GONARTROSIS

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La gonartrosis es una enfermedad articular crónica, degenerativa,

progresiva, localizada en la rodilla, que resulta de eventos mecánicos y


biológicos que desestabilizan el acoplamiento normal de la articulación. 1
Desarrollo

La gonartrosis es una afección articular crónica, degenerativa,


progresiva, localizada en la rodilla, que resulta de eventos mecánicos y
biológicos que desestabilizan el acoplamiento normal de la articulación.
William Hunter decía: “de Hipócrates a la era presente es universalmente
aceptado que el cartílago articular ulcerado es un asunto penoso y que
una vez que ha sido destruido, éste no es reparado”.

Así, la gonartritis o gonartrosis es la más común y la más frecuente de


las osteoartritis u osteoartrosis; afecta a pacientes de más de 40 años de
edad, a ambos sexos, pero con mayor predominio a las mujeres. Por lo
regular, su inicio es unilateral, con tendencia a hacerse bilateral con el
paso del tiempo. La incidencia aumenta con la edad; por su condición de
proceso degenerativo puede involucrar a cada uno de los tres
compartimientos de la rodilla y puede afectar sólo a un compartimiento
aislado, ya sea medial o lateral, los dos compartimientos o los tres.

La rodilla está dividida por un compartimiento medial o interno (platillo


tibial y cóndilo femoral), compartimiento lateral o externo (platillo tibial y
cóndilo femoral) y la articulación patelofemoral. La gonartrosis puede
manifestarse en pacientes con subluxación de la rótula, condromalacia o
asociada a una osteoartritis femorotibial; en forma secundaria puede
afectar a personas con historia de traumas repetitivos, incluyendo
fracturas, ruptura de meniscos, meniscectomías.

En la rodilla existen dos tipos de cartílago articular: el cartílago hialino y


el fibrocartílago. Los meniscos son el ejemplo típico de fibrocartílago; el
cartílago hialino es la forma predominante de cartílago articular que cubre
los extremos de las superficies articulares y cuya función es absorber la
fuerza y el impacto, suministrando un bajo coeficiente de fricción y
mejorando la estabilidad. Cuando hay aumento de la presión de contacto
aplicada sobre la rodilla, los cambios afectan al cartílago y ocasionan
fragmentación de la red de las fibras colágenas.
La prevalencia aumenta con la edad y existe laxitud ligamentosa y
debilidad de los músculos que rodean y estabilizan la rodilla. Otros
factores de riesgo son: pacientes del sexo femenino, predisposición
genética, obesidad y relación con el trauma repetitivo o agudo. La
osteoartritis es la más frecuente de las enfermedades articulares y la
padece casi 90% de la población alrededor de los 40 o 50 años de edad;
la rodilla, por ser una articulación que carga peso, es la más afectada.

Los cambios patológicos que se observan a nivel del cartílago influyen en


que las zonas de carga presenten mayor reblandecimiento articular. Así
mismo, puede existir inflamación de la membrana sinovial con derrame y
coincidir con esta enfermedad. La obesidad constituye un factor de riesgo
para la osteoartritis de rodilla, al igual que los trabajos que requieren
estar agachados mucho tiempo o levantar objetos pesados. La
osteoartritis de rodilla afecta a todo el cartílago, ligamentos y músculos
periarticulares.

El cartílago articular es liso, elástico, deslizable y resistente, aneural y


avascular; cubre toda la superficie de la articulación de la rodilla, es una
matriz compleja de moléculas de colágeno y proteoglicanos que
funcionan como una esponja elástica resistente y puede deformarse bajo
presión. En el cartílago se distinguen las siguientes capas:
A) Una superficial fina con abundantes células
B) Una capa media espesa con voluminosos condrocitos.
C) Una capa profunda con células dispuestas en forma de columna y una
calcificada con raros condrocitos y lagunas vacías.

La sustancia intercelular está constituida por fibras colágenas y


agregados de proteoglicanos; las fibras colágenas representan más de
50% del cartílago y forman vallas pequeñas donde están los
proteoglicanos. Las fibras colágenas confieren al cartílago su resistencia
a las fuerzas de tracción. Los proteoglicanos, a su vez, se unen por una
proteína de enlace a una larga molécula de ácido hialurónico, formando
numerosos polímeros que rellenan a presión los espacios de las fibras
colágenas, dándole así al cartílago gran capacidad de resistencia a las
fuerzas de compresión.

