Sebastián Ramos - Arbitraje Internacional
Sebastián Ramos - Arbitraje Internacional
Sebastián Ramos - Arbitraje Internacional
Sebastián Ramos
Aspirante Docente del Instituto de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho,
Universidad de la República.
SUMARIO
1. Introducción | 1.1. ¿Por qué el Arbitraje? | 1.2. El Arbitraje Internacional | 1.3. Jurisdicción vs.
Competencia | 2. La Jurisdicción en el arbitraje internacional | 3. Competencia | 4. Derecho
Aplicable al Fondo de la Cuestión | 5. Conclusiones | 6. Bibliografía
1. Introducción
Este trabajo tiene como objetivo el abordaje del arbitraje internacional de particulares como
medio de solución de controversias. Esto se debe a su importancia, cada vez mayor, en un
mundo globalizado y necesitado de garantías jurídicas ampliadas. Especialmente, aproximará
definiciones de dos elementos relevantes, la jurisdicción y la competencia, al tiempo que
sopesa la dimensión del Derecho aplicable a la cuestión, sirviéndose de ejemplo en el
reglamento de la Cámara de Comercio Internacional.
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las Convenciones de La Haya sobre arreglo pacífico de conflictos internacionales de
1899 y 1907”iii
“De igual manera, cabría reconocer que el arbitraje comercial es un espacio donde
la aproximación de las dos familias jurídicas clásicas es mayor que en otras categorías,
a lo que contribuye sin duda alguna la universalidad del mecanismo y su utilización por
agentes económicos de todo calado –de preferencia los mayores–, como la predilecta
respecto de una justicia, de la que se ha dicho, es “lenta, impredecible, cara, sin
especialización técnica suficiente, etc., etc.” Me resisto a ver las cosas de esta manera
y me pronuncio decididamente por el carácter forzosamente complementario de los
distintos escenarios”iv
Paralelamente, un segundo gran pilar del éxito del arbitraje ha sido su neutralidad con
respecto a dichas jurisdicciones nacionales. Esto se comprende mejor al observar que estos
diferendos se dan usualmente entre partes en distintos Estados, que, al tiempo de la firma del
contrato, recelan de las garantías que la jurisdicción de su contraparte pueda otorgarles en el
caso de que surja una ulterior diferencia. Por ello, buscando garantizar la neutralidad del
tercero que juzgue el caso, es que se recurre al arbitraje como medio predilecto para la
solución de estos conflictos.
En síntesis, la eficiencia y la neutralidad son los caracteres esenciales que revisten la
receta del éxito de los tribunales arbitrales privados.
Pero más allá de las bondades que entraña el arbitraje, que la evidencia empírica señala
como verdaderas, de otra forma no se explicaría el pronunciado incremento del uso del
instrumento en las últimas décadas, existe otra cara, con falencias y obstáculos muy bien
delimitados por los expertos en el tema.
En primer lugar, cabe realizar la importante distinción entre dos términos jurídicos muchas
veces confundidos: competencia y jurisdicciónv. En el ámbito internacional, y en ocasiones en
el interno, ambos vocablos parecen encerrar significados equivalentes, pero ciertamente
poseen definiciones diversas y bien diferenciadas. De todas sus acepciones, solo una contiene
el sentido real y propio de la palabra, el que será entendido en este trabajo y el que encierra el
término jurídico apropiado al cual queremos llegar.
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La Jurisdicción, por tanto, es la facultad del Estado para administrar justicia mediante sus
órganos judiciales, los cuales aplicarán el Derecho al caso concreto. Llevado al órgano judicial
o arbitral, la jurisdicción es la capacidad de juzgar. Al tratarse de una facultad del propio
Estado, esta es indivisiblevi.
Por otro lado, tenemos la definición de Competencia. Esta es la limitación funcional de la
exención del poder jurisdiccional, es decir, de esta facultad del Estado (o del juez) de aplicar
justicia. Esta limitación funcional puede ser clasificada de diversas formas, desde un espacio
territorial hasta la materia litigiosa, pasando por la instancia judicial en la que se encuentre el
diferendo o incluso la cuantía de la pretensión. Todas estas son condicionantes que
determinarán qué órgano judicial será el encargado de atender el litigio, basado en estas
limitaciones funcionales a la extensión de su poder jurisdiccional vii.
En consecuencia, se trata de una simple relación de género a especie: un juez puede ser
competente o incompetente para conocer en un pleito pero siempre poseerá jurisdicción -a
priori, si decimos que siempre actúa dentro de los límites territoriales de su Estado-. La
confusión parte de conceptos, palabras mal empleadas y conceptos confusos que no han
tenido suficiente definición en el plano de las ideas.
“En suma, podemos concluir que siendo de general aceptación en todos los ámbitos
que el arbitraje se basa -y debe su existencia misma- a la autonomía de la voluntad de
las partes, resulta incuestionable que la existencia y validez del consentimiento de
todas las partes involucradas en el arbitraje debe quedar demostrada en forma clara,
cierta e indubitable”viii
Esta forma cierta e indubitable no es otra que una Cláusula Arbitral explícita, reflejada en el
contrato, que evidentemente no posea vicios de consentimiento.
