3.3 Grupos Discriminados 29-02-2016 PDF

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Los grupos discriminados

La discriminación es un fenómeno que padecen en mayor medida y de manera


sistemática, ciertos sectores de la sociedad que, históricamente, no encuadran
con la ideología dominante. Cada uno de los grupos discriminados que
abordaremos a continuación, representan una o varias características que se
salen del statu quo y que los colocan en una situación de vulnerabilidad.

1. Mujeres: Por género.

La cultura dominante, a lo largo de la historia, ha dado a


las mujeres un papel de subordinación en una visión
masculina que las deja sin derechos, poder y prestigio.
Se les ha conferido la responsabilidad única de la
reproducción y el cuidado familiar.

En la sociedad mexicana, en el espacio familiar funcionan principios tradicionales


que sirven como ancla de formas autoritarias y discriminatorias. Estos valores que
se aprenden dentro de la familia, se practican y reproducen fuera de ella, haciendo
“normal” la dominación del hombre en contra de la mujer. Siendo esto así, las
niñas, adolescentes, las mujeres y las adultas mayores están sometidas a una
discriminación que acota y restringe sus derechos a nivel estructural, institucional
y personal; siendo los dos primeros los más duros de combatir, pues durante años
han “normalizado” las situaciones de servidumbre y sometimiento que viven miles
de mujeres y niñas.

Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2010) arrojó los
siguientes datos:

 3 de cada 10 mujeres pide permiso o avisa para decidir por quién votar.
 3 de cada 10 mujeres pide permiso o avisa para utilizar anticonceptivos.
 44% de las encuestadas pide permiso para salir sola de noche.1

1 Conapred: 2011, 72.


Es claro que las mujeres no se han limitado a ser víctimas. Han logrado resistirse
y rebelarse, pero desgraciadamente las consecuencias de estas prácticas
conducen a una discriminación que se manifiestan en todos los ámbitos de la vida.
Se les agrede de forma física, verbal, emocional, sexual, económica. Se les siguen
negando derechos económicos y laborales al recibir sueldos inferiores a los de sus
pares hombres, al no tener acceso a todos los puestos de trabajo y al ser
sometidas a pruebas de embarazo para su contratación. Padecen maltrato,
agresiones sexuales, humillación, marginación y/o educación interrumpida.

Dejar fuera a las mujeres alimenta la idea equivocada de que las diferencias de
género son naturales. Refuerza la idea de que hay espacios para hombres y otros
para mujeres, que ellos se dedican a la producción, al trabajo, a lo público; que
ellas a la maternidad, a la procreación, a lo privado. Son las sociedades, la cultura,
la historia y no los genes ni la herencia, los que fomentan las ideas que llevan a
una discriminación sistemática que coloca a la mitad de la población que
representan las mujeres en situación de vulnerabilidad.

2. Personas con discapacidad (PCD)


Durante años, la discapacidad se ha visto a la luz de
dos paradigmas o modelos que han marcado un trato
discriminatorio hacia las personas con discapacidad.
Hay discapacidades motrices (movimiento),
sensoriales (visuales y auditivas), intelectuales
(desarrollo cognoscitivo), entre otras. Cada una de
ellas es muy particular y presenta diversos retos, pero
todas sufren de la misma invisibilidad y falta de
sensibilización de la sociedad.

a) Modelo Tradicional o de Prescindencia: Bajo este paradigma y como su


nombre lo indica, las PCD son concebidas como prescindibles pues no aportan
nada a la sociedad; algunas sociedades conciben a la discapacidad como una
forma de castigo divino y una vergüenza que hay esconder o erradicar del todo.
Desafortunadamente, estas creencias siguen vigentes y hoy por hoy, podemos
encontrar casos de bebés, niños y adultos que fueron abandonados por sus
familiares en basureros o en instituciones psiquiátricas. Estas acciones tienen
como base el prejuicio de que la PCD es incapaz de socializar, realizar actividades
intelectuales o físicas, tener una familia, etc.
b) Modelo Médico-Asistencialista: la discapacidad es vista como una
enfermedad que hay que curar para que las personas se integren, en la medida de
sus posibilidades, a la sociedad. Toda la responsabilidad está puesta en las PCD,
ellas, a su vez, deberán realizar esfuerzos heroicos para integrarse a un mundo y
una sociedad que no está dispuesta a modificar en nada su cotidianidad.

