Tao

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El antiguo taoísmo chino enseñaba que en el cielo hay un Dios del que depende la tierra,

que premia a los buenos y castiga a los malos. Este Dios poseía conciencia humana y era
como el rey Wen, que toleraba a su alrededor a los santos elegidos. podía ponerse furioso
y castigar cuando los hombres eran malos, pero cuando sus sacerdotes y sustitutos, se
limpiaba y se acercaban a El, de forma correcta, (a través de sacrificios), al final siempre
les perdonaba y se compadecía de ellos. Tomaba como padre el cielo y aceptaba como
madre a la tierra, sin que los pensamientos monoteísta afectaran esta concepción; habían
un montón de viejos espíritus de la naturaleza que dependían del cielo, pero con sus
propias ocupaciones; como si fueran los súbditos del rey. Esta forma de religión tomó
lugar bajo el ímpetu de horribles acontecimientos que nada tenía que ver con un Dios del
cielo. Los pobres eran martirizados aun siendo hombres inocentes. La filosofía china
comienza con Lao Tse por apartar radicalmente el antropomorfismo de la religión. El
cielo y la tierra no poseen ningún sentimiento humano de amor; los entes que hay sobre la
tierra son como perros de paja destinados al sacrificio. Antes de perros de paja fueran
sacrificados en las fiestas eran metidos en un cofre y cubiertos con ricas telas bordadas.
El sacerdote oficiante se acercaba para llevarlos al altar donde eran ofrecidos y a
continuación los arrojaba de forma que los traunseantes pudieran pegarles en la cabeza y
espalda, luego los despuntadores los recogían para quemarlos. Así se comporta la
naturaleza con todos los seres vivientes. Mientras están en auge encuentran la mesa de la
vida puesta y todo preparado para que lo utilicen. Pero cuando les llega la hora de ser
tirados y pisados, el flujo de la vida pasa por delante sin prestarles atención. Lao Tse
también estaba libre de cualquier escepticismo o pesimismo. No era un repentino
luchador de la religión popular sino que en su lugar traía algo que lo sustituía, algo más
alto y que llevaba más lejos, pues reconocía en la vieja sabiduría del libro de las
Transformaciones, que el ser del mundo no era de bendiciones estática o mecánica.
Conceptuaba a la tierra en continuo cambio y transformación. Para él todo lo que existe
está destinado a la muerte, porque nacimiento y muerte son opuestos, mas siempre van
unidos, y aunque todo lo que transcurre se va, esto no es motivo para decir "todo es en
vano", porque en el mismo libro de las Transformaciones se enseña que cualquier
transformación se efectúa por normas fijas. El libro de las transformaciones indica que el
mundo se apoya en los pares de opuestos: el Creador y lo creador, el uno y el dos, la luz y
la oscuridad, lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo femenino; son aspectos de la
fuerza de los dos polos que que traen los cambios y las transformaciones. Estas fuerzas
no pueden ser tomadas por el principio, porque la visión del Libro de las
Transformaciones está lejos de cualquier dualidad, estas fuerzas están en cambio
continuo. El uno se divide y se vuelve dos. El dos se une y se convierte en uno. El
creador y lo creado se unen y constituyen el mundo. Así pues, dice Lao Tse, el uno
produjo al dos, el dos produjo al tres y el tres produjo todas las cosas. En el libro de las
Transformaciones se expone que existe la línea no dividida del Creador y la línea
dividida de lo creado. Pero Lao Tse también vio en el libro de las Transformaciones que
estos cambios, no son una casualidad. en estelibro se habla de una triple transformación.
El cambio cíclico, como por ejemplo las estaciones del año. De un estado se pasa a otro,
más en el transcurso de este cambio entra otra vez el primer estado. Así al invierno le
sigue la primavera; el verano, el otoño, y se vuelve a comenzar el invierno, con el cuál
queda cerrado el circulo de la transformación. Estos cambios son las transformaciones
cósmicas. El adentrarse y el retroceder del sol en el transcurso del día y del año. El crecer
y el menguar de la forma, primavera otoño, nacimiento y muerte.
El segundo tipo de transformación es la constante evolución. Un estado conduce a otro,
pero no se regresa al estado primario sino que el desarrollo continúa con el tiempo.
Así son los días del hombre. Aunque sumergidos en los ciclos del cambio de las
estaciones, no son iguales. La tercera, es la norma no cambiante que se forma en estas
transformaciones. Esta norma dicta que cualquier movimiento de una forma concreta
manifiesta:
Cuando se contempla el fenómeno entre tierra y cielo, éste aparece sobre los hombres de
forma aplastante, con su grandeza y su fuerza, y en su desconcertante verdad y
multiplicidad; dicta el principio de la creación activa, que en su tiempo era energía.
Cuando esta energía se pone en acción, sucede todo fácil y sutilmente, de tal forma que
era fácil de abarcar, y lo fácil y simple surge lo difícil y complicado. Lo concebido es el
principio del movimiento limitado. Cuando reacciona al estimulo del Creador, cualquier
transformación limitada es simple y progresiva, de modo que se la puede reconocer sin
lugar a error. Sólo en un largo periodo se aumentan esta transformación simple, hasta las
múltiples impresiones. Por eso en todo puede distinguirse la semilla. Así pues, cuando se
quiere por igual a todas las semilla. Así pues, cuando se quiere por igual a todas las obras
de la naturaleza, hay que ascender desde lo fácil y simple, hasta lo difícil y diverso;
porque todas estas normas no tratan de una necesidad impuesta por el exterior, sino de
una inminente animación orgánica que actúa por sí misma en libertad, y que se rige por
las normas propias de la inteligencia. El fondo de todas estas transformaciones es el gran
polo (Tai Gi) la unidad de todos los sucesos y los presentes. La forma de las
transformaciones van por un camino seguro lleno del sentido (Tao), el camino del cielo
(Tier Tao), el camino de los hombres en la tierra (Jen Tao). Y este es el trasfondo del
libro de las Transformaciones, la relación común y la armonía que existe entre
macrocosmos y microcosmos, entre los dibujos del cielo, y los pensamientos culturales
de los santos en su evolución. También observamos en el Libro de las Transformaciones
el fondo astronómico y astrológico que era único en la religión china; que se vislumbraba
en la concepción del camino del cielo, y el camino del hombre. Estas ideas son más
extensas en la filosofía de Confucio, pero Lao Tse tenía su propia concepción sobre ellas,
tenía su propia experiencia, aunque sólo haya dejado unos pocos aforismos. estos
aforismos contienen un riguroso sistema que es comprendido por todo aquel que observa
la relación.
Después Lao Tse busca un principio base para su visión del mundo. El Confucianismo
solo llega hasta el cielo. El cielo era de alguna manera algo imaginario, era conceptuado
como un Dios más puro y supremo que el Dios de la religión popular. Shang-Ti tenía
tendencia antropomórficas, pero Confucio en los momentos más tensos hablaba de forma
que claramente se advertía sus tendencias religiosas con respecto al cielo y que según la
tradición cultural se puede rezar cuando se atraviesa una crisis interna. Para LaoTse en
cambio, el cielo no era lo supremo, porque lo supremo para él estaba por encima de algo,
no era algo al lado o por encima de algo, no era tampoco nada. Simplemente era algo que
no podía ser alcanzado por las formas de pensamiento humanas. Para ese algo
naturalmente no existía nombre, puesto que los nombres derivan de las experiencias, y
esto es lo que hace posible las experiencias. Sólo al final y por necesidad fue descrito
