EXPLORACIONES DE Don José Agustín Palacios

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José Agustín Palacios.

(Apuntes Biográficos)

I.

Este notable geógrafo y explorador boliviano, nació en la ciudad de La


Paz de Ayacucho el 28 de agosto de 1802. Miembro de una distinguida
familia, tuvo por padres a don Francisco Diego de Palacios, oriundo de la
ciudad de Santander, reino de España, y a la señora Rufina Pinto de
Palacios, natural de la Provincia litoral de Moquegua, república del Perú.

El carácter vehemente y aspiraciones patrióticas que animaron a don


José Agustín, fueron también honrosas cualidades de su padre, quien, sin
embargo de haber sido acaudalado comerciante español, fue uno de los
prohombres que iniciaron la lucha titánica de los 15 años, formando parte
de la Junta Tuitiva que en 1809 lanzara el primer grito de independencia en
la heroica ciudad de La Paz.

No obstante de haber asumido esta actitud patriótica, fue victimado


en la horrorosa hecatombe del 28 de septiembre de 1814, en que tuvo lugar
la trágica muerte de todos los representantes del partido realista,
sacrificados con indecible crueldad por el pueblo revolucionado.

Consecuencia de este lamentable suceso y de las usurpaciones de


bienes que le siguieron, fue la difícil situación en que quedó la desgraciada
familia de aquél, cuyo vástago más esclarecido fue don José Agustín, quien
siguió las huellas trazadas por su progenitor, procurando siempre el
bienestar y engrandecimiento de su país.

Dotado de espíritu de iniciativa y actividad, consagró sus esfuerzos al


estudio de la ingeniería, a la adquisición de conocimientos geodésicos y con
especialidad a la de aquellas nociones que se relacionan directamente con
la geografía nacional, conocimientos que juntamente con algunos otros, le

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fueron inculcados en su primera juventud con decidido y caritativo celo, por
el R. Padre Mazuelos, religioso franciscano.

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Llevó a cumplido término, en la ciudad de La Paz, varias obras de


ornato y manifiesta utilidad, procurando así dar ensanche y amplitud al
adelanto local: levantó los planos del camino que une la Alameda con la
casa-quinta de San Jorge de Miradores, cuya construcción dirigió en
compañía de su hermano don Manuel Palacios, para que sirviera de
residencia al General Jorge Córdova, Presidente entonces de la República;
proyecto la implantación de una avenida que prolongase la Alameda hasta
la mencionada casa quinta; hizo el trazo de la vía que pone en comunicación
La Paz con la Villa de Obrajes, no de la Alianza, dirigiendo después esta
obra en unión del recomendable arquitecto don Esteban Michel: trabajos
que además de los numerosos de carácter particular que realizó, ponen de
relieve la importante labor desplegada por él en bien de su ciudad natal.

Así mismo, concentró sus esfuerzos a las diversas plantaciones de


vías de comunicación en la Provincia de Yungas, donde tuvo ocasión de
manifestar su patriotismo, ya como Gobernador fue en las administraciones
de los Generales José Ballivián, 1841, y Manuel Isidoro Belzú, 1852; ya
como Tesorero de fondos de caminos y Director e Inspector de los trabajos
de Yanacachi á Unduavi y de La Paz a la Cordillera; comisiones que
desempeñó en los años ,1853 y 1854, correspondiendo con decisión,
honradez y entusiasmo, a la confianza que le dispensara la Junta de
Caminos de Yungas.

Cuando desempeñaba sus funciones oficiales en aquella provincia,


tuvo lugar la ocupación del Departamento de La Paz por el ejército peruano,
que al mando del General Gamarra, acampó en Yiacha. Reunió entonces
como Gobernador y Coronel de ejército, los contingentes necesarios para la
defensa, organizando en todos los pueblos de su dependencia una fuerza
de más de setecientos hombres con la que emprendió marcha para ocupar

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su puesto en el campo del honor. Pero, por más que se apresurara a
concurrir al combate, solo pudo llegar al alto de las Ánimas, distante tres
leguas de la ciudad de La Paz, en momentos en que la victoria se inclinaba
a favor del ejército Boliviano. Por la rapidez y patriotismo con que se
consiguió aprontar esta fuerza, y por las marchas que ella hizo para cumplir
su deber, el Presidente Constitucional, por Orden Suprema, la comprendió
entre las divisiones vencedoras en Iugavi.

Después de esta memorable jornada, el Gobierno le encomendó, a


fines del año 1843,1a Administración General de Rentas y. El cargo de
Gobernador del Departamento del Beni, así como también varias comisiones
y exploraciones científicas, que le permitieron ejercitar su acción benéfica e
impulsora en pro de la investigación que debía resolver el problema de la
navegabilidad de los ríos Beni, Mamoré y Madera.

Se encaminó a dicho Departamento por la Provincia de Caupolicán,


estudiando el curso de los ríos que, después de atravesar las provincias del
norte del Departamento de La Paz, confluyen con el Beni; y arrostrando
muchos peligros y sufrimientos, con pérdida de animales y parte de su
equipaje, teniendo muchas veces que caminar aún a pie por terrenos
fragosos y profundos precipicios, llegó a Reyes, se embarcó en el rio
Yacuma y, subiendo por la corriente del Mamoré, arribó a Trinidad, capital
del Departamento, a fines de abril de 1844.

Al terminar el año, después de haber dado cumplimiento a sus


deberes oficiales, con aplauso de la opinión pública y satisfacción del
Gobierno, recibió instrucciones de éste para navegar el rio Beni y establecer
entre los pueblos de la provincia de Yungas y las regiones limítrofes de
aquel Departamento, las comunicaciones necesarias para aproximar y
desenvolver los intereses agrícolas y comerciales de estos centros de
producción. Cúpole informar al Supremo Gobierno a cerca del resultado
obtenido y de las investigaciones que practicara en la expedición llevada a
cabo desde Reyes hasta Chiilumani o Villa de la Libertad, capital de la
provincia de Yungas.

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Por medio de prolijos estudios, consiguió fijar en ciento trece leguas
la distancia que separa a estas dos circunscripciones y determinar la
naturaleza del trayecto recorrido, cuyos feracísimos terrenos y espaciosos
llanos le infundieron la convicción de lo práctico y beneficioso de plantear
un camino que, vinculando los territorios de ambos Departamentos,
incrementase su porvenir comercial.

Dio a conocer también la verdadera distancia que hay de Trinidad al


pueblo de Reyes, computándola en cien leguas fáciles de ser recorridas
mediante caminos cómodos.

Comprobó la existencia de otra ruta entonces dudosa que une el


pueblo de San Borja, por la misión Chimanes, con el de Santa Ana de
Mosetenes, situada a orillas del rio Beni, y a sesenta y dos leguas de Reyes,
y distante así mismo solo cincuenta y un leguas de la capital de Yungas,
para la apertura de un camino que facilite el tráfico de dichos
Departamentos.

Fue el primero que reconoció con exactitud las cachuelas o corrientes


rápidas que se forman en los recodos del rio Beni, y que se encuentran
especialmente hasta los 14° 50' de latitud austral; reservándose para
después la navegación del mismo rio hasta su confluencia con el Mamoré.

Reconoció también la mayor parte de los afluentes cuyas aguas nacen


en las vertientes orientales de las ramificaciones de los Andes, y que
atraviesan las provincias de Yungas, Larecaja y Caupolicán, yendo a
engrosar el caudal del rio Beni con las denominaciones de Wopi, Santa
Elena, Ka- ka, Tuichi, Sayuba, Tarene, Enapurera, etc.

Tal fue el resultado de la exploración de 1844, que sirvió de base y


antecedente a las que posteriormente se realizaron.

*•*

Llegado a la ciudad de La Paz, tuvo oportunidad de manifestar al


Supremo Gobierno la conveniencia de establecer una comunicación directa

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entre las provincias del norte del Departamento y el sistema de navegación
fluvial que da- ría fácil acceso al comercio y demás empresas industriales
de las zonas norte y oriente de Bolivia. En virtud de estas iniciativas tuvo la
fortuna de conseguir el apoyo decidido y eficaz del Gobierno del General
Ballivián, que a principios de 1845, le encomendó la honrosa misión de
explorarlos caudalosos ríos y lagos que bañan las vastas y fértiles regiones
del Oriente de nuestra patria.

II.

Aleccionado por las continuas discordias civiles que ensangrentaron el


país, dividiéndole en bandos fratricidas y retardando sensiblemente el
progreso y acrecentamiento de su poder moral y material, o imbuido en las
ideas generosas y desinteresadas que eran su más bello patrimonio,
comprendió como ninguno que el principal elemento de reconstitución de la
familia boliviana, se encontraba en la navegación de los ríos Beni, Mamoré
y, muy especialmente del Madera, así como en la colonización de los latos
territorios adyacentes que encierran prodigiosas riquezas y brindan
exuberantes producciones.

Su espíritu, animado del más vivo deseo de ser útil al país, aceptó
lleno de entusiasmo tan grande cometido, arrostrando todas las penalidades
y serios peligros consiguientes a una navegación desconocida y a una
exploración de países poblados de hordas salvajes, que siempre habían sido
el más grande obstáculo y funesto elemento que hiciera fracasar otras
expediciones.

En efecto, en el año 1845 se dirigió a la capital Trinidad, tomando la


ruta de Cochabamba con objeto de investigar el territorio de Yuracarés y
navegar el rio Chaparé.

Llegado a aquella capital, acordó los arreglos precisos para dar cima
a cada una de las instrucciones que le fueron comunicadas por el Gobierno.

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Desde épocas remotas pugnaban dos opiniones diversas respecto a la
posible comunicación del rio Beni con el Mamoré: la primera consistía en la
unión de ambos ríos con el Yacuma, que nace en los al-redores del pueblo
de Reyes y que, corriendo desde allí de occidente a oriente por las dilatadas
llanuras que existen entre aquellos ríos, desagua, junto al pueblo de Santa
Ana, en el Mamoré; y versaba la segunda en el supuesto de que existía
conexión entre el rio Beni y el lago Rogo-aguado, o de que éste procedía de
aquél, facilitando su enlace con el Mamoré.

Deseoso de hacer luz especialmente sobre este segundo punto, el


Gobierno le comisionó para el reconocimiento y navegación del Rogo-
aguado, por cuyo motivo emprendió marcha del pueblo de Exaltación con
rumbo al O.N.O, y después de atravesar el rio Iruyané, de origen y curso
desconocidos, y recorrer diez y seis leguas de terrenos cubiertos de curiches
o pantanos y de grandes pastales que mantienen numeroso ganado,
encontró la laguna Ibachuna ó del Viento, de extensión de ocho leguas de
longitud y cuatro de latitud, cuyo desagüe la une al gran lago Rogo-aguado
ó Domú.

Una vez a las orillas de este lago, reconoció la existencia de las ruinas
de la antigua población de los Cayubabas, y de los fosos que les servían de
defensa contra los ataques de las tribus de los Chacobos y Caripunas o
Pacaguaras.

Zarpando al N.O. encontró a distancia de cinco leguas un arroyo que


une el gran lago con otro pequeño llamado Yapacha y situado en dirección
al N.E. Continuando el viaje de circunvalación hasta el E. reconoció la boca
del arroyo Ibachuna, que lo pone en comunicación con el lago de este
nombre.

En dirección también al E. descubrió otra laguna pequeña denominada


Puaja, cuyas aguas reunidas con las del Rogo-aguado y las del Yapacha,
forman el rio Yata-chico, que desagua en el Mamore.

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Finalmente, como consecuencia de la expedición al Rogo-aguado,
creyó posible la unión de las dos grandes arterias fluviales, el Mamoré y el
Beni, por medio de aquel lago, subordinando a este fin la idea de ser
necesaria la exploración del rio Yata-grande, que presumió fuese un brazo
del Beni que se dirige al Rogo-aguado,

III

Realizadas las exploraciones de gran parte del rio Beni, del lago Rogo-
aguado, de las lagunas Ibachuna, Yapacha, Puaja, y terminados los estudios
sobre el curso de los rios Wopi, Kaka,Cotacajes, Quendeque,Tuiche, etc.
Afluentes del Beni y del Yata y Yata-chico, tributarios del Rogo-aguado que
llevó a cabo, desplegó grandes esfuerzos para surcar el Mamoré y el
Madera, y satisfacer así una de sus mayores aspiraciones, cual era dar a
conocer a sus compatriotas, con exactitud y precisión los caudalosos brazos
destinados a asegurar la suerte de nuestra patria, reducida a una situación
completamente mediterránea, proveniente de la defectuosa demarcación
de sus límites con los países vecinos; demarcación que detiene
indefinidamente el desenvolvimiento de sus poderosos recursos económicos
y por tanto de su futuro engrandecimiento y bienestar.

Amargábase su espíritu al contemplar a Bolivia enclavada en el


corazón de la América del Sud, 6Ín un territorio que le diera fácil acceso al
océano, por la anómala situación de su Litoral del Pacífico y en la
imposibilidad de mejorar de posición geográfica a causa de las rivalidades
nacidas de las luchas con los países limítrofes que impedían todo arreglo
razonable tendente a establecer una nueva delimitación territorial,
proporcionándole así expedita comunicación con el mundo exterior.

Animado del ardiente deseo de estudiar los medios y ventajas que


para el incremento comercial e industrial ofrecen las arterias fluviales de
nuestro oriente, emprendió en el año 1846 la navegación del Mamoré y del
Madera, sin que le arredrasen ni las corrientes rápidas de estos ríos, ni el
desastroso fin que tuvo la expedición de don Tadeo Gorriti, quien, al

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dirigirse del Brasil a las cachuelas del Madera, fue victimado con sus
tripulantes por los bárbaros que habitan cerca de la caída Teotonio.

Tuvo que vencer muchísimos inconvenientes originados por lo difícil


que se hacía el proporcionar otra clase de embarcaciones superiores a las
inseguras y débiles canóas que pudo conseguir y por las resistencias que
oponían los aborígenes, indiferentes a estas empresas, que consideraban
siempre como irrealizables o eminentemente peligrosas.

A esto había contribuido el fracaso que poco tiempo antes tuviera una
expedición organizada por el Prefecto del Beni, don José Borja, pues, los
tripulantes, huyeron llenos de terror a la vista de la primera cachuela que
encontraron en el Mamoré. Después de dominar estas resistencias, zarpó
en 7 de octubre del expresado año 1846, del puerto de San Martin, distante
un cuarto de legua de Exaltación, acompañado del Vicario doctor Eustaquio
Durán y de seis rifleros comandados por su hijo don Gregorio Palacios.

