Mentir en La Demanda Constituye Delito de Fraude Procesal. 53923-20

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GERSON CHAVERRA CASTRO

Magistrado Ponente

AP3108-2020
Radicación No 53923
Acta No. 247

Bogotá, D.C., dieciocho (18) de noviembre de dos mil veinte


(2020).

ASUNTO

Estudia la Corte la viabilidad formal de la demanda de


casación presentada por el defensor de Mirian del Socorro
Cantillo Peña, contra la sentencia proferida por el Tribunal
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

Superior de Barranquilla el 12 de junio de 2018, confirmatoria


de la decisión de primer grado emitida por el Juzgado Séptimo
Penal del Circuito de la misma urbe, mediante la cual absolvió a
la procesada por el delito de fraude procesal, a la vez que declaró
como definitiva la medida de restablecimiento del derecho
adoptada provisoriamente durante el decurso de la actuación.

HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL

Los hechos relevantes son adecuadamente sintetizados en


el fallo impugnado, así:

“Se desprende de los autos consultados, que la ahora


enjuiciada Mirian del Socorro Cantillo Peña, a través de
apoderado judicial inició un proceso de pertenencia en contra
de su hermana Julia Petronila Cantillo de Torregrosa y
personas indeterminadas, el cual versaba sobre un inmueble
de propiedad de esta última y que la primera decía haber
poseído con ánimo de señor y dueño por más de una década.
Sin embargo, en la demanda se alegó que se desconocía el
paradero de la demandada, por lo que la solicitada fue
notificada mediante mecanismos alternativos, lo que provocó
que no pudiera defenderse con la eficacia que lo habría
podido hacer si hubiese sido informada personalmente de la
actuación. Ello facilitó que se fallara en favor de la ahora
procesada. No obstante, enterada Julia Petronila de lo
acontecido, por intermedio de abogado presentó en contra de
su colateral consanguínea denuncia penal por el delito de
fraude procesal sobre la base de que la denunciada, siendo
hermana de la denunciante sabía perfectamente donde vivía
esta y al negar este conocimiento al juez, este resultó
engañado y cometió el error de fallar acogiendo las
pretensiones de la demandante”.
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

El 2 de abril de 2013, después de profusas citaciones y


diligencias fallidas por más de un año en orden a su realización,
previa declaración de contumaz, ante el Juzgado 15 Penal
Municipal con función de control de garantías de Barranquilla,
se cumplió la audiencia preliminar de formulación de imputación
en contra de Mirian del Socorro Cantillo Peña por el delito de
fraude procesal.

En audiencia del 17 de mayo de 2011, el Juez Primero Penal


Municipal de garantías de la misma ciudad, ordenó “suspender
el poder dispositivo del inmueble ubicado en la carrera 18D
No.45D-23”; a su vez, el 30 de abril de 2013, el Juzgado Séptimo
Penal Municipal de garantías, como restablecimiento del derecho,
ordenó a la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos,
cancelar la anotación No.12 del 18 de marzo de 2010, dispuesta
por parte del Juzgado 1° Civil del Circuito de Barranquilla, a
través de la cual se adjudicó la propiedad del referido inmueble a
Mirian del Socorro.

El 28 de agosto de 2013, ante el Juzgado Séptimo Penal del


Circuito de conocimiento, previa presentación del escrito
correspondiente, se adelantó la audiencia de formulación de
acusación en contra de Mirian del Socorro Cantillo Peña por el
delito de fraude procesal.
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

Tramitadas las fases preparatoria y del juicio oral se


emitieron las sentencias de primer y segundo grado en los
términos previamente glosados.

DEMANDA

Observa en primer término el actor casacional, esto es el


defensor de Mirian del Socorro Cantillo Peña, que no impugna la
sentencia en razón de la decisión absolutoria que la favorece, sino
en cuanto el Tribunal sobre la base de asumir tipificado el delito
de fraude procesal, dejó como definitiva la determinación de
anular la glosa anotada en la oficina de Registro por causa del
proceso civil de pertenencia, a través del cual se adjudicó la
propiedad del inmueble en disputa a la incriminada.

