Kombucha - Neil Stevens - Spanish
Kombucha - Neil Stevens - Spanish
Kombucha - Neil Stevens - Spanish
© de la presente edición
EDITORIAL SIRIO, S.A.
Panaderos, 9
29005-Málaga
ISBN: 84-7808-200-X
Depósito legal: B. 46.396 - 1996
Confieso que oí la palabra kombucha por primera vez hace menos de tres años, cuando
en medio de una fenomenal tormenta me esforzaba por no perder de vista la línea que
señala el arcén de la I-10, en el Sur de Alabama.
A la semana siguiente me encontré dos veces más con esta extraña palabra: en un
programa de radio y en un artículo publicado por un periódico de gran tirada. Las
maravillas atribuidas al té de kombucha, tanto en el programa radiofónico como en
el artículo periodístico eran extraordinarias y por ello difíciles de creer, pero lograron
estimular mi curiosidad y mi interés. Devoré la información que pude encontrar y a los
pocos días inicié mi primer cultivo. Dos semanas después estaba bebiendo el té y desde
entonces no he dejado de tomarlo un solo día.
Se trata de una bebida tradicional, fermentada, refrescante y saludable, cuyo sabor
recuerda ligeramente a la sidra de manzana un poco avinagrada. El té de kombucha
ha sido conocido y apreciado desde tiempos inmemoriales en varios países de Europa
y Asia.
Los beneficios que se le atribuyen son muy variados. Además de potenciar el sistema
inmunológico y de tener un poderoso efecto desintoxicante, numerosos testimonios le
acreditan cualidades tan diversas como:
– ser ligeramente laxante y evitar el estreñimiento.
– aliviar la artritis.
– limpiar el colon y la vesícula.
– mejorar la digestión.
– eliminar las canas (el cabello blanco recobra en muchos casos su color natural).
– aliviar el asma.
– regular el apetito y eliminar la grasa corporal excesiva.
– aliviar el estress.
– mejorar la visión, especialmente en los casos de cataratas.
– eliminar dolores de cabeza y migrañas.
– aliviar las molestias de la menopausia.
– eliminar el acné, la psoriasis y otros problemas cutáneos.
– reforzar el cabello y las uñas.
– potenciar el sentido del olfato.
– eliminar las infecciones de cándida.
– bajar el nivel de colesterol.
– bajar la presión sanguínea.
– dar elasticidad a los vasos sanguíneos.
– mejorar el funcionamiento del hígado.
– promover la longevidad.
– eliminar las manchas oscuras que con la edad aparecen en la piel.
– vitalizar el cuerpo en general, aumentando la energía sexual.
– prevenir el cáncer.
– haber curado numerosos casos de cáncer.
Ante esta imponente relación de virtudes no es de extrañar la enorme popularidad
que el té de kombucha está alcanzando últimamente en los Estados Unidos y en
Canadá.
Durante estos tres años he hablado y he mantenido correspondencia con cientos
de personas que fermentan y toman su propio té de kombucha, y también con varios
científicos que están realizando análisis y experimentos diversos con esta asombrosa
bebida. Desde aquí mi agradecimiento a todos ellos, por su inapreciable ayuda y su
constante enseñanza.
Cincinnati, Ohio, Septiembre de 1996.
I - ¿Qué es la Kombucha?
A simple vista es una formación de aspecto gelatinoso y color blanquecino, que crece
en la superficie del té endulzado con azúcar, cuando se le ha añadido la sustancia
o substancias necesarias para iniciar el proceso de fermentación –un poco de té ya
fermentado y/o un cultivo vivo– y siempre que las condiciones ambientales sean
propicias para su desarrollo.
Aunque con frecuencia se le llama hongo, pues su aspecto y su textura le hacen
parecerse a algunos hongos que crecen sobre el tronco de ciertos árboles, la kombucha
no es un hongo, sino una colonia de bacterias y levadura, que viven en una simbiosis
perfecta y armónica.
Inicialmente comienza siendo una película gelatinosa y transparente, que pronto se va
opacando por los bordes hasta llegar a cubrir toda la superficie del líquido, adquiriendo
así una forma discoidal –si el recipiente es redondo– mientras tanto el té se va acidifi-
cando y su azúcar va siendo convertido en celulosa, originándose como subproductos
de este proceso ciertos ácidos y ciertas enzimas que son los que le confieren al té ya
fermentado su delicioso sabor y sus poderosos y saludables efectos.
Transcurridos entre ocho y catorce días, dependiendo de las condiciones ambientales,
el cultivo habrá alcanzado un grosor aproximado de entre 7 y 12 milímetros y el té
presentará un sabor ligeramente achampañado. Es el momento de cosecharlo. Si se
deja más, se irá haciendo cada vez más ácido, hasta convertirse en vinagre.
