Otra Mirada Sobre Stalin - Ludo Martens
Otra Mirada Sobre Stalin - Ludo Martens
Otra Mirada Sobre Stalin - Ludo Martens
STALIN
La actualidad de Stalin
El 20 de agosto de 1991, el eco del extravagante golpe de Estado de
Yannaiev ha resonado a través del mundo como el preludio disonante de
la liquidación de los últimos vestigios del comunismo en la Unión
Soviética. Las estatuas de Lenin fueron derribadas y sus ideas
denunciadas. Este acontecimiento provocó numerosos debates en el seno
del movimiento comunista internacional.
Algunos han llegado a decir que se ha producido de forma inesperada.
En abril de 1991, publicamos el libro La URSS y la contrarrevolución
de terciopelo (EPO, Bruxelles- Anvers, 1991) que trataba esencialmente
de la involución político-ideológica de la URSS y de la Europa del Este
desde 1956. Después del golpe de Estado profesional de Eltsin y su
proclamación vocinglera del restablecimiento capitalista, no tenemos
nada más que añadir.
En efecto, las últimas, y confusas, escaramuzas entre Yannaiev,
Gorbachov y Eltsin no han sido más que convulsiones y exteriorizaciones
de las decisiones tomadas en el 28° Congreso de julio de 1990. "Este
Congreso -decíamos en aquella la época- afirma netamente la ruptura con
la sociedad socialista y el paso a la economía capitalista" (La URSS,
p.215). Un análisis marxista de los trastornos producidos en la URSS nos
había conducido, ya en 1989, a la siguiente conclusión: "Gorbachov
preconiza la involución lenta, progresiva, pero sistemática hacia la
restauración capitalista. Con la espalda en la pared, busca
desesperadamente apoyos, tanto políticos como económicos del mundo
imperialista. A cambio de dejar a los Occidentales hacer prácticamente
todo lo que quieran en la Unión soviética" (La URSS, p.186). Un año más
tarde, a finales de 1990, pudimos terminar el análisis en estos términos:
"Desde 1985, huelga tras huelga, la derecha ha atacado y en cada nueva
etapa, Gorbachov se ha ido desplazado más y más hacia la derecha. Ante
una agresividad redoblada de los nacionalistas y de los fascistas,
apoyados por Eltsin, no es imposible que Gorbachov escoja de nuevo la
retirada. Lo que provocará, sin duda, el desmoronamiento tanto del
partido comunista, como de la Unión soviética" (La URSS, p.253) "La
balcanización de África y del mundo árabe, van asegurando óptimas
condiciones para la dominación imperialista. Las mentes más
imaginativas del Occidente comienzan a soñar en el más allá de la
restauración del capitalismo en la URSS, en su sumisión económica y
política" (La URSS, p.245).
Es con este propósito que queremos recordar las conclusiones a las
cuales los marxistas-leninistas habíamos llegado entre 1989 y 1990. En
efecto, la voladura de las estatuas de Lenin fue acompañado de un
estallido propagandístico proclamando el fracaso del marxismo-
leninismo. No obstante, se ha demostrado que, el análisis marxista es, en
el fondo, el único válido, el único que nos ha permitido descubrir a las
auténticas fuerzas sociales que querían terminar esa labor, bajo la
consigna demagógica de "democracia y libertad", de "glasnost y
perestroika".
En 1965, cuando la sangrienta contrarrevolución en Hungría, las
estatuas de Stalin fueron destruidas; treinta y cinco años más tarde, las
estatuas de Lenin han sido reducida a polvo. El desmontaje de las estatuas
de Stalin y Lenin marcan los dos puntos de ruptura con el marxismo. En
1956, Khruschev denigró la obra de Stalin para cambiar la línea
fundamental de la dirección del Partido comunista; la degeneración
progresiva del sistema político y económico que le siguió ha conducido a
la ruptura definitiva con el socialismo, ruptura consumada en 1990 por
Gorbachov.
Está claro que, los medios nos van entreteniendo cada día con el
fracaso definitivo del comunismo en el mundo. Pero nosotros, debemos
recalcar y demostrar que, si ha habido fracaso en la Unión Soviética, es el
fracaso del revisionismo, introducido en la Unión Soviética por
Khruschev, hace 35 años. Este revisionismo ha conducido al fracaso
político completo, a la capitulación frente al imperialismo y a la catástrofe
económica. El brote actual del capitalismo salvaje y del fascismo en la ex
URSS muestran muy claramente a qué término nos lleva, en último
término, el rechazo de los principios revolucionarios del marxismo-
leninismo.
Durante 35 años, los revisionistas han luchado por demoler a Stalin.
Una vez Stalin demolido, Lenin ha sido liquidado en un abrir y cerrar de
ojos. Khruschev se encarnizó contra Stalin. Gorbachov lo ha "rematado"
llevando a cabo, en el curso de los cinco años de su glasnost, una
verdadera cruzada contra el stalinismo. ¿Os habéis dado cuenta de que, el
desmontaje de las estatuas de Lenin no ha sido precedida por una
campaña política contra su obra? Bastó con la campaña contra Stalin. Una
vez todas las ideas políticas de Stalin atacadas, denigradas, demolidas, se
llegó a la constatación de que, la campaña había servido también para
liquidar las ideas de Lenin.
Khruschev comenzó su obra destructiva afirmando que criticaba los
errores de Stalin con el fin de "restablecer el leninismo en su pureza
original" y mejorar el sistema comunista. Gorbachov hizo las mismas
promesas demagógicas para desorientar a la fuerzas de izquierdas. Hoy,
debemos rendirnos ante la evidencia: bajo el pretexto de "volver a Lenin",
se ha hecho entrar al zarismo; bajo el pretexto de "mejorar el comunismo"
se ha resucitado al capitalismo salvaje.
No es por azar si encontramos en nuestros días, en casi todas las
publicaciones burguesas y pequeño-burguesas "en boga", las calumnias y
las mentiras a propósito de Stalin que encontrábamos en la prensa nazi
durante la guerra. Es una señal de que la lucha de clases a nivel mundial
lleva camino de convertirse en más dura de día en día y de que la gran
burguesía moviliza a todas sus fuerzas para defender, en todas las
direcciones, a su "democracia". Durante algunas conferencias sobre el
período de Stalin, hemos leído algunas veces un largo texto antistalinista
y preguntábamos a las personas presentes lo que de él pensaban. Casi
siempre, los que intervenían subrayaban que el texto, aunque
violentamente anticomunista, mostraba claramente el entusiasmo de los
jóvenes y de los pobres por el bolchevismo así como las realizaciones
técnicas de la URSS, pero que a pesar de esto, les dejaba bastante
preocupados. Luego, revelábamos al auditorio que el texto que habíamos
leído era un texto nazi, publicado en Signal n° 24 de 1943, en plena
guerra... Las campañas antistalinistas llevadas a cabo por las
"democracias" occidentales entre 1989-91 han sido a menudo mucho más
virulentas y calumniosas que las llevadas a cabo en el curso de los años
30 por los nazis: debido a que en nuestros días, ya no existen las grandes
realizaciones comunistas de los años treinta para hacer de contrapeso a las
calumnias, como tampoco existen las fuerzas políticas significativas
capaces de tomar la defensa de la experiencia soviética bajo Stalin.
La mayor parte de los hombres de izquierdas han leído algunas obras
consagradas a las actividades de la CIA y de los servicios secretos
occidentales. Y han aprendido que la guerra psicológica y política es una
rama aparte y extremadamente importante de la guerra total moderna. La
calumnia, la intoxicación, la provocación, la explotación de las
divergencias, la exacerbación de las contradicciones, la satanización del
adversario, la acumulación de crímenes cargados a las espaldas del
adversario, son las tácticas habituales recurrentes de los servicios secretos
occidentales en la guerra moderna.
Ahora bien, las guerras que el imperialismo ha llevado a cabo con el
mayor encarnizamiento y con los medios más colosales son las guerras
anticomunistas. Guerras militares, guerras clandestinas, guerras políticas
y guerras psicológicas. ¿No es la evidencia misma, que la campaña contra
Stalin se ha convertido en el centro de todos los combates ideológicos
llevados a cabo contra el socialismo y el comunismo? Los portavoces
oficiales de la máquina de guerra americana, Kissinger y Brzezinski, han
elogiado las obras de Soljenitsin y de Conquest, que eran también, como
por azar, dos autores en boga entre los socialdemócratas, los Trotskistas y
los anarquistas. En cuanto a estos especialistas del anticomunismo ¿no
hubiese sido más objetivo que en vez de "descubrir la verdad sobre
Stalin", hubieran puesto al descubierto los hilos de la guerra psicológica y
política llevada a cabo por la CIA?
Sobre los cinco continentes, todas las fuerzas de derechas y de la
ultraderecha se han encarnizado tanto contra Stalin, utilizando los medios
más colosales y con tal frenesí, que ningún auténtico revolucionarios ha
podido escapar a realizar una nueva evaluación sobre la obra de Stalin.
Pues cada vez está más claro que la derecha se ha enconado contra Stalin
para poder formular de inmediato sus conclusiones sobre la derrota
histórica del comunismo y la quiebra ideológica y política del marxismo-
leninismo.
En efecto, cuando la burguesía proclama el fracaso definitivo del
comunismo, está utilizando la lamentable derrota del revisionismo para
reafirmar su odio hacia la obra grandiosa realizada en el pasado por Lenin
y Stalin. Haciéndolo, piensa más en el porvenir que en pasado. La
burguesía quiere hacer creer que el marxismo-leninismo está
definitivamente enterrado, porque se da perfectamente cuenta de la
actualidad y de la vitalidad del análisis comunista. La burguesía dispone
de una plétora de cuadros capaces de hacer evaluaciones "científicas" y
"del desarrollo del mundo". Así como de prever mayores crisis, trastornos
de una amplitud planetaria y guerras de todo género. Después del
restablecimiento del capitalismo en la Europa del Este y en la Unión
Soviética, todas las contradicciones del sistema imperialista mundial se
encuentran exacerbadas. De cara al abismo del paro, de la miseria, de la
explotación y de las guerras que se abren ante las masas trabajadoras del
mundo entero, sólo el marxismo-leninismo es capaz de mostrar la única
vía de salida. Sólo el marxismo-leninismo puede aportar a las masas
trabajadoras del mundo capitalista y a los pueblos oprimidos del Tercer
Mundo, las armas para su liberación. Todo el alboroto sobre el fin del
comunismo, lo que intenta es desarmar, con la visión puesta en las
grandes luchas futuras, a las masas oprimidas del mundo entero.
La defensa de la obra de Stalin, que es por esencia la defensa del
marxismo-leninismo, es una tarea actual y presente para hacer frente a la
realidad de la lucha de clases bajo el Nuevo Orden Mundial.
La obra de Stalin es de una actualidad candente tanto en los antiguos
países socialistas como en los países que mantienen su orientación
socialista, en los países del Tercer Mundo, como en los países
imperialistas.
Stalin está en el centro de la actualidad en los antiguos países
socialistas. Después de la restauración capitalista en la URSS, la obra de
Stalin ha alcanzado una gran importancia para comprender los
mecanismos de la lucha de clases bajo el socialismo.
Existe una estrecha interrelación entre la restauración del capitalismo
-a la que hemos asistido- y la virulenta campaña contra Stalin que le
precedió. Los estallidos de odio contra el hombre que murió en 1953
pueden, a primera vista, parecer extraños y hasta incomprensibles.
Durante los veinte años que han precedido a la llegada de Gorbachev,
Breznev ha encarnado a la burocracia, el estancamiento, la corrupción y
el militarismo. Pero, ni en la Unión Soviética ni en el mundo "libre",
habíamos asistido -ni contra Breznev- , a una campaña tan virulenta, cruel
y rabiosa como la que ha caracterizado la cruzada anti-Stalin. Es evidente
que en el curso de los últimos años, todos los fanáticos del capitalismo y
del imperialismo, para acabar con lo que queda de socialismo en la
URSS, han tomado a Stalin como diana.
La desastrosa desviación iniciada por Khruschev muestra, por
oposición, la pertinencia de la mayor parte de las ideas enunciadas por
Stalin. Stalin afirmaba que la lucha de clases continuaba bajo el
socialismo, que las antiguas fuerzas feudales y burguesas no abandonan el
combate por la restauración y que los oportunistas en el seno del partido,
los Trotskistas, los bujarinistas y los nacionalistas burgueses ayudaban a
las clases y capas antisociales a reagrupar sus fuerzas. Khruschev declaró
que estas tesis eran aberrantes y conducían a la arbitrariedad. Pero, en
1992, la figura maciza del zar Boris se levanta como un monumento
testimoniando la justeza del análisis de Stalin.
Los adversarios de la dictadura del proletariado no han cesado de
afirmar que Stalin encarnaba, no a la dictadura de los trabajadores, sino a
su propia dictadura autocrática. La palabra Gulag devino sinónimo de
"dictadura staliniana". Ahora bien, los que estaban en los Gulag del
tiempo de Stalin forman parte hoy de la nueva burguesía en el poder.
Demoler a Stalin, era hacer renacer la democracia socialista. Pero, una
vez Stalin enterrado, Hitler ha salido de su tumba. Y se rehabilitan en
Rusia, Ucrania, Rumania y en Eslovaquia a todos los "héroes negros", los
Vlassov, los Bandera, los Antonescu, los Tiso y otros colaboradores de
los nazis. La caída del muro de Berlín marca la subida del neo-nazismo en
Alemania. Hoy, confrontado el desarrollo del capitalismo y del fascismo
en el Este, comprendemos mejor por qué Stalin defendía tan
valerosamente al poder obrero.
Stalin está en el centro de debate político en los países que mantienen
el socialismo. Los medios, no dejan de recordarnos regularmente que:
"existen aún, desgraciadamente, un ultimo cuadro de stalinistas en el
planeta"; Fidel Castro se mantiene en su pequeña isla como un dinosaurio
stalinista. Kim Il Sumg sobrepasa a Stalin en el campo del culto a la
personalidad. Los verdugos chinos de la plaza Tien An Men son dignos
herederos de Stalin. Algunos dogmáticos vietnamitas siempre fijan
carteles de Ho Chi Minh y de Stalin. En pocas palabras, los cuatro países
que mantienen la vía socialista son excomulgados del mundo "civilizado"
en nombre de Stalin. Este alboroto incesante apunta también a resucitar y
reforzar a las corrientes "antistalinistas", es decir, burguesas y pequeño-
burguesas, en estos países. En nuestros días, en el Tercer Mundo todas las
fuerzas que se oponen, de una forma u otra, a la barbarie imperialista, son
acosadas y masacradas en nombre de la lucha contra el "stalinismo".
Así, el Partido Comunista de Filipinas acaba de ser "asido por el
demonio stalinista de la purgas" según los términos del diario "Le
Monde", (Patrice de Beer, Le Monde, 7 agosto 1991: La lente érossion).
Según un folleto del grupo Meisone, hay "stalinistas" del FRENTE
POPULAR de LIBERACION de TIGRAY que acaban de tomar el poder
en Addis Abeba. En el Perú también, se escuchan aún las tesis mao-
stalinistas, "esta lengua de madera de otro anciano", según dice el señor
Marcel Niedergang en Le Monde. Vale la pena el leer también que el
Baath sirio dirige "una sociedad cerrada, casi staliniana"! (International
Herald Tribune, 5 de nov. 1991, p.1). En plena guerra del Golfo, un
periódico nos relataba informaciones de una hoja soviética en la que
comparando una foto de Stalin y de Saddam Hussein, creía saber que
Saddam era un hijo ilegítimo del gran georgiano. Y los energúmenos que
han dado caza al valiente cura Aristide de Haití, afirmaban seriamente
que este último había instalado ¡"una dictadura totalitaria"!
La obra de Stalin es de una vital y abrasadora actualidad para todos
los pueblos que han iniciado el combate revolucionario para acabar con la
bestial dominación del imperialismo. Stalin representa, así como Lenin, la
firmeza en la lucha de clases más encarnizada, más implacable. Stalin ha
mostrado que en las situaciones más difíciles, sólo una actitud firme e
inflexible hacia el enemigo de clase permite resolver los problemas
fundamentales de las masas trabajadoras. La actitud conciliadora,
oportunista, derrotista y capituladora conduce necesariamente a la
catástrofe y a la revancha sanguinaria de las fuerzas reaccionarias.
Hoy, las masas trabajadoras del Tercer mundo se encuentran en una
situación de las más difíciles, aparentemente sin salida, que se parece a
las condiciones de la Unión Soviética entre 1920-33. Toda política
conciliadora, oportunista, derrotista y capituladora conduce
necesariamente a la catástrofe y a la revancha sangrienta por parte de las
fuerzas reaccionarias. En Mozambique, las fuerzas más retrógradas de la
sociedad han sido utilizadas por la CIA y por los servicios sudafricanos
para masacrar a 900.000 mozambiqueños. Los fundamentalistas hindúes,
protegidos desde hace tiempo por el Congreso y apoyados por una parte
de la gran burguesía india, hunden a la India en el terror. En Colombia, la
colusión-rivalidad entre el ejército y la policía reaccionaria, la CIA y los
traficantes de droga, provoca baños de sangre entre las masas
trabajadoras. En Irak, en donde la agresión criminal hizo 200.000
muertos, el embargo impuesto por los grandes "defensores de los
derechos del hombre", continúan matando poco a poco a decenas de
millares de niños.
En todas estas situaciones extremas, el ejemplo de Stalin muestra
cómo movilizar a las masas para el combate despiadado y victorioso
contra unos enemigos prestos a todo.
Pero, en ciertos partidos revolucionarios del tercer mundo, lanzados
en la lucha encarnizada contra el imperialismo, están derivando hacia el
derrotismo y la capitulación y este proceso degenerativo casi siempre se
ha iniciado con ataques contra Stalin. La evolución reciente de los
partidos que constituyen el FMNL en el Salvador es un ejemplo de ello.
El revisionismo de la mayor parte de los PPCC del mundo árabe tiene
una gran responsabilidad en el hecho de que las masas más oprimidas
hayan hecho un giro hacia el fundamentalismo fascista para poder
expresar el rechazo a su miseria.
En el seno del Partido Comunista de Filipinas se desarrolla, al menos
desde 1985, una tendencia oportunista de derechas que quiere poner fin a
la guerra popular y entrar en un proceso de "reconciliación nacional".
Partidarios de Gorbachov o defensores de esta línea, atacan con
ensañamiento a Stalin. Este oportunismo es, así mismo, expresado bajo
forma "izquierdista": queriendo llegar rápidamente al poder, ciertos de
entre ellos, han propuesto una línea militarista y una política de
insurrección urbana. Algunos responsables de esta tendencia han
organizado una depuración del partido y de las filas de sus simpatizantes
en Mindanao, aparentando poner fin a las infiltraciones policíacas: han
ejecutado a varios centenares de personas en condiciones contrarias a
todas las reglas del partido. Pero, cuando el Comité Central ha decidido
iniciar una campaña de rectificación ideológica y política, todos estos
oportunistas se han unido contra ¡"la purga staliniana"! José María Sisón
escribe: "Los que se oponen más duramente al movimiento de
rectificación, son los portavoces de la tendencia militarista, que luchan
por una importante reducción de nuestra base de masas, por la "caza de
brujas" que ha tomado proporciones monstruosas y por su degeneración
al gangsterismo. Están comprometidos, desde hace tiempo, en campañas
de intrigas y calumnias. Estos renegados se han unido, de hecho, a los
agentes secretos y a los especialistas de la guerra psicológica del régimen
USA-Ramos en su intención de impedir al Partido Comunista de Filipinas
el poder reforzarse ideológica, política y organizativamente." (Statemen,
8 diciembre 1992)
El diario Democratic Palestina del Frente Popular por la Liberación de
Palestina, ha abierto una discusión sobre Stalin. "Los aspectos negativos
de la época de Stalin que han sido denunciados en su día comprenden: la
colectivización forzada: el ultracentralismo en las tomas de decisiones por
el partido, el Estado soviético y el movimiento comunista internacional".
(Democratic Palestine, julio-sep. 1992, p.31). Todas estas pretendidas
"críticas" a Stalin no son otra cosa que la reanudación, tal cual, de las
viejas críticas anticomunistas de la socialdemocracia. Tomar este camino
y seguirlo hasta el fin significa, al final, la muerte del FPLP como
organización revolucionaria. El recorrido de todos los que han tomado
esta ruta en el pasado no deja ninguna duda sobre ello.
La evolución reciente del Frente Sandinista de Liberación Nacional es
instructiva al respecto. En su entrevista con Fidel Castro, Tomás Borge se
expresó con términos muy duros contra el "stalinismo" (?): es bajo este
camuflaje como se ha llevado a cabo la transformación del FSLN en
formación socialdemócrata burguesa.
La obra revolucionaria de Stalin toma también una nueva
significación en la situación creada en Europa después de la restauración
del capitalismo en el Este.
La guerra civil en Yugoslavia nos muestra en qué clase de carnicería
podría nuevamente zozobrar el conjunto del continente europeo, si las
rivalidades crecientes entre potencias imperialistas llega a provocar una
nueva gran guerra. Una tal eventualidad, no puede ser excluida. Las cartas
de la baraja mundial de hoy, muestra grandes semejanzas con las de 1900
y 1914, cuando las potencias imperialistas rivalizaban por el dominio
económico mundial. Hoy, las relaciones entre los seis centros
imperialistas, EE.UU., Gran Bretaña, Japón, Alemania, Rusia y Francia,
se están convirtiendo en muy inestables; estamos entrando en un período
en donde las alianzas se hacen y deshacen y en donde las batallas por el
dominio económico y comercial se llevan a cabo con un vigor creciente.
La formación de nuevos bloques imperialistas, que se enfrentarían
también con las armas, entra en el terreno de las posibilidades. Una guerra
entre grandes potencias imperialistas haría de toda Europa una gigantesca
Yugoslavia. En vista de una tal eventualidad, la obra de Stalin merece un
nuevo estudio. En los PP.CC. de una parte del mundo, la lucha ideológica
alrededor de la cuestión de Stalin presenta numerosas características
comunes. En todos los países capitalistas, la presión económica, política e
ideológica ejercida por la burguesía sobre los comunistas fue
extremadamente fuerte. Convirtiéndose en una fuente degenerativa, de
traiciones, de deslizamiento lento hacia el otro campo. Pero, toda traición
necesita una justificación ideológica a los ojos de los mismos que la han
cometido. En general, un revolucionario que se ha deslizado por la
pendiente inclinada del oportunismo, curiosamente "descubre la verdad
sobre el stalinismo", y "retoma", tal cual, la versión burguesa y
anticomunista de la historia del movimiento revolucionario bajo Stalin.
De hecho, los renegados no hacen ningún descubrimiento, copian
simplemente a la burguesía. ¿Por qué tantos renegados han "descubierto
la verdad sobre Stalin" (por mejorar al movimiento comunista, ¡seguro?)
pero, ¿por qué ninguno de ellos no ha intentado "descubrir la verdad
sobre Churchill"? ¡Descubrimiento que sería muchísimo más importante
para "mejorar" el combate antiimperialista! Teniendo en su activo un
medio siglo de crímenes al servicio del Imperio británico (guerra en
África del Sur, terror en la India, Primera Guerra Mundial
interimperialista seguida de la intervención militar contra la joven
República soviética, la guerra contra el Irak, el terror en Kenia, el
estallido de la guerra fría, la agresión contra Grecia antifascista, etc. etc.),
Churchill es sin duda el único político burgués de este siglo que no sólo
ha igualado, sino que ha superado a Hitler. En muchos casos, cuando
algunos revolucionarios "descubren", de golpe, "los graves errores y
crímenes" de Stalin, hay en todos ellos una cosa chocante: su ignorancia
de las realidades de la lucha de clases tal como se han desarrollado en la
Unión Soviética. Ya que la mayoría de estas "críticas" a Stalin provienen
de las mismas fuentes: retoman simplemente las calumnias y las versiones
burguesas de la historia de la lucha de clases, presentada durante 50 años
por la derecha, la socialdemocracia y el Trotskysmo.
Todo escrito político e histórico está marcado por la posición de clase
de su autor. Desde los años 20 hasta 1953, la mayoría de las
publicaciones occidentales sobre la URSS estaban al servicio del combate
de la burguesía y de la pequeña burguesía contra el socialismo soviético.
Los escritos de los miembros de los partidos comunistas y de intelectuales
de izquierdas que defendían la experiencia soviética constituían una débil
contracorriente de defensa de la verdad sobre la URSS. Pero, a partir de
1953-56, Khruschev y el PCUS reeditaron por su cuenta, párrafo a
párrafo, toda la historiografía burguesa sobre el período de Stalin.
Desde entonces, todos los revolucionarios del mundo occidental
sufrieron una presión ideológica terrible e incesante, concerniente a los
períodos cruciales del impulso del desarrollo del movimiento comunista,
sobre todo en el período de Stalin. Si Lenin dirigió la Revolución de
Octubre y trazó las grandes orientaciones para la construcción del
socialismo, es Stalin quien ha realizado la edificación socialista durante
un período de treinta años. Todo el odio de la burguesía se ha concentrado
sobre el trabajo titánico cumplido bajo la dirección de Stalin. Un
comunista que no adopte posiciones de clase bien firmes, vis-a-vis, a la
información orientada, unilateral, trucada o falseada que difunde
constantemente la burguesía, se perderá irremediablemente. Por ningún
otro tema de la historia reciente, la burguesía tiene tan gran interés en
ennegrecer y denigrar a sus adversarios como en el caso de Stalin. Todo
comunista debe adoptar una actitud de desconfianza sistemática hacia
toda "información" que le dé la burguesía (y los khruschevianos) sobre el
período de Stalin. Y, por el contrario, debe ponerse a estudiar las teorías
básicas para descubrir las escasas fuentes de información alternativas, de
aquellos que objetivamente estudien la obra revolucionaria de Stalin.
Los oportunistas en los diferentes partidos no se atreven a hacer frente
a la ofensiva ideológica anti- Stalin ya que el objetivo es evidente. Y
plegándose ante la presión, dicen "sí a la crítica a Stalin", pero
pretendiendo criticarlo desde la "izquierda". Hoy, podemos hacer el
balance de 70 años de "críticas izquierdistas" formuladas contra la
experiencia revolucionaria del Partido bolchevique en tiempos de Stalin.
Disponemos de centenares de obras escritas por socialdemócratas,
trokskistas, bujarinistas e intelectuales de izquierdas "independientes".
Sus puntos de vista han sido tomados y desarrollados por los
khruschevianos y los titistas. Podemos comprender mejor hoy el
verdadero sentido de clase de todas estas obras. ¿Acaso todas estas
críticas han creado prácticas revolucionarias más consecuentes que
aquellas que planteaba Stalin en su obra? Las teorías son juzgadas, a fin
de cuentas, por la práctica social que son capaces de suscitar. La práctica
revolucionaria del movimiento comunista mundial bajo Stalin trastrocó al
mundo entero imprimiendo una nueva orientación a la historia de la
humanidad. En el curso de los años 1985-90, principalmente, hemos
podido ver como todas las pretendidas "críticas desde la izquierda" contra
Stalin, tan innumerables como arroyos, han fluido en el gran río del
anticomunismo. Socialdemócratas, Trotskistas, anarquistas, bujarinistas,
titistas, ecologistas se han reencontrado en el movimiento "por la libertad,
la democracia y los derechos del hombre" que ha liquidado lo que
quedaba de socialismo en la Europa del Este y en la URSS. Todas estas
"críticas de izquierdas" a Stalin han podido llegar hasta sus consecuencias
finales en cuanto a sus posiciones políticas y todas han contribuido a la
restauración de un capitalismo salvaje, a la instauración de una dictadura
burguesa despiadada, a la destrucción de las conquistas sociales, políticas
y culturales de las masas trabajadoras y, en muchos casos, al
resurgimiento del fascismo y de las guerras civiles reaccionarias. Entre
los comunistas que en 1956 resistieron al revisionismo y tomaron la
defensa de Stalin, las campañas antistalinistas se han hecho sentir en su
seno, de una manera muy particular.
