Bases Filosoficas de La Educacion
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FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
La estructura responsable es la llamada visión del mundo. Sobre este concepto y sus implicaciones
para la educación, tratará este primer tema.
La importancia de los contenidos de este primer tema radica en que son la raíz para una reflexión
crítica sobre la práctica educativa en lo personal, así como una reflexión crítica que permitirá valorar
los modelos de diferentes instituciones, al comprender la composición filosófica que los constituye.
Se está hablando, por lo tanto, de la raíz filosófica de los modelos educativos, entiéndase: filosofía
de la educación.
En lo más alto del nivel de generalidad del pensamiento, o en lo más profundo de éste se encuentra
la estructura conocida como “visión del mundo”(Apostel, 1960 citado en Vidal, 2008). La visión del
mundo es esa concepción amplia, dependiente del contexto y la cultura, a partir de la cual
conceptualizamos cómo es y cómo se comporta la realidad; es esa concepción generalizada de lo
que es el mundo, a partir de la cual comprendemos todo lo que vamos conociendo a lo largo de
nuestra vida. Una visión del mundo también constituye una orientación cognitiva básica
perteneciente a una comunidad o grupo social o individuo. La visión del mundo es un concepto
complejo que englobaría modelos de ánimo, esquemas mentales etc. a través de la cual evaluamos
o asumimos ciertos comportamientos, eventos o realidades (Luque, 2001). Los niveles de
generalidad se hacen cada vez menos generales o más específicos, hasta el nivel en que se
muestran en conductas de todos los días. El primer tema de este primer módulo, inicia con el
concepto, debido a que de las visiones del mundo se desprenden las filosofías del mundo; las
filosofías, en el ámbito educacional, dan lugar a escuelas de pensamiento, las cuales a su vez dan
lugar a tipos de teorías, éstas a su vez sustentan tipos de metodologías, las cuales requerirán de
procedimientos y técnicas específicos congruentes con las diferentes metodologías de las que se
desprendan (Overton y Reese, 1973), y aunque suena complejo, en realidad es bastante simple de
comprender, a continuación se presentan cuales son algunas visiones del mundo relacionadas con la
filosofía educativa:
Existen tres visiones del mundo principales (Morales-Nasser y Castro Laszlo, 2005):
Moore (2012) hace una analogía del hombre con una máquina, aunque por supuesto el ser humano
es más que una máquina, pero algunas veces puede resultar útil o conveniente realizar esta
comparación para obtener un modelo simplificado de lo que en realidad es muy complejo, además
cita a Thomas Hobbes que en su libro Leviathan adoptó este modelo para mostrar a la sociedad
humana como un mecanismo integrado por individuos que podrían considerarse como maquinas.
Por el contrario, la visión orgánica toma como modelo el punto de vista de una entidad como una
criatura viviente, en crecimiento y en desarrollo, un todo “natural”. Aquí los diferentes elementos no
están integrados como engranajes sino forman un todo que funcionan como una entidad (Hobbes,
1963, citado por Moore, 2012).
Se ha considerado que la visión del mundo predominante en los diferentes periodos de tiempo está
asociada con el nivel de desarrollo en cuanto a percepción del mundo y percepción de la realidad.
Como puede observarse, se muestra cierto orden de complejidad entre una y otra. La visión del
mundo permea la cultura y ésta a su vez influye sobre el tipo de visión del mundo. En este interjuego
de influencias se encuentra implícito el proceso de educación, aún de manera informal. Es a través
de ésta que se aprende una cierta concepción del mundo y puede decirse que la educación sucede
en todo contexto en el que interactúan seres humanos.
Ahora bien, si se habla de la esencia de la educación, Vásquez (2012) dice que la educación no
tiene esencia absoluta y completa sino únicamente un esencia por entero referida a la del hombre y,
por lo tanto, relativa. La educación no es un ser sino una forma de un ser, mas no es una forma
sustancial si no una forma accidental.
