Lo Que La Vida Me Robo s01 E073 Spa
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[M�sica]
Graciela: �Por qu� est�s
tan contentita, tan sonriente?
Carlota: Es que Alejandro
estuvo aqu�
y parece que Montserrat y �l
ya arreglaron sus diferencias.
Los hubieras visto.
Se ve�an tan contentos,
tan enamorados.
Graciela: �De qu� hablas?
No seas rid�cula,
si Alejandro le acaba
de firmar el divorcio, Carlota.
Carlota: Pues, s�,
me lo dijo Montserrat.
Graciela: �S�?
Carlota: Eso es lo que yo
todav�a no entiendo,
porque en lugar de estar tristes
los encontr� aqu�
m�s felices que nunca.
Comi�ndose a besos.
Es que qu� bonito es el amor.
Ezequiel: Licenciado.
Licenciado, pase.
Pase, por favor.
Siempre es un gusto y un honor
recibirlo en mi oficina.
Si�ntese, por favor,
si�ntese.
Pedro: Gracias.
Ezequiel: Bienvenido,
bienvenido.
Pedro: Gracias.
Ezequiel,
solamente vine a informarte
que a partir de ma�ana,
Joaqu�n Ar�chiga
comienza a trabajar
en los terrenos de Almonte.
Por lo tanto, necesito saber
si ya dispusiste
de hombres armados
para custodiar esas tierras.
Ezequiel: S�, por supuesto
que s�, licenciado.
No se preocupe.
Yo ya tengo a la gente
que se va a encargar
de que nadie se entrometa
en nuestros negocios,
tal y como usted me lo orden�.
Pedro: Bien, muy bien.
Oye, Ezequiel, �qu� te parece
si nos tomamos una copita o dos?
Dos o tres copitas.
Hay todav�a
muchos detalles que afinar.
Ezequiel: Ay, licenciado...
Es que yo justo acabo de hacer
planes para hoy en la noche,
pero...
Yo por usted lo cancelo todo,
licenciado.
Pedro: No, no, no.
No te preocupes.
Lo podemos dejar para ma�ana,
Ezequiel.
Ezequiel: No.
No, no, no, de ninguna manera,
licenciado, por favor.
Pedro: Ezequiel,
entiende una cosa.
En la vida no todo es trabajo,
tambi�n hay que divertirse,
disfrutar un poco la vida.
Ezequiel: Por eso, licenciado.
�Y qu� mejor
que poderlo disfrutar
con amigos como usted,
licenciado?
Y yo insisto,
vamos a tomarnos esa copa.
Es m�s, �qu� le parece
que yo invito?
En esta ocasi�n usted no paga.
�Nos vamos a la escondida?
�Quiere que llame
y que nos tengan listo
el privado?
Pedro: No, de verdad, Ezequiel.
Ve t� y as� aprovechas
para estar con esa bailarina
que tanto te gusta.
Ezequiel: No, licenciado, no.
�Sabe?
Yo ya segu� sus consejos
y yo ya entend� que
una mujer como Esmeralda
pues, a m� no me conviene.
Puedo tener algo mucho mejor.
Adem�s, yo me molest� mucho
con ella.
Pedro: Ah, caray, caray, caray.
�Y eso por qu�, Ezequiel?
Ezequiel: Imag�nese, licenciado,
que estaba yo con ella
y de repente me empieza
a hablar muy mal de usted.
Pues, yo eso no lo iba
a tolerar, licenciado.
Porque antes que ella,
antes que cualquier mujer,
para m� usted est�
en primer lugar, licenciado.
Pedro: �Y qu� fue
lo que te dijo de m�?
Ezequiel: Disc�lpeme,
licenciado,
pero yo prefiero no repetirlo
porque es muy desagradable.
Pero si yo le soy sincero,
licenciado.
A m� me preocupa much�simo
que ella est� hablando de m�s.
Se podr�a regar
el rumor en el pueblo.
Usted tiene una reputaci�n
que cuidar, licenciado.
Usted es el presidente municipal
de Agua Azul.
Pedro: Pues, s�.
Dimitrio: [Suspira]
Graciela: Beb�.
Me acaba de decir Manuela
que llegaste con todo y maletas,
mi amor, �qu� pas�?
Dimitrio: Dej� a Josefina.
Graciela: Pues, hiciste
muy bien.
