Examen Final de Religion

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EXAMEN FINAL DE RELIGION

PRESENTADO A: LEONARDO DIAZ

PRESENTADO POR: KHARLA BRIEVAS

GRADO: 11-1

INSTITUCION EDUCATIVA DISTRITAL HUGO J. BERMUDEZ

SANTA MARTA/MAGDALENA
2021
Actividad: ¿Qué aporta la Doctrina Social de la Iglesia
nuestro Mundo?
Trabajo: Artículo de Investigación

Introducción

El siente trabajo tiene como fin dar a conocer ¿Que aparta la doctrina social de la iglesia a nuestro
mundo?

Tema: ¿Qué aporta la Doctrina Social de la Iglesia nuestro Mundo?

Desarrollo de la Actividad: Hacer una investigación sobre los aportes de la Doctrina Social de la
Iglesia,
Releyendo el trabajo de las guías anteriores y desarrollando los siguientes aspectos:
La doctrina social de la Iglesia es aquella enseñanza que nace del diálogo entre el Evangelio y la vida
económica social de los pueblos.
Esa doctrina busca iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan los pastores de la Iglesia
Católica para orientar en estas materias.

La doctrina social de la Iglesia tiene como centro la dignidad de la persona humana y busca en todo
momento defenderla y dar principios que ayuden a su crecimiento, a su desarrollo.

Hay siete principios, siete criterios que son muy claros y yo quisiera recordarlos hoy, como de un
golpe. Son ellos los ejes claves de esta doctrina y son los ejes también para poder ayudar a todo ser
humano a crecer, desarrollarse y progresar, como debe ser. Esos siete principios son los siguientes:

1. El principio del bien común.

2. El destino universal de los bienes.


3. El principio de subsidiaridad.

4. El principio de participación.

5. El principio de solidaridad.

6. El principio de los valores,


Fundamentalmente estos cuatro: la
Verdad, la libertad, la justicia, el amor.

7. Finalmente, este último, el amor, es el valor principal, porque ha de ser el que dé UNIDAD a los
demás valores.

Los vemos así en su conjunto porque nos iluminan; pero yo quisiera volver la mirada sobre cada uno
de ellos. Pero recordemos que para la doctrina de la Iglesia, la enseñanza de la Iglesia, para
Jesucristo, como también para todo lo que es la filosofía humanista, lo principal es la persona
humana, su dignidad; y todo lo demás ha de converger a la ayuda, al apoyo, al progreso de todo ser
humano y de todos los seres humanos.

● El principio del valor del amor.

● El principio de la solidaridad.

● El principio de la participación.

● El principio de la subsidiariedad.

● El principio del bien común.

1. Una concepción del hombre fundada en:


• El principio de dignidad de cada ser humano.
Es un valor fundamental e inalterable, aún y cuando puede ser interpretado por la persona de
manera diversa, su fundamento radica en que todo ser con capacidad para razonar y decidir se hace
acreedor a ella, es decir, a todo ser humano le corresponde.

• La igualdad de los hombres y mujeres.

La igualdad entre mujeres y hombres es una cuestión de derechos humanos y una condición de
justicia social; es también una cuestión básica, indispensable y fundamental para la igualdad entre
las personas, para el desarrollo y la paz.

• Los derechos inalienables del hombre

Son aquellos considerados como fundamentales; los cuales no pueden ser legítimamente negados a
una persona. Ningún gobierno o autoridad tiene competencia para negarlos, ya que forman parte de
la esencia de la persona. Los derechos humanos son derechos inalienables.

• El hombre como sujeto y nunca como objeto

Por sujeto hoy se entiende al hombre, que obra y conoce activamente, está dotado de conciencia y
voluntad; por objeto, lo dado en el conocimiento o aquello hacia lo que está orientada la actividad
cognoscente u otra actividad del sujeto.

2. Una concepción de la economía social basada en la búsqueda del crecimiento, desarrollo y


Progreso del ser humano, bajo los principios de:
• El principio del valor del amor.

