Construccion Modernidad 2
Construccion Modernidad 2
Construccion Modernidad 2
Enunciado�de�los�problemas
¿Qué reacciones motivó? ¿Qué impacto produjo entre los primeros que
la observaron? ¿Fueron positivas las valoraciones de sus amigos y cono-
cidos? ¿Por qué la obra tardó nueve años en ser expuesta?
¿Una Venus Anadyomene? ¿Por qué Picasso utiliza, para las figuras cen-
trales de Las señoritas, el ademán de la Venus Anadyomene de Ingres? ¿Por
qué la transformación? Los cambios introducidos en la representación
de la Venus Anadyomene ¿son puramente estéticos o estilísticos, o res-
ponden a otras motivaciones culturales y perceptivas? ¿Qué convencio-
nalismos utilizaba la pintura tradicional para representar un desnudo
femenino?
¿Rostros egipcios? ¿Por qué los rostros siguen los cánones egipcios de
presentar la cara de perfil y el ojo frontal? ¿A qué se debe la polaridad
en las posiciones de perfil y de frente de los rostros? ¿Cómo actúan estas
posiciones en las representaciones visuales del arte occidental? ¿Cómo
podemos interpretar estas posiciones?
¿Máscaras o sífilis? ¿Cuáles pueden ser las referencias de las que son
portadoras los dos rostros de la derecha? ¿Qué relaciones existen con
«lo primitivo»? ¿Y con las enfermedades venéreas?
Pablo Picasso: Las señoritas de Aviñón, junio-julio de 1907. Óleo sobre lienzo, 243,9 × 233,7 cm. The Museum of Modern Art,
Nueva York.
Las señoritas de Aviñón es una de las obras fundamentales en la historia del Referencias
arte contemporáneo. Durante mucho tiempo se ha considerado, a partir de la bibliográficas
interpretación de Kahnweiler, como el origen del cubismo, pero recientemente D.-H.�Kahnweiler (1916).
se han abierto paso otros puntos de vista. Pintado en los meses de junio y julio «Der Kubismus». Die
W’eisser’l ELatter, III, 9.
de 1907, el cuadro no llegó a exponerse hasta 1916 en el Salon de Antin; en A.�Salmon (1912). La jeune
1912 se describió por primera vez, y solo en 1920 se publicó su título. Mientras peinture française. París: Socié-
té des Trente, Albert Messein.
tanto, las referencias a Les demoiselles son vagas e inciertas, tal como pone de
A.�Salmon (1920). «Picas-
manifiesto la exhaustiva documentación recogida en su última exposición. so». L’Esprit nouveau (1, págs.
59-81).
H.�Seckel�y�otros (1988). Les
El cuadro era conocido solo por personas próximas a Picasso, sobre las que demoiselles d’Avignon. Barce-
lona: Polígrafa.
produjo una muy fuerte impresión, aunque sobre este punto tampoco pode-
mos ser excesivamente precisos, puesto que muchas veces la información es
contradictoria (así sucede, por ejemplo, con la actitud de Braque y Matisse:
en unos lugares se dice que quedaron sorprendidos al ver el cuadro, en otros
que hicieron broma sobre él, si bien es verdad que las dos posturas no son ex-
cluyentes). En 1924 un modisto coleccionista adquiere el cuadro a instancias
de André Breton por 25.000 francos (pagados en plazos de 2.000), un precio
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En la tela final solo hay cinco figuras desnudas. Las cuatro de la izquierda obe-
decen a tipos que ya se encuentran en obras anteriores. La primera, de tonos
encendidos todavía por la época rosa, tanto por la máscara de su rostro, que
es la continuación de los retratos de Fernande hechos en Gósol, como por el
cuerpo geometrizado, de pecho alto y piernas robustas, incluso por la larga
cabellera negra y el fondo de tierras de siena, es claramente una versión de la
chica de la izquierda de Dos mujeres desnudas. La segunda y la tercera, con los
brazos en alto, reproducen un tipo de desnudo abundante entre sus croquis, y
presentan unas caras asimétricas que son versiones de su propio Autorretrato.
Al llegar a la cuarta y quinta figura se produce la metamorfosis: aquella ten-
dencia a la máscara primitiva, que se veía ya en los retratos de Gósol, se acen-
túa de una manera radical. El tema del tipo de nariz, que el pintor denomina-
ba de «cuarto de Brie» (un cuarto de libra de queso), no vacila en resolverlo
dibujísticamente, con sombras rayadas, lo que contrasta con las otras figuras,
hechas de grandes planos de color y grafismos lineales sobrepuestos. Además,
este rostro dominado por la nariz cortante, presenta, en la quinta figura, la
asimetría que deriva de sus autorretratos, evidentemente exagerada.
«Todo el mundo suele hablar de las influencias que los negros han ejercido en mí... Cuan-
do fui al antiguo Trocadero (el actual Museo del Hombre, en París) me quedaba allí solo.
Me quería ir. Pero no me iba. Me quedaba, me quedaba. Comprendí que aquello era muy
importante. Me pasaba algo, ¿verdad? Las máscaras no eran como las otras esculturas. En
absoluto. Era algo mágico,... intercesoras, mediadoras... Estaban contra todo, contra los
espíritus desconocidos y amenazantes. Continuaba mirando los fetiches, y lo entendí:
yo también estoy contra todo. Yo también pienso que todo es desconocido, que todo
es enemigo. ¡Todo! No los detalles, las mujeres, las criaturas, los animales, el tabaco, el
jugar, sino todo».
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«Comprendí el uso que los africanos hacían de su escultura, por qué esculpían de aquella
manera y no de otra. Al fin y al cabo, no eran cubistas por cuanto el cubismo todavía no
existía. Seguramente unos hombres habían inventado unos modelos y otros los habían
imitado. A la postre, la tradición. Pero todos los fetiches servían para la misma cosa. Eran
armas. Para ayudar a la gente a no continuar sometida a los espíritus, a ser independiente.
Eran herramientas. Si damos forma a los espíritus nos hacemos independientes. Los es-
píritus, el inconsciente, la emoción son la misma cosa. Entendí por qué era pintor. Solo,
en aquel museo horrible, con máscaras, muñecas de pieles rojas, maniquíes polvorientos.
Las señoritas de Aviñón debían nacer aquel día, pero de ninguna manera debido a las
formas, sino porque esta fue mi primera pintura exorcista».
Entre los años 1907 y 1908 el interés del pintor se centra casi exclusivamente
en el problema de la forma esencial. Emplea un número muy limitado de fi-
guras familiares, cuyas posturas, cabezas y movimientos, varía constantemen-
te en una continua oscilación entre una aproximación pictórica y una más
sustancialmente escultórica. La tendencia sigue siendo la de evidenciar los vo-
lúmenes. En los estudios referentes al Desnudo con tela reelabora y amplía los
resultados obtenidos en Las señoritas y se centra en el intenso vigor y en el
valor expresivo de las grandes masas plásticas. El color queda reducido a unos
tonos ocres, para no distraer la atención de la construcción maciza de la figura.
En verano-otoño de 1908 realiza una serie de paisajes (algunos la denominan
época verde) tratados con criterio escultórico –esquema triangular, supresión
de detalles, cánones de perspectiva. Las naturalezas muertas de esta etapa son
un análisis de la estructura de los objetos más triviales de la vida doméstica
cotidiana; el interés básico del artista es la ejecución volumétrica de los obje-
tos; la intención es la de representar la cualidad sólida, corpórea, plástica de
los objetos, tanto visual como conceptualmente. Todo estaba a punto para el
descubrimiento del cubismo.
Primera�mirada
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«Los cubistas crearon la posibilidad de que el arte revelara procesos, en lugar de entidades
estáticas. El contenido de su arte consta de varias maneras de interacción: la interacción
entre los diferentes aspectos de un mismo suceso, entre el espacio lleno y el vacío, entre
la estructura y el movimiento, entre el espectador y la cosa vista.
J. Berger (1997). «El momento del cubismo». En: J. Berger. El sentido de la vista (pág. 171).
Madrid: Alianza («Alianza Forma», 98).
Una primera mirada nos puede llevar a considerar los siguientes aspectos:
Sobre�el�título
«Las señoritas de Aviñón, ¡cómo me irrita este título! Sabes muy bien que lo inventó [André]
Salmon [poeta y crítico]. Sabes muy bien que el título original era El burdel de Aviñón. Pero
¿sabes por qué? Porque Aviñón ha sido siempre una palabra familiar para mí, y es parte
de mi vida. Yo vivía a menos de dos pasos de la calle de Aviñón [una calle en el famoso
distrito de las luces rojas de Barcelona, la ciudad donde Picasso asistió a una escuela de
arte], donde solía comprar mis papeles y mis acuarelas, y además, como sabes, la abuela
de Max [Jacob] era oriunda de Aviñón. Solíamos hacer un montón de bromas sobre el
cuadro. Una de las mujeres era la abuela de Max. Otra Fernande [Olivier, su pareja en
aquella época], otra Marie Laurencin [la pintora], todas en un burdel en Aviñón. [...] En el
primer esbozo del cuadro habría hombres en el cuadro, a propósito –has visto los dibujos.
Había un estudiante sujetando una calavera (un memento mori). También un marinero.
Las mujeres estaban comiendo, por eso dejé en el cuadro la cesta de fruta. Después lo
cambié y se convirtió en lo que es ahora».
Citado en: D.-H. Kahnweiler (1988). Huit Entretiens avec Picasso (pág. 24). Caen:
L’Échoppe.
Sabemos que en los primeros esbozos, realizados en los últimos meses de 1906,
aparecían contemplando a las señoritas del escenario un marinero y un hom-
bre con una calavera, que fueron suprimidos en la obra final. Esta alteración
ha provocado muchas reflexiones sobre la intencionalidad de Picasso: desde
un carácter moralizante, interpretado como una vanitas, hasta la exaltación
sensual. Según Leo Stein, la intención de Picasso fue la de hacer coincidir el
acto de pintar con el acto de amar.
Cinco�mujeres�y�un�bodegón�en�el�primer�plano
«A principios de 1907, Picasso empieza un gran cuadro extraño, en el cual figuran mu-
jeres, fruta y cortinaje, y que quedó inacabado [...] esbozado en el espíritu de las obras
de 1906 a la izquierda, contiene a la derecha las aspiraciones del año 1907, de manera
que no ha podido conseguir un conjunto coherente. [...] En primer plano, a la derecha,
ajena al estilo del resto, aparece una figura agachada y ante ella una copa de fruta. [...]
Es el principio del cubismo. El primer golpe, combate desesperado, al asalto del cielo,
abordando todos los problemas a la vez. ¿Cuáles son estos problemas? Son los problemas
fundamentales de la pintura: la figuración de las cosas coloreadas en tres dimensiones,
sobre una superficie plana, y su incorporación a la unidad de esta superficie. [...] No es
una “composición” complaciente, sino una estructura inexorable y articulada. Además,
el problema del color local es el de la amalgama, la conciliación en el conjunto, el punto
más sensible. Con una audacia loca, Picasso se enfrenta a todos los problemas a la vez».
D.-H. Kahnweiler (1958). Der Weg Zum Kubismus (págs. 26-27). Stuttgart.
Cinco figuras femeninas y una naturaleza muerta en primer plano son los
motivos que han suscitado el comentario. Están situadas en un interior difí-
cilmente identificable y tres de ellas nos miran, una con forzada actitud e in-
tensidad, mientras que las dos restantes, en los extremos izquierdo y derecho,
no miran concretamente a nadie, tampoco a ninguna de las otras tres muje-
res. De las cinco, cuatro están de pie y una agachada, de cuclillas y de espal-
das, pero con la cabeza completamente girada hacia nosotros (en una posición
anatómicamente imposible). De aquellas, una está de perfil y parece correr o
descorrer una cortina con una mano adosada a la parte posterior (en realidad,
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Estos no son los únicos rasgos llamativos de las mujeres. La primera de la iz-
quierda, la que entra por la derecha y la que está en cuclillas, poseen una ca-
beza que no pertenece al cuerpo, como si llevaran una máscara o se hubiera
pintado encima; la de la izquierda tiene la cabeza con una tonalidad diferente
de la del cuerpo y recuerda intensamente a las esculturas ibéricas; las otras dos
son cabezas que pertenecen al repertorio del arte primitivo, del «arte negro»
suele decirse, generalizando. Las otras dos, las dos figuras del centro, mantie-
nen mayor acuerdo entre fisonomía y cuerpo, los dos sometidos a rasgos ele-
mentales que también nos hacen pensar en un cierto primitivismo, un primi-
tivismo esquemático.
El bodegón del primer término, en la parte baja, en el centro, está sobre una
mesa que corta el borde del cuadro y se compone de una uva, un corte de
sandía, una manzana y una pera, todo esto sobre un mantel o un trapo blanco
arrugado.
Vemos, pues, cómo los signos tienen conexiones dobles y pueden ser porta-
dores de mensajes opuestos dentro de una misma obra.
bajo alienado, el sexo como una cosa buena y sagrada (asociada con el amor)
o demoníaca y profana (asociada con la lujuria), el deseo como satisfacción
celestial o como placer terrenal.
Los rostros de las dos mujeres de la derecha son portadores de dos referencias:
Por eso podemos interpretar los rostros de la derecha del cuadro de Picasso
como significantes pictóricos de máscaras primitivas o de rostros deformes,
especialmente, de prostitutas, que sufren enfermedades venéreas, o quizá pue-
den ser significantes de las dos cosas.
Con el tratamiento dado a estos rostros, Picasso crea una respuesta diferente
de la que se espera de las prácticas pictóricas de Ingres o Bouguereau (obser-
vemos, además, que la figura que está en cuclillas no nos muestra sus pechos,
un aspecto importante de la pose de la Venus Anadyomene. Las polaridades de
lo sensual o erótico, asociadas con el amor «verdadero», y el riesgo de la en-
fermedad o incluso la muerte, relacionadas con los placeres corporales y la
vanitas, incrementan las dicotomías del cuadro.
Las dos figuras de la derecha con las cabezas máscaras/sifilíticas primitivas es-
tán rodeadas de unas cortinas azules. Recordemos que Picasso había utilizado
este color en sus primeras obras para representar la melancolía y a los margi-
nados socialmente. También el azul está asociado a la virginidad (se utilizaba
en las representaciones de la virgen, puesto que era un pigmento caro). Tam-
bién Matisse acababa de pintar Desnudo azul, con su ademán de odalisca; esta
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posición implicaba una serie de juicios de valor entre los cuales se incluía la
interpretación occidental legitimada del harén, interpretado como una forma
de prostitución organizada.
«Quizá los primeros esbozos del cuadro fueron los dibujos en los que se representaba a dos
marineros de permiso en tierra saliendo de un burdel. Sin embargo, estas y las restantes
figuras masculinas fueron suprimidas en la composición final, que se centra en cinco
mujeres y en el bol de fruta, símbolo tradicional de la abundancia, del verano (una de las
cuatro estaciones), del gusto (uno de los cinco sentidos), etc. Esta disposición prevé un
espectador masculino y el cuadro final es acorde con las representaciones que tenemos
de burdeles reales y con las fotografías eróticas».
«En el caso de Las señoritas nos encontramos [...] con un nuevo enfoque del problema
de representar volúmenes tridimensionales sobre una superficie bidimensional. En esto
reside la suprema originalidad de esta pintura. En las cabezas de las tres figuras de la
mitad izquierda de la composición, Picasso plasmó sus intenciones de una manera directa
y esquemática, las cabezas de las dos figuras centrales están vistas frontalmente y, sin
embargo, tienen la nariz de perfil, mientras que la cabeza que se ve de perfil tiene un
ojo visto frontalmente. Pero en la figura de la derecha, que es la parte más importante
del cuadro y la última que fue pintada, este tipo de síntesis óptica se ha aplicado a toda
la figura, y el resultado es una de las imágenes más revolucionarias y enérgicas del arte
de todos los tiempos».
J. Golding (1986). «Cubismo». En: N. Stangos (comp.). Conceptos de arte moderno (pág.
47). Madrid: Alianza («Alianza forma», 53).
Iconología
¿Es solo una manera personal de «citar» un signo que pertenece al sistema
tradicional de representación del cuerpo femenino, o participa de un uso social
que altera las relaciones entre los signos del sistema?
Jean-Auguste-Dominique Ingres: Venus Anadyomene. Óleo sobre lienzo. Museo Condé Chantilly.
• Entre los hombres, que tienen una relativa libertad socioeconómica para
comprar u ocupar su placer donde quieran.
¿Para qué (y por qué), si no, convertir el cuerpo desnudo de una mujer en un
signo formal y universalizado?