No tiene caso que sigas
con esa cosa,
si finalmente no le ibas
a sacar ni un quinto.
Oye, �no sabes d�nde est�
tu hermana?
Me urge hablar con ella.
Dimitrio: No, no s�,
no la he visto.
Graciela: �Qu� se traer�
entre manos esta ni�a, eh?
Seg�n tu t�a Carlota,
Montserrat y Alejandro
est�n resolviendo sus problemas.
Y a m� me provoca
esta incertidumbre
un ataque de p�nico, angustia.
No saber qu� est� pasando.
Alejandro le acaba de firmar
el divorcio, mi amor,
y resulta que los dos
act�an como si estuvieran
m�s enamorados que nunca.
No entiendo nada.
Dimitrio: [R�e]
Graciela: �De qu� te r�es, eh?
Dimitrio: Ay, mami, es que
me da mucha risa
cuando te pones as�,
cuando pierdes el control.
Graciela: �S�?
Pues, no te d� risa, f�jate.
Estoy harta de depender
de mis hijos para--
Para resolver
mi situaci�n econ�mica.
Y te voy a decir una cosa,
Dimitrio.
Yo ya no me voy a exponer
a que las estupideces
de la princesita
lo echen todo a perder.
Y mucho menos voy a suplicar
por las limosnas
que me da Alejandro.
O de tu fen�mena, por ejemplo.
Ya lo pens� muy bien
y la mejor soluci�n
de todos mis problemas
es pelear por la mitad
de la herencia
de Benjam�n Almonte.
Eso.
Eso s�.
Dimitrio: Bien, bien, bien,
buen�sima idea.
�Me puedes decir
c�mo le vas a hacer
para enga�ar a Alejandro?
�Me puedes decir?
Digo, si quieres que yo
sea parte de esto,
me tienes que decir todo
lo que est�s escondiendo, todo.
Graciela: S�, pero no me grites.
Antes de casarme con tu padre...
Descubr� que estaba embarazada
y tuve un hijo, Dimitrio.
Un hijo de Benjam�n Almonte.
Dimitrio: �Hablas en serio?
Graciela: S�.
S�.
Dimitrio: Te--
�D�nde--D�nde est�?
�D�nde est� mi hermano?
Josefina: Se fue, Nadia.
Dimitrio se me fue de la casa.
Nadia: Pero �c�mo?
�Por qu�, qu� pas�?
[Timbre]
Josefina: Pues, yo,
que le di una salida
para que �l no siguiera
conmigo a la fuerza
y que la toma.
Adolfo: Buenas noches.
Nadia: No te esperaba, Adolfo.
�Qu� haces aqu�?
Adolfo: Nada,
quise pasar a saludarte.
Finita, �qu� tal?
Josefina: Hola, Adolfito.
Adolfo: �Est�s llorando?
Nadia: Adolfo, �por qu�
no regresas ma�ana mejor?
Adolfo: No.
No, no, no, de ninguna manera.
�Qu� pas�, Finita?
�Por qu� est�s llorando as�, eh?
Josefina: Ay, Adolfito.
T� sabes que Dimitrio
empac� todas sus cosas
y se me fue para siempre.
Adolfo: Ay, ese imb�cil.
Esc�chame, Finita,
no se merece una sola
de tus l�grimas.
�Me escuchas?
No llores, �eh?
[Timbre]
Rosario: Se�ora Montserrat.
Montserrat: Rosario, �c�mo est�?
Rosario: Muy bien, �y usted?
Montserrat: Muy bien,
muchas gracias.
�Alejandro est� en la casa?
Rosario: S�, en su rec�mara.
Lo voy a llamar.
Montserrat: No.
Mejor yo voy.
Con permiso.
Rosario: Ay.
[Llaman a la puerta]
Alejandro: Adelante.
Montserrat.
Mi amor, no te esperaba.
�Qu� haces aqu�?
Montserrat: Alejandro,
ya no me puedo esperar.
Quiero que adelantemos
nuestra noche de bodas.
[Llaman a la puerta]
Esmeralda: No, no, no, no.
Pedro: Creo que la �ltima vez
no fui lo suficientemente claro.
Es mi culpa y lo reconozco,
lo acepto.
Pero esta vez
te voy a callar la maldita boca
para siempre.
Graciela: [Llora]
Padre Anselmo: �D�nde est�
la criatura?
