Arte Mozárabe
Arte Mozárabe
Arte Mozárabe
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1Descripción
2Literatura
3Arquitectura mozárabe
4Véase también
5Referencias
6Enlaces externos
Descripción[editar]
Las comunidades de mozárabes mantuvieron para la práctica de sus ritos
religiosos algunos de los templos visigodos anteriores a la ocupación musulmana
y raramente construyeron otros nuevos, pues, si bien existía una determinada
tolerancia religiosa, estaban muy limitadas las autorizaciones para erección de
nuevas iglesias. En todo caso, estas se levantaron en el medio rural o en los
suburbios urbanos, y siempre de modesta factura.
Cuando las condiciones de vida en la al-Ándalus musulmana se fueron haciendo
menos soportables y, por el contrario, los reinos cristianos del norte de la
península iniciaban una expansión necesitada de contingentes humanos que
colonizasen las tierras conquistadas, algunos de aquellos mozárabes optaron por
emigrar hacia los territorios que se les ofrecían. A su cultura hispanogoda se le
fueron superponiendo elementos de la musulmana y es de suponer que aportasen
a los recientes reinos cristianos elementos innovadores en todos los ámbitos. Lo
que no resulta razonable es que se les atribuya toda la iniciativa artística llevada a
cabo en los reinos del norte durante el siglo X.
Concluida la primera fase del proceso artístico que se engloba generalmente en el
amplio concepto de «Arte románico» y que se corresponde con el arte hispano-
visigodo, se inicia en España otra corriente estilística, heredera en muchos
aspectos de la anterior, que se conoce como «arte asturiano» y que se identifica
con las realizaciones artísticas que fueron produciéndose durante el siglo IX en los
llamados «núcleos de resistencia», en concreto en los territorios que conformaron
el reino de Asturias. Pero la actividad artística, en general, y arquitectónica, en
especial, no se redujo a esa zona ni a ese siglo, sino que abarcó todo el norte
peninsular y tuvo continuidad durante el siglo siguiente.
El desplazamiento de la frontera cristiano-musulmana a la cuenca
del Duero impulsó la construcción de nuevos templos (obras en las que se
concentraba toda la capacidad artística disponible) a demanda de las necesidades
de repoblación. Los pujantes reinos septentrionales estaban en condiciones de
abordar aquella tarea, como así lo venían haciendo, sin depender de las
hipotéticas contribuciones de los incorporados mozárabes, por lo que no cabe
pensar que todas las edificaciones religiosas y todas las realizaciones artísticas se
debieran a estos inmigrados mayoritariamente rurales que, por otra parte, llegaban
en precariedad de medios y de recursos. No parece que estuvieran en condiciones
de llevar a cabo grandes logros artísticos quienes apenas habían dejado alguna
muestra de ello en su lugar de procedencia.
Tras la publicación en 1897 de la documentada obra en cuatro tomos Historia de
los mozárabes de España de Francisco Javier Simonet, el catedrático e
investigador Manuel Gómez-Moreno publicó veintidós años después (1919) una
monografía sobre Las iglesias mozárabes.1 Es aquí donde se atribuye el carácter
mozárabe a las iglesias construidas en los territorios cristianos desde finales del
siglo IX hasta principios del XI, y donde se instituye el término «mozárabe» para
designar esta forma de arquitectura y todo el arte con ella relacionado. La
denominación tuvo éxito y es la que se ha utilizado comúnmente, aunque sin
mucho rigor. El carácter mozárabe de los templos que Gómez Moreno trató en su
libro ha sido muy cuestionado por la historiografía moderna, e incluso por la no tan
moderna, pues ya José Camón Aznar en su Arquitectura española del siglo X se
manifestó en contra de tal interpretación, y después de él lo han hecho Isidro
Bango Torviso y otros muchos, hasta el punto de que la tendencia actual se
orienta hacia el abandono de la denominación de «arte mozárabe» y su sustitución
por la de «arte de repoblación» para referirse a aquel periodo.
Literatura[editar]
Beatus de El Escorial.
Arquitectura mozárabe[editar]
Monasterio de San Millán de Suso. Iglesia
En Galicia:
o Capilla de San Miguel, en los jardines del Monasterio de San
Salvador (Celanova)
En Castilla y León:
o San Miguel de Escalada (León)
o Santiago de Peñalba (León)
o Iglesia de San Salvador de Palat del Rey (León)
o Santo Tomás de las Ollas (León)
o San Baudelio de Berlanga (Soria)
o San Cebrián de Mazote (Valladolid)
o Santa María del Castillo de Trigueros del Valle (Valladolid)
o Santa María de Wamba (Valladolid)
o San Salvador de Tábara (Zamora)
En Cantabria:
o Santa María de Lebeña
o Iglesia Rupestre de San Juan de Socueva
o Iglesia de Arroyuelos
o Ermita de San Román de Moroso
En Navarra:
o Iglesia de San Blas (Ribaforada)
En Aragón:
o San Juan de la Peña (Huesca)
o Iglesias del Serrablo (Huesca), como la Iglesia de San Juan de Busa
En La Rioja
o San Millán de Suso (San Millán de la Cogolla)
En Cataluña:
o Iglesia de San Quirico de Pedret (Barcelona)
o Santa María de Marquet (Barcelona)
o Iglesia de San Cristóbal, en el municipio de Vilasar de Mar, a 30 km
de Barcelona.
o San Julián de Boada, situada en la pequeña aldea de este mismo
nombre, en la comarca de Bajo Ampurdán (Gerona).
o Santa Maria de Matadars en el municipio de Barcelona de Rocafort y
Vilumara