Tarea 6 - Macro, Micro y Superestructura Textual
Tarea 6 - Macro, Micro y Superestructura Textual
Tarea 6 - Macro, Micro y Superestructura Textual
Integrantes:
Gaytan Carrillo Citlali
González Trejo Oscar Joahan
Vite Diaz Vania del Rosario
La macroestructura textual es el conjunto de ideas organizadas de forma coherente y jerárquica que están
presentes en un texto para exponer una idea de manera clara y concisa. Se refiere directamente a la armonía
intrínseca necesaria entre los elementos que conforman el argumento escrito.
Según la macroestructura textual, los componentes activos de un texto deben interrelacionarse entre sí de
manera coherente. Cuando los enlaces que se producen entre las distintas ideas que conforman un texto
funcionan óptimamente, potencian el poder del tema y logran comunicar en pleno las ideas.
El término macroestructura textual fue presentado en el ámbito lingüístico por el filólogo Teun Adrianus van
Dijk. Este investigador de las letras buscaba dar una explicación al fenómeno semántico en el contenido de los
textos, y cómo estos se organizan para emitir fidedignamente un discurso determinado. Puede presentar cierto
grado de ambigüedad al ser estudiada. Por una parte, se trata del plano global del texto, de cómo debe
encaminarse al entendimiento colectivo, y por otra parte se refiere a los sucesos que acontecen en las subpartes
que conforman dicho texto.
Características.
La macroestructura textual está supeditada a una estructura mayor a ella llamada superestructura. Esta
estructura permite esquematizar el contenido de las macroestructuras.
Además de esquematizar a las macroestructuras, la superestructura permite detectar si hace falta algo para
terminar de concretar el mensaje.
Esto se logra porque esta estructura permite evaluar el nivel de cohesión y relación lógica entre las distintas
macroestructuras que la conforman.
Responde a generalidades
Las macroestructuras y superestructuras guardan algo en común: no se supeditan a pequeños sucesos de los
enunciados, sino que responden a las ideas generales de estos. El todo representa más que la suma de sus partes.
Según Teun van Dijk, esto se debe a que el común de los individuos en las sociedades se enfoca en las
consecuencias de un hecho más que en lo que ocurre antes de estas.
Por ejemplo: la mayoría de la gente espera los resultados de un partido de fútbol, y hablan más de cómo terminó
todo que de cómo se llegó allí.
Según como se mire, una macroestructura puede tener carácter microestructural. Esto se da cuando, dentro de
una argumentación, hay un párrafo que pertenece a otra estructura mayor que este y esa estructura mayor no
llega a ser la superestructura.
Ahora bien, si estudiamos por separado ese párrafo que estaba supeditado a otra idea superior, por sí mismo es
una macroestructura. Acá se puede apreciar un poco la ambigüedad de las macroestructuras y de cómo se
construyen entre sí.
Diferencia y jerarquiza
Da prioridades a las ideas según su importancia, según el mensaje que van a transmitir. Al hacer esto, las
macroestructuras permiten percibir de manera clara las ideas globales, porque organizan de forma eficaz los
contenidos para ser más digeribles. Esto da coherencia al texto y garantiza la continuidad temática.
Cuando se interviene un texto con el objetivo de darle claridad bajo las percepciones organizativas de una
macroestructura textual, se aprecian de otra manera los contenidos. Se quita lo que sobra, lo que no permite
dilucidar las ideas principales y secundarias.
Al hacer esta limpieza se percibe claramente lo que se quiere transmitir. Acá se cumple el dicho “divide y
vencerás”. La fragmentación de los enunciados aclara el entendimiento e ilustra sobre lo realmente importante
de un tema.
La macroestructura, cuando es comprendida y aplicada de forma correcta, permite una apreciación global de un
contenido, logrando que este sea entendido de forma precisa por los hablantes.
Al eliminar el ruido del medio (entiéndase como todo aquello que dificulta el entendimiento), el hecho
comunicacional surge. La macroestructura es una herramienta eficaz para transmitir un mensaje de forma
masiva.
Esta característica particular es la que permite que los textos tomen fuerza y significación. Es obligatorio que las
macroestructuras presentes en un escrito guarden relación, de manera tal que, leyendo una parte del todo, se
obtenga un contexto que incluye al resto.
