Raquel Vega Bermudez PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 65

ESTUDIOS AVANZADOS DEL PROGRAMA DE DOCTORADO EN BIOLOGÍA

EVOLUTIVA Y BIODIVERSIDSAD

(INTERUNIVERSITARIO)

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID


UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES

PROPUESTA DE PROTOCOLO DE CAMPO Y LABORATORIO


EN OSTEOARQUEOLOGÍA: APLICACIÓN A LOS
YACIMIENTOS DE LA EDAD DEL BRONCE “EL ESPINILLO” Y
“ALTO DE LAS PEÑUELAS, SECTOR IV”(Vallecas, Madrid)

Trabajo de Investigación

Raquel Vega Bermúdez

Junio de 2009
Dr. D. Armando González Martín, profesor contratado Doctor de la Comisión Docente de
Antropología del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, como
director del trabajo de investigación: “Propuesta de protocolo de campo y laboratorio en
osteoarqueología: aplicación a los yacimientos de la Edad del Bronce El Espinillo y Alto de las
Peñuelas, Sector IV (Vallecas, Madrid), realizado en el Laboratorio de Poblaciones del Pasado
por Raquel Vega Bermúdez, autorizo la presentación del citado trabajo, dado que reúne las
condiciones necesarias para su defensa.

Fdo.: Dr. D. Armando González Martín


Madrid, 14 de Septiembre de 2009

1
ÍNDICE

1.- RESUMEN………………………………………………………………………………………….…..3

2. –INTRODUCCIÓN………………...………………………………………………… ………………...3
2.1.-ANTECEDENTES EN LOS ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA DE CAMPO.
2.2.-SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y GEOLÓGICA DE LOS YACIMIENTOS.
2.3.-CONTEXTO: EL TIPO DE HÁBITAT EN EL BRONCE MEDIO EN LA COMUNIDAD
DE MADRID.
2.4.-RITUAL FUNERARIO EN EL BRONCE MEDIO EN LA COMUNIDAD DE MADRID.

3.-OBJETIVOS …….……………………………………………………………………………………...7

4.- MATERIAL Y MÉTODOS…………………...………………………………………………………...8


4.1 - EXCAVACIÓN
4.2 - CONSERVACIÓN E INVENTARIADO
4.3 - ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO

5.- RESULTADOS Y DISCUSIÓN……………………………………………...………………………14


5.1.- DESCRIPCIÓN DE LOS ENTERRAMIENTOS.
5.2.-ESTADO DE CONSERVACIÓN
5.3.-QUIENES ERAN?. ANALISIS POBLACIONAL: EDAD Y SEXO.
5.4.- DE DÓNDE VENÍAN? CARACTERES ANTROPOMÉTRICOS DEL CRÁNEO.
ESTATURA.
5.5.- CÓMO VIVÍAN? ANÁLISIS PALEOPATOLÓGICO, ALIMENTACIÓN, MARCADORES
OCUPACIONALES

6.- CONCLUSIONES………………………………………...…………………………………………..40

7.- BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………...……………………….42

ANEXO 1: Planos de los yacimientos


ANEXO 2: Ficha de campo
ANEXO 3: Ficha de inventario antropológico
ANEXO 4: Tablas de medidas.
ANEXO 5: Tablas estatura
ANEXO 6: Tabla resumen

2
1.- RESUMEN

El presente trabajo de investigación es una propuesta de protocolo para llevar a cabo un


estudio antropológico integral, que comprende dos fases bien diferenciadas: la primera
corresponde al trabajo de campo (excavación, documentación y recuperación de los restos), y la
segunda que se desarrolla en el laboratorio (e incluye las tareas de tratamiento, conservación y
análisis de dichos restos).
Este protocolo se presenta aplicado al estudio de los restos óseos humanos procedentes
de los yacimientos de la Edad de Bronce El Espinillo y Alto de las Peñuelas-Sector IV,
localizados dentro del proyecto de urbanización del U.Z.P. 2.04 “Desarrollo del Este-Los
Berrocales”, en Vallecas (Madrid). Dado que ambos yacimientos comparten la misma cronología
y están situados a menos de cincuenta metros el uno del otro, a efectos del estudio
antropológico se puede considerar que forman parte del mismo enclave prehistórico1, y por
tanto, de la misma población arqueológica. Las excavaciones arqueológicas fueron llevadas a
cabo entre los meses de Febrero y Septiembre de 2008, y el análisis de laboratorio se desarrolló
en los meses subsiguientes.
Cabe destacar que, con frecuencia, los estudios antropológicos se limitan a la segunda
fase de análisis de laboratorio: los restos óseos son recuperados por el personal encargado de
la excavación, generalmente con formación en Arqueología, y, posteriormente, son entregados
al laboratorio de Antropología, donde se realiza el correspondiente estudio. Por ello, en el
apartado de introducción se presentará de manera sucinta los principales estudios precursores
de la denominada Antropología de Campo, que constituyen los precedentes teóricos de este
protocolo en lo que a recuperación de los restos se refiere. Además, en este mismo apartado se
hace una introducción con el fin de contextualizar los yacimientos espacio-temporalmente. En el
apartado de metodología se describe detalladamente en qué consiste el protocolo propuesto, y
posteriormente se presentan los resultados obtenidos. Estos resultados son discutidos y
comparados con otros resultados procedentes de otras poblaciones del Bronce en la Península.

2.- INTRODUCCIÓN

2.1.- Antecedentes en los estudios de Antropología de Campo


Durante muchos años, los proyectos de actuación arqueológica en yacimientos con
inhumaciones priorizaban el recinto o el material arqueológico asociado a los enterramientos en
detrimento de los restos humanos allí depositados, que eran considerados de interés secundario
(destinados a los análisis de laboratorio que serían realizados a posteriori). En España, hasta los

1
A juzgar por la extensión y la cantidad de materiales recuperados los yacimientos debieron constituir un asentamiento de cierta
entidad.

3
años 70 las investigaciones y publicaciones centraban su interés casi exclusivamente en la
descripción de los ajuares y establecimiento de sus cronologías. Es a partir de esta década, con
el surgimiento de la llamada Arqueología Funeraria cuando se produce una verdadera
ampliación de las perspectivas teórico-metodológicas (Mata, 1996). El panorama en el resto de
países es similar. A partir de estas fechas diversos manuales de antropología (Bass, 1971;
Ubelaker, 1978; Brothwell, 1981) incluyen recomendaciones sobre el modo de actuación en la
excavación de restos antropológicos. Sin embargo, la verdadera renovación metodológica llegó
en los años 90 con la denominada Anthropologie de Terrain2 propuesta por profesor de la
Université de Bordeaux I (Francia) Henry Duday (Duday et al.1990). Esta corriente postula que
el registro pormenorizado y metódico durante la excavación, unido a unas pautas de
interpretación de campo sistemáticas, van a permitir una aproximación a los procesos que
intervienen en el área sepulcral (gestos funerarios, procesos postdeposicionales, tafonomía
cadavérica…) y proporcionan un aprovechamiento máximo de la información biológica y cultural.
Además, insta a la meticulosidad en el proceso de excavación ya que ésta condiciona de forma
evidente las potencialidades y la validez de los diferentes estudios a llevar a cabo con
posterioridad. La información de campo representa un papel primordial para el trabajo de
interpretación, ya que el estado de preservación de los restos puede impedir que cierto tipo de
información sea recuperada a posteriori. A pesar de las mejoras que supone esta nueva óptica,
la puesta en práctica de los parámetros de intervención que define la Antropología de Campo,
por lo menos en España, es más bien limitada y son escasos los estudios publicados que sigan
esta metodología (a modo de ejemplo, se puede citar el trabajo de Torres y Velasco, 1993, en la
Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife). Podría pensarse que dadas las
circunstancias y las peculiaridades propias que implica una excavación de urgencia, con una
importante limitación en el tiempo de los trabajos de campo, esta metodología no es aplicable;
sin embargo, con este trabajo se pretende demostrar la viabilidad de su aplicación.

2.2.- Situación geográfica y geológica3 de los yacimientos.


Los yacimientos en los que se centra el presente estudio están situados en el distrito de
Villa de Vallecas al Sureste del Municipio de Madrid, entre la carretera A-3 de Madrid a Valencia
(kilómetros 10 a 14) y la línea 9 de metro de Madrid, en el futuro P.A.U. de “los Berrocales”
(Figura 1), en el que está previsto que vivan unas 70.000 personas ocuparán las más de 22.000
viviendas que se pretenden edificar.

2
La traducción literal del término Anthropologie de Terrain, propuesto por Duday et al.1990 sería Antropología de Terreno, sin
embargo, en este trabajo se ha optado por emplear una traducción más libre, pero más común en los textos en castellano que es
Antropología de Campo.

3
Información obtenida de los Estudios Geológicos de las Memorias finales de las excavaciones arqueológicas de los yacimientos “El
Espinillo” y “Alto de las peñuelas, Sector IV” realizado por Alfonso Expósito Alcaide.

4
Figura 1. Localización de la zona de actuación: futuro PAU “Los Berrocales”
(Modificado de Google Maps)

En la zona de estudio aparecen únicamente cursos fluviales de tipo estacional, siendo los
más relevantes los arroyos de “Los Migueles” y de la “Marañosa”, a los que de forma más
esporádica se unen depósitos de arroyada en lámina o cursos menores que se encajan en las
laderas de los cerros del futuro P.A.U.
En lo que se refiere a la sucesión litológica, es relativamente compleja y está compuesta
por una alternancia de arcillas de coloraciones verdes y rosadas con distintos grados de
cementación carbonática, niveles de carbonatos y de sílex. Todos estos son sedimentos de
edad Terciaria. Durante el Cuaternario se desarrollan sobre esta elevación procesos de tipo
aluvial-coluvial que generan sedimentos arcilloso-arenosos con cantos de sílex. Todo esto
aparece cubierto por un horizonte vegetal de coloración pardo oscura.

2.2- Contexto: el tipo de hábitat en el Bronce Medio en la Comunidad de Madrid.


El Bronce Medio, en términos cronológicos, abarca el período comprendido entre el 1500
y el 1200 a.C., es decir, el marco temporal en el que habría de situar esta etapa se corresponde
con la primera mitad del II milenio a.C.
Los principales rasgos que homogenizan las comunidades humanas que en estos
momentos se extienden por la cuenca del Tajo son las producciones cerámicas y las
características habitacionales. Las poblaciones del Bronce Medio en la Meseta se agrupaban en
pequeños núcleos ubicados en las terrazas fluviales (en la denominada zona de inundación),
dada la idoneidad de estas zonas para el aprovechamiento de la tierra, y en pequeñas
elevaciones que ofrecen un mejor control visual del entorno, no muy distantes de estos de los
cauces fluviales (Blasco, 1998).
Los yacimientos de “fondos de cabaña” (según la terminología tradicional4), es el registro
considerado más indicativo en el transcurso de este período en centro peninsular. Estos

4
El término “fondo de cabaña” parece que hace alusión a una funcionalidad específica como espacio acotado de vivienda pero hace
ya tiempo que los investigadores coinciden en asumir que dicho término se refiere al conjunto de fosas sin implicar su asociación a
vivienda.

5
yacimientos, adscritos a las comunidades Protocogotas5, están constituidos por numerosos
hoyos abiertos en la superficie del terreno y se incluyen dentro del grupo de “poblados abiertos”
(sin fortificar). Se dispone de poca documentación acerca de las características de las viviendas,
aunque sí se conocen algunos elementos constructivos (improntas de madera en barro y
ocasionalmente agujeros de poste). En principio se supone que las viviendas eran un tipo de
construcción endeble, realizado con materiales poco duraderos (troncos y entramados de barro
y ramas) un aspecto que, junto a otros, induce a pensar en ocupaciones escasamente
prolongadas en el tiempo, de modo que sus pobladores no se establecían de forma permanente,
sino que los enclaves serían abandonados y reocupados en diferentes ocasiones. La ausencia
de de restos constructivos también se achaca a la superficialidad de las estructuras y la continua
remoción de los terrenos desde épocas históricas, a lo que hay que sumar los procesos erosivos
de origen natural: una vez abandonadas las estructuras, los agentes erosivos tardarían muy
poco en borrar indicios, quedando únicamente huellas tales como rebajes en el suelo o agujeros
de poste (Valiente, 2003).
Sobre la funcionalidad que desempeñan los hoyos característicos de los yacimientos
Protocogotas, la bibliografía arqueológica es bastante extensa y variada, pero, en lo que casi
todos los autores parecen coincidir, es en la forma en la que se produce su amortización
definitiva como contenedores de residuos domésticos. Casi todos los hoyos o fosas de los
yacimientos madrileños adscritos a fases Protocogotas, se han encontrado colmatados de
productos de deshecho tales como cerámicas (casi siempre fragmentadas), restos óseos de
fauna, útiles de piedra, restos de talla y, en ocasiones, elementos que forman parte de las
actividades cotidianas tales como molinos o percutores. En muchas ocasiones, todos los
elementos anteriormente descritos están contenidos en un sedimento donde es evidente un alto
contenido orgánico procedente de vertidos domésticos. Además de la función de basurero, los
hoyos parecen haber sido utilizados como lugar de almacenamiento. El sistema de conservación
en silos es conocido desde época prehistórica en gran parte del entorno mediterráneo y en la
Península Ibérica. Se trata de un sistema especialmente apropiado para la conservación de
cosechas de cereal y de otros productos vegetales, siempre y cuando se encuentren excavados
en suelos impermeables. Además de silos-basureros, como se ha mencionado, los hoyos son
utilizados como lugares de inhumación (tema que se tratará más adelante) y en ocasiones
acogen deposiciones animales o cerámicas cuidadosamente colocadas, que podrían tener un
carácter votivo.
Las actividades económicas fundamentales de las sociedades Protocogotas, fueron la
ganadería y la agricultura. Los restos faunísticos documentados en los hoyos de los yacimientos
adscritos a este período son los mejores indicativos de la organización económica de estas
comunidades. Se han documentado ovicápridos, bóvidos, suidos y cánidos. La existencia de

5
El termino Protocogotas o Cogeces hace referencia a la fase intermedia entre el Campaniforme de tipo Ciempozuelos y la cultura
de Cogotas I del Bronce Final, y por lo tanto se enmarca dentro del Bronce Medio.

6
restos de ciervos y lagomorfos indica la existencia de una actividad cinegética, si bien esta
actividad tiene un carácter secundario. En lo referente a la agricultura, cabe suponer que se
cultivarían principalmente cereales, como revela existencia de útiles de piedra relacionados con
su consumo, como los molinos6 o dientes de hoz.

2.3.- Ritual funerario en los yacimientos del Bronce en Madrid.


En general, no existen muchos datos sobre las prácticas funerarias realizadas a lo largo
del ámbito crono-cultural genéricamente denominado Edad del Bronce, una circunstancia que,
aunque bastante general en el resto de la península, resulta especialmente notoria en la
Comunidad de Madrid (Blasco, 1998), donde los escasos enterramientos de los que nos
podemos hacer eco hasta ahora se encuentran localizados en dos tipos de espacios: en cuevas
y grietas naturales, y en fosas excavadas en el suelo (Sanz, 1994). Las inhumaciones colectivas
en grietas naturales constituyen una práctica que ya se daba en períodos anteriores siendo su
utilización en la Edad de Bronce más escasa y circunstancial. Entre las cuevas madrileñas que
contienen enterramientos del Bronce podemos citar la de Pedro Fernández, en Estremena
(Sánchez-Messeguer, 1980). Pero los enterramientos realmente característicos en la región
durante la Edad de Bronce (si bien también se conocen algunos ejemplos de este tipo de
inhumaciones en yacimientos Neolíticos y Calcolíticos), son las tumbas en fosa. Como ejemplos
de esta modalidad tipo de enterramiento podemos citar los yacimientos de la Fábrica de
Euskalduna, en Villaverde, con un enterramiento doble (Almagro, 1960), Tejar del Sastre, en
Villaverde, con un enterramiento individual, (Quero, 1982), Presa del Rey, en Getafe, con un
enterramiento individual, (Geanini, 1991), otro enterramiento individual en Vaciamadrid (Martínez
y Rosas, 1991), Caserío de Perales Del Río, en Getafe, con tres enterramientos individuales y
uno doble, (Blasco et al., 1991), otro individual en El Espinillo, en Villaverde (Baquedano et al.,
2000).
Como puede apreciarse, en ninguno de los yacimientos citados el número total de
individuos hallados supera los cinco, lo que sin duda confiere cierta relevancia a los yacimientos
que se tratan en este estudio.

3.- OBJETIVOS

 Poner de manifiesto la importancia de contar con la presencia de un técnico en


Antropología durante los trabajos de campo, que garantice una recuperación completa,
exhaustiva y precisa de los restos humanos, de manera que se maximice la cantidad y

6
La presencia de molinos de granito (roca inexistente en el contexto sedimentario del SE de la Comunidad de Madrid) evidencia que
los antiguos pobladores además de explotar el entorno más inmediato obtuvieron recursos de zonas más alejadas.

7
la calidad de los datos relevantes para los objetivos de la investigación que se llevará a
cabo posteriormente.

 Proponer un modelo de ficha de campo para recoger esta información.

 Constatar si existe relación entre las características de los enterramientos (localización


en el yacimiento, disposición de los cuerpos, orientación, número de individuos por
fosa, etc.) y las características biológicas de los individuos inhumados, para comprobar
la existencia de tratamientos funerarios diferenciales.

 Recomendar un modelo de ficha de inventario antropológico que garanticen una toma


de datos que permita abordar cualquier estudio posterior.

 Presentar una batería de métodos de estimación de la edad, el sexo y la estatura.

 Responder a una serie de cuestiones fundamentales para el conocimiento de cualquier


población pretérita (Figura 2), siguiendo el modelo de estudio poblacional propuesto
por Saul y Saul (1989), mediante las cuales se presentarán los resultados del estudio
Antropológico y paleopatológico.

o ¿QUIENES ERAN? Análisis poblacional. Edad y Sexo.

o ¿DE DÓNDE VENÍAN? Análisis antropométrico del cráneo. Estatura.

o ¿CÓMO VIVIAN? Paleopatología, alimentación, marcadores ocupacionales.

Figura 2.- “Osteobigrafía”: modelo de estudio poblacional (modificado de Saul y Saul, 1989)

 Comparar los resultados obtenidos con los datos procedentes de otras poblaciones del
Bronce en la Península, para conocer las particularidades de la población en estudio y
poder aproximarse a su modo de vida.