1.3 Relación entre antropologías filosóficas (modelos del ser humano) y teorías pedagógicas
(modelos educativos)
Es a través de las visiones del mundo que se teoriza sobre la creación del conocimiento y sus
criterios de validez o criterios de verdad. De las visiones del mundo depende la concepción sobre lo
que es el ser humano, lo que se puede esperar de él y lo que este requiere para su existencia. Este
es el campo de las diferentes antropologías filosóficas.
En un modelo educativo acorde con la visión de proceso, además de lo anterior, tanto alumnos como
profesores van adquiriendo la conciencia (dependiendo de su nivel de desarrollo) de que el mundo
está en constante transformación, por lo tanto el conocimiento no está dado como algo estático, sino
que depende de la realidad siempre en proceso constante.
En cada concepción o modelo del ser humano se incrementa su compromiso en la conformación del
mundo en el que vive y convive, ello es a su vez consecuencia de la axiología que corresponde a
cada modelo, cada una con niveles diferentes respecto a la individualidad del ser humano.
García (2006), se refiere al término epistemología para referirse específicamente a la teoría del
conocimiento científico, aunque hay autores que afirman que la epistemología es, en sentido
amplio, la rama de la filosofía dedicada al estudio de la creación del conocimiento. Lo que la define
es una constante reflexión crítica sobre las formas de conocer y sobre las áreas del conocimiento;
se centra en el papel y la naturaleza del conocimiento en las diferentes culturas y en el mundo,
como un todo. Es la disciplina que permanece atenta a una constante y significativa interrogante
sobre las diferentes formas de conocer y los diferentes tipos de conocimiento. Por lo tanto, es una
disciplina integrada, principalmente por cuestionamientos relativos al conocer: ¿Cómo conocemos?
¿Cómo aprendemos?
2.2 El conocimiento desde una perspectiva filosófica y su relación con las visiones del mundo
¿Qué implica el proceso enseñanza-aprendizaje? ¿El estudiante recibe y acumula información dada
por el maestro? Entonces la exposición del profesor cobra relevancia esencial, los alumnos deben
escuchar, tomar notas, memorizar lo que el profesor expone.
¿Es importante la interacción entre los alumnos para la construcción del aprendizaje? Entonces el
profesor debe promover los cuestionamientos, planear actividades en las que los alumnos
manifiesten sus opiniones, lo que han entendido y lo que no han entendido, etc.; el profesor provoca
la colaboración y ayuda de unos a otros.
Como se observa, la concepción de cómo se crea el conocimiento está permeada por el tipo de
visión del mundo de la que se parte.
Si el interés está centrado en el conocer, cobra relevante importancia el hecho de que lo conocido
sea la realidad. El criterio para considerar ese conocimiento como verdadero o criterio de verdad,
dependerá de cuál aproximación se adopte sobre el cómo de la creación de conocimiento. Por
ejemplo, si el conocimiento se crea de manera inductiva (se va de la parte al todo, o sea, a partir
de eventos que se repiten se puede considerar que se trata de un hecho generalizable, que así es
como se comporta la realidad en ese fenómeno específico) versus si se considera que el
conocimiento se crea de manera deductiva (se parte de un enunciado o afirmación general que se
hace válido para casos particulares).
A partir de las visiones del mundo vistas en el tema anterior se desprenden cuatro grandes escuelas
de pensamiento que también se conocen como filosofías del mundo, estas construyen un nivel de
generalidad menor en relación con las visiones del mundo.
El idealismo es la teoría de la realidad y del conocimiento, que sostiene que no existen cosas
reales, que sean independientes de la conciencia de los individuos. De acuerdo con el idealismo, la
realidad se deriva de la actividad de la propia mente. Al actuar la mente, hace existir cosas que, de
otro modo, no serían posibles como el arte, las matemáticas o la ley.
El realismo es la doctrina filosófica que manifiesta que los objetos comunes, percibidos por los
sentidos, tales como mesas, sillas, balones, existen independientemente al hecho de que nosotros
los pensemos.
En educación, el realismo plantea que dado que el mundo existe independientemente de nosotros,
es necesario formar al educando con un currículo que relacione al alumno o a la alumna con la
estructura básica, física y cultural del mundo.
