Condena Por Muerte Derivada de Mala Praxis.
Condena Por Muerte Derivada de Mala Praxis.
Condena Por Muerte Derivada de Mala Praxis.
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habiendo incluso sido operada por el Dr. Aldinio en el 2010 por un recambio
de válvula.
Refirió que los síntomas evidenciados al momento de internación
y durante la misma daban señal de la urgencia. Si se hubiera hecho la TAC y
traslado a un centro de mayor complejidad, tenía chance de vida. No se llevó
a cabo el procedimiento adecuado.
Manifestó que afirmaciones como "todos nos equivocamos", o "en
medicina 2 mas 2 no es 4", producen como señala la OMS 2.600.000
muertes al año.
Expresó que no se trató de un acto ni de un error médico, se traté
de una sucesión de errores médicos que le privaron la vida a una persona, y
en cuanto al nexo causal entre el acto y el resultado, cinco médicos no
determinaron la gravedad del cuadro de una persona de 33 años con
patología de hidrocefalia, con vómitos a chorro durante cuatro días, sin
solucionar su dolor de cabeza, que se le adormece su brazo y que tiene
fotofobia.
III.- Cedida la palabra a la Defensa, el Dr. Juan Pablo PERALTA
expresó en primer término que entiende el dolor de la familia, y que por otro
lado entiende que hay cinco médicos que hicieron todo lo posible para que la
paciente sanara, peticionando la absolución de todos sus defendidos.
Enfatizó que la “clínica es soberana", y que controles como una
TAC son estudios complementarios, que se suman a los signos y síntomas
que presenta un paciente. Por ello determinó que los signos y síntomas que
presentaba Diana nunca hicieron pensar que estábamos en una emergencia,
que fue incluso lo que sostuvo la Dra. Amalfitani.
Argumentó que no hay violación al deber de cuidado, no hay
relación entre el acto médico y la muerte. Relató que la paciente comenzó
con sus primeros síntomas el día 25/7 con una atención de SAMAK a las 23
hs. Los médicos consignaron vómitos, tuvo un segundo control médico el día
26 de julio de 2011 a las 17 hs. y la paciente ya tenía cefalea y vómitos. Al
otro día el 27 de julio la paciente fue internada por la familia, las dos
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se sentía mal, dolores de cabeza y vómitos, pero con esos datos Aldinio
consideró que no era una emergencia. Y existía relación de familiaridad
entre Aldinio y la familia. Este otro dato importante, funcionamiento PAMI,
Clínica Medica y Emsha.
Alegó el Dr. Peralta que los médicos obraron conforme la lex artis,
no violaron el deber de cuidado. Paciente con hidrocefalia con dos signos,
cefalea y vómitos, tratada como una urgencia, estimando que la paciente no
contaba con peligro de vida. A su criterio, los médicos hicieron todo
correctamente con los tiempos correctos, indicaron una TAC había que
descartar una complicación por obstrucción de válvula para ver si se
actuaba. Era un paso a dar. Había que esperar esa TAC.
Destacó que hasta la madre de la paciente y su hermana
comentaron que ese dia 28 de julio de 2011 durante la mañana la paciente
estaba mejor, tuvo noche mala pero esa mañana estuvo mejor.
Señaló que después de esa disminución de fuerza en la mano
temporal, la madre contó que cuando llegó el Dr. GONZALEZ ya no tenía
ese síntoma, un signo que se va y que viene, había que esperar a la TAC, es
real que no lo anotó y se lo comentó a la enfermera y ella sí lo hizo. A ello se
suma el relato de tres personas por lo menos fueron ese 28 de julio, después
de media mañana, tomaron contacto con la paciente, descartaron la
fotofobia y hablaba, con Ortiz de un viaje, fue clara, no la veía ni bien ni mal,
pero hablaba. Un paciente que habla tiene estado neurológico estable,
Glasgow 15/15 no es emergencia y ni una urgencia. Otro de los testigos,
Sra. Vaccaroni, conversó y le dijo dame un anillo, no podes ir a hacerte la
TAC con anillo. Diana estaba descompuesta, bajo efecto de medicación
Klosidol descompone se sentía mal pero consciente, hablaba, sin síntoma de
hipertensión endocraneana. Su padrino, relató que estaba con estado de
conciencia estable, hablaba. Estaba internada en observación.