Como solución a estas actitudes y modelos y tomando como base la Convención


para los Derechos de las Personas con Discapacidad se intenta promover un
nuevo paradigma o Modelo Social o de Derechos Humanos, el cual aborda,
como punto principal, la dignidad de la persona humana y en un segundo plano, la
discapacidad. Localiza el “problema” de la discapacidad fuera de la persona y lo
ubica en la sociedad que no ha sido capaz de adaptarse a las necesidades de
todas las personas. Así pues, es la sociedad la que requiere un proceso de
rehabilitación en donde se den a conocer los derechos de las PCD y se sensibilice
sobre las múltiples barreras que una PCD enfrenta en sus labores cotidianas. En
este modelo está el cambio que se requiere para combatir y erradicar las prácticas
discriminatorias que afectan a este colectivo.

3. Personas de la Diversidad sexual: Por diversidad, preferencia u


orientación sexual.
Las personas que tienen una preferencia u orientación
sexual diferente de la heterosexual sufren discriminación
porque existe una creencia generalizada que defiende la
heterosexualidad como sexualidad dominante.

A partir de ella, se califican todas las demás preferencias sexuales como


incompletas, perversas y, en algunos casos, como patológicas, criminales e
inmorales. Lo anterior provoca una respuesta de temor, que en última instancia se
traduce en desprecio, odio y rechazo.

La discriminación contra las personas que tienen una preferencia u orientación


sexual diferente a la heterosexual se manifiesta como homofobia que es la
aversión contra las orientaciones, preferencias sexuales, identidades o
expresiones de género, contrarias al arquetipo de los heterosexuales lo que
incluye la lesbofobia y la transfobia.

A pesar de que las personas homosexuales viven hoy de manera más visible y
con un mayor goce de derechos, siguen experimentando discriminación en varios
sectores como el educativo, el religioso, escolar, de salud y familiar, entre otros.
La homofobia, alimentada de prejuicios que deshumanizan y degradan la dignidad
de las personas lesbianas y homosexuales, conduce a la violencia, a la negación
de derechos y, en muchos casos, a los crímenes de odio. Una buena parte de la
sociedad sigue pensando que la homosexualidad es una mala maña que se
aprende o se practica por la influencia de malas compañías y que, por tanto,
puede evitarse.2 La Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010, arrojó los
siguientes datos:

 8 de cada 10 personas, de más de 50 años, está en contra de que las


parejas gay adopten.
 4 de cada 10 personas no permitirían que en su casa viviera una persona
homosexual.
 1 de cada 2 personas homosexuales y bisexuales percibe como su principal
problema la discriminación.3

Los grupos de personas transgenéricas y transexuales han sido de los grupo más
discriminados y marginados de la sociedad. Entre otras muchas razones, estas
personas rompen con los esquemas más profundamente enraizados en nuestra
sociedad: los roles de género y las creencias religiosas y/o naturalistas. Una mujer
que viste y actúa como hombre y viceversa, representa una serie de
transgresiones a los “modos de ser y actuar” socialmente aceptados.

Para hablar del grupo TTTI (personas transgenéricas, travestis, transexuales e


intersexuales) es necesario especificar, antes, los siguientes conceptos:

En la persona transgenérica las cualidades y los roles de género no coinciden


con su sexo; hay una discordancia sexo-genérica, “una persona que no se
identifica con su cuerpo: un macho que se percibe, que identifica, que se siente y
se vive como hembra o lo contrario”4.

Como su nombre lo indica, las personas trans, transitan y/o se ubican entre el
género masculino y el femenino.

2 Ver introducción de Conapred: 2011a.


3 Idem.
4 Alcaraz, Rodolfo y Abril: 2008; 11.
El travestismo es el uso del atuendo del género opuesto es la conducta más
ostensible de la transgeneridad. Se debe señalar que las personas travestis no
necesariamente tienen preferencias homosexuales.

La transexualidad es la convicción personal de que la identidad genérica propia


no coincide con el sexo biológico, hay una discordancia cuerpo-mente, sexo-
género en donde la única solución es la reasignación de sexo con procedimientos
médico-quirúrgicos.

La intersexualidad es una condición en la cual un individuo nace con caracteres


sexuales de ambos sexos (hermafroditas o genitalia ambigua); en esto casos la
persona debe decidir el sexo y el género con el que más se identifique.