Pablo Picasso: Estudio para Las señoritas de Aviñón, primavera de 1907. Lápiz y pastel sobre papel, 48 × 63 cm. Oeffentliche
Kunstsammlung Basel Kupferstick Kabinett.
Pablo Picasso: Estudiante de medicina, marinero y cinco desnudos en un burdel (estudio de composición para Las señoritas de
Aviñón), marzo-abril de 1907. Dibujo a lápiz, 47,6 × 76,2 cm.
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Pablo Picasso: Estudio para Las señoritas de Aviñón, primavera de 1907. Óleo sobre madera, 19 × 24 cm. Herederos del artista.
Pablo Picasso: Estudio para Las señoritas de Aviñón, también conocido como Estudiante con calavera en su mano (página de
cuaderno de dibujos), invierno-primavera de 1907. Lápiz sobre papel, 24 × 19 cm. Museo Picasso, París.
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Pablo Picasso: Estudio para Las señoritas de Aviñón, también conocido como Marinero liando un cigarro, invierno-primavera de
1907. Aguada sobre papel, 62 × 47 cm. Colección Berggruen, en préstamo en la Galería Nacional de Londres.
Pablo Picasso: Marinos en bordée (Marineros de permiso en tierra), invierno-primavera de 1906-1907. Pluma y tinta sobre papel,
20 × 14 cm. Herederos del artista. Herencia Picasso. Fotografía reproducida en: J. Palau y Fabre (1980). Picasso 1887-1907.
Barcelona: Polígrafa.
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Pablo Picasso: Estudio para la cabeza de señorita agachada, junio-julio de 1907. Aguada sobre papel, 63 × 48 cm.
Pablo Picasso: Ma jolie, invierno 1911-1912. Óleo sobre lienzo, 100 × 64,5 cm. Museo de Arte Moderno, Nueva York.
La�filosofía�de�Bergson
¿Qué relación existe entre la idea de realidad cubista y las ideas de Henri Berg-
son? La filosofía de Bergson es antimaterialista e idealista. Según él, hay que
entender la «realidad» como aquello que «tomamos desde dentro», aquello
que se crea en cada experiencia e intuición individual del mundo, más que en
la objetividad externa o el «simple análisis».
H. Bergson (1979). Introducción a la metafísica (pág. 51). Buenos Aires: Siglo XX.
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Bergson interpreta la realidad como una entidad que fluye y cambia constan-
temente. Cada persona crea su concepto de la realidad a partir de los recuer-
dos, de las experiencias del pasado, que están presentes simultáneamente en
la conciencia individual. Existe un flujo simultáneo del pasado y el presente
en el futuro; el tiempo es una «experiencia» esencialmente intuitiva, un flujo;
Bergson lo denominaba «una duración». La conciencia del presente se crea,
por lo tanto, a partir de varios estados del ser cambiantes, transformables o in-
terrelacionados. Bergson opinaba que los razonamientos analíticos o las con-
ceptualizaciones destruyen el sentido individual de la «conciencia interna».
Este concepto idealista de realidad resulta evidente en las novelas de Proust (el
primer volumen de À la recherche du temps perdu fue publicado en 1913).
Iconografía
Una forma curva a la derecha representa el brazo de una silla, con sus borlas
decoradas. En la parte izquierda aparece el contorno de un atril musical. Al
fondo, a la izquierda de las palabras «Ma jolie», es legible un «vaso»; a la dere-
cha, una clave de sol y un pentagrama musical.
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Análisis�semiótico
«[...] sirve de base y predetermina realmente la tendencia conocida como “realista”. […]
Un ejemplo relevante de la historia de la pintura en la que los objetos se transforman
en un conjunto de sinécdoques es la orientación manifiestamente metonímica del cu-
bismo».
R. Jakobson (2003). «The metaphoric and metonymic poles». En: R. Dirven; R. Pörings
(eds.). Metaphor and metonymy in comparison and contrast (pág. 44). Nueva York, Berlin:
Mouton de Gruyter.
Composición�y�técnica
La figura central presenta una estructura «de andamio» piramidal estrecha que
afianza la estructura facetada de la parte superior e inferior de la tela. El espa-
cio y el volumen están sugeridos por el uso de la luz y la sombra sobre los
planos facetados. La fuente de luz que incide en la tela desde el lado derecho
resalta algunas facetas, crea unos contrastes de sombras pronunciados y deja el
lado izquierdo de la tela relativamente oscuro. Los pequeños toques de pincel
del pelo de la parte superior crean una sensación de direccionalidad y estable-
cen una sensación de planos paralelos en toda la superficie vertical de la tela.
La misma superficie crea una tensión óptica entre los planos pictóricos repre-
sentados y la superficie pictórica real o «de carácter plano». De este modo, se
crean unas posibilidades metafóricas: «el carácter plano» y las marcas sobre la
superficie son metáforas de la pintura y de la acción de pintar.
El�color
A finales del siglo XIX, algunos artistas como Pissarro creían que usar colores
intensos significaba llevar a cabo un proceso equivalente a la complejidad de
la visión, y se mostraban, además, diferentes del arte de salón burgués, que
promocionaba un estilo tonal «apagado».
¿Quiere esto decir que el cubismo hace un tipo de arte burgués, similar al gusto
académico del salón?
La�introducción�de�palabras�en�las�telas
En el caso de la obra Ma jolie, las dos palabras –ma y jolie– no están de acuerdo
con la sugestión de un espacio poco profundo, puesto que añaden variaciones
de profundidad. Dan la sensación, por el hecho de estar situadas en el lugar
donde normalmente los conservadores o coleccionistas ponen los títulos de
las obras, de actuar también como un tipo de título fingido.
Después de visitar, en el mes de abril, con Braque, Le Havre (la ciudad natal
de Braque), Picasso pintó, en mayo de 1912, las telas Violín, vaso, pipa y ánfora
y Recuerdo de Le Havre.
Pablo Picasso: Souvenir du Havre, primavera de 1912. Óleo sobre lienzo ovalado, 92 × 65 cm. Colección privada.
Pablo Picasso: Violín, vaso, pipa y ánfora, 1912. Óleo sobre lienzo, 81 × 54 cm. Narodni Galerie, Praga.
En las telas de este momento es inusual el contraste que se produce entre unas
áreas de color monocromas y otras brillantes: el inicio de la cinta del souvenir
de color azul y la bandera tricolor francesa que hay encima hacen referencia al
puerto marítimo, igual que los colores que encontramos en la parte superior
de la otra tela.
En la tela Violín, vaso, pipa y ánfora podemos reconocer las partes que repre-
sentan un violín entero: el mango en la parte superior, tres líneas como refe-
rencia a las cuerdas y dos cavidades de la caja de resonancia en forma de efe en
el centro, un poco a la derecha. A derecha e izquierda podemos identificar los
signos cubistas de un vaso. La pipa, que fumaban los dos artistas, está en la iz-
quierda. Las partes del tintero están representadas en la parte superior derecha
y en el centro, una de sus puntas curvas se dobla como una flecha señalando la
zona superior, donde hay unas letras. Se produce un posible juego de palabras
con la palabra ancre (‘ánfora’). Zervos, el amigo íntimo de Picasso que hizo
el catalogue raisonné clásico de la obra del artista, cometió el «error» de poner
en el catálogo como título «encrier» (‘tintero’). La broma de su amigo Zervos,
que aprovecha la similitud sonora de ambas palabras, habría hecho gracia a
Picasso. Pero plantea también otros posibles juegos de palabras:
• Utilizado en la frase «idée ancrée dans la tête» (una idea anclada en la cabe-
za), conectaría con la palabra souvenir de la otra tela, que podemos traducir
como ‘recordar’, ‘tener lugar en la memoria’, o como un sustantivo, ‘una
muestra del recuerdo’.
• Las letras «SOIRE DE PAR» tienen, como mínimo, dos significados posibles.
El primero como ‘tarde de partida’. Braque escribió a «Eva» desde Le Havre:
«Nuestra estancia acaba mañana por la noche [28 de abril]. Volvemos a
las 11.50 p.m. […] Mañana vamos a Honfleur. Esta mañana he despertado
a Picasso con la música de un fonógrafo. Ha sido divertido». En la parte
superior de la pintura aparecen las letras «MA JO(LIE)», la metonimia de
«Eva» y de la canción popular que quizá incluso sonó en el fonógrafo. El
segundo significado de las palabras hace referencia a Les Soirées de Paris,
una efímera revista mensual, radical, fundada por Apollinaire, René Dali-
ze, André Salmon y André Tudesq, que apareció por primera vez en febre-
ro de 1912 (tenía unos 40 suscriptores). En la portada de noviembre de
1913 aparecía esta tela. El primer artículo de la revista («Du sujet dans la
peinture moderne», escrito por Apollinaire) decía que: «Los pintores nue-
vos pintan telas en las que no existe un tema real», según el sentido tra-
dicional de que las pinturas presentan la «representación perfecta de la
figura humana, desnudos voluptuosos, con detalles muy acabados». Tam-
bién afirmaba que el éxito del cubismo era debido a su «austeridad», al
hecho de que «la verosimilitud ya no tenía ninguna importancia». Picasso
fue el único artista contemporáneo al cual citó, porque «estudia un objeto
de la misma forma que un cirujano disecciona un cadáver». Este y otros
artículos de la misma revista fueron, más tarde, reeditados en forma de li-
bro, Les Peintres Cubistes. Méditations esthétiques, publicado en 1913 y muy
criticado por Picasso.
• En los artículos de Les Soirées existen dos posibles referencias más en antí-
tesis a la reivindicación de «austeridad» de Apollinaire. René Dalize escri-
bió en el primer número un artículo («La littérature des intoxicas»), que
afirma que de todos «los extractos vegetales capaces de reaccionar sobre
el organismo humano, la esencia extraída de la flor marrón de la amapola
de Asia [«la fleur brune du pavot d’Asie», hay que remarcarlo] es la más
eficaz y excepcional». El artículo habla de aquellos artistas o personas que
fuman opio para obtener una perspectiva nueva, no racional del mundo.
Explica su propia «experiencia» y afirma que, incluso durante las horas
posteriores a fumar opio, «se tiene una noción imprecisa de la realidad de
las imágenes». «La cité enchantée», «Le festin», «Le bal» fueron los títulos
de las subsecciones. La tela de Picasso no solo presenta una combinación
de «(LES) SOIRÉ(ES) DE PAR(IS)», de la palabra «FLEUR» pintada de color
marrón y del estampado «BA(L)», sino que ambas telas ofrecen también
signos de una vida agitada, asociada con las fiestas y el espectáculo de las
visitas a «ciudades encantadas», tanto de una forma literal como metafó-
rica (se puede llamar la atención sobre las palabras «OLD JAM(AICA)» de la
© FUOC • PID_00246179 163 La construcción de la modernidad en arte
tela Souvenir, que aluden al ron). Picasso había fumado opio desde joven.
En el segundo número de Les Soirées, Dalize volvía sobre este tema, con el
artículo «Sur le bâteau de fleurs», en el que recordaba un «viaje» a Oriente
en un barco de flores en el que «se reúnen el juego, el amor, las bellas letras,
la buena vida, las canciones, la danza, la música y este opio que tranquiliza
todas las cosas, el mayor placer del hombre y su perdición infinita». Nada
más alejado de la «austeridad» preconizada por Apollinaire...
Pablo Picasso: Coquille Saint-Jacques «Notre avenir est dans l’air», primavera de 1912. Óleo sobre lienzo ovalado, 38 × 55,5 cm.
Colección privada.
«Not» (de notre) es también la raíz de nota; «Ave» (avenir) crea «Dios os salve»
como el «Ave María»; «dan» (parte de dans) no está tallada por el marco sino
abreviada por el apóstrofo de «l’a» (de l’air) y forma la raíz de danger (‘peligro’);
«l’a» es el artículo definido y el inicio de una palabra, de là: es decir, ‘allí’ o
‘entonces’. Como miembro del partido comunista, Picasso veía grandes peli-
gros en la retórica militarista de los años anteriores a la Primera Guerra Mun-
dial. La facción nacionalista estaba eufórica porque creía que con un avión se
podía ganar la guerra en tres días. Exclamar «Ave María» y hacer el signo de la
cruz habría sido la respuesta apropiada al «peligro» o incredulidad de alguien
educado en la España católica.
Pablo Picasso: El aficionado (El torero), 1912. Óleo sobre lienzo, 135 × 82 cm. Kunstmuseum, Basilea.
¿Qué clase de aficionado «con un tipo de rostro muy del sur» se representa
en este contexto? Las corridas de toros del sur atraían a una gama variada de
espectadores, incluyendo obreros y pequeños propietarios minifundistas. La
pequeña burguesía que tenía aspiraciones sociales aprovechaba la ocasión pa-
ra vestirse de fiesta, ir a las corridas de toros y hacer algún negocio. También
iba un público más aristocrático, diferente del que iba a los acontecimientos
locales más baratos y menos prestigiosos. En el pensamiento y comportamien-
to de la clase privilegiada del sur de Francia, el hispanismo era una señal de
distinción social. Picasso hace una referencia irónica a este hecho, y por eso
el aficionado lleva una banderilla en la mano.
R. Holt (1981). Sport and Society in Modern France (pág. 111). Londres: Macmillan.
Holt señala que la corrida, como espectáculo violento que presenta un com-
portamiento asociado del público de carácter turbulento, devino un lugar don-
de convergían posiciones sociales y políticas enfrentadas. Picasso no podía
eludir este hecho, la combinación de su política de izquierdas con la pasión
por la corrida implicaba una contradicción. Las iglesias protestantes, los gru-
pos protectores de animales y los republicanos y socialistas de izquierdas cri-
ticaron las corridas de toros. La corrida se asoció con los partidos de extrema
derecha, como la Acción francesa de Maurice Barrès, antirrepublicana y anti-
semítica. La corrida fue punto de reunión de la agitación contra Dreyfus.
El affaire Dreyfus
Dreyfus, un oficial judío de la armada, fue condenado erróneamente por vender secretos
militares a los alemanes; la condena se anuló en 1906. El caso, que planteó cuestiones de
antisemitismo, anticlericalismo y antirrepublicanismo, dominó la vida política francesa
desde 1894 hasta 1906.
«El torero (14 de agosto de 1910) decía que “el arte del torero es el último reducto de la
tradición de caballería, aparte del tipo de vida de un oficial de carrera en el ejército”. El
apoyo a la corrida se unió fácilmente con un culto general sub-barresiano por el heroís-
mo, el individualismo, las “raíces” y la muerte. Los que se oponían a que se matara a los
toros y al destripamiento de los caballos eran acusados de ser unos intelectuales metro-
politanos desarraigados o unos socialistas sentimentales con simpatías internacionalistas
antifrancesas.»
R. Holt (1981). Sport and Society in Modern France (pág. 117-118). Londres: Macmillan.
© FUOC • PID_00246179 167 La construcción de la modernidad en arte
A�modo�de�conclusión
Picasso (igual que Braque) incorpora a los collages y papiers collés de esta época
algunos elementos que constituyen la antítesis de un arte autónomo o «puro»:
recortes de diario con acontecimientos sociopolíticos contemporáneos, nove-
las románticas publicadas por capítulos, innovaciones científicas y todo tipo
de anuncios. Muchas de estas obras están basadas en la naturaleza muerta tra-
dicional, pero estos materiales dan al método de representación y a los temas
un significado que no existía en las representaciones convencionales.
«[...] cada signo ideológico vivo tiene, como Jano, dos caras. Cualquier palabrota corrien-
te puede convertirse en una palabra de elogio, cualquier verdad absoluta puede, inevita-
blemente, sonar a mucha otra gente como la mentira más grande».
V. N. Voloshinov (1992). El marxismo y la filosofía del lenguaje (pág. 23). Madrid: Alianza.
Una�primera�mirada
Pablo Picasso: Nature morte «Au Bon Marché», primavera de 1913. Óleo sobre papeles pegados sobre cartón, 24 × 36 cm.
Colección Ludwig Aachen.
Además de combinar estos anuncios, los altera. Pinta encima de algunas partes
del anuncio de la venta de lencería, dejando justamente sin pintar el torso
superior de la mujer, el precio «2 francos 85 céntimos» y las letras «SAMA» (raíz
de Samaritaine, que tiene que completar el espectador). También ha cortado
la «A» de «agents», de tal manera que ahora solo queda «Gents». Gent, que
significa ‘tribu’ o ‘raza’, se usaba en tono jocoso para referirse a las mujeres,
después de que La Fontaine, escritor de fábulas del siglo XVII, expusiera que
gent féminine quería decir ‘el bello sexo’. En el contexto de las otras palabras
y de la imagen de la mujer anunciando lencería, las palabras «gents sérieux
demandés Partout» podían ser interpretadas como «se necesitan mujeres serias
[el «bello sexo»] por todas partes».