Graciela: Antes necesito
confesarme, padre.
Comet� un terrible pecado.
Padre Anselmo: �Qu� hiciste,
hijita?
Graciela: Solo voy a hablar
bajo secreto de confesi�n.
Padre Anselmo: Esc�chame bien.
Nada de lo que t� me digas
va a salir de estas
cuatro paredes.
Pero dime d�nde est�
la criatura.
Graciela: Muri�.
Padre Anselmo: Dios m�o.
Pero �c�mo que muri�?
�Qu� pas�?
Graciela: No sufri�, padre.
Ten�a a mi beb� aqu�,
en mis brazos y--
Y se qued� dormido.
Padre Anselmo: A ver, a ver,
a ver.
Me acabas de decir
que cometiste un grave pecado.
�Le diste la vida
a una criatura inocente
para despu�s arrebat�rsela
con tus propias manos?
Dime que estoy equivocado.
Graciela: Tengo que irme, padre.
Me est�n esperando.
Padre Anselmo: Pero �de qu�
est�s hecha, mujer?
Graciela: No puedo perder
m�s tiempo, padre.
Tengo que regresar a Agua Azul
para casarme con el almirante
Lauro Mendoza.
Padre Anselmo: Pero es que t�
no amas a ese hombre.
Graciela: Tampoco a Benjam�n
Almonte, padre.
Padre Anselmo: Sin embargo
le diste un hijo.
Graciela: No.
Le quit� un hijo.
Y es mejor que est� muerto,
porque as� ninguno de los dos
nos va a estorbar.
Su bendici�n, padre.
Buenas noches.
[Llaman a la puerta]
Dimitrio: Soy yo, mam�.
Graciela: Pasa.
Dimitrio: Quer�as 15 minutos,
ya pasaron.
�Qu� es eso?
Graciela: Esto es lo que nos va
ayudar a demostrar que eres
hijo de Benjam�n Almonte,
�me entiendes?
Pedro: En este momento
te puedo romper el cuello
tan f�cilmente.
Esmeralda: [Llora]
Pedro: Pero no lo voy a hacer.
Me quiero evitar la molestia
de tener que desaparecer
tu cuerpo.
Sin tener que dejar.
Y tampoco
quisiera seguir estropeando
tu maldita cara.
Esmeralda: [Gime]
Pedro: Dime una cosa.
�Qu� ser�a de ti sin tu belleza,
eh?
Esmeralda: Ay, ya.
Pedro: Nada.
Absolutamente nada.
Esmeralda: Ya.
Pedro: �Qu� pasa si te rompo
la maldita columna vertebral
para que nunca vuelvas a bailar?
Esmeralda: [Gime]
Pedro: Esc�chame bien, est�pida.
Si en algo valoras tu miserable
y perra vida...
Esmeralda: Por favor.
Pedro: Esta misma noche
te tienes que largar
de Agua Azul.
Esmeralda: S�.
Pedro: Quiero que te largues
muy lejos.
Lejos.
No te quiero volver a ver
por aqu� jam�s en la vida.
Y quiero que lo entiendas,
quiero que te largues
esta misma noche.
Esta misma noche.
Esmeralda: [Gime]
[Llora]
Dimitrio: Eso es de...
Graciela: S�.
Del beb� que se muri�
a las pocas semanas
de haber nacido.
Dimitrio: �Est� muerto?
Graciela: S�.
Y quiero que est�s seguro
que fue el �nico hijo
que le di a Benjam�n Almonte,
�me entiendes?
Dimitrio: M�s vale,
nada m�s faltaba
que hubieran tenido m�s hijos.
�Por qu� guardas eso, mam�?
Graciela: Para tener un recuerdo
de lo que un d�a
tuve que sacrificar
para casarme con tu padre.
Para eso.
Dimitrio: �Nunca sospech�
que estuviste embarazada
antes de que se casaran?
Graciela: Por supuesto que no.
Tu padre siempre crey�
que �l fue el �nico
hombre en mi vida.
Dimitrio: S�, hasta
cinco minutos antes de morir
que se enter� realmente
con qui�n se hab�a casado.
Qu� manera de morir, �no?
Graciela: No me faltes
el respeto.
No seas incoherente.
�Sabes una cosa?
Me da mucho gusto
que Alejandro se lo dijera
y m�s gusto me da saber
que Lauro muri� sabiendo
que era un imb�cil mediocre.
