El Texto y La Tipología Textual La Narración
El Texto y La Tipología Textual La Narración
El Texto y La Tipología Textual La Narración
Para Adultos
(UAPA)
Asignatura:
Español II
Tema:
Facilitador (a):
Participantes/matriculas:
Fecha:
Estructura de la narración:
2. Describe los tres elementos básicos que constituyen la estructura del texto.
Los tres elementos básicos que contribuyen la estructura del texto son:
Introducción, Desarrollo y Desenlace.
1. Introducción o planteamiento
Sirve para introducir los personajes. Nos presenta una situación inicial,
un conflicto que les sucede a unos personajes en un tiempo y en un
lugar determinado.
2. Desarrollo
3. Desenlace o Conclusión
El Sr. Daniel Cassany nos ofrece algunos consejos para ser eficientes al momento
de escribir frases que son:
1- ¡Tener cuidado con las frases largas! Vigilar las que tengan más de 30 palabras.
Comprobar que se lean fácilmente.
3- Sitúa los incisos en la posición más oportuna: que no separen las palabras que
están relacionadas.
Ellos tienen la función de hacer evidente el punto de vista que sustentan en base a
ejemplificación, comparaciones, contrastes, objeciones, justificaciones o cualquier
otra función.
Los ordenadores textuales son en realidad perífrasis conectivas que funciona como
enlace y muestran el orden lógico que existe entre diferentes partes del discurso.
Comienzo de discurso. Ante todo, primeramente, para comenzar.
Transición. Por otro lado, por otra parte, a continuación.
Digresión. Por cierto, a propósito.
Temporales. Después, más adelante, luego.
Autocorrección. Mejor dicho, en otro términos.
Cierre de discurso. En fin, por último.
La prosa está escrita de forma natural, mientras que en el verso debe cumplir
ciertas medidas y cadencia.
La prosa no necesariamente debe rimar, mientras que en el verso la rima es
fundamental.
En la prosa no hay métrica, en cambio en los versos se toma en cuenta la
cantidad de silabas de cada frase.
7. Explica cuál es la función del narrador y define los tipos más usuales.
La función del narrador, es la persona que narra la historia suele no ser el autor sino
un personaje ficticio, tan ficticio como la obra misma.
12. Menciona los tipos de narradores, las etapas y las leyes de la narración.
Hoy en día, en el trajín de la vida moderna, hemos dejado un poco la vieja costumbre
leer en nuestros ratos de ocio. La opción de la televisión como entretenimiento que
apenas demanda esfuerzo intelectual, es uno de los factores que originan esta dejadez.
No se trata en este caso de leer para informarnos, no; sino de leer simplemente como
entretenimiento. Cuando dedicamos un rato de nuestro tiempo libre a leer piezas
literarias, el cerebro trabaja al mismo tiempo que se divierte. Es cierto que resulta
más fácil buscar entretenimientos que no le exigen nada al intelecto como ver una
película, una telenovela, un juego de pelota… pero ahí está el problema: no activa las
neuronas del cerebro; y como este tipo de programa suele traer consigo mucha
violencia, en lugar de distraernos terminamos estresados.
(Versión libre del texto de Rolando Sifuentes, rescatado el 18 de mayo del 2012
en http://www.123people.es/s/rolando+sifuentes)
1. ¿Cuál es el propósito o intención comunicativa del autor de este texto?
En esta parte del texto el autor lo que quieres significar es de que debemos
ejercitar el cerebro con la lectura. Para que igual que los músculos del cuerpo no
se atrofie por falta de ejercicio.
Introducción
Hoy en día, en el trajín de la vida moderna, hemos dejado un poco la vieja
costumbre leer en nuestros ratos de ocio. La opción de la televisión como
entretenimiento que apenas demanda esfuerzo intelectual, es uno de los
factores que originan esta dejadez.
Desarrollo
Estudios clínicos han demostrado que, así como nuestro cuerpo necesita
ejercicio para flexibilizar los músculos y evitar que se atrofien, el cerebro
necesita también hacer gimnasia para que no le suceda lo mismo. Las células
del cerebro se activan cuando la imaginación del lector se despierta ante el
estímulo que supone el contacto con creaciones literarias, bien en la forma de
poemas, bien a través de cuentos, novelas o ensayos.