Sobre este marco, aduce violación directa de la ley


sustancial derivada de interpretación errónea del art. 453 del
C.P., pues en su criterio, no es cierto que se tipifique el delito de
fraude procesal conforme se declaró en la decisión impugnada.

Para el libelista, el hecho de afirmarse en la demanda de


pertenencia que se ignoraba el domicilio de la demandada es
insuficiente en orden a sostener que se tipifica el delito de fraude
procesal, pues en su criterio:

“Todo se debe a una errónea interpretación, de la norma, por


la incontrovertible razón de que la mentira sobre el domicilio
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

no incide de ninguna manera en la decisión de un juez, al


dictar sentencia en un proceso de pertenencia. Eso es
indiferente, la mentira o la maniobra fraudulenta que exige el
artículo 453 para inducir en error al juez debe ser sobre
elementos de juicios (sic) que incidan en su decisión, es decir,
debe referirse a la posesión con ánimo de dueño, que sea
interrumpida, al tiempo que exige la ley para adquirir un bien
por prescripción, y sobre todo a los actos de posesión propio
de dueños (sic) como las mejoras al inmuebles (sic), el pago
de servicios y de impuesto etc. Esto es una verdad de puño
(sic), pues si al servidor público se le induce en error con
mentiras que desfiguran la verdad sobre el tiempo de
posesión, sobre los actos propios de señor y dueño, y dicta la
sentencia de pertenencia a favor del taimador (sic) entonces
si se estructura el delito de Fraude Procesal.

El juez primero civil del circuito dictó sentencia de pertenencia


a favor de mi asistida porque se convenció legalmente sobre
los presupuesto (sic) que exige la ley para fallar en ese
sentido, con testimonios que acreditan la posesión material
con ánimo de señor y dueño, con los recibos de pagos de
servicios, recibos de impuestos y con la inspección en el
inmueble, donde constató las mejoras y todos los actos de
posesión. Es una enorme equivocación sostener que la
sentencia se dictó porque el demandante hubiese dicho que
ignoraba el domicilio de la demandada”.

Sobre esta base, solicita se case la sentencia y revoque la


decisión que adoptó como medida definitiva de anular la
anotación que en la oficina de instrumentos públicos se hizo por
causa del proceso civil de pertenencia.

CONSIDERACIONES

1. Dado el contenido y alcance en este caso expresado en la


demanda de casación y el reproche que se ha propuesto contra
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

el fallo objeto de la impugnación extraordinaria, necesario en


primer término es observar que si bien la pretensión del actor por
la índole de la decisión recurrida se circunscribe a la repercusión
en el ámbito exclusivamente civil que la misma tiene, sabido que
Mirian del Socorro Cantillo Peña fue absuelta por el delito de
fraude procesal que se le atribuyera, no resulta exigible al
libelista tener como fundamento las causales y la cuantía
establecidas en las normas reguladoras de la casación civil, toda
vez que la discrepancia con la decisión adoptada es
esencialmente penal, al no admitir el casacionista la típica
concurrencia de dicho delito y a partir de ello colegir que no debió
el Tribunal dar carácter permanente a la decisión provisional de
cancelar la anotación en la oficina de Registro de Instrumentos
Públicos, del fallo de pertenencia para cuyo pronunciamiento se
sostuvo se emplearon medios fraudulentos.

2. A partir de ello, imperativo desde luego si es recordar, que


el recurso de casación, no solamente mantiene en vigencia de la
Ley 906 de 2004, aquellas pautas con sujeción a las cuales
resulta viable como instrumento de ataque a las sentencias de
segundo grado, toda vez que en ningún momento perdió las
características que le son inherentes y que lo hacen un
mecanismo de impugnación extraordinario, ya que si bien ahora
es concebido como un medio de control constitucional protector
de los derechos contemplados en la Carta Política y los tratados
de derechos humanos de quienes intervienen dentro del proceso
penal, continúa siendo un medio de ataque a la legalidad de la
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

sentencia eminentemente reglado, siendo exigible el


cumplimiento de presupuestos en la postulación de los
reproches, sin que por tanto pueda entenderse liberado de
aquellos requisitos ante cuya falencia surge inadmisible o en todo
caso inepto para desvirtuar los principios de acierto y legalidad
que respaldan las sentencias judiciales.