Llevó también una garitea con veinte tripulantes y una canoa con
quince todos cayubabas de Exaltación. Y Ocupó una canoa con quince
canichanas de San Pedro teniendo por convoy otra con igual número de
trinitarios, y un pequeño bote descubridor con seis cayubabas.

En los diez primeros días de su no interrumpida nave- pación, hizo


importantes observaciones meteorológicas, determinó la velocidad y caudal
de aguas, curso y anchura del Mamoré y de sus afluentes Iruyané, Matucaró
y demás arroyos que confunden con él su corriente; encontró la confluencia
del Itenes o Guaporé, importante brazo de seiscientas varas de latitud, que
con las trescientas que tiene el Mamoré en ese punto, forman la
continuación del rio de este mismo nombre, cuyo ancho es de ochocientas
varas por seis brazadas de fondo.

Reconoció los rios Yata chico, Yata, Soteiro y Pacano va, que
desagüan, los dos primeros en la margen izquierda, y los dos últimos en la
derecha del Mamoré.

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Después de atravesar y examinar las cachuelas de Guajaramerín,
Guajaraguasú, Bananera, Palo-grande y Lages, arribó el 17 del mismo mes
á los 10° 25' 30" latitud Sud y 68° 19' 30" longitud O. de Paris, lugar de la
reunión del Mamoré con el Beni, y mensuró en seguida ambas
embocaduras, resultando la del primero con mil varas de ancho por ocho
brazadas de profundidad y la del Beni, dividido en dos brazos, con
ochocientas varas por quince brazadas el uno y cuatrocientas cincuenta
varas por seis brazadas el otro.

Una vez en la cachuela Madera, compuesta de los crestones de peña


que existen en el triángulo formado por ambos ríos, exploró el curso del
Beni remontando su corriente, y observó que la prolongación de las
serranías bajas que cruza el Mamoré, formando las rompientes de Lagos,
Palo grande y Bananera, obstruían también las márgenes de aquél,
determinando iguales diferencias de nivel en su lecho.

A las diez y siete o diez y ocho millas de distancia de la confluencia


del "Mamoré y el Beni, descubrió una gran cachuela, comparable solamente
a las de Girao y Teotonio en el Madera.

Esta cachuela fue la misma a la que después arribó el día 11 de


octubre de 1880 el doctor Edwín Heath poniéndole el nombre de Esperanza.

El doctor Heath llevaba consigo un ejemplar del viaje de Palacios


traducido al inglés, y por la descripción que hacía de esa enorme caída en
la que se precipita el poderoso caudal del rio, formando un vertiginoso
remolino que abarca toda la anchura de la corriente, pudo convencerse de
que solo le faltaban por recorrer las seis leguas que Palacios navegó desde
la cachuela Madera subiendo el Beni.

Regresando Palacios por tierra de la posteriormente llamada cachuela


Esperanza a la igual Madera, siguió el día 17 de octubre la navegación del
majestuoso rio de este mismo nombre, comprobó la existencia de las
cachuelas Misericordia, Riberón, Periquitos y Ararás, cerca de la que
encontró, en la margen izquierda y a los 9.° 40', la confluencia del rio

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Abuná; y continuando su navegación en el Madera volvió a practicar
interesantes estudios y levantar a su vez los planos de las cachadas
Pedernera, Paredao, Tres hermanos, Girao, Calderón del Infierno, Moriñon,
Teotonio, Macacos y San Antonio.

Atravesó con su tripulación casi todos estos rompientes,


aprovechando de los canales abiertos en las rocas por la impetuosidad de
la corriente.

No obstante, fue peligrosísima esta travesía, por lo ligeras y mal


construidas que eran las canóas en que se llevaron a cabo tan interesantes
estudios.

Así arribó el 30 del indicado mes a la última cachuela de San Antonio,


cerca de la cual estaba la línea divisoria, que sirvió de confín a los territorios
de Bolivia y el Brasil hasta el 27 de marzo de 1367 en que, según el tratado
de límites celebrado entre ambas naciones, se fijó como frontera norte una
recta que, partiendo de la confluencia del Mamoré y el Beni, terminase en
la vertiente principal del Yavari.

Antes de haberse concluido este tratado pertenecían a Bolivia la mitad


del ancho del Madera, lo mismo que la del Paraguay.

En virtud de las estipulaciones del tratado, se segregaron grandes


porciones del territorio nacional fijando en el este y noreste como frontera
una línea que, comenzando en el rio Paraguay, lat. 20° 10' donde se
encuentra la Bahía Negra, siguiese hasta el fondo de ella, y de ahí á la
laguna liberaba cortando por mitad las de Cáceres, Mandioré y la Gaiba.

Del extremo norte de la laguna Uberaba se fijó como límite también


otra línea que pasase por Corixa Grande, Morro de Buena Vista, Cuatro-
hermanos, y las nacientes del rio Verde.

Éste, lo mismo que el Iténes o Guaporé con el que se confunde,


forman la frontera noreste, y el Mamoré reunido con el último la continúa
hacia el norte hasta el Beni, de cuya confluencia nace el Madera.

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IV

Después de su arribo a orillas del puerto San Antonio, en territorio


brasilero, retrocedió hacia el Departamento del Beni, adquiriendo
conocimientos más precisos del curso, caudal de agua, profundidad y demás
condiciones del Madera y el Mamoré, levantando planos de las cachuelas,
midiendo sus canalizaciones e investigando finalmente las riquezas y
variadas producciones contenidas en aquellas feracísimas márgenes y
regiones adyacentes.

Terminada esta comisión, se restituyó a la capital Trinidad de donde


envió al Gobierno los informes y la relación circunstanciada de los viajes y
exploraciones que con tanta energía y patriotismo había realizado,
coronando con el éxito más lisonjero las esperanzas que concibiera, y
cumpliendo así las instrucciones y deseos que le fueron impartidos por el
General Ballivián.

Resultado inmediato de las ideas que sugirió al Gobierno, fue la


comisión que se le confiriera para organizar una empresa destinada a dejar
expedito el curso de los ríos Madera, Mamoré y Beni, profundizando y
regularizando los pasos abiertos por la corriente en las cachuelas accesibles
a la navegación y construyendo canales en las riberas de las rompientes
Teotónio, tíirao, Hiverón y Esperanza por donde se desviase el curso
obstruido del Beni y el Madera; proyecto que con el genio eminentemente
mecánico que le distinguía y la cooperación que se encontraba dispuesto a
prestarle el Gobierno, abríase llevado a término si la fuerza de los
acontecimientos políticos que se desarrollaron en el país, no hubiera hecho
fracasar tan importante plan.

En efecto, estando el Gobierno en disposición de suministrarle los


auxilios indispensables para realizar tal propósito, tuvo que dirigirse el
General Ballivián al Sud de la República para librar la batalla de Vitiche, por
cuyo motivo y por las emergencia que siguieron a esta acción de armas,
teniendo su desenlace con la dimisión de aquel General, quedó frustrado el

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intento que tenía el Gobierno de encomendarle a Palacios la misión de
contratar en el exterior los elementos necesarios para abrir una ventajosa
salida al Atlántico.

En 1857 el Presidente de la Nación, doctor José María Linares, tuvo


con él frecuentes entrevistas para que marchara a Europa o a los Estados
Unidos de Norte América a fin de llevar a cabo la misma empresa que
iniciara bajo los auspicios del General Ballivián; pero la amistad estrecha y
relaciones políticas que con el General Jorge Córdova tenía su hermano don
Manuel Palacios, contribuyeron a que perdiera su ascendiente ante el
Gobierno y sufriese las amarguras de un destierro en el Guanay; por lo cual
y la serie de trastornos violentos que siguieron al nefando golpe de Estado
del 14 de enero de 1831, y las pérfidas intrigas que no cesaron de
ensangrentar y conmover el país, fue imposible la organización de toda
empresa que labrase la felicidad pública.

Después de su penoso destierro consagró, como dijimos


anteriormente, la incansable actividad que le caracterizaba a dirigir la
apertura de vías de comunicación en la Provincia de Yúngas, ya como
Inspector General nombrado por la Junta de Caminos, ya como empresario
particular, hasta que le sobrevino una grave enfermedad de parálisis que,
contraída en sus largas excursiones y destierro, le minó su salud
postrándole por muchos años en el lecho del dolor.

Agobiado por sufrimientos físicos y morales, después de demostrar


grande resignación y fortaleza de ánimo, y recibir con verdadera unción los
consoladores auxilios de la Religión Católica, murió el 12 de marzo de 1875,
víctima de su amor y consagración al país, olvidado de sus conciudadanos
y mal recompensado por los gobiernos posteriores al del General Ballivián,
que no supieron apreciar ni hacer justicia a los patrióticos e importantes
servicios prestados por aquél.

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V

Los estudios e investigaciones practicados en sus viajes, así como los


detalles de estos, fueron consignados en su Diario publicado el año 1852 en
el periódico "La Época" y en un folleto que se editó en la misma fecha.

Como complemento de sus estudios hidrográficos, levantó extensos


planos de la situación de las cachuelas del Mamoré y Beni, así como el mapa
geográfico del Departamento de este último nombre, las provincias de
Caupolicán, Yúngas Yuracarés y demás regiones inmediatas; mapa que es
notable por la exactitud y prolijidad en lo que se refiere a los importantes
ríos y afluentes que descienden de las cumbres orientales de la cordillera
principal y ramificaciones de los Andes.

Hizo también el plano de la expedición al lago Rogo-aguado, sus


tributarios y los otros lagos que se comunican con aquél.

Asimismo tomó triangulaciones perfectas de las secciones del Sud de


la Provincia de Yúngas, siendo apreciable este trabajo por su rigurosa
exactitud científica en atención a lo deficientes que eran los instrumentos
de matemáticas con que pudo contar.

Estos trabajos de suma importancia para formarse en casi todos,


exacto criterio de la hidrografía del Norte y Oriente de nuestra patria, no
pudieron ser publicados por falta de una prensa litográfica, permaneciendo
aún inéditos en poder de su familia.

Sin embargo contribuyeron en vasta escala a la formación del Mapa


General de la República, publicado por los insignes geógrafos bolivianos,
señores Juan Ondarza, Juan Mariano Mujía y Lucio Camacho, quienes se
sirvieron de aquellos documentos como de poderosísimo contingente para
la demarcación de parte de este Mapa General.

Así también, el notable ingeniero norteamericano Coronel Jorge E.


Church, consultó con muchísima utilidad para la publicación de su mapa de
Bolivia y de los estudios a que se dedicó con tesón, escritos y planos de

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Palacios, contribuyendo éste así a la iniciación de las trascendentales
empresas que Church proyectara llevar a cabo, consiguiendo en 1868
autorización de los gobiernos del Brasil y Bolivia para implantar el ferrocarril
del Madera y navegar el Mamoré y el Beni.

Finalmente publicó Palacios en las columnas de "El Picaflor", periódico


editado en esta ciudad el año 1868, sus importantes estudios sobre la
extensa y rica Provincia de Móxos, hechos durante su permanencia en el
Beni como Gobernador y Administrador General de rentas que fue de ese
Departamento.

Esta interesante descripción da perfecta idea de las concienzudas


observaciones que hizo respecto a la posición geográfica, naturaleza y
constitución de los terrenos, dirección de las montañas, nacimiento y curso
de los ríos y situación de los lagos de aquella Provincia.

Se consignan también en esa descripción, datos muy prolijos acerca


de la población, tribus e idiomas, climas y vientos, producciones y medios
con que cuenta esa circunscripción, revelando así las ingentes riquezas y
prósperos elementos de progreso de aquellas privilegiadas regiones, que en
no lejana época constituirán el centro de las relaciones comerciales del
continente Sud-Americano.

En conclusión, séanos permitido manifestar que los gran- des


servicios que hemos relacionado y las relevantes dotes que hemos dado a
conocer, ponen de relieve cuan expectable qué la persona del atrevido
explorador paceño don Agustín Palacios, cuyo patriotismo y decisión por el
trabajo no deben ser olvidados por la posteridad; antes bien, todo boliviano
debe conservar grabada en sil corazón la memoria de aquél digno ciudadano
que amó a su patria hasta el sacrificio y le consagró su vida toda,
esforzándose por contribuirá su progreso y engrandecimiento social.

(ABEL, F. ITURRALDE).

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EXPLORACIÓN

DE LOS RÍOS Y LAGOS DEL DEPARTAMENTO DEL BENI Y


EN ESPECIAL EL MADERA, PRACTICADA DE ORDEN DEL

SUPREMO GOBIERNO DE BOLIVIA POR JOSÉ AGUSTÍN


PALACIOS. AÑO DE 1852.

A Mis Compatriotas:

El vasto y rico territorio que Bolivia posee hacia la parte oriental, llama
en el día la atención de los industriosos europeos, y la navegación de los
caudalosos ríos que le bañan en toda su extensión es el pensamiento que
domina a varias sociedades, capaces de realizar tan grande proyecto.

En estos momentos me ha parecido oportuno hacer una nueva


publicación de "Mi viaje de exploración del Rio Madera" para contribuir de
este modo con una pequeña piedra siquiera al grande edificio que se
pretende levantar en bien de todo Bolivia y en honor del ilustrado y patriota
Gobierno que inicie y lleve a cabo una obra que tantos bienes ofrece.

El año 1846 tuve la fortuna de recorrer personalmente todos los ríos


que afluyen al majestuoso Madera que se convierte en Amazonas; y estoy
seguro por eso de que ningún otro viajero puede ofrecer datos más
abundantes y exactos que los que se registran en mi viaje y otros que dejo
de publicar: porque habiéndolos explorado con el entusiasmo patriótico que
me animaba, y con la decidida intención de repetir un viaje comercial; todo
lo observó y estudié con la posible exactitud, sin dejar nada de cuanto
aparecía a mi vista en lo que podía favorecer la navegación u oponer
obstáculos a ella.

La sencilla relación que hago de todas mis observaciones diarias podrá


en alguna manera ilustrar a los que acometan tan grande y plausible
empresa, ya que circunstancias excepcionales me han arrebatado la gloria

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de realizar mis proyectos de un segundo viaje; y muy satisfactorio me será,
si mis compatriotas saben apreciar los sacrificios y penalidades
consiguientes a un viaje peligroso por ríos y lugares desconocidos. Obtendré
a lo menos, la única recompensa a que aspiro.

La falta de una prensa litográfica hace incompleta esta publicación;


pues habría deseado acompañar el mapa de aquellos lugares con el curso
de todos los ríos. Sin embargo he sacado algunas copias para remitir a
personas que puedan servirse de ellas, y ofrezco el original a todos los
que gusten tomar copias de él.

