que no se lo pensaría dos veces antes de sacar un cuchillo si
se sentía acorralado. Lucky esperó a que Sid y Jimmy miraran en su dirección.
Asintió una vez―. Jimmy.
―¿Oh? ―Sid soltó una risotada brusca―. Te dejé tres jodidos mensajes en la última
semana, y no te molestaste en levantar el maldito teléfono.
―Estoy aquí ahora. ―Lucky apoyó sus manos en sus caderas y miró a Sid, deseando
que su amigo se despidiera del traficante. Podía decir por las pupilas dilatadas en los
ojos de Sid que ya había probado algo del producto de Jimmy. Briley había tenido
razón al preocuparse―. Sid.
Con un suspiro exagerado, Sid miró a Jimmy. ―Hablaré contigo más tarde.
―Sí, lo que sea, hombre. ―Jimmy retorció su labio hacia Lucky antes de alejarse.
Cuando Jimmy se hubo ido, Lucky se acercó más a su amigo. Sabía por experiencia
que no podía presionar a Sid, por lo que intentó una ruta diferente. ―Siento no
haberte devuelto las llamadas. Esta mierda con Brick y el torneo realmente me
jodieron la cabeza.
―¿Estás seguro de que no tiene nada que ver con el marica tatuado de ahí? ¿De todas
formas qué hace volviendo? ―preguntó Sid.
Lucky apretó sus manos fuertes en puños. A Sid nunca le había gustado Dray, pero la
86
crítica dura estaba fuera de lugar. ―Dray está aquí para ayudarme con Brick y con el
gimnasio.
―Sid. ―Lucky se movió hasta que estuvo a una distancia de golpear. Nunca le había
dado a Sid una razón para cuestionar su sexualidad, por lo que no estaba seguro de
qué coño hablaba su amigo.
Sid alzó sus manos en señal de derrota―. Sólo parece raro que aparezca y tú te
olvides de todos los demás.
―Sí, eso es lo que quería hablar contigo. Necesito algo de efectivo, por lo que pensé
que podrías darme alguna primicia de los luchadores.
Lucky sabía exactamente para qué necesitaba Sid el dinero, y no iba a darle la
información que quería. Mientras miraba a su amigo, su corazón se hundió. Cuando
habían sido adolescentes, ambos habían fumado maría en ocasiones. Bueno, Sid
había fumado más que ocasionalmente, pero no había sido un problema. Las cosas
empezaron a ir mal hasta que Sid había dejado el instituto dos meses antes de la
graduación y había ido a trabajar a la planta procesadora de pollo. Lucky todavía no
podía asegurarlo, pero Sid había cambiado desde entonces. Quizás tenía algo que ver
con los hombres con los que Sid se juntaba en el trabajo o la intensificación de su uso
de drogas de maría a la mierda más cara y más fuerte que usaba casi a diario.
―¡Idiota! ―gritó Sid―. Después de todo lo que he hecho por ti, sólo estoy pidiendo
un jodido favor.
―No, estás pidiendo ayuda para comprar drogas, ¡y no voy a hacer eso! ―Lucky
contestó. Se despejó cuando notó que varias personas se giraban hacia ellos. Respiró
profundamente―. Odio verte así, y me mata saber que no me dejarás ayudarte.
―No necesito tu ayuda ―gruñó Sid―. Lo que necesito de ti es que pares de tratarme
como si tú fueras mucho mejor que yo. Noticias de última hora, tu madre es una
jodida puta adicta a las metanfetaminas.
87
Lucky envolvió su mano alrededor del flaco cuello de Sid y lo golpeó contra la pared.
―Esto no tiene nada que ver con mi madre ―gruñó a través de sus dientes apretados.
Sid miró a Lucky y sacudió la cabeza. ―Tiene que ver todo con tu madre. Sólo que
estás demasiado ciego para verlo. ―Colocó sus manos en el pecho de Lucky y
empujó―. Sal de aquí, Lucky. Vuelve a tu gimnasio, a tu tatuador rarito y tu carrera
de broma.
Lucky se giró y se alejó. Era la cosa más dura que había hecho nunca, pero no podía
volver a pasar por lo mismo. Tratar con la mierda de su madre casi lo había
destrozado, y sabía que no podría sobrevivir de nuevo. Era duro querer a alguien más
de lo que se querían a sí mismos.
―Está perdido ―masculló Lucky, sin querer decir más. Dejó el bar sin mirar atrás.
Cuando estuvieron en la acera, miró a Dray―. Ve a casa de Brick. Voy a ir al
gimnasio un rato.
―Pienso mejor cuando el lugar está oscuro. ―No por primera vez, Lucky deseó
poder volver a acurrucarse en la cama que le había ayudado a sobrevivir una vida de
mierda. Sintió que su garganta se apretaba y que su nariz ardía y rápidamente se
giró―. ¿Podrías pasar por casa y ver cómo está Gatsby?
―Claro. ―Dray colocó una mano en el hombro de Lucky antes de quitarla―. ¿Estás
seguro de que no quieres compañía? Si necesitas tu espacio en el gimnasio, puedo
esperarte en tu casa.
Se giró hacia la voz de Jax pero no podía verlo en las sombras. ―Hey ―dijo
Lucky―. No sabía que estabas aquí.
―Acabo de llegar. ―La voz de Jax sonaba gruesa―. ¿Puedo preguntarte algo?
―Claro. ―Lucky cortó un largo trozo de cinta blanca. Empezó a envolver sus
nudillos, pero cuando la pregunta de Jax no llegó, miró a la figura en sombras en la
puerta―. ¿Jax?
―¿Sabes dónde puedo comprar una pistola? ―Jax preguntó su voz tan suave y
vulnerable que rompió el corazón de Lucky.
Soltando la cinta, Lucky se movió. Sólo había una razón por la que Jax haría esa
pregunta en particular. Encendió la luz del pasillo y dio un paso atrás. ―¡Cristo!
―Tienes que hacerlo. ―Lucky apoyó sus manos en los delgados hombros de Jax―.
La única opción a parte de esa es llamar a la policía.
Dios, pensó Lucky. Jax era justo como había sido él. ―Mejor el monstruo que
conoces ―dijo, leyendo los pensamientos de Jax―. Entonces, dame tu dirección.
89
La lengua de Jax pasó por el corte en su labio que se veía lo bastante mal para
necesitar puntos. ―Te meterás en problemas.
Lucky envolvió sus brazos alrededor del chico de dieciséis años. Pensó en las veces
que había estado en el lado receptor de un puño cuando era un niño y había deseado
que alguien diera la cara por él. Jax tenía razón. Lucky podría meterse en un infierno
de problemas por enseñarle una lección al padre de Jax, pero Jax merecía saber que
tenía a alguien que él cuidaba las espaldas. Buscó su móvil y se lo pasó a Jax.
―Toma fotos de tu rostro y dónde sea que te hirió. ―Se encontró con la mirada de
Jax―. Donde sea ―enfatizó, sin saber si el abuso de Jax era también de naturaleza
sexual―. Si tu padre llama a la poli, enséñales las fotos.
Jax miró al teléfono varios momentos antes de rendirse y recitar su dirección. ―Su
nombre es Steve, y estaba agotado cuando huí, por lo que debería estar dormido
ahora. ―Buscó en su bolsillo y sacó una sola llave de un llavero. Se la confió a
Lucky―. Si no contesta, usa esto.
90
Capítulo Siete
Lucky golpeó su puño contra la puerta del apartamento por cuarta vez. Tenía la llave
en su bolsillo, pero se había tranquilizado lo suficiente para darse cuenta de lo que
pasaría si pegaba a Steve dentro de su propia casa. Buscar justicia por Jax era una
cosa, pero acabar la noche entre rejas no ayudaría a Jax, ni a Brick ni a él.
Alzó su mano para golpear la madera una vez más, pero antes de que su puño pudiera
hacer contacto, la puerta se abrió. Un hombre musculoso llevando nada más que una
camiseta y unos calzoncillos estaba delante de él. Mierda. El padre de Jax era al
menos de seis pies con cinco y aunque se veía flojo alrededor del medio, era obvio
que era muy fuerte por el tamaño de sus brazos musculosos.
Lucky sabía que la mejor oportunidad que tenía era un ataque sorpresa, por lo que
agarró la camiseta de Steve, tiró de él fuera del apartamento y le dio un fuerte
puñetazo al hombre en la nariz. Desprevenido, Steve tropezó hacia atrás. Lucky no
perdió tiempo con palabras mientras seguía lanzando puñetazos al rostro y entrañas
de Steve.
―¡Qué coño! ―Steve gritó lo bastante fuerte para despertar a todo el edificio.
Lucky alzó su pierna y le dio una patada a Steve en el estómago. EL hombre más
grande cayó al suelo, y Lucky colocó una rodilla en su pecho, manteniendo al idiota
en el suelo. Añadió tanto de su peso como se atrevía y escupió en el rostro de Steve.
―Si alguna vez vuelves a ponerle una mano encima a Jax, te mataré.
Lucky envolvió lo que pudo de su mano alrededor del cuello del idiota, y se preparó
para lanzar otro golpe. Una puerta a dos apartamentos de distancia se abrió. Un
hombre de mediana edad sacó su cabeza del apartamento y miró a Lucky.
―Incluso tus vecinos saben que eres un trozo de mierda que le gusta pegar a un niño
inocente. ―Lucky entrecerró sus ojos y se inclinó más―. Tengo fotos de lo que le
hiciste a Jax, por lo que esto es lo que va a pasar. Mañana, voy a acercar a Jax cuando
tu salgas a trabajar, y vamos a empaquetar sus cosas. A partir de aquí, dependerá de él
si quiere volver a ver tu tiste culo de nuevo o no. ―Se inclinó incluso más cerca―.
No me jodas en esto. No ganarás.
―¿Qué eres tú, algún tipo de pervertido? Si piensas que voy a dejar a mi chico ir
contigo, estás loco.
―El único interés que tengo en Jax es asegurarme de que los dos últimos años de
infancia los pase sin miedo. No estuve allí para sus primeros dieciséis años, pero
estaré allí para los últimos dos. ―Lucky se levantó―. Eres un hijo de puta estúpido
porque tienes un hijo del que un hombre podría estar orgulloso, y lo desechas.
Lucky, que estaba sosteniendo a Gatsby, dejó a la gatita en el suelo. ―Pensé que te
quedarías en casa de Brick.
Dray dobló las mantas en el lado de Lucky de la cama y esperó. ―Quería estar aquí
en caso de que me necesitaras.
Dray pasó su mano por la espalda de Lucky. Todavía no sabía qué había pasado entre
92
Lucky y Sid en el bar, pero le había costado todo lo que tenía dejar a Lucky ir al
gimnasio sin él. – ¿Te quitaste la ira de encima?
―Algo así. ―Lucky besó el cuello de Dray―. Jax vino al gimnasio. Su padre se ha
ejercitado con él bastante esta noche.
―No.
―Tenemos que llamarlos. ¿Qué pasa si algo más serio le pasa a Jax? ―Dray había
tenido más suerte que la mayoría de los chicos que iban a The Brick Yard necesitando
trabajo. Su vida en casa había sido una mierda, pero era más un caso de
circunstancias. Su madre nunca le había levantado una mano a él, ni siquiera cuando
era demasiado pequeño para defenderse.
Dray notó el corte y herida en la mano de Lucky. ―Oh, bebé, ¿qué hiciste? ―Alzó
los heridos nudillos a sus labios y dio suaves besos a las heridas. Brick había dicho
que en más de una ocasión, había encontrado a Lucky en el gimnasio desmayado por
una noche golpeando sacos, intentando luchar con los demonios que amenazaban con
destruirlo. Dray presionó su mejillas contra la mano de Lucky.
―Lucky, no. ¿Tienes alguna idea de los problemas en los que podrías meterte?
―Dray entendía el enfado de Lucky hacia el padre de Jax, pero también sabía el tipo
de daño que podían hacer los puños de Lucky. Perder a Lucky por la jaula era una
cosa, pero perderlo por la cárcel era otra.
―No creo que vaya a los polis, pero tengo fotos de Jax, por lo que si lo hace, estará
en graves problemas. ―Lucky besó el cuello de Dray de nuevo―. Me alegro de que
estés aquí.
Dray se giró de lado y presionó su polla contra la de Lucky. Quería decirle a Lucky
que siempre estaría allí, y sería la verdad. Después de pensarlo mucho, había decidido
que lo último que Lucky necesitaba era preocuparse por The Brick Yard. Si Lucky
seguía subiendo en las clasificaciones, la UFC pronto lo notaría. La esperanza de
Brick que el gimnasio siguiera siendo un lugar, dónde los luchadores y niños que
necesitaban un lugar para salir del barrio, que no pudiera ser ignorado.
Mirando a Lucky a los ojos, Dray supo que no era sólo por los niños de la calle por
los que estaría manteniendo The Brick Yard. El edificio en decadencia de ladrillos
93
que tenía cuatro fachadas, incluyendo la de Mac's, era el hogar de Lucky. ―Decidí
dirigir el gimnasio. De esa forma tu puedes concentrarte en el entrenamiento y las
peleas.
Dray asintió. Rozó su labio inferior con sus dientes, se preguntó si debería compartir
más. Lucky no sería verdaderamente suyo hasta que llegara tan lejos en su carrera
como pudiera, pero Dray sabía que no sería capaz de alejar a Lucky cuando, y si,
Lucky lo necesitaba. ―Cuando estés viajando, no nos veremos mucho, pero cuando
vengas a casa, estaré por aquí.
Lucky alcanzó la polla medio-dura de Dray. ―En ese caso, vendré a casa a menudo.
Dray cerró sus ojos cuando Lucky empezó a acariciarlo. Sabía cómo era la vida en la
carretera y lo importante que era entrenar a tiempo completo. Lucky estaría en casa
unos meses al año, como mucho. No quería pensar en Lucky teniendo sexo con nadie
más, pero él era realista. La adrenalina producida durante una pelea ponía cachondo a
muchos luchadores después. Hacer promesas sobre permanecer fieles el uno al otro
sería hacer que fallaran ambos. Simplemente no era posible para Lucky estar rodeado
de hermosas mujeres y no volver a caer en su antiguo patrón. Cuando Dray había
estado en el circuito, había sido más fácil porque tenía a Vince, quién todo el mundo a
su alrededor había pensado que era su mejor amigo. La lección que había aprendido
de Vince nunca cambiaría la forma en que Dray veía las relaciones. Quería decirle
eso a Lucky, tanto como la idea mataba a Dray, necesitaba quedarse con las mujeres.
Sería demasiado fácil que un lío de una noche traicionara el secreto de Lucky.
Lucky soltó la polla de Dray y se movió para pasar sus dedos por las nalgas de Dray.
Cuando presionó contra el agujero de Dray, Dray no pudo evitarlo. Empujó hacia
atrás, dejando saber a Lucky sin palabras lo que deseaba. Los dos habían follado
numerosas veces en los últimos días, y se había sorprendido al descubrir que
disfrutaba recibiendo placer tanto como dándolo. Sin una palabra, Dray rodó y
alcanzó el bote de lubricante. Con su espalda hacia Lucky, Dray alzó el líquido
resbaladizo.
Lucky restregó su erección contra la grieta del culo de Dray mientras cogía el bote.
―Estuve pensando en esto todo el día ―susurró en la oreja de Dray.
Dray separó sus piernas, doblando su pierna derecha hacia su pecho. Antes de esa
mañana, Lucky nunca había follado a un hombre, por lo que Dray no sabía qué
esperar. Se había sorprendido gratamente por lo seguro que Lucky había estado con
94
todo el proceso. No fue hasta después de que Lucky le confesara que aunque era su
primera vez con un hombre, no era la primera vez haciendo anal. Tan ridículo como
era, los celos de Dray volvieron por las noticias, pero se tragó las hirientes palabras
que habían estado en la punta de su lengua y le dio a Lucky el momento. Por su parte,
Lucky había estado extremadamente contento y se había acurrucado tan apretado
alrededor de Dray después que Dray no había tenido más opción que luchar contra el
monstruo de ojos verdes.
Dray gimió cuando sintió la cabeza de la erección de Lucky contra él. ―Deja que me
dé la vuelta ―dijo, apartándose de Lucky. Se movió para estirarse sobre su espalda y
abrió sus piernas―. Quiero abrazarte ―explicó.
Mirando a los grandes ojos marrones de Lucky, Dray asintió. Maldición. Sería fácil
acostumbrarse a ver la suave expresión en el hermoso rostro de Lucky cada día, pero
sabía que era una expectativa ingenua. Como mucho, él sería un refugio en la
tormenta para Lucky en los años que vinieran. En el peor caso, no sería nada.
―Gracias ―dijo Lucky. Empezó a decir más, pero sacudió la cabeza en su lugar.
Cogiendo aire profundamente, alcanzó el bote de lubricante de nuevo. Mojó su polla
y se acercó más, insinuándose entre las piernas de Dray.
Dray enganchó sus antebrazos bajo sus rodillas y alzó sus muslos contra su pecho.
Era obvio que el cambio de posición había puesto nervioso a Lucky, algo que Dray
encontraba increíblemente adorable. Decidiendo ayudar a Lucky estiró la mano y
guió la cabeza de la polla de Lucky hacia su agujero. Lucky no se había tomado
mucho tiempo estirándolo, por lo que Dray advirtió. ―Sólo ve despacio.
Lamiéndose sus labios, Lucky empujó dentro de Dray con infinito cuidado.
―Cristo, eres bueno en esto ―gimió Dray cuando Lucky se deslizó hacia delante.
Estaba acostumbrado a compañeros que empujaban dentro, despreocupados del dolor
que ello causara. El hecho de que Lucky se preocupaba lo suficiente para tomarse su
tiempo se mostró en el placer puro que atravesó a Dray durante la invasión.
―Tuve un excelente profesor. ―Enterrado hasta la base, Lucky movió sus caderas.
95
Apoyó sus manos en la parte de atrás de los muslos de Dray mientras salía antes de
volver a entrar.
Tan bien como se sentía la longitud de Lucky entrando y saliendo de él, La atención
de Dray fue al rostro de Lucky. De todos los hombres con los que Dray había estado
durante años, nunca había visto unos ojos más expresivos. Dudaba que Lucky alguna
vez fuera capaz de mentirle porque no importaba lo que saliera de la boca del
hermoso hombre, Dray siempre sería capaz de leer sus ojos.
En ese momento, la mirada de Lucky decía mucho, y el corazón de Dray saltó en su
pecho. No te enamores de mí. Rompió la melancolía del momento estirando la mano
para sentir la polla de Lucky mientras seguía golpeando dentro de él. La forma en que
la piel de su agujero se hacía más fina para estirarse alrededor de la anchura de Lucky
lo puso cachondo. ―Joder, bebé, me estás matando.
Lucky gimió y entró más fuerte. ―No, no lo estoy haciendo. Me estoy dejando mi
huella en ti. ―Dray quería decirle a Lucky que ya lo había hecho, pero estaba tan
cerca de correrse. Alcanzó su eje y envolvió su mano alrededor de él justo cuando
Lucky soltó una serie de gruñidos, señalando su propio viaje al orgasmo. Dios. Le
encantaba que Lucky no intentara esconder la forma en que el cuerpo de Dray le
hacía sentir―. Lléname ―dijo, finalmente encontrando su voz―. Dame todo lo que
tienes.
Dray abrazó más a Lucky, amando la forma en que la barba incipiente de Lucky
raspaba contra su piel. Era real y masculina y le recordó una vez más cuanto le
96
16 Marca de unas tiritas adhesivas muy finas y que se usan para unir cortes, como si fueran puntos.
importaba el hombre en sus brazos.
Lucky asintió. No era como si no le hubieran dicho millones de veces que usara sus
piernas para mantener a sus oponentes apartados, pero su pasado siempre nublaba el
consejo. Incluso estando en la seguridad del gimnasio, la cicatriz de tres pulgadas de
largo y una de ancho en su pantorrilla parecía arder mientras recordaba la noche que
todavía parecía que sucedió ayer. Le dio la espalda a Dray y bajó del ring. ―Ahora
vuelvo ―dijo por encima de su hombro mientras se dirigía al vestuario.
Lucky despertó por el sonido de su madre gritando de dolor. Escuchó la fuerte voz
del novio de su madre, y se obligó a ser fuerte. Sólo tenía ocho años y era demasiado
pequeño para enfrentarse al yonqui que su madre había permitido que entrara en la
casa pero no podía escuchar los gritos de su madre sin hacer algo. Lentamente salió
de la cama y miró al salón.
97
Su madre estaba acorralada en la esquina con sus manos alzadas defensivamente
mientras su loco novio le daba otro puñetazo en su ya maltratado rostro.
