Palabras Del Mundo Yoreme

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Palabras del mundo yoreme

Cuentos tradicionales del pueblo mayo


Palabras del mundo yoreme
Cuentos tradicionales del pueblo mayo

Antolín Vázquez Valenzuela


Alejandro Aguilar Zeleny
(coordinadores)
Palabras del mundo yoreme.
Cuentos tradicionales del pueblo mayo

Primera edición: diciembre de 2019

programa de desarrollo cultural yoreme


secretaría de cultura del estado de chihuahua
instituto sinaloense de cultura
instituto sonorense de cultura
secretaría de cultura
dirección general de culturas populares, indígenas y urbanas

D.R. © 2019 Instituto Sonorense de Cultura


Narradores
Obregón 58, entre Yáñez y Garmendia, colonia Centro,
Hermosillo, Sonora, México, C.P. 83000,
Porfirio Vega Rábago (Tetapeche, Tesia, Navojoa)
Tel. +52 (662) 2134411, www.isc.gob.mx
Prudencio Vázquez Valenzuela † (El Júpare, Huatabampo)
Silvana Buitimea López (Tetapeche, Navojoa)
Coordinadores:
Victoria Ibarra García (Buaysiacobe, Etchojoa)
Antolín Vázquez Valenzuela y Alejandro Aguilar Zeleny
Albino Buitimea Moroyoqui (Buaysiacobe, Etchojoa)
Pedro Moroyoqui Meza (El Saneal, Bacabachi, Navojoa)
Edición: Mora-Cantúa, Editores S.A. de C.V.
Julio Esperanza García (La Primavera, Huatabampo)
[email protected]
Inocencio Sombra M. (El Saneal, Bacabachi, Navojoa)
Virginia Valenzuela García † (El Júpare, Huatabampo)
Diseño de la colección:
Subdirección de Programas Regionales / Dirección General
de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas Agradecemos también la participación de los niños de la comunidad
de El Júpare que, como parte de un taller de dibujo, elaboraron las
Composición de interiores: Jaime Villa Galindo y Hanna Hennet ilustraciones que acompañan los relatos que aquí se presentan

isbn: 978-607-7598-90-9 Los pequeños dibujantes del mayo

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o Jesús Erubiel Carlón Buitimea (El tigre y el coyote flaco)
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendi- Guadalupe Vázquez Vega (El mito del oro y los instrumentos de trabajo)
dos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la graba- Carlos Eduardo Vázquez Vega (El Santiaguito)
ción, sin la previa autorización por escrito de los editores. Virginia Anahí Duarte Almada (El Bayajorit y el ciego)
Luisa Fernanda Vázquez Vega (Los dones del Bayajorit)
Isabel Carlón Arenas (La leyenda del hombre embrujado)
Rosa Alicia Moroyoqui Magallanes (La mujer fuerte)
Jesús Alondra Vázquez Aldama (El cardenal y el coyote)
Impreso en México Isabel Gardenia Carlón Arenas (Los chiveros)
Printed in Mexico Emiliano Jicobamea Huipas (El pescador y su perro)
Presentación

El presente material es parte de un importante acervo di-


gitalizado, resguardado como parte de la Memoria Históri-
ca del Pueblo Yoreme Mayo de Sonora, que a principios de
2012 ya contaba con un considerable número de documen-
tos, casetes, actas de nacimiento, fotografías, grabaciones,
etcétera, sumando más de quinientos elementos. El mate-
rial que nos fue prestado por los habitantes de la región se
escaneó y se guardó en discos compactos para conformar el
Banco de Información que día a día se sigue alimentando y
que se encuentra en el Centro de Cultura “Blas Mazo”, en
El Júpare, Huatabampo.
La presente publicación, apoyada por el Programa de
Desarrollo Cultural Regional, es una pequeña parte de la
investigación en la que se aborda la tradición oral de cuen-
tos que describen de muchas formas la cosmovisión del gru-
po yoreme/mayo. Narrativa por demás rica en su contenido
y publicada en la lengua materna, como una aportación a
las generaciones actuales y futuras, con el fin de apoyar la
pervivencia y fortalecimiento de su idioma original.
Consideramos importante para los pueblos originarios
de la región el que la Comisión de Planeación del Progra-
ma Yoreme haya aceptado la presente publicación, ya que,
además de recoger la tradición oral, contribuye al fortaleci-
miento de una lengua que en la actualidad está en peligro
de extinción.

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De la tradición oral a la tradición escrita
en el mundo yoreme

En los antiguos tiempos del mundo yoreme/mayo no existían


los libros, pero existía la memoria de los mayores, quienes
tradicionalmente han sido en cada sociedad los encargados
de guardar y transmitir los conocimientos de las generacio-
nes anteriores que han ido dando forma y contenido al pen-
samiento de la gente. De esta manera se han conservado la
cosmovisión y el sentido de existencia que permiten la vi-
da de cada sociedad. En el caso de los yoremes/mayos, este
profundo conocimiento atraviesa los tiempos, desde el surgi-
miento del propio pueblo yoreme hasta nuestros días, pasan-
do por la llegada, conquista y enseñanza de los españoles,
donde destaca la obra religiosa de los misioneros que trajeron
su propia visión del mundo a orillas del ancestral río Mayo.
Desde los tiempos de la conquista hasta el presente, muchos
procesos han determinado la configuración social y territo-
rial de la región del Mayo. Es así que el pensamiento, los
cuentos, relatos, leyendas e historias se nutren con la presen-
cia de distintas formas de ver y entender el mundo. Es por
esto que en la tradición oral de una sociedad, como la del
pueblo mayo, se vislumbran temas y anécdotas que parecen
hacer eco y encontrar resonancia con narrativas de otras par-
tes del mundo.
Una primera pregunta que pudiera hacerse el lector de la
presente obra podría ser: ¿Quiénes son los yoremes/mayos de

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Palabras del mundo yoreme De la tradición oral a la tradición escrita en el mundo yoreme

los que se habla aquí? Tradicionalmente la gente que pertene- europeos y americanos en este proceso. Es de esta manera
ce a esta sociedad de origen agrícola conserva la memoria de que podemos entender el contexto en el que se van configu-
un relato donde se habla de una historia en la que los antepa- rando los relatos que aquí se presentan.
sados tenían que salir caminando desde tierras del sur hacia Este libro es el resultado del trabajo de diálogo con per-
el norte, buscando las riberas de los primeros ríos que se en- sonas mayores de distintas comunidades mayo de Sonora
contraran: “mayoam”, decían los mayores. Es por eso que la y refleja la riqueza de este pensamiento que ha logrado so-
palabra “mayo” quiere decir, en principio, “la gente de la ribe- brevivir hasta nuestros días. Son relatos y narraciones que,
ra”; gente que se estableció en las márgenes de ríos que ahora en ocasiones, nos evocan las clásicas fábulas de Esopo y
consideramos de Sonora y de Sinaloa, que es donde decidie- las relaciones entre los humanos y los animales, o el proce-
ron establecerse, muchos siglos antes de la llegada de los espa- so de transformación de animales en seres humanos y vi-
ñoles, y donde, poco a poco, se convirtieron en agricultores. ceversa; razón por la que a veces los seres de la naturaleza
Hoy en día se dice que la conquista del noroeste de Mé- se comportan como personas. Encontramos también inter-
xico fue, sobre todo, una conquista espiritual que fue llevada pretaciones de la condición social indígena frente a las tra-
a cabo con gran entereza por los misioneros que se traslada- diciones de los yoris (gente no indígena).
ron hasta estas tierras; claro que hubo un fuerte dominio mi- En relatos como el de Ju yooko entok go’i (El tigre y el
litar que determinó la desaparición o transformación de las coyote flaco) aparece el personaje del coyote desvalido que,
sociedades indígenas, así como la pérdida de grandes aspec- sin embargo, gusta de imitar las enseñanzas de otros, a pesar
tos de su cultura y la transformación o asimilación de otros. de los riesgos que esto implique para su propia existencia.
En esos tiempos, los primeros españoles reconocían distintas En cambio, el relato Ju oeo entok jume sisigokim amey teki-
naciones o “parcialidades” que, aunque tenían rasgos en co- papanuawim (El mito del oro y los instrumentos de trabajo)
mún, igualmente defendían sus diferencias y particularida- representa una interesante justificación de la diferencia en-
des; así, se hablaba de tehuecos, ahomes, sinaloas, guasaves tre los yoris y los yoremes, ya que mientras los primeros pa-
y zuaques, entre muchos otros grupos que, con el paso del recen preferir siempre el oro y el dinero, para los indígenas
tiempo, serían reducidos o convertidos en indígenas mayos, el trabajo más arduo no deja de ser noble; ¿para qué quere-
con presencia tanto en Sonora como en Sinaloa. mos oro, si no se puede comer?, parece ser el resumen de
Es así que la tradición oral original del pueblo mayo se esta historia, que nos recuerda también otro elemento de la
nutre, en principio, del propio pensamiento original de los cosmovisión indígena, donde los yoremes prefieren una sen-
miembros de estas sociedades y adapta posteriormente las pri- cilla cruz de mezquite al frente de su casa, con lo que mues-
meras enseñanzas de los misioneros, pero también las creen- tran, con cierta humildad, su condición humana. Misterios
cias de los acompañantes de los españoles, como fue el caso y leyendas provenientes de la antigua España hacen acto de
de indígenas nahuas y de otras nacionalidades que fueron uti- presencia en relatos como el del Santiaguito, misterioso per-
lizados como guías, cargadores o soldados en la conquista de sonaje que aparece en la noche, para espanto de los cristia-
esta región; la tradición oral es también un reflejo de la trans- nos que se encuentran fuera de su hogar.
formación de una sociedad. Destaca, así, el proceso de evan- La geografía simbólica y espiritual del mundo yoreme
gelización, las enseñanzas de la Biblia y la adaptación de ritos también hace acto de presencia en estos relatos. Es así que en