Navegación Del Rio Beni.

ROGO - AGUADO, MADERA Y OTROS EN EL DEPARTAMENTO


DEL BENI, POR JOSÉ AGUSTÍN PALACIOS, AÑO DE 1844.

Rio Beni.

Cuando el Supremo Gobierno de la República, se sirvió nombrarme


Administrador General de rentas en el Departamento del Beni, y conferirme
después la comisión de navegar el caudaloso río del mismo nombre, y los
otros de que me ocuparé en adelante, mi espíritu se animó del más vivo
patriotismo, y del más vehemente deseo de ser útil a mi patria. No
desconocía los riesgos y peligros que iba a correr en mi ardua empresa, ni
se me ocultaban las dificultades con que había de tocar a cada momento,
pero el convencimiento de que el buen éxito de mi comisión, podía
proporcionar a Bolivia medios de prosperidad y engrandecimiento; me hizo
arrostrarlo todo, sin que bastase a detenerme la consideración de que
dejaba abandonada mi familia y mis cortos intereses, alejándome quizá
para siempre del seno de mis amigos. Ningún esfuerzo he omitido, y
empleando el contingente de mis posibilidades creo haber correspondido de
mi parte a la confianza con que fui honrado.

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En una de las instrucciones que se me dieron con respecto a la
comunicación que debía establecerse entre los pueblos del Beni y los de la
provincia de Yúngas, tuve la satisfacción de informar al Gobierno lo
conveniente sobre la exploración que hice desde Reyes hasta el cantón
Libertad, Capital de la expresada provincia de Yúngas. Existe pues, la
distancia de 113 leguas, que rectificadas por tierra serán reducidas a mucho
menos. Los terrenos son muy feraces, cubiertos de elevadas montañas, en
las que se encuentran diversas clases de quinas. Hay también baldíos llanos
y espaciosos, que ofrecen la mayor comodidad para un camino, a excepción
de las 20 leguas que se cuentan desde Tamampaya hasta Ebenay, y en las
que existen siete lomas muy elevadas y fragosas. Empero, aún subsiste
parte del camino que abrió el señor Revuelta, necesitándose dos puentes
en los ríos Tamampaya y Totorani. Pocos gastos habría que expender,
porque los pocos peñascos que se encuentran son de piedra de molejón.

De la Capital de este Departamento a la Capital de Yúngas hay 30


leguas por diferentes caminos que admiten cargas de toda especie. De la
Capital del Beni o Trinidad de Mojos al pueblo de Reyes, hay 100 leguas por
tierra y agua con caminos cómodos. Existe también otra ruta desde el
pueblo de San Borja en Mojos por la misión Chimanés, hasta Santa Ana de
Moseténes, situada a la márgen del rio Beni y a 62 leguas de Reyes,
distando así mismo 51 leguas de la Capital de Yúngas: ruta que hice
reconocer con el corregidor de San Borja en compañía de 12 Chimenés que
bajaron por el rio Beni hasta Reyes, y que no ofrece inconveniente alguno
para abrir un buen camino para el cómodo tráfico de los comerciantes de
ambos Departamentos.

La navegación del rio Beni presenta la dificultad de que sólo admite


balsas de madera muy ligeras y sumamente angostas por los muchos
bancos que hay y cuyos canales son demasiado estrechos. Además en los
recodos se forman cachuelas o corrientes fuertes y rápidas, que al menor
descuido pueden romper dichas balsas. No obstante, con embarcaciones de
hierro chatas, se facilitaría mucho su navegación. Las cachuelas más

19
peligrosas son, Chana, Guachivó, Sipna, Wayaniboco, Sitipti, Chañamí,
Napañati y Poraquí, hasta Magdalena, pueblo de misiones a los 14 y medio
grados, fuera de Iripachiqui, Bopinay, Mittí, Puñuya, Bohoy, Piñechi,
Toracaya y Siraque son inferiores y no ofrecen mucho riesgo.

Hacia abajo, solo se encuentra de las primeras el Beú y de las


segundas Sibaba, Quendique, Sambé, Torre y Chagua- cala. Por partes hay
bastante fondo y poco en lo restante. Confluyen con el Beni los ríos de la
provincia de Yúngas, con el nombre de Wopi, los de la de Sorata y Muñecas
con el de Mapiri o Caca, los de Caupolicán por el Tuichi, los de Cochabamba
con el del Beni y otros muchísimos con caudalosas aguas que tienen su
curso por la misión de Cabinas, situadas a espaldas de Carabaya,
extendiéndose hacia los bárbaros Toromonas hasta la margen del rio Magne
Purus o Cuchivaré.

Nadie ha reconocido el resto del rio Beni hasta el año 1846 en que se
mandó al prusiano Baza y el que no obtuvo el menor resultado. Yo me dirigí
aguas arriba, desde la confluencia del Madera con el Mamoré y reconocí su
cachuela, que se creía una gran catarata, y de la que me ocuparé
oportunamente. En algunas partes de la extensión del rio, se encuentran
vetas de plata, veneros de oro, salinas, carbón de piedra, cal, etc. y en el
Tequeje diamantes. Hay también además muchas preciosidades
petrificadas, y una variedad tan rica como admirable de objetos raros con
que amenizar un gabinete de Historia Natural en los tres reinos.

Lago Rogo-aguado.
AÑO DE 1845.

Deseoso el Supremo Gobierno de saber si el gran Lago Rogo-aguado tenía


comunicación con el Beni, o sí procedía de él, para facilitar su navegación
por el Mamoré, me ordenó que lo reconociera, con cuyo motivo mandé
construir un bote y emprendí mi marcha.

20
La principié del pueblo de Exaltación que es el más inmediato, con
rumbo O. E. N. O. E., cinco leguas hasta la estancia de la Cruz, habiendo
pasado media legua antes el rio Iruyané, que corre a N. E., abundante de
agua y capaz de ser navegado, ignorándose su procedencia que se supone
del Beni, o de alguno B curiches o pantanos de los campos de Reyes. En la
estancia hay un cerro chato, cuya altura es de 300 varas, y su base
cuádrupla. Está formado de sorochi blanco criadero de oro, y
constantemente está cubierto de pajonal y montaña, entre la que se
encuentra el árbol, que produce la goma elástica.

De allí continué la marcha al OE. Un cuarto N.OE. Hasta la estancia


denominada San Carlos, que dista ocho leguas de la anterior y que está
situada entre varios curiches con alturas, cuyos buenos pastos mantienen
abundante ganado. Continuando la marcha al N.OE., y después de haber
caminado tres leguas, encontré la laguna Ibachuna o del Viento, que tendrá
la extensión de cuatro leguas de latitud y ocho de longitud de N. á S. y cuyo
desagüe camina por entre curiches, hasta el lago Rogo-aguado. Seguí
dirigiéndome al NOE. Un cuarto N. dos leguas, cambiando al OE. Tres
leguas, al NE. dos leguas, y al OE. otras dos, por terrenos más bajos hasta
el gran lago Rogo-aguado conocido también con el nombre de Domú á cuya
orilla existen aún vestigios de la antigua población de los Cayubabas, que
forman hoy el pueblo de Exaltación, con una zanja o foso en su
circunferencia para precaverse sin duda de las incursiones de los Chacobos,
Caripunas o Pacaguaras.

No encontrando concluido allí el bote con que contaba, me embarqué


en una canoa pequeña, dirigiéndome a las dos islas del centro, que distan
una legua, y que están cubiertas de bosques impenetrables, cuyo piso es
algo superior al lago, no pasando de una vara el fondo de éste en esa parte.
Al día siguiente eché al agua el bote de 12 varas de largo, una y cuarta de
ancho y una de profundidad; pero como balancease mucho, le hice atar dos
pequeñas canoas, que servían de contrapeso.

21
Zarpé del puerto con rumbo NOE. Un cuarto N.; a las cinco leguas
encontró un arroyo que sirve de desagüe, y que se reúne con otro lago
pequeño, nombrado Yapacha hacia el NE. Cambié rumbo costeando OE.,
NOE. Por tres leguas, continuando por otras tres al S.OE. Un cuarto S. De
allí cambié también de N. á S. por ocho leguas, al SOE. una y media al S.
un cuarto E. cuatro y media; de manera que marché a Colina con un fondo
de dos y media brazadas, caminando seis millas por hora.

En los cabos salté a tierra y reconocí que la montaña se extendía poco,


pero los pastales son tan vastos que forman horizonte. Les hice prender
fuego y divisamos al NOE. El humo de alguna hoguera de los bárbaros
Chacobos, que después fueron reconocidos y cuyo número pasa de
trescientas almas, entre esos individuos se encuentra alguna gente blanca
y rubia. Continúe.

Al E. un cuarto N. y habiendo navegado cuatro leguas, fue tan recio


el viento N. que impeliendo grandes olas, y llenando el bote de agua, más
de una vez me vi expuesto a naufragar, por lo que salté a tierra donde
permanecí veinticuatro horas, mientras disminuía la violencia del viento.
Mas no habiendo esto sucedido así, y deseando emplear útilmente el
tiempo, reconocí la boca del arroyo de Ibachuna con grandes curiches.

Zarpé al día siguiente a remo contra el viento, botando en todo el día


el agua con que a cada momento se llenaba el bote: tomé el rumbo N.OE.,
por seis leguas hasta llegar al puerto de donde salí.

La laguna es de agua clara y buena, tiene el fondo de óxido de fierro


con dos y media brazadas de agua: hay muchos pescados y rayas, caimanes
y bufeos. Existen en ella también muchas aves, y entre ellas el pájaro
llamado Toro del tamaño de la perdiz con un plumero negro en forma de
quitasol en la cabeza: y en el pecho tiene una bolsa con plumas negras
también, pero muy finas lo mismo que todas las demás del cuerpo, su canto
es semejante al valido del ganado vacuno.

22
En la montaña hay almendras superiores de varias clases. Al E. se
encuentra otra laguna pequeña denominada Puaja, cuyas aguas reunidas
con las de Rogo-aguado y Yapocha, forman el rio Yata-chico o rio Prieto que
concluye con el Mamoré. Presumo que el Yata-grande, sea solamente un
brazo del rio Beni, por la claridad de sus aguas, por el declive del terreno
hacia el Mamoré, y porque en los llanos no aparece su origen, pues que de
ellos procede únicamente el rio Negro de la laguna Rogagua en Reyes, y
que confluye también con el Beni.

La navegación del Yata-grande es interesante, y yo la habría


acometido cuando bajé por el Madera, si hubiese tenido a mi disposición
gente armada, absolutamente necesaria por la multitud de bárbaros que
circundan sus riberas; sin embargo, subí hasta su cachuela en la que hay
bastante brea. El Iruyané debe así mismo ser reconocido por las mismas
razones que el Yata.

Ríos Mamoré y Madera.

AÑO DE 1846.

La alta importancia del objeto de que voy a ocuparme, que lo


considero como una fuente inagotable de recursos para la prosperidad y
engrandecimiento de Bolivia, me obliga a llamar la atención de mis
conciudadanos, la del Gobierno y la de todos los hombres interesados en
los progresos de la humanidad, hacia un asunto que hasta ahora poco
tiempo había sido mirado con indiferencia. Nuestros hombres de estado han
considerado siempre la adquisición del puerto de Arica como el único medio
a que podía aspirar Bolivia para mejorar su condición, y aun para asegurar
su existencia política de un modo firme y estable. Pero la navegación del
Madera ofrece un porvenir cuyas favorables consecuencias son
incalculables, y es a ella a la que el Gobierno debe consagrar sus preferentes
atenciones.

23
Al haberla acometido, no me arredraron las ponderadas y peligrosas
cachuelas de ese rio tan célebre, los innumerables bárbaros que moran en
sus riberas, ni el trágico fin que tuvo el infortunado don Tadeo Gorritti,
víctima del furor de las hordas salvajes. Animado con la esperanza de ser
útil a mi patria, y sediento de gloria, no reparé en la mala calidad de las
embarcaciones, que consistían en pequeñas canoas de 12 varas de largo,
tres cuartas de fondo y vara y cuarta de ancho, que ninguna seguridad
ofrecían para la navegación; agregándose a esto la poca voluntad de los
tripulantes que en la expedición que mandó el Prefecto don José Borja
huyeron a la vista de la primera cachuela que encontraron. Era pues preciso
arrostrarlo todo, vencer las dificultades que de intento se me opusieron y
revestirme de la energía necesaria para imponer obediencia a la tripulación
compuesta de hombres a quienes nada interesaba una empresa, que habían
mirado siempre como irrealizable, o eminentemente peligrosa.

Además, las mismas autoridades del Departamento del Beni, en vez


de afanarse porque progresen allí nuestras instituciones observando una
conducta pacífica, suave y conciliadora, parece que no se hubiesen
propuesto otra cosa que negociar sus conveniencias particulares, ejerciendo
para el efecto el más rudo despotismo, con el que necesariamente
ahuyentan la inmigración sin embargo de que, por otra parte, esas fértiles
y ricas regiones brindan sus tesoros a todo el que se determine a
explotarlos.

Después de grandes esfuerzos, pude al fin en 7 de octubre de 1846


hallarme expedito para emprender la navegación. Llevaba a mi hijo
Gregorio con 40 fusileros, me acompañó también el señor Vicario doctor
don Eustaquio Duran con el fin de convertir a los bárbaros inspirándoles las
sublimes creencias de nuestra Santa Religión. Ocupaba él una garitea con
veinte tripulantes y una canoa con quince, todos Cayubabas de Exaltación.
Yo llevaba una canoa con quince Oaníchanas de San Pedro, otra con quince
Trinitarios, y un botecito descubridor con seis Cayubabas. Solo me faltaban
conocimientos prácticos y algunos instrumentos; pero todo lo suplía mi

24
ardiente deseo por ser el primero en proporcionar a mi patria un
descubrimiento, que no dudo será algún día el germen de su prosperidad y
de su dicha.

Día 7 de octubre 1846.

Zarpamos del puerto de San Martin un cuarto de legua distante de


Exaltación. Tomamos rumbo N. con viento contrario que es el dominante
en todo el río. El fondo del Mamoré es de cinco a seis brazas, el ancho de
trescientas varas, la corredera media legua por hora. Termómetro de
Fahrenheit 84 grados. Caminamos variando al E. y al O. según las vueltas
del río, pero por lo general navegábamos hacia el N. cuatro leguas hasta la
confluencia del rio Irnyané situado a la izquierda, encontrando a la legua
peñascos de óxido de fierro. A las cuatro de la tarde subió el Termómetro a
90°, y a la media hora tuvimos una copiosa lluvia. Continuando la marcha
llegamos al lugar llamado Navidad, habiendo navegado siete leguas; allí
concluyen las chacras de los naturales de Exaltación. Las costas del Mamoré
son bajas, están cubiertas de montaña, y en sus orillas se encuentran
sauces y caña brava o Charo.