3. Así mismo, siendo la casación un mecanismo


extraordinario de impugnación de las sentencias de segunda
instancia que obedece a unos fines propios, por sus
características, desde antiguo la jurisprudencia de la Corte ha
advertido el imperativo de que la presentación del escrito de
demanda, dada su naturaleza excepcional, debe comportar unos
requisitos especiales derivados de su esencia rogada y la
enunciación de las causales debe hacerse con absoluta precisión
y claridad, lo cual significa que ha de sujetarse a las modalidades
de cada una dependiendo del ámbito que constituye su concreta
finalidad según el caso.

De ahí que cada causal obedezca a un entorno de


impugnación y consiguiente temática particular, el cual no es
admisible soslayar con argumentos al margen de su propio marco
de ataque que, por ende, debe comprender los presupuestos
mínimos de una demanda en forma a través de la cual se procura
una decisión en el fondo por parte de la Sala. Así, tratándose del
quebranto directo de la ley sustancial, por el que aboga el actor
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

en este caso, lo primero que debe advertirse es que una tal


discrepancia debe prescindir en modo absoluto de cualquier
controversia probatoria, precisamente por ser de su esencia un
debate en estricto derecho sobre la aplicación, inaplicación o
interpretación errónea de los preceptos legales, resultando por
ende inapropiado desde la perspectiva de una demanda que
propugna por esta especie de violación, referencias
controversiales sobre el poder suasorio de las pruebas que
sirvieron de fundamento al fallo.

4. Pero aun acogiéndose con estrictez estos presupuestos


generales, la Corte ha sido enfática en señalar que solamente hay
lugar al proferimiento de una sentencia de casación, cuando
quiera que advierta la necesidad de pronunciarse en orden a la
realización de alguno de los fines expresamente consagrados en
el artículo 180 del C. de P.P., esto es, que del contexto del libelo
observe la Sala que se precisa el fallo en el fondo para cumplir
con alguna de las finalidades del recurso, esto es, que la decisión
conduzca a la efectividad del derecho material, el amparo de
garantías de los intervinientes en la actuación penal, la
reparación de los agravios que se les haya podido inferir y/o la
unificación de la jurisprudencia.

5. Hace objeto de inconformidad el actor en este caso, la


decisión del Tribunal de acuerdo con la cual si bien no logró
acreditarse la responsabilidad penal de la persona imputada,
constatada la tipicidad del delito de fraude procesal, en orden al
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

restablecimiento del derecho, debía materializarse la medida


provisionalmente adoptada de dejar sin efectos el fallo civil de
pertenencia, ya que el mismo se emitió mediando maniobras
fraudulentas que determinaron su sentido, al impedirse que la
demandada ejerciera el derecho de defensa directo, como
consecuencia de faltar a la verdad sobre el conocimiento de su
domicilio, aspecto que para el libelista no restringió la
oportunidad de efectuar contradicción y tampoco condicionó la
decisión finalmente adoptada por el juez civil.

6. Caracterizado el fraude procesal desde la perspectiva de


su tipicidad objetiva como un delito pluriofensivo y de mera
conducta, imputable a quien valiéndose de cualquier medio
fraudulento induce en error al servidor público con el cometido
de obtener sentencia, resolución, o acto administrativo contrarios
a la ley, imperioso señalar, de una vez, que justamente la mentira
suele ser un medio idóneo y recurrente para su comisión, cuando
quiera que la misma se emplea como instrumento malicioso para
obtener ventaja y recae sobre aspectos esenciales de las
pretensiones demandadas en ejercicio de acciones procesales.