Eso es lo que m�s gusto me da--
Dimitrio: �Por qu� te casaste
con �l, mam�,
si lo odias tanto?
Graciela: Porque hace 30 a�os
tu padre era un--
Un hombre maduro,
guap�simo.
Adem�s, era el hombre m�s rico
en Agua Azul.
De hecho ten�a m�s dinero
que Benjam�n Almonte
en aquel entonces.
Dimitrio: S�, dinero
que te acabaste todo.
Graciela: No, no, no,
momentito, �eh?
Te recuerdo que los �ltimos a�os
t� me ayudaste bastante,
Dimitrio.
Dimitrio: Bueno, �y qu� quieres,
que le lleve eso a Alejandro
para que haga unos an�lisis?
Graciela: No seas tonto.
Es mucho mejor que �l
venga a la casa.
Y necesito que me escuches
con mucha atenci�n, Dimitrio.
Porque de esto depende
que Alejandro quede
completamente convencido
que ustedes dos
son medios hermanos, �eh?
�Entiendes,
beb�?
Esmeralda: [Gime]
[Celular]
Refugio: �Qu� quieres?
Esmeralda: Refugio.
Estoy metida en un problema
muy serio.
Refugio: No entiendo para qu�
me hablas a m�
si ya tienes a tu novio,
el polic�a, para que resuelva
todas tus broncas.
Ll�male a �l
y a m� ya d�jame en paz.
�Y sabes qu�, Esmeralda?
Fue un error enamorarme
de una mujer como t�.
Esmeralda: No, no.
No, Refugio.
No, Refugio.
[Gime]
Jos� Luis: �Qu� est� pasando
ahora contigo, Refugio?
Refugio: Nada.
No te preocupes.
�C�mo te sientes?
Ya te veo mucho mejor.
Jos� Luis: S�.
S�, parece que--
Ay.
Que los nuevos medicamentos
me est�n ayudando.
A ver, cu�ntame,
�por qu� le hablas as�
a Esmeralda?
Refugio: Jos� Luis,
me invit� a comer a su casa
y yo quise llegar una hora antes
a su casa, �eh?
Para ayudarla a cocinar, �no?
Rom�ntico.
Y la vi con el polic�a ese,
el tal Basurto.
Se estaba despidiendo de �l
en la puerta de su casa
con un beso.
Jos� Luis: �Y ella
qu� explicaci�n te dio?
Refugio: Ninguna.
Adem�s, no me interesa escuchar
lo que ella tenga que decir.
Jos� Luis: Haces mal, Refugio.
Haces muy mal.
�Y Ang�lica?
Refugio: Cuando vio que
estaba m�s tranquilo
se fue para su casa.
Estaba muy cansada.
Jos� Luis: S�.
S�, me imagino.
Est� muy mal
y todav�a yo la hice
pasar por todo esto.
Refugio: S�, es que a m�
la verdad no me gust�
que otra vez se desmayara.
Tambi�n trat� de convencerla
de que la viera un doctor,
pero ella no quiso.
Jos� Luis: Se va a morir,
compadre.
Se va a morir y no puedo hacer
nada para evitarlo.
Refugio: Bueno,
no pienses en eso.
Jos� Luis: �Y Montserrat?
�No ha venido?
Refugio: Yo no la he visto.
Jos� Luis: Seguramente su marido
se lo prohibi�.
Refugio: Pues, s�, s�, �y?
Jos� Luis: Alejandro
no la quiere, Refugio.
No la ama.
Te juro que si no estuviera
Ang�lica, me la robar�a.
Refugio: �Para qu� quieres
junto a ti una mujer
que no te ama?
Jos� Luis: A ver, a ver, a ver,
no me acuerdo muy bien
porque ten�a mucha fiebre
la �ltima vez que Montserrat
vino a verme,
pero ella--ella estaba aqu�.
Estaba aqu� sentada,
sosteniendo mi mano.
Me dijo que nunca
dej� de amarme.
Refugio: [R�e]
Jos� Luis, seguramente estabas
delirando o so�ando.
Jos� Luis: No fue un delirio.
No.
No fue un delirio.
Montserrat me sigue amando.
Rosario: �Mar�a!
No se te ocurra abrir
esta puerta.
Mar�a: �Por qu�?