Día 8.

Amaneció la atmósfera nublada. Continuamos la marcha con una


legua de corriente, seis brazas de agua, gran calma. Termómetro 81. ° A
las doce hubo viento N. recio y divisamos al NO. el humo de las cabanas de
los Chacobos. El fondo del río tenía diez brazas, y sus márgenes están
cubiertas de cacaguales del Estado abandonados. A las tres de la tarde subió
el Termómetro a 87. ° Y comenzó a llover. A media legua del río Matucaró
hacia la derecha, se encuentran bancos de óxido de fierro y continuando
por media legua, nos detuvimos en una isla, habiendo navegado diez leguas
con los mismos rumbos que el día anterior.

El Mamoré solo tiene doscientas varas de ancho.

25
Día 9.

Amaneció también nublada la atmósfera. Seguimos el rio encajonado


con diez brazas de agua, corredera una legua. Termómetro 84. °, rumbos
los mismos. Confluyen a la derecha el arroyo Achichuru, que significa
agitación, otro llamado Boroboro a la izquierda, otro Tanarupi y a la derecha
igual en ancho y agua al Matucaré. Hay allí peñascos paralelos de óxido y
un cacagual abandonado perteneciente al Estado, a la izquierda entra el
arroyo Mayosa á cuyas inmediaciones, encontramos á Maba, capitán de los
bárbaros Chacobos, á Bora y dos compañeros. El Vicario exhortó al primero
para que persuadiese a su gente de las ventajas que obtendría formando
una misión; le entregamos el despacho de capitán, que le remitió el
Presidente de la República. Habiendo navegado diez leguas, hicimos noche
en un lugar que llamamos Pozancos.

Día 10.

Amaneció nublado. Termómetro 77. °. Mamoré 300 varas, sonda


cinco brazadas. A la izquierda se encuentra, tres arroyos denominados
Yona, Pejo y Toro. A las diez del día estaba el Termómetro en 89. °, en toda
esa parte del río hay barrancas altas con palmeras. A las doce el
Termómetro estaba a los 100. Divisamos la serranía de la Fortaleza del
Príncipe de Beira al NE. A las cuatro de la tarde bajó el Termómetro a 80, y
tuvimos una gran lluvia con la que llegamos a la confluencia del Itenes o
Guaporé cuyo ancho es de 500 varas, con un fondo de tres varas en su
cauce; tiene otro brazo con 100 varas de ancho y tres de fondo, y ambo N
corren de Sud á Norte. El ancho del Mamoré es allí de 300 varas, tiene siete
brazas de fondo. Su rumbo se dirige hacia el E. que cambia con el Itenes al
N. ambos llevan 800 varas de ancho y seis brazas de fondo; la corredera
media legua. A cualquier lado del río por esa parte puede formarse una
hermosa población, especialmente en la margen izquierda, donde en otro
tiempo tuvieron los brasileros un puerto avanzado, que han abandonado.
Caminamos ese día once leguas.

26
Día 11.

Por ser domingo, el Vicario nos dio misa, mientras se secaban el


equipaje y los víveres. En seguida continuamos la marcha con rumbo N.
dejando a la derecha tres cerros bajos cubiertos de frondosa montaña. A
las dos leguas se encuentran bancos de óxido, y un lugar muy adecuado y
precioso para población, con su fondeadero cómodo, y con un arroyo que
procede de los bárbaros Sinabos. Termómetro 90. °. A las cuatro leguas se
encuentra la embocadura del Yata-chico o río Prieto por ser muy negras sus
aguas, y procedentes de las lagunas ya mencionadas, al que los naturales
llaman Jibo: su ancho es de 12 varas y tiene dos brazas de fondo: hay allí
almendras superiores y de varias clases. A las cinco de la tarde hubo lluvia,
con viento Sud, tan fuerte, que nos obligó a detenernos en una playa que
llamamos del Sud porque navegábamos con este rumbo, habiendo andado
siete leguas.

Ya que he hablado del viento Sud, daré aquí una idea de este
fenómeno que causa no pocos estragos en los habitantes y en el ganado.
Entiendo que él proviene de que las nubes bajan mucho formando un
espacioso horizonte desde la cordillera que está al Sud. Siendo este viento
constante, sino encuentra el paso franco por la cordillera tiene que
retroceder o resbalar impregnando de partículas nitrosas, que lo hacen
sumamente frio; y como encuentra oposición con el N. choca y forma
fuertes huracanes con lluvia o secos que duran tres días a lo más, pero que
causan muertes súbitas y costados. El viento N. es templado o fresco,
porque aunque procede de las abrasadas costas del África, como atraviesa
el Atlántico, y las montañas que hay desde la boca del Amazonas, se
refresca de manera que en Mojos la temperatura es moderada por esta
causa no subiendo el Termómetro más que a 10." y bajando a la mitad
menos los días en que la atmósfera está cargada o corre viento Sud.

27
Día 12.

Salimos con fuerte lluvia y rumbo hacia el Sud, Termómetro 70. °,


corredera una legua, sonda siete brazas, ancho del Mamore mil varas. A la
derecha desemboca el rio Soteiro con veinticinco varas de ancho: las
barrancas son más altas, cubiertas do espesa montaña y palmeros: sus
terrenos feracísimos, son inmejorables, y están libres de las inundaciones
que sufre Mojos. Navegamos siete leguas, y nos detuvimos en una playa a
la que dimos el nombre de Elvira por la abundancia de los árboles así
llamados, de cuya corteza se hacen los cables con que se tiran las
embarcaciones.

Día 13.

Salimos con viento Sud, rumbo al O., con seis brazas de agua,
corredera una legua. Las barrancas del costado de Bolivia más altas que las
del Brasil, con mucha abundancia de almendras, que son los árboles más
elevados de la montaña, a pesar de ser esta colosal. A corta distancia y
hacia la izquierda, desagua un arroyo al que también le llamamos la Elvira.
A medio día viento N. Termómetro 85. °, senda ocho brazas. El terreno se
eleva a más de cincuenta varas, poblado de almendros é Ipecacuana.
Habiendo navegado ocho leguas, descansamos, pero en alta noche nos
acometió un tigre, que felizmente no nos hizo mal alguno.

Día 14.

Partimos con viento N. constante, y a nuestro frente divisamos una


serranía baja. A las tres leguas y hacia la derecha encontramos tres islas
pequeñas y una grande en el centro del rio. Nos detuvimos allí el tiempo
necesario para formar una ramada, dentro de la que depositamos nuestros
víveres para el regreso, dándole a la isla el nombre de la Provisión.
Continuamos la marcha con el Termómetro en 99. ° Dejamos el río
Pacanova á la derecha, lo mismo que el Soteiro. A las cinco de la tarde
pasamos la cachuela Guayaramerí señalada con el número 1. ° En el mapa
que he formado. Las peñas de que se forma, se elevan dos varas sobre el
28
nivel del agua: el declive es de una vara; pero con las crecientes del rio
desaparece la cachuela. Nos detuvimos allí después de haber navegado seis
leguas.

Para que se forme una idea exacta de lo que son las cachuelas, era
preciso que se tuvieran a la vista los diseños que poseo. Mas como este
diario es una mera relación me con- tentaré con explicar lo que ellas son,
distinguiéndolas de las cataratas, á fin de que no sean confundidas con
estas. Las cachuelas son una prolongación de peñascos, que atraviesan el
río de un costado a otro, por lo regular de E. á O. forman- do una barrera
que sirve de base a una serranía baja, situada en ambos costados; y como
la impetuosa corriente de las aguas, ha abierto diversos canales tortuosos
con crestones en sus centros y codos salientes, hacen que la navegación
sea peligrosa. Para evitar en algún modo los riegos, es preciso escoger el
canal mejor; es decir, que tenga suficiente agua para sostener la
embarcación, pues que si tiene mucha, se expone a que las olas que forman
las corrientes la cubran sumergiéndola en su seno. Las corrientes son, como
las de los torrentes, muy rápidas y violentas y sufren continuos choques;
de manera que para subir, hay necesidad de tirar con cuerdas las
embarcaciones, o descargarlas, lo que no sucedería con vapores chatos,
que calasen poca agua, y que soportasen de 15 a 20 toneladas, para lo que
en toda la ribera hay bastante combustible. Los vapores pasarían fácilmente
por cualquier canal, mientras que no sucedía lo mismo con las canoas que
nos conducían, débiles, mal construidas, sin timón, y de una tonelada
apenas expuesta a volcar o llenarse de agua a cada momento. Pueden todas
las cachuelas componerse mucho, rectificando en un alguno de sus canales,
limpiando en otras los que son buenos, que se obstruyen con los fragmentos
de los peñascos que deja el río cuando baja, y que amalgamándose por
medio del óxido forman una sola pieza, y abriendo en fin a sólo tres canales
con esclusas, sin las que son impracticables; según lo manifestaré después.

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Día 15.

Salimos de la isla Guaramerí (significa pequeño) que debe llamarse


Ipecacuana, por la abundancia que hay de este vejetal, y al cuarto de legua
en el cabo que forma la isla encontramos la cachuela Guayaguasü, que
significa grande y que pertenece al primer cuadro del mapa que he iniciado.
Esta cachuela está formada de bancos de cuatro varas de alto, sobre el nivel
del río; el declive es de dos varas en una cuadra de extensión. Sus costados
son planos cubiertos de montaña, y cuando pasamos estaba seco el primer
canal de la izquierda, por lo que elegimos el segundo que tenía poca agua.
Allí vararon varias veces nuestras pequeñas embarcaciones pero sin haber
sufrido felizmente más avería, que la rotura del timón de la gritéa en que
iba el Vicario. A las doce del día indicaba el Termómetro 90. °, divisamos al
S. E. la serranía que forma las dos cachuelas de que ya he hecho mención.
Hay muchos mosquitos que incomodan demasiado, y a las tres leguas se
encuentra la cachuela Bananera, que forma el 2. ° cuadro del mapa, y que
toma su nombre de una especie de plátanos silvestres que llaman bananas.
Pasamos las embarcaciones sin cargas, corriendo a lo largo de dos líneas
paralelas de rocas y colinas de seis varas de alto, y descendimos por el
quinto canal que tiene menos agua que los demás. El desnivel en la
extensión de 50 varas, es de cuatro, hay allí muchas vetas de plata. Al
costado izquierdo existe .un buen canal, que estaba casi seco, y que
limpiándolo sería el mejor. En el centro hay también una isla en la que se
encuentra mucha butfia medicinal.

Día 16.

Continuamos la marcha por un cuarto de legua por entre rocas, con


fuertes corrientes, que denominan la cola de la cachuela. A las dos leguas
encontramos un cerrito bajo, cubierto de montaña a cuyo pie se halla la
cachuela Pao-gran- de ó Palo-grande del cuadro 3. ° Del mapa. Desemboca
allí el Yata-grande a la izquierda de otro cerrito fronterizo al anterior de E.
á O., y a cuya boca hay peñascos de quince varas de alto con hermosa

30
montaña en la cima. Tiene el Yata en esa parte 105 varas de ancho y tres
y media brazas de fondo. Sus aguas son muy claras y bastante altos los
barrancos. Continuamos navegando una legua por corrientes fuertes y
pasamos la cachuela que se forma de peñascos de doce varas en una cuadra
de extensión. El mejor canal es el del centro, pero tiene un banco al medio
que lo hace peligroso. Al N. hay un cerrito cubierto de montaña, y al NO. se
divisa otro más alto, situado sobre el rio Beni. Sobre los peñascos de la
cachuela, se ven grabados varios jeroglíficos y una cruz en medio de dos
PP. El Termómetro subió a 00. ° sonda siete brazas, corredora dos leguas
por hora, muy fácil sería abrir un canal al costado izquierdo. A una legua de
distancia se halla la cachuela Layes o Lajas que forma el cuadro 4. ° Del
mapa, compuesta de banquería que corre de E. á O., tiene el desnivel de
una vara en cincuenta de extensión. La pasamos sin novedad por su cauce
principal. A las dos leguas desemboca el rio Beni: nos detuvimos en la isla
que divide la boca de este rio a los 10. ° 25.

Rio Madera.

Día 17.

Después de medir el ancho del Mamoré que tiene allí 1,000 varas, con
siete a ocho brazadas de fondo, procedí a hacer la misma operación con el
Beni, dividido en dos brazos, y resultó uno de ellos con un ancho de 800
varas y de siete a quince de fondo, y el otro con el de 450 varas y con seis
brazadas de fondo: ambos brazos corren hacia el N.; perdiendo su curso el
Mamore que era el de N., NO. Salimos de allí, y a poca distancia, a la
izquierda, encontramos un arroyo, y a las cuatro cuadras de su navegación
se nos apersonaron veinte bárbaros Caripunas, ocho mujeres, nueve niños
y las mujercitas. Los hombres habitan en un galpón que llaman maloca, que
consta de veinticinco varas le largo, quince de ancho con bastante altura.
Su configuración es ovalada: tiene departamentos pequeños en la
circunferencia, y en cada uno de ellos existe 1111 hombre de pie al lado de
su hamaca, su banco, su bastón y una canastilla en que guarda las plumas

31
de las aves que caza: lodos Tibien flechas en la mano. Contestaron con la
mayor seriedad Muestra salutación, pero habiéndoles regalado machetes,
cuchillos, anzuelos, chaquiras, licor y algunas otras cosas, depusieron su
to- no airado, se deshicieron de sus flechas, y nos manifestaron una amable
familiaridad.