4. – METODOLOGÍA.

4.1. – Excavación y registro.


La excavación de restos óseos humanos forma parte de los trabajos arqueológicos y,
como tal, sigue principios similares a los del trabajo de campo en Arqueología. A la hora de
acometer la excavación de estos restos, el primer paso será definir el contorno de las fosas en

8
su nivel más alto. Cuando se trata de fosas simples (sin cubierta ni estructura, como es el caso)
excavadas directamente en el sustrato que hay que fijarse en el contraste del color y la textura
del suelo. Tras definir el contorno, la excavación se proseguirá lentamente, extrayendo la tierra
contenida en el interior, registrándose todos los cambios de color en el sustrato, así como
cualquier otro detalle (presencia de raíces, inclusiones de rocas y material arqueológico, restos
de carbón…). Aunque todo esto debe hacerse cuidadosamente, hay que procurar ser tan rápido
como sea posible para evitar daños a los huesos por la exposición al sol y la intemperie, que son
conocidos enemigos de la buena conservación. Los hoyos han de ser excavados desde arriba,
buscando la horizontalidad. Cuando no sea posible acometer la excavación desde arriba (por
ejemplo en el caso de alguno de los individuos incluidos en covachas) se socavará el
enterramiento desde su posición lateral. Cada depósito será excavado de tal forma que el
esqueleto quede totalmente expuesto, tomando las precauciones necesarias para no altear su
posición. En ese momento se tomarán las fotografías oportunas (la documentación gráfica va a
desempeñar un papel fundamental en la labor interpretativa que se lleve a cabo posteriormente)
y se completará la correspondiente ficha de campo. En las fotografías debe incluirse una cartela
con el número de estrato, una escala métrica y una flecha apuntando al norte magnético. Los
contrastes reducen la nitidez, por lo que es recomendable que los esqueletos se encuentren
completamente a la sombra. Para ello se pueden sombrear las fosas con una tela grande.
Respecto a la ficha de campo, el modelo propuesto en este trabajo cumple una serie de
requisitos fundamentales (Courtaud, 1996): a) debe ser tan completo y objetivo como sea
posible. b) Debe permitir una recogida rápida y sencilla de datos; c) no recoger información
redundante; d) ser fácilmente inteligible por otros investigadores; e) ser susceptible de ser
reproducida y gestionada en soporte informático. En la ficha se recogerá una descripción
completa de la estructura de inhumación (incluyendo su localización en el yacimiento, tipo de
estructura, forma en planta, perfil, características de las paredes y la base, cubierta,
dimensiones y profundidad, cotas y orientación) y su relleno (detallando la composición, color,
textura, grado de compactación, homogeneidad, además de las inclusiones de material
arqueológico) así como las relaciones estratigráficas. También se detallarán las principales
características de la inhumación. Los depósitos se clasifican en función de una serie de
parámetros como el número de individuos que contienen (según el cual serían simples, dobles,
triples, etc. o colectivas), la existencia de una fase previa al depósito definitivo, o en función del
tipo de arquitectura. Según el segundo parámetro, los enterramientos pueden ser primarios o
secundarios. Los enterramientos primarios se caracterizan por una descomposición del cadáver
en el lugar definitivo de depósito. El enterramiento secundario se caracteriza porque el depósito
de los restos humanos es precedido por una fase de descarnamiento, activa o pasiva, que se
realiza en un lugar diferente al depósito definitivo. Por lo que respecta al tercer parámetro, los
enterramientos pueden ser colmatados, en espacio vacío o de tipo mixto. Para determinar el tipo
de arquitectura es necesario conocer la secuencia de desarticulación natural que tiene lugar

9
durante la descomposición del cadáver. Normalmente se inicia con la dislocación de la columna
cervical con separación del cráneo, después la perdida de las articulaciones costoesternales; a
continuación las extremidades empiezan a desmembrarse en sus segmentos más pequeños
(manos y la parte distal de los pies). Cuando un enterramiento tiene lugar en un espacio
colmatado, el cuerpo inhumado se encuentra totalmente cubierto por sedimento, de manera que
a medida que se libera volumen por la descomposición de las partes blandas, este va siendo
colmatado por el sedimento circundante, lo que provoca que globalmente se mantengan las
distintas conexiones anatómicas del esqueleto. Por el contrario cuando el cuerpo es depositado
en un espacio vacío, al descomponerse los huesos tienen la posibilidad de desplazarse fuera del
volumen inicial del cadáver. Es típico observar la rotación del cráneo (consecuencia de la
desarticulación de la columna cervical), la desarticulación de la mandíbula y su caída, la apertura
de la cavidad torácica con caída del esternón, la apertura de los coxales con separación de la
sínfisis púbica y de la articulación sacroilíaca, la rotación lateral de los fémures y la caída de las
rótulas hacia el exterior (Dudday et al. 1990). Una vez documentados la estructura de
inhumación y el tipo de enterramiento, hay que describir como se dispone el esqueleto, esto es,
su posición (configuración que adopta el cuerpo sobre el terreno: decúbito supino, prono o
lateral), actitud (que se refiere a la relación de los segmentos del cuerpo entre sí: contraído,
extendido, fetal, retorcido…), posición de las extremidades (describiendo por separado brazos y
piernas), posición del cráneo y orientación del cuerpo (que sería la dirección de una línea que va
desde el cráneo al centro de la pelvis). Por otra parte, la ficha deberá recoger el grado de
completitud y fragmentación de los restos, las cotas a las que aparecen, si se encuentran en
conexión anatómica o desplazados, y todas las medidas que puedan ser tomadas. Siempre que
sea posible se aportará sobre el terreno una primera estimación de la edad de muerte y
determinación probable del sexo, así como cualquier observación sobre anomalías en los
huesos (ya sen estas de carácter tafonómico o patológico). Además de las notas escritas, se
realizarán croquis y diagramas que ayuden a entender la disposición de los esqueletos (ver
Anexo 3: Ficha de campo).
Una vez documentado el enterramiento se procederá al levantamiento de los restos
óseos. Para ello se seguirá, siempre que sea posible, la secuencia y dirección propuestas por
Neumann (citado en Krogman e Iscan 1986, p. 22), es decir, de la periferia al centro y de la parte
superior a la inferior. Es conveniente, antes de embolsar los restos, retirar el sedimento adherido
(excepto en aquellos huesos que para evitar su fragmentación fueran extraídos en bloque) y
eliminar toda la humedad contenida en los huesos y el sustrato. Los restos se guardarán
separados por unidades anatómicas en bolsas perforadas (para facilitar la transpiración y
facilitar la salida de la humedad restante) debidamente etiquetadas. Estas bolsas, a su vez,
deben ser depositadas en cajas (preferiblemente cajas de plástico duras y apilables) para su
transporte desde el yacimiento hasta el laboratorio donde se llevará a cabo el estudio
antropológico completo. El sedimento de relleno de las fosas ha de cribarse con una malla (de

10
luz de 2 mm de diámetro aproximadamente) para evitar la pérdida de pequeñas piezas (dientes,
falanges, sesamoideos, etc.). Además es conveniente recoger muestras de dicho sedimento de
debajo y alrededor de los esqueletos para medir el pH del sustrato, ya que la acidez es un
parámetro que influye notablemente en la conservación de los huesos.

4.2. – Trabajos de conservación e inventariado.


Una vez en el laboratorio se realizó una valoración cualitativa del estado de los restos, en
la que se tuvo en cuenta el grado de deterioro de los mismos. El estado de preservación es un
parámetro fundamental, ya que condiciona los trabajos de conservación que se pueden llevar a
cabo, además de determinar la información que es posible inferir a partir de dichos restos. Los
trabajos de conservación de los huesos consisten en la limpieza (con agua y un cepillo suave),
secado (al aire) y reconstrucción. En los casos en los que los huesos presentan concreciones
calcáreas fuertemente adheridas, éstas se retiran con ayuda de un escarpelo, teniendo cuidado
de no dañar la superficie del hueso.
Las costillas no se someten a ningún tipo de tratamiento de limpieza, ya que se reservan
por si fuese necesario realizar más dataciones, o cualquier otro análisis químico. Estas técnicas
conllevan la destrucción del material óseo, por lo que se ha decidido no lavar las costillas, que
proporcionan una información macroscópica muy limitada, en vez de cualquier otro hueso.
Finalizados los trabajos de conservación, se procederá al inventariado de todas las
estructuras óseas identificadas, describiendo de manera individualizada su estado de
conservación y caracteres de interés que presentan. Toda la información queda registrada en
una base de datos diseñada específicamente para llevar a cabo este tipo de estudios (ver Anexo
4: ficha de inventariado antropológico).

4.3. – Análisis antropológico.


El análisis antropológico consistirá en:

- Determinación del sexo de los individuos y estimación de la edad de muerte.


- Obtención de medidas y cálculo de la estatura.
- Descripción de caracteres de interés, tanto variantes anatómicas, como signos patológicos, y
su posterior discusión y diagnóstico.
- Estudio y discusión de estas variables, tanto a nivel individual como poblacional.

Para la determinación del sexo se analizaron principalmente caracteres de los huesos de


la pelvis, ya que son los que mayor dimorfismo sexual presentan. Se aplicaron los métodos
propuestos por Bruzek (2002), Cox (1992) y Sutherland y Suchey (1991). De manera
complementaria, se evaluaron características de varias regiones del cráneo y la mandíbula,
típicamente relacionadas con el sexo de los individuos, siguiendo las recomendaciones

11
propuestas por el “Workshop of European Anthropologists” (W.E.A) (Ferembach et al, 1980), las
más frecuentemente utilizadas por los investigadores, aún siendo conocidas sus limitaciones.
Aunque la precisión en la estimación del sexo es mayor empleando los métodos basados en el
estudio de los coxales, el cráneo y la mandíbula se emplean frecuentemente en contextos
arqueológicos porque suelen estar mejor conservados. Estos métodos de determinación del
sexo son exclusivamente aplicables con éxito a individuos adultos y subadultos juveniles
(Colomer, 2008). Los individuos que no pueden ser catalogados como masculinos o femeninos
porque no se han conservado las regiones anatómicas precisas, se clasifican como
indeterminados.

Para la estimación de la edad de individuos subadultos se emplea el patrón de


calcificación y erupción dental de Ubelaker (1978) que establece 21 fases, que comienzan con la
formación de los gérmenes dentales y terminan con la erupción del tercer molar cuando se
completa la dentición adulta. Otro método para estimar la edad de los individuos subadultos es
el análisis de la secuencia en la que las epífisis de los huesos largos se fusionan a sus
respectivas diáfisis. En el presente estudio se ha utilizado el patrón de fusión propuesto por
Buikstra y Ubelaker (1994).
Además de los citados métodos se observan otros indicadores de edad en subadultos
(Scheuer y Black, 2000; Steele y Bramblett, 2000) entre los que se destacan:
 Fusión de la cresta ilíaca y el extremo medial de la clavícula (Webb y Suchey, 1985)
 Fusión de los anillos epifisarios en vértebras (Albert y Maples, 1995)
 Maduración ósea y morfometría de la clavícula (Black y Scheuer, 1996).
 Estudio de la primera costilla (Kunos et al. 1999)

Para individuos adultos se ha estudiado el desgaste de la superficie oclusal de los


molares definitivos, utilizando el patrón presentado por Brothwell (1981), basado en el original de
Miles (1963). Este método se basa en el hecho de que hay un aumento continuo del desgaste
(atrición fisiológica normal, debida a la masticación) conforme la persona envejece. Sin embargo
hay que señalar que este método presenta ciertos problemas, ya que sólo es válido si la
población estudiada comparte con la de referencia una forma de vida, alimentación y cultura
semejantes. Es decir, que la edad de los individuos de la muestra debe establecerse sobre la
base de estándares de desgaste dental establecidos con un material perteneciente a un período
(y preferiblemente una zona geográfica) similar. El cuadro de desgaste presentado por Brothwell
es aplicable a poblaciones antiguas (desde el Neolítico al Medievo). Por lo tanto se considera
apropiado para este estudio. No obstante, en los casos en los que ha sido posible, se ha
cotejado la estimación dada por el desgaste dental con los intervalos de edad que proporcionan
otros métodos basados en el estudio de los huesos coxales:

12
 La técnica de Rissech et al. (2006) basada en la morfología acetabular
 La metodología establecida por Buckberry y Chamberlain (2002) para el estudio de la
superficie auricular (zona de articulación sacro-ilíaca)
 El estudio de la morfología de la superficie sinfisaria del pubis según Brooks y Suchey
(1990).

La aplicación de diversos métodos simultáneamente permite incluir un mayor número de


individuos, aunque su preservación no sea perfecta. Además, diversos estudios demuestran que
la exactitud de las estimaciones mejora al combinar distintos métodos, de manera que la edad
fisiológica se aproxime a la cronológica (Lovejoy et al. 1985; Elvira, 2006).
Los individuos se clasifican en las siguientes categorías de edad: perinatal, infantil,
juvenil, adulto joven, adulto maduro y adulto senil. El intervalo de edad, aproximado, que
corresponde a cada una de las categorías sería el siguiente (según Buikstra y Ubelaker, 1994):
Perinatal → menor de un año (hasta la fusión de los elementos craneales).
Infantil → 2 a 12 años.
Juvenil →13 a 20 años.
Adulto joven → 21 a 34 años.
Adulto maduro → 35 a 49 años.
Adulto senil → mayor de 50 años
Hay que insistir que estos intervalos de edad se refieren a la edad fisiológica, que no
tiene por qué coincidir con la cronológica.
Las medidas de las piezas óseas completas se obtuvieron siguiendo las indicaciones
dadas por Buikstra y Ubelaker (1994) y se encuentran recogidas en el Anexo 4).

Para obtener una aproximación a la estatura de los individuos adultos estudiados se han
utilizado los métodos propuestos por Pearson (1899) y Trotter y Glesser (1958). Se trata de
métodos matemáticos que se basan en la existencia de una relación lineal entre la longitud de
los huesos largos de las extremidades y la estatura. Se emplea la longitud de estos huesos ya
que, al ser paralelos al eje mayor del cuerpo y abarcar un gran porcentaje de la talla,
proporcionan una mejor aproximación a la estatura. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
la relación de la estatura con las diferentes extremidades varía entre las distintas poblaciones
(Tëlka, 1950), por lo que las ecuaciones de regresión que relacionan ambos parámetros
(longitud de los huesos y estatura) no son universalmente aplicables, y su efectividad depende
de la similitud en estatura y en proporciones corporales entre la muestra en la que se calcularon
dichas ecuaciones y los individuos en estudio. Es decir, que la distancia espacial y temporal con
la población de referencia puede llevar a sobre o subestimar la estatura real.
Las ecuaciones de Trotter y Gleser (1958) son frecuentemente recomendadas en los
estudios osteoarqueológicos (Brothwell, 1981) ya que es un método de estimación de la estatura

13
basado en un gran número de observaciones (5374 soldados norteamericanos muertos a
mediados del siglo XX). Trotter y Glesser sugieren que, si se dispone de las longitudes máximas
de una serie de huesos diferentes procedentes del mismo individuo, la estatura debe calcularse
a partir del hueso que produzca menor error estándar (esto es, el que tiene menor probabilidad
de desviarse del cálculo de la estatura real). Sin embargo, otros autores son partidarios de
estimar la estatura a partir de todos los huesos largos de un individuo de los que se disponga,
siendo la estimación final la media de los resultados que arroje cada hueso. Este último criterio
es el que se ha seguido en las estimaciones.
Como segundo método se van a emplear las ecuaciones de regresión elaboradas por
Pearson (1899), que se basan en una población francesa (50 individuos masculinos y 50
femeninos) de finales del siglo XIX. Este método ofrece estimaciones puntuales y no rangos, por
lo que estadísticamente puede ser inapropiado para estimar un parámetro biológico con gran
variabilidad como la talla (López, 2005). No obstante se ha decidido recurrir a este método dada
su alta aplicabilidad en la muestra.

Los datos de edad, sexo y estatura obtenidos se presentan de manera resumida en el


apartado de Análisis Poblacional. En este apartado se analizan también todos los caracteres de
interés observados. Habitualmente, la mayoría de las alteraciones que se detectan en la
superficie de los huesos responden a procesos tafonómicos, que son todos los sufridos por el
cuerpo del individuo desde su depósito en la fosa hasta su exhumación. De todos los signos
observados se realiza un diagnóstico, para decidir si son alteraciones tafonómicas (en este caso
ocasionarían una pseudopatología) o bien son producto de alguna patología sufrida por el
individuo durante su vida, en cuyo caso se evalúa el alcance de la misma y el efecto que tuvo en
la vida, e incluso en la muerte, del individuo. Para el estudio paleopatológico se han consultado
principalmente los manuales de Campillo (2001), Isidro y Malgosa (2003) y Mann y Murphy
(1990), además de distintos artículos especializados.

5.- RESULTADOS Y DISCUSIÓN

5.1.- Descripción de los enterramientos.


En el yacimiento El Espinillo se han recuperado un total de 31 individuos repartidos en 28
hoyos (en la Figura 1 del Anexo 1 se puede observar la localización de estas estructuras en el
yacimiento). Hay que señalar que, de las 845 estructuras identificadas y excavadas, las que
están vinculadas a enterramientos tan sólo representan el 3,31%. Toda la información relativa a
las características de los enterramientos de El Espinillo aparece resumida en la Tabla 1. En el
Sector IV se han recuperado 17 individuos distribuidos en 12 hoyos (en la Figura 2 del Anexo 1
se representan estas estructuras en el yacimiento). De las 382 estructuras excavadas, las que

14
han sido empleadas como lugar de inhumación representan el 3,14% (nótese que la proporción
de enterramientos en ambos yacimientos es similar). Las características de los enterramientos
del yacimiento Sector IV se recoge en la Tabla 2. Cada individuo ha sido designado con un
número a partir del 1 con la abreviatura del yacimiento delante. Además, a cada individuo le ha
sido asignada su correspondiente sigla.