En 1956, el Partido Comunista chino tuvo el coraje revolucionario de
defender la obra de Stalin. Su documento De nuevo a propósito de la
experiencia de la dictadura del proletariado aportó una ayuda
considerable a los marxistas-leninistas del mundo entero. Sobre la base de
su propia experiencia, los comunistas chinos, también han emitido críticas
sobre ciertos aspectos de la obra de Stalin. Esto es del todo normal y hasta
necesario en una discusión entre comunistas.
Pero, con el paso del tiempo, vemos que muchas de sus críticas fueron
formuladas bajo formas demasiado generalizadas. Esto ha influido
negativamente en muchos comunistas que a partir de ellas, han dado
cierta credibilidad a toda suerte de críticas oportunistas.
Por ejemplo, los camaradas chinos dijeron que a veces, Stalin no
distinguía netamente los dos tipos de contradicciones, aquellas que
existen en el seno del pueblo, que pueden ser resueltas por la educación y
la lucha, y las existentes entre el pueblo y el enemigo de clase, que
necesitan de formas de lucha adecuadas. De esta crítica general, algunos
han llegado a la conclusión de que Stalin no supo tratar sus
contradicciones con Bujarin y han acabado por abrazar la línea política
socialdemócrata bujarinista.
Los camaradas chinos han dicho también que Stalin se ingería
demasiado en los asuntos de los otros partidos y negaba su independencia.
De esta crítica general, algunos han llegado a la conclusión de que Stalin
había errado al condenar la política de Tito y han terminado por aceptar el
titismo como una "la forma específica yugoslava del marxismo-
leninismo". Los acontecimientos recientes en Yugoslavia hacen que
comprendamos como Tito, después de su ruptura con el Partido
bolchevique, ha seguido una política nacional-burguesa y se ha sometido
al capitalismo americano.
Las vacilaciones y los errores ideológicos relativos a la cuestión de
Stalin, que acabamos de evocar, se han producido dentro de casi todos los
partidos marxistas-leninistas.
De todo ello podemos sacar una conclusión de alcance general. A
nuestro juicio: de todos los episodios del período 1923-53, hay que
esforzarse por conocer en toda su integridad la línea y la política
defendidos por el Partido bolchevique y por Stalin. No podemos suscribir
ninguna crítica de la obra de Stalin sin haber verificado los datos sobre la
cuestión que se debatía y sin conocer a fondo la versión dada por la
dirección bolchevique.
CAPITULO I
El "testamento" de Lenin
Si Trotsky había conocido su breve hora de gloria en 1919 en el curso
de la guerra civil, es incontestable que entre 1921-1923 Stalin era ya la
segunda personalidad del Partido, después de Lenin.
Desde el VIIIo Congreso en 1919, Stalin era miembro del Buró
Político, al lado de Lenin, Kamenev, Trotsky y Krestinski. Esta
composición siguió hasta 1921. Stalin fue igualmente miembro del Buró
de organización, compuesto también por cinco miembros del Comité
Central. Desde que en el XI° Congreso, en 1922, Preobrazenski criticara
el hecho de que Stalin dirigiera al mismo tiempo el Comisariado de las
Nacionalidades y la Inspección Obrera y Campesina (encargada del
controlar a todo el aparato del Estado), Lenin le respondió: "Nos hace
falta un hombre que no importa que representante de las nacionalidades
pueda ir a encontrarlo para razonar en detalle lo que pasa. Preobrazenski
no podría proponer a otra candidatura mejor que la de Stalin. Y pasa lo
mismo sobre la Inspección Obrera y Campesina. Es un trabajo gigantesco.
Y hace falta la cabeza de hombre que tenga autoridad, de lo contrario
vamos a meternos en un atolladero".
El 23 de abril de 1922, sobre la propuesta de Lenin, Stalin fue
nombrado jefe del Secretariado y Secretario General. Stalin fue el único
dirigente que formaba parte al mismo tiempo del Comité Central, del
Buró Político, del Buró de Organización y del Secretariado del Partido
bolchevique.
Lenin había sufrido un primer ataque de parálisis en mayo de 1922. El
16 de diciembre de 1922, tuvo un nuevo ataque grave. Los médicos
sabían que no volvería a recuperarse.
El 24 de diciembre, los médicos les dijeron a Stalin, Kamanev y
Bujarin, representantes del Buró político, que toda controversia política
podría provocar un nuevo ataque, fatal esta vez. Decidieron que Lenin
"tenía derecho a dictar cada día durante de 5 a 10 minutos. No podía
recibir a visitantes políticos. Sus amigos y los que le rodeaban no podían
informarle de los asuntos políticos".
El Buró político había encargado a Stalin de las relaciones con Lenin
y con sus médicos. Era una tarea ingrata ya que Lenin no podía dejar de
sentirse frustrado al más alto grado en razón de su parálisis y de su
alejamiento de los asuntos políticos. Su irritación debía necesariamente
recaer contra el hombre encargado de tener los contactos con él. Ian Gray
escribe: "En el diario redactado por las secretarias de Lenin han tomado
nota, desde el 21 de noviembre al 6 de marzo de 1924, día tras día, de los
detalles de su trabajo, de las visitas, de la salud y, después del 13 de
diciembre, las menores acciones. Lenin, con la pierna y el brazo
paralizados, tenía que quedarse en cama, alejado de los asuntos
gubernamentales y, de hecho, del mundo exterior. Los médicos
prohibieron que se le molestara. Incapaz de renunciar a sus costumbres
del poder, Lenin luchaba por obtener los informes que quería. Se apoyaba
para ello en su esposa, Krupskaia, su hermana María Ilyichna y en sus
tres o cuatro secretarias."
Habituado a dirigir todos los aspectos esenciales de la vida del Partido
y del Estado, Lenin intentó desesperadamente intervenir en los debates en
los que físicamente, no podía ya controlar todos los elementos. Los
médicos le prohibieron todo trabajo político, lo que le irritaba muchísimo.
Sintiendo su fin próximo, Lenin quiso poner al día las cuestiones que
juzgaba esenciales pero que ya no podía dominar. El Buró Político le
prohibió todo trabajo político, pero su mujer se esforzaba por procurarse
los documentos que él le pedía. Todo médico conocedor de tales
condiciones dirá que en estas situaciones se producen conflictos
psicológicos y personales, muy penosos e inevitables.
Hacia fines de diciembre de 1922, Krupskaia había escrito una carta
que Lenin le dictó. Stalin la regañó por teléfono, y ella se fue a quejar a
Lenin y a Kamanev. "Sé mejor que los médicos lo que se le puede decir o
no decir a Ilych, porque se lo que le trastorna y lo que no lo trastorna y de
todas formas, lo se mejor que Stalin".
A propósito de este período, Trotsky escribe: "A mitad de diciembre
de 1922, la salud de Lenin empeoró de nuevo. Stalin actuó enseguida para
sacar provecho de la situación ocultando a Lenin una gran parte de las
informaciones centralizadas del secretariado del Partido. Se esforzaba por
aislarlo. Krupskaia hacía todo lo posible por defender al enfermo contra
sus maniobras hostiles".
Son palabras incalificables, dignas de un intrigante. Los médicos
habían prohibido que Lenin recibiese informes y he aquí que Trotsky
acusa a Stalin de realizar ¡"maniobras hostiles" contra Lenin y de
"esconderle informaciones"!
Fue en estas circunstancias cuando, del 23 a 25 de diciembre de 1922,
fue dictado, lo que los enemigos del comunismo llaman Testamento de
Lenin. Notas seguidas de un post-scriptum fechado el 5 de enero de 1923.
Los autores burgueses le dan una gran importancia a este pretendido
"testamento" acompañado de elogios hacia Trotsky. Henri Bernard,
profesor emérito de la Escuela Real Militar de Bélgica, escribe: "Trotsky
debía suceder normalmente a Lenin. Lenin pensaba en él como su
sucesor, porque Stalin era demasiado brutal."
El Trotskista americano Max Eastman publicó en 1925 el
"testamento" acompañado de sus propios elogios para con Trotsky. En
esta época, Trotsky se vio obligado a publicar una puesta a punto en la
revista BOLCHEVIK en donde decía: "Eastman afirma que el Comité
Central ha ocultado el pretendido "testamento" al Partido; sólo se le puede
llamar a esto una calumnia contra el Comité Central de nuestro Partido.
(...) Vladimir Ilich no ha dejado ningún "testamento" y el propio carácter
de sus relaciones con el Partido, así como el carácter del Partido en sí
mismo, excluye toda idea de "testamento". Generalmente, la prensa de los
emigrados, junto a la extranjera burguesa y menchevique le designan
todos con ese nombre, deformándolas hasta el punto de dejar
irreconocibles, unas cartas de Vladimir Ilyich que contienen consejos de
orden organizacional. El XIII° Congreso del Partido las ha tratado con la
mayor atención. Todo el chismorreo según el cual se ha ocultado o
rechazado un Testamento son invenciones malévolas".
Algunos años más tarde, este mismo Trotsky, en su autobiografía,
¡lanzará gritos de indignación a propósito del Testamento de Lenin que se
le ha ocultado al Partido!
Volvamos sobre las famosas notas que Lenin dictó entre el 23 de
diciembre de 1922 al 5 de enero de 1923. Lenin propone ampliar el
Comité Central "hasta un centenar de miembros": "Es necesario para
acrecentar la autoridad del Comité Central y para mejorar seriamente
nuestro aparato, así como para impedir que los conflictos de ciertos
pequeños grupos del Comité Central logren alcanzar mayor importancia.
Nuestro Partido puede pedirle perfectamente un Comité Central de 50 a
100 miembros, a la clase obrera." Se trata de "medidas a tomar contra la
escisión": "El punto esencial en el problema de la cohesión, es la
existencia de miembros del Comité Central como Stalin y Trotsky. Las
relaciones entre ellos constituyen, según mi parecer, el principal peligro
de escisión."
He aquí la parte "teórica": este texto es de una inconsistencia
asombrosa, manifiestamente dictada por un hombre enfermo y
disminuido por ello. ¿Por qué 50 o 100 obreros añadidos al Comité
Central pueden "acrecentar su autoridad" o disminuir el peligro de
escisión? No hablando nada sobre sus concepciones políticas, ni de las del
Partido, sobre Stalin y Trotsky, Lenin afirma que sólo los enfrentamientos
personales entre los dos dirigentes es lo que amenaza la unidad. Después
Lenin emite "juicios" sobre los cinco dirigentes principales del Partido.
Citemos esto íntegramente: "El camarada Stalin, cuando ha llegado a ser
secretario general, ha concentrado entre sus manos un poder inmenso y no
estoy seguro de que siempre sepa utilizarlo con demasiada prudencia. Por
otra parte, el camarada Trotsky, como lo ha demostrado su lucha contra el
Comité Central en las cuestiones del Comisariado del pueblo de las vías
de comunicación, no se ha distinguido únicamente por sus dotes
relevantes. Puede ser el hombre más capaz del actual Comité Central,
pero es muy engreído y se deja llevar demasiado por un apasionamiento
exagerado por el lado puramente administrativo de las cosas. Estas dos
cualidades de los dos jefes eminentes del actual Comité Central actual,
pueden conducir incidentalmente a la división (...)"
"Recordaré sólo que el episodio de Octubre de Zinoviev y Kamenev
no fue naturalmente una casualidad, pero de eso se les puede culpar
personalmente tanto como a Trotsky de no ser bolcheviques.
Bujarin no es sólo un valiosísimo y notable teórico del partido, sino
que, además, se le considera legítimamente el favorito de todo el Partido;
pero sus concepciones teóricas sólo pueden calificarse de netamente
marxistas, con muchas dudas, pues hay en él algo de escolástico (jamás
ha estudiado y creo que jamás ha comprendido la dialéctica)."
Remarquemos en primer lugar que el primer dirigente en ser
nombrado por Lenin fue Stalin, "ese empírico destinado a jugar papeles
de segundo y tercer orden", como le llamaba Trotsky. Trotsky dirá de él
mismo que: "El sentido del Testamento es la creación de condiciones que
me habrían dado la posibilidad de reemplazar a Lenin, de ser su sucesor".
No obstante, nada de eso figura en las notas de Lenin, Grey dice con
justeza: "Stalin emergía con la mayor claridad. No había hecho nada por
ensuciar su papel político. El único punto interrogante era: ¿Podrá dar
pruebas de buen juicio en el ejercicio de sus amplios poderes
concentrados en sus manos?".
En lo que concierne a Trotsky, Lenin anota cuatro grandes defectos:
tiene tendencias no revolucionarias, como demostró en la lucha contra el
Comité Central en el asunto de la "militarización del sindicato"; tiene un
engreimiento exagerado de sí mismo; aborda los problemas de forma
burocrática y su anti-bolchevismo no es un hecho accidental.
Sobre Zinoviev y Kamenev, la única cosa que Lenin retiene es su
traición en el momento en que la insurrección no era ya una casualidad.
Bujarin es un gran teórico... pero, ¡sus ideas no son claramente
marxistas, sino más bien escolásticas y no dialécticas!
Lenin dictó estas notas con la intención de evitar una escisión en la
dirección. No obstante, sus propósitos al dirigirse a estos dirigentes, más
bien dan la sensación de ser hechos para minar sus prestigios y para
desavenirlos.
Mientras dictaba estas notas, "Lenin se sentía mal", escribió Foteva,
su secretaria "y los médicos se opusieron a las entrevistas de Lenin con su
estenógrafa". Diez días más tarde, Lenin dictó un "complemento" que
hacía referencia a la reprimenda que Stalin había dado a Krupskaia doce
días antes: "Stalin es demasiado brutal y este defecto perfectamente
tolerable en nuestro medios y entre nuestras relaciones, como comunistas,
no puede serlo ya en su función de secretario general. Propongo pues, a
los camaradas el estudiar un método para destituir a Stalin de su
responsabilidad y nombrar en su puesto a otra persona que aventaje en
una sola cosa al camarada Stalin, la de ser más tolerante, más leal, más
cortés, y más atento hacia los camaradas, de humor menos caprichoso,
etc. Estos rasgos pueden parecer un sólo y ínfimo detalle. Pero, a mi
parecer, para preservarnos de la escisión y teniendo en cuenta lo que ya os
he escrito más arriba sobre los roces de Stalin y Trotsky, no es un simple
detalle, o bien es uno que puede tomar una importancia decisiva."
Gravemente enfermo, medio paralizado, Lenin dependía cada vez más
de su mujer. Algunas palabras demasiado rudas de Stalin a Krupskaia la
llevaron a pedir la dimisión del secretario general. ¿Para reemplazarlo por
quién? Por un hombre que tenga todas las cualidades de Stalin y "un sola
ventaja" de más: ¡ser más tolerante, amable y atento! Sale claramente del
texto el que Lenin no pensaba ni mucho menos en Trotsky. ¿En quién
entonces? En nadie...
La "brutalidad" de Stalin es "perfectamente tolerable entre
comunistas"... pero no lo es "en sus funciones de secretario general". No
obstante, en la época, ¡el secretario general se ocupaba esencialmente de
las cuestiones de organización interna del Partido!
En febrero de 1923, "el estado de Lenin había empeorado, sufriendo
fuertes dolores de cabeza. Los médicos le había prohibido
categóricamente la lectura de los diarios, las visitas y las informaciones
políticas. Vladimir Iliych pedía que le rindieran cuentas del X° Congreso
de los Soviets. No se las pasaron y esto le produjo un gran disgusto." Al
parecer Krupskaia intentó hacerse con los documentos que Lenin pedía.
Dimitrievsky aporta un nuevo incidente entre ella y Stalin. "Como
Krupskaia le telefoneó otra vez para obtener de él algunas informaciones,
Stalin le respondió en un lenguaje ultrajante. Krupskaia, llorando, fue
inmediatamente a quejarse a Lenin. Y éste, cuyos nervios estaban
tendidos hasta el más alto grado, no se pudo contener más."
El 5 de marzo, Lenin dictó otra nota: "Respetado camarada Stalin: Ha
tenido usted la rudeza de llamar a mi mujer para reprenderla. No tengo la
intención de olvidar tan rápidamente lo que ha hecho contra mí, y es inútil
el subrayar que considero lo que ha hecho contra mi mujer como hecho
contra mí. Por esta razón, pido que penséis seriamente si aceptáis el
retirar lo que habéis dicho y presentarle vuestras excusas, o si lo que
queréis es que rompemos las relaciones entre nosotros. LENIN".
Es muy penoso el leer esta carta privada de un hombre que está
físicamente en su final. Krupskaia misma pidió a la secretaria el no
trasmitir esta nota contra Stalin. No obstante estas fueron las últimas
líneas que Lenin pudo dictar: al día siguiente, tuvo una agravación de su
enfermedad y ya no fue capaz de realizar ningún trabajo en el resto de su
vida.
Que Trotsky se vea necesitado de explotar las palabras de un enfermo
al borde de la parálisis total, muestra bien la fisonomía moral de este
individuo. En efecto, fue un verdadero falsario. ¡Trotsky presentó este
texto como la prueba final de que Lenin lo había elegido a él como su
sucesor! Y también escribió: "Esta nota, el último texto de Lenin, es al
mismo tiempo la ruptura definitiva de sus relaciones con Stalin."
Años más tarde, en 1927, la oposición unificada de Trotsky, Zinoviev
y Kamenev intentó nuevamente utilizar el "testamento" contra la
dirección del Partido. En una declaración pública, Stalin, pudo decir
entonces esto: "Los oponentes han levantado aquí un clamor y han
pretendido que el Comité Central del Partido ha "ocultado" el Testamento
de Lenin. Esta cuestión ha sido tratada muchas veces en los últimos
plenos del Comité Central y de la Comisión Central de control (una voz:
"¡Millares de veces!"). Ha sido probado y otra vez probado que nadie lo
ha ocultado, que este "testamento" de Lenin fue mandado al XIII
Congreso, que este Testamento fue leído en el Congreso (Una voz
"¡Absolutamente!) y que el Partido decidió por unanimidad el no
publicarlo, entre otras cosas porque el mismo Lenin ni lo pidió, ni lo
deseó." "Se dice que en este "Testamento" Lenin propuso que se discuta,
en vista de lo "grosero" de Stalin, si no se podría reemplazar, como
secretario general, por otro camarada. Esto es del todo exacto. Sí,
camaradas, soy grosero hacia aquellos que rompen o dividen al Partido de
forma grosera y traidora. Ya, desde la primera sesión del pleno del
Comité Central, después del XIII° Congreso, pedía que el pleno me
descargara de la función de secretario general. El propio Congreso había
tratado esta cuestión. Cada delegación trató la cuestión y todas las
delegaciones, entre ellas las delegaciones de Trotsky, Zinoviev y
Kamenev obligaron a Stalin a quedarse en su puesto. Un año más tarde,
dirigí otra petición al pleno para desmarcarme de mi función, pero se me
obligó de nuevo a quedarme en mi puesto."
Como si todas estas intrigas sobre el "testamento" no fueran
suficientes, ¡Trotsky no dudó, al fin de su vida, en acusar a Stalin de
haber asesinado a Lenin! Para apuntalar esta revelación incalificable,
avanzó un solo y único argumento ¡"su firme convicción"! En su libro
"Stalin", Trotsky escribe: "¿Cual fue el papel real de Stalin en el tiempo
de la enfermedad de Lenin? el "discípulo" ¿no hizo nada para adelantar la
muerte de su "maestro"? (...) "Sólo la muerte de Lenin podría dejar la vía
libre para Stalin. (...) Estoy firmemente convencido de que no podía
esperarse, ya que su destino estaba en juego"
Seguro que Trotsky no nos puede dar ninguna prueba para apoyar esta
acusación, pero no obstante, nos señala cómo esta idea le ha llegado... "A
fines de febrero del 1923, en una reunión del Buró político, Stalin nos
informó que Lenin le había pedido a menudo que le llevara veneno. Pues
consideraba su estado desesperado, preveía un nuevo ataque, no tenía
confianza en sus médicos. Sus sufrimientos eran intolerables."
En esta época, escuchando estos comunicados de Stalin, ¡Trotsky
consigue desenmascarar al futuro asesino de Lenin! Y escribe: "La
expresión de la cara de Stalin me pareció extraordinariamente enigmática.
Una sonrisa malsana errante sobre su cara como sobre una máscara."
Sigamos pues al Clouseau-Trotsky en sus pesquisas. Nos enteramos de
esto: "¿Por qué Lenin, que ya en este momento desconfiaba
extremadamente de Stalin, se dirigió a él para una tal demanda? Lenin
veía en Stalin al único hombre capaz de entregarle el veneno porque tenía
un interés directo para hacerlo. Conocía los sentimientos reales de Stalin
respecto a él."
Intentad escribir, con este género de argumentos, un libro acusando al
príncipe Alberto de haber envenenado al rey Baldouin de Bélgica: "Tenía
un interés directo en hacerlo". Y seréis condenado a la cárcel. Trotsky, él
sí que puede permitirse bajezas incalificables para calumniar al principal
jefe comunista, y toda la burguesía lo felicita por ¡"su lucha implacable
contra Stalin"!
Mientras tanto prosigamos con el punto de órgano de las pesquisas
criminales del sabueso, del detective Trotsky: "Imagino que las cosas
pararon poco más o menos así. Lenin le pide el veneno a fines de febrero
de 1923. Hacia el invierno, el estado de Lenin comenzó a mejorarse
lentamente. El uso de la palabra le vuelve. Stalin quería el poder. El final
estaba próximo, pero el peligro emanado de Lenin estaba más próximo
aún. Stalin duda si tomar la resolución que era imperativa de hacer sin
esperar. Si Stalin le envió el veneno a Lenin después de que los médicos
habían dejado entender a media voz que no había esperanzas, o si él tenía
otros recursos o medios más directos, lo ignoro."
Hasta las mentiras de Trotsky están mal concebidas: pues, si no había
ninguna esperanza, ¿por qué Stalin tenía que "envenenar" a Lenin?
Del 6 de marzo de 1923 hasta su muerte, Lenin estuvo prácticamente
paralítico y privado de la palabra. Su mujer, su hermana y sus secretarias
estaban a su cabecera constantemente. Lenin no podía tomarse ningún
veneno sin que ellas lo supiesen. Los boletines médicos de este período
explican perfectamente que la muerte de Lenin era inexorable.
La forma con que Trotsky ha fabricado sus acusaciones contra "el
asesino Stalin", así como la manera con que utiliza el pretendido
"testamento" desacreditan completamente toda su convulsión contra
Stalin.
CAPITULO II
La industrialización socialista
Al final de la guerra civil, los bolcheviques heredaron un país
completamente arruinado, con una industria destrozada por los ocho años
de operaciones militares. Los bancos y las grandes empresas estaban
nacionalizadas y, con un esfuerzo extraordinario, la Unión Soviética puso
en pie su aparato industrial.
En 1928 la producción de acero, carbón, cemento, materias para tejer
y maquinaria pesada, sobrepasaba el nivel de antes de la guerra. Fue
entonces cuando la URSS se lanzó a un reto que parecía imposible de
alcanzar: impulsar, gracias a un plan quinquenal nacional, las bases de
una industria moderna, contando esencialmente con las fuerzas interiores
del país. Para alcanzar el éxito, el país se puso en pie de guerra,
emprendiendo a marchas forzadas su industrialización.
La industrialización socialista era la pieza clave de la edificación
socialista en la Unión Soviética. Todo dependía de su éxito. La
industrialización debía sentar las bases materiales del socialismo,
permitiendo transformar radicalmente la agricultura a través de su
mecanización y tecnificación modernas. Abriendo un porvenir lleno de
bienestar y prosperidad material y cultural para los trabajadores capaz de
alcanzar los medios necesarios para la realización de una verdadera
revolución cultural. Creando la infraestructura de un Estado moderno y
eficaz.
Y fue capaz de abrir ese porvenir de bienestar material y cultural para
los trabajadores. Construyó la infraestructura de un Estado moderno y
eficaz. Pudo dar al pueblo trabajador las armas más modernas para
defender su independencia contra las potencias imperialistas más
avanzadas.
El 4 de febrero de 1931, Stalin explicó por qué el país debía mantener
estos ritmos extremadamente rápidos para su industrialización: "¿Queréis
que nuestra Patria socialista sea derrotada y que pierda su independencia?
Estamos retrasados en unos cincuenta a cien años respecto a los países
avanzados. Debemos recorrer esta distancia en diez años. O lo hacemos o
seremos triturados" (Las tareas de los dirigentes de la industria, en Las
cuestiones del leninismo, p.458).
En el curso de los años 30, los fascistas alemanes, así como los
imperialistas franceses e ingleses, pintaban con colores chillones el
"terror" que acompañaba a "la industrialización forzosa". Rumiaban su
revancha por la derrota de 1918-21, cuando habían intervenido
militarmente contra la Unión Soviética. Todos ellos querían conseguir
una Unión Soviética fácil de triturar. Pidiéndoles esfuerzos
extraordinarios a los trabajadores, Stalin tenía constantemente ante sus
ojos, la amenaza terrible de la guerra de agresión imperialista que
planeaba sobre el primer país socialista...
El esfuerzo gigantesco por la industrialización del país en el curso de
los años 1928-32 fue llamado La revolución industrial de Stalin, título de
un libro consagrado a este período por Hiroaki Kuromiya (Stalin's
Industrial Revoluction, Cambridge University Press, GB, 1988). Se habló
también de "la segunda revolución" o de "la revolución desde las alturas".
En efecto, los revolucionarios más conscientes y enérgicos se
encontraban a la cabeza del Estado y desde esta posición, despertaban,
movilizaban y disciplinaban a decenas de millones de trabajadores
campesinos que habían quedado hasta entonces en la tinieblas del
analfabetismo y el oscurantismo religioso. Podemos resumir el tema del
libro de Kuromiya de la forma siguiente: Stalin consiguió el éxito en la
movilización de los obreros y de los trabajadores en la industrialización
acelerada, presentándola como una guerra de clases de los oprimidos
contra las viejas clases explotadoras y contra los saboteadores surgidos de
sus propias filas.
Para estar a la altura de dirigir el esfuerzo gigantesco de la
industrialización, el Partido tuvo que ampliar sus filas. El número de
afiliados pasó de 1.300.000 en 1928 a 1.670.000 en 1930. Durante el
mismo período, el porcentaje de miembros de origen obrero pasó del 57%
al 65%. El 80% de los nuevos reclutados eran trabajadores de choque: se
trataba en general de trabajadores relativamente jóvenes que habían
recibido una formación técnica, activistas del Konsomol que se habían
distinguido como trabajadores modelo y que ayudaban a racionalizar la
producción para obtener una alta productividad (Kuromiya, p.319,115).
Esto refuta la fábula de la "burocratización" del partido stalinista: por el
contrario, el Partido reforzó su carácter obrero y su capacidad de
combate.
La industrialización produjo trastornos extraordinarios. Millones de
campesinos analfabetos fueron arrancados de la Edad Media y
propulsados al mundo de la maquinaria moderna. "A finales de 1932, la
fuerza del trabajo industrial se había duplicado con relación a 1928 hasta
llegar a 6 millones de personas" (Kuromiya, p.290). En este mismo
período de cuatro años y en el conjunto de sus sectores, 12'5 millones de
personas habían encontrado una ocupación nueva en las ciudades; 8'5
millones de ellos eran antiguos campesinos (Kuromiya, p.306).
Heroísmo y entusiasmo
En su odio al socialismo, la burguesía se complacía en reseñar el
carácter "forzado" de la industrialización. Los que vivían y observaban la
industrialización socialista del lado de los trabajadores, subrayaron sus
caracteres esenciales: el heroísmo en el trabajo, el entusiasmo y la
combatividad de las masas trabajadoras.
En el curso del Primer Plan quinquenal, Luis Anna Strong, joven
periodista americano que trabajaba para el periódico soviético Novedades
de Moscú, recorrió el país en todas direcciones. Cuando en 1956,
Kruschov lanzó sus pérfidos ataques contra Stalin, Strong recordaba estos
hechos esenciales. Y hablando del primer Plan Quinquenal, emitió el
siguiente juicio: "Jamás en el curso de la historia un proyecto de tan gran
envergadura fue realizado tan rápidamente."