―Mami ―Lucky gritó y se lanzó hacia el idiota. Usó toda su fuerza para golpear
sus pequeños puños contra la espalda del hombre, rezando para que fuera suficiente
para salvar a su madre.
Con un gruñido, el hombre estiró la mano hacia atrás y agarró a Lucky por el pelo.
El novio lanzó a Lucky a través de la sala como si no fuera nada más que una
distracción momentánea. Lucky aterrizó con un ruido sordo cuando su cabeza golpeó
contra la pared. Miró al techo varios preciosos segundos mientras intentaba evitar
desmayarse. Los gritos de su madre volvieron de nuevo, y Lucky supo que el hombre
no pararía hasta matarla.
Armado, cogió aire profundamente antes de correr tan rápido como pudo hacia el
novio de su madre.
Era la primera vez que había escuchado el nombre del hombre, y levantó el cuchillo
por encima de su cabeza, sabía que nunca olvidaría la traición que había cometido
su propia madre.
La advertencia fue suficiente para que Carl girara y golpeara el rostro de Lucky con
su puño antes de que el cuchillo conectara con la piel oscura de Carl.
La fuerza del puñetazo echó a Lucky atrás, haciendo que cayera de culo.
Inmediatamente apretó su mano ahuecada en su nariz, sabiendo que se metería en
problemas si caía sangre en la alfombra ya manchada. Apretó sus ojos cerrándolos,
obligándose a no llorar porque sabía que eso sólo lo metería en más problemas.
98
Cuando sintió una mano alrededor de su tobillo, automáticamente pateó, pensando
que era Carl.
– ¡Jodido Cabrón! ¡Qué te he dicho sobre dar patadas! – gritó su madre. – Por eso,
vamos a enseñarte una lección que nunca olvidarás.
―¿Lucky? ―la profunda voz de Dray llamó desde fuera del compartimento.
Lucky se pasó las manos por su rostro, intentando deshacerse de las lágrimas.
―Saldré en un minuto. ―Se giró y reunió una larga tira de papel de váter para
sonarse la nariz. No había forma de que pudiera esconder el hecho de que había
estado llorando como una nenita. Dray obviamente había escuchado el sollozo que se
le había escapado.
―La puerta está cerrada ―anunció Dray―. ¿Pensé que deberíamos hablar un minuto
sobe lo que está pasando?
Era la primera vez que Dray había iniciado algún tipo de contacto romántico en el
gimnasio, y Lucky estaba más que sorprendido por la oferta del gesto de consuelo.
Fue al abrazo de Dray. ―No puedo hablar de ello ―dijo, intentando evitar más
preguntas.
―¿Es algo que dije? ―preguntó Dray, pasando sus manso por la espalda de Lucky.
Lucky sacudió la cabeza. ―Te lo dije, sólo fantasmas del pasado―. Se movió para
99
un beso, pasando su lengua entre los labios separados de Dray. Intentó perderse en el
momento de pasión, intentó apartar los recuerdos de su madre colocada ayudando a
su novio también colocado enseñándole una lección sobre dar patadas. Intentó olvidar
que usó papel de váter y cinta adhesiva para vendarse las heridas que deberían haber
sido tratadas medicamente.
Dray acabó el beso y miró a Lucky a los ojos. ―¿Estás seguro de que estás bien para
luchar?
Dray se lamió los labios y estudió a Lucky. ―Sabes que puedes contarme lo que sea,
¿verdad? No te juzgaré por tu pasado.
Lucky sabía eso. ―Sí―. La razón por la que no podría explicárselo a Dray no tenía
nada que ver con la confianza. Si la gente, incluyendo a Brick y Dray, tuvieran una
idea de lo que pasaba en su casa mientras crecía, pensarían que él era un idiota por
ayudar a su madre todos esos años. Con ella saliendo de la cárcel pronto, Lucky no
tenía dudas de que acabaría ayudándola de nuevo, y no quería que la gente que le
importaba más lo menospreciaran por ello.
Brick se quitó la toalla mojada de la cara y miró a Dray. ―Mi estómago está
comportándose mal.
Dray notó la papelera al lado del sofá y movió la cabeza a un lado. Brick no había
comido suficiente comida para alimentar a un pájaro, por lo que no podía evitar
preguntarse que tenía el hombre mayor para vomitar. ―¡Joder! ―Retrocedió y se
apretó la mano contra su boca mientras luchaba por tranquilizar a su propio
estómago. Sangre. Jodida sangre manchaba los trozos de papel en la
papelera―.¡Maldición Brick!
100
Dray apartó la papelera de sangre y se arrodilló junto a Brick. ―Tenemos que
llevarte al hospital. ―Brick sacudió la cabeza―. Lucky no luchará si lo sabe.
Dray no sabía qué quería más, estrangular al viejo o envolver sus brazos a su
alrededor. AL final presionó su frente contra la sien de Brick. ―Eres muchísimo más
importante para Lucky que una pelea.
―No empieces con esa jodida mierda, Brick. Si sigues intentando esconder lo mal
que te sientes, y no le vas a permitir a Lucky tener el tiempo que necesita para
prepararse a sí mismo.
Brick miró a Dray. ―El otro día estaba hablando con un amigo sobre qué pasará al
final, y dijo que yo necesitaba rezar para no llegar tan lejos. ―Agarró la parte de
delante de la camiseta de Dray―. Quiero que me prometas que no me dejarás sufrir.
Le llevó a Dray unos momentos descubrir lo que Brick estaba pidiendo. Cuando lo
hizo, retrocedió. Santa mierda. Su corazón se desplomó por lo que Brick le había
pedido que hiciera. Las nauseas que había sentido antes ante la vista de la papelera
volvieron con toda su fuerza por una razón completamente diferente. ―¿Quieres que
te mate?
―¿Sólo? ―Dray luchó por mantener su enfado bajo control―. De ninguna jodida
manera ―soltó, levantándose. Había visto de primera mano con su tío lo que pasaba
en los días que llevaban a la muerte, pero incluso sabiendo lo que sabía, no podía
imaginarse ayudando a Brick a acabar con su vida. Apuntó con su dedo a Brick―. Y
tampoco te atrevas a pedirle a Lucky que te ayude. Lo destruirá, y lo sabes.
Brick giró su cabeza, rompiendo el contacto visual. ―No voy a ir a la pelea. Dile a
Lucky que estoy cansado o algo, y recuérdale que escuche a Flint.
Dray se restregó las manos contra sus ojos. Tan enfadado como estaba, no podía
ignorar el jodido problema que estaba en la papelera entre él y Brick. ―¿Me dejarás
llevarte al hospital después de que él se vaya?
―Sí. Brick no se siente bien, por lo que voy a llevarlo de vuelta al apartamento.
―Dray colocó una mano en el hombro de Lucky―. Me dijo que te dijera que
escuches a Flint.
―No para esta. Creo que se ha esforzado demasiado. ―Dray no podía encontrarse
con los ojos de Lucky por la media verdad, por lo que miró alrededor de Lucky a
Jax―. ¿Cómo te sientes hoy?
―Mentiroso ―dijo Lucky. Señaló al chico de dieciséis años―. Está tan dolorido que
apenas puede moverse. Me ofrecí a hacerle algo de sopa
Jax apuntó a su labio partido que estaba tan hinchado que apenas se abría. ―Sin
comer.
―No te preocupes por eso ―tranquilizó Dray―. Lo llevaré a comer algo antes de
ocuparme de Brick. Sólo ve y patea a esos idiotas. ―Pensó en el episodio de antes en
el vestuario. Los sonidos que había escuchado tras la puerta del compartimento le
habían roto el corazón. No sabía que fantasmas acechaban a Lucky o por qué, pero su
sesión de entrenamiento los habían desatado. Había pensado en ello una y otra vez, y
todavía no podía entenderlo. Tan equivocado como parecía, sabía que la respuesta era
la llave a la oscuridad que había encerrado a Lucky durante tantos años. Contra su
mejor juicio, presionó―. Recuerda lo que te dije. Tienes que dar patadas igual que
lanzar puñetazos.
―Haré lo que tenga que hacer para ganar ―gruñó Lucky antes de apartar a Dray.
Dray observó a Lucky alejándose. Aunque ahora sabía cuál era el desencadenante, no
estaba seguro de qué significaba o qué podría hacer.
102
Con la cabeza baja, Lucky miró sus nudillos heridos e hinchados cuando Flint lo
llevó a casa. Aunque había ganado ambas peleas, por consiguiente seguiría en el
torneo, las victorias le habían dejado más vacío que nunca. No estaba seguro de si su
anterior estado de ánimo todavía lo estaba afectando o si ganar la primera pelea sin
Brick en la esquina había amargado sus victorias.
―Lo hiciste bien ―dijo Flint, girando una esquina―. Brick estará orgulloso de ti.
―Supongo ―contestó Lucky. Lo importante para Brick era ganar, pero Dray no era
tan fácil de complacer. Lucky sabía que Flint no se había tomado el tiempo de
grabarlo, por lo que, con suerte, Dray no sabía que Lucky no había dado ninguna
patada a su oponente en ninguna pelea. Alzó su cabeza y miró por la ventana del
pasajero―. ¿Brick habló contigo sobre entrenarme cuando se haya ido?
―Sí, lo mencionó, pero le dije que no era decisión suya. Es tuya. ―Flint aparcó en
doble fila delante del edificio de Lucky―. Sé que todo esto con Brick no te dejan
centrarte ahora mismo, pero cuando estés preparado, si me quieres, ahí estaré.
A Lucky le gustaba bastante Flint, pero también sabía que el ex-luchador era
increíblemente bueno con los jóvenes adolescentes que venían a The Brick Yard para
sus lecciones. ―El problema es que si te alejo de tus jovencitos, me perseguirán y me
patearán el culo. Al estilo Flint ―añadió.
―Podría ser capaz de hacer ambos ―discutió Flint―. De todas formas, la oferta está
ahí si me necesitas.
Lucky abrió la puerta del coche antes de palmear el brazo de Flint. ―Nos vemos.
―Sí, nos vemos ―Flint dijo a través de la ventana abierta mientras Lucky cruzaba la
acera.
Lucky usó su llave y entró en el edificio sin mirar atrás a Flint aunque sabía que su
103
amigo estaba esperando para asegurarse de que llegaba seguro dentro antes de irse.
Lucky pasó los ascensores y subió las escaleras a su apartamento. Entrando, silbó
para Gatsby, pero su amiga de cuatro patas no vino. ―¿Dray? ―gritó quitándose su
sudadera.
―Gané. ¿Estás arriba? ―Lucky se quitó sus zapatillas de deporte con los pies.
―Preparándome para saltar a la ducha. ¿Quieres que deje la puerta abierta? ―Lucky
bajó sus pantalones calientes y su ropa interior al suelo antes de salir de ellos.
―Está dormido, pero todavía no se siente bien, por lo que no quiero alejarme.
Lucky se preguntó cómo bajar un piso podría considerarse lejos a menos que Dray
estuviera realmente preocupado de que Brick podría necesitar algo y no fuera capaz
de usar el teléfono. Se miro el pecho. Tanto como quería subir y ver que estaba
pasando realmente con Brick, no podía hacerlo sin lavarse primero. ―Estaré arriba
en diez minutos.
Lucky miró su teléfono. Más preocupado que nunca, no perdió tiempo en la ducha.
Últimamente , Dray había acabado sus llamadas con la misma frase “No puedo
esperar para verte”. Se preguntó qué había cambiado.
Siguió pensando en las palabras de despedida de Dray mientras se vestía con unos
viejos pantalones de deporte grises y cómodos y una camiseta roja desteñida de Brick
Yard. Se puso unas chanclas antes de correr arriba al apartamento de Brick. Giró el
pomo, pero estaba cerrado. Llamó suavemente, intentando no despertar a Brick.
104
La puerta fue abierta por un Dray desaliñado. Los ojos verde pálido que siempre
habían atraído la atención de Lucky parecían estar un poco hinchados y rojos como si
hubiera estado llorando.
Lucky sabía que Dray no era el tipo de hombre que lloraba sin muy buena razón. El
miedo lo llenó mientras miraba alrededor de Dray a la silla vacía de Brick. ―¿Estás
bien? ―Lucky se metió sus manos temblorosas en los bolsillos mientras seguía a
Dray al salón.
Dray se hundió en el sofá y levantó una cerveza. ―Tuve que llevar a Brick a
emergencias. Le pusieron algunos fluidos y medicinas para las nauseas, pero se negó
a quedarse.
Lucky miró hacia la puerta cerrada del dormitorio antes de dejarse caer junto a Dray.
―¿Qué dijeron?
Dray se mordió el labio inferior mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Tragó
varias veces antes de hablar. ―Tiene una semana. Quizás dos. ―Sacudió la
cabeza―. Estaba vomitando sangre, pero eso parece haber parado por el momento.
Más importante, no está comiendo.
Dray se acercó más y envolvió sus brazos alrededor de Lucky. ―No es que él se esté
rindiendo. Es parte del proceso. Uno de las últimas fases. El hospital piensa que es el
momento de llamar al hospital para enfermos terminales.
Dray se levantó y se acercó a Lucky. ―No nos va a dejar mañana ―dijo, sin duda
intentando tranquilizarlo―. Sólo necesitamos prepararnos realmente para ello.
Lucky dio un paso atrás. Sus cortas uñas se clavaron en sus palmas cuando apretó sus
manos en puños, doliendo. Se sentía como si alguien hubiera encendido una cerilla e
su frente cuando el sudor empezó a caer por su rostro. ―Para. ―No estaba enfadado
con Dray, pero una ira que no había sentido en años empezó a crecer en él. Después
de otra mirada a la puerta de Brick, le dio la espalda a Dray―. Lo siento, pero tengo
que irme.
105
―No. ―Dray agarró el hombro de Lucky intentando detenerlo―. Tienes que hablar
de lo que sientes. Huir no es la forma de manejar esto. ―Se acercó más y empezó a
envolver su brazo alrededor de la cintura de Lucky.
―Sé que estás intentando ayudar, pero necesito hacer esto a mi manera. Al menos
por ahora. ―Su enfado era palpable y lo último que necesitaba era pagarlo con Dray.
106
Capítulo Ocho
Después de comprobar el apartamento de Lucky, Dray condujo las pocas manzanas
hasta el gimnasio. La última vez que había estado enfadado, Lucky había ido a The
Brick Yard para quemar su ira. Dray rezó para que ahí fuera dónde lo encontrara
porque aparte de casa o el trabajo, no sabía dónde más iba Lucky cuando estaba
preocupado.
Entró por la puerta trasera y empezó a encender las luces. De todas formas eran casi
las siete de la mañana, la hora habitual en que Brick abría el lugar. Buscó en el
gimnasio, la oficina de Brick, el vestuario y finalmente, abrió la puerta de la
despensa.
Jax estaba sentado en una silla al lado de la cama de tamaño individual, donde Lucky
estaba estirado. Rápidamente alzó un dedo a sus labios maltratados y se levantó.
Señaló a Dray para que lo precediera fuera de la habitación.
Dray asintió en reconocimiento, pero antes de irse, se acercó más a Lucky. Se tragó la
bilis que subía por su garganta ante la vista del hombre por el que había crecido su
preocupación tan profundamente. Había dos cortes feos en el lado derecho del rostro
de Lucky, uno bajo su ojo y otro en su pómulo, pero no fueron sólo las heridas lo que
trastornó a Dray. Toda la parte derecha del rostro de Lucky estaba herida e hinchada.
Miró a Jax con una expresión confusa. Había visto a Lucky después de su pelea la
noche anterior y sabía que las heridas no habían sido infligidas en la jaula.
Dray atrajo a Jax a sus brazos, más por sí mismo que para tranquilizar al hombre más
joven. ―Estará bien. Lucky tuvo un momento duro tratando con el cáncer de Brick.
―Presionó su mejilla contra el lado de la cabeza de Jax. Se preguntó quién había
pegado a Lucky. Más importante, por qué Lucky lo había permitido.
Mierda. Dray no se había dado cuenta de lo apretado que se había vuelto su agarre.
Soltó a Jax. ―Por qué no vas a Mac's y consigues algo de comer mientras veo que
puedo hacer por Lucky. ―Sacó unos billetes de su bolsillo y se los pasó.
Jax se veía como si quisiera decir algo más, pero se giró hacia la puerta. Simplemente
asintió y se alejó.
―Soy Dray. Necesito que pases por el apartamento y te quedes con Brick unas horas.
―Llevó la cafetera al vestuario.
Dray no estaba seguro de cuanto decirle a Flint, pero decidió que Flint tenía derecho
a saber la condición de Brick. ―Lo llevé anoche a emergencias. No es bueno. Voy a
108
llamar al hospital de enfermos terminales hoy y ver que se puede hacer para que esté
más cómodo.
Sí, Dray sabía exactamente como se sentía. Aclaró y llenó la cafetera mientras Flint
seguía digiriendo la información. ―De todas formas ―empezó cuando Flint se tomó
un descanso de las palabrotas―. Necesito que vayas allí mientras yo trato con una
situación aquí en el gimnasio.
Dray arañó su labio interior con sus dientes. Aunque Flint tenía derecho a saber que
pasaba con Lucky, odiaba traicionar la confianza de Lucky. ―Lucky no está llevando
muy bien la situación de Brick ―dijo. Se dio cuenta de que ni siquiera le había
preguntado a Lucky cómo fueron las peleas la noche anterior―. ¿Cuándo vuelve a
luchar?
―Mañana ―contestó Flint―. Ese loco hijo deputa dejó KO a ambos oponentes en la
primera ronda de anoche.
Por lo que había visto en el rostro de Lucky, Dray no estaba seguro de que Lucky
fuera capaz de seguir en el torneo. Mantendría esa información para sí mismo hasta
que tuviera la oportunidad de evaluar la condición de Lucky. Derramando el agua en
la máquina, dejo el café infusionándose. ―Tendrás que pasarte para conseguir una
llave.
―Te traje una taza de café. ―Dray luchaba con qué decir―. ¿Quién te hizo eso, y
por qué coño les dejaste?
Dray tragó alrededor del grueso nudo de emociones alojado en su garganta. Asintió
entendiendo. ―¿Quieres que yo llame a Bruno?
―No tienes que hacerlo. Se lo dije anoche ―admitió Lucky―. Como sospechaba, no
se tomó las noticias bien.
―No. ―Lucky empezó a sacudir la cabeza pero hizo una mueca y volvió a bajar―.
Esto pasó después.
Dray dejó la habitación y rápidamente cogió un bote pastillas para el dolor y el kit de
primeros auxilios de la oficina de Brick. Estaba dividido entre dejarlo solo y
conseguir más respuestas. Aunque no interrogara más a Lucky sobre quién le había
herido, había una respuesta que tenía que tener. Dray volvió a la despensa. Se sentó
en el borde del colchón junto a Lucky y extendió el bote.
110
― ¿Por qué viniste aquí en lugar de a casa conmigo?
Lucky frunció el ceño. ―No era que no quisiera estar contigo. ―Alcanzó su café.
Después de tomar más aspirinas de las que eran necesarias, su mirada giró alrededor
de la habitación―. Este es mi lugar seguro. Siempre lo fue―. Alzó al taza a sus
labios, viéndose pensativo. Bajando su café, miró a Dray. ―No fui a ti anoche porque
sabía que intentarías hacer que me sintiera mejor, y no quería sentirme mejor. Tengo
muchas mierdas en mi cabeza ahora mismo, y no quiero hacer o decir algo que te
haga pensar menos de mí.
Dray cogió la taza de la mano de Lucky y bebió antes de dejarla a un lado. ―Te lo
dije antes, no hay nada que puedas decirme que me haga pensar menos de ti.
Entiendo que tienes demonios, todos los tenemos, y no voy a culparte por
compartirlos conmigo, pero necesito que sepas que los monstruos sólo dan miedo
hasta que enciendes la luz.
Las cejas de Lucky se juntaron. Obviamente estaba penando en lo que Dray había
dicho. ―Gracias ―masculló―. Quizás algún día.
Dray abrió el kit de primeros auxilios. ―Necesitarás algunas tiritas de puntos en esos
cortes, y tendremos que pensar en algo que decirle a Brick.
―Lo hice. ―Lucky se sentó en el sofá delante del sillón de Brick. Asintió en
reconocimiento a Flint, quién estaba en el lado opuesto del sofá―. Flint hizo un buen
trabajo.