Rosario: Porque mi hijo est�...
Est� ocupado.
Montserrat vino a verlo.
Mar�a: �Por qu� est�n
encerrados?
Rosario: Mar�a,
�no te lo imaginas?
�Qu� esperas?
Vete de aqu�, ya d�jalos en paz.
Graciela: Carlota, �qu� haces
as� vestida? �Ad�nde vas?
Carlota: Me invitaron a cenar.
�Alg�n problema?
Graciela: No. Te ves tan rara.
[Timbre]
Carlota: Ya llegaron por m�.
Hola.
Ezequiel: Carlota,
qu� barbaridad.
Me has dejado sin aliento.
Est�s m�s bella que nunca.
Carlota: Ay.
Favor que me haces.
Ezequiel: Bueno, si me permites,
te traje un peque�o obsequio,
algo que creo te va a hacer
lucir m�s bella todav�a
esta noche.
Carlota: Ay, no,
esto es demasiado, Ezequiel.
Yo no puedo aceptarlo.
Ezequiel: Carlota, por favor,
me har�as el hombre m�s feliz
si tu aceptas ese humilde
regalo.
�Me permites?
Graciela: Eso es una imitaci�n,
seguramente.
Una muy mala imitaci�n.
Ezequiel: Buenas noches,
se�ora Mendoza.
Y no, no es una imitaci�n.
En el estuche viene
un certificado de autenticidad.
Graciela: Ay, disc�lpeme, se�or
Basurto, pero yo no entiendo
que usted siendo un empleaducho
con un sueldo como el que recibe
tenga dinero para comprar
una joya as�. No.
Ezequiel: Yo tengo otros
negocios, se�ora, inversiones
con el licenciado Medina
que me est�n redituando
muy buenos ingresos.
Carlota: Nunca antes me hab�an
regalado algo tan bonito.
Muchas gracias, Ezequiel.
Ezequiel: Eso y m�s se merece
una mujer tan hermosa como t�,
Carlota.
�Nos vamos? No quiero perder la
reservaci�n en el restaurante.
Graciela: Qu� bueno que tiene
dinero, se�or Basurto, porque
llevar a cenar a mi cu�ada
no sale nada barato que digamos.
No crea que se va a conformar
con una simple ensaladita
y va a quedar satisfecha, no.
Ella come, y come mucho.
Ezequiel: No se preocupe,
se�ora Mendoza.
A m� tambi�n me encanta comer.
Con su permiso.
Graciela: Pase.
Ezequiel: Est�s bien as�.
Jos� Luis: �En qu� tanto
piensas?
Refugio: En lo que me dijo
Esmeralda cuando me llam�.
Que ten�a un problema muy serio
y...
Estaba llorando.
Jos� Luis: Refugio, �y ni a�n
as� quisiste hablar con ella?
Refugio: Pues es que--
Jos� Luis: Refugio, no,
tienes que hacerlo.
Por favor, tienes que hacerlo.
Ve a ver qu� le pasa.
Si ella te llam�, es por algo,
Refugio. No permitas que
un malentendido se quede
sin aclarar.
Por favor, te lo digo yo.
Te lo digo por experiencia.
Mira, deja que ella te explique
lo que viste, �s�?
Ustedes se aman,
nacieron el uno para el otro.
No seas tonto, no te rindas.
Refugio: S�, tienes raz�n.
Voy a buscarla.
Jos� Luis: En ese momento,
mi amor, en ese momento no--
No exist�a nada, solamente
t� y yo est�bamos ah� y todo
era amor,
besos, caricias,
y tus ojitos, tus ojitos azules
mir�ndome despu�s de hacer
el amor.
Montserrat: Shh...
�Qu�?
�En qu� tanto piensas, amor?
Alejandro: No, en nada. En nada.
Montserrat: Te quedaste
muy serio,
como si algo te molestara.
Alejandro: Vas a tener que
tenerme un poco de paciencia.
Hay cosas que nunca voy a poder
olvidar y que todav�a no s�
c�mo manejar.
Montserrat: No me gusta
que me mires as�.
Tus ojos se llenan de celos,
de dudas.
Alejandro: Es sobre
lo que escuch� cuando estabas
en el hospital con Jos� Luis.
Los dos estaban recordando
un momento muy especial
que vivieron juntos
y no me deja en paz.
