Apologética - Defensa de La Fe
Apologética - Defensa de La Fe
Apologética - Defensa de La Fe
Nos ha tocado vivir en una época donde las personas ya no creen por la simple autoridad de la
Iglesia, es decir, ya no dicen “amén” a todas sus enseñanzas; cada vez más las personas exigen
razones para creer, piden explicaciones y se atreven a poner en duda las enseñanzas que por siglos
han hecho parte del depósito de nuestra fe, provenientes de la Divina Revelación.
Es por eso que los Cristianos tenemos el deber de formarnos y conocer a fondo nuestra fe, pues
como nos lo dijo nuestro primer Papa, el apóstol San Pedro: estad “siempre dispuestos a dar
Cada vez es más común ver a los hermanos separados tocando de puerta en puerta, con la biblia en
sus manos y dispuestos a evangelizar a quienes le abran. Seguramente que muchos de nosotros ya
hemos tenido la experiencia de escucharlos, y tal vez nos han dicho unas cuantas citas bíblicas de
memoria y hasta nos han cuestionado acerca de las enseñanzas de nuestra fe, y, lamentablemente,
hemos tenido que callarnos pues no sabemos cómo responder. Y seguramente hemos conocido
muchos casos en los que personas que se llamaban católicas han a rmado encontrar la verdad en
una secta y se han ido de la Iglesia. Y es que como lo resume muy bien la frase: ¡Católico ignorante,
futuro protestante!
Un consagrado a la Santísima Virgen María es un católico rme, convencido, amante de su fe, que
se preocupa por conocerla y ahondar cada día más en ella, y que está siempre dispuesto a dar razón
de su fe cuando le es necesario. Por ello, en esta lección tocaremos algunos de los principales
temas en los que somos más cuestionados por nuestros hermanos separados, pues para cada una
Las obras de Dios siguen el mismo camino de la encarnación; Cristo se encarna para hacerse
cercano, para hablarnos, tocarnos, alimentarnos. Nuestro Dios no es un Dios cósmico, no es una
energía, es un Dios persona, que se adecúa al lenguaje y los medios humanos para
comunicársenos, para entablar una relación con nosotros, y esto se realiza en la persona de Cristo.
Él se hace visible, palpable, tangible, de lo contrario nosotros no lo captaríamos, nos sería muy difícil
entablar una relación con Él. Cristo, al partir al Cielo, quiso dejarnos un signo sensible y visible de su
presencia y cercanía, que fuese una continuación del misterio de su encarnación: y por ello instituyó
la Iglesia.
Pues si Cristo no hubiese instituido una Iglesia desde el principio, el Evangelio no habría llegado
hasta nuestro tiempo, el mensaje de Cristo se hubiera diluido con el pasar de los años. Para evitar
que esto sucediese el dijo a Pedro: “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edi caré mi Iglesia” (Mt
El primero en usar la palabra “Católica”, para designar a la Iglesia de Cristo, fue San Ignacio de
Antioquia, en el año 107, en una carta dirigida a la comunidad de Esmirna “cuando el arzobispo
aparece, deja ser a la gente como es, donde está Jesucristo, allí está la Iglesia católica”.
Las «iglesias» protestantes surgen apenas en el siglo XVI -a partir del cisma propiciado por Martín
Lutero- pero ¿cómo llegaron al conocimiento de Cristo? ¿Quién custodió y proclamó el Evangelio
hasta ese tiempo? Sólo hay una respuesta: la Iglesia Católica; la única fundada por Cristo para ser
La permanencia de la Iglesia Católica en el tiempo nos habla de su origen divino, es decir, de que ella
es humana y divina a la vez; humana porque está conformada por hombres, y divina porque Cristo
es su Cabeza. Si fuese una simple institución humana hace rato que hubiese pasado a la historia,
como lo han hecho los grandes imperios; pero si después de 20 siglos sigue en pie, a pesar de sus
tantos enemigos y de las miserias de quienes la conformamos, es porque la gracia de cristo la
Sólo hay una Iglesia fundada por Cristo: la Católica, con una sucesión ininterrumpida de 266 papas
desde Pedro hasta el Papa Francisco, con historia, con Tradición, con santos y mártires. Cristo quiso
formar un solo rebaño con un solo Pastor, un solo bautismo y una sola fe.
El papado de Pedro
Para fundar su Iglesia, Cristo escoge una cabeza visible, el apóstol San Pedro: “tú eres Pedro, y
Cuando Jesús conoce a Pedro, le cambia inmediatamente el nombre: “Entonces lo llevó a donde
estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas”, que
traducido signi ca Pedro” (Jn 1,42), esto no lo hace con ningún otro apóstol.