Los lugares de enterramiento son hoyos excavados en un geológico de carbonatos y


arcillas. Los estratos que rellenan todas las estructuras son bastante similares y están
compuestos por arenas de grano medio-grueso, de consistencia suelta, de color pardo-pardo
oscuro, mezcladas con cantos de silex de distintos tamaños, y carbonatos y arcillas del
geológico. A veces se encuentran raicillas, inclusiones de carbón, restos de adobe y restos de
material arqueológico. Se pueden distinguir principalmente dos tipos de tumbas: las fosas de
planta circular u oval (Figuras 3,4,6 y 7) y las de planta circular en boca pero con un nicho o
covacha abierta en la zona inferior de la pared (Figura 5). En ocasiones es difícil saber si estas
estructuras tuvieron una primera funcionalidad como lugares de enterramiento o si bien fueron
reutilizadas con este fin. En el caso de las covachas, si parece claro que fueron excavadas como
lugar de inhumación, pero se han observado, algunos de los hoyos han sufrido procesos de
colmatación sucesivos y en ocasiones los enterramientos se encuentran sobre otros estratos
anteriores, lo que podría sugerir que en estos casos los hoyos fueron reutilizados con fines
funerarios de manera secundaria (Figura 3).Tanto si el cuerpo se deposita en hoyos o en
subestructuras dentro de los hoyos, se suelen encontrar en posición contraída y es frecuente
que se encuentren cubiertos de piedras (ver Figura 7). Todos los enterramientos descritos son
primarios (a excepción del enterramiento correspondiente los individuos ESP-22 y S-IV 13 donde
no se han observado conexiones anatómicas entre los elementos). Con bastante frecuencia se
ha observado que los restos han sufrido algún tipo de alteración postdeposicional que ha
modificado su posición, pero la existencia de conexión anatómica entre alguno de los huesos
presentes pone en evidencia que no se trata de depósitos secundarios (Figura 4).
De las 41 inhumaciones excavadas, 36 son simples, 3 son dobles y 2 son triples (ver
Figura 7). De los 48 individuos desenterrados, tan sólo en 8 no ha sido posible determinar la
posición en la que fueron depositados. De los restantes, 30 (62,5%) estaban colocados decúbito
lateral o decúbito ventrolateral con las extremidades flexionadas (“posición fetal”, Figura 5), 8
decúbito supino (ver Figura 3) y 2 decúbito prono (Figura 6). La mayoría de inhumaciones
presentan una disposición que permite deducir que se trata de enterramientos en los que el
individuo fue colocado cuidadosamente, sin embargo, se han descrito algunos enterramientos en
los que la posición de los individuos es bastante atípica (Figura 6). En estos casos parece que el
individuo simplemente fue arrojado a la fosa.

15
Aunque el número de individuos inhumados es considerable, no podemos hablar de
necrópolis, ya que se trata de enterramientos ocasionales, aparentemente aislados y
desconectados. Todos los enterramientos carecen de ajuares; sin embargo, como ya se ha
mencionado, la mayoría se acompañan de fragmentos más o menos dispersos de utensilios
domésticos amortizados, particularmente cerámicos y líticos. Asimismo se han encontrado
restos de animales sin aparente conexión anatómica, mezclados con la tierra con la que se
colmató el depósito, a excepción de los depósitos ESP-18 y ESP-20 en los que se han
encontrado algunos restos animales que si están en conexión, pertenecientes a un cánido y un
ovicáprido, respectivamente, y el depósito S-IV 8, en el que junto al individuo inhumado apareció
una cabeza de bóvido. Cabe señalar también que se han encontrado restos humanos inconexos
en algunos de los hoyos, concretamente restos de húmero infantil incompleto en el estrato ESP-
1604, metatarsos en ESP-1820, restos de diáfisis incompleta y fragmentos de epífisis distal de
fémur derecho de un individuo adulto en el estrato S-IV 1559, y un fragmento de parietal derecho
en el estrato S-IV 1668.

Figura 3
a b
a) Individuo ESP-28. Enterramiento
simple. Individuo colocado decúbito
supino con extremidades
flexionadas y la cabeza caída hacia
atrás. Posición forzada, individuo
atado?.

b) Sección del hoyo 1947 (fosa del


individuo ESP-28). Se puede
apreciar que bajo el estrato que
contiene el individuo inhumado (UE
1946) se encuentra otro (UE 2154)
de gran potencia, lo que podría
indicar el hoyo fue reutilizado.

b
a

Figura 4
a) Fotografía del Individuo S-IV 4.

b) Esquema explicativo del Individuo S-IV 4. Algunos restos aparecen desplazados y otros están ausentes (cráneo, brazo y mano
derechos, coxal y pierna izquierdos, pies), posiblemente debido a una remoción postdeposicional. La existencia de conexiones
anatómicas pone en evidencia que se trata de un enterramiento primario.
16
a b
UE 438
(Hoyo)

UE 987
(Covacha)

UE 435
(Hoyo)

Figura 5

a) Individuo ESP-5 en covacha. Colocado decúbito lateral izquierdo con las


extremidades flexionadas (“posición fetal”). Las flechas rojas señalan el
esternón y la rótula izquierda que se encuentran desplazados, al igual que las
manos. Esto permite inferir que el espacio de inhumación no fue colmatado.

b) Foto final del hoyo (UE 436), otro hoyo anexo (UE 438) y la covacha (UE 987).

c) Dibujo de planta y sección del hoyo (UE 436), otro hoyo anexo (UE 438) y la
covacha (UE 987).

a b

Figura 6.- Ejemplo de individuos que muestran una posición atípica, que sugiere que fueron arrojados a la fosa en vez de ser colocados.

a) Individuo ESP-12. Enterramiento simple. Individuo colocado de cúbito prono con extremidades flexionadas. La tibia derecha y el isquion
izquierdo fueron hallados desplazados, en el borde Oeste de la estructura, 54cm por encima del resto del cuerpo, lo que indica que la
remoción de los restos ocurrió una vez éstos estaban esqueletizados.

b) Individuo ESP-9. Enterramiento simple. Individuo colocado de cúbito prono con extremidades flexionadas. Húmero derecho apareció
desplazada, en el borde norte de la estructura. Manos y antebrazos ausentes.

17
a b c

d e

Cabeza de fémur girada


f g

Separación de la sínfisis púbica y la articulación


sacroilíaca

Mandíbula desarticulada

Cráneo desarticulado

Figura 7
a) Fosa 1097. Foto de proceso de excavación del estrato 1108. Nódulos de sílex de gran tamaño que cubren el depósito del individuo S-IV 2.

b) Fosa 1097. Foto de proceso de excavación del estrato 1203. Nódulos de sílex de gran tamaño que cubren el depósito de los individuos S-IV 3.

c) Planta y sección del hoyo 1097. Por la estratigrafía se puede deducir que ha sido empleado como lugar de inhumación en dos momentos
diferentes.

d) Foto del individuo S-IV 2. Enterramiento primario simple.

e) Individuos S-IV 3.1, S-IV 3.2 y S-IV 3.3. Enterramiento triple.

f) Esquema explicativo del individuo S-IV 2. Flechas señalan los restos desarticulados y desplazados como consecuencia de la descomposición
en un espacio no colmatado totalmente.

g) Esquema explicativo de los individuos S-IV 3.1 (negro), S-IV 3.2 (rojo) y S-IV 3.3 (azul).
18
Se ha estudiado si existe alguna relación entre las distintas variables que definen los
enterramientos. Como cabría esperar en aquellas inhumaciones en las que no se ha podido
determinar la posición en la que el individuo fue depositado originalmente son en las que
tampoco se ha podido establecer la posición de las extremidades ni la orientación. Por otra parte
cabe destacar que todos los individuos depositados en covachas (que representan un 12,5% del
total) están colocado decúbito lateral o decúbito ventrolateral con las extremidades flexionadas.
En lo referente a la orientación, no se ha identificado un criterio evidente (Figura 8). La
orientación más frecuente es E-O pero no constituye una tendencia mayoritaria clara. La
orientación E-O para las inhumaciones es una característica presente en muchas culturas
diferentes ya que estos puntos cardinales definen la salida y la puesta del sol, reflejos simbólicos
de la vida y muerte.

16
29,17
14
%
12
nº individuos

10
16,67%
8 14,58% 14,58%
12,50%
6

4 6,25%
4,17%
2 2,08%
0
E-O NE-SO NO-SE N-S O-E SE-NO S-N ?

Figura 8.- Diagrama de barras en el que se representa la frecuencia de las


distintas orientaciones de las inhumaciones

Por último, hay que señalar que los 4 depósitos en los que no se ha encontrado material
arqueológico asociado son todos muy superficiales, hecho que justificaría esta ausencia.
Más adelante, una vez determinados los caracteres biológicos de los individuos
inhumados, se estudiará si existe relación entre éstos y las características de los enterramientos.

Abreviaturas empleadas en las tablas:

 Yacimiento: ESP= El Espinillo. S-IV = Alto de las Peñuelas, S-IV


 UE=unidad estratigráfica. INT= Interestrato (estructura negativa: hoyo,
covacha…). EST= Estrato
 Tipo de enterramiento: P= Primario/ S=secundario. S=Simple/D=doble/T=Triple.
C= colmatado
 Posición : DLD= Decubito lateral derecho ; DLI= Decúbito lateral izquierdo; DVL=
decúbito ventrolateral; DS= decúbito supino; DP= Decúbito prono;
 Posición de extremidades: E= extendidas, SF = semiflexionadas, F =flexionadas y
HF = hiperflexionadas
 Orientación: N= Norte, S=Sur, E=Este, O=Oeste. (al describir la orientación se
señala primero hacia donde se encuentra la cabeza)
 M.A.= Materiales arqueológicos incluidos en el estrato de relleno: C= cerámica,
L=lítica, F= fauna.

19
POSICIÓN CRÁNEO Y EXTREMIDADES SEPULTURA
UE TIPO ORIENTACIÓN
INDIVIDUO SIGLA POSICIÓN M.A. OBSERVACIONES
(INT / EST) ENTERRAMIENTO DEL CUERPO
CRÁNEO BRAZOS PIERNAS TIPO FORMA PLANTA DIMENSIONES

Apoyado sobre Enterramiento muy superficial. Muy arrasado. Alteración postdeposicional: restos desplazados y muy
ESP-1 110 / 109 06/46/ESP/109/5 P S ? DLD ? ? E-O Hoyo? ? 170x110x10 C, L
lado dcho. fragmentados. Faltan extremidades inferiores.
Apoyado sobre Depósito poco profundo. Alteración postdeposicional: restos desplazados. Individuo incompleto.
ESP-2 251 / 250 06/46/ESP/250/1 P S ? DLI ? ? E-O Hoyo? Ovalada-irregular 233x115x39 No
lado izqdo. Parcialmente cubierto y rodeado por bloques de silex
Covacha excavada en la pared sur de un hoyo (UE 305) Estrato (UE 304) que rellena al hoyo es el
Apoyado sobre
ESP-3 541 / 304 06/46/ESP/304/5 P S ? DLI F HF E-O Covacha Rectangular 94x46x40 C,L,F mismo que rellena a la covacha. Bajo este estrato aparece otro (UE 1073) lo que puede indicar que sea
lado izqdo.
un hoyo reutilizado.
Parcialmente cubierto de bloques de silex. Faltan restos de piernas pero si aparecen pies en conexión.
Hacia atrás,
ESP-4 402 / 401 06/46/ESP/401/15 P S No C DS E ? E-O Hoyo Circular 176x158x136 C, L, F, molino Esternón caído y desarticulación de la sínfisis púbica indican que se trata de un enterramiento en
mirando a la izq
espacio no colmatado.
Covacha excavada en el margen Oeste del hoyo (UE 436). Hoyo y covacha rellenados por el mismo
ESP-5 987 / 435 06/46/ESP/435/5 P S No C DLI SF SF SE-NO Covacha Semicircular 104x44x34 C, L,F
estrato. Esternón caído indica que se trata de un enterramiento no colmatado
No es posible determinar si se trata de un enterramiento primario (no se han observado conexiones
ESP-6 610 / 609 06/46/ESP/609/30 P? S ? ? ? ? ? ? Hoyo Circular 144x134x146 C
anatómicas, aunque la posición relativa de los restos inconexos parece indicar que sí.
F (hacia la C, L, F, aguja
ESP-7 820 / 819 06/46/ESP/819/22 P S ? DS ? SF E-O Hoyo Circular 138x119x38 Depósito muy superficial. No se recupera cráneo.
cabeza) de metal
ESP-8 831 / 830 06/46/ESP/830/10 P S ? DLD F HF O-E Hoyo Circular 164x152x60 C, L Cubierto de piedras. No conserva vértebras ni costillas
Postura atípica. Posiblemente el individuo fue arrojado. Húmero derecho desplazado
ESP-9 967 / 966 06/46/ESP/966/7 P S No C DP Mirando Al suelo ? F E-O Hoyo Circular 110x110x30 C, L
postdeposicionalmente.
ESP-10.1 06/46/ESP/1162/19 P DLI SF HF

Individuo adulto depositado primero y después el infantil, que se coloca con su parte dorsal pegada a la
1163 / 1162
D No C N-S Hoyo Circular 136x112x82 C, L,F parte ventral del individuo ESP-10.1. Desarticulación de la mandíbula de 10.1 y el desplazamiento de
ESP-10.2 06/46/ESP/1162/20 P DLI Desplazado F HF otros restos sugiere que no es un enterramiento colmatado.

Desplazado y HF hacia Columna, costillas y cintura pelviana en conexión anatómica. Cráneo, mandíbula y cintura escapular
ESP-11 1180 / 1176 06/46/ESP/1176/12 P S No C DS ? N-S Hoyo Circular 190x168x147 C
desarticulado tronco? desplazadas. No aparecen brazos y de las piernas sólo la parte proximal de ambos fémures.
E, respecto al
ESP-12 1187 / 1186 06/46/ESP/1186/4 P S ? DVLD Girado 180º HF (dcho) tronco, pero E-O Hoyo Ovalada 200x150x60 C Cubierto y rodeado de piedras. Faltan antebrazo izquierdo, vértebras y costillas.
rodilla F
Apoyado sobre F (bajo C, L, F Enterramientos muy superficiales. Restos arrasados. Individuo ESP-13.1 ha perdido las extremidades
ESP-13.1 06/46/ESP/1212/8 P DVLI F
lado izqdo. abdomen) Collar de inferiores excepto algunos fragmentos de la pierna izquierda. Individuo ESP-13.2 escasamente
1213 / 1212 D ? NE-SO Hoyo Circular 188x156x96
caracoles representado. La existencia de estratos (UE 1381,1382, 1383) bajo los individuos inhumados sugiere
ESP-13.2 06/46/ESP/1212/9 P ? ? ? ?
(ESP-13.1) que el hoyo ha sido reutilizado para el enterramiento de manera secundaria
Izqdo. F hacia C, L, F, Restos
E. izada. con Tibia izquierda e isquion derecho desplazados (alteración postdeposicional de los restos
ESP-14 1245 / 1244 06/46/ESP/1244/12 P S No C DP Mirando al suelo la cabeza, dcho O-E Hoyo Circular 169x166x74 de molino,
rodilla F, dca.? esqueletizados). Rodeado de cantos de sílex. Postura anómala.
HF carrete de hilo
Apoyado sobre Covacha excavada en el Noroeste del hoyo 1342A diferencia del resto de enterramientos en covacha, el
ESP-15 1247 / 1246 06/46/ESP/1246/2 P S ? DLD HF HF SE-NO Covacha Ovalada 40x96x66 C
lado dcho. Individuo depositado mira hacia la boca de la covacha.
Apoyado sobre Covacha excavada en el Noroeste del Hoyo designado con la UE 1262. Covacha y hoyo rellenados por
ESP-16 1486 / 1261 06/46/ESP/1261/5 P S ? DLI F SF E-O Covacha Semicircular 56x110 C, L
lado izqdo. un mismo estrato (UE 1261).
Girado, mirando al
ESP-17 1307 / 1306 06/46/ESP/1306/5 P S ? DVLI SF SF SE-NO Hoyo Circular 120x118x58 C, L, F -
suelo
Apoyado sobre
ESP-18 1242 / 1327 06/46/ESP/1327/14 P S ? DLI HF HF E-O Hoyo Circular 126x148x68 C, L Piedras grandes en zona de cráneo y cadera. Restos de cánido bajo el enterramiento.
lado izqdo.
Bajo losa cuadrangular de sílex. No se recuperan los restos de cráneo, mandíbula, clavícula y escápula
Izqdo. HF,
ESP-19 1366 / 1359 06/46/ESP/1359/19 P S ? DVLD ? ? N-S Hoyo Circular 182x170x110 C, L, F izquierdas, antebrazo derecho, ni extremidades iferiores. Existe un estrato (UE 1527) bajo el nivel del
dcho?
enterramiento lo que sugiere que el uso como lugar de inhumación es secundario.
Alteración postdeposicional de los restos esqueletizados (un fragmento de temporal aparece
Apoyado sobre desplazado). Evidencias de que se trata de un enterramiento no colmatado) En un estratos (UE 1789 y
ESP-20 1425 / 1424 06/46/ESP/1424/1 P S No C DLI F F E-O Hoyo Circular 176x154x68 -
lado izqdo. 1791) por debajo del enterramiento aparece ovicáprido en conexión. Estructura ha sido empleada como
lugar de enterramiento de manera secundaria.
ESP-21.1 06/46/ESP/1456/17 P ? ? ? ? Restos aparecen dispersos por todo el hoyo sin conexión (a excepción de antebrazo izquierdo del
1457 / 1456 D ? ? Hoyo Circular 148x138x102 C, L
ESP-21.2 06/46/ESP/1456/18 P? ? ? ? ? adulto). NMI = 2 (un adulto y un subadulto).
Restos aparecen en un mismo estrato pero sin conexión (se consideran de un único individuo). El
ESP-22 1172 / 1771 06/46/ESP/1771/17 S S ? ? ? ? ? ? ? ? ? C estrato contiene C del Bronce, pero se encuentra cubriendo a varios estratos, entre ellos un estrato que
contiene un pico de hierro, por lo que se interpreta que la UE 1771 corresponde a un estrato alterado.
Apoyado sobre Izqdo. F y dcho.
ESP-23 1778 / 1794 06/46/ESP/1794/6 P S ? DLD lado dcho. Mentón HF, con mano SF NO-SE Hoyo Circular 180x180x80 C -
al pecho. en la cara
Desarticulado y
Izada. HF,
ESP-24 1804 / 1803 06/46/ESP/1803/21 P S No C DLD caído, apoyado F E-O Hoyo Circular 102x102x85 C, L, F Cubierto de piedras. Cráneo desarticulado (enterramiento no colmatado totalmente).
dcha. F
sobre frontal
Covacha excavada en la pared oeste del hoyo 1878. Sobre el individuo se encuentra un gran bloque de
Apoyado sobre F hacia la
ESP-25 1903 / 1902 06/46/ESP/1902/3 P S ? DVLI F S-N Covacha Ovalada 112x60x30 C carbonato que se interpreta como un derrumbe del techo de la covacha. Covacha excavada en hoyo
lado izqdo. cabeza
reutilizado?
Cubierto con cantos de sílex de gran tamaño. Del cráneo sólo se recuperan escasos fragmentos de
ESP-26 1935 / 1934 06/46/ESP/1934/9 P S ? DLI ? F F S-N Hoyo Ovalada 222x160x60 C
pequeño tamaño.
Apoyado sobre la
HF hacia la
ESP-27 1945 / 1944 06/46/ESP/1944/14 P S ? DVLI base (posición SF SE-NO Hoyo Ovalada 240x150x88 C, F Rodeado y cubierto de bloques de sílex.
cabeza
forzada)
Individuo cubierto con bloques de silex. Bajo el nivel del enterramiento existe un estrato de gran
Hacia atrás, potencia, por lo que cabría pensar que el hoyo fue excavado, posteriormente se rellenó con el estrato
HF hacia la HF hacia el
ESP-28 1947 / 1946 06/46/ESP/1946/2 P S ? DS apoyado sobre los SE-NO Hoyo Circular 131x130x116 C 2154 (carece de material arqueológico, por lo que podría tratarse de un relleno natural) y de manera
cabeza tronco
parietales secundaria fue depositado el individuo (UE 1946). Posición muy forzada por lo que es posible que el
individuo estuviese atado?