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Palabras del mundo yoreme De la tradición oral a la tradición escrita en el mundo yoreme

las historias en torno al místico cerro del Bayajorit, habitado Leer con atención estos relatos, pensar en ellos, plati-
por seres o espíritus con poderes mágicos, estos determinan la carlos con la gente, es una manera de profundizar al me-
vida o los dones de la gente, entre sueños y penumbras. nos un poco en el rico pensamiento de la tradición yoreme
De igual manera, la transformación de espíritus pode- y aprovechar la oportunidad de aprehender algo de ellos;
rosos, malignos o peligrosos en animales o seres humanos esa es la función de este pequeño libro.
se hace presente en relatos como Ju et’tejoari o’owta ka turi- Los relatos que aquí se presentan son una muestra de
rata aw yaari betana (La leyenda del hombre embrujado), la gran tradición oral del pueblo yoreme/mayo y la oportu-
donde el enamoramiento ciega la conciencia de un yoreme, nidad de presentarlos aquí nos recuerda la anécdota de un
que queda atrapado por los influjos de un ser poderoso que diálogo entre un maestro bilingüe mayo y su hijo, donde el
sólo la sabiduría de una curandera mayo logra vencer, apro- padre le insistía al hijo que tenía que leer más en lengua
vechándose de su debilidad al momento de la transforma- mayo para sentirse orgulloso de su origen y para que no se
ción. El tema de las relaciones de género se hace presente perdiera esta lengua indígena mexicana. El hijo le respon-
de una manera o de otra en estos relatos, ya sea por los em- día a su padre que estaba muy dispuesto a hacer lo que se
brujos de una mujer o por las características extraordinarias le indicaba, pero el problema que tenía es que había pocos
de la mujer del relato Ju jamut ut’tiakame (La mujer fuer- libros en lengua mayo y los que existían en ese momento
te), que es conquistada por el temor ante el sacrificio de los ya los conocía, por haberlos leído una y otra vez. Es por eso
animales domésticos. que agradecemos profundamente la gentil colaboración de
Vemos también cómo la inteligencia de un pequeño y los distintos miembros de la comunidad yoreme que gusto-
débil pájaro cardenal es capaz de vencer al temible coyo- samente compartieron sus recuerdos y relatos para poder-
te, al hacerlo caer en una trampa y despojarlo de su propia los concretar en la forma de este libro y, de esta manera,
piel, aprovechándose de su orgullo y de su exaltado ego; es- ayudar, aunque sea un poco, a que este hermoso idioma se
to es lo que sucede en el relato Ju wichalaka sikili entok ju conserve mucho más tiempo, junto con el pensamiento del
go’i (El cardenal y el coyote). Las travesuras de los niños, propio pueblo yoreme.
pero también la nobleza de su alma, se hacen presentes Esta obra es también uno de los resultados de más de
en la historia Jume chibbam susuayame (Los chiveros), en treinta años de trabajo continuo llevado a cabo por los pro-
la que la generosidad de un niño es recompensada con el motores de la cultura mayo, dedicados al conocimiento y
don del entendimiento del idioma de los animales y en don- fortalecimiento de la cultura del pueblo originario yoreme/
de, a diferencia de otras historias, en las que los dones reci- mayo; es por esta razón que, en primer lugar, ponemos las
bidos por un ser extraordinario muchas veces se pierden por versiones en su idioma original y después la traducción al
las debilidades humanas, esto no sucede; los invitamos a sa- español. Aprovechamos la oportunidad para invitar a los
ber por qué. lectores yoremes o yoris a que hagan el esfuerzo de leer
Finalmente, en el relato de Kuchuleero entok a chu’uwa con detenimiento ambas versiones, para tratar de acercarse
(El pescador y su perro) destaca de nueva cuenta la buena un poco más a este idioma tan característico. Aprovecha-
relación que puede existir entre los seres humanos y los ani- mos también la oportunidad para agradecer a los compa-
males, lo que salva la vida de un sencillo pescador yoreme. ñeros promotores culturales del pueblo mayo y a la gente y

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Palabras del mundo yoreme

comunidades que por varios años han venido trabajando en


este esfuerzo, su ayuda y compromiso para que esta cultura,
que forma parte de los pueblos originarios de México en
Sonora, no desaparezca y que la tradición oral se exprese
también como una tradición digital, aprovechando las cua-
lidades de las redes sociales, para difundir esta importante
y valiosa labor.

Antolín Vázquez Valenzuela


Alejandro Aguilar Zeleny

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Ju yooko entok go’i

Porfirio Vega Rábago

Sestul taapo ju yooko juya nasuk weramay, sechukti go’i wa-


kirtara ama nan’kek entok aw natemajek:
—Jalai go’i jatchiake tuisi wakila wanay ju go’i a yomiak,
ay jalai yooko tuisine tebaure entokne tokti kaita buamatchi
entok ju yooko inel a yomiak lautine jita enchi jariurianake,
tee amante baa mantelam orekaw bicha sakanake beja imi
tuisi buuru animalim ama baji boka yayaja, inel ju go’i yooko-
tamak siika imii naw yajaka, ju yooko jupa jikat jamuk wanak
a sutu kochorim tet’tebem buawitetaitek, imeysu juka ani-
malta buijbareka.
Sechukti ju go’i inel yokotaw jiawa:
—Jalai yooko wepu wakas abo weyye.
—Ju yooko entok buikakak inel a yoomiak.
—Tampo naamaka, tampo namaka, ineli weyyey ju tawa-
ri, ju wakas bajeka entok siika, ju go’I inel jiawa maso abo
weyye, ju yooko juchi ineli jiawa buikaka, tampo namaka,
tampo namaka.
Tee buru animalim baam mantelapo bajeka saj’jak te
ju yooko jiba ineli buikay tampo namaka, tampo namaka
juneli buikay jiba wepu animalta juya betana aman baje-
yeyo.
Ju go’I sechukti ineli jiawa lapti chonela abo weyye en-
tok ju yooko beja ka buikak.

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Palabras del mundo yoreme El tigre y el coyote flaco

Ineli kabaitaw ka suwak a bajinake bechibo entok sechu­­ ineli jiawa, inapo chee kabaita ino buayey teyyey, te enne beja
kti kabaita joot aw jimmaka entok amek nas’suataitek ineli- enchi bitchak enchisune buaye jalay go’i, chukula ineli jiaka
su a me’ak. ju go’i tuisi buantaitek entok ineli siika inel iaka:
Entok beja kabaita mukiratuko, ju go’I wakira a buatai- In jalay go’i a jiapsiwa taaruk ne jibuanake bechibo beja-
tek, ju go’I beja tuisi joborika juchi juyaw biicha siika. su yookota yakaw yababare, tee ju yookp kabayta bep’pa che
Juyapo weramaka tabui go’i wakirata nankeka ineli aw ut’tiay, ineli wari bechibo a yuyu’uk in jalai go’isu ka kab’bayta
natemajek: yuyu’uk bejasu che a bep’pa ut’tiakay jiakosi jalai go’i.
—¿Jatchiake tuisi wakila jalai go’i?
—Ju go’I wakira entok a yomiak.
—¡Toktine kaita buamatchi! El tigre y el coyote flaco
—Kate jachin eyya tii a yomiak ju go’i tuisi joboritaka.
—Lautine buawamta enchi jariurianake. Cierto día andaba el tigre en medio del monte, cuando, de
—Tee bueytuke inomak wenake aman baam mantela- repente, se encontró con un coyote muy flaco. El tigre le
po, bejasu imi yun animalis bajejeye. preguntó:
Ju go’I wakira a jail go’itamak siika entoki lauti aman —¿Amigo coyote, por qué estás tan flaco?
yaj’jak baa mantelam orekapo. Entonces el coyote respondió:
Baa mantelam naapo wepu juupa ama weekay, ju go’I —¡Ay, amigo tigre, tengo mucha hambre y no encuen-
aman at jikaw jamubabarek, tee ka tuisi turim sutukocho- tro qué comer!
rekay wanay kom wewechey, bejasu jaikisi aman at jikat ja- Y el tigre le respondió:
mubabareka, junensu at jikaw jamuk, tee beja jakat kateka —Ahorita te voy a buscar comida, pero vamos allá don-
a sutu kochorim buawitetaitek yookota benasi entok anima- de está la presa, ya que allí llegan muchos animales a be-
lim bobitchak baam mantelam am jinake bechibo, ber agua.
Beja wepu animalta aman bajeko, ju go’I inel buibuikay El coyote se fue con el tigre al lugar donde lo invitó.
tampo namaka, tampo namaka. Bejasu ju yooko inelijijiay. Al llegar a ese lugar el tigre se subió a un mezquite y
Wakasta bitchak aman wemta wanay ineli jiawa buikaka, empezó a afilar las uñas largas de sus manos, con las cua-
tampo namaka, tampo namaka. les cazaría a su presa.
Chukula masota aman wemta bitchak entok juchi ineli bui­ De pronto el coyote le dice al tigre:
kak tampo namaka, tampo namaka, te bueytuk kabayta aman —Amigo tigre, ahí viene una vaca.
weeyo ka buikak, kia yanti kateka taawak kia kabayta joot lauti El tigre le respondió diciendo y cantando esta frase: “Es
at jim’mak jiba juka yookota ayuka benasi. duro para mis dientes, es duro para mis dientes”.
Nawim nas’suataitek, tee ju kabayche tusi ut’tiakay go’ita Pasó un cierto tiempo y la vaca bebió agua y se fue del
beppa wanay a tenmutaitek, wanay ju wakas kia mekka wat’ti- lugar.
taitek te go’i a wakasekay, kia juka wakasta mekka wat’teyo ju —Ahí viene un venado –dijo ahora el coyote.
go’i wakira a buataitek tee sechukti go’i kobata mek’ka wechi- El tigre nuevamente le respondió cantando esta frase:
lata tew’wak ju kabaisu amek nas’suay, tee ju go’i buambareka “Es duro para mis dientes, es duro para mis dientes”.

