La Explosión Demográfica
La Explosión Demográfica
La Explosión Demográfica
demográfica
El principal problema
ecológico
Paul R. Ehrlich
Anne H. Ehrlich
SALVAT
Versión española de la obra The population explosión,
publicada por Simón and Schuster (New York)
Escaneado: thedoctorwho1967.blogspot.com
Edición digital: Sargont (2017)
PRÓLOGO
I. ¿POR QUÉ NO ESTÁ TODO EL MUNDO TAN ASUSTADO COMO
NOSOTROS?
II. EL FIN DE LA ABUNDANCIA
III. LAS MASAS CRÍTICAS
IV. LOS ALIMENTOS: EL ÚLTIMO RECURSO
V. ECOLOGÍA DE LA AGRICULTURA
VI. LA SALUD DEL ECOSISTEMA MUNDIAL
VII. LA POBLACIÓN Y LA SALUD PÚBLICA
VIII. LA POBLACIÓN, EL AFÁN DE CRECIMIENTO Y LA
SEGURIDAD NACIONAL
IX. LA EXPLOSIÓN, EL GEMIDO, LA ALTERNATIVA
X. CONEXIONES Y SOLUCIONES: I
XI. CONEXIONES Y SOLUCIONES: II
XII. LO QUE USTED PUEDE HACER
APÉNDICE: ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL
FUNCIONAMIENTO DE LA TIERRA
AGRADECIMIENTOS
The Population Bomb estaba dedicado a Lisa;
este libro está dedicado a Jessica, hija de Lisa,
y a Mara, hermana de Jessica.
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PRÓLOGO
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4 L.R. Brown. The Changing World Food Prospect: The Nineties and Be-
yond. Worldwatch Paper 85. (Worldwatch Institute. Washington, D.C.,
octubre de 1988.
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qué sucede? ¿Qué ganamos con jugar a «la ruleta rusa» con el
medio ambiente?»5
La verdad es que ya hemos jugado, y estamos empezando
a pagar. La alarma ha sonado reiteradamente, pero la sociedad
ha hecho caso omiso de ella.6 Entre tanto, el desastre previsto
se ha convertido en una realidad. Una obra acerca de la po-
blación de 1990 tiene que ser, necesariamente, muy distinta
de nuestro trabajo original. La explosión demográfica se ha
escrito cuando cada día son más evidentes unos cambios que
amenazan los sistemas vitales de nuestra civilización, en un
mundo repleto de seres humanos desnutridos y donde las
perspectivas de hambrunas y otras plagas son más inminentes;
un mundo donde el consumismo que reina en Estados Unidos
hace que el nacimiento de un niño norteamericano represente
un desastre cien veces más grave para los sistemas vitales de
la Tierra que el de un niño nacido en un país desesperadamen-
te pobre; un mundo, en definitiva, donde la mayoría de la
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UN DESPEGUE LENTO
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12 Cuando las tasas de crecimiento anuales se hallan por debajo del 5%, puede
calcularse el número de años necesarios para que se duplique la población a
ese promedio dividiendo la tasa porcentual por 70. Así, teniendo en cuenta la
tasa de crecimiento de Kenia del 4,1%, el cálculo del tiempo de duplicación
es 70/4,1 = 17,1 años. J. Perlez aborda el tema del reciente descenso en la
tasa de natalidad de Kenia en «Birth Control Making Inroads en Populous
Kenya», New York Times, 10 de septiembre de 1989, si bien la población
sigue manteniendo un índice de duplicación de menos de 20 años.
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EL CRECIMIENTO EXPONENCIAL
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EL VÍNCULO DE LA POBLACIÓN
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Declaración emitida el 3 de septiembre de 1988, en la Conferencia de
Pugwash sobre Problemas Globales y Seguridad, en Dagomy, cerca de Sochi,
URSS. Los firmantes fueron Jared Diamond, UCLA; Paul Ehrlich, Stanford:
Thomas Eisner, Cornell: G. Evelyn Hutchinson, Yale: Gene E. Likens,
Institute of Ecosvstems Studies: Ernst Mayr, Harvard; Charles D. Michener,
Kansas University; Harold A. Mooney, Stanford. Ruth Patrick, Botanical
Garden; y Edward O. Wilson, Harvard.
La Academia Nacional de Ciencias y la Academia Americana de Artes y
Ciencias son las principales organizaciones honorarias para científicos y
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Millman, The Httnger Report: 1988. The Alan Shawn Feinstein World
Hunger Program. Brown University, Providence. R.I., 1988. Los datos sobre
distribución contenidos en este párrafo proceden de esta fuente.
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Título de una serie de informes emitidos en los programas de noticias de
KRON-TV, San Francisco, la semana del 8 de mayo de 1989.
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VENCER EL TABU
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Schuster. Nueva York. 1986, Para un tratamiento más técnico, ver P. Ehrlich
y J.Roughgarden. The Science of Ecologv. Macmillan. Nueva York. 1987.
37Para una breve descripción de los ecosistemas de la tierra, ver P. Ehrlich.
The Machinery of Nature.
Para más detalles sobre el tema, ver P. Ehrlich. A. Ehrlich y J. Holdren.
Ecoscience: Population, Resources, Environment, Freeman. San Francisco.
1977.
38 Brown et al., State of the World 1989.
39L. R. Brown. Building a Sustainable Society, Norton. Nueva York. 1981. p.
13.
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40 En Marc Reisner, Cadillac Desert: The American West and Its Disappea-
ring Water, Viking. Nueva York. 1986. se encuentra una excelente descrip-
ción del despilfarro norteamericano de sus limitadas reservas hídricas en la
región semidesierta del Oeste. Se trata de un libro tan ameno como una
novela, en el que el autor ofrece un estremecedor panorama del abusivo
consumo de este recurso. Las cifras proceden de esta fuente. Ver también la
obra de M. Glantz y J. Ausubel. «The Ogallala Aquifer and Carbón Dioxide:
Comparison and Convergence». Environmental Conservation, vol. 11. pp.
123-31 1984. Curiosamente, en esta obra no se menciona que el control
demográfico forma parte de la solución al problema de la sobreexplotación
del acuífero o del aumento de los gases que provocan el efecto invernadero.
41 Citado en Reisner. Cadillac Desert, p. 11.
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46 A. Ehrlich y J. Birks. cds., Hidden Dangers. Sierra Club Books. San Fran-
cisco. 1990. Ver también el artículo de A. Makhijani, «The Hidden Nuclear
Legacyú. Technology Review, agosto/septiembre de 1988; y Radioactive
Waste Campaign. Deadlv Defense, 625 Broadway, Nueva York, N Y 10012,
1988.
47 Para una descripción general sobre la crisis de la biodiversidad, ver N.
Myers. The Sinking Ark. Pergamon Press, Nueva York, 1979; P. Ehrlich, y A.
Ehrlich. Extinction: The Causes and Consequences of the Disappearance of
Species. Random House. Nueva York. 1981; y E. O. Wilson. ed., Biodiversi-
ty, National Academy Press. Washington. D.C., 1988.
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60 Ibid.
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LA SUPERPOBLACIÓN
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Ver F. Ehrlich y A. Ehrlich. Population. Resources. Environment: Issues in
Human Ecology, Freeman, San Francisco. 1972. p. 257; Ehrlich. Ehrlich y
Holdren. Ecoscience.
70 Datos de 1984-86 del World Resource Institute (WRI) y el International
Institute for Environment and Development (IIED), World Resources 1988-
89, Basic Books. Nueva York. 1989.
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73Cifras del Banco Mundial, citadas en WRI y IIED. World Resources 1988-
89. La Organización Mundial de la Salud, en su Informe sobre la salud
mundial, en 1989, observó que mil millones de personas padecen desnutri-
ción o enfermedades (citado en New York Times. 26 de septiembre de 1989.
74 En caso de incluirse a China, esa tasa en 1989 habría sido del 2,1%.con un
tiempo de duplicación de 32 años. En 1989, China, con 1.100 millones de
habitantes, tenía una tasa de incremento natural del 1.4%, pero la tasa de
natalidad seguía ascendiendo: «China Population Hits 1,1 Billion-Births
Called “Out of Control”», San Francisco Chronicle. 15 de abril de 1989.
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poblaciones más pobres suelen ser las que crecen más rápi-
damente. Por el contrario, las poblaciones de los países ricos
crecen a un promedio del 0,6% anual, lo que significa que sus
poblaciones tardarán unos 120 años en duplicarse. Por su-
puesto, estamos hablando de promedios, los cuales siempre
encierran notables diferencias entre las naciones dentro de
estos grupos, lo mismo que las estadísticas nacionales ocultan
las diversas circunstancias de los individuos de un país.
