Derechos Humanos y Educación PDF
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Capítulo 1: La educación y los derechos humanos, de Un enfoque de la educación para todos basado en los derechos
humanos. Fuente unicef.org
planteamiento en la Observación general Nº 1, relativa a los propósitos de la educación, en
la que el Comité de los Derechos del Niño subraya que el artículo 29 exige que la educación
gire en torno al niño, le sea favorable y lo habilite y que la educación es más que una
escolarización oficial y engloba un amplio espectro de experiencias vitales gracias a las
cuales pueden darse un desarrollo positivo y el aprendizaje.
• En su Observación general sobre la primera infancia, el Comité de los Derechos del Niño
interpreta el derecho a la educación como un derecho que tiene su inicio al nacer y alienta a
los gobiernos a que adopten medidas y establezcan programas que mejoren las
capacidades de los progenitores para promover el desarrollo de sus hijos.
Aparte de las obligaciones asumidas oficialmente por los gobiernos al ratificar estos tratados
de derechos humanos, varias conferencias mundiales han afirmado el derecho a la
educación. Aunque carentes de la obligatoriedad jurídica de los tratados, estas conferencias
han dado un nuevo impulso a la acción y han instaurado compromisos y calendarios
detallados para su logro. La Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (1990)
estableció el objetivo de la enseñanza primaria universal en el año 2000, que no fue
alcanzado, pero que se reafirmó para 2015 en el Foro Mundial sobre la Educación el año
2000, los participantes en el cual también se comprometieron a ampliar y mejorar la atención
y la educación de la primera infancia, eliminar las disparidades de género en la educación y
mejorar la calidad de la enseñanza. Además, la comunidad internacional y las instituciones
de desarrollo más importantes han acordado los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
expresados en la Declaración del Milenio, la cual les compromete a velar por que todas las
niñas y todos los niños completen un ciclo entero de enseñanza primaria y porque el año
2015 esté eliminada la disparidad de género en todos los niveles de la enseñanza.
Más recientemente, la “Conferencia Internacional sobre el derecho a la educación básica
como derecho humano fundamental y el marco jurídico de su financiación” (Yakarta
(Indonesia), 2 a 4 de diciembre de 2005) adoptó la Declaración de Yakarta, en la que se
pone el acento en que el derecho a la educación es un derecho reconocido
internacionalmente en su interrelación con el derecho al desarrollo y en que para su plena
realización es necesaria la protección jurídica y constitucional de este derecho.
En los últimos años se ha hecho cada vez más hincapié en los enfoques del desarrollo
basados en los derechos humanos. En parte, este cambio ha sido fruto del mayor
predicamento de que goza la opinión de que los enfoques basados en las necesidades o en
la prestación de servicios no han logrado reducir sustancialmente la pobreza. Una
importante limitación de estos enfoques ha sido que con frecuencia los ponen en práctica
autoridades que tal vez no sean sensibles a las necesidades de los pobres. También se
considera que más eficaz que un planteamiento único puede ser el combinar los derechos
humanos, el desarrollo y el activismo. Dentro del programa de reforma de las Naciones
Unidas puesto en marcha en 1997, el Secretario General de las Naciones Unidas instó a
todas las entidades del sistema de las Naciones Unidas a incorporar sistemáticamente los
derechos humanos en sus actividades y programas, como consecuencia de lo cual tuvo
lugar un proceso interinstitucional de negociaciones, cuyo resultado fue la adopción de una
Declaración de Comprensión Colectiva formulada por las Naciones Unidas, que ha aceptado
el Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
La declaración aporta un marco conceptual, analítico y metodológico apropiado para
determinar, planear, concebir y supervisar actividades de desarrollo basadas en las normas
internacionales de derechos humanos. En lo esencial, integra las normas y los principios de
los derechos humanos internacionales en todo el proceso de la programación del desarrollo,
comprendidos los planes, las estrategias y las políticas. Trata de suscitar una mayor
conciencia entre los gobiernos y otras instituciones pertinentes de la obligación que tienen
de cumplir, respetar y proteger los derechos humanos y de apoyar y habilitar a las personas
y las comunidades para que reclamen sus derechos. Los principios que informan un enfoque
basado en los derechos humanos • Universalidad e inalienabilidad: los derechos humanos
son universales e inalienables y todos los habitantes del mundo son titulares de ellos. Nadie
puede renunciar voluntariamente a ellos, ni tampoco puede una persona privar a otra de
ellos.