La verdad en el ejercicio de actuaciones procesales, es


perfectamente discernible bajo el entendido que debe existir
plena conformidad entre los postulados de una demanda y la
realidad en que se afianzan; no es por supuesto una aspiración
metafísica, sino que las declaraciones de las partes siempre
deben estar exentas de temeridad y malicia, de donde no le es
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

dable al sujeto afirmar hechos falsos como fundamento de sus


pretensiones, pues hacerlo no solamente conlleva el
desconocimiento de principios de lealtad, buena fe y abuso del
derecho de litigio (art. 78 Código General del Proceso) sino
eventualmente consecuencias en los ámbitos disciplinario y
penal, máxime cuando dicho ordenamiento ha prevenido en su
art. 79: “Temeridad o mala fe Se presume que ha existido
temeridad o mala fe en los siguientes casos: “1. Cuando sea
manifiesta la carencia de fundamento legal de la demanda,
excepción, recurso, oposición, o incidente, o a sabiendas se
aleguen hechos contrarios a la realidad”, o “3. Cuando se utilice el
proceso, incidente o recurso, para fines claramente ilegales o con
propósitos dolosos o fraudulentos”.

Por tanto, las partes deben obrar con probidad y buena fe


al momento de exponer los hechos de una demanda y no decir a
sabiendas cosas que la contraríen, esto es, no valerse de
conductas dolosas encaminadas hacia lo falso u orientadas a
disimular lo verdadero, toda vez que esta es la única forma de
lograr que los procesos culminen con una decisión justa y que la
misma represente una verdad jurídicamente objetiva.

Es bien sabido que el funcionario judicial sólo está en


posibilidad de hacer una correcta valoración y consiguiente
aplicación del derecho, cuando quiera que en aquellos asuntos
materia de su conocimiento, quien acude en búsqueda de
patrocinio jurisdiccional y la satisfacción de sus pretensiones,
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

suministre información verídica en soporte de las mismas; es


decir, que la única eventualidad de que la decisión ostente una
base legítima es que los elementos de conocimiento que le sirven
de sustento a su vez, tengan una sustentación o fundamento real.

7. Se conoce en este asunto que a través de apoderado,


Mirian del Socorro Cantillo Peña promovió proceso de
pertenencia del inmueble ubicado en la carrera 18D No.45D-23
de la ciudad de Barranquilla, en contra de su hermana Julia
Petronila Cantillo de Torregrosa y personas indeterminadas,
obteniendo sentencia favorable 060 de 2008 por parte del
Juzgado Primero Civil del Circuito, afirmando bajo juramento
ignorar el domicilio de la demandada, el que bien conocía, por
supuesto, conforme lo admitió en el juicio, además de que tal
saber resultaba innegable, ya que ésta vivía a escasos 50 metros
de dicho domicilio (calle 45D No.18B-26) y de ello dio cuenta el
topógrafo Balmiro Martínez Simanca, acorde con el informe
topográfico que así lo determinó.

8. El proceso declarativo de pertenencia, como se sabe,


busca que una persona que se reputa poseedora adquiera el
dominio en virtud de prescripción adquisitiva. Tiene por
presupuesto o sustrato, la afirmada renuncia, abandono, o
dejación del derecho de dominio por parte de su titular y el
consiguiente reconocimiento de quien se comporta como tal, bajo
el entendido que “el poseedor es reputado dueño, mientras otra
persona no justifique serlo” (art.762 C.C.). Por ende, se funda en
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

la inactividad del titular del derecho real y la actividad del


prescribiente manifestada en la ejecución de actos posesorios.
Justamente, a través del juicio de pertenencia se procura
constituir el título traslaticio de dominio que complemente el
modo de adquirir llamado prescripción adquisitiva.

Cuando quiera que media la presencia de personas con


derechos reales sobre el inmueble, la demanda debe dirigirse
contra esas personas y de conocerse su domicilio, es imperativo
que la notificación se le haga personalmente (Art.375 CGP), de lo
contrario, se le designa un curador ad litem.

Aun cuando es cierto que las normas procesales han


contemplado el mecanismo general de emplazamiento a
eventuales titulares de derechos reales y designación de un
curador, según lo señalado, teniendo el deber jurídico de decir la
verdad o de presentar la totalidad de hechos que le sirven de
sustento a sus pretensiones en forma veraz, se somete a engaño
al juez civil, cuando quiera que bajo la gravedad del juramento se
afirma desconocer la dirección domiciliaria de la demandada,
restringiendo de tal forma el ejercicio del contradictorio y fijando
a través de este ardid un decurso de la actuación procesal sin
posibilidad alguna de desvirtuar los hechos vinculantes de
pretensiones que pudieran ser contrarios a la realidad.

