Qué es el control de convencionalidad.
Origen y evolución del control de convencionalidad
Fallos de la Corte interamericana sobre el control de convencionalidad
y Fundento internacional y nacional de Guatemala del control de Convencionalidad
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Fallos de la Corte interamericana sobre el control de convencionalidad
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Fallos de la Corte interamericana sobre el control de convencionalidad
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Concepto, origen y/o evolución del control de constitucionalidad
El control de Convencionalidad y conocimientos generales
De manera general, en una primera aproximación puede decirse que: el Control de Convencionalidad se trata del ejercicio del mandato que la Convención Americana sobre Derechos Humanos les otorga a los dos órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (la Comisión y la Corte) para interpretarla y aplicarla en el marco del sistema de peticiones y casos individuales. Por otro lado, puede referirse que el término: Control de Convencionalidad se utiliza para referirse a la obligación de todo Estado parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos consistente en aplicar dicho tratado, y la jurisprudencia de la Corte sobre el mismo, en su derecho interno. En concreto, es importante señalar que el control de convencionalidad es un mecanismo o garantía que surge en el seno de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta tiene como objeto velar porque el Pacto de San José sea aplicado de manera efectiva a lo interno de los Estados que lo han ratificado. Asimismo, se revela que el control de convencionalidad es una “consecuencia directa del deber de los Estados de tomar todas las medidas que sean necesarias para que los tratados internacionales que han firmado se apliquen cabalmente”
Definición del Control de Convencionalidad
El concepto del Control de Convencionalidad es término que aún no se define claramente, por qué aún se encuentra desarrollándose y perfeccionándose por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, en aras de intentar definir dicho mecanismo se obtuvieron las siguientes definiciones: Carlos Hitters señala que: “El Control de Convencionalidad es el mecanismo que debe ser llevado a cabo, primero por los cuerpos judiciales domésticos, haciendo una ‘comparación’ entre el derecho local y supranacional (de los Derechos Humanos), a fin de velar por el efecto útil de los instrumentos internacionales, que surjan de los Tratados o de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; y luego esta tarea debe ser ejercida por Tribunal regional si es que el caso llega a sus estrados. (Hitters, 2009, págs. 123-124) Ibañez por su parte señala que el Control de Convencionalidad se refiere “la obligación de todo Estado parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos consistente en aplicar dicho tratado, y la jurisprudencia de la Corte sobre el mismo, en su derecho interno” (Ibañez Rivas, 2017, pág. 1) También puede apuntarse que el Control de Convencionalidad es “una institución que se utiliza para aplicar el derecho internacional, principalmente el derecho internacional de los derechos humanos, y específicamente la Convención Americana y sus fuentes, incluyendo la jurisprudencia del Tribunal Interamericano”. (Ferrer Mac- Grecor & Martínez Ramirez, 2014, pág. 233)
Origen y evolución del control de convencionalidad
Como primer antecedente, se tiene que el Magistrado Sergio García Ramírez, ex Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos -en adelante Corte IDH o Tribunal Interamericano- en su voto concurrente razonado proferido en la sentencia del Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala57, utilizó por primera vez en el alto Tribunal Interamericano la expresión denominada “control de convencionalidad”, y al respecto manifestó: “…No es posible seccionar internacionalmente al Estado, obligar ante la Corte sólo a uno o algunos de sus órganos, entregar a estos la representación del Estado en el juicio –sin que esa representación repercuta sobre el Estado en su conjunto- y sustraer a otros de este régimen convencional de responsabilidad, dejando sus actuaciones fuera del “control de convencionalidad” que trae consigo la jurisdicción de la Corte Internacional.” Es a partir de este momento en que se inicia a utilizar el término “control de convencionalidad”, al que posteriormente le siguieron varios fallos en el mismo sentido, y finalmente dio lugar a que se consolidara como control de convencionalidad. Siguiendo la misma línea jurídica, el 07 de diciembre del año 2004, en el Caso Tibi vs. Ecuador, el mencionado magistrado nuevamente vuelve a sostener que la tarea de los jueces trasnacionales se asemeja a la de los Tribunales Constitucionales, ya que estos últimos inspeccionan los actos impugnados- disposiciones de alcance general- a la luz de las reglas, los principios y valores de las leyes fundamentales, indicado además que: “La Corte Interamericana, por su parte, analiza los actos que llegan a su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los tratados en los que funda su competencia contenciosa. Dicho de otra manera, si los tribunales constitucionales controlan la ´constitucionalidad´, el tribunal internacional de derechos humanos resuelve acerca de la ´convencionalidad´ de esos actos.” En el Caso Raxcacó Reyes vs. Guatemala61, la Corte Interamericana llevó a cabo el “control de convencionalidad” entre el Pacto de San José y el Código Penal de Guatemala y consideró que el Código Penal infringía los postulados de dicho Pacto, por lo que dispuso que el Estado de Guatemala debía modificar la norma punitiva que permite la pena de muerte en determinadas circunstancias, y que mientras no cumpliere con tal mandato jurisdiccional “El Estado deberá abstenerse de dictar la pena de muerte y ejecutar a los condenados por el delito de plagio y secuestro (…)”. En el voto razonado elaborado en el Caso López Álvarez vs. Honduras64, al analizar la duración razonable del proceso penal, de nuevo el Juez García Ramírez indicó que el Tribunal Interamericano es el “órgano que debe de verificar la compatibilidad entre la conducta del Estado y las disposiciones de la Convención -es decir, el órgano que practica el control de convencionalidad-, debe de explorar las circunstancias de jure y de facto del caso.” En el Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, la Corte Interamericana “en pleno” se ocupó de la figura del control de convencionalidad -haciendo una referencia exclusiva a los delitos de lesa humanidad-, y para tal efecto sostuvo que: “La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley, y por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando el Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar para que los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde su inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de ´control de convencionalidad´ entre las normas jurídicas internas que aplican a los casos concretos y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención”. Posteriormente, en el voto razonado pronunciado en el Caso Vargas Areco vs. Paraguay, el ex magistrado García Ramírez precisó que el Tribunal Interamericano “tiene a su cargo el ´control de convencionalidad´ fundado en la confrontación entre el hecho realizado y las normas de la Convención Americana”, pudiendo “confrontar los hechos internos -leyes, actos administrativos, resoluciones jurisdiccionales, por ejemplo- con las normas de la Convención y resolver si existe congruencia entre aquellos y estas, para determinar, sobre esa base, si aparece la responsabilidad internacional del Estado por incumplimiento de sus obligaciones de la misma naturaleza.” En el Caso de los Trabajadores Cesados del Congreso vs. Perú, el 24 de noviembre de 2006, todos los jueces del Tribunal Interamericano abordaron la cuestión del control de convencionalidad.71 Posteriormente, el Juez Cançado Trindade añadió conceptos en el mismo asunto cuando se ocupó de la solicitud de interpretación de la sentencia. En el caso citado, la Corte no se refirió a “una especie” de control, sino que directamente lo calificó como “control de convencionalidad”, lo cual hace presumir que la terminología utilizada quedó a partir de ese momento configurada. En el Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México80, la Corte introduce nuevas disposiciones del control de convencionalidad que deben ejercer las jurisdicciones nacionales. Al respecto se indicó: “Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente que las autoridades internas están sujetas al imperio de la ley y, por ello, están obligadas a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención Americana, todos sus órganos, incluido sus jueces, también está sometidos a aquél, lo cual les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin. Los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la obligación de ejercer ex officio un ´control de convencionalidad´ entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, los jueces y órganos judiciales vinculados a la administración de justicia deben tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.”
Con la jurisprudencia emitida por la Corte IDH que anteriormente ha sido
expuesta, se aprecia el desarrollo progresivo y cronológico que ha ido teniendo el control de convencionalidad, que poco a poco fue manifestándose en las sentencias proferidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por primera vez con el voto razonado concurrente del juez Sergio García Ramírez en la sentencia Myrna Mack vs. Guatemala, y que simultáneamente fue propagándose ya en el pleno del Tribunal Interamericano.
Fundamento jurídico en el derecho interno guatemalteco y/o normas
internacionales del control de convencionalidad Aunque el sustento legal del Control de Convencionalidad se encuentre en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, puede afirmarse que existe fundamento jurídico en el que se puede situar la génesis jurídica del Control de Convencionalidad. Primeramente, puede afirmarse que el primer amparo legal en el ejercicio del control de convencionalidad está en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En dicho Pacto se encuentra fundamento en los artículos 1, 2 y 62 inciso 1º . El artículo primero citado impone un deber esencial a los Estados que han ratificado el Pacto de San José, este es, el compromiso de respetar los derechos y libertades reconocidos en dicho pacto, así como garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna. Empero, dicho compromiso no es solamente de respeto, sino que va más allá, porque exige voluntad política por parte del Estado para hacer efectivo el cumplimiento de tal pacto. De esa cuenta es que exige que los Estados Partes del Pacto se comprometan a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de la Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades ahí regulados. En otras palabras, cuando la Convención Americana exige la adecuación de los actos y la legislación interna a las disposiciones de esta, está requiriendo que dichos Estados realcen un efectivo control de convencionalidad. Finalmente, el último de los artículos señalados indica que cuando el Estado incumpla con los deberes anteriores, será la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que realice el control de convencionalidad a través de un proceso contenciosos que se seguirá en contra del Estado para verificar si éste menoscabo o no los efectos útiles de la Convención Americana de Derechos Humanos.
También, se puede citar el Convenio de Viena sobre el Derecho de los
Tratados como fundamento jurídico del Control de Convencionalidad. En este tratado se encuentran los siguientes principios pilares esenciales de dicho control: Pacta sunt servanda. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe. (Convención de Viena, Artículo 26) El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46. (Convención de Viena, Artículo 27)
Ambos artículos, aunque provienen del Derecho Internacional Público,
respaldan la génesis jurídica del Control de Convencionalidad, por lo siguiente: En el momento que el Estado de Guatemala (así como otros Estados) tomó la decisión de ratificar y aprobar en el año de 1978 la Convención Americana sobre Derechos Humanos (entre otros Convenios y Tratados) se obligó al cumplir el Pacto de buena fe, es decir que lo acordado en el tratado debe ser fielmente cumplido por el Estado de Guatemala según lo pactado. De no respetarse tales acuerdos y pactos adquiridos interviene la Corte Interamericana de Derechos Humanos por medio de su jurisdicción contenciosa para obligar al Estado al cumplimiento de lo acordado.
El fundamento que obliga al Estado de Guatemala a aplicar el Control de
Convencionalidad, así como el mismo fundamento del control de convencionalidad. 1. El fundamento está en el derecho interno y señala como asidero jurídico- legal los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 44, 46 y 204 de la Constitución Política de la República de Guatemala, así como el artículo 20 del Código de Trabajo. 2. Asimismo el soporte jurídico está en la Convención Americana y en la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es decir, que el fundamento que obliga al Estado de Guatemala a aplicar el Control de Convencionalidad está en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, específicamente, en el Pacto de San José de Costa Rica artículos 1, 2 y 25 y en los distintos fallos jurisprudenciales de la Corte Interamericana, como se viene indicando.
El Control de La Convencionalidad Es Consecuencia Directa Del Deber de Los Estados de Tomar Las Medidas Que Sean Necesarias para Que Los Tratados Internacionales Que Han Firmado Se Apliquen Cabalment