En 1929, año del lanzamiento del Plan, el entusiasmo de las masas
trabajadoras fue tal, que hasta un viejo especialista de la antigua Rusia,
que había escupido su odio hacia los bolcheviques en 1918, observó que
el país era irreconocible. El Dr. Emile Joseph Dillon vivió en Rusia desde
1877 a 1914 y enseñó en diversas universidades rusas. Cuando en 1918 se
marcho, escribió: "En el movimiento bolchevique no existe ni la más
mínima sombra de una idea constructiva o social. El bolchevismo, es el
zarismo a la inversa. Impone a los capitalistas tratamientos tan malos
como los que reservaba el Zar a sus siervos" (Webb, p.810). Pero, cuando
Dillon retornó a Rusia diez años más tarde, no creía lo que veía: "En
todas partes el pueblo piensa, se organiza, realiza descubrimientos
científicos e industriales. Jamás se ha sido testigo de una cosa parecida,
de una cosa que se aproxima a la verdad, a la intensidad, a la tenacidad en
la consecución de sus ideales. El ardor revolucionario funde hasta los
obstáculos más colosales y hace funcionar a elementos tan heterogéneos
en un solo gran pueblo; en efecto, no es ya una nación en el seno del viejo
mundo, sino un pueblo fuerte, cimentado por el entusiasmo casi religioso.
Los bolcheviques han realizado mucho de lo que proclamaron y más de lo
que parecía realizable por no importa qué organización humana en las
difíciles condiciones bajo las cuales han debido operar. Han movilizado a
más de 150.000.000 de seres humanos apáticos, muertos-vivientes y les
han dado un nuevo espíritu" (Webb. p.811).
Louis Anna Strong recuerda cómo fueron realizados los "milagros" de
la industrialización. "La fábrica de tractores de Jarkov tenía un problema.
Fue construida fuera del Plan". "(En 1929), los campesinos se
comprometieron más rápidamente de lo previsto con sus granjas
colectivas. No podían satisfacer sus pedidos de tractores. Jarkov,
orgullosamente ucraniana, construyó su propia fábrica fuera del Plan.
Todo el acero, los ladrillos, el cemento, la fuerza de trabajo estaba ya
retribuida por 5 años. Jarkov sólo podía conseguir su acero desarrollando
ciertas empresas siderúrgicas produciendo 'por debajo del Plan'. Para
paliar la falta de brazos, decenas de miles de personas, empleados,
estudiantes, profesores... hacían trabajo voluntario durante sus días libres.
Cada mañana a las seis y media -decía M. Raskin, el ingeniero americano
encargado de Jarkov-, veíamos llegar el tren especial. Llegaban con las
banderas desplegadas y sus marchas militares, cada día un grupo diferente
pero siempre alegre. La mitad del trabajo no especializado fue efectuado
por estos voluntarios" (Louis Anna Strong, The Stalin Era, 1956, p.33;
28-29).
En 1929, la colectivización había tomado una extensión imprevista, la
fábrica de tractores de Jarkov no fue la única "corrección" del plan. La
fábrica Putilov de Leningrado había producido 1.115 tractores en 1927 y
3.050 en 1928. Y después de calurosas discusiones en la fábrica, ¡se
acordó un plan de 10.000 tractores para 1930! Y entregaron,
efectivamente 8.935.
El milagro de la industrialización en un decenio, estuvo influenciada,
en efecto, por los trastornos que se producían en el retraso del campo,
pero también, por la acentuación de la amenaza de guerra.
La siderurgia de Magnitogorsk había sido concebida para una
producción de 656.000 toneladas. En 1930, se concibió un plan para
producir 2.500.000. (Strong, p.145) Pero, enseguida los planes de
producción de acero fueron de nuevo revisados al alza: ¡en 1931, el
Ejército japonés ocupaba Manchuria y amenazaba las fronteras
siberianas! El año siguiente, los nazis, subieron al poder en Alemania,
fijando sus pretensiones sobre Ucrania.
Walter Scott, ingeniero americano que trabajó en Magnitogorsk,
evoca los esfuerzos heroicos de los trabajadores y su importancia decisiva
para la defensa de la URSS: "En 1942, la región industrial de los Urales
llegó a ser el corazón de la resistencia soviética. Sus minas, sus fábricas,
sus depósitos, sus campos y sus bosques abastecieron al Ejército rojo de
enormes cantidades de material militar y de todos los productos
necesarios para el mantenimiento de las divisiones motorizadas de Stalin.
En el centro de la inmensa Rusia, un cuadrado de 800 kilómetros contenía
inmensas riquezas en hierro, carbón, cobre, aluminio, plomo, amianto,
manganeso, potasa, oro, plata, platino, zinc y petróleo. Antes de 1930,
apenas se habían explotado estos tesoros. En el curso de los 10 años
siguientes, se habían construido fábricas, que no habían tardado en entrar
en actividad. Todo ello, se debía a la sagacidad política de José Stalin, a
su perseverancia, a su tenacidad. Había roto toda resistencia para realizar
su programa a pesar de los gastos fantásticos y de las dificultades
inauditas que ello había costado. Quiso crear, ante todo, una potente
industria pesada. Y la emplazó en el Ural y Siberia, a miles de kilómetros
de la frontera más próxima, fuera de los ataques de no importa qué
enemigo. Por otra parte, Rusia no debía ser tributaria del extranjero para
casi todo su aprovisionamiento en caucho, productos químicos,
herramientas, tractores, etc. Debía producir todo esto por sí misma,
asegurando de esta forma su independencia técnica y militar.
Bujarin y otros muchos antiguos bolcheviques no pensaban lo mismo.
Antes de lanzarse a un programa de industrialización a ultranza, querían
asegurar el avituallamiento del pueblo. Unos tras otros, estos disidentes
fueron reducidos al silencio. La opinión de Stalin se impuso. En 1932, el
56% del presupuesto nacional ruso fue reservado a estos grandes gastos.
Fue un esfuerzo financiero extraordinario. Los EEUU, setenta años antes,
sólo había invertido en grandes empresas industriales el 12% del
presupuesto nacional anual. En el resto, fue Europa quien invirtió la
mayor parte del capital, mientras que China, Irlanda, Polonia, etc. sólo
exportaban mano de obra. La industria soviética fue creada casi sin
recurrir a capitales extranjeros" (Scott Walter, Más allá del Ural, ed.
Margaret, 1945, pp. 244-245).
"La vida dura, los sacrificios de la industrialización fueron aceptados
por la mayoría de los trabajadores por convicción y conscientemente. Se
afanaban duramente pero lo hacían por su propia causa, por un porvenir
de dignidad y de libertad para todos los trabajadores." Hiroaki Kuromiya
hizo este conocimiento: "Por paradójico que pueda parecer, la
acumulación forzada no era una fuente de privatizaciones y de disturbios,
sino por el contrario, de heroísmo soviético. En los años treinta, la
juventud soviética encontró el heroísmo en el trabajo y su sitio en la
construcción y en las fábricas, como en Magnitogorsk" (Kuromiya, pp.
305-306). "La rápida industrialización del Primer Plan Quinquenal
simbolizaba la meta grandiosa y dramática de la construcción de una
nueva sociedad. Sobre un fondo de depresión y paro masivo de
Occidente, la marcha hacia la industrialización soviética evocaba
esfuerzos heroicos, románticos, entusiastas y 'sobrehumanos'. La palabra
entusiasmo, como muchas otras, fue devaluada por inflación -escribió
Ilya Ehrenburg-. Y no obstante, no hay otra palabra para explicar los días
del primer plan quinquenal; era pura y simplemente el entusiasmo que
inspiraban los jóvenes por sus actos de bravura cotidiana y no
espectaculares. Para otro contemporáneo, estos días eran realmente un
tiempo romántico y enervante (...) la gente creaba con sus propias manos
lo que pasaría en adelante como un sueño y estaba convencida que estos
planes de ensueño eran una cosa absolutamente realizables" (Kuromiya,
p.316).
Un milagro económico
En el curso de la industrialización, los trabajadores soviéticos
realizaron milagros económicos que fuerzan siempre a la admiración.
Profesor en Indiana University, Kuromiya concluye sus estudios sobre
la industrialización staliniana en estos términos: "La brecha realizada por
la revolución de 1928-31 ha sentado las bases de la remarcable expansión
industrial de los años treinta que ha salvado al país durante le Segunda
Guerra mundial. A fines de 1932, el Producto Industrial Bruto había más
que doblado con relación al de 1928. A medida que los proyectos del
Primer Plan quinquenal entraban, el uno detrás del otro, en operación
hacia la mitad de 1930, la producción industrial conoció una expansión
extraordinaria. En el curso de los años 1934-36, el índice oficial mostró
un aumento del 88% para la producción industrial bruta. En el curso del
decenio de 1927-28 a 1937, la producción industrial bruta aumentó de
18.300 millones de rublos a 95.500 millones; la producción de acero
subió de 3'3 millones de Tm. a 14'5; el carbón de 35'4 millones de metros
cúbicos a 128'0; la potencia eléctrica de 5'1 miles de millones de
kilovatios-hora a 36'2; las máquinas- herramientas de 2.098 unidades a
36.120. Hasta eliminando las exageraciones, podemos decir con certeza
que las realizaciones dan vértigo" (Kuromiya, p.287).
Lenin había expresado su confianza en la capacidad del pueblo
soviético para la construcción del socialismo en un sólo país, declarando:
"El comunismo, es el poder soviético más la electrificación de todo el
país" (T. 32, pp. 537-538). Con esta óptica, en 1920, Lenin propuso un
plan general de electrificación que preveía, durante los próximos 15 años,
la construcción de 30 centrales eléctricas de una potencia de 1'75 millones
de K. Gracias a la voluntad y a la tenacidad de Stalin y de la dirección
bolchevique, en 1935, la URSS disponía de una potencia de 4'07 millones
de Kw. ¡El sueño temerario de Lenin, había sido realizado al 233% por
Stalin! (Los Progresos del poder soviético después de 40 años.
Compilación estadística, Moscú 1958, p.75).
Hiriente desmentido para todos esos renegados instruidos que habían
leído en los libros científicos que la construcción socialista en un solo
país, sobre todo campesino, era algo imposible. La teoría de "la
imposibilidad del socialismo en la URSS", difundida por mencheviques y
Trotskistas, no expresaba otra cosa que el pesimismo y el espíritu de
capitulación de una cierta pequeña burguesía. A medida que progresaba la
causa socialista, su odio por el socialismo real, "esa cosa que no debería
haber sido", no hacía más que aumentar.
El acrecentamiento de los fondos fijos entre 1913 y 1940 ofrece una
idea bastante precisa del esfuerzo increíble realizado por el pueblo
soviético. A partir de un índice 100 para el año precedente a la guerra, los
fondos fijos en la industria habían alcanzado la cifra de 136 en el
momento del lanzamiento del plan quinquenal en 1928. En la víspera de
la Segunda Guerra mundial, doce años más tarde, en 1940, el índice era
de 1.085 puntos, o sea una multiplicación por 8 en 12 años. Los fondos
fijos en la agricultura se habían reevaluado de 100 a 141, justo antes de la
colectivización en 1928, para llegar a 333 puntos en 1940 (Progreso,
p.26).
Durante once años, desde 1930 a 1940, la Unión Soviética conoció un
crecimiento medio de la producción industrial del 16'5 % (Progreso,
p.30).
Durante el curso de la industrialización, el esfuerzo esencial fue
consagrado a la creación de las condiciones de la libertad y la
independencia de la patria socialista. Al mismo tiempo, el régimen
soviético puso las bases del bienestar y de la prosperidad futura. La
mayor parte del crecimiento del presupuesto nacional estuvo dedicado a
la acumulación. No se podía pensar demasiado en mejorar el bienestar
material en lo inmediato. Sí, ¡la vida de los obreros y campesinos fue
dura!
El fondo de acumulación pasó de 3'6 miles de millones de rublos en
1928, lo que representaba 14'3% del presupuesto nacional, al 17'7 miles
de millones en 1932, o sea ¡el 44'2% del presupuesto nacional! El fondo
de consumo, en contra, disminuyó ligeramente -de 23'1 miles de millones
en 1930 a 22'3 diez años más tarde-. Según Kuromiya, en 1932, los
salarios reales de los obreros de Moscú no llegaban más que al 53% del
nivel de 1928. (Kuromiya, p.304-305) Mientras los fondos fijos de la
industria se multiplicaban por 10 en relación a los tiempos de antes de la
guerra, el índice de la construcción de viviendas no llegaba más que a 225
puntos en 1940. Las condiciones de vivienda eran sólo mediocres
(Progreso, p.26).
No es verdad que la industria se haya saldado por una "explotación
militar-feudal del campesinado", como afirma Bujarin: la
industrialización socialista, que, evidentemente, no podía realizarse por
una explotación de las colonias, fue realizada gracias a los sacrificios de
todos los trabajadores, tanto obreros, como campesinos e intelectuales.
Stalin ¿"fue insensible a las terribles dificultades de la vida de los
trabajadores" como claman los anticomunistas "de rostro humano"? Stalin
comprendía perfectamente que era necesario en primer lugar, asegurar la
supervivencia de la patria socialista y de sus habitantes antes de que
pudiera ser posible la cuestión de mejorar sustancial y duraderamente el
nivel de vida. ¿Construir viviendas? Los agresores nazis han destruido e
incendiado 1.710 ciudades y más de 700.000 pueblos y aldeas, dejando a
25 millones de habitantes sin abrigo... (Progreso, p.31)
En 1921, la Unión Soviética era un país arruinado y tenía amenazada
su independencia por parte de todas las potencias imperialistas. Con 20
años de esfuerzo titánico, los trabajadores habían construido un país que
podía hacer frente a la potencia capitalista más desarrollada de Europa: la
Alemania hitleriana. Que los antiguos y futuros nazis se encarnasen
contra la industrialización "forzada" y los "terribles sufrimientos
impuestos al pueblo", es comprensible. Mas, ¿qué hombre ponderado de
la India, Brasil, Nigeria, Egipto puede evitar soñar? Después de su
independencia, digamos en 1960, ¿cuántos pueblos, con un 90% de
trabajadores, no ha dejado de sufrir? Y sin embargo, ¿quién se ha
beneficiado de estos sufrimientos? ¿Es que los trabajadores de estos
países han aceptado estos sacrificios con plena conciencia, como era el
caso de la URSS? Y los sacrificios de los pueblos indios, brasileños,
nigerianos, egipcios, ¿es que acaso ha permitido poner en pie un sistema
económico independiente, capaz de resistir al imperialismo más feroz,
como lo hicieron los obreros soviéticos de los años veinte y treinta?
CAPITULO IV
La colectivización
La colectivización que se inició en 1929 fue un período extraordinario
de luchas de clases muy complejo y encarnizado. Zanjó la cuestión de
dilucidar quién sería la fuerza dirigente en el campo: la burguesía rural o
el proletariado. La colectivización destruyó la base económica de la
última clase burguesa en la Unión Soviética, la que emergía
constantemente de la pequeña producción y del mercado libre en el
campo. La colectivización realizó una transformación política, económica
y cultural extraordinaria y llevó a las masas campesinas por la vía
socialista.
Hacia el enfrentamiento
Para crear los fondos necesarios para la industrialización, el Estado
había pagado, desde principios de los años 20, un precio relativamente
bajo por el trigo. En otoño de 1924, después de una mala cosecha, el
Estado no llegó a comprar los cereales a un precio fijo. Los kulaks y los
comerciantes privados los vendían a precios del mercado libre,
especulando sobre el alza de precios desde la primavera hasta el verano.
En mayo de 1925, el Estado debió doblar sus precios de compra en
relación a los de diciembre de 1924. Este año, la URSS tuvo una buena
cosecha. El desarrollo de la industria en las ciudades obligaba a una
demanda suplementaria de cereales. Los precios de compra pagados por
el Estado siguieron elevándose en octubre y diciembre de 1925. Pero al
haber penuria de productos de la industria ligera, los campesinos medios
que tenían adjudicados lotes, rehusaron vender su trigo. El Estado se vio
obligado a capitular y abandonar su plan de exportación de cereales y
reducir la importación de equipos industriales, después de disminuir los
créditos a la industria (Davies, p.29-30). Tales son los primeros signos de
una grave crisis y de un enfrentamiento entre clases sociales.
En 1926, la cosecha de cereales alcanzó los 76'8 millones de Tm.
cuando el año anterior había sido de 72'5. El Estado compró la cosecha a
precios más bajos que en 1925 (Davies, p.31 y 419). En 1927, la cosecha
de cereales bajó al nivel de 1925. En las ciudades, la situación estaba
lejos de ser brillante. El paro siguió elevado y se agravaba por la llegada
de campesinos arruinados. La diferenciación de salarios entre obreros y
técnicos se acentuó. Los comerciantes privados, que siempre habían
controlado la mitad de la carne vendida en la ciudad, se enriquecieron de
forma ostentosa. Una nueva amenaza de guerra pesaba sobre la URSS
después de la decisión de Londres de romper las relaciones diplomáticas
con Moscú.
La posición de Bujarin
Esta lucha social, antes de estallar, encontró ya su reflejo en el seno
del partido. Bujarin -que en esta época formaba parte de gobierno con
Stalin-, señaló la importancia de avanzar hacia el socialismo por las
relaciones de mercado. En 1925, había hecho ya un llamamiento a los
campesinos para que "se enriqueciesen", añadiendo: "Avanzaremos a
velocidad de un caracol". En una carta del 2 de junio de 1925, Stalin le
escribió: "La consigna de "enriqueceros", no es la nuestra, es errónea...
Nuestra consigna es la acumulación socialista" (Davies, p.32).
El economista burgués Kondratiev era el especialista más influyente
en el Comisariado de Agricultura y Finanzas. Preconizaba una mayor
diferenciación en el campo, tasas menos pesadas para los campesinos
ricos, la reducción "de las tasas insoportables del desarrollo industrial" y
una reorientación de los recursos de la industria pesada hacia la industria
ligera (Davis, p.33). Por otra parte, Chayanov, otro economista burgués
perteneciente a otra escuela, preconizaba el desarrollo de "cooperativas
verticales", primero para la venta y después para la transformación
industrial de los productos agrarios, en lugar de una orientación hacia las
cooperativas de producción, es decir los koljoses. Esta política hubiese
debilitado las bases económicas del socialismo y el desarrollo de nuevas
fuerzas capitalistas en el campo y en la industria ligera. Protegiendo al
capitalismo a nivel de la producción, la burguesía rural hubiese también
dominado las cooperativas de venta.
Bujarin estaba directamente influenciado por estos dos especialistas,
sobre todo cuando declaró en febrero de 1925: "Las granjas colectivas no
son la línea principal, la autopista, la carretera principal por la cual los
campesinos llegarán al socialismo" (Davies, p.34).
En 1927, la cosecha es mediocre. La cantidad de trigo vendido a las
ciudades disminuye de forma dramática. Los kulaks, que han reforzado su
posición, guardan su trigo para especular sobre la penuria y suscitar una
elevación de precios aún más considerable. Bujarin pensaba que era
necesario subir los precios oficiales y ralentizar la industrialización.
"Prácticamente todos los economistas no miembros del partido sostienen
estas conclusiones", declaraba (Davies p.41).
El kulak
La burguesía ha afirmado siempre que la colectivización en la URSS
"ha destruido a las fuerzas dinámicas del campo" y ha causado una
estancamiento permanente en la agricultura. Describían a los kulaks como
campesinos individuales "dinámicos y emprendedores". Esto era sólo una
fábula ideológica destinada a ennegrecer al socialismo y glorificar la
explotación. Para comprender la lucha de clases que se desarrollaba en la
URSS, es necesario hacerse una imagen más realista de lo que era el
kulak ruso.
He aquí lo que escribió a finales del siglo XIX, uno de los mejores
especialistas rusos de la vida campesina: "Cada comuna aldeana tiene tres
o cuatro kulaks así como una buena media docena de menores chupa-
sangres de la misma especie. No tienen necesidad ni de calificaciones, ni
de trabajo arduo, solamente de reacciones prontas para utilizar en su
propio interés las necesidades, la miseria y la desgracia de los otros". "La
característica dominante de esta clase es la dureza cruel e imperturbable
de un ser completamente sin educación, que ha hecho su camino de la
pobreza hacia la riqueza y ha llegado a creerse que hacer dinero, por no
importa que medios, es el único objetivo al que un hombre racional puede
consagrarse" (Stepnieak, The Russian Peasantry, 1895, English Edition
1905, en: Webb, p.563). Y el americano E.J. Dillon, que tuvo un
profundo conocimiento de la vieja Rusia, escribe: "De todos los
monstruos humanos que jamás he visto durante mis viajes, no recuerdo
uno solo que fuese tan taimado y odioso como el kulak ruso" (Webb,
p.565).
Los 25.000
El Comité Central lanzó un llamamiento a 25.000 obreros
experimentados de las grandes fábricas para ir al campo a mantener la
colectivización. Se presentaron más de 75.000. Se seleccionaron 28.000:
militantes políticos, jóvenes que habían combatido durante la guerra civil,
miembros del partido y del Komsomol.
Estos obreros eran conscientes de su papel dirigente, el de la clase
obrera, en la transformación socialista del campo. Lynee Viola escribe:
"Veían en la revolución de Stalin un medio de arranque de la victoria
final del socialismo después de los años de guerra, con sus sufrimientos y
escasez. Veían la revolución como una solución a los problemas del
atraso, a los déficits aparentemente crónicos de la comida y del cerco
capitalista" (Viola, p.211).
Antes de partir se les explicó que eran los ojos y los oídos del Comité
Central: gracias a su presencia en primera línea, la dirección esperaba
adquirir un conocimiento materialista de los trastornos en el campo y de
los problemas de la colectivización. Se les ordenó también comunicar a
los campesinos sus propias experiencias en cuanto a organización,
adquiridas en tanto que obreros industriales, pues el hábito secular de
trabajo individual constituía un obstáculo serio para la explotación
colectiva de la tierra. Finalmente, se les dijo que ellos deberían jugar el
papel calificado de comunistas funcionarios del partido y, si era
necesario, capaces de depurar al propio partido de elementos extraños e
indeseables.
Fue en el curso de febrero de 1930 cuando los 25.000 llegaron al
frente de la colectivización. El análisis detallado de sus actividades y del
papel que jugaron permite hacerse una idea realista de esta gran lucha de
clases revolucionaria que fue la colectivización. Estos obreros
mantuvieron una correspondencia regular con sus fábricas y sindicatos;
sus cartas permitieron saber con precisión lo que pasaba en los pueblos
campesinos.
La "deskulakización"
Para el éxito en la colectivización, era necesario convencer a los
campesinos pobres y medios de la superioridad del trabajo colectivo de la
tierra, que permitiría introducir máquinas a gran escala. Al mismo tiempo,
la industria socialista debía estar a la altura de producir tractores y
maquinaria que constituyeran el soporte material de la colectivización. Y
finalmente, hacía falta definir una actitud correcta hacia los kulaks,
adversarios irreductibles del socialismo en el campo. Este último
problema dio lugar a amplias discusiones en el Partido.
He aquí en qué términos se formulaba la cuestión, frente al necesario
y nuevo momento crucial de los koljoses. Fue Mikoyan quien habló, el 1°
de marzo de 1929: "A despecho de la autoridad política del Partido en el
campo, el kulak tiene mayor autoridad en lo referente a la economía: sus
granjas son mejores, sus caballos también lo son, sus máquinas son
mejores y se les escucha para los asuntos económicos. Los campesinos
medios se inclinan ante la autoridad del kulak. Y su autoridad seguirá
siendo fuerte mientras no obtengamos los koljoses" (Davies, p-62).
Lucha a muerte
Después de esta Resolución que anunciaba el fin de las relaciones
capitalistas en el campo, los kulaks se lanzaron a un combate a muerte.
Para sabotear la colectivización, los kulaks incendiaron las cosechas, las
granjas, las casas y los edificios y mataron a militantes bolcheviques.
Pero, sobre todo, los kulaks querían imposibilitar el despegue de las
granjas colectivas destruyendo una parte esencial de las fuerzas
productivas del campo: los caballos y los bueyes. Todo el trabajo de la
tierra se efectuaba aún con animales de tiro. Los kulaks exterminaron la
mitad. Para no ceder su ganado a la colectividad, los mataron e incitaron a
los campesinos medios a hacer lo mismo. De los 34 millones de caballos
con que contaba el país en 1928, sólo 15 millones quedaban con vida en
1934. Un lacónico bolchevique hablaba de la eliminación de los caballos
en tanto que clase. De los 70'5 millones de bovinos, quedaron 40'7
millones en 1932, de los 31 millones de vacas, 18 millones. 11'6 millones
de cerdos sobre 26 millones pasaron la prueba de la colectivización
(Bettelheim: La economía soviética éd. Recueil Sirey, Paris, 1950, p.87).
Esta destrucción de fuerzas de producción tuvo, verdaderamente,
consecuencias desastrosas: en 1932, el campo sufrió una gran hambruna,
causada en parte por el sabotaje y las destrucciones efectuadas por los
kulaks. Pero los anticomunistas atribuyen aún a Stalin y a su
"colectivización forzada", las muertes provocadas por la acción criminal
de los kulaks...
Stalin rectifica
El 2 de marzo de 1930, Stalin publicó un resonante artículo titulado:
El vértigo del éxito. Stalin afirmaba que en ciertos casos, se "ha violado el
principio leninista de la libre adhesión en cuanto a la formación de los
koljoses". Era necesario que los campesinos puedan convencerse, por su
propia experiencia, de "la fuerza e importancia de la nueva técnica, de la
nueva organización colectiva". En el Turkestán, se había amenazado con
recurrir al ejército si los campesinos no entraban en los koljoses. Además,
era necesario tener en cuenta las condiciones diferentes según las
regiones. "Se busca a menudo sustituir el trabajo preparatorio de
organización de los koljoses, por la proclamación del movimiento
koljosiano a golpe de decreto burocrático, de resoluciones de papeleo
sobre el crecimiento de los koljoses, la organización de koljoses ficticios,
que no existen aún en la realidad, pero sobre cuya "existencia" se posee
una montaña de resoluciones jactanciosas" (Stalin, Cuestiones..., p.419-
420).
Algunos han querido "colectivizarlo todo" lanzándose a "tentativas
grotescas de querer saltar sobre sí mismos". Esta "precipitación absurda y
perjudicial" sólo puede "llevar el agua al molino de nuestros enemigos de
clase". La forma predominante del movimiento koljosiano debe ser el
artel agrícola. "En el artel son colectivizados los principales medios de
producción, sobre todo los que sirven al cultivo de cereales: el trabajo, el
disfrute del suelo, las máquinas y otros materiales, los animales de tiro y
las dependencias. No son colectivizadas las tierras cercanas a las granjas
(pequeños huertos, jardines), las habitaciones, una parte del ganado
lechero, el pequeño ganado, las aves de corral, etc. El artel es el eslabón
principal del movimiento koljosiano porque es la forma más racional que
puede permitir resolver el problema de los cereales. Además, el problema
de los cereales es el eslabón principal de todo el sistema de la agricultura"
(Stalin, Idem, p.421-423).
El 10 de marzo, una resolución del Comité Central recogía estos
puntos e indicaba que "en ciertos distritos el porcentaje de
"deskulakizados" había llegado hasta el 15%" (Davies, p.273). Una
Comisión del C.C. examinó el caso de los "deskulakizados" enviados a
Siberia. Sobre 46.261 casos examinados, el 6% habían sido exilados
injustamente. En 3 meses, 70.000 familias fueron rehabilitadas en 5
regiones en donde se disponía de información (Davies, p.280-281). Esta
cifra debe ser comparada con las 330.000 familias expropiadas de las 3
categorías hasta 1930.