El té ya fermentado –llamado té de kombucha, o simplemente kombucha– se guarda
en el frigorífico para su consumo diario, dejando aparte una pequeña cantidad que
servirá para iniciar una nueva fermentación.
A grandes rasgos este es el proceso de fabricación del té de kombucha, que veremos
con más detalle en el capítulo III.
Sencillo y fácil, como todas las cosas verdaderamente importantes.
II- Origen e historia de la Kombucha
1 Günter Frank es el Autor del libro Kombucha, Healthy Beverage and natural remedy from
the Far East. Its correct preparation and use, publicado inicialmente en alemán y posterior-
mente traducido al inglés. Se trata de la obra más completa, equilibrada y asequible que hasta
ahora se ha escrito sobre la kombucha y resume todos los trabajos anteriores así como los pro-
fundos conocimientos de su autor. A lo largo de este libro, y de cualquier otro que trate sobre
El Cultivo:
La Bebida:
A pesar de tal abundancia de nombres, tanto en Europa como en los Estados Unidos,
cultivo y bebida son en la actualidad conocidos con el nombre kombucha.
Aunque el substrato difiere, pues en lugar de té azucarado, en este caso es vino,
la composición del cultivo de kombucha es muy similar a lo que en muchos países
europeos y latinoamericanos se conoce como “madre del vinagre” y también a lo que
Filipinas se llama “nata,” que allí es cultivada en un substrato de agua de coco.
III - ¿Cómo se prepara el té de
Kombucha?
La receta para preparar la kombucha varía ligeramente de unos autores a otros. Ni los
ingredientes ni las cantidades necesarias son algo férrea y unánimemente aceptado.
En general cada uno habla según su propia experiencia, que a su vez está mediatizada
por sus propios gustos y sus necesidades particulares. Las instrucciones que doy a
continuación son las usualmente aconsejadas en los Estados Unidos para la preparación
del delicioso y milenario té.
Antes que nada es necesario tener listos todos los ingredientes y utensilios que se
van a utilizar:
Al igual que ocurre con otros alimentos tradicionales fermentados, como el yogur o el
kéfir, para iniciar la producción casera de kombucha es necesario contar con un cultivo
vivo. Así, hay que disponer de un “hongo” o “madre” en buen estado y también de un
poco de té ya fermentado. Aunque es posible iniciar el proceso con sólo té fermentado,
o únicamente con un cultivo sin té (llamado también “madre” para diferenciarlo del
cultivo “hijo” que surgirá a los pocos días de iniciada la fermentación), en estos casos
el desarrollo es bastante más lento y el resultado incierto, multiplicándose el riesgo de
contaminación con moho. Lo ideal es que algún amigo o conocido nos regale un cultivo
y un poco de té ya fermentado. Para quienes no puedan lograr esto, en el capítulo XIV
doy los datos de diferentes lugares donde se puede conseguir todo lo necesario para
iniciar la fermentación de la kombucha.
Una vez listos los ingredientes y utensilios mencionados, es necesario lavarse bien
las manos con jabón, quitarse los anillos metálicos y lavar también cuidadosamente las
superficies sobre las que se colocarán los objetos que van a entrar en contacto con el
cultivo o con el té.
1. Hervir tres litros de agua –mejor si es destilada o purificada– en una olla
esmaltada, de acero inoxidable o de cristal pirex. ¡Evitar cualquier utensilio de
aluminio!
2. Cuando haya hervido durante cinco minutos añadirle una taza de azúcar blanco
(250 gramos aproximadamente) y dejar que hierva dos o tres minutos más.
3. Quitar la olla del fuego e introducir seis bolsitas de té negro (o dos bolsas de
tamaño familiar) que no tengan grapas metálicas.
4. Dejar que el té repose en el agua entre 15 y 20 minutos.
5. Transcurrido ese tiempo sacar las bolsas de té y dejar que el líquido se enfríe.
Cuando haya alcanzado una temperatura cercana a la del medio ambiente, pasarlo al
recipiente donde se va a fermentar.
6. Añadirle un vaso de té ya fermentado.
7. Colocar con cuidado el cultivo sobre la superficie del líquido, con la parte más
fina hacia arriba y la más rugosa y obscura hacia abajo. No importa si se hunde.
8. Colocar la tela sobre la boca del recipiente de fermentación y sujetarla firmemente
con una goma o elástico.