Montserrat: Alejandro,
mi amor, si t� quieres saber
algo, �por qu� no me
lo preguntas?
Alejandro: �Fue antes o despu�s?
Montserrat: Antes,
mucho antes.
Jos� Luis era mi novio
y yo estaba enamorada de �l.
Alejandro: Montserrat,
necesito que me jures que
nunca pas� nada entre ustedes
mientras est�bamos casados.
Montserrat: Mi amor,
te lo juro, te lo he jurado
muchas veces.
Alejandro: J�ramelo otra vez.
Montserrat: Te lo juro, mi amor.
Pero de nada sirve
si t� no conf�as en m�.
Alejandro: Es que me pongo
a pensar en cu�ntas veces
en la hacienda �l te dijo
que te amaba y cu�ntas m�s
trat� de besarte, acariciarte,
hacerte el amor.
Me llena de rabia.
Te juro que me llena de rabia.
Montserrat: Mi amor.
Nunca pas� nada.
Alejandro: �Ni siquiera un beso?
�Te besabas con �l
siendo mi esposa?
Montserrat: �Y t�, Alejandro,
cu�ntas veces siendo mi marido
te besaste con Mar�a?
Y no solo eso. La llevaste
a tu hacienda como tu se�ora,
la metiste en mi rec�mara,
dorm�as con ella en la misma
cama en la que dorm�as conmigo.
�Y qu�? �Como eres hombre
te da derecho a hacerlo?
No.
Disc�lpame, las cosas
ya no son as�.
Alejandro: �Qu� haces?
Montserrat: Me voy,
esto es un error.
Alejandro: Espera, espera,
Montserrat. No te vayas as�.
Montserrat: Es que es mentira
que podamos empezar de cero.
Yo puedo perdonar, puedo
olvidar, pero t� nunca vas
a poder hacerlo.
Alejandro: Perd�name. Perd�name,
por favor, enti�ndeme.
Todav�a no s� c�mo dominar
mis celos, pero voy a aprender
a hacerlo, mi vida,
te lo prometo.
Montserrat: Necesito
que me creas, Alejandro,
que creas en m�.
Alejandro: Claro que te creo.
Te creo.
Nunca pas� nada entre Mar�a
y yo.
No te voy a mentir. Lo intent�
por estupidez, por querer
pagarte con la misma moneda,
pero nunca pude ni siquiera
tocarla. Era tu piel
la que yo necesitaba acariciar.
Eran tus labios los que anhelaba
volver a besar.
Era tu cuerpo el que deseaba
junto al m�o todas las noches,
mi amor.
Montserrat: Alejandro.
Alejandro: Te suplico que por
favor t� tambi�n creas en m�.
Montserrat: Yo s� te creo.
Por supuesto que te creo.
Ezequiel: La verdad, Carlota,
todav�a no entiendo c�mo
una mujer tan hermosa como t�,
de buena familia, con apellido
de mucho prestigio en Aguazul,
nunca se cas�.
Que con esa sonrisa y esos ojos
pretendientes no debieron
de haberte faltado.
Carlota: Lo que pasa es que dej�
pasar la vida, Ezequiel.
Primero cuidando a mi madre
en sus �ltimos a�os, luego
a Lauro y a mis sobrinos, hasta
que un d�a mir� hacia atr�s
y el tiempo se fue volando.
Entonces me di cuenta que
ya era demasiado tarde para m�.
Ezequiel: No.
Est�s muy equivocada.
Nunca es demasiado tarde.
T� todav�a eres joven
y adem�s, hermos�sima.
Carlota: �Te confieso una cosa?
A m� tambi�n me intriga que t�
tampoco te hayas casado nunca.
Es muy dif�cil encontrar
un hombre maduro
que siga siendo soltero.
Ezequiel: �Sabes qu� es lo que
pasa? Que aunque yo no crec�
rodeado de privilegios como t�
siempre he tenido ambiciones.
Siempre he querido ser alguien,
as� que me dediqu� a trabajar
muy duro para construirme
un futuro, y dej� a un lado
mi vida personal.
Carlota: �Y por qu� decidiste
ser polic�a?
Ezequiel: Para ayudar a los
dem�s, para impedir injusticias,
para salvar vidas
y meter a los delincuentes
tras las rejas. Es la verdad.
Carlota: Qu� bonito.