Añadió que el responsable de SAMAK reconoció en juicio oral las
constancias de fs. 84 y 184, en la que las observó dos intervenciones sin
tratarse de una emergencia. Que también declararon tres enfermeras,
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para aplicar pena, actuaron conforme lex artis, solicita absolución sin costas
para los cinco médicos, ellos quisieron sanar a la paciente.
IV.- Concluidos los alegatos, se invitó a los acusados a hacer uso
del derecho que le asiste a la última palabra (CPP, 368 7mo. párr.), ante lo
cual manifestaron que no deseaban hacer uso del mismo.
Se deja constancia que previo al comienzo de los alegatos,
hicieron uso de su palabra la Dra. Gabriela Adriana RODRIGUEZ MARTIN y
el Dr. Sixto Miguel POGGIO
Y CONSIDERANDO:
I.- Consideraciones preliminares.
Nos encontramos frente a un hecho intrínsecamente doloroso
como es la pérdida de una vida humana, en el caso de una joven paciente
de 33 años de edad, que fallece a las 27 horas de su última internación
durante la cual estuvo acompañada de sus familiares más directos (madre,
hermanas, cuñado) y otras personas muy allegadas (padrino y amigos).
No hay palabras para describir el intenso, profundo y desgarrador
dolor, en el caso muy especialmente de una madre y dos hermanas, quienes
por otra parte asistieron al complejo período de internación que incluyeron
situaciones de descompensación de la paciente hasta los últimos minutos de
su vida.
Por otra parte, aún cuando la intensidad del dolor o padecimiento
no puede equipararse en modo alguno, también es cierto que profesionales
de la salud que han sido traídos a juicio y cuyos actos médicos -por acción u
omisión- han sido cuestionados en sede judicial atraviesan situaciones
difíciles, que eventualmente, por imperio legal podrían en el futuro afectar su
ejercicio profesional.
Resulta asimismo menester aclarar en primer lugar, y en modo que
pueda ser entendido por todo ciudadano, que de ninguna de las pruebas
reunidas en este largo y complejo proceso puede inferirse la existencia de un
Homicidio doloso, por cuanto ha quedado absolutamente claro que
ninguno de los médicos traídos a proceso ha obrado con intención de
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Delitos Culposos).
La denuncia tiene por objeto la investigación del fallecimiento de
la hija de la Sra. Sánchez, de nombre Diana Paola BONELLIS (DNI.
26.346.533), poniendo en conocimiento de la autoridad judicial la ocurrencia
de una serie de acciones u omisiones que denotarían una mala praxis
médica a consecuencia de lo cual se habría producido su fallecimiento.
En esta primerísima etapa de la Investigación Preliminar resulta
relevante destacar que se solicitó en la misma presentación de fs. 1/4,
dentro de las "urgentes medidas probatorias" el inmediato "secuestro" de la
Historia Clínica de la paciente, solicitud que extiende a la "incautación" de la
totalidad de información obrante en la Clínica Privada Bartolomé Mitre, tanto
en registros manuscritos o computarizados y del "secuestro" del Libro de
Enfermería.
Se encuentra glosado e incorporado por lectura copia de libro de
enfermería de fs. 27/29; copia de historia clínica de fs. 30/60, todo ello con
certificación por parte de personal de la propia Clínica Mitre.
Obra a fs. 61/61 informe suscripto por personal de la Clínica, de
fecha 29/06/2012 y que cotejado con demás prueba y producida en debate,
pone en evidencia que el listado de profesionales médicos que tuvieron
intervención en la internación de la paciente Diana BONELLIS resulta
incompleto.
Informe de SAMAK de fs. 76/77 de fecha 13/09/2012 y un
segundo informe a fs. 124, de fecha 4/11/2013.
Dictamen pericial de la Dra. Ximena Vázquez fs. 81/85, con
cargo de recepción de fecha 27/11/2012. Pericia de la Dra. María Sandra
Cecilia Amalfitani a fs. 114/116 con cargo del 21/07/2014.
Dictamen médico de fs. 102/103, Perito de Parte (particular
damnificada), Dr. Guillermo A. Baragaño, de fecha 21/05/2013.