9. Situar el recipiente en un lugar tranquilo, donde no reciba humo de tabaco, esporas
de plantas ni los rayos directos del sol y dejarlo reposar entre 8 y 14 días, dependiendo de
la temperatura ambiental. Durante la fermentación, desprenderá un cierto olor ácido o
incluso avinagrado, es necesario tenerlo en cuenta a la hora de seleccionar el lugar donde
se va a dejar. Una vez en dicho lugar, no es conveniente moverlo, pues ello puede alterar
y retrasar el proceso. Durante la fermentación el azúcar es descompuesto por la levadura
y convertido en un gas (CO2), varios ácidos orgánicos y otros compuestos químicos,
siendo el conjunto de todo ello lo que da al té de kombucha su característico sabor.
10. Entre 8 y 14 días después (en climas templados) se podrá ya cosechar el delicioso
té. Al quitar la tela veremos que en la superficie se ha formado otro cultivo (el “hijo”), si
el primero quedó arriba tal vez ahora estén los dos pegados y será necesario separarlos.
Se puede medir el PH del líquido cada pocos días (en las farmacias o droguerías venden
unas tiritas de papel a este fin) para cosecharlo en el momento apropiado según el gusto
particular de cada quien, pues unos lo prefieren más dulce y otros mucho más ácido.
11. Pasar el té a botellas o frascos y guardarlo en el frigorífico (se puede colar si se
desea). Las botellas no deben llenarse hasta arriba y es conveniente utilizar tapones
de corcho o de plástico sin rosca, para evitar que a causa del gas carbónico pudieran
estallar. Aunque a menor ritmo, el proceso de fermentación sigue en el frigorífico. No
olviden dejar un 10% del líquido fermentado para añadirlo a la nueva fermentación.
12. Iniciar todo el proceso de nuevo. Para la siguiente fermentación se puede utilizar
indistintamente el cultivo nuevo o el viejo. El sobrante se desecha (mejor no tirarlo en
el WC, pues según algunos podría seguir creciendo y llegar a taponar los drenajes) o
bien se le puede regalar a alguien que esté interesado en iniciarse en la kombucha.
En caso de no disponer de una olla con capacidad para tres litros, o de un recipiente
de fermentación lo suficientemente grande, se puede efectuar todo el proceso con una
cantidad de agua menor, ajustando proporcionalmente las dosis de té y de azúcar.
El sedimento de levadura que se va formando en el recipiente de fermentación se
puede dejar en él, si bien cada dos o tres meses es conveniente tirarlo y lavar la vasija
con agua muy caliente.
IV - El azúcar
Quienes fermentan y toman kombucha suelen ser por lo general personas conscientes
de la importancia que una alimentación sana tiene para el desarrollo y el mantenimiento
del organismo y también del papel tan vital que la alimentación juega cuando llega el
momento de combatir a la enfermedad.
Aunque las diferentes escuelas y teorías sobre nutrición difieren substancialmente
unas de otras, todas parecen estar de acuerdo en algo: el azúcar refinado debe ser
evitado siempre que sea posible.
Por ello son muy numerosos quienes en lugar del azúcar blanco común, usan para
endulzar sus alimentos azúcar moreno –que muchas veces no es más que azúcar blanco
con un poco de miel de caña–, azúcar integral, miel o endulzantes sintéticos diversos.
¿Se pueden utilizar estos ingredientes en lugar del azúcar blanco común para
preparar la kombucha?
La respuesta es no.
Las pruebas realizadas con azúcar integral han dado como resultado un té con
poca acidez, de aspecto turbio y sabor desagradable. Al parecer ciertas substancias
presentes en el azúcar integral (posiblemente impurezas naturales tales como pequeños
fragmentos de caña) interfieren con el desarrollo de algunos de los microorganismos
de la kombucha, haciendo que el resultado final sea francamente mediocre no sólo en
cuanto a su sabor, sino también en lo que respecta a sus cualidades desintoxicantes.
La miel tampoco es adecuada. Aunque las primeras fermentaciones pueden resultar
aceptables, si el cultivo se sigue alimentando con miel en lugar del azúcar habitual,
muere pronto. Casi el 80% de la miel es azúcar; el otro 20% está formado por más
de 100 substancias diferentes, entre ellas aceites aromáticos, nutrientes diversos y
substancias bactericidas que contribuyen a conferir a la miel su cualidad de alimento
sano, pero que lamentablemente interfieren con la actividad de las bacterias que son
parte esencial de la kombucha, alterando su desarrollo normal y su metabolismo.
Los endulzantes artificiales como la sacarina o el nutrisweet son substancias que no
tienen absolutamente nada que ver con el azúcar. No suministran energía alguna, sólo
un sabor relativamente dulce, por lo que su utilidad para la kombucha es totalmente
nula.
Es importante recordar que el azúcar no es aquí utilizado como endulzante,
sino como alimento para la colonia de bacterias y levaduras que están presentes en
la kombucha y que en el transcurso de la fermentación lo irán descomponiendo en
diversas substancias.