Ezequiel: [R�e]
Carlota: No cualquiera pone
en constante riesgo su vida
por ayudar a los dem�s.
Es admirable lo que haces,
Ezequiel.
Ezequiel: �Sabes una cosa?
Yo empec� desde abajo y fui
un simple oficial. Poco a poco
he ido ascendiendo gracias
a mi trabajo, a mi esfuerzo,
a mi dedicaci�n.
Ahora soy el jefe de la polic�a
de Aguazul, pero no creas que
yo me voy a conformar con eso.
No, yo quiero seguir creciendo.
Mi sue�o es hacer carrera
pol�tica.
Voy a ser el presidente
municipal.
Carlota: Estoy segura
de que puedes lograrlo.
Ya hablas como todo un pol�tico.
[R�e]
Ezequiel: S�, pero �de qu�
me sirve lograr todo lo que
me he propuesto en la vida
si yo no tengo a nadie a mi lado
con quien compartirlo?
�S� me entiendes?
Yo ya no quiero estar solo,
Carlota.
Yo no puedo seguir as�,
viendo pasar el tiempo y la vida
cuando lo m�s importante para m�
es tener una compa�era
y formar una familia.
Adolfo: No seas mala onda,
Nadia. Por favor, pr�stame
ese dinero, lo necesito.
Es en serio.
Ey, ey. Te prometo que te
lo pago en un par de meses,
por favor.
Nadia: Adolfo, no, no insistas.
No te voy a prestar nada.
Todav�a sigo esperando que me
regreses el dinero que te prest�
hace tres a�os.
Adolfo: �Cu�l dinero?
Nadia: �C�mo que cu�l?
Adolfo: �De qu� me hablas?
Pedro: [Carraspea]
Nadia: �De d�nde vienes?
Pedro: �Desde cu�ndo tengo
que darte explicaciones a ti?
Nadia: Me voy a acostar.
Buenas noches.
Adolfo: [R�e]
Mujeres, �verdad?
Cu�ado, oye.
Es que me da mucha pena, pero
necesito pedirte un pr�stamo
leve.
Pedro: �Un pr�stamo leve?
Ay, Fofito. Pero por supuesto
que no pienso soltarte
ni un solo peso.
Adolfo: De verdad, ando muy
corto de lana. Eres mi cu�ado,
mi familia. �chame la mano.
Pedro: Mira, Fofito. No puedo
prestarte dinero, pero lo que
s� puedo hacer es ofrecerte
trabajo.
Adolfo: No. No, cuidado, para
nada. Yo no quiero un puesto
de bur�crata en la presidencia
municipal.
Imag�nate, yo encerrarme
en una oficina por dos pesos.
No es lo m�o. No seas as�.
Pedro: Tengo otros negocios.
Si te gusta el dinero f�cil,
conmigo puedes ganar
lo que se te pegue la gana.
Adolfo: Eso ya suena mejor,
cu�adito.
Pedro: S�, Fofito.
Adolfo: �De qu� negocio estamos
hablando?
Pedro: Bueno, primero necesito
ponerte a prueba y, segundo,
saber si puedo confiar en ti.
Adolfo: Hasta la duda ofende.
T� nada m�s dime de qu� se
trata. Si de verdad hay mucho
dinero de por medio, yo soy
la persona que necesitas.
Pedro: Bueno, b�scame ma�ana en
la oficina y seguimos hablando.
Oye, dime una cosa, Fofito.
T� eres muy amigo de Dimitrio
Mendoza, �no es as�?
Adolfo: M�s o menos,
ya �ltimamente no nos llevamos
tanto, �por qu�?
Pedro: Yo necesito muchachos
como ustedes y yo s� que a �l
tambi�n le gusta el dinero
f�cil.
Adolfo: No, no.
Ahora s� olv�date de Dimitrio.
�l ya tiene resueltas
todas sus broncas.
Pedro: No me digas que Josefina
Valverde cometi� la estupidez
de permitir que su maridito
le maneje toda su fortuna.
Adolfo: No, para nada.
Pedro: �Seguro?
Adolfo: S�. Mira, cu�ado, te voy
a contar algo porque entre
nosotros que somos familia
no debe haber secretos.
Pedro: De acuerdo.
Adolfo: Eso. Resulta que do�a
Graciela fue la amante de don
Benjam�n Almonte por muchos
a�os.