No se trata en este caso de leer para informarnos, no; sino de leer simplemente
como entretenimiento. Cuando dedicamos un rato de nuestro tiempo libre a leer
piezas literarias, el cerebro trabaja al mismo tiempo que se divierte. Es cierto
que resulta más fácil buscar entretenimientos que no le exigen nada al intelecto
como ver una película, una telenovela, un juego de pelota… pero ahí está el
problema: no activa las neuronas del cerebro; y como este tipo de programa
suele traer consigo mucha violencia, en lugar de distraernos terminamos
estresados.
Conclusión
En una conferencia magistral sobre el tema La literatura y la vida, el laureado
escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de literatura 2010, manifestó
que “la ficción no existe para investigar un área determinada de la vida, sino
para enriquecer imaginariamente la vida”, lo que viene a corroborar desde el
punto de vista de un literato lo que la ciencia está descubriendo en su propio
campo.
En suma, no es que propugne por evitar la televisión u otros tipos de
entretenimientos, lo que sí aconsejo es que se dediquen unas cuantas horas a la
semana a leer obras de ficción tales como cuentos, novelas, poesías, para
mantener la mente ágil y en forma.
Aprender a pensar
‘El señor Whitson nos enseñaba ciencias naturales en sexto año de primaria. El primer
día de clases, su exposición trató de una criatura llamada gatiguampo, animal nocturno
y mal adaptado al medio biológico, que se extinguió durante la Era de las Glaciaciones.
El maestro hizo pasar un cráneo de mano en mano, mientras explicaba el tema. Todos
tomamos notas y, más tarde, contestamos un cuestionario sobre esa lección.
Cuando me devolvió mi prueba me quedé boquiabierto: una enorme equis roja tachaba
cada una de mis respuestas. ¡Estaba reprobado! ¡Debía de haber algún error! Había
repetido al pie de la letra las palabras del maestro. Inmediatamente supe que toda la
clase había salido reprobada. ¿Qué había ocurrido?
Muy sencillo, nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del
gatiguampo. Jamás había existido tal especie. Por lo tanto, cada uno de los datos de
nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por contestar
falsedades?
Huelga decir que nos pusimos furiosos. ¿Qué clase de prueba era esa? ¿Y qué clase
de maestro era éste?
El señor Whitson agregó que esperaba que hubiéramos aprendido algo de esa
experiencia: los maestros y los libros de texto no son infalibles. Y nadie lo es. Nos
recomendó no permitir que nuestras mentes se adormecieran y tener siempre la
disposición de hacer una investigación por nuestra propia cuenta. Y cuando estemos
seguros, después de habernos documentado, tener el valor expresar nuestra
inconformidad si el maestro o el libro de texto nos parecen errados.
Cada lección del señor Whitson constituía una aventura. Todavía hoy recuerdo, casi de
principio a fin, algunas de sus disertaciones. Un día nos dijo que su Volkswagen era un
organismo viviente. Tardamos dos días en armar una refutación que le pareciera
aceptable. No se dio por satisfecho hasta que le demostramos no sólo que sabíamos lo
que era un organismo viviente, sino también que teníamos la entereza de defender la
verdad.
No he realizado ningún gran descubrimiento científico, pero las lecciones del señor
Whitson nos infundieron a mí y a mis compañeros algo igualmente importante: el valor
civil de mirar a las personas en la cara y decirles que están en un error cuando nos
hemos informado convenientemente acerca del asunto. También nos enseñó que esta
actitud puede ser divertida, pero sobretodo, resulta provechosa.
Ejercicios
1. ¿Te parece adecuado el título del texto? ¿Por qué?
Sí, porque va de acuerdo a el sentido del texto. Por qué en cierto aspecto nos
enseña que es necesario analizar bien e investigar, porque el conocimiento que
tengamos, es el que nos dará las llaves de nuestro éxito.
1.- Prosopografía Mariana se presentó. Es una joven diminuta con una mata de
pelo negro que parece envolverla toda. Delgada y de buena figura, exhibe sin
rubor ese bronceado que toma horas y horas tendida en una playa.
5.- Etopeya Era el referente de la elegancia, siempre tan juicioso que incluso
aquellos que llevaban más años en el mundo financiero sentían por él un gran
respeto. Sí, era un hombre afortunado.
ADELANTE