―¿Sí? ¿Entonces por qué coño parece que te acaben de atropellar? ―preguntó Brick
antes de que la tos lo excediera. 111
Lucky hizo una mueca ante el sonido mojado cuando su mirada se deslizó al tanque
de oxígeno medio escondido detrás de la silla de Brick. ―Uno de los bastardos peleó
sucio. ―Esperaba que Brick lo creyera. No había forma de que le dijera a Brick lo
que había pasado realmente―. ¿Necesita eso? ―Miró a Flint y apuntó al tanque.
Brick levantó una papelera y escupió en sus profundidades. ―Estoy bien ―gruñó
cuando atrapó a Lucky mirándolo―. Ahora hablemos de tu cara.
―Estoy bien. ―Aunque Lucky preferiría contarle a Brick las noticias en privado,
sabía que tendría que discutirlo de todas formas con Flint en algún momento―.
Decidí no seguir con el torneo. No me gusta como está dirigido. Bruno tiene a pesos
pluma luchando con pesos pesados. ―No era la verdad, por supuesto, pero decirle a
Brick que iba a dejarlo porque quería pasar más tiempo con él no iría bien.
Los ojos de Brick se llenaron de lágrimas. ―Sabes que no me voy a mejorar, hijo,
¿verdad?
Con la garganta apretada, Lucky no podía creer que Brick lo hubiera llamado hijo.
Miró a Flint para darse cuenta de que él y Brick no eran los únicos en la sala
intentando tragarse las lágrimas. ―Ya veremos ―finalmente contestó―. Mientras
tanto, Dray y yo haremos turnos para estar contigo y llevar el gimnasio.
―Yo también puedo ayudar ―dijo Flint―. Con Jax ahí para limpiar, una persona
puede hacerse cargo del lugar.
―Gracias. ―Lucky tendría que mirar la estabilidad financiera del gimnasio. Brick
había sido propietario del lugar desde finales de los sesenta, por lo que estaba
bastante seguro de que había sido pagado, pero necesitaba saber cuál era el margen de
ganancias. Le gustaría empezar a pagar a Jax un sueldo mejor para que el chico
pudiera conseguir un apartamento o ahorrar para la universidad si decidía ir. Se
recostó en el sofá. Había demasiadas cosas en las que necesitaba pensar como para
dejar que los fantasmas de su pasado interfirieran.
112
Brick lentamente se levantó. ―Voy a estirarme un rato.
Lucky empezó a levantarse para ayudar a Brick, pero una rápida y sutil sacudida de la
cabeza de Flint le dijo que permaneciera donde estaba. Esperó a que Brick
desapareciera en su habitación y cerrara la puerta antes de girarse hacia Flint.
―¿Qué?
―Él no quiere ayuda. Créeme. Antes conseguí que me mordiera el culo por
ofrecerme a traerle un vaso de ese suplemento vitamínico que el doctor dijo que debía
beber ―Flint se restregó las palmas por sus rodillas―. ¿Cuál es la verdadera razón
por la que dejas el torneo? ¿Es Brick...o quién sea que te ha hecho ese en la cara?
―Brick ―confirmó Lucky―. No dudo que podría ganar, pero ¿a qué precio?
―Sacudió la cabeza―. Prefiero pasar el tiempo con ese viejo cabrón de la habitación
de al lado. Habrá otros torneos.
Flint estiró sus brazos por encima de su cabeza y bostezó. ―¿Estarás aquí mucho
tiempo? Creo que iré al gimnasio y le daré a Dray un descanso.
Lucky estaba agotado. ―Sí. Me estiraré aquí en el sofá e intentaré dormir un poco
más.
―Claro. ―Lucky conocía a Flint desde hacía años, pero los dos nunca habían sido
muy cercanos. Aún así, mirando al hombre de cabello marrón, Lucky sintió algo
revolviéndose en su pecho. Quizás para el final de esta experiencia de mierda, podría
contar a Flint como un amigo. Se sentía bien, especialmente desde que sus amigos
últimamente parecían estar cayendo como moscas.
113
Dray empujó un pequeño carrito arriba y abajo por los pasillos de la farmacia
mientras esperaba una de las recetas de Brick, lo cual era una mierda. No había
forma de que les llevara treinta minutos rellenar la jodida cosa. Sabía que los técnicos
farmacéuticos prolongaban la espera sólo para que los clientes hicieran exactamente
lo que él estaba haciendo.
―La recarga para Tony Brick está lista ―dijo una voz a través de los altavoces.
Dray se dirigió a la parte de atrás de la tienda, parando sólo para poner un contenedor
gigante de plástico de bolas de caramelo de menta en su carro.
Dray puso los ojos en blanco. ―Lo que sea. ―Le pasó el dinero a la mujer para la
medicina de presión sanguínea alta, uno de las medicaciones de rutina de Brick.
Dray miró su botín. ―No ―contestó avergonzado. Entendía por qué ella había
pensado eso, pero casi todo lo que había en su carro era para hacer sonreír a Lucky.
Aceptó su cambio y metió la pequeña bolsa blanca de la farmacia en su abrigo antes
de empujar su mercancía al escritorio de delante para esperar en otra cola.
Para cuando dejó la tienda y recogió la cena, eran caso las ocho. Podría haber hecho
el viaje mucho más rápido si no fuera tan exigente con su pizza La pequeña pizzería
estaba fuera del barrio, pero valía la pena conducir unas millas extra. A diferencia de
mucha gente de Chicago, A Dray no le importaba la pizza gruesa. Le gustaba la pizza
de masa fina cocinada en horno de ladrillo. No estaba seguro de qué prefería Lucky,
pero con suerte Lucky estaría tan hambriento que no le importaría.
Dray sonrió.
Abajo.
Lucky dejó sus llaves en la mesita de café. ―Está acurrucada al lado de Brick.
―Suspiró―. ¿Los animales saben cuando la gente está enferma?
―Claro. Creo que lo huelen o algo. ―Dray llevó los platos al salón―. ¿Quieres una
cerveza?
Lucky hizo una mueca y sacudió la cabeza. ―El agua está bien para mí. ―Se quitó
los zapatos con los pies y los dejó dentro del dormitorio mientras Dray sacaba una
botella de agua y una cerveza de la nevera. Cuando entré en la habitación de Brick
buscando a Gatsby, Brick tenía puesta su máscara de oxígeno.
Dray paró en el proceso de pasarle a Lucky el agua. No había estado en casa de Brick
desde que se había ido temprano esa mañana. Aunque había hablado con la enfermera
del hospital de enfermos terminales y ella le había dicho que había hecho los arreglos
para que llevaran dos tanques de oxígeno, no había pensado que Brick los usaría.
―¿Está durmiendo mejor?
―Sí, eso parece. ―Lucky se sentó en el sofá―. Gracias por la pizza. Me muero de
hambre.
Dray notó como Lucky se había sentado a propósito en el lado derecho del sofá para
que la mitad de su rostro herido estuviera escondido de la vista de Dray. ―Bien.
Come.
115
Lucky dio un mordisco y gimió. ―Joder, esto es bueno.
Sonriendo, Dray empezó a abrir su cerveza pero cambió de idea en el último
momento. Se levantó, colocó la botella de nuevo en la nevera y sacó una botella de
agua. Era obvio que Lucky no estaba bebiendo porque la noche anterior había bebido
demasiado, pero Dray sabía que sería demasiado fácil caer en el hábito de
emborracharse cada noche para tratar con la dolor de la enfermedad de Brick.
―No tienes que hacer eso ―dijo Lucky, cuando Dray volvió a sentarse.
Dray todavía quería saber cómo habían pasado los golpes y por quién, pero no
presionaría. Sonrió. ―Te curarás. ―Ladeó la cabeza cuando Lucky empezó a lamer
el tatuaje que pasaba por encima del cuello de su camiseta―. Sabes, hay algunas
personas a quienes mis tatuajes les desagradan.
―Si, gente loca ―masculló Lucky―. Siempre ha sido el hombre más sexy que he
conocido nunca.
Con la pizza olvidada, Dray se recostó en el sofá y atrajo a Lucky a sus brazos.
―Tengo algo para ti.
―¿Sí? ―Lucky se movió para montar el regazo de Dray. Removió su culo―. ¿Es
grande? ―preguntó.
Dray apoyó sus manos en las caderas de Lucky. Cristo. Sería tan fácil bajarle la
cremallera, bajar los pantalones de Lucky y empujar en el dulce culo que lo
atormentaba. Respiró profundamente varias veces y se recordó que tenían toda la
noche para follar. Aunque, antes de eso, quería escuchar a Lucky reír. Estúpido
quizás, pero verdaderamente creía que la risa podría curar las heridas que la medicina
no podía.
A pesar de su cuerpo gritando que era un idiota, Dray hizo lo que pudo para parar las
caderas de Lucky. ―Conseguirás ese regalo más tarde. Primero, quiero divertirme un
poco. Quiero verte sonreír.
116
―Oh, nos divertiremos. ―Lucky alcanzó y subió la camiseta de Dray por encima de
su cabeza y se la quitó.
Dray cerró sus ojos mientras se rendía a las caricias de Lucky. Amaba la sensación de
los dedos de Lucky mientras recorrían sus abdominales y a través del corto pelo de su
pecho. Maldición. Soy un hijo de puta débil.
Infiernos sí. Dray alzó sus caderas cuando Lucky tiró de la suave tela de su cinturilla.
El plan de hacer que Lucky se divirtiera salió por la jodida ventana por el momento.
Lucky empujó la mesita de café atrás antes de bajar del sofá ―Esto ―pasó su lengua
por la cabeza de la erección de Dray– es lo único que ha conseguido que supere el
día.
Sosteniendo su polla por la base, Dray pintó los labios de Lucky con pre-semen.
―Yo igual ―estuvo de acuerdo, amando la forma en que su deseo resbaladizo hacía
que los labios de Lucky brillaran. No era completamente verdad, pero sabía que era
lo que Lucky necesitaba escuchar. Para él, el sexo con Lucky era un producto de
simplemente estar a su alrededor. No pasaba tiempo con Lucky sólo para conseguir
meterlo en la cama. Aunque el sexo con Lucky era mejor que nada que hubiera tenido
nunca, encontraba tranquilizante el poder bajar la guardia a su alrededor. Había
construido una fortaleza alrededor de su corazón después del fiasco de Vince, y le
daba la bienvenida las roturas en la piedra que Lucky había conseguido cada vez que
estaban juntos.
Lucky chupó la longitud de Dray en su boca y durante los siguientes minutos, Dray
no pudo pensar en nada más que el calor rodeándolo. Lucky se apartó y besó el
camino abajo de la polla de Dray hasta sus bolas.
―Joder ―gimió Dray cuando Lucky empezó a succionar su saco. Permitió a Lucky
el tiempo de jugar y bromear, pero finalmente, el cuerpo de Dray pidió más.
Gentilmente apartó a Lucky de sus bolas antes de guiar su polla de vuelta a la boca de
Lucky―. Chúpala.
Dray se lo dio. Sostuvo la cabeza de Lucky quieta y empezó a follarlo dentro y fuera,
entrando un poco más en la garganta de Lucky con cada embestida. Lucky se
atragantó varias veces más, pero finalmente tomó la longitud de Dray como un
profesional. ―¡Joder! No puedo... ―jadeó. Todo su cuerpo vibró mientras luchaba
como el infierno para aguantar, pero perdió la batalla―. Me corro. ―El primer
chorro de semen se disparó desde su polla con tanta fuerza que Lucky tuvo que
apartarse. Dray observó mientras llenaba la boca de Lucky con su semilla. Gimió
cuando un pequeño montón de semen escapó de los labios de Lucky y bajó por su
barbilla.
Lucky se apartó y se limpió la barbilla con la mano, una amplia sonrisa en sus labios
hinchados. ―Eso fue intenso.
Dray pasó su mano por su pecho varias veces mientras estudiaba a Lucky.
―Levántate ―ordenó, esperando darle a Lucky la misma atención que acababa de
recibir.
No fue hasta que Lucky se levantó que Dray notó el semen esparcido por su
estómago y pecho. ―Joder. ―Dray pasó sus dedos por el lechoso fluido blanco. Alzó
la mirada hacia Lucky―. Disfrutaste de esto más de lo que pensaba.
Dray lamió un camino a través de una mancha de semen y gimió cuando el sabor de
Lucky explotó en su lengua. Limpió avariciosamente la piel de Lucky hasta que no
quedó nada. ―La. Mejor. Cena. De. La. Historia ―proclamó.
118
Después de una rápida ducha, Lucky entró en el salón para encontrar a Dray sentado
con las piernas cruzadas en el suelo con su espalda contra el sofá. En la mesita de
café delante de él había un juego que sacó lágrimas de los ojos de Lucky. ―Eso es...
―tragó alrededor del nudo en su garganta e intentó que salieran las palabras―. Eso
es Rock'em Sock'em Robot17.
―Sí. ―Dray continuó jugueteando para montar el juego infantil―. Pensé que quizás
podrías quitarte las frustraciones con esto ya que no querrás luchar por las próximas
semanas. ―Aseguró la cabeza del robot rojo en su lugar.
Lucky se dejó caer en el lado opuesto de la mesa. ―Recuerdo haber visto esto en la
tienda cuando era más joven. ―Su mirada fue a Dray―. Aunque no sé cómo jugar.
―No es tan difícil. Sólo imítame. ―Dray agarró el controlador de plástico y colocó
sus pulgares en los botones. Sólo intenta sacarme la cabeza ―dijo mientras empezaba
a apretar los botones en sucesión. En momentos, la cabeza del robot azul de Lucky
salió―. ¿Lo pillas?
―Sí. ―El corazón de Lucky latió más rápido mientras esperaba. En el segundo en
que escuchó la palabra tres, giró, trabajando con sus pulgares tan rápido como podía.
Acabo demasiado rápido cuando ambas cabezas saltaron.
―¿Eso es todo? ―Dray miró las cabezas salidas―. Pensé que sería mucho más
divertido.
Lucky estaba de acuerdo, pero no quería decirlo. El hecho de que Dray hubiera
comprado el juego significaba más que el mismo juego. Tanto como podía recordad,
nunca le habían dado un juguete como regalo. ―Probablemente es para niños de seis
o siete años.
Dray cruzó sus brazos por encima de su pecho desnudo y sacudió la cabeza. ―Esto
es un asco. ―Se levantó y fue a las bolsas de al lado de la tele que Lucky todavía no
había notado. Llevando una de las bolsas al sofá, Dray se volvió a sentar―. Déjame
119
17 Es un juego de acción popular. Consiste en dos robots luchadores de boxeo manipulados mecánicamente por los
jugadores, y el juego se gana cuando un jugador le saca la cabeza al oponente
ver, tenemos Batalla Naval, un mazo de cartas, Súper Elastic Bubble Plastic18 o Silly
String19. ―Alzó la mirada y movió sus cejas―. Y un montón de dulces. ―Dejó la
bolsa en el suelo―. Escoge.
―La cosa de las burbujas primero ―contestó Lucky, entusiasmándose más de nuevo.
Alcanzó la lata de Silly String―. Voy a llevar esto al gimnasio mañana y me acercaré
sigilosamente a Jax cuando esté en la sala de lavadoras. ―Rió―. No puedo esperar
para ver su cara.
Dray alzó dos paquetes. ―¿Qué color quieres? Tengo lila y rojo.
Sacudiendo la cabeza, Dray sonrió y cogió el pringue de su piel. ―No creo que
tengas que soplar tan fuerte.
―Dame un respiro. Nunca he hecho esto antes ―contestó Lucky, añadiendo más
pringue al final de la pajita. Su segundo intento fue mejor, pero la burbuja apenas
tenía el tamaño de una moneda de diez centavos antes de que explotara y se
desinflara.
Dray hizo un ruido, y Lucky alzó la mirada para ver la burbuja del tamaño de una
ciruela al final de la pajita de Dray.
18 Se podría traducir como Súper burbujas de plástico elásticas. Otro juego que consiste en un tubo de una sustancia
plástica viscosa y una pajita delgada usada para soplar y hacer burbujas semi-sólidas. Se saca un poquito de líquido
plástico del tubo y se hace una bola diminuta. AL final de la pajita se inserta la bola, y el usuario sopla por el otro
lado, inflando el plástico en una burbuja. La burbuja entonces puede sacarse de la pajita cerrando el agujero, sellado
el aire dentro.
120
19 Típica espuma en aerosol de colores para fiestas, aunque más que espuma son como tiras de un material plástico.
20 En inglés You suck, que en este caso significa que apestas o que eres muy malo haciendo algo, pero también se
puede usar como verbo chupar, también en contexto sexual, como chupar penes, de aquí el juego de palabras
intraducible, porque en español no tiene ningún sentido, ya que Dray posiblemente se refiera a este segundo
significado más sexual.
Presumido. Lucky miró la burbuja. Señaló la bolsa que todavía estaba junto a la tele.
―¿Qué más has conseguido?
―Sólo películas estúpidas de oferta. Comedias. Pensé que podrían venir bien para
tener algo de diversión estúpida durante la próxima semana o así. ―Dray puso más
pringue en su pajita.
―Sí, lo soy. ―Lucky se levantó y danzó adelante y atrás de un pie al otro con sus
brazos alzados en el aire.
―Si te pones arrogante, acabaremos pasando el resto de la noche viendo quién puedo
superar al otro ―dijo Dray. Sonrió―. Pero me encanta verte de buen humor, por lo
que perder vale la pena.
―Vale, ¿entonces si jugamos a Batalla Naval y coloco una sonrisa en mi rostro todo
el tiempo, me dejarás ganar? ―preguntó Lucky.
―No dije eso. Sólo dije que vale la pena perder por verte feliz.
La sonrisa de Lucky cayó cuando sintió la emoción tras la afirmación de Dray. Soltó
la pajita en la mesa y se movió para colocarse junto a Dray. Extendiendo su mano,
espero que Dray aceptara el gesto ofrecido. Ninguno de ellos habló de sus
sentimientos, pero él se dio cuenta de que lo que Dray había hecho esa noche era
proclamar la forma en que se sentía, alto y claro. La pizza, los dulces, los juegos y las
películas expresaban lo que Dray no podía decir, y Lucky finalmente le escuchó.
―Ven a la cama conmigo.
Dray miró hacia el techo. ―Primero debería ver como está Brick. ―Tomó la mano
ofrecida por Lucky y se levantó―. ¿Quieres venir?
121
Lucky asintió. Cuanto más veía la condición débil de Brick, más real era el resultado
pronosticado. La primera vez que había visto a Brick con la máscara de oxígeno en su
rostro cuando pensó que Lucky no estaba en la habitación le había revuelto las
entrañas. Dray había intentando decirle que Brick estaba más enfermo de lo que
fingía, pero Lucky no lo había creído. En ese momento, sin embargo, cuando había
visto a Brick luchando desesperadamente por coger aire, había sabido la verdad. Su
tiempo con el hombre que le había dado el único amor paternal que había conocido
nunca se estaba yendo.
122
Capítulo Nueve
―¡Estoy harto! ―gimió Jax.
Lucky todavía estaba riendo cuando tiró la lata vacía de Silly String en la papelera.
Era la tercera vez en una semana y media que se las había arreglado para acercarse
sigilosamente a Jax para atacar. ―Espera ―le dijo a Jax―. Déjame hacerte una foto.
―Sacó su teléfono, pero Jax se lanzó contra él.
Cubierto de la cabeza a los pies con las tiras rosas brillantes de espuma, Jax se rindió
y empezó a quitarse la mierda de su pelo. ―Espero que sepas que tú vas a limpiar
este lío ―se enfadó Jax, mientras Lucky hacía varias fotos.
Flint sonrió ante las fotos que Lucky pasaba. ―Hay una mujer aquí para verte. Dice
que es tu madre.
Todo el humor de Lucky cambió de una respiración a la siguiente. No. No. No. Quería
gritar al mundo que no estaba preparado para tratar con las típicas tonterías de su
madre. Todavía no. No ahora. Pensó brevemente en salir sigilosamente por la puerta
trasera del gimnasio, pero sabía que si ella quería algo de él, no pararía hasta
conseguirlo. ―¿Dónde está ella?
―En la puerta principal. ―Flint se secó el sudor de su frente con la parte de atrás de
123
su mano―. ¿Quieres que le diga que se vaya?
Lucky sacudió la cabeza. No quería mentirle a ella, pero tampoco contaminaría The
Brick Yard. ―Estaré en Mac's si alguien me necesita.
―Ella no se irá hasta que consiga aquello por lo que vino. ―Lucky sacó su cartera y
la miró para ver cuanto dinero tenía. No mucho, pero se lo daría todo si se alejaba.
Miró atrás a Jax quién estaba quitándose las tiras rosas de su camiseta―. Lo siento,
pero pasará un rato hasta que pueda limpiar esto.
Jax se mordió el labio inferior y miró alrededor. ―No te preocupes. Lo haré yo.