Cuando finalmente tomemos el té, la cantidad de azúcar presente en él será
mínima.
¿Qué cantidad de azúcar contiene realmente el té ya fermentado?
El Alcohol
Una gran parte del azúcar que se añade al té es convertido en alcohol, que a su vez, a
partir del quinto o sexto día comienza a ser transformado en ácido acético.
El té fermentado contiene entre un 0,4 y un 0,5% de alcohol etílico, dependiendo
del tiempo y de las circunstancias de la fermentación. Se trata de una cantidad muy
pequeña, inferior a la contenida en muchos jugos de fruta y en algunas frutas maduras.
Según la ley, toda bebida con un contenido de alcohol inferior a 0,5% puede denominarse
como “sin alcohol”. El contenido alcohólico de la kombucha es inferior al que tienen
algunas cervezas sin alcohol.
V – El té
Como ocurre con el azúcar, muchas personas, preocupadas por la cafeína del té,
preguntan si no se puede sustituir éste por té verde, por tés de hierbas diversas o por
hojas de árboles frutales o hierbas aromáticas.
Aquí la respuesta no es tan drástica como en el caso del azúcar, pero sigue siendo
un no.
En realidad el desarrollo del cultivo de kombucha no depende forzosamente de
que el té utilizado sea té negro, pero todos los experimentos y análisis realizados han
demostrado que el té negro (té normal) es el que produce más altas concentraciones
de ácido glucónico, de ácido láctico y de ácido acético, y que la descomposición de
la glucosa se realiza en él de un modo mucho más efectivo que en otros substratos.
Además de conferir al resultado final su sabor particular y sus cualidades medicinales,
el té es una importante fuente de nutrientes minerales para el cultivo.
Uno de los factores que diferencian la fermentación del té de la de otras hierbas o
extractos frutales es su elevado contenido en tanino. Los taninos son moléculas muy
grandes y complejas, también llamadas polifenoles. Sus efectos sobre las membranas
mucosas del cuerpo suelen ser astringentes y condensantes, además de poseer notables
cualidades bactericidas. Los taninos del té inhiben parcialmente el proceso de la
fermentación, por ello el contenido final de alcohol en el té fermentado es tan bajo.
Por algo en todos los países donde se ha realizado tradicionalmente la fermentación
de la kombucha, se ha utilizado siempre té negro.
Los tés de hierbas suelen contener una cantidad mucho mayor de aceites volátiles
y de esporas que el té normal o negro. Tanto los aceites volátiles como las esporas
interfieren generalmente con las bacterias de la kombucha, haciendo que el resultado
final sea de una calidad inferior.
El Té Verde
Hojas o bolsitas
Los expertos en té suelen odiar las bolsitas. La principal ventaja de usar hojas de té en
lugar de bolsitas es que los elementos contenidos en la hoja son transmitidos al agua de
un modo mucho más completo. El principal inconveniente de las hojas sueltas es que
antes de verter el té en el recipiente donde se va a realizar la fermentación es necesario
colarlo muy bien. No olvidar que el colador no puede ser metálico.
VI - La fermentación
Una vez el té –ya con azúcar– se ha enfriado hasta alcanzar la temperatura ambiental,
hay que verterlo en la vasija donde se realizará la fermentación, luego se le añade la
porción de té ya fermentado, se deposita en él el cultivo “madre”, se cubre y se deja
reposar durante un tiempo (entre 8 y 14 días según las condiciones ambientales).
Vamos a examinar algunos detalles de este proceso.
El recipiente donde se está realizando la fermentación debe estar cubierto por una
tela fina, que lo proteja del polvo y de los insectos pero que no impida el paso del aire.
Especialmente peligrosas son las moscas del vinagre, que atraídas por el olor surgen
como de la nada. Es conveniente asegurar dicha tela sobre el borde con una goma o
elástico a fin de que las moscas del vinagre –si aparecieran– no puedan penetrar en
su interior. Si la tela con la que se cubre es excesivamente gruesa, el aire no circula lo
suficiente, facilitándose así la aparición de moho.
Luz y Calor
Otros detalles
El recipiente de fermentación no debe moverse una vez iniciado el proceso, pues ello
podría dañar al cultivo.
Es muy importante no fumar en la misma habitación en la que se está fermentando
la kombucha. En la inmensa mayoría de los cultivos que no prosperan el culpable es el
humo del tabaco. Otros tipos de humo también le afectan, pero nunca de un modo tan
drástico como el del tabaco.
La cocina, que por su temperatura más elevada podría parecer un buen lugar, no
suele ser el sitio adecuado, pues los vapores grasos que se desprenden al cocinar inciden
negativamente sobre la fermentación.