Debajo lo etiqueta «Au Bon Marché», una mancha de pintura Ripolin (marca
comercial) parece crear un espacio en blanco, igual que el vaso de la derecha
con sus estrías detalladas. Pero la mancha es una figura con una estructura
formal, una realidad que contradice la expectativa visual de ver el blanco co-
mo un «agujero» de carácter ilusionista y que contradice, además, las palabras
«Trou» (‘agujero’) e «ici» (‘aquí’) en caracteres negros. Además, el efecto ilu-
© FUOC • PID_00246179 170 La construcción de la modernidad en arte
sionista del blanco encima del negro (las letras «SAMA») o del negro encima
del blanco («TROU», «ICI») es un elemento del «lenguaje de la tipografía pe-
riodística». Por lo tanto, tenemos otro caso en el que se mezclan los signos de
la cultura de masas con los del arte culto.
Una�interpretación�cubista
• ¿Existe un significado concreto del uso que hace Picasso de las palabras
y de los textos?
¿Se trata de establecer un contraste económico y social entre dos grandes al-
macenes o se puede hacer una lectura centrada en posibles juegos de palabras
sexuales?
Au�Bon�Marché�frente�a�Samaritaine
«Bon Marché abrió sus puertas a todo el mundo, pero la mayoría de las veces solo la
burguesía las traspasó. Existía indudablemente una clientela de la clase trabajadora, pero
su número se vio limitado por la política de “solo dinero en efectivo”. [...] El almacén creó
su estilo en relación con el barrio donde se asentaba, y fue conocido por su opulencia,
sus reglas católicas y sus formas biempensantes [...]».
M. Miller (1994). The Bon Marché (pág. 178-179). Princeton: Princeton University Press.
Juegos�de�palabras�sexuales
Se puede establecer una lectura del collage centrada en posibles juegos de pa-
labras sexuales y en lo que puede significar la imagen de lo femenino. Edward
Fry ha afirmado que:
«La escena con una botella y un vaso encima de la mesa podría hacer referencia a un
café. Una mujer de aparente vida alegre está sentada detrás de la mesa, su cabeza está
indicada con el anuncio del diario, su cuerpo (combinado con la mesa) con la etiqueta
de la ropa del almacén y sus piernas bajo la mesa con el recorte de diario con el juego
de palabras “LUN B TROU ICI”. El juego de palabras entero, por lo tanto, dice “AU BON
MARCHÉ LUN B TROU ICI”, que se puede traducir como ‘alguien puede hacer un agujero
aquí gastándose poco dinero’. Esta doble significación, sexual, verbal y visual, es también
particularmente notable porque no representa de una forma ilusionista la profundidad
pictórica y las relaciones espaciales [...]».
E. Fry (1988). «Picasso, Cubism and Reflexivity» [en línea]. Art Journal (vol. 47, núm. 4,
pág. 301).
© FUOC • PID_00246179 172 La construcción de la modernidad en arte
Pablo Picasso: Naturaleza muerta con silla de rejilla, 1912. Óleo, tela encerada rodeada de cuerda, 29 × 37 cm. Musée National
Picasso, París.
© FUOC • PID_00246179 173 La construcción de la modernidad en arte
Georges Braque: Compotier et verre, 1912. Papeles pegados y carboncillo sobre papel. Colección privada.
El collage abre una nueva vía: amplía el vocabulario plástico utilizando ele-
mentos ordinarios, que pertenecen a la vida cotidiana. Un objeto cualquiera
puede reemplazar, por el interés que representa su estructura, su materia o su
color, los materiales nobles utilizados hasta ahora. Es en esta perspectiva de
total libertad donde Picasso realiza, por ejemplo, una cabeza de toro con un
sillín y un manillar de bicicleta.
Pablo Picasso: Cabeza de toro, 1942. Sillín y manillar. Musée National Picasso, París.
© FUOC • PID_00246179 174 La construcción de la modernidad en arte
Enunciado�del�problema
Combinando estos factores nos es fácil entender las bases del arte abstracto
(Kandinski y Malévich) como búsqueda de una utopía espiritual y la posibi-
lidad de una estética universal. Como nos dice el propio Kandinski, él hace
«garabatos» como los niños pequeños, puesto que el garabato, como no está
mediatizado por la «cultura racionalista», es lo que mejor permite acercarse
al inconsciente.
fijándonos en las diferencias entre las formas y los colores? Es decir, ¿hemos de
interpretar que su significado está inmerso en el sistema formal que constituye
el cuadro?
No queremos decir que todas las obras del primer arte abstracto presupongan
un punto de vista neoplatónico o teosófico, ni tampoco que para considerar
una obra de arte como abstracta haya que comprometerse con el esencialismo.
No se trata de fijar todo el interés en relación con a qué se asemeja la obra
o con cómo y por qué ha llegado a tener la forma que tiene. Suele ser más
© FUOC • PID_00246179 179 La construcción de la modernidad en arte
Plantear las obras de arte abstracto como entidades que no representan es li-
mitar la concepción de la representación a cuestiones relativas a a qué se ase-
meja la obra de arte. Es cierto que, en la tradición occidental, las obras de arte
han tendido a representar sus temas como un equivalente a algo del mundo
objetual. Reclamar un significado para las obras de arte abstracto requiere que
consideremos la posibilidad de que exista una representación en ausencia del
parecido. Recordemos que los críticos de la tradición moderna de comienzos
del siglo XX consideraban que gran parte del significado y del valor del arte era
debido a factores formales o emocionales diferentes de aquellos que sirvieron
para asegurar el valor del parecido con el mundo objetual: las obras de Manet y
de los impresionistas se consideraban más ricas en «sentimiento» que las obras
© FUOC • PID_00246179 180 La construcción de la modernidad en arte
La pequeña acuarela de Kandinski está datada en 1910 en los escritos del ar-
tista. Durante mucho tiempo fue considerada como la «primera acuarela abs-
tracta», precisamente el título que le dio el propio artista. ¿Podemos conside-
rar este hecho como una evidencia segura de que el arte abstracto tenía en
1910 tanto una existencia práctica como teórica? Ciertamente, la posibilidad
del arte abstracto había sido discutida ampliamente en Múnich, donde Kan-
dinski vivía en aquel tiempo. Ya el Jugendstil había llegado a especular sobre
la posibilidad tanto de unas formas de diseño y arquitectura no tradicionales,
como de un «lenguaje» autónomo de la forma.
© FUOC • PID_00246179 182 La construcción de la modernidad en arte
Vasili Kansdinsky: Primera acuarela abstracta, hacia 1912. Acuarela, 50 × 65 cm. Centre Georges Pompidou, París.
Fue uno de los miembros más importantes del grupo Der Blaue Reiter, que
asumió que la exigencia de fidelidad al mundo de las apariencias entraba en
conflicto con la demanda de una fidelidad por el sentimiento. Su investigación
teórica sobre los aspectos expresivos supuestamente autónomos del arte fue
publicada en 1911 con el título De lo espiritual en el Arte.
Considerar, pues, tal como estamos haciendo, el nacimiento del arte abstracto
como un fenómeno histórico consiste en preguntarnos si es posible interpretar
las obras de arte abstracto de una manera que no puedan serlo las obras de
«mero» diseño y en considerar las diferentes pretensiones que se tenían desde
el arte abstracto sobre la autonomía del significado y sobre el valor del arte
abstracto.
El primer arte abstracto se justificó a partir de las críticas sobre las formas tra-
dicionales del arte y un pensamiento «antimaterialista» al cual contribuyeron
filósofos como por ejemplo Schopenhauer, Nietzsche, el poeta Mallarmé, el
compositor Wagner, etc. A comienzos de siglo este antimaterialismo fue rela-
cionado con un ideal positivo sobre el potencial humano y la sociedad huma-
na (es la época de la Primera Guerra Mundial, la revolución fallida de Alema-
nia, la Revolución rusa, etc.). Las nuevas formas artísticas se relacionaron con
una forma de oposición optimista al orden social y político imperante.
El cuadro de Malévich es una pintura que hay que enmarcar en dos contextos:
pictóricamente, en el contexto del futurismo (con el congreso de 1913 de los
futuristas de toda Rusia y la exposición, en 1915, de «La última exposición fu-
turista»), e históricamente, en pleno proceso revolucionario en Rusia, después
de la revolución de 1905 y antes de la de 1917.
Kazimir Malévich: Cuadrado negro, 1915. Óleo sobre lienzo, 106,2 × 106,5 cm. Museo Estatal Ruso, San Petersburgo.
© FUOC • PID_00246179 185 La construcción de la modernidad en arte
El futurismo era visto, en la Rusia del momento, como una manifestación ar-
tística en pro de la modernización y contra el conservadurismo (recordad qué
sucede en Rusia entre las dos revoluciones, quién manda, qué representa la
Duma, y cómo seguía el proceso revolucionario de las manos de menchevi-
ques, bolcheviques y anarquistas y, por lo tanto, quién debía ir a las exposi-
ciones y galerías).
Malévich, ante la crisis, da un paso adelante y formula una nueva estética, sin
la cual es impensable la evolución posterior del arte contemporáneo. Pinta –
en los decorados de una representación teatral política– para los revoluciona-
rios rusos en la etapa del inicio del capitalismo monopolista de después de la
segunda revolución industrial. La obra de Malévich solo se puede entender en
el contexto de la Rusia entre revoluciones. Fuera de este contexto, puede ser,
entre otras cosas, un trapo para quitar el polvo.
© FUOC • PID_00246179 186 La construcción de la modernidad en arte
La idea del arte abstracto, por lo tanto, constituyó una parte del aparato con-
ceptual por medio del cual cierta gente intentó, a comienzos del siglo XX, ima-
ginar su camino hacia un mundo mejor, es decir, la intención de crear un arte
abstracto, aunque fuera una intención artística, estaba formada en y para un
mundo que no era solo el mundo del arte.
«Solo con la desaparición de este modo de ver las cosas, que busca en los cuadros peque-
ñas pistas de la naturaleza, de las vírgenes y de las representaciones impúdicas de Venus,
presenciaremos una obra de arte pura y viva. [...] El artista puede ser un creador solo
cuando las formas de sus cuadros no tienen nada que ver con la naturaleza».
Enunciado�del�problema
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una belleza
nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes
tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo,... un coche rugiendo, que parece que
corre sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia.
5. Nosotros queremos alabar al hombre que se agarra al volante, cuya lanza ideal atraviesa
la Tierra, lanzada a correr, incluso por el circuito de su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, pompa y liberalidad, para aumentar
el fervor entusiasta de los elementos primordiales.
7. No hay belleza sino en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede
ser una obra maestra. La poesía tiene que ser concebida como un asalto violento contra
las fuerzas desconocidas, para reducirlas a postrarse ante el hombre.
8. ¡Nosotros estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos...! ¿Por qué tenemos
que mirar atrás si queremos traspasar las misteriosas puertas de lo Imposible? El Tiempo
y el Espacio murieron ayer. Nosotros ya vivimos en lo absoluto porque ya hemos creado
la eterna velocidad omnipresente.
10. Nosotros queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo,
y combatir el moralismo, contra el feminismo y contra cualquier vileza oportunista o
utilitaria.
11. Nosotros cantaremos a las grandes multitudes movidas por el trabajo, por el placer o
por la revuelta: cantaremos a las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en
las capitales modernas; cantaremos al vibrante fervor nocturno de los arsenales y de los
astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas, devoradoras
de serpientes que humean en las fábricas colgadas a las nubes por los retorcidos hilos
de sus humos; a los puentes parecidos a gimnastas gigantes que salvan los ríos brillando
al sol como cuchillos centelleantes; a los barcos de vapor aventureros que husmean el
horizonte; a las locomotoras de pecho ancho que pisan los raíles como enormes caballos
© FUOC • PID_00246179 188 La construcción de la modernidad en arte
de acero embridados de tubos y al vuelo resbaladizo de los aeroplanos, cuya hélice grita
al viento como una bandera y parece que aplauda como una masa loca entusiasta.
12. Es desde Italia desde donde nosotros lanzamos al mundo este manifiesto nuestro de
violencia atropelladora e incendiaria, con el cual fundamos hoy el “Futurismo”, porque
queremos liberar a este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cice-
rones y de anticuarios.
13. Ya durante demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de traperos. Nosotros que-
remos liberarla de los innumerables museos que la cubren toda de cementerios innume-
rables».
Desde el punto de vista de los modelos de sus artistas, los antecedentes del
futurismo son complejos. Sus fuentes se encuentran en el simbolismo francés
del siglo XIX, en la pintura neoimpresionista o divisionista francesa y en el
cubismo de principios del siglo XX, que evolucionaba en la misma época que
el futurismo y que era claramente conocido por la mayoría de los artistas del
movimiento italiano. Lo que fue específicamente italiano en la formación del
futurismo fue su propio carácter tardío de esta vanguardia moderna. Así, en
el momento de la primera publicación del manifiesto, las figuras principales
de la pintura futurista, como Umberto Boccioni (1882-1916), Giacomo Balla
(1871-1958) y Carlo Carrà (1881-1966), seguían trabajando en el estilo bas-
tante atrasado del divisionismo de la década de 1880. Ninguna de las estrate-
gias que habían surgido en París después de los descubrimientos de Cézanne,
o en el desarrollo del fauvismo o del primer cubismo, entraron en la pintura
futurista en su primer momento, es decir, antes de 1910. Además, el futurismo
era representativo del eclecticismo con el que se adaptaron estas estrategias de
vanguardia descubiertas tardíamente.
Tal como proclamaban estos documentos, las estrategias del futurismo giraban
en torno a tres cuestiones esenciales:
Giacomo Balla: Chica corriendo en una galería, 1912. Óleo sobre lienzo, 125 × 125 cm.
Giacomo Balla: Dinamismo de un perro con correa, 1912. Óleo sobre lienzo, 89,9 × 109,9 cm.
Umberto Boccioni: Formas únicas de continuidad en el espacio, 1913. Bronce, 111,2 × 88,5 × 40 cm.
© FUOC • PID_00246179 193 La construcción de la modernidad en arte
Umberto Boccioni: Dinamismo de un caballo acelerando y una casa, 1914-1915. Aguada, óleo, madera, cartón encolado, cobre y
hierro pintado, 112,9 × 115 cm. Peggy Guggenheim Collection, Venecia.
Carlo Carrà: Demostración intervencionista, 1914. Témpera y collage sobre cartón, 38,5 × 30 cm.
En la adopción del fascismo por Marinetti –que se presentó sin éxito a las
elecciones parlamentarias como candidato del partido fascista en 1919, y que
finalmente sería asesor cultural de Mussolini–, apareció ya uno de los proble-
mas fundamentales a los que se enfrentaron las vanguardias del siglo XX. Se
trata de la cuestión de si las prácticas de vanguardia tienen que seguir situán-
dose dentro de la esfera pública burguesa o si han de aspirar a contribuir a la
formación de otras esferas públicas de la cultura de masas, ya sean esferas pú-
blicas fascistas (en el supuesto de que existieran) o esferas públicas proletarias,
la meta de los artistas rusos y soviéticos que trabajaban en esta época. Alter-
nativamente, como en el caso del dadaísmo, la vanguardia podía congregarse
para la destrucción de la esfera pública burguesa, incluidas sus instituciones y
sus formaciones discursivas.
© FUOC • PID_00246179 196 La construcción de la modernidad en arte
Enunciado�del�problema
U. Eco (1990). Obra abierta [en línea]. Barcelona: Ariel (Introducción a la segunda edi-
ción).
«Todas las interpretaciones son definitivas, en el sentido de que cada una es, para el
intérprete, la obra misma, y provisionales en el sentido de que cada intérprete sabe que
siempre tiene que profundizar en la suya. Una vez definitivas, las interpretaciones son
paralelas, de manera que una excluye a las otras, a pesar de que sin negarlas».
L. Pareyson (2002). Estetica - Teoria della formatività (pág. 194 y siguientes, y en general
todo el cap. VIII «Lettura, interpretazione e critica»). Milán: Bompiani.
Por lo tanto, si la obra no se completa hasta que llega al receptor, nos podemos
preguntar: ¿qué papel juega el receptor en el mundo del arte? (Deberíamos
introducir aquí tanto la teoría de la información y la comunicación como la
estética de la recepción). Y de entrada, hay que considerar el receptor como
cliente y como lector.
La obra está viva mientras sea capaz de generar nuevos textos que la interpre-
ten. Las verdades y los valores dependen del receptor. Los diferentes lectores
formulan preguntas diferentes de la misma obra y tienen expectativas diferen-
tes; por ello, la respuesta que reciban también será diferente. ¿Cuál es la buena?