Lucky quería decir sí porque nada bueno pasaba nunca cuando estaba a solas con su
madre, pero no podría arrastrar a Jax a esta mierda. Retrocedió y le dio a Jax un beso
en la frente. ―Gracias, pero no te quiero cerca de ella.
Lucky notó a su madre al otro lado del gimnasio. Nunca dejaba de sorprenderle lo
pequeña que era ella ahora que él había crecido. Como niño, la vista de ella sobre él
con enfado en sus ojos lo había asustado mucho. Dray hablaba de demonios y
monstruos, pero era el rostro de su propia madre lo que acechaba a Lucky en sus
pesadillas.
Contra más se acercaba a su madre, más diferente se veía. Ella parecía derecha y sus
ojos parecían normales. Su fiero pelo rojo estaba limpio y atrás en una coleta.
―Mamá ―dijo Lucky cuando estuvo lo bastante cerca. Todavía no estaba seguro de
por qué se molestaba en llamar mamá a la mujer ya que nunca había sido una
verdadera madre, pero llamarla por su nombre Alana parecía incorrecto también.
―Quería pasar y hacerte saber que estoy fuera y disculparme por no verte cuando
viniste de visita. Estuve haciendo un programa, y quería asegurarme de poder
permanecer limpia antes de volver a verte ―dijo Alana. Dio un paso hacia Lucky y
alzó su palma a su rostro―. ¿Qué te has hecho?
―Lucky apartó la cabeza, rompiendo la conexión entre ellos―. ¿Tienes hambre?
124
Alana asintió.
Lucky abrió la puerta del gimnasio y señaló a su madre que girara a la izquierda.
Caminaron hacia Mac's en silencio. Cuando estuvieron sentados en su reservado
habitual, se sintió más tranquilo. O había estado en Mac's desde la discusión, pero en
ese momento, necesitaba el consuelo de la cafetería más de lo que necesitaba el
enfado que sentía por su propietario. ―Pide lo que quieras. ―Alana empezó a mirar
el menú―. Estoy quedándome en una casa de rehabilitación. Con suerte, seré capaz
de hacer la transacción esta vez sin volver a mis antiguas formas.
―Eso está bien, mamá. ―Lucky se sentó con su espalda en la pared, tamborileando
sus dedos contra la mesa.
Connie, una de las camareras a la hora de comer paró en la mesa. ―Hey, Lucky.
―Ella alzó la mirada de su tablet―. Guau. ¿Finalmente has perdido una pelea?
―¿En serio? ―La mandíbula de Trish cayó―. Nunca te he visto pedir nada fuera del
menú.
Lucky se encogió. ―Intento algo diferente. ―No le dijo que después de la pelea que
había tenido con Mac, dudaba que el propietario quisiera hacerle su comida habitual
de carne con vegetales a la plancha.
―El sándwich de res caliente con puré de patatas y un vaso de vino ―dijo Alana
antes de volver a poner su menú contra la pared.
Después de que Connie se fuera, Alana empezó a hablar de nuevo. ―De todas
formas, estaré en la casa de rehabilitación dos meses más. Con suerte, seré capaz de
conseguir un trabajo y encontrar otro apartamento.
Lucky siguió asintiendo, pero miraba a todas partes excepto a su madre. No era que
no creyera que ella estaba limpia para variar, simplemente se dio cuenta de que no le
importaba. No, eso no era completamente cierto. Contra más hablaba Alana sobre
hacer una nueva vida para ella misma, más enfadado se ponía.
―Tú la has hecho. ¿Llamas mierda a tu propia comida? ―preguntó Lucky. Incluso
para él mismo sonaba como un adolescente listillo.
Mac se inclinó contra la mesa y puso su rostro a pocas pulgadas del de Lucky.
―Sabes de lo que hablo ―gruñó.
Lucky señaló con sus dedos a Alana. ―Mac, me gustaría que conocieras a Alana
Gunn, mi madre. Mamá, este es Mac, el hombre que se aseguró de que no me fuera
hambriento a la cama cuando no había nada que comer en nuestra casa porque tú
cambiabas los vales de comida por alcohol y drogas. ―Dijo rápidamente antes de
apartar a Mac de su camino. Buscó en su cartera y sacó cada billete que tenía y los
dejó en la mesa―. Paga la comida y quédate el resto, – le dijo a su madre.
Lucky acababa de salir fuera cuando una gran mano apretó su hombro. Giró para
encontrar a Mac mirándolo. ―No estoy de humor, Mac.
―Sí, ya lo imagine yo solo. ―Mac soltó a Lucky―. ¿Tu humor tiene algo que ver
con que tu madre
Lucky puso los ojos en blanco. ―¿Qué piensas? No ha parado de hablar sobre estar
limpia y cómo su propia vida va a ser muy diferente ahora. Infiernos, incluso dijo
algo de conseguir un jodido trabajo que no incluyera que se abriera de piernas o
traficar con hierba con niños de escuela. ―Su garganta empezó a apretarse pero
obligó a la angustia a bajar. Su madre no se merecía sus lágrimas.
La expresión de Mac se suavizó. ―Creo que lo mejor que puedes hacer es desear que
le vaya bien y enviarla a su camino.
―Sí. ―Lucky miró a través de las ventanas para ver a Alana comiendo su comida
tranquilamente.
―Quiero odiarla.
―Por supuesto que sí. ―Mac señaló a Lucky hacia el lado del edificio―. Creo que
es el momento de que hablemos de unas cuantas cosas.
126
―¿No necesitas cocinar? ―Lo último que Lucky quería era otra charla con Mac. La
última casi lo destruyó.
Mac siguió caminando hasta que alcanzaron la parte de atrás de la cafetería. Señaló a
Lucky para que se sentara en una de las cajas viejas de leche y él se sentó en otra.
Con los antebrazos apoyados en sus rodillas, Mac se inclinó hacia delante y miró el
asfalto bajo sus pies. ―Yo tenía un hijo ―empezó.
Mac asintió. ―Yo era un padre de mierda, demasiado joven, supongo. No me casé
con su madre porque la idea de estar atado no me apetecía. ―Se quitó el sombrero de
tela blanca que siempre llevaba y lo arrugó en sus manos―. Veía a Jake de vez en
cuando, nada con lo que él pudiera contar, sabes, pero estaba alrededor. ―Alzó la
mirada y se encontró con la mirada de Lucky―. Se unió a una banda cuando tenía
trece. Su madre intentó decirme que era mi responsabilidad mantenerlo firme, pero
yo estaba demasiado ocupado jodiendo mi propia vida como para dar consejos.
Supuse que saldría del estilo de vida de matón en su momento, pero no llegó tan
lejos. Fue asesinado en un tiroteo desde un coche un mes antes de su decimoquinto
cumpleaños.
―No te lo cuento para que lo sientas por mí ―gruñó Mac―. No merezco tu pena ni
la de nadie. Ciertamente no merezco tus halagos por alimentarte. Todos tenemos que
pagar por los errores que hemos cometido por el camino, y dar sobras es una de las
formas en que lo hago. Siempre estoy encima de ti porque no quiero que cometas los
mismos errores que cometí con mi chico y cuando te veo jodido, quiero llevarte por
el buen camino, aunque tenga que presionarte.
―La mierda que me dijiste la otra noche realmente me llegó ―admitió Lucky―.
Supongo que siempre pensé que tú y Brick estarías a mi lado. ―Pateó un trozo de
asfalto―. Cuando me dijiste que ya no creías en mí, dolió.
―Sí, lo sé. ―Mac se restregó el rostro con sus palmas―. Ya no creo que luchar sea
tu camino, y no podría vivir conmigo mismo si te dejara continuar por ese camino y
algo serio te pasara a ti o a alguien más.
―Creo que lo sé, pero lo que yo piense no importa. Tienes que encontrar tu propia
verdad. ―Mac se levantó―. Será mejor que vuelva. Sin duda Connie planea
despellejarme vivo.
―¿Sí?
―¿Cómo conseguiste este lugar? ―Después de la historia que Mac había contado,
Lucky encontraba difícil de entender cómo el hombre había pasado de ser un padre
despreocupado a tener su propia cafetería.
Mac sonrió. ―No pensarás que Dray fue la primera persona a la que Brick ayudó,
¿no? ―Entró en la cafetería sin otra palabra.
Lucky entró en el apartamento de Brick para encontrar a Brick y Dray viendo viejos
vídeos de las peleas de Dray en la UFC. ―Hey. ―Dejó su bolsa de gimnasio en el
suelo y se quitó los zapatos. Había pasado un tiempo desde que había visto a Dray
luchar. Al principio, cuando Brick había estado intentando enseñarle a Lucky
128
habilidades adecuados, solía usar los vídeos como guías de entrenamiento.
―Siéntate y aprende algo ―resopló Brick.
Lucky se unió a Dray en el sofá, su mirada fija en la televisión. Brick siempre había
tenido razón sobre las habilidades de Dray. Eran perfectas. Observar a Dray dar
puñetazos y patadas en igual medida hizo que Lucky se restregara la cicatriz de su
pantorrilla involuntariamente a través de sus finos pantalones de deporte.
―¡Bueno presta atención! ―el grito de Brick fue seguido por una serie de toses.
Lucky usó el tiempo para levantarse y coger a Gatsby del regazo de Brick. Besó la
cabeza de la gatita. ―¿Le diste de comer? ―Preguntó a Dray.
Dray asintió. ―No estaba seguro de a qué hora llegarías, por lo que la alimenté hace
una hora. ―Apuntó la pierna de Lucky―. ¿Entonces qué pasa con la pierna?
―Claro, pero tengo que advertirte, Flint lo hizo y lo trajo. ―Dray rió―. A pesar de
eso, está muy bueno.
Lucky bajó a Gatsby y llenó un cuenco con la cuchara. Añadió una dosis saludable de
salsa picante y cogió una botella de agua antes de volver al salón. Había estado
intentando descubrir que decirle a Brick y Dray de su día, decidió que sólo lo soltaría.
―Mi madre se pasó por el gimnasio hoy ―anunció.
Por primera vez desde que Lucky había entrado en el apartamento, Brick apartó su
129
mirada de la televisión. Alcanzó el mando y la apagó. ―¿Qué dijiste?
―Mamá vino al gimnasio. Evidentemente está limpia y sobria y preparada para ser
una persona decente por primera vez en su miserable vida. ―Lucky se concentró en
su cena, por lo que no pudo ver la reacción de Brick ni de Dray, pero no tuvo que
esperar mucho.
―Lo sé. La llevé a Mac para comer algo ―dijo Lucky comiendo chili.
Lucky se encogió. Era una discusión continuada entre él y Brick, aunque entendía la
posición de Brick, Lucky había sido entrenado desde su nacimiento a poner las
necesidades de su madre antes que las suyas. Era una costumbre difícil de romper,
aunque entendía lo insano que era. Olvida los cigarros, el alcohol y las drogas. Era
adicto al dolor, el tipo de dolor que sólo una madre puede proporcionar.
Con el apetito desvanecido, se levantó y llevó su cuenco a la cocina. Tiró el chili sin
comer en la basura antes de lavar y guardar las cosas en el armario. Saltó cuando
sintió una mano cálida en la parte baja de su espalda y miró por encima de su hombro
para ver a Dray. ―Hey.
―Cansado. ―No era exactamente una mentira. Estaba cansado de todo, y lo que
realmente necesitaba era pelear. Salirse del torneo de repente se sintió como una mala
idea. Lo había hecho para pasar tiempo con Brick, pero rápidamente descubrió que
necesitaba esa liberación para mantenerse cuerdo―. Creo que volveré al gimnasio un
rato y trabajaré en el saco rápido.
130
Dray colocó sus manos en las caderas de Lucky y presionó contra su espalda. ―¿Por
qué no vamos a correr? Podría irme bien algo de ejercicio.
―Volvemos a poner la pelea. Brick nunca nos echará de menos. ―Dray le dio a
Lucky un suave beso deslizando su lengua dentro por u breve momento.
Lucky se lamió los labios. ―Vale, pero quiero pasar por el gimnasio después para ver
como está Jax.
Lucky esperó bastante tiempo para que su erección bajara antes de volver al salón.
―Dray y yo vamos a correr ―le dijo a Brick―. ¿Necesitas algo antes de que nos
vayamos?
Brick miró a Lucky. ―¿Sabes lo que estás haciendo? ―preguntó, su voz gruesa con
la emoción.
―Sí ―confirmó Lucky―. Me pregunto a cuanta gente ayudó Brick a lo largo de los
años. ―Paró de caminar cuando estuvieron en la puerta del gimnasio―. ¿En qué tipo
de mundo jodido vivimos dónde alguien tan bueno como Brick muere cuando a
alguien tan mala como mi madre se le da una segunda oportunidad en la vida?
―Soltó una larga respiración―. Lo siento. Todavía no sé cómo sentirme sobre mi
madre.
―Siempre me dijo que la gente mala consigue lo que se merece. ―Echó la cabeza
atrás y soltó un gruñido de frustración que hizo eco contra el edificio de ladrillos.
Dray recordó lo que Jax le había dicho sobre los murmullos de Lucky la noche de su
paliza. ―¿La gente mala o los niños malos?
Cuando Lucky giró en la esquina, Dray sacó sus llaves y abrió la puerta delantera.
Miró la pequeña luz que Lucky debió dejar encendida cuando cerró el gimnasio
antes. Quisiera Lucky darse cuenta o no, ya había empezado a ponerse en el lugar de
Brick. ―¿Jax? ―gritó. No quería asustar al chico, y no dudaba que Jax había
escuchado la puerta abriéndose.
―Hey. ―Jax salió de la sala de lavadoras―. ¿Algo va mal con Brick? ―preguntó,
preocupación en su voz.
132
―No. Salí a correr con Lucky, por lo que pensé en pasar para ver como estabas.
Todavía no estás trabajando, ¿no? ―preguntó Dray, entrando en el gran espacio del
gimnasio de dos pisos.
―Deberes. ―Jax se apoyó contra el marco de la puerta―. Lucky me atacó con Silly
String antes. ―Rió―. Me costó una eternidad limpiar, lo que me atrasó en el horario.
―Volvió a la mesa marcada―. Química. ―Gruñó―. ¡Es un asco!
―Sí, tampoco puede dios evidentemente, porque le estuve suplicando toda la noche.
―Jax golpeó el grueso libro de texto con el lápiz―. ¿Lucky está bien?
―Está superando mucha mierda, pero estará bien ―dijo Dray sabiendo que Jax tenía
que tratar con sus propios problemas―. ¿Tu padre ha estado por aquí?
Jax sacudió la cabeza. ―No sabe sobre este lugar. Lo vi ayer esperándome fuera de la
escuela, pero lo noté y usé la puerta trasera.
Dray había pensado mucho en la situación de Jax. Legalmente, el padre de Jax podía
ir a los polis y recuperar a su hijo, pero según Lucky, no pensaba que el padre de Jax
hiciera eso. Sin embargo, el hecho de que The Brick Yard albergaba a un chico que se
había fugado de casa podría meter a Brick, Lucky y Dray en problemas con las
autoridades. Era una situación jodida, pero una por la que Brick había estado
dispuesto a arriesgarlo todo durante años. La respuesta al problema era convertirse en
padre adoptivo de Jax, pero ese proceso requería extensas comprobaciones de
antecedentes. Estudió sus brazos cubiertos de tatuajes. Por primera vez en su vida, se
preocupó de lo que otra persona podría pensar de su tinta. ¿Los oficiales de adopción
mirarían una vez su piel tatuada y lo considerarían indigno? Entonces, por supuesto,
estaba lo de ser gay. Y, el hecho de que ni siquiera tenía una casa en Chicago. Cristo.
No había ninguna jodida forma de que le dejaran ser un padre adoptivo.
―Bueno, hasta que pueda pensar en algo más, sólo mantén los ojos abiertos ―dijo
Dray finalmente.
―Sí, lo pillo. ―Jax volvió a mirar su libro―. La madre de Lucky parecía amable
para mí, pero podría decir por la forma en que reaccionó que ella no lo es. Me hizo
preguntarme que ven otras personas cuando ven a mi padre.
133
―Las apariencias pueden engañar. Eso seguro ―estuvo de acuerdo Dray. Apuntó a
los deberes de Jax―. ¿Casi has acabado?
Jax miró la página delante de él. ―Seis problemas más que contestar.
―Buen trato. ―Dray se movió hacia la puerta―. Cerraré la puerta principal cuando
me vaya, pero Lucky todavía está ahí fuera en alguna parte, por lo que no te asustes si
aparece de nuevo.
Después de sólo unas horas de sueño, Lucky arrastró los pies hacia su cocina para
encontrar a Dray apoyado contra la encimera, haciendo café. Envolvió sus brazos
alrededor de la cintura de Dray. ―¿Puedes hacer esa bebida más rápido?
―Por la forma en que actué anoche. ―Lucky besó la piel tatuada entre los omóplatos
de Dray―. No tuvimos sexo.
Dray llenó dos tazas de café antes de girarse, dejando el café en la encimera. Ahuecó
134
el culo de Lucky y lo atrajo más cerca. ―No tenemos que follar cada vez que
estemos juntos. Tuviste una mala noche, pensé que quizás sería mejor sólo abrazarte.
―No entiendo. ¿Por qué querrías dormir conmigo si no querías follar? ―Lucky sabía
que probablemente sonaba insensible, pero necesitaba saberlo.
Dray miró a Lucky, su boca en una fina línea. ―¿Qué tipo de imbécil te crees que
soy?
Lucky dio un paso atrás, inseguro de cómo tomarse el obvio enfado de Dray. ―No
creo que seas un imbécil.
―Evidentemente no, porque no puedo entender por qué coño estás enfadado
conmigo de repente ―dijo Lucky.
―Porque me importas. Esto no es sólo sexo para mí, pero puedo ver que tú te sientes
de forma diferente. ―Dray le dio la espalda a Lucky y se llevó su taza a los labios―.
Si el sexo conmigo es todo lo que buscas, está bien, pero deberías haber dicho algo
antes.
Dray dio un puñetazo a la puerta del armario delante de él, haciendo una grieta en la
madera barata de arriba a abajo. ―¡Joder! ―sacudió la cabeza y varias gotas de
sangre salpicaron el suelo.
135
Capítulo Diez
Dray estaba quitándose la frustración en un pesado saco con Jax sentado en un
taburete cerca. Con su mano jodida, estaba forzado a pegar con sus piernas y su mano
izquierda, pero lentamente estaba bajando la presión sanguínea.
―Los fans descubrieron que soy gay y me dieron la espalda. ―Pateó el saco varias
veces, cambiando de un pie a otro.
Cuando Jax permaneció silencioso, Dray de repente temió que perdería el respeto del
adolescente. Paró y miró a Jax. ―¿Eso te molesta?
Jax sacudió la cabeza. ―Voy a la escuela con algunos chicos gay, y son bastante
guays―. Señaló la mano vendada de Dray―. ¿Cómo pasó eso?
―¿Siempre haces tantas preguntas? ―Dray dejó a Jax sentado junto al pesad saco y
volvió al saco de velocidad. Usando sólo su mano izquierda, empezó un ritmo.
―No estoy intentando ser entrometido ni nada ―dijo Jax, bajando su taburete antes
de subir a él―. Necesito decirte algo, y necesito asegurarme de que no va a enfadarte
antes de hacerlo.
―Puedes decirme lo que sea ―dijo Dray, sin apartar los ojos del saco de velocidad.
―Esa noche que Lucky vino aquí y que estaba tan golpeado, dijo algo que no entendí
en ese momento, pero he estado pensando en ello, y creo que deberías saberlo.
136
La mención del nombre de Lucky consiguió toda la atención de Dray. ―¿Qué dijo?
Con el saco de velocidad olvidado, Dray bajó sus brazos a los lados. Aunque
sospechaba que Lucky se preocupaba más de lo que decía, fueron los incoherentes
murmullos de Lucky a Jax lo que selló el destino de Lucky, al menos para Dray.
Sabiendo lo que sabía ahora, no había forma de que fuera a dejar que Lucky lo
apartara.
Jax saltó del taburete y se levantó. ―¿Por qué Lucky piensa que es tan malo?
―No lo sé. Creo que tiene algo que ver con su madre. ―Dray cogió una toalla y se
secó el sudor de la cabeza y el pecho. Todavía no sabía qué acechaba a Lucky, pero
sabía que el monstruo más grande y malo en el armario de Lucky era su propia
madre―. ¿Supongo que no sabes cuál es su nombre?
―Alana. Escuché a Flint llamarla así después de que Lucky se fuera con ella.