Es preciso tener presente que, sepultada en las frías esta-
dísticas acerca de las diferencias entre ricos y pobres, existe
una escalofriante proporción de miseria humana y una inter-
minable lista de inconcebibles tragedias. Pero, aun en el caso
de que a usted no le preocupen los niños que mueren de ham-
bre ni los adultos que viven agobiados y sin esperanza en el
futuro, es necesario tener muy en cuenta la dramática situa-
ción de los pobres aunque sólo sea por egoísmo, pues consti-
tuye sin duda el principal obstáculo para mantener la habitabi-
lidad de nuestro planeta.
Sin la colaboración de los pobres, los problemas me-
dioambientales del mundo no podrán resolverse. En estos
momentos, sin embargo, los pobres de la Tierra tienen esca-
sos motivos para atender nuestras súplicas de colaboración.
Muchos de ellos son conscientes de que los ricos están dilapi-
dando absurdamente el patrimonio común de la humanidad, y
todos los pueblos pobres saben perfectamente que los ricos
tienen la capacidad de contemplar sus sufrimientos sin pesta-
ñear. Para eliminar esas actitudes y empezar a ayudar a los
menos afortunados (y a sí mismos), los ricos deberían consi-
derar la situación de los pobres no sólo desde un prisma inte-
lectual, sino también emocional.
Nuestra implicación emocional en la problemática de las
naciones pobres comenzó con una visita que efectuamos a la
India en 1966. La desesperada situación de la nación, exacer-
bada por la hambruna que aquel año se produjo en Bihar, nos
conmovió profundamente. No había señal alguna de que se
malgastaran los bienes de la Tierra a través de un desmesura-
do uso de artículos de consumo, pero sí evidencia abundante
de pérdida de suelo y de biodiversidad.
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nes pobres, sino también en las naciones ricas (sin duda muy
distinto del actual).78
En suma, se trata de adaptar el número de seres humanos,
y el comportamiento humano, a los límites impuestos al Ho-
mo sapiens por la Tierra y por las leyes de la naturaleza.
Quienes crean que esos límites pueden ignorarse o eludirse,
viven en un mundo de sueños. No se han detenido a pensar en
los cuatro millones de años que tardó la humanidad en crear
una población de dos mil millones de habitantes, comparados
con los cuarenta y seis años que tardaron en aparecer los
segundos dos mil millones y los veintidós que tardarán en
aparecer otros dos mil millones por tercera vez. Es decir, no
han reflexionado acerca de la tendencia más importante de su
época.
EL JUEGO HA TERMINADO
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PASAR DE PUNTILLAS
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han sido redondeadas para simplificar, de forma que nuestros ejemplos quizá
no reflejen siempre con exactitud las que aparecen en la hoja de datos. Nor-
malmente, se utiliza como divisor la cifra demográfica de mediados de año.
Las estadísticas de los censos, y más concretamente en los países en vías de
desarrollo, no son muy fiables (las cifras de Estados Unidos también contie-
nen errores de bulto, especialmente si se comparan con las cifras de países
como Suecia). Por este motivo, se suelen emplear términos como «aproxima-
damente», «alrededor de», etcétera, al hablar de cifras demográficas. Obsér-
vese, sin embargo, que el hecho de que la población de mediados de año en
1989 es de 5,1 o 5,4 mil millones, o que la tasa de natalidad es de 26 o 29‰,
no influye para nada en el mensaje de este libro. En términos generales, tales
imprecisiones carecen de importancia.
83 146/5200 = 0,028.
84 51/5200 = 0,010.
85 De nuevo, hemos prescindido de la migración.
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92 Ver, por ejemplo, J. A. Sabloff, «The Collapse of the Classic Maya Civili-
zation», en la obra de J. Harte y R. Socolow, Patient Earth, Holt. Tinehart y
Winston, Nueva York, 1971, pp. 16-27; T. P. Culbert. ed., The Classic Maya
Collapse, Univ. of New México Press. Albuquerque. 1973, especialmente el
capítulo 15 (W. T. Sanders, «The Cultural Ecology of the Lowland Maya: A
Revolution»); E. S. Deevey, D. S. Rice. H. H. Vaughan, M. Breener y M. S.
Flannery, «Mayan Urbanism: Impact on a Tropical Karst Environment»,
Science, vol. 206. pp. 298-306. 1979. Otros eruditos han puesto en duda esa
idea, citando la evidencia de un sistema agrícola bien desarrollado, viable y
eficaz en la conservación del suelo.
93Para una descripción más detallada sobre la historia del crecimiento demo-
gráfico humano, ver Ehrlich, Ehrlich y Holdren. Ecoscience, capítulo 5.
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EL IMPULSO DEMOGRAFICO
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ción». Esto significa que cada pareja será sustituida por dos
descendientes durante la próxima generación adulta. El «algo
más» de dos hijos es para compensar los que podrían morir
antes de alcanzar la edad de reproducción. En los países con
una elevada tasa de mortalidad infantil, se requiere una fami-
lia de tamaño algo mayor que en los países con una tasa de
mortalidad infantil más baja. En Estados Unidos, por ejemplo,
la reproducción de sustitución se sitúa en un tamaño medio de
familia de 2,1 hijos (actualmente nos hallamos en 1,9). En la
India, donde la mortalidad infantil es mucho más elevada, la
reproducción se cifraría aproximadamente en 2,4 hijos.100 En
1989, el número de hijos de una familia media en la India era
de 4,3.
El impulso demográfico puede parecer, al principio, com-
plejo y difícil de entender, pero se hace más claro si tenemos
en cuenta que los nacimientos se producen principalmente
entre personas jóvenes y las muertes entre personas ancianas.
Así, cuando una población posee una elevada proporción de
jóvenes, es preciso que aumente la edad media de la pobla-
ción para que la tasa de mortalidad se equipare a la tasa de
natalidad. Este proceso suele durar entre cincuenta y sesenta
100 Por lo general, los demógrafos sólo tienen en cuenta a las mujeres al
calcular las tasas de reproducción. Así pues, cabe imaginar un cálculo toman-
do a un grupo hipotético de 1.000 niñas recién nacidas y, por medio de un
ordenador, aplicando a ese grupo las tasas de mortalidad y natalidad con
respecto a cada grupo de edad en la población. Al principio no se registra
ningún nacimiento, aunque sí algunas defunciones; al llegar a la pubertad, las
hipotéticas supervivientes (que siguen siendo la vasta mayoría) comienzan a
tener hijos. Al finalizar los años de reproducción, el ordenador suma la
cantidad de niñas nacidas en el grupo original de mujeres y divide la cifra por
l.000. La cifra resultante constituye la tasa reproductora neta (TRN). Supo-
niendo que hubieran nacido 2.000 niñas, la población se dispararía como un
cohete, doblándose en cada generación, y la TRN sería de 2.000/1.000 = 2.
En caso de que esas 1.000 niñas tuvieran exactamente 1.000 hijas, la repro-
ducción de sustitución, o tasa de reproducción neta, sería uno (1.000/1.000 =
1).
La cifra que suele citarse, sin embargo, es la tasa total de fertilidad (TTF),
que constituye el promedio de hijos de ambos sexos que tendrá una mujer
durante su vida suponiendo que las tasas de fertilidad de una determinada
edad permanecieran invariables; o el tamaño medio de familia, que también
se suele utilizar.
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LA MIGRACIÓN
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107Se trata del estudio titulado The Golden Door, de Ehrlich. Bilderback y
Ehrlich. Buena parte del material empleado en este capítulo y el comentario
que sigue proceden de esta fuente.
108 Hoy en día, el crecimiento demográfico en Estados Unidos posee un
componente de incremento natural (debido al impulso demográfico) y un
componente de inmigración neta (excedente de inmigrantes respecto a emi-
grantes). Si no aumentan el tamaño de las familias, el primer componente irá
disminuyendo paulatinamente hasta llegar a cero y luego sería negativo. No
podemos predecir lo que sucederá con la inmigración neta (ni si ésta aumen-
tará, haciendo que la población estadounidense siga creciendo, incluso en una
época de disminución natural).
109 Lamentablemente, desde hace tiempo Estados Unidos interfiere en los
asuntos de México, de tal forma que ha contribuido a empeorar los problemas
de nuestro vecino del sur. Esta interferencia data de la época del ministro
norteamericano Joel Poinsett en 1882, si bien se acentuó durante la Guerra de
México (que los mexicanos llaman «la guerra de la intervención americana»)
de 1846-47, y la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911). Hoy en día, se sigue
practicando en lo que respecta a las políticas comerciales y de inversión.