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cuestiones, muy especialmente, sobre las materias que se abordaremos más adelante: la
competencia y el derecho aplicable.
3. Competencia
La competencia del tribunal arbitral es un tópico muy relacionado con el apartado anterior.
En este sentido, competencia y jurisdicción son términos estrechamente relacionados.
El Reglamento de Arbitraje de la CCI establece en su artículo 6, inciso 5, que será el propio
tribunal arbitral quién decida sobre su propia competencia cuando ésta se encuentre en duda.
Incluso, en el inciso 9 del mismo artículo, la Cámara va más allá, estableciendo que una vez
considerada válida la cláusula arbitral, el tribunal no perderá su competencia a pesar de la
nulidad o inexistencia del contrato.
El Convenio sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y
nacionales de otros Estadosxv en su artículo 41, inciso 1, recoge el mismo primer concepto
señalado previamente: “El Tribunal resolverá sobre su propia competencia”.
Resaltamos este concepto debido a su relevancia en materia de competencia, refiere a un
elemento de carácter preceptivo. Se trata del principio de Competencia de la Competenciaxvi
que afirma la capacidad de un árbitro de conocer sobre su propia competencia.
Según Matheusxvii el principio posee dos efectos que denomina como positivo y negativo. El
primero refiere a lo expuesto: la facultad del tribunal de dirimir su propia competencia, principio
recogido por los principales instrumentos convencionales internacionales así como en la
mayoría de las legislaciones nacionales xviii . El segundo efecto, por otro lado, excluye a las
jurisdicciones locales de esta posibilidad, de pronunciarse sobre las cuestiones de fondo que
determinan la competencia del árbitro hasta que éste lo haya hecho.
Esto supone una prioridad cronológica y no jerárquica, otorgando al tribunal arbitral la
posibilidad de expedirse sobre su propia competencia sin intervención, para que luego los
órganos jurisdiccionales realicen una labor de contralor de dicha decisión.
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El Reglamento de Arbitraje de la CCI, nuevamente tomado como ejemplo, en su artículo 21,
condensa en resumidas palabras el conflicto al cual se enfrenta todo órgano arbitral y todo el
sistema arbitral mundial en la actualidad: la dificultad de establecer el Derecho de Fondo.
En primera instancia, el tribunal deberá referirse a lo pactado entre las partes. Este caso no
tiene solución porque no plantea un problema. Lo convenido en el contrato, sea el derecho que
sea, será lo aplicable, basados en el principio de la Autonomía de la Voluntad.
Tampoco plantea solución si las partes acuerdan, al momento de la disputa, el Derecho
aplicable. Esta diferencia cronológica entre lo establecido en la celebración del contrato y lo
establecido en el momento del diferendo no reviste importancia ya que no menoscaba el
principio rector de la Autonomía de la Voluntad.
El problema surge cuando el contrato nada establece y las partes no logran ponerse de
acuerdo sobre el Derecho aplicable, en este caso, quien decide es el tribunal. ¿Pero qué
criterios son los que aplicará? El árbitro tendrá acceso a varias soluciones potenciales, que
muchas veces no resultan en la aplicación de figuras puras, sino en variantes, mezclas,
remisiones y aportes de algunas de ellas.
El tribunal podrá decidir “ex aequo et bono”, es decir, en base a la Equidad, si las partes así
lo convienen. Esta opción resulta interesante, especialmente por la importancia que ha ganado
la equidad en la solución de controversias internacional, pero posee la característica de que
debe ser pactada por las partes. Si estas no lo consienten, el tribunal no puede fallar en base a
equidad.
El tribunal podrá decidir, también, en base a la lex mercatoria, o los usos y costumbres
comerciales. Dentro de esta clasificación encontraremos normas tales como los principios
UNIDROIT y normas de la UNCITRAL, todos ellos aceptados y referidos. Sin embargo, esta
opción ha sufrido varias críticas. En primer lugar, sobre la validez de estas normas como
sistema jurídico. Parte de la doctrina entiende que no es un sistema jurídico y que no posee
respaldo alguno a nivel internacional para su aplicación, ningún organismo internacional
propone las normas como vinculantes ni estas se encuentran respaldadas en instrumentos
convencionales intergubernamentales. Por otro lado, analizando los casos resueltos en la Corte
Internacional de Arbitrajexix, resulta lógico concluir en la importancia de los instrumentos, sin
embargo, esta importancia refiere a ellos a modo de guía y no de Derecho de fondo. Son
relativamente pocos los casos cuyos laudos se sustentan solamente en la lex mercatoria como
sistema jurídico. La mayoría se basan en dichas normas como guías para llegar a una solución,
generalmente de un sistema jurídico nacional.