El recambio de los proteoglicanos es más rápido que el del colágeno.


Con la edad disminuye el contenido de agua, la concentración de
glucosaaminoglicanos, el tamaño de los proteoglicanos, su capacidad y
el número y actividad de los condrocitos. La carga, la presión y la fricción
en la rodilla van dañando al cartílago articular, degenerándolo de una
manera progresiva hasta llegar al hueso subcondral. Es entonces cuando
las manifestaciones dolorosas se hacen más evidentes y se puede
observar la formación de osteofitos, esclerosis subcondral, quistes
subcondrales y rigidez articular.

En la etiología de la gonartrosis hay dos causas principales: la primaria y


la secundaria. En la causal primaria existe una aceleración del proceso
normal de envejecimiento del cartílago. Aunque se desconoce su origen,
se puede identificar un número de factores que participan en la génesis
de la enfermedad o que al menos aumentan la probabilidad de que se
manifieste la artrosis. Las causas secundarias se pueden dividir en: a)
metabólica (diabetes mellitus), b) séptica, c) traumática y d) por
deformidades angulares o desviaciones de los ejes (mal alineamiento
rotuliano).

La deformidad angular más frecuente es el daño en la región medial de la


rodilla en el geno-varo; en el geno-valgo la afección está ubicada en la
interlínea lateral o externa. Las causas traumáticas pueden deberse a
secuelas de fracturas intraarticulares, fracturas condrales, lesiones
meniscales, meniscectomías, lesión ligamento anterior, inestabilidad de
la rodilla. La alteración mecánica o estructural de la rodilla podrá
desarrollar una artrosis por traumatismos articulares o crónicos.

De las alteraciones del eje de los miembros superiores, el geno-varo es


la que con más frecuencia condiciona al paciente a desarrollar una
artrosis o, en el peor de los casos, la agrava. Durante la marcha, la carga
del apoyo es hacia el compartimiento interno; hay que recordar que en el
plano frontal un eje de cinco grados se considera aceptable. El eje de
carga mecánica normal debe pasar por el centro de la articulación;
trazando una línea debe atravesar desde la cabeza del fémur hasta la
parte media, de la articulación del tobillo; cuando el eje mecánico pasa
por el compartimiento medial, se dice que es geno-varo. El geno-valgo es
mucho mejor tolerado; como se sabe, el compartimiento externo de la
rodilla está menos sobrecargado, y en los geno-valgos mayores de diez
grados pueden evolucionar a la artrosis. El eje mecánico pasa por el
compartimiento lateral o externo, sobrecargando más la articulación y
aumentando la incidencia de la deformidad angular.
Las rodillas con mal alineamiento rotuliano evolucionan a una artrosis de
predominio patelo-femoral por el aumento de la presión lateral de la
rótula sobre el fémur. La gonartrosis de causa traumática se refiere
principalmente a una secuela de fractura, ya sea que haya sido operada
o no. De todas ellas las que con mayor facilidad evolucionan a la artrosis
son las intraarticulares, con hundimiento de los platillos tibiales. Las
fracturas condrales también condicionan o pueden evolucionar a la
artrosis.

Por otro lado, las meniscectomías totales que con anterioridad se hacían
de rutina en problemas de lesiones meniscales favorecen el desgaste
articular, y las lesiones ligamentarias con lesiones meniscales, que
causan inestabilidad articular por ruptura de ligamento cruzado anterior,
llevan a la artrosis.

La iniciación y el curso del dolor en la gonartrosis son insidiosos. Con


mayor frecuencia el síntoma más importante y característico es el dolor
unilateral, aunque puede presentarse en un inicio en forma bilateral con
datos de rigidez articular de poca duración; la mayor parte la
sintomatología empeora con la actividad y la carga de peso.

Una característica importante del padecimiento es que el dolor disminuye


o se quita con el reposo. El paciente puede quejarse de cierta rigidez tras
el reposo, la cual generalmente es de corta duración (aproximadamente
de 15 a 30 minutos). En los climas húmedos y fríos la rigidez es más
intensa y puede durar un poco más. La limitación de los movimientos y la
crepitación son también síntomas característicos y frecuentes de la
osteoartritis de rodilla.