Pocos norteamericanos saben que nuestra nación se apoderó por la fuerza de
más de la mitad del territorio mexicano durante la Guerra de México e inclu-
so se pensó que la nación entera pasara a formar parte de Estados Unidos, lo
que, ciertamente, hubiera resuelto el problema de la «inmigración».
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112Para una inteligente exposición de este punto de vista, ver F.M. Lappé y J.
Collins, La dieta ecológica. Integral Ediciones, Barcelona. 1988. Los autores
no toman en cuenta seriamente la posibilidad de una escasez total, pero
ofrecen numerosos datos acerca de la cantidad adicional de personas que
podrían ser alimentadas si se modificara la dieta y la situación socioeconómi-
ca (quién controla y quién participa en la producción alimentaria) y si existie-
ra una mejor distribución. Lamentablemente, omite una serie de problemas
medioambientales y económicos que se tratan más adelante en este capítulo.
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116 Por desgracia, los excedentes alimentarios y el hambre suelen darse simul-
táneamente, debido a que los pobres no tienen dinero para comprar suficien-
tes alimentos, aunque éstos sobren.
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117 Es interesante que Lappé y Collins (nota 112) destaquen China (justamen-
te) como ejemplo de nación con una política de «dieta ecológica». No obstan-
te, una docena de años después de escribir su obra. China vuelve a enfrentar-
se a la perspectiva de un grave problema nutricional.
118 K. Forestier. «The Degreening of China». New Scientist. 1º de julio de
1989. Otros problemas agrícolas de China incluyen una marcada pérdida de
terrenos cultivables de regadío, una disminución demográfica en las factorías
agrícolas que no ha ido acompañada de un aumento en la eficacia, y un fuerte
descenso de la inversión en el sector agrícola.
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126 L. R. Brown, «World Population Growth. Soil Erosión, and Food Secu-
rity», Science, vol., 214. pp. 995-1002. 1981. Obsérvese que es imposible
calcular con precisión el número de personas que mueren de hambre todos
los años. Los gobiernos no publican las estadísticas de la cantidad de habitan-
tes que fallecen por falta de alimentos, sino que tratan de ocultar esa señal
evidente de su incompetencia. La naturaleza les ayuda a ocultarlo, pues las
personas que padecen desnutrición no suelen morir de hambre, sino debido a
agentes patógenos causantes de alguna enfermedad— como diarrea, saram-
pión o neumonía—, que sus sistemas inmunológicos debilitados por la desnu-
trición no logran vencer. Por consiguiente, los gobiernos achacan las defun-
ciones a una «enfermedad», cuando la causa básica es la falta de alimentos.
127 «Trees; Appropriate Tools for Water and Soil Management», en B. Glae-
ser. ed., The Green Revolution Revisited. p. 116.
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128 Banco Mundial. Poverty and Hunger: Issues and Options for Food Secu-
rity in Developing Countries. Banco Mundial. Washington. D.C., 1986.
129 L. R. Brown, The Changing World Food Prospect.
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LA SITUACIÓN EN LATINOAMÉRICA
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L. R. Brown y E. C. Wolf, «Getting Back on the Track», en State of the
World 1985. Norton, Nueva York, 1985, p. 230.
145 WRI e IIED, World Resources 1988-89.
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146 L. R. Brown et al., State of the World 1987, Norton. Nueva York, 1987.
147 A. E. Ehrlich. «Development and Agriculture».
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Ministerio USA de Agriculture, World Agriculture: Situation and Outlook
Report, marzo de 1989.
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VACIAR EL MAR
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L. R. Brown, «Maintaining World Fisherics», en State of the World 1985.
Norton. Nueva York. 1985; WRI e IIED, World Resources 1988-89.
155 Eso sucedió en mayo de 1989; durante los próximos años comprobaremos
si tenía razón. Nuestra informadora expresó el deseo de permanecer en el
anonimato, para no ofender a los habitantes locales. Todas las industrias
extractoras reciben un fuerte apoyo en Alaska, estado que ha vendido su alma
a cambio del petróleo. Por fortuna, sus habitantes han comenzado a darse
cuenta de que la actual economía no es viable.
156Para mantenerse al corriente de la situación de la industria pesquera, basta
con observar cuántos restaurantes locales ofrecen platos de pescado «enne-
grecido». Según parece, persiste la tendencia a capturar pescado no deseable
a medida que se agotan los stocks de pescado deseable («deseable» significa
sabroso; la gente paga más por el pescado deseable). Un sistema empleado
por los restaurantes al ofrecer pescado con mal sabor, es cubrirlo con muchas
especies y salsas para que el cliente no lo note.
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V. ECOLOGÍA DE LA AGRICULTURA
161 La energía solar llega a la tierra a un promedio de unos 182 vatios por
cada m2 de superficie terrestre. Tan sólo la mitad de esa energía, aproxima-
damente, se encuentra en la parte del espectro solar utilizable por las plantas,
que suelen aprovechar únicamente alrededor del 1% de esa cantidad. Supon-
gamos que las cosechas pudieran captar la energía solar a promedio de 2,5
vatios por m2, muy por encima de la cantidad que necesitan para sus procesos
vitales, y que pudieran hacerlo durante todo el año (una suposición extrema-
damente optimista). En comparación, una persona media necesita unos 120
vatios de energía para sus procesos vitales. Si una persona pudiera extraer el
5% de la energía presente en los cultivos para mantener sus procesos vitales,
cada m2 de un sembrado produciría aproximadamente 0,1 vatios (0,05 × 2).
Por consiguiente, una hectárea de sembrado alimentaría a 4 personas, 2,5
hectáreas alimentarían aproximadamente a 10 personas y 1 km2 alimentaría a
988.
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EL TIEMPO Y EL CLIMA
162 Para un riguroso ensayo sobre cómo funciona el clima y lo que significa,
dirigido a lectores profanos, ver S. H. Schneider y R. Londer, The Coevolu-
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tion of Climate and Life, Sierra Club Books. San Francisco, 1984.
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165 E. R. Brown el al., State of the World 1987. Norton. Nueva York. 1987.
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Ver también «Soviet Union Planned Paddy Fields of Aral Sea». New Scien-
tist, 20 de mayo de 1989.
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177 J. Sokoloff, The Politics of Food. Sierra Club Books. San Francisco, 1988.
178 S. Postel. Worldwatch Institute, comunicación personal.
179 Sokoloff. The Polines of Food. p. 36.
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187Ver, por ejemplo, R. Repetto y M. Gillis. eds., Public Policies and the
Misase of Forest Resources, Cambridge Univ. Press. Cambridge, 1988.
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188Ver N. Myers, The Primary Source: Tropical Forests and Our Future.
Norton, Nueva York. 1984; y C. Caulfield. In the Rainforest. Alfred A.
Knopf, Nueva York, 1985.
189A. H. Ehrlich. «Development and Agriculture», y las referencias conteni-
das en esta obra.
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PAN Y CIRCO
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LA BIOTECNOLOGIA EN LA AGRICULTURA
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200 Para obtener plantas de maíz de alta calidad hay que conseguir que cada
generación del campo sea producto del cruce entre dos cepas endogámicas
distintas. Para ello, debe obtenerse la semilla sin la autopolinización de las
plantas de maíz. Originariamente, esto se conseguía retirando a mano las
espiguillas (unas estructuras productoras de polen): actualmente se efectúa
por esterilidad masculina determinada genéticamente. Aunque se elimina la
autopolinización, la composición genética de las cepas es manipulada de
forma que el esperma producido por el polen de una de ellas pueda fecundar
los óvulos de la otra, formando una semilla híbrida viable. Sin embargo, uno
de los efectos secundarios de este procedimiento es que los cultivos suelen
ser genéticamente uniformes y, por tanto, altamente susceptibles a los agentes
patógenos y a las plagas.
201A. H. Jamai. «The Socioeconomic Impact of New Biotechnologies in the
Third World». Development Dialogue. 1988, núm. 1-2. pp. 5-8.
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LA TAREA PENDIENTE
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205Para más datos sobre los servicios suministrados por los ecosistemas, ver
P. Ehrlich y A. Ehrlich. Extinction: The Causes and Consequences of the
Disappearance of Species. Random House, Nueva York. 1981.