En la concepción pragmatista, la educación debe servir para que el niño y la niña aprendan de la
vida real y no sólo de lo que se puede obtener en los libros y la tradición académica formal.
En el ámbito del docente, para el existencialismo, la maestra y el maestro deben cumplir la función
de intermediadores entre el educando y la sociedad, deben despertar en éstos la responsabilidad.
Estas escuelas de pensamiento han dado lugar a diversas filosofías educacionales, de las que
destacan las siguientes:
Las filosofías educacionales son una manera de pensar o de proceder en relación a la filosofía, las
escuelas filosóficas muchas veces surgen a partir de las enseñanzas de un maestro o desde el punto
de vista de una escuela. Según Moore (2012) estas filosofías no buscan describir el papel o la
función de la educación, si no tratan de dar una guía acerca de lo que debería hacer los sujetos que
trabajan en la práctica educativa y estas deben ser “practicas“en el sentido que dan prescripciones
razonables para el proceder educativo.
Para determinar el papel y la función de las filosofías de la educación es necesario precisar los
nexos entre está y las teorías generales de la educación. La educación tiene su actividad inmediata
de rango superior en la teorización educativa; es decir, en la elaboración de teorías acerca tanto de
la educación como de las mismas teorías de la educación. Toda práctica implica una teoría y la
teoría educativa es, por lógica, anterior a la práctica educativa (Moore, 2012).
De las diferentes filosofías educacionales se desprenden teorías del aprendizaje. Éstas se ubican
en un nivel de aplicación más específico, puesto que se han desarrollado para explicar cómo es que
sucede el aprendizaje y, con base en ello, proporcionan al profesor métodos y herramientas para
realizar su práctica educativa. Dependiendo de la visión del mundo que ha dado lugar a la escuela
de pensamiento, que es la base de la filosofía educativa que da origen a la teoría de aprendizaje
específica; dicha teoría puede ser clasificada como de tipo transmisivo o bien como de tipo
constructivo.
En el primer tipo de teorías el profesor parece ser el actor principal, pues su papel es transmitir
información; en el segundo tipo el actor principal es el estudiante, puesto que es su actividad durante
la facilitación o durante el proceso educativo lo que dará como resultado el aprendizaje. El profesor
sigue siendo importante puesto que es él quien organiza y proporciona al estudiante las experiencias
a partir de las cuales el estudiante construirá el aprendizaje; así que el énfasis recae en quien realiza
la construcción del mismo y no tan esencialmente en quien organiza para provocar las experiencias.
En el primer tipo de teorías pareciera no interesar lo que el alumno hace, lo que interesa es lo que el
profesor hace, que es transmitir información.
En el primer grupo de teorías se encuentra la teoría conductista del aprendizaje, ésta asume que la
conducta está moldeada por sus consecuencias, por lo que es posible diseñar las condiciones de
administración de consecuencias, y a resultas de ello se producirá la conducta deseada que se
constituirá en evidencia del aprendizaje. No niega la existencia de procesos internos, pero no los
considera como parte de su explicación del aprendizaje, se centra en el antecedente de la conducta
(estímulo), el cual la hace ser emitida (respuesta) y proporciona una consecuencia que incrementará
su probabilidad de ejecución (reforzador). El aprendizaje se define como un cambio de conducta
(Tarpy, 2000), y dicha conducta debe ser directamente observable. Por ejemplo: el alumno cuenta
del 1 al 100, realiza sumas de dos dígitos, escribe una plana de X tema sin ningún error ortográfico,
etc.
Finalmente, el humanismo, el cual considera que el ser humano es bueno, tiene conciencia moral,
libre albedrío, sensibilidad estética, instinto religioso y una amplia capacidad de razonamiento, y que
el aprendizaje debe orientarse a desarrollar todas esas características positivas que ya posee el
estudiante. Sostiene que la enseñanza debe ser suave, sin forzar el ritmo del alumno, porque éste
pasa por etapas que no deben ser apresuradas. Enfatiza la capacidad de elección o toma de
decisiones, la autonomía y, por lo tanto, la responsabilidad. La enseñanza se enfoca hacia la
autorrealización del estudiante, tanto en lo cognitivo como en lo emocional y en lo social. Bajo este
tipo de teoría, los grupos tienden a ser pequeños y el currículum se trabaja alrededor de los intereses
particulares de los estudiantes, enfatizando habilidades de amplio espectro.
