La Abogacia y La Etica

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LA ABOGACÍA Y LA ÉTICA.

CURSO:

ETICA PROFESIONAL

DOCENTE:

DRA. SISSY ROBALINO CARDENAS

ESTUDIANTE:

JOHNATAN DEMETRIO XAVIER LUCHIANO SUSANIBAR PINEDO

CICLO:

VII- NOCHE

PUCALLPA – 2018
LA ABOGACÍA Y LA ÉTICA.

El conocimiento, amplio como el espectro de acción del hombre, abarca un


sinnúmero de posibilidades, exactas algunas, cuya variación deviene en
imposible; y flexibles otras, que fundamentalmente regulan conductas. Y esa
es la misión del abogado, pues frente a comportamientos sociales se erige
como un intermediario entre el derecho y la justicia, quien, con su labor,
busca la realización máxima de la equidad, un apostolado al servicio del
género humano. Empero, en más de una ocasión esa labor se prostituye.

Ninguna tarea es gratuita, un principio no solo constitucional sino universal,


en tanto cada persona debe vivir de su trabajo; mas, la lealtad del abogado se
convierte en su mayor tesoro, parafraseando a Couture: “Debes ser leal con
tu cliente al que no debes abandonar nunca a menos que entiendas que es
indigno de tu servicio”; cualidad ésta que debe ser ampliada hacia el
Juzgador y por qué no decir hacia el propio adversario: “Leal con el Juez,
que debe confiar en lo que tú le dices en los juicios”; “leal con el adversario,
incluso cuando él sea desleal contigo”, sostenía el mismo autor.

Sin perjuicio de los conceptos deontológicos descritos en líneas precedentes,


desgraciadamente, dentro de esta sublime profesión, existen falsos profetas,
muchos de ellos fanfarrones que presumen sus “contactos” para,
supuestamente, destruir sentencias y conseguir triunfos a cambio de un
mínimo honorario inicial que a la postre se convierte en una cifra impagable,
fatuos que generan ruido sin conocimientos frente a una alegación infundada,
muchas de las veces cargada de odio y de vanidad; u otros que, desleales con
el Juzgador, buscan presentar verdades distorsionadas, convirtiendo círculos
en triángulos, con tal de ganar un proceso, pero perder el alma; sin dejar de
lado a quienes entregan su intelecto al mejor postor, sin importar que aquel
sea el propio adversario revelando sagrados secretos que se asimilan a una
solitaria confesión.

La Abogacía es una función social al servicio del derecho y la justicia; quien


lo ejerce se convierte en un sacerdote que manejará la herramienta más
preciada dentro de una sociedad: la rectitud. Previo a ello, un baño de
honradez, sinceridad, honestidad y, por sobre todas las cosas, humildad.

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