Como se dice en el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Y por ello todos los derechos
humanos poseen las siguientes características:
• Indivisibilidad: Los derechos humanos son indivisibles. Tanto si son civiles, como
culturales, económicos, políticos o sociales, todos ellos son inherentes a la dignidad de cada
persona y, por consiguiente, todos gozan de igual rango en tanto que derechos y no pueden
ser ordenados jerárquicamente.
• Interdependencia e interrelación: Muchas veces, la realización de un derecho depende,
total o parcialmente, de la realización de otros. Por ejemplo, la realización del derecho a la
salud puede depender de la realización del derecho a la información.
• Igualdad y no discriminación: Todas las personas son iguales en tanto que seres humanos
y, en virtud de la dignidad innata de cada persona, poseen estos derechos sin discriminación
de ningún tipo.
Hasta ahora, los enfoques de la educación en las actividades de desarrollo que se basan en
las necesidades no han conseguido alcanzar los objetivos de la Educación para Todos. Por
ser integrador y sentar unas bases comunes que permiten establecer asociaciones, un
enfoque basado en los derechos humanos –aunque desde luego no está libre de tensiones y
problemas– posee el potencial de contribuir al logro de los objetivos de los gobiernos, los
progenitores y los niños. El derecho de las niñas a la educación, por ejemplo, se puede
alcanzar más eficazmente si también se aplican medidas para hacer realidad sus derechos a
no ser discriminadas, ser protegidas frente al trabajo explotador, la violencia física y los
abusos sexuales y tener acceso a un nivel de vida digno9 . Del mismo modo, el derecho a la
educación desempeña un papel primordial en la realización de otros derechos. Las
investigaciones indican, por ejemplo, que un año más de estudios de 1.000 mujeres ayudan
a evitar dos fallecimientos de mujeres al dar a luz. Un enfoque basado en los derechos
humanos puede aportar un considerable valor añadido, pues:
• En la buena programación, se reconoce que no se puede desarrollar a la gente; que ésta
debe desarrollarse a sí misma. Los niños, los jóvenes y otros estudiantes, comprendidos los
que son pobres, deben ser reconocidos en tanto que actores esenciales de su educación y
desarrollo, en lugar de que se les tenga por beneficiarios pasivos de servicios y
transferencias de bienes básicos. En el enfoque basado en los derechos humanos, los niños
y otros estudiantes, comprendidos los que son pobres, son sujetos de derechos con
“reclamaciones respecto” de la educación y “reclamaciones de” los titulares de deberes.
La programación de la educación fundada en los derechos humanos debe, pues, desarrollar
las capacidades de los niños, los jóvenes, sus progenitores y otros estudiantes para
reclamar sus derechos. La educación en derechos humanos es un instrumento importante
para habilitar a la gente para que comprenda, reclame y realice sus derechos.
• En la buena programación, es crucial la participación, como fin y como medio. Participación
no querer decir que “ellos” participan en “nuestro” programa de educación, sino que todos
participamos para satisfacer las necesidades de aprendizaje detectadas. La participación,
comprendida la de los niños y las mujeres, es un derecho humano consagrado en multitud
de convenios. En el enfoque de la educación basado en los derechos humanos, la
participación es un proceso necesario y un resultado
• En la buena programación, la habilitación es importante, pero no una estrategia. Puede ser
un aspecto de una estrategia, lo mismo que las actividades de promoción, la creación de
capacidad o la prestación de servicios. El enfoque basado en los derechos humanos, que
presupone la dignidad el respeto de la persona, reconoce que la habilitación es una
estrategia necesaria y un objetivo. Se pone el acento en promover oportunidades de obtener
reparación de agravios mediante mecanismos de justicia oficiales y no oficiales.
• En la buena programación, son importantísimas la supervisión de los resultados y los
procesos, así como de la utilización que se haya hecho realmente de la información para
adoptar decisiones en todos los niveles de la educación. El enfoque basado en los derechos
humanos entraña la rendición de cuentas de quienes tienen deberes u obligaciones en lo
tocante a cumplir, respetar y proteger el derecho a la educación.