Dray recordó a Lucky diciendo que su madre estaba viviendo en una casa de
rehabilitación. No sabía cuántas había en la zona, pero valía la pena buscarla.
Aunque nunca había visto a Alana Gunn, Dray sabía quién era ella en el momento en
que salió de la casa. ―¿Alana?
Parando abruptamente, Alana miró a Dray con miedo en sus ojos. ―Ya no hago eso.
Dray apretó sus dientes. ―No soy un jodido traficante ―gruñó―. Quiero hablar
137
contigo sobre Lucky.
―¿Te debe dinero?
Dray intentó lo mejor que pudo controlar su temperamento. ―No. Soy un amigo
suyo. Escaneó el barrio. ―¿Hay algún sitio donde podamos hablar?
Veinte minutos no le darían suficiente tiempo para descubrir que coño le había hecho
a su hijo el monstruo delante de él, pero era mejor que nada. ―Vale. ―La siguió al
lado de la casa y se sentó―. Sé que estás intentando enderezar tu vida, pero estoy
preocupado por Lucky. Un amigo suyo cercano, Brick, se está muriendo, y Lucky no
lo está llevando bien. Parece estar sacando malos recuerdos, y pensé que quizás
querrías ayudarme a entender lo que pasa en su cabeza.
―¿Cómo qué? ―¿Pedir comida? Cuanto más tiempo estaba Dray sentado al lado de
la mujer, más la odiaba.
―Llorar sin parar, por ejemplo. ―Suspiró―. Hacía lo que fuera para llamar mi
atención. Una vez, tiró una bolsa entera de píldoras por el váter. ―Sacudiendo la
cabeza, dio otra calada―. Es innecesario decir que no lo hizo más de una vez.
―¿Por qué? ¿Qué le hiciste? ―preguntó Dray, aunque no estaba seguro de querer
saberlo.
―¿Yo? Yo no hice nada. Intenté pegarle una vez cuando era pequeño y una vecina
me vio, dijo que llamaría a los servicios sociales si alguna vez me veía pegarle de
nuevo. No podía hacer eso porque necesitaba los cheques de las prestaciones sociales.
―Alana resopló―. Después de eso, hice que él se castigara. Los niños malos tenían
que ser castigados, pero yo no necesitaba ir a la cárcel o perder mis vales de comida.
La bilis se alzó en su garganta cuando luchó contra las ganas de golpear a la puta.
Nunca en su vida había pegado a una mujer ni había estado tentado, pero en ese
momento, quería sentir su puño golpeando contra el rostro de la mujer. Luchó por
138
controlar su enfado mientras se metía las manos en los bolsillos. ―¿Cómo se
castigaba él?
Alana tiró el cigarro medio fumado y lo aplastó bajo su zapato. ―Necesito coger mi
autobús.
Dray saltó delante de él, bloqueando su camino. ―No hasta que me digas cómo
hacías que él se castigara.
Ella frunció el ceño. ―¿Por qué debería? ¿Para que puedas mirarme con desprecio?
Lo hice lo mejor que pude. Criar a un niño como él no fue fácil.
―Eres basura ―dijo Dray―. Incluso sobria, eres basura. ―Apuntó con su dedo a su
rostro―. Mantente lejos de Lucky. ―Se apartó de Alana, esperando no volver a ver
su despreciable rostro de nuevo. Todavía no sabía toda la historia del pasado de
Lucky, pero tenía una mejor idea de por qué Lucky encontraba tan extraña la idea de
que alguien quisiera pasar tiempo con él por algo más que sexo. Lucky no parecía
reconocer el amor cuando era dirigido directamente hacia él, y Dray no tenía duda de
que era porque no le habían mostrado ni una pizca de ello cuando era un niño.
El problema era, ¿cómo le enseñaba a alguien que nunca había sentido amor que le
amabas? Estúpidamente creía que había estado haciendo un buen trabajo diciéndole a
Lucky sin palabras cómo se sentía, pero obviamente había estado equivocado.
Tristemente, por como estaban las cosas entre ellos, Dray no estaba seguro de que
Lucky lo creyera si iba directo y declaraba sus sentimientos. Nop. Necesitaba
encontrar otra forma.
Lucky estaba sentado junto a la cama de Brick, viendo al viejo dormir, cuando la
puerta detrás de él se abrió. Miró por encima de su hombro para ver el hermoso rostro
de Dray.
―Jax está viniendo para sentarse con Brick. Flint está cerrando el gimnasio, y tú y yo
vamos a salir ― anunció Dray.
Lucky suspiró. Sabía que no estaba vestido para ir a un restaurante más fino que
Mac's. ―Tendré que cambiarme.
―¿Por qué coño vamos a Milwaukee? ―Lucky conocía varios lugares de marisco
buenos en Chicago. Conducir hasta Milwaukee sería malgastar gasolina.
―Porque me apetece salir de la ciudad un rato. Es una bonita noche, por lo que pensé
en salir a conducir. No te preocupes por ello. Sólo ve a ducharte.
Lucky tenía la sensación de que estaba volviendo a cabrear a Dray Había estado
preocupado por su conversación de esa mañana todo el día, y aunque todavía no
estaba seguro de qué había dicho para enfadar a Dray, ciertamente no quería hacerlo
de nuevo. ―Lo que sea ―dijo, retrocediendo.
140
Cuando Dray había pasado lo peor del tráfico, encendió la radio. ―¿Qué tipo de
música te gusta?
―No soy exigente. Normalmente escucho rock, pero a Brick le encanta la mierda
vieja, por lo que también suelo escuchar eso.
―¿Country? ―Dray realmente no le gustaba, pero pensó que pillaría a Lucky por
sorpresa.
―Para nada. ―Dray extendió su mano vendada―. Quítame esto por mí.
―Sí. ―Dray esperó a que Lucky desenvolviera la venda elástica. Quería hablar con
Lucky sobre el encuentro que había tenido con su madre, pero esa noche era sobre
mostrarle a Lucky que tenía verdaderos sentimientos por él porque tanto como había
intentado negarlo, los tenía.
Lucky dejó la venda en el asiento antes de examinar el pequeño trozo de gasa pegada
a los nudillos de Dray. ―¿Es malo?
Dray estiró su mano y esperó. Era obvio que Lucky no iba a hacer la cita fácil, pero
Dray decidió ser un poco tolerante. Aunque Lucky había salido con mujeres durante
años, era su primera cita con un hombre.
Finalmente, Lucky suspiró y entrelazó sus dedos con los de Dray. ―¿Luego vas a
intentar agarrarme una teta? ―bromeó Lucky.
141
Dray apretó la mano de Lucky. ―Vamos a dejar algo claro. No eres una mujer. No
pienso en ti como en una mujer, y seguro como el infierno que no quiero tratarte de la
forma en que trataría a una mujer.
Lucky se aclaró la garganta. ―Lo siento. Supongo que estoy nervioso, lo cual es
completamente estúpido, pero no sé como actuar. ―Suspiró pesadamente―. Follar
sé. ―Con su mano libre señaló alrededor de la cabina de la camioneta―. Supongo
que realmente nunca tuve una cita. Yo follo ―dijo las últimas palabras tan
silenciosamente que Dray a penas las escuchó.
―¿Qué pasa con Briley? Estabas cenando con ella cuando te llamé esa vez ―Dray
apuntó, sus celos resplandeciendo.
―Briley es guay. Salimos, pero nunca consideré encontrarme con ella en el bar o en
Mac's como una cita. No es así entre nosotros. Nos divertimos juntos y a ella le gusta
mi polla. Eso es todo lo que hay ahí.
―Bueno, esto es una cita. Este soy yo intentando mostrarte que no somos sólo
amigos con beneficios. Que cada vez que estamos juntos ya sea en un restaurante, un
bar o sólo en tu apartamento, es una cita porque estar contigo significa para mí algo
más que follar.
Con los ojos cerrados, Lucky sacudió la cabeza vehementemente y soltó la mano de
Dray. ―No puedo importarte así. No te dejaré.
Dray se mordió la lengua otros diez minutos antes de que su enfado sacara lo mejor
de él. Cómo se atrevía Lucky a entrar en el corazón de Dray sólo para apartarlo.
Había sido estúpido poner las cosas en marcha antes de determinar la relación que
sentía que él y Lucky estaban desarrollando. ¡Joder! Salió de la autopista sin una
palabra a Lucky, parando en el primer lugar de comida rápida que notó. ―¿Qué
quieres? ―preguntó mientras se acercaba al altavoz para conductores.
―Bueno, ya que no te importa, no veo razón para conducir todo el camino hasta
Milwaukee, pero estoy jodidamente hambriento, por lo que voy a conseguir algo de
comer antes de volver. Ahora, ¿qué coño quieres? ―Dray tamborileó sus dedos en el
volante mientras el tipo al otro lado del altavoz le ladraba.
―¿Por qué estás siendo tan imbécil con esto? ―preguntó Lucky tan pronto como
Dray consiguió su comida y cerró la ventana―. Sólo estoy intentando salvarte.
―¿Por qué coño estás intentando salvarme? No necesito que me salves, necesito que
tú... ―Dray se mordió la lengua.
―No soy una buena persona ―masculló Lucky―. La gente a la que importo acaba
decepcionada o muriendo.
―Sí, tienes razón. ¿También vas a decirme que eres responsable de sus errores?
―Dray alzó su mano y tocó la oreja de Lucky―. Tienes que parar de culparte por el
dolor a tu alrededor.
Lucky se mordió su labio inferior y giró su cabeza para mirar por la ventana del
pasajero. ―¿No fuiste tú quien me dijo que enterrara esa parte de mí mismo?
143
Dray le había dicho eso a Lucky, pero había pensado que ya lo habían superado.
―Cuando dije que estaría aquí para ti cuando vinieras a casa entre peleas, ¿pensaste
que sólo quería decir que estaría preparado para follar sin ataduras?
Dray contó hasta diez para darse tiempo a enfriarse antes de contestar. Miró la
camioneta y salió del aparcamiento. ―Soy demasiado mayor para ser tu follamigo,
por lo que si eso es todo lo que quieres, todo lo que piensas que mereces, acabaremos
con esto, porque yo merezco más que ser relegado a ese rol en particular.
Lucky le lanzó una rápida mirada a Dray. Sabía que Dray no había querido decir del
todo lo que había dicho. Dray era el tipo de hombre que presionaba, esperando
conseguir lo que deseaba. Sí, Dray definitivamente estaba intentando que abriera esa
parte oscura de sí mismo. El problema era que Dray no tenía ni idea de lo que estaba
pidiendo en realidad.
Con un suspiro de exasperación, Lucky se pasó las manos por su rostro. Quería huir,
volver a subir a la jaula dónde no sentía nada más que los puños golpeando su carne,
144
dónde ganar era algo bueno y perder significaba que sufría por ser malo. Sabia las
reglas de la jaula, las entendía. La vida fuera apestaba porque las emociones eran
demasiado confusas. ―Creo que empezaré a entrenar mañana para prepararme para
la pelea en St. Louis.
Lucky se congeló. No. Lo último que quería era que el veneno de su madre se
derramara e infectara a una de las pocas personas que le importaban.
―Estoy bien ―contestó Lucky, su voz sonaba fría, incluso para él.
―No estás bien, bebé. ―Dray agarró la barbilla de Lucky y giró su cabeza para que
lo encarara. Miró con lágrimas en los ojos las heridas curándose en el lado del rostro
de Lucky―. ¿Dime cómo pasó esto?
Lucky apretó su mandíbula, recordando el duro golpe de la pared de ladrillo cada vez
que había golpeado su cara contra ella. Podía decir por la expresión del rostro de
Dray que ya lo suponía, por lo que ¿por qué coño tenía que decirlo?
―Hey ―dijo Dray, cogiendo el teléfono―. Más despacio ―le dijo a Jax―. ¿Está
Flint ahí? ―Se recostó en su asiento estiró la mano para ponerse el cinturón de
seguridad―. Vale, llama a Flint y haz que él llame a la enfermera del hospital de
enfermos terminales, su número está en la nevera. Cuando Flint llegue, tienes que
volver al gimnasio. ―Sacudió la cabeza―. No, no discutas en esto. Lo último que
145
Brick querría es que alguien te encuentre allí e informe a tu padre. ―Se lamió los
labios mientras seguía escuchando―. Estamos a cuarenta minutos de distancia. Sí.
―Dray cerró sus ojos―. Sólo ponlo tan cómodo como puedas hasta que Flint llegue.
Lo siento, Jax. Juro que nunca pensé...
―Estaremos allí tan pronto como podamos. ―Dray colgó el teléfono antes de volver
a la autopista. Extendió su mano―. Sé que estás enfadado conmigo, pero te necesito
ahora.
―Brick está vomitando sangre de nuevo. La enfermera había dicho que podría pasar
cuando se acercara al final, pero no lo esperaba tan pronto. ―Dray alzó la mano de
Lucky a sus labios y la besó―. Yo hice esto. Puse a Jax en una posición para la que
no estaba preparado, y no estoy seguro de si alguna vez seré capaz de perdonarme por
ello.
Lucky escuchó las palabras, pero sabía la verdad. Dray había intentado darle a Lucky
algo especial porque había hablado con Alana y se sentía mal por él. Y aquí estaban, a
millas de casa, y Brick estaba pagando el precio por la amabilidad de Dray.
Todavía sosteniendo la mano de Lucky, Dray subió las escaleras corriendo. Paró en la
puerta de Brick y miró a Lucky. Había tantas cosas que quería decir, tantas cosas con
las que necesitaban lidiar, pero no había tiempo. Lucky se había cerrado por completo
de camino a Chicago.
―Sé que he escogido un momento de mierda, pero necesito que sepas que te quiero
―dijo Dray―. Y no me importa lo que pienses que hiciste en el pasado o cómo te
veas a ti mismo. Mis sentimientos no van a cambiar. Porque vi la forma en que tratas
a Jax y a Brick, y el hecho de que puedas llorar me dice que vales cada onza de
146
sentimientos que tengo por ti.
Lucky sacudió la cabeza.
Dray le dio un rápido beso. ―Ahora, vamos a postergar esta discusión y ocuparnos
del hombre que nos salvó la vida a ambos.
Lucky no dijo nada, pero tampoco apartó su mano cuando entraron en el apartamento.
Flint estaba en el fregadero de la cocina con el agua corriendo.
Flint miró por encima de su hombro. ―La enfermera está con él. Ha parado de
vomitar por ahora. ―Alzó una parte de la sábana sangrienta―. No quería bajar a la
sala de lavadoras de abajo, por lo que pensé que la lavaría aquí, pero no está
funcionando.
Dray sacudió la cabeza, dejando saber a Flint que no discutiera con Lucky.
―Le di al Sr. Brick una inyección de morfina. Está durmiendo ahora, pero me dijo
que no me quería aquí ―les informó la enfermera―. Aunque su cuerpo se está
apagando, parece estar en su sano juicio, por lo que tengo que seguir sus deseos.
―Asegúrate de que está apoyado tanto como sea posible. En realidad, probablemente
estará más cómodo en una silla, pero no me escuchará a mí. ―Miró a Flint, Dray y
Lucky―. Si vosotros tres podéis arreglároslas para traerlo aquí, descansará mucho
más fácilmente.
―Sé que Sylvia te mostró como dar inyecciones de morfina si las necesita, pero
deberías querer mostrárselo a los demás que se queden con él ―dijo.
Janice apretó el hombro de Dray. ―Sé que esto no es fácil de escuchar, pero les
ayuda a seguir si saben que la familia está lista para ello. Sé que suena a locura, pero
los pacientes suelen apoyarse en su familia, incluso a través del dolor.
Sylvia, la enfermera que había conocido la semana anterior, le había dicho más o
menos lo mismo.
―Sí. ―El problema era que él no estaba preparado para dejar ir a Brick, y sabía de
hecho que Lucky tampoco estaba preparado.
Haciendo una mueca, Lucky se apartó rápidamente del abrazo consolador de Dray
para restregarse la espalda. La maldita barra de metal bajo el fino colchón de sofá
plegable había sido una tortura de toda la noche. Estaba en proceso de sentarse
cuando notó que los ojos de Brick estaban abiertos y mirándolo directamente.
―Buenas ―susurró, intentando no despertar a Dray.
La mirada de Brick giró entre Lucky y Dray. ―Es un buen hombre ―dijo Brick con
voz ronca.
―Sí ―estuvo de acuerdo Lucky. Sabía que había sido atrapado en una posición
comprometedora, pero no estaba seguro de qué decir o cuanto admitir.
Lucky se levantó y se subió sus jeans. ―Yo no soy bueno para él. ―Se acercó y
arrodilló junto al sillón de Brick. Tragó alrededor del nudo en su garganta―. ¿Estás
decepcionado conmigo?
Brick alzó una mano temblorosa y la colocó en la cabeza de Lucky. ―Nunca estuve
decepcionado de ti, hijo. ¿No lo sabes?
Lucky bajó la cabeza y apoyó su frente contra la pierna de Brick mientras las
lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas. Cristo. Había llorado más en las últimas
dos semanas que en toda su vida combinada. ¿Por qué coño no podía mantener sus
emociones bajo control? Alzó la mano y apretó las mano de Brick más fuerte contra
la parte de atrás de su cabeza, necesitando la proximidad.
―Dudo que Jax vuelva. Lo asusté anoche, por lo que no puedo culparlo, pero
necesito que lo cuides, y necesitas asegurarte de que sabe que lo quiero, igual que os
quiero a vosotros, chicos.
―No quiero irme ―dijo Brick, su voz desvaneciéndose más― pero necesito que
despiertes a Dray y llames a Flint y Mac.
―Uno de vosotros que ponga una de las cintas por mí ―ordenó Brick.
Lucky se secó la humedad de su rostro e hizo lo que Brick quería. Encontró un DVD
de una de sus grandes peleas y lo puso en el reproductor. Miró hacia la cama, pero
Dray ya no estaba allí. ―Veamos si recuerdas esta ―le dijo a Brick mientras volvía a
sentarse al lado de la silla.
Brick empezó a reír cuando un Lucky de diecinueve años llenó la pantalla. Por
desgracia, su alegría fue cortada cuando empezó a toser de nuevo.
―Sí ―dijo Dray al teléfono―. Nada está bien. Debió sentir a Lucky detrás de él
porque se giró y acabó la llamada―. Te veo en un rato. ―Colgó y dejó el teléfono en
la encimera―. Mac va a traer algo de comida en caso de que se pase más gente.
―Eso es amable. ―Lucky quería acercarse al abrazo de Dray y nunca soltarlo, pero
no podía obligarse a moverse―. ¿Crees que hoy es el día?
―Vale. ―Lucky arrastró los pies, sintiéndose inseguro, como si su cuerpo necesitara
moverse pero su cerebro no estuviera ni siquiera en la misma sala.
―Escuché lo que le dijiste a Brick sobre no ser bueno para mí, y quiero que sepas
que eso no es verdad. Soy un hombre mejor por conocerte. ―Dray cogió sus llaves
de la encimera―. Volveré tan pronto como pueda. ¿Estarás bien hasta que Flint
llegue?
―Estoy bien ―mintió Lucky. Necesitaba un momento para pensar en lo que Dray
acababa de decirle.
Dray paró delante de Lucky, alzó la mano para agarrar a Lucky por la nuca, y lo
acercó. Presionando sus labios contra la oreja de Lucky y habló ―Brick necesita
creer que vas a estar bien sin él.
Lucky asintió.
―No voy a ninguna parte. Puedes intentar como el infierno apartarme, pero soy tan
cabezón como ese viejo de allí cuando se trata de rendirse contigo ―susurró Dray.
150
Capítulo Once
Dray estaba fuera de la salida de incendios mientras Mac se fumaba un cigarro,
simplemente porque no podía soportar ver más a Lucky desmoronándose. El humor
dentro del apartamento era deprimente, y había sido de esa forma durante los últimos
dos días. Contra más seguía, más empezaba a maldecirse a sí mismo por no sacar a
Brick de su miseria. Según Sylvia, era cuestión de horas, pero ella había dicho eso
hacía catorce horas.
La situación se había vuelto tan mala que Jax había pedido volver al gimnasio.
Parecía que ni siquiera Jax podía soportar estar alrededor del hombre roto que se
negaba a dejar el lado de Brick. ―Estoy preocupado por Lucky. No ha comido una
maldita cosa en dos días ―dijo Dray.
―Comerá cuando esté preparado ―contestó Mac antes de apagar su cigarro contra la
baranda y tirarlo en el callejón de abajo.
Mac sacudió la cabeza. ―La jodí con mi propio hijo. No puedo hacerlo de nuevo.
Lucky le había contado a Dray la historia del hijo de Mac, pero eso no evitaba que
Dray creyera que Mac se merecía una segunda oportunidad. ―Jax te necesita ―dijo
Dray.