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EL EFECTO INVERNADERO
206 Para un detallado y riguroso tratamiento sobre este tema, ver la obra de S.
H. Schneider Global Warming. Sierra Club Books. San Francisco. 1989. Otra
obra excelente, aunque más técnica, ver D. E. Abrahamson. ed., The Cha-
llenge of Global Warming, Island Press, Washington. D.C. 1989.
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210Para una detallada exposición sobre los motivos evolutivos que hacen que
nos resulte tan difícil prestar atención a las tendencias a largo plazo, y sobre
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213 En 1987, China quemó unos 650 millones de toneladas de carbón, lo cual
representa unas tres cuartas partes de su consumo total de energía (alrededor
de 850 millones de toneladas de equivalente en carbón). El plan oficial del
gobierno es alcanzar un consumo anual de entre 1.400 y 1.500 millones de
toneladas de equivalente en carbón en el año 2000, siendo el carbón respon-
sable de una mayor proporción de consumo de energía que en la actualidad.
En 1985, el consumo de combustible fósil en Estados Unidos inyectó cerca
de 1.200 millones de toneladas de carbono en la atmósfera (las emisiones de
CO, suelen ser medidas en toneladas de carbono): mientras que el consumo
en China inyectó algo más de 500 millones. Según la situación descrita aquí.
China prácticamente se habrá equiparado a Estados Unidos a fines del pre-
sente siglo, suponiendo que las emisiones en Estados Unidos no aumenten.
La fuente básica de esta información es Stephen Meyer, ed., Proceedings of
the Chinese American Symposium on Energy Markets and the Future of
Energy Demand, Nanjing, China, June 22-24. 1988, publicado por Lawrence
Berkeley Laboratory (puede obtenerse a través de NTIS. Springflied. VA
22161). Curiosamente, en este simposio se preveía que los 3,2 millones de
automóviles que existen en China aumentarían en 1985 hasta alcanzar la cifra
de 13 millones en el año 2000. El profesor Lu Yingzhong, del Instituto de
Energía y Tecnología Nuclear de Pekín, ofrece unas previsiones a más largo
plazo en su artículo de 1989, de próxima aparición. «Some Comments on
CO2 lssues in PRC». En él, ofrece unas previsiones de «baja potencia nu-
clear» sobre el consumo de carbón en el año 2025 de 2.600 millones de
toneladas, y unas previsiones de «alta potencia nuclear» de 17.500 millones
de toneladas. Por consiguiente, está claro que China proyecta emitir más CO 2
de lo que Estados Unidos podría contrarrestar en 2025. En 1985. China
contaba con unas reservas de carbón de 780 billones de toneladas, aproxima-
damente un tercio del total mundial. Lógicamente, el calentamiento del globo
restringirá el uso de carbón por parte de China mucho antes de que el sumi-
nistro se convierta en un importante factor limitador.
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a los combustibles fósiles que se queman. Existe una fuerte polémica en torno
a los cálculos sobre la contribución de la desforestación.
217S. Postel. «A Green Fix to the Global Warm-up». World Watch. septiem-
bre-octubre de 1988. pp. 29-36.
218 Norman Myers. The Primary Source: Tropical Forests and Our Future,
Norton. Nueva York. 1984: J. O. Browder. «Public Policy and Deforestation
in the Brazilian Amazon», en R. Repetto y M. Gillis. eds., Public Policies
and the Misase of Forest Resources (Cambridge Univ. Press. Cambridge.
1988). pp. 247-97.
219Debido a unas tierras pobres y propensas a la erosión, los brotes de epide-
mias, malaria y demás enfermedades tropicales, los créditos agrarios insufi-
cientes y la falta de apoyo al sector agrario.
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235Se ha comprobado que los pedos de las vacas contribuyen anualmente con
casi 100 millones de toneladas de metano a la atmósfera: ver F. Pearce.
«Methane: The Hidden Greenhouse Gas». New Scientist. 6 de mayo de 1989.
Una vaca produce más de 700 veces más metano que los seres humanos, de
modo que la conexión evidente más directa con el crecimiento demográfico
no es significativo. (Ver P. J. Crutzen. I. Anselmann y W. Seiler. «Methane
Producción by Domestic Animáis and Humans». Tellus, vol. 388. pp. 271-80.
1986).
236Para una reciente exposición del papel del metano en el calentamiento
global, ver Pearce. Methane: The Hidden Greenhouse Gas.
237 Existen tantas incertidumbres sobre los niveles de las emisiones de gases
de efecto invernadero y la velocidad de la respuesta del sistema climático a
éstos, que el promedio de calentamiento podría cifrarse entre 0,12 y 0,17°C,
con cerca de un 10% de posibilidades de que el cambio se produzca fuera de
esos límites. Existe un 50% de probabilidades de que el promedio de cambio
sea unas 10 o 16 veces más rápido que el promedio de los cambios naturales
a largo plazo. Ver S. H. Schneider, Global Warming.
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241Lo único que puede afirmarse acerca de los estudios realizados hasta la
fecha (muchos de ellos oportunamente resumidos por Schneider en Global
Warming), es que ponen de manifiesto la complejidad de la situación.
242 Ver, por ejemplo, D. Lincoln, D. Couvet y N. Sionet «Response of an
Insect Herbivore to Host Plants Grown in Carbón Dioxide Enriched Atmosp-
heres», Oecologia (Berlín), vol. 69. pp. 556-60, 1986; D. Lincoln y D. Cou-
vet, «The Effect of Carbon Supply on Allocation to Allelochemicals and
Caterpillar Consumption of Peppermint», ibíd., vol. 78, pp. 112-14 (1989); E.
Fajer, M. Bowers y F. Bazaar, «The Effects of Enriched Carbon Dioxide
Atmospheres on Plant-Insect Herbivore Interactions». Science, vol. 243, pp.
1198-1200, 1989.
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LA LLUVIA ACIDA
248 Hoy tenemos también la teórica opción de consumir menos ganado (espe-
cialmente el que alimenta de grano) y utilizar mayor extensión de las tierras
destinadas a pastos para la producción de alimentos para los seres humanos.
Este mecanismo de «seguridad», sin embargo, no ha sido «diseñado» con este
fin, y probablemente no daría resultado (sospechamos que los ricos seguirían
comiendo carne mientras muchos pobres morirían a causa del hambre).
249 Técnicamente, «deposición ácida», puesto que el ácido llega al suelo a
través de la lluvia, la niebla, la nieve y el sedimento seco.
250Para una excelente exposición, ver J. Harte, «Acid Rain», en P. Ehrlich y
J. Holdren. eds., The Cassandra Conference, Texas A & M Press, College
Station, 1988. pp. 125-46.
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LA DESERTIZACION
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264R. Nelson, citado en B. Forse. «The Myth of the Marching Desert», New
Scientist, 14 de febrero de 1989, p.32.
265 ibíd.
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hambre ni hace disminuir las presiones para talar los bosques tropicales y
convertirlos en pastizales. Se trata de un problema de codicia, estupidez,
ignorancia e incompetencia por parte de muchos, desde senadores hasta los
burócratas, según demuestra este excelente libro.
270 Southern African Development Coordination Conference, SADCC Agri-
culture: Toward 2000. FAO. Roma. Italia, 1984.
271 L. R. Brown y C. Flavin, «The Earth/s Vital Signs», en Brown et al., State
of the World 1988, Norton, Nueva York, 1988. p. 9.
272 Forestier, «The Degreening of China».
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274 Variedad blanca, característica del sur de Florida, de la garza común azul.
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278Oficina del Censo. Statistical Abstract of the United States: 1982-83. 103º
edición: Washington. D.C., 1982. La cifra correspondiente a China aumentó
hasta 3,2 millones en 1985.
279Estos cálculos están basados en las estadísticas de 1986 procedentes del
WRI e IIED. World Resources. 1988-89. Basic Books. Nueva York. 1988.
Obsérvese que, entre otras hipótesis, se da por sentado que los diferenciales
en el consumo de energía permanecerán invariables mientras los niños crez-
can y que en todas las naciones se producirán unos cambios tecnológicos
paralelos. Las estadísticas, por otra parte, representan también cálculos muy
aproximados, especialmente respecto a las naciones pobres, y una elevada
proporción de los daños ocasionados por la utilización de energía se deberá a
la utilización de energía no comercial (como, por ejemplo, los incendios
agrícolas y la tala de árboles por parte de algunas familias para obtener
madera para combustible). Nada de ello altera la validez del punto esencial.
