La Neurodidactica y El Cerebro Como Organo Social para El Aprendizaje

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DIDÁCTICA

Chema Lázaro
Maestro en Educación
Primaria y coordinador de
innovación en el Colegio
Leonardo Da Vinci. Profesor
del Máster de Neurodidáctica
de la Universidad Rey
Juan Carlos, también
imparte la asignatura de
Innovación Educativa y TIC.

La neurodidáctica
y el cerebro como
órgano social para
el aprendizaje
E
n los últimos tiempos se ha empezado a cons- ya estaban escritos hace mucho tiempo. Porque la
truir un puente entre las neurociencias y la neurodidáctica nos ayuda a hacer más preguntas
educación. En Niuco nos apasiona esta dis- que a encontrar respuestas, y a estar abiertos a la
ciplina que se conoce como Neurodidáctica, y que reflexión constante en una profesión cambiante y
nace como fusión de tres disciplinas de conoci- dinámica por naturaleza.
miento: la pedagogía, la psicología y por supues-
to, las neurociencias. Es fundamental no perder Y es que la profesión docente es muy compleja,
de vista esta confluencia ya que para nosotros lo tanto como todos los seres que la componen, desde
“neuro” no viene a darnos recetas mágicas para las los mismos profesores hasta cada uno de los alum-
aulas ni nada semejante; viene a darnos más pers- nos, pasando por las familias, las administracio-
pectiva y mayor comprensión acerca de pedago- nes... Es una profesión que trata del ser humano y
gías, metodologías y estrategias didácticas que, al- si hay algo que nos señala la neurociencia, es que
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gunas de ellas al menos, tienen tanto tiempo como todos y cada uno de nosotros somos únicos gracias
la propia educación. Muchas de las investigacio- a las experiencias que hemos vivido a lo largo de
nes llevadas a cabo desde la neurociencia vienen nuestras vidas. El cerebro humano se moldea de
a poner de relieve el porqué biológico detrás del una forma u otra según las vivencias diarias. El
https://santillana.com.co/
rutamaestra/edicion-25/la- éxito o el fracaso de determinados planteamientos aprendizaje se contempla como la modificación
neurodidactica-y-el-cerebro dentro de las aulas, una buena parte de los cuales y ampliación de redes neuronales ya existentes o

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tro cerebro se desarrolla en continua interacción


con otros cerebros, tanto que manifestamos ya con
pocos meses de edad comportamientos altruistas
(Warneken y Tomasello, 2007; ver video), por lo
que parece natural favorecer y fomentar en la es-
cuela este tipo de conducta.

Cooperar una necesidad


socioemocional
En este metanálisis de Roseth et al., 2008; (ver fi-
gura) se analizaron los resultados de 148 estudios
en el que participaron 17.000 adolescentes, donde
se encontró una correlación entre el rendimiento
académico y las relaciones positivas entre com-
pañeros que dependía, especialmente, del trabajo
cooperativo en el aula.

de nueva creación. Todo lo nuevo que conocemos,


nuestro cerebro lo contrasta e integra con lo que
ya conoce, de modo que no todos entendemos las
mismas cosas de la misma manera ni las aprende-
mos igual. Esto tampoco es una revelación que nos La cooperación consiste en trabajar juntos para
toma de sorpresa pero nos recalca una idea que re- alcanzar objetivos comunes. La finalidad no es
sume bien María Acaso en su libro rEDUvolution: aprender a hacer cosas juntos sino aprender jun-
“hay que aceptar que lo que enseñan los profesores tos para hacer las cosas solos. No se restringe a una
no es lo que los alumnos aprenden”. Partiendo de simple colaboración entre compañeros, porque
esta noción, queremos con este artículo adentrar- cooperar añade ese componente emocional que
nos en una característica clave del ser humano y hace que las relaciones entre miembros del grupo
cómo se puede potenciar este aprendizaje tan par- sean más cercanas y humanas, y no se limiten, úni-
ticular que vivimos cada uno de nosotros. camente, a alcanzar los objetivos propuestos, con
ello basándonos en modelos de inteligencia emo-
El ser humano es un ser tremendamente social, es- cional de diversos autores como Salovey y Mayer,
tamos programados desde el nacimiento para inte- 1990; Daniel Goleman, 1995; o Rafael Bisquerra,
ractuar con otros seres humanos y ello nos permite 2003, se antoja como una competencia fundamen- https://www.youtube.com/
ir descubriendo el mundo que nos envuelve. Nues- tal desarrollar en el alumnado la competencia in- watch?v=YUjnf TEAt1g