El dolor puede presentarse en el reposo y en lamovilización pasiva de la


articulación. El cartílago no tiene terminaciones nerviosas que expliquen
la existencia de dolor inclusive como manifestación inicial, pero hay otras
posibles causas que explicarían el dolor, como el proceso inflamatorio de
la membrana sinovial como consecuencia de un aumento de la actividad
del paciente. La elevación del periostio como resultado de la proliferación
ósea (osteofitos) ejerce la presión sobre el hueso subcondral por
adelgazamiento del cartílago. El hueso subcondral tiene terminaciones
sensitivas que pueden explicar la presencia del dolor en los casos de
disminución de las capas del cartílago, por lo cual hay poca protección, y
cuando el proceso ya está más avanzado porque además se pueden
formar micro fracturas del tejido óseo del hueso subcondral.

Estos procesos de sinovitis que provocan dolor pueden ser secundarios


al proceso degenerativo; los tejidos paraarticulares como los tendones,
las fascias, las cápsulas articulares y los músculos paraarticulares
generalmente se contraen por el dolor, y por su rica inervación son
causantes del dolor.

La crepitación ósea en sus diferentes formas, ya sea fina, perceptible


sólo por el paciente, hasta la crepitación articular, se puede palpar con la
mano y, en algunas ocasiones, puede ser audible. El aumento de
volumen es la consecuencia de la proliferación ósea, el derrame articular
y la sinovitis crónica.

Especialmente en fases avanzadas, la limitación de los movimientos se


debe a la incongruencia de las superficies articulares por el proceso
destructivo. La atrofia muscular detectada mediante el examen físico
muchas veces se debe al desuso, sobre todo del cuádriceps. La
inestabilidad articular es consecuencia del engrosamiento o aflojamiento
de los ligamentos externos o internos de la rodilla y permite muchos
movimientos anormales, más el roce de las superficies incongruentes de
las superficies del área del desgaste articular.

Es muy importante examinar al enfermo con gonartrosis en posición de


decúbito y de pie, soportando todo el peso del cuerpo sobre las rodillas
para poder valorar los ejes mecánicos, el grado del geno-varo o del
geno-valgo, la forma de caminar, su claudicación por el dolor, la
limitación, la inestabilidad y el aumento de volumen o la hipotrofia
muscular, todo lo cual conduciría al diagnóstico.

Los exámenes de laboratorio y las pruebas de actividad reumática no son


concluyentes en el diagnóstico de gonartritis. Los estudios radiográficos
confirman el diagnóstico de gonartrosis. Se observa la disminución de los
espacios articulares, ya sea mediales o laterales, que en las etapas
iniciales presenta disminución del espacio articular, como un pinzamiento
articular. Conforme avance la enfermedad se van formando los osteofitos
en los márgenes del hueso, y el aumento de la presión anormal en las
deformidades angulares sobre los platillos tibiales forma una zona de
esclerosis subcondral y quistes subcondrales en etapas avanzadas.
Los grados de gonartrosis se pueden dividir en cuatro estadios
radiográficos según el grado de desgaste articular, los cuales pueden
coincidir con las manifestaciones clínicas del paciente. La TAC o la
resonancia magnética también son útiles en el diagnóstico por imagen.

Tratamiento

Debido a la variedad de la sintomatología, la coexistencia de diferentes


etapas de la enfermedad y la correlación de diferentes procesos
patológicos como el degenerativo y el inflamatorio, el tratamiento de la
gonartrosis tiene que ser variado, complejo y multidisciplinario, y deberán
conjugarse los diversos métodos terapéuticos que tenemos a la mano.
Así mismo, nos vemos en la necesidad de decidir el tipo de manejo de
acuerdo a la etapa de la enfermedad. El manejo se divide en tratamiento
no farmacológico, tratamiento farmacológico y tratamiento quirúrgico. Los
objetivos del tratamiento en general son:
1. Aliviar el dolor
2. Disminuir la limitación funcional (mejorará la función).
3. Retrasar hasta donde sea posible el proceso destructivo.