Cuando el profesor planea y organiza sus cursos, generalmente muestra una preferencia por alguna
de las escuelas filosóficas y, por ende, por alguna de las teorías del aprendizaje. Es importante
conocerlas para tener conciencia de cuál es la que define nuestra práctica, y para poder decidir usar
una u otra de manera congruente con las necesidades de aprendizaje. Se debe tener cuidado de no
mezclar desordenadamente; es decir, es importante no proceder eclécticamente pues eso resultaría
en una práctica inconsistente que repercutiría negativamente en los estudiantes. Algo muy diferente,
y sí recomendable, sería que, con base en necesidades específicas de algún estudiante o en
necesidades de aprendizaje particulares, se pueda optar por variar estrategias en algún punto
determinado de la facilitación. Es lógico pensar que viviendo en una sociedad pluralista y
considerando, además, la complejidad del ser humano en lo individual, no es posible afirmar que
haya una única escuela de pensamiento ni una sola teoría del aprendizaje que pueda ser
considerada la mejor para todas las situaciones.
Toda rama del conocimiento se desarrolla a partir de su estudio sistemático; la forma sistemática por
excelencia para el avance del conocimiento es la investigación científica. El campo de la
educación no es la excepción, dentro de este campo se realiza la denominada investigación
educativa.
El tema del conocimiento convoca a reflexionar acerca de qué es y cómo es posible conseguirlo. El
problema y los problemas del conocimiento, han sido tratados fundamentalmente por los filósofos y
sociólogos del conocimiento. Al preguntarse ¿Qué es el conocimiento?, generalmente, se le liga a
la realidad (Aravena, 2006).
El amplio cuerpo de conocimientos que existe acerca de los actores (profesores, alumnos,
instituciones, etc.), así como de los procesos en los que se ven involucrados y sus dinámicas de
interrelación, se encuentran ampliamente documentados. Es a partir de tales conocimientos que se
hace factible la toma de decisiones fundamentada respecto de planes y programas de estudio, así
como de políticas de procedimientos educacionales y organizacionales de las instituciones
educativas.
Al igual que las escuelas de pensamiento, las filosofías y las teorías del aprendizaje, también los
paradigmas metodológicos tienen su origen en las diferentes visiones del mundo. Al momento se
ha documentado el estudio y descripción de tres visiones del mundo principales (como se ha
estudiado ya en el tema 1 de este módulo), también los paradigmas metodológicos de investigación
pueden clasificarse en tres principales.
Así, por ejemplo, de la visión del mundo mecánica se desprende la filosofía positivista (la realidad
se debe estudiar objetivamente, considerando objetivo aquello que es directamente observable,
medible y reproducible); de esta filosofía se desprende el modelo de aproximación cuantitativo.
Cada paradigma tiene su razón de ser dentro del contexto en el que tiene origen. El paradigma
cuantitativo responde a las necesidades del surgimiento de la ciencia moderna tradicional, tal y
como la conocemos actualmente. Cuantificar aseguraba el estatus de ciencia a la disciplina que se
preciara de serlo. Este paradigma aplicaba (aún aplica) muy convenientemente en las ciencias
exactas, la Física principalmente, considerada por el positivismo como la ciencia por excelencia. Por
lo tanto, aún las disciplinas sociales, en aquel momento consideradas como “ciencias de segunda”,
pugnaban por conseguir el respeto y ser calificadas como científicas a través del uso del método
científico positivista.
De la visión del mundo orgánica se desprende la filosofía fenomenológica (se puede conocer la
realidad describiéndola de manera congruente), en la cual se procede con base en un modelo de
aproximación cualitativo.