Las mujeres viven en otra maloca separada donde tienen todos sus
utensilios domésticos, porque en la de los hombres 110 so encuentra cosa
alguna que pertenezca a ellas por su sexo, y hay el mayor aseo. El jefe se
llama Pachú, pero poca obediencia lo prestan los demás, porque existo allí
una libertad e independencia sin límites. Todos están desnudos, y tienen
las orejas atravesadas con colmillos de jabalí. El labio inferior de las mujeres
está agujereado, y en él acomodan una especie de lengüeta do goma color
topacio, cuyo largo es de ocho pulgadas. En la nariz colocan dos plumitas
en forma de bigotes, para lo que se taladran la ternilla. Se pintan la frente
grana, los labios y cejas negras y el resto de la cara color aromo. Usan
brazaletes en los lagartos, muñe- cas y pantorrillas, y por decencia cubren
las partes pudendas, con una hoja angosta, asegurada con un cordel. Los
hombres amarran también con una cuerda la parte que constituye su sexo;
lo mismo hace con los porros. Los cadáveres de aquellos son enterrados
parados en el lugar donde habitan, y a los de las mujeres les dan sepultura
en el campo. En e1 el triángulo que forman ambos ríos, hay varias islas, de
las que se separan infinitas peñas; y componer la cachuela Madera llamada
así por el excesivo acopio que hace de ella el rio en sus crecientes, con las
que acumula leña en montones que parecen cerros. De esta circunstancia
toma sin duda su nombre el rio. La cachuela de que acabo de hablar está
representada en el mapa con el cuadro 5. °

El cabo formado por ambos ríos 110 puede ser mejor para una gran
población. Se halla cubierto do almendros de superior calidad, de cacao
exquisito de dos clases, de vainilla y de otras producciones igualmente
importantes y valiosas.

32
El local que ocupan éstos, es también muy hermoso para una
población. Al terminar el día colocamos en lugar conveniente una cruz que
bendijo el Vicario, y dirigimos nuestras preces al Ser Supremo, bajo las
dulces impresiones de una música solemne por la soledad de esas
silenciosas regiones, y que produjo en los indios los más deliciosos
transportes.

Día 18.

Al amanecer celebró el Vicario con la misma música, el Santo Sacrificio


de la Misa, a la que concurrieron los bárbaros sentados, y miraron con la
más fría indiferencia las augustas ceremonias de nuestra religión. En
seguida separándome de la comitiva, me dirigí con cuatro hombres en una
canoa a la ponderada catarata del rio Beni. Caminó cuatro leguas arriba,
reconociendo espaciosos y fértiles terrenos, situados en una hermosa
posición, y libres de las inundaciones del rio. Este tiene allí mil quinientas
varas de ancho, de nueve a doce brazadas de fondo, la corredera una y
media leguas y el termómetro en 95. ° Como llovía demasiado fuer- te, nos
vimos precisados a detenernos en una isla, al frente de los cerritos que
divisamos dos días antes.

Día 19.

Amaneció la atmósfera muy serena y despejada, y continuamos la


marcha al SO. A las dos leguas encontramos la cachuela que corresponde
a la Banarera en el Mamoré: las peñas son las mismas en su altura y
atraviesan el rio de E. á O. El canal del O. que parece el mejor se hallaba
entonces sin agua, y advertimos que podía limpiarse muy bien a fuerza de
barreno. El desnivel no pasa de cuatro varas en una extensión de 50 varas.
En el centro no se puede superar la corriente, pero por los costados es fácil
atravesarla arrastrando las embarcaciones por agua o por tierra: hay
muchos mosquitos: el termómetro designaba 95. °, corredera, dos leguas,
sonda diez brazas.

33
Después de delinear la cachuela regresamos a donde dormimos la
noche anterior. Existen muchos peñascos y fuertes corrientes que
corresponden a la cachuela Pao-grande, y a la legua más abajo hay otros
menores con igual corriente y que corresponden a la del Layes; así es que
la prolongación de las serranías bajas hacen coincidir en ambos ríos, las
peñas y cerros poco elevados. Allí saltamos a tierra, para visitar a otros
bárbaros que encontramos en el número de diez hombres, ocho mujeres y
seis muchachos de ambos sexos, bajo las órdenes del capitán Sonó. Mandó
que se reuniese la canoa con la comitiva, y me dirigí por tierra acompañado
de los bárbaros hasta la maloca de Pachú. Encontré allí al Vicario muy
contento, porque los naturales le habían manifestado sus deseos de formar
un pueblo y hacerse cristianos, para lo que ofrecían reunir mucha gente. Se
les obsequiaron doce tipoyes o trajes de mujer y algunas herramientas, con
lo que quedaron muy satisfechos y contentos de nuestra visita,
convidándonos en recompensa a una fiesta, cuyos detalles omito, a fin de
no prolongar mucho este diario.

Al anochecer tuve aviso de que los Trinitarios habían cambiado sus


víveres con pájaros y otras especies, con el objeto sin duda de
abandonarnos en alta noche, lo que evité durmiendo sobre las canoas, sin
darme por entendido del aviso.

Día 20.

Zarpamos a las siete de la mañana y al cuarto de legua encontramos


la cachuela Madera (cuadro 5. °) llamada así, por la razón que ya he
indicado. Esta cachuela tiene tres varas de desnivel en dos cuadras de
extensión: los peñascos son más bajos que en las anteriores. Existen en
ella varios canales buenos para toda clase de embarcaciones: el ancho del
rio es de media legua, termómetro 90. °, corredera una legua, sonda 12
brazadas.

A las dos leguas se halla la cachuela Misericordia, que forma el cuadro


6. ° Del mapa. Tiene una isla al medio, y un buen canal. Ha tomado su

34
nombre del peligro que ofrece su impetuosa corriente, pues que al menor
descuido, puede arrebatar la embarcación y precipitarla sin remedio en la
cachuela Riberón, que está un cuarto de legua más abajo. Esta cachuela
correspondiente al cuadro 1. ° del mapa, tiene desnivel cuatro varas en una
cuadra de extensión. Como sus canales son muy peligrosos, hay necesidad
de descargar las embarcaciones, y de arrastrarlas por tierra tres cuadras
hasta el rio Ribeiro, en el que con una buena compuerta podría formarse
una gran esclusa cuyas ventajas no necesito demostrar. Las peñas de
granito 6on también bajas y están situadas de E. á O.

Día 21.

Nos encaminamos en busca de los bárbaros que por allí habitan y a


media legua de distancia, encontramos una mujer apóstata, llamada
Mariana, y que goza de una gran reputación y ascendiente entre los
bárbaros a quienes domina. Estaba con su padre, su marido y una hermana:
la rodeaban también ocho hombres, tres mujeres y cuatro muchachos de
ambos sexos, entre los cuales había una preciosa rubia de ojos azules. A
Mariana le regaló camisa, traje y manta, un collar y aretes; a los demás les
di cuchillos, anzuelos, machetes, collares, medallas, etc. Les hicimos tomar
algún licor, que lo recibieron con la mayor complacencia, manifestándonos
mucho agradecimiento y amistad. Encontré allí a un brasilero, que pocos
meses antes había naufragado con dos compañeros, que bajaban en una
canoa: lo contraté para que me sirviera de guía en el resto del viaje.

Día 22.

Tuvimos misa a la que asistió Mariana con los de su comitiva. Les


propuse formar un pueblo, en la confluencia del Beni con el Mamoré, a
donde debían trasladarse y convinieron gustosos en ello, ofreciéndome
reunir muchos más indios que vagaban errantes en los contornos.
Permanecimos todo el día entre ellos, mientras se torcían cuerdas de
arrastrar y se calafateaban las embarcaciones.

35
Día 23.

El Vicario que había prolongado el viaje más de lo que pensaba, se


separó de nosotros en medio de la mayor consternación. Los tripulantes
que debían acompañarme se despidieron de los que formaban la comitiva
del Vicario, como si no tuviesen ya la esperanza de volverse a ver jamás.
Los Trinitarios quisieron abandonarme temiendo correr nuevos y más
inminentes peligros y riesgos, alegando que ya no tenían víveres, pero la
persuasión unida a la energía, haciéndoles conocer las ventajas que
reportarían con el comercio en lo sucesivo, los obligó a continuar, y a fin de
que fuesen más contentos les di parte de mis víveres. Después de tan triste
separación, zarpamos a las 7 de la mañana, y al cuarto de legua tuvimos
que descargar, para que pasaran tiradas las canoas por un mal canal, a
causa de la impetuosidad de las olas, y de la fuerte y violenta corriente de
las aguas, obstáculos que desaparecerían con embarcaciones mayores.
Mariana pasó por abajo en una especie le canoa formada de corteza de
árbol y nos ofreció aguardarnos en un lugar conveniente. Continuamos
durante una legua por entre corrientes violentamente encontradas lo que
hace muy peligrosa la navegación en la clase de canoas que llevábamos. El
desnivel de las aguas no bajará de ocho varas en la extensión de más de
una legua, inclusos canales y descensos que en ella se encuentran. Toda la
montaña, que por allí, es muy espesa e imponente, ofrece cacao superior
en abundancia, lo mismo que almendras, jengibre y otras producciones.
Hay también cristal de roca, muchas vetas de plata, y unas piedras
achinadas que por su brillo y cualidades, anuncian haber criadero de
brillantes y diamantes. Finalmente, por todas partes se presentan a la vista
aves tan hermosas y de tan variados y ricos colores que unidas a todos los
otros objetos que ofrecen grandiosos espectáculos y deliciosas
perspectivas, hacen olvidar las incomodidades y peligros de la navegación.
El termómetro subió hasta 105. , la sonda tenía quince braza- das y la
corredera era de dos leguas. Después de haber navegado tres leguas en
todo el día, y pasado la cachuela Periquitos o Loritos, que no ofrece peligro

36
y que forma el cuadro 8. ° Del mapa, nos detuvimos en una maloca de
bárbaros junto al arroyo Pocel, y encontramos a Mariana con ocho nombres,
ocho mujeres y cuatro muchachos, ocupando aun territorio boliviano.

Día 24.

A la media legua de navegación encontramos la cachue- la Araras


(cuadro 9 del mapa), que significa "Parabas o Caques", especie de loros.
Tiene dos varas de desnivel en dos cuadras de extensión, buenos canales,
y a un costado de una gran isla hay otros bárbaros subordinados a Mariana.
La corredera es de dos leguas, la sonda tiene doce brazadas y el termómetro
estaba a 9.5.el viento N. es constante. Durante seis leguas, seguimos por
un cauce muy seguro, hasta la confluencia del rio Abuná que entra del
costado izquierdo a los 9. ° 40; su ancho es de 140 varas, con tres brazas
de sonda. Antes de la confluencia, habitan unos bárbaros que me propuse
visitar al regreso, lo mismo que dos pueblos en el Abuná muy numerosos y
bravos, que tienen camino para el Beni y para las últimas cachuelas.

Día 25.

Salimos de Abuná con viento Sud fuerte y a las cuatro leguas


encontramos la cachuela Pederneral (cuadro 10 del mapa), llamada así por
la abundancia de pedernal. Tiene cuatro varas de desnivel en dos cuadras
de extensión, y un buen canal muy fácil de limpiarlo. Hay allí un cerrito
demasiado bajo, a poca distancia se divisan otros varios más altos, los
peñascos son también bajos, y se marcha al NE. rumbo principal que cambia
al E. A las tres leguas se encuentra la cachuela Paredón (Cuadro 11 del
mapa). Antes de pasarla, se deja hacia la izquierda un cerro bastante
elevado y se divisan algunos otros más separados y bajos. Esta cachuela
tiene un solo canal grande y varios angostos. Es muy rápida su corriente, y
pasa por entre peñascos de granito y pedernal, cortados
perpendicularmente con una altura de diez varas, el desnivel es de tres
varas en una cuadra de extensión. Existe allí una horda de salvajes,
compuesta de cinco hombres, seis mujeres y cinco muchachos. Uno de

37
aquellos es rubio alazán, y le llaman "Bermejo". Les hicimos algunos
regalos, y no se separaron de nuestro lado en toda la noche. He conocido
el fruto del Guaraná, que hay en gran abundancia, y que los brasileros
emplean en muchos usos.

Día 26.

Partimos con viento Sud fuerte, y a la legua nos vimos obligados a


detenernos porque la bruma era tan densa que no» impedía distinguir las
peñas y calcular los peligros; más poco tiempo después aclaró y
continuando la marcha encontramos la confluencia de un brazo del rio que
se había separado antes de la cachuela, y en su cabecera están los cerros
que divisamos anteriormente, situados en una línea paralela al rio,
dirigiéndose al E. hacia la parte de Bolivia. De la cima de uno de ellos
distinguimos llanos inmensos cubiertos en trozos de pajonales. Al pie de
ese cerro hay un lugar muy a propósito para una población.

A las seis leguas de navegación encontramos la cachuela Tres


hermanos, llamada así por tres cerritos que hay allí separados e iguales. Su
corriente es rápida en la extensión de tres leguas, pero no ofrece peligro.
La corredera es de dos leguas, la sonda tiene quince brazadas, y el calor es
de 95. ° En ese lugar desemboca el rio Mutumparaná del territorio brasilero.
Habiéndolo navegado, encontré a las seis leguas al bárbaro Masini con cinco
hombres, nueve mujeres y seis niños. Abajo de la cachuela hay mucha
piedra molejón. Después de tres leguas hicimos noche en una hermosa
playa. La cachuela de que acabo de hablar está representada por el cuadro
12 del mapa.

Día 27.

En el espacio de seis leguas, el canal del rio que tiene de ancho uno,
es muy bueno. Se encuentra en esa extensión la cachuela Yerao (cuadro 13
del mapa), en la que hay necesidad de sacar a tierra las embarcaciones, y
arrastrarlas seis cuadras. El desnivel del rio es de cinco varas en tres
cuadras de latitud, y hay un canal que puede limpiarse con facilidad para

38
que sirva convenientemente. Las peñas tienen 12 varas de altura, y al
costado de Bolivia existen varios cerros separados unos de otros. Dejé allí
la canoa Trinitaria y solo pasé con la do los Canichanas, por aligerar la
marcha.

Día 28.

De Yerao a la cachuela Calderón del Infierno (cuadro 14- del mapa)


hay dos leguas. La pasamos a remo por el canal del medio, pero con mucho
peligro por la debilidad de nuestra embarcación, y porque las corrientes
encontradas, lo hacen muy expuesto, especialmente cuando formándose
grandes globos de agua revientan en la canoa, y la hacen dar muchas
vueltas. Uno de esos golpes casi nos sepultó en las ondas del rio. Hay varios
canales y en direcciones opuestas, por cuyo motivo las aguas en su
encuentro absorben una gran cantidad de aire, que ocasiona la reventazón
de los rebollos. Al costado de Bolivia existe un canal bueno, que puede ser
considerablemente mejorado. Durante ocho leguas, continuamos sin
novedad hasta una isla que llamamos de los "encallados", porque el rio se
explaya demasiado y tiene muchos bancos de arena. La sonda es por partes
de cuatro brazadas.

Día 29.