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Palabras del mundo yoreme El tigre y el coyote flaco

Llegaron varios animales a beber agua a la presa y el ti- Sigilosamente se tiró sobre el lomo del caballo, igual
gre cantaba la misma frase: “Es duro para mis dientes, es que como lo hizo el tigre.
duro para mis dientes”. Empezaron a pelear, pero el caballo, más fuerte que el
De pronto el coyote volvió a decir: coyote, le empezó a dar patadas y empezaron a caer trozos
—Ahí viene un caballo. de carne, pero estos eran partes del coyote.
Ahora el tigre no cantó la frase. Dejó que el caballo ba- Al ver caer los trozos de carne, el coyote flaco se los em-
jara confiado a beber agua y, de repente, se abalanzó sobre pezó a comer. De repente se dio cuenta de que estaba ti-
su lomo y empezó a pelear con él hasta que lo mató. rada la cabeza del coyote y, queriendo soltar el llanto, dijo:
Ya muerto el caballo, el coyote flaco se lo empezó a co- —Yo que pensaba que me estaba comiendo al caballo
mer. Ya que calmó su hambre, se fue de nuevo al monte. y me doy cuenta que a ti te estoy comiendo, amigo coyote.
Andando entre el monte se encontró con otro coyote flaco Después de decir esto el coyote soltó el llanto aullando
y le preguntó: muy fuerte y se alejó del lugar, pensando: “Mi amigo coyo-
—¿Por qué estás tan flaco, amigo coyote? te salió perdiendo su vida por quererme dar de comer. Qui-
El coyote flaco le contestó: so hacer lo mismo que hizo el tigre, pero como el tigre es
—Tengo hambre. más fuerte que el caballo, este sí logró vencerlo. En cambio
—No te preocupes —le respondió el coyote que había mi amigo coyote no pudo con él, porque el caballo fue más
saciado su hambre–, ahorita te voy a buscar comida, pero fuerte. Pobre amigo coyote.”
me tienes que acompañar allá donde está aquella presa, ya
que a ese lugar llegan muchos animales a beber agua.
El coyote flaco se fue con su amigo coyote y pronto lle-
garon al lugar en donde estaba la presa. Junto a la presa es-
taba un árbol de mezquite. El coyote intentó subirse, pero,
como no tenía buenas garras, siempre se caía.
Después de intentar subir varias veces, al fin lo logró. Ya
arriba, empezó a afilar sus uñas, como lo hizo el tigre, y es-
peró a que llegaran los animales a beber agua.
Cuando llegaba un animal, el coyote cantaba la frase:
“Es duro para mis dientes, es duro para mis dientes”; la mis-
ma que el tigre había pronunciado.
Vio venir una vaca y dijo cantando:
–Es duro para mis dientes, es duro para mis dientes.
Después vio venir un venado y volvió a cantar la frase:
–Es duro para mis dientes, es duro para mis dientes.
Pero cuando vio venir un caballo, no cantó, sino que se
quedó totalmente en silencio.

22 23
Ju oro entok jume sisigokim
amey tekipapanuawim

Prudencio Vázquez Valenzuela (†)

Binwa wasuktiapo itom atchay o’olam weramay jachin juka


buiata yanakewi, wanay goy batorim nankek yorita entok yo-
remta, wanay yun se’eta entok tekil sisigokim am bit’tuak,
palam, talachom, machetem, wanay yoremta temajek, ¿Imi
goyimpo jitase watia?, ju yoreme a yom’miak tekil sisigokim
bueytuk se’eta ne un’ko tebai muknake, apola a tosikari yoko-
ria juchi not’tek wanay juchi a temajek Yoreme jitase watia?,
wanay i’i inel aw jiawa tekil sisigokim.
Itom atchay o’ola beja rojikte yun a temajeka wanay ses-
tultawapo inel aw jiawa, tuise at suaka ne jit’kaja bueytuk
en jibane enchi temainake jitase watia?, ju Yoreme a yom’­
miak tekil sisigokim itom atchay o’ola yoremeta seeta nu’iay
bueytuk juri ju orotukay ka jiokot ta’apo am tekipanua iaka
jume tekil sisisgokimeyi en tawapo bénasi inel ju oro ma-
chiak wanay nateka ayutaitek.
Bueytuk wa bechibo ju oro yorim bechibo jume sisigo-
kim amey tekipanuawami entok jume yolemem bechibo.

El mito del oro y los instrumentos de trabajo


Hace muchos años, cuando diosito andaba en cómo formar
la tierra, se encontró con dos personas, un yori y un yoreme,

25
Palabras del mundo yoreme

y les mostró un montón de arena y unos instrumentos de


trabajo (palas, talachos, machetes, etcétera). Diosito le pre-
guntó al yoreme:
—¿Qué es lo que quieres de estos dos montones?
—Y el yoreme le contestó:
—Quiero el montón de instrumentos —“Porque si es-
cojo el montón de arena, me muero de hambre”, pensó.
Diosito lo dejó solo y volvió al otro día y le volvió a pre-
guntar:
—¿Qué es lo quieres?
Y el yoreme le contestó:
—Los instrumentos.
De tantas veces que le preguntó, diosito se enfadó y un
día le dijo:
—Piénsalo bien, porque hoy va a ser la última vez que
te pregunto.
—¿Qué es lo quieres?
Y el yoreme le contestó:
—Los instrumentos.
Diosito quería que el yoreme escogiera el montón de
arena, el cual en realidad era oro, para que no sufriera tra-
bajando de sol a sol con dichos instrumentos, como sucede
hoy en día. Y es como apareció el oro y se desparramó en to-
do el mundo, y los mismos instrumentos de trabajo.
Pero el oro es nada más para los yoris y los instrumen-
tos para los yoremes.

26
Ju Santiaguito

Silvana Buitimea López

Sestul taapo im kompale imi joapo aney, kafetate naw jee-


yey entokte kia jita naw et’tejoay in komple entok kabayim
mamansote wanay inel inow jiawa empo arau bareteko se­nu
wemta yanake entok kabay tosalita bin’nake, Ju Santiaguito,
in kompale junel inow jiawa, ju Santiaguito kabbay tosali en-
tok tuisi ujyoli:
—Enchi junel iayo kompale inapo aman enchi werianake
yew a mamachiapo, tuisi ne imi taaya, jumu jakiapo chu­nam
wekapo.
—Inapo entok inel a yomiak; jantebo entokte inel aman
bicha boota nuuka, jibatua beja gos mamni ama wepulam
jiayo kamachiak.
Buiapote ito gotiak wew’wepulayka, inapo wepu kuchu-
rim weriay pantaron boosampo entokne ka mek’ka inow
am orek.
Chukulate juyapo kabayta chayemta jik’kajak entok in
kompale junel inow jiawa:
—Kompale ache a jik’kaja kab’bayta chayemta beja abo
weyye ju Santiaguito entokte.
Kia ka nokakak tawak chukulate beja yun animalim abo
kateme jik’kajak, kia boopo aman yum wakasim katemta
benakay.

29
Palabras del mundo yoreme El Santiaguito

Iarik iakane yun wakasim, kabaim, beserrom yew ma- —¿Oíste el relincho, compadre? Ya viene el Santiaguito
chiataitek inapo entok gomtilataka am bitcha in kompale en- —y nos volvimos a quedar callados.
tok kia kachin eyya. Al rato empezamos a oír pisadas de animales, como si
Sechuktine goy batorim bitchak sontaropo emo sankotua- viniera mucho ganado por el camino.
lame entokim korayimpo aman yew beeyuktey entok junako- Al momento de estar pensando esto, empezaron a apa-
rim rejtey jume jita eet’buame kompaletawne inel jiawa: recer muchas vacas, caballos y becerros, y yo asombrado
—Akia am bitcha kompale jabesa jume imi kateme. Kom­ mirándolos pasar, y mi compadre muy tranquilo.
pale entok ne yomiak: De repente miré a dos personas armadas que estaban
–Jantebu kompale nawi ayukae kate o’ow. Inapo entok vestidas como militares y que cruzaron un cerco de alam-
inel a yomiak in kompale. bre de púas, y como en ese entonces delincuentes de la re-
—Te jatchia empo ka ne tejwak jachin jita bichateke ju- gión andaban de asaltantes, le dije a mi compadre:
ne ka jij’jiale inelite sime boot. —¡Mira, compadre, los que van allí!
Naw nok nas’suaka joaw itom yajaw nuukisi, imi yepsaka Me contestó mi compadre:
kabayta nuuka at jikaw januuka siika a joaw bicha siika. —Vámonos, compadre, eres un nahuila, no eres hombre.
Yo le contesté a mi compadre:
—Pero porque tú no me dijiste nada. Que viera lo que
viera no dijera nada.
El Santiaguito Y nos vinimos discutiendo por todo el camino hasta lle-
gar a la casa. Llegando se montó en su caballo y se fue pa-
En una ocasión en que estaba mi compadre aquí en la ca- ra su casa.
sa, estábamos tomando café y platicando de cosas, y como
mi compadre es arrendador de caballos, me dijo que si yo
quería aprender tenía que pasar una prueba y ver el caba-
llo blanco, el Santiaguito; porque dice mi compadre que
el Santiaguito es un caballo blanco muy bonito, y él me
dijo:
—Si quieres, compadre, yo te llevo a donde él aparece;
conozco el lugar, es allí donde está el chalatón, en el arroyo.
—Vamos —le respondí yo.
Y nos pusimos en camino; serían como las once de la
noche.
Nos tendimos en el suelo, cada quien por su lado. Yo traía
una navaja en la bolsa del pantalón y la puse cerca de mi mano.
Después de un rato oímos el relincho de un caballo en
el monte y me dijo mi compadre:

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Ju Bayajorit entok ju ka bitchame1

Victoria Ibarra García

Wepu joarapo natchay ka bichame joakay tee simem imi joara-


po jomem tuisi taayayentok tuisi junen’neay jabeta bojoasi-
meyo kia ka bichamta benakay, jamak weepo jume batorim a
eeusuriay entok ju natchay inel amew jijiay; kate eeusu bejane
enchi bitchak, ache ne eeusuriak.
—Kan’ne enchi eeusuria.
—Eme’e kan e bitcha teyyey tene enchim bitcha tii amew
jijiay.
Inelakay iri natchay, tee kokori wetchek entok jume batorim
imi joakame ineli jiawa kokori wechekatuk Bayajorit kawiw bit-
cha siika juka kaw gojoriata katekawi, jume batorim a tayame
inel jiawa:
Tua kaw gojoriata katekapo aman kimuwapo muukuk, ine­
lim jiawa irituk sime waka a taayaw a miikak, mukuka entok a
jiapsiwa imi tawak inelisu a bejtuak tawarim a rew’­wakapo be-
tana jachin ka bichaka junne.