El Moho
Las bacterias
Las levaduras
Al igual que las bacterias, las levaduras son organismos unicelulares que se reproducen
por fisión o mediante esporas. Muchas de las levaduras son microorganismos benéficos,
que durante siglos han sido utilizadas para la producción de diversos alimentos. Sin las
levaduras no existiría el vino, ni la cerveza ni ninguna de las bebidas alcohólicas. El pan
aumenta de tamaño gracias a la levadura y el cacao, ingrediente básico del chocolate y
de todas las bebidas y alimentos con sabor a chocolate, debe su peculiar sabor al efecto
que sobre las semillas del árbol de cacao tienen dos tipos de levaduras, la Kloecera
apiculata y la Pichia fermentans ambas también presentes en la kombucha.
Las células de la Kloecera apiculata tienen forma ovalada, fermentan la glucosa y
son extremadamente abundantes en el suelo de las comarcas vinícolas y en las fresas
muy maduras. Por su parte, las células de Pichia fermentans tienen forma de sombrero
y se unen formando una delgada película. Fermentan la glucosa con una rapidez
extraordinaria produciendo ácido láctico. Además de estar presentes en la kombucha
y el cacao se las encuentra también en algunos tipos de queso y en el jugo de naranja.
La Saccharomycodes ludwigii es otra de las levaduras importantes de la kombucha,
fermenta la glucosa y la sacarosa y su acción es inhibida totalmente por la luz directa
del sol.
El cuarto tipo de levadura es la Schizosaccharomyces pombe de células redondas o
elípticas, produce un cierto sedimento y fermenta la glucosa, la sacarosa y la maltosa.
Se halla también en la levadura de cerveza, la miel de caña, en la sidra y en el jugo de
pomelo.
Los ácidos
Otras substancias
Hemorroides
Reumatismo
El Dr. Rudolf Kobert (1917) llega a calificar a la kombucha como “una cura infalible
para el reumatismo”.
Harald Tietze manifiesta que la kombucha ha demostrado ser un 92% más efectiva
que el interferón en el tratamiento del reumatismo.
El Dr. L. Molienda –uno de los mayores especialistas en kombucha de este siglo– la
declaró efectiva contra la gota, el reumatismo y la arteriosclerosis.
Artritis
Estreñimiento
Asma
Esclerosis múltiple
El Dr. Reinhold Wiesner comparó los resultados logrados por la kombucha en el alivio
de esta terrible enfermedad con los obtenidos por el interferón, poderoso estimulante
del sistema inmunológico sintetizado a partir de substancias producidas por el propio
organismo humano. La humilde kombucha resultó ser un 80% más efectiva que el
moderno interferón.
Personalmente recibo con frecuencia testimonios de personas afectadas de esclerosis
múltiple, que manifiestan haber experimentado alivios significativos tras comenzar a
tomar la kombucha.
Cálculos en la vesícula
Los trabajos realizados en Praga por el Dr. Hermann, en su intento por confirmar la
acción de la kombucha sobre las piedras en la vesícula, mostraron resultados positivos.
Las piedras insertadas en la vesícula de conejos machos fueron eliminadas poco después
de administrárseles tres veces cada día kombucha a los animales. Desde el primer día la
orina de los conejos presentó un notable incremento en calcio y en diversos fosfatos.
In vitro, el ácido glucónico disuelve con facilidad la mayoría de los cálculos
vesiculares.
Disentería
Ulceras y heridas
Un trozo de cultivo, fijado con una venda sobre las heridas ulceradas, con frecuencia
logra su cicatrización en muy pocos días. Harald Tietze da cuenta de numerosas
curaciones de este tipo.
Enfermedades de la piel
Los hongos, eccemas, psoriasis y otras enfermedades de la piel suelen todas ellas
responder rápida y favorablemente a la kombucha, tanto tomada como aplicada
externamente en forma de compresas. Pastor Kneipp, uno de los naturópatas más
famosos en los países de habla alemana, aconseja disolver medio litro de kombucha
en el agua del baño; su método es utilizado en cientos de hospitales que aplican la
hidroterapia.
Cáncer
Los efectos de la kombucha sobre los animales mamíferos son tan notables o más que
los que produce en el ser humano.
Su efectividad para combatir la diarrea de los terneros ha sido objeto de varios
experimentos, que han mostrado una efectividad de un 100%. Tietze relata que uno
de sus visitantes, tras hacerle múltiples preguntas sobre la kombucha, le manifestó que
producía diariamente una cantidad superior a los 15 litros y que la estaba dando a sus
caballos de carreras, habiendo observado una notable mejora en su rendimiento.