Si parte de los eventos que se plasman en una macroestructura textual no guardan relación con la idea principal,
se rompe la coherencia. Al no hilvanarse los sucesos que se muestran con el argumento global, no hay mensaje
claro, no hay transmisión de información ni conocimiento eficaz.
Cada macroestructura textual necesita contar con los siguientes elementos para poder funcionar dentro del todo
comunicacional al cual pertenece:
Referente
Esto se refiere a de qué trata el plan global; en torno a este referente giran todas las demás macroestructuras.
Como es bien sabido, a cada macroestructura le corresponde añadir un tópico al texto que permita reforzar la
idea general.
Ejemplo
Acá empiezan a entrar en juego cada uno de los elementos que versan sobre el referente principal, que
enriquecen su apreciación y que contextualizan al hablante.
Es importante tomar en cuenta componentes llamativos y relevantes que atrapen al lector y dejen un aprendizaje
significativo.
Ejemplo
“La décima espinela fue llamada así por Lope de Vega, quien al leerla por vez primera quedó impactado. El
afamado escritor, en su éxtasis ante lo apreciado en los poemas, dijo (parafraseo): “La décima ya no se llamará
décima, sino que ha de llamarse “espinela”, porque ha sido Espinel quien le dio su mayor esplendor”.
Acá se tratan sucesos que realcen los aspectos del referente, que le den fuerza. Como no son argumentos
principales, se les da ese nombre.
Es significativo tener en cuenta que el hecho de no ocupar un primer sitial no implica que se puedan obviar.
Todo aquello que potencie el valor comunicativo del texto tiene cabida.
Ejemplo
“Algo interesante de esto es que Espinel nunca se enteró de lo que dijo Lope de Vega; de hecho, murió sin
imaginar que su variante de la conocida décima iba a tener tanto impacto”.
Importancia
Los aportes de Teun van Dijk con las macroestructuras textuales, dieron un vuelco a la concepción de los textos.
Estas apreciaciones sobre la semántica y el poder comunicativo que pueden llegar a tener los textos cuando se
aplican las herramientas necesarias han tenido mucha importancia.
Tener claras las nociones sobre el papel que corresponde a cada párrafo y la interacción que debe haber entre
estos, otorga al que lo aplica un poder inmenso.
En las palabras hay un gran valor, el mundo gira en torno a estas. Aquellos que se dediquen a prepararse en el
ámbito filológico y busquen desenmarañar los tesoros que esconde la lingüística, hallarán información bastante
relevante en el estudio de las macroestructuras textuales.
MICROESTRUCTURA TEXTUAL
La microestructura textual es cada una de las ideas principales (también conocidas como proposiciones) que,
relacionadas entre sí semánticamente, logran dar soporte a la idea general de un texto. Para su elaboración es
crucial el buen entendimiento y uso de los conectivos y signos de puntuación.
El término microestructura textual fue traído al plano de la lingüística por el filólogo Teun Adrianus van Dijk.
El renombrado intelectual de los Países Bajos quiso dar otra visión al estudio del discurso escrito organizándolo
por estructuras, para facilitar su comprensión y elaboración. Van Dijk planteó apreciar los textos desde tres
perspectivas: una general organizativa, llamada superestructura; otra global de carácter jerárquico y funcional,
llamada macroestructura (sujeta a la estructura anterior, y que le da sentido); y la microestructura, lo más
básico, pero no menos importante.
Permiten que exista una relación lógica entre las palabras que conforman una frase y, a su vez, entre las
distintas frases que conforman un texto. Esto permite una asimilación de la prosecución de ideas y responde a la
presencia de la concordancia de número y de género en el plano textual.
La cohesión busca también enriquecer la percepción en torno a las ideas. Para ampliar la cohesión y el sentido
en un texto se recurre a la reiteración, y dentro de esta hay varios recursos literarios muy provechosos. Entre
estos destacaremos cinco de los más usados:
Uso de sinónimos.
Recurrir a palabras de igual significado o semejanza. Por ejemplo: auto, carro, coche.
Generalización.
A través de una conclusión respecto a un fenómeno, podemos inferir que otros se comportarán igual. Por
ejemplo: “Esa serpiente mató a ese hombre con su veneno. Es seguro que todas las serpientes de esa especie
sean venenosas”.
Repetición.