No hay una buena, no hay una válida. Por eso en una obra se pueden encontrar
«cosas» que el autor ni había imaginado. No hay percepciones universalmente
válidas (no tiene nada que ver cómo «veía» el Cristo en majestad de Taüll una
mujer campesina del siglo XIII a cómo lo ve un turista del siglo XXI: por eso
consideramos la obra de arte como una interfaz entre nosotros y el momento
histórico en el cual apareció esta obra, como un fragmento de historia hecha
plástica). Recordemos la afirmación de Bourdieu: «Un libro cambia por el me-
ro hecho de no cambiar mientras el mundo cambia».
El consumo cultural actual nos predispone a querer ser persuadidos ante de-
terminadas obras. El mero hecho de entrar en un museo nos genera unas de-
terminadas expectativas ante lo que veremos, a la vez que legitima que aquello
que veremos es «arte de verdad».
A veces nos preguntamos por el sentido de una obra de arte, pero ¿qué es el
sentido? A menudo el sentido es ver como un dato en sí: se busca «el sentido
de un texto», se dice que «esta frase tiene un sentido más profundo del que se
pensaba» (se habla del sentido de la vida, del sentido del universo, etc.). Nor-
malmente implícito, el sentido forma el horizonte sobre el cual se construyen
nuestros juicios. Muchos de nosotros, antes de ver nada de arte contemporá-
© FUOC • PID_00246179 198 La construcción de la modernidad en arte
neo ya tenemos una idea de qué es el arte, y todo aquello que no encaja en esta
idea lo rechazamos o no nos gusta. Nuestros conocimientos influyen sobre
aquello que queremos conocer. Se llega a creer que el sentido es un valor obje-
tivo, cuya realidad estaría incorporada a las obras (así, se suele considerar que
las obras de arte son «arte» porque llevan incorporados unos valores eternos,
permanentes e inmutables). Lejos de ser un dato, incluso cognitivo, el sentido
es el producto de nuestra actividad de comprensión o de expresión y solo tiene
existencia dentro del mismo proceso que lo hace nacer. El sentido proviene
de una síntesis exitosa de un contexto y un dato, y es, pues, una producción
del sistema cognitivo. Es activo. No siempre ha tenido sentido la pincelada de
Velázquez: gracias al informalismo, ahora somos capaces de valorarla.
«No había ninguna idea de ready-made, ni de nada parecido; era simplemente una dis-
tracción. [...] Es sobre todo en Estados Unidos, en 1915, donde hice otros objetos con
inscripciones como la pala de nieve encima de la cual escribí algo en inglés. La palabra
ready-made se me impuso en este momento, parecía convenir muy bien a estas cosas que
no eran obras de arte, que no eran esbozos, que no se adecuaban a ninguno de los tér-
minos aceptados en el mundo artístico. Por ello me ha seducido hacerlo».
Los artistas del movimiento Fluxus, los del nuevo realismo y los del arte pop
explorarán, sin discreción, los caminos abiertos por Marcel Duchamp: la pre-
sentación, en un museo, de cartones de embalaje de cajas Brillo por Andy War-
hol o las acumulaciones de objetos de bazar del escultor Arman serán como
hacer un guiño al gesto de su antepasado. Porque si el ready-made representa
la síntesis, como mínimo en espíritu, del collage, de los assemblages y otros
cadáveres exquisitos dadaístas y surrealistas, desafía las leyes académicas de la
escultura y cambia la idea de belleza ligada al arte.
Marcel Duchamp: Rueda de bicicleta, 1913-1964. Metal, madera pintada, 126,5 × 31,5 × 63,5 cm. Centre Pompidou, París.
Marcel Duchamp: Pala de nieve (Broken Arm), versión de 1964. Original perdido. MoMA, Nueva York.
(6)
El 20 de abril de 1917, cuatro días después de que Estados Unidos declarara Se puede ver el catálogo
en: http://archive.org/stream/
la guerra a Alemania, se inauguró en Nueva York la primera exposición de
catalogueannual00yorkgoog #pa-
la Society of Independent Artists6 en el Grand Central Palace, en Lexington ge/n7/mode/1up.
Avenue.
Referencia bibliográfica
Esta asociación, creada el otoño de 1916, reunía diferentes tendencias del R.�Zurier (2006). Picturing
mundo artístico neoyorquino, todas opuestas a los planteamientos de la Na- the City: Urban Vision And the
Ashcan School. Berkeley: Uni-
tional Academy. Su presidente, William J. Glackens, era miembro del grupo de versity of California Press.
los Ocho (The Eight), que estaba a favor del movimiento Ashcan School, com-
© FUOC • PID_00246179 202 La construcción de la modernidad en arte
«Esta ha hecho más por el progreso del arte francés que cualquier otra institución del
periodo. [...] La razón del éxito se tiene que encontrar en el principio adoptado durante
su creación en 1884 y que no ha cambiado nunca: “Ni jurado, ni premios”. [...] No se
exige nada para ser admitido por la Sociedad, solo la aceptación de los principios y el
pago de un derecho de entrada de 1 dólar y de una suscripción anual de 5 dólares. De
este modo, todos los expositores son miembros y votan para la elección de los directores
y para las decisiones propuestas por la Sociedad durante sus asambleas anuales».
Citado en: W. A. Camfield (1990). «Marcel Duchamp’s Fountain: Its History and aesthe-
tics in the context of 1917». En: R. E. Kuenzli; F. M. Naumann. Marcel Duchamp: Artist of
the Century (pág. 66-67). Cambridge: MIT Press.
Referencias bibliográficas
L.�E.�McCarthy (2012). Walter Pach (1883-1958): The Armory Show and the Untold Story of
Modern Art in America. Pennsylvania: Penn State Press.
M.�W.�Brown (1988). The Story of the Armory Show. Nueva York: Abbeville Press.
W.� Kuhn (ed.) (2009). Documents of the 1913 Armory Show: The Electrifying Moment of
Modern Art’s American Debut. Tucson: Hol Art Books.
(7)
El número 17, fechado el día de la inauguración oficial, el 10 de abril, contiene Se puede ver el facsímil
de este primer número en:
un editorial de Roché en el que subraya los retos de la exposición y las reglas http://www.toutfait.com/is-
de juego de la publicación. sues/issue_3/Collections/girst/
Blindman/3.html.
© FUOC • PID_00246179 204 La construcción de la modernidad en arte
«El procedimiento de The Blind Man será el del referéndum. Publicará las preguntas y
respuestas que le sean enviadas. Imprimirá lo que los artistas y el público tengan que
decir. Estará muy feliz de recibir sugerencias y críticas. Entonces, no las escatime».
(8)
El único que responderá a esta invitación será Alfred Stieglitz8, quien expone Podéis ver este artículo
en el facsímil del núm. 2 en:
la idea de esconder los nombres de los autores de todas las obras y sustituirlos http://www.toutfait.com/is-
por un número; de este modo, «al liberar la exposición de la tradición y la sues/issue_3/Collections/girst/
Blindman2/15.html.
superstición de los nombres, la Sociedad no le haría el juego a los marchantes
y críticos, ni a los artistas».
Dos días antes de la inauguración, hizo llegar el objeto al Grand Central Pa- Referencia bibliográfica
lace, acompañado de 6 dólares para pagar el derecho de admisión y una di-
Las cartas de Duchamp a su
rección ficticia en Filadelfia, por medio de un tercero, de quien se ignora la hermana y a su cuñado, Jean
identidad. En una carta a su hermana Suzanne, enviada el día siguiente de la Crotti, han sido publicadas
en inglés por:
inauguración, Duchamp alude al hecho de que «una de mis amigas, con un F.�M.�Naumann (1982). «Af-
seudónimo masculino, Richard Mutt, había enviado un urinario de porcelana fectueusement, Marcel». Ar-
chives of American Art Journal
como escultura». (vol. 22, núm. 4, págs. 2-19).
Otro aspecto por averiguar son los significados posibles del seudónimo utiliza-
do. Unos han evocado la idea de «imbécil» (del inglés mutt), de «pobreza» (del
alemán Armut) o incluso de «madre» (Mutter: «Mutt R.»). Duchamp da un ori-
gen más prosaico a esta firma:
«“Mutt” viene de Mott Works, el nombre de una gran empresa de artefactos de higiene.
Pero “Mott” era muy evidente; entonces escribí “Mutt”, dado que existía una tira cómica
de diario, “Mutt and Jeff”, que entonces se publicaba y que todo el mundo conocía [...]
quería un nombre indiferente. [...] añadió “Richard” [‘ricacho’, en francés]. ¡“Richard”
está muy bien para mi urinario! Mira, es el contrario de la pobreza... Por eso: “R. Mutt”».
Citado en: O. Hahn (1966). «Passport No. G 255300». Art and Artists (vol. 1, núm. 4,
pág. 10).
El título del ready-made, La fuente, fue elegido por sus cómplices Stella y Arens-
berg, seguramente en referencia al sexo femenino.
La reacción ante este objeto no se hizo esperar. Dos días antes de la apertura
de la exposición, Wood escuchó una conversación apasionada y secreta entre
Walter Arensberg y George Bellows frente al urinario:
«–No podemos exponer esto –dijo vivamente Bellows, sacando un pañuelo para secarse
Referencia bibliográfica
la frente.
–No podemos rechazarlo, el derecho de admisión ya ha sido pagado –respondió suave- Ved también:
mente Walter. F.�Naumann (1977). «I Shock
Myself: Excerpts from the
–¡Es indecente! –gritó Bellows. Autobiography of Beatrice
Wood». Arts (vol. 51, págs.
–Depende del punto de vista –añadió Walter, reprimiendo una sonrisa. 134-139).
–Alguien ha debido de enviarlo como una broma. Está firmado por R. Mutt, me parece
sospechoso –farfulló Bellows con asco.
Walter se acercó al objeto en cuestión y tocó su superficie brillante. Después, con la dig-
nidad de un profesor que se dirige a un auditorio masculino de Harvard, explicó:
Bellows se alejó, después volvió a enfadarse, y con gesto de querer tirar el objeto al suelo,
repitió:
–¡Quiere decir que si alguien envía heces de caballo pegadas a una tela, lo tendríamos
que aceptar!
–Me temo que sí –respondió Walter, con un rasgo de tristeza digno de un enterrador.
Si esta es la concepción de belleza del artista, no podemos hacer nada al respecto, solo
aceptar su elección.
–Si mira objetivamente el objeto, notará que posee líneas sorprendentes. Este señor Mutt
tomó un objeto cotidiano, lo ubicó de tal manera que su significado habitual ha desapa-
recido y, de repente, ha creado un nuevo enfoque del tema.
B. Wood (2006). I Shock Myself: The Autobiography of Beatrice Wood (pág. 29-30). San
Francisco: Chronicle Books. Se puede encontrar una reseña en: http://www.jstor.org/sta-
ble/1557191.
«La fuente es quizá un objeto muy útil en su lugar, pero su lugar no es una exposición de
arte y, cualquiera que sea la definición de arte que se adopte, no es una obra de arte».
«His Art Too Crude for Independents». The New York Herald, 14 abril de 1917 (pág. 6).
«Fue suprimida. Yo estaba en el jurado, pero no fui consultado porque las autoridades
no sabían que yo lo había enviado. [...] La fuente sencillamente fue ubicada detrás de un
tabique. [...] No podía decir que había enviado este objeto, pero pienso que los organiza-
dores se habían enterado por algún chisme. Nadie osaba hablar de ello. Me peleé, puesto
que dejé la organización».
«No era para mí nada indecente, no había ninguna razón para rechazarla. El comité ha
decidido no exponer esta cosa. Presenté mi renuncia y armé un alboroto que tendrá valor
en Nueva York. Tenía ganas de hacer una exposición especial de los rechazados en los
Independientes, pero ¡sería un pleonasmo! Y el urinario habría estado solo».
«Cuando voté “No”, fue por la cuestión de la originalidad. [...] Para mí, no había otra
cuestión en juego: solo era una cuestión de saber si una persona tiene derecho a comprar
un objeto ya hecho [a ready-made object] y mostrarlo con su firma en una exposición.
Arensberg me dijo que estaba vinculado con sus ready-mades. Le respondí que los únicos
ready-mades que había visto, y que consideraba como una novedad, estaban en grupo y
que su unión era del todo original. No sabía que usted pensaba que podían estar com-
puestos por objetos aislados».
El segundo número de la revista The Blind Man dedica dos artículos al «caso». El
primero, sin firmar, es una colaboración entre Beatrice Wood, Louise Norton
y Marcel Duchamp, y lleva por título «El caso Richard Mutt», y el segundo,
firmado por Louise Norton, se llama «El Buda del baño».
© FUOC • PID_00246179 210 La construcción de la modernidad en arte
Ambos artículos relatan las circunstancias del rechazo y responden a las acu-
saciones de vulgaridad y de plagio.
«La fuente del Sr. Mutt no es inmoral, qué absurdo, no es más inmoral que una bañera. Es
un mobiliario que veis cada día en los escaparates de las fontanerías. Que el Sr. Mutt haya
hecho o no haya hecho la fuente con sus manos no tiene importancia. Él lo ha ELEGIDO.
Ha tomado un objeto común de la vida cotidiana y lo ha ubicado de tal manera que
su significado común ha desaparecido. Mediante un nuevo título y un nuevo punto de
vista, ha creado una nueva idea de este objeto. [...] Las únicas obras de arte que han dado
Estados Unidos son su fontanería y sus puentes».
© FUOC • PID_00246179 211 La construcción de la modernidad en arte
«Para un ojo “inocente”, ¡resulta muy fascinante esta simplicidad de líneas y de color!
Alguien ha dicho “Como un Buda encantador”; otro ha dicho “Como las piernas de las
mujeres de Cézanne”; ¿es que estas mujeres no tenían, en su extensión, una desnudez
redonda que nos recuerda las curvas encalmadas de las porcelanas de los fontaneros de-
cadentes?»
La fuente, de Duchamp, en la exposición «Dada 1916-1926», celebrada en la Sidney Janis Gallery de Nueva York en 1953.
Podemos detectar aquí una inversión diametralmente opuesta de la intención que tenía
en 1917 en la exposición de los Independientes. Entonces, la intención era claramente
poner a prueba las condiciones para la aparición de obras de arte. El resultado quería
demostrar que estas condiciones tenían que ver no solo con la percepción, sino también
con factores institucionales, en efecto, que el marco institucional era constitutivo de los
significados del objeto. [...] Es decir, la presentación en los Independientes tenía la inten-
ción de hacer que aquello que no es arte (aquello que en su forma no expresa el genio
del artista individual, sino que es un objeto producido en masa, replicado) apareciera
como arte, y destacar así el papel de la institución (incluida la firma) fuera cual fuera
su apariencia, un rol que podría no ser cubierto por una descripción de las cualidades
patentes y perceptibles del objeto.
El intento de hacer desaparecer la obra de arte resulta ser un fracaso, un fracaso que es
claramente parte de la “performatividad” involucrada en estas instalaciones. [...] Lo que
este gesto marca, como una reflexión sobre la presentación de 1917, es la imposibilidad de
que la obra de arte desaparezca como obra de arte. Si un aspecto de la estrategia global del
ready-made era hacer desaparecer la obra de arte (como expresión única del artista-genio
manifestada en las propiedades visuales) como tal, ha quedado claro desde entonces que
semejante desaparición no se consiguió. Hay al menos dos razones para ello. La primera es
que la institución de arte no puede ser voluntariamente abolida por el artista individual,
puesto que está económica y políticamente determinada. La segunda es una razón más
formal, y quizá más interesante, que vendrá con el arte conceptual: es que el intento
© FUOC • PID_00246179 213 La construcción de la modernidad en arte
M. Newman (1999). «After Conceptual Art: Joe Scanlan’s Nesting Bookcases, Duchamp,
Design, and the Impossibility of Disappearing». En: M. Newman; J. Bird (eds.). Rewriting
Conceptual Art (págs. 206-211). Londres: Reaktion Books.
Marcel Duchamp: Sad Young Man in a Train (Jeune homme triste dans un train), 1911-12. Óleo sobre cartón montado sobre
masonita, 100 × 73 cm. The Solomon R. Guggenheim Foundation, Peggy Guggenheim.
Dos años después del éxito de los cubistas en el salón, un año después del
escándalo de los futuristas en París –y también un año después de la Guitarra
de Picasso, punto de referencia de la escultura moderna–, Marcel Duchamp
cambia con un solo gesto las raíces por donde circula el arte moderno, que de
este modo se lanza a una nueva dirección y para mucho tiempo.