como Tao por no haber palabra que lo expresara, y también lo llamaron Grande. Así
utilizó un término ya existente y lo transformó. El Tao del cielo, y el Tao del hombre ya
que eran conocidos desde la antigüedad pero no así el Tao absoluto. Tao significa
camino, pero en el sentido de Lao Tse no puede ser traducido como camino o sendero. En
chino existen dos palabras para camino, una de ellas es Lu, escrita por la combinación de
los símbolos "pie" y "cada", que es aquello que cada pie holla en el camino que se forma
por el hecho de ser andado. Este término, transmitido al "sentido", podría ser utilizado
para el moderno concepto de la ley natural. que también es concebida como existente, y
los acontecimientos en esta dirección inducen a la costumbre. La otra palabra para
camino es Tao, escrita por combinación de los símbolos "cabeza" y "andar", de ahí nace
la diferencia principal entre estas, y la palabra "Lu" que significa el camino que conduce
a una meta, la dirección. Al mismo tiempo significa también "hablar" y "guiar".
El ecuador ha sido llamado desde la antigüedad "ruta" y la ecléctica, "la ruta amarilla".
Estos caminos no son casuales . Tienen un sentido de algo ajeno: el hombre de la tierra,
la tierra del cielo, y el cielo del Tao.
Cuando Lao Tse habla del Tao, cuida de alejar todo aquello que pueda dar una idea de
algo concreto. Lo sitúa en un plano que es completamente distinto a todo aquello que
pertenece al mundo. Lo que era antes que el cielo y que la tierra, no es posible decir de
donde proviene. Era antes que Dios, descansa en si mismo y es constante. Es el principio
del cielo y la tierra, de lo límite y lo temporal. Es la madre de la creación, y también es
denominado el antepasado de todos los seres. En un antiguo proverbio es comparado con
el alma del valle vacío, con la madre misteriosa que cual una corriente nunca deja de fluir
siempre constante, y es la raíz del cielo del Tao, y la tierra.
Estas conceptuación viene de un viejo ensalmo para el conjuro del espíritu, del signo de
Kan. Este signo es el octavo signo primitivo del libro de las Transformaciones. Significa
la luna y el agua celestial fluyendo entre los acantilados. Es la misteriosa oscuridad, lo
peligroso, lo imaginario, lo inescrutable, lo supremo, la sabiduría, lo inagotable;
antiguamente era imaginado como femenino. Durante el segundo milenio empezó a ser
imaginado como masculino. Está en el norte, o en el Oeste. Siempre en la parte oscura
del siglo. Su signo en los astros es el guerrero oscuro, una misteriosa mezcla entre
culebras y ranas. En la antigüedad ere sin lugar a dudas la magia negra la que envolvía
este signo. En "Lia Dsi" es citado el proverbio como si fuera de "Huang Ti". Seguramente
Lao Tse acudía a este proverbio como cita de Tao Te King. Para Lao Tse habían en estos
proverbios citas que estaban de acuerdo con su forma de pensar respecto al Tao, por lo
tanto él lo hizo similar. Aun así, lo comparaba con el agua que es poderosa por
mantenerse abajo, y en lugares que eran aborrecidos por los demás: la encuentra en el
valle, en el mar, en las profundas corrientes de los ríos. Es similar al Tao donde todo se
mantiene abajo y donde toda agua fluyente es bien conservada, sin llenarse o
desbordarse. Así también el Tao esta vacío y nunca se llena. Aunque al tao la existencia
le fuera negada, no significaría nada, porque de nada no puede salir nada. El Tao no es
temporal ni limitado, intentando observarlo no se ve, no se oye y no se siente nada, es
porque en el Tao algo comprende la diversidad de sentidos: formas y dibujos, pero sin
forma ni manera. En el Tao no se diferencia la cabeza o la espalda, a menudo parece que
estuviera ahí, pero luego se retira al no ser. Por lo tanto esta más allá del ser o del no ser.
No es nada verdadero pues de ser así, sería una cosa más, pero tampoco es tan irreal que
las cosas verdaderas puedan adelantarse, por tanto ninguna descripción del Tao puede ser
hecha. Cualquier definición concreta es falsa, porque el Tao va más allá de lo definible y
por eso Lao Tse se esfuerza en no limitar sus definiciones. Habla continuamente de
similitudes. Dice: "parece", "podría ser llamado", "es como", "es aproximadamente
como"... No usa denominaciones concretas. Pues el Tao de ninguna manera puede ser
reconocido o sabido. Cualquier definición es una referencia sobre una experiencia que se
deja expresar inútilmente, ya que es imposible expresarla con palabras. Y por ello
también la definición Tao, no da ninguna idea. La vivencia que quiere describirse con
esto, va más allá de cualquier idea o concepto. No es transmisible. Tampoco puede ser
objeto de estudio. Quien lo conoce no habla de El. Quien habla de El no lo conoce.
Cuanto más se trata de definir y describir, más se aleja uno de El. Por eso el camino del
Tao es contrario al camino del estudio. A través del estudio se acumulan conocimientos
que se van amontonando, y al dedicarte al Tao van disminuyendo los conocimientos
adquiridos, hasta llegar incluso al no-obrar, alcanzando el no obrar nada queda sin hacer
por si mismo. En este comportamiento Lao Tse se hace, consciente de que su Tao no se
trata de una adquisición científica. Los hombres más elevados cuando oyen de El, lo
siguen implícitamente. Los hombres inferiores dudan, y tan pronto lo siguen como tan
pronto lo abandonan. Los hombres necios, cuando oyen hablar de El se ríen a carcajadas,
de no reírse a carcajadas, no se hubiera tratado del verdadero Tao.
Si nos preguntamos que quería decir Lao Tse con el Tao, tendríamos que retroceder a
experiencias místicas, para llegar a su entendimiento. En una concepción parecida a la del
Budismo Mahayana, a través de la meditación se alcanzará el estado de Samandhi, en el
cual la psique actúa por encima del consciente y entra en las esferas de la suprema
conciencia. Estas experiencias, cuando no son reales, sumergen al hombre en la
profundidad del ser que va más allá del mundo de los sentidos. La forma externa es
conocida como un fenómeno de la parapsicología, y es objeto de investigaciones
científicas. Aunque la real experiencia dl Tao jamás podrá ser investigada
científicamente, ya que se trata del más antiguo fenómeno en el sentido más elevado, que
sólo con asombro puede contemplarse, y del cual no pueden sacarse deducciones. Las
experiencias del Tao no se pueden comunicar con palabras. Por ejemplo: es la sensación
de ver con los ojos físicos un color verde o amarillo, percibir la sensación, una
experiencia que jamás podrá ser transmitida a otra persona. Ella tendría que ver estos
colores por si misma, y esto sucede con el Tao. La parapsicología no puede describirnos
esta experiencia de modo que la podamos entender. Hay que experimentarla. Para
aquellos que han tenido la experiencia es fácil comprender las palabras de Lao Tse. El no
sólo da al Tao un significado psicológico, sino también cósmico, con lo cual tiene razón,
porque el cosmos no es algo objetivo o independiente de las experiencias existentes. Cada
organismo posee su medio ambiente, y puesto que Lao Tse no limitaba el Tao a alguien,
tampoco condicionaba la experiencia, ni siquiera al cosmos. Pues cualquier experiencia
se base en el sentido y el Tao es el sentido que da significado a todo lo que es y con ello a
todo lo que es; a la existencia. El Tao es la fuente primaria cósmica de la que parte la
creación, pero nunca aparece como tal.
Lao Tse no hace su afirmación sobre el Tao de una forma científica. No puede testificar
la naturaleza de la esencia, pero señala los caminos por los que se puede llegar a la
experiencia del Tao. Primero es importante que vayamos del mundo de la metafísica
hasta el mundo de los sentidos.