Quien por la maniobra referida es vinculado a una relación


jurídico procesal, previo emplazamiento, a través de la
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

designación de un curador, está en absoluta imposibilidad de


desvirtuar la buena fe de quien se reputa poseedor del bien objeto
de usucapión; tampoco está en oportunidad de controvertir que
la posesión aducida lo fuera continua e ininterrumpida y mucho
menos debatir que quien se reputa poseedor realmente le asista
derecho alguno; es decir, que al demandado se le impide oponerse
a las pretensiones aducidas. Se asaltan de este modo los
derechos del propietario del inmueble cuando quiera que
conociéndose la dirección de su domicilio, es información que se
oculta al juez bajo juramento.

9. Así las cosas, resultando incontrovertible que la demanda


de pertenencia incoada a través de apoderado en contra de Julia
Petronila Cantillo de Torregrosa por su hermana Mirian del
Socorro Cantillo Peña, se hizo bajo el entendido de ignorarse su
domicilio, pese, como está suficientemente clarificado, a saber su
perfecta ubicación y esto impuso un conocimiento mendaz en el
funcionario judicial que hubo de impartirle un trámite
diferenciado, viéndose además abocada la víctima a la absoluta
restricción de sus mecanismos defensivos, en tal forma que se
resolvieron en favor de la demandante las pretensiones, desde
una perspectiva valorativa del tipo objetivo, en los términos en
que finalmente hubo de sustentarse la decisión recurrida, fuera
de toda duda emerge que al presentarse la demanda se incurrió
en una conducta engañosa, propia del tipo penal de fraude
procesal previsto en el art. 453 del C.P., cuya idoneidad como
medio fraudulento se deriva de la propia naturaleza de la acción
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

encaminada a obtener la propiedad de un inmueble que bien se


sabía le pertenecía a su consanguínea, hechos mendaces que
determinaron el sentido de la actuación y de la decisión
finalmente adoptada.

10. Por tanto, ningún reparo ostenta la concreta tipicidad


en el delito de fraude procesal que el hecho relevante imputado
amerita, como tampoco, desde luego, la consecuencial
determinación del Tribunal de dar carácter permanente a la
decisión tomada en el decurso procesal, de anular la anotación
derivada de la sentencia civil de pertenencia en este caso, con
fundamento en el art. 22 de la Ley 906 de 2004, que como se
recuerda impone al Estado Jurisdiccional el deber de adoptar las
medidas necesarias para hacer cesar los efectos producidos por
el delito y lograr que las cosas vuelvan al estado anterior, cuando
ello es posible, de modo que se restablezcan los derechos
quebrantados, con independencia, de la responsabilidad penal,
por justamente acompasarse a los supuestos derivados de esta
actuación.

Conforme fue advertido, no hay lugar a la admisión de la


demanda, toda vez que no se amerita un fallo de fondo en orden
a cumplir con alguno de los teleológicos cometidos de la casación
y tampoco desde luego procede en procura precaver la afectación
del derecho material, de las garantías de los intervinientes o la
necesidad de unificar la jurisprudencia.
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

Finalmente, contra esta determinación es viable el


mecanismo de insistencia previsto en el inciso segundo del
artículo 184 de la Ley 906 de 2004, cuyo trámite a falta de
regulación legal es el señalado por la Sala en el auto de diciembre
12 de 2005, radicación 25006.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Penal,

RESUELVE

1. Inadmitir la demanda de casación presentada por el


apoderado de Mirian del Socorro Cantillo Peña.

2. Contra esta decisión y en los términos antes señalados


procede la insistencia prevista en el artículo 184 de la Ley 906 de
2004.

3. Ejecutoriada esta providencia, devuélvanse las


diligencias al Tribunal de origen.

Notifíquese y cúmplase.
Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VISCAYA

GERSON CHAVERRA CASTRO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

JAIME HUMBERTO MORENO ACERO


Miriam del Socorro Cantillo Peña
Casación 53923

FABIO OSPITIA GARZÓN

EYDER PATIÑO CABRERA

HUGO QUINTERO BERNATE

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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