«Ya en 1913 tuve la feliz idea de montar la rueda de una bicicleta sobre un taburete de
cocina y observar cómo giraba. Algunos meses más tarde compré una reproducción barata
de un paisaje invernal y lo titulé Pharmacy, después de haberle agregado dos pequeños
círculos en el horizonte. En Nueva York, en 1915, compré en una tienda de viejo una
pala de nieve y le agregué esta inscripción: “In advance of the broken arm” [Anticipando
el brazo roto].
Fue más o menos en aquel momento cuando se me ocurrió la palabra ready-made, que
designa este género de manifestaciones.
Ahora bien, hay un punto que me interesa en gran medida dejar muy claro y es el hecho
de que la selección de estos ready-mades nunca me ha sido dictada por una delectación
estética. Esta elección siempre se basa en una reacción de indiferencia visual, a la vez
que en una ausencia total de buen o mal gusto [...], una anestesia completa, al fin y al
cabo. [...] Inmediatamente advertí el peligro de una repetición arbitraria de tal forma de
expresión y decidí, en consecuencia, limitar la producción de ready-made a una reducida
cantidad por año. Me daba cuenta en esta época de que el arte es para los espectadores
más que el artista mismo, un medio de provocar una obsesión comparable al opio, y
quería proteger mis ready-mades contra estas impurezas».
Enunciado�del�problema
Lo único que tienen en común estas clasificaciones es que asumen una distin-
ción fundamental entre un espacio pictórico precubista y uno poscubista. Esta
distinción se convirtió en tópica después de la guerra, cuando resurgió en París
© FUOC • PID_00246179 219 La construcción de la modernidad en arte
Henry Matisse: La odalisca con pantalón rojo, 1921. Óleo sobre lienzo, 65 × 90 cm. Musée National d’Art Moderne, Centro
Georges Pompidou, París.
© FUOC • PID_00246179 220 La construcción de la modernidad en arte
Piet Mondrian: Composición en negro, rojo, gris, amarillo y azul, 1921. Óleo sobre lienzo. Museum Ludwig, Colonia.
Pablo Picasso: Tres mujeres en la fuente, 1921. Óleo sobre lienzo, 204 × 174 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York.
© FUOC • PID_00246179 221 La construcción de la modernidad en arte
Pablo Picasso: Tres músicos, 1921. Óleo sobre lienzo, 201 × 223 cm. The Museum of Modern Arte, Nueva York.
Gino Severini: Los dos arlequines. 1922. Óleo sobre lienzo, 92 × 61 cm. Haags Gemeentemuseum, La Haya.
Pablo Picasso: Arlequín sentado, 1923. Temple sobre lienzo, 130 × 98 cm. Kunstmuseum, Basilea.
© FUOC • PID_00246179 223 La construcción de la modernidad en arte
• Según Kenneth Silver, existe una similitud entre la retórica de los comen-
taristas políticos de la derecha en Francia y la retórica de muchos artis-
tas, críticos y teóricos culturales: el conjunto de ideas y términos que sus-
tentaban la idea del «llamamiento al orden» y de la «reconstrucción» en
la Francia de posguerra se hizo eco en los escritos y las afirmaciones de
los artistas, incorporándose a los estilos y temas de su arte. Se presenta
la Francia de preguerra como una nación caída en la decadencia moral y
espiritual; la guerra, purgando la decadencia, permite reconstruir un país
© FUOC • PID_00246179 224 La construcción de la modernidad en arte
Creemos que no se puede dar una respuesta general y única: el arte que posee
unas determinadas características generales no tiene por qué ser el exponente
de una determinada tendencia política (lo que podemos decir de una escena
de commedia dell’arte de Severini puede no ser aplicable necesariamente a una
pintura de Picasso del mismo tema). Es el estudio particular de cada obra y
artista lo que nos puede proporcionar una aproximación adecuada a la com-
pleja articulación de estética y política.
«Uno de los más grandes placeres del espíritu humano es el de percibir el orden de la
naturaleza y sopesar su propia participación en la orden de las cosas; la obra de arte nos
parece que es un trabajo de puesta en orden, una obra maestra del orden humano [...].
Portada de L’Esprit nouveau, núm. 1, 1920. Se publicó 28 veces entre 1920 y 1925, con una media de unas cien páginas. Incluía
fotografías en color.
Charles-Édouard Jeanneret: Nature morte à la pile d’assiettes, 1920. Óleo sobre lienzo, 81 × 100. Kunstmuseum, Basilea.
André Dunoyer de Segonzac: Nature morte aux œufs, hacia 1923. Óleo sobre lienzo, 59 × 38 cm. Courtauld Institute Galleries,
Londres.
Estas diferencias eran muy significativas de la época, dado que cada obra re-
presentaba la tendencia más realista o más idealista de cómo se tenía que hacer
una pintura. La obra de Jeanneret tiene claras referencias a la pintura cubista
de preguerra, pero difiere del cubismo en el hecho de que, a pesar de que los
objetos están esquematizados y aplanados, cada uno permanece independien-
te, están claramente diferenciados unos de otros. Por lo tanto, por un lado se
distancia de la pintura naturalista tomando como referencia el legado cubista,
y por otro se distancia del cubismo porque está estructurada según un cálculo
matemático.
Los términos orden, clásico y nuevo espíritu tan utilizados por los puristas no
son de su invención, sino que eran utilizados en los círculos políticos, filosó-
ficos y culturales durante y después de la guerra. Por lo tanto, el orden purista
no derivaba, como decían, de los ideales universales de la Antigüedad clásica,
sino que eran producto de una retórica causada por un conjunto de intereses
políticos y sociales.
Hacia el año 1921 Jeanneret había contactado con otros grupos de artistas
fuera de Francia que defendían una teoría similar –idealista y esencialista– del
arte y de la cultura, en particular con el grupo holandés De Stijl y con la escuela
de la Bauhaus de la Alemania de Weimar.
© FUOC • PID_00246179 228 La construcción de la modernidad en arte
Enunciado�del�problema
Hay que tener presente que tanto Rusia, como Alemania y el Imperio aus-
trohúngaro habían tenido experiencias revolucionarias al final de la Primera
Guerra Mundial, a pesar de que sus resultados fueron muy diferentes. Después
de la revolución bolchevique de 1917, Lenin sacó a Rusia de la guerra. La re-
volución alemana de 1918 fracasó pero derrocó al Káiser poniendo en su lu-
gar una inestable socialdemocracia. En ambos países el derrocamiento de los
gobernantes autoritarios fue acompañado por graves problemas en la recons-
trucción.
Konstantin Medunetski: Sin título. Ilustración de una construcción. L’Esprit nouveau, núm. 21, 1924. Obra perdida.
László Moholy-Nagy: Sin título. Ilustración de una construcción. Hierro niquelado soldado. 30 × 18 × 24 cm. L’Esprit nouveau,
núm. 21, 1924. The Museum of Modern Art, Nueva York
¿Qué tienen en común estas dos obras? La manera de acoplarse, los materiales,
la forma geométrica y el hecho de que no solo son dos esculturas, sino dos
construcciones.
Instalación de la tercera exposición de la OBMOKhU, mayo de 1921. Vehsh, núm. 1 y 2. 1922. British Library.
Observando esta tercera exposición vemos obras colgadas en las paredes, cons-
trucciones exentas ubicadas libremente y construcciones suspendidas del te-
cho con alambres. Hay obras hechas de hierro, cristal y madera, y los ele-
mentos metálicos pueden estar acoplados con tornillos o soldados: se trata de
construcciones realizadas con materiales industriales modernos y procesos de
montaje industrial. No están concebidas como esculturas, pero tampoco eran
productos industriales: los constructivistas no se veían a ellos mismos como
artistas en el sentido convencional y los objetos que hacían no se tenían que
interpretar como arte. Las obras se exhibían igual que objetos artísticos pero
no –en términos estrictos– como objetos artísticos. Rechazaban la categoría de
arte, pero usaban una exposición de arte como foro, rechazaban el arte como
una práctica viable, pero presumían de ser especialistas artísticos que trabaja-
ban en el laboratorio.
¿Qué tipo de arte se tenía que hacer para una nueva sociedad? Las formas abs-
tractas y el uso de materiales diversos fueron la base para una nueva práctica
artística. Pero después de la Revolución los artistas también se vieron involu-
crados en todo tipo de trabajos de agitación y propaganda (diseño de carteles,
decoración de las calles para festivales revolucionarios, construcción de quios-
cos de calle), en la creación de proyectos utilitarios. En definitiva, desde 1917,
el término construcción se asoció a la idea del artista como constructor, con
connotaciones de ingeniero y de trabajo útil.
© FUOC • PID_00246179 232 La construcción de la modernidad en arte
Mikhail Kaufman: fotografía de Aleksandr Ródchenko con las construcciones plegadas, 1921. Lo representa como un
constructor vestido con ropa de constructor diseñada por él mismo y confeccionada por la artista Varvara Fiódorovna
Stepánova.
• La casa sobre pilotes para que el suelo quede libre como un jardín.
• El techo-jardín para que, en lugar de cubiertas inclinadas, las terrazas sean
otro jardín más.
© FUOC • PID_00246179 233 La construcción de la modernidad en arte
• La Synthèse des arts majeurs, es decir, la voluntad de reunificar las tres artes
plásticas (pintura, escultura y arquitectura) a partir del proyecto con la
intervención directa de los distintos artistas directamente en la obra.
En la «Carta de Atenas», que, redactada por él mismo, expresa los resultados del
Congreso CIAM de 1933 y que puede considerarse como un verdadero código
de la orientación arquitectónica y urbanística del racionalismo, insistía en las
cuatro funciones de la urbanística: habitar, trabajar, desplazarse, educarse.
«[...] es un paralelepípedo blanco suspendido en el aire por unos ágiles pilares, y apoyado
en un cuerpo más pequeño que él, oscuro y casi vacío debido al efecto de las cristaleras.
El cuerpo superior está aligerado por las ventanas continuas que lo dividen en franjas
paralelas desiguales pero proporcionales».
G. C. Argan (1976). El arte moderno (pág. 468). Valencia: Fernando Torres Ediciones.
habitaciones para el servicio y un vestíbulo, del que parten una escalera y una rampa,
dispuesta esta a lo largo del eje de la planta y que representa la columna vertebral de toda
la construcción. La vivienda se sitúa en tres de los lados del piso superior, y consta de
un gran salón y tres dormitorios con servicios, y el cuarto lado, que comprende desde
la fachada hasta la espina central de la rampa, está ocupado por una gran terraza, a la
que corresponde un vacío en el forjado de la planta superior. Refiriéndose a esta terraza,
Le Corbusier afirma: “el verdadero jardín de la casa no estará en el suelo, sino elevado
tres metros y medio: este será el jardín colgante, donde la tierra es seca y sana, y desde
donde podrá contemplarse todo el paisaje, mucho mejor que desde abajo”. Desde esta
terraza-jardín, y siguiendo la rampa, se accede al plano de cubierta de la casa, en donde
se encuentran los cuerpos curvilíneos del solarium y de la caja de la escalera; hay dos
vacíos que corresponden, respectivamente, a la terraza ya descrita y a otra más pequeña
que existe también en el piso inferior, al lado de la cocina, y está además al final de la
rampa central».
Y todavía Argan:
«Le Corbusier puso “la casa en la hierba como quien deja un objeto, sin estropear nada”,
y la proyectó como una serie de niveles paralelos al suelo para dar, desde el exterior,
la sensación de un volumen vacío y articulado. Puesto que la vivienda está en el piso
superior, el jardín está a su nivel, suspendido a tres metros y medio del suelo. La cobertura
del edificio se utiliza como solarium, con paredes de protección curvadas sobre las cuales
la luz tiene modulaciones de claroscuro».
G. C. Argan (1976). El arte moderno (pág. 468). Valencia: Fernando Torres Ediciones.
Referencias bibliográficas
«Al nivel del suelo se encuentran dos cuerpos diferentes: el primero, de planta rectangu-
lar, contenía cierto número de aulas y de pequeños laboratorios, el segundo, con planta
en forma de L, tenía en una de las alas los laboratorios y en la otra, el auditorio, el esce-
nario, el comedor y la cocina. En la parte superior había un cuerpo de dos pisos de altura,
elevado del suelo, que contenía las oficinas de la escuela y los estudios de los profesores.
Este bloque salvaba una calle transversal relacionando los dos volúmenes antes mencio-
nados, de tres pisos de altura, que tenían en cada piso unas aulas y el otro, laboratorios.
Por lo tanto, a partir del segundo piso el edificio adquiría una planimetría en forma de G
de altura constante, a excepción del bloque que albergaba los locales colectivos (comedor
y auditorio), que, conservando una sola altura, representaba el vínculo entre el volumen
descrito y el edificio de cinco pisos destinado a la residencia de los alumnos».
vacías y transparentes (el cerramiento de vidrio pasa por delante del borde del
forjado, en el que los pilares quedan metidos más adentro y dan lugar a un
voladizo que permite eliminar el pilar de la esquina). Así lo explica Argan:
«La composición se modula sobre unas líneas paralelas y sus perpendiculares: dada la
constancia de la relación, una rotación completa hace pasar los valores del positivo al
negativo (frontalidad total y escorzo nulo), consiguiendo siempre una suma constante,
una visión total del espacio construido. Y puesto que el esquema en L se da también en
los elementos altos, la circularidad de la visión se hace esférica, total. Esta rotación ideal,
inicio del movimiento, se confía a un sistema de fuerzas [...] que nace de la situación
espacial y de la constitución de los bloques. El punto de apoyo de la rotación está en el
cuerpo central, que tiene más desarrollo en altura; el cuerpo bajo y largo no es más que
uno de los brazos de la palanca, cuya extensión se mide en relación con el cuerpo de la
derecha. El equilibrio dinámico del conjunto se basa en el hecho de que a la masa más
grande del cuerpo de la izquierda –articulado sobre el punto de apoyo– le corresponde la
máxima extensión de los cuerpos de la derecha».
G. C. Argan (1976). El arte moderno (pág. 474). Valencia: Fernando Torres Ediciones.
«Todo el conjunto está concebido como un lento girar de volúmenes y de planos que
agotan en su calidad plástica las fuerzas del movimiento que ellos mismos suscitan. Es
evidente que este dinamismo compositivo se basa en el análisis de la mecánica elemental
de la palanca y la biela».
G. C. Argan (1976). El arte moderno (pág. 477). Valencia: Fernando Torres Ediciones.
Referencias bibliográficas
Enunciado�del�problema
Las ideas de diversidad y diferencia son centrales para definir el carácter del
surrealismo y constituyen uno de sus rasgos más interesantes. La obra surrea-
lista puede considerarse un terreno cambiante de representación que utiliza
constantemente la diferencia para generar significado. Una de las maneras co-
mo se expresó la diferencia dentro del surrealismo fue a través de la metáfora
de «lo femenino», metáfora central y organizadora de la discrepancia.
«[...] el tiempo acabará dando la razón a las ideas de la mujer a expensas de las del hombre,
cuya quiebra es hoy en día turbadoramente completa. Es concretamente en los artistas
donde radica el afán de asegurar la suprema victoria en el mundo de todo aquello que
deriva de un sistema femenino en oposición al sistema masculino, aunque solo sea en
protesta por el escandaloso estado de las cosas [...]».
La�estrategia�surrealista
Joan Miró: Pintura, 1927. Temple y óleo sobre lienzo, 97,2 × 130,2 cm. Tate Gallery, Londres.
En este cuadro se ven una serie de formas enigmáticas colocadas con total li-
bertad sobre un fondo monocromo de intensa tonalidad azul, color identifi-
cado por el artista con el mundo de los sueños. Sus obras, entre los años 1924
y 1928, son conocidas precisamente como pinturas de sueño y, como en este
caso, se encontraban bajo la influencia de la poesía. La contundente forma
irregular de color blanco está asociada con un caballo circense y a su lado unas
formas alargadas flotantes parecen tener vida. En el otro lado podemos apre-
ciar claras referencias sexuales que se relacionan directamente con la procrea-
ción, un tema que fascinaba al pintor.
Junto al esquemático cuerpo blanco, una línea fina de color negro se identifica
con un látigo de domador circense. La magia del circo era un espectáculo muy
atractivo para los artistas. Diferentes órganos sexuales se pueden apreciar a la
© FUOC • PID_00246179 240 La construcción de la modernidad en arte
derecha. Un útero visto de frente está rodeado por un pecho que alimenta una
criatura, cuya forma fálica ha sido interpretada por algún historiador como un
acto de penetración.
Salvador Dalí: Las acomodaciones de los deseos, 1929. Óleo y collage sobre madera, 22 × 35 cm. The Metropolitan Museum of
Art. Colección Jacques y Natasha Gelman.