EL MUNDO DE LOS FENÓMENOS

Al ser del Tao, se le conoce como el origen del mundo de los fenómenos. Este
mundo si puede ser objeto de investigación científica, porque en él se encuentra las
cosas que por su presencia pueden ser denominadas o descritas. Mas el mundo de la
realidad no es diferente al Tao. Lao Tse no estaba de acuerdo con la teoría de que el
mundo terrenal desciende de otro mundo superior, porque el mundo del Tao no es
una unidad abstracta, sino que, como ya hemos observado, existen en él
diversidades. En el Tao hay imágenes, cosas y semillas . Estas imágenes desde luego
no son visiones de cosas separadas, sino que potencialmente están en el Tao. Pero
todas estas cosas e imágenes son las que se motivan como semillas de guerra de la
realidad de los fenómenos, que se encuentran en nuestra tierra. Para comprender lo
que Lao Tse intenta expresar hablando de estas imágenes, tendríamos que
acercarnos a la enseñanza ideológica de Platón. Y aun así existen diferencias, pues,
la enseñanza ideológica de Lao Tse no sigue un desarrollo dialéctico. No es algo
abstracto con lo que él describe sus pensamientos, sino que es una observación de
su profundo interior. Es decir, no es por una abstracción por la cual llega a sus
pensamientos, sino que una profunda meditación en el mundo de su interior , es la
que le muestra esas imágenes. Esas imágenes son incorpóreas , ilimitadas. Son
como las fugaces imágenes de cosas, son como la semilla de la realidad. Así como el
grano esta incluido el árbol impalpable, invisible y a pesar de todo presente como
una entelequia, así están comprendidas en estas "semillas imágenes" las cosas de la
realidad. Se manifiestan intermitentemente y se desarrollan de una forma bien
concreta, ya que estas semillas son bien reales y en ellas están basadas la solidez de
los sucesos; nunca ocurre que de una determinada semilla salga algo diferente; y
aunque esto llegara a ocurrir, no se adhieren al Ser, vuelven a la nada y dejan las
carcasas de los fenómenos que antes había animado, muertos y vacíos. pero la vida
no muere tampoco cuando "los perros de paja" de los fenómenos sean tirados y
maltratados. Vemos en esta ideología de Lao tse una evolución de la enseñanza de
los brotes, tal como está comprendida en el Libro de las Transformaciones. Lo que en
él se comprende como brote, cuya inalterable ley de las transformaciones se revela
como una línea sucesiva de sucesos, es para Lao Tse la imagen que conduce como
una invisible, inminente ley del venir al Ser y perecer de las cosas. Algo curioso en
estos sucesos que ya antes habíamos reseñado, nos lo da él casualmente, también
con referencia al Libro de las Transformaciones, precisamente cuando dice:

