Asertividad
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Apuntes
Asertividad
Autoras: Carmen García de Leaniz y Olga Cañizares
Índice
Apuntes 3
6.1. Asertividad 3
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
6.2. Los tres perfiles de la asertividad 4
6.3. Pensamientos, sentimientos y conductas 5
6.4. ¿Cuándo esto es un problema? 6
6.4. Estrategias asertivas 7
6.5. Bibliografía 8
Apuntes
6.1. Asertividad
E
n estos apuntes queremos plasmar algunos de los principios básicos de la
asertividad, tal y como los describimos en el libro La Asertividad: expresión
de una sana autoestima (Castanyer, O.). En primer lugar, ¿cómo definimos
la asertividad?:
La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse
manipular y sin manipular a los demás.
Las palabras que podemos relacionar con el término asertividad son:
Respeto.
Derechos.
Comunicación.
Honestidad.
Igualdad.
Autoafirmación.
De la definición de asertividad que hemos puesto al principio se derivan unas
capacidades que posee toda persona asertiva:
Sabe decir no o mostrar su postura hacia algo.
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Sabe realizar peticiones.
Se autoafirma.
Resuelve conflictos de forma que se respeten ambas partes.
Reacciona con autoestima ante críticas.
Emite críticas de manera respetuosa.
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Negocia acuerdos.
Sabe expresar sentimientos.
Es muy difícil ser asertivo si no se tiene una buena autoestima, y es cuando menos
improbable que se pueda tener una buena autoestima si se carece de habilidades
asertivas para exteriorizarla. Cuanto mayor autoestima tenga la persona, menos
dependerá del exterior y de la opinión de los demás.
Sin embargo, y esto es de suma importancia, tanto la autoestima como la asertividad
son habilidades con las que no se nace y, por lo tanto, en cualquier momento se
pueden aprender.
6.2. Los tres perfiles de la asertividad
S
ería difícil entender la asertividad sin sus álter ego, las dos conductas que no
son asertivas. Estas son la sumisión y la agresividad. La asertividad, la
agresividad y la sumisión no están opuestos entre sí, sino que forman parte
de un continuo, a lo largo del cual nos vamos moviendo las personas:
Agresividad – asertividad – sumisión
La mayoría de nosotros vamos recorriendo este continúo a lo largo del día y
dependiendo de las personas con las que nos estemos relacionando o de las
situaciones en las que nos encontremos, nos mostraremos más sumisos, agresivos o
asertivos.
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Pero es igualmente cierto que todos tenemos unos patrones de conducta, que vienen
a ser como tendencias a responder de una forma u otra. En algunas personas están
más arraigados y hacen que casi siempre tiendan a actuar así y en otras no lo están
tanto.
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En el libro Asertividad‐expresión de una sana autoestima se puede leer una
descripción pormenorizada de los tres patrones de conducta.
Existe una cuarta forma de conducta que viene a ser una mezcla de la conducta
sumisa y la agresiva: la conducta pasivo‐agresiva.
Esta forma de conducta está a caballo entre las conductas sumisas y agresivas. La
estrategia principal de la persona pasivo‐ agresiva es el chantaje emocional, es decir,
lograr que los demás le hagan favores, le refuercen, le acompañen, etc., a base de
hacerles sentir culpables. Hacen sentir culpabilidad a los demás o suscitan
agresividad.
6.3. Pensamientos, sentimientos y conductas
P
ara poder trabajar con la asertividad es bueno contemplarla como un
conjunto de pensamientos, sentimientos y conductas que hacen que nos
sintamos respetados y respetemos a los demás. Estos son llamados tres
sistemas de respuesta y están completamente entrelazados entre sí. No es
posible prescindir de ninguno si queremos conocernos mejor. Si cambia uno,
cambiarán los otros dos. Por ello, si quieres cambiar algún aspecto de ti, tendrás que
cambiar por igual tus pensamientos, sentimientos y conducta.
Los pensamientos no asertivos son aquellos que temen o sobrevaloran la opinión de
los demás en detrimento de la propia: «van a pensar que soy un…», «si digo esto, me
van a rechazar», «si me muestro como soy, voy a quedar mal».
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Los sentimientos no asertivos son los que se sienten cuando se supedita la propia
persona a la evaluación de los demás: inseguridad, miedo, vulnerabilidad, y también
excesiva ira, desesperación o rabia.
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Las conductas no asertivas pueden situarse en dos polos opuestos: pueden ser
conductas sumisas, que son todas aquellas que se supeditan al otro, como callarse,
seguir el juego de las otras personas, sobreadaptarse a los deseos de la otra persona;
o conductas agresivas, como son faltar al respeto, imponer o abusar.
Mientras que los pensamientos o automensajes asertivos pueden ser: «tengo
derecho a quejarme y me quejaré», «no estoy de acuerdo con esto, aunque todos
piensen de forma distinta», o «entiendo que él/ella se sienta así, pero yo lo siento de
otra manera».