Los tres colectivos antes descritos, comparten desventajas similares, la más


grande es la ausencia de personalidad jurídica acorde con su identidad genérica.
Para las personas trans, es muy difícil, conseguir una credencial de elector con su
identidad genérica, realizar el cambio de acta de nacimiento, un pasaporte o un
cambio de nombre en documentos tales como: certificados de primaria,
secundaria, preparatoria y/o títulos profesionales. Todos estos documentos son
requisitos indispensables para conseguir un trabajo y, por consiguiente, una
subsistencia digna. La condición trans es vista, por una buena parte de la
sociedad y de las autoridades, como una enfermedad vergonzosa, una desviación,
perversión o una anormalidad que alimenta la estigmatización, la discriminación, la
exclusión y la violencia contra este grupo.

Las personas que son víctimas de homofobia, transfobia y/o lesbofobia, están en
una situación vulnerable porque son rechazadas en el trabajo, escuela y en sus
propios hogares. La discriminación se manifiesta en despidos, exclusión
educativa, rechazo religioso, negación de servicios, estereotipos y estigmas
reproducidos por los medios de comunicación, humillación, rupturas familiares,
abandono, invisibilidad, violencia y, en casos extremos, hasta la muerte.
4. Personas Afrodescendientes y personas Indígenas: Por
pertenencia étnica.
En este sector se ubica la
discriminación de los
Afrodescendientes y las
étnicas indígenas.

Afrodescendientes

Uno de los principales problemas de la población afrodescendiente en nuestro


país es que existe poca información respecto a este grupo y a sus necesidades
específicas. De acuerdo con el único dato estadístico en México, en el país
habitan más 1.4 millones personas afromexicanas, según la
Encuesta Intercensal 2015. La escasez de datos estadísticos, información sobre
su situación económica y social indican, por una parte, el poco avance que hay en
términos de inclusión de este grupo y, por otra, impide tener un diagnóstico
confiable sobre los niveles de exclusión que padecen en cuanto al acceso a
derechos y oportunidades.

Los pocos datos que existen conllevan a una seria dificultad para diseñar
programas y medidas en favor de una incorporación más igualitaria con base en
las necesidades particulares de este grupo, para que también sean destinatarios
de las ventajas de vivir en una sociedad ordenada.

La invisibilidad por otra parte, facilita la violación de derechos y libertades, aun


cuando sean reconocidas de manera igualitaria para todas las personas. De este
modo aumenta la vulnerabilidad, se fomenta la repetición de la exclusión y la
discriminación en el acceso a derechos y oportunidades.

Una de las pruebas fehacientes de que su invisibilización les ha acarreado a las


personas afrodescendientes peores condiciones de vida, es que las pocas
mediciones que existen muestran que viven mayores grados de marginación y
pobreza que incluso la población indígena.

Etnias indígenas
Una etnia es un grupo de personas que comparten una herencia común, una
cultura particular, creencias, instituciones, formas de vida y características
raciales. Así pues, los pueblos indígenas son concebidos como etnias porque son
pueblos cuyo origen se remonta a un tiempo anterior a la conquista y porque,
además, dichos pueblos han deseado permanecer como tales y se distinguen por
contar con ciertas instituciones políticas y culturales diferentes a las del resto de la
nación5. En este sentido, cabe resaltar que un pueblo indígena o etnia no tienen
como único distintivo sus rasgos físicos.

Los pueblos indígenas enfrentan una discriminación estructural e institucional que


los afecta de manera grupal e individual; al carecer de representación y
participación política, se facilita la producción y reproducción de su exclusión; al no
poder manifestar sus intereses y particularidades, se escriben y promulgan leyes y
normas que propician aún más su marginación; tal es el caso de las legislaciones
que establecen una serie de requisitos en materia de asociación religiosa o política
que está basada en el modo de asociación del grupo dominante (católicos y
partidistas) y que dista mucho del modo de organización que ocurre en los pueblos
indígenas (vida asamblearia y religión popular).

El racismo es la forma en cómo se manifiesta la discriminación hacia los


afrodescendientes y las etnias indígenas: Se entiende por racismo: “un
presupuesto social, aprehendido y trasmitido que prejuzga y estigmatiza a un
colectivo determinado… [ y ] en un contexto social determinado”6. El racismo es
una invención social que tiene como finalidad marcar las diferencias jerárquicas
entre actores sociales con miras a la explotación y dominación.

La ENADIS 20107 arrojó los siguientes datos:

 El principal problema que perciben las minorías étnicas es la discriminación,


seguido de la pobreza y el desempleo.
 4 de cada 10 indígenas considera que no tienen las mismas oportunidades
que los demás para conseguir trabajo.