"El uno genera el Dos. el Dos genera al Tres y el Tres genera todas las cosas." Así se
desarrolla la sucesión de sucesos. Al colocar al Uno como línea de frontera o
cualquier cosa semejante, da a suponer la existencia de lo que no es uno. Al resaltar
lo primero genera lo segundo. Al entrar el dos en el uno se genera el tres. Este Tres
forma de nuevo una unidad más amplia en su forma que encierra en sí cierta
diversidad. Este suceso no tiene posible continuación, sin que llegue a una mayoría.
Por ello se dice que el Uno engendra a todas las demás cosas. Para comprender esta
especulación, bastaría con observar la antigua filosofía del neoplatonismo. También
las especulaciones cristianas sobre la trinidad, cuyo desarrollo del cuatro generó a
Lucifer, tiene similitud con estos pensamientos. Aún hoy se sigue concibiendo
interpretaciones parecidas. El movimiento dialéctico (Hegel) que se compone de
tesis, síntesis y antítesis, y en el que síntesis como tesis es el punto de partida para
todo lo demás, se basa en la misma interpretación que nos da Lao Tse. Estas dos
fuerzas antiguas, de las cuales brotó el mundo visible, son el cielo y la tierra, el Yang
(la fuerza clara) y el Ying (la fuerza oscura), positivo y negativo, lo temporal y lo
ilimitado: en una palabra los opuestos de los cuales brotan los fenómenos. El cielo y
la tierra son comparados con un instrumento similar a una flauta que es soplada.
Esta vacía, más cuando es soplada salen de ella tonos. Cuanto más se sopla, más y
más diversos son. Melodías interminables que son cultivadas por el instrumento que
por si mismo es tono: la flauta es la tierra, el soplo es el cielo; más ¿quien pone el
aliento en movimiento? ¿quien es el gran flautista que hace salir de la flauta mágica
el mundo de color? Es el otro, el Tao. El motivo no es cualquier calidad externa, sino
una naturalidad libre que surge desde su ser más profundo hacia fuera. Así toma el
Tao un sentido doble en el mundo de los fenómenos . El deja las semillas de las
ideas brotar , convirtiéndolas en cosas dentro del espacio y del tiempo. El es el gran
flautista con la flauta mágica. Es el principio de todo, la raíz del cielo y la tierra, la
madre de todas las cosas. Mas si pretendiéramos atraparlo, mirarlo u oírlo, no sería
posible. regresa al no-ser donde es inalcanzable y eterno. Todas las cosas bajo el
cielo surgen de lo que es, lo que es surge de lo que no es y retorna al no-ser con lo
que nunca cesa de estar unido. Este Tao del no-ser es la fuerza que mueve todo lo
que hay en el mundo de los fenómenos. La función, el efecto de todo lo que es, se
basa en el no-ser. Por medio de los vacíos se hace verdadero y se hace útil, como el
circulo de una rueda que por estar vacío es capaz de girar, como las vasijas o las
habitaciones que por la "nada" que hay en ellas son útiles. Así actúa el Tao en el
mundo de los fenómenos, por medio del no-obrar. Después de haber seguido la
parte en la que el Tao, por mediación de las ideas hace brotar el mundo de los
fenómenos, sólo nos queda echar un vistazo a la teoría del reconocimiento, así como
a la enseñanza de las definiciones tal y como ha sido expuesta por Lao Tse. Esta
filosofía china, juega en cada época un papel importante, el problema de la relación
entre "nombre y verdad". Luego, más tarde, se extendió cada vez más el
nominalismo entre los racionalistas. Afirmaban que entre los suyos el "NOMBRE" era
algo totalmente arbitrario, incapaz de alcanzar la realidad. Tanto la filosofía del
Kungt Tse como la de Lao Tse, están de acuerdo en que los conceptos, los,
"Nombres", corresponden de alguna manera a la realidad, o que pueden concordar
perfectamente con ella de tal forma que se convierte en los medios de orden de
aquélla. Y así la "rectificación de conceptos". Es Para Confucio el medio más
importante para el orden dentro de la sociedad humana; las denominaciones
empíricas tienen que llegar a estar de acuerdo con las racionalistas para que la
sociedad esté en orden. De modo que el hombre al que se llama padre en la familia,
por ejemplo, tiene que ser denominado de la forma adecuada, y lo mismo debe
ocurrir con el hijo y los demás miembros de la familia; cumpliendo cada uno su
función según las denominaciones entre la familia en orden. este pensamiento surge
del Libro de las Transformaciones" y por ello tomaban las formas más antiguas los
sabios, jefes y profetas para la organización cultural. Así toman por ejemplo reseñas
del Libro de las transformaciones de las posibles situaciones en el mundo, y de esta
forma es posible por medio de las normas de una transformación, llegar a la clase de
transformación que proviene de una determinada situación En Lao Tse encontramos
también esta conceptuación: Las "imágenes" que en el Tao son eminentemente
presentes pueden ser de alguna manera nombradas, más estos "nombres" son
misteriosos e impronunciables. Los innombrables así como el tao es impronunciable.
Claro que hay nombres que pueden ser pronunciados, más estos no son los
supremos y eternos nombres, aunque si los nombres pronunciables están bien
elegidos pueden acercarse de alguna forma al Ser, aun que sea sólo como "invitados
de la realidad" y no como los mismos señores. Y de esta manera es posible mantener
el orden y conservar la tradición para percibir la continuidad del hecho humano.Así
puede ser nombrado el mundo de los seres con el nombre de no-ser y el mundo de
los fenómenos con el nombre de ser. El no-ser está situado en torno al principio del
cielo y la tierra y el Ser, la madre de todos los seres. Por eso encontrándose en el
no-ser se observa el misterio de los seres y encontrándose en el Ser observa la
aparición de las cosas. Mas esto no debe llevarnos a pensar que se trata de dos
mundos distintos. Las diferencias recaen en los "nombres" pues el nombre de uno es
Ser, y el nombre de otro es no-ser. Pero aunque los nombres sean distintos se trata
de un sólo hecho: el misterio de entendimiento de cuyas profundidades surgen todos
los prodigios Si cogemos nombres pronunciables, tenemos con ellos formas de
entendimiento. De los conceptos por los que se dan nombres a las cosas se obtiene
el medio para atrapar algo y en el pensamiento en lugar de una cosa se pone un
nombre; como en el álgebra, que en lugar de números se utiliza letras, y por éstas
son expresables las formulas a las cuales se someten los números . Mientras los
nombres tengan el corrector en la verdad serán validos; se les puede utilizar para
definir un entendimiento ; claro que cada una de esta definiciones tiene una
respectiva división. Cuando los hombres reconocen lo bello por bello, surge lo feo.