―La gente gay se convierte en padres adoptivos todo el tiempo. Sólo tienes que creer
en ti mismo. Salir de tu culo y hacer lo que necesita hacerse. 151
Dray gruñó. ―¿Por qué estás siendo tan imbécil con esto?
―Porque Lucky no es el único que necesita un poco de redención.
Dray miró a Mac por otro momento. Quería decirle a Mac que ya había decepcionado
a gente una vez antes y volver a hacerlo lo rompería, pero se guardó sus miedos para
sí mismo y gateó a través de la ventana. Siguió a Lucky a la habitación de Brick,
dónde lo habían llevado hacía unas horas.
―Estoy bien.
Lucky levantó a Gatsby y dejó la habitación, viéndose como si hubiera sido pateado.
―Siempre fuiste un cabezota hijo de puta. ―Dray se sentó en la silla que Lucky
había llevado antes.
―Lo sé. ―Dray cogió aire tranquilamente―. Le ayudaré a superar esto. ―No estaba
seguro de cómo iba a hacer que Lucky saliera adelante, pero no dejaría que lo aparte.
―Tengo fotos en mi escritorio. Necesito que las consigas antes que Lucky. ―Pareció
tomarle a Brick una eternidad decir las palabras, y cuando lo hizo, Dray no estuvo
seguro de haberlas entendido.
Brick miró hacia la puerta. ―Se hacía mucho daño. Pensé que era su madre, pero
seguía pasando después de que ella fuera a prisión. Tengo fotos. ―Alcanzó la mano
de Dray y apretó―. Necesito que las encuentres y las destruyas.
152
Dray asintió. ―Alana me dijo que ella le obligaba a castigarse a sí mismo cuando era
un niño. ¿Crees que todavía lo hace?
―Cuídalo.
Sacudiendo la cabeza, Dray se levantó y besó la frente de Brick una vez más. ―Te
veré luego, viejo―. Salió de la habitación y esperó para ver si Lucky lo seguía.
Cuando Lucky apareció en la entrada, Dray sonrió. ―Voy a ir a ver como está Jax
―dijo Dray, mirando alrededor―. ¿A dónde fue Mac?
―Trish llamó. José no apareció, por lo que tuvo que ir a la cafetería, pero dijo que
volvería tan pronto como arreglara las cosas.
Solos por primera vez en casi dos días, Dray tomó la oportunidad de envolver sus
brazos alrededor de Lucky. ―¿comiste algo?
Lucky sacudió la cabeza. ―Lo intenté antes, pero no retengo nada. ―Presionó su
mejilla contra el hombro de Dray―. Esto es peor de lo que pensé que sería.
Dray lo abrazó más fuerte. ―Lo sé, bebé. Desearía poder hacerlo más fácil. ―La
culpa se asentó en sus entrañas. Podría haberlo hecho más fácil, todavía podría, si
sólo fuera lo bastante fuerte para hacer lo que Brick le había pedido―. ¿Quieres que
me quede hasta que Flint o Mac vuelvan?
Cristo. A pesar de todo lo que pasaba alrededor de ellos, Dray quería enterrar su polla
profundamente dentro de Lucky. Anhelaba perderse en los brazos de Lucky. Perder el
153
dolor de corazón aunque sólo fuera por unos minutos. Quería decirle a Lucky que lo
amaba de nuevo, pero Lucky no parecía que pudiera manejar nada más por el
momento. En su lugar, ahuecó el rostro de Lucky y se inclinó para un profundo beso.
Lucky se abrió de inmediato, pero se apartó antes de que Dray estuviera listo.
―Necesito volver con Brick.
―Sé que puede irse en cualquier momento. Es por eso que le digo adiós cada vez que
salgo de la habitación, pero estoy preocupado por Jax ―contestó Dray.
―Espera. ―Lucky entró en la cocina, y Dray pudo escuchar las puerta de los
armarios abriéndose y cerrándose. Cuando volvió al salón, tenía una bolsa.
Lucky se acercó al sofá y cogió a Gatsby de la almohada dónde había anidado. Le dio
a la gatita creciendo un beso en la cabeza antes de extenderla. ―Pregúntale a Jax si
puede cuidar de Gatsby por mí.
Dray no sabía que querría más a Lucky que en ese momento. Sabía cuanto consuelo
le había ofrecido Gatsby en las horas anteriores, y para él compartir su manta de
seguridad con Jax era la marca de un buen hombre. ¿Por qué Lucky no podía ver eso?
Lucky asintió y restregó las orejas del gatito un momento antes de bajar la mano.
―Te veo más tarde.
154
Dray dejó a Jax jugando con la gatita mientras empezaba la tarea de revisar el
escritorio de Brick. No podía creer la mierda por la que tenía que escudriñar. Quién
hubiera sabido que Brick era un maldito acumulador de cosas. Había encontrado un
montón de recibos y sacó uno. Era un recibo de alquiler y no de The Brick Yard.
Dray se sentó en la silla y miró las evidencias fotográficas que Brick había reunido.
Las fotos eran de diferentes tamaños y aparentemente sin orden, por lo que empezó a
mirarlas una a una. Cada herida mostrada en la foto tenía un círculo rojo. En la parte
de atrás, Brick había escrito la fecha y, en algunos caso, una pequeña explicación.
Lucky variaba en edad entre los trece y su edad actual. Sin duda si Brick estuviera
sano, las últimas heridas de Lucky estarían incluidas.
Volvió a meter las fotos en el sobre, preguntándose qué coño hacer con ellas. Brick
quería que las destruyera, pero si ese era el caso, ¿por qué las había tomado y
documentado las heridas de Lucky? Se le ocurrió un pensamiento. Lucky había hecho
que Jax tomara fotos de sus heridas después de la más reciente paliza que había
recibido de su padre. ¿Brick las había tomado en caso de que alana enviara a los polis
a su puerta?
Por lo que Dray sabía, Lucky era el chico más joven que Brick había tomado bajo su
155
ala protectora. Infiernos, incluso recordaba el primer día que Lucky había aparecido
en The Brick Yard. Dray ya había empezado a luchar en peleas de aficionado, por lo
que estaba inmerso en el entrenamiento en ese momento.
Había sido un día de invierno muy frío en Chicago y casi todas las escuelas de la
ciudad habían estado cerradas por ello. Lucky había entrado al gimnasio, llevando la
chaqueta más fina y raída que Dray había visto nunca. Había entrado directamente
hacía uno de los miembros del gimnasio y había pedido ver al gerente. Brick había
notado a Lucky desde la ventana de su oficina y ya estaba cruzando el gimnasio.
Lucky había cuadrado sus malnutridos hombros y había pedido a Brick si podía
quedarse en el gimnasio y ver a los luchadores entrenar.
Una mirada al chico casi congelado y Brick había hecho el trato. Lucky podría
quedarse en el gimnasio cuando quisiera, pero necesitaba hacer algunas tareas en el
lugar, por lo cual le pagaría en efectivo. Dray había sabido por experiencia que Brick
no había estado tras mano de obra barata. Cristo. Dray se preguntó, no por primera
vez, cuántas vidas había salvado Brick durante los años.
El teléfono de Dray sonó, e inmediatamente se tensó. Sacó el móvil de su bolsillo y
pasó su dedo por la pantalla. ―Hey.
―¿Se ha ido? ―Dray hizo la pregunta qué más temía. Aunque se había preparado
para las noticias, todavía dolía.
―Sí, y Lucky también. Por la cantidad de sangre en la cama de Brick, diría que
empezó a vomitar de nuevo, murió, y Lucky se volvió loco.
Confuso, Dray sacudió la cabeza. ―¿Me estás diciendo que Lucky se llevó a Brick a
algún sitio?
―No, te estoy diciendo que Brick está todavía en su cama, pero estaba sólo cuando
llegué. Asumo que Lucky se fue después de que Brick muriera, pero no lo sé seguro.
―Sí. Lucky no habría dejado el lado de Brick de otra forma. ―Una calma pasó por
Dray ante las noticias de la muerte de Brick. Había estado preparado para ello, y
aunque sabía que la comprensión lo golpearía en algún momento, por el momento sus
pensamientos estaban en Lucky.
―Quizás Lucky está de camino allí. Podría ser algo que no quería decirte por
teléfono ―ofreció Flint.
156
―Sí, quizás. ―Dray miró el sobre en su mano―. Llama a Mac y luego llama a
Sylvia o Janice. Le diré a Jax y esperaré unos minutos para ver si Lucky aparece.
―Su mirada aterrizo en el testamento. También tendría que llamar al abogado de
Brick, pero no había prisa. Brick ya se había ocupado de los arreglos de su funeral.
Dray colgó e intentó llamar a Lucky, pero como suponía, la llamada fue al buzón de
voz. ―Hey, bebé. Necesito que me llames.
Antes de poder pararse, le dio la vuelta la papelera que tenía que ser una antigüedad y
lo dejó todo en el suelo. Después de colocarla en medio de la sala, tiró las fotos
dentro. Sólo le llevó un momento localizar unas viejas cerillas en el cajón de Brick y
en segundos, las evidencias fotográficas del pasado de Lucky empezaron a arder.
Tuvo que dar varios toques para separar las fotos y necesitó varias cerillas, pero
finalmente, las fotos fueron reducidas a un montón de cenizas.
Había pasado una hora desde que había dejado el mensaje en el teléfono de Lucky, y
hasta ahora, ni una palabra. ―Te quería tanto ―le dijo a Brick― pero estoy
preocupado por él.
157
Dray había estado dividido entre ver a Brick y buscar a Lucky, pero sabía que no
habría sido justo pedirle a alguien más que se ocupara de Brick. Le debía a Brick
encargarse de la situación, y ver que se llevaba apropiadamente. Después de que la
funeraria recogiera el cuerpo, podría intentar encontrar a Lucky.
Cuando Brick estuvo limpio, Dray encontró una vieja camiseta de Brick Yard. Había
sacado una idea de un viejo programa por cable que solía ver sobre una funeraria y
cortó la camiseta por detrás para ponérsela a Brick. Poner unos pantalones deportivos
en Brick fue la parte más difícil, y estaba exhausto para cuando acabó la tarea. Usó
una sábana limpia para cubrir a Brick de los pies a la cabeza y colocó sus manos a los
lados.
Dray miró abajo al hombre que había significado tanto para tantos. ―Te ves bien
―susurró, su garganta apretada con emoción. No se había permitido la oportunidad
de llorar porque tenía la sensación de que si empezaba, no pararía, y con Lucky
todavía desaparecido, tenía otras cosas de las que ocuparse. Cepilló los mechones
blancos del pelo de Brick por su cabeza calva antes de inclinarse para colocar un
último beso en la frente e Brick―. Te quiero.
Dray paró en Jerry's Place para ver si Lucky estaba ahogando su dolor, pero al único
que reconoció fue a Sid, sentado en un taburete en la barra. Caminó y se inclinó
contra la superficie de madera agrietada. ―¿Viste a Lucky?
Tanto como Dray odiaba hablar al idiota colocado, necesitaba respuestas. ―¿Dónde
suele ir cuando está alterado?
―No lo sé.
―¿Cómo puedes no saberlo? Eres su mejor amigo desde que era un maldito niño.
158
―Dray cogió aire profundamente. Enfadando a Sid no conseguiría lo que
necesitaba―. Voy a suponer que será el mismo lugar al que iba cuando era joven.
No era mucho, pero era la única pista que Dray tenía. ―¿Dirección?
Sid se rascó su grasiento pelo. ―No recuerdo la dirección, pero es ese edificio de
apartamentos al otro lado de la calle de ese lugar de recuperación que coge basura de
metal.
―No, no me necesitas, pero creo que necesitas a Lucky, y también creo que él te
necesita. ―Dray golpeó su mano contra la barra―. Si ves a Lucky, dile que me
llame.
Dray dejó el bar y subió a su camioneta. Condujo diez manzanas hacia Keens
Salvage21 y aparcó delante de un edificio destartalado al otro lado de la calle. Alzando
la mirada se preguntó por qué la ciudad no había condenado el edificio hacía años.
―Por favor no estés aquí ―masculló Dray mientras entraba en el edificio. La oscura
escalera olía a orina y otras cosas en las que no quería pensar. El edificio era de sólo
cuatro pisos, por lo que no le costó mucho llegar al piso que llevaba al tejado. Abrió
159
21 Salvage es un lugar dónde se recuperan cosas, en este caso metales, Keens es el nombre del propietario. Keens
Salvaje es el nombre del negocio
la escotilla y estudió el tejado varios momentos, intentando determinar lo estable que
era la maldita cosa.
No vio a Lucky de inmediato, pero finalmente vio una bamba detrás de una de los
conductos de calefacción. Agradecido por haber encontrado finalmente a Lucky,
caminó, preparándose para lo que encontraría.
Lucky estaba acurrucado en una bola, su rostro enterrado contra sus rodillas. La
mirada de Dray bajó a la sangre en las manos y brazos de Lucky. ¡Mierda! Sin una
palabra, se sentó. Lucky no se molestó en alzar su cabeza, por lo que Dray
simplemente colocó su mano a su alrededor y esperó. Sabía que no había palabras
que pudieran hacer que Lucky olvidara lo que obviamente había presenciado.
Dray apoyó su cabeza contra el hombro de Lucky y por primera vez desde la llamada
de Flint antes, lloró. Lo que empezó como un chorro de lágrimas pronto se convirtió
en un torrente, mojando su rostro y la camiseta de Lucky.
Cuando Lucky finalmente se movió, no fue para envolver sus brazos alrededor de
Dray. En su lugar, como si fuera a cámara lenta, se lanzó hacia delante, dándose un
golpe contra el techo.
―¿Qué coño pasa, Lucky? ―Dray luchó por llegar al hombre que amaba antes de
que Lucky pudiera hacerlo de nuevo―. Para. ―Envolvió sus brazos alrededor del
pecho de Lucky e intentó mantenerlo quieto, pero Lucky empezó a luchar para
quitarse el agarre de Dray, continuamente golpeándose su frente contra el tejado.
El codo de Lucky conectó con el ojo de Dray, golpeándolo hacia atrás. Alterado, Dray
se tocó con los dedos el hueso de la frente, sabiendo que la piel se había roto pero
intentando determinar lo malo que era el corte.
―¿Ves? Te lo dije. ¡Soy malo! ―Gritó Lucky, girando para encarar a Dray por
primera vez.
Lucky se quitó la sangre de sus ojos y se arrodilló junto a Dray con una expresión
angustiada. ―No quería...
―Estoy bien.
Con Dray justo detrás de él, Lucky abrió su apartamento, pero antes de abrir la
puerta, miró al techo, al lugar delante de la casa de Brick. De nuevo, la culpa lo
abrumó. ―No puedo hacer esto. No puedo estar aquí. 161
Fuertes brazos envolvieron la cintura de Lucky. ―Espera aquí. Dame sólo cinco
minutos para coger un cambio de ropa e iremos a un hotel por esta noche.
―Necesito hacer esto solo. ―Lucky alzó una mano y pasó sus dedos por la venda.
Debería haber sabido que no podía llevar a Dray a emergencias sin ser arrastrado
dentro. Había recibido tres veces más puntos que Dray y probablemente estaría
pagando al hospital durante los siguientes dos años.
―Vale. Subiré después de empaquetar algunas cosas.
Lucky intentó sonreír a Dray, pero sabía que parecía más una mueca. No esperó a que
Dray entrara en el apartamento antes de volver a las escaleras. Para cuando llegó al
apartamento de Brick, la culpa lo había tragado entero.
La puerta de la habitación de Brick ya estaba abierta, por lo que todo lo que Lucky
tenía que hacer era entrar. Se sorprendió al encontrar la cama bien hecha con sábanas
limpias y mantas. No había señal de la sangre que había salido de la boca de Brick,
haciendo que Lucky se rindiera e inyectara al hombre más mayor morfina suficiente
para matarlo.
Una garganta se aclaró detrás de Lucky momentos antes de que sintiera la calidez de
Dray a su alrededor. Dray apoyó su barbilla en el hombro de Lucky. ―Brick te lo
pidió, ¿no?
―Le dije que no podría hacerlo, pero cuanto más estaba sentado aquí viéndolo luchar
por cada respiración, supuse que cuando llegara el momento, le daría lo que me
pedía. No le dije que lo haría porque no estaba seguro de poder hacerlo, y no quería
que él lo viera venir. Llené la jeringuilla esta mañana. ―Lucky no se molestó en
secarse las lágrimas mientras caían―. Cuando empezó a vomitar de nuevo, supe que
no podía esperar más. ―Agarró las manos de Dray y las apretó a su alrededor―. Fue
bastante rápido después de eso, y él me dio lo que me gusta creer que era una sonrisa
antes de morir.
―Oh, bebé. ―Dray siguió dando suaves besos a Lucky en el cuello―. Siento que
esto te cause tanto dolor, pero necesito que sepas que creo que hiciste lo correcto.
Gracias por ser más fuerte que yo. Gracias por ayudar al hombre que ambos
queremos a irse más fácilmente.
Lucky se sentó allí un largo tiempo, feliz por estar en los brazos de Dray. ―Cuando
tenía ocho años, uno de los novios de mi madre la estaba pegando. Intenté ayudar,
pero me bloqueó. Estaba tan asustado de que la matara. Entonces fui a la cocina y
cogí un cuchillo, intentando apartarlo de ella de cualquier forma que pudiera.
―Cogió aire profundamente. Nunca le había contado la historia a nadie―. Mi madre
le advirtió y él se giró y me golpeó en el suelo, me rompí la nariz, me puso el ojo
negro, pero eso no era suficiente para ellos.
Lucky no estaba seguro de por qué estaba tan asustado de decirle a Dray lo que había
hecho. Dray ya sabía que su madre le obligaba a castigarse a sí mismo de niño, por lo
que lo que pasó después no debería ser una gran sorpresa.
―Mi madre me pasó el cuchillo y me dijo que los niños malos necesitaban ser
castigados. ―Ya sabía eso porque era la frase que ella decía casi cada día de mi
vida―. En lugar de explicar lo que había hecho, se subió la pernera de los jeans y
dirigió una de las manos de Dray hacia la cicatriz de su pantorrilla―. Fueron
necesarias dos veces antes de que fuera lo bastante profundo para satisfacer a mamá y
a su novio ―confesó.
163
―Cristo. ―La mano de Dray se apretó en un puño―. Noté la cicatriz antes, pero
tienes tantas de luchar, no tenía ni idea de que venía de tu infancia. Prométeme que
no volverás a hablarle a esa mujer de nuevo.
―Que se joda. Mi madre tenía dos niños que criar, ningún jodido hombre la ayudó y
no había dinero para alimentarnos, pero ella nunca nos levantó una mano. ―Dray
empujó contra el hombro de Lucky hasta que Lucky fue obligado a girarse. Dray se
inclinó hacia delante―. Voy a decir algo que va a cabrearte, pero necesito que
entiendas que lo digo porque te amo.
Cada vez que Dray decía esas palabras a Lucky su corazón se apretaba. Habían
empezado a ser más fáciles de escuchar, pero todavía no las creía. Después de todo,
¿Si su propia madre no lo quería, cómo podría hacerlo alguien más?
―Tienes que ir a ver a alguien, un médico o consejero, alguien que pueda ayudarte a
tratar con la mierda que tu madre te metió en la cabeza. ―Dray pasó sus mano por el
costado de la cabeza de Lucky―. Porque, bebé, lo eres todo para mí, y necesito ver
que eres el hombre bueno de buen corazón que haría lo que fuera por la gente a su
alrededor.
Lucky cerró sus ojos y sacudió la cabeza. ―El único lugar donde soy bueno es en la
jaula.
―No. Eso no es verdad. Cuando me dijiste lo que Mac te había dicho, casi me vuelvo
loco, pero hoy tuve que hablar con él, y me explicó toda la conversación, creo que
estoy de acuerdo con él.
Lucky alzó la cabeza de golpe y miró a Dray. ―¿Estás de acuerdo con Mac?
Dray alzó su mano. ―No estoy de acuerdo con todo. Tienes el corazón de un
campeón. Sólo que no estoy seguro de que la jaula sea el mejor lugar para ti. Has
sufrido toda una vida de abusos. Escoger una carrera que incluye herir y salir herido
no es la cosa más saludable para ti, en mi opinión. Creo que tu corazón y tus talentos
pueden ser usados mejor en The Brick Yard, y verdaderamente creo que Brick se
sentía de la misma forma. Creo que es por eso que nos dejó el lugar a nosotros.
Quiere que tú y yo llevemos su legado a la siguiente generación de chicos que vengan
al gimnasio, buscando un lugar seguro.