Podemos hablar y tocar temáticas como esta: el bien común, el destino universal de los bienes, la
participación, la solidaridad, los valores de la verdad, la justicia y la libertad. Pero tenemos que decir
que el vínculo que une todo esto es el amor. Sin amor, nosotros no podremos llegar a eso que
deseamos: a una mayor distribución de las riquezas, a un mundo donde impere la verdad, la justicia,
la libertad; donde los bienes realmente sean comunes, donde se busque el bien común.
No podemos pedirles a los políticos que se preocupen de buscar los intereses del pueblo dominicano
y no sus propios intereses, si ellos no tienen amor. Se lo podemos pedir en nombre de la justicia, en
nombre del respeto a los demás; el amor es necesario para todo ello. Podemos pedirle a un juez que
haga la justicia, pero si ese juez no respeta a la persona humana, si ese juez no ama al ser humano y
no ama a los dominicanos, será injusto. Los valores que nosotros necesitamos poner en práctica, y
son necesarios todos, necesitan un fundamento, un guía, que es el amor. Por eso, el progreso de los
pueblos, el bienestar de los pueblos, la mejor distribución de las riquezas, todo aquello que nosotros
deseamos no se dará en efecto y en verdad, si los seres humanos son egoístas. De ahí que el camino
del amor, la vía del amor, es y seguirá siendo el camino del desarrollo de los pueblos, del respeto a
las personas y de los derechos humanos.

• El principio de la solidaridad.

La solidaridad es uno de los grandes principios, o si se quiere, uno de los grandes valores que más se
trata en el mundo de hoy. Hemos venido muchas veces sobre esta temática y hay que volver
continuamente sobre ella. La solidaridad nos está mostrando a nosotros como la humanidad es una
y cómo tiene que apoyarse mutuamente. La solidaridad que nos mueve a nosotros a vernos como
sólidos en uno nos indica que los pueblos no pueden existir si no son solidarios entre sí y que la
humanidad también es así, y esto se ve de una manera muy clara en las crisis y en los problemas.
Somos solidarios, hemos de ser solidarios, queramos o no queramos, pero hemos de hacerlo de
manera consciente.
Los países más ricos tienen necesidad de ser solidarios con los demás y los Países pobres también
han de tomar conciencia sobre esto. El Amazonas no pertenece ya a Brasil o a los países del Cono
Sur, es un bien de toda la humanidad, porque lo que pasa allí afecta a la humanidad. Somos
solidarios, y los seres humanos somos como un racimo de guineos: o caminamos juntos o nosotros
perecemos, pero hemos de estar juntos. El principio, el criterio, el valor de la solidaridad es temática
sobre la que hay que pensar y volver una y otra vez porque no solamente se ha de esperar
solidaridad de los demás, sino que cada uno de nosotros ha de poner su granito de arena en el
camino y en la construcción de un mundo solidario.

• El principio de la participación.

Otro principio claro en la doctrina social de la Iglesia es el principio de la participación. Es un tema


sobre el que nosotros volvemos una y otra vez. La participación, como algo inherente al ser humano,
hace parte de nuestra existencia.
Nosotros queremos participar y esa participación nos hace mostrar a nosotros un deber, el deber
que tenemos todos los seres humanos de participar en la vida, en el desarrollo, en el progreso de los
pueblos.
Por eso, una persona que no participa en los gastos de un pueblo, con sus impuestos, es una persona
que no está cumpliendo con su deber. Una persona que no participa en las elecciones, por ejemplo,
es una persona que se siente limitada en lo que es su derecho de participar en la elección de
aquellos que lo dirigen. Esta dimensión de la participación muestra un derecho, pero también
muestra un deber. Derecho y deber, el derecho de participar y el deber de participar. Por eso,
cuando las personas no pueden participar todo lo que pueden en la vida nacional, se sienten
limitadas.
Las dictaduras limitan la participación, pero también la participación se vuelve un desorden cuando
no es regulada.
Volvamos una y otra vez la mente sobre la participación, sobre nuestro deber de participar en la vida
familiar, en la vida social, en la vida del barrio, en la vida nacional, en la vida internacional. Pensemos
en la participación, como un derecho y un deber.