El conocimiento se adquiere por medio de comparaciones y definiciones, y por ello está


formado o atado al mundo de los fenómenos, el cual esta formado por pares de opuestos.
Esto nos lleva aun más lejos. Como el hombre tiene en los conceptos instrumentos para el
conocimiento de la verdad, de esta manera puede llegar a manejar estos conceptos
independientemente. Puede crear conceptos que en realidad no siguen un prototipo.
Puede llegar a aislar cosas que están de acuerdo con otras formas de ser, y de esta manera
basar la meta y propósito de su ambición en algo que no es; y así se convierten los
nombres en generadores de afán, con su ayuda se puede no sólo confirmar lo que se tiene,
sino también lo que no se tiene. Aqui basa Lao Tse el pecado del entendimiento, porque
la verdad que es la visión del Tao esta de alguna forma en relación con el Tao, se
encuentra con un mundo de propósitos que no son reales, que llegan a ser codiciados, y
deben de ser obtenidos por medio de las acciones humanas. De esta forma surge la
codicia por lo ajeno, y así su dueño no esta dispuesto a darlo sin más, surge la discordia y
la lucha; lo contrario del Tao. Así se convierte para Lao Tse el mundo de los fenómenos
el mundo del mal, por medio del afán, el cual va unido a la existencia de nombres. Con
ello los hombres a un laberinto de errores y comienzan a alocarse por el afán de conseguir
cosas. El intelecto comienza a trabajar y los conocimientos se multiplican; pero cuanto
más trabaja y más conocimientos se adquieran, tanto más se aparta el hombre del Tao. Y
por eso Lao Tse dice que no se debe cultivar los conocimientos y el arte, sino la
conciencia de la conexión con la naturaleza.

SOBRE LA OBTENCIÓN DEL TAO

Lao tse está lejos de darnos una teoría cualquiera para la comprensión del mundo,
sino que más bien pretende mostrarnos el camino que conduce de la confusión del
mundo de los fenómenos hasta lo eterno. Encontrando este camino y siguiéndole se
obtiene el Tao.

A la obtención del Tao se llega por dos caminos. Uno por medio del ser, y el otro por
medio del no-ser.

Quien encuentra el sentido en el ser, no se confunde en los fenómenos. Estas son las
formas extensas del Tao: alto y bajo, bello y feo, bien y mal. No existe nada que no
sea por el Tao y hasta la más pequeña mota de polvo le pertenece, pero buscar el
Tao en la realidad de los fenómenos es inútil y no tiene propósito o intención alguna.
Cuanto más se explota la tierra teniendo propósito e intenciones determinadas,
cuanto más se cultiva el afán, y más se actúe, y más se logre, tanto más enredado y
dividido estará: esto es contrario al sentido y está cercano al fin. Es igual hacia
donde se dirija uno. La búsqueda de placer, color, tonos, dulces, juegos excitantes,
bienes excepcionales, llevan a la inversión más profunda de la confusión.

También será locura tener por objeto cultivar la santidad y la sabiduría, el amor y la
responsabilidad, el arte y la ganancia, la erudición y el conocimiento. pues con esto
se afirma con exceso un polo, el cual enseguida hace resaltar el otro.

Cuando todos reconocen lo bello como bello se constituye lo feo. El Tao es como un
arquero, el cual reduce una parte por medio de la contraria. Lo alto es reducido, y lo
bajo elevado.

El sentido del cielo es aminorar el vació y reducir el defecto.