Rectificar y consolidar
Hindus, un americano de origen ruso, se encontraba en su pueblo
natal cuando salió este artículo de Stalin. He aquí su opinión: "En el
mercado, los campesinos se agrupaban, leían en voz alta el artículo y lo
discutían ampliamente, hasta con violencia y algunos estaban tan
exaltados que compraban todo el vodka que podían pagarse y se
emborrachaban" (Davies, p.271). "Stalin se convirtió durante cierto
tiempo en un héroe popular con la publicación de su Vértigo del éxito,
anotaba Lynee Viola (p.116).
En el momento en que Stalin publicó su artículo, el 59% de los
campesinos habían entrado ya en los koljoses. Se esperaba, con toda
evidencia, que la mayoría se quedarían. "La tarea del partido es la de
consolidar el éxito obtenido y de utilizarlo metódicamente para poder
continuar nuestro avance" (Stalin, p.418).
Un decreto del 3 de abril incluía muchas medidas especiales
destinadas a consolidar los koljoses existentes. Los granjeros colectivos
podrían tener un cierto número de animales y trabajar una parcela de
tierra por su cuenta. Un crédito de 500 millones de rublos fue librado en
beneficio de los koljosianos para el año en curso. Ciertas deudas y pagos
de los koljoses y de los koljosianos fueron anulados. Disminuciones de
impuestos fueron anunciadas para los dos años siguientes (Davies, p.281).
En marzo, Molotov puso en guardia contra el desorden e insistía para que
se mantuviese, tanto como fuese posible, el grado de colectivización al
mismo tiempo que se rectificaban los errores: "Nuestra aproximación... es
para poder maniobrar y garantizar un cierto nivel de organización,
inclusive si no es totalmente voluntaria, para consolidar los koljoses".
Molotov subrayaba que el "principio voluntarista bolchevique" difería del
"principio voluntario social-revolucionario y kulak" que presuponía la
igualdad de condiciones para los koljoses y para los campesinos
individuales (Davies, p.276).
Pero era necesario corregir con mano firme los errores izquierdistas y
burocráticos. El 4 de abril, el secretario del comité de Moscú, uno de los
bastiones del izquierdismo, fue destituido por parte del Buró político.
Kaganovich, que lo reemplazó, hizo dimitir a 153 responsables de distrito
y de okrug (Davies, p.280).
Resultados notables
A pesar de los enormes trastornos de la colectivización, la cosecha de
1930 fue excelente. Las buenas condiciones climatológicas habían
contribuido a ello, lo que llevó al Partido a subestimar las dificultades con
las que más adelante se enfrentaría.
La producción de cereales se cifró, según diferentes cálculos, entre
77'2 y 83'5 millones de Tm., cuando en 1929 fue del 71'7 (Davies, p.419).
Gracias a la planificación nacional, la cosechas industriales, sobre todo
las de algodón y remolacha, habían aumentado un 20%. En contra, a
causa del sacrificio de gran número de animales, la producción cárnica
pasó de 5'68 miles de millones de rublos a 4'40, o sea una bajada del 22%.
En 1930 el conjunto de sectores colectivos (koljoses, sovjoses y
parcelas individuales de los koljosianos) alcanzaban el 28'4% de la
producción agrícola bruta, contra el 7'6% el año anterior (Davies, p.337-
338). El suministro de cereales a las ciudades pasó de 7'47 millones de
Tm. en 1929-30 a 9'09 millones en 1930-31, o sea un aumento del 21'7%.
Pero, dado el desarrollo fulgurante de la industria, las personas que
recibían por distribución colectiva su ración de pan habían aumentado de
26 a 33 millones, o sea, habían crecido un 27% (Davies, p.360-361).
El consumo de productos alimenticios disminuía ligeramente en el
campo, pasando de 60'55 rublos por persona en 1928 a 59'95 en 1929 y a
58'52 en 1930. Mientras, el consumo de productos industriales pasaba de
28'29 rublos en 1928 a 32,20 al año siguiente y a 32'33 en 1930. El
consumo total de la población rural evaluado en un índice 100 en 1928,
pasó al 105'4 y a 102'4 en 1930. El nivel de vida en el campo había
aumentado ligeramente, mientras que había disminuido en las ciudades.
El consumo total por persona en la ciudad pasó de un índice 100 en 1928
a 97'6 en 1929 y a 97'5 el año siguiente (Davies, p.369-370).
Esto contradice las acusaciones de Bujarin y de toda la derecha, según
las cuales Stalin había organizado "la explotación feudal-burocrática" del
campesinado: toda la población trabajadora hacía sacrificios enormes para
la edificación socialista y la industrialización y los sacrificios pedidos a
los obreros eran a menudo más duros que los que se pedía a los
campesinos.
Para nutrir a las ciudades y tener éxito en la industrialización, el
Estado soviético seguía una política de precios extremadamente baja para
los cereales. Pero, en 1930, se notaron aumentos considerables de las
rentas campesinas provenientes de las ventas en los mercados libres y del
trabajo temporal. Como dice Davies: "El Estado aseguraba el suministro
en productos agrícolas esenciales a precios muy por debajo del nivel del
mercado. Pero, cuando se considera las cosechas (por el Estado) y las
ventas en el mercado parece que los precios recibidos por el productor
agrícola crecen mucho más rápidamente que los precios de los productos
industriales. Los términos de cambio estaban modificados a favor de la
agricultura" (Davies, p.369). "El control centralizado de la producción
agrícola parece tener un cierto éxito en su fin primario que era el de
asegurar el aprovisionamiento de comestibles a la población urbana y de
materias primas agrícolas para la industria." (Davies, p.371).
El "genocidio" de la colectivización
En el curso de los años 80, la derecha ha recogido muchas de los
temas que los nazis habían desarrollado en el curso de la guerra
psicológica contra la URSS. En general, ya desde 1945, los esfuerzos por
rehabilitar al nazismo comenzaron por afirmaciones como "el estalinismo
era al menos tan bestial como el nazismo". Ernest Nolte, seguido en esto
por Jüngen Habermas, afirmó en 1986 que ¡el exterminio de los kulaks
por Stalin podía ser comparado al exterminio de los Judíos por Hitler!:
"Auschwitz no es, de pronto, el resultado del antisemitismo tradicional.
En el fondo no fue esencialmente un "genocidio", sino antes que nada una
reacción nacida de la ansiedad frente a los actos de exterminio de la
revolución rusa. La copia era mucho más irracional que el original."
(citado por Merl Stefan: "Ausrottung" der Bourgeosie und der Kulakern
in Sowjetruszland? in Geschichte und Gesellschaft, 13, 1987, p. 368).
Así que según estos señores, los pobres nazis han sido atormentados
por la "ansiedad" producida por los crímenes estalinistas; y el exterminio
de los judíos ha sido una "reacción" a esta "ansiedad". He aquí como los
antiguos y nuevos nazis llevan a cabo la guerra psicológica. Aprovechan
el término soviético de "la liquidación de los kulaks en tanto que clase",
que trata de la eliminación de la explotación de tipo capitalista que
organizaban los kulaks y no de la liquidación física de kulaks en tanto que
personas. Pero, especulando sobre la palabra "liquidación", los polis de
los medios académicos del género Nolte, Conquest y Rosefielde
¡pretenden que todos los kulaks exilados fueron "exterminados"!
Merl describe las condiciones precarias en las cuales los primeros
kulaks fueron expropiados y enviados a Siberia, durante la gran ola de las
colectivizaciones en enero-marzo de 1930. "Con la llegada de la
primavera, la situación en los campo de acogida se agravó. Las epidemias
se han extendido, haciendo muchas víctimas sobre todo entre los niños.
Por esta razón, todos los niños han sido retirados de estos campos en abril
de 1930 y devueltos a sus pueblos de origen. En este momento, ya se
habían deportado al Norte unas 400.000 personas; hasta el verano de
1930, entre 20.000 y 400.000 personas han muerto" (Merl. p.376). Aquí
Merl nos señala, de paso, que una gran cantidad de "víctimas del terror
estalinista cuando la colectivización" han perecido a causa de las
epidemias. Ivnickij, el mejor especialista soviético en la materia, dijo que
en 1930 y 1931, el conjunto de las explotaciones kulaks expropiadas se
cifraban en 569.300. Merl, por el contrario, estima que el total de las
familias expropiadas durante la colectivización se situó entre las 600.000
y las 800.000.
¿Cuántos kulaks expropiados fueron así exilados? Merl dice que "más
de la mitad" de ellos permanecieron en sus distritos. Otros soviéticos
afirman que el 35% fueron exilados, otros cifran su número en el 20%.
Los primeros llegan a 213.000 familias, los segundos a 164.000. En
cuanto a Merl, estima que 350.000 familias, es decir cerca de 1.800.000
personas, fueron exiladas. Las diferencias son demasiado grandes
(Davies, p.236; Merl, p.376).
Merl afirma que los transportes del otoño de 1930 "se efectuaron en
las más bárbaras condiciones". La mayoría fueron enviados a Siberia y al
Kazakstan, "regiones en donde había un déficit considerable de fuerza de
trabajo". "De las 1.800.000 personas, aproximadamente, en el momento
de partir, habían al principio de 1935 aún 1.100.000 en los sitios del
exilio; en 1941, habían sólo 930.000" La diferencia "es debida a las
salidas y a las muertes naturales; una parte de estas personas, que no se
pueden determinar caso por caso, deben ser consideradas como víctimas
de la 'liquidación' de las explotaciones kulaks" (Merl, p.377).
En primer lugar, calcular a partir de las "estimaciones" de la
controversia, las 1.800.000 personas que partieron es discutible. Luego, se
sabe que numerosos kulaks, exilados en 1930, fueron indultados y
regresaron a su lugar de origen. Merl anota que a partir de 1933 los niños
de los kulaks se les permitió recobrar sus derechos políticos y que los
jefes de las familias kulaks podían ser amnistiados y volver a recuperar
sus derechos civiles a partir de 1934. El número de los que regresaron de
la deportación no está cifrado. Después, en los años 1930-1935, la URSS
tenía déficit de fuerza de trabajo, sobre todo en las regiones nuevas
puestas en explotación. El régimen intentó utilizar a todas las fuerzas
disponibles. No se ve claro por qué habría que "matar" a hombres que
después de uno o dos años, trabajaban las tierras de Siberia y del
Kazakhan. No obstante, Merl estima que los 100.000 jefes de familia de
la primera categoría, enviados al sistema Gulag, murieron todos. "100.000
personas han perdido la vida, a principios de 1930, por su expulsión de
sus casas, por la deportación hacia el Norte y por las ejecuciones". Por la
estimación precedente de 20 a 40.000 muertos hacia el fin de 1930, Merl
pasa, sin otra precisión a 100.000. Después adjunta aún a este número a
otras 100.000 personas "muertas en las regiones de deportación hasta los
fines del 1930". Aquí también, sin otra precisión o indicación (Merl,
p.377).
El cálculo que hace Merl para llegar a los 300.000 muertos durante la
deskulakización, es pues poco convincente. Por lo tanto, se verá obligado
a defender sus estimaciones "muy débiles", de cara a un cripto- fascista
del género de Conquest.
Este último hace un "cálculo" ¡de 6.500.000 kulaks "masacrados"
durante la colectivización! (Merl Estefan: Wie viele Opfer forderte die
"Liquidaterung des Kulaks als Klass?", in: Geschichte und Gesellschaft,
14, 1988, p.534).
Conquest, es una "autoridad" en toda la derecha. Pero Merl constata
que Conquest da pruebas de una "ausencia espantosa de crítica de las
fuentes". Conquest "utiliza escritos oscuros de emigrados tomando
informaciones transmitidas de tercera o cuarta mano". "A menudo, lo que
presenta como hechos sólo se apoya por una sola fuente muy discutible"
(Merl, p.535). "El número de víctimas avanzado por Conquest sobrepasa
en mucho más del doble el número de deportados según sus "pruebas"
(Merl, p.537).
Por su odio hacia el socialismo, intelectuales occidentales han
propagado las calumnias absurdas de Conquest sobre los 6.500.000
kulaks "exterminados". Al mismo tiempo, defienden a la democracia
burguesa, la democracia imperialista. En Mozambique, el Renamo,
organizado por la CIA y los servicios secretos de África del Sur, han
masacrado y llevado a la hambruna a 900.000 personas de los pueblos
desde 1980. El fin: impedir que Mozambique emerja como país
independiente de orientación socialista. En Mozambique, los intelectuales
occidentales no han inventariado los cadáveres, sólo constatan la barbarie
imperialista. Pero estos 900.000 muertos son un NO-HECHO: no hablado
simplemente de ello.
La UNITA, sostenida y encuadrada abiertamente también por la CIA
y África del Sur, ha matado más de un millón de angoleños durante la
larga guerra civil contra el gobierno nacionalista de MPLA. Después de
haber perdido las elecciones de 1992, Savimbi, el hombre de la CIA, ha
podido permitirse relanzar su guerra destructiva. "La tragedia angoleña
amenaza a 3 millones de personas... Savimbi rehúsa aceptar la victoria
electoral del gobierno por 129 diputados contra 91 y hunde a Angola a un
nuevo baño de sangre que ha costado hasta el presente 100.000 víctimas
más..." (después de 12 meses...)
Cien mil muertos más, seguro que no son nada. Pues, ¿cuantos
intelectuales occidentales que les gusta aun ahora, gritar contra la
colectivización, han tomado simplemente nota de los dos millones de
campesinos angoleños, masacrados por Occidente para impedir que sus
países sean realmente independientes y escapen al control del capital
internacional?
CAPITULO V
Cálculo científico...
Dushnyck inventó un método "científico" para calcular los muertos de
la "hambruna-genocidio" y Mace le secundó en esta gestión. "Cuando
tomamos los datos del censo de 1926... y los del censo del 17 de enero de
1939... y el crecimiento medio de antes de la colectivización (2'36% por
año), pudimos calcular que Ucrania... había perdido 7.500.000 personas
entre los dos censos." (Tottle, p.70-71). Estos cálculos no sirven para
nada. La guerra mundial, las guerras civiles y la gran hambruna de 1920-
1922 provocaron una baja de nacimientos; además, esta nueva generación
tendría entonces 16 años, llegará a la edad de la procreación a partir de
los años 30. Las estructuras de la población deberían necesariamente
llevar a una caída de los nacimientos en el curso de estos años. El aborto
libre también provocó una baja notoria de nacimientos en el curso de los
años 30, hasta el punto de que el gobierno debió ponerle término en 1936,
con el fin de aumentar la población.
Los años 1929-1933 estuvieron caracterizados por grandes y violentas
luchas en el campo, acompañadas en ciertos momentos por el hambre.
Estas condiciones económicas y sociales hicieron bajar las tasas de
nacimiento.
El número de personas registradas como ucranianos se modificó por
los matrimonios interétnicos, por los cambios de la nacionalidad
declarada, por las emigraciones. Las fronteras de Ucrania no eran las
mismas en 1939 que en 1926. Los cosacos de Kuban, entre 2 y 3 millones
de personas, fueron recesados como ucranianos en 1926, pero luego
reclasificados como rusos a finales de los años 20. Esta nueva
reclasificación explica por sí misma un 25 a un 40% de las "víctimas de la
hambruna-genocidio" calculadas por Dushnyck-Mace (Tottle, p.71).
Añadamos que, según cifras oficiales, la población de Ucrania creció
en 3.339.000 personas entre 1926 y 1939. Pero, hay que contrarrestarlo
con el decrecimiento de la población judía bajo las condiciones de un
genocidio real, el que organizaron los nazis y sus colaboradores... (Tottle,
p.74).
Para someter a un test la validez del "método Dushnyck", Duglas
Tottle hizo un ejercicio sobre la provincia de Saskatchewan, en el
Canadá, en donde tuvo lugar, en el curso de los años 30 grandes luchas
campesinas. La represión fue, a menudo, sangrienta. Tottle quiso
"calcular" las víctimas de la "represión- genocidio" causadas por el
ejército burgués canadiense en la provincia de Saskatchewan.
Población en 1931:...............................................................................,
921.786 crecimiento en 21-31: 22%
Proyección de la población-1941:....................................................,
1.124.578
Población real-1941:.............................................................................,
895.992
Víctimas de la represión-genocidio:....................................................,
228.586
Víctimas en porcentaje de 1931:..........................................................,
25%
La Gran Purga
Ningún episodio de la historia soviética ha suscitado odios tan feroces
entre la burguesía del mundo entero como la operación de depuración de
1937-1938. La denuncia sin matices de la depuración puede leerse en
términos idénticos en una hoja neo-nazi, en una obra con pretensiones
académicas de Zbigniew Brzezinski, en un planfeto Trotskista o bajo la
pluma del ideólogo en jefe del ejército belga.
Limitémosnos a este último, Henri Bernard, un ex-servicio secreto
belga, profesor emérito de la Escuela real militar. Publicó en 1982 un
libro titulado El comunismo y la ceguera occidental en las Ediciones
André Grisard de Soumagne, Bélgica. En esta obra, Bernard moviliza a
las fuerzas sanas de Occidente contra una invasión rusa -que dice-
inminente. Abordando la historia de la URSS, Bernard emite una opinión
sobre la depuración de 1937 que es interesante más allá del título. Dice:
"Stalin empleará métodos que Lenin habría reprobado. En el georgiano,
no encontramos ni traza de sentimientos humanos. A partir del asesinato
de Kirov (en 1934), la Unión Soviética vive en un baño de sangre y se
asistirá al espectáculo de la Revolución que devora a sus propios hijos.
Stalin, dice Deustscher, ofrece al pueblo un régimen hecho de terror y de
ilusiones. Así, las nuevas medidas liberales coinciden con la ola de sangre
de los años 19361939. Este fue el momento de las horrorosas
depuraciones y del "espasmo y espanto". Ahora van a comenzar las
interminables series de procesos. La "vieja guardia" de los tiempos
heroicos será también aniquilada. El principal acusado de todo este
proceso es Trotsky, el "ausente". El exiliado continúa implacablemente la
lucha contra Stalin, desenmascarando sus métodos, denunciando sus
colusiones con Hitler" (Bernard Henri, libro citado, p.50 y 52-53). Así
pues, la historia del ejército belga tiene interés en citar mucho a Trotsky y
a los Trotskistas, y, se convierte en el defensor de la "vieja guardia
bolchevique" y hasta tiene buenas palabras para Lenin; pero bajo Stalin,
"el monstruo que no tiene nada de humano", domina el terror ciego y el
espanto.
Antes de enunciar los términos con los cuales los bolcheviques han
definido la depuración de los años 1937-1938, veamos en primer lugar lo
que los especialistas burgueses que tienen un cierto respeto por los
hechos, saben a propósito de este período de la historia soviética.
Gabor Tamas Rittersporn, nacido en Budapest, Hungría, publicó en
1988 un estudio sobre las Grandes Purgas, bajo el título Simplificaciones
estalinistas y complicaciones soviéticas (Edición de los archivos
contemporáneos. Paris, 1988). En él fija claramente su oposición al
comunismo y afirma que no se puede "negar los horrores reales de la
época a estudiar, pues seríamos, sin duda, de los primeros en sacarlos a la
luz del día si volviera a ser necesario" (Rittersporn, p.39). Sólo que, la
versión burguesa corriente de esta período es tan grosera y su falsedad tan
evidente, que corrían el riesgo de conducir a una poner en evidencia toda
la interpretación occidental de la revolución soviética. Rittersporn define
de forma admirable los problemas que ha encontrado queriendo hacer una
puesta al día concerniente a las falsificaciones burguesas más groseras:
"Cuando intento restituir tímidamente al público el análisis de los
materiales, casi completamente ignorados, y revelarlos a su luz, con una
perspectiva nueva de la historia soviética de los años 1930, y del papel
que Stalin jugó, se descubrirá que la opinión aceptaba el cuestionamiento
de ideas recibidas en límites mucho más estrechos de lo que podía
pensarse (...) La imagen tradicional del "fenómeno estalinista" es en
realidad tan potente, y los juicios de valor e ideológicos que la sustentan
tiene un carácter tan emocional, que toda tentativa para corregirlos debe
parecer casi inevitablemente como una toma de posición contra los puntos
de vista a las normas generalmente aceptadas que ello implica. (...)
Adaptarse a mostrar que la represión tradicional de la "época estaliniana"
es, por muchas consideraciones, muy inexacta, equivale a lanzar un
desafío desesperado, no solamente a los esquemas consagrados según los
cuales conviene pensar las realidades soviéticas, sino también a las
prácticas lingüísticas más comunes. (...) Lo que puede justificar una
investigación de este género, es ante todo, la extremada inconsistencia de
la literatura consagrada a uno de los fenómenos considerados mayores por
la "vulgata" histórica: la "Gran Purga" de los años 1936-1938. A pesar de
las apariencias, hay pocos períodos de la historia soviética que hayan sido
estudiados tan superficialmente." "Todo lleva a creer si no habrá habido
una tendencia a omitir durante tan largo tiempo las reglas, en el fondo
elementales, del análisis de las fuentes en este campo tan importante; esto
se torna muy verosímil porque las finalidades de estos trabajos estaban,
en una gran medida, muy alejados de las investigaciones históricas
habituales. En efecto, después de una lectura -aunque haya sido poco
esmerada-, de la literatura "clásica", se escapa difícilmente a la idea de
que, por todos los conceptos, estas ideas estaban más inspiradas por los
estados de ánimo que prevalecían en ciertos medios occidentales, que por
las realidades soviéticas de los "tiempos estalinianos". Defensa de los
valores consagrados del Occidente contra toda suerte de amenazas reales
o imaginarias de origen soviético, afirmaciones de experiencias históricas
indudables -así como "a priori"- ideológicas de toda especie" (Rittersporn,
p.13-15, 38).
En lenguaje claro, Rittersporn dice: "Quiero probar que la mayor parte
de las ideas corrientes sobre Stalin son absolutamente falsas. Pero, decir
esto es una empresa casi desesperada. Si afirmáis, incluso tímidamente,
ciertas verdades inalienables sobre la Unión Soviética de los años 30, os
vais a ver tildados de "estalinistas". La propaganda burguesa ha inculcado
una imagen falsa pero extremadamente potente de Stalin, imagen que es
casi imposible corregir, hasta tal punto las emociones suben en el
momento en que abordáis el tema. Los libros sobre las Purgas escritos por
los grandes especialistas occidentales como Conquest, Nove, Deutscher,
Schapiro y Fainsod, no valen nada, son superficiales y redactados
menospreciando las reglas más elementales que todo estudiante de
historia aprende en el primer curso. De hecho, estas obras están escritas
para dar una apariencia académica y científica a la política anticomunista
de los medios dirigentes occidentales. Presentando bajo apariencias
científicas la defensa de los intereses y valores capitalistas y "a priori"
ideológicas de la gran burguesía".
Veamos a continuación cómo la depuración ha sido representada por
los comunistas que han juzgado necesario emprenderla en 1937-1938. He
aquí la tesis central desarrollada por Stalin en su Informe del 3 de marzo
de 1937 que inició la depuración.
Stalin afirma que ciertos dirigentes del partido "se han mostrado
despreocupados, bonachones e ingenuos" y que han faltado a la vigilancia
respecto a los enemigos y a los anticomunistas infiltrados en el Partido.
Stalin habla del asesinato de Kirov, el número dos del partido
bolchevique de la época: "El asesinato de Kirov fue la primera
advertencia seria que demostraba que los enemigos del pueblo iban a
entrar en el doble juego y de que, haciéndolo, se camuflarían de
bolcheviques, de miembros del Partido para ganarse la confianza y abrirse
el acceso a nuestras organizaciones. El proceso del Bloque zinovievista-
Trotskista (1936) ha mostrado con toda evidencia que los zinovievistas y
los Trotskistas agrupaban a su alrededor a todos los elementos burgueses
hostiles, que se han convertido en agentes del espionaje de la Gestapo;
que el doble juego y el camuflaje, son para ellos el único medio de
penetrar en nuestras organizaciones, y que la vigilancia y la perspicacia
política constituyen el medio más seguro para impedir esta penetración."
"Cuanto más avancemos y más éxitos alcancemos, mayor será el furor de
los deshechos de las clases explotadoras para frenarnos, más rápidamente
recurrirán a formas de lucha más agudas, más dañinas para al Estado
soviético, más volverán a los procesos de lucha desesperados, como
último recurso de hombres destinados a su perdición" (Rittersporn, p.129
y 142).
Trotsky y la contrarrevolución
En efecto, en 1936, era evidente para toda persona capaz de analizar
lúcidamente la lucha de clases a nivel internacional, que Trotsky había
degenerado hasta el punto de haberse convertido en juguete de las fuerzas
anticomunistas de todo género. Personaje muy creído de sí mismo, se
atribuía un papel planetario e histórico cada día más grandioso, al mismo
tiempo que la pandilla que lo envolvía era cada vez más insignificante.
Todas sus fuerzas apuntaban hacia un único objetivo: la destrucción del
partido bolchevique que permitiría la toma del poder por Trotsky y los
Trotskistas. De hecho, conociendo perfectamente al Partido Bolchevique
y su historia, Trotsky devino uno de los grandes especialistas mundiales
del combate antibolchevique.
Para fijar las ideas, citaremos algunas tomas de posición públicas
hechas por Trotsky antes de la reapertura del proceso Kirov en junio de
1936.
"Destruir al movimiento comunista"
Trotsky declaró desde 1934 que Stalin y los Partidos comunistas eran
responsables de la llegada al poder de Hitler; y que, para derrotar a Hitler,
era necesario ahora ya ¡destruir "despiadadamente" a los partidos
comunistas! "La victoria de Hitler ha sido provocada por la política
despreciable y criminal del Komintern. Sin Stalin no habría habido una
victoria de Hitler" (Trotsky: La lucha antiburocrática en la URSS Ed. 10-
18, París, 1975, p.32) "El Komintern staliniano, como la diplomacia
estaliniana, cada uno por su lado, han ayudado a Hitler a sentarse en la
silla de montar" (18 enero 1934, Trotsky; La lucha p.39) "La burocracia
del Komintern, de acuerdo con la socialdemocracia, hacen todo lo posible
por transformar a Europa y hasta el mundo entero en un campo de
concentración fascista" (31 de marzo de 1934, Trotsky; La Lucha p. 59-
60). "El Komintern ha creado una de las condiciones más importantes
para la victoria del fascismo. Por ello, para acabar con Hitler es necesario
acabar con el Komintern" (Trotsky, idem. P.35). "¡Trabajadores, aprended
a menospreciar a esta canalla burocrática!" (Trotsky, p.35). (Los
trabajadores) "deben extirpar despiadadamente del movimiento obrero la
teoría y la práctica del aventurerismo burocrático" (18 de enero 1934,
Trotsky, p.42). Así, a principios de 1934, cuando Hitler llevaba en el
poder apenas un año, Trotsky estimaba que ¡para derribar al fascismo, era
necesario ya destruir al movimiento comunista internacional! Magnífico
ejemplo de esa "unidad antifascista" de la que hablan demagógicamente
los Trotskistas. Acordémonos también de que, en la misma época,
Trotsky afirmaba que el Partido Comunista Alemán había "rehusado la
realización del frente unido con el partido Socialista" y que, como
consecuencia, era responsable por su "sectarismo a ultranza", de la
llegada al poder de Hitler. En realidad, fue precisamente el Partido
Socialista alemán quien, a causa de su política encarnizada en defensa del
régimen capitalista alemán, rehusó toda unidad antifascista y
anticapitalista. ¡Y Trotsky se propone "extirpar despiadadamente" a la
única fuerza que realmente libró combate al nazismo! Siempre en 1934,
para excitar a las capas populares más atrasadas contra el Partido
bolchevique, Trotsky lanzó ya la famosa tesis de que la URSS se parecía,
por muchos rasgos, a un Estado fascista: "Estos últimos años, la
burocracia soviética se ha apropiado de numerosas características del
fascismo victorioso, sobre todo en la manumisión del control del Partido
y la institución del culto al jefe" (20 enero de 1934, Trotsky: La Lucha,
p.49).
