Qué Necesita Un Bebé

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¿Qué necesita un bebé?

Las experiencias afectivas con sus cuidadores primarios en los primeros años de vida tienen una enorme influencia a
favor del desarrollo cognitivo social y emocional, íntimamente relacionados.

- el sostén emocional
es la respuesta adecuada al sentimiento universal de desamparo con el que todo bebé llega al mundo, permite que se
contruya al bebé y las personas encargadas de su crianza un vinculo ( estable, se refiere a cotidiano y previsible) y de
apego) fuerte para que se den las condiciones propicias para la satisfacción de todas sus necesidades. Este vinculo se
establece desde el momento del nacimiento y permite construir un lazo emocional intimo con ellos.

La necesidad de ser sostenido emocionalmente por otro y la búsqueda e interés en la relación humana son rasgos de
salud mental que el niño manifiesta desde el comienzo de su vida.

-La constitución de la regulación afectiva

El niño carece en la primera infancia la capacidad de regular por si mismo sus estados de emocionales y que queda a
merced de reacciones emocionales intensas.
Regulación afectiva: solo puede tener lugar en el contexto de una relación con otro ser humano
Contacto físico y emocional: acunar, hablar, abrazar, tranquilizar; permite al niño establecer la calma en situaciones de
necesidad e ir aprendiendo a regular por si mismo sus emociones.

el niño puede expresarse con gestos,miradas, movimientos, llantos y sonrisas.

Las respuestas emocionales del adulto en sintonía con el estado interior del bebé generan primero un estado de
corregulación afectiva o regulación diádica que lleva, unos meses más tarde, al logro de la autorregulación afectiva por
parte del bebé. Esto significa, por ejemplo, que si un niño llora sin ser consolado, se encuentra solo en el aprendizaje del
paso del malestar a la calma y al bienestar. Ese bebé puede llegar a tener dificultades para autocalmarse no únicamente
en sus primeros meses sino a lo largo de todo su desarrollo4 (Schejtman y Vardy, 2008; Tronick, E, 2008).

-La constitución de la confianza básica

La confianza básica es un logro que se da como resultado de numerosas interacciones satisfactorias entre el bebé y sus
cuidadores primarios. El niño que la construye puede luego explorar el mundo, separarse e individuarse.

Los vínculos afectivos estables y contenedores reducen el malestar emocional y potencian los sentimientos positivos en
el niño. La expectativa que tiene el niño sobre lo que se puede esperar de los demás se crea a partir de experiencias
tempranas concretas de interacciones positivas y repetidas en el tiempo. Se construyen así esquemas mentales acerca
de cómo es estar con el otro.

-Lo interpersonal configura el mundo interno

Existen diversos modos de estar con los otros. La representación de esas interacciones esta formada por diversos
elementos: sensaciones, percepciones, afectos, acciones, pensamientos y motivaciones; estas contienen todo aquello
que ocurre y se registra en la experiencia vivida, y que puede formar parte de un recuerdo de estar con otro.

Un niño espera en función de lo que ya recibió. Las nuevas experiencias son vividas a partir de estos modelos dados por
experiencias anteriores.

las experiencias emocionales del niño con su familia permiten que él construya la capacidad de pensar el mundo que lo
rodea y pensarse a sí mismo.

-Influencia de los vínculos afectivos en el desarrollo cerebral

El desarrollo del cerebro del infante depende en parte de las experiencias que vive. El vínculo temprano tiene un
impacto directo en la organización cerebral. Existen períodos específicos, llamados períodos ventana, en los que se
requieren determinados estímulos para el óptimo desarrollo de algunas áreas cerebrales. Esta estimulación adecuada
depende del establecimiento de un vínculo temprano satisfactorio.

Redes de neuronas + Redes de ideas + Redes emocionales + Redes de personas = Crianzas más favorecidas

Un niño es el producto de un entrecruzamiento entre la biología con la que nace, el contexto en el que se cría y la
capacidad psíquica y mental que va constituyendo.