El camino del ser al sentido lleva a través del reconocimiento de los opuestos en el
mundo de los fenómenos. Cuanto más libre se esté de la locura del afán, tanto más
se es liberado del propio yo. Desde ahí ya no se observa el mundo a través del
miedo y la esperanza, si no que es percibido como un simple objeto. Se observa
como todas las cosas se elevan y se hacen grandes para retornar a su raíz. Se ve
como fuerzas intrépidas se desatan cual tormentas de tifones; más un tifón no dura
nunca más de una mañana, y luego vuelve la calma. Es posible reconocer las fuerzas
de las armas, pero éstas no pueden vencer, así como a pesar de que un árbol sea
fuerte, puede ser cortado.

El sufrimiento está en aquel que depende de la alegría. Por lo tanto en la alegría


yace oculto el sufrimiento. Por medio de estos reconocimientos es posible
desconectarse del yo, el cual es la auténtica razón de la locura. Ese pequeño yo que
mantiene que una vida es ese lapso de tiempo entre nacimiento y muerte.

Pretender algo en ese lapso de tiempo y realizarlo por la magia del nombre, a la que
también se le conoce como afán, es lo que lleva a la complicación, siendo a la vez la
causante de ella, y esta aparta al hombre de la conciencia del Tao. Así la piedad
propia es algo intranquilizarte, y el honor un gran mal. Las dos cosas pertenecen a la
personalidad que atrae todo hacia si. Este yo de la personalidad está en continua
intranquilidad; o porque se apodera de la piedad, o porque la pierde, y lo mismo
ocurre con el honor. Así cuando nos desconectamos de la personalidad, desaparece
todo malestar, pues el Tao actúa con soberana seguridad incluso cuando el yo esta
oscurecido por las apetencias, ya que estas apetencias mismas son por normas,
fijas, efectos del Tao. No podría ser de otra forma que como es, sólo se trata de no
preconstruir el camino, a así se limpia la tierra de locura, y es posible contemplar el
juego de la vida con paz interior.

Se sabe que vivir y morir es simplemente un entrar y y salir cuando se está


siguiendo la norma externa, sin detenerme en ningún sitio, en ningún lugar
endurecerse o estar rígido; así es posible mantenerse en el río del Tao, y las fuerzas
de la muerte que sólo pueden apoderarse cuando se está en lo individual, no tienen
ningún poder sobre uno.

Así el camino del ser es un camino hacia el Tao por encima de lo eterno.

El Tao esta distribuido en el ser, y se ve estando libre de ilusión y observando la obra


de arte de la madre, la cual teje sus mechones y los deja fluir constantemente como
los chorros de una catarata seguidos unos de otros. pero se sabe que el velo está
vivo en un continuo ondear; no conoce el detenerse, ni la procesión, no conoce al yo,
ni la resistencia, todo fluye.

Esta forma pura de observar que capta el sentido en lo pasajero, es la de uno de los
caminos. El otro camino va a través del No-ser. A través de él se alcanza la
observación de las fuerzas misteriosas, se alcanza la observación de las fuerzas que
se unen con la madre. Lo que anteriormente era sólo una interpretación, se convierte
en experiencia. Se llega al único uno, a la puerta oscura de la que surgen cielos y
tierras, todos los seres y todas las cosas y fuerzas. Este camino es el camino de la
soledad y la recapacitación. Aquí surgen conocimientos de los cuales no se puede
hablar simplemente se pueden contemplar con asombro en la quietud del silencio.
este camino de silencio lleva más allá de cualquier personalidad; pues la persona no
es más que la vestimenta mortal que se despierta al pasar por la vida. este camino
lleva por la quietud, ahí donde lo visible se desvanece en apariencia inmaterial.
Conduce de lo múltiple al uno. Para poder reconocer este camino hace falta tener
una preparación interna, y hay que trabajar el alma de forma que se pueda retener
el uno, sin dispararse, pues este es el criterio.

Cuando el hombre sabio oye hablar sobre el Tao, se sujeta a él. Cuando un hombre
medio oye hablar sobre el Tao vacila, y tan pronto lo tiene como tan pronto lo
pierde. pero hay que salir de la duda, y querer entrar en la santidad interna.

La unidad completa es lo primero. luego viene la flexibilidad de las fuerzas del alma.
No debe quedar rigidez alguna, pues la experiencia viene siempre sutil. Las fuerzas
internas tienen que hacerse como un río y vencer los obstáculos.

Y hay que ser como un niño, al que los esfuerzos no agotan porque es ágil y blando y
no esta rígido.

Esta fluidez interna no es ninguna dispersión, es el escalón que tiene la


perseverancia de recogimiento por suposición, que no puede fallar porque está bien
arraigada. Sólo entonces es posible la contemplación del Ser interior y profundo, sólo
si el espejo del alma esta limpio, sin manchas y suave, de modo que no quiera
retener impresiones, sino que sigue las animaciones que surgen de lo profundo, sin
pretensión alguna. Y así vive, como se abren y se cierran las puertas del cielo. Ve lo
invisible, escucha lo audible y siente lo inalcanzable. Es está allende del ser, en lo
profundo, donde la madre se convierte en testigo de los misteriosos acontecimientos
de la vida y se comporta de forma callada y quieta, como un pájaro hembra que
incuba un huevo sabiendo que está ocurriendo el misterio de la vida. Y el huevo se
abre. La unión con el sentido final tiene lugar. El hijo ha encontrado a la madre, y
por ello sobreviene la gran claridad que ilumina todo, el gran desafiante
reconocimiento del único Uno.