¿Por qué hizo esto con Pedro? En el Antiguo Testamento, tenemos dos casos en que Yahvé hace
esto mismo con dos importantes personajes con quienes pacta una alianza:
Gén 17,4-5: “Por mi parte esta es mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos.
Gén 32, 29: “En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel porque has sido fuerte contra Dios y
Es decir, no es casualidad que Jesús cambie el nombre a Pedro, lo hace con una intención que más
tarde dejará ver al constituirlo en la piedra sobre la que edi caría su Iglesia. Jesús constantemente
encomienda a Pedro la tarea de pastorear a sus hermanos en la fe, cosa que no hace con ningún
otro apóstol:
Jn 21,15: “Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
estos?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. El
pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, con rma a tus
hermanos”.
Pedro toma el liderazgo ante el grupo de los apóstoles en asuntos decisivos para la Iglesia, en
Hch 1,15-22: “Uno de esos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos -los que estaban
reunidos eran alrededor de ciento veinte personas- y dijo: (…) Es necesario que uno de los que han
estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros,
desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo
de su resurrección”.
Como éstos, aparecen a lo largo de la Sagrada Escritura muchos más textos bíblicos que con rman
la institución de Pedro como el primer Papa de la Iglesia, como aquel que se encargaría de custodiar
la unidad en la fe, tan querida por el Señor Jesús. Además, a partir de Pedro, la Iglesia Católica
presenta una sucesión ininterrumpida de 266 Papas, es decir, desde Pedro siempre ha habido un
heredero de la alianza hecha entre Cristo y el Vicario de su Iglesia. Estar con el Papa es garantía de
La unidad herida
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edi caré mi Iglesia” (Mt 16,18). Cristo habla de edi car una sólo
Iglesia, no varias.
“Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en Ti”(Jn 17,21).
“Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han
sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo
Sin embargo, hay que aclarar que existe un protestantismo histórico, con el cual la Iglesia sostiene
Los tres presupuestos del protestantismo: sólo la biblia, libre interpretación y sólo la fe.
Desde el cisma luterano, uno de los principales temas que causa división es el de la “Tradición”.
Mientras que la Iglesia Católica insiste en proclamar la Palabra Escrita (Biblia) y la Palabra
transmitida oralmente (Tradición), las “iglesias” protestantes proclaman la «sola Escritura», es decir,
que sólo la Biblia es Palabra de Dios. Niegan así la autoridad de la Sagrada Tradición, y por tanto,
Entendemos, pues, por Tradición (Paradosis) la Palabra revelada por Dios que se transmite de
manera oral en la Iglesia, que no está contenida en las Sagradas Escrituras, pero que con éstas,
contiene el depósito de la fe. Es diferente al término “tradición”, con t minúscula, que son
costumbres eclesiales que pueden ser cambiadas o abrogadas por La Iglesia. Encontramos un
ejemplo de Tradición en 1 Cor 11,2; 2 Tes 2,15; 2 Tim 2,2; 1 Cor 11,23. Muchas veces esta
palabra es modi cada en traducciones como la Reina Valera por palabras como Instrucciones
Jn 20,30: “Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se
Jn 21,25: “Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no
las he transmitido”.
2 Tes 2,15: “Por lo tanto, hermanos, manténganse rmes y conserven elmente las tradiciones que
Jesús mandó a sus apóstoles a predicar no a escribir: Mc 16,15; Rom 10,17; Mt 28,19. Los
Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron escritos 7, 10, 20 y 60 años después,
respectivamente. Es decir, antes de ser Palabra de Dios escrita, fueron Palabra de Dios oral.
Libre interpretación
La Sagrada Escritura, no puede ser interpretada libremente, pues ésta ha sido con ada a la Iglesia,
por quien fue de nida. A continuación, unas palabras de La Constitución dogmática Dei Verbum, en
manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo n. La sagrada
Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo.
La Tradición recibe la Palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y
la transmite íntegra a sus sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la
El Espíritu Santo no puede revelar a una secta una verdad y a otra decirle algo diferente; no puede
decir a unos que María fue siempre virgen y a otros que no lo fue; no puede decir a unos que se
deben bautizar de pequeños y a otros que el bautismo solo es para los adultos, y etc. El espíritu
Santo no se puede contradecir, el enseña la verdad que es una sola. Por ello no pueden existir
diversas interpretaciones y enseñanzas sobre la Palabra de Dios; existe una sola y ésta es
“La Iglesia es pilar y fundamento de la Verdad” (1 Tim 3, 15), por tanto, es a ella a quien le
17,21; con la libre interpretación no se cumple con la Voluntad Divina, pues cada interpretación da
pie a una nueva doctrina, y ésta, a una nueva «iglesia». La razón humana individual, al ser limitada,
variable y contradictoria, tomando carácter de juez, termina por despojar la Palabra de Dios de su
carácter sobrenatural. Por estas razones la Sagrada Escritura no puede ser interpretada por cuenta
2 Pe 1, 20: “Pero tengan presente, ante todo, que nadie puede interpretar por cuenta propia una
profecía de la Escritura”.