El sabotaje en Kazakstán
Littlepage, que estuvo en muchas regiones mineras, pudo constatar
que esta forma de lucha de clases encarnizada que era el sabotaje
industrial se desarrolló por todo el territorio soviético.
He aquí como relata lo que vio en Kazakstán entre 1932 y 1937, el
año de la depuración: "En octubre de 1932, un SOS había sido lanzado
por las famosas minas de zinc de Ridder, en Kazakstán oriental, cerca de
la frontera china. (...) Se me ordenó volver a coger de nuevo la obra, en
calidad de ingeniero en jefe, y de aplicar los métodos que me parecieran
apropiados. Al mismo tiempo, los directores comunistas recibieron
aparentemente la orden de dejarme las manos libres y de apoyarme. El
gobierno había gastado grandes sumas para dotar a estas minas de
máquinas y de utillaje americano moderno, pero los ingenieros se habían
mostrado tan ignorantes sobre el empleo de este utillaje y los obreros tan
faltos de cuidado y tan estúpidos en la manipulación de las máquinas, que
una gran parte de estos ingenios importados se habían estropeado sin
posibilidades de reparación" (Littlepage, pp.100-101).
"Dos jóvenes ingenieros rusos de estas minas me parecieron
particularmente competentes y puse mucho empeño al explicarles por qué
las cosas iban mal y cómo debíamos comportarnos para ponerlas en
orden. Me pareció que a estos jóvenes, después de las instrucciones que
les di, podría darles los poderes necesarios para dirigir la explotación"
(Littlepage, p.105-106).
"Las minas Ridder marcharon bastante bien durante 2 o 3 años
después de que las reorganizáramos en 1932. Los dos jóvenes ingenieros,
que me habían dado tan buena impresión, se quedaron dirigiéndolas y se
fueron acomodando incontestablemente con éxito, aprovechando las
instrucciones que les había dejado". "Luego, vino de Alma-Ata una
comisión de investigación parecida a la que había sido enviada a las
minas de Kalata. A partir de este momento, aunque los mismos ingenieros
se quedaron en las minas, fue introducido un sistema enteramente
diferente -sistema que todo ingeniero competente habría juzgado capaz de
causar la ruina de las minas en unos meses-. Se habían hecho explotar los
pilares que habíamos dejado para la protección de los pozos principales,
de manera que el terreno se desplomó en los alrededores."
"Los dos ingenieros de los que he hablado, no trabajaban ya en las
minas cuando volví en 1937; supe que habían sido detenidos, acusados de
complicidad en una conspiración de sabotaje de las industrias soviéticas,
descubierto cuando el juicio de los conspiradores de enero. Cuando hube
sometido mi informe, me mostraron las confesiones escritas de los
ingenieros a los cuales había acordado mi amistad en 1932. Confesaban
haber sido arrastrados a una conspiración contra el régimen de Stalin por
comunistas de la oposición que les había convencido de que eran lo
suficiente fuertes para derribar a Stalin y tomar el control del gobierno.
Los conspiradores les habían probado que se apoyaban en comunistas del
más alto rango. Aunque estos ingenieros fuesen sin partido, se les dijo
que debían optar por una u otra fracción y eligieron el peor caballo".
"Según sus confesiones, la "comisión de investigación" estaba
compuesta por conspiradores que iban de una mina en otra para reclutar a
partidarios. Después de persuadirlos de unirse a ellos en la conspiración,
los ingenieros de Ridder hicieron servir mis instrucciones escritas... para
saber cómo sabotear las minas. Habían introducido deliberadamente los
métodos contra los cuales les había puesto en guardia, y así lograron
causar la ruina de las minas" (Littlepage, p.107-108).
"Nunca me había interesado por las sutilezas de las ideas políticas.
Pero, estoy firmemente convencido de que Stalin y sus asociados tardaron
un cierto tiempo en darse cuenta de que los comunistas expulsados eran
sus peores enemigos". "Mi experiencia confirmó la explicación oficial,
desde que se desembarazaron de su logomaquia y se llegó a la simple
afirmación según la cual los comunistas "de fuera" conspiraban para
hundir a los comunistas "de dentro" utilizando el recurso a la conspiración
subterránea y al sabotaje industrial, porque el sistema soviético había
ahogado todos los medios legítimos de llevar a cabo una lucha política".
"La querella comunista se convirtió en un gran asunto de Estado, al que
numerosos no-comunistas fueron arrastrados y tuvieron que tomar
partido. Una cantidad de pequeños personajes de toda índole estaban
dispuestos a ayudar a toda tentativa opositora subterránea, simplemente
porque se sentían descontentos de la situación" (Littlepage, p.268-169).
Piatakov en Berlín
Durante el Proceso de enero de 1937, Piatakov, el antiguo Trotskista,
fue condenado como responsable del mayor sabotaje industrial. Littlepage
tuvo la ocasión de constatar personalmente que Piatakov estaba mezclado
en las actividades clandestinas. He aquí lo que relató sobre ello: "En la
primavera de 1931, Serebrovski me habló de una misión de grandes
compras que había sido enviada a Berlín bajo la dirección de Iuri
Piatakov que era entonces vice-Comisario de la Industria pesada. Llegué
a Berlín, más o menos al mismo tiempo que la misión. Entre otras ofertas
de compra, la misión hizo la de varias docenas de elevadores, yendo de
cien a mil caballos-vapor. Estos elevadores consistían habitualmente en
tambores, armazones, montacargas, etc. emplazados sobre un asiento de
barras I ó H. La misión había pedido precios en pfennigs por kilogramo.
Muchas firmas licitaban, pero con diferencias considerables -de cinco a
seis pfennig por kilogramo- entre la mayor parte de las ofertas había las
de dos casas en donde los precios eran notablemente inferiores. Estas
diferencias me hicieron examinar de cerca las especificaciones y descubrí
que estas dos casas habían sustituido la base de fundición requerido, por
acero ligero, de manera que si sus ofertas hubiesen sido aceptadas, los
rusos habrían pagado en realidad más, ya que la base de fundido pesaba
mucho más que el acero ligero, pero habría parecido pagar menos al
juzgar después en pfennig por kilogramo. Esto me pareció ser un truco y
me tomé el placer de plantear este descubrimiento. Informé a los
miembros rusos de la misión con satisfacción. Y me quedé perplejo, al
ver que no quedaban del todo satisfechos. Llegaron hasta a presionarme
para que aceptase la compra, diciéndome que había comprendido mal lo
que ellos deseaban." "No podía explicarme sus actitud. Pensé que podía
ser un asunto de 'comisiones'" (Littlepage, p.91-92).
Cuando en su proceso Piatakov hizo las declaraciones ante el
Tribunal, dijo: "En 1931, estuve en misión de servicio en Berlín. A
mediados del verano de 1931, en Berlín, Smirnov Ivan Nikititch me
informó que en este momento, la lucha Trotskista volvía a tomar fuerza
contra el gobierno soviético y la dirección del Partido y que él, Smirnov,
había tenido una entrevista en Berlín con el hijo de Trotsky, Sédov, que le
había dado, bajo encargo de Trotsky, nuevas directrices. (...) Smirnov me
informó que Sédov deseaba mucho verme. Consentí en tener esta
entrevista. (...) Sédov me dijo que un centro Trotskista ya se había
formado; se trataba de la unificación de todas las fuerzas capaces de
llevar a cabo la lucha contra la dirección estaliniana. Se sondaba la
posibilidad de restablecer una organización común con los zinovievistas.
Sédov dijo igualmente que los derechistas, en las persona de Tomski, de
Bujarin y de Rykov, no habían depuesto ni mucho menos las armas, que
no se retenían más que momentáneamente, y que era necesario restablecer
lazos con ellos. (...) Sédov me dijo que sólo exigía de mi una sola cosa:
que hiciese la mayor parte de mis pedidos posibles a dos casas alemanas,
Borsig y Demag, y que él, Sédov, se entendería sobre los medios de
obtener las sumas necesarias, con la condición, estaba claro, que las
diferencias en los precios mayores que se fijaran sobre los pedidos
soviéticos pasarían por entero o al partido o a manos de Trotsky para
servir a sus fines contrarrevolucionarios" (El Proceso del centro
antisoviético Trotskista, Cuenta rendida stenográfica, Moscú 1937,
p.22,23,24,28).
Littlepage hace sobre ello el comentario siguiente: "Este pasaje de la
confesión de Piatakov tiene una explicación plausible, según mi parecer,
pues eso es lo que pasó en Berlín en 1931, cuando yo tuve sospechas de
que los rusos que envolvían a Piatakov querían que yo aprobase una
compra de elevadores de mina que no eran sólo demasiado caros, sino
que no habrían tenido utilidad para las explotaciones a las que habían sido
destinados. No podía creerme que estos hombres buscasen simplemente
su comisión. Pero estaban habituados a las conspiraciones desde antes de
la revolución y habían corrido el riesgo por lo que consideraban su causa"
(Littlepage, p.98).
El sabotaje en Magnitogorsk
Otro americano, Jhon Scott, también ingeniero que trabajaba en
Magnitogorsk, dio noticias de hechos similares en su libro Más allá del
Ural (ed. Marguerat, Lausana, 1945). Concerniente a la depuración de
1937, escribió que habían habido negligencias graves y a veces criminales
por parte de los responsables. Magnitogorsk ha conocido casos flagrantes
de sabotajes de máquinas, ejecutados por antiguos kulaks, ahora obreros.
Ingeniero burgués, Scott se expresa en su análisis sobre la depuración en
estos términos: "Muchos personajes detenidos en Magnitogorsk y
acusados de atentar al régimen no eran más que ladrones, estafadores o
malhechores." "Fue en 1937 cuando la depuración hizo estragos en
Magnitogorsk. Se detuvo a millares de individuos. (...) La Revolución de
Octubre se atrajo el odio de la antigua aristocracia, de los oficiales del
ejército zarista y de los diversos ejércitos blancos, de los funcionarios de
antes de la guerra, de toda suerte de comerciantes, pequeños propietarios
campesinos y kulaks. Todos estos individuos tenían motivos profundos
para odiar a la potencia soviética, ya que los acontecimientos los habían
despojado. Peligrosos en el interior del país, esta gente formaba un
excelente material para los agentes extranjeros con los cuales estaban
prestos a colaborar. Las condiciones geográficas eran tales que naciones
superpobladas como Italia y el Japón, o agresivas como Alemania, no
ahorraban nada para enviar agentes a Rusia. Estos agentes debían
establecer y ejercer su organización y su influencia. Una depuración llegó
a ser necesaria. En el curso de esta acción, se fusiló, se deportó a
numerosos espías, saboteadores, miembros de la quinta columna. Pero
más numerosos fueron aún los inocentes que tuvieron que sufrir estos
acontecimientos" (Scott, p.183-194).
El proceso Riutin
En el curso de los años 1928-1930, Bujarin había sido criticado muy
duramente por sus ideas socialdemócratas, y principalmente por su
oposición a la colectivización, su política de "paz social" con los kulaks y
su voluntad de ralentizar el esfuerzo de la industrialización.
Llevando más lejos las concepciones de Bujarin, Mikhail Riutin
formó en 1931-32 un grupo abiertamente contrarrevolucionario. Riutin,
antiguo miembro suplente del CC, fue secretario del Partido de un distrito
de Moscú hasta 1932. Estaba rodeado de muchos jóvenes bakuninistas
muy conocidos, entre ellos Slepkov, Maretskii y Petrovskii (Cohen
Stephen F.: Bukharin and the Bolshevik revolution, Vintage Books, New
York, 1975, p.343) Petrovskii, retrógrado en el momento de la expulsión
de Riutin, ¡reaparecerá en 1934 como Jefe del Departamento Ideológico
de Leningrado! (Cohen, p.355).
En 1931, Riutin editó un documento de 200 páginas, verdadero
programa de un contrarevolucionario burgués. Del podemos leer: "Era ya,
en 1924-25, cuando Stalin tomó en consideración organizar su "18
Brumario". Igual que Luis Bonaparte, juró delante de la cámara fidelidad
a la Constitución y al mismo tiempo preparó su proclamación como
emperador. (...) Stalin preparó su 18 Brumario "sin efusiones de sangre"
procediendo a la amputación de un grupo después de otro. (...) Aquellos
que no saben reflexionar de forma marxista piensan que la eliminación de
Stalin significaría al mismo tiempo el hundimiento del poder soviético.
(...) La dictadura del proletariado perecerá inevitablemente por culpa de
Stalin, no tendremos muchas ocasiones para salvarla.
¿Qué hacer?
El Partido. 1 Liquidar la dictadura de Stalin y de su grupo. 2.
Reemplazar a toda la dirección del aparato del Partido. 3. Convocar
inmediatamente un congreso extraordinario del Partido.
Los soviets. 1. Nuevas elecciones excluyendo el nombramiento. 2.
Reemplazamiento de la máquina judicial e introducción de una legalidad
rigurosa. 3. Reemplazar y purgar el aparato de la GPU.
Agricultura. 1. Disolución de todos los koljoses creados a la fuerza. 2.
Liquidación de todos los sovjoses deficitarios. 3. Detención inmediata del
saqueo a los campesinos. 4. Reglamentación de la explotación de la tierra
por los propietarios privados y la concesión a estos de las tierras por un
tiempo prolongado" (Novedades de Moscú, n°21, 27 de mayo de 1990).
El Programa del "comunista" Riutin no difería, en su esencia, del de
los contrarrevolucionarios burgueses; liquidar la dirección del Partido;
desmantelar el aparato de la Seguridad del Estado; restablecer la
explotación de la tierra a los propietarios privados y a los kulaks. Todos
los contrarrevolucionarios, desde Khruschev a Gorbachov y Eltsin, se
adhirieron más tarde a este Programa. Pero, en 1931, Riutin, así como
Trotsky, se vieron obligados a envolver su programa de una fraseología
de "izquierdas": preconizaban la restauración del capitalismo, ¡hay que
ver!, para salvar la dictadura del proletariado y para poner fin a la
contrarrevolución, es decir llegar "al 18 Brumario" o al "Termidor".
El revisionismo de Bujarin
A partir de 1931, Bujarin jugó un papel preponderante en el trabajo
del Partido entre los intelectuales. Su influencia fue grande entre la
comunidad científica de la URSS y en el seno de la Academia de las
Ciencias. (Cohen, p.355) Como redactor jefe del periódico gubernamental
Izvestia, Bujarin pudo promover su propia corriente política e ideológica.
(Cohen, p.355) En el primer congreso de los escritores, Bujarin elogió a
Pasternak, que preconizaba un "apoliticismo militante" en literatura
(Cohen, p.356). Bujarin se convirtió en el ídolo de los campesinos ricos,
así como el portavoz de los nuevos tecnócratas.
Cohen, su biógrafo, pretende que Bujarin se sumó a la dirección de
Stalin, para combatirlo mejor... He aquí su tesis: "Era evidente para
Bujarin que el Partido y el país entero entraban en un nuevo período de
incertidumbre, pero también de posibilidades de cambios en la política
interior y exterior soviética. Para participar en estos acontecimientos y
para influenciarlos, también él debía adherirse a la fachada de la unidad y
de aceptación incondicional de la dirección ejercida por Stalin en el
pasado, fachada detrás de la cual, la lucha secreta por la orientación futura
del país sería manejada" (Cohen, p.354).
En 1934-36, Bujarin escribió mucho sobre el peligro fascista y sobre
la inevitable guerra con los nazis. Hablando de medidas a tomar para
preparar al país para la guerra futura, Bujarin definió un programa que
constituyó, de hecho, una puesta al día de sus antiguas ideas oportunistas
de derechas y socialdemócratas. Es necesario eliminar "el enorme
descontento entre la población", principalmente entre los campesinos. Era
una nueva versión de su antiguo llamamiento a la reconciliación con los
Kulaks -la única clase realmente "descontenta" en el campo en esos años-.
Para atacar la experiencia de la colectivización, Bujarin desarrolló una
propaganda sobre el tema de "la humanidad socialista", en donde el
criterio sería "la libertad del desarrollo máximo para el máximo número
de personas". En nombre de "la humanidad", Bujarin predicaba la
conciliación de clases y "la libertad del desarrollo máximo"... para los
elementos burgueses antiguos y nuevos. Para estar en condiciones de
resistir al fascismo, era necesario introducir "reformas democráticas" y
ofrecer una "vida próspera" a las masas. Ahora bien, el país se encontraba
bajo la amenaza de los nazis y frente a la necesidad de grandes sacrificios
para resistirlo, por lo que la promesa de una "vida próspera", tendía a la
demagogia. Sin embargo, en esta sociedad relativamente poco
desarrollada, los tecnócratas y burócratas aspiraban a la "democracia"
para las tendencias burguesas nacientes y una "vida próspera" en
detrimento de las masas trabajadoras. Y Bujarin fue su portavoz.
Lo esencial del programa bujarinista era pues, acabar con la lucha de
clases, el cese de la vigilancia política hacia las fuerzas anti-socialistas, la
promesa demagógica de un mejoramiento inmediato del nivel de vida y la
democracia para las tendencias oportunistas y socialdemócratas.
Cohen, que es un anticomunista militante, no se equivoca cuando ve
en este programa al precursor de la línea Kruschev (Cohen, p.361-163).
Cohen afirma también que Bujarin criticó al fascismo alemán en términos
muy ambiguos para insinuar que fenómenos análogos se desarrollaban en
la Unión Soviética (Cohen, p.362).
De Bujarin a Gorbachov
El autor anticomunista Stephen F. Cohen publicó en 1973 una
biografía elogiosa de Bujarin, presentándolo con "el último bolchevique".
Es muy chocante ver como un anticomunista convencido ¡"lloró el fin de
Bujarin y del bolchevismo ruso"! (Cohen, p.381). Y lo es Cohen por
colocar "fuera de propósito" un pensamiento de otro adepto de Bujarin,
Roy Medvedev: "El estalinismo no puede ser considerado como el
marxismo-leninismo de tres decenios. Fue la perversión que Stalin
introdujo en la teoría y la práctica del movimiento comunista. El proceso
de purificación del movimiento comunista, de eliminación de las capas de
suciedad estalinista no está aún terminado" (Cohen, p.382).
Así es como Cohen y Medvedev, estos dos anticomunistas, presentan
la política leninista seguida por Stalin, como una "perversión" del
leninismo y ellos, los adversarios irreductibles del comunismo, proponen
¡"la purificación del movimiento comunista"! Claro que se trata aquí de
una táctica perfectamente puesta al día después de decenios: cuando una
revolución ha triunfado y se ha consolidado, sus peores enemigos se
presentan como los defensores más firmes de la "revolución auténtica"
y... contra los dirigentes que han "traicionado el ideal de partida". Sin
embargo, hay que remarcar que esta tesis de Cohen y Medvedev ha sido
retenida por prácticamente todos los comunistas kruschevianos. Incluso
Fidel Castro, influido por las teorías de Khruschev, no escapa siempre a
esta tentación. Y, está claro que la misma táctica ha sido utilizada por los
propios especialistas norteamericanos... contra la revolución cubana.
Desde 1961, la CIA lanzó una ofensiva por la "defensa de la
revolución cubana" contra "el usurpador Fidel Castro" que "la había
traicionado". En Nicaragua, Eden Pastora entró al servicio de la CIA para
defender "el programa original del sandinismo". Yugoslavia ha sido,
desde 1948, el primer país socialista que viró hacia el bujarinismo y el
Trotskysmo. Tito recibió el apoyo decidido de los Estados Unidos.
Después, las teorías titistas se infiltraron en la mayor parte de los países
de la Europa del Este.
En el curso de los años 70, el libro de Cohen Bukharin and the
Bolshevik Revolution, publicado por el socialdemócrata inglés Ken
Coater, presidente de la "Bertrand Russell Peace Foundation", ha servido
de base a una campaña internacional por la rehabilitación de Bujarin, que
unió a los revisionistas de los PPCC italiano y francés, a los
socialdemócratas -desde Pélikan hasta Gilles Martinet- y, seguro, que a
las diferentes sectas Trotskistas. Estas mismas corrientes apoyaron a
Gorbachov hasta el día de su caída. Todos estos anticomunistas se
unieron durante los años 70 para rehabilitar a Bujarin, el "gran
bolchevique" a quien Lenin llamó "el niño querido del partido". Todos
afirmaron que Bujarin representaba una "alternativa" bolchevique al
estalinismo y algunos lo proclamaron precursor del eurocomunismo
(Affaire Boukharine, Blanc et Kaisergrüber, Ed. Maspero, 1979, p.11 y
16).
En 1973 ya la orientación de toda esta campaña ha sido dada por el
anticomunista declarado, Cohen: "Las ideas y la política de estilo
bujarinistas han sido devueltas a la vida. En Yugoslavia, Hungría, Polonia
y Checoslovaquia, reformadores comunistas se han convertido en
abogados del socialismo de mercado, de una planificación y de un
crecimiento económico equilibrados, de un desarrollo evolucionista, de la
paz civil, de un sector agrícola mixto y de la aceptación del pluralismo
social y cultural en el marco de un Estado de partido único" (Cohen,
p.384). "Si los reformadores tienen éxito en la creación de un comunismo
más liberal, un socialismo de rostro humano, la visión de Bujarin y el
orden del tipo de la NEP que defendió, pueden aparecer, después de todo,
como la verdadera prefiguración del porvenir comunista ó alternativa al
estalinismo después de Stalin" (Cohen, p.386).
Gorbachov, apoyándose sobre las "experiencias de vanguardia" de los
países de la Europa del Este en el curso de los años 60-70, también
adoptó el viejo programa de Bujarin. Inútil es añadir que Cohen fue
acogido y aclamado en la Unión Soviética de Gorbachov como un gran
precursor del "nuevo pensamiento" y de la "renovación del socialismo".
¿Complot?
V. Likhachev era, en 1937-38, oficial del Ejército Rojo en Extremo
Oriente. En su libro La conspiración en Extremo Oriente, mostró que
efectivamente había una amplia conspiración en el seno del Ejército
(Getty, p.255).
El periodista Alexandre Werth escribió en su libro Moscú 41 un
capítulo titulado El proceso de Tujachevski. En él se lee: "Estoy
convencido de que la purga en el Ejército Rojo tenía mucho que ver con
el temor de Stalin a una guerra inminente con Alemania. ¿Quién era
Tujachevski? Los agentes del "Décimo Buró" francés me habían dicho
hacía tiempo que Tujachevski era pro-alemán. Y los checos me contaban
la historia extraordinaria de la visita de Tujachevski a Praga, en donde
después de un banquete -y estando muy borracho- dejó escapar que un
acuerdo con Hitler era la única esperanza para Checoslovaquia y para
Rusia. Y comenzó a injuriar a Stalin. Los checos enviaron informes sobre
ello al Kremlin, y eso fue el fin de
Tujachevski... y de muchos de sus partidarios" (Citado en Harpal
Brar, Perestroika, published by Harpal Brar, London 1992, p. 161).
Robert Coulondre era embajador de Francia en Moscú entre 1936-38.
En sus Memorias, evoca el terror de la Revolución francesa que, en 1792,
aplastó a la aristocracia y preparó al pueblo francés para la guerra contra
los Estados reaccionarios europeos. En aquella época, los enemigos de la
revolución francesa, y sobre todo Inglaterra y Rusia, habían interpretado
el terror francés revolucionario como un signo precursor del hundimiento
del régimen. No obstante, sucedió lo contrario. "Lo mismo -dice
Coulondre-, pasa hoy con la revolución soviética". "Poco después del
arresto de Tujachevski, el ministro de Lituania, que estaba ligado a varios
dirigentes bolcheviques, me dijo que el mariscal, irritado por las trabas
que le ponía el Partido comunista al desarrollo de la potencia militar rusa,
sobre todo a una buena organización del Ejército, había tomado la cabeza
de un movimiento que tenía como objetivo yugular al Partido e instituir
una dictadura militar. (...) Mi correspondencia puede testimoniar que di al
'terror soviético' su sentido verdadero. No se puede llegar a la conclusión
-no he cesado de repetirlo- de que o el régimen se hace fiable o de que las
fuerzas rusas se agotan. Por el contrario, es la crisis de crecimiento de un
país en desarrollo rápido" (Coulondre Robert, De Stalin a Hitler, Ed.
Hachette, 1950, p.82-84).
Churchill describió en sus Memorias como Hitler había prometido a
Benés, Presidente de Checoslovaquia, respetar la integridad de su país, a
condición de que se comprometiera a ser neutral en caso de guerra franco-
alemana. "Durante el otoño de 1936, el Presidente Benés recibió un
mensaje de una alta personalidad militar alemana, informándole de que si
quería beneficiarse de los ofrecimientos de Hitler, sólo debía darse prisa,
porque muy pronto iban a pasar acontecimientos importantes en Rusia
que permitirían a Alemania "prescindir" de la ayuda de los checos.
Mientras que Benés meditaba sobre el sentido de esta alusión inquietante,
supo que el gobierno alemán estaba en contacto con importantes
personalidades rusas por el canal de la embajada soviética en Praga. Esto
formaba parte de lo que se llamó la conspiración militar y el complot de
la vieja guardia comunista, que apuntaba a la destitución de Stalin y a
introducir en Rusia un nuevo régimen cuya política tenía que ser pro-
alemana. Poco después, fue practicada en la Rusia soviética una
despiadada purga, sin duda útil, que depuró a los medios políticos y
económicos. (...) El Ejército ruso también fue purgado de elementos pro-
alemanes y su valor militar se ha resentido cruelmente. El gobierno
soviético, en lo sucesivo, estará más prevenido contra Alemania. Entiendo
bien que Hitler lee muy claro los acontecimientos, pero, por todo lo que
yo sé, los gobiernos británico y francés no han sido suficientemente
informados de lo que pasaba. Para M. Chamberlain, como para los
estados mayores británico y francés, la depuración de 1937 aparece sobre
todo como el episodio de una rivalidad que desgarra al Ejército ruso, y les
da la imagen de una Unión Soviética cortada en dos por odios y
venganzas inexplicables" (Churchill, La Segunda Guerra Mundial,
Círculo de bibliografía, 1965, vol. I, p.295-296).
El Trotskista Deutscher raramente pierde la ocasión para denigrar a
Stalin. Por lo tanto, aunque afirma que en la base de los procesos de
Moscú, sólo hay una "conspiración imaginaria", se ve obligado a escribir
a propósito de la ejecución de Tujachevski: "Todas las versiones no
estalinianas concuerdan sobre un punto: los generales proyectaban un
golpe de Estado. Lo hacían por razones personales y sobre su propia
iniciativa, sin haberse concertado antes con ninguna potencia extranjera.
El episodio de este golpe de Estado debía ser una revuelta contra el
palacio del Kremlin y debía acabar con el asesinato de Stalin. Una
operación militar decisiva estaba igualmente proyectada fuera del
Kremlin, la toma por asalto del cuartel general de la GPU. Tujachevski
era el alma de la conspiración. (...) Era pues él solo, de todos los jefes
militares y civiles de la época, el que, por muchas consideraciones, se
parecía al Bonaparte original y que habría podido jugar un papel de
Primer Cónsul ruso. El comisario político en jefe del ejército, Gamarik,
que más tarde se suicidó, formaba parte del complot. El general Yakir,
comandante de Leningrado, debía asegurar la cooperación de la
guarnición. Los generales Uborevirch, comandante de la Academia
militar de Moscú, Primatov, adjunto de Budionny a la cabeza de la
caballería, y algunos otros, estaban comprometidos en el complot"
(Deutscher: Stalin éd. Gallimard. 1973, p.385-386). Deutscher,
anticomunista consecuente, hasta cuando acepta la verdad del complot de
Tujachevski, se da prisa en subrayar las "buenas intenciones" de los
organizadores del complot, que querían "salvar al ejército y al país de la
locura terrorífica provocada por las purgas" y asegura a sus lectores que
Tujachevski no se movía "en interés de Alemania"... (Deutscher, p.10). El
nazi León Degrell, en un escrito de 1977, hace referencia al caso
Tujachevski en estos términos: "¿Quién en la Francia de la Revolución,
pudo haber pensado, durante los crímenes del Terror, que surgiría, poco
después, un Bonaparte que enderezaría, con su puño de hierro, la Francia
caída al fondo del abismo? ¡Algunos años más, y este Bonaparte estuvo
próximo a crear una Europa unida!"