-Organización de la comunicación preverbal y verbal

En el inicio, la fuente más importante de estímulos para un bebé es el cuerpo de la persona que se ocupa de él.
Durante los primeros meses de vida, tocar y mirar son los modos de comunicación privilegiados entre el bebé y sus
cuidadores primarios.

En el intercambio del niño con los cuidadores primarios son importantes: el contacto visual, el diálogo sonoro (el
cuidador escucha al niño y le contesta), el diálogo tónico (alternancia de tensión-relajación durante el juego y la
alimentación), el sostén físico y el contacto (caricias, manipulación).

La sincronía* es un concepto usado a lo largo de múltiples campos, que se refiere a la relación temporal entre eventos y
puede ser aplicada al estudio de las interacciones adultos-bebé. En ese sentido, el concepto de sincronía incluye la
concurrencia, la secuencia y la organización de las interacciones entre el niño y los adultos.

El adulto a cargo del bebé “sincroniza” naturalmente sus comportamientos con los períodos en los que el recién nacido
está despierto y puede establecer una relación. El bebé comienza a detectar contingencia entre discretos eventos en el
entorno. Mueve sus miembros en coordinación con el habla del adulto y hay secuencias contingentes entre su cuerpo y
el comportamiento del otro, aun en bebés prematuros y de bajo peso.
La comunicación no verbal o preverbal* es fundamental en la interacción entre el niño y los adultos. Se trata de gestos y
vocalizaciones que pueden durar segundos, que el niño capta y a los que les da significado. Se apropia de ellos como
modo de comunicación y va formando representaciones mentales y recuerdos de la experiencia subjetiva de estar con
otra persona, precursores necesarios para la organización del lenguaje verbal.

-La familia: función materna y función paterna. ¿qué significa cuidar a un niño?

La familia es el espacio en que los niños realizan sus primeras experiencias de interacción. La alianza familiar se organiza
entre el niño y sus cuidadores primarios. Los cuidadores facilitan y guían el desarrollo del niño, mientras este crece y
logra su autonomía. El niño también, en gran medida, modela la acción de los adultos.

La familia cumple la función de asegurar la supervivencia del niño, y el crecimiento y desarrollo adecuados para luego
facilitar la salida del núcleo primario armando nuevos vínculos. “Madre” y “padre” son funciones, más allá de los seres
humanos que las encarnen, y el buen desarrollo de un niño dependerá de la complementariedad de estas funciones.
Ambas poseen acciones específicas, a saber:

La función materna:
• aporta la lengua con la que se comunicará el bebé. Todos los niños nacen con la capacidad de hablar cualquier idioma,
pero solo adquieren la lengua del cuidador que los cría;
• es un continente afectivo y efectivo de las sensaciones del bebé;
• transforma el hambre en satisfacción, el dolor en placer, el desamparo característico de los humanos en tranquilidad;
• estimula la energía psíquica del bebé;
• le da sostén al niño y le va presentando el mundo que lo rodeará y en el que vive, a través de los objetos;
• ayuda al bebé a diferenciar entre su mundo interno y su mundo externo.

La función paterna:
• permite que el bebé aprenda a vivir sin tanta dependencia y comience su camino de autonomía, interviniendo en la
intensa relación del bebé con su madre o con quien cumpla esa función;
• pone reglas y organiza el funcionamiento del niño para que establezca su mundo vincular incluido en relaciones más
amplias;
• como función normativa, es portadora de las pautas culturales del medio social del cuidador primario. Esto permite
que el niño termine por incorporarse al medio social al que pertenece. Señala lo prohibido y lo permitido, lo seguro y lo
inseguro, lo saludable y lo tóxico, lo obligatorio y lo electivo.

Lo importante es que la función materna y la función paterna estén presentes de una u otra manera.

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