Los testimonios sobre la efectividad de la kombucha para curar las úlceras y los
problemas de piel de perros y gatos son muy abundantes.
Por su sabor ácido es muy difícil conseguir que los perros la beban directamente.
Se pueden diluir cada día 15 ó 20 gotas en el agua, cantidad suficiente para un gato o
un perro pequeño. Una buena estrategia es usar un vaporizador y mojar con él la cara
del perro, que al lamerse la ingerirá sin darse cuenta. Pero mejor todavía es darle un
trozo de cultivo cada mañana. Aunque el líquido no es una bebida agradable para los
perros, el hongo lo suelen comer con deleite. Tras darles a comer trozos de kombucha
la piel y el pelo de perros y gatos sana con rapidez, recobrando muy pronto su brillo y
su natural belleza.
X - Voces críticas
Como suele ocurrir en casos semejantes, las voces críticas también se han levantado
en contra de la kombucha, aunque casi siempre –es necesario decirlo–, totalmente
exentas de razón.
Uno de los temas más debatidos han sido sus supuestos efectos sobre el cáncer. En
este contexto destaca la figura del ya mencionado Dr. Rudolf Sklenar. El doctor Sklenar
compartía la idea –común entre muchos investigadores independientes y que irrita de un
modo especial a las instancias médicas oficialistas– de que el cáncer es una enfermedad
con base viral. Las numerosas curaciones logradas por el Dr. Sklenar caen todas ellas
dentro de las llamadas “evidencias anecdóticas”, pues no se han realizado los estudios
debidamente controlados que puedan demostrar la efectividad de la kombucha en el
combate contra el cáncer. Lo más triste es que muy posiblemente dichos estudios nunca
se realizarán, pues ninguna compañía farmacéutica está dispuesta a gastar millones de
dólares para demostrar la eficacia de una substancia no patentable. Las instituciones
de salud pública sí podrían realizar dicha inversión, pero tampoco lo harán nunca, en
parte por el burocratismo que impera en ellas y en parte por sus conocidas alianzas y
conexiones con la poderosa industria de la enfermedad. ¿A quien le puede interesar
que la gente se cure a sí misma –o mejor, que no se enferme– gracias a un brebaje que
se prepara en casa y cuyos ingredientes están todos en cualquier cocina?
Aquí debo decir que no conozco personalmente a ningún enfermo de cáncer que se
haya curado tras tomar el té, pero algunos sí han mostrado mejoría. Aunque la palabra
cáncer es la primera que junto a SIDA suele aparecer en los artículos periodísticos, en las
foros donde se tratan y se discuten los hechos sobre la kombucha ambas enfermedades
distan mucho de tener semejante protagonismo.
De vez en cuando surgen voces que claman contra la kombucha “casera”, fermentada
por “aficionados” sin ningún tipo de control sobre las medidas higiénicas utilizadas. Son
voces carentes de razón, pues está demostrado que la kombucha se protege perfectamen-
te a sí misma. Su contenido de alcohol, de ácido acético y de otros bactericidas y agentes
antibióticos hacen innecesaria cualquier medida antiséptica extraordinaria. Las normas
de higiene que normalmente se observan en la preparación de cualquier otro alimento
son más que suficientes. Los experimentos realizados por el profesor Barbancik en
1958 le llevaron a concluir que “las bacterias generadoras del ácido acético eliminan
enérgicamente a cualquier otro microorganismo que se les acerque. Los doctores
Sakaryan y Danielova dicen textualmente que “no es necesario esterilizar los utensilios
ni tomar ninguna medida adicional. El cultivo crece al aire libre y la solución nutriente
en la que se desarrolla permanece transparente e impoluta”.
Uno de los principales críticos de la fermentación casera y de la ingestión incontrolada
de kombucha es Paul Stamets, cultivador del estado de Washington. En 1990 Stamets
mandó una muestra de kombucha a los laboratorios de una compañía farmacéutica
para que la analizaran. El resultado mostró que el té poseía una potente actividad
antibacteriana, resultando efectivo incluso contra algunos linajes de bacterias resistentes
a los antibióticos, entre ellas ciertos tipos de Stafilococo aureo. La citada compañía
se interesó enormemente en su explotación y decidieron realizar un análisis mucho
más exhaustivo con la idea de aislar, purificar y sintetizar los principios activos de la
kombucha, para seguidamente proceder a su comercialización. Cuando Stamets les
informó que no se trataba de un organismo simple sino de una comunidad de diferentes
levaduras y bacterias, montaron en cólera e incluso pretendieron cobrarle una cantidad
desorbitada por los análisis y “el tiempo que les había hecho perder”.