Tabla 1.- Resumen de las principales características de los enterramientos de El Espinillo

20
POSICIÓN CRÁNEO Y
SEPULTURA
UE TIPO EXTREMIDADES
INDIVIDUO SIGLA POSICIÓN ORIENTACIÓN M.A. OBSERVACIONES
(INT / EST) ENTERRAMIENTO FORMA
CRÁNEO BRAZOS PIERNAS TIPO DIMENSIONES
PLANTA
Enterramiento muy superficial. Restos arrasados (posiblemente han quedado expuestos en algún
S-IV 1 1057 / 1056 06/46/S4/1056/2 P S ? DLD ? F SF O-E Hoyo Circular 108x109x34 C
momento). Estrato (UE 1111) bajo nivel de enterramiento ¿hoyo reutilizado?
Cubierto con grandes bloques de silex. Cráneo y mandíbula, rótula y sínfisis púbica desarticulados y
Desarticulado,
C, F desplazados (lo que indica que la descomposición tuvo lugar en un espacio no colmatado). Colapso de
S-IV 2 1097 / 1108 06/46/S4/1108/5 P S No C DS cráneo apoyado ? E, pero rodillas F E- O
los bloques de sílex provoca la fragmentación de los restos. Hoyo utilizado como lugar de inhumación
sobre parietal izqdo
en dos momentos diferentes
Desarticulado, Cubierto con grandes bloques de silex. Orden en el que fueron depositados los individuos: S-IV 3.1, S-
S-IV 3.1 06/46/S4/1203/13 P DVLI apoyado sobre lado ? HF O-E Hoyo Circular 122x118x110 V 3.2 y S-IV 3.3. Los restos de S-IV 3.3 además de muy fragmentados se encuentran dispersos por
izquierdo todo el hoyo. No es posible determinar la posición en la que el individuo fue inhumado aunque se han
Apoyado sobre lado C, F observados algunas conexiones anatómicas, por lo que también se trata de un depósito primario. La
S-IV 3.2 1097 / 1203 06/46/S4/1203/14 P T No C DLD F F O-E
izquierdo disposición de los restos induce a pensar en una descomposición en un espacio no colmatado.
Encontrados restos de microfauna ha podrido contribuir al desplazamiento y alteración de los restos
S-IV 3.3 06/46/S4/1203/15 P ? ? ? ? ? esqueletizados.

Restos han debido de sufrir alguna alteración postdeposicional que ha alterado su posición. Individuo
S-IV 4 1177 / 1176 06/46/S4/1176/4 P S No C DS ? Izqdo. F, dcho? Dcha F, izada? E- O Hoyo Circular 130x138x100 F
está muy incompleto. Estrato (UE 1219) bajo nivel de enterramiento ¿hoyo reutilizado?
Muy fragmentado e incompleto. Los restos esqueletizados han sufrido alguna alteración
S-IV 5 1255/ 1254 06/46/S4/1254/2 P S ? DLI? ? ? F SE-NO? Hoyo Ovalada 206x130x106 C
postdeposicional
Apoyado sobre HF (manos en la Bajo nódulos de sílex de gran tamaño se encuentran los restos óseos humanos. Los individuos fueron
S-IV 6.1 06/46/S4/1267/7 P DS F SE-NO
occipital mandibula) depositados en el siguiente orden: primero S-IV 6.3, después el S-IV 6.2 y por último S-IV 6.1.. La
1268 / 1267 T No C Apoyado sobre el Hoyo Circular 116x126x130 C, F
S-IV 6.2 06/46/S4/1267/8 P DVLD F bajo zona torácica F SE-NO disposición de los restos induce a pensar en una descomposición en un espacio no colmatado. Los
lado dcho restos de S-IV6.3 (perinatal) se encuentran dispersos por el hoyo sin conexión anatómica.
S-IV 6.3 06/46/S4/1267/9 P? ? ? ? ? ?
Gran losa de sílex que cubre parcialmente la superficie del hoyo en la zona de la boca de la covacha.
Apoyado sobre lado
S-IV 7 1520 / 1467 06/46/S4/1467/28 P S ? DLD HF HF N-S Covacha Semicircular 40x80x22 C, L , F Hoyo y covacha rellenados por un mismo estrato. El terreno es muy arcilloso y los huesos se
dcho
encuentran fuertemente adheridos al sustrato.
Cubierto parcialmente con cantos de sílex de tamaño medio. Junto al individuo se encuentra una
Apoyado sobre lado
S-IV 8 1642 / 1641 06/46/S4/1641/17 P S C DLI F HF NE-SO Hoyo Circular 150x187x202 C, L, F cabeza de bóvido. Existencia de un estrato (UE 1744) de gran potencia por debajo del nivel del
izqdo.
enterramiento ¿hoyo fue reutilizado?
Apoyado sobre lado Enterramiento muy superficial. Restos posiblemente han quedado expuestos en algún momento. Muy
S-IV 9 1787 / 1745 06/46/S4/1745/1 P S ? DLD F ? N-S Hoyo? ? 120x108x10 No
dcho. fragmentados
Cráneo girado,
apoyado sobre F, manos junto al Enterramiento muy superficial. Restos posiblemente han quedado expuestos en algún momento. Muy
S-IV 10 1822 / 1821 06/46/S4/1821/1 P S ? DLD F O-E Hoyo? ? 170x94x9 No
occipital y parietal cráneo fragmentados
izqdo.
Enterramiento muy superficial. Restos posiblemente han quedado expuestos en algún momento. Muy
S-IV 11 1830 / 1829 06/46/S4/1829/1 P S ? DS ? F F O-E Hoyo Circular 108x112x28 No
fragmentados Individuo muy incompleto.
Apoyado sobre lado Enterramiento muy superficial. Restos posiblemente han quedado expuestos en algún momento. Muy
S-IV 12 1887 / 1886 06/46/S4/1886/14 P S ? DLI F F E-O Hoyo Circular 120x124x34 C, L, F
izqdo. fragmentados. Estrato (UE 1958) debajo del nivel de enterramiento ¿ Hoyo reutilizado?
Sólo se encuentran fragmentos de neurocráneo, mandíbula, dientes sueltos y fragmentos de diáfisis de
S-IV 13 1915 / 1914 06/46/S4/1914/3 ? S ? ? ? ? ? Hoyo Ovalada 102x180x56 C
? hueso largo aislados y dispersos por el hoyo.

Tabla 2.- Resumen de las principales características de los enterramientos del Sector IV

21
5.2.- Estado de conservación.
Se han fijado 5 categorías de conservación atendiendo a dos parámetros fundamentales: el
grado de completitud del individuo y el estado de preservación de los restos. Podemos considerar
que el esqueleto está integrado por 8 unidades anatómicas: cráneo, esqueleto axial, cintura
escapular, extremidad superior derecha, extremidad superior izquierda, cintura pelviana, extremidad
inferior izquierda y extremidad inferior derecha. Se considera que un individuo está completo
cuando tiene al menos 7 de las 8 unidades anatómicas, incompleto cuando conserva entre 4 y 6, y
se definen como “escasos restos” los casos en los que se han recuperado menos de tres unidades
anatómicas. Para definir la preservación de los huesos se valora principalmente el grado de
fragmentación. De manera que las cinco categorías quedan definidas como: 1)Individuo completo y
bien preservado, 2)Individuo completo y mal preservado, 3)Individuo incompleto y bien preservado,
4)Individuo incompleto y mal preservado y 5)Escasos restos. En la Figura 9 se representa
gráficamente el estado de conservación de la muestra estudiada.

13% 13%

16% 10%
Espinillo 17%

13% 45% 1
21% 2
3
6% 4
24%
37% 5
28% 15%
e
24%
18%

Figura 9.- Diagrama de sectores con los porcentajes de las distintas categorías de estado de conservación de
los restos. A la izquierda ambos yacimientos por separado y a la derecha diagrama conjunto.

Como puede apreciarse, el estado de preservación de los restos varía mucho de unos
individuos a otros. Las diferencias de conservación pueden explicarse atendiendo tanto a las
características propias de cada resto, como a los posibles factores tafonómicos que hayan influido
sobre ellos. En cuanto a las variables intrínsecas que puedan tener algo que ver en la conservación
diferencial, destacan la densidad estructural de las distintas porciones de hueso, su tamaño, forma y
posición, así como el estado de salud, sexo y edad del individuo. En lo referente a los factores
externos que actúan sobre los restos esqueletizados o no, son muy diversos: abrasión, actividad de
animales, colapso de piedras, corrosión del suelo, formación de concreciones, erosión hídrica,
acción de las raíces, etc. Asimismo han de considerarse las alteraciones derivadas del proceso de
recuperación de los restos.

22
En lo que respecta a las alteraciones tafonómicas, se ha observado que, en general, los
restos se encuentran afectados en mayor o menor medida por erosión hídrica, meteorización y
abrasión. Algunos, además, presentan concreciones de carbonatos adheridas a su superficie, y con
menos frecuencia marcas de raíces.

El grado de fragmentación varía de unos individuos a otros, si bien son escasos los huesos
recuperados completos. A partir del estudio de los restos se pueden extraer una serie de
generalizaciones:

 En los cráneos se aprecia que los huesos del neurocráneo se conservan mejor que
los del esplacnocráneo, a excepción de las mandíbulas, que con frecuencia han
aparecido completas o casi completas.

 En lo referente a los huesos largos, la mayoría han perdido total o parcialmente sus
epífisis. Esto puede explicarse porque al presentar una elevada proporción de tejido
óseo esponjoso su densidad estructural es menor y por lo tanto presentan una menor
persistencia que las diáfisis.

 Lo mismo ocurre con los elementos del esqueleto axial: costillas y vértebras, de
composición estructural menos densa. En las vértebras la destrucción suele ser
mayor en los cuerpos que en los arcos.

 Los dientes, debido a su composición mineral, suelen presentar un buen grado de


conservación (en la mayoría de los individuos se han recuperado restos de la
dentición), sin embargo, en algunos casos, su superficie se encuentra alterada ya
que presenta un fino recubrimiento de carbonatos fuertemente adherido.

 En las escápulas se ha podido observar que la porción articular se conserva mejor


que la laminar, que en todos los casos aparece fragmentada. Los coxales también se
presentan, en la mayoría de los casos, fragmentaos e incompletos. La zona peor
conservada son los pubis.

A la vista de estas generalizaciones se puede concluir que esta población no ha sido


excesivamente maltratada por el sustrato, ya que presenta características de preservación
relativamente frecuentes en otras poblaciones.

23
5.3.- ¿Quines eran? Análisis poblacional: Edad y Sexo.
Para establecer conclusiones a cerca de la demografía sería necesario tener evidencias que
demostrasen que los individuos proceden de una misma población biológica. Como ya se ha
mencionado, la ocupación de los yacimientos puede haber abarcado un período de tiempo amplio.
Además han sido interpretados como asentamientos temporales, por lo que es posible que los
individuos inhumados pertenezcan no sólo a distintos momentos, sino que procedan de distintas
regiones. Aún suponiendo que los individuos perteneciesen a un mismo grupo humano, es posible
que no sean representativos de aquel, ya que la población estudiada es siempre un subconjunto de
la población de origen (Waldron, 1994). No obstante, se ha considerado que los individuos
exhumados pertenecen a una misma población arqueológica (ya que ha sido hallados en un mismo
contexto arqueológico de cronología próxima), y para su estudio se han aplicado los mismos
criterios que se aplicarían al estudio de una población biológica en sentido estricto.
Antes de exponer los resultados del estudio osteológico de los restos, deben ponerse de
manifiesto algunos de los factores que lo han dificultado. Entre los muchos condicionantes que
pueden sesgar una muestra, el principal es el grado de conservación de los restos (ver apartado
4.2.3). Además debe tenerse en cuenta que la fiabilidad de las estimaciones de la edad y del sexo
está condicionada por la precisión de los métodos para su estudio. La estimación de la edad en
individuos adultos es compleja ya que la remodelación ósea que conlleva el crecimiento es un
proceso continuo y muy variable entre las personas. Además, las técnicas de estimación de la edad
en adultos proporcionan unos resultados de intervalos amplios, lo que impide estructurar la
población en grupos pequeños. Debido a su mayor aplicabilidad, en este análisis se ha empleado
fundamentalmente el estudio del desgaste dental como principal estimador de la edad de muerte.
Como ya se ha señalado anteriormente, el desgaste de la superficie oclusal es parámetro que
depende fuertemente de la dieta y la forma de preparación de los alimentos, así como maneras
individuales de masticación y durezas diferentes del esmalte, etc., es decir, que está muy
influenciado por otros factores diferentes de la edad. En cuanto a la determinación del sexo, sólo
puede realizarse si están presentes los elementos necesarios (huesos coxales o, en su defecto, el
cráneo y la mandíbula). Los resultados de las estimaciones de sexo y edad están resumidos en las
Tablas 1 y 2 del Anexo 6, y representados gráficamente en las Figuras 10 y 11. Es conveniente
aclarar que el establecimiento de conclusiones a nivel poblacional, dadas las características del
yacimiento y de la muestra analizada, se escapa a las posibilidades de este estudio, por lo que los
gráficos de las Figuras 10 y 11 no pretenden reflejar un hipotético perfil demográfico, sino
simplemente representar gráficamente los resultados obtenidos.

En El Espinillo 19 de los 31 individuos (61,3%) han sido definidos como adultos, de los
cuales, 9 son jóvenes, 3 son adultos maduros, y los 7 restantes se han clasificado como
indeterminados, bien porque no se ha podido aplicar ningún método de estimación de la edad, o
bien porque el rango de edad obtenido es demasiado amplio y no permite incluirlos en una

24
categoría de edad concreta. Los otros 12 son subadultos (38,7%): 7 infantiles y 5 juveniles. En los
individuos infantiles no se ha especificado el sexo y, de los juveniles 2 son masculinos y 3
femeninos. De los individuos adultos, 7 son femeninos (36,8%) y 5 masculinos (26,3%), mientras
que los otros 7 restantes (36,8%) han sido clasificados como indeterminados, debido a que el
estado de conservación de los restos no permite determinar su sexo.
En lo que respecta a los 17 individuos del Sector IV, 11 (64,71%) son adultos (3 jóvenes y
los otros 8 indeterminados) y 6 subadultos (35,29%) (de los cuales 1 es un perinatal, 4 son infantiles
y 1 es juvenil). En los individuos subadultos no se ha especificado el sexo, y de los adultos, 4 son
femeninos, 2 masculinos y los otros 5 restantes se han definido como indeterminados.

10
9
8
7
6
Nº INDIVIDUOS

5
4
3
2
1
0
PERINATALES INFANTILES JUVENILES ADULTO ADULTO ADULTO ADULTO
JOVEN MADURO SENIL INDET.
Figura 10- Representación g de los datos de edad y sexo de los individuos de El Espinillo
9

8
7

6
Nº INDIVIDUOS

5
4
3
2
1

0
PERINATALES INFANTILES JUVENILES ADULTO ADULTO ADULTO ADULTO
JOVEN MADURO SENIL INDET.
Figura 11.- Representación gráfica de los datos de edad y sexo de los individuos del Sector IV

MASCULINO FEMENINO INDETERMINADO

A la hora de intentar establecer comparaciones con datos de otras poblaciones surgen


diversos problemas. El primero es que existen pocos artículos publicados referentes a estudios

25
antropológicos de poblaciones del Bronce en la Península. La mayoría de los artículos consultados
se basan en yacimientos fueron excavados sin que interviniese un antropólogo, por lo que no existe
garantía de que se recogieran la totalidad de los restos humanos exhumados. Además, en esta
época la tendencia generalizada era la de guardar sólo los cráneos mejor conservados, lo que,
unido a la creencia de que los restos infantiles y del esqueleto postcraneal no eran de interés, hace
suponer que de la mayoría de los yacimientos sólo se dispone de una muestra muy parcial
(Garralda y Grande, 1983). Por otra parte, en estos artículos no suelen aparecer datos
paleodemograficos, sino que se centran en el estudio de la variabilidad morfológica (en aquella
época considerada racial) de las poblaciones.
En la tabla 3 se presentan los datos recopilados de distintas poblaciones de la Edad de
Bronce en la Península (Garralda y Grande, 1983). Se han incluido en el análisis comparativo
aquellos estudios que presentan mayores tamaños muestrales y que, por lo tanto, pueden ser una
muestra representativa de las distintas zonas geográficas. Hay que señalar que estas poblaciones
procedentes de distintos yacimientos, tienen una cronología bastante amplia que abarca desde el
Eneolítico al Bronce.