Actas de fs. 141/142 (de fecha 29/10/2014, registro en la Clínica)
y fs. 182 (registro domiciliario en la sede de la empresa SAMAK, efectivizado
el día 24/02/2015) y consecuentemente de ese registro se incorporó
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compatible con los vómitos de la paciente (sin perjuicio que no surge de las
planillas de enfermería el suministro del mismo -fs. 34/35-, por el contrario
surgen dos administraciones "via oral", Clonazepam y Tegretol), en una
paciente que desde ya 48 hs antes de su internación padecía vómitos y
cefaleas persistentes, a lo que debe añadirse la consignación en planilla de
enfermería de "vómito bilioso" sin indicar hora.
ACOSTA HAAB además de ser el médico de la paciente,
ejerciendo funciones de Dirección en la Clínica, realizaba "rondas diarias
de visitas a pacientes internados" -a criterio de la Defensa como un "plus"
que brindaba la Clínica-, por lo que él debió corroborar que las
indicaciones médicas por él prescriptas fueran cumplidas.
Todas las ya referidas circunstancias por acción u omisión
encuadran en el concepto de violación del deber de cuidado, de
aplicación prevalente en los delitos culposos relacionados con eventual
mala praxis médica, que pudo incluir impericia en la debida valoración del
cuadro clínico de la paciente (puede verse José Daniel CESANO, La
responsabilidad penal médica. Mala praxis. Aspectos sustantivos y
procesales, Editorial B de f, Buenos Aires, 2018. En igual sentido Marco
Antonio TERRAGNI, El delito culposo en la praxis médica, Rubinzal Culzoni,
2003, y del mismo autor Delito de omisión y posición de garante en Derecho
Penal, Ed. Rubinzal Culzoni, 2011).
La muerte de Diana BONELLIS precedida de signos y
síntomas en el caso cefaleas que no cedían a medicación, vómitos que
tampoco cedían a medicación, y una convulsión que precedió al
desenlace fatal, todo ello denotando "un cuadro de hidrocefalia activa",
fue causada por la violación del deber de cuidado atribuible al Dr.
Guillermo ACOSTA HAAB, en el doble carácter de médico de la
paciente y por cumplir funciones a cargo de la Dirección de la Clínica
Mitre.
La conformación de la plena prueba de cargo surge de la
aplicación de las reglas contenidas en los artículos 210 y 271 del CPPto.
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internación.
Considero que tanto el Ministerio Público Fiscal como la Particular
Damnificada imputan de manera genérica una corresponsabilidad en la
violación del deber de cuidado y a consecuencia de ello en el fallecimiento
de la paciente Diana BONELLIS, tratando su situación el Fiscal de la causa
en forma conjunta con el actuar de los Dres. Guillermo ACOSTA HAAB y
Alfredo Miguel GONZALEZ. Tal planteo es sostenido a su vez la particular
damnificada en su alegato final, quien refiere a "una sucesión de errores
médicos".
Ni el Fiscal ni la particular damnificado especifícan en que habría
consistido el acto concreto u omisión, violatoria del deber de cuidado,
atribuible al Dr. Adhemar Horacio GARCIA.
Una dificultad seria surge de la falta de registración de las horas
en que los distintos profesionales médicos vieran a la paciente en la Sala
General de Internación. A su vez, de la declaración efectuada por el Dr.
GARCIA en la sede de la Fiscalía (fs. 230/233 vta) relató su visita a la
paciente y su posterior asistencia en terapia a partir del momento en que
Diana padeció una convulsión, detallando en su Historia Clínica las medidas
que se utilizaron para intentar reanimar a la paciente, circunstancias que
resultan corroboradas por la enfermera Graciela Coi al momento de brindar
bajo juramento su testimonio en juicio oral.
Que sin perjuicio de lo relatado por la Dra. Faienza respecto al
estado de la ropa de la paciente cuando ingresó a ver a su hermana luego
de anoticiarse de su fallecimiento, en este momento procesal no hay manera
posible de poder reconstruir esas circunstancias, ya que a ese respecto
existen, como ya se señalara, dos versiones contradictorias y que por
imperativo del art. 1 del CPPto., no puede sostenerse una condena respecto
del nombrado profesional.
Al encontrarnos ahora frente a una situación de insuperable
duda, no dando por probada la acusación sostenida por el Fiscal y por la
particular damnificada, corresponde dictar respecto de Adhemar Alfredo
‰8<!af"heJqŠ
Geraldina J. Picardi
Secretaria