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trapersonal en un primer nivel y en un segundo so juegos de mesa. Nos pasamos la infancia jugan-
nivel, la interpersonal donde se toca con esta parte do y estas ganas de jugar nos quedan para siempre,
de construcción social del cerebro entre iguales, aunque resulten más visibles en unos que en otros.
conocerse para aprender a expresarnos y recono-
cer en los demás emociones ajenas. El juego es mágico, genera lo que se llama un
“círculo mágico” en el que penetran los jugadores
Cooperar es algo más que colaborar, conlleva una desde el momento en el que deciden jugar. Una vez
implicación mayor a nivel emocional entre los in- dentro, todos se adhieren a las normas del juego y
tegrantes del grupo, debemos de trabajar toda una juegan dentro de estos límites. Este círculo mágico
serie de competencias interpersonales básicas re- fomenta las habilidades socioemocionales, dado
lacionadas con el respeto, la solidaridad, la aserti- que promueve el respeto, la tolerancia y el compa-
vidad, la empatía la comunicación, la toma de de- ñerismo. A través del juego aprendemos a aceptar
cisiones o la resolución de conflictos. Al cooperar las ideas y percepciones de otros y a adaptarnos a
los alumnos ponen en práctica estas competencias, ellas dentro de nuestros propios intereses, es decir,
interactúan y trabajan desarrollando una interde- aprendemos y crecemos junto a los demás.
pendencia positiva que les permite alcanzar los
objetivos propuestos, individual y grupalmente.
Además, son capaces de evaluar su propio proceso
de aprendizaje.

La escuela debería fomentar también la coopera-


ción entre alumnos de distintas edades promovien-
do la realización de actividades interdisciplinares
que pudieran romper la tradicional y jerarquizada
distribución del horario escolar en asignaturas.
Sin olvidarnos que la educación abarca a toda la
comunidad.

Revisando la pedagogía nos viene a la cabeza la


gran obra de Rousseau, “Emilio y la Educación”
(1796), en la que sostiene que el niño debe criar-
se primero aislado de la sociedad con la ayuda de
un mentor que le guía a conocerse y a entender el
mundo que le rodea. Por muy bonita que sea esta
obra maestra, que aporta reflexiones realmente in- Si esto lo vinculamos con lo anteriormente men-
teresantes, no podemos obviar el hecho de que este cionado de que “los alumnos no aprenden lo que
mundo que nos rodea está lleno de personas que enseña el profesor” vemos una oportunidad para
influyen en nuestro desarrollo y tienen un gran enriquecer la comprensión de los conceptos estu-
papel en ello. Y quizás la actividad que deja más diados en la escuela, promoviendo la interacción
patente este rol es el juego. entre el alumnado. Puede ser a través de juegos,
a través del trabajo cooperativo, en parejas o con
El juego como elemento cualquier otro planteamiento que permita a los
alumnos trabajar de forma conjunta. En el mo-
socializador mento en el que están juntos contrastan, compar-
El juego es la vía de aprendizaje por naturaleza ten y discuten lo nuevo según las diferentes formas
del ser humano, como lo es para casi todo el reino individuales de abordarlo y entenderlo. Este proce-
animal. Desde el día que nacemos jugamos, tanto so añade mucha perspectiva a temas muchas veces
con nuestro entorno como con las personas que abstractos e intangibles. Es muy habitual que los
lo componen. Jugamos a ver cuán lejos podemos alumnos lleguen a entender mejor los conceptos
llegar con cualquier cosa y con ello encontramos cuando estos son contados por un igual que cuan-
y aprendemos los límites propios o impuestos, jue- do lo hace el profesor. Esto puede ser debido a que
gos simbólicos, juegos con muñecos, con animales, los estudiantes utilizan un lenguaje común en el
tradicionales, de saltar, de correr, deportes e inclu- que se entienden mejor, donde aplican los conte-