Grupo Distribución
Probabilidad Nº total de años Nº total de años Esperanza de
de De muertes Supervivientes
Población De muerte vividos por vivir vida
Edad
Nº %
X D(x) d(x) (lx) q(x) L(x) T(x) e0 (x)
<10 12 36,36 100 0,36 818,20 2000,30 20,00
10-19 6 18,18 63,64 0,28 545,50 1181,10 18,57
20-39 12 36,36 45,46 0,80 545,60 636,50 14,00
Espinillo y Sector IV
40-59 3 9,10 9,10 1 91,00 91,00 10,00
>60 0 - - - - - -
Total 33 100,00 2000,30
<10 48 14,81 100,00 0,15 925,95 3068,15 30,68
10-19 28 8,64 85,19 0,10 808,70 2142,20 25,15
20-39 173 53,40 76,55 0,70 997,00 1333,50 17,42
Meseta y Levante
40-59 58 17,90 23,15 0,77 284,00 336,50 14,53
>60 17 5,25 5,25 1,00 52,50 52,50 10,00
Total 324 100,00 3068,15
20-39 162 73,64 100,00 0,74 1263,60 1663,60 16,63
40-59 43 19,54 26,36 0,74 331,80 400,00 15,17
Cataluña >60 15 6,82 6,82 1,00 68,20 68,00 10,00
Total 220 100,00 1663,60

Tabla 3.- Distribución por grupos de Edad en distintas poblaciones del Bronce en la Península

A la vista de los datos se puede observar que las poblaciones de la Meseta y Levante
presentan una elevada proporción de adultos en comparación con la de subadultos, no ocurre así
en los yacimientos tratados en este estudio, donde el porcentaje de subadultos representa algo más
de la mitad de la población (54,54%) (este alto porcentaje de restos de subadultos se debe a que en
la tabla de vida no se incluyeron los adultos indeterminados, ya que entonces el porcentaje se

26
reduce al 37,5%). Así mismo hay que señalar que no se ha recuperado ningún individuo senil en El
Espinillo ni en el Sector IV. Teniendo en cuenta que el porcentaje que representan los individuos
seniles en muestras grandes es muy bajo, no es extraño que en una muestra comparativamente tan
pequeña no aparezca ninguno. No obstante la distribución de la mortalidad, d(x), por edades tiene
un patrón de distribución similar (Figura 12). En la población catalana no fueron tomados en cuenta
los subadultos por lo que lo no se pueden hacer inferencias al respecto. El número de
supervivientes, l(x), en las poblaciones de la Meseta y Levante disminuye con relativa lentitud para
descender bruscamente a partir de los 40 años (esto puede ser un efecto numérico consecuencia
de utilizar grupos de edad de amplitudes diferentes), mientras que en El Espinillo y Sector IV el
descenso es muy acusado en infantiles y adultos maduros, y algo menos pronunciado en jóvenes.
En la población de Cataluña lo único que se puede concluir es que en los adultos hay un descenso
constante del número de supervivientes (Figura 13). En lo que a la probabilidad de muerte se
refiere, q(x), el comportamiento en las poblaciones de Levante y Meseta y El Espinillo y Sector IV
de nuevo es semejante ya que experimenta un brusco incremento a partir de la edad adulta (Figura
14).

80 Levante-Meseta 120 Levante-Meseta


70
100
60 Cataluña Cataluña
80
50
d(x)

l(x)

40 Espinillo y Sector IV 60 Espinillo y Sector IV


30
40
20
20
10
0 0
<10 10-19 20-39 40-59 >60 <10 10-19 20-39 40-59 >60
Edad Edad

Figura 12.- Distribución de la mortalidad por edades. Figura 13.-Distribución del Nº de supervivientes por edades.

35 Levante-Meseta
1
Levante-Meseta 30
0,8 25 Cataluña
Cataluña
20
e0(x)

0,6
Espinillo y Sector IV
q(x)

15
Espinillo y Sector IV
0,4
10

0,2 5

0
0 <10 10-19 20-39 40-59 >60
<10 10-19 20-39 40-59 >60
Edad
Edad

Figura 14.-Distribución de la probabilidad de muerte por edades. Figura 15.-Distribución de la esperanza de vida por edades.

27
La esperanza de vida al nacimiento en los yacimientos de El Espinillo y Sector IV, 20 años,
está muy por debajo de la de la población de la Meseta y Levante y muy por debajo también de la
que presentan otras poblaciones Europeas (Garralda y Grande, 1983). Esto se debe a la ausencia
de seniles en la muestra y al reducido número de adultos maduros (a este respecto habría que
recordar que es posible que entre los adultos de edad indeterminada, que no han podido ser
incluidos en la tabla de vida, se encuentren individuos maduros y seniles). La esperanza de vida a
los 20 años continúa siendo baja, pero es más semejante a la de las poblaciones de la Meseta,
Levante y Cataluña.
Por último hay que señalar que no se tienen bajo control los efectos del empleo de diferentes
métodos de estimación de la edad utilizados en cada estudio.

4.4.- ¿De dónde venían? Análisis antropométrico del cráneo. Estatura.


Para determinar el origen de los individuos que están siendo estudiados, lo ideal sería poder
realizar análisis genéticos para establecer las relaciones de dichos individuos con individuos de
otras poblaciones. Dada la imposibilidad técnica de realizar estos análisis moleculares (y la falta de
datos disponibles de otras poblaciones), se realizará un estudio basando en caracteres
morfométricos del cráneo, así como en la estatura. Una vez establecidas las características de los
individuos en estudio, se compararan con los datos de otras poblaciones.

a) Análisis antropométrico del cráneo


Todas las medidas tomadas en cráneo y mandíbula aparecen en el Anexo 4. En la tabla 4
aparece un resumen de las variables (medidas e índices) que han sido comparadas entre la
población de El Espinillo y Sector IV y la población argárica (Botella et al.1978) y la población neo-
eneolítica de la región valenciana (Fusté, 1957).

ESPINILLO + SECTOR IV
HOMBRES + MUJERES
MEDIDAS ABSOLUTAS N MIN MAX X DESV
Long. máx. 17 162,00 183,00 173,35 6,83
Long. base 7 87,00 105,00 95,57 6,73
Anch. Máx. 14 121,00 140,00 133,57 5,05
Anch. Frontal mín. 11 87,00 98,00 92,82 3,73
Alt. Basion-bregma 8 120,00 137,00 129,63 5,71
C. sag. Frontal 17 102,00 117,5 106,85 4,19
C. sag. Parietal 20 96,00 117,00 110,04 5,49
C. sag. occipital 12 91,00 106,00 96,67 3,98
INDICES
Cefálico 13 74,72 84,05 77,55 2,77
Vértico-long. 8 71,43 79,88 75,31 2,67
Vértico-trans. 7 86,96 103,79 96,85 5,18
Fronto-parietal 10 65,22 73,46 68,67 2,68

28
POBLACIÓN DEL ARGAR (Botella et al.,1978)
HOMBRES MUJERES
MEDIDAS ABSOLUTAS N MIN MAX X DESV N MIN MAX X DESV
Long. máx. 55 173 203 185,69 6,22 65 165 190 177,92 5,32
Long. base 43 93 107 99,88 4,18 50 87 112 95,32 5,32
Anch. Máx. 66 126 158 140,30 5,62 68 126 149 137,09 5,03
Anch. Frontal mín. 63 89 109 96,90 4,33 68 85 106 93,93 3,75
Alt. Basion-bregma 43 126 145 135,05 4,25 49 115 139 127,31 4,96
C. sag. Frontal 32 104 123 112,09 5,00 24 100 123 108,25 4,74
C. sag. Parietal 37 103 130 116,00 6,81 28 99 121 111,57 5,83
C. sag. occipital 25 91 109 100,16 4,31 14 93 109 101,00 4,74
INDICES
Cefálico 55 63,05 82,86 75,39 3,73 63 70,39 89,22 77,17 3,47
Vértico-long. 42 65,28 78,98 72,88 2,52 48 63,89 77,65 71,46 3,07
Vértico-trans. 43 88,97 103,01 96,25 3,76 24 82,73 102,96 93,18 4,19
Fronto-parietal 59 63,40 77,61 69,26 3,45 63 62,32 75,19 68,54 3,09

POBLACIÓN DE NEO-ENEOLÍTICA VALENCIANA (Fusté, 1957)


HOMBRES MUJERES
MEDIDAS ABSOLUTAS N MIN MAX X DESV N MIN MAX X DESV
Long. máx. 36 172 200 184,44 6,82 19 174 191 181,84 4,75
Long. base 14 93 109 100,71 4,77 7 89 101 95,14 4,37
Anch. Máx. 33 124 147 136,52 5,05 19 128 147 138,21 4,42
Anch. Frontal mín. 26 87 101 96,65 3,85 15 89 107 94,67 4,63
Alt. Basion-bregma 33 123 144 134,69 5,75 8 120 137 128,88 5,44
C. sag. Frontal 30 102 118 111,40 4,24 24 103 118 110,92 4,26
C. sag. Parietal 34 107 130 116,53 5,03 19 107 126 116,89 5,64
C. sag. occipital 13 90 105 99,00 5,45 8 94 107 99,88 4,49
ÍNDICES
Cefálico 33 66 82,56 72,88 3,43 19 70,68 79,56 75,84 2,41
Vértico-long. 13 69,11 76,92 72,85 2,70 8 67,04 74,14 71,00 2,73
Vértico-trans. 13 91,55 107,46 98,38 5,41 8 86,33 97,73 93,00 3,76
Fronto-parietal 22 60,42 74,05 69,14 3,76 11 64,54 69,57 67,55 2,21

Tabla 4.- Medidas e índices craneales de a)El Espinillo + Sector IV , b) población del Argar y c) población de neo-eneolíticos de Valencia.

Como puede observarse, las medidas del cráneo analizadas presentan, en general, una
media menor a las medidas de las poblaciones del Argar y de Levante. Sin embargo los índices
(que establecen relaciones entre estas medidas) en las tres muestras son similares. Es necesario
tener en cuenta, que se trata de una serie con un N reducido, que impide obtener conclusiones
directamente extrapolables a la población de origen.

b) Estatura
La talla es un rasgo imprescindible a la hora de caracterizar un individuo y definir su
morfología. La estatura de una persona está determinada principalmente por su herencia genética,
pero sobre este parámetro también influyen factores ambientales tales como el clima o la
alimentación (Robles, 1997). Se ha decidido aplicar dos métodos para calcular la estatura, lo que se

29
traduce en la obtención de una estimación por cada hueso y por cada método. Dada la
imposibilidad de conocer a priori cual de estas estimaciones es más ajustada es necesario integrar
todos los datos obtenidos y/o decidir que estimación es más exacta. Una posibilidad para reducir el
número de estimaciones obtenidas haciendo la media de estas estimaciones. A la hora de calcular
esta media se ha decidido, en caso de contar con medidas izquierda y derecha de un mismo hueso,
tratarlas como datos independientes, ya que las diferencias que muestran las estimaciones
calculadas a partir de las parejas huesos son del mismo orden que las que muestran las
estimaciones halladas a partir de distintos huesos. Por otro lado, para saber si las proporciones
corporales de la población de referencia son similares a las de los individuos de la población en
estudio podemos observar la dispersión. Dado el tamaño tan reducido de la muestra no es posible
emplear una prueba estadística para determinar la dispersión de las estimaciones proporcionadas
por estos métodos. Para tratar de evaluarlo de manera aproximada, se puede tomar los resultados
de los individuos en los que se conservan varios huesos largos completos y observar la amplitud del
intervalo que establecen la mínima estimación y la máxima (Ejemplo: Figura 16). Para calcular la
estatura es preciso que alguno de los huesos largos se conserve completo. Dado el estado
fragmentario de muchos de los restos, tan sólo ha sido posible estimar la estatura en 6 de los
individuos (19,35%) de El Espinillo y en 4 individuos (23,5%) del Sector IV.

170
Figura 16.-Estimación de la estatura en el individuo S-IV 6.1
(según Trotter y Glesser, 1958)
ESTATURA (cm)

165
H= húmero F=Fémur
160 R=Radio T=Tibia
C=Cúbito

155 I= Izquierda D=Derecha

150 Media de las medias obtenidas con cada hueso


HI CI HD RD CD FD TI

A la vista de los resultados de las estimaciones de la estatura obtenidos por ambos métodos

TyG MÉTODO
COMPARACIÓN DE LOS MÉTODOS DE INDIVIDUO
TyG P
TROTTER Y GLESSER (1958) Y PEARSON (1899) P S-IV 2 9,11 12,71
S-IV 3.1 12,39 10,85
S-IV 4 - -
S-IV 6.1 7,18 5,33
180 ESP-2 - -
ESP-4 - -
ESTATURA (cm)

S-IV 2
ESP-10.1 - -
170 S-IV 3.1
ESP-4
ESP-23 ESP-20 3,00 3,47
ESP-24
ESP-2 ESP-20
ESP-23 1,82 0,96
160 ESP-24 8,90 7,62
S-IV 6.1
ESP-10.1 7,07 6,82 MEDIA
150 S-IV 4

140
Tabla 5.- Comparación de la dispersión de los
Figura 5.- Gráfico de dispersión para comparar las estaturas medias calculadas para resultados obtenidos mediante los métodos de
cada individuo con el método de Trotter y Glesser , 1958 (TyG) y Pearson, 1889 (P). Trotter y Glesser (TyG) y Pearson (P)

30
(que se recogen en las tablas 1y 2 del Anexo 5) se aprecia que las realizadas por el método de
Pearson son menores en todos los individuos (ver Figura 17). Como puede observarse en la Tabla 5
la dispersión en ambos métodos es similar para cada individuo, por lo que, en principio ambos
métodos parecen igual de apropiados (si bien globalmente la dispersión media es menor con el
método de Pearson).
Además de por su alta aplicabilidad en la muestra, se emplean las ecuaciones de Pearson
porque van a permitir comparar la estatura de con los individuos de El Espinillo con las estaturas de
los individuos de otras poblaciones (ver Figura 6), ya que en estos estudios (García, 1961;
González et al., 1993; Jiménez-Brobeil et al., 2008) se empleó este método para el cálculo de la
estatura, y para poder establecer comparaciones es imprescindible que las estimaciones hallan sido
calculadas con el mismo método.

170 166,4
164,41 163,93 164,39
165 162,60
161,1
160,11
160
Estatura (cm)

155,64
153,35 153,6
155 152,08
150,75 150,60
148,8
150

145

140
Espinillo y Dólmenes La Levante y Argar Cataluña Motilla de
Sector IV de Gorafe Encantada Meseta Azuer

Hombres Mujeres
Figura 6.- Comparación de la estatura de los individuos de El Espinillo y Sector IV con la estatura de individuos de otros yacimientos.

A la vista de la gráfica se aprecia que los individuos femeninos de El Espinillo y Sector IV


presentan una estatura inferior a la media obtenida conjuntamente con las otras poblaciones.
Respecto a la estatura estimada para los individuos masculinos se encuentran ligeramente por
encima de la media de todos los yacimientos. Globalmente, la estatura de los individuos estudiados
es más semejante a la de los individuos del Argar y la Meseta y Levante (que son justo las
poblaciones con las que se comparó la craneometría).

4.5.- Cómo vivían? Análisis Paleopatológico, alimentación, marcadores ocupacionales.


En este apartado se describen los signos patológicos detectados entre los restos
recuperados. Deben tenerse en cuenta las limitaciones del tamaño muestral (48 individuos) a la
hora de obtener conclusiones para evaluar las condiciones de vida y el estado de salud de la
población viva original, y atenderse no sólo al número de individuos, sino también al grado de

31
conservación de los mismos. El análisis de los resultados obtenidos revela que el 50% de los
individuos (24 de los 48 individuos: 14 de El espinillo y 10 del Sector IV) presenta algún signo de
interés patológico (SIP), lo que puede considerarse una frecuencia bastante elevada. Se ha dividido
este análisis paleopatológico siguiendo criterios topográficos, de manera que se plantean cuatro
subapartados: oral, axial, apendicular y patología craneal. Por último se ha incluido un breve
comentario sobre las variantes normales sin significado patológico encontradas.

a) Patología oral
Los dientes y su soporte óseo son los indicadores esqueléticos más relacionados con la
dieta y el estado nutricional de los individuos. Además hay que destacar que los dientes, debido a
su composición mineral, suelen presentar un buen grado de preservación, por lo que puede
afirmarse que su estudio es fundamental en la antropología. Sin embargo, como ya se ha señalado
anteriormente, en ocasiones, en la superficie de los dientes aparece una fina concreción calcárea
que ha impedido la evaluación de la situación odontológica de los individuos estudiados. Se
describen a continuación las principales patologías orales, y se analiza su prevalencia en la muestra
(las frecuencias se han calculado sobre 42 individuos que son los que conservan piezas dentales).

Caries
Las caries son lesiones destructivas en el tejido dental (ya sea la raíz o la corona)
consecuencia de la acción bacteriana sobre la placa dental (Figura 7), y su presencia se debe
principalmente al consumo de azúcares sencillos y elementos de textura blanda. La presencia de
caries está muy relacionada con la higiene bucal, pero también está condicionada por otros
factores: genéticos, desgaste dentario, concentración de flúor de las aguas, mineralización del
esmalte con la edad, etc. 13 de los individuos estudiados (un 31% aproximadamente) presentan
caries (8 de El Espinillo y 5 del Sector IV). Esta es una frecuencia relativamente alta porque ha sido
calculada sobre el total de individuos que presentan piezas dentales. Si calculamos la frecuencia de
piezas afectadas por caries en función del número total de piezas recuperadas encontramos que la
frecuencia es mucho menor.

Dientes definitivos Caries %


Incisivos 218 0 0
Caninos 33 1 3,03
Premolares 216 1 0,48
Molares 279 10 3,58
Total 746 12 1,61

Tabla 6.- Frecuencia de caries

El porcentaje de caries global es considerablemente menor que el encontrado en otras poblaciones


contemporáneas de la península (García, 1961). Esto podría inducir a pensar en una dieta más bien

32
baja en alimentos ricos en azucares sencillos y de textura blanda, por el contrario rica en carne. No
se han encontrado dientes de leche afectados, por lo que cabría suponer que su aparición es tardía.

Pérdida dental premortem


La pérdida de piezas dentales, con reabsorción parcial o total de su correspondiente alveolo
(Figura 7), suele ser consecuencia de caries e infecciones periodontales asociados a procesos
inflamatorios, que conllevan la emulsión del diente afectado (Pérez-Pérez, 1993). La frecuencia de
esta pérdida es muy variable de una población a otra y se encuentra muy influenciadas por la dieta.
En la muestra analizada el número de casos constatados de dientes perdidos en vida también es
bastante bajo y se trata principalmente de molares (61% de los dientes perdidos en vida son
molares). Este hecho puede estar relacionado con la incidencia de caries que, como ya se ha
señalado, es mayor para los molares.