Precisamente por su potente actividad antibacteriana, Stamets opina que es peligroso
tomar la kombucha diariamente, temiendo que el resultado pueda ser el mismo que si
tomáramos cada día una buena dosis de antibióticos purificados como por ejemplo
penicilina, es decir, que contribuya a generar nuevos tipos de bacterias y virus mucho
más resistentes a la acción de los antibióticos. Esta opinión es compartida por algunos
médicos naturistas, entre ellos el Dr. André Weil.
Otro tema que origina frecuentes discusiones es el referente al ácido glucurónico,
cuya acción desintoxicante está hoy suficientemente probada. El ácido glucurónico
se combina con productos metabólicos de deshecho y substancias nocivas y tóxicas
existentes en el organismo, haciéndolas solubles en el agua y facilitando de este modo
su eliminación. La mayoría de los autores aseguran que en el té de kombucha aparece
una cantidad variable de ácido glucurónico; sin embargo C. Hobbs y otros lo niegan, en
base a sus propios análisis. Posiblemente ambos bandos tengan razón. La composición
del té varía notablemente de unas fermentaciones a otras, no sólo dependiendo de los
ingredientes, de la temperatura y del tiempo de fermentación, sino también del material
con el que estén fabricados los utensilios utilizados y hasta de su forma. Tampoco
sabemos los métodos de análisis empleados por unos y otros ni el margen de error que
dichos métodos tienen. Además, no se debe olvidar la importante observación de la
Dra. Danielova contenida en su obra “Morfología de la Kombucha” publicada en 1954:
“la composición real de la simbiosis varía en función de las condiciones geográficas y
climáticas y depende mucho de los tipos de bacterias y levaduras que existan en cada
lugar”.
En lo que respecta a sus pretendidos efectos adelgazantes, la efectividad de la
kombucha es dudosa. Conozco algún caso en que ha habido reducción de la grasa
corporal, pero nada espectacular y posiblemente consecuencia de otros factores. El
hecho es que debido a la importancia que el problema de la obesidad está alcanzando
en los Estados Unidos, ninguna panacea que se precie puede dejar de proclamar efectos
adelgazantes.
Pero la verdadera leyenda negra de la kombucha se inició en el estado de Iowa, donde
una persona murió tras tomar el té y otra tuvo complicaciones muy graves, aunque
finalmente salvó la vida. Las autoridades sanitarias realizaron una investigación, pero
no pudieron demostrar que la muerte hubiera ocurrido a causa de la kombucha, sin
embargo la noticia fue ampliamente difundida por los medios de comunicación y tuvo
un gran eco a nivel nacional. La mujer que murió era diabética y tenía problemas graves
de salud. Por su parte la superviviente manifestó que el té que tomaron tenía un sabor
horrible, pero que lo bebieron porque creían que “sería bueno para ellas”.
XI - Conclusión
En nuestros días todo debe ser científicamente demostrado y comprobado, de no ser
así, no se toma en serio. Dice Harald Tietze: “Cuando veo el estante donde guardo mis
libros de agricultura, todos con más de tres décadas, sacudo la cabeza y no puedo evitar
preguntarme sobre el valor real de las pruebas científicas. La mayoría de tales libros,
basados todos ellos en estudios científicos, hoy ya no sirven, pues trabajos posteriores
han demostrado que muchas de las teorías y de la información que contienen está
equivocada”. Y ese seguirá siendo el fatídico destino de la ciencia, mientras los seres
humanos que la dirigen no adopten una postura más sabia y más humilde.
No obstante, esperemos que un día no lejano, tras realizarse estudios exhaustivos y
con todo el rigor necesario, se confirmen las cualidades benéficas que tanto la tradición
como los actuales entusiastas de la kombucha le atribuyen. Mientras tanto, disfrutemos
de nuestra kombucha con prudencia.
Pero aunque la ciencia oficial niegue todas las cualidades de la kombucha o no
se interese en investigarlas, quien examine la documentación, los numerosos libros
publicados y los testimonios existentes, llegará por fuerza a la conclusión de que algún
efecto benéfico sobre la salud debe tener. ¿Qué porcentaje de esa acción benéfica es
debida al efecto placebo, al poder de la fe o a otras circunstancias ajenas al contenido
del brebaje? En la actualidad es imposible saberlo con certeza.
Es importante recordar aquí que la kombucha no es una medicina, sino una bebida
refrescante y deliciosa. Aceptémosla como lo que es, como un alimento tradicional,
barato y saludable. Si su aroma o su sabor le generan algún tipo de rechazo, ¡no la
tome!
En cuanto a su apariencia, hay que reconocer que el aspecto del “hongo” no es
ciertamente muy atrayente y sin duda se necesita cierta dosis de valor –sobre todo si
uno está solo– para beber por primera vez el líquido que ha estado en contacto con ese
ser informe y gelatinoso.