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nidos a sus propias experiencias cotidianas, com- proyectos (Kilpatrick, 1918) dentro del aula es una
partidas con sus compañeros. También es factible estrategia didáctica fabulosa para poner en juego
que el alumno que está asumiendo el rol de tutor, todo lo anteriormente mencionado, cooperación y
haya pasado de forma reciente por las mismas di- juego, además de un fuerte desarrollo de la parte
ficultades y dudas que tiene el alumno aprendiz y emocional tan determinante en la construcción e
al tener esta experiencia más reciente sea capaz de interacción del aprendizaje con otros.
explicar y argumentar los pasos dados para supe-
rarlas; haciendo retrospectiva de nuevo nos viene La evaluación, como
al presente la competencia interpersonal de la que
antes hablábamos.
fenómeno social
Creemos que la cosa no debe quedarse aquí. Intro-
Estudios relacionados con el juego nos han evi- ducir la autoevaluación y la evaluación entre iguales
denciado que este nos ayuda a archivar mejor resulta tremendamente beneficioso en dos niveles
los aprendizajes, cuando la experiencia está im- para el alumnado. Primero, acerca a los estudiantes
pregnada de curiosidad, sorpresa... disparadores al trabajo de sus compañeros de modo que pueden
aprender unos de otros además de ayudarse mutua-
mente. Por otro lado, este proceso de coevaluación
debe siempre estar acompañado de una rúbrica o
una lista de cotejo de puntos a destacar en los tra-
bajos. Estos apoyos ayudan a situar también a cada
alumno en el proceso de aprendizaje. Si estos crite-
rios los alumnos los tienen de antemano, disponen
por tanto de indicaciones claras sobre qué se espera
de ellos de cara al trabajo a realizar.

Dado que la escuela es un punto de encuentro para


muchos seres humanos, debemos aprovecharlo
para enriquecer la experiencia dando lugar a que
cada uno de ellos aporte lo que tengan. Y esto no
se reduce a que estén jugando todo el día en la es-
cuela ni trabajando por equipos en todo momento.
Hemos compartido estas tres estrategias porque
sabemos que funcionan. No podemos decir cuál se-
ría la clave para vuestras aulas porque simplemen-
atencionales que permiten vivir la experiencia de te las desconocemos por dentro. Pero las personas
aprendizaje en primera persona; realzando los tur- que sí están dentro seguramente tendrán ideas y
bos del aprendizaje. sugerencias para desarrollarlas.

El cerebro como red Conclusiones


Emoción y motivación conducen a las redes aten- En 1991 Giacomo Rizzolatti descubrió las neuro-
cionales sobre a qué prestamos atención; de sobra nas-espejo y con ellas evidenció la relevancia de
es sabido que no podemos prestar atención a más acciones tan importantes como la imitación, la in-
de un estímulo a la vez, es decir, la actividad en tuición o la empatía para el desarrollo integral del
una red atencional concreta inhibe a otras; de ahí ser humano; permitiendo a nuestro cerebro corre-
que pierda el sentido ir cambiando de materias lacionar acciones propias con ajenas y dotarlas de
descontextualizadas entre sí cada período de tiem- un significado. Gracias a estas neuronas podemos
po determinado; necesitamos dotar al alumnado entender a los demás y comprender la vinculación
del tiempo necesario para focalizar la atención, así entre emoción y cognición. Desde un punto de vis-
pues y haciendo una analogía podemos ver cómo ta didáctico, la importancia de todos estos factores
el aprendizaje en el cerebro no se hace a través de (cooperación, emoción juego y trabajo en red) es
cajas estanco, sino de redes interconectadas entre fundamental para desarrollar un cerebro social
sí; podemos inferir como idea que el desarrollo de para el aprendizaje. RM

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