El Bayajorit y el ciego
En una comunidad había un señor que estaba ciego, pero
tenía el don de conocer a todos los que vivían en el pueblo
y se daba cuenta de los que encontraba cuando iba cami-
nando, ya que lo hacía de tal forma que parecía no estar

33
Palabras del mundo yoreme

ciego; a veces las personas se escondían de él y el señor les


decía:
—No te escondas, ya te vi, te estás escondiendo de mí.
—No me estoy escondiendo —le respondían.
—Ustedes creen que no miro, pero yo sí los veo —les decía.
Así era este señor, hasta que, en cierta ocasión, se en-
fermó, y dicen las gentes del lugar que, ya muy enfermo, se
fue para el cerro del Bayajorit, en donde está la cueva.
Cuenta la gente que lo conoció que murió en la entrada
donde está la cueva, porque dicen que fue esta quien le dio
el don de mirar a pesar de que estaba ciego, y que al morir
su alma quedó en este lugar en pago del favor concedido
por el tiempo que estuvo vivo.

34
Bayajorita itom mimikawi

Albino Buitimea Moroyoqui

Ilitchika natekane a musauley labenta ponwayo entok ju-


ba jita pajkom weeyo amane aaney, chikti pajkom bekatana
weramakane iline a arawek entok ne inel pajkompo jipon-
taitek, tee inapo chee pajkora jiawita araw peyyay, bejasune
ka tuisi aman taayay, in kokochew nukisine ino mamajtiak,
tusi in arawbare bechibo sestul tukapone boteko entok ko-
chokane kaw bayajorita tenkutaitek, bejasune kia puertapo
aman kibake tuisi sewam ujyolika ama ayuakay, aman ki-
bakeka ne entok puertata beja waraktiaka, tuisine ujyoriata
bit’taitek entokne a musauleta tawak, kiane pariampo we-
ramta benakay imiri kitaram, aika, labelim, arpam, pajkora
majkaram, sonasorim, tenabarim, sime ama ayukem arau-
barewi, te em arawbarew bicha lutula wenake. Inapo im
arawbarew bicha weyyey te tua nasuk boopo ne weeyo go’i
sechukti inow yew sika, inapo en tok rifleta weriay wanay-
ne aw bicha kuakte a mujbareka ju go’i entok wantek ka-
rane a me’aka tawak labentaw junene ka yumak entokne
not’tek, te beja puertapo yew webareka kan’ne lauti ama
yew siika bejasu jume sewa ujyolisi machime bakotsi emo
yawwak tuisine amemak nas’suaka ama yew siika, busaka-
ne beja in kobba ka yuuma bejasune wepu chakakun bicha
jiba ara kuaktey tuisine taij wet’taitek wepu metpone koko-
rey in ayye yolem jit’tolerotaw ne noitiay entok aapo inel

37
Palabras del mundo yoreme Los dones del Bayajorit

jiawa a gomtiria tiyya entok inow natemajek jakun’ne gom- beza por un lado, y empecé a tener calentura. Así duré un
tiawakawi entok ne a tejwak jita im tenkukawi kan’ne gomteka- mes. Luego mi mamá me llevó con una curandera que me
tukne che tabuik jita junene arau eyyey. dijo que lo que yo tenía era susto. Me preguntó que si dón-
Ju yolem jit’tolero ne tuutek entok junakori natekane la- de me había asustado y le dije del sueño que había tenido.
benta arawek tuisine yun pajkora jiawita taaya entokne een La curandera me dijo: “Si no te hubieras asustado hubieras
sime yolem pajkom jijipona. aprendido otro oficio”.
La curandera fue la que me alivio y desde entonces apren-
dí a tocar el violín; me sé muchos sones de pascola y hoy par-
Los dones del Bayajorit ticipo en todas las fiestas tradicionales de la región.

Desde muy niño me gustaba oír tocar el violín y siempre


que había una fiesta tradicional estaba presente para mirar
cómo se tocaba. De tanto ir a la fiesta aprendí un poco y
empecé a tocar en la fiesta tradicional con lo poco que ha-
bía aprendido; pero yo quería aprender más sones, pues no
eran muchos los que me sabía. Practicaba todas las tardes y
todas las noches hasta que me daba sueño. Era tanta la obse-
sión que tenía por aprender que, cierta noche, al acostarme
y quedarme dormido, lo primero que empecé a soñar fue la
cueva del Bayajorit. Me vi entrando por una puerta donde
había flores muy bonitas. Cuando crucé la puerta, lo que vi
fue una cosa tan maravillosa que quedé encantado, como
cuando andas en el mercado y ves de todo. En este lugar
había guitarras, violines, arpas, máscaras de pascolas, sona-
jas, tenábaris. Había de todo lo que quisieras, pero tenías
que dirigirte a lo que querías aprender. Yo fui directamente
al lugar donde estaba el violín, pero cuando iba a la mitad
del camino, de repente, se me apareció un coyote. Yo lleva-
ba un rifle y volteé para dispararle, pero el coyote arrancó
y no lo pude matar, tampoco alcancé a llegar a donde esta-
ba el violín y me regresé, pero al querer salir por la puerta
ya no pude hacerlo fácilmente: para mi sorpresa, las flores
tan bonitas se habían convertido en culebras; luché mucho
con ellas y finalmente salí. Al despertar de mi sueño ya no
pude mover la cabeza, porque me quede “colti”, con la ca-

38 39
Ju et’tejoari o’owta ka turirata aw
yaari betana

Pedro Moroyoqui Meza

A wawairia naw anime Timotaw inel jijiay kate juka jam’mu-


tta kukuna ka turirata jojoa, te tuisi a watiay wanay jume ba-
torim kan ok jik’kajak.
Wa jeeka ka turira itot wen’nake kat’te tuisi joanake, ji-
bate a maujnake, kate aw nonoka kaa turik jiapsek, a wawai-
ria naw anime sestula junel aw jiawa entok juchi jaikisi.
Tuisi a watia bechibo ka jaiki tawariw weriaka a jub’baba-
rek, ju jammut entok jiba buawamta a miikaka, jita ama tot’­
toriay, Timotaw ka turirata yabareka. Ka jaiki tawarim wee­yo
Timo wakiltutaitek entok sime waka jamut ka turik jia´pse-
kamta a nok jijik’kajay entok kokori wetchek.
Timota wawairia naw werime ika ka tuturekam timotam
a joapo yew nuk sajjak a esolataka ka a jubiawa junenakewi,
imesu tuisi a majwey inelim timota yew nuksajaka entok
jit’tolerotaw a nuksajak, ke a jubiawa juneayo.
Ju yolem jit’tolero ineli aw jiawak:
—Empo jamut juenata emo jub’tuak, bejasu watem’­
mew ka turirata jowa entok emow ket ka turirata jowa enchi
muk’­nake bechibo.
Bejasu jiba enchi jibua mikateko, jochia ka turik ama
enchi tot’toria bejasu i’i ka tuisi emow wetche, wari bechibe
wakiltu entoke kokore, te bueytuk Tiimo ka yolem jit’tole-