Se dibuja con detalle un paisaje onírico, con unas formas ubicadas en un es-
pacio ilusionista, a pesar de que ilógico. Se pueden reconocer imágenes de
leones, hormigas, piedras y figuras abrazándose, pero las relaciones entre ellas
son deliberadamente enigmáticas, como en un sueño.
• El rechazo a ser normativos, que era una parte del compromiso surrealista
con la invención, con lo inesperado y con la intención de permitir a la
mente consciente tan poca intervención como fuera posible.
Los�dibujos�automáticos
© FUOC • PID_00246179 241 La construcción de la modernidad en arte
André Masson: Quare de vulva eduxisti me, 1923. Lápiz y tinta sobre papel, 27 × 20 cm. Colección privada.
La�descontextualización
© FUOC • PID_00246179 242 La construcción de la modernidad en arte
Meret Oppenheim: Objeto: desayuno de piel, 1936. Taza de 11 cm de diámetro; altura total: 7 cm. MoMA, Nueva York.
Aquí, sin embargo, el objeto cotidiano producido en serie, de los que habían
exaltado a Léger y a los puristas en los años veinte como emblema del orden
geométrico y racional de la vida moderna, se transforma en una cosa total-
mente diferente: en un tipo de fetiche moderno. Lo que importa aquí de las
piezas de vajilla no es su carácter de artículo producido en serie, sino el con-
texto en el que se muestran. La familiaridad de la forma de la taza y el plato
se rompe por lo inesperado del material, de cuya piel parecen hechos, y sus
connotaciones sexuales. La conjunción es deliberadamente absurda y se pro-
duce un rechazo a reconocer en ellos la utilidad o la supuesta racionalidad del
objeto producido en serie.
El material es inadecuado para el objeto; se trata de una piel especialmente Referencia bibliográfica
erizada, justamente lo contrario de las superficies brillantes de la vajilla. Esta
S.�Freud (2012). «Fetichis-
incongruencia visual y táctil se extiende en la metáfora del título: «desayuno mo». En: Tres ensayos sobre
de piel». Las connotaciones de «piel» y de «taza, plato y cucharilla» entran teoría sexual (pág. 111). Ma-
drid: Alianza («El libro de
en conflicto. Pero también se concentra la atención sobre ambas para que los bolsillo. Biblioteca de autor»,
3052).
objetos de uso diario se vean desde su aspecto sexual, a través de las conno-
taciones de la piel, uno de los símbolos sexuales analizados por Freud. Para
Freud, «la piel y el terciopelo reproducen la visión de la vellosidad púbica que
tuvo que ser seguida por la vista del deseado falo femenino». Un determinado
material puede comportar, por asociación y en un determinado contexto, un
significado sexual. Y si los surrealistas recorrieron a menudo al simbolismo
© FUOC • PID_00246179 243 La construcción de la modernidad en arte
Primera�conclusión
Los surrealistas consideraban que un motivo como este, elegido al azar e in-
congruente, desafiaba la lógica de la mente racional y expresaba un tipo de
lógica más profunda: la del inconsciente.
Esta obra devino un icono del surrealismo. Man Ray y Dora Maar fotografiaron
la pieza y ambos utilizaron los medios fotográficos para realzar el efecto de
incoherencia.
Man Ray iluminó la taza y el plato desde delante de manera que la sombra
caía detrás, reproduciendo el efecto de un servicio de desayuno «normal», lo
que choca con el extraordinario material con el que están hechas las piezas.
Dora Maar todavía acentuó más este efecto al poner el objeto, visto desde
arriba, sobre unas pequeñas servilletas cuadradas. Esta escenificación lo hace
aparecer como una forma demente de una cosa familiar.
© FUOC • PID_00246179 244 La construcción de la modernidad en arte
Esta es la estrategia surrealista: hablar desde la posición de lo que es irracional, Referencia bibliográfica
hablar de la locura «desde el lugar de la misma locura» (Rose).
J.�Rose (1986). Sexuality in the
Field of Vision. Londres: Ver-
La�mujer�y�el�deseo so.
Para los surrealistas, las mujeres estaban más cercanas a este «lugar de la lo-
cura», al inconsciente, de lo que lo estaban los hombres; y a través de una
construcción particular de la «mujer» formularon sus visiones («masculinas»)
sobre la fantasía y el inconsciente.
Primer ejemplo:
© FUOC • PID_00246179 245 La construcción de la modernidad en arte
Man Ray: Érotique voilée (Meret Oppenheim a la presse), 1933. Fotografía. Musée National d’Art Moderne, Centro Georges
Pompidou, París.
Meret Oppenheim había sido uno de los temas de Man Ray en una serie de
fotografías para la revista Minotaure (1934). Era una artista y, en las fotografías
de Man Ray, una modelo sobre la cual se proyectaban las fantasías del surrea-
lismo. El brazo y la mano están manchados de tinta de imprimir, y su cuerpo
desnudo, apretado contra la rueda de la imprenta. La máquina y lo erótico se
combinan aquí de una manera que iba directamente en contra de la visión
racionalista de la modernidad.
Segundo ejemplo:
© FUOC • PID_00246179 246 La construcción de la modernidad en arte
Germaine Berton rodeada por las fotografías de los surrealistas y de Freud. La Révolution surréaliste, núm. 1, pág. 7, 1924.
El surrealismo puso a «la mujer» en su centro, como foco de sus sueños. Los
números primero y último de la revista La Révolution surréaliste ilustraron este
escenario simbólico. En torno a la imagen central de la anarquista Germaine
Berton se disponen los surrealistas y Freud. A pie de página dice: «La mujer
es el ser que proyecta la sombra más grande o la luz más grande en nuestros
sueños», una cita de Baudelaire. Berton había asesinado a un político de ex-
trema derecha, y Aragon, en una nota en el mismo ejemplar de la revista,
la elogiaba como «aquella mujer completamente admirable que representa el
mayor desafío contra la esclavitud, la más bella protesta ante el mundo con-
tra la odiosa mentira de la felicidad». Berton representaba, pues, un poderoso
símbolo de transgresión.
Tercer ejemplo:
© FUOC • PID_00246179 247 La construcción de la modernidad en arte
Fotografía del grupo surrealista alrededor de la obra de René Magritte Je ne vois pas la (femme) cachée dans la forêt. La Révolution
surréaliste (núm. 12, pág. 73, 1929).
La mujer como «musa» del poeta y la mujer como «el otro» son motivos re-
currentes en el surrealismo; pero el objeto de su fantasía es, además, como se
muestra aquí, una pintura, una representación, una invención en compara-
ción con las fotografías que lo rodean. Los sueños que se liberan en el surrea-
lismo son los sueños y las fantasías del inconsciente masculino, pero la forma
como se revelan es siempre un asunto de representación.
Segunda�conclusión
Esto significa mirar más allá de las apariencias y comprender que por debajo
de estas yace una diversidad de fuerzas sociales y psíquicas sobre las cuales los
individuos no tienen casi ningún control. Ayuda a explicar el interés de los
surrealistas por Sigmund Freud y Karl Marx, los cuales habían afirmado que
las relaciones entre los grupos sociales estaban escondidas y veladas por lo que
era aceptado como «realidad». Tomaron las ideas de ambos como un medio
para criticar el orden social existente y la cultura dominante, que consideraban
represiva, tanto social como psíquicamente.
Represión�y�sexualidad
Las teorías sociológicas no nos explican cómo los seres humanos interiorizan
ciertos modelos de comportamiento, ciertas normas y actitudes; nos dicen có-
mo pueden determinarse socialmente los roles sexuales que se tienen que desa-
rrollar, pero no cómo se reproducen interna e inconscientemente en la vida
psíquica las diferencias sexuales. En la teoría freudiana las diferencias entre
hombres y mujeres son provocadas por la cultura y no por la naturaleza. Es
a través de las relaciones simbólicas dentro de la familia como se construyen
las identidades sexuales. Las relaciones en la familia se toman como un mo-
delo de las relaciones de poder que existen en una sociedad patriarcal: donde
Marx diagnosticaba las enfermedades del capitalismo, Freud diagnosticaba las
enfermedades del patriarcado.
Lo�siniestro
Ejemplos de maniquíes:
© FUOC • PID_00246179 250 La construcción de la modernidad en arte
Portada de La Révolution surréaliste, núm. 4, 1925, con una fotografía de Man Ray de un maniquí.
Eugène Atget: Boulevard de Strasbourg, corsets, 1912. Impresión en albúmina, 24 × 18 cm. The Museum of Modern Art, Nueva
York.
La idea de que la figura femenina podía invocarse como una mera apariencia
de lo que es real, como un simulacro que se podía repetir sin cesar por las calles
de París, era la última expresión de la idea de la mujer como objeto, lo que
provocaba igualmente el más siniestro de los efectos.
Max Ernst: Visión provocada por el aspecto nocturno de la Puerta de Saint-Denis, 1927. Óleo sobre lienzo, 65 × 81 cm. Colección
privada.
Hay que tener presente que los términos franceses automatique y automatisme,
en el lenguaje ordinario, se refieren a movimientos mecánicos, como los del
autómata. A pesar de que la palabra automatismo se considera normalmente
como derivada de las técnicas de escritura «automática» utilizadas en la prác-
tica terapéutica, su significado más vulgar, que hace alusión a lo «mecánico»,
añade un matiz de ironía y sustituye simbólicamente la máquina racional por
una muñeca mecánica.
© FUOC • PID_00246179 253 La construcción de la modernidad en arte
Max Ernst: La ciudad entera, 1935-1936. Óleo sobre lienzo, 60 × 81 cm. Kunsthaus, Zúrich.
En este caso, Ernst trata la ciudad como un tipo de laberinto, con estratos y
sustratos, en contraste con la visión ideal de la ciudad moderna adoptada por
otros contemporáneos como Le Corbusier. Más que como un ideal de unidad y
orden, se representa la ciudad como un lugar primitivo, abrumado por lujosas
pero amenazantes formas de vegetación; es una metáfora del inconsciente, en
la que acechan los recuerdos, en la que los secretos se mantienen escondidos.
Es una visión desolada de la ciudad en ruinas, atormentada por el pasado, la
clase de ruinas metafóricas que también trataba Breton en su crítica a la cultura
burguesa contemporánea.
Los dos aspectos –el del maniquí y el miedo a un recuerdo reprimido– van
juntos en la noción de Freud de lo «siniestro». El término de Freud unheim-
lich, que traducimos como ‘siniestro’ es el contrario de heimlich (‘doméstico’
o ‘familiar’, por lo tanto ‘no extraño’). Lo define como: «todo aquello que te-
nía que haber quedado oculto, secreto, pero que se ha manifestado». Es un
término ambiguo, en cuanto que implica también su antónimo.
parece estar en el origen del efecto siniestro, pero finalmente es solo un tipo
de excusa: el verdadero temor radica en el miedo al padre y en la venganza del
padre sobre el hijo, en la castración.
Después de ver Los cuentos de Hoffmann, Hans Bellmer empezó a producir sus
series de muñecas desmembradas, que se ha interpretado posteriormente, en
términos freudianos, como una representación de la angustia de la castración.
Lo que aquí interesa subrayar es la idea clave de que «lo siniestro» es una
cosa secretamente familiar. Se trata de algo que ha sido reprimido. En este
marco, los miembros separados evocarían un efecto siniestro, pero de la misma
forma lo haría un texto o una imagen «desmembrados», en los cuales las piezas
hubieran sido pegadas de una manera no familiar. El mismo efecto siniestro
provocaría un «doble», la imagen del espejo, un genio tutelar o una imagen
repetitiva.
Salvador Dalí: El juego lúgubre, 1929. Óleo y collage sobre madera, 44 × 30 cm. Colección privada.
alude a ello con los calzoncillos manchados de la figura masculina del primer
término, la gran mano de la estatua, la mano con la cual se tapa los ojos y el
simbolismo sexual que llena la pintura.
A pesar de que lugubre se traduce a menudo por ‘sombrío’, es una de las pala-
bras que Freud encontró como equivalente en francés de unheimlich o ‘sinies-
tro’ (cuando el ensayo de Freud se tradujo al francés en los años treinta llevaba
por título «L’inquiétante étrangeté»).
La�histeria
«La histeria es, sin duda, un síntoma patológico y puede considerarse, en todos los as-
pectos, una forma suprema de expresión».
«La histeria es un estado mental, más o menos irreductible, caracterizado por la subver-
sión de las relaciones entre el sujeto y el mundo de la moral con la cual está en desacuer-
do, ajeno a cualquier sistema de delirio».
«Le cinquantenaire de l’hystérie», 1878-1928, La Révolution Surréaliste, núm. 11, 1928. Chica histérica estudiada por Charcot en
1878. La joven Augustine había sido fotografiada en una serie de estados involuntarios subtitulados «actitudes pasionales».
Salvador Dalí: El fenómeno del éxtasis. Collage. Minotaure, núm. 3-4, 1933.
© FUOC • PID_00246179 259 La construcción de la modernidad en arte
Las razones por las cuales se sentían tan atraídos por las fotografías de Charcot
afectan a su propia visión de la sexualidad femenina y al papel que llegó a
jugar en esta estética el trastorno psíquico femenino. Para Freud, la histeria
se caracterizaba doblemente por «una necesidad sexual superior a la normal y
una exagerada repulsa de todo lo que es sexual». Se veía la enfermedad como
un medio de escapar de este conflicto «mediante la transformación [...] de los
impulsos libidinosos en síntomas».
La�paranoia
Otro caso de trastorno psíquico que interesó a los surrealistas fue el de las her-
manas Papin, comentado en Le Surréalisme au service de la Révolution e ilustrado
con dos fotografías de las hermanas de «antes» y de «después».
Esta historia proporcionaba, una vez más, un relato sobre el cual los surrealis-
tas podían proyectar sus propias preocupaciones, como su construcción de la
mujer como el «loco», como «el otro». La acción de las hermanas significaba
también para los surrealistas la protesta máxima contra una estructura social
en la cual estaban prisioneras y esclavizadas.
Salvador Dalí, fotografía interpretada procedente de «Communication: Visage paranoïaque», Le Surréalisme au service de la
Révolution, núm. 3, 1931.
fil: muestra el interés surrealista por la metáfora, por la idea de que una cosa
puede interpretarse a la vez como otra diferente sin perder nunca del todo su
identidad original.
Salvador Dalí: Banlieue de la ville paranoïaque-critique; après-midi sur la lisière de l’histoire européenne, 1936. Óleo sobre panel, 46
× 66 cm. Colección privada.
El�fetichismo
Las máscaras primitivas se yuxtaponían con obras de Picasso (el relieve) y ob-
jetos surrealistas como el Globo suspendido de Giacometti, el Desayuno de piel de
Oppenheim, los ready-mades de Duchamp, etc. Según el artículo de Roger Cai-
llois «Spécification de la poésie», el deseo surrealista de desprestigiar la realidad
solo se puede entender si se considera su oposición a los puntos de vista impe-
rantes, y que el surrealismo valoraba todo aquello que lo industrial y racional
había intentado suprimir. Se trataba más de desestabilizar las subdivisiones y
categorías establecidas que de promover unas universales y absolutas. Las res-
puestas habituales entran en crisis y se cuestionan las definiciones habituales
a consecuencia del cambio de papel que estos objetos habían experimentado.
Un objeto o una imagen puede usarse repetidamente para mostrar este aspecto
obsesivo, o bien, de manera igualmente significativa, puede hacerse hincapié
en el ángulo de la mirada. La idea de la mirada desde un determinado ángulo,
que a la vez es obsesiva y aísla la imagen de su contexto familiar, constituye
una característica de la fotografía surrealista.
Frida�Kahlo
Leonora Carrington: Autorretrato: «A l’auberge du cheval d’Aube», 1936-1937. Óleo sobre lienzo, 65 × 81 cm. Colección privada.
Meret Oppenheim: Mi gobernanta, 1936. Zapatos blancos de tacón con collarines de papel presentados en una bandeja, 14 ×
21 × 33 cm. Moderna Museet, Estocolmo.
Cuando Breton fue a México en 1938, visitó a Lev Trotski (el líder bolchevique
exiliado por Stalin), que vivía en casa de Diego Rivera, casado con Frida Kahlo.
(En 1939, Breton escribió en Minotaure un largo informe sobre México, sobre
la lucha revolucionaria que tenía lugar allí y sobre la obra de Rivera y la de
Frida.) Cuando volvió de México incluyó la obra de Frida en una exposición
que organizó en la Galerie Pierre Colle, titulada «México».