Los sentimientos asertivos son muy parecidos a los que se tienen cuando hay
autoestima alta: seguridad, coherencia y paz interior.
Las conductas asertivas son todas las que reflejan el respeto hacia sí mismo, igual que
hacia los demás: expresar una opinión, aunque esta sea impopular; saber decir no sin
agredir al otro; discrepar o discutir, pero respetando a los demás; etc.
Dentro de las conductas, los componentes no verbales son igual de importantes que
los verbales.
6.4. ¿Cuándo esto es un problema?
C
omo hemos dicho ya, nadie es totalmente asertivo ni totalmente no
asertivo. Todos nos movemos a lo largo de una especie de línea continua
en la cual, dependiendo de circunstancias externas e internas, nos
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situaremos en un punto u otro. Siempre hay personas concretas que nos
hacen comportarnos de forma sumisa, agresiva o asertiva y situaciones concretas en
las que manifestamos una de esas tres conductas.
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A continuación, reflejamos las principales situaciones en las que necesitamos
comportarnos de forma asertiva:
Decir no.
Emitir críticas.
Recibir críticas.
Supervisar.
Expresar sentimientos.
Manifestar una opinión.
Discutir.
Realizar peticiones.
Hay personas que se salen de esos límites normales, situándose en un punto
«demasiado» no‐asertivo, es decir, muestran más conductas agresivas o sumisas que
de otro tipo. Estas personas tienen más dificultades para relacionarse con los demás
y generalmente se sienten insatisfechas, tristes, enfadadas, frustradas,
infravaloradas, etc.
Si esto ocurre con mucha frecuencia después de una interacción, se puede decir que
la persona tiene dificultades de asertividad que necesitan ser tratadas.
6.4. Estrategias asertivas
C
omo hemos dicho, la asertividad se aprende, nadie nace siendo más o
menos asertivo. En cualquier momento de nuestra vida, podemos decidir
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cambiar la dinámica que teníamos hasta entonces y sustituirla por otra más
sana y respetuosa. Para aprender a pensar, sentir y comportarse de forma
asertiva hay que desarrollar unas estrategias internas (automensajes, disminución de
ansiedad) y unas estrategias externas (conducta).
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Tema 6. Apuntes
Respecto a las estrategias internas, en primer lugar, hay que tener claro que se tienen
unos derechos asertivos, que aseguran que tanto nosotros como las personas con las
que nos relacionamos merecemos ser tratados con respeto. En segundo lugar, se
pueden aplicar métodos para sustituir nuestros pensamientos dañinos (sumisos o
agresivos) por otros más asertivos y respetuosos: reestructuración cognitiva o
técnicas de automensajes, como la técnica de los cuatro momentos.
Respecto a las estrategias externas, estas son fórmulas, formas de expresarnos que
aseguran un respeto hacia nosotros y nuestros intereses, gustos y derechos, pero que
no agreden al otro. En el libro Asertividad, expresión de una sana autoestima se
describen varias de estas estrategias, entre las que se encuentran la asertividad
elemental, los mensajes‐yo, el acuerdo asertivo o la pregunta asertiva.
Referencias bibliográficas
Castanyer, O. (1996). La asertividad. Expresión de una sana autoestima. Madrid:
Desclée de Bouwer.
6.5. Bibliografía
Beck, A. (2003). Prisioneros del odio. Barcelona: Paidós.
Berckhan, B. (2010). Judo con las palabras.
Bishop, S. (2000). La asertividad: expresión de una sana autoestima.
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Castanyer, O. (1996). La asertividad. Expresión de una sana autoestima. Madrid:
Desclée de Bouwer.
Castanyer, O. y Ortega, E. (2001). ¿Por qué no logro ser asertivo? Madrid: Desclée de
Bouwer.
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Tema 6. Apuntes
Davis, M., McKay, M. et al. (1993). Técnicas de autocontrol emocional. Madrid:
Martínez Roca.
Fábregas, J.J. y García, E. (1988). Técnicas de autocontrol. Barcelona: Editorial
Alhambra.
Fensterheim, H. y Baer, J. (1976). No diga sí cuando quiera decir no. Barcelona:
Grijalbo.
García, E.M. y Margaz, A. (1992). Ratones, dragones y seres humanos auténticos.
Madrid: Grupo Albor.
Girodo, M. (1980). Cómo vencer la timidez. Barcelona: Grijalbo.
Palmer, P. (1991). El monstruo, el ratón y yo. Valencia: Promolibro.
Puchol, L. (1997). Hablar en público. Madrid: Díaz de Santos.
Smith, M.J. (1979). Cuando digo no, me siento culpable. Barcelona: Grijalbo.
Vallejo, J.A. (1990). Aprender a hablar en público hoy. Barcelona: Planeta.
Weisinger, H. (1988). Técnicas para el control del comportamiento agresivo. Madrid:
Martínez Roca.
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