"Un Bonaparte ruso también pudo surgir. El joven mariscal
Tujachevski que Stalin mató bajo los consejos de Benés, tenía esa talla en
1937" (Narvaez Luis, Degrell me ha dicho, Faceta de Degrell, Ed. de
Baucens, Bruselas, 1977. p.360-361). Reproducimos también la opinión
de Molotov, el único miembro del Buró Político de 1953 que, con
Kaganovitch, no ha renegado jamás de su pasado revolucionario. En el
curso de los años 80, recordando la situación del año 1937, cuando la
depuración se puso en marcha "Reinaba una tensión extrema. Durante
este período, era necesario actuar sin la más mínima piedad. Creo que
estaba justificado. Si Tujachevski, Yakir y Zinoviev hubiesen lanzado sus
operaciones en tiempos de guerra, hubiese habido una lucha
extremadamente dura, el número de víctimas habría sido colosal.
¡Colosal! Los dos lados habrían estado condenados al desastre. Tenían
alianzas que se remontaban hasta con Hitler. Y lejos, Trotsky tenían lazos
parecidos. No podíamos tener dudas. Hitler era un aventurero y Trotsky
también, los dos tenían rasgos parecidos. Y los derechistas, Bujarin y
Rykov, estaban unidos a ellos. Y, seguro, otros muchos dirigentes
militares". (Tchuchev Félix, Ciento cuarenta conversaciones con Molotov
Ed. Terra, Moscú, 1991 (en ruso), p.413).
Vlassov
Pero, ¿no es aberrante suponer que generales del Ejército Rojo hayan
podido tomar en consideración el colaborar con Hitler? Si no eran buenos
comunistas estos militares, al menos ¿no eran ni nacionalistas?
A estas preguntas, respondemos en primer lugar por una contra-
pregunta. ¿por qué esta hipótesis es más aberrante en la Unión Soviética
que en Francia, por ejemplo? El hundimiento del capitalismo en la URSS
y la dura lucha de clases contra la burguesía, ¿no constituían para todas
las fuerzas nostálgicas de la libre empresa, motivo suplementario para
colaborar con el "capitalismo dinámico" alemán? El mariscal Pétain, el
vencedor de Verdún, ¿no era, acaso el símbolo del patriotismo francés? El
general Weygand y el almirante Darlan, ¿no eran los defensores
encarnizados del colonialismo francés? No obstante, llegaron a ser
personajes clave del colaboracionismo francés.
Y la guerra mundial, ¿no ha demostrado que esta misma tendencia
existía completamente entre ciertos oficiales soviéticos?
El general Vlassov jugó un papel importante en la defensa de Moscú,
en 1941. Hecho prisionero en 1942 por los alemanes, se pasó a su lado.
Pero fue sólo el 16 de septiembre de 1944, después de una entrevista con
Himmler, cuando recibió la autorización oficial de crear su "Ejército de
Liberación Ruso", mientras que ya en 1943 había formado su primera
división. Otros oficiales prisioneros se pusieron también al servicio de los
nazis, de los que damos a continuación sus nombres.
El mayor general Trukhin, jefe de la sección operacional del Estado
Mayor de la región del Báltico, profesor de la Academia del Estado
Mayor general. El mayor general Malychkin jefe del Estado Mayor del
19° Ejército. El mayor general Blagovechtchenski, comandante de
brigada; Chapovalov, comandante de tiradores, y Meandrov. El comisario
de brigada Jilenkov, miembro del Consejo militar de la 32° Ejército. Los
coroneles Maltzev, Zvérev, Nérianin y Buniatchecho, comandantes de la
389° división blindada. El capitán Bytchkov y el comandante Domanov
(Tiempos Nuevos, n° 43, 1990, p.36-39).
Para justificar su deserción al lado de los nazis, Vlassov publicó la
carta abierta: ¿Por qué me he comprometido en la lucha contra el
bolchevismo? Lo que dice en la carta es extremadamente instructivo.
En primer lugar, su crítica del régimen soviético se parece como dos
gotas de agua a las difundidas tanto por Trotsky, como por la derecha
occidental. "Veía que el obrero ruso llevaba una vida penosa, que los
campesinos habían estado metidos por la fuerza en los koljoses, que
millones de rusos desaparecían, detenidos sin ninguna forma de proceso.
(...) El sistema de los comisarios desmantelaba al Ejército Rojo. La
irresponsabilidad, la vigilancia, el espionaje hacían del mando un juguete
en las manos de los funcionarios del partido tanto de civil como con
uniforme. (...) Millares de los mejores comandantes, incluyendo los
mariscales, han sido detenidos y fusilados". Se notará en este propósito,
que Vlassov era partidario del ejército profesional, celoso de la autonomía
militar, de deshacerse del control del Partido, exactamente como lo quería
el estudio del Ejército americano que hemos citado más arriba.
Después Vlassov explica cómo su derrotismo lo ha llevado a unirse a
los nazis. Veremos más adelante que la propaganda derrotista había sido
llevada con encarnizamiento por Trotsky y los Trotskistas. "Veía que la
guerra estaba a punto de perderse por dos razones: a causa del rechazo del
pueblo ruso a defender el poder bolchevique y al sistema de violencia que
había creado, y a causa de la dirección irresponsable del Ejército".
Finalmente, con el lenguaje "anticapitalista" utilizado por los nazis,
Vlassov explica... que la Nueva Rusia debe integrarse en el sistema
capitalista e imperialista europeo. "(Es necesario) construir una Rusia
Nueva, sin bolcheviques y sin capitalistas. (...) Los intereses del pueblo
ruso se han sabido siempre armonizar con los del pueblo alemán, con los
intereses de todos los pueblos de Europa. El bolchevismo ha aislado al
pueblo ruso de Europa con un muro impenetrable" (Tiempos Nuevos, n°
43, 1990, p.36-39).
Soljenitsin
Queremos abrir aquí un breve paréntesis sobre la obra de Soljenitsin.
En 1989, el periódico belga de la IV Internacional Trotskista
aconsejaba a sus jóvenes lectores que quisieran familiarizarse con los
"horrores" del estalinismo, la lectura de dos autores: Soljenitsin y
Conquest. Tres años más tarde, hemos encontrado en el periódico del
partido fascista "Vlaams Blok" un artículo consagrado al comunismo. Se
podía leer que ningún hombre sensato podía reclamarse del comunismo,
después de que Soljenitsin y Conquest nos han revelado toda la verdad
sobre la barbarie inherente a ese sistema...
La construcción del socialismo, que encarnaba los intereses de la gran
mayoría de la población soviética, ha debido realizarse a través de luchas
muy encarnizadas contra un cinco a un diez por ciento de la población de
explotadores del viejo régimen y de los que sufrían la influencia de las
antiguas y nuevas fuerzas reaccionarias. De toda la población sólo de un 5
a un 10% se oponían al socialismo de forma consecuente, en total unas 8
o 10 millones de personas... La industrialización socialista, la
colectivización de la agricultura, la revolución cultural, la depuración y
finalmente la resistencia antifascista, han sido cinco batallas de una
envergadura histórica, que han opuesto a las masas obreras y trabajadoras
de un lado y a las antiguas clases explotadoras y al imperialismo del otro.
Aceptemos por un instante la hipótesis de que unos 15 millones de
personas experimentaron, de una u otra forma, la represión en el curso del
gigantesco seísmo humano de los años treinta y cuarenta en la Unión
Soviética. Todo el abanico de los adversarios del socialismo, desde Hitler
a Bush, han pintado con brocha gorda la suerte miserable y los
sufrimientos intolerables de los que fueron reprimidos por el socialismo
naciente.
El maestro de todas estos "pintores" es Soljenitsin, la voz autorizada
del 5% de zaristas, especuladores, kulaks, mafiosos y de futuros
vlassovianos. Una frase resume a su panfletario El Archipiélago Gulag,
obra maestra de este contrarrevolucionario irreductible: "Decidme, ¿Stalin
pertenece al movimiento comunista universal? Porque, según yo, no se
eleva más allá del Código criminal. ¿Es que los pueblos del mundo entero
se acuerdan de él con afecto? Mas, no aquellos que él enterró, a quienes
ha hecho marchar con el látigo" (Soljenitsin, El Archipiélago, 1974,
Tomo I, p.312).
Soljenitsin, literato zarista, vivió un dilema cruel durante la ocupación
nazi. Como chovinista, detestaba a los invasores alemanes. Pero,
aborrecía al socialismo con una pasión bastante más feroz. También tuvo
tiernos pensamientos hacia el general Vlassov, el más célebre de los
colaboracionistas nazis. Si Soljenitsin lamentaba sólo algo, el coqueteo de
Vlassov con Hitler, proclamó ardorosamente su odio hacia el
bolchevismo.
¿El general Vlassov colaboró con los nazis después de ser hecho
prisionero? Soljenitsin se esfuerza por explicar y justificar su traición. Y
escribió: "Cierto, ¡ha habido traición a la patria! Cierto, ha habido un
abandono pérfido y egoísta. Pero por parte de Stalin: impericia e incuria
en la preparación de la guerra, desconcierto y cobardía en su mando,
sacrificio absurdo de ejércitos y de cuerpos de ejército, con el único fin de
salvar su uniforme de mariscal. ¿Hay una traición más amarga por parte
de un comandante supremo?" (Archipiélago, T-I p.187).
¿Hubo rusos que se alistaron en el ejército nazi para combatir al
pueblo soviético? Pero -dice Soljenitsin-, ¡fue el régimen criminal de
Stalin quien los empujó! "Sólo en última extremo, en el colmo de su
desesperación, el odio insaciable hacia el régimen soviético, les condujo a
las "unidades Vlassov" (Idem, p.189) Por otra parte, dice Soljenitsin, los
colaboracionistas eran más anticomunistas que pro-nazis. "Sólo fue en el
otoño de 1944 que se empezaron a constituir las divisiones vlassonianas
integralmente rusas. El primero y el último actos de independencia de
estas divisiones Vlassov fue la de asestar un golpe... ¡a los alemanes!
Vlassov dio la orden a sus divisiones de pasarse al lado de los checos
sublevados" (Idem, p.191). Fábula que ha sido repetida por todos los
criminales nazis de los diferentes países: ¡cuando los fascistas alemanes
estaban en vísperas de su derrota, todos sus colaboradores han
"descubierto" su vocación "nacional e independiente" y han recordado su
"oposición" a los alemanes, para encontrar protección bajo las alas
protectoras del imperialismo USA!
Soljenitsin no reprocha a los alemanes que fueran fascistas, incluso
que fueran fascistas bestiales y miopes. Si hubiesen sido inteligentes, los
nazis alemanes habrían reconocido el valor de sus hermanos de armas
rusos y les hubiesen dado una cierta autonomía. "Con una miopía y un
engreimiento obtuso, los alemanes, a los nuestros (a los vlassovianos)
sólo les permitieron morir por el Reich, sin permitirles pensar en un
destino ruso independiente" (Idem, p.193).
Cuando la guerra aún causaba estragos y el nazismo estaba lejos de
ser derrotado definitivamente, ¡Soljenitsin empezaba ya a preocuparse por
la suerte "humana" de los criminales vlassovianos detenidos! Describe
una escena después de la limpieza de una bolsa nazi en territorio
soviético. "Apercibí a un hombre a pie vestido con un pantalón alemán,
arqueado, desnudo, la cara, el pecho, los hombros y la espalda todo
ensangrentado. Se expresaba en un ruso sin acento, me llamaba para que
le ayudase. Un sargento le hacía avanzar delante de él a golpes de látigo.
Pues bien, tuve miedo de defender a este vlassoviano contra el sargento
de las Sección especial. (...) Esta imagen ha quedado para siempre
grabada en mis ojos. Porque es casi el símbolo del Archipiélago Gulag,
con el que podría ilustrar la portada de este libro" (Idem, p.189- 190).
Deberíamos agradecerle a Soljenitsin esta confesión desconcertante: ya
que el hombre que encarnaba mejor a los "millones de víctimas del
estalinismo", ¡era precisamente un colaborador de los nazis!
La depuración de 1937-1938
La depuración propiamente dicha fue decidida después de la puesta a
punto de la conspiración militar de Tujachevski. El descubrimiento de un
complot en la cabeza del Ejército Rojo, complot que tenía ligazones con
fracciones oportunistas del Partido, provocó un verdadero pánico.
Desde hacía varios años, la dirección del Partido tenía la convicción
de que la guerra con el fascismo era inevitable. El hecho de que los más
altos jefes del Ejército Rojo y ciertos dirigentes del Partido elaborasen
secretamente los planes de un Golpe de Estado produjo un verdadero
schock. Los dirigentes bolcheviques tomaron conciencia de la gravedad
del peligro interior y de sus relaciones con el exterior.
Stalin comprendió perfectamente que el enfrentamiento entre la
Alemania nazi y la URSS costaría millones de vidas soviéticas. La
decisión de eliminar físicamente a la 5a columna no era un signo de
"paranoia del dictador", como afirmaba la propaganda nazi, sino que
mostraba la determinación de Stalin y del Partido bolchevique de hacer
frente al fascismo con una lucha a muerte. Eliminando a la 5° columna,
Stalin salvó la vida de varios millones de soviéticos. De lo contrario, estos
muertos hubiesen sido el precio suplementario a pagar, en caso de
agresión exterior debido a los sabotajes, provocaciones y traiciones
interiores.
En un capítulo anterior, hemos visto como la campaña contra el
burocratismo en el Partido, sobre todo a niveles de las estructuras
intermedias, tomó en 1937 una gran amplitud. En el curso del mismo año
1937, Yaroslavki atacó muy duramente al aparato burocrático. Afirmaba
que en Sverdlovsk, la mitad de los miembros de los presídiums de las
instituciones gubernamentales habían sido cooptados. El Soviet de Moscú
sólo se reunía una vez por año. Algunos dirigentes no conocían ni de vista
a sus subordinados. "Este aparato del Partido, que debería ayudar al
Partido, se interpone a menudo entre las masas del Partido y los dirigentes
del partido, reforzando, cada vez más, el alejamiento de los dirigentes de
las masas" (Getty, p.137).
Getty escribió: "El Centro intentaba desencadenar una crítica contra el
escalón medio del aparato, por medio de los activistas de la base. Sin la
sanción oficial y la presión desde arriba, hubiese sido imposible para la
base organizar y mantener solos un movimiento parecido contra sus
superiores inmediatos" (Getty, p.155).
La actitud burocrática y arbitraria de los hombres de los aparatos
provinciales estaba reforzada por el hecho de que estos últimos poseían
virtualmente el monopolio en el terreno de la experiencia administrativa.
La dirección bolchevique animaba a la base en su luchar contra las
tendencias burocráticas y burguesas. Getty dijo sobre ello: "El control
popular desde abajo no era ingenuo; era más bien una tentativa vana, pero
sincera, de utilizar a los militantes de base para hacer estallar a los
aparatos cerrados de las regiones" (Getty, p.162).
A principios de 1937, un sátrapa como Rumiantsev, que dirigía la
Región Occidental, un territorio tan grande como un Estado europeo, no
había podido ser destronado por las críticas de la base. Fue cazado por
arriba, por haber estado ligado al complot militar, en tanto que próximo a
Uborevich. "Las dos corrientes radicales de los años 30 habían
convergido en julio de 1937, y la turbulencia que le siguió destruyó a la
burocracia. La campaña de Jdanov para hacer revivir al partido, y la caza
a los enemigos de Ejov, se fusionaron para crear un "terror populista"
caótico que limpió al partido. (...) El populismo antiburocrático y el terror
policíaco destruyeron tanto a la burocracia como a los burócratas. El
radicalismo había dado la vuelta a la máquina política y había destruido a
la burocracia del partido" (Getty, p. 170171).
La lucha contra la infiltración nazi y la conspiración militar se fusionó
con la lucha contra el burocratismo y los empecinamientos feudales.
Hubo una depuración revolucionaria desde arriba y desde abajo. La
depuración comenzó por una decisión-cuadro, firmada el 2 de julio de
1937 por Stalin y Molotov. Ejov firmó enseguida las órdenes de
ejecución, condenando a muerte a 75.950 personas cuya hostilidad hacia
el poder soviético era conocida: criminales de derecho común, kulaks,
contrarrevolucionarios, espías y elementos antisoviéticos. Los casos
debían ser examinados por una troika compuesta por el secretario del
Partido, el Presidente del Soviet local y el jefe de la NKVD. Pero, a partir
de septiembre de 1937, los responsables de la depuración a nivel regional
y los enviados especiales de la dirección introdujeron peticiones para
aumentar la cuota de los elementos antisoviéticos a ejecutar.
La depuración se caracterizó a menudo por su ineficacia y anarquía.
Hasta el punto de ser detenido por la NKVD de Minsk, el coronel Kutsner
que tomó el tren para Moscú... ¡en donde recibió un puesto de profesor en
la Academia Frunzé! Citando los testimonios de Grigorenko y de
Ginzburg, dos adversarios de Stalin, Getty anota: "Una persona que sentía
que su arresto era inminente, podía irse a otra ciudad y, por regla general,
evitaba así el arresto" (Getty, p.178).
Secretarios regionales del Partido trataban de probar su vigilancia
denunciando y expulsando a un gran número de cuadros inferiores y
miembros ordinarios (Getty, p.178). Los opositores escondidos en el seno
del Partido intrigaban para expulsar a un máximo de cuadros comunistas
locales. Sobre este propósito, un oponente testimonió: "Intentamos
expulsar a todos los militantes posibles del Partido. Expulsamos a
personas aún cuando no había ninguna razón para hacerlo. Teníamos un
sólo objetivo: aumentar el número de personas resentidas y así aumentar
el número de nuestros aliados" (Getty, p.177).
Dirigir un país gigantesco, complejo y teniendo siempre grandes
retrasos a recuperar, era una tarea de una dificultad extrema. En los
múltiples dominios estratégicos, Stalin se concentraba en la elaboración
de las líneas directrices generales. Después confiaba la puesta en
aplicación a uno de sus adjuntos. Así, para poder aplicar las líneas
directrices de la depuración, reemplazó a Yagoda -un liberal que se había
pringado en los complots de los opositores-, por un viejo bolchevique de
origen obrero, Ejov.
Pero, después de tres meses de depuración dirigida por Ejov,
empezaron a encontrarse indicios de que Stalin no estaba satisfecho del
desarrollo de la operación. En octubre, Stalin intervino para afirmar que
los dirigentes económicos eran dignos de confianza. En diciembre de
1937, se celebró el vigésimo aniversario de la NKVD. Un culto a la
NKVD, "vanguardia del Partido y de la revolución", se desarrollaba desde
cierto tiempo en la prensa. Contra toda lo esperado, Stalin no apareció en
el mitin central. Hasta diciembre, tres diputados comisionados de la
NKVD fueron destituidos de sus funciones (Getty, p.185).
En enero de 1938, el C.C. publicó una Resolución sobre los
desarrollos de la depuración. En ella se afirmaba la necesidad de la
vigilancia y de la represión contra los enemigos y los espías. Pero, al
mismo tiempo criticaba la "falsa vigilancia" de ciertos secretarios del
Partido que atacaban a la base para proteger su propia posición.
Empezaba así: "El pleno del C.C. del Partido Comunista (bolchevique) de
la Unión Soviética estima que es necesario llamar la atención de las
organizaciones del Partido y a sus dirigentes sobre el hecho de que,
dirigiendo en lo esencial sus esfuerzos hacia la depuración de sus filas de
los agentes Trotskistas y derechistas del fascismo, se cometen errores y
perversiones serias que impiden la depuración del Partido de los agentes
dobles, de los espías y saboteadores. A pesar de las directrices y de las
advertencias repetidas del C.C., las organizaciones del partido adoptan, en
numerosos casos, unas decisiones completamente erróneas, expulsan a
comunistas partidarios, con una ligereza criminal" (Resolutions..., editada
por McNeal, p.188). La Resolución señaló dos grandes problemas
organizacionales y políticos que hacían desviar la depuración: la
presencia de comunistas que buscaban únicamente hacer carrera y la
presencia, entre los cuadros, de enemigos infiltrados.
"Entre los comunistas hay siempre un cierto número de carreristas que
no han sido descubiertos ni desenmascarados. Estos buscan ganar
influencia y conseguir promocionarse, recomendando expulsiones del
Partido, reprimiendo a miembros del Partido; buscando, al mismo tiempo,
protegerse contra las acusaciones eventuales de falta de vigilancia,
reprimiendo de forma indiscriminada a miembros del Partido. (...) Este
género de comunistas-carreristas, siempre en busca de favores, difunden
de forma indiscriminada el pánico a propósito de los enemigos del
pueblo; durante las reuniones del Partido, están siempre prestos a clamar
a gritos la expulsión de miembros del Partido por razones formalistas o
sin razón alguna." "Además, en numerosos casos, estas "denuncias" han
sido asumidas por enemigos del pueblo camuflados, saboteadores y
agentes dobles, que montan -con el fin de crear provocación- acusaciones
calumniosas contra miembros del Partido, y bajo la apariencia de
"vigilancia reforzada", buscan la expulsión del Partido de comunistas
honestos y abnegados. Con ello, desvían los golpes sobre sus propias
personas, con el fin de retener las posiciones adquiridas en las filas del
Partido. (...) Con estas medidas represivas, pretenden golpear a nuestros
cuadros bolcheviques y crear una atmósfera enrarecida de sospechas en
nuestras filas."
Ahora queremos atraer la atención sobre una estafa criminal cometida
por Khruschev. En su Informe Secreto, consagró un capítulo entero a la
denominada "gran purga". "Sirviéndose de una fórmula de Stalin", dijo,
"provocadores se habían infiltrado en los órganos de la Seguridad" que,
junto a "carreristas sin conciencia" sembraban el terror. ¡El lector se dará
cuenta que estos son precisamente los dos tipos de elementos hostiles
contra los cuales Stalin ha puesto en guardia desde enero de 1938!
Khruschev pretende que estos provocadores y carreristas han podido
servirse de las tesis de Stalin "cuando más nos aproximamos al
socialismo, más enemigos tenemos", fórmula inventada en su totalidad
por Khruschev (Lazitch, op.cit, p.8). Sí, hubo comunistas castigados
injustamente, se han cometidos crímenes durante la depuración. Pero con
una gran clarividencia, Stalin denunció todo esto cuando la operación
estaba en curso desde hacía seis meses. ¡Dieciocho años más tarde,
Khruschev tomará como pretexto esos actos criminales de los
provocadores y carreristas, denunciados en la época por Stalin, para
denigrar la propia depuración y para calumniar a Stalin!
Volvamos a la resolución de enero de 1938. Entre sus conclusiones,
notemos esta: "Ha llegado el momento de comprender que, la vigilancia
bolchevique consiste, sobre todo, en la capacidad de desenmascarar al
enemigo, poco importa su inteligencia o su astucia, poco importa cómo
usa su cobertura, y nunca, en las expulsiones indiscriminadas y "a la
buena de Dios", de decenas y centenares de personas, de cada uno de los
que logran tocar." (...) Es necesario, "poner fin a las expulsiones en masa
del Partido de forma indiscriminada y adoptar un acercamiento realmente
individualizado y diferenciado en las cuestiones de las expulsiones del
Partido o de la reintegración de los expulsados como miembros con
plenos derechos." "(...) Es necesario, "destituir de sus puestos y hacerlos
responsables de sus actos a los dirigentes del partido que expulsan a
miembros sin verificar cuidadosamente todos los materiales o que toman
una actitud arbitraria hacia sus miembros" (Idem, p.190-194).
Tokaiev creía probable que fuesen los oponentes anticomunistas los
que habían provocado estos excesos durante la depuración para
desacreditar y debilitar al Partido. Sobre ello escribió: "El miedo a ser
sospechosos de faltar a la vigilancia, empujaba a los fanáticos locales a
denunciar, no sólo a los bujarinistas, sino también a los malenkovistas, a
los ejovistas e incluso a los estalinistas. Seguro que no es imposible que
esto haya sido llevado a cabo por los oponentes clandestinos (...) Beria,
durante una reunión conjunta del Comité Central y del Comité de Control,
celebrada en 1938, declaraba que si Ejov no era una agente nazi
consciente, lo era involuntariamente, pues había transformado los
servicios centrales de la NKVD en un nido de agentes fascistas"
(Tokaiev, p.119). "Gardinashvili, uno de sus mejores contactos, tuvo una
conversación con Beria justo antes que éste último fuese nombrado jefe
de la policía. Gardinashvili preguntó a Beria si Stalin no veía el
desconcierto causado por las ejecuciones; no se daba cuenta de que el
reino del terror había sido llevado demasiado lejos y se convertía en
antiproductivo; hombres altamente emplazados se preguntaban si los
agentes nazis no habían entrado en la NKVD y utilizaban su posición para
desacreditar a nuestro país. La réplica realista de Beria fue que Stalin era
muy consciente de todo ello, pero que había una dificultad técnica: la
pronta restauración de la normalidad en un Estado, controlado
centralmente, de las dimensiones de la URSS era una tarea enorme.
Además, existía el peligro real de guerra, y el gobierno debía mostrarse
prudente cuando se trataba de conceder libertades" (Tokaiev, p.101).
La rectificación
El 11 de noviembre de 1938, Stalin toma una decisión categórica,
para poner fin a los excesos aparecidos en el curso de la depuración. "Las
operaciones generales llevadas a cabo para aplastar y destruir a los
elementos enemigos realizada por los órganos del NKDV entre 1937-38,
cuando el procedimiento de instrucciones y de juicios fue simplificado,
no debía conducir a la aparición de numerosos y graves defectos en el
trabajo de los órganos del NKVD y de la Fiscalía. Lo peor es que los
enemigos del pueblo y los espías de los servicios secretos extranjeros han
penetrado en los órganos del NKVD tanto a nivel central como local. Han
intentado por todos los medios embrollar los informes de instrucción.
Estos agentes deforman conscientemente las leyes soviéticas, proceden a
arrestos masivos injustificados, al mismo tiempo que protegen a sus
acólitos, sobre todo a los que han podido introducir en los órganos de la
NKVD". "Los defectos absolutos e insoportables observados en el trabajo
de los órganos del NKVD y de la Fiscalía sólo han sido posibles porque
los enemigos del pueblo que han penetrado en los órganos de la NKVD y
de la Fiscalía, han utilizado todos los medios para separar el trabajo de los
órganos del NKVD y de la Fiscalía de los órganos del Partido, escapando
al control y a la dirección del Partido y facilitando así para ellos mismos y
para sus acólitos, la continuación de sus actividades antisoviéticas."
"El Consejo de los Comisarios del Pueblo y el Comité Central del
PC(b) de la URSS, decide: 1°. Prohibir a los órganos del NKVD y de la
Fiscalía efectuar toda operación masiva de arrestos y de deportaciones.
(...) El C.C. y el CC del PC(b) previenen a todos los funcionarios del
NKVD y de la Fiscalía de que, por la menor infracción de las leyes
soviéticas y de las directrices del Partido y del Gobierno, cada empleado,
fuera de toda consideración personal, será objeto de persecuciones
judiciales severas. V. Molotov, J. Stalin" (Novedades de Moscú n° 26, 30
de junio 1992, p.15).
Hay aún muchas controversias sobre el número de personas
perjudicadas en el curso de la Gran Purga. Esto ha sido siempre el sujeto
predilecto para la intoxicación nazi en principio y para la propaganda de
la CIA después. Se puede suponer a lo que estas calumnias llegarán ahora
que los anticomunistas han tomado el poder en la ex URSS. Según
Rittersporn, en 1937-38, en el curso de la Gran Purga, hubo 278.818
expulsiones del Partido, que fueron mucho menores que en los años
precedentes. En 1933, hubo 854.330 expulsiones; en 1934, se contaron
342.294 y en 1935 su número fue de 281.872. En 1936, hubieron 95.145
(Rittersporn, p.26-27). Mientras tanto, hay que subrayar que el carácter de
las expulsiones fue completamente diferente en el curso de los diferentes
períodos vistos. En la "la gran purga" fueron principalmente cuadros. En
los años precedentes, elementos extraños a la causa comunista, criminales
de derecho común, borrachos y elementos indisciplinados, constituyeron
la base de los excluidos. Según Getty, de noviembre de 1936 a marzo de
1939, hubo al menos 180.000 expulsiones del Partido (Getty, p.176). Esta
última apreciación tiene en cuenta el número de militantes reingresados.