«Existe un país donde se ensancha el corazón del mundo, aliviado del sentimiento opre-
sivo de que la naturaleza es igual por todas partes y le falta impetuosidad [...] un país que
está apartado de las grandes leyes económicas de las sociedades modernas».
Frida Kahlo: Lo que el agua me ha dado, 1938. Óleo sobre lienzo, 97 × 76 cm. Colección privada.
Frida Kahlo: Mis abuelos, mis padres y yo (árbol genealógico), 1936. Óleo y temple sobre panel de metal, 31 × 35 cm. Museum of
Modern Art, Nueva York
A pesar de que sin formación, Kahlo no era una artista ingenua. Utilizaba es-
pecíficamente tradiciones mexicanas; recurría a convenciones diversas, desde
la imaginería religiosa y popular hasta diccionarios médicos. En esta pintura
superpone sobre un paisaje la forma esquemática de un árbol genealógico to-
mado de las imágenes populares e incluye un autorretrato como un niño no
nacido en forma de feto, como los de los libros de medicina.
Frida Kahlo: Henry Ford Hospital, 1932. Óleo sobre metal. 30 × 38 cm. Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México.
francesa Pathé. Pero el triunfo de la Revolución supuso el triunfo del cine en P.�Kenez (1992). Cinema and
Rusia. Lenin pensó en el cine como una buena forma de adoctrinar a los ciu- Sóviet Society, 1917-1953.
Cambridge: Cambridge Uni-
dadanos de la Revolución, puesto que el 75 % de los adultos eran analfabetos. versity Press.
Así, se produjo la nacionalización de la industria cinematográfica mediante la S.�M.�Eïzenshtein (1981). Le-
nin y el cine. Madrid: Funda-
creación de la Escuela de Cinematografía en Moscú. mentos («Cuadernos prácti-
cos», 31).
En este contexto surgió una nueva generación de cineastas que hacían un ci-
ne en el que desaparecía el héroe personal y se daba más protagonismo a lo
colectivo, al pueblo, exaltando la Revolución de manera explícita. Por ello, el
cine pasó a tener una función didáctica; de ahí que las películas rusas pare-
cen en principio triviales por la sencillez de su trama, pero como decíamos,
esto se debe a su finalidad educativa. También en esta época aparece la Fábrica
del Actor Excéntrico (FEKS), una escuela de actores que creó unos personajes
definidos, arquetípicos, estereotipados (capitalista-opresor, obrero-héroe), que
hacían un cine con personajes sencillos, asimilables por la gente.
Con Stalin la vanguardia decayó y se optó por el cine realista, aunque la expe-
rimentación era permitida o asumida. La exaltación de la Revolución, la epo-
peya de las masas, el héroe colectivo, la colectivización de la tierra, la guerrilla
revolucionaria, el protagonismo de la clase obrera, etc., informan el cine de
Pudovkin, Dovjenko, Sergei y Giorgi Vassiliev.
© FUOC • PID_00246179 271 La construcción de la modernidad en arte
Ficha�técnica
yakov
Montaje: Grigori Aleksandrov, Sergei M. Eisenstein
Música: Chris Lowe, Edmund Meisel, Eric Allaman, Neil Tennant, Nikolai
Kryukov, Vladimir Heifetz, Yati Durant.
Sonido: Yevgeni Kashkevich
Vídeo
© FUOC • PID_00246179 272 La construcción de la modernidad en arte
https://youtu.be/7TgWoSHUn8c
Sinopsis
que no haya individuos reconocibles (Vakulinchuk, el capitán, el popa, B.�Amengual (1999). Sergei
etc.), pero no articulan toda la narración. M. Eisenstein, el acorazado Po-
temkin: estudio crítico. Barce-
lona: Paidós Ibérica («Paidós
películas», 6).
• El uso de letreros que, más que reflejar diálogos, exponen frases y mensajes
J.�F.�Cañones�Castelló « Aná-
que acentúan el sentido de la narración. lisis de la famosa secuencia
de las escalinatas de Odessa
» [en línea]. Scribd.
• La inserción de verdaderas metáforas visuales reforzadas por el montaje de Ved también, la versión in-
Eisenstein: el plato con el padrenuestro, los marineros colgados del palo, glesa de Wikipedia, «Battles-
hip Potemkin» [en línea],
las sombras de los soldados sobre la madre, el león de piedra que se levanta, o los análisis cinematográ-
ficos que presentan mrsci-
etc.
nematograf, «El acorazado
Potemkin» [en línea].
• La abundancia de planos detalle, muchos de los cuales dan verdadero valor
simbólico a los objetos (el piano, la cruz, las gafas, los gusanos en la carne),
mientras que otros acentúan el dramatismo de la acción (la mano pisada
del niño, los ojos de las mujeres, la mano del popa). Hay una enorme
cantidad y variedad de planos (1.029 planos, algo inaudito en su época) y
ángulos (picados y contrapicados) y algunos movimientos de cámara.
• Una fotografía muy variada: casi pictórica en las escenas de la bahía con los
barcos y los reflejos del sol, fuertemente expresiva en los primeros planos
de algunos rostros (los oficiales, el popa) y con numerosos efectos (desen-
foques, claroscuros, sombras, etc.).
Las nociones de contrapunto, tensión y conflicto articulan la estética del film. Referencia bibliográfica
Los oficiales del zar son presentados en primeros planos que patentizan ex-
R.�Stam (2012). Teorías del ci-
presiones de avaricia y sadismo. Contra ellos se levanta el pueblo de Odessa, ne (pág. 59). Barcelona: Pai-
dós Ibérica.
© FUOC • PID_00246179 274 La construcción de la modernidad en arte
El�cine�calificado�como�arte
Cuando el cine hizo su aparición, la mentalidad de la época estaba muy lejos Referencia bibliográfica
de considerarlo un arte. Ubicado en el espacio de las ferias, era visto como un
M.�Dall’Asta (1998). «El cine
espectáculo popular, un ámbito totalmente incompatible con la idea de arte. como arte. Los primeros ma-
Pero su desarrollo, extraordinariamente rápido, la acogida entusiasta por parte nifiestos y las relaciones con
las demás expresiones artísti-
del público y el éxito de su explotación posibilitaron que el cine abandonara cas». En: J. Talens; S. Zunzu-
negui (coords.). Historia Ge-
su espacio inicial para ubicarse junto a los teatros tradicionales.
neral del Cine (vol. III: Europa
1908-1918). Madrid: Cátedra.
Los intelectuales empezaron a interesarse por este nuevo medio de expresión,
y en muchos países, pero especialmente en Francia, surgieron movimientos
Referencia bibliográfica
que pretendían dignificar el espectáculo cinematográfico a partir de aumentar
la calidad de las películas reclamando para el cine la calificación de arte. P.�González�López (2010).
L’època del cinema mut i clàssic
(1895-1930). Módulo UOC.
Barcelona: FUOC.
Nos encontramos en un periodo de debate que intenta definir la naturaleza Referencia bibliográfica
específica del cine a partir de la relación con las artes institucionales, especial-
M.�Dall’Asta (1998). «El cine
mente del teatro y la literatura. Este debate dará un giro al aparecer el primer como arte. Los primeros ma-
artículo sobre cine de Ricciotto Canudo, que tuvo posteriormente el apoyo de nifiestos y las relaciones con
las demás expresiones artísti-
otros intelectuales como Germaine A. Dulac. Para Canudo, un nuevo arte nace cas». En: J. Talens; S. Zunzu-
negui (coords.). Historia Ge-
con el cine y Dulac da apoyo a esta afirmación con la argumentación siguiente:
neral del Cine (vol. III: Europa
1908-1918). Madrid: Cátedra.
«Si [...] el cine solo fuera un sucedáneo [...] de las expresiones evocadas por la literatura,
la música, la escultura, la pintura, la arquitectura, la danza, no sería un arte».
G. Dulac (1989). «Las estéticas, las trabas, la cinegrafía integral». En: J. Romaguera; H.
Alsina. Textos y manifiestos del cine (pág. 89). Madrid: Cátedra («Signo e imagen»).
Canudo, por su parte, deja bien patente la falta de rigor de los miembros de la Referencia bibliográfica
industria cinematográfica después de haberse «apropiado» del término séptimo
R.�Canudo (1911). «Mani-
arte, puesto que a pesar de que «da prestigio a su industria y a su comercio, no fiesto de las siete artes».
han aceptado, sin embargo, la responsabilidad impuesta por la palabra arte».
La�producción�soviética
En esta época la industria cinematográfica atravesaba una grave crisis como Referencia bibliográfica
consecuencia de la guerra. El embargo que habían impuesto los países euro-
S.�Mariniello (1997). «Ci-
peos al nuevo Estado soviético empeoraba la situación. El decreto de nacio- ne y sociedad en los años
nalización se aprobó con el fin de superar esta crisis. Se estableció una comi- de oro del cine soviético».
En: M. Palacio; J. Pérez Pe-
sión que tenía las siguientes funciones: requisar las empresas y los productos rucha (eds.). Historia Gene-
ral del Cine (vol. V: Europa y
cinematográficos, regular por completo el comercio y la industria cinemato-
Asia (1918-1930), págs. 214 y
gráfica, crear una oficina de guiones, seleccionar el director más adecuado pa- 215). Madrid: Cátedra.
ra asegurar la realización del tema seleccionado, crear un comité central de
control del repertorio y abrir una escuela estatal del cine. Este proyecto tuvo
resultados muy diferentes en las dos capitales más emblemáticas del país. En
San Petersburgo, dado que no había una verdadera tradición cinematográfi-
ca, la operación de nacionalización fue relativamente fácil. Pero en Moscú las
empresas privadas, que habían dominado el mercado cinematográfico ruso,
se resistieron.
Convencido de que no se podía sobrevivir sin una economía de mercado, el Referencia bibliográfica
Estado permitió el funcionamiento de las compañías privadas, a la vez que
S.�Mariniello (1997). «Ci-
constituyó una productora financiada por el Gobierno central, la Goskino. A ne y sociedad en los años
este cambio de rumbo en la política económica se añade también el final del de oro del cine soviético».
En: M. Palacio; J. Pérez Pe-
embargo en 1921. Todo ello contribuyó a recuperar la producción cinemato- rucha (eds.). Historia General
del Cine (vol. V: Europa y Asia
gráfica soviética.
(1918-1930), págs. 216-217).
Madrid: Cátedra.
La Escuela de Cinematografía del Estado también tuvo un papel importante
en este proceso de recuperación. Formaron parte de ella jóvenes intelectuales,
Referencias
entre ellos Eisenstein, muy motivados por las posibilidades que presentaba pa- bibliográficas
ra la construcción de una industria cinematográfica socialista que armonizara
R.�Stam (2012). Teorías del ci-
la creatividad de los autores, la eficacia política y la popularidad entre las ma- ne (pág. 55). Barcelona: Pai-
sas, y por el carácter vanguardista del centro. En aquellos años el concepto de dós Ibérica.
M.�Palacio (1997). «Cine de
vanguardia se aplicaba generalmente a todas las películas que se desviaban del Vanguardia». En: M. Palacio;
cine comercial. Se centraban en la técnica, la construcción y la experimenta- J. Pérez (eds.). Historia Gene-
ral del Cine (vol. V: Europa y
ción y destacaban el montaje como la base de la poética cinematográfica. Asia (1918-1930), pág. 266).
Madrid: Cátedra.
La aparición del guion y la división del trabajo contribuyeron decisivamente a Referencia bibliográfica
la recuperación de la industria cinematográfica. Los directores tenían un alto
K.�Thompson (2010). «Pri-
grado de control sobre la elaboración del guion; todos los guiones dependían meras alternativas al mo-
de la imaginación de los directores. Además, eran los encargados de montaje. do de producción de Holly-
wood: implicaciones para las
Gobierno y administrador propusieron quitarles este control para mejorar su Vanguardia europeas». En: D.
Bordwell; K. Thompson. El
eficiencia.
arte cinematográfico: una intro-
ducción (págs. 84-87). Barce-
lona: Paidós Ibérica («Paidós
Pero la tentativa oficial para controlar la elaboración del guion y el monta- comunicación», 68).
je se encontró con una fuerte resistencia. Para muchos cineastas, como en el
caso de Eisenstein, la calidad del film residía fundamentalmente en el mon-
taje, que era quien controlaba el guion, idea que difiere notablemente de la
© FUOC • PID_00246179 276 La construcción de la modernidad en arte
Referencia bibliográfica
Ficha�técnica
Año: 1931
Sinopsis
Dispositivo�socioeconómico
En Europa el panorama cinematográfico durante los años de entreguerras era Referencia bibliográfica
muy amplio, disperso, heterodoxo y muy rico artísticamente. El nacimiento
P.�González�López (2010).
del cine sonoro y la rápida adaptación del cine americano a esta nueva tec- La época del cine mudo y clási-
nología propició la reacción de la industria europea para ser competitiva. A co (1895-1930) (pág. 39-43).
Módulo UOC. Barcelona:
comienzos de los años treinta la cinematografía alemana era la única industria FUOC.
capaz de competir con el cine americano, pero con la llegada al poder en 1933
del partido nazi, la industria alemana quedó desmantelada y muchos de los
profesionales que trabajaban en ella se vieron obligados a emigrar, especial-
mente a Estados Unidos. A partir de aquel momento solo quedan en Alemania
algunos cineastas adictos al régimen, como Leni Riefenstahl, que realiza un
cine propagandístico. Con la cinematografía alemana en crisis, el cine francés
se convirtió en el más importante de Europa. Francia, pese a la desaparición
de las sociedades Pathé y Gaumont, continúa teniendo una potente industria
y es en este momento cuando surgen directores de vanguardia y se consolidan
otros provenientes del cine mudo (Jean Renoir, René Clair, Jean Vigo, etc.). El
cine británico mantuvo durante este periodo una estrecha colaboración con
Hollywood, con un constante intercambio de técnicos, directores, guionistas y
actores. Algunos de los directores más importantes de este periodo son Alfred
Hitchcock y Alexander Korda. En Italia, en un contexto político marcado por
el régimen fascista de Mussolini, el cine adquiere un estilo propagandístico, lo
cual le impide crecer, igual que el del resto de los países de su entorno.
© FUOC • PID_00246179 278 La construcción de la modernidad en arte
tas al cine extranjero, prohibición que se mantuvo hasta 1920. Esto permitió S.�Kracauer (2011). De Cali-
estimular, de manera considerable, la producción cinematográfica nacional. gari a Hitler: una historia psi-
cológica del cine alemán. Bar-
En el contexto de la posguerra y la crisis política y social de la República de celona: Paidós Ibérica («Pai-
dós comunicación», 73).
Weimar, la industria cinematográfica alemana dispone de un número ingente
K.�Kreimeier;�R.�B.�Kimber;
de productoras pequeñas y subcapitalizadas que compiten entre sí o se fusio- R.�Kimber (1999). The Ufa
nan para obtener algunas ventajas sobre las demás. Algunas de estas empresas Story: A History of Germany’s
Greatest Film Company,
–PAGU, Messter, Joe May Films, Gloria, BB-Film, Nordisk, Decla–, que usaban 1918-1945. Berkeley: Univer-
sity of California Press.
los estudios de filmación instalados en Babelsberg, constituyeron el núcleo de
la UFA (Universum Film AG), creada en 1917 como una compañía de produc-
ción cinematográfica estatal para ofrecer servicios públicos de información y
de propaganda durante la Primera Guerra Mundial. La UFA se privatizó en
1921 y llegó a producir unas seiscientas películas al año, de modo que adqui-
rió una gran reputación internacional de empresa y empezó a competir con
la industria americana.
Fritz Lang y F. W. Murnau. Además de las películas de estos y otros directores, S.�Buchholz (2008). Speci-
la UFA fabrica también un género cinematográfico específicamente alemán fics of an Equivocal Genre: The
Weimar Bergfilm. Múnich:
llamado «cine de montaña» (bergfilm), dedicado exclusivamente a la glorifica- Grin Verlag.
ción de la escalada, el descenso, el esquí y los aludes; eran films en los cuales K.�Kreimeier;�R.�B.�Kimber;
R.�Kimber (1999). The Ufa
intervenían leyendas del esquí austríaco como protagonistas. La directora de Story: A History of Germany’s
cine Leni Riefenstahl inició su carrera en las películas de este género. En el año Greatest Film Company,
1918-1945. Berkeley: Univer-
1927 la compañía empieza a ser dirigida por Alfred Hugenberg, relacionado sity of California Press.
con la empresa Krupp, y a partir de la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933
empieza a producir propaganda nazi.