A las seis leguas de la isla de encallados está la cachuela Morriño


(cuadro 15 del mapa), a cuyo lado hay un cerrito bajo. Las peñas tienen
seis varas de altura y el desnivel es de tres varas en 6 cuadras de extensión.
Se puede mejorar su cauce, el termómetro subió a los 95°, la corredera es
de dos leguas, y la sonda tiene diez brazadas. Después de navegar cinco
leguas nos detuvimos en la cachuela Teotonio que es la mayor de todas y
que forma el cuadro 16 del mapa.

Día 30.

La cachuela Teotonio se compone de tres líneas paralelas de peñascos de


granito y pedernal, con una altura de 15 varas. Atraviesan del OE. SO. Y

39
terminan al pie de una colina situada hacia la parte de Bolivia. El desnivel
en la primera línea es de cinco varas, de tres en la segunda y de dos en la
tercera. Hay necesidad de sacar a tierra las embarcaciones y conducirlas
arrastradas tres cuadras. Se encuentran muchas vetas de soroche blanco v
azul.

A la legua pasamos la cachuela Macacos (cuadro 17 del mapa) que significa


monos, no presenta riesgo alguno: sus peñascos son bajos y su corriente
igual a la de Guaraguasú.

A las cuatro leguas se halla la cachuela Santo Antonio (cuadro 18 del mapa),
que tiene un buen canal en la parte de Bolivia, su declive es igual al de la
anterior y más baja sus peñas. Termómetro 100°; corredera dos leguas,
sonda de diez a quince brazadas. Desde aquí el cauce del rio es de una
legua, y admite navíos de alto bordo; más para superar las cachuelas solo
serían buenos los botes planos de 15 a 20 toneladas, según ya lo he
insinuado.

NOTA. —La cachuela Beni, lleva el número 19; Abuná 20 y Yata-grande 21.

Para inteligencia de lo que son las cachuelas, me parece oportuno indicar,


que no son cataratas sino lo que en el mar se llaman arrefes o barras,
compuestas de peñascos que salen de flor de agua que interceptando el
curso de las aguas, forman corrientes fuertes o encontradas.

Contramarcha.
Repasamos la cachuela Santo Antonio y Macacos, sin novedad, a pesar de
que el agua aumentaba considerablemente y dormimos en Teotonio.

Día 2 de Noviembre 1846.

Hasta las diez del día tuvimos la canoa y el equipaje al otro lado de
Teotonio. Mientras tanto derramamos una lágrima sobre la tumba del
desgraciado don Tadeo Gorritti y compañeros de infortunio, asesinados por
los bárbaros, colocando en ella una cruz con la correspondiente inscripción.

40
Después de dirigir a sus cenizas nuestro postrero y eterno adiós,
continuamos la marcha, y dormimos en una isla, dos leguas antes de
Morriño. Termómetro 94°.

Día 3.

Repasamos Morriño y dormimos en la isla de encallados a la boca del


rio Yaci Paraná al costado del Brasil. Existen en ese punto veinte bárbaros,
doce mujeres y ocho muchachos. Entre aquellos reconocí a los asesinos de
Gorritti y compañeros.

Día 4.

A las cuatro leguas de navegación nos detuvimos y en- tramos en una


Maloca de cuatro bárbaros, cuatro mujeres y tres muchachos. Se nos
informó que a alguna distancia de donde nos hallábamos, existía una
población numerosa de bárbaros en territorio boliviano. Confluye en esa
parte el Taciparaná, hay mucha zarzaparilla, lo mismo que hipecacuana.
Continuamos y dormimos en la boca de Calderón.

Día 5.

Pasamos en dos horas la cachuela de este nombre por un canal


situado hacia la parta de Bolivia. El resto del día lo empleamos en Yerao
después de haber arrastrado las canoas y reunidnos con los Trinitarios.

Día 6.

Salvamos la cachuela Tres-hermanos á remo y nos detuvimos en la


boca del río Mutumparaná.

Día 7.

Subimos por el Mutumparaná en busca de Masini para que nos


proporcionase brea que hay en mucha abundancia y le rogamos nos
condujesen a los pueblos de Abuná, por tener aquél allí relaciones y estar
casado con una de ese país.

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Día 8.

Regresamos con la brea necesaria y nos reunimos con el resto de la


comitiva, pero como llovía mucho nos vimos obligados a dormir allí.

Día 9.

Llegamos a Paredón y pasamos esta cachuela tirando las canoas.


(Confluye allí el rio Ferreiros). Dormimos al frente de su desembocadura,
habiéndonos visitado los bárbaros.

Día 10.

Pasamos Pedernera tirando también las canoas, y dormimos en la


boca de Abuná, habiendo pasado antes tres chorros de agua, que nacen de
una veta de fierro, que se pro- longa más de cincuenta leguas.

Día 11.

Me encaminé con una sola canoa para Abuná, donde encontré varios
jeroglíficos grabados en las rocas. A las cuatro leguas hay una maloca
abandonada, y después de haber el pasado encontramos a las tres leguas
una cachuela malísima, que en una cuadra de extensión tiene seis varas de
des: nivel. Se me informó allí de que los pueblos que trataba de reconocer
se hallaban a tres días de camino y como los víveres nos fuesen ya muy
escasos, ordené que regresáramos al día siguiente.

Día 12.

Continuamos la marcha hasta la maloca de Tupi y Guaycurú donde


hay quince hombres, doce mujeres y doce muchachos. Dormimos allí
después de haberles hecho muchos obsequios. Pero al amanecer trataron
de acometernos, y nos habrían sacrificado irremediablemente a no estar
bien prevenidos.

Día 13.

Pasamos la cachuela Araras y dormimos donde Mariana.

42
Día 14.

Pasamos Periquitos con 105 grados de calor y dormimos al fin de


Riberon.

Día 15.

Repasamos esta cachuela y dormimos donde nos despedimos del


Vicario.

Día 16.

Se arrastraron las canoas por el barador y el resto del día nos


ocupamos en calafatearlas y torcer cuerdas.

Día 17.

Repasamos la cachuela Madera con las canoas cargadas hacia el


costado de Bolivia, pero tiradas con cuerdas, por ser muy fuerte la corriente,
y por no poder adelantar nada a remo. Al medio día llegamos al cabo que.
Forma la confluencia de los ríos Beni y Madera, y nos ocupamos basta por
la noche en reconocer el terreno que no puede ser mejor ni más adecuado
para formar una gran ciudad. Ofrece todas las comodidades que pueden
hacer agradable la vida: está libre de inundaciones y tiene buenos y
hermosos fondeaderos. Se encuentra allí cacao en abundancia y de la mejor
calidad, almendras superiores, vainilla, nuez moscada y otros muchos frutos
preciosos por su valor y por su estimación.

Día 18.

En este glorioso día saludamos al sol de Ingavi con frecuentes


descargas y enarbolamos el pabellón nacional. Entonces se me reunió mi
hijo Gregorio, que había dormido donde los bárbaros, traía dos de ellos con
sus hijos que deseaban conocer las poblaciones de Mojos, a quienes admití
en mi comitiva con la mayor complacencia, después de haberlos vestido.

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Repasamos á remo la cachuela Layes. También repasamos la de Pao-
grande tirando las canoas, y a las dos leguas, llegamos a las doce á Yata-
grande. El resto del día lo empleé en reconocer este río hasta su cachuela
que coincide con la Bananera y con la del Beni, puede ponerse expedita por
el costado derecho para continuar la marcha. Regresamos y dormimos en
la confluencia.

Día 19.

Repasamos la Bananera, tirando las canoas. En la isla de la cachuela


recogí un poco de butúa, que aprecian mucho los brasileros a causa de ser
un famoso disolvente de la sangre detenida y los derrames interiores que
provienen de golpes. Pasamos y dormimos adelante.

Día 20.

Repasamos la cachuela Guaraguasú y Guavaramerí. En la primera


encontramos el canal por donde bajamos seco ya, motivo por el cual
elegimos el tercero, después de haber recogido bastante hipecacuana.

Día 21.

Navegamos ocho leguas, sacamos los víveres de la isla de la provisión


y dormimos en el lugar en que nos asaltó el tigre.

Día 22.

Llegamos a Elvira, donde uno de los Canichanas murió con corrupción,


que es lo que vulgarmente se llama "bicho" o mal del valle.

Día 23.

Llegamos a la playa del Sud, sin novedad.

Día 24.

Pasamos hasta la junta de Iténes, y nos detuvimos dos leguas más


arriba.

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Día 25.

Dormimos en Pozancos.

Día 26.

Llegamos al lugar en que encontramos los cuatro Chacobos, y en alta


noche se nos reunió una canoa cargada de víveres que nos mandaba el
Vicario, de la que nada tomamos, por tener aún lo suficiente.

Día 27.

En el arroyo Mayosa que nace de los Chacobos, encontramos varada


la canoa Illampu de Exaltación. En el arroyo Tanarupí está el puerto de los
bárbaros Guarayos que son feroces y de costumbres extraordinarias:
dormimos en la boca del Matucaré.

Día 28.

Llegamos a Navidad donde los Guarayos habían sacrificado á


fiechasos á dos carpinteros brasileros que bajaron por madera en la canoa
Illampu.

Día 29.

Llegamos a Exaltación todos buenos y sanos y sin más novedades que


las que he iniciado.

Observaciones.

Conclusión.
Todas las cachuelas pueden dividirse en tres clases, correspondiendo
a la primera las peligrosas, las regulares a la segunda y a las terceras
aquellas en las que desaparece casi completamente la corriente con el
aumento de las aguas, y que pueden ser colocadas en el orden siguiente:
Primeras en que se arrastran por tierra. Riberon, Yerao, Tcotonio, Segundas

45
en que se tira por agua. Guayaramerí, Lajes, Misericordia, Periquitos, Tres-
hermanos, Macacos.

Nota.
Las cachuelas varían según el volumen de las aguas y hay necesidad
de elegir el mejor para bajar y subir.

Resulta pues de todo lo expuesto, que la navegación del Madera es


muy asequible, siempre que el Gobierno quiera protegerla de un modo
decidido. El inconveniente de las cachuelas, no es un obstáculo insuperable,
porque puede vencerse, ya limpiándolas, ya rectificando sus tortuosidades
o ya en fin abriendo caminos de tierra en las que esto no sea posible. El uso
de pequeños vapores es de grande y absoluta necesidad para asegurar y
abreviar la navegación.

La importancia de ésta, es incontestable, porque además de que por


su medio se abren las puertas de Bolivia al comercio extranjero por el
atlántico, y con él a todos los elementos de civilización, poder, riqueza y
engrandecimiento, parece que la naturaleza hubiese querido ocultar sus
más preciosos tesoros en esas afortunadas regiones. La asombrosa
fertilidad de sus terrenos, sus elevadas montañas cubiertas de árboles, que
pueden proporcionar toda clase de frutos y maderas exquisitas y valiosas,
la abundancia de minerales de toda clase, la pesca y la caza, todo aquello,
en fin, puede contribuir no sólo a hacer cómoda y agradable la vida, sino
también aun a satisfacer los gustos de mero capricho, se encuentra reunido
allí, y nuestros hombres de estado en vez de pensar en Arica o Cobija,
deben dirigir todas sus combinaciones y miradas a la navegación del
Madera.

Conseguida ésta, no necesita Bolivia de otra cosa para llegar a ser


feliz y asegurar una existencia, que aunque sea triste confesarlo, ha sido y
será muy precaria.

46
Los caminos de los Departamentos de Santa Cruz y Cochabamba
están bien expeditos, pues que a la capital del primero sólo dista dos días
desde el puerto de cuatro ojos, además del otro camino que hay para
Guarayos y Chiquitos. Desde la capital del segundo sólo hay cincuenta
leguas hasta Chaparé ó Chimoré y tiene otro camino desde Loreto hasta
Chaparé o Todo Santos. Todos estos caminos pueden mejorarse con pocos
gastos.

Puede también abrirse un buen camino desde este Departamento a


Reyes por Mozetenes con el fondo que con tal objeto so recauda en la
provincia de Yüngas. El trabajo es fácil dividirlo en tres secciones en las que
no hay inconveniente para obrar simultáneamente. La primera
comprenderá la distancia que hay desde Chulumani á Ebenay; la segunda
desde este punto hasta Mozetenes, y la tercera desde este á Magdalena
hasta Reyes. Los trabajadores de las dos últimas secciones podrán ser
pagados con un real diario y raciones de carne del ganado que tiene el
Estado en la mayor abundancia.

Por último, me veo obligado a omitir otras muchas reflexiones, porque


ellas serían ya fastidiosas en un diario. Tampoco he querido hablar de todos
los rumbos de la navegación, porque ellos están designados en el mapa que
para el efecto lie formado y del que he presentado un ejemplar al Ministerio
de la Guerra que existe en la mesa topográfica, otro a la Prefectura del Beni,
y otro al señor Ildefonso Villanal, conservando uno en mi poder. Muy feliz
me consideraré si algún día el Gobierno, rodeado de hombres
verdaderamente patriotas se determina a dar a dicha navegación la eficaz
protección que necesita, y a la República por este medio uno de los más
importantes servicios que puede esperar de él.

La Paz, 12 de abril de 1849.

47
José Agustín Palacios.

ITINERARIO DE EXALTACIÓN AL MADERA

De Exaltación a Navidad 6 leguas


De id á Motucaré 10 leguas
De id á Pasancos 10 leguas
De id á Ítenes 11 leguas 37
De Ítenes a playa del Sud 7 leguas
De id á Elvíra 7 leguas
De id á Tigre 8 leguas
De id á Guaramerí 6 leguas
De id á Bananera 3 leguas
De id á Pao-grande 3 leguas
De id á Layes 1 leguas
De id á Beni 2 leguas 37
Del Madera á Riberón 3 leguas
Del id á Periquítos 4 leguas
Del id á Araras 31/2 leguas
Del id á Abuná 6 leguas
Del id á Pedernera 5 leguas
Del id á Paredón 4 leguas
Del id á Tres hermanos 12 leguas
Del id á Salto Yerao 6 leguas
Del id á Calderón del infierno 2 leguas
Del id á la isla de Encallados 8 leguas
Del id á Morriño 6 leguas
Del id á Teotonio 3 leguas
Del id á Macacos 1 leguas
Del id á Santo Antonio 4 leguas 69
Total (leguas) 143

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Pescados Que Se Encuentran En El Madera.
Tambaki, Pirarocu, Quimata, Pariquitinga, Pokam, Matrinchen, Pao,
Yandia, Sorubi, Pokamn, Bruto, Tracaya, Pirara, Dorado, Toro, Piracatinga,
Tataruga o Tortuga, el Suche y otros innumerables que es difícil averiguar
sus nombres.