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CONCLUSION
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POBLACIÓN Y CONTAMINACIÓN
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dan los habitantes de las áreas rurales y en las que los virus
sólo han infectado a grupos aislados».301
Existen razones de peso para compartir la preocupación de
los expertos. La vulnerabilidad de la sociedad humana a los
virus transmitidos por otros animales, en especial los prima-
tes, quedó demostrada por el brote registrado en Uganda, en
1959, de una «nueva» enfermedad vírica, la fiebre de O'n-
yong-nyong.302 Gran parte del este de África se vio invadida
por una epidemia de O'nyong-nyong, que, afortunadamente,
no fue mortal. Demostraba, sin embargo, la capacidad de un
nuevo virus letal para atacar a la humanidad, capacidad que
ha sido comparada con el impacto del virus de la mixomatosis
sobre las poblaciones de conejos europeos en Australia, que
han sido prácticamente exterminados. Richard Fiennes, en su
libro sobre enfermedades que pueden ser transmitidas a los
seres humanos por los primates,303 formulaba la pregunta
retórica de qué sucedería si esa enfermedad apareciera «en
poblaciones humanas de elevada densidad», y la respuesta era
que la tasa de mortalidad podía alcanzar el 90%.304
No todos las nuevas enfermedades víricas que aparecen
entre la población humana han sido tan benignas como al
O'nyong-nyong. El virus del sida (VIH) es uno más de los
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305Aparte de los virus citados más abajo, existe también un virus B transmiti-
do por monos y varios nuevos virus que producen fiebre y hemorragias.
306 Ehrlich. Ehrlich y Holdren. Ecoscience, capítulo 10.
307«New Outbreak of Marburg Disease», New Scientist. 28 de octubre de
1976. p. 199.
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EL SIDA
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316 Temin. «Is HIV Unique or Merely Different?». Nuestro comentario sobre
el cambio en la capacidad de transmisión se apoya en esta fuente, pero ver
también la opinión más pesimista de Lederberg, descrita más abajo (citado en
R. Weiss. «Wailing Cor the Real-life Andrómeda Strain», Washington Post
Weekly, 16-22 de octubre de 1989).
317F. Fenner. B. McAuslan. C. Mims. J. Sambrook y D. White. The Biology
of Viruses, 2ª edición. Academic Press. Nueva York. 1974.
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318Puede explicarse por otros factores además de las diferencias en las cepas
de los virus, tales como la elevada incidencia de enfermedades de transmisión
sexual cuyas lesiones facilitan el pasaje de VIH, la menor circuncisión mas-
culina y la mayor circuncisión femenina.
319Ver N. Kreiger. «The Epidemiology of AIDS in África». Science for the
People, enero/febrero de 1987. pp. 18-20: S. Kingman. «Ten Times More
AIDS Cases in África». New Scientist. 22 de septiembre de 1988. p. 20. Para
una descripción de los efectos sociales negativos al analizar los orígenes del
SIDA, ver R. Sabatier et al., Blaming Others.
320M. John. «A Model of HIV-1 Transmission in Developing Countries»
(1988). Manuscrito.
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324 Citado por Peter Raven en Calypso, junio de 1989. Es también la fuente de
la cifra sobre científicos y tecnólogos.
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325
B. Commoner. «How Poverty Breeds Overpopulation and Not the Other
Way Around». Ratnparts, agosto-septiembre de 1975.
326
Ver descripción en Ehrlich. Ehrlich y Holdren. Ecoscience, y concreta-
mente pp. 778-79.
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331 WRI e IIED. World Resources 1987. Basic Books. Nueva York. 1987.
332E. Goldsmith y N. Hildyard. The Earth Report: The Essential Cuide to
Global Ecological Issues. Price Stern Sloan. Nueva York. 1988.
333Weintraub. «Bombay-Hell in a Very Small Place». Washington Post
Weekly, 19-25 diciembre de 1988.
334WRI e IIED. World Resources 1988-89: observaciones personales de ERE
y AHE en 1987: Robinson. «Straddling the First and Third Worlds».
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335
E. Hollinas. «Decaying America: The Underside of the Reagan Legacy».
Washington Post Weekly, 8-14 de mayo de 1989.
336 Llevada a cabo por la organización Zero Population Growth en 1988.
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337 Los criterios (en cursiva) fueron aplicados de la siguiente forma: respecto
al cambio demográfico, las ciudades que crecen o disminuyen rápidamente
eran consideradas menos deseables para vivir que las que cuentan con pobla-
ciones relativamente estables. La aglomeración fue medida según el porcen-
taje de viviendas habitadas por familias numerosas, según la Oficina del
Censo, y la educación por los costes por alumno y por la proporción de
población adulta con estudios superiores terminados. Los delitos violentos
fueron evaluados según la tasa de este tipo de delitos por 100.000 habitantes
y los cambios registrados en dicha tasa. La economía comunitaria se midió
según las tasas de desempleo y la clasificación Moody respecto a las obliga-
ciones municipales de cada ciudad: y la economía individual por el porcenta-
je de familias e individuos que se hallan por debajo de la línea de pobreza y
los cambios en los ingresos per cápita entre 1979 y 1985. Otro criterio consis-
tía en los partos en mujeres de menos de 20 años, así como cuatro medidas
generales sobre calidad medioambiental: la calidad del aire (cumplimiento de
las normas de la EPA), residuos peligrosos (número de zonas peligrosas o
potencialmente peligrosas), la calidad del agua subterránea y superficial
(según clasificación del U.S. Geological Survey) y tratamiento de las aguas
residuales (informes de la EPA sobre calidad y capacidad).
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338 Sin duda existen complejas interacciones entre esos factores que quizá
nunca lleguemos a descifrar del todo. Sería oportuno realizar un riguroso
estudio sobre el grado en que el cambio demográfico, la pobreza y la falta de
educación pueden constituir variables de causalidad. Los embarazos de
adolescentes, por supuesto, representan un factor en el crecimiento demográ-
fico y por tanto hacen que las ciudades sean más grandes.
339 Comisión Estadounidense sobre Crecimiento Demográfico y el Futuro en
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EL DOGMA ECONOMICO
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364
Una homogeneidad total destruiría incluso las diferencias entre los áto-
mos.
365 Los últimos costes sociales y medioambientales de tan «afortunadas»
sustituciones quizá nos ofrezcan algún día un panorama muy distinto, redu-
ciendo nuestras esperanzas de que disminuyan los daños medioambientales
debidos a la manipulación de las superpoblaciones del factor I = de la ecua-
ción PRT. ¿Ahorramos realmente papel utilizando ordenadores? Desde luego,
nadie lo diría con la cantidad de impresoras de alta velocidad que se utilizan.
¿Cuál es el coste de la pérdida de intimidad cuando las transacciones finan-
cieras de todo el mundo están archivadas en los ordenadores? Es posible que
los ordenadores hagan que el almacenamiento de material bibliográfico sea
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más práctico, pero ¿y el coste que implica? ¿Cómo podemos evaluar el uso
militar de los ordenadores, sobre todo si comienzan a controlar las decisiones
militares (por ejemplo en el caso de que Estados Unidos adoptara la postura
estratégica de «aviso de lanzamiento»? Aunque nosotros también utilizamos
el ordenador, lo cierto es que no se sabe con certeza si sus ventajas superan
sus costes. Se trata, en definitiva, de un tema muy complejo.
366P. Ehrlich y H. Mooney, «Extinction, Substitution, and Ecosystem Servi-
ces», Bioscience, vol. 33. pp. 248-54. 1983.
367
P. Ehrlich. «The Limits to Substitution: Mcta-Resource epletion and a
New Economic-Ecological Paradigm». Ecological Economics, vol. 1, pp. 9-
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16, 1989.
368WRI e IIED. World Resources 1988-89, Basic Books. Nueva York. 1988.
Sudáfrica constituye un caso excepcional, puesto que la mayoría, privada del
derecho a votar, necesita que se produzca un crecimiento económico.
369Por supuesto, no significa que no sea necesario proseguir las investigacio-
nes: hay que disponer de más datos para efectuar las recomendaciones opor-
tunas y controlar nuestro progreso (o la carencia de él). Es evidente, por
ejemplo, que habría que reducir cuanto antes la cantidad de gases de efecto
invernadero en la atmósfera, pero no tenemos datos suficientes para realizar
previsiones rigurosas acerca del ritmo y la dirección del cambio climático
regional, así como para adoptar medidas eficaces para paliar ese problema.
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370El primer número fue publicado en enero de 1989 por Elsevier Science
Publishers. P.O. Box 330. 1000 AH Ámsterdam. Holanda.