Históricamente, tanto a indígenas como a otros grupos étnicos se les ha


prejuiciado y estigmatizado por su apariencia física, lenguaje, cultura y tradiciones,
lo que los ha excluido de la vida en sociedad y, sobre todo, de la posibilidad de
ejercer sus derechos y participar en la distribución de las ventajas de la
cooperación social.

5 Ver: Escalante Betancourt: 2009; 11.


6 Idem p.35
7 Conapred: 2011; 52-53.
El trato desigual que han padecido histórica y sistemáticamente les ha quitado
oportunidades de desarrollo, provocando también un acceso restringido a
derechos, lo que los expone a una exclusión sistemática y una situación de
desventaja con respecto al resto de la sociedad.

Fenómenos como la pobreza y la discriminación agravan las condiciones de vida


de los Pueblos Originarios de México, mayoritarios y minoritarios étnicos en el
país. El acceso a la justicia se ve obstaculizado por diferencias de lenguaje, la
estigmatización y el menosprecio por la diversidad cultural. El derecho a la
educación se vuelve inaccesible al no considerarse la situación de marginación
que padecen ni la diferencia de tradiciones y lenguas. Lo mismo sucede con el
acceso a los servicios de salud y vivienda.

En un país como el nuestro, es imprescindible no sólo reconocer la diversidad


cultural formalmente, como lo hace nuestra Constitución, sino garantizar la
igualdad de reconocimiento de todas las personas, a través de la posibilidad de
ejercer derechos y acceder a oportunidades en igualdad de circunstancias para
practicar de manera efectiva la diversidad.

5. Personas Migrantes y personas Refugiadas: Por lugar de origen,


nacionalidad o situación de movilidad.
En este sector se incluyen principalmente los/las
migrantes, los refugiados y los y las migrantes
internos (por ejemplo jornaleros agrícolas).

Migrantes.

Las personas de diverso origen nacional que están en situación irregular en el país
son particularmente vulnerables a la discriminación. Primero, porque se tiene la
falsa percepción de que las personas gozan de derechos dentro de su territorio y
los pierden al viajar sin documentos, de ahí que con frecuencia sufran de abusos y
vejaciones. Segundo, porque cargan con una serie de estereotipos y estigmas que
los relacionan con delincuentes, integrantes de grupos delictivos, alta peligrosidad
y violencia.
Las personas que viajan sin documentos están expuestas a un daño mayor
porque, ante la falta de visas o permisos, temen denunciar, entonces, su situación
de vulnerabilidad se potencia, pues es sabido que cualquier abuso no tendrá
consecuencias para quien lo cometió. Además, los y las migrantes temen a las
represalias, desconfían en el sistema de procuración y administración de justicia,
lo que provoca impunidad.

Todas estas personas tiene un común denominador: huyen de la miseria y buscan


mejores oportunidades de vida y desarrollo. La mayoría de estas personas vienen
de El Salvador, Guatemala, Honduras o Nicaragua y buscan llegar a la frontera de
Estado Unidos de América; todas estas personas inician, en opinión de Amnistía
Internacional, uno de los viajes más peligrosos del mundo.8

Desde su llegada a México las y los migrantes enfrentas condiciones de abuso,


inseguridad y discriminación. Son presa fácil de las redes delincuenciales que los
secuestran, extorsionan, golpean brutalmente, violan y/o los venden a tratantes de
personas. También son víctimas de detenciones arbitrarias por parte de
funcionarias y funcionarios públicos. Muchos de ellos desaparecen sin dejar rastro,
otros son asesinados y abandonados en parajes lejanos. Las mujeres, los niños y
niñas son especialmente vulnerables, todo este grupo corre graves riesgos de ser
objeto de trata para prostitución, trabajo forzado y/o venta de órganos.

En opinión de algunas personas migrantes encuestadas:

 Los varones migrantes perciben como su mayor problema el desempleo,


seguido de la discriminación y la inseguridad.
 Las mujeres migrantes consideran que su problema más grave es la falta
de documentación legal y la discriminación.9

La discriminación es doblemente padecida por las mujeres, niñas y niños


migrantes, quienes sufren de acosos y malos tratos en situaciones de detención,
además son orillados al trabajo doméstico clandestino, prostitución, abusos
sexuales y agresiones físicas y sexuales en las operaciones de trata.