2 Pe 3,16: “En ellas hay pasajes difíciles de entender, que algunas personas ignorantes e inestables
interpretan torcidamente -como, por otra parte, lo hacen con el resto de la Escritura- para su propia
perdición”.
Fue la Iglesia quien, bajo la luz del Espíritu Santo, de nió el Canon bíblico en el Concilio de Cartago
en el año 397, por tanto, con la autoridad con la que de nió los libros sagrados, con esa misma
autoridad los interpreta. ¿Cómo pueden los hermanos separados creer rmemente en la Sagrada
Los hermanos protestantes a rman que Pablo, en muchas ocasiones, dice que la salvación viene
por la fe y no por las obras. En esto la Iglesia ha sido clara: la salvación viene de Dios por el
sacri cio de su Hijo Jesucristo en la cruz y es dada al hombre por fe, aún sin merecerlo; pero esta fe
si es sincera se transforma en obras hacia los demás, es decir, se convierte en caridad, sin la cual
nada es perfecto. Por estas obras nos va juzgar el Señor cuando venga en su gloria (Mt 25,31-46).
Los protestantes proclaman la doctrina de la “sola fe” apoyándose en la cita de Rom 3,28: «Porque
nosotros estimamos que el hombre es justi cado por la fe, sin las obras de la Ley». Con base en
este texto, los protestantes interpretaron que las obras buenas carecen de sentido. Hay que aclarar
que San Pablo se re ere a las obras de la ley, es decir, a la circuncisión, la observancia del sábado,
los ritos de puri cación, etc. Por el contrario, la Iglesia Católica, apoyada en la Escritura, ha
enseñado siempre que las obras buenas son necesarias para la salvación del hombre:
Sant 2,17: “Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente
muerta”.
Ap 20,13: “El mar devolvió a los muertos que guardaba: la Muerte y el Abismo hicieron lo mismo, y
Mt 25,31-46: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
Las Imágenes
El protestantismo se apoya en Ex 20,4 para a rmar que Dios prohibió la elaboración de imágenes:
“No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo
en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra». Si interpretamos de manera literal este
texto bíblico, nos daríamos cuenta que nadie lo ha cumplido jamás; pues siendo así, no podríamos
tener ni billetes, ni fotos, ni esculturas de nada ni de nadie. Cosa que ni los mismos protestantes han
cumplido.
Ni siquiera el mismo Dios hubiese cumplido con lo mandado, pues, unos pasajes más adelante
Ex 25,18: “Harás, además, dos querubines de oro macizo; los harás en los dos extremos del
propiciatorio”.
Ex 26,31: “Harás un velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino no torzal; bordarás en él
unos querubines”.
Dios no se puede contradecir, no puede prohibir las imágenes y luego mandar a Moisés que haga
imágenes para su morada. Entonces, si se lee el texto en su verdadero contexto nos daremos
cuenta que el texto prohíbe la idolatría, no las imágenes como tal. También a Salomón, cuando está
construyendo el templo, el que será su morada entre los hombres, le manda hacer imágenes:
1 Rey 6,23: “En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía cinco
metros de altura”.
1 Rey 7,29: “sobre esos paneles había guras de leones, de toros y de querubines, y lo mismo sobre
el armazón. Tanto arriba como abajo de los leones y toros había unos adornos en bajorrelieve”.
Hoy en día es difícil encontrar a alguien que adore una imagen y sin embargo, nos encontramos en
el siglo de mayor idolatría que ha existido en la historia de la humanidad; hoy se adora al dinero, al
sexo, al placer, al cuerpo, etc. Recordemos, además, que el mismo Dios hace imágenes ¿Acaso el
género humano no fue creado a su imagen y semejanza? ¿No es el mismo Jesús imagen visible del
Dios invisible?
Los católicos tenemos imágenes porque nuestro Dios es “persona” y no un ser cósmico o una
energía -como lo profesa la nueva era-; así pues, las imágenes nos dan una idea de un Ser concreto
y no de un “ente energético”.
“Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para el que no sabe. Lo que se enseña
con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. ¡Las imágenes son el catecismo de los que no
PRÁCTICA
Repasaré esta lección sobre apologética y haré un resumen en una cha con las citas bíblicas, para
[1] TAMAYO, Wilson. Iglesia Católica Dulce hogar. 4 ed. Medellín: Prográ cas, 2006. P. 83.