• El principio de la subsidiariedad.

En la búsqueda del progreso y el desarrollo de toda persona humana, de todo ser humano, de su
dignidad, hay un principio que no se tiene muchas veces en cuenta y que hay que recordarlo
también con frecuencia y volver el pensamiento y la mirada hacia él. Es el principio de la
subsidiaridad, palabra que no es fácil de pronunciar, pero que es sumamente importante. Nosotros
los seres humanos debemos producir lo que nosotros debemos producir. Cada ser humano tiene una
responsabilidad, ante sí mismo y ante los demás, como cada grupo, como cada sociedad, pero hay
limitaciones que nosotros tenemos, y es ahí donde se necesita el apoyo subsidiario.
Venir en apoyo de las familias que no pueden alcanzar las metas que deben alcanzar, de los
individuos, de las personas, de los grupos, sean estos los que sean. Por eso, el Estado tiene la
responsabilidad de cuidar, de velar para que cada uno de nosotros haga lo que tenga que hacer,
pero que podamos recibir también el apoyo en aquello que nosotros no podamos hacer. Ese
principio de subsidiaridad ayuda a que los pueblos puedan progresar y los grupos puedan avanzar. Y
esto hay que decirlo no solamente a nivel nacional, hay que decirlo, también, a nivel universal: nos
hemos de acompañar mutuamente los pueblos, y aunque esto no lo pidiera Dios, ni lo pidiera la
doctrina social de la Iglesia, lo pide el sentido común y lo pide la razón. Se ha de apoyar a todo aquel
que no puede dar todo lo que él quisiera o pudiera dar.
• El principio del bien común.

El principio o el criterio del bien común es un principio fundamental en lo que es la vida humana y en
lo que son las relaciones de los seres humanos. Para la doctrina social de la Iglesia el principio del
bien común es el primero de todos los principios: todos los bienes que existen son bienes para todos
los seres humanos.
La concepción es clara: Dios creó todo lo que existe para todos los seres humanos, no para una sola
persona. De ahí que el principio del bien común quiere mirar no solamente a un individuo sino a
todos los individuos, no a una persona sino a todas las personas.
Por eso, este principio del bien común es una tarea que nos compete a todos, y de ahí que los bienes
que existen sobre la tierra han de llegar a todos los seres humanos. Para nosotros, es un criterio que
tiene que estar siempre claro y es el criterio que se exige en la conducción de la vida política; por
eso, un político es aquel que debe trabajar el bien común y colige con ese principio cuando busca sus
propios intereses, sus propios bienes o el bien particular; y los bienes que hay en una nación, si los
miramos bien, son para todos y por eso se busca que haya una igualdad en la repartición de los
bienes.
Reflexionar una y otra vez sobre el bien común nos coloca y nos sitúa en un principio clave en el
desarrollo y en el progreso de todo ser humano y de todos los seres humanos.

La finalidad de la Doctrina Social de la Iglesia no es intelectual. Es una manera práctica y personal de


destacar la
Dignidad del hombre. Su finalidad es la promoción y liberación integral de las personas,
reconociéndolas como
Hijos de Dios.

BIBLIOGRAFÍA MELANI CAMPO CASTRO

Extensión: 8 a 10 páginas tamaño carta en el desarrollo del trabajo, puede ser a mano o escrito en
un Documento de Word.
Tipo de letra: Calibrí 11.
Interlineado: Espacio y medio.
Partes del trabajo:
• Portada
• Partes del trabajo o índice
• Introducción
• Cuerpo del trabajo donde desarrolles los aspectos antes anotados
• Conclusiones
• Bibliografía

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