En el caso de la gornatrosis o en general la osteoartritis, realmente no


podemos hablar de curación en el sentido de corregir las alteraciones
patológicas o de revertir los cambios degenerativos del cartílago. El
proceso de osteoartritis es lento y la posibilidad de preservar la función
es más factible que en otras artropatías. En muchos casos las molestias
pueden disminuir o suprimirse inclusive si las alteraciones patológicas
persisten.

El plan de tratamiento debe de ser, como ya dijimos, individualizado y


multidisciplinario; debe tomar en cuenta no sólo la localización y la
severidad de los síntomas, sino también la edad del paciente, su
ocupación y sus actividades de la vida diaria. Es fundamental para el
médico dedicar el tiempo suficiente durante la consulta para explicarle al
paciente las características de la enfermedad y asegurarle que a pesar
de que es lentamente progresivo, pocas veces causa deformidades
notables o incapacidad funcional total articular.

Es sumamente importante para todos los pacientes con osteoartritis el


reposo bien indicado y graduado, quienes deben aprender a vivir dentro
de determinadas limitaciones debido a la tolerancia disminuida de sus
articulaciones. Aunque el cartílago no sea capaz de regenerarse como
otro tejido epitelial y mesenquimatoso, sí hay evidencia de que puede
presentarse un proceso de recubrimiento de las superficies destruidas, lo
cual puede reducir las molestias y mejorar la función.

La forma y duración del reposo dependerán de la localización y gravedad


del proceso degenerativo. La mayor parte de los pacientes es de edad
adulta y puede ser portadora de otros padecimientos que requieran el
uso de medicamentos diferentes. La prescripción de analgésicos y
antiinflamatorios debe ser cuidadosa para evitar problemas de
interacción medicamentosa.

Afortunadamente, en los últimos años el número y las características de


los antiinflamatorios y analgésicos se han incrementado de forma
importante, de modo que la selección que hagamos puede ser más
variada y con la menor posibilidad de complicaciones.

Dentro del manejo no farmacológico conservador del individuo debemos


insistir sobre varios aspectos, como la modificación de su estilo de vida.
La educación del paciente es de vital importancia para que el cambio del
estilo de vida sea efectivo; debe evitar todas las actividades con gran
demanda de esfuerzo y garantizar un adecuado reposo para aliviar los
síntomas.

Los ejercicios que implican correr y saltar se deben excluir, sin embargo,
los ejercicios de bajo impacto, como la natación o el ciclismo, constituyen
variantes adecuadas. La reducción del ejercicio de subir y bajar
escaleras disminuye de manera significativa el dolor de la osteoartritis
patelo-femoral.

La necesidad de prescribirle al paciente terapia de rehabilitación


dependerá del grado y la severidad de la enfermedad; se deben indicar
ejercicios para mantener un rango de movimiento de la articulación; de
esta manera se previenen o reducen las contracturas. El método de
rehabilitación puede combinarse con la aplicación de calor, hidroterapia,
ultrasonido y crioterapia, tratamientos que son indicados por el
fisioterapeuta. La duración y frecuencia de la fisioterapia se deben
adaptar a cada persona.
El uso de rodilleras está prescrito para disminuir la sintomatología
dolorosa y mejorar la marcha. La utilización de zapatos adecuados,
principalmente los que absorben carga, ayuda al proceso. En las etapas
tempranas se pueden emplear los virones externos en el tacón en los
casos de geno-varo para reducir la carga del peso en el compartimiento
medial; para el geno-valgo, el virón puede estar de lado interno para
disminuir las fuerzas de compresión en el compartimiento lateral. Este
manejo se puede indicar únicamente en etapas tempranas, ya que una
vez establecido y progresado el desgaste, los resultados no son del todo
satisfactorios.

Los dispositivos de apoyo para la deambulación en las actividades de la


vida diaria como bastones, muletas y andaderas son de ayuda en casos
más avanzados. El uso de una muleta o bastón de lado contralateral es
un método efectivo para disminuir las fuerzas y los síntomas causados
por la gonartritis. Este método es efectivo en la fase aguda en pacientes
con marcha antálgica.