Abscesos mandibulares
Los abscesos mandibulares (Figura 7) son consecuencia de una infección severa que afecta
a la pulpa del diente y desde allí se propaga, a través del canal radicular, hasta el alveolo dentario
correspondiente. Este proceso origina un orificio (fístula) que facilita el drenaje de pus al exterior.
Tan sólo se ha registrado un absceso en el total de individuos estudiados.
Tanto los abscesos como las pérdidas ante mortem están asociados al efecto acumulativo
de las patologías dentales.

Figura 7.- Mandíbula del individuo S-IV 8.

Caries sobre M2II, PM2II y PM1II (señaladas con flechas


naranjas). En la imagen también puede apreciarse la
reabsorción completa de los alveolos de las piezas
perdidas en vida: M1II y M3II (señalados con flechas
verdes). También se observa cierta retracción alveolar,
depósito de sarro en los incisivos y un absceso (rodeado
por línea discontinua roja) a nivel del PM1II .

Cálculo dental
El cálculo dental (Figuras 8 y 9) conocido comúnmente con el nombre de sarro, se asocia
con la presencia de alimentos de tipo cárnico ya que las proteínas favorecen un ambiente alcalino y
el depósito de sales. En ocasiones, las tareas de conservación de los restos tras su recuperación,
provocan el desprendimiento total o parcial de estas acumulaciones calcificadas, por lo que en
ocasiones es difícil valorar la presencia de este signo en la población. En la muestra se ha
detectado depósito de cálculo dental en 6 individuos, 3 del Espinillo y 3 del Sector IV (lo que
supondría una frecuencia del 14% aproximadamente).

33
a b

Figura 9.- Detalle de M2SD del individuo


Figura 8.- Detalle del maxilar del individuo ESP-18. Se aprecia ESP-7. Se aprecia depósito de sarro en
depósito de sarro en el M1SD y M2SD. En la imagen también se la corona.
observa el acusado desgaste del M1SD y del PM2SD (que ha a.- Vista superior
perdido la totalidad de la corona), así como el retroceso alveolar que b.- Vista lateral.
prácticamente ha provocado el descalzamiento de los molares.

Hipoplasia de esmalte
La hipoplasia del esmalte (Figura 10) es una alteración que se observa
en esmalte dental causada por la interrupción temporal del proceso de
amelogénesis (formación) de la corona. Esta displasia queda registrada en
forma de líneas o depresiones en la superficie del esmalte (Goodman y Rose,
1990). Se ha relacionado con causas diversas, ya que puede asociarse a
cualquier tipo de disrupción metabólica que afecte al proceso de calcificación
de la pieza dental. Puede considerarse que la hipoplasia es un indicador no
específico de estrés fisiológico. Se han detectado 2 únicos casos de hipoplasia
del esmalte en los individuos estudiados. Al igual que ocurría con el depósito Figura 10. 1SD del
individuo S-IV 3.2.
de sarro, es posible que la alteración de la superficie de los dientes no haya Flechas señalan líneas
de hipoplasia
permitido observar más casos.

Artrosis temporomandibular
Se incluye en este apartado, por afectar a estructuras de la boca, la artrosis
temporomandibular (ATM), que se localiza en la articulación del mismo nombre. Ocurre cuando el
disco, que es una pieza de cartílago especializado cuya función es evitar la fricción entre la
mandíbula y el cráneo, falta o presenta perforaciones. La ATM puede ser debida a una fuerte
presión masticatoria mantenida de forma habitual, o estar incluida dentro de un proceso de artrosis
generalizada del individuo. Se han detectado dos posibles casos de ATM en los individuos
estudiados (Figura 11).

Figura 11.- Vista general de la mandíbula del individuo ESP-10.1. Detalle de la cara posterior de los cóndilos en los
que se aprecia (a pesar de las concreciones de carbonatos) cierto hundimiento, porosidad y rebordes.
34
Por último hay que señalar que el desgate de las caras oclusales es más bien moderado, lo
que indicaría que, en general, debería existir cierto cuidado en la limpieza y preparación de los
alimentos.
Por lo tanto, atendiendo a la frecuencia y características de las patologías observadas se
puede concluir que el estado de salud dental de la población es bastante bueno.

b) Patología axial
Del total de individuos estudiados, todos a excepción de uno conservan restos del esqueleto
axial, y de ellos 12 (un 25,5%) muestran algún signo patológico. Todas los signos patológicos
identificados están relacionados con la degeneración del cartílago articular y las alteraciones que
derivan de ésta (artrosis). Las lesiones que observan en los restos óseos son excrecencias óseas
de disposición habitualmente horizontal en los bordes articulares (osteofitos marginales),
alteraciones de los contornos articulares con labiaciones y espículas curvadas. El desarrollo de
estas excrecencias no siempre lleva implícito un proceso patológico ya que son bastante frecuentes
en individuos de edad avanzada, y en individuos jóvenes puede estar relacionado con una actividad
física intensa y reiterada, o una sobrecarga mecánica. Otros signos característicos de la artrosis son
la eburnación o esclerosis ósea (originada por el descubrimiento del hueso subcondral cuya
superficie se torna lisa y pulida) y la porosidad más o menos coalescente.

a d

e
c
b

Figura 12.- Artrosis en cervicales del individuo ESP-10.1

a) Vista superior de atlas y axis. Flecha roja señalando los rebordes osteofíticos en la articulación atlantoidea
b) Detalle de apófisis odontoides. Flecha roja señalando los rebordes osteofíticos
c) Vista posterior de C5. Carilla articular con rebordes osteofíticos (nótese la asimetría de las dos carillas)
d) Vista superior de C3. Flecha roja señalando las excrecencias en el margen anterior del cuerpo.
e) Vista ventral de C3. Flecha roja señalando los rebordes osteofíticos en articulaciones uncovertebrales
f)

35
. La artrosis puede afectar tanto las articulaciones discovertebrales como las articulaciones
interapofisarias, o bien a las articulaciones uncovertebrales. Las regiones más comúnmente
perjudicadas son las sometidas a un mayor sobreesfuerzo biomecánico: la región cervical y la
lumbar baja (Campo, 2003). (Figuras 12 y 13).

Figura 13.- Restos de lumbares del individuo


a b ESP-15
a.- Vista superior del cuerpo de L5. Flecha
señalando corona de osteofitos
b.- Vista lateral del cuerpo de L5 en la que se
aprecia la forma de cuña (con un colapso del
borde anterior del cuerpo vertebral).Esta
deformidad suele ser consecuencia de fracturas
que se produce por sobrecarga, traumatismo y/o
disminución de la masa ósea (osteopenia)

c) Patología apendicular
Como ya se ha señalado anteriormente las epífisis son zonas de hueso esponjoso, y por
tanto, al ser menos densas son más susceptibles de ser destruidas o alteradas por los distintos
agentes tafonómicos. En la mayoría de los huesos largos recuperados se han perdido total o
parcialmente las epífisis, por lo que no han podido ser observadas patologías articulares (que son
las que se hallan con más frecuencia en los restos arqueológicos). Principalmente los rasgos de
interés observados en los huesos de las extremidades no son lesiones propiamente dichas, sino
alteraciones que constituyen adaptaciones funcionales del hueso frente al estrés mecánico
ocasionado por una actividad u ocupación habitual para el individuo. Dado el reducido número de
hallazgos no se puede hablar de marcadores de stress ocupacional a nivel poblacional, sino más
bien de hallazgos puntuales sobre individuos aislados. Las alteraciones se han hallado en las zonas
de inserción muscular. La tensión derivada de una acción muscular intensa y prolongada, provoca
que el hueso, para resistir esta tensión, expanda su estructura para así disminuir o disipar esa
fuerza. Estas excrecencias óseas en zonas de inserción muscular se denominan entesofitos
(Figuras 14-15). A pesar de que las exostosis a nivel de las entesis, se han relacionado con
traumatismos, inflamaciones o como cambios degenerativos propios del proceso de envejecimiento,
algunos autores (Galtés et al., 2007) sugieren que puede interpretarse como una respuesta
adaptativa a las cargas mecánicas derivadas de la tracción muscular sostenida

a b Figura 14-Rótula del individuo S-IV3.2.

a)Vista anterior. b ) Vista posterior

Las rótulas presentan el polo inferior alargado. Este


alargamiento es consecuencia del stress de tracción
causado por el tendón rotuliano sobre el centro de
osificación en rótulas de individuos inmaduros. Este
hallazgo sugiere que el individuo debió de pasar
mucho tiempo en alguna postura que implicara tener
las rodillas flexionadas

36
Dada la rareza de los hallazgos de estos marcadores no es posible conocer diferencias de
actividad por grupos de edad y sexo.

a b

Figura 15.- Marcadores de estrés ocupacional en el


individuo S-IV 2

a) Faceta articular accesoria a nivel de la epífisis


distal de tibia izquierda.
b) Vista posterior del calcáneo izquierdo. Entesofitos
señalados con flecha roja.
c) Vista anterior, vista lateral y vista superior de rótula
izquierda. Entesofitos señalados mediante flechas.
Tanto las facetas articulares accesorias en la tibia
como los entesofitos en rótulas y calcáneos pueden
ser consecuencia del mantenimiento de una posición
c en cuclillas durante largas jornadas

Además de estas entesoexosostosis se ha detectado un caso de traumatismo hallado en el


MTC IV derecho del individuo S-IV 2 (Figura 17) y un caso de osteoma osteoide en la tibia izquierda
del individuo S-IV 3.2 (ver Figura 16).

a b

Figura 17.- Osteoma


osteoide en la diáfisis
de la tibia del Individuo
S-IV 3.1 rodeado por
línea roja.
Los osteomas son
Figura 16a.- MTC IV derecho. Se observa tumores benignos
deformación axial consecuencia de una fractura y bastante frecuentes
posterior soldadura de la cabeza del metacarpo. En que suelen causar
líneas discontinuas eje del metacarpo y en línea dolor localizado.
continua eje de la cabeza. Aparecen
preferentemente en los
Figura 16b.- Vista proximal de las falanges III huesos largos de las
proximal izquierda y derecha. Flecha señalando la piernas en sujetos
carilla de articulación que se ha formado en la falange jóvenes de sexo
derecha y que está ausente en la izquierda (como masculino.
consecuencia de la deformación del MTC).

d) Patología craneal
Todas las lesiones identificadas en el cráneo son de carácter traumático y han sido halladas
únicamente en individuos de El Espinillo. Se han descrito lesiones en vida por contusión en 5
individuos (lo que supone una frecuencia bastante elevada, el 20% de los individuos que conservan
restos del cráneo): ESP-10.1, ESP-11, ESP-15, ESP-24 y ESP-25. Todos ellos son femeninos a
excepción de ESP-25. En la Figura 18 aparece un esquema aproximado de la localización de estas
contusiones.

37
Estas lesiones son de forma aproximadamente circular o elipsoide, y su
diámetro varia de unas a otras. Se caracterizan por un hundimiento de
poca profundidad (1-3 mm) de la tabla externa, sin afectación el diploe
(Figura 19). Este tipo de lesiones, denominadas erosiones craneales
por Campillo (2001) han sido documentadas en otras poblaciones del
Bronce (Botella et al. 1995, Jiménez-Brobeil et al., 2004). El mecanismo
de la lesión corresponde a una contusión (fortuita o intencionada) de
manera que la presión ejercida por un instrumento romo de sección
circular, redondeado, de naturaleza desconocida, provocaría el
hundimiento. Las lesiones se localizan en la zona media de ambos
Figura 18
parietales y en el frontal. Esquema de cráneo en vista superior.
Localización de las erosiones

a b

Figura 19.- Cráneo del individuo ESP-10.1. Lesión señalada mediante línea roja discontinua.
a) Vista superior
b) Detalle de la lesión en vista lateral

También se ha identificado una posible fractura perimortem en el individuo ESP-11 (Figura


20). En la zona posterior del parietal izquierdo se observa una perforación de forma
aproximadamente rectangular (de 47mm x 27 mm) con aristas afiladas, que podría ser
consecuencia de un traumatismo perimortem. El perfil afilado de las aristas y las línea de fractura
que parten radialmente del hipotético lugar del impacto, pueden ser interpretados como un
indicativo de que la fractura ha ocurrido sobre hueso fresco en vez de ser consecuencia de una
fractura tafonómica postdeposicional sobre hueso seco. No se observan rebordes periósticos ni
remodelación. Esto significa que, o bien el individuo no sobrevivió el tiempo suficiente para que se
iniciasen los procesos de reparación (lo que no implica necesariamente que esta fuera la causa de
muerte), o bien las lesiones se produjeron poco después de la muerte del individuo

a b Figura 20a.- Vista lateral del


cráneo del individuo ESP-11
Perforación perimotem rodeada
de línea discontinua roja. Flecha
señalando las líneas de fractura.

Figura 20b.- Vista superior del


cráneo del individuo ESP-11
Lesiones circulares con
hundimiento rodeadas por una
línea discontinua roja.

38
e) Variantes normales sin significado patológico

Son variantes o anomalías detectables en los huesos que no implican una patología. Son
caracteres discretos, discontinuos. En la muestra de individuos de ambos yacimientos se han
identificado (Figuras 21 y 22):
- 6 casos de orificios supraorbitarios en ESP-1, ESP-4, ESP-8, ESP-27, S-IV 3.1 y S-IV 6.1
- 5 casos de huesos Wormianos en ESP-8, ESP-9, ESP-10.2, S-IV 2 y S-IV 6.1.
- 1 caso espina supratroclear en el húmero de ESP-8.

a b

Figura 21.- Cráneo Individuo S-IV 6.1


Figura 22.- Húmero
a) vista frontal del cráneo. Flechas señalan orificios supraorbitarios izquierdo de
b)Vista posterior del cráneo. A la derecha detalle del hueso wormiano individuo ESP-8
Vista anterior de la
diáfisis y detalle del
extremo distal

4.7.-Relación entre características de los enterramientos y variables biológicas.


Una vez estudiadas por separado las características de los enterramientos y las variables
biológicas se presentan algunas observaciones:

- No existe relación alguna entre la posición del cuerpo inhumado, ni su orientación en


relación con la edad y el sexo del individuo. Únicamente se ha detectado que los 2
enterramientos en decúbito prono (posiciones “atípicas”) corresponden a individuos
infantiles. De los 8 individuos colocados en decúbito supino todos son adultos (4 jóvenes
y 3 indeterminados) excepto un juvenil (16-17 años). No hay distinción entre sexos ya
que 3 son femeninos, 3 masculinos y 2 indeterminados.

- Asimismo se ha podido constatar que en todos los individuos clasificados con un nivel de
conservación 5 (“escasos restos”) no se ha podido determinar la posición ni la
orientación del depósito, a pesar del esfuerzo realizado en el trabajo de campo.

39
- En las tumbas múltiples (de más de un individuo) aparecen siempre uno o varios
individuos adultos acompañados de subadultos. Por su especial interés se describen a
continuación cada una de ellas:
o Tumbas dobles:
 ESP -10: adulto joven femenino + infantil (6-8 años)
 ESP-13: Adulto joven femenino + Infantil (5-7 años)
 ESP-21: Adulto indeterminado + Infantil (9-13 años)
o Tumbas triples:
 S-IV 3:Adulto masculino + juvenil (17 +/- 3 años, posiblemente femenino)
+ Infantil (2 años aproximadamente)
 S-IV 6: Adulto joven femenino + Infantil (2-3 años) + perinatal
Por lo tanto, lo más frecuente es que los enterramientos múltiples estén compuestos por
mujeres y niños, aunque no hay que olvidar que el número de casos es muy reducido como para
poder generalizar.

6.- CONCLUSIONES

1. Se ha comprobado la aplicabilidad del método propuesto en el contexto de intervenciones


arqueológicas de urgencia.
2. No existen unas normas en cuanto las características de las inhumaciones, si bien lo más
frecuente es que se trate de enterramientos primarios, simples, en los que los individuos se
disponen decúbito lateral o ventrolateral con las extremidades flexionadas (“posición fetal”) y,
en la mayoría de los casos, con orientación E-O.
3. En los depósitos múltiples (2 ó 3 individuos) suele tratarse de un individuo femenino +
subadultos.
4. El estado de conservación de la muestra es bastante bueno (más de la mitad de los
individuos con conservación 1 y 2). Presenta características de preservación relativamente
frecuentes en otras poblaciones.
5. Se trata de una población con N=48, en la que el 62,5% son adultos y el 37,5% subadultos.
De los individuos adultos (30 en total) solo han podido ser asignados a una categoría de
edad la mitad (15: 12 jóvenes y 3 maduros) mientras que el resto se clasifica como
indeterminados. No se identifican individuos seniles. En el 40% de los adultos no ha sido
posible determinar el sexo, el 23,3% son masculinos el 46,7% femeninos. Los individuos
subadultos (18 en total) son mayoritariamente infantiles (11 individuos) aunque también se
tienen restos de 1 perinatal y 6 juveniles.
6. La población presenta un patrón de mortalidad semejante al de otras poblaciones de la Edad
de Bronce en la Península. Si bien la esperanza de vida al nacimiento es considerablemente

40
menor (esto puede ser debido a la “ausencia” de adultos seniles y la poca frecuencia de
adultos maduros identificados).
7. La población muestra similitudes (en caracteres métricos del cráneo y en estatura) con otras
poblaciones del bronce en la península (Argar, Meseta y Levante).
8. Aunque aproximadamente la mitad de los individuos de la población presenta algún SIP,
dadas las características de las patologías observadas se puede concluir que el estado de
salud general de la población es bastante bueno.

41
7.- BIBLIOGRAFÍA

Albert AM, Maples WR. Stages of Epiphyseal Union for Torathic and Lumbar Vertebral Centra as a Method of
Age Determination for Teenage and Young Adult Skeletons. Journal of Forensic Science 1995; 40: 622-623.

Almagro M. Hallazgos arqueológicos de Villaverde. Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales


1960; 6: 3-29.

Baquedano MI, Blanco JF, Alonso P, Álvarez D. El Espinillo. Un yacimiento Calcolítico y de la Edad del
Bronce en las terrazas del Manzanares. Arqueología, Paleontología y Etnografía 2000; 8: 1-11.

Bass WM. Human Osteology: A Laboratory and Field Manual of the Human Skeleton. Columbia (MO):
Missouri Archaeological Society; 1971.