Es muy importante que se genere un cambio cultural en el que haya una


sensibilización sobre las condiciones en que viajan las personas migrantes y las
razones por las cuales una persona deja su país. La mayoría lleva muy pocos
recursos y miles viajan en trenes de carga hacia el norte del país, lo que pone en
peligro su integridad.

8 Amnistía Internacional. 2010; 48


9 Conapred: 2011; 96-97.
La violencia generada contra los migrantes está motivada por la discriminación,
pues aunque sus derechos humanos están reconocidos en los tratados
internacionales de los que México es parte, el ejercicio real de éstos se encuentra
limitado.

Refugiados

Los refugiados son considerados grupos discriminados porque el sólo hecho de


tener que huir de sus países y adentrarse en otro, muchas veces de forma
irregular, los hace poco visibles y susceptibles de abusos.

Es importante señalar que nadie elige convertirse en refugiado, pues en muchos


casos significa vivir en el exilio y depender de los demás para cubrir necesidades
básicas. Los refugiados huyen o dejan sus países debido a temores fundados de
ser perseguidos por motivos de raza, religión, pertenencia a determinado grupo
social u opiniones políticas.

En México, muchas personas perseguidas son llevadas a las estaciones


migratorias del Instituto Nacional de Migración, donde inician o continúan su
trámite ante las autoridades mexicanas de reconocimiento de calidad de
refugiados. Durante este tiempo, estas personas, se encuentran privadas de la
libertad, sin acceso efectivo a representación legal y a otros derechos, lo que
aumenta su situación de vulnerabilidad.

Para la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) el "aseguramiento" o detención de las y los solicitantes de
reconocimiento de refugiados es considerada una detención arbitraria. Por ello, no
debería practicarse la detención automática de solicitantes de la calidad de
refugiado que llegan "directamente" y de manera irregular a México, ni debería ser
indebidamente prolongada.

El incremento de controles migratorios a lo largo de las fronteras o en las vías de


comunicación en el interior del país, pueden significar un factor riesgo para las
personas refugiadas. El caso más grave es la deportación a sus países de origen,
pues se les coloca, de nueva cuenta, en riesgo de persecución.

Migración interna

Las personas que migran de un estado a otro del país también pueden
encontrarse en situación de discriminación y vulnerabilidad ya que muchas veces
la movilidad se da con base de engaños o con falsas promesas de un buen
trabajo.

La migración interna se ve reflejada principalmente en los y las jornaleras


agrícolas que migran según temporadas de cultivo a distintas partes del país. En
estos lugares enfrentan abusos laborales, poca paga, servicios de salud y vivienda
insuficientes; marginación, exclusión y violencia, exceso de presión familiar que se
traduce en abuso de sustancias y en muchos casos trabajo de niños, niñas y
jóvenes en condiciones insalubres, peligrosas, incluso de suma explotación.

Las personas jornaleras agrícolas incluso están todavía más marginadas que las
que desean llegar a los Estados Unidos ya que no tienen la mínima posibilidad ni
siquiera de pensar el viaje a este país por el alto costo que implica.

Usualmente el ser jornalero o jornalera genera un ciclo vicioso de discriminación y


marginación que se traduce en la falta de oportunidades para hijos e hijas que
usualmente tienen que dedicarse a lo mismo que sus padres y madres y varias
generaciones atrás.

6. Personas de la Diversidad Religiosa: Por religión.


La religión tiene una dimensión colectiva muy importante
al grado que suele ser un factor de identidad para una
comunidad, un pueblo, un país o una región.

La diversidad religiosa es entonces entendida como un riesgo para la identidad y


un factor que debilita a una comunidad.

Por ello, las personas que no siguen la religión mayoritaria están expuestas a ser
discriminadas y las ubica en una situación vulnerable por sus creencias y
prácticas, ya que son diferentes a las costumbres generalizadas.
En México, las religiones o Iglesias evangélicas10 son las que, en mayor medida,
sufren la discriminación. La Dirección General de Asuntos Religioso de la
Secretaría de Gobernación reporta que las manifestaciones de intolerancia
religiosa más frecuentes son:

Imposición de cooperaciones, trabajos y cargos para las festividades religiosas de


otra Iglesia distinta a la suya.

 Hostigamiento por tener creencias religiosas distintas a las de la mayoría.


 Oposición a la construcción de templos de otro credo.
 Suspensión de servicios públicos: agua, luz, panteón, educación.
 Retención de cheques del Programa Progresa11
 Expulsión de la comunidad.
 Daño a la propiedad y a la integridad física.