Los ejercicios programados deben ser individualizados. La obesidad es


un factor de riesgo para la osteoartritis, por lo que es necesaria la
reducción del peso para mejorar la enfermedad; de esta forma se reduce
la presión del compartimiento afectado y el dolor y se protege al cartílago
articular.

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La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones. La gonartrosis
de rodilla es una de las formas en que se denomina a la artrosis de rodilla.
No existen causas claras por las que se desarrolla la gonartrosis de rodilla, sin
embargo, hay factores que pueden propiciar su aparición.
La gonartrosis de rodilla es la causa más común de discapacidad entre los
ancianos de España. Su tratamiento definitivo es la implantación de una prótesis
total de rodilla.

Qué tipos de gonartrosis de rodilla podemos encontrar?


La gonartrosis de rodilla puede ser de dos tipos distintos, dependiendo de cuáles sean
las causas que la desencadenen:
 Gonartrosis de rodilla primaria: Hablamos de gonartrosis primaria cuando no existen
una razón específica para la aparición de la artrosis, siendo diversos los factores que
pueden haber formado parte de la aparición del problema.
 Gonartrosis de rodilla secundaria: A diferencia de la gonartrosis primaria, en este
caso sí que existe una causa directa que ha provocado la aparición de la artrosis de rodilla,
aunque esto no quiere decir que las causas primarias no hayan tenido influencia en su
aparición.
¿Cuáles son las causas de la gonartrosis de rodilla?
Las causas de la gonartrosis de rodilla pueden ser muy diversas, según sea
gonartrosis de rodilla primaria o secundaria.

Cuando la gonartrosis de rodilla es primaria, aunque no hay causas concretas por las
que se desarrolle la gonartrosis, sí que podemos encontrar algunos factores de riesgo
que pueden propiciar su aparición, como:

 Envejecimiento: Es la principal causa de la gonartrosis de rodilla, siendo el 30% de la


población española mayor de 60 años quienes la padecen (en mayor o menor medida, no
todos requieren una sustitución protésica).

 Obesidad: La rodilla es la articulación que más sufre a lo largo de la vida debido a su


uso y a la presión que sufre al aguantar casi todo el peso del cuerpo. Por ello, las personas
que sufren problemas de obesidad suelen sufrir más dolor y una progresión más rápida de
la gonartrosis de rodilla (al igual que en la coxartrosis de cadera).

 Práctica continuada de un deporte concreto: La práctica de deportes como el fútbol, el


atletismo u otros deportes en los que se requiera de un uso reiterativo de la rodilla puede
propiciar el desgaste prematuro del cartílago provocando la gonartrosis.

 Realización de trabajos en los que se requiera el empleo de la fuerza física: Como los
empleados de la construcción, por ejemplo.

 Factores hereditarios: Las personas en cuya familia existan antecedentes de artrosis


tienen muchas posibilidades de sufrirla a lo largo de su vida.
Decimos que la gonartrosis de rodilla es secundaria cuando es consecuencia directa
de una causa concreta, como pueden ser:

 Trastornos del desarrollo fetal en el útero materno durante el embarazo, como puede ser
la displasia de rodilla (desarrollo anormal de la rodilla antes del nacimiento).
 Fracturas o roturas articulares anteriores que no han quedado en buena posición: si los
huesos se encuentran desplazados o no encajan correctamente unos con otros puede darse
la posibilidad de un desgaste de cartílago que causa la gonartrosis de rodilla.

 Formación incorrecta de las rodillas: pueden ser causantes de la gonartrosis de rodilla


las desviaciones en varo (cuando las rodillas están arqueadas y separadas entre sí) y las
desviaciones en valgo (cuando las rodillas están juntas y/o chocan entre sí).
Síntomas de la gonartrosis de rodilla
Los pacientes que padecen gonartrosis de rodilla experimentan dolor en la articulación,
que puede aumentar cuando el paciente camina o está en movimiento. Si la
enfermedad no está avanzada, éste dolor cede con reposo, aunque si no es tratado
debidamente puede aumentar con los meses o con los años. La hinchazón de la
rodilla o incluso un leve crujido al mover la articulación pueden acompañar al dolor.
Cuando la enfermedad está avanzada y por lo tanto, el cartílago está desgastado, se
produce un choque entre los huesos que puede producir dolor o inflamación incluso
estando en reposo.