Finalmente, la última opción -última en el sentido ordinal en que hemos planteado este
trabajo- a la que tiene acceso el tribunal, y la más importante de todas ellas, al menos en la
magnitud de su aplicación, es la regla “iura novit curia”xx reflejada en el artículo 21, inciso 1, del
Reglamento de Arbitraje de la CCI. Esta regla establece la facultad del tribunal de determinar
cuál es el Derecho aplicable más conveniente al caso concreto. Para ello, el tribunal deberá de
estudiar el caso y los alegatos de las partes, determinar los puntos de conexión, y en base a
eso remitirse al Derecho que mejor se adapte. Esto no limita su actuación al Derecho Interno
de algún Estado, el tribunal cuenta con la total libertad como para remitirse a otras normas,
como las determinadas en la lex mercatoria. Finalmente, lo importante a la hora de redactar el
laudo arbitral, será la profundidad, certeza jurídica y convencimiento de los argumentos que
emplee para justificar su posición.
5. Conclusiones
El complejo mundo actual requiere cada vez más de una justicia que intervenga con
efectividad y eficiencia en las vidas de los particulares. Esto resulta esencial en el mundo de los
negocios, donde la viabilidad de un emprendimiento mercantil depende en gran medida de las
garantías que tengan los privados sobre el sistema de solución de controversias.
En este contexto, los tribunales arbitrales privados resultan en una herramienta de
excelentes prestaciones y capacidades para cumplir con estos requerimientos. De hecho,
podrían considerarse como un engranaje fundamental del comercio internacional y de la
economía global. Sin estas certezas muchos intercambios caerían por faltas de garantías.
No obstante, la necesidad de estos instrumentos y sus bondades, no les privan de aspectos
negativos inherentes o perfectibles, los cuales deben ser analizados, estudiados y abordados.
En este trabajo y de forma muy sucinta, hemos intentado aprehender los principales problemas
que radican en el sistema, refiriéndonos a sendos especialistas en cada una de las áreas y
abordando textos de absoluta vigencia.
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En ocasiones la discusión del presente trabajo parece virar hacia latitudes más teóricas,
elevadas e intangibles; otras, adquiere ribetes de insólito realismo. Lo importante es haber
logrado aprovechar en escuetas palabras una humilde síntesis de los tres elementos más
susceptibles del arbitraje internacional. Cabe aclarar, que este no es un estudio sobre las
críticas o falencias del sistema, tampoco es un análisis sobre sus bondades o su desarrollo
histórico. Simplemente hemos intentado realizar un abordaje teórico-pragmático de tres grande
áreas: la Jurisdicción, la Competencia y el Derecho Aplicable.
6. Bibliografía
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History: Europe in Cross-national Perspective, Routledge, 2004.
Bell, D., History and Globalization: Reflections on Temporality, International Affairs, Vol. 79, N°4,
2003, pp. 801-814.
Harlan, E. y Rahschulte, T., History of Gobalization, Insights to a Changing World Journal, N°2,
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Meroi, A. A., Iura novit curia y decisión imparcial, Ius et Praxis, Vol. 13, No 2, 2007, pp. 379-
390.
Palacio, L., Manual de Derecho Procesal Civil, Abeledo Perroit, 17ª ed., 2003.
Penco, A. A., El orden público actual como límite a la autonomía de la voluntad en la doctrina y
la jurisprudencia, Anuario de la Facultad de Derecho, No 14, 1996, pp. 323-392.
Pereira, S., Autonomía de la Cláusula Arbitral y la Competencia del Tribunal Arbitral para
resolver sobre su competencia en el Arbitraje Interno uruguayo, Revista de Derecho de la
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1980.
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6
iHarlan, E. y Rahschulte, T., History of Gobalization, Insights to a Changing World Journal, N°2,
2011, pp. 18-33; Bell, D., History and Globalization: Reflections on Temporality, International
Affairs, Vol. 79, N°4, 2003, pp. 801-814; Armitage, D., “Is there a pre-History of Globalization?”,
en Cohen, D. (Coor.), Comparison and History: Europe in Cross-national Perspective,
Routledge, 2004, pp. 165-176; Williamson, J., Globalization, Convergence, and History, Journal
of Economic History, Vol. 56, N°2, 1996, pp. 277-306.
vii Tullio Liebman, E., Manual de Derecho Procesal Civil, Ediciones Jurídicas Europa-América,
1980, pp. 41-42; Palacio, L., Manual de Derecho Procesal Civil, Abeledo Perroit, 17ª ed., 2003,
pp. 191-193.
viii Fresnedo de Aguirre, C., “El Acuerdo Arbitral Como Piedra Angular del Arbitraje: El rol de la
Pereira, S., Autonomía de la Cláusula Arbitral y la Competencia del Tribunal Arbitral para
xviii
7
Rivero, J. M., El Arbitraje Internacional en el marco de la Cámara de Comercio Internacional
xix
(C.C.I.), Consejo Uruguayo de Relaciones Internacionales, Estudio No. 03/14, 2014, ap. 7.
xxMeroi, A. A., Iura novit curia y decisión imparcial, Ius et Praxis, Vol. 13, No 2, 2007, pp. 379-
390.