Desde antes del pleno de enero de 1938, hubo 53.700 llamamientos
contra las expulsiones. En agosto de 1938, se habían registrado 101.233
nuevos llamamientos. En este momento, sobre un total de 154.933
llamamientos, los comités del Partido habían ya examinado 85.273, de los
cuales el 54% habían sido readmitidos (Getty, p.190). Nada demuestra
mejor la falsedad de la afirmación de que la depuración fue un terror
ciego y sin paliativos, organizado por un dictador irracional.
Conquest pretende que hubieron de 7 a 8 millones de detenciones
entre 1837-38. En este momento, el número de obreros industriales no
pasaba de 8 millones. Son cifrados por Conquest "fundándose,
esencialmente, por las memorias de antiguos prisioneros, que afirman que
del 4 al 5'5% de la población soviética fue encarcelada o deportada"
(Rittersporn, p.258). Se trata de cifras fantaseadas, inventadas pieza a
pieza por los enemigos del socialismo decididos a dañar al régimen por
todos los medios. Sus "estimaciones" no están basadas sobre ningún
material serio. "Por falta de datos materiales, todas las estimaciones, sin
excepción, no tienen valor, y es muy difícil no estar de acuerdo con
Brezezinski, cuando remarca que es imposible hacer estimaciones sin
errores de centenares de miles y hasta de millones" (Getty, p.258).
Queremos hacer aquí una pequeña incursión sobre el Gulag y abordar el
problema más general del número de personas encerradas y muertas en
los campos de trabajo correccionales. El nombre de Gulag significa
administración principal de los campos. Armado de todas las ciencias
estadísticas y de exploración, Robert Conquest ha hecho sabios cálculos:
5 millones internados en el Gulag al principio de 1934; más 7 millones
detenidos durante las purgas de 1937-38, esto suman 12; es necesario
deducir 1 millón de ejecutados y 2 millones de muertos por causas
diversas durante estos dos años. Esto suma exactamente 9 millones de
detenidos en 1939 "sin contar los de derecho común".
Ahora, conociendo la amplitud de la represión, Conquest se pone a
contar cadáveres. Entre 1939 y 1953, hubo una mortalidad anual media de
"cerca del 10%. Entonces, durante estos años, el número de detenidos y
arrestados poco más o menos estable, cerca de 8 millones. Lo que quiere
decir que durante estos años, 12 millones de personas han sido asesinadas
en el Gulags por el estalinismo. Los hermanos Medvedev, esos
"comunistas" de la escuela de Bujarin-Gorbachov, por otra parte han
confirmado, en lo esencial, estas cifras reveladoras: "Viviendo Stalin,
habían de doce a trece millones de personas en los campos" Bajo
Khruschev, que hizo "renacer las esperanzas de democratización", las
cosas iban mucho mejor, bien entendido: el Gulag no habían mas que
"dos millones de criminales de derecho común".
Hasta aquí, ningún problema. Todo iba bien en casa de nuestros
anticomunistas. Se les creía bajo palabra. Después la URSS ha estallado y
los discípulos de Gorbachov han podido hacerse con los archivos
soviéticos. En 1990, los historiadores soviéticos Zemskov y Dugin han
publicado las estadísticas inéditas del Gulag. Contenían las llegadas y las
salidas, consignadas hasta el último hombre. Consecuencia inmediata:
estos libros de cuentas han permitido arrancarle la máscara científica a
Conquest. En 1934, Conquest ha contado 5 millones de internados
políticos. De hecho, sólo eran 127.000 y 170.000. El número exacto de
todos los detenidos en campos de trabajo, políticos y de derecho común
confundidos, eran 510.307. El conjunto de todos los detenidos, sólo
habían entre un 25 y un 33% de políticos. Y es que... a estos últimos,
Conquest les ha sumado 4,850.000... ¡Un pequeño detalle!
Anualmente, Conquest ha dicho que había una media de 8 millones de
detenidos en esos campos. Y Medvedev de 12 a 13 millones. En realidad,
el número de detenidos políticos ha oscilado entre un mínimo de 127.000
en 1934 y máximo de 500.000 durante los dos años de guerra de 1941-
1945. Las cifras reales han sido pues multiplicadas por 16 a 26. Allí en
donde se encontraban una media de 236.000 y 315.000 detenidos
políticos, ¡Conquest se ha "inventado" 7,700.000 más! Seguramente un
leve error estadístico marginal. Pero, ¡en nuestros libros escolares y en los
periódicos, no encontramos la cifra real de los 271.000, pero SI la
calumnia de 8,000.000!
Conquest, el estafador, pretende que en 1937-38, durante la "Gran
purga", los campos se han llenado de 7 millones de "políticos", y que
había habido 1 millón de ejecuciones y 2 de muertos. De hecho, de 1936 a
1939, el número de detenidos en los campos ha aumentado en 447.789
personas (pasando de 839.406 a 1,317.196). Un factor de falsificación del
14. En dos años, los fallecidos se cifran en 115.922 y no en 2,000.000.
Allí en donde 116.000 personas han fallecido por diversas causas,
Conquest le adjunta 1,884.000 "víctimas de estalinismo".
El ideólogo de Gorbachov, Medvedev, hacia estado de cuentas de 12
a 13 millones de personas en los campos; bajo el liberal Khruschev, sólo
quedaban 2 millones: y todos de derecho común. En realidad, del tiempo
de Stalin, en 1951 -año que vio el mayor número de detenidos en los
Gulag- habían 1,948.158 de derecho común, justos tantos como en el
período Khruschev. El número real de los detenidos que habían
colaborado con los nazis, 334.538 han sido condenados por traición.
Según Conquest, entre 1939 y 1953, hubo en estos campos un 10% de
defunciones por año, un total de 12 millones de "víctimas del
estalinismo". Una media de 855.000 muertos por año. En realidad, la cifra
real, en tiempo ordinario, es de 49.000. Conquest a inventado un plus de
806.000 muertos por año. Durante los 4 años de guerra, cuando la
barbarie nazi ha impuesto condiciones insoportables a todos los
soviéticos, la media de muertes era de 194.000. Así, en 4 años, los nazis
han causado la muerte de unos 580.000 muertos, puestos sobre las
espaldas de Stalin...
Werth, que denuncia las falsificaciones de Conquest, se esfuerza
también por mantener, tanto como puede, el mito de los "crímenes
estalinistas". "En 14 años (1934-47), un millón de muertos fueron
registrados en un solo campo de trabajo". Así que, Werth, él también,
¡mete los 580.000 muertos suplementarios, debidos a los nazis, sobre la
cuenta del socialismo!
Retornemos ahora a la depuración propiamente dicha: Una de la
calumnias más corrientes, lanzadas tanto por los Trotskistas como por los
grupos de extrema derecha, afirma que la depuración intentó eliminar a la
"vieja guardia bolchevique". En 1934, habían 182.600 "viejos
bolcheviques" del Partido, es decir, militantes que habían ingresado lo
más tarde en 1920. En 1939, se contaba con 125.000. La gran mayoría, el
69% seguían en el Partido. Hubo en el curso de cinco años una pérdida de
57.000 personas, o sea un 31%. Muchos habían muerto de causa natural,
otros habían sido expulsados, otros incluso ejecutados. Está claro que los
"viejos bolcheviques" cayeron, durante la depuración, no porque fuesen
"viejos bolcheviques", sino a causa de su comportamiento político (Getty,
p.176). Tomemos nota también, de la conclusión de Getty, al fin de su
estudio sobre las Purgas: "Los datos materiales indican que la
"Ejovhchina", (la Gran Purga) debe ser redefinida. No fue el resultado de
una burocracia petrificada que eliminaba a disidentes y destruía a viejos
revolucionarios radicales. De hecho, es posible que las Purgas fueran
justamente todo lo contrario. No es imposible con los datos disponibles
argumentar que las Purgas fueron una reacción radical y hasta histérica,
contra la burocracia. Los funcionarios bien colocados fueron destruidos
desde arriba y desde abajo, en una oleada caótica de voluntarismo y de
puritanismo revolucionario".
Bolchevismo y fascismo...
Trotsky fue uno de los primeros en lanzar la idea de que el
bolchevismo y el fascismo son dos hermanos gemelos. Esta tesis fue muy
popular en el curso de los años treinta, sobre todo entre los partidos
reaccionarios católicos. El Partido comunista era su enemigo jurado y el
partido fascista su competidor burgués más temido. He aquí lo que dijo
Trotsky: "El fascismo gana victoria tras victoria y su mejor aliado, el que
le abre la puerta en el mundo entero, es el estalinismo" (Trotsky, abril
1838. Aparato, 239). "En realidad, nada distingue los métodos políticos
de Stalin de los de Hitler. Pero la diferencia de los resultados sobre la
escena internacional salta a la vista" (24-3-40, Trotsky: La lucha, p.161-
162) "Una parte considerable cada vez más importante del aparato
soviético está formado por fascistas que aún no se han reconocidos como
a tales. Identificar al régimen soviético en su conjunto con el fascismo, es
un error histórico grosero. (...) Pero la simetría de las superestructuras
políticas, la similitud de los métodos totalitarios y de los tipos
psicológicos son evidentes. (...) La agonía del estalinismo es el
espectáculo más horrible y el más odioso de la historia de la humanidad"
(17-3-38, Trotsky: La lucha, p.161-162).
Trotsky presenta aquí una de las primeras versiones de un tema
esencial -que después fue la base de la agitación de la CIA y de los
fascistas en el curso de los años cincuenta-, el del "fascismo rojo".
Utilizando la palabra "fascismo", Trotsky intentaba darle la vuelta al
odio que sentían las masas por la dictadura terrorista del gran capital, para
dirigirla contra el socialismo. Después de 1944-45, todos los jefes nazis
alemanes, húngaros, croatas y ucranianos que se "pasaron" a Occidente,
se colocaron la máscara "democrática", y llenaron de elogios a la
"democracia" americana, la nueva potencia hegemónica, el soporte
principal de todas las fuerzas retrógradas y fascistas del mundo. Estos
"antiguos" fascistas, fieles a su pasado criminal, han desarrollado el tema:
"el bolchevismo, es el fascismo pero en peor". Notemos también que es
en el momento en que el fascismo se había lanzado ya a la guerra (guerra
de Etiopía y de España, anexión de Austria y Checoslovaquia), cuando
Trotsky afirmaba que el ¡"el espectáculo más horroroso y odioso" sobre la
tierra es "la agonía del socialismo"!
El Pacto germano-soviético
Hitler llegó al poder el 30 de enero de 1933. Sólo la Unión Soviética
comprendió el peligro para paz que ello significaba. En enero de 1934,
Stalin declaró en el Congreso del Partido que "la nueva política (alemana)
recordaba en sus grandes líneas la política del ex-Káiser, que hizo ocupar,
durante un tiempo, a Ucrania y emprendió una campaña contra
Leningrado, después de haber transformado a los Países Bálticos un una
base de operaciones para esta campaña". Declaró también que: "Si los
intereses de la URSS precisan de un acercamiento con tales o cuales
países que no tengan intereses en violar la paz, lo vamos a hacer sin
dudar"
Hasta la llegada de Hitler, Inglaterra dirigía la cruzada contra la
URSS. Churchill había sido en 1918 el instigador principal de la
intervención militar que movilizó a 14 países. En 1927, Inglaterra había
roto sus relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y decretó un
embargo sobre sus exportaciones.
En 1931 Japón había invadido el Norte de China y sus tropas habían
llegado a la frontera soviética, por la parte de Siberia. La Unión Soviética
tuvo que decretar un embargo sobre sus exportaciones.
En 1935 la Italia fascista ocupó Etiopía. Ante la expansión fascista, la
Unión Soviética propuso desde 1935 un sistema de seguridad en Europa.
En esta perspectiva, concluyó tratados de asistencia mutua con Francia y
Checoslovaquia. Trotsky lanzó folletos emponzoñados contra Stalin que
acababa con estos tratados, de "traicionar" al proletariado francés y a la
revolución mundial... Al mismo tiempo que voces autorizadas de la
burguesía francesa afirmaban que el país no estaba obligado a ayudar a la
Unión Soviética, en caso de que fuese atacada...
En 1936, Italia y Alemania nazi enviaban sus tropas de élite a España
para combatir contra el gobierno legal de la República. Francia e
Inglaterra adoptaron una política de "no intervención", dejando plena
libertad de acción a los fascistas, mientras los barcos de guerra y
submarinos italianos hundían a los barcos soviéticos que traían material
militar y alimentos a la República española.
En noviembre del mismos año, Alemania y Japón firmaban el Pacto
Antikomintern, al cual se adhirió Italia más tarde. La URSS se encontró
cercada.
El 11 de marzo de 1938, Radio Berlín anunciaba una "sublevación
comunista en Austria" y la Wehrmacht invade este país que es
anexionado dos días más tarde. La Unión Soviética toma la defensa de
Austria y hace un llamamiento a Inglaterra y a Francia para estudiar una
defensa colectiva. "Mañana pudiera ser tarde", subraya la declaración
soviética.
A mitad de mayo Hitler concentra sus tropas en la frontera
checoslovaca. La URSS, ligada por un tratado al país amenazado, agrupa
más de 40 divisiones en su frontera occidental y llama a filas a 330.000
reservistas. Pero, en septiembre, Inglaterra y Francia se reúnen en Munich
con las potencias fascistas, Alemania e Italia. Ni Checoslovaquia ni la
URSS fueron invitadas. Las grandes "democracias" deciden entregar a
Hitler la región de los Sudetes, parte integrante de Checoslovaquia. En la
locura de este acto tan criminal, Inglaterra firma el 30 de septiembre una
declaración con Alemania en donde se dice que las dos potencias
expresan su deseo "de jamás entrar en una nueva guerra la una contra la
otra".
Francia sigue el ejemplo en diciembre. No obstante, la Unión
Soviética propone a Checoslovaquia su ayuda en caso de agresión
alemana, pero esta oferta es desestimada. El 15 de marzo de 1939, la
Wehrmacht ocupa Praga. Desmembrando a Checoslovaquia, Hitler
ofrece un pedazo del pastel al gobierno reaccionario polaco, que muerde
el anzuelo con avidez...
Una semana más tarde, el ejército alemán ocupa el territorio lituano
de Klaipeda, importante puerto del sur del Báltico. Stalin sabe que el
monstruo se lanza hacia el Este y que Polonia será la próxima víctima.
En mayo de 1939, el Ejército japonés invadió Mongolia, aliada de la
URSS por un tratado de asistencia militar. Al mes siguiente, las tropas
soviéticas, dirigidas por un oficial desconocido, Zhukov, entran en batalla
con el Ejército japonés. Es un enfrentamiento militar de envergadura:
Japón perdió unos 200 aviones y más de 50.000 soldados fueron muertos
o heridos. El 30 de agosto de 1939, las últimas tropas japoneses se retiran
de Mongolia.
A la mañana siguiente, otra frontera de la Unión Soviética se
incendió: Alemania invade a Polonia.
Todo el mundo conocía esta agresión inminente: para obtener una
posición óptima y declarar la guerra sea contra Inglaterra y Francia, sea
contra la URSS, Hitler debía "ajustar el destino" de Polonia. Volvamos
algunos meses hacia atrás.
En marzo de 1939, la Unión Soviética inició negociaciones para
formar una alianza antifascista. Inglaterra y Francia dejan correr la cosa,
maniobrando. Por esta actitud, las dos grandes "democracias" hacen
comprender a Hitler que puede marchar contra Stalin sin ser inquietada
por el Oeste. De junio a agosto de 1939, hay negociaciones secretas
anglo-alemanas en el curso de las cuales, a cambio del respeto e
integridad del imperio británico, los ingleses prometen a Hitler libertad de
acción en el Este. El 29 de julio, Charles Roden Buxton, del Labour
Party, realiza una misión secreta para el primer ministro Chamberlain, en
la embajada alemana. Y propone el plan siguiente: "Gran Bretaña se
declara presta a concluir con Alemania un acuerdo delimitando sus
esferas de influencia. (...)
Stalin, el "dictador"
Comencemos por esta primera "verdad" aparentemente incontestable:
Stalin, el único hombre, el dictador imponiendo su voluntad personal,
exigiendo una sumisión total a su persona.
Es Khruschev quien nos lo dice: "El poder acumulado entre las manos
de un solo hombre, Stalin, acarreó graves consecuencias durante la Gran
Guerra patriótica." "Stalin actuaba por todo el mundo. No contaba con
nadie, no pedía consejo sobre nada. Stalin presente, no había sitio para
otros."
"Stalin no actuaba por persuasión o por medio de explicaciones y de
paciente colaboración con las personas, si no imponiendo sus
concepciones y exigiendo una sumisión absoluta a su opinión. Cualquiera
que intentaba explicar su punto de vista estaba destinado a ser apartado de
la colectividad dirigente y destinado enseguida a la aniquilación moral y
física." "Esta sospecha enfermiza creaba en Stalin una desconfianza
generalizada. (...) La situación creada era simple: uno no podía manifestar
su propia opinión."
Elleinstein encaja con Khruschev. Alegremente denuncia "Los
caprichos del dictador" que "no confiaba en sus subordinados". "Los
errores del comando de Stalin, sus consecuencias trágicas, han sido
posibles sobre todo por la dictadura soviética."
Vassilievski, primero adjunto de Zhukov, el jefe del Estado Mayor
general, después, a partir de mayo del 1942, jefe del Estado mayor,
trabajó al lado de Stalin durante toda la duración de la guerra. "Para la
preparación de tal o cual decisión de orden operacional o el examen de
otros problemas importantes, Stalin hacia venir a personalidades
responsables que tuviesen una relación directa con la cuestión a examinar.
(...) El Jefe Supremo convocaba periódicamente a ciertos miembros de la
Stavka que comandaban a las tropas y a miembros de los consejos
militares de los Frentes, para la preparación, el examen o la
comprobación de tal o cual decisión. (...) El boceto preliminar de una
decisión estratégica y de su plan de ejecución era elaborado en un círculo
estrecho de participantes, habitualmente miembros del Buró Político y del
Comité de Estado de la Defensa. (...) Este trabajo exigía a menudo varios
días, durante los cuales Stalin tenía ordinariamente entrevistas, para
recibir informaciones y los consejos necesarios, con los comandantes y
miembros del consejo militar de los Frentes." Notemos que el Comité de
Estado de la Defensa, dirigido por Stalin, estaba encargado de la
dirección del país y concentraba entre sus manos toda la autoridad.
Vassilievski continúa: "El Buró Político, la dirección de las Fuerzas
armadas, se apoyaban siempre sobre razones colectivas. He aquí el por
qué las decisiones estratégicas tomadas por el mando supremo y
elaboradas colectivamente respondían siempre, en general, a la situación
concreta sobre el frente y las exigencias presentadas a los ejecutantes eran
reales."
Vassilievki es de la opinión de que el estilo de trabajo de Stalin
mejoró después de la batalla de Stalingrado, y después de las grandes
ofensivas contra los hitlerianos. "El mes de septiembre de 1942, en donde
se creó una situación extremadamente difícil que exigía una dirección
flexible y calificada de las operaciones militares, destaca un giro de una
profunda conversión de Stalin en tanto que Jefe Supremo. (...) Se vio
obligado a apoyarse constantemente sobre la experiencia colectiva de los
jefes militares. Desde entonces se le podía escuchar decir estas palabras:
'Que diablos, ¡no lo habíais dicho!' Desde entonces, antes de tomar una
decisión sobre tal o cual cuestión importante de la conducción de la lucha
armada, Stalin tomaba consejo, lo discutía con la participación de su
adjunto, con los responsables del Estado Mayor General, con las
direcciones principales del comisariado del pueblo para la Defensa, con
los comandantes del frente así como con los comisarios encargados de la
industria y de la defensa."
Durante toda la duración de la guerra, el general del Ejército
Chtémenko trabajó en el Estado Mayor general, primero como jefe del
buró de las operaciones, después como subjefe de Estado Mayor. "Debo
decir que Stalin no decidía y no quería decidir por el mismo las
cuestiones importantes de la guerra. Comprendía perfectamente la
necesidad del trabajo colectivo en este dominio tan complejo, reconocía a
las personas que tenían autoridad en tal o cual problema militar, teniendo
en cuenta su propia opinión y la de los demás, daba a cada uno el puesto
requerido."
Zhukov relata numerosas discusiones muy vivas y subraya la manera
en se resolvían: "Muy a menudo, en las sesiones del Comité del Estado
para la Defensa, estallaban vivas discusiones, en el curso de las cuales las
opiniones se expresaban de forma precisa y clara. (...) Si no se llegaba un
entendimiento, una comisión de representantes de las partes opuestas se
constituía sobre la marcha y se encargaba de preparar un texto agrupando
a todo el mundo. Durante toda la duración de la guerra, el Comité de
Estado de la Defensa tomó cerca de diez mil resoluciones y decisiones
presentado un carácter militar y económico."
La imagen que Khruschev quiso dar de Stalin, "El único hombre, que
no cuenta con nadie" es perfectamente desmentida por otro episodio de la
guerra, situado en agosto de 1941, y que concierne al propio Khruschev y
al comandante Kirponos. Es Vassilievski quien lo cuenta, pensando sin
duda en un pasaje del "Informe secreto" en donde Khruschev dijo: "Al
principio de la guerra, no teníamos ni suficientes fusiles."
Stalin había dado a Khruschev el acuerdo para una ofensiva que sería
iniciada el 5 de agosto de 1941. Pero, al mismo tiempo, Stalin le preguntó
si estaba preparada la línea de defensa que él, Stalin, había propuesto. Y
Stalin le explicó: "En la guerra, es necesario prever no sólo lo bueno sino
también lo malo y hasta lo peor. Es el único medio para no dejarse coger
por lo imprevisto."
Khruschev había hecho toda clase de demandas desrazonables a las
cuales el Cuartel General no podía responder. Stalin le dijo: "No es
razonable pensar que las cosas os serán servidas enseguida desde fuera.
Aprended a aprovisionaros y completaros vosotros mismos. Coged las
armas de las unidades de reserva, adaptad ciertas fábricas a la producción
de fusiles, ametralladoras, moveros. (...) Leningrado ya ha conseguido
poner a punto la fabricación de baterías lanza-cohetes, los 'katiuchka'."
(...) "Camarada Stalin, todas vuestras instrucciones serán ejecutadas.
Desgraciadamente, no conocemos la construcción de estos ingenios.(...)
Hay gente de su país tienen los diseños, y existen ejemplares desde hace
tiempo. Pero la falta es de vuestra desatención respecto a este serio
asunto."
Es así como Stalin enseñaba a sus subordinados -y sobre todo a
Khruschev- a dar pruebas de iniciativa, de creatividad y de sentido de la
responsabilidad.
En julio de 1942, Rokossovski, que había dirigido hasta entonces con
mucha competencia un ejército, fue nombrado por Stalin comandante del
frente de Briansk. Se preguntaba él mismo si estaría a la altura. Fue
recibido calurosamente por Stalin quien le precisó la misión. Rokossovski
describe el fin de la entrevista.
"Me preparaba para retirarme, pero Stalin me dijo:
- Paciencia, quédese sentado.
Stalin telefoneó a Proskrebychev y le ordenó hacerle llegar a un
general que acababan de retirar del frente. Enseguida se desarrolló el
diálogo siguiente:
-¿Se queja por que le han castigado injustamente?
-Si. El hecho es que yo estaba molesto en mi comando por la
presencia del representante del
Centro.
-¿Y por que estaba molesto?
-Porque éste se inmiscuía en mis órdenes, organizaba reuniones
cuando hacia falta actuar y no reunir consejos, daba instrucciones
contradictorias... En una palabra, me sustituía como comandante del
frente.
-Es eso. ¿Él le molestaba?. Pero, ¿era usted quien comandaba el
frente?
-Si, yo...
-¿Es a usted quien el Partido y el gobierno habían confiado el frente?
¿Tenía una línea telefónica directa con el Centro?
-Si, yo...
-Y ¿por qué no había informado, aunque sólo fuese una vez, que le
estaban molestando en su comando?
-No osaba quejarme de su representante.
-No había osado telefonear y en definitiva había hecho fracasar la
operación, sólo molesto porque nosotros lo habíamos castigado...
Salí del despacho del mando supremo con el pensamiento de que me
había dado, a mí, que acababa de tomar el mando de un frente, una
lección concreta. Creedme, me he esforzado en asimilarla."
Es así como Stalin sancionaba a generales que no habían osado
defender sus posición dirigiéndose directamente a él.
Stalin, un "histérico"
Abordemos una segunda "verdad" que parece por debajo de toda
contestación: Stalin ejercía una dictadura personal, se comportaba a
menudo como un histérico y un charlatán y dirigió la guerra de forma
irresponsable sin conocer la situación real sobre el terreno.
Es de nuevo el hombre del "retorno al gran Lenin", el señor
Khruschev, quien nos hace revelaciones sobre esto: "Incluso después del
inicio de la guerra el nerviosismo y la histeria manifestados por Stalin
causó a nuestro Ejército graves daños." "Stalin se puso a verter
comentarios desfavorables respecto a Zhukov: 'Se cuenta que Zhukov,
antes de llevar a cabo una operación, procede de esta forma: tomaba un
poco de tierra en sus manos, la sentía y declaraba: Podemos desencadenar
el ataque, o por el contrario: esta operación prevista no puede ser
desencadenada Stalin dirigía sus planes utilizando un globo terráqueo
(rumores en la sala). Sí, camaradas, es con la ayuda de un globo terráqueo
como establecía la línea del frente." "Stalin estaba lejos de comprender la
situación real que se desarrollaba en el frente. Lo cual era natural ya que
no había visitado nunca ninguna parte del frente."
Ellseintein, que evitaba comprometerse con las estúpidas
observaciones de Khruschev a propósito del globo terráqueo, intentaba
profundizar en los "métodos de dirección" tan detestables de Stalin: "Un
hecho merece ser subrayado: es la ausencia casi total de Stalin, tanto
cerca de los combatientes como de la población civil. Jamás visitó un
frente. Este método de dirección es ciertamente mucho más peligroso que
el hecho de dirigir la guerra con un globo terráqueo."
Escuchemos ahora como Zhukov nos presenta a Stalin, este "histérico
nervioso" que no soportaba las más mínimas contradicciones: "El trabajo
de la Stavka se efectuaba, por regla general, bajo el signo de la
organización y la calma. Todos podíamos expresar nuestras opiniones.
José Stalin se dirigía a todos de la misma manera, con un tono severo y
bastante oficial. Sabía escuchar cuando se le hacia un informe con pleno
conocimiento de causa. Hay que decir, como me he convencido en el
curso de los años de la guerra, que Stalin no era ni mucho menos un
hombre delante del cual los problemas difíciles no pudieran evocarse, con
quien se podía discutir y hasta defender enérgicamente el propio punto de
vista. Si algunos afirman lo contrario, yo diré simplemente que sus
asertos son falsos."
Asistimos ahora a la escena inolvidable en donde Zhukov va a casa
del dictador, con su pequeño globo terrestre bajo el brazo, para indicarle,
seguro que aproximadamente, la línea del frente. Sobre esta cuestión
Zhukov escribió: "Rendir un informe en la Stavka con Stalin, digamos
que con mapas incompletamente reseñados o aproximativos o incluso con
mayor razón exagerados, era una cosa imposible. Stalin no aceptaba
respuestas al azar. Exigía que se fuese claro y que pudiéramos llegar a
agotar completamente lo expuesto." "Stalin tenía una suerte de olfato
particular para los puntos débiles de un informe o de un documento, los
descubría y sancionaba severamente a los culpables por sus informes
inexactos. Gozando de una memoria extremadamente fiel, se acordaba
exactamente de todo lo que había sido dicho, no dejando jamás pasar la
ocasión de reprender -bastante brutalmente por cierto- al culpable de un
olvido. Es por lo que nos esforzábamos por preparar los documentos del
Estado Mayor con el máximo cuidado."