Según el tipo de artrosis el paciente experimentará dolor en una zona de la rodilla u


otra, es decir, si el paciente padece artrosis femoro-patelar, normalmente sentirá dolor
en la parte delantera de la rodilla y en ocasiones en la parte trasera. Si el paciente
padece artrosis femoro-tibial el dolor lo experimentará en la parte delantera, en la
trasera o incluso en ambas al mismo tiempo.

El normal funcionamiento de la articulación también puede verse afectado, impidiendo


al paciente realizar sus actividades cotidianas con normalidad.

La rigidez articular es otro de los síntomas más frecuentes. Suele aparecer cuando el
paciente está mucho tiempo sin mover la articulación, sin embargo cuando comienza
moverse el dolor va cediendo poco a poco.

También es muy característico de la gonartrosis de rodilla que el paciente sufra


deformaciones, debido a que las células que forman los cartílagos (condrocitos) sufren
disfunciones. Como estas células son las encargadas de formar y regenerar los
cartílagos, cuando dejan de funcionar y de fabricar proteínas (debido al paso de los
años, a la realización de movimientos repetitivos, etc.), las rodillas comienzan a
desgastarse e incluso pueden deformarse.
Diagnóstico de la gonartrosis de rodilla
Saber cuál es el historial clínico del paciente puede ser esencial para el especialista a
la hora de diagnosticar la gonartrosis de rodilla, además de una anamnesis, es decir,
una entrevista con el especialista para determinar cuáles son los síntomas del
paciente y los causantes del dolor.

Además de esto, se pueden realizar al paciente otras pruebas y exámenes para


confirmar el diagnóstico:

 Exploración y palpación: para detectar si el paciente sufre deformación en las


articulaciones o mala alineación de las rodillas, si el paciente sufre dolor o crujidos a la
palpación o incluso si sufre bloqueo articular.

 Radiografía: complementa la exploración y la palpación de la articulación. Siempre es


necesaria una radiografía de ambas rodillas, independientemente de dónde venga el dolor.
En principio, con la exploración física y la radiografía debería ser suficiente
para diagnosticar una gonartrosis de rodilla, sin embargo, el especialista puede realizar
otras pruebas para determinar las posibles causas o para decidir mejor un posible
tratamiento, aunque no es muy común. Estas pruebas pueden ser:
 TAC

 Resonancia magnética nuclear (RMN)


Tratamiento de la gonartrosis de rodilla
En primer lugar, bajar de peso es esencial, puesto que cuanto más pese, más presión
tendrá en las rodillas y, por lo tanto, más desgaste en los huesos.

Por supuesto, también se recomienda la modificación de la actividad, como dejar de


hacer deportes de contacto o correr, así como realizar deportes aeróbicos como
montar en bicicleta o nadar para mantener la movilidad y la fuerza en los músculos de
las articulaciones.

Otros tratamientos que el especialista puede recomendar son: la ingesta de


suplementos nutricionales, con los que puede haber un avance más lento de la
enfermedad y la ingesta de medicamentos analgésicos y/o antiinflamatorios para el
control del dolor y la inflamación. Siempre con la indicación del especialista.

La rehabilitación en un centro especializado es también muy importante, ya que el


paciente debe tonificar la musculatura y estirar la articulación. El fisioterapeuta puede
variar los ejercicios, como realizar masajes descontracturantes, realizar electroterapia,
ultrasonoterapia, entre otros.

Por último, cuando la enfermedad está muy avanzada e impide al paciente realizar
una vida normal, además si el paciente tiene deformación en las articulaciones o
siente mucho dolor, deberá plantearse una intervención quirúrgica de sustitución
protésica de rodilla.

BIBLIOGRAFIA
1. INTRAMED. ARTICULOS OSTEOARTRITIS. http://www.intramed.net/contenidover.asp?
contenidoID=55519
2. OPERAME.ES TRAUMATOLOGIA. GONARTROSIS RODILLA
https://www.operarme.es/noticia/303/gonartrosis-de-rodilla-que-es-causas-sintomas-y-
tratamiento/
3.

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