Apuntes de la Provincia de Mojos

EN EL DEPARTAMENTO DEL BENI TOMADOS POR JOSÉ AGUSTÍN


PALACIOS, EN LOS AÑOS DE 1844 A 1847, EN QUE SE OCUPÓ ALLÍ DE
GOBERNADOR Y ADMINISTRADOR GENERAL DE RENTAS DEL
DEPARTAMENTO.

Posición.

Esta provincia llamada Musu [hoy Mojos], que fue conquistada por el
primer Inca Yupanqui, se halla situada entre los 10 y 16 grados latitud Sud,
y los 64 y 70 de longitud occidental del meridiano de Paris, representando
una superficie oblonga que tiene 13,750 leguas cuadradas de 25 al grado.

Limita al N. con el Perú, al E. con el Brasil y Chiquitos, al S. con los


departamentos de Chuquisaca y Cochabamba, y al O. con la provincia de
Caupolican en el Departamento de La Paz.

Territorio.

El terreno es muy bajo y generalmente inundado en su mayor parte por


cierto tiempo, todos los años.

Es muy probable, según la faz de la tierra, que no hace muchos siglos


que este territorio ha sido fondo de mar: de esto hay muchas pruebas, a
saber no haber en él más alturas que las orillas de los ríos y lagunas, fuera
de los cerros de que se hablará. Que los ríos forman todos los años
deposiciones de tierra, particularmente el Mamoré, estas deposiciones se
conocen por los naturalistas con el nombre de tierra aluvial, que es la más

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fértil, como la que, según viajeros, depone el Nilo en el Egipto. Finalmente,
que en los pueblos interiores cerca de San Joaquín, hay pampas recién
cubiertas de árboles, cuya regularidad en el orden con que se han colocado
espontáneamente es asombrosa, y parece a primera vista que en ello
hubiera intervenido la mano del hombre: de modo que la naturaleza va
siempre avanzando poco a poco, según las disposiciones de cada año.

Las inundaciones de que se ha hablado, siguen una dirección de N. á E.


hasta la fortaleza "Príncipe Imperial" en el Brasil, desde donde principian
las serranías.

Montañas.

Solamente se ven cuatro cerros o serranías muy bajas, que son 1.° el
del Carmen a 15 leguas al S. E. entre los ríos Blanco y San Miguel, 2.° El
Colorado sobre la ribera derecha del río Machupo cerca de San Ramón; el
3.° á 5 leguas de Exaltación a la derecha del Mamoré y a la orilla del
Iruyane; y el 4.° es la serranía de San Simón [cuyos diseños con- servo] ;
se descubre al E. de Magdalena y Baures, muy poderoso en minas de Oro.

Ríos.

El Barbados que nace en la provincia de Chiquitos, es el que da


nacimiento al Guaporé o Itenes es navegable hasta Casalbasco y puede
unirse con el Paraguay abriendo un canal de 4,800 varas en terreno llano y
blando. De este modo se unirían el Plata y Amazonas dando una extensión
navegable de 1,200 leguas.

El Verde nace en San Ignacio de Chiquitos dirigiéndose al N. O. E. se


reúne al Barbados a 64. ° Longitud y 14 latitudes.

El Serre nace al N. de Concepción de Chiquitos, se incorpora con el


Guaporé 25 leguas más abajo.

El Blanco ó Baures toma su origen también en Concepción de Chiquitos,


y como los dos anteriores se encaminan al N. O. E. pasando inmediato al

50
Carmen y Concepción de Báures para ir a desaguar en el Itenes cerca del
fuerte de Beira.

El río Itonama recibe bajo el nombre de San Miguel gran parte de las
aguas de Chiquitos se une al Guacaré cerca de Guarayos, incorporándose
juntamente con el río Machupo cerca del fuerte de Beira.

El Machupo acaudala sus aguas con los riachuelos de San Juan,


navegable desde San Pedro, el Mohino, el Machupo y el Chananoara todos
juntos pasan por delante de San Ramón y San Joaquín para unirse con el
Itonana y á par do éste arrojarse en el Guaporé, cerca también del fuerte
de Beira.

El Guaporé corre al OE. N.OE. Hasta incorporarse al Mamoré á los 12°


latitud S. y 68 de longitud occidental del meridiano de Paris.

El Mamoró recibe todas las aguas de la vertiente oriental de las


cordilleras: sus tributarios, empezando hacia el oriente, son los que siguen.
El Ibare nace OE. Del país de los Guarayos y dirigiéndose al NOE. Recibe
por su izquierda las aguas del Tico y de San Antonio, reúnase con el Mamoré
un poco más arriba de Trinidad.

El río Grande o Sara están al N. de la provincia. El Piray nace en


Samaipata, pasa inmediato a Santa Cruz, se reúne al rio Grande a los 15°
de latitud. El Ibabo toma su orígen bajo el nombre de Yapacaní, pasa cerca
de San Carlos y entra en el Mamoró por el S. al E. cerca del Sara: entre
estos dos ríos habitan dos célebres salvajes Sirionós, terror de loa Mojeños,
cuyas embarcaciones inseguras los expone continuamente a ser víctimas
de la ferocidad de aquellos bárbaros de carácter cruel y obstinado. Son
propios hijos de la naturaleza porque andan completamente desnudos
ambos sexos; los más de ellos son bastante blancos, tienen barba y las
narices romanas; las fronteras de este lado de la capital están siempre
expuestas á las incursiones de estos salvajes que regularmente sucede cada
año.

51
El Mamoré nace al E. del Ibabo sobre la vertiente oriental de la cordillera
de los Yuracarés. Su corriente recibe al Chimoré y se encamina hacia el N.,
inclinándose unos cuantos grados al OE.; este río conserva su nombre hasta
los 10° de latitud S., en donde incorporado con el Beni toma el nombre de
Madera.

El Chaparé formado de los ríos Coni, San Mateo, Paracti y otros muchos,
nace en Yuracarés al OE. Del Mamoré hácia el S. á 15° de latitud meridional.

El Sécure formado de los ríos Chipiriri, Samusebete, Isiboro, Yaniyuta,


Sécure y Sinuta, recibe los raudales de la vertiente oriental de éstas, a los
68° hasta los 70 de longitud occidental: se incorpora en el Mamoré antes
de Trinidad hacia el N. á los 15° de latitud.

El Tijamuché nace al O. E. del Sécure; recibe las aguas del Tariouri,


atraviesa la parte N. E. hasta el Mamoré y se le reúne 14° de latitud, un
poco más arriba de San Pedro.

El Apere nace al O. E. del anterior, recibe el tributo del río San José, se
encamina hacia el N. E. para incorporarse al Mamoré á medio grado del
anterior, á 10 leguas distante.

El Yacuma nace al O. E. del Apere cerca de reyes, aumentando con el río


Iiopulo, pasa inmediato al pueblo de Santa Ana, se reúne al Mamoré á los
14°.

El Iruyane nace en las pampas de Reyes y se une al río Boroca, se


incorpora al Mamoré á los 13° hacia el N.

El Mamoré después de haber recibido estas once corrientes, se anuda


con el Itenes o Guaporé á los 12° y sigue al N. hasta reunirse con el Beni,
formando ambos el Madera. Entre el Mamoré y la última cadena de los
Andes, hay una gran porción de tierra incógnita que comienza cerca de los
pueblos de Buena-vista y San Carlos, de donde toma la serranía otra
dirección hacia el N. N. O. hasta el frente de Exaltación, pueblo situado más
al N. de Mojos; la distancia entre la serranía y Exaltación es de más de 80

52
leguas. Una gran parte de este terreno es la mejor de todo Mojos, tiene
más altura y no está sujeto a las inundaciones sino en parte. Aquí moran
algunos salvajes de los que muchos son ya conocidos, entre ellos los
Toromónas que se extienden hasta el río Purús ó Cuchibare.

Tributarios del Beni.

El río Beni desemboca en la llanura en el punto de Rurrenabaque á los


14° de latitud, recibe los ríos de Yúngas, Ayopaya, Inquisivi, Larecaja y
Muñecas, (según demuestra el plano que tengo formado); juntamente que
el Tuiche de Caupolicán, y ademas los ríos Undumu, Madidi y otros que van
del E. y de Carabaya. Sigue su curso hacia el N. hasta los 11° en donde
cambia de rumbo torciendo al N. E. para ir a incorporarse con el Mamoré á
los 10° de latitud. Se calculan 18 grados ó 10,000 leguas surcadas por
treinta y cuatro ríos navegables todos por vapor.

Lagos.

Existe en Mojos un lago Rogo-aguado ó Domú, cuya extensión es de 17


leguas, sonda de dos brazadas y media; (para mayor inteligencia de este
lago, puede verse el diario de mi navegación, año 1845).

El Ibachuua o del Viento que tendrá la extensión de 4 leguas latitud y 8


de longitud de N. á S., desagua al Rogo- aguado.

El pequeño de Yapacha hácia el N. E.

Al E. se encuentra otra laguna pequeña denominada Puaja, cuyas aguas,


los de Rogo-aguado y Yapacha forman el río Yata-chico tributario del
Mamoré. Presumo que el Yata-grande sea un brazo del Beni por la claridad
de sus aguas, por el declive del terreno, y porque en las llanuras no aparece
su origen.

La laguna de Chitiopó que está situada más arriba del Carmen, en la


misma cabecera del río blanco.

53
La Itonama se halla colocada sobre el río del mismo nombre, tiene 5
leguas de largo y dos de ancho.

Cerca de San Ramón se ven dos lagos, el uno a media legua y el otro a
dos leguas; ambos tienen una figura oblonga. También cerca de San
Joaquín se encuentra otro lago.

Clima.

Sólo se conocen en esta Provincia dos estaciones: el verano y el invierno;


el primero es el tiempo de aguas, el segundo el de secas. La temperatura
regular en toda la provincia es de 70" Farheneit y no baja menos de la
mitad, pollo demás se goza de bastante sanidad.

Vientos que gobiernan. Estando esta provincia situada en el trópico de


Capricornio debía reinar todo el año el S. E.; pero es notable que no hay
más vientos que el N. E. en verano, y en invierno desde mayo a setiembre
varían el N. y N. E. con interrupciones del S. que sólo dura a lo más tres
días. De éstos el primero que viene de unas cordilleras nevadas es muy
seco, frio y penetrante con fuertes lluvias y huracanes muy violentos que
avisan estragos y aun la muerte de ancianos, niños y ganado. El segundo
atravesando un país inmenso de bosques, es húmedo, muy sano y a veces
muy fuerte, y sin esto no sería posible habitar aquel lugar, por los mosquitos
y otros insectos que infestan los trópicos.

Población.

Según las listas estadísticas que remiten los curas al Obispado, la


población asciende a treinta mil habitantes. Se ve que hay gran diferencia
entre los que mueren de uno y otro sexo; es mayor el número de viudas
existentes en todos los pueblos, al de los viudos: la razón es que los
hombres por su profesión perecen insensiblemente en la navegación, por lo
peligrosas de sus canoas, en sus viajes y por otros muchos accidentes á
que ordinariamente no está sujeto el sexo femenino. Es por lo expuesto que
la población no ha adelantado.

54
Es innegable que los Mojeños poseen un gran talento natural; una
paternal solicitud de parte de los Gobiernos de Bolivia para hacer que estos
pueblos adquieran la competente instrucción en artes y la necesaria cultura,
sería uno de los primeros elementos de acción que contribuiría a hacer de
Mojos lo que al presente no es, y que sólo al porvenir le está reservado
descubrir.

Tribus que Habitan en el Territorio.

Los Mojos han ocupado en su origen desde 13 hasta 16° latitud S. y 64


a 69 longitud occidental.

Los Itonómas ocupan desde 13 a 14° latitud S. y 65 a 67 longitud oeste


de Paris.

Los Caniclianas se hallan comprendidos entre los 13 y 14° latitud S. y


67 a 68 longitud occidental.

Los Mobimas habitan al O. del Mamoré a orillas del Yacuma como a 14°
latitud y 68 a 69 longitud occidental.

Los Cayubabas están entre los 12 á 13° latitud y 68 longitud occidental.

Los Itenes están a las 12 ° latitudes S. entre los ríos Mamoré o Itenes
son conocidos con el nombre de Guarayos [que son barbados].

Los Pacaguaras están entre los 10° latitud 67 y 68 longitud occidental.

Los Chapacuras están a la 15 ° latitud S. y 64 a 65 longitud occidental.

Los Maropas están sobre el río Beni llamados Reyesanos.

Los Sirionós se hallan sobre el río Grande y el Piray, entre Santa Cruz y
Mojos, desde los 17 á 18° latitud S. y 68 longitud al oeste de Paris.

Idioma. El principal dialecto es el Mojo, sin embargo existen otros


muchos propios de las diferentes tribus que pueblan Mojos, como el
Canichana, Mobitna, Itonama, Guarayo, Cayubaba y otros.

55
Cachuelas.

(Adicción a Ríos).

Se ha creído que uno de los obstáculos insuperables para la navegación


del madera, son las cazuelas; Este es un inconveniente que es fácil vencer,
para realizar de una vez la navegación. Existen tres clases de Cachuelas,
que se dividen del modo siguiente:

1. a Clase.- Riverón, Yerao Teotonio, son peligrosas.

2.a Clase.- Guayaraguazú, Bananera, Pao-grande, Madera, Araras,


Pedernera, Paredón, Calderón, Morriño y San Antonio; a las 4 leguas de
distancia de esta última, existe la isla de Tamandoa, donde cada año se
reúnen los brasileros hacer manteca de tortuga y llevar cargamentos
inmensos de estas, siendo en el madera la única parte donde abundan las
tortugas, así como en el marañón se encuentra otra de igual clase: es tanta
la abundancia, que no es posible que un hombre es traiga los huevos que
contiene una huevada qué es de 90 a 110. El huevo es redondo, áspero y
elástico que puede servir de pelota, agradable al paladar; estos pequeños
ovíparos son víctimas de los caimanes al tiempo de su nacimiento y a pesar
de esto es rápido el crescendo.

3. a Clase.- Guayaramerí, Layes, Misericordia, Periquitos, tres Hermanos


y Macacos.

Producciones.
Parece que la providencia ha querido hacer de la parte oriental de Bolivia
un verdadero paraíso. La naturaleza se ha esmerado en adornar este lugar
dándole todo el atractivo de sus gracias. En un pequeño bosquejo como el
presente, es difícil hacer la relación de todo lo que posee mojos en los tres
reinos; no deja más que desear a sus habitantes, porque encuentran lo que
en las tres zonas se produce.