Black S, Scheuer L. Age Changes in the Clavicle: from the Early Noenatal Period to Skeletal Maturity.
International Journal of Osteoarchaeology 1996; 6: 425-434.

Blasco MC. El horizonte Campaniforme y la Edad de Bronce en Madrid. Boletín de la Asociación Española de
Amigos de la Arqueología 1998; 38: 147 – 166.

Blasco MC, Sánchez ML, Calle J, Robles FJ, González VM, González A. Enterramientos del horizonte
Protocogotas en el Valle del Manzanares. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la UAM 1998; 18: 55-
115.

Botella MC, du Souich Ph, Martín E, Guirao M. Caracteres antropológicos de la cultura del Argar. En Garralda
MD y Grande RD eds. I Simposio de Antropología Biológica de España. Madrid: Sociedad Española de
Antropología Biológica; 1978. p. 49-61

Botella MC, Jiménez-Brobeil SA, Ortega JA. Traumatisms in Bronze Age Settlements in the Iberian Peninsula:
Argar Culture. Proceedings of the IXth European Meeting of the Paleopathology Association. Barcelona:
Museu d’Arqueología de Catalunya.; 1995. p. 65-72,

Brothwell DR. Digging up bones: the excavation, treatment, and study of human skeletal remains. 3ed. Oxford:
Oxford University Press; 1981

Brooks S, Suchey JM. Skeletal Age Determination Based on the Os Pubis: a Comparison of the Acsádi-
Nemeskéri and Suchey-Brooks methods. Journal Human Evolution.1990 ; 5 (3): 227-238.

Bruzek J. A Method for Visual Determination of Sex Using the Human Hip Bone. American Journal of Physical
Anthropology 2002 ; 117: 157-168.

Buckberry JL, Chamberlain AT. Age Estimation from the Auricular Surface of the Ilium: a Revised Method.
American Journal of Physical Anthropology 2002 ; 119: 231–239.

Buikstra JE y Ubelaker DH. Satandars for Data Collection From Human Skeletal Remains. Fayetteville (AR):
Arkansas Archeological Survey Research Series, 44; 1994.

Campillo D. Introducción a la Paleopatología. Barcelona: Bellaterra; 2001.

Campo M. Paleopatología de la columna vertebral. En: Isidro A, Malagosa A eds. Paleopatología. La


enfermedad no escrita.Barcelona: Masson S.A.; 2003. p. 163-182.

Colomer M. El conocimiento de las poblaciones del pasado a través de los restos óseos: ¿Es posible
determinar el sexo de los individuos no-adultos? [Proyecto de Fin de Carrera] Madrid: Universidad Autónoma
de Madrid; 2008.

Courtaud P. Anthopologie de sauvetage:vers une optimisation des métodes d’enregistrement. Présentation


d’une fiche anthropologique. Bulletins et mémoires de la Société d'anthropologie de Paris 1996 ; 8(3-4) : 157-
167.

Cox M. Evaluation of the obstetric significance of some pelvic characters in an 18th Century British sample of
known parity status. American Journal of Physical Anthropology 1992 ; 89: 431-440.

42
Duday H, Courtaud P, Crubezy E, Sellier P, Tillier AM. L'Anthropologie de Terrain: reconnaissance et
interprétation des gestes funéraires. Bulletins et mémoires de la Société d'anthropologie de Paris 1990 ; 2 (3-
4) : 29-50.

Elvira A. El conocimiento de las poblaciones del pasado a través de los restos óseos: Comparativa de
métodos para la estimación de la edad de muerte de los individuos adultos de la población
hispanomusulmana de Baza (Granada). [Proyecto de Fin de Carrera]. Madrid: Universidad Autónoma de
Madrid; 2006.

Ferembach D, Schwidetzky I, Stloukal M. Recommendations For Age and Sex Diagnoses of Skeletons.
Journal of Human Evolution 1980; 9: 517-549.

Fusté M. Estudio antropológico de los pobladores neo-eneolíticos de la región valenciana. Servicio de


Investigación Prehistórica de la Diputación Valenciana, serie Trabajos varios 1957; 20

Galtés I, Jordana X, García C, Malgosa A. Marcadores de actividad en restos óseos. Cuadernos de medicina
forense 2007; 13 (48-49): 179 -189.

García M. Restos eneolíticos procedentes de los dólmenes de Gorafe (Granada). Archivo de Prehistoria
Levantina, 1961; vol. IX.

Garralda MD, Grande RM. Algunos problemas de la paleodemografía en España. Homenaje al Profesor
Martín Almagro Basch. Madrid: Ministerio de Cultura ; 1983

Geanini A. Enterramiento de la Edad de Bronce en la Presa del Rey. Arqueología, Paleontología y Etnografía
1991; 1:13-29.

González A, Robles FJ, Vlasáková M. La Encantada: Una población del Bronce Español en Bernis C ed.
Biología de poblaciones humanas problemas metodológicos e interpretación ecológica: actas del VIII
Congreso de la Sociedad Española de Antropología Biológica. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid;
1993. p. 127-140.

Goodman AH, Rose KC. Assessment of systemic physiological perturbation from dental enamel hypoplasia
and associated histological structures. Yearbook physical Anthropology 1990; 33: 59-100.

Isidro A, Malagosa A. Paleopatología. La enfermedad no escrita. Barcelona: Ed. Masson S.A.; 2003.

Jiménez-Brobeil SA, Al-Oumaoui I, Nájera T, Molina F. Salud y Enfermedad en Motilla del Azuer; una
población de la
Edad del Bronce de La Mancha.. Revista Española de Antropologia Física 2008; 28: 57-70.

Jiménez-Brobeil SA, Al-Oumaoui I, Esquivel JA. Actividad física según sexo en la cultura argárica. Una
aproximación desde los restos humanos. Trabajos de Prehistoria 2004; 61(2):141-153.

Krogman WM, Iscan MY. The Human Skeleton in Forensic Medicine. 2ª edición. Springfield (IL): Charles C.
Thomas Puvlisher; 1986.

Kunos CA, Simpson SW, Russell KF, Hershkovitz I. First Rib Metamorfosis: Its possible Utility for Human Age-
at-Death Estimation. American Journal of Physical Anthropology 1999; 110: 303-323

López L. El conocimiento de las poblaciones del pasado a través de los restos óseos: estimación de la
estatura de los individuos exhumados en la fosa de la Guerra Civil de Villamayor de los montes (Burgos).
[Proyecto de Fin de Carrera]. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid; 2005.

Lovejoy CO, Meindl RS, Mensforth RP, Barton TJ. Multifactorial Determination of Age at Death: a Method and
Blind Tests of its Accuracy. American Journal of Physical Anthropolgy 1985; 68:1–14.

Mann RW, Murphy SP. Regional Atlas Of Bone Disease. A Guide To Pathologic And Normal Variation In The
Human Skeleton. Springfield (IL): Charles C. Thomas Puvlisher; 1990.

Martínez I, Rosas A. Estudio Antropológico de los restos óseos procedentes de un yacimiento del Bronce
situado en Vaciamadrid (Madrid). Arqueología, Paleontología y Etnografía 1991; 1: 31-35.

43
Mata C. Arqueología Funeraria. Estado actual de la investigación en España. En Villaín-Blanco J, Gómez C,
Gómez B eds. Actas del II Congreso Nacional de Paleopatología. Valencia: Asociación Española de
Paleopatología-Universitat de Valencia; 1993. p. 167-176.

Miles AEW. The dentition in the assessment of individual age in skeletal material. En: D. R. Brothwell,
editor.Dental Anthropology. Oxford: Pergamon Press 1963; 191-209.

Pearson K. 1899. Mathematical Contributions to the Theory of Evolution, V : On the Reconstruction of the
Stature of Prehistoric Races. Philosophical Transactions of the Royal Society of London 1889 ; 192 A: 169-
244.

Pérez-Pérez A. Problemática de la caracterización de las condiciones y la calidad de vida de las poblaciones


humanas en épocas pasadas. En Villaín-Blanco J, Gómez C, Gómez B eds. Actas del II Congreso Nacional
de Paleopatología Valencia: Asociación Española de Paleopatología-Universitat de Valencia; 1993. p. 405-
413.

Quero S. El poblado del Bronce Medio del Tejar del Sastre, Madrid. Estudios de Prehistoria y arqueología
madrileña 1982; 8: 183-248.

Rissech C, Estabrook GF, Cunha E, Malgosa A. Using the Acetabulum to Estimate Age at Death of Adult
Males. Journal of Forensic Science. 2006 (51(2): 213-229.

Robles FJ. Características biológicas de la población hispanomusulmana de San Nicolás (Murcia, s. XI-XIII).
Estudio de los huesos largos [Tesis Doctoral]. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid; 1997.

Sánchez-Messeguer J. La cueva de Pedro Fernández (Estremera, Madrid). I Jornadas de Estudios sobre la


Provincia de Madrid. Diputación Provincial de Madrid 1980; 117-121.

Sanz del Cerro E. Los enterramientos de la Edad del Bronce Medio en la Península Ibérica: aproximación a su
origen y paralelismos. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I, Prehistoria y Arqueología 1994; 7: 255-275.

Saul FP, Saul JM. Osteobiography: A Maya Example. En Iscan MY, Kennedy KAR eds. Reconstruction of Life
From the Skeleton; New York: Wiley-Liss, Inc.; 1989. p. 287-302.

Scheuer L, Black S. Development and Ageing of the Juvenile Skeleton. En Cox M, Mays S eds. Human
Osteology in archeological and forensic science. Greenwich: Medical Media Ltd. London; 2000. p. 9-22

Steele DG, Bramblett CA. The Anatomy and Biology of the Human Skeleton. Texas: A&M University Press;
2000.

Sutherland LD, Suchey JM. Use of the Ventral Arc in Pubic Sex Determination. Journal of Forensic Science
1991; 36:501-511.

Telkkä A. On the Prediction of Human Stature from the Long Bones. Acta Anatomyca 1950; 9: 103-117.

Trotter M, Glesser. A Re-evaluation of Estimation of Stature Based on Measurements of Stature Taken During
Life and of Long Bones After Death. American Journal of Physical Anthropolgy 1958; 16: 79-123.

Ubelaker DH. Human Skeletal Remains : excavation, analysis, inerpretation. Washington: Taraxacum; 1978.

Valiente J. El Poblado prehistórico de la Loma del Lomo (Cogolludo, Guadalajara). La organización del
hábitat. Complutum 2003; 14:107-121.

Waldron T. Counting the Dead: Epidemiology of Skeletal Populations. Chichester: John Wiley&Sons; 1994

Webb PA, Suchey JM. Epiphyseal Union of the Anterior Iliac Crest and Medial Clavicle in a Modern Multiracial
Sample of American Males and Females. American Journal of Physical Anthropology 1985; 68: 457-466.

44
ANEXO 1: Planos de los yacimientos
a

Figura 1a.- Localización de los enterramientos en el yacimiento

45
b

Figura 1b.- Detalle ampliado de la localización de los enterramientos en el yacimiento

46
a

Figura 2a.- Localización de los enterramientos en el yacimiento

47
b

Figura 2b.- Detalle de la localización de los enterramientos en la zona sur del yacimiento
Figura 2c.- Detalle de la localización de los enterramientos en la zona norte del yacimiento

48
ANEXO 2: Fichas de Campo

49
50
ANEXO 3: Ficha de inventario antropológico

51
ANEXO 4: Medidas Tabla 1.- Medidas cráneo individuos de El Espinillo

MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-1 ESP-2 ESP-3 ESP-4 ESP-5 ESP-8 ESP-9 ESP-10.1 ESP-10.2 ESP-11 ESP-12 ESP-13.1 ESP-15 ESP-17 ESP-18 ESP-23 ESP-24 ESP-25 ESP-27

Longitud máxima 183 176 171 170 168 178 173 168 182 182 178 179 172

Anchura máxima 138 132 128 133 130 128 133 138 137 140 132

Diámetro bizigomático 120 129

Altura basion-bregma 137 126 132 127 120 127

Longitud de la base craneal 105 90 108 87 97

Longitud basion-prostion 98 104

Anchura maxilo-alveolar 63,17 54 55,1

Longitud maxilo-alveolar 50,1

Anchura biauricular 76 77,16 73 68,79 71 69 80 79 75

Altura superior de la cara 64,15 50,22 59,4

Anchura frontal mínima 90 90 87 92 90 95 98

Anchura facial superior 97 100 95 103 100

Altura nasal 47,53 41,79 51,4

Anchura nasal 23,77 18,33 22

Altura orbital I 30,76 32,6

Altura orbital D 32,22 31,04 38,9 33,6

Anchura orbital I 37,8

Anchura orbital D 39,04 37,6

Anchura biorbital 90 89,9 84,25 87,9 93,1

Anchura interorbital 23,61 23,73 16,91 22,5

Cuerda frontal 108 117,5 108 102 102 104 107 102 103 110 112 108 103
110
Cuerda parietal 117 107,8 113 108 113 112 117 106 117 108 112 109 115 109

Cuerda occipital 106 95 98 94 96 95 97 98

Longitud foramen magnum 37,57 30,8 38,19 34,8 34,3 36,5

Anchura foramen magnum 31,97 26,96 28,42 29,1 27,6 28,5


21,32 19,84 24,91
Longitud apófisis mastoides I 23,6 27,3 19,6 23,52 18,54 21,3 24,9 29,6 26,3 25,1 27,9
21,81
Longitud apófisis mastoides D 20,6 28,5 20,96 18,58 23 21,9 29,6 28,8 25,2 31,5

52
Tabla 2. Medidas del cráneo de los individuos del Sector IV.

MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 1 SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 3.3 SIV 6.1 SIV 6.2 SIV 8

Longitud máxima 178 178 164 163 162

Anchura máxima 133 138 137 121

Diámetro bizigomático 128 148 122

Altura basionbregma 133 136 131

Longitud de la base craneal 96 103 91

Longitud basionprostion 85 97 86

Anchura maxiloalveolar 64,45 55,92 59,07 46,80 56,73

Longitud maxiloalveolar 54,74 50,18 45,17

Anchura biauricular 118 115 116 115 75,57

Altura superior de la cara 61,55 76,50 62,47 58,85

Anchura frontal mínima 97,70 95 96,37 89,99

Anchura facial superior 103,82 100,98 97,84

Altura nasal 51,72 50,28 46,64

Anchura nasal 20,17 25,20 21,98 16,37 21,42

Altura orbital I 38,08 31,28

Altura orbital D 31,18

Anchura orbital I 37,35 37,94 36,68

Anchura orbital D 37,68 38,31 36,49

Anchura biorbital 95,27 92,36 74,92 87,20

Anchura interorbital 18,58 15,45

Cuerda frontal 110 105 106 104 109

Cuerda parietal 114 113 111 100 96 105

Cuerda occipital 101 99 95 91 93

Longitud foramen magnum 37,62 40,64 36,25

Anchura foramen magnum 32,92 29,50 33,78 23,49

Longitud apófisis mastoides I 31,92 32,81 29,29 11,37

Longitud apófisis mastoides D 33,21 29,87 31,87 12,13

53
Tabla 3.- Medidas mandíbula individuos de El Espinillo

MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-2 ESP-3 ESP-4 ESP-5 ESP-8 ESP-9 ESP-10.1 ESP-10.2 ESP-11 ESP-12 1212 ESP-14 ESP-15 ESP-16 ESP-18 ESP-20 ESP-23 ESP-24 ESP-27 ESP-28

21,54
Altura del mentón 23,04 23,18 27,27 17,43 25,59 18,43 23,17 23,25 15,92 21,32 29,47 25,27 23,11 20,78
19,25
Altura del cuerpo I 20,89 22,03 25,51 19,81 13,59 25,21 22,19 21,1 21,08 25,26 19,03 22,73 24,54 27,93 30,28 26,64

Altura del cuerpo D 20,31 21,43 26,08 20,16 14,66 24,68 23,89 21,06 18,71 26,89 18,7 21,82 25,11 23,03 28,63 28,1 26,38
8,73
Anchura del cuerpo I 11,16 12,31 10,95 12,05 9,21 11,18 10,03 9 11,16 10,82 11,45 10,1 9,1 12,59 12,93 11,22 9,37

Anchura del cuerpo D 12,4 10,42 11,07 12,52 8,15 8,82 10,68 9,44 10,34 10,85 10,76 9,78 10,27 9,12 12,59 12,58 10,9 9,56

Anchura bigoniaca 98,79 92,89 70,67 88,54 79,34 90,54 83,38 87 77,98 90,45 91,16 105,4 99,73 92,93 93,15

Anchura bicondilea 114,9 108,5 116,8 111,2 95,11 117 117,7

Anchura mínima de la rama I 34,86 37,21 31,38 25,85 29,3 26,34 28,9 24,2 24,35 32 32,31 31,32 26,83

Anchura mínima de la rama D 30,21 34,28 36,57 31,92 25,04 29,44 26,56 29,5 27,32 28,16 32,45 30,5 32,65 32,21 33,44 28,98

Anchura máxima de la rama I 44,67 45,82 35,41 37,63 39,28 32,98 41,21 36,24 56,19 37,86 41,71 43,07 42,45 33,78

Anchura máxima de la rama D 43,9 44,83 42,11 38,8 33,32 33,32 41,71 37,59 34,96 41,96 40,25 43,47

Altura máxima de la rama I 71,72 66,44 51,62 51,62 61,53 57,36 44,94 58,1 69,34 65,52 62,72

Altura máxima de la rama D 55,3 71,89 65,68 60,05 43,76 68,24 65,88

Longitud mandibular 82 82 73 60 67 61 75 65 74 87

Angulo mandibular 31 33 32 26 35 40 32 41 36 35

54
Tabla 4. Medidas de la mandíbula de los individuos del Sector IV.

MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 1 SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 3.3 SIV 6.1 SIV 6.2 SIV 7 SIV 8