41
Palabras del mundo yoreme L a leyenda del hombre embrujado

rota sualey entok iri juneneak, ka a suale betana entok inel beja sime wa ka turira lutinake entok waka emow yakawi be-
aw jiawa: ja kaitatunake.
—Bejane juneyya empo ka nee suale, te bueytuk empo- Ineli Tiimo jitota wekaw bicha siika, a jubiawa bitchak aman
su a bichaka ne susualnake enchi a jibua mikbareyo ake a a wewi i’i sankota aw uw’wa taitek entok juka bewata, bejasu u
suaya entok im emow nookawi luturiapo yew wenake, tee wakas jiba at tawak, inelisu ayespo aw yaw’wa, inelsu juyaw bi-
junakore abo inow noitinake. cha siika.
Ineli jume Timota wawairia naw anime bem joaw a Juka nabolita siiko, lautipo ju Tiimo juka, takawa bewa-
toj’jak ka a jubiawa am bichayo. ta nuuka tuisi onatay a tapuniak bawepo ayukamtay, bejasu
Beja a jubiawata yepsako, Timo inel aw jiawa: ju yolem jit’tolero awa nupakay.
—Tuisine tebaure neche buawamta yaaria. Tiimo chubala bobitchak entok juka ayesta bitchak ja-
Ju jam’mut kia ili a ab’buaka kosinaw bicha siika, náyyak chin aman biicha a weeyo, bejasu kia bewak ojboka weyyek
entok buawamta a yariak Timota bechibo, te bueytuk i’i ka jita a buaka bechibo.
Timota a bichatei’yey, ineli Timo a bitchak jachin a jubiawa Juchi benasi jitota wekaw yepsak ineli a takawa wakas jiap-
buawapo juka jochiata a toriayo. sipo aw yaw’wak entok inel juka jamut bewata nuuka entok
Te bueytuk junenake bechibo Timo kia a buayemta be- acha orek a takawat onta in’ne taiteka tuisi chaytaitek entok inel
nasi aney, Timo entok a gotiay jamut’ta ka a bichayo. a kunawa bitchak jachin aw bicha weeyo entok inel aw jiawa
Ineli baij taapo a yaw’wak, baij tawarita weeyo yolem jit’­ roaktee entoke muuke emposu juka inow yabarey, ju jam’mut
tolerotaw not’tek entok inel aw jiawak: inel aw kubiay wanteka entok kia jachin iaka juyapo nabolita
—Juchi benasine imi weyye, vejase luturiata nokay, im benasi jiaway inelisu aneka muukuk.
jubiawa buawampo entok kafepo jita ne tot’toria. Tiimotam entok toj’jak sime waa ka turira a jipurewi en-
Ju yolem jit’tolero entok inel aw jiawak: tok juchi benasi tuisi ow turiak.
—Empo juneyya ka turirata emow a jowawi entok ikari
emow jowa simeta enchi a yarianake bechibo entok enchi
ko­choko a’apo juyaw bicha yew sisime, entok jitota betuk ki- La leyenda del hombre embrujado
ktenake, sime sankota aw uw’wanake entok takawa bewata
jitopo a chaaka ama toijnake entok go’isi aw yanake tabui “No te cases con esa mujer porque es bruja”, le decían sus
naboli juyapo ayukamta benanake jun’ne akia suaya entoke familiares a Timo; mas este estaba tan enamorado de ella
ne abo tejwanake. que no hizo caso de su gente.
Ineli Tiimo a suayak entok yolem jit’toleta nokakapo ama­­ “La maldición podrá caer entre nosotros. No viviremos
ni ju jamut a yaw’wak. bien, estaremos temerosos siempre de ella. No te conviene,
Ineli juchi yolem jit’tolerotaw noitek entok a bichapo es una bruja”, le repetía una y más veces su familia.
aman a et’tejoariak iri entok inel aw jiawak: La quería tanto que al poco tiempo decidió casarse con
Empo jitota wekaw biicha weyye entok en jubiawa sime ella. Mas la mujer, cada vez que le daba comida, vaciaba un
bewata awa uw’wako entok tabui nabolita benasi awa yaako polvo en el plato para embrujar a Timo. Al poco tiempo Timo
ika bewate nunake entoke onta nuuka aya tapunianake ineli enflaqueció y obedecía todo lo que la mujer bruja le decía, y

42 43
Palabras del mundo yoreme L a leyenda del hombre embrujado

enfermó. A la familia de Timo esto no les gustó y decidieron Volvió nuevamente con esta y le dijo lo que había visto;
sacar de la casa a Timo, a escondidas de su mujer, pues estos la curandera le dijo:
le tenían miedo. Lograron sacar a Timo y lo llevaron con una —Tú irás al lugar donde se encuentra el jito y, cuando tu
curandera antes que su mujer se diera cuenta. mujer se quite todo su cuero y se vaya como otro animal, co-
La curandera le dijo: “Tú te casaste con una mujer mala, ges el cascarón de su cuerpo y lo retacas de sal; y así verás que
que sabe hacer daño a los demás, y te está haciendo daño has- tus males van a terminar y se te acabará el hechizo.
ta que mueras; te pone cada vez que te da comida un polvo Timo se dirigió al lugar donde se encontraba el jito, vio
malo que te va haciendo mal, por eso estas flaco y enfermo”. acercarse a su mujer y después cómo esta empezó a quitar-
Pero Timo no creía a la curandera y esta le notó su incre- se la ropa y el cuero hasta quedar con la carne viva, para
dulidad y le dijo: luego tomar la forma de una gran zorra, la cual se dirigió
—Ya sé que tú no me crees, pero tú lo vas a comprobar por al monte.
ti mismo. Cuando te vaya a dar comida, cuídala y te vas a con- Cuando el animal se fue, Timo tomó rápido el cascarón
vencer de mis palabras; hasta entonces vienes a verme. del cuerpo de su mujer y lo retacó de sal entera del mar que
Así, los familiares de Timo lo regresaron a su casa, sin que le había traído la curandera.
su mujer se diera cuenta; cuando llegó su esposa, Timo le dijo: Esperó Timo un tiempo y al poco rato vio cómo se acer-
—Tengo hambre, hazme de comer. caba la zorra con el cuerpo ensangrentado por lo que se ha-
La mujer, con una risa entre dientes, caminó rumbo a bía comido.
la cocina, atizó la hornilla y cocinó la comida para Timo, Al llegar al jito nuevamente, su cuerpo se convirtió en
pero no se percató de que este la observaba detenidamen- carne viva y luego tomó el cascarón del cuerpo de la mujer
te, y así vio Timo cómo su mujer vaciaba unos menjurjes y se lo puso; mas, cuando sintió la sal en su cuerpo, empe-
en la comida. Para no despertar sospechas, Timo hizo como zó a gritar mucho y vio cómo su marido se acercaba a ella
que se la comía, pero en realidad la tiraba sin que la mujer se y le decía:
diera cuenta. Así continúo por tres días. El último día regresó —Revuélcate y muere como tú lo querías hacer conmigo.
con la curandera y le dijo: La mujer se retorció de dolor y, en su desesperación, au-
—Vengo aquí, nuevamente, para decirle que tenía usted llaba como animal del monte que anunciaba su desgracia,
razón: mi mujer me pone algo en la comida y el café. hasta quedar muerta.
La curandera le dijo: Timo, por su parte, quedó liberado de todos los males
—Ya que sabes que te está trabajando, debes saber que te que tenía y volvió a ser un hombre normal.
hace esto para que tú la obedezcas en todo. Cuando tú duer-
mes, ella sale al monte, se para debajo de un jito y se quita la
ropa y el cuero de su cuerpo y lo deja colgado en el jito y se
convierte en coyote o en algún animal del monte; cuídala y
me vienes a decir.
Timo la cuidó y vio cómo su mujer hacía lo que la curan-
dera le dijo.

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Ju jamut ut’tiakame

Julio Esperanza García

A’apo jiba chikti kew’wey yeyejtey entok tekilta bet’tek jo-


joay beja a takawa tuisi uttiakay, bub’buerem mam otakay
bejasu kutam tuisi buerem entok bet’teme totoboktiay.
Tee kara kunay, bejasu sep am meme’ay, am bebebay,
ika jita awa awayo, wari bechibo wepu Yoreme june ka aw
rukruktey bejasu sime a majwey.
Sestul taapo wakasim susuayame imi joarapo yepsak juka ja-
mut ut’tiakamta joakapo, a tatayak entok a wawatiak jume owim
imi joarapo joame inel aw jiawa jita jume wate owim’mew a
yakawi entokim inel simeta a et’tejoariay, juka jamut’ta jojoawi.
Te bueytuk ju wakasim suayame jiba ju jamut ut’tiakam-
tamek joatua babarek entok jaw´wekasu awa kunatoak.
Aapo orkonim entok baakam aa kateriak entok ju jam’­
mut imi bemelasi joaka tawak, ju wakasim susuayame ka
wa nonokay, entok ka a sasawey, aapo sime buawamta aw-
jojoriay, tekipanuaseka siika entok a not’teyo kaari tokti ta-
tap’ritukay jume kuta buerem kia wantilatukay jita jeeka
ut’tiakamta imi wam sikawi, ju wakasim susuayame oom-
tek te kachim aw jiawa ju jamut’tawi, bejasu tuisi juneyyay
aaporik junel ayukawi.
Ju wakasim susuayame tuisi tebaurey entok chu’uta bit-
chak acha pusekawi entok inel aw jiawa:

47
Palabras del mundo yoreme L a mujer fuerte

¡Chuu bine weyye! Entoke buawamta ne yaaria entok jume animalim benasi aw yamachiley lautipo buawanta a ya-
ju chuu ka a nok jik’kajak, machetam nuuka a me’ak. riaka a miikak entok juka karita yataitek.
Chukula baarota nuuka bejasu i’i juupa kutaw chaakay Ineli wa wakasim susuayame, jamut ut’tiakamta yuyu’­
entok inel aw jiawa: uk entok I’I jamutta benasi aw nutaitek.
—I baaro abe weyye entoke buawamta ne yaaria! Te
buey­tuk ju baaro entok ka nok jik’kajak.
Ju wakasim susuayame a ili joakapo yaa wik’kek a nuu­ La mujer fuerte
ka wanay machetam nuuka entok a me’ak.
Ju jamut ut’tiakame kiala bitchay entok a ab’buay, kia a Siempre se levantaba de su catre por las mañanas y se po-
jun’neriamta benasi entok inel eyay i’i o’ow ka suwak, jan- nía a hacer trabajos pesados; su cuerpo estaba muy fuer-
tuk ne a mauj machiley. te: tenía brazos gruesos y levantaba troncos grandes y pesa-
Juchi benasi ju wakasim susuayame wepu kowita bit- dos. No podía tener marido porque luego les daba muerte,
chak ama weramta entok inel aw jiawa: golpeándolos cuando estos le pedían que los atendiera. Ya
¡Kowi bine weyye entoke buawamta ne yaria! ningún hombre se le acercaba, pues todos le tenían miedo.
Te ju kowi ka a nok jik’kajak entok inel ju wakasim su- Cierto día llegó un vaquero al lugar donde vivía la mujer
suayame entok inel ut’tiaka aw jiawak: fuerte; la conoció y se enamoró de ella. Los hombres del pue-
–¡Aa! Ikare watiay entok inel machetam’mey a me’ak. blo le dijeron lo que había pasado con los otros maridos y lo
Ju jamut kia ili a majweka a bit’taitek te ka aw toijbarey. pusieron al tanto de todo lo que la mujer hacía.
Ineli kabaytaw yumak, iri tuisi ujyoliakay, bejasu ju waka- Pero el vaquero siempre quiso seguir con la mujer fuer-
sim susuayame tuisi a watiay entok inel aw jiawa: te. Así, decidió casarse con ella. Le hizo una casa de horco-
–¡Alasan! Empo en weyye, entoke ne nok jik’kaja, buey­ nes y carrizo y la mujer se le quedó viendo a su nuevo ho-
tuksu ka inel enchi ayuko chuuta benasi emow wenake ba- gar. El vaquero no habló con ella, ni la mandó a nada; él
rota benasi entok kowita benasi. hizo todo para comer. Luego se fue a trabajar. Cuando vol-
Ju jamut kia chakala puseka a bitchay entok inel aw jiawa: vió, por la tarde, la casa estaba destruida: los horcones grue-
—Jiba tuw’wa, kaibu a menake juka animalta tuisi ujyolik. sos estaban tirados como si hubiera pasado un tornado por
Ju wakasim susuayame kabaytaw inel jiawa: el lugar. El vaquero se enojó, pero no le dijo nada a la mu-
–Alasan buawamta ne yaaria, tee ju kab’bay ka nok jik’­ jer, sabía que ella la había tumbado para provocarlo.
kajak jun’ne. El vaquero tenía mucha hambre. Vio al perro que se le
Ju wakasim susuayame machetam yew wik’kek entok inel quedaba viendo, y dijo:
a makosuk. —Perro, ven para acá y hazme comida.
Ju wakasim susuayame beja tuisi oomtilata ju jam’­mut’­ Y como el perro no le hizo caso, tomó el machete y le dio
taw bicha siika entok inel aw jiawa: muerte.
—¡Jamut jibuabarene! Ju jamut ut’tiakame entok juka wa­ Después vio al perico que estaba en la jaula, colgada de un
kasim susuayamta jun ‘neriay juka a jowa betana, kosinaw bi- brazo de mezquite, y le dijo:
cha wantek buawamta a yariabareka, bueytuksu ma­majwek —Perico, ven y hazme comida.

48 49
Palabras del mundo yoreme

Pero tampoco el perico hizo caso. El vaquero lo sacó de


la jaula, tomó el machete y le dio muerte.
La mujer fuerte sólo observaba y se reía, retándolo,
mientras se decía: “Este hombre está loco si cree que le voy
a tener miedo”.
Ahora el vaquero vio a un cochi que andaba suelto y le
dijo:
—Cochi, ven y hazme comida.
Pero el cochi tampoco hizo caso y el vaquero le dijo fuerte:
—¿Ah, no?, pues toma esto —y lo despedazó con el machete.
La mujer lo empezó a mirar con cierto temor, pero no
daba su brazo a torcer.
Así le llegó el turno al caballo, un animal muy bonito al
cual el vaquero quería mucho, y le dijo:
—Alazán, te toca el turno a ti, y más vale que me ha-
gas caso, porque si no te va a pasar lo que le pasó al perro,
al perico y al cochi.
La mujer lo miró de reojo y dijo:
—Sí, cómo no, va a matar al animal tan bonito.
Mas el vaquero dijo a su caballo:
—Alazán, hazme comida.
Pero el caballo tampoco hizo caso. El vaquero sacó el
machete y lo despedazó.
—¡Mujer, quiero comida!
La mujer fuerte que se había burlado del vaquero por lo
que estaba haciendo, corrió a hacerle comida, porque tuvo
miedo de que le hiciera lo mismo que a los animales; rápi-
do hizo la comida y le sirvió y se puso a parar la casa.
Así el vaquero domó a la mujer fuerte y esta se compor-
tó como su mujer.

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Ju wichalaka sikili entok ju go’i

Prudencio Vázquez Valenzuela

Sestul taapotuk juya nasuko wepu wichalaaka sikilika aki-


ta beppa katekay, juneltuk seechukkti, goy may wakilita aw
wemta tewwak solsoltituk lawti aw weyyey a katekaw bicha
ju goytuk a tiaka tenit aw belóobuaka inel eyyay –mamy
tuulisine chéesaniak ika ili wikitta imitewwak mamay ili-
chi jiobe teejiba ika tebaata ili nee kom bebrianake entok
beja kaita entok aw beeye abua bechibo ju ojbo siime takat
at bittu.
Ju go’i aman yepsaka aman rupteka wichaakataw inel
jiawak mayne tebaure, wanaine a’abo enchi búasek, emow-
su beja kayta entok beéye, bejee bua bechibo tuuri ju wi-
chalaka entok inel a yomiak e’e, e’e ili go’i kate ne bubuaye
mayne ilitchiwana’are inoy kaybu jobuanake ineelisu ket
júneeli im takawa ikay sikilik yokiak, siimetam inel inowji-
jia, may tuk ne ujyoli te’ewa te u go’i jiba a nokta beppa aw
mam jichonak uttiapo a buijbareka.
Jak weekasu u wichalaaka jiba a nokiay a yuumaka inel
aw jiawak -¿kate ino benasi ujyolitu pella? ju go’i entok a
nokaw tutuureka sep inel aa yómiak, –jeewi, jeewi emo be-
nasine ujyolitu pella, wanay ju wichalaaka inel aw jiawak, en
entok junel tukneenchi tejwaa ba’are jachise im takawata be-
nasi empo ket sikilisi yokiatunake ake binnake maye ujyoli-
si bittunake.

53
Palabras del mundo yoreme

Juu go’i inel a yomiak... –juneeli muntuko ju wichaalaa­ El cardenal y el coyote


ka inel eyyay kaa aw bua i’aaka bueytuk inel aa tejwak,
amanee wepu juaw weyye, juyya nat chee kopela katekam- Un día se encontraba en el monte un cardenal rojo, parado
tawi wanáare wepu kuchirim chée ama buawim núuka sobre una pitahaya, cuando, de repente, vio venir a un coyote
lau­ti nottinake, imiine enchi tejwaanake jitasa em yaa- flaco, caminando lentamente hacia donde él se encontraba.
nakeewi. Al ver al cardenal, el coyote se lamió el hocico, pensan-
Wanay juneeli jú go’i buiteka yew siika, aman jow yep- do: “Ah, qué bueno que encontré a este pájaro; está chico pe-
saka kuchiirim jariaka, chée ama buawim nuuka yew siika ro calmará el hambre que traigo, y ya está listo, la sangre se le
wanay aman juchi wichalaakataw noteka inel aw jia­wak. ve por todos lados”.
Imiirim o’orek jume kuchiirim chée buawim im tiakaawi El coyote llegó hasta donde estaba el cardenal y le dijo:
en jita entok weyte ju wichallaka inel a tejwak, en entoke —Tengo mucha hambre y vengo a comerte; al cabo que
siime takawak en biata emo chuktiriaka emo a uwwa, ake a ya estás listo.
inneenake tee lawti enchi toijnake. June­li ju go’i jume ku- El cardenal le contestó:
chiirimmia aw a u’waataitek uka biata juneeli aw a úwaaka —No, no, coyotito, no me comas, soy muy chico y no
mamaya inneay te jiba ch’e a beppa uttiakay ju wichalakate te vas a llenar conmigo; además, este es mi color, todos me
bénasi ujyolitu bittu piaka ju ojbo siime takat at yew weyyey dicen que soy muy bonito.
beja ju wichala’akata benasi aw sikilisi yokiatu ayú benasi Pero el coyote lo manoteaba para agarrarlo.
eyyay, wanay seeechukti uka tuisi a inneaw beja kaa a yu- Por fin el cardenal lo convenció, diciéndole:
maka tuisi uttia buantaytek, wanay sep wichaláakataw cha- —¿No te gustaría ser como yo de bonito?
chayek, neche bayta’awak kaa ne enchi buanake bechibo Al coyote le gustó la idea y le contestó rápidamente:
teene jiba enchi buanake. —Sí, sí quiero verme bonito como tú.
Ju wichaálaka inel a yomiak e’e, e’e ili go’i ketune emow El cardenal le dijo:
be’eye u juchi weme em ya’anakeewi amane booka biakte- —¡Ah, pos yo te voy a decir cómo podrás ser de mi co-
nake onta in toijlaapo wanaare aa binnake, beje kaybu a in- lor y verás qué bonito te vas a ver!
neenake uka takat en kookosi eawi. El coyote le contestó.
Ju go’i mamay kaa naksi eaka, mamay utia aman buite- —Ándale, pues.
ka aman yepsaka, mamay noolikisi ama aw jimmaaka, ama El cardenal, pensando cómo engañarlo para que no se
náa biaktek jum onta tóokaapo, juneeli ch’e june a inneaka lo comiera, le dijo:
taawak a takat kaanaksi a kookoleewi. —Ve a la casa más cerca que esté aquí en el monte y bus-
Ju wichalaaka entok juneeli a bichaka, neeyaka siika ju- ca un cuchillo de lo más filoso y te regresas; aquí te voy a ex-
ya nasukriaw bicha, ka goita a jajamnakew bicha, ju go’i en- plicar el procedimiento.
tok ama buanaka taawak aw a tuurina kew tasti boobichaka, El coyote salió corriendo. Llegó a una casa y buscó el
beja kaa wichaalaakata benasi ujyolitu piaka taa­wak. cuchillo más filoso que había y regresó a donde se encon-
traba el cardenal y le dijo:

54 55
Palabras del mundo yoreme

—Aquí está el cuchillo más filoso que encontré; ahora,


qué sigue.
El cardenal contestó:
—Córtate todo el cuero. Te va a doler pero luego se te
va a quitar.
Así el coyote se empezó a cortar la piel. A medida que
avanzaba le dolía, pero su orgullo era ser bonito. La sangre
le salía por todas partes; pensaba que ya se estaba poniendo
del color del cardenal, pero no pudo soportar los dolores y
pegó fuertes aullidos, y gritó al cardenal:
—¡Me engañaste para que no te comiera, pero siempre
te comeré!
El cardenal le contestó:
—¡No, no, coyotito, te falta todavía otro procedimiento:
revuélcate en aquel montón de sal que te traje y verás cómo
se te quitará todo tu dolor!
El coyote desesperado corrió hasta donde se encontraba
el montón de sal y se revolcó en este, aumentando su dolor.
El cardenal aprovechó esto y se fue volando hacia otros
montes a donde no lo alcanzara más el coyote.
Mientras que el pobre coyote se quedó aullando, esperó
a aliviarse y ya no quiso ser bonito como el cardenal.