Usar en reiteradas oportunidades, y en varias partes del discurso, un término principal para lograr la fijación de
la idea en el hablante. Por ejemplo: “Las pilas recargables Gato Negro, son las mejores del mercado, porque
Gato Negro dura como ninguna”.
Elipsis.
Se suprime un elemento del discurso sin dañar el sentido de la idea. Para ello lo que se elimina se presume por
medio de la lógica contextual. Por ejemplo: “Juanito llegó cansado. Tenía mucha sed”.
Conectores.
Son todos esos elementos discursivos que permiten unir ideas del texto. Por ejemplo, destaca la conjunción
copulativa “y”: “esto y aquello”.
Al lograrse la cohesión en cada una de las proposiciones presentes en un texto, el argumento pasa a concebirse
como un todo integral entendible y asimilable por el hablante.
Esta cualidad está íntimamente asociada con la cohesión y todos los recursos que esta ofrece. Sin la relación
semántica entre las ideas no hay una secuencia y el hilo comunicacional se rompe.
Recordemos lo planteado con anterioridad: las microestructuras son los tabiques que, enlazados
inteligentemente, sustentan y dan sentido al texto.
Exigen exactitud.
Parte importante de un buen argumento es ir al grano, dejar a un lado los rellenos y lograr que las ideas sean lo
más depuradas posible. Esto facilita su comprensión y se eliminan los vacíos comunicativos.
Importancia.
El estudio de las microestructuras textuales proporciona una mayor comprensión del hecho lingüístico al
hablante, ampliando los horizontes en torno al importante papel que juegan cada uno de los elementos de un
texto. Además, este elemento filológico da otras perspectivas, mejorando la argumentación en la redacción.
Dentro de los aportes más importantes se puede destacar el hecho de que las microestructuras textuales permiten
a los hablantes concebir las minúsculas partículas comunicativas que dan paso a las grandes ideas
argumentativas. Es ir a lo hondo del lenguaje, pero de una manera simple y didáctica.
SUPERESTRUCTURA TEXTUAL
La superestructura es la estructura formal que representa las partes en que se organiza el contenido de un texto.
Es el esqueleto reconocible que caracteriza un género discursivo, por su forma habitual y por ello convencional
de estructurar la información: organiza las secuencias de frases y les asigna una función específica en la
comunicación.
La noción de superestructura se utiliza en los modelos textuales de la lingüística anglosajona, y en particular en
la teoría desarrollada por T. A. Van Dijk (1978, 1980), para dar cuenta de la forma que presenta el conjunto del
texto. Según Van Dijk, el texto estructura su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: las
denominadas macroestructura y superestructura textuales. Mientras la macroestructura resume el contenido
global, la superestructura representa la forma que adopta el discurso.
En la superestructura, las frases de un texto se organizan en un esquema constituido por categorías funcionales,
unas opcionales y otras obligatorias. Por ejemplo, para las noticias periodísticas, Van Dijk (1978) propone una
superestructura hipotética constituida por dos categorías superiores, el resumen y el relato, que, a su vez,
contienen otras categorías funcionales: el resumen de una noticia contiene un titular y un encabezamiento; el
relato se construye a partir de una situación (que puede constar de un episodio y antecedentes) y de comentarios
(constituidos, a su vez, por reacciones verbales y conclusiones). Independientemente de su, el esquema
estructural básico de una noticia constituye una superestructura, en el sentido de que siempre presenta el mismo
esquema formal.
La superestructura como esquema básico que organiza la información contenida en un texto lo clasifica dentro
de un tipo. Según Van Dijk, determinados tipos de textos responden a un esquema estructural básico (como la
narración o la argumentación), mientras que otros no presentan una estructura convencional clara (el texto
poético, por ejemplo). No obstante, puede distinguirse una serie de superestructuras convencionales, es decir,
que la mayoría de hablantes de una lengua conoce o reconoce. Algunos autores (Charaudeau, 1992, Charaudeau
y Maingueneau, 2002) han planteado el inconveniente de aplicar la noción de superestructura tanto a esquemas
de organización del discurso muy generales (la narración, la argumentación) como a géneros de discurso
particulares (artículo científico, soneto, etc.). La noción recubre unidades textuales muy diferentes, por lo que
parecería más operativo reservarla para la organización de los géneros discursivos particulares, y trabajar con el
concepto de secuencia textual en los otros casos.