En el contexto urbano, la discriminación inicia cuando una persona o un grupo de


personas, a causa de sus creencias, se niega a participar o cooperar en las fiestas
tradicionales del pueblo y, generalmente, ligada a una creencia religiosa; desde
ese mismo momento, esa persona o colectivo queda excluida de la asamblea
comunitaria. Posteriormente, los actos de discriminación se empiezan a dar con la
expulsión de las y los niños de la escuela, los cortes de luz y agua y los
mencionados con anterioridad. En una gran cantidad de casos, los usos y
costumbres de las comunidades son el origen de estas actitudes discriminatorias y
son utilizadas como pretexto para eliminar cualquier disidencia política y religiosa.

En la ENADIS 2010, las personas que pertenecen a una religión minoritaria


manifestaron lo siguiente.

 3 de cada 10 personas que pertenecen a una minoría religiosa consideran


que su principal problema es el rechazo y la falta de aceptación, seguido de
burlas y la falta de respeto.
 Las minorías religiosas consideran que la gente de su colonia, la policía y
los medios de comunicación son los más intolerantes con su religión. 12

10 Iglesias: Cristiana, Testigos de Jehová, Presbiteriana, Mormona, etcétera, llamadas también


agrupaciones religiosas minoritarias o religiones distintas a la católica.
11 Cfr. Blancarte, Roberto: 2008; 49-51.
12 Conapred: 2011; 64 y 66.
7. Personas Adultas mayores, personas Jóvenes, adolecentes,
niñas y niños: Por edad o etárea.

La discriminación por motivos de edad abarca a las personas adultas mayores, a


las y los jóvenes y a niños y niñas.

Personas adultas mayores

La posibilidad de llevar a cabo una actividad o explotar al máximo las capacidades


varía con el tiempo. Las personas adultas mayores (PAM) llegan a ver disminuidas
sus facultades físicas y en ocasiones, también mentales, lo cual los deja en una
situación de desventaja con respecto a otras personas.

Con frecuencia, este colectivo es falsamente asociado con enfermedad,


ineficiencia, lentitud y poca productividad que, en conjunto, conducen a
estereotipos equivocados de decadencia. Esto las convierte en objeto de
abandono, maltrato, exclusión, vulnerabilidad y en víctimas de discriminación.

Una parte de este grupo sufre doble o triple discriminación cuando, además de ser
adultas mayores, son mujeres, indígenas o llegan a padecer alguna discapacidad;
situaciones que las expone en mayor grado, a la marginación, exclusión, rechazo
y hasta la violencia.

Las PAM también padecen discriminación al ser vistos, solamente, como sujetas
de medidas asistenciales, médicas y de protección social y no como personas que
pueden y deben participar en el desarrollo económico y social del país.
Este sector está en crecimiento, ya que la curva poblacional de juventud va en
decaimiento y la cantidad de personas adultas mayores está aumentando 4.16
veces más que el resto de la población, por lo que se calcula que para el 2050 los
adultos mayores representarán casi el 30 por ciento de la población.

La ENADIS 2010 arrojó los siguientes datos:

 6 de cada 10 personas mayores las sostiene un familiar u otra persona.


 3 de cada 10 personas consideran que los derechos de las personas
mayores no se respetan en nada.
 Las personas adultas mayores señalaron que su principal problema es el
laboral, seguido de problemas de salud y atención médica.
 90% de las personas entrevistadas señalaron que es difícil conseguir
trabajo.13

Jóvenes

La juventud tiende a cuestionar críticamente al mundo, busca comprenderlo desde


una perspectiva que es o puede ser distinta a la de las personas adultas. Sin
embargo, las y los jóvenes deben integrarse en ámbitos que les resultan ajenos,
tales como la actividad laboral o la participación política. Acceder a estos
espacios, frecuentemente significa renunciar a la propia individualidad sin que
haya una razón legítima de fondo.

Podemos decir, entonces, que las estructuras sociales existentes no


necesariamente responden (ni están siempre diseñadas para responder) a las
necesidades de integración y reconocimiento de la juventud. Tienden a ser menos
flexibles y suponen obstáculos al pensamiento de los jóvenes, lo cual los ha
llevado a una situación de marginación y rechazo, pues son vistos como un riesgo
o amenaza para el orden existente y para su legitimidad.