56
Jume chibbam susuayame

Inocencio Sombra M.

Chikti taapom bem neesa chibbam jibuatuaboka yew nuk-


sasakay ime baij ili us’sim tuisim ka yantiachiakay entokim
tuisi ara yewey.
Sestul taapo juyapo wera, akam wepu bakot’tam bitchak
kutat jikat bokamta, wepu ili us’si wikit tosatam kutata chiko-
la orek, bako’ta bokapo entokim a betiak, ineli ju jiokot bakot
tajita lutula kom wetchek.
Ju tabui ili us’si bakot’ta bitchak jachin a tajawi entok a
jijiokoleka aman bicha wanteka yaa jim’mak ineli ka sime-
kut tajjak.
Yokoriapo chibam suayaseka siika, tee ka juchi jume goy
ili us’sim’mak aw nuuka entok juyapo aman a bojoayo wepu ili
us’si aw yew siika entok aw natemajek:
—Achu empo im saila jineuk.
—Ju ili us’si jewi tii aw jiawa.
—Inomake wenake in teeko encha baisawbare juka em
yakawi, jantebu aapo a joapo itom bobitcha. Juneli aw jiawa
ju natchay ili us’sitawi.
—Jante muntuko tii a yomiak ju ili ussi chukula beja
bojoakam natchay teeko joaw yajjak ili us’sitamak weyyey.
—Waijwa bicha kibakek entok wepu natchay ama kate­
kame aw nonokak wepulaka entoko buiapo bookay, jiniam’­
mey patiaritukay.

59
Palabras del mundo yoreme Los chiveros

—¿Achu empo junel im at’tia jine’uk, a tajayo? —Ju jubua yotume chibbam susuayame ikari amet jik’­
—Jewi tii a yomiak ju ili us’si. kajaka juchi bem kab’barew bicha am nuksiika.
—¿Ache a tatayanake waka taijpo em jineukawi? —aw Jaiki tawarita weeyo ju jubua yotume juubek wepu jamut
natemajek ju natchay ilius’sitawi. jubua yotumta entok inel tekipanuataitek a wawairia naw we-
—Jiba ruwwa —tii a yomiak ju ili ussi. rime aniabareka.
—Jumuri orek ju em jineukawi —tii aw jiawa ju natchay Sestul taapo tekil betana a weeyo a joaw bicha weyyey
entok ju natchay bokame jiniam aw uw’wak entok inel a bit- jimyoreseka, boopo aman siika jitota wekapo chakaku entok
chak ju ili us’si entok ineli jiawa: wepu aki bueuruka ama weekay, iari beppa goy tekuen ama
—Jewi ikarine jineuk. jabueka naw et’tejoay:
Ju natchay aw natemajek: —Iri o’ow itot juniateko kaibo juchi tuisi tekipanua eyyey,
—¿Jitase watia em a jineuka betana? ¿Tomite watia? ¿Ka- bejasu tuuka tomita makk akita wekapo, ikari jik’kajaka, ju
bayim? ¿Wakasim?, jitase watia tii aw jiawa ju natchay. jubua yotume not’tek entok tomita maari tew’wak beja en ju-
Ju ili ussi a yomiak: bua ama maaritukay, a morral tapuniak entok a joaw bicha
—Inapone a maben’nake em ne makbarewi tii jiawa ju siika entok a jubiabew ineli jiawa:
ili ussi. —Bejane bejtuawak tomite eria entoke kate kia jita june
—Inapone tuisi turik enchi maknake tuisi enchi joanake ay jin’ju bejesune tuisi tekipanuaka a koobak.
bechibo entoke ka lol’teka tekipanuanake —ineli aw ju nat- —Tuusi —tii a yomiak ju a jubiawa b eja jaiki tawarim
chay ili ussitawi jiawak. weeyo ju jamut tomita litiak entok a kunabew ineli jiawa:
—Tuuri tii aw jiawa ju ili us’si. —Kan’ne tom’mek —tuuri tii a yomiak a kunawa.
—Ju ili us’si chibam jibuaw not’tek, entok kabetaw aw —Juchine tomita aman nubare, bejasune ketunw ili jai-
et’tejoak ika aw siika betana. kik eriala, jaiki tawarim siika a jubiawa aw natemajek:
Jaiki tawarim weeyo beja ka chibam suayataitek entok —¿Jakuse tomita nunuye? Jabesa encha mak’ka? Juchi
ka a neesamak juchi joatek, beja jubua yotuk sestul taapo inel jiawa ju jammut.
aw natemajek: —Bitcha jam ‘mut ju ika ne mamakake kabetaw nee chi-
—Jitasu aw siika jaani ju natchayta im ne makbarewi. cha jiausaw’we, emow junnetii a yomiak a kunawa.
Sestul taapo kew’weytana ju jubua yotume bus’sak, tuisi —Ju jammut ka nokaka tawak te jaiki tawarim weeyo
yun nokame jik’kajak chiba korayim bicha entok inel jia­­wa juchi a kunabew natemajek:
jitasu ime batorim’mew wee jaani kewweysum chibam pike —¿Jakuse yun yomita nuuye?
gomtilataka chiba korayim orekaw bicha siika entok chibam A kunawa a yomiak:
jik’kajak naw et’tejoame entok junakori ika aw maw’waka be- —Enchi tejwakateko, anima kajate ne jinurianake, san­
tana bakot’ta a jineuka betana, ineli ikari miikak nabolim met kota, bocham, moberita entok simek im at’tianake ne manake
a junenake bechibo, chibam naw et’tejoayo ikari jik’kajak: bechibo, bejasune mukbare entok sime lutina ke. Entok ju-
—Tuuri eyyey tuuka itom jibuakawi juchi nuksakawate- nako nateko ka juchi aw natemajek.
ko, bejasute imi tuisi jibuak.

60 61
Palabras del mundo yoreme Los chiveros

Los chiveros Y el señor que estaba acostado se quitó la cobija, y fue


cuando el niño lo vio, y dijo:
Tres niños inquietos y juguetones salían todos los días a pas­­ —¡Sí, es el que salvé!
torear las chivas de su tía. El señor le preguntó:
Cierto día que andaban en el monte se encontraron a una —¿Qué es lo que quieres por haberlo salvado? ¿Quieres
culebra arriba de un palo. Dos de los niños amontonaron mu- dinero?, ¿caballos?, ¿vacas? ¿Qué es lo que quieres? —le in-
cha paja de nidos de pájaros alrededor del palo en donde es- sistió el señor.
taba la culebra y le prendieron fuego. La pobre víbora cayó El niño contestó:
de arriba del palo en donde se encontraba, directamente a la —Yo aceptaré lo que tú me quieras dar.
lumbre. —Yo te daré algo bueno para que vivas bien y que no te
El otro niño que no había participado, al ver a la víbora canses trabajando —le dijo el señor al niño.
que se estaba quemando, sintió tanta lástima por ella que —Bueno —le contestó el niño.
corrió rápido para sacarla del fuego; logró aventarla lejos y El niño regresó al lugar donde había dejado las chivas co-
la salvó de que se quemara totalmente. miendo, y no comentó a nadie lo que le había sucedido.
Otro día se fue a cuidar las chivas, pero ya no se volvió a Pasado un tiempo dejó de cuidar a las chivas y se apartó de
juntar con los otros dos niños. Cuando iba caminando por la familia de su tía. Ya estando joven, un día se preguntó: “¿Qué
el monte se le apareció un señor y le dijo: pasaría con el señor que dijo que me iba a dar una virtud?”
—Tú eres quien salvó a uno de mis hermanos. Un día por la mañana en que el joven despertó, escuchó
—Sí —le contestó el niño. muchas voces para donde estaban los corrales de chivas y se
—Pues tendrás que venir conmigo, porque mi patrón te dijo: “¿Pero qué está pasando con estas gentes, tan tempra-
quiere agradecer por lo que hiciste; vamos, él nos espera en no están ordeñando las chivas?”
su casa —le dijo el señor al niño. Sorprendido, se fue para donde estaba el corral de chi-
—Vamos, pues —respondió el niño. vas y escuchó que las chivas platicaban entre ellas y hasta
Después de caminar un buen rato llegaron a la casa del entonces se dio cuenta de que lo que le había ofrecido por
patrón del señor que el niño iba acompañando. haber salvado a la culebra hasta ahora se le estaba dando: el
Lo pasaron para adentro. Había un señor que estaba sen- don de entender el lenguaje de los animales.
tado y otro que estaba acostado en el suelo, tapado con una Entre la plática que tenían las chivas, lo que escuchaba era:
cobija. El señor que estaba sentado le dijo: —Ojalá que nos volvieran a llevar a comer al mismo lu-
—¿Tú eres quien salvó a uno de los míos cuando se es- gar donde nos llevaron ayer, porque allí sí comimos bien.
taba quemando? El joven chivero, al escuchar esto, volvió a llevarlas a
—Sí —le contestó el niño. donde ellas querían ir.
—¿Reconocerías al que salvaste de la lumbre? —le pre- Después de un tiempo el chivero se casó con una joven
guntó otra vez el señor al niño. mujer y se puso a trabajar para mantener a su familia.
—Pues a lo mejor —contestó el niño. Un día que venía del trabajo, por el camino por don-
—Pues allí está al que salvaste —le dijo el señor. de él pasaba, junto a una pitahaya grande, había un árbol