Dimitrio no es en realidad hijo
del Almirante Mendoza
sino del otro.
Pedro: �Ah, s�?
Adolfo: Y ahora que Dimitrio
sabe que es medio hermano
de Alejandro est� decidido
a pelear tambi�n por la mitad
de toda la fortuna.
[M�sica]
[Silbidos]
[Aplausos]
Zulema: Hola.
Refugio: �C�mo est�s?
Zulema: �Qu� haces aqu�?
Refugio: Necesito hablar
con Esmeralda. �Falta mucho
para que salga a bailar?
�O todav�a la puedo alcanzar
en el camerino?
Zulema: Esmeralda ya no trabaja
aqu�, Refugio.
Refugio: �C�mo?
Zulema: Pues renunci� hoy en la
ma�ana. Pens� que ya te hab�a
dicho.
Refugio: No, no.
No me ha dicho nada.
�Y t� sabes por qu� renunci�?
Zulema: No te hagas, Refugio,
bien que sabes.
Esmeralda dej� esta chamba
por ti, porque te ama, porque
sabe que su relaci�n no va
a funcionar mientras ella siga
bailando aqu� todas las noches.
Dej� todo esto
para volver contigo.
Carlota: Muchas gracias
por esta invitaci�n, Ezequiel.
La cena estuvo deliciosa,
pero m�s la compa��a.
Ezequiel: Lo mismo digo yo,
Carlota.
Se�or Almonte.
Alejandro: Basurto.
Ezequiel: �Te puedo llamar
ma�ana?
Carlota: S�, por supuesto.
Voy a estar pegada al tel�fono
esperando la llamada.
Ezequiel: Buenas noches.
Carlota: Adi�s.
Ezequiel: Con permiso.
Se�ora.
Alejandro: Nos vemos ma�ana,
mi amor.
Montserrat: S�.
Alejandro: Dale un beso
de mi parte a mi hijo.
Montserrat: Buenas noches.
Alejandro: Do�a Carlota,
buenas noches.
Carlota: Adi�s, Alejandro.
�C�mo te fue, hijita?
Montserrat: �A ti, T�a,
c�mo te fue? Cu�ntame.
Carlota: Tengo tanto que contar.
Montserrat: Quiero detalles
de todo en este momento.
Refugio: [Llama a la puerta]
Esmeralda.
[Llama a la puerta]
�Esmeralda!
�Esmeralda, soy yo, Refugio!
Esmeralda.
Dios m�o, �qu� pas� aqu�?
Esmeralda.
�Esmeralda!
�Esmeralda!
Esmeralda: Hola, ahorita no te
puedo atender. D�jame mensaje
y te regreso la llamada.
Refugio: Esmeralda, soy yo,
Refugio. �Qu� pas� aqu�?
�Est�s bien?
No me voy a mover de tu casa
hasta que regreses.
Mar�a: Qu� bueno que regresaste
a tiempo.
Quer�a despedirme de ti.
Alejandro: �Te vas a ir?
Mar�a: S�, Alejandro.
Prefiero irme
antes de que tu mujer o t�
me echen de esta casa.
Alejandro: T� sabes
que es lo mejor, Mar�a.
Mar�a: [Solloza] Me duele tanto
que nunca hayas podido amarme.
Alejandro: �Necesitas dinero?
Mar�a: No.
Adonde voy no necesito nada.
Alejandro: Si quieres,
puedes regresar a la hacienda.
No tengo problema si decides
vivir ah� por un tiempo.
Yo pienso quedarme en Aguazul
todav�a un par de semanas m�s.
Mar�a: Extra�o tanto el campo,
andar descalza sobre la hierba
h�meda.
T� y yo.
T� y yo corriendo como ni�os
y mi pap� detr�s de nosotros.
�T� crees que
vuelva a ver a mi pap�?
�Y a mi mam�?
Alejandro: �De qu� hablas?
Mar�a: Hace tanto que no la veo.
�Ser� cierto eso, Alejandro?
�Ser� cierto que hay una luz
y tu familia te est� esperando?
Alejandro: �Qu�?
Mar�a: Es mentira.
Es mentira.
No hay luz.
Todo es oscuridad.
No veo nada.
Alejandro: �Qu� hiciste, Mar�a?
�Qu� hiciste?
No, �Mar�a!
Mar�a, �qu� hiciste?
[M�sica]