Lucky no sabía qué decir. Quería que el gimnasio fuera un buen lugar para chicos
164
como él, peo no podía imaginar una vida fuera de la jaula.
―¿Dime que me dejarás conseguirte algo de ayuda? Necesitas hablar con alguien
―continuó presionando Dray.
―¿Lo harás? ―preguntó Dray―. ¿Te abrirás a mí y hablaras sobre los fantasmas que
te persiguen?
Lo último que quería era envenenar a Dray con su pasado, pero no quería perderlo
tampoco. Egoísta o no, quería a Dray aunque no lo mereciera. ―¿Si lo hago, te
quedarás?
Dray sonrió. ―No voy a ningún lado a menos que sea contigo. ―Se levantó y
extendió su mano―. Vamos.
Lucky cogió el gesto ofrecido y permitió a Dray que lo ayudara a levantarse. ―Nos
podemos quedar abajo si crees que es lo mejor ―concedió.
―Todavía no. Por ahora, iremos a un hotel. ―Dray le lanzó a Lucky esas sonrisa
sexy suya―. Quise follarte la última vez que estuvimos en una habitación de hotel
juntos, pero no podía armarme de valor para hacer mi movimiento. Con suerte, esta
vez, tendré suerte.22
22 En inglés “I'll get lucky”, que significa “tendré suerte” y que además es una frase que también tiene connotaciones
165
sexuales, pero además como el nombre del protagonista es Lucky, también se podría entender como “conseguiré a
Lucky” juego de palabras intraducible
Capítulo Doce
Con una toalla envuelta alrededor de su cintura, Dray abrió la puerta del baño y entró
en la habitación de hotel. Lucky ya estaba bajo las sábanas, su pelo ligeramente
húmedo de su ducha de antes. ―¿Qué estás mirando?
Dejando caer la toalla, se deslizó en la cama. Miró al techo, viendo las sombras
lanzadas por la televisión por todo el techo de rosetas.
―¿Dray?
―¿Me abrazarías?
Con una sonrisa, Dray inmediatamente envolvió a Lucky en sus brazos. ―Me alegra
que lo pidieras. Me mata verte herido y no tocarte.
Dray cerró sus ojos, satisfecho por el momento al abrazar al hombre que amaba.
Dray restregó sus barbilla por la cabeza de Lucky. ―Mañana tendré que ir a la
funeraria. Brick se ocupó de los arreglos, pero hay que encargarse de los detalles
finales como cuando pueden programar el servicio y cosas así. Mac ya empezó a
hacer llamadas, pero encontraré la agenda de Brick y me aseguraré de que no se deje
a nadie. 166
―¿Qué puedo hacer?
Dray no estaba seguro de cuanto podría manejar Lucky, por lo que intentó pensar en
una tarea fácil de la que se necesitara ocuparse que hiciera que Lucky se sintiera
como que estaba ayudando. ―Bueno, el abogado tiene que ser avisado, y tendremos
que escoger alguna ropa de Brick para llevarla a la funeraria. ¿Crees que puedes
hacerlo?
―Sí. Brick ya me dijo que sin traje. ―Lucky alzó la mirada a Dray y sonrió.
―Sí, eso suena bien ―estuvo de acuerdo Lucky mientras se le escapaba un bostezo.
Se pusieron cómodos, y Dray estaba casi dormido cuando sintió a Lucky moverse.
―¿Estás cómodo?
―Estoy bien. ―Lucky besó el pecho de Dray―. ¿Arreglaste las cosas con Mac?
Inseguro de por qué Lucky había estado pensando obviamente en Mac, Dray pasó su
mano por la espalda de Lucky. ―En su mayoría.
―No entiendo por qué se enfadó tanto contigo por no luchar pero quiere que yo pare.
Quiero decir, sé que tú eras mejor que yo, pero no soy demasiado viejo como para no
aprender.
―No tiene nada que ver con tu nivel de habilidad. Como te dije en el tejado, nos
preocupa que la lucha evite que trates con tu pasado. Mac podrá ser un loco del
deporte, pero se preocupa más por ti. Conoces a Mac. Le gusta mucho la analogía de
encontrar tu camino en la vida. Dijo que dejé que un pequeño bache en la carretera
me asustara para coger el camino fácil. Contigo, ve un camino claro y uno que está
tan lleno de obstáculos que no está seguro de que sobrevivas a él.
Lucky rodó sobre su espalda. ―¿Qué dos caminos? Tengo el de luchar. Nunca he
pensado en hacer nada más.
Dray suspiró. Aunque sabía que Lucky no quería decirlo, sus palabras dolían. ―¿Ni
siquiera has considerado el camino de The Brick Yard y mío?
Lucky giró su cabeza para mirar a Dray. ―¿Pensé que dijiste que si yo estaba en la
carretera luchando, podría volver a casa contigo?
167
―Lo hice. ―Dray cogió aire profundamente―. Pero eso fue antes de que me diera
cuenta de cuanto te amo. No estoy diciendo que te rechazaría, pero no creo que pueda
esconder lo que siento por ti, por lo que quizás sería mejor si no estamos juntos para
nada.
―No, no lo soy, pero el resultado será el mismo. ―Dray atrajo a Lucky de nuevo a
sus brazos―. Pero es más que eso. Sé la cantidad de tiempo que hay que invertir en
llevar tu carrera al siguiente nivel, y no quiero pasar mis días y noches sin ti mientras
estás viajando por el país. Ese no es el tipo de vida que quiero.
Dray cerró sus ojos y se permitió soñar. ―Gracias a algún empujón de Mac, quiero
convertirme en padre adoptivo autorizado, para poder ayudar legalmente a niños
como Jax. ―Miró a Lucky inseguro de cómo Lucky se tomaría la siguiente parte de
su sueño―. Me gustaría hacer algunos cambios en el gimnasio.
―¿Qué cambios?
―Me gustaría abrirlo para más niños. La afiliación de adultos de todas formas está
menguando. Con todos los modernos clubs atléticos abriendo, menos gente está
interesada en entrenarse en un lugar de la vieja escuela. ―Cuanto más hablaba Dray
sobre ello, más le gustaba la idea.
―¿Qué haremos por dinero? Sin miembros que paguen, se hundiría el lugar.
Dray sonrió. Le gustaba que Lucky se incluyera a sí mismo en el plan. Dudaba que
Lucky se hubiera dado cuenta de que lo había hecho. ―Podríamos pedir
subvenciones, pero también creo que Brick tiene más propiedades que el gimnasio.
Ya sabemos que es propietario de la cafetería de Mac, pero encontré un montón de
recibos de alquiler. No estoy seguro, pero creo que es propietario de tu edificio de
apartamentos.
168
―No puede ser. Habría dicho algo.
―¿Lo habría hecho? ―Dray pasó su mano por la columna de Lucky hasta colocarla
en su culo. ―Creo que podemos pagar por adelantado y mantenernos a flote, pero no
creo que pueda hacerlo sin ti. Será mucho trabajo y probablemente muchos dolores
de cabeza, por lo que, sí, te necesito conmigo.
―Pensaré en ello.
Dray se preguntó por qué coño Lucky necesitaba pensar en ello. ―¿Estás diciendo
que no estás seguro de si una vida conmigo vale la pena por dejar la jaula?
Lucky pareció pensativo varios momentos antes de inclinarse y sellar su boca sobre la
de Dray. Dray se abrió para el beso de Lucky. No presionaría más a Lucky por ahora,
pero tampoco se rendiría.
―No. ―Dray se negó a dejar que la petición de Lucky le hiriera―. Ahora, pídeme
que te haga el amor. ―Lo habían hecho antes, muchas veces, realmente, pero era
importante para él que Lucky lo reconociera.
Las cejas de Lucky se alzaron hasta desaparecer bajo las vendas de su frente. ―¿Cuál
es la diferencia?
Dray se movió para estirarse sobre Lucky. ―Follar es un acto físico. Hacer el amor
sólo puede pasar cuando dos personas se aman la una a la otra. ―Aguantó la
respiración. Lucky nunca había verbalizado que correspondiera sus sentimientos, y
rezaba por que Lucky cogiera la cuerda salvavidas que le acababa de lanzar.
169
Lucky se lamió los labios y tragó varias veces antes de contestar. ―Vale.
―¿Vale qué?
Dray sonrió. Aunque Lucky no había declarado sus sentimientos, por primera vez
realmente había reconocido que los tenía. Dray salió de la cama y buscó en su bolsa
el bote de lubricante. ―Misionero ―dijo cuando Lucky empezó a ponerse sobre su
estómago.
Dray gateó de nuevo sobre la cama para arrodillarse entre las piernas de Lucky.
―Estoy practicando. ―Dejó el lubricante a un lado y se tomó su tiempo para besar y
lamer el torso musculoso de Lucky, prestando atención particularmente a la los
pálidos pezones rubios oscuros que amaba torturar con sus dientes y lengua.
Dray soltó el pezón entre sus dientes y bajó por la cama. Restregó la cabeza de la
polla de Lucky contra sus labios antes de rodear la circunferencia con su lengua.
―¿Dime qué quieres? ―Pasó la punta de su lengua por la hendidura de la cabeza de
la polla de Lucky.
Dray tomó la longitud de Lucky tan abajo de su garganta como pudo antes de sacarla.
Repitió la acción varias veces antes de soltar el eje muy venoso. Estiró la mano y
agarró el bote de lubricante. Mirando a Lucky a los ojos, Dray mojó sus dedos.
Lucky alzó sus pies en el colchón, separando más sus piernas para darle a Dray
acceso a su culo.
Incapaz de resistirse, Dray se inclinó y pasó su lengua por el agujero de Lucky,
saboreando el perfume dejado por el jabón de hotel que Lucky había usado antes.
Cada lamida de su lengua parecía aumentar más la lujuria de Lucky.
Pronto, Dray deslizó otro dedo dentro. ―La forma en que tu cuerpo acepta el mío e
hermosa ―masculló.
Dray sacó sus dedos y se volvió a mover arriba para arrodillarse. Miró abajo a Lucky
mientras aplicaba lubricante en su eje. ―Quédate conmigo ―susurró. Colocó el bote
a un lado y se posicionó en la entrada de Lucky―. Marca la diferencia conmigo.
Dray sabía que Lucky todavía no creía que pudiera marcar la diferencia en las vidas
de otros, pero había poco más que pudiera decir para convencerlo. Sacudiendo la
cabeza ligeramente, lo dejó por el momento. Empujando dentro, de nuevo observó el
cuerpo de Lucky estirándose para acomodarlo.
―Joder ―gruñó.
Lucky se sentó lo bastante para agarra la nuca de Dray. Atrajo a Dray abajo y
envolvió sus piernas sobre los hombros de Dray. La nueva posición permitía a Dray
entrar más profundamente, con el extra añadido de acercarlos lo suficiente para
besarse.
Dray no perdió tiempo follando la boca de Lucky con su lengua mientras su polla
empezó a deslizarse dentro y fuera del culo de Lucky. Empujó sus brazos bajo la
espalda de Lucky y curvó sus manos alrededor de los hombros de Lucky para
mantenerlo quieto cuando empezó a follar más duro. Cada embestida de sus caderas
sacaba un gemido de Lucky. Gruñendo en el beso, Dray movió sus caderas,
restregando la polla de Lucky entre ellos.
La afilada respiración que tomó combinada con el apretón del cuerpo de Lucky y la
repentina calidez entre ellos señaló el clímax de Lucky. ―¡Ámame! ―Aulló Lucky
mientras su cuerpo seguía retorciéndose con la fuerza de su orgasmo.
―Siempre ―prometió Dray, entrando más profundo varias veces antes de rendirse a
171
su propio deseo de correrse. Colapsó encima de Lucky, quitándose las piernas de
Lucky de sus hombros mientras luchaba por coger aire. Ambos necesitarían ducharse
de nuevo, pero por el momento, quería que su polla floja permaneciera dentro de
Lucky tanto como fuera posible. Enterró su rostro contra el cuello de Lucky,
inhalando la esencia que había llegado a asociar con una sensación de hogar y amor.
Lucky tiró del cuello de la camisa blanca de vestir que Dray había insistido que
comprara. Tan incómodo como era el traje, no era nada comparado como la
inseguridad que sintió cuando los amigos de Brick entraron uno a uno y estrecharon
su mano y ofrecieron sus condolencias. Se sentía como un impostor, sabiendo que la
frase que recibía normalmente se reservaba para la familia del difunto.
―Me dio mi primer trabajo, hace casi treinta años. ―El hombre sonrió como si
recordara su juventud―. Brick me rescató de un grupo de abusones. Me llevó a The
Brick Yard y me enseño todo lo que sé sobre defenderme a mí mismo.
El hombre gritó. ―Lo sabes. ―Miró hacia el ataúd cerrado―. Imagino que tuvo mal
temperamento hasta su último momento.
La sonrisa de Lucky flaqueó, su garganta apretándose con la emoción por primera vez
dese que había llegado. Había evitado a propósito mirar al ataúd por esa razón. ―En
realidad, al final, estaba... ―Joder. Intentó mantener sus emociones bajo control
mientras recordaba su último recuerdo de Brick―. En paz ―acabó finalmente.
De repente, sintió cómo el aire era sacado de la sala. Ofreció al hombre una sonrisa
172
de disculpas. ―Perdona.
Sin esperar respuesta, Lucky se alejó de la fila de gente y abrió la puerta lateral de la
pequeña capilla funeraria. Paró de repente cuando se encontró cara a cara con el
brillante coche fúnebre negro. ―¡Maldición! ―Gritó, tan fuerte como le permitieron
sus pulmones.
Lucky escuchó la puerta abrirse tras él. Esperando ver a Dray, se sorprendió al ver a
Jax de pie tras él. ―Hey. ―Lucky rápidamente sacó el pañuelo blanco de algodón
que Dray le había dado antes, y se secó los ojos.
Jax se acercó. ―Sé que esto no está bien, pero... ―Lanzó sus brazos alrededor del
pecho de Lucky y lo abrazó.
―Desearía haber tenido un padre como él ―dijo Jax, su respiración cortada con cada
palabra.
Jax asintió.
Lucky pensó en Jax y los adolescentes que vendrían después de él, y supo que
camino necesitaba tomar. ―Dray quiere convertir The Brick Yard en un lugar dónde
los niños puedan venir si necesitan ayuda.
―Creo que el mayor gracias que podrías darle a Brick es continuar con su legado. Yo
no estaría aquí si no fuera por él y el gimnasio.
―Realmente no tengo un padre ―confesó Lucky― pero tenía una madre que me
hacía creer cosas horribles de mí mismo.
173
―¿Por qué?
―No lo sé ―admitió Lucky―. Todavía estoy trabajando en ello. Dudo que alguna
vez entienda por qué ella sentía que yo no era lo bastante bueno, igual que tú
probablemente intentas descubrir por qué tu padre te trataba como lo hacía. ―Lucky
soltó a Jax y se limpió el rostro antes de sonarse la nariz. Cuando notó que Jax estaba
en el mismo dilema, sacó un fajo de pañuelos de papel del bolsillo de su traje y se los
pasó―. No soy muy bueno hablando sobre cosas, pero si necesitas a alguien que
escuche, estaré ahí.
Jax se limpió la nariz. ―Hay un chico de primer año en mi escuela que me gustaría
traer al gimnasio. Nunca he hablado con él, pero tiene la misma mirada en sus ojos
que yo solía tener en los míos antes de conoceros a Brick y a ti.
Escuchar que había formado aunque sólo fuera una pequeña parte en ayudar a Jax
hizo que Lucky estuviera orgulloso. ―Tráelo. Dray va a ver si puede cumplir los
requisitos para ser padre de acogida. De esa forma, puede legalmente mantener
seguros a los niños.
Lucky se metió las manos en los bolsillos de sus pantalones. ―Soy un desastre. No
sería un buen mentor para nadie.
Lucky señaló la fila de puntos en su frente. No podía decirle a Jax sobre las formas en
que se castigó a sí mismo durante años porque no quería admitir lo jodido que estaba.
―No. Como dije, mi pasado está demasiado jodido.
Jax bajó la cabeza y miró al aparcamiento. ―Si todo eso pasó cuando tenías mi edad
y todavía estás jodido, ¿qué oportunidades tengo yo? ―Miró a Lucky―. ¿También
estaré siempre jodido?
Un ruido llamó su atención, y Lucky vio a Dray. Miró a Dray, todavía intentando
descubrir que veía Dray en él que él no podía ver. ¿Cómo podría intentar ayudar a los
niños que vinieran a The Brick Yard si no podía ayudarse a sí mismo?
Lucky no podía apartar sus ojos de Dray porque en ese momento, supo que se había
enamorado sin remedio. Sabía que se lo debía a Dray el convertirse en un hombre que
merecía el amor que Dray daba. Siempre se había sentido que si hablaba con alguien
sobre su pasado eso le haría débil, pero supo en ese momento que sería lo más difícil
que haría nunca. ―Quizás podría hablar con alguien ―estuvo de acuerdo.
Jax abrazó a Lucky de nuevo, y Lucky observó como Dray mascullaba las palabras,
―Te quiero.
El teléfono en su bolsillo empezó a vibrar. Lo sacó y pasó su dedo por el cristal antes
de ponérselo en la oreja. ―Hey.
―Todavía no lo sé. Todavía está ahí dentro. ―Dray soltó el aliento―. Aunque estoy
preocupado. 175
―No lo estés. Está dónde necesita estar.
―Eso espero. ―Dray miró su reloj―. ¿Es la única razón por la que llamaste?
―No. Esa chica del estado a pasado, me hizo un millón y una preguntas y me hizo
rellenar algunos papeles. No tenía ni idea de que darte una referencia para tu solicitud
sería tan malditamente complicado. Pensé que podría decirles que eras un buen tipo a
pesar de tus jodidos tatuajes y acabar con ello.
La puerta que llevaba a la oficina del psiquiatra se abrió y un Lucky con los ojos
hinchados salió. ―Acabó. Hablaré contigo más tarde. Gracias por hablar con la Sra.
Gaines por mí.
―¿Oh, sí? ―Eso es bueno―. Dray llevó a Lucky a la puerta con una mano en su
espalda.
―Sí, me dijo que soy un hombre afortunado por tener a alguien como tú que me ama
tanto. ―Lucky sonrió a Dray por encima de su hombro―. Te lo dije, tío listo.
―En el apartamento ―confirmó Dray―. ¿Por qué? ¿Finalmente has decidido que
quieres?
―Pensé mucho en ello. Quiero hacer algo por Brick, pero no había sido capaz de
descubrir qué. ―Lucky sacó un trozo de papel de su bolsillo pero lo mantuvo
176
apretado en su mano―. Hablé con el Dr. Sherman sobre ello, y cómo quería honrar a
Brick con algo hermoso como él. El Dr. Sherman me hizo un montón de preguntas y
luego yo le hice unas cuantas―. Se encogió antes de pasarle el papel a Dray―. Supe
tan pronto como lo escuché, que sería un tributo adecuado.
―Esa es la mejor parte. Henry Wadsworth Longfellow lo escribió, por lo que la gente
lo leerá y pensará que soy listo. Es una victoria doble para mí.
Riendo, Dray se inclinó y le dio a Lucky un profundo beso. ―Me sorprende que estés
de tan buen humor. Pensé que la sesión sería dura para ti.
―Lo fue un tiempo, pero después de que le dije al Dr. Sherman un montón de mi
mierda, dijo que cree que puede ayudarme. ―Lucky abrió la puerta de la
camioneta―. Me dio esperanza, y eso es para lo que vine.
177
Epílogo
Cuatro Años Más Tarde
A Lucky le encantaba pasar tiempo con Briley, su marido y sus dos hijos, pero
maldición. Tres niños en menos de cuatro años era una locura. ―Dime que vas a
llamar a este como yo.
―Uhhh, eso sería un no. ―Briley lanzó un trozo de papel de envolver de su pajita
hacia él antes de abrir su libreta―. Entonces, quería repasar contigo los detalles
finales para la recaudación de fondos.
―Vale. ―Las recaudaciones de fondos eran la cosa que menos le gustaba a Lucky,
pero eran inevitables. Como varias personas en su barrio, Briley dio un paso adelante
para ofrecer su ayuda cuando The Brick Yard se convirtió oficialmente en un centro
juvenil. No sólo hacía de tutora en el centro dos veces a la semana, sino que también
ayudaba en la recaudación de fondo anual de toda la ciudad que se había convertido
en una organización benéfica popular con los músicos locales.