62 63
Palabras del mundo yoreme

de jito sobre el cual estaban parados dos zopilotes que pla-


ticaban:
—Si este hombre entendiera nuestro lenguaje, ya no tra-
bajaría tanto, porque apenas ayer enterraron un tesoro en
donde está la planta de la pitahaya; a dos pasos de ella.
Al escucharlos hablar, el joven se regresó y encontró el
lugar en donde estaba el entierro, el cual estaba reciente;
llenó su morral y se fue a su casa y le dijo a su mujer:
—Ya me pagaron, guarda este dinero y no lo malgastes
porque me lo gané trabajando mucho.
—Está bien —le contestó su mujer.
Después de pasar mucho tiempo, a la mujer se le acabó
el dinero y le dijo a su marido:
—Ya no tengo dinero.
—Está bien —contestó el marido—, voy a ir por más di-
nero, porque todavía tengo algo guardado.
Pasó el tiempo, y un día su mujer le preguntó:
—¿De dónde sacas tanto dinero? ¿Quién te está dando?
—Mira, mujer, quien me dio suerte me dijo que no se lo
comentara a nadie, ni a ti —le respondió su marido.
La mujer se quedó callada, pero después de un tiempo
volvió a preguntarle a su marido:
—¿De dónde sacas tanto dinero?
Su marido le contestó:
—Es que si te lo digo tendrás que comprarme una caja
de muerto, además de ropa, zapatos, sombrero y todo lo ne-
cesario para el entierro, porque si te lo digo me voy a morir
y todo se nos va a acabar.
Y desde entonces la mujer ya no volvió a preguntar más.

64
Kuchuleero entok a chu’uwa

Virginia Valenzuela García

Binwa jaw’wey tua jani wepu Yoreme baaweta naapo joakay,


aaposu kuchuleerotukay, i’i chikti taapo kuchum nenkiseka
sisimey wepu joarawi a joaka naapo.
Sestul taapo not’tilataka wey’yey beja kuchum aman toi-
ysuka, wepu nabolita teynemta jik’kajak, i’i aman ruktey a
teynepo entok a bitchak juka ili chuuta tuisi wakilata, tee
bue­rem gokekay wanay a mamam’mia a nuuka entok wari-
po a yetchak jum kuchum a weriapo ineli a joaw bicha siika.
Sestul taapo ju kuchuleero joaraw kuchum toiseka siika
tee ka at suwak ju a chuuwata a gojase betana entok aman
yep­saka, jume batorim jik’kajak jabeta am ab’buawi entok
sechu­kti amaw kuaktek a bitbabareka a jitatukawi wanay a
bitchak bejasu a chuutukay entok batorim’met suwak ika am
ab’bua betana a wakiratukapo bechibo entok maijmachiakay.
Buru batorim bem chuum amew jasek a menake bechibo
entok ju chu’u wakira tuisi oomtek entok amew jichontaytek ju-
me chu’ummewi amemak bem nas’suawi, ineli wew’wepulam
toopa chuk’tiak ineli simem me’ak, bueytuksu ka juney’yay ja-
chin wepu chuu wakira yun chu’um a me’aka betana wanayim
inel ey’yay jitua iri chu’utat jita ka tuuri jeeka at kibakek.
Ju kuchuleero lautipo a chuubew nookay entok inel a joaw
biicha a nuksika, tee wari bechibo buuru batorim kutam we-
riay entok machetam weriaka a joaw yaj’jak chu’uta mebareka.

67
Palabras del mundo yoreme El pescador y su perro

Ju kuchuleero ikari bichaka chuutata wepu witeta kuta- el pescado, escuchó quejidos de un animal. Se acercó al lu-
naapo sum’mak entok ineli aw jiawa a sim’nake bechibo wée gar donde se escuchaban los quejidos y vio a un perrito muy
inapo chukula enchi jariunake entok chukula a tataya be- desnutrido, pero con patas muy grandes; lo tomó en los bra-
chibo witeta at sum’mak, te tuk ju chu’u tuisituk goy buere zos y lo echó a su guari que llevaba, donde echaba los pesca-
apuam gotiak teewa entok inel juyaw biicha siika. dos, y se lo llevó a su casa.
Chukula beja jume batorim aman yaj’jak chuuta me- Un día el pescador fue a entregar el pescado al pueblo.
boka, entokim inel kuchuleerotaw jiawa animalte yew oore No se dio cuenta de que su perro lo seguía, y al llegar escu-
bueytuksu i’i chuu ka tuuri jeeka at kimula, ju kuchulee- chaba que la gente se burlaba de algo y, cuando volteó para
ro entok inel am yomiak inapo ka juneyya jak wam junel ver de qué se trataba, vio a su perro, y se dio cuenta de que
a siikawi tee katim a susualek entokim inel ka chuuta bem se reían de él, por flaco y feo.
tiaka betana kuchuleerota sumaka a nuk’saj’jak entokim ka Mucha gente le echó a sus perros para que lo mataran y
a but’tiak jakun chuuta anew am tejwaw nukisi. el perro flaco se enfureció y empezó a manotear a los perros
Ju kuchuleero jaw’wey june ka am tejwa bababrek beja- que peleaban con él, destripándolos uno por uno, hasta matar
su tuisi a chuuta watiay entok jachin a jijiako jume batorim a todos. Esto sorprendió a toda la gente porque no se podían
ika animalta menake tii ee’iak, ju kuchuleero binwa wasuk- explicar que un perro tan flaco pudiera matar a tantos perros;
tiapo pat’tiatukay, chukulam beja wepu gojoku a pat’tiaba- entonces pensaron que era un perro embrujado.
barek tuisi ouseeli teeba mukiarim anepo. El pescador rápido le habló a su perro y se lo llevó a su
Bejam gojokun kom yechawak tee wepu ouseeli tuisi casa, pero, para esto, mucha gente se armó con palos y ma-
ut’tiakame at aw jim’masekay tee ineli senu yooko a jineuk chetes para darle muerte a su perro. Al ver esto el pescador
bejasu watem’mak nas’suataitek ineli am yuyuuk. amarró un mecate en el pescuezo del perro y le dijo que se
Ju kuchuleero entok ka juneyyay jita bechibo junel ika fuera, que después lo buscaría, y como seña puso el meca-
ouseelita jineukawi entok inel iri. te para conocerlo; cuentan que el animal tiró dos lagrimas
Yoreme aw ruktek wanay chonimpo nasuk beja a bitchak gruesas y se marchó al monte.
witeta at sumari betana entok inel aw wawatek a chuubew. Después llegó la gente para matar al perro y le dijeron
Junel beja juneneak waka a chuutakawi ka iri tukay be- al pescador que sacara al animal, porque era un perro del
jasu i’i ili ouseeli wakiratukay entok ilitchiakay tee a’apo a
mal. El pescador les contestó que no sabía por dónde se ha-
yoturiakay.
bía ido, pero no le creyeron y, al no encontrar al perro, se
llevaron al pescador prisionero. No pensaban soltarlo hasta
El pescador y su perro que les dijera dónde tenía al perro.
El pescador nunca quiso decir nada, ya que quería mu-
Hace mucho tiempo, cuentan que vivía un señor, el cual cho a su perro, y si decía algo la gente le daría muerte al
era pescador, cerca del mar. Este a diario llevaba a vender animal. El pescador duró muchos años como prisionero an-
los pescados que sacaba a un pueblo cercano de donde vivía. tes de darle el último castigo, que era encerrarlo en un ho-
Cierto día que venía de regreso, después de haber entregado yo donde había muchos leones hambrientos.

68 69
Palabras del mundo yoreme

Cuando lo echaron adentro del hoyo, notó que el león


más fuerte se le iba a echar encima, pero al verlo lo protegió de
los otros leones, lanzándose a pelear con ellos hasta vencerlos.
El pescador no se explicaba por qué lo había defendido
ese león y, cuando se acercó a él, vio que entre el pelo lanu-
do tenía un mecate amarrado, y se acordó de su perro. Has-
ta entonces se dio cuenta de que lo que tenía por perro no
era esto, sino un león desnutrido y chico al cual había criado.
Índice

9
Presentación
11
De la tradición oral a la tradición
escrita en el mundo yoreme

Cuentos

19
Ju yooko entok go’i
El tigre y el coyote flaco
25
Ju oro entok jume sisigokim amey tekipapanuawim
El mito del oro y los instrumentos de trabajo
29
Ju Santiaguito
El Santiaguito
33
Ju Bayajorit entok ju ka bitchame
El Bayajorit y el ciego
37
Bayajorita itom mimikawi
Los dones del Bayajorit
41
Ju et’tejoari o’owta ka turirata aw yaari betana
La leyenda del hombre embrujado

70
47
Ju jamut ut’tiakame
La mujer fuerte
53
Ju wichalaka sikili entok ju go’i
El cardenal y el coyote
59
Jume chibbam susuayame
Los chiveros
67
Kuchuleero entok a chu’uwa
El pescador y su perro

Palabras del mundo yoreme.


Cuentos tradicionales del pueblo mayo
se terminó de imprimir el mes de diciembre de 2019
en los talleres gráficos de Imagen Digital del Noroeste
Veracruz 19-A, Col. San Benito
Tel. (662) 214-8822
Tiraje: 300 ejemplares

La edición estuvo a cargo de


Mora-Cantúa Editores, S.A. de C.V.
Alfredo Eguiarte 56-A, Col. Bugambilias
Tel. (662) 285 1145
[email protected]

Hermosillo, Sonora, México

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