Por muy agradable que le resulte al paladar y por inofensiva que le parezca la
kombucha, le aconsejo encarecidamente que siga las indicaciones dadas en este libro
y que sólo a partir de la segunda semana aumente paulatinamente la dosis, tomando
siempre agua en abundancia.
¡Salud!
XII - Preguntas más frecuentes sobre
la Kombucha
– ¿Qué tipo de vasija debo utilizar para la fermentación?
– Una que no sea metálica. Mejor de vidrio o de plástico, de las que se usan para los
alimentos. Las ensaladeras grandes de cristal son muy adecuadas. La forma no tiene en
sí gran importancia, pero es conveniente que la boca sea ancha. Quien esto escribe ha
utilizado jarras altas de material plástico, peceras y botellones de cristal de boca ancha
(como los de las aceitunas y pepinillos) y también moldes de plástico, de los que se usan
en la cocina para guardar alimentos. No todos los tipos de plástico son apropiados,
por ello es más seguro utilizar un recipiente de cristal que sea transparente (que no
contenga plomo). Hay que evitar especialmente los plásticos que contengan caucho.
– ¿Puedo utilizar una olla de porcelana para hervir el agua y para efectuar la
fermentación?
- Sí, pero asegurándose antes muy bien de que no tiene absolutamente ningún
defecto ni picadura. En caso contrario, estaríamos contaminando el té con metales.
– No. Es necesario utilizar té negro o bien té negro mezclado con té verde, aunque
el resultado final es mejor si se usa té negro (el té normal). Algunos han experimentado
con diversos tés aromáticos y frutales, otros han añadido jugos de frutas al té original,
los resultados han sido diversos aunque siempre interesantes, pero el hecho es que se
desconoce si las cualidades saludables de tales fermentaciones seguirán siendo idénticas
a las de la kombucha clásica y original hecha con azúcar blanca y té negro.
– Hasta ahora los mejores resultados han sido obtenidos con azúcar blanca refinada.
El azúcar morena suele producir un té demasiado ácido y la miel puede llegar a matar
el cultivo, debido a sus propiedades antisépticas (no olvidemos que nuestro hongo está
formado en gran parte por bacterias, aunque en este caso sean benéficas). Además, la
miel tiene su propio proceso de fermentación, que interfiere con el de la kombucha,
alterando el resultado final.
– Parece ser que la temperatura ideal oscila entre los 20 y los 30 grados centígrados.
Si es inferior a 20 grados el proceso metabólico de las bacterias transcurre mucho más
lento, lo cual puede facilitar la aparición de moho. Si es mucho más elevada de los 30
grados, ciertos componentes muy volátiles se evaporan, produciéndose un té de inferior
calidad. Por debajo de los 15 grados y más allá de los 35 suele crecer muy lentamente.
– Con cualquier tela limpia, sujetándola con una goma o elástico para que quede
tirante. Nunca con algo metálico o rígido. El objeto de la tela es evitar que entre el
polvo, las esporas y los insectos, permitiendo al mismo tiempo la entrada del oxígeno y
la salida del bióxido de carbono generado en el proceso de fermentación.
– ¿Se puede formar un cultivo “hijo” en una botella de té guardado para beber?
– Suele formar una especie de islitas sobre el cultivo “hijo”. Visto con una lupa
presenta un aspecto filamentoso y en cuanto a su color puede variar mucho: rojizo,
marrón, gris, verde o negro.
– Parece que no hay nada establecido en este sentido. Algunas personas lo toman
por la mañana, después de levantarse y en ayunas, mientras que otros lo hacen tres
veces al día. Existe la creencia de que tomarlo media hora antes de las comidas ayuda a
perder peso, mientras que si se toma después de ellas se recupera.
– ¿Por qué debo añadir un 10% del té anterior para iniciar la fermentación?
– A fin de aumentar la acidez del líquido para evitar que crezca moho. El moho
tiende a desarrollarse en un medio básico o alcalino mientras que las bacterias necesitan
de un medio ácido.
– Los niños menores de diez años no deben beber kombucha. Sin embargo, ha
demostrado ser muy eficaz para los adolescentes con acné.
– Puesto que se desconoce el efecto que podría tener sobre el feto, es mejor que se
abstengan.
– Parece que hasta ahora no se han efectuado estudios rigurosos al respecto, pero
Colleen M. Allen tiene una explicación que parece muy lógica: ciertas substancias
presentes en el té, como el ácido glucurónico, se combinan con los átomos y moléculas
de metales pesados presentes en nuestro cuerpo y también con las moléculas tóxicas
no solubles en el agua, haciéndolas solubