La Sabía Venganza de Galileo
La Sabía Venganza de Galileo
La Sabía Venganza de Galileo
GRANDES JUICIOS
El reconocido científico decidió al final de su carrera reivindicar sus
investigaciones y mofarse de quienes creían que la Tierra era el centro del
Universo pese a enfrentarse a la Inquisición
LOS ANTECEDENTES
Con este precedente, era evidente que Galileo Galilei sabía que jugaba con
fuego al publicar sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo,
tolemaico y copernicano. La obra, paradójicamente, recibió el imprimátur del
censor de la Iglesia y apareció en Florencia en 1632. Estaba escrita en
toscano en lugar de en latín, en una clara demostración de que su pretensión
era llegar a todo aquel que quisiera escucharlo.
EL JUICIO
Del juicio se conservan únicamente algunas actas, pese a que se sabe que el
expediente original ocupaba varios volúmenes y solo uno de ellos tenía 560
folios escritos por verso y reverso, lo que atestigua la gran cantidad de todo
tipo de documentación y declaraciones que comportó a lo largo de sus 70
días de duración. Eso hizo que se escribiese un extracto que sí se conserva,
pese a las vicisitudes que han sufrido los archivos del Vaticano a lo largo de
la historia.
'El juicio a Galileo', obra anónima
Dominio público
Por una de esas actas conservadas se sabe que Galileo fue sometido ese
primer día del proceso a un largo interrogatorio en el que reconoció los
cargos y la autoridad de la Iglesia, y expuso su postura ante la literalidad de
los textos sagrados, considerando que la evolución de la ciencia gracias a la
observación y la investigación eran en realidad un don de Dios.
LA SENTENCIA
El fallo, firmado por siete de los diez miembros del Tribunal en una muestra
de que no existió un consenso absoluto, consideró probados los cargos
de herejía contra Galileo Galilei y lo condenó a pena de prisión conmutable
por arresto domiciliario y a abjurar ante la propia Sala de sus errores y de las
injurias vertidas en sus Diálogos, sin quedar demostrada su mofa al papa.
Asimismo, ordenó que se dictase un edicto para incluir la obra en el listado
de libros prohibidos por el Santo Oficio y se impuso al reo la obligación de
recitar semanalmente durante tres años los Salmos de Penitencia.
Para la leyenda queda que el acusado añadiese de viva voz o entre dientes
un “y sin embargo se mueve” que habría tenido consecuencias funestas para
él y que ningún coetáneo documentó, ya que la primera referencia a esa
supuesta apostilla apareció más de un siglo después del proceso. Galileo vivió
hasta su muerte en 1642 en su villa de Arcetri, cercana a Florencia.