A través de este reconocimiento es posible que no se quiera separar más los


opuestos, sino que que se reconocen y se unen en elevada síntesis; le reconoce su
creación masculina, y se mantiene igualmente lo creado femenino, reconociendo su
gloria se cae a veces en oprobio. Por ello se es liberado de toda necesidad de la
persona, y se regresa al único principio. Quien reconoce su niñez y cuida de su
madre (la gran madre del mundo del Tao) nunca cae en peligro. Quien cierra su boca
y calla sus sentidos, no encuentra agobio en su vida, no teme a tigre ni a rinoceronte
alguno y cruza entre los ejércitos sin llevar armas; porque en él no hay punto mortal
en el que pueda ser herido, ya que nada en él hace frente a nada.

Desde ese reconocimiento rige su obra. El siempre actuaría sobre eso que todavía no
es y pondrá orden donde todavía no hay desorden, pues es justo entonces, cuando
están ya los brotes en lo invisible, de lo cual habla el Libro de las Transformaciones.
Sirve actuar sobre este brote, pues entonces aquello que fue puesto en el brote se
desarrolla según crecimientos de éste, sin necesidad de hacer nada por sí mismo.
Esta influencia orgánica del brote, es decididamente la forma de eficacia de aquel
que ha alcanzado el Tao. Lo que es plantado así no se puede arrancar. El buen
caminante no deja huella. El buen cerrajero no precisa cerradura. Quien sabe actuar
sobre los brotes, basa también su poder oculto en dejar que las fuerzas contraria se
desarrollen primero.

Para poder apretar algo hay que dejar que se expanda primero. Pues sólo porque
esta fuerza por ejecutar se acerca a su agotamiento, presenta la facilidad de ser
sobrepasada.
Este tipo de formas secretas, se basan en fórmulas que pueden llevar a la magia
negra, como por ejemplo fueron utilizadas más tarde en el taoísmo mágico, así como
por el método del jitsu japonés.

Sólo en Lao tse es diferente, él ve el mecanismo de obrar mágico frente a sí, mas no
le interesa sacar provecho mágico de estos conocimientos. Pues lo más elevado para
él es penetrar en la unidad, en la que ya no existen opuestos que puedan ser
utilizados.

En esto está la diferencia entre su camino y el camino de los conocimientos. Los


conocimientos se expanden cada vez más por el mundo. Se busca, se investiga, cada
vez más, con hechos. Pero para obtener el Tao hay que profundizar en el interior,
hasta alcanzar el punto en el que la personalidad individual se une con el todo
cósmico. Desde ese punto se hace posible la contemplación del ser. Sin salir de casa
se puede conocer el mundo. Sin mirar por la ventana se puede apreciar el sentido
del cielo. Quien mantiene este objetivo no precisa vagar, y alcanzará su meta: no
mira a nada y lo tiene todo claro, no obra y llega, sin embargo a contemplarlo todo.

Así llevará su vida con personalidad, pero su personalidad ya no le estorbará; jugará


su papel como los demás, mas se mantendrá alejado del barullo ajeno. Pues es libre
de locura y sólo desea nutrirse de su madre.

LA SABIDURÍA VITAL

Este sería el lugar más adecuado para hablar de la ética de Lao Tse. En él no vamos
a encontrar una ética, en el sentido de razonable legislación para el correcto
comportamiento, sino por el contrario él va contra la moral y sus supuestas virtudes,
así como contra la cultura, que son para él análogas: Toda cultura tiene la moral
como base. La cultura y la moral se apartan de la tierra, de lo natural, y son por ello
condenadas. Esta condena es como el ataque de Nietzsche, aforística, a menudo se
expresa a través de frases paradójicas, de forma que no se hace demasiado fácil
seguir el hilo del pensamiento de Lao Tse; es un Proteo, con sus continuos cambios
que no permiten la tosca comprensión. Utiliza pocas palabras que pueden ser
cogidas al pie de la letra y mantenidas por su significado.

Lao Tse no escribió para los filisteos, es más, parecía estar contento cuando se reían
de él a carcajadas.

Si buscamos los motivos que le llevaron a esta condena de la moral, observamos que
en su tiempo la moral tendía a fijar las accione de los hombres, y Lao tse les enseña
la correcta forma de actuar. El lleva la ética desde la responsabilidad hasta la
naturaleza del hombre; al Tao. De lo artístico, de lo natural, retorna lo sencillo.

Por qué condena Lao Tse la moral, porque ésta es su principio formal La moral
manda. Ella conoce el deber, ella quiere normas y reglas. Más a través de normas y
reglas no se obtienen más que lo contrario de aquello que se pretende obtener. Pues
cuantas más normas hayan y más arraigados y fuertes sean los deberes, más
ladrones y bandidos habrá, pues una norma de la naturaleza es ir contra cualquier
obligación, y la obligación moral es la peor. Por ello la moral es pobre y superficial:
reprochando a los hombres, lucha con una espada sin filo y obtiene lo contrario de lo
que desea. Ahi no ayudan las gesticulaciones de brazos para intentar atraer a los
hombres. le falta la gracia de la evidencia. Observamos que la moral florece
particularmente en tiempos de decadencia. cuando los hombres dejan de tener una
aptitud natural y complaciente. Cuando esto se hace evidente entonces florece la
semilla de la moral. Cuando entre los parientes de sangre hay desunión empieza el
deber para los niños.
Cuando el gobierno entra en desorden y confusión, entonces surgen los servidores
fieles; porque es entonces cuando estas cosas se convierten en algo especial. Así
necesita siempre la moral de su opuesto para parecer radiante. Sólo como excepción
enseña su verdadero brillo. Pero con ello se condena a sí misma.

Y no sólo es el principio formal del deber contra lo que va Lao Tse, sino también
arremete contra el ideal de lo bueno y virtuoso.