Dispositivo�estético-artístico
«El nacimiento del cine alemán se originó no solo en la creación de la UFA, sino también
en la excitación intelectual patentizada en la Alemania de posguerra. Todos los alemanes
estaban en una disposición que define la palabra Aufbruch, [...] que significaba abandono
del mundo derruido de ayer hacia un mañana edificado sobre el terreno de concepciones
revolucionarias. Esto explica por qué, como Rusia, el arte expresionista devino popular
durante este periodo».
S. Kracauer (2011). De Caligari a Hitler: una historia psicológica del cine alemán (pág. 43).
Barcelona: Paidós Ibérica («Paidós comunicación», 73).
Además, Alemania, en los inicios del cine sonoro, estaba en posesión de una Referencia bibliográfica
patente única en Europa que explotaba la Compañía Tobis, lo que permitía a
H.�A.�Martínez;�E.�Tappan;
los cineastas alemanes experimentar con el nuevo medio. E.�Alberto;�A.�Ventimilla
(1990). Aplicación de la ima-
gen cinematográfica en la reali-
Es en este contexto en el que hay que ubicar la obra de Fritz Lang, cercano a zación de video-musicales. Mé-
xico: Universidad Interconti-
la estética expresionista (a pesar de que él siempre negó la adscripción a este
nental.
movimiento) y a los planteamientos sociales de Bertol Brecht. El grupo de de-
lincuentes, con su local de reuniones, su organización disciplinaria y su dis-
tribución ordenada de tareas, resulta una gran parodia del modelo establecido
© FUOC • PID_00246179 279 La construcción de la modernidad en arte
por la sociedad burguesa. Son estos parámetros los que permiten entender el Referencias
papel político del cine, en el sentido de que en todo momento de crisis bélica bibliográficas
o social una gran parte de la producción cinematográfica se orienta hacia la A.�Méndez (2006). Guía del
fantasía, el terror expresionista, la comedia y la opereta. cine clásico. Protagonistas. Ma-
drid: Visión Libros.
J.�E.�Monterde (1997). «El ci-
La realidad alemana del prenazismo está muy presente en el cine de Fritz Lang ne entre el totalitarismo y la
democracia». En: J. E. Mon-
y, en particular, en «M». En ella podemos ver el ambiente de penuria genera- terde; C. Torreiro. Historia ge-
lizada por la derrota mal digerida, las fábricas abandonadas por la crisis, las neral del cine (vol. VII: Europa
y Asia (1929-1945)). Madrid:
calles oscuras, la sospecha y la acusación sin pruebas, la delincuencia creciente Cátedra.
y organizada, una policía sobrepasada por los acontecimientos –con la con-
siguiente sensación de indefensión de los ciudadanos–, unos delincuentes y
vagabundos –por el contrario– que basan su eficacia en la organización jerar-
quizada con su propia ley, la marca de tiza del abrigo que podría anunciar
la identificación de los judíos, así como la indumentaria del jefe de los delin-
cuentes y su manera de hacer, que recuerdan las formas expeditivas que más
tarde usaría la Gestapo...
Dispositivo�representacional
«Después de un plano detalle de la carta que escribe el asesino a la prensa, Lang corta en
un primer plano el cartel policial anunciando la recompensa por su captura. La cámara,
en travelling hacia atrás, muestra la multitud que lo lee. Entre las múltiples voces, una
parece destacarse, pero se trata de una voz radiofónica y, otra vez por corte, pasamos al
interior de un café, donde el mismo texto es leído ahora en un diario».
J. Castro de Paz (1995). «Pioneros del sonido en Europa». En: M. Palacio; P. Santos
(coords.). Historia general del cine (vol. VI: La transición del mudo al sonoro, pág. 190). Ma-
drid: Cátedra.
«Este papel de la voz como unificador y dinamizador discursivo logra las más altas cotas
en la famosa secuencia de las entrevistas paralelas de la policía y los jefes de la chusma, y
consigue, a través del sonido, la activación de un sistema de relaciones intersecuenciales
mediante constantes superposiciones y encabalgamientos».
J. Castro de Paz (1995). «Pioneros del sonido en Europa». En: M. Palacio; P. Santos
(coords.). Historia general del cine (vol. VI: La transición del mudo al sonoro, pág. 190). Ma-
drid: Cátedra.
© FUOC • PID_00246179 280 La construcción de la modernidad en arte
En el aspecto visual y narrativo, «M» sorprende por su audacia y sus innova- Referencia bibliográfica
ciones, más todavía si se tiene en cuenta que muchos de sus elaborados trave-
R.�Miret�Fabra (2004, junio).
llings y movimientos de grúa se realizaron con medios extremadamente pre- « M, el vampiro de Dussel-
carios. La primera secuencia (8 minutos y 27 planos) es, todavía hoy, una ver- dorf, de Fritz Lang (1931)
» [en línea]. Dirigido por...
dadera lección de concisión y eficacia. A pesar de tratarse de su primera in- (núm. 335).
cursión en el cine sonoro, el director utiliza con sorprendente precisión los
sonidos y los silencios para incrementar la tensión dramática del relato, a la
vez que se sirve de audaces encadenados sonoros para enlazar diferentes esce-
nas. Así, por ejemplo, cuando un grupo de ciudadanos se apiña para leer un
cartel que anuncia la búsqueda del asesino, la voz que se escucha es la de un
personaje que permanece en una cervecería leyendo el diario en voz alta ante
unos amigos, situación que corresponde a la escena siguiente y que, por lo
tanto, el espectador desconoce. Por otro lado, «M» es uno de los pocos films
sonoros que no tiene banda sonora propiamente dicha, aparte de los ruidos
directamente relacionados con la acción (puertas, motores, huellas, sirenas).
La única música que se oye son unos compases de Peer Gynt, de Edvard Grieg,
que silba el asesino. Unas notas alegres y casi infantiles que, sabiamente utili-
zadas, devienen obsesivas y fatalmente amenazantes.
El papel de los sonidos fuera de campo es fundamental desde la secuencia ini- Referencia bibliográfica
cial, en la que el papel ejercido por la voz de la Sra. Beckmann multiplica los
J.�Castro�de�Paz (1995). «Pio-
sentidos del fragmento. Observamos cómo Lang nos presentará al asesino por neros del sonido en Euro-
todos los medios posibles (el reiterado silbido, su voz mientras habla con Elsie pa». En: M. Palacio; P. Santos
(coords.). Historia general del
Beckmann, etc.) antes de mostrarnos su rostro. Recordemos que el personaje cine (vol. VI: La transición del
mudo al sonoro). Madrid: Cá-
que representa Lorre silba la melodía «En la cueva del rey de la montaña», de
tedra.
la suite número 1 de Peer Gynt, obra de Edvard Grieg. Esta fue una de las pri-
meras películas que utilizó un leitmotiv, que asocia el silbido con el personaje
protagonista. El uso del leitmotiv permite que el público, en escenas posterio-
res, pueda saber que el asesino está cerca. Esta asociación de un tema musical
con un personaje o situación concreta, una técnica utilizada previamente en
la ópera, se convirtió en una técnica habitual en el cine.
Fritz Lang siempre se mostró muy satisfecho de la película y afirmó que el paso
del cine mudo al cine sonoro no le causó ningún problema. Vale la pena, no
obstante, subrayar que es la primera vez que se prolonga una frase en la escena
siguiente. Y también es la primera vez que se utiliza el diálogo en dos escenas
en contrapunto (la conferencia de los delincuentes y la de los altos funciona-
rios de la policía), de manera que el conjunto resulta un todo coherente. Es
decir, que cuando, por ejemplo, uno de los delincuentes empieza una frase,
un funcionario la acaba en cuanto al sentido de la frase y a la inversa.
© FUOC • PID_00246179 281 La construcción de la modernidad en arte
En nuestro recorrido por la historia del cine nos detendremos ahora en el Referencia bibliográfica
Hollywood del periodo comprendido entre los años 1929 y 1945, conocido
J.�Castro�de�Paz (2010).
como la época dorada del cine. El hecho clave de esta etapa cinematográfica, De la implantación del sono-
si dejamos de lado la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), es la aparición y ro a los años de la posguerra
(1930-1960) (pág. 5). Módulo
la rápida difusión del cine sonoro. La eclosión del sonido en el cine supuso UOC. Barcelona: FUOC.
una modificación sustancial en todos los campos de la industria y del comer-
cio cinematográfico, de tal manera que, si en 1925 la producción de películas
mudas era la norma, cinco años después Hollywood producía únicamente pe-
lículas sonoras.
Se ha optado por analizar Scarface (Howard Hawks, 1932) porque es muy re-
presentativa de la época en la cual se rodó (1930) y estrenó (1932).
Ficha�técnica
Sinopsis
en Florida, descubre que su hermana Cesca, por la cual siente un amor confuso
y alocado, es la amante de Gino; furioso, lo mata. La policía lo asedia en su
refugio, donde una bala perdida mata a Cesca. Loco de dolor, Camonte caerá
cosido a disparos.
La�relación�con�el�contexto�cultural�y�social
Pero se produjo una cierta indiferencia en el público y se levantaron muchas Referencia bibliográfica
críticas contra la violencia y la inmoralidad de estas películas, a las cuales se
E.�Riambau;�C.�Torreiro
recriminaba el hacer apología del gansterismo. Cuando se estrenó Scarface fue (coords.) (1996). Historia Ge-
bastante mal recibida, pese al subtítulo La vergüenza de una nación y a un texto neral del cine (vol. VIII: Esta-
dos Unidos (1932-1955)). Ma-
preliminar que anunciaba que el film era una acusación contra el gansterismo drid: Cátedra.
y contra la indiferencia culpable de los gobiernos hacia este fenómeno.
Finalizado el montaje, la cinta fue retenida por las autoridades debido a los
problemas que tuvo con el Código Hays, puesto que decían que era una ame-
naza contra la libertad de expresión americana. Los defensores de la morali-
dad que componían la oficina censora ejercieron su influencia para suprimir
el film bajo el pretexto de que se basaba en hechos reales. Pero el hecho de que
Scarface era un documento que reflejaba la ley de gánsteres en Estados Unidos
podía ayudar a combatirlos, y esto hizo que el film se pudiera estrenar después
de dos años de problemas con su versión original.
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El Código Hays
El Código Hays fue un código de producción cinematográfico que determinaba con una
serie de reglas restrictivas qué se podía ver en pantalla y qué no en las producciones
norteamericanas. Creado por la Motion Picture Association of America (MPAA), sucesora
de la MPPDA, describía lo que era considerado moralmente aceptable. Fue escrito por uno
de los líderes del Partido Republicano de la época, William H. Hays, uno de los principales
miembros de la MPAA. En tres se pueden resumir sus principios generales:
• No se autorizará ningún film que pueda rebajar el nivel moral de los espectadores.
No se llevará nunca al espectador a tomar partido por el crimen, el mal o el pecado.
Hawks explica que debido a la censura tuvo que rodar un final en el que se Referencia bibliográfica
colgaba a Scarface, pero como no disponía entonces del actor Paul Muni, tuvo
J.�Coma (1991). Diccionario
que rodar con primeros planos de los pies, las caras de los periodistas asistentes del Cine Negro. Barcelona: Pla-
a la ejecución, el nudo corredizo. Este final fue incluido en algunas de las cintas za y Janés.
Relación�con�el�sistema�de�estudios
Entre 1930 y 1950, cinco estudios dominaban todos los campos de la cinema- Referencias
tografía de Estados Unidos, es decir, producción, distribución y exhibición. bibliográficas
Fue la época dorada del cine norteamericano, conocida por la hegemonía ab- D.�Gomery (1996). «Los
soluta del sistema de «estudios», que eran «sociedades gigantescas que procu- grandes estudios de Holly-
wood». En: E. Riambau; C.
raban diferenciar sus productos para acaparar más beneficios» (Gomery). Su Torreiro (coords.) (1996). His-
toria general del cine (vol. VIII:
característica principal era «el funcionamiento en trust, es decir, la posibilidad,
Estados Unidos (1932-1955),
para una compañía, de producir, distribuir y proyectar una película dentro de pág. 121). Madrid: Cátedra.
una estructura integrada» (Muscio). G.�Muscio (1996). «El New
Deal». En: E. Riambau; C. To-
rreiro (coords.) (1996). Histo-
ria general del cine (vol. VIII:
Este modelo estructural de la industria cinematográfica se basaba en tres con- Estados Unidos (1932-1955),
ceptos básicos: estudios, géneros y estrellas. La concepción del cine era un ne- pág. 16). Madrid: Cátedra.
Aportaciones�estéticas�y�modelo�narrativo
Con este film el director utilizó con vocación narrativa sonidos que anterior-
mente quedaban en segundo orden (silbidos, derrapes de las ruedas del coche,
ruido de las metralletas), estudió la función de la elipsis y el fuera de campo,
entre otros recursos que hoy en día pueden parecer normales, pero que en
aquella época eran auténticos progresos revolucionarios dentro del lenguaje
fílmico.
• Una historia romántica sobre los amores incestuosos entre hermanos, to-
mando como modelo la crónica de los Borja.
• Un alegato moral sobre la actitud del individuo ante la sociedad, muy in-
sertado en los esquemas morales imperantes en el periodo de Roosevelt y
el crac del 29.
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La cámara se nota en cada encuadre, los planos están muy analizados y los
movimientos de cámara en busca del detalle predominan a lo largo del film.
La planificación busca estudiadas angulaciones que combinan con habilidosos
juegos de sombras, herederos del mejor cine expresionista de Murnau.
Hawks huye de la violencia explícita, pero sin reducir los efectos sobre el pú- Referencia bibliográfica
blico, siempre consciente de lo que sucede fuera del campo visual. Muestra el
F.�Leite-Mendez (1975).
asesinato a través de las elipsis, usando la sombra, la música, el sonido para «Dossier Howard Hawks». Di-
sugerir unos actos que no necesitan ser mostrados. No obstante, Scarface es rigido por... (pág. 13).
uno de los films más violentos de toda la historia del cine. El director repre-
senta las sucesivas muertes por elipsis. Las sombras, las siluetas, los efectos de
la banda sonora nos sugieren lo que está pasando. Conocemos al personaje
y lo que hace, pero la violencia que despliega solo es insinuada a través del
fuera de campo.
siete cruces (el diseño de un alero de madera) para enseñar las siete víctimas.
La mayoría de las cruces forman una «X», un signo directo de la muerte que
representa la eliminación de un ser humano. Es también la «X» la letra que
marca las relaciones entre Cesca y Rinaldo desde la primera secuencia en la
que aparecen juntos. Ella lo mira desde la ventana de su habitación cuando él
está en la calle junto a un hombre que toca el organillo; las rejas de la baran-
dilla de la ventana dibujan una «X» que se interpone entre sus miradas.
La�incorporación�del�sonido
Desde los comienzos del cine sonoro, la posibilidad de que se escucharan to-
do tipo de ruidos estuvo en la base de la eclosión de varios géneros, como
en el caso del cine de gánsteres, que perdería todo su impacto si no pudiera
disponer del abigarrado conjunto de efectos sonoros que lo caracterizan: dis-
paros de pistola, ráfagas de ametralladora, derrapes de los neumáticos de los
automóviles a toda velocidad deslizándose sobre el asfalto húmedo, sirenas de
policía, estrépito de cristales rotos, recargados ambientes de clubes nocturnos
y salas de juego con los ritmos trepidantes de las orquestas de jazz, etc. Tam-
bién pronto se descubrió el recurso de utilizar el sonido como sustitutivo de
acciones que se desarrollaban fuera de campo: vemos a una persona que entra
en un despacho, oímos el ruido producido por un arma de fuego y todo el
mundo entiende sin más explicaciones el resultado: acaban de disparar sobre
el individuo que estaba dentro. Ambas utilizaciones, de ambientación y de
manifestación de acciones que no vemos, las encontramos en Scarface.
En el film, este universo sonoro estalla en un devastador clímax final con los
gritos de Cesca, las imprecaciones de Camonte, los hachazos contra la puerta,
las detonaciones de las balas... Su sarcástico contrapunto visual es el anuncio
luminoso de la agencia de viajes que puntúa la meteórica carrera de Camonte,
«THE WORLD IS YOURS», y que se apaga significativamente con su muerte.
Pero los cambios sociales son decisivos en la evolución de los géneros, como lo
son en su aparición y desaparición. La sociedad americana de los años treinta
se encontraba en plena crisis económica, en plena era de la Depresión después
del crac de la bolsa del 1929. Los films de gánsteres eran un mal ejemplo y una
distracción más bien negativa por su glorificación del malhechor, por su forma
de mostrar la manera de hacer dinero fácil, por su aceptación de la violencia
como forma de obtener lo que se quiere. A partir de 1935, el gánster empieza
a ser combatido desde las pantallas y, poco a poco, los antiguos delincuentes
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