• En la buena programación, el análisis de los interesados directos es muy útil para elaborar
y evaluar los programas de educación, porque permite determinar claramente dónde radican
las responsabilidades en la comunidad y la sociedad. La mayoría de los interesados en la
educación son asimismo titulares de deberes. Una medida importante de un enfoque basado
en los derechos humanos es determinar las relaciones clave que existen entre quienes
formulan reclamaciones y quienes tienen deberes, lo cual es similar al análisis de los
interesados directos, pero va más allá de él. Las relaciones entre las reclamaciones y los
deberes requieren rendiciones de cuentas claras, pues los compromisos formulados en
virtud de los tratados de derechos humanos son derechos, no promesas, ni obras de
caridad. La asistencia al desarrollo debe ser fruto de esas obligaciones internacionales.
• En la buena programación, los programas de educación deben responder a las
necesidades básicas de los niños y de otras personas, concentrándose en los grupos
vulnerables. Es importante que se asuman localmente, y el apoyo al desarrollo prestado
desde el exterior debe basarse siempre en las capacidades existentes. La eliminación de la
pobreza y la disminución de las disparidades deben ser objetivos a largo plazo de todas las
actividades de desarrollo de la educación. Los programas de educación deben corresponder
a las necesidades, pero además tomar en cuenta los derechos de los niños, los jóvenes y
otros estudiantes. Los interesados directos en la educación deben asumir los programas de
educación en tanto que derecho, no como una opción. El derecho a la educación es un
medio para reducir las disparidades y la pobreza. Por consiguiente, la programación de la
educación debe articular las vinculaciones explícitas entre las medidas propuestas y sus
relaciones para disminuir las disparidades y eliminar la pobreza y la injusticia, para lo cual
puede ser necesario efectuar reformas institucionales y jurídicas. Las normas de derechos
humanos proporcionan instrumentos y legitimidad a actividades que promuevan el cambio.
• En la buena programación, se debe elaborar los programas de educación a partir de un
análisis de la situación que determine cuáles son los problemas prioritarios y sus causas
inmediatas, subyacentes y básicas, que habrá que abordar simultáneamente, o bien una tras
otra, según proceda. El enfoque de la educación basado en los derechos humanos exige
abordar las causas subyacentes a la pobreza y la desigualdad. La indivisibilidad de los
derechos humanos obliga además a prestar simultáneamente atención a todos los planos.
• En la buena programación, es importante fijar objetivos y en la fase de planificación debe
estudiarse ya si será necesario ampliar las intervenciones. Habrá que desplegar esfuerzos
para que los cambios positivos sean sostenibles y sostenidos, con inclusión de su
sostenibilidad medioambiental. La realización de una educación fundada en los derechos
humanos exige alcanzar los resultados convenientes y lograrlos mediante un proceso que
refl eje los valores de los derechos humanos. El enfoque de la educación basado en los
derechos humanos obliga a prestar atención simultáneamente a los resultados y a los
procesos. Es preciso pasar de concentrarse en la prestación de servicios a hacerlo en el
desarrollo de capacidad y la promoción.
A veces, los docentes aseguran que el respeto de los derechos de los niños disminuye el
respeto de sus propios derechos. Pueden creer equivocadamente que prohibir los castigos
físicos o dejar participar a los alumnos en la adopción de decisiones va en menoscabo de su
rango o hace que sea más difícil mantener la disciplina. Esta creencia se basa en el
supuesto de que los derechos representan una cantidad fija y que si se da más a un sujeto
se priva forzosamente a otro. Procede además de una visión autoritaria de las relaciones
entre el docente y el niño. Aunque respetar los derechos de los niños entraña cierta
transferencia de poder, no supone necesariamente pérdida de derechos por parte del
docente. En la práctica, si no hay respeto mutuo, la relación pedagógica adolece de
fragilidad. Si se crea un entorno escolar en el que se respetan los derechos de los niños es
más probable que mejore el respeto por la función del docente, aunque sólo se puede
alcanzar este resultado si los docentes cuentan con el respaldo y los recursos necesarios
para ejercer su profesión.
El trabajo y la escuela