371 Muchos estudiantes licenciados en economía, al comprender que para
avanzar en ese campo es preciso destacar en esos discutibles ejercicios, han
llegado a la conclusión de que «los estudios superiores de economía han
conseguido reducir el interés del alumno». Sin embargo, una encuesta reali-
zada por dos economistas (D. Colander y A. Klamer. «The Making of an
Economist». Journal of Economic Perspectives, vol. 1. pp. 95-111 [1987]),
de la cual se ha extraído esta cita, acerca de la opinión de los universitarios
sobre la importancia de incorporar otros temas a su formación como econo-
mistas, ni siquiera incluía a la ecología u otra ciencia biológica en la lista de
materias que debían conocer los universitarios. El resultado más bajo lo
obtuvo la física. Tan sólo el 2% de los estudiantes la consideraban muy
importante, el 6% importante y el 27% moderadamente importante, mientras
que el 64% consideraban que no lo era importante. Así pues, no es de extra-
ñar que los equivalentes de las máquinas de movimiento perpetuo persistan
en el pensamiento económico.
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372 Un importante obstáculo para alcanzar ese fin, así como para otras tareas
interdisciplinarias, es el conservadurismo y la estructura altamente burocráti-
ca de las universidades.
373 En R. Ornstein y P. Ehrlich. New World/New Mind. Doubleday, Nueva
York, 1989, hallará indicaciones acerca de cómo conseguirlo. No sugerimos
que hay que seguir cursos especiales a ese nivel, dado que la mayoría de los
sistemas educativos no ofrecen a los alumnos siquiera una formación adecua-
da en lengua inglesa, matemáticas, geografía, historia, ciencia o nociones
básicas de cómo funciona nuestro gobierno. Es inútil enseñar a un alumno lo
que significa la pérdida de biodiversidad en la cuenca del Amazonas cuando
no sabe siquiera sabe dónde está el Amazonas.
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374
B. Wattenberg. The fíirth Dearth.
375Alemania obligó a Rusia a negociar la paz, a pesar de que los alemanes
luchaban también contra los franceses, los ingleses, los italianos y los ameri-
canos (un conjunto de poblaciones de cerca de 220 millones, sin contar las
colonias) en el frente occidental.
376 Los japoneses conquistaron gran parte de China, destruyeron las fuerzas
británicas y holandesas en el Pacífico y pusieron (durante breve tiempo) en
una comprometida situación a Estados Unidos y Australia, pese a las enormes
diferencias demográficas a favor de los aliados. No hemos incluido a las
poblaciones británica, holandesa y australiana, puesto que gran parte de sus
recursos ya habían sido utilizados contra Alemania e Italia. Para un riguroso
análisis de los elementos básicos de la fuerza nacional, ver P. Kennedy, The
Price and Fall of the Great Powers (Random House, Nueva York. 1987).
Para un excelente ensayo sobre cómo consiguió Japón el triunfo durante los
primeros 6 meses posteriores al ataque de Pearl Harbor, y cómo comprendie-
ron Isoruku Yamamoto y otros que el potencial comparativo de las plantas
industriales de Estados Unidos y Japón anunciaba la derrota de Japón, ver J.
Keegan. The Price of Admiralty, Viking. Nueva York. 1988.
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377 En el mundo actual, las cifras apenas contarían en una eventual confronta-
ción entre Oriente y Occidente. La antigua Unión Soviética supera en número
a Estados Unidos (la población soviética en 1990 era de 292 millones: la
estadounidense, de 251 millones). Sin embargo, el bando soviético era más
débil desde el punto de vista militar. Las naciones de la OTAN poseían una
mayor capacidad tecnológica que las del Pacto de Varsovia. Esa diferencia en
cuanto a capacidad se aplicaba a las mismas fuerzas soviéticas. Sus armas
eran menos sofisticadas, y sus principales unidades de fuerzas de tierra se
componen de tropas minoritarias que no hablaban el ruso. En varias unidades
acorazadas y de infantería soviéticas, muchos soldados ni siquiera sabían leer
un mapa. (Para un interesante, aunque polémico, análisis sobre el ejército
soviético desde dentro, ver V. Suvorov. Inside the Soviet Army, Macmillan.
Nueva York. 1982. Otros importantes ensayos sobre el tema son: A. Cock-
burn. The Threat: Inside the Soviet Military Machine. Random House. Nueva
York, 1983, y T. Gervasi, The Myth of Soviet Military Supremacy, Harper
and Row. Nueva York. 1986.
Ante todo, los rusos nunca han sabido con certeza de qué lado iban a luchar
sus distintos ejércitos satélites. La fuerza militar depende más a menudo de la
calidad de los aliados que de los números brutos. Nuestros Jefes de Estado
Mayor han afirmado repetidamente que no cambiarían nuestras fuerzas
armadas por las fuerzas soviéticas. Teniendo en cuenta que hubieran bastado
un par de docenas de armas nucleares para destruir a la antigua Unión Sovié-
tica como entidad operativa (y el mismo número para destruir Estados Uni-
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dos), cabe imaginar que los israelíes disponían de suficiente potencia militar
para disuadir a un líder soviético de su propósito de atacarles (los sofisticados
aviones israelíes, con capacidad nuclear, podían bombardear varias ciudades
del sur de Rusia, y, al parecer. Israel adquirió misiles balísticos de medio
alcance. Nada induce a pensar que los soviéticos estaban dispuestos a renun-
ciar a Odessa y Rostov a cambio de la destrucción de Israel).
378A. Westing. ed., Global Resources and International Conflict, Oxford
Univ. Press. Nueva York. 1986.
379G. Hardin, «The Tragedy of the Commons». Science, vol. 162. pp. 1243-
48 (1968).
380Hardin se refería a los pastos comunales. Todos estaban interesados en
potenciar el número de ovejas concentradas en esos pastos, lo que provocó un
excesivo pastoreo, llevando a los pastores a la ruina.
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381 J. Cooley, «The War for Water». Foreign Policy, núm. 54. pp. 326 (1984).
382 S. Postel, comunicación personal.
383N. Myers, «The Environmental Dimensions of Security Issues». Mimeo.
Myers ha escrito mucho sobre esos temas. Ver también su ensayo «Popula-
tion, Environment, and Conflict». Environmental Conservation, vol. 14. núm.
1. pp. 15-22 (1987).
384P. Ehrlich. D. Bilderback y A. Ehrlich. The Golden Door: International
Migrarían. México, and the United States, Ballantine. Nueva York. 1979.
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LA EXPLOSIÓN
386 Para otros ensayos sobre los posibles efectos atmosféricos de la guerra
nuclear, ver T. Stonier, Nuclear Disaster, World Publishing. Cleveland.
1964: P. R. Ehrlich, «Population Control or Hobson's Choice», en L. R.
Taylor, ed., The Optimum Population for Britain, Academic Press. Londres,
1969: y P. Ehrlich y A. Ehrlich. Population. Resources, Environment: Issues
in Human Ecology, Freeman. San Francisco. 1979. pp. 191-93. Los análisis
más destacados y recientes a cargo de la comunidad científica son «Nuclear
Winter: Global Consequences of Múltiple Nuclear Weapons Explosions» por
R. Turco. O. Toon. T. Ackerman. J. Pollack y C. Sagan (conocido como el
estudio «1TAPS»), Science, vol. 222. pp. 1283-92 23 de diciembre de 1983:
y «Long Term Biological Consequences of Nuclear War», de P. Ehrlich. J.
Harte. M. Harwell, P. Raven. C. Sagan. G. Woodwell. J. Berry, E. Aycnsu.
A. Ehrlich. T. Eisner. S. Gould. H. Grover. R. Herrera. R. May, E. Mayr, C.
McKay, H. Mooney, N. Myers. D. Pimentel y J. Teal. ibíd., pp. 12931300.
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EL GEMIDO
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387 P. 61.
388S. H. Schneidcr. Global Warming, Sierra Club Books. San Francisco.
1989.
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política.
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esencial del libro era incorrecto. Lógicamente, tanto el mensaje del libro
como las situaciones descritas en él tenían como fin propiciar la adopción de
unas medidas que evitaran el planteamiento de dichas situaciones (lamenta-
blemente, según hemos podido comprobar, gran parte de las medidas fomen-
tadas por los problemas alimentarios de finales de los años sesenta resultaron
ser un remedio a corto plazo que ha empeorado la situación a largo plazo). En
cualquier caso, en este libro hemos evitado describir ese tipo de situaciones.
No sería de extrañar, sin embargo, que algún crítico rechazara La explosión
demográfica porque las situaciones descritas en The Population Bomb no
llegaron a concretarse. Vivir para ver.