Eso es fantástico. ―Lucky no entendía por qué Briley no se veía feliz. A doscientos
pavos la entrada, no podría haber pedido más. Había pensado que Briley y los otros
voluntarios se habían vuelto locos cuando sugirieron subir el precio de las entradas
del concierto, pero ellos le habían asegurado que con el reparto que habían
garantizado, doscientos pavos era una ganga.
―Bueno, sí y no. Estuve mirando, y encontré un lugar más grande que podemos
conseguir. El único problema es que no está en el centro. 178
―No. ―Lucky sacudió la cabeza―. Siempre hicimos el concierto en The Brick
Yard. No será lo mismo en ningún otro logar―. Ya que expandir el gimnasio había
incluido un espacio que había entre el gimnasio original y Mac's Diner, Había
bastante sitio para los mil quinientos lugares que habían tenido en cuenta.
―Lo sé, pero podríamos vender más entradas si lo movemos a un lugar más grande.
Lo importante es recaudar dinero.
―No, lo importante es hacer saber a esos niños que importan a la ciudad. Ver a esos
músicos venir a su pequeño barrio les ayuda a mostrárselo. ―Lucky se cruzó de
brazos―. Aprecio lo que intentas hacer, pero algunas cosas son más importantes que
el dinero.
―Tienes razón, lo soy, algo más que heredé de Brick. ―Sonrió y le dio un sorbo a su
batido―. ¿Qué más?
―La zona del bar. En el diagrama, lo pusiste atrás, pero tiene que estar más cerca del
escenario.
―¿Por qué? Los niños estarán delante del escenario. Ya es bastante malo que
tengamos alcohol en esta cosa, pero ponerlo justo delante de la multitud de
adolescentes es una receta para el desastre. ―De nuevo, Lucky entendía que los
mayores no querían gastar una fortuna en un concierto sin disfrutar de una o dos
cervezas, pero si el gimnasio no necesitara tanto el nuevo tejado y el aire
acondicionado, lo habría parado.
―Qué tal un compromiso. ―Briley apuntó con su lápiz el plano del gimnasio y tocó
una sección cerca del espacio abierto del medio―. ¿Qué tal a lo largo de la pared?
Debería estar detrás del espacio reservado para los niños, mientras estaría lo bastante
cerca para que los clientes que pagan puedan llegar más fácilmente.
Las cejas de Briley se alzaron. ―Ostras, Eso fue bastante fácil. Te estás ablandando.
―No ―discutió Lucky―. Sólo estoy cansado de esta mierda. Jax debería aparecer
en cualquier momento, y quiero estar en la puerta de al lado para darle la bienvenida
a casa.
179
El rostro de Briley se iluminó con una enorme sonrisa. ―¿Estará en casa todo el
verano?
Lucky se encogió. ―No sé que cambió su mente, pero dijo que la mayoría de sus
créditos se transferirían y que estaba listo para volver a casa. ―No le importaba por
qué volvía Jax, sólo que tendría al chico de vuelta―. ¿Acabamos aquí?
Lucky salió del reservado. ―Allí estaré, pero no voy a llevar un maldito traje como
me hiciste llevar el año pasado. Me veía como un idiota.
―Sí, y ese baterista de Midnight Breeze23 me pellizcó el culo. Pensé que Dray iba a
matar al tipo. ―Lucky sonrió. Tenía que admitirlo, le encantaba la vena de celos de
Dray. Maldición. Se ponía cachondo sólo pensar en la forma en que Dray había ido
tras el tipo. Empezó a reconsiderar lo del traje pero no dijo nada―. No, sin traje.
Lucky todavía podía escuchar a Briley riendo mientras salía de la cafetería. Fue a la
puerta de al lado, a la incorporación más reciente del gimnasio. Se llamaba Sid's
Room24, nombrada por su amigo de la infancia que había sido encontrado muerto en
una casa de crack hacía casi dos años. Los adolescentes que venían al centro después
de la escuela primero tenían que pasar por Sid's Room para asegurarse de que sus
deberes estaban acabados antes de que pudieran disfrutar de las otras actividades que
The Brick Yard ofrecía. Para aquellos que necesitaban tutores, siempre había una
continua oleada de retirados que estaban a mano para ayudar. Se había sorprendido
por la respuesta de la comunidad cuando dijo que el centro estaba buscando
voluntarios. Tenían contables retirados, banqueros, programadores y de todo en el
medio.
Lucky saludó a Tonya, una chica de catorce años que era nueva en el centro.
―¿Cómo va?
180
23 Brisa de Medianoche
24 La sala de Sid
―Bien, Sr. Gunn ―contestó, antes de volver a su libro de matemáticas.
Lucky sacudió la cabeza. Dudaba que alguna vez se acostumbrara a ser llamado Sr.
Gunn, pero Dray había insistido en ello. Según el amor de su vida, los niños
necesitaban los límites, y necesitaban aprender a respetar a aquellos que los trataban
con respeto. Sonaba como un montón de mierda para Lucky, pero no iba a discutir
por algo tan trivial.
Pasó a la primera incorporación que habían hecho al gimnasio. El espacio que una
vez había sido una tetería, pero cuando el negocio finalmente cayó, Dray y Lucky
habían decidido cogerlo y convertirlo en un comedor comunitario. Dray había pasado
meses yendo a casi cada restaurante, distribuidor de comida, panadería y tienda de la
ciudad pidiendo algo de ayuda. The Brick Yard ahora tenía una furgoneta que viajaba
por la ciudad durante las últimas horas de la noche para recoger comida sobrante. El
resultado se había convertido en un comedor comunitario decente, algo que Lucky
habría apreciado cuando era joven y buscaba en la basura algo que comer.
Cuando Lucky sintió los recuerdos empezando a invadir su humor, tocó con su pulgar
el anillo de plata que tenía en su dedo anular izquierdo. Un regalo de Dray, uno que
significaba que estarían juntos para siempre.
Lucky entró al gimnasio y miró alrededor. Dray estaba al otro lado de la sala,
instruyendo a tres adolescentes con movimientos de lucha libre. Se acercó y esperó
hasta que llamó la atención de Dray.
Lucky apuntó a la oficina, y Dray asintió. Miró alrededor del gran espacio abierto.
Sin mirar al registro de asistencia, suponía que tendrían unos treinta y cinco chicos
dentro en ese momento, pero todavía era temprano. Por lo que le preocupaba, podrían
haber cien adolescentes en el lugar y no serían bastantes porque sabía que habían
miles ahí fuera qué necesitaban un lugar como The Brick Yard.
181
Escena Extra
Dray observó a Lucky desparecer en la oficina y sonrió para sí mismo. Todavía lo
sorprendía lo rápido que Lucky había llevado todo el lugar. A pesar de sus constantes
quejas, Lucky era fantástico en el aspecto de negocios, viendo que las facturas se
pagaran a tiempo, recogiendo los alquileres de los dos edificios de apartamentos que
habían heredado, junto a las numerosas tiendas al por menor que les alquilaban.
Lucky no sólo manejaba el dinero, sino que gastaba mucho tiempo llenando grandes
formularios y hablando con los potenciales seguidores.
Pete era su hijo adoptivo más reciente y sólo había estado con ellos cinco meses.
Hasta ahora, Pete se había ajustado bien a su nueva familia que crecía, aunque
rápidamente descubrió que había empezado a guardar comida bajo su cama. Dray y
Lucky se habían sentado con Pete y le prometieron que nunca, mientras viviera bajo
su techo, pasaría hambre. La situación mejoró después de que y finalmente, los olores
saliendo de la habitación de Pete desaparecieron. Dray rió sólo por pensar en ello.
Habían estado seguro de que una rata o algo había muerto bajo la pared de la
habitación de Pete. No había sido hasta que Lucky sacó un martillo e hizo un agujero
en la pared de yeso, que Pete había confesado.
La historia de Jake todavía le rompía el corazón a Dray. Sin casa toda su vida, Jake
nunca había dormido en una verdadera cama hasta que Jax lo trajo a casa un día
después de la escuela. Jake había sido un alumno de primer año cuando Jax estaba en 182
25 Es un movimiento que inmoviliza la columna dónde el luchador agarra ambas piernas del oponente con uno de sus
brazos, y gira al oponente bocabajo colocándose encima de él.
el último. Jax había notado rápidamente al de primer año y le había pedido a Lucky si
podría traer a Jake a casa para cenar. Cuando empezaron a hablar con Jake, habían
aprendido que no sólo Jake había sido un sin techo toda su vida, sino que había
estado completamente sólo desde que tuvo doce años.
No les había costado mucho a Dray, Lucky y Jax convencer a Jake de que viniera y
viviera con ellos. Por supuesto, sólo estaban en un apartamento de dos habitaciones
en ese momento, por lo que Jax había estado de acuerdo en compartir con Jake.
Comprar una casa de verdad había sido idea de Lucky. Había intentado decirle a Dray
que Jake merecía una casa de verdad, pero por dentro, Dray tenía la sensación de que
era Lucky quien anhelaba la sensación de permanencia que sólo una casa podía
proporcionar.
Encontraron un buen lugar a las afueras del barrio que tenía cuatro dormitorios y un
patio decente. Con el patio, Lucky decidió que los niños necesitaban un perro. Una
semana después de mudarse, Moby, un cachorro Boxer, por supuesto, vino a casa con
Lucky.
Durante meses, Lucky había trabajado con ese maldito perro y para cuando acabó,
Moby estaba mejor entrenado que cualquiera de sus hijos adoptivos. Dray sonrió.
Había descubierto que una noche pasada en el sofá con Lucky y Moby acurrucados
contra él era lo más cercano al cielo que encontraría nunca.
Dray sintió presión contra su pantorrilla y bajó la mirada para encontrar a Gatsby.
―Hey. ―Se inclinó y alzó a la gata a sus brazos. Gatsby oficialmente se había
convertido en la guardiana de The Brick Yard. Después de que Moby se hubiera
mudado a la casa, Gatsby había decidido que correr en el gimnasio era muchísimo
mejor que ser perseguida bajo la cama veinte veces al día. Acarició las orejas de
Gatsby. ―Parece que ambos estamos ansiosos de que Jax llegue.
Dray apenas tuvo la oportunidad de decir las palabras antes de que se abriera la
puerta principal y Jax entrara. Dray soltó a Gatsby antes de cruzar la sala. Envolvió
sus brazos alrededor de Jax y enterró su rostro contra el cuello de Jax. ―Pasó
demasiado tiempo desde que estuviste en casa.
Mierda. Dray odiaba llorar delante de todos los chicos, pero, maldición, había echado
de menos a su chico. Se apartó y colocó sus manos en la cabeza de Jax. ―Te ves
bien.
―Me siento bien ―contestó Jax, una gran sonrisa en su rostro―. ¿Cómo está
183
Lucky?
Dray asintió. ―Mejorando todo el tiempo. ―Aunque las citas de Lucky con el Dr.
Sherman habían pasado de un par de veces a la semana a una cada dos semanas,
Lucky y el doctor habían estado de acuerdo en que seguir con la terapia era lo
mejor―. Al menos ya no se castigaba a sí mismo. ―Sonrió―. Ahora sólo se pelea
conmigo si realmente está enfadado consigo mismo por algo.
―¿Y cómo tratas con eso? ―preguntó Jax, con preocupación en su tono.
―Por ahora estoy bien. Como dije, está mejorando todo el tiempo. Normalmente sólo
lo dejo bramar y luego se disculpa por lo que sea que yo no hice y lo llevo a la cama.
Dray se inclinó y besó a Jax en la frente. Jax no lo llamaba papá muy a menudo, pero
cada vez que lo hacía, calentaba el corazón de Dray. ―Dios, es bueno tenerte en casa.
―Oficina. Nunca lo dirá, pero creo que se siente más cerca de Brick allí. ―Dray
soltó a Jax y dio un paso atrás.
―Debería. Esa maldita silla de escritorio tiene las manchas de sudor de Brick en ella.
Antes de que Jax pudiera dirigirse a la oficina, Dray silbó para llamar la atención de
Pete. ―Quiero que conozcas a alguien ―le dijo a Pete. Con una mano en el hombro
de Pete, Dray señaló a Jax―. ―Este es Jax. Jax, este es Pete, el siguiente campeón
de la UFC que saldrá de The Brick Yard.
184
Final de la Escena Extra
Entrando en la oficina de Brick, Lucky suspiró. A diferencia del resto del gimnasio,
nada había cambiado allí, excepto que él, Dray y Jax habían limpiado bien el lugar.
Se sentó detrás del escritorio y encendió el portátil. Otro pequeño cambio que rezaba
porque Brick hubiera aprobado. Miró los correos electrónicos, pasando las sorteos
ganados, las promesas de alargamiento de pene y ofertas de tiempo limitado. Gruñó
mientras marcaba las cosas ofensivas como correo basura.
Un correo en particular llamó su atención y sonrió. Habían pasado meses desde que
había escuchado algo de su mayor crítico. Aunque Chad ya no lo llamaba Ice Man,
seguía criticando a Lucky por rendirse con su carrera. Abrió el correo y empezó a
leer.
Hey UnLucky26,
Acabo de ver tu foto en el periódico. ¿Por qué no sabía que estabas llevando un
gimnasio para niños? Quiero decir, no me entiendas mal, es algo noble lo que estás
haciendo, pero ¿qué coño? Si estás atascado con ello, ya podrías haber ganado la
UFC. En serio, ¿vale la pena renunciar a tu sueño por un montón de niños de la
calle?
Chad
Riendo, Lucky contestó. Hacía algunos años, el correo de Chad lo habría cabreado,
pero no era el mismo hombre que solía ser.
Camarada,
Siento que últimamente no tengas a nadie a quien acosar. Quizás tendrás suerte y
algún otro idiota que te irrita pronto subirá en las clasificaciones. Y, sólo para
aclararlo, no estoy renunciando a mi sueño. Los niños a los que ayudo me dan más
paz mental en un día de lo que la jaula podría haberme dado en toda mi vida.
Te deseo la mejor suerte, como siempre.
Lucky
El hermoso hombre alto que le devolvió una brillante sonrisa a Lucky era un
contraste completamente con el niño delgado con pelo grueso rubio y rizado que
había entrado a The Brick Yard por primera vez. Las zancadas de Lucky
disminuyeron mientras atravesaba a la multitud que rodeaba a Jax.
Cuando finalmente alcanzó al chico que había ayudado a salvar su vida, Lucky estaba
lleno de una sensación de orgullo. A pesar de su infancia, Jax había derrotado a los
demonios de su vida más rápido que Lucky, no es que Lucky todavía no estuviera
trabajando en ello. Lanzó sus brazos alrededor de Jax y lo sostuvo durante varios
latidos. ―Te echamos de menos.
―Yo también los eché de menos. ―Jax se apartó y estudió el gimnasio―. ¿Cuándo
cambiasteis las ventanas?
Lucky llevó a Jax hacia la oficina. ―La primavera pasada, pero ya basta del
gimnasio, quiero hablar de ti.
Lucky dirigió a Jax al sofá antes de sentarse a su lado. Como todos los muebles en la
oficina, el sofá era el mismo pedazo de mierda de vinilo que Brick había usado, pero
Lucky y Dray no se sentían capaces de remplazarlo.
―Tanto como me encanta el hecho de que te estés mudando de vuelta, quería saber
por qué. ―Preguntó Lucky. Desde que había escuchado de Dray que Jax volvía a
Chicago, una preocupación innecesaria había empezado a deslizarse en la cabeza de
Lucky. ¿Qué pasaba si algo iba mal con Dray, y Jax volvía para ayudarlo? Tan
irracional como sonaba, a Lucky le costaba creer que la felicidad duraría. Era algo
que había intentado una y otra vez trabajar con el Dr. Sherman, pero la constante
amenaza siempre estaba en su mente.
―Es el momento. ―Jax se encogió―. Fui a Cali27 porque pensé que era el momento
de experimentar una forma diferente de vida, pero algo pasó que hizo que me diera
cuenta que es aquí donde se supone que tengo que estar.
Aunque odiaba escuchar cuanto le había herido a Jax la experiencia, Lucky estaba
feliz de saber que el cambio de universidad de Jax no tenía nada que ver con Dray.
―Eres querido ―le dijo a Jax alcanzando su mano.
Dray abrazó a Jax pero sonrió a Lucky. ―Estaba en la despensa poniendo sábanas
limpias en tu cama.
―No desde que compramos la casa. ―Dray lanzó una mirada a Lucky―. Aunque a
veces Lucky va allí sigilosamente para tomar una siesta durante el día.
Lucky no negaría que iba a la despensa, pero raramente iba allí para dormir. Había
veces, especialmente después de un día particularmente malo o de una sesión con el
Dr. Sherman en que la seguridad y recuerdos de la sala eran lo único que lo ayudaba a
recomponerse.
Jax miró abajo y alzó a la gata negra y blanca a sus brazos. ―Mierda, te eché de
menos ―dijo, restregando su rostro contra la cabeza de Gatsby.
Dray rodeó a Jax para sentarse en el sofá al lado de Lucky. ―Necesito que me hagas
un favor. Lucky puso los ojos en blanco. Tenía una buena idea de qué favor sería.
―¿Qué?
187
―¿Ir a la escuela y recoger a Jake? ―pidió Dray―. Se tuvo que quedar hasta más
tarde para preparar ese examen y perdió el autobús escolar.
―Porque prometí a los chicos nuevos que les mostraría como golpear el saco de
velocidad ―contestó Dray.
Dray suspiró y besó a Lucky en la mejilla. ―Te amo, bebé, pero ambos sabemos que
no tienes la paciencia necesaria para enseñar a luchar a un grupo de nichos de once y
doce años.
Gruñendo, Lucky se levantó. Tanto como odiaba admitirlo, Dray tenía razón.
Aprender a usar el equipo del gimnasio había sido tan fácil para Lucky que no podía
entender que alguien necesitara que le mostraran la misma maldita cosa una y otra
vez antes de entenderlo.
Dray sacó las llaves de la furgoneta de su bolsillo y se las pasó a Lucky. ―Gracias,
bebé.
―Me debes una ―dijo Lucky mientras salía de la oficina. Planeaba cobrársela tan
pronto como estuviera a solas con Dray en su dormitorio principal. La casa que
habían comprado recientemente no era enorme, pero tenía cuatro dormitorios bastante
grandes y un sótano sin acabar. La esperanza era que algún día acabaran el nivel
inferior para incluir dos dormitorios más, un baño y una sala recreativa para que los
chicos pasaran el rato. Por el momento, sólo tenían a tres chicos a su cuidado, Jake
era uno de ellos.
Mientras Lucky conducía hacia la escuela especializada a la que iba Jake, mantuvo
una mirada cerca de la acera. La zona de la ciudad dónde Jake estudiaba matemáticas
avanzadas y ciencia también era la parte de la ciudad dónde su madre se había
mudado. Sólo la había visto un par de veces desde que la soltaron de prisión, y la
última vez la notó saliendo de una licorería del barrio, parecía que había vuelto a sus
antiguos hábitos.
Había habido un tiempo, antes de que Dray, Jax y el Dr. Sherman lo hubieran salvado
que habría dejado que la culpa por la recaída de su madre lo hubiera llevado a hacerse
daño a sí mismo, pero ese tiempo había acabado. Había aceptado las adicciones de su
madre y aunque le había llevado años de terapia, finalmente se había dado cuenta de
188
que él no era responsable de las acciones de ella.
Paró delante de la escuela para encontrar a Jake hablando con una chica. ―Examen.
Claro. ―Lucky se apoyó en el claxon hasta que consiguió la atención de Jake.
Jake se inclinó y le dio a la chica un beso antes de subir a la furgoneta. ―Hey, gracias
―dijo subiendo dentro.
―¿Quién?
―No te hagas el tonto. ―Lucky miró a la castaña todavía de pie junto al árbol
mirando a Jake.
―¿Es Jen la razón por la que perdiste el autobús? ―preguntó Lucky, mientras giraba
y se dirigía de vuelta al gimnasio.
Jake empezó con una historia poco sólida sobre cómo él se había quedado después de
clase para acabar un examen y se encontró con Jen después de salir de clase.
Evidentemente, era pura coincidencia que Jen todavía estuviera allí cuando él llegó a
la escuela.
Lucky rió y sacudió la cabeza. Todavía no tenía ni treinta años, entonces, por qué
coño un chico de diecisiete años pensaba que no sabía qué pasaba. ―Pasa por la
oficina más tarde y coge algunos condones.
―¿Quieres saber qué más es vergonzoso? Tener que decirle al padre de esa bonita
chica que tú has preñado a su hija porque eras demasiado niñita para cubrírtela.
Fin
190
Coordinación de Proyectos
Pervy
Traductora
Drawde
Correctora
Dankar
Portada
Clau
Edición y Formato
Pervy 191