56
Pueblan aquellas feraces región es una variedad infinita de animales, y
entre ellos abundan el ganado vacuno y el caballar; vence desde el feroz
tigre jaguar hasta el más manso cordero, desde la hermosa águila
americana hasta el invisible organillo, y desde la vistosa y juguetona
mariposa hasta el más microscópico insecto. Deliciosa morada donde el
hombre goza y admira tantos maravillosos animales creados para él.

Sería necesario un grueso volumen y no las páginas de un periódico para


escribir el catálogo de la vegetación. Bosques inmensos, Vallés fértiles
entrecortados por caudalosos ríos, se encuentran por todas partes; por los
aromas que exhalan, tan distintas flores, se aspira un embalsamado
ambiente. Que asombrosa no será la vegetación en donde se ve desde el
corpulento cedro y la elevada palmera, hasta el humilde musgo; dónde se
encuentran muchas preciosas maderas que sirven para diferentes objetos
en la ebanistería cómo la costa, Tirbeti, Guayacán, Jacaranda, la fuerte
chonta, el Bibosí, la famosa madera de Rosa, tan estimada en Europa,
variados árboles para extraer resinas, siendo abundante en la goma elástica
de que se hace grande aprecio, destinándola en las fábricas y aún en los
buques.

Se encuentra vegetales que se emplean en la tintorería, como la madera


del Brasil, el Tartaguillo, añil o índigo, el achiote, el nopal y otros. Para la
medicina, multitud de plantas, de las que la química extrae bálsamos y
drogas medicinales, entre ellas la valiosa cascarilla (quina), el Chepereque
para curar toda clase de heridas; otras muchas de Gran valor en el comercio
como la vainilla, café, cacao, y todo lo que el hombre necesita como
consumidor.

Aún más, minerales de toda clase y en abundancia y principalmente el


oro, forman la riqueza de este lugar.

Sería pues muy difuso citar otras muchas producciones originarias de


esta parte central de Sudamérica, donde el hacedor supremo quiso ocultar
tan preciosos tesoros para la felicidad de Bolivia y para sus hijos, poder,

57
riqueza y civilización; y que abriendo sus puertas al comercio extranjero,
será la madre adoptiva que mantenga a miles de proscritos que cada día el
hambre destierra de Europa.

Conclusión.
Al terminar este bosquejo, trazado muy imperfectamente, es necesario
hacer observar: que el inmenso territorio que nos ocupa, por sus ricas e
innumerables producciones de todo género que no conocen la superioridad
ninguna en los demás pueblos de Sud América, es la parte que más
proporción para el establecimiento de los emigrados extranjeros, por la
multitud de sus ríos navegables, la benignidad de su clima y su suelo que
produce exorbitantemente los depósitos que se le confían; y en fin, por su
situación peculiar, encierra ventajas inmensamente superiores a los demás
pueblos de Bolivia.

El proyecto de emigración así como el de navegación, desgraciadamente


no podrá llevarse a cabo, mientras no terminen las disensiones y guerras
intestinas que distraen la atención de los gobiernos, para un objeto de tan
grande importancia, cuál es poner en contacto todo el Oriente de Bolivia
con las grandes plazas de los Estados Unidos de Norteamérica, dónde se
importa harían con grande utilidad sus productos, bajo cuyo influjo
tomarían incremento las ciencias, el comercio, las artes y todo los
conocimientos útiles.

Hago votos al cielo, para que llegue ese deseado día, en que bajo la
sombra de la Paz, Bolivia sea la joya preciosa del continente y comuniquen
nuevo brillo al genio inmortal que la formó.

58
José Agustín Palacios.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

1115.-Garfield Av. Kansas Citg

Kansas, 14 de noviembre de 1891.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Señor don Manuel V. Ballivián.


Muy señor mío:

Regresando a mí de California recibir su apreciable fecha de 18 de mayo


de 1891 y folletines de "el comercio“números 2 y 3, por los que le agradezco
muchísimo.

Los elegidos con mucho interés. Conozco personalmente al P. Nicolás


Armentía. Él me habló sobre el buen éxito de establecer misiones entre los
salvajes. Sobre el nombramiento de la cachuela en el Beni, cerca su
desembocadura creo que tengo razón en ponerle el nombre de Esperanza.

Si yo hubiera puesto mi nombre o el de cualquiera, sino el del señor


Palacios, tendría razón el padre de quejarse. El padre mismo conoce los
peligros del viaje aguas abajo del río Beni el pasaje de la cachuela, aún en
tiempo de recursos con gente, con buen batallón, (léase batelon).

Pues supongo él ha estado conmigo con dos indios en un bote de 15 pies


de largo, calafateado con hojas de maíz y barro o lodo, en vez de alquitrán
o brea: tan rajado con el pasaje del cachuela, que apenas salimos de las
oleadas turbillones abajo antes de fundir, sólo los tres en el río y baldeando
y tirando el bote a la Ribera a nado. Ya era de noche, qué los indios
durmieron en un banco, mientras que yo me quedé baldeando toda la
noche. Cuando que teníamos todavía cuatro más como en el Mamoré, con
tan ruido de las aguas, creyendo salvajes cada lado y peligro del Río en

59
frente sin poder de regresarnos: bien ha dicho el indio cuando a la vista de
los cerros de palo grande que conoce del Río Mamoré, y les he dicho ya
vamos a alcanzar la boca:"¿Entonces hay esperanza de no morir? ¿Hay
esperanza ya de vivir? Pues vamos a llamar el cachuela "esperanza “desde
aquí pasándolo hay esperanza de nuestra vida”. ¿Qué momento más
expresivo de los peligros de los primeros viajeros? ¿Qué nombre más
propio? El señor Palacios mismo, estando al corriente alabaría el nombre.
Este nombre célebre sus trabajos por mostrar lo que hizo el en subir hasta
este punto. Es nombre que pertenece al país. En él Bopi. Hay mal pasos con
nombre de "Chuncha muerta", púan de Queuna", has visto indicando el
peligro que hay. Así está el nombre de "esperanza “es histórico, y se refiere
a los peligros del viaje. Antes de salir de la barraca a donde el indio estaba
empleado en sacar goma he oído a su mujer suplicándole no ir. "No te
vayas, por Dios, no te vayas. Vas a morir. Recuerda de mis chicos. No te
vayas, no te vayas", y lloró en voz alta. El indio le contesto: "mi patrón me
ha dicho que me vaya. El Doctor se va solo sin nadie va con él. Yo voy con
él, así se muere, yo moriré, si él vive no me muero. Voy con el Doctor".
También cuando casi me quitó el otro indio, Ildefonso roca estaba mal con
fiebre en un campamento más abajo de los gomales, cuando yo le avise
que ya nos quitaron el otro y le aconsejaba quedarse, me contestó "no
patrón yo me voy con usted para morir o para vivir me voy". Todos dijeron
que no era posible el viaje. Los Pacaguaras nos han dicho que era imposible.
Los araomas le dijeron al doctor vaca, quién ha avisado que él pensaba
bajar el Beni: ¿Cómo piensa usted en bajar el río, cuando nosotros, qué
somos hombres, no podemos? ¿Cómo son ustedes hombres, y yo no soy?
Pues usted no tiene más que una mujer y el más incapaz de nosotros puede
soportar cuatro o cinco. Así cuando supieron que he bajado, pusieron se de
luto los salvajes, porque han visto los que van a muerte. Así creo bien
puesto el nombre. ¿A usted no le parece así?

Con esta carta le mandó un "Bulletín ofthe American Geographical


Society", qué tiene un mapa y descripción de mi viaje al Beni aguas arriba

60
y abajo. Tiene apuntes meteorológicos y dibujos de los que hay en Las
Cachuelas.

El retrato es muy sencillo. Espero que encuentre usted algo que le guste.
Si se encuentra con él P. Fr. Nicolás, sírvase presentarle mis cariños y
afectos.

Quedó de usted muy atento servidor.

Edwin R. Heath,

Explorador del Río Beni.

Notas del P. Nicolás Armentía a la carta anterior.

Creo conveniente trascribir aquí todo cuánto he publicado relativamente


al nombre de la Cachuela "Esperanza".

En mi opúsculo intitulado: “Navegación del Madre de Dios". XXIII,


(página 83), digo lo siguiente:

"El más entusiasta y decidido por las exploraciones, á sido don Antenor
Vázquez. Él fue quien puso a disposición del Doctor Heath al indio fiel y
valiente Ildefonso, con el cual llevó a cabo la exploración del Beni, y si bien
llevó también a otro indio Sebastián, este sólo sirvió de carga, por haber
estado enfermo durante todo el viaje de exploración. Fue también don
Antenor Vázquez quién le proveyó de todo el aviamiento necesario".

"El indio Ildefonso, murió ahogado en la Cachuela "esperanza", (a la que


el mismo diera el nombre) con 4 indios más; víctima de su arrojó, el día 10
y 7 de febrero de 1885".

"He dicho que el indio Ildefonso fue quien puso el nombre de "Esperanza"
a la Cachuela. En efecto, habiendo llegado a ella, el doctor Heath, que tenía
consigo un ejemplar del viaje de Don Agustín Palacios en inglés, dijo al indio
que se hallaban a seis leguas de la boca del Mamoré, y que no había más
cachuela en el Beni, que la que tenían a la vista, que era la misma descrita
por Palacios. Entonces el indio le dijo con gracia “Pues, señor, entonces

61
debemos llamar la Esperanza", el doctor condescendió a la insinuación de
su fiel compañero.

En el diario del viaje a la Madre de Dios, página 71, digo lo que sigue:

"Esta Cachuela fue reconocida en 19 de octubre de 1846, por don Agustín


Palacios, quien la describe admirablemente; es de extrañar como estudios
posteriores hechos con más comodidad y prolijidad, por individuos muy
competentes, provistos de buenos instrumentos, hayan tenido que rectificar
sus medidas en una cosa tan insignificante; de modo que casi pueden
adoptarse como exactas las medidas de Palacios. ¿Porque no lleva la
Cachuela su nombre? Si yo me hubiese hallado con el doctor Heath en lugar
del indio Ildefonso, le hubiera insinuado pusiese a la Cachuela el nombre de
Palacios, en lugar del de Esperanza, el Bravo Yankee hubiera condescendido
indudablemente a la primera insinuación de su fiel y valiente compañero".

Nada más escritos sobre la exploración de la Cachuela Esperanza, hecha


por el Doctor Heath; qué es quien le puso el nombre; y cómo se ve, no le
hago un cargo por haber puesto este nombre a la Cachuela. Lo único que
digo es: “que si yo me hubiese hallado con el Doctor Heath el lugar del indio
Ildefonso, le hubiera insinuado pusiese a la Cachuela el nombre de Palacios;
y el Bravo Yankee hubiera condescendido indudablemente a la primera
insinuación de su fiel y valiente compañero".

Al escribir estas líneas, sólo me propuse recordar ciertos hechos


históricos, al mismo tiempo que el origen del nombre de la Cachuela; como
también la muerte en ella del indio que dio lugar a que se le pusiese tal
nombre.

Mal podría hacer cargo ninguno al Doctor Heath, cuya modestia están
manifiesta; que mientras puso los nombres de Orthon en recuerdo del
profesor de este nombre, y el de Ivon en recuerdo de su propio hermano,
compañero inseparable del profesor Orthon a los ríos Tahua-manuy,
Geneyassuu; y el de arroyo Tomás, a un pequeño Arroyo que desemboca
en el río Beni por su margen derecha, después de su junta con el madre de

62
Dios, en recuerdo de su compañero de viaje don Tomás Feterman; no puso
su nombre a ninguno de los lugares por el descubiertos. Por otra parte, es
mi amigo; aún más; él es quien me ha enseñado el uso práctico del sextante
por lo que le vivo sumamente agradecido.

No quiero discutir; si el nombre de "Esperanza “es más histórico que el


de Palacios. El primero nada significaría, sino se supiese el motivo y las
circunstancias de su origen: pero sabidas estás se le haya más bien que
histórico, significativo y hasta poético. El de palacios nos recuerda, al menos
a los que conocemos la literatura de Bolivia, el nombre de Don Agustín
Palacios, qué tanto ha trabajado por el adelanto de su país.

Nada exagera el Doctor Heath, cuando habla de los peligros de su viaje


y del pasaje de la cachuela, con sólo dos indios, y aún el uno de ellos
enfermo; sin recursos de ninguna clase, y con una embarcación de 14 pies
de largo, por 4 de ancho en el centro. Los peligros son demasiado
verdaderos, aún ahora que se conoce perfectamente la cachuela y el lugar
por donde debe pasarse; pero lo era mucho más cuando la pasó, qué es la
margen izquierda, donde las olas son más fuertes, lo mismo que los rebollos
y reventazones de agua.

Hoy se pasa la cachuela por la margen derecha, donde existe un camino


por tierra, de 400 m de extensión, a contar desde el pequeño Arroyo que
desemboca encima de la Cachuela, por el que se arrastran las
embarcaciones. Sólo en las mayores crecientes pueden entrar por agua los
botes de 5 a 6 toneladas; y esto con algún peligro de fracasar al menor
descuido del piloto.

Conocí la embarcación En qué hizo su exploración el doctor Heath; la


que en realidad media escasamente 14 pies de largo. La vi llegar a Reyes
en los primeros días de enero de 1881, transportada En un carretón desde
el Puerto del Yacuma; distante 20 leguas del pueblo de Reyes; a dónde
habías llegado después de bajar el río Beni; subir el Mamoré y después el
Yacuma. Hallábase entonces en Reyes El Doctor Fermín Merizalde, prefecto

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del departamento del Beni, y todos manifestamos el deseo de que esa
embarcación en miniatura, se guardase en el atrio del templo en recuerdo
de la exploración del hasta entonces tan temido río Beni.

El bote era tan pequeño, que apenas alcanzaba para los tres individuos
que iban en él, sin equipajes de ninguna clase, y con sólo un poco de avió,
insuficiente para el viaje. Dice que lo había calafateado con hojas de maíz.
Y sobre el calafate le ponía lodo o barro, en lugar de alquitrán o brea. Es la
verdad; más debe saberse que en ambas márgenes del Beni existe en todas
partes y en abundancia el almendro, cuya cáscara es el mejor calafate:
también abunda el. Bibosí, que también es bueno, aunque inferior al
almendro.

Existen igualmente multitud de árboles, y entre ellos el Acu-ayaco o


Paquio, que dan en abundancia resina, la que mezclada con cierta cantidad
de sebo, da un excelente alquitrán o brea.

Fr. Nicolás Armentía.

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