Altura del mentón 31,73 33,54 17,51 26,53 16,17 26,63 22,16

Altura del cuerpo I 30,38 29,27 24,53 20,72

Altura del cuerpo D 31,38 30,05 28,89 22,97 23,63 15,19

Anchura del cuerpo I 11,32 8,94 8,78 9,96 8,52 10,87

Anchura del cuerpo D 9,29 10,72 8,78 10,24 8,78 10,53 9,94 11,23

Anchura bigoniaca 101,82 106,53 95,50 83,03 63,16 92,80

Anchura bicondílea 125,22 112,68 79,66 105,95

Anchura mínima de la rama I 30,73 29,80 28,81 26,65 20,46 28,96

Anchura mínima de la rama D 31,57 30,38 29,60 30,32 29,56 21,30 29,26

Anchura máxima de la rama I 42,15 43,41 35,21 41,06

Anchura máxima de la rama D 38,28 43,18 41,41 43,52

Altura máxima de la rama I 63,36 63,73 61,63 59 50,58

Altura máxima de la rama D 65,46 64,42 61,57

Longitud mandibular 105 114 97 91 64 100

Angulo mandibular 129 144 131 131 134 146

55
Tabla 5. – Medidas cintura escapular individuos de El Espinillo Tablas 6. y 7. – Medidas brazos individuos de El Espinillo

MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-10.1 ESP-20 ESP-23 ESP-24 ESP-2 ESP-4 ESP-5 ESP-10.1 ESP-20 ESP-23 ESP-24
MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-20 ESP-23 ESP-24 MEDIDAS / INDIVIDUOS

CLAVÍCULA IZQUIERDA HÚMERO IZQUIERDO HÚMERO DERECHO

Longitud máxima 135 146 Longitud máxima 300 Longitud máxima 320 290 320 310

Diámetro anterior mitad 10,05 12,18 Anchura epicóndilo 59,56 61,23 62,64 Anchura epicóndilo 55,75 61,49 59,67 61,59 63,53 65,23

Diámetro superior mitad 7,27 10,33 Diámetro vertical cabeza 44,66 Diámetro vertical cabeza 48,96 45,57 39,21 45,62 49,37

CLAVÍCULA DERECHA Diámetro máximo mitad 22,10 21,17 22,21 19,98


Diámetro máximo mitad 20,37
Longitud máxima 135 170 150 Diámetro mínimo mitad 18,54 19,91 16,96 19,26
Diámetro mínimo mitad 17,8
Diámetro anterior mitad 11,31 13,46 12,47 RADIO DERECHO
RADIO IZQUIERDO
Diámetro superior mitad 7,1 10,21 10,53
Longitud máxima 227 247 240 242
Longitud máxima 244 240 233
Diámetro sagital mitad 10,88 12,26 10,45 Diámetro sagital mitad 10,67 11,67 11,19 10,61

Diámetro transverso mitad 13,45 15,13 15,33 Diámetro transverso mitad 14,59 14,82 15,76 15,71

CÚBITO IZUIERDO CÚBITO DERECHO

Longitud máxima 266 162 Longitud máxima 268 263 268

Diámetro sagital 14,96 14,61 Diámetro sagital 15,49 15,50 15,49

Diámetro transverso 12,33 13,75 12,33


Diámetro transverso 11,12 13,72 Longitud fisiológica 262 260 262

Perímetro mínimo 38 35 Perímetro mínimo 35 34 36

56
Tabla 8. Medidas de la cintura escapular de los individuos del Sector IV. Tabla 9. Medidas de la cintura pelviana de los individuos del Sector IV.

SIV 3.1
MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 4 SIV 6.1 SIV 6.2 MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 6.1

CLAVICULA IZQUIERDA COXAL IZQUIERDO

Longitud máxima 150,00 150,39 131 129,92 64,02 Altura

Diámetro anterior mitad 41,80 13,85 10,57 12,68 5,58 Anchura ala ilíaca

Diámetro superior mitad 9,62 10,00 7,90 8,35 4,08 89,63


Longitud del pubis

CLAVICULA DERECHA Longitud del isquion

Longitud máxima 153,38 COXAL DERECHO

Diámetro anterior mitad 14,40 215


Altura

Diámetro superior mitad 10,44 Anchura ala ilíaca


90,64
ESCAPULA IZQUIERDA Longitud del pubis
92,32
Altura 105,83 92,72 134,84 Longitud del isquion

Anchura 101,94 93,07 85,37 99,79

ESCAPULA DERECHA

Altura 107,69

Anchura 102,71 104,40 94,69

57
Tabla 10. Medidas de los huesos largos de los brazos izquierdos de los individuos del Sector IV Tabla 11. Medidas de los huesos largos de los brazos derechos del los individuos del Sector IV.

MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 4 SIV 6.1 MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 3.1 SIV 6.1

HUMERO HUMERO

Longitud máxima 316 260 185 Longitud máxima 306 325 290

Anchura epicóndilo 61,88 63,73 56,80 51,35 54,68 Anchura epicóndilo 62,31 56,47

Diámetro vertical cabeza 44,80 35,94 35,94 38,17 Diámetro vertical cabeza 45,47 46,75 40,03

Diámetro máximo mitad 21,09 18,22 18,22 18,52 Diámetro máximo mitad 22,03 22,40 18,76

Diámetro mínimo mitad 19,03 14,19 14,19 14,77 Diámetro mínimo mitad 17,54 17,02 16,15

RADIO RADIO

Longitud máxima 246 224 Longitud máxima 247 252 221

Diámetro sagital mitad 11,34 10,28 Diámetro sagital mitad 12,03 10,88 10,23

Diámetro transverso mitad 12,50 13,22 Diámetro transverso mitad 14,45 15,42 11,15

CUBITO CUBITO

Longitud máxima 268 241 242 Longitud máxima 276 246

Diámetro sagital 17,88 14,05 Diámetro sagital 16,06 14,85

Diámetro transverso 13,53 9,99 Diámetro transverso 13,92 11,20

Longitud fisiológica 212 Longitud fisiológica 231 244

Perímetro mínimo 41 38 33 32 30 Perímetro mínimo 40 39 34

58
Tabla 12.- Medidas piernas izquierdas individuos de El Espinillo

MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-3 ESP-5 ESP-7 ESP-8 ESP-10.1 ESP-11 ESP-12 ESP-16 ESP-17 ESP-18 ESP-20 ESP-22 ESP-23 ESP-24 ESP-25 ESP-27

FÉMUR IZQUIERDO

Longitud máxima

Longitud fisiológica

Anchura bicondílea
76,14
Diámetro máximo cabeza

Diámetro sagital subtroc.


24,67 23,21 22,87 22,53 22,3 20,35 25,28 24,98 25,68 28,4 28,37 23,6
Diámetro transverso subtroc.
32,35 27,56 28,98 30,5 25,08 28,87 30,59 32,15 31,8 30,8 30,32 28,6
Diámetro sagital mitad

Diámetro transverso mitad

Perímetro mitad

TIBIA IZQUIERDA

Longitud
365
Anchura epífisis proximal
76,56 77,35
Anchura epífisis distal
52,84
Diámetro máximo foramen
31,23 32,42 31,33 30,95 34,68 27,11 29,46 30,14 31,39 36,25 38,92 32,99 36,53 31,07
Diámetro transverso foramen
22,54 20,47 21,76 18,94 21,93 18,95 18,03 17,07 17,71 20,37 21,62 23,55 19,83 20,82
Perímetro foramen
98 82 98 80 89 86 87 86 98 105 109 91 81 80

59
Tabla 13.- Medidas de los huesos largos de las piernas derechas de los individuos de El Espinillo

MEDIDAS / INDIVIDUOS ESP-3 ESP-5 ESP-7 ESP-8 ESP-9 ESP-11 ESP-10.1 ESP-12 ESP-16 ESP-17 ESP-18 ESP-20 ESP-23 ESP-24 ESP-25 ESP-27

FÉMUR DERECHO

Longitud fisiológica

Anchura bicondílea 77,91

Diámetro máximo cabeza 78,64 77,42

Diámetro sagital subtroc. 25,31 28,2 25,48 24,10 18,93 21,41 25,52 23,45 21,74 19,04 25,11 29,65 32,94 31,31 23,21 25,54

Diámetro transverso subtroc. 36,71 32,97 29,05 25,68 22,62 30,16 34.30 27,63 27,88 26,16 33,79 32,88 34,23 31,94 27,75 31,22

Diámetro sagital mitad

Diámetro transverso mitad

Perímetro mitad
TIBIA DERECHA

Longitud

Anchura epífisis proximal 79,85 64,62

Anchura epífisis distal 53,43

Diámetro máximo foramen 33,43 33,88 29,13 32,68 26,87 30,55 29,64 32,53 35,24 32,5 35,87 29,76 30,82

Diámetro transverso foramen 22,48 20,24 20,35 21,06 18,45 18,96 17,9 19,04 22,53 24,84 19,71 19,89 20,48

Perímetro foramen 101 85 96 90 87 91 88 97 95 92 83

60
Tabla 14. Medidas de los huesos largos de las piernas izquierdas de los individuos del Sector IV. Tabla 15. Medidas de los huesos largos de las piernas derechas de los individuos del Sector IV.

MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 5 SIV 6.1 SIV 7 SIV 8 MEDIDAS \ INDIVIDUOS SIV 2 SIV 3.1 SIV 3.2 SIV 4 SIV 5 SIV 6.1 SIV 8

FEMUR FEMUR

Longitud máxima 434 486 394 Longitud máxima 428

Longitud fisiológica 430 480 392 Longitud fisiológica 425

Anchura bicondílea 85,14 84,45 69,66 Anchura bicondílea

Diámetro máximo cabeza 46,41 39,46 Diámetro máximo cabeza 46,54 46,69 44,24 38,79

Diámetro sagital subtrocánter 28,28 32,15 27,66 24,16 23,61 22,47 Diámetro sagital subtrocánter 28,38 29,36 19,74 23,62 25,63 21,65

Diámetro transverso subtrocánter 40,25 35,54 31,88 31,72 34,29 30,25 Diámetro transverso subtrocánter 41,30 35,73 30,96 29,40 32,20 29,82

Diámetro sagital mitad 29,09 36,18 24,32 23,93 Diámetro sagital mitad 29,14

Diámetro transverso mitad 31,67 27,29 23,01 24,58 Diámetro transverso mitad 29,80

Perímetro mitad 98 99 86 79 Perímetro mitad 92

TIBIA TIBIA

Longitud 364 350 Longitud 401 331

Anchura epífisis proximal 80,42 82,40 Anchura epífisis proximal 78,89

Anchura epífisis distal 54,90 46,27 Anchura epífisis distal 53,53 49,36 47,50

Diámetro máximo foramen 35,77 42,45 31,44 38,97 30,77 32,82 Diámetro máximo foramen 34,99 40,41 31,52 28,911 39,87 31,23

Diámetro transverso foramen 23,65 24,12 21,39 25,17 19,48 20,23 Diámetro transverso foramen 22,20 23,32 21,06 18,85 24,08 19,96

Perímetro foramen 97 106 89 105 82 85 Perímetro foramen 94 114 88 76 105 83

PERONE PERONE

Longitud máxima 353 Longitud máxima

Diámetro medio 19,88 Diámetro medio

61
Anexo 5: Tablas de estatura
MEDIDA: ESTATURA (en cm) MEDIA de las
INDIVIDUO EDAD SEXO HUESO LADO
Long máx. Mínimo media máximo medias

ESP-2 Adulto Femenino Radio I 227 160,70 165,29 169,88 165,29

ESP-4 Adulto maduro Masculino Húmero D 320 165,90 170,45 175,00 170,45

ESP-10.1 Adulto maduro Femenino Húmero D 290 165,25 169,86 174,47 168,86

Radio I 244 167,52 172,15 176,78

Radio D 247 168,09 172,78 177,74


ESP-20 Adulto joven Masculino 172,21
Húmero D 320 165,90 170,45 175,00

Cúbito I 266 168,77 173,45 178,13

Radio I 240 166,00 170,63 175,26

Radio D 240 165,58 170,13 174,68


Adulto Masculino Cúbito I 262 167,29 171,97 176,65 170,94
ESP-23
indeterminado
Cúbito D 263 167,04 171,81 176,58
Tibia I 365 166,11 170,15 174,19

Humero I 300 160,14 164,73 169,32

Radio I 233 163,35 167,98 172,61

ESP-24 Adulto joven Masculino Húmero D 310 163,01 167,56 172,11 168,96

Radio D 242 166,20 170,89 175,56

Cúbito D 268 168,86 173,63 178,40

Radio I 246 168,27 172,90 177,53

Cúbito I 268 169,51 174,19 178,87

Húmero D 306 161,85 166,40 170,95

Radio D 247 168,09 172,78 177,47


S-IV 2 Adulto joven Masculino 169,31
Fémur I 434 162,11 165,98 169,85

Tibia I 364 165,86 169,90 173,94

Peroné I 353 163,38 167,25 171,12

Fémur D 428 161,06 165,08 169,10

Húmero I 316 164,75 169,34 173,93

Húmero D 325 167,34 171,89 176,44

Radio D 252 169,99 174,68 179,37

Cúbito D 276 171,77 176,54 181,31


Adulto joven Masculino 170,86
S-IV 3.1
Adulto maduro Tibia I 35 162,46 166,50 170,54

Fémur D 486 174,40 178,42 182,44


Cúbito D 241 158,76 163,47 168,18

Tibia I 350 162,48 166,03 169,58

Adulto Femenino? Húmero I 260 148,070 152,610 157,150 152,61


S-IV 4
indeterminado
Húmero I 285 155,295 159,835 164,375

Cúbito I 242 159,658 164,228 168,798

Húmero D 290 156,61 161,220 165,83

S-IV 6.1 Adulto joven Femenino Radio D 221 156,357 161,017 165,677 161,43

Cúbito D 246 160,554 165,264 169,974

Fémur D 394 153,010 157,050 161,090

Tibia I 331 157,863 161,413 164,963

Tabla 1.- Estimaciones del la estatura según Trotter y Glesser (1958)

62
MEDIDA:
INDIVIDUO EDAD SEXO HUESO LADO ESTATURA MEDIA
Long máx.

ESP-2 Adulto Femenino Radio I 227 157,11 157,11

ESP-4 Adulto Masculino Húmero D 320 163,25 163,25

ESP-10.1 Adulto Femenino Húmero D 290 151,34 151,34

Radio I 244 165,74

ESP-20 Adulto Masculino Radio D 247 166,72 165,24

Húmero D 320 163,25

Radio I 240 164,43


164,08
ESP-23 Adulto Masculino Radio D 240 164,43

Tibia I 365 165,39

Humero I 300 157,46

Radio I 233 162,14


ESP-24 Adulto Masculino 161,26
Húmero D 310 160,36

Radio D 242 165,08

Radio I 246 166,39

Húmero D 306 174,48

Radio D 247 166,72


S-IV 2 Adulto joven Masculino 166,24
Fémur I 434 162,90

Tibia I 364 165,150

Fémur D 428 161,770

Húmero I 316 162,09

Húmero D 325 164,70

Radio D 252 168,35


Adulto joven Masculino 166,40
S-IV 3.1
Adulto maduro Tibia I 350 164,20

Fémur D 486 172,67

Tibia I 350 161,82

Adulto Femeninio? Húmero I 260 143,08 143,07


S-IV 4
indeterminado
Húmero I 285 149,72

Húmero D 290 151,34

S-IV 6.1 Adulto joven Femenino Radio D 221 155,10 151,47

Fémur D 394 149,77

Tibia I 331 151,96

Tabla 2.- Estimaciones del la estatura según Pearson (1889)

63
ANEXO 6: Tabla resumen

INTERVALO EDAD ESTATURA (en cm)


INDIVIDUO GRUPO EDAD SEXO CONSERVACIÓN
(añios) TyG P
ESP-1 23-35 Adulto joven Indeterminado - - 4
Adulto joven - Adulto 157,11 2
ESP-2 29-41 Femenino 165,29
maduro
ESP-3 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 2
ESP-4 32-34,7 Adulto joven Masculino 170,45 163,25 3
ESP-5 16-17 Juvenil Masculino - - 1
ESP-6 2-4 Infantil Indeterminado - - 5
ESP-7 16-17 Juvenil Masculino - - 2
ESP-8 12-18 Juvenil Femenino - - 2
ESP-9 9-12 Infantil Indeterminado - - 2
Adulto joven - Adulto 151,34 1
ESP-10.1 25-45 Femenino 168,86
maduro
ESP-10.2 6-8 Infantil Indeterminado - - 1
ESP-11 23-38 Adulto joven Femenino - - 4
ESP-12 17-21 Juvenil - Adulto joven Femenino - - 2
ESP-13.1 17-25 Adulto joven Femenino - - 3
ESP-13.2 2-13 Infantil Indeterminado - - 5
ESP-14 5-7 Infantil Indeterminado - - 1
ESP-15 - Adulto indeterminado Femenino - - 2
ESP-16 25-35 Adulto joven Femenino? - - 4
ESP-17 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 2
ESP-18 25-45 Adulto indeterminado Masculino - - 3
ESP-19 <12 Infantil Indeterminado - - 4
ESP-20 17-25 Adulto joven Masculino 172,21 165,24 2
ESP-21.1 17-35 Adulto indeterminado Indeterminado - - 4
ESP-21.2 9-13 Infantil Indeterminado - - 5
ESP-22 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 5
ESP-23 25 - 45 Adulto joven -Adulto maduro Masculino 170,94 164,08 2
ESP-24 25-35 Adulto joven Masculino 168,96 161,26 2
ESP-25 25-35 Adulto joven Femenino - - 2
ESP-26 17-35 Juvenil - Adulto Indeterminado - - 2
ESP-27 19-21 Juvenil Femenino - - 2
ESP-28 - Adulto Indeterminado - - 3

S-IV 1 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 2

S-IV 2 21,5-35 Adulto joven Masculino 169,31 166,24 1

S-IV 3.1 17-45 Adulto joven -Adulto maduro Masculino 170,86 166,40 1

S-IV 3.2 17 +/- 3 Juvenil Femenino? - - 1

S-IV 3.3 2 Infantil Indeterminado - - 2

S-IV 4 - Adulto indeterminado Femenino 152,61 143,08 3

S-IV 5 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 4

S-IV 6.1 25-35 Adulto joven Femenino 161,43 151,47 1

S-IV 6.2 2-3 Infantil Indeterminado - - 2

S-IV 6.3 <1 Perinatal Indeterminado - - 3

S-IV 7 - Adulto indeterminado Femenino? - - 4

S-IV 8 - Adulto indeterminado Femenino - - 4

S-IV 9 3-4 Infantil Indeterminado - - 4

S-IV 10 17-25 Adulto joven Indeterminado - - 2

S-IV 11 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 4

S-IV 12 - Adulto indeterminado Indeterminado - - 3

S-IV 13 3-4 Infantil Indeterminado - - 5

Tabla 1.- Resumen de los resultados de las estimaciones de edad, sexo y estatura.

64

También podría gustarte