El general del Ejército Chtémenko, tuvo la gallardía de abordar
directamente la acusación de Khruschev según la cual Stalin, no estando
nunca en los frentes, no podía conocer las realidades de la guerra: "El
comandante supremo no podía, según nuestro parecer, ir a los frentes con
mayor frecuencia. Hubiese sido una ligereza imperdonable abandonar
aunque fuera por poco tiempo la dirección general, para decidir sobre una
cuestión parcial en un sólo frente cualquiera."
Los desplazamientos de este género eran inútiles, afirma Vassilievski,
pues Stalin obtenía en la Stavka las informaciones más detalladas y más
completas, "podía, encontrándonos en Moscú, tomar decisiones justas y
eficaces." ¿Como le llegaban? Stalin recibía todas las informaciones
importantes que le llegaban directamente a los servicios del Estado Mayor
general, al ministerio de la Defensa y a la Dirección política del Ejército
Rojo. Sus conocimientos de las particularidades de los diferentes frentes
le llegaban de dos fuentes. En primer lugar, los comandantes de los
frentes le remitían regularmente sus informes. Según el testimonio de
Zhukov: "Para las cuestiones importantes, las opiniones de José Stalin
estaban basadas en gran parte en los informes de los representantes de la
Stavka que él enviaba entre las tropas. Estos tenían que pedir cuentas en
el sitio de la situación y pedir a los mandos de las unidades su opinión
sobre las conclusiones del Estado Mayor general, sobre las opiniones y
posiciones de los comandantes de los frentes y sobre los informes
especiales."
Estos representantes de la Stavka estaban obligados a hacer llegar
cada día un informe a Stalin. El 16 de agosto de 1943, primer día de una
operación importante en los alrededores de Jarkov, Vassilievski había
omitido enviarle su acta. Stalin le transmitió enseguida este mensaje: "En
caso de un nuevo olvido de vuestro deber frente al Cuartel General, será
relevado de sus funciones de jefe del Estado Mayor General y trasladado
al frente..." Vassilievski estaba trastornado. Pero no se ofuscó por esta
"brutalidad". Al contrario, escribió: "Stalin era también muy categórico
con los demás, exigía una disciplina igual para cada uno de los que
formábamos la Stavka. Estimo que la ausencia de toda complacencia
hacia nosotros estaba justificada por los intereses de una dirección eficaz
de la lucha armada. El Jefe Supremo seguía de muy cerca la evolución de
los acontecimientos sobre los diferentes frentes, actuaba rápidamente ante
todas las modificaciones y mantenía firmemente en mano la dirección de
las tropas."
Contra Khruschev que pretendía haber visto la obra de Stalin
irresponsable y charlatanesca, Vassilievski, que trabajó durante 34 meses
al lado de Stalin, analiza el estilo de trabajo de éste último de la forma
siguiente: "Stalin ejerció una gran influencia sobre la formación del estilo
de trabajo de la Stavka. Sus rasgos característicos eran apoyarse sobre la
experiencia colectiva para el desarrollo de los planes operacionales y
estratégicos, una alta exigencia y diligencia, la ligazón permanente con
las tropas, el exacto conocimiento de la situación en los frentes. Su alta
exigencia formaba parte constituyente del estilo de trabajo de Stalin en
tanto que Comandante Supremo. No era sólo riguroso, lo cual estaba
justificado, especialmente en tiempos de guerra, no perdonaba jamás la
falta de nitidez en el trabajo, ni la incapacidad para conducir las cosas
hasta el final."
Un ejemplo detallado demuestra de la forma más convincente cómo
eran los famosos "métodos de dirección irresponsables" de Stalin. En
abril de 1942, la ofensiva del Ejército Rojo para liberar toda Crimea había
fracasado. La Stavka ordenó pararla y organizar una defensa escalonada.
21 divisiones soviéticas hacían frente a 10 divisiones nazis. Pero el 8 de
mayo, los nazis atacaron y perforaron la defensa soviética. El
representante de la Stavka, Mekhlis, colaborador cercano de Stalin, envió
un informe, al cual el Jefe Supremo contestó así: "Vd. guarda una extraña
posición de observador desde fuera, sin responsabilizarse de los asuntos
del frente de Crimea. Esta posición es demasiado cómoda, incluso es
perfectamente podrida. En el frente de Crimea, usted no era un
observador desde fuera, sino un representante de la Stavka, responsable
de todos los éxitos o fracasos del frente, y estaba obligado a corregir
sobre el campo los errores del mando. Usted responderá con el
comandante del hecho de que el flanco izquierdo del frente se encontrase
tan debilitado. Si, como usted dice "toda la situación mostraba que el
enemigo iba a atacar por la mañana", mientras que usted no había tomado
todas las medidas para organizar la resistencia y se ha limitado a una
crítica pasiva, peor para usted." Stalin criticó a fondo todos los métodos
de dirección burocrática y formal. "Los camaradas Kozlov (comandante
del frente) y Mekhlis consideraban que sus misiones principales
consistían en dar una orden y que una vez dada, terminaba su obligación
relativa a la conducción de las tropas. No han comprendido que dar una
orden es sólo iniciar el trabajo y que la misión principal del comandante
consiste en asegurar su ejecución, llevar la orden al conocimiento de las
tropas y organizar la ayuda a las tropas para la ejecución de la orden del
mando. Como lo demuestra el análisis del curso de la operación, el
comandante del frente no aseguró ni siquiera el seguimiento de sus
órdenes al ejército. (...) En los días críticos de la operación, el
comandante del frente de Crimea y el camarada Mekhils, en lugar de un
comunicado personal con el mando de los ejércitos y en lugar de una
acción personal sobre el curso de la operación, pasaban su tiempo en
largas e infructuosas escenas del consejo militar." "Nuestro personal de
mando debe romper absolutamente con estos métodos viciosos y
burocráticos de dirección de las tropas, nunca deben limitarse a dar las
órdenes, sino encontrarse más a menudo entre sus tropas, en los ejércitos,
las divisiones para ayudar a sus subordinados a ejecutar las órdenes del
mando. Nuestro personal de mando, los comisarios y responsables
políticos deben extirpar la indisciplina entre los jefes, grandes o
pequeños."
Durante toda la duración de la guerra, Stalin combatió firmemente
toda actitud irresponsable y burocrática. Exigió intervenciones enérgicas
sobre el terreno.
De Stalin a Khruschev.
El 9 de febrero de 1946, Stalin presentó ante sus electores un balance
de la guerra antifascista. "La guerra -dijo- fue una gran escuela en donde
todas las fuerzas del pueblo fueron puestas a prueba y verificadas".
Stalin denunció indirectamente las concepciones militaristas según las
cuales el Ejército Rojo había sido el principal artesano de la victoria. En
efecto, la idea del Ejército por encima del Partido, preconizada en la
época de Tujachevski, se volvió a desarrollar al final de la guerra entre los
allegados de Zhukov. Stalin reconocía muy bien los méritos enormes del
Ejército, pero dijo: "Ante todo, es nuestro régimen social soviético quien
ha triunfado... La guerra ha demostrado que el régimen social soviético es
un régimen verdaderamente popular". La victoria fue debida, en segundo
lugar, a "nuestro régimen político soviético... Nuestro Estado soviético
multinacional ha resistido todas las pruebas de la guerra y ha probado su
vitalidad."
"Sería un error -prosiguió Stalin-, creer "que debemos nuestra victoria
únicamente al coraje de nuestras tropas". El heroísmo del ejército hubiese
sido vano sin esas masas enormes de tanques, cañones, municiones que el
pueblo ponía a disposición de sus soldados. Y toda esta producción
fabulosa ha podido realizarse gracias a la industrialización, "realizada en
un lapso enormemente corto de 13 años" y gracias a la colectivización
que ha permitido "acabar, en un tiempo récord, con el retraso secular de
nuestra agricultura". Y Stalin recordaba el combate llevado a cabo por los
Trotskistas y bujarinistas contra la industrialización y la colectivización.
"Muchos de los miembros destacados del Partido han intentado
sistemáticamente tirar hacia atrás al Partido e intentar de todas las
maneras llevarlo por la vía "ordinaria", capitalista, de desarrollo".
Así es como Stalin puso el acento, a justo título, sobre el papel clave
jugado por el Partido y por las masas trabajadoras en la preparación para
la defensa y durante la guerra.
En febrero de 1946, el nuevo plan quinquenal fue ratificado.
En su retirada, el ejército alemán, de forma deliberada, hizo volar y
quemar todo aquello que podía ser utilizado por los soviéticos. 2.000
ciudades, 70.000 pueblos y empresas que empleaban a 40 millones de
trabajadores fueron entera o parcialmente destruidas.
En las regiones invadidas, las destrucciones sufridas representaban de
un 40 a un 60% del potencial carbonífero, de la producción eléctrica, la
industria ferrosa, la no ferrosa, la metalúrgica y las industrias mecánicas.
Algunos estimaron que la URSS tendría necesidad de varias décadas
para curar las heridas que los nazis le habían infringido a su tejido
industrial. No obstante, gracias a tres años de esfuerzos titánicos, la
producción industrial de 1948 sobrepasó la 1940. Respecto a 1940, año
base, la producción de carbón llegó al índice 123, la electricidad al 130,
los laminados al 120, los automóviles y camiones al 161, las máquinas e
instrumentos al 154, y el cemento al 114.
En 1950, a finales del 4° plan quinquenal, la producción industrial era
un 73% más elevada que la de 1940. La producción de bienes capitales se
dobló, la de los bienes de consumo se elevó en un 23%.
El 5° plan, cubriendo el período 1951-55, preveía un crecimiento
industrial del 12% por año. Hecho nuevo: la producción de bienes de
consumo alcanzó un desarrollo remarcable, con un aumento del 65% y los
bienes capitales en el 80% en cinco años . Este cambio en la política
económica, Stalin lo había anunciado en su discurso-balance de 1946: "Se
dará una atención particular al crecimiento de la producción de artículos
de consumo corriente, una elevación del nivel de vida de los trabajadores,
reduciendo progresivamente el precio de todas las mercancías y la
creación de toda suerte de institutos de investigación científica."
***
En su informe al XIX° Congreso, Malenkov subrayó cuatro grandes
debilidades del Partido. Sobre estas debilidades Khruschev se apoyó
cuatro años más tarde para poder realizar su "putsch" revisionista.
Malenkov subrayó que muchos cuadros burocratizados rehusaban las
críticas y el control de la base y se escudaban en formalismos y en la
despreocupación.
"La autocrítica y sobre todo la crítica que nos llega de la base no es
aún... el método principal para revelar y corregir nuestros errores y
nuestras insuficiencias, debilidades y contradicciones... La crítica es
objeto de bromas y de persecución. Encontramos a menudo militantes que
proclaman sin fin la fidelidad al Partido pero que en realidad no soportan
las críticas de abajo, las ahogan y se vengan de los que les critican.
Conocemos a buen número de casos en donde la actitud burocrática hacia
la crítica y la autocrítica... mata la iniciativa... e implanta en ciertas
organizaciones hábitos antipartido de los burócratas, enemigos jurados
del Partido. Allí en donde el control de las masas sobre la actividad de las
organizaciones... es débil, aparecen... el burocratismo, la corrupción e
incluso la degradación de ciertos escalones de nuestro aparato. (...) Los
éxitos han engendrado en el partido la autosatisfacción, un optimismo
oficial, el espíritu de quietud, el deseo de reposar sobre sus propios
laureles y de hacer prevaler los méritos pasados. (...) Los dirigentes
transforman a menudo las reuniones en manifestaciones de parada, de
distribución de elogios, si bien los errores y las insuficiencias en el
trabajo, las contrariedades y las debilidades no son denunciadas ni
criticadas... El espíritu de descuido ha penetrado en la organización del
Partido.”
Aquí encontramos un tema constante de Stalin desde los años treinta:
la llamada a la base para que critique y controle a los burócratas que
buscan la tranquilidad, que reprimen la palabra de los militantes, se
complacen en el descuido y se comportan como los enemigos del
comunismo. Este texto deja imaginar las vastas críticas que Stalin quería
de nuevo levantar contra los revisionistas.
Cuatro años más tarde, cuando Khruschev denunció "la inseguridad,
el miedo y la desesperanza" que reinaba según él bajo Stalin, prometió de
hecho a los burócratas y oportunistas que gozarían de tranquilidad en lo
sucesivo. No serán jamás "perseguidos" por las críticas "izquierdistas" de
la base. La autocomplacencia y el espíritu de quietud serán las
características principales de la burocracia revisionista que tomará
definitivamente el poder bajo Gorbachov.
En segundo lugar, Malenkov denunció a los comunistas que
burlándose de la disciplina del Partido, se comportan como propietarios:
"La actitud formal sobre las decisiones del Partido y del gobierno, la
actitud pasiva hacia su aplicación, son vicios que es necesario extirpar
implacablemente. El Partido no tiene necesidad de funcionarios resecos e
indiferentes para los que su tranquilidad personal es más importante que
los intereses de la causa; nos hacen falta combatientes infatigables, llenos
de abnegación. (...) Buen número de dirigentes olvidan que las empresas
que se les ha confiado la gestión pertenecen al Estado; se esfuerzan en
transformarlas en sus feudos en donde hacen 'todo lo que su pie izquierdo
les manda'." (...) Tenemos cantidad de dirigentes que piensan que las
decisiones del Partido y las leyes soviéticas no son obligatorias para ellos.
(...) Los que intentan ocultar la verdad al Partido y de engañarlo no puede
ser miembros del Partido."
La gente que Malenkov denunciaba en este pasaje encontró pronto en
Khruschev su representante. Khruschev se convirtió en portavoz de los
burócratas cuando criticó las "fluctuaciones demasiado pronunciadas de
los cuadros."
El texto de Malenkov permite también comprender mejor lo que se
ocultaba tras las diatribas de Khruschev contra Stalin. "Stalin", decía
"había abandonado el método de la lucha ideológica; aplicando la etiqueta
de "enemigo del pueblo', Stalin tendía sistemáticamente al recurso a la
represión y el terror." Estas frases estaban destinadas a asegurar la
posición de los que habían sido atacados en el informe de Malenkov, de
los que hacían de las empresas del Estado su propiedad privada, los que
ocultaban la realidad al Partido para poder robar y estafar impunemente,
los que vomitaban frases "marxistas-leninistas" sin la menor intención de
aplicarlas. Con Khruschev, todos aquellos que aspiraban a convertirse
completamente en burgueses no tenían que temer ya "la represión y el
terror" del poder socialista.
Tercero, Malenkov denunció a los cuadros que forman clanes
escapando a todo control y que se enriquecen ilegalmente. "Ciertos
funcionarios dilapidan ellos mismos los bienes de los koljoses... se
apropian las tierras colectivas, forzando a las direcciones de los koljoses a
abastecerles gratuitamente de grano, carne, leche y otros alimentos."
"Ciertos dirigentes no escogen a los cuadros según sus cualidades
políticas y prácticas, sino por espíritu de familia, por espíritu de
camaradería y de cofradía... estas deformaciones engendran en ciertas
organizaciones camarillas de hombres que se apoyan unos a otros y
emplazan sus intereses de grupo por encima de los del Partido y del
Estado. Nada asombroso es que un ambiente tal conduzca de ordinario a
la descomposición y a la putrefacción." "La actitud deshonesta e
irresponsable hacia la ejecución de las directrices de los organismos
dirigentes es una de las manifestaciones más peligrosas y criminales del
burocratismo." "El objetivo del control de la ejecución es el de revelar las
insuficiencias, de poner al desnudo las ilegalidades, de ayudar con
consejos a los trabajadores honestos a castigar a los incorregibles."
Bajo Khruschev no se escogían los cuadros mejor preparados por sus
cualidades políticas: bien al contrario, estos fueron "depurados" por
"estalinistas". Alrededor de Beria, de Khruschev, de Mikoyan, de
Breznev, se formaron las camarillas burguesas, completamente apartadas
del control popular revolucionario, exactamente como Malenkov lo
describe. Stalin no estará ya allí para castigar las incorrecciones, pero las
incorrecciones castigarán en lo sucesivo a los verdaderos comunistas.
Finalmente Malenkov criticó a los cuadros que descuidaban el trabajo
ideológico, permitiendo a las corrientes burguesas emerger de nuevo y
tomar posiciones en el frente ideológico: "En muchas organizaciones del
Partido se subestima el trabajo ideológico, este trabajo acusa un retraso
sobre las tareas del Partido y, en ciertas organizaciones, se encuentra en
estado de abandono... Todo debilitamiento de la ideología socialista viene
a reforzar la influencia de la ideología burguesa... Subsiste entre nosotros
supervivencias de la ideología burguesa, de la mentalidad y de la moral
del propietario. Estas supervivencias son muy vivaces, pueden crecer,
desarrollarse y es por ello necesario combatirlas resueltamente. No
estamos aún inmunizados contra la penetración de ideas que son
extranjeras, de fuera, del lado de los Estados capitalistas, y dentro, del
lado de los restos de los grupos hostiles al poder soviético." "El que vive
de fórmulas aprendidas con el corazón y no tiene el sentido de lo nuevo es
incapaz de orientarse correctamente en la coyuntura interior y exterior."
"Ciertas organizaciones se apasionan por la economía, olvidando los
problemas ideológicos... En donde la atención por la ideología se relaja,
se crea un terreno propicio a la animación de vías y concepciones que nos
son hostiles. Los elementos extraños, salidos de los residuos de grupos
antileninistas derrotados por el Partido, buscan adueñarse de los sectores
del trabajo ideológico."
Khruschev envileció el leninismo, para poder lanzar una serie de
fórmulas vacías de todo espíritu revolucionario. Una vez fue creado este
vacío, se nutrió de las viejas ideologías socialdemócratas y burguesas
consiguiendo "rejuvenecerlas". Por otra parte, Khruschev falsificó o
eliminó completamente las nociones socialistas del marxismo-leninismo,
como la lucha anti-imperialista, la revolución socialista, la dictadura del
proletariado, la continuación de la lucha de clases, la concepción del
Partido leninista, etc. ¡Cuando hablaba de la "educación marxista",
proponía lo contrario que Malenkov! Khruschev dijo: "Desde hace largos
años, nuestros cuadros del Partido han sido insuficientemente educados
en... las cuestiones prácticas de la edificación de la economía."
Rehabilitando a los oportunistas y a los enemigos golpeados en el
curso de las depuraciones,
Khruschev permitió la resurrección de las corrientes ideológicas
socialdemócratas, burguesas y zaristas.
***
En el Pleno que siguió al XIX° Congreso, Stalin aún fue más duro en
las críticas que dirigió a Mikoyan, Molotov y Vorochilov; estaba
virtualmente en conflicto con Beria. Todos los miembros de la dirección
comprendieron perfectamente que Stalin exigía un cambio radical en la
cúspide. Khruschev había comprendido claramente el mensaje, y, como
los otros, le volvió la espalda y se encogió de hombros: "Stalin tenía,
evidentemente, el deseo de acabar con todos los antiguos miembros del
Buró político. A menudo había declarado que el Buró político debían ser
reemplazado por hombres nuevos. Su propuesta, formulada después del
XIX° Congreso y por la elección de 25 personas al Presidium del Comité
Central, pretendía eliminar a los antiguos miembros del Buró político y
hacer entrar a personas menos experimentadas. (...) Podemos suponer (!)
que también tenía como objetivo la liquidación futura de los antiguos
miembros del Buró político, lo que habría permitido cubrir con un velo de
silencio todos los actos vergonzosas de Stalin."
En esta época, Stalin era ya un hombre envejecido, agotado y
enfermo. Actuaba con mucha prudencia. Llegó a la conclusión de que los
miembros del Buró político no estaban ya a la altura, introdujo jóvenes
más revolucionarios en el Presídium para someterlos a un test. Los
revisionistas complotaron con Khruschev, Beria y Mikoyán sabiendo que
iban a perder pronto sus posiciones.
Siempre según Khruschev, Stalin habría dicho a los miembros del
Buró político, después del asunto del complot de los médicos, a finales de
1952: "Sois ciegos como amentos ¿qué pasará sin mi? El país perecerá
porque vosotros no sabéis cómo reconocer a los enemigos."
Khruschev avanzó esta cita como prueba de la locura y la paranoia de
Stalin. Pero la historia ha demostrado como esta observación era
pertinente.
EL GOLPE DE ESTADO DE
KHRUSCHEV
La muerte de Stalin
Algunos meses antes de la muerte de Stalin, todo el sistema de
Seguridad que le protegía fue desmantelado. Alexandr Proskbychev, su
secretario personal que le acompañaba desde 1928 con una gran eficacia,
fue despedido y emplazado en residencia vigilada. Había desviado
documentos secretos. El teniente coronel Nikolay Vlassik, jefe de la
seguridad personal de Stalin desde hacía 25 años, fue detenido el 16 de
diciembre de 1952 y murió algunas semanas más tarde en la cárcel. El
mayor general Petr Kosynkin, murió "de una crisis cardíaca", el 17 de
febrero de 1953. Deriabin escribió: "El proceso de despojar a Stalin de
toda su seguridad personal (fue) una operación estudiada y muy bien
llevada a cabo." Sólo Beria tenía la posibilidad de dirigir este complot.
El 1° de marzo a las 23 horas, la guardia encontró a Stalin en su
cuarto, tendido en tierra e inconsciente. Por teléfono, se llamó a los
miembros del Buró político. Khruschev afirma que él también llegó, y
después "cada uno regresó a su casa" ¡Nadie llamó a un médico...! Doce
horas después de este ataque, Stalin recibió los primeros cuidados. Murió
el 5 de marzo. Lewis y Whitehead escribieron: "Ciertos historiadores ven
pruebas de una muerte premeditada. Abdurakhman Avtorkhanov ve las
causas en la preparación evidente por parte de Stalin de una purga
comparable a la de los años treinta."
Inmediatamente después de la muerte de Stalin, una reunión del
Presídium fue convocada. Desde su apertura, Beria propuso a Malenkov
como presidente del Consejo de ministros y Malenkov pide que
Beria sea nombrado vice-presidente y ministro de Asuntos Interiores
y de la Seguridad del Estado. En los meses siguientes, Beria dominó la
escena política. "Atravesamos entonces un período muy peligroso"
escribió Khruschev.
Apenas instalado a la cabeza de la Seguridad, Beria hizo detener a
Proskrebychev, el secretario de Stalin, después a Riumin que había
dirigido las pesquisas sobre la sospechosa muerte de Jdanov. Ignatiev,
jefe de Riumin, fue denunciado por su papel en el mismo asunto. El 3 de
abril, los médicos acusados de haber matado a Jdanov fueron puestos en
libertad. El sionista Wittlin afirmó que rehabilitando a los médicos judíos,
Beria quiso "denigrar la política extranjera de Stalin, dirigida
esencialmente contra Occidente, los Estados Unidos y la Gran Bretaña."
Siembre en abril, Beria organiza un contra-golpe en su región natal,
Georgia. Emplazando de nuevo a sus hombres a la cabeza del Partido y
del Estado, Dekanozov (que sería fusilado por Beria) fue nombrado
ministro de la Seguridad del Estado reemplazando a Rukhanze, detenido
como "enemigo del pueblo".
***
Veinte años después la "entrada en el comunismo" prometida por
Khruschev para 1970, la URSS ha estallado bajo los golpes del
imperialismo americano; sus repúblicas han sido puestas bajo la bota de
las mafias y del capitalismo salvaje, el pueblo ha sido sumergido en la
miseria y el paro, el crimen reina por todas partes, el nacionalismo y el
fascismo provocan guerras civiles atroces donde los muertos se cuentan
por decenas de millares y los refugiados por millones.
En cuanto a Stalin, le llegó también, en su tiempo, abordar el porvenir
incierto. Las conclusiones de La Historia del Partido Comunista
(bolchevique) de la URSS, que él redactó en 1938, merecen ser leídas a la
luz de los acontecimientos recientes. Contienen seis lecciones esenciales,
sacadas de la experiencia del Partido bolchevique. La cuarta dice esto:
"No podemos consentir que hayan en los estados mayores de la clase
obrera escépticos, oportunistas, capituladores y traidores. No se puede
considerar como un azar el hecho de que los Trotskistas, los bujarinistas y
los nacionalistas burgueses se hayan convertido en agentes de los
servicios de inteligencia extranjeros. Es desde el interior desde donde las
fortalezas se derrotan con mayor facilidad."
Así que Stalin había previsto lo que pasaría en la Unión Soviética el
día en que un Gorbachov o un Eltsin cualquiera entraran en el Buró
político.
A finales del siglo XX, la humanidad ha retornado de algún modo al
punto de partida, a los años 1900-1914, cuando las potencias imperialistas
pensaban poder arreglar entre ellas la suerte del mundo. En los años
próximos, a medida que el carácter criminal, bárbaro e inhumano del
imperialismo se reveló cada día más netamente, las nuevas generaciones
que no han conocido a Stalin se sentirán obligadas a rendirle homenaje.
Suscribirán las palabras de Mao Zedong que, el 21 de diciembre de 1939,
en su guerrilla lejana de las montañas de la inmensa China, festejaba el
sesenta aniversario de Stalin: "Festejar a Stalin es tomar partido por él,
por su obra, por la victoria del socialismo, por la vía que él va indicando a
la humanidad, es declararse por él como por un querido amigo. Porque la
inmensa mayoría de la humanidad vive hoy día en el sufrimiento y sólo
podrá superarlo siguiendo la vía indicada por Stalin y con su ayuda."
***
Ludo Martens
Bd, Lemonnier. 171
1000 Bruxelles
Tél: 32-(0)-2-513.54.83
Notas
1IanGrey, Stalin, Man of History, Abacus, Sphere Books Ltd. 1982.
Grean Britain.<<
2Ibidem, p.14-18<<
3Ibidem, p.pp.20-21, et McNeal, Stalin, Macmillan Publishers,
London. 1988, p.9<<
4Grey, op. cit. , pp.22-24<<
5Trotski, Mi vida, Gallimat, Livre de Poche, 1966, p.583.<<
6Grey, op. cit. pp.29-31.<<
7Ibidem, p.32<<
8Ibidem, pp.34-35.<<
9Ibidem, p.38<<
10Ibidem, p.45.<<
11Ibidem, p.51.<<
12Ibidem, p.53.<<
13Ibidem, pp.59,64.<<
14Ibidem, pp.65-69.<<
15Ibidem, p.70.<<
16Ibidem, pp.71-73.<<
17Ibidem, pp.75-79.<<
18Ibidem, pp.88-96.<<
19Ibidem, pp.97-98.<<
20Ibidem, p.104<<
21Trotski, op.cit. , p.500.<<
22Ibidem, p.549.<<
23Kerensky, op.cit., p.591.<<
24Ibidem, p.629.<<
25Ibidem, pp.642, 630 y 653.<<
26Jane Burbank, Intelligentia and Revolution 1917-1922, Oxford
Uninersity Press, 1986,
pp.13,36,42,44<<
27Grey, op.cit. p.105.<<
28Ibidem, pp.106-109.<<
29Ibidem, pp.115-117.<<
30Ibidem, pp.121-127<<
31McNeal, op.cit., p.62.<<
32Brey, op.cit. p.128.<<
33Ibidem, pp.129-130.<<
34Ibidem, p.131<<
35Ibidem, pp.122-133<<
36Ibidem, pp.135-136.<<
37McNeal, op.cit., p.62.<<
38Grey, op.cit., p.139.<<
39Trotski, Stalin, Tomo II, Union Générale d'Editions, coll.10-18,
París, 1979, p.224.<<
40McNeal, op.cit., p.63.<<