Pues lo bueno no es algo absoluto, sino simplemente un miembro de los opuestos


que se completan por parejas. Como por ejemplo nunca hay luz sin que aparezcan
sombras, así no hay bueno ni malo. Los hombres, cuando reconocen lo bueno por
bueno, establecen lo malo.

Entre lo bueno y lo malo no existe ningún contraste especial, es como la afirmación


satisfactoria "cierto" y la afirmación titubeante "bien". Lao Tse se mantiene allende lo
bueno y lo malo, lo absoluto está más allá de lo opuesto, es la unidad suprema.

Tampoco existe ningún acuerdo sobre lo que es bueno y lo que es malo, cambian
según el lugar y el tiempo; y para completar esto es conveniente recordar los
documentos de las conversaciones de Lao Tse con Confucio; las declaraciones hechas
por Lao Tse estaban enteramente en la línea del Tao Te King. El habla de que moral
y costumbre son sólo restos de tiempos pasados y el aspecto de los tiempos es algo
único en continuo cambio que desaparece irreparablemente, más lo antes de que
sepamos que los que han implantado las determinadas costumbres han muerto o
han sido sustituidos en sus cargos.

Las normas y costumbres que implantaban los soberanos en la antigüedad, no eran


grandes porque concordaran más con otras, sino porque ponían orden. Así como
diferentes frutas poseen diferentes sabores, y, sin embargo, se puede crear un sabor
agradable mezclándolas. Las normas y costumbres tienen que ajustarse a cada
tiempo y cada lugar. No hay nada que valga para todos los tiempos y todos los
lugares. Por ello la moral es algo condicionado y no absoluto.

El mayor error de la moral es que hace a los hombres demasiado conscientes y útiles
y esto es algo que les quita la ingenuidad. Lao Tse mantiene toda una escala de
empeoramientos.

Quien alza la vida no obra, y no tiene propósitos. Quien alza el amor obra pero no
tiene propósitos. Quien alza la justicia obra y tiene propósitos. Quien alza la moral,
obra, y cuando no obtiene respuesta gesticula con los brazos y arrastra a cualquiera.

Por ello es la moral fiel y escasa creyente, y el comienzo de toda confusión, y la


premeditación es el brillo falso del sentido y es el principio de la necedad; la moral
es -y por lo tanto la cultura también- un síntoma de decadencia y un desvío de lo
real, de la evidencia vida natural. Y hace o los hombres falsos y artificiales; y éstos
se rodean de toda clase de obligaciones, y no son capaces de disfrutar de la vida. Les
hace cursis y están siempre de puntillas. De esta forma no se llega muy lejos.
Cuanto más grande se hace la conciencia de sí de estos hombres, tanto más
repugnantes se hacen por sus hipocresías. Para el Tao se convierte en basura y en
desperdicio, y todas las criaturas lo aborrecen.

La moral es para la mayoría de los hombres sólo un medio para estar radiantes en la
conciencia de grandes de su propia brillantez. lo que todos honran, lo que las masas
mantienen como bueno, no debemos dejarlo de lado sin antes ser castigados. los
hombres que forman las masas se creen listos y sabios, y están tan sumergidos en
los conceptos de la moral, que para los demás no les queda sino desprecio y
condenas.
En Lao tse encontramos un comienzo del razonamiento de la historia china. Las
normas fueron abolidas y con ello se formó la ética con unas bases completamente
diferentes.

Confucio adoptó su principal punto de vista: el no-obrar, el no-efectuar por medio de


normas y mandamientos se convirtió asimismo en su ideal. Para él lo natural y lo
instintivo son también lo más elevados; sólo su método es diferente. En este sistema
los diversos conceptos adoptan lugares distintos. La costumbre que para Lao Tse no
es más que una capa externa digna de desprecio, es para Confucio una forma para
llevar a los hombres al bien y mostrarles su posición conforme al sentido en el
organismo humano. Así eleva Confucio lo natural, lo que para él es armonía, plenitud
de los humanos. Asocia natura y cultura; por el contrato Lao Tse las separa. Si nos
preguntamos cómo encuentra el hombre su posición, en relación a la naturaleza,
recurrimos a una idea de Lao Tse que pertenece a uno de los conceptos
fundamentales del Tao Te King. se trata del concepto sobre la palabra Te; con este
concepto comienza el capitulo 38 de la obra de Lao Tse, que explica porque recibió el
nombre de Tao Te King. Lao Tse da a la palabra te un significado completamente
distinto al que tiene en el lenguaje usual chino. Esta palabra está compuesta por
"recto" y "corazón" y significa usualmente; aquello que brota directo del corazón, la
fuerza que origina la vida, la fuerza que procede del Tao. Claro que esta comparación
no es más que una limitación. Es una visión parcial del Tao. Esta relación sería
comparable con la ideología hindú sobre Brahman como base del mundo, y Atman
como base de los seres individuales que identifica a la base del mundo; y mientras la
palabra Te tiene en Lao Tse un significado espontáneo de origen, es usada en el
lenguaje chino común como algo abstracto; se le atribuye el significado de algo que
tiene calidad, que puede ser bueno o malo. el carácter que debe ser cultivado por
numerosos cuidados, y por fin el buen carácter, el cambio virtuoso, más tarde como
"camino y virtud". Tao y te fueron utilizados como camino y virtud, junto con las
definiciones del Confucianismo "amor y justicia" (Jen y I). No hay ninguna indicación
explícita sobre el análisis de dicha palabra, cuyo significado puede ser tan amplio
como el de nuestra palabra virtud, a la cual Lao Tse no encuentra tanto significado,
por lo que traducimos como "vida"

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