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LA ALTERNATIVA
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394 Miles de personas nos han escrito o comunicado personalmente que, tras
leer The Population Bomb, habían decidido tener menos hijos. Huelga decir
que no se trata de un ejemplo científico, pero ha servido para convencernos
del impacto causado por el libro.
395 Los economistas podrían objetar que la puesta a punto de un sistema de
transporte de masas costaría una fortuna y no resultaría rentable. Ello de-
muestra que es necesario que los economistas modifiquen su forma de pensar
respecto a los costes. Sería más lógico comparar esos elevados costes en
términos de daños al medio ambiente (y el estrés humano) causados por el
uso de automóviles, con los costes que representa mantener la infraestructura
que soporta el uso del automóvil. Según un reciente cálculo, la reparación y
sustitución del sistema de autopistas interestatales en Estados Unidos, durante
las próximas décadas, ascenderá a 600 mil millones de dólares. También se
han realizado unos cálculos escalofriantes sobre la reparación de los desven-
cijados puentes de Nueva York. Finalmente, los cálculos de los economistas
se basan en la suposición de que la gasolina será siempre barata. Teniendo en
cuenta todos esos costes, el sistema de transporte de masas resultaría muy
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económico.
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X. CONEXIONES Y SOLUCIONES: I
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Este problema se aborda con detalle en R. Ornstein y P. Ehrlich. New
World/New Mind, Doubleday, Nueva York, 1989.
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la distancia entre las ramas con los ojos que por medio del
olfato o el oído. La selección natural favoreció a aquellos de
nuestros antepasados que disfrutaban de una buena vista, y
ésta se ha convertido así en nuestro sentido principal. Nues-
tros sistemas de percepción sólo captan una milmillonésima
parte de los estímulos que nos rodean, primando los que se
detectan por la vista. Por consiguiente, nos impresiona más
ver montones de basura decorando el paisaje que la delgada
capa de veneno, inodoro e insípido, que recubre la fruta que
comemos; si fuéramos la clase de animales que se guía prin-
cipalmente por el olfato, como los perros, nuestras preocupa-
ciones serían muy otras.
En segundo lugar, nuestra evolución biológica ha diseña-
do nuestros sistemas sensoriales para reaccionar al «aconte-
cimiento»: el ataque de un león, el chasquido de una rama al
partirse, la atractiva imagen de una posible pareja. Para que
estos importantes sucesos destaquen nítidamente, nuestra
evolución parece haber dotado también a nuestra mente de la
percepción del entorno medioambiental como algo constante.
La mayoría de nosotros experimentamos un sobresalto
cuando, de repente, percibimos un fuerte cambio en nuestro
entorno habitual. Cuando visitamos a un amigo periódicamen-
te, nos parece que éste no cambia. Como tampoco cambia la
persona a quien saludamos todas las mañanas en el espejo del
cuarto de baño. Pero cuando descubrimos una foto nuestra,
con nuestro amigo, tomada hace veinte años, nos sobresalta-
mos. ¿Es posible que yo tuviera ese aspecto tan juvenil? ¡Hay
que ver cómo iba vestido!
Estas características de nuestro sistema nervioso resulta-
ban muy útiles en el viejo mundo habitado por la humanidad
en otras épocas. En aquel mundo no había motivo para llenar
nuestra mente (que evolucionó como un instrumento para
ayudarnos a sobrevivir y potenciar nuestra reproducción) de
datos extraños y «sin sentido» ¿Por qué habría de notar un
australopiteco, o un emperador romano, que estaba cambian-
do el clima? Ni podían impedirlo, ni podían hacer nada caso
de producirse un cambio. Era mejor mantenerse alerta para
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397 Hasta hace muy poco, matar a individuos considerados peligrosos era
práctica común en los grupos de esquimales; actualmente, todavía se conside-
ra como remedio social en naciones tan dispares como Estados Unidos y la
República Popular China.
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EL CONTROL DEMOGRAFICO
400W. Wisbaum, «Costa Rica Battles High Fertility Rate». Popline, mayo-
junio de 1989.
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Está claro que uno de los mayores desafíos de los años seten-
ta será controlar la fertilidad mundial.407
Esas palabras fueron escritas cuando George Bush era
embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Hoy,
el mundo ha superado los 5 mil millones de habitantes, 95
millones más cada año; la fertilidad mundial no ha sido con-
trolada ni en los años 70 ni en los 80, y Bush ha llegado a ser
un líder mundial. Pero ello no significa que el problema de-
mográfico continúe «solicitando su atención». Diez meses
después de asumir la presidencia, Bush vetó una ley para
reanudar los programas de ayuda demográfica en una triste
capitulación ante la facción republicana más radical. Y lo que
es peor, los efectos de la retrógrada política demográfica
interna de Reagan serán difíciles de revertir debido a los nu-
merosos cargos nombrados por él en los tribunales federales y
el Tribunal Supremo; y fue el propio George Bush quien
alentó la decisión de este tribunal en el caso de Roe contra
Wade.
Así pues, en Estados Unidos habrá que librar una dura ba-
talla si queremos que el país avance rápidamente hacia un
descenso de su población con apoyo del gobierno. Será preci-
so una fuerte presión ciudadana para vencer las presiones en
contra de los bien organizados grupos que luchan para acabar
con los derechos de las mujeres a abortar y por limitar la
información sobre métodos y sistemas anticonceptivos (al
final del capítulo 12 reseñamos algunas organizaciones a las
que usted puede unirse para impedirlo).
407La cita procede del prólogo que escribió Bush para el libro de Phyllis
Piotrow, World Population Crisis: The United States Response, Praeger,
Nueva York, 1973. F.1 documento muestra la sensibilidad de Bush hacia esos
problemas, especialmente hacia los tabúes que impedían comentar abierta-
mente los problemas demográficos.
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416 The Myth of Population Control: Family, Caste, and Class in an Indian
Village, Monthly Review Press, Nueva York, 1972. Mahmood Mamdani
ofrece en este libro una excelente descripción de las actitudes de los campe-
sinos en la India. Aunque no aborda en profundidad los problemas demográ-
ficos, explica los motivos del fracaso de los programas de planificación
familiar en la India.
417 Para una detallada exposición sobre el mito de que algunos grupos huma-
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nos son intrínsecamente mejores que otros, ver P. Ehrlich y S. Feldman. The
Race Bomb: Skin Color, Prejudice, and Intelligence, New York Ti-
mes/Quadrangle. Nueva York. 1977.
418«China on the Population Question». China Reconstructs, vol. 23, núm.
11, 1974. Esta revista está dirigida a lectores extranjeros, publicada por el
China Welfare Institute, en inglés y otros idiomas, con el fin de divulgar las
opiniones oficiales del PRC.
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419 El grado de voluntarismo es materia de debate, puesto que sin duda algu-
nas esterilizaciones fueron practicadas bajo coacción. Resulta difícil de
evaluar, ya que la sociedad había decidido que la esterilización se llevara a
cabo después del segundo hijo (o después del primero, si uno se había adscri-
to al programa de un solo hijo). Cuando se rompían las reglas, el ca stigo era
la esterilización forzada.
420
Al calcular la producción per cápita, los economistas utilizaron un divisor
demasiado reducido.
421Qu Geping, «Over the Limit». Earthwatch (suplemento del New Scientist),
núm. 34 p. 2, 1989. El doctor Qu es vicedirector de la Comisión de Protec-
ción Medioambiental de China y administrador de la Agencia para la Protec-
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p. 53).
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B. Crossette. «Whv India is Still Failing to Stop Its Population Surge».
New York Times. 9 de julio de 1989.
428 Naciones Unidas. Statislical Yearbook. I985/86. NU. Nueva York.
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EL MUNDO MUSULMAN
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436 Ver, por ejemplo, el artículo de Penny Lemoux «The Papal Spiderweb».
The Nation, 10 y 17 de abril de 1989. Aunque la jerarquía constituye una
fuerza retrógrada, muchos sacerdotes apoyan los derechos de los ciudadanos
y el control de natalidad.
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N. Birdsall, «Population Growth and Poverty in the Developing World».
Population Bulletin, vol. 35. núm. 5, diciembre de 1980.
440Ehrlich, Ehrlich y Holdren. Ecoscience: Population, Resources, Environ-
ment. Freeman. San Francisco. 1977. p. 781: ver también J. E. Kocher. Rural
Development. Income Distribution, and Fertility Decline. Population Council
Occasional Papers. 1973: J. P. Grant. «Development: The End of Trickel
Down?». Foreign Policy, núm. 12, otoño de 1973. pp. 43-65: A. Sweezy,
Recent Light on the Relation Between Socioeconomic Development and
Fertility Decline. Caltech Population Program Occasional Papers, serie 1.
núm. 1, 1973.