En la adolescencia y juventud, las y los jóvenes son víctimas del adultocentrismo 14


o adultismo que les impone un sólo modelo de vida, de vestimenta, de expresión,
comunicación y de identidad, en pocas palabras, se anula su autonomía y los
coloca en una situación de vulnerabilidad para aquellos y aquellas jóvenes que no

13Cfr. Conapred: 2011b.


14Dina Krauskropf (1998; 124), define el adultocentrismo como una relación asimétrica y tensional
de poder, entre jóvenes y adultos, que tiene como marco de actuación una visión patriarcal que
subordina a las y los jóvenes al orden y los valores del mundo adulto y que se trasmiten a la
juventud como un modelo acabado al que deben aspirar para cumplir su función en la sociedad
quieran o no puedan cumplir con los estándares o status quo impuestos por las
personas adultas.

La falta de oportunidades, aunada al rechazo y prejuicios que pesan sobre ellas y


ellos, no es otra cosa que la negación o limitación arbitraria de derechos con
graves consecuencias a nivel individual, social, político y económico. Como
reforzamiento de lo anterior, la ENADIS 2010, arrojó los siguientes datos:

 El principal problema que enfrentan las y los jóvenes es la falta de


oportunidades de empleo y la experiencia laboral.15
 5 de cada 10 personas justifican llamar a la policía cuando ven a un grupo
de jóvenes reunidos en la esquina.
 25% de las y los jóvenes entrevistados afirmó que, en general, no se
respetan sus derechos. De manera personal, la juventud percibe que no
tener dinero, la apariencia física, la edad y el sexo, son las causas
principales de discriminación.

También es posible afirmar que, aun cuando los espacios y las oportunidades para
incorporarse a la vida “adulta” son limitados y dejan fuera a un alto número de
jóvenes, no por ello deja de exigírseles su incorporación a los mismos. La
situación se agrava, cuando se les asocia con una serie de prejuicios que hacen
más compleja su integración. Se les ha estigmatizado como irresponsables, sin
ambiciones ni compromiso con su país o entorno y, más grave aún, se les
criminaliza.

Niñas y niños

La situación de vulnerabilidad que enfrenta la niñez en México está basada


fundamentalmente en dos razones:

La primera es que las niñas y niños forman parte de un grupo que, al estar en
proceso de formación y desarrollo, mantiene una relación de mayor dependencia
con otras personas, por ejemplo, para acceder a una alimentación adecuada, a
servicios médicos y educativos y en general a cualquiera de los derechos
reconocidos.

La segunda es que la violación de los derechos de la infancia es poco visible en


relación con otros grupos de la población. La violencia intrafamiliar, la necesidad

15 Cfr Conapred: 2001c.


de que niños y niñas contribuyan al ingreso económico de la familia, la falta de
conocimiento de sus propios derechos, etc. exponen a la niñez a la violación de
otros derechos que son para ellos y ellas difícilmente denunciables, lo que facilita
la repetición de las violaciones y aumenta la vulnerabilidad.

La situación de millones de niños y niñas se agrava cuando los padres y madres


viven en condiciones de marginación y pobreza, pues los niños adquieren
responsabilidades ajenas a ellos, renunciando a medios y recursos que son
imprescindibles para aumentar sus oportunidades futuras, como lo es la
educación.

Una buena parte de este grupo tiene reducido su espacio social a la esfera
familiar, es ahí mismo donde se les percibe como propiedad, se les invisibiliza,
condiciona el ejercicio de sus derechos y se justifica todo tipo de castigos como
medio para lograr una “buena” educación.

La ENADIS 2010 registró los siguientes datos:

 A pesar de que 3 de cada 4 personas considera injustificado golpear a un


niño, la gran mayoría (95%) cree que sí se les pega a las y los niños con
fines disciplinarias
 27% de las personas encuestadas afirmó que las y los niños deben tener
los derechos que sus padres o madres les quieran dar.16

La niñez es una etapa fundamental de aprendizaje que tiene efectos a largo plazo.
Lo que suceda en la infancia tendrá gran influencia en el resto de la vida y en la
vida de las comunidades. Por ello, las y los niños son particularmente importantes.
Un ambiente de desarrollo donde existe la igualdad de oportunidades, de acceso a
la educación, la salud y el esparcimiento, por mencionar algunas, es una condición
que disminuye la exclusión y la marginación social.