La forma y amplitud de abordar los problemas queda acotada por el paradigma metodológico que
se utiliza, así que, aunque las ciencias sociales fueron refinando la aplicación de sus métodos
siguiendo el paradigma cuantitativo y mostraron importantes desarrollos en cuanto a creación de
conocimiento y en cuanto a solución de problemas, los propios fenómenos bajo estudio indicaban la
necesidad de cambiar de paradigma. Además, al iniciarse una época de manifestación importante de
postmodernidad en diferentes ámbitos del hacer humano, también en la ciencia surgen
manifestaciones postmodernas, que al protestar en contra de lo establecido, se revelan “contra el
método”. Inclusive ese es el título de uno de los libros del reconocido filósofo de la ciencia Paul
Feyerabend, quien termina el primer capítulo de ese libro afirmando: “… estará claro que sólo hay un
principio que puede defenderse en todas las circunstancias y en todas las etapas del desarrollo
humano. Este principio es: todo se vale”.
Surge en ese contexto de postmodernidad el paradigma cualitativo que en sus inicios, lógicamente,
se mostraba inexperto, inexacto, produciendo resultados de poca o nula validez y confiabilidad.
Empero, el trabajo de los científicos ha sido arduo y ha logrado un importante desarrollo en cuanto al
mencionado paradigma cualitativo, el cual ha probado ser un paradigma científico que contribuye a la
creación de conocimiento así como a la solución de problemáticas dentro de las ciencias
sociales. Al constituirse en un paradigma con grados de validez y confiabilidad aceptables, con
metodologías sistemáticas y rigurosas, el paradigma cualitativo ha devenido moderno. Sin embargo,
por su temporalidad de surgimiento, se le identifica muy frecuentemente con las manifestaciones
postmodernas de la ciencia (sobre este punto se abundará en el primer tema del módulo 2). Es por
ello que a este segundo movimiento metodológico, autores como Aldana (2008) lo denominan
postmoderno.
Lo importante es entender que las técnicas e instrumentos que utiliza producen información no
numérica, es información descriptiva, que por otro lado, tiene la riqueza de proporcionar información
detallada de fenómenos complejos.
Ejemplos de técnicas usadas en el paradigma cualitativo son los diferentes tipos de entrevistas,
las bitácoras de observación, los estilos de observación participante y no participante, los
análisis de contenido, los análisis de discurso, etc.
La visión del mundo de proceso, al considerar que la realidad no es estática y que los elementos se
interrelacionan, el objeto de estudio es más complejo y la forma de aproximación requiere de
metodologías más completas, es por ello que dentro de la visión de proceso se recurre a lo que se
conoce como la aproximación metodológica de métodos mixtos, denominada por Tashakkory y
Teddlie (2003) el “tercer movimiento metodológico”.
En cuanto al paradigma metodológico de métodos mixtos, este inició en 1950 y ha tenido etapas de
desarrollo hasta constituirse en un paradigma ampliamente aceptado. De manera general consiste
en la utilización de al menos dos técnicas de captura y análisis de información sobre el fenómeno
bajo estudio; los resultados se analizan independientemente primero y después en conjunto, para
realizar un nuevo análisis que permita un mejor y más amplio conocimiento.
Este tipo de análisis permite incrementar la validez de resultados, complementar los resultados
cuando hubo un método dominante en el diseño, o bien, expandir los resultados cuando cada
técnica se usa para aspectos diferentes de la misma investigación. Dependiendo del objetivo de la
investigación, las técnicas pueden ser aplicadas una después de otra (diseño secuencial), de
manera simultánea o de manera absolutamente independiente (diseño concurrente). Este tipo de
paradigma ha sido más frecuentemente usado en campos de las ciencias sociales aplicadas y en el
campo de la educación. Al ser un paradigma que incluye enfoque cualitativo y cuantitativo, utiliza
técnicas tanto de uno como de otro tipo, no mezclándolas sino introduciéndolas de forma ordenada
por el propio diseño. Por ejemplo, si se trata de un diseño llamado cual-cuan-cual podría utilizar para
la primera etapa cualitativa la técnica conocida como grupo de enfoque, para la siguiente etapa que
es cuantitativa podría utilizarse una encuesta, y para la tercera parte del diseño una entrevista
semiestructurada.