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443 Eso fue, más o menos, lo que se propuso como primer paso después de la
distribución y asimilación del Global 2000 Report, Council on Environmen-
tal Quality and U.S. State Department - Government Printing Office. Wa-
shington, D.C., 1980). redactado a petición del presidente Jimmy Cárter.
Ronald Reagan trató de suprimir ese informe y George Bush no ha dado
muestras de comprender la necesidad de esta planificación.
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451 Por supuesto, no nos referimos a las personas que deben criar solas a sus
hijos por haberse divorciado o por fallecimiento de su compañero: estas
personas merecen todo nuestro respeto y ayuda.
452 Ver, por ejemplo. H. Braland. «Family Configuration and Intellectual
Developmentú. Journal of Individual Psychology, vol. 31. pp. 86-96. 1977;
R. B. Zajone. «The Decline and Rise of Scholastic Aptitude Scores». Ameri-
can Psychologist, vol. 41. núm. 8. pp. 862-67.1986: Judith Blake. Family
Size and Achievement. Univ. of California Press. Berkeley, 1989.
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456Existen muchas personas en nuestra sociedad que creen que las pruebas de
coeficiente de inteligencia constituyen el índice definitivo sobre la calidad
humana y temen que, si las personas inteligentes limitan su reproducción, la
sociedad acabará compuesta por imbéciles. Para un reciente ejemplo de esta
persistente falacia, ver «A Confederacy of Dunces», Newsweek. 22 de mayo
de 1989.
457P. Ehrlich y S. Feldman, 1977. The Race Bomb: Skin Color, Prejudice,
and Intelligence, New York Times/Quadrangle. Nueva York. 1977.
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MENSAJES ÚTILES
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12 de junio de 1989
Tom Campbell
1730 Longworth Building
Washington. DC 20515
Estimado señor Campbell:
Los problemas provocados por la aglomeración en el área
de la bahía de San Francisco empeoran cada día. El aire es
prácticamente irrespirable, los atascos circulatorios se produ-
cen a todas horas del día y de la noche y las verdes laderas
están cediendo el paso a los suburbios y otros proyectos urba-
nísticos. Ha llegado el momento de que usted y otros congre-
sistas de San Francisco detengan la expansión y planifiquen el
futuro, antes de que esto se convierta en otro Los Ángeles.
Por desgracia, lo que aquí sucede es un síntoma más del
problema mundial. Me preocupa la clase de mundo que va-
mos a legar a nuestros hijos y nietos. Es preciso resolver de
inmediato problemas como el electo invernadero, la lluvia
acida y la pérdida de ozono, pero es imposible resolverlos sin
solucionar antes el problema principal, es decir, el problema
de la población humana. Estos problemas no afectan tan sólo
al resto del mundo, sino también a Estados Unidos. Lamenta-
blemente, persiste la tendencia, iniciada durante la adminis-
tración Reagan, de oponerse al control demográfico (por no
hablar de la falta de una acción enérgica en otros temas mun-
diales). La reciente propuesta de la administración para mejo-
rar la calidad del aire es muy alentadora, pero, a mi entender,
deja al margen el contexto demográfico mundial.
Solicito de usted y de sus colegas que promuevan de in-
mediato la necesaria legislación para detener y disminuir el
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10 de mayo de 1989
Presidente George Bush
La Casa Blanca
Washington. D.C.
Estimado presidente Bush:
Durante la campaña de 1988, me complació oírle anunciar
que iba a convertirse en el «presidente del medio ambiente».
Lo cierto, sin embargo, es que no puede ser el presidente del
medio ambiente sin ser también el presidente de la población.
Por supuesto, es necesario tomar las medidas necesarias para
proteger de modo directo nuestro medio ambiente, utilizando
de forma más sensata la tecnología y limitando nuestro abusi-
vo consumo de recursos naturales. Pero, a la larga, esto no
servirá de nada a menos que se logre controlar la cantidad de
norteamericanos y de habitantes de otros países.
Entiendo que el tema del control demográfico constituye
una patata caliente política, pero son los líderes quienes deben
resolver esos problemas. Es preciso que instaure usted una
política demográfica nacional, que convenza a los ciudadanos
norteamericanos de que no deben tener más de dos hijos y
que consiga que Estados Unidos asuma de nuevo una posi-
ción de liderazgo internacional en este tema, en vez de com-
portarnos como una república bananera de los años 50.
Un hombre que voló en un bombardero torpedero desde
un portaaviones durante la segunda Guerra Mundial debe de
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15 de mayo de 1989
Gobernador George Deukmejian
State Capítol Building
Sacramento, CA 95814
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1 de julio de 1989
Senador Timothy Wirth
380 Russell Senate Office Building
Washington. DC 20510
Estimado senador Wirth:
Le escribo para manifestarle mi agradecimiento por sus
esfuerzos durante estos últimos años en favor de la conserva-
ción de nuestro planeta. Su pionera labor en la legislación
sobre el calentamiento del globo ha sido decisiva, y su actitud
al reconocer el componente demográfico en dicho problema,
le honra.
Como residentes de Colorado, nos sentimos orgullosos de
tenerle como representante de nuestro estado. En las próximas
elecciones, haremos cuanto esté en nuestra mano para que
siga ejerciendo una influencia positiva en Washington. Le
deseamos mucho éxito en su fructífera labor.
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Le saluda atentamente.
ALANSON HEGEMAN
MARCIA HEGEMAN
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Organizaciones demográficas
Las siguientes organizaciones constituyen importantes
fuentes de información y educación, centrándose principal-
mente en los temas demográficos. La lista, sin embargo, no es
exhaustiva.
Varias universidades (por ejemplo. John Hopkins. Prince-
ton y las universidades de Carolina del Norte y Michigan)
disponen de excelentes programas de estudios demográficos.
Alan Guttmacher Institute (AGI)
111 Fifth Avenue
Nueva York. NY 10003
Como afiliada para la educación de Planned Parenthood,
AGI publica, entre otras cosas, Family Planning Perspectives
e International Family Planning Perspectives.
Population Council
One Dag Hammerskjold Plaza
Nueva York. NY 10017
Se trata de una organización que participa desde hace
tiempo en los programas de planificación familiar en algunos
países en desarrollo. Ha editado numerosas publicaciones
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Population/Environment Balance
1325 G Street NW. Suite 1003
Washington. DC 20005
World Resources Institute
1735 New York Avenue NW
Washington. DC 20006
El WRI publica el informe bienal titulado World Resour-
ces, además de muchos otros informes sobre distintos temas
en los ámbitos de la demografía, recursos y medio ambiente.
Worldwatch Institute
1776 Massachusetts Avenue NW
Washington. DC 20036
El Worldwatch Institute publica anualmente un volumen
titulado State ofthe World, una serie de Worldwatch Reports y
la nueva revista Worldwatch, que ofrecen una valiosa infor-
mación acerca de la problemática humana.
World Wildlife Fund
1250 Twenly-fourth Street NW
Washington. DC 20037
Esta organización internacional, que actualmente se de-
nomina World-Wide Fund for Nature, a fin de reflejar sus
numerosos intereses y actividades, ha incorporado reciente-
mente a sus programas el problema del crecimiento demográ-
fico.
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APENDICE
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La excepción más destacada es la energía de desintegración radiactiva que
impulsa los movimientos tectónicos.
462Otros organismos fotosintéticos incluyen varios tipos de bacterias, algas y
asociaciones mutualistas de las algas, como los líquenes y los corales.
463Asimismo, las plantas oxidan los carbohidratos para extraer la energía de
sus enlaces químicos y utilizarla para su desarrollo, regeneración y reproduc-
ción. Las oxidaciones que se producen en las células de los organismos
equivalen a un lento «fuego» químico, puesto que el fuego transforma la
energía mediante una rápida oxidación.
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464 Gran parte del material sobre ecología contenido en este apéndice se trata
más ampliamente a nivel de divulgación en P. R. Ehrlich. Machinery of
Nature, Simon and Schuster, Nueva York. 1986. Para un tratamiento más
técnico, ver P. R. Ehrlich y J. Roughgarden. The Science of Ecologyn Macmi-
llan, Nueva York, 1987.
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LOS ECOSISTEMAS
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UN PLANETA DOMINADO
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LA VEGETACIÓN Y EL CLIMA
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AGRADECIMIENTOS
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