8. Personas con VIH: Por VIH o SIDA

16 Cfr. Conapred: 2011d


Las personas que son portadoras del Virus de la
Inmunodeficiencia Humana (VIH) o que están enfermas
del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) son
fuertemente discriminadas por el miedo al contagio y
porque cargan con una serie de prejuicios asociados a
su actividad sexual.

Lo que les causa una alta marginación que les impide desempeñarse plenamente
en el trabajo, tener acceso a los servicios de salud y vincularse libremente con
amigos y familiares.

La mayoría de las veces, la personas afectadas por la infección no tienen acceso


a los mecanismos de control y prevención de la enfermedad, o bien llegan a ser
obligados a tomar distancia de éstos a causa de un tratamiento diferenciado y
excluyente.

El estigma exacerbado por el miedo al contagio, produce una doble discriminación


en las personas con preferencias u orientaciones sexuales diferentes de la
heterosexual, así como para las trabajadoras y trabajadores sexuales comerciales,
pues se les atribuye falsamente la proliferación de la epidemia.

A pesar de las campañas informativas sobre la enfermedad, los prejuicios


normalizados provocan que sean objetivo sistemático de discriminación que
impide a las personas con VIH gozar de derechos fundamentales y los coloca en
una situación de desventaja con respecto al resto de la sociedad.

Esta exclusión las deja fuera de una fuente laboral, de la escuela, e incluso de su
propia familia. La estigmatización hacia estas personas también provoca
abandono, que unido a la negación de derechos, puede significar un mayor y más
rápido deterioro de su salud que termina con la muerte.

9. Personas trabajadoras del hogar


A lo largo de la historia y en diferentes partes del mundo,
el trabajo doméstico se ha considerado una actividad con
tintes de esclavitud moderna y como un trabajo social y
económicamente inferior al resto de los trabajos.

Los sueldos que reciben las personas trabajadoras del hogar son bajos, sin
prestaciones sociales y con poca o nula capacitación.

La gran mayoría de las trabajadoras/es del hogar no cuentan con un contrato


escrito y los acuerdos con los empleadores son de palabra, de esta manera,
quedan sujetas/os a que las condiciones laborales cambien de un día para otro y
de manera arbitraria (horario de trabajo, número de funciones a realizar, días de
descanso, vacaciones, etc.)

La mayoría de las personas que trabajan en el hogar no tienen seguridad social y,


por tanto, no pueden acceder a licencias de maternidad, a una pensión y/o al pago
de medicamentos o incapacidades.

En el caso de las y los trabajadores que habitan donde trabajan, no quedan claros
cuáles son sus horarios, sus espacios privados y sus funciones; además son
llamadas/os de manera despectiva y ofensiva.

Todas las personas que realizan trabajo del hogar remunerado, al igual que los
demás trabajos que se realizan en el país, deben tener reconocidos sus derechos
laborales como:

 Jornadas máximas de 8 horas.


 Prohibición del trabajo de las y los niños.
 Contrato de trabajo por escrito.
 Vacaciones y aguinaldo.
 Sueldo.
 Días de descanso (no menos de uno y medio a la semana)

La ENADIS 2010 registró los siguientes datos:


 25 personas de cada 100 justifican de alguna manera dar de comer los
alimentos sobrantes a las personas trabajadoras del hogar.
 Tres de cada diez personas consideran que no se respetan los derechos de
las personas trabajadoras del hogar.17

El principal problema que perciben las personas trabajadoras del hogar es el


exceso de trabajo y poco sueldo, seguido de conductas que las afectan en su
dignidad y derechos: maltrato, humillación y discriminación.

Por lo anterior, podemos decir que este sector de la sociedad, recibe un trato
desigual en el acceso a derechos y no se le reconoce como un trabajo digno,
importante y merecedor de respeto.

Como hemos advertido a lo largo de este curso, la discriminación divide a las


personas y a la sociedad; denigra la dignidad; pone obstáculos inmerecidos y
provoca profundos estragos en la vida de las personas; abre el espacio para
normalizar la exclusión y para que la desigualdad esté presente en todos los
ámbitos. Por lo tanto, el combate a la discriminación debe ser prioritario y tarea de
todos y todas. Comprometerse con la inclusión y la igualdad trae beneficios que
impactan a todas las personas y a todos los niveles; es un compromiso que
genera confianza, credibilidad y respeto; crea un clima de trabajo y de convivencia
pacífica y amable, lo que favorece la productividad y eficiencia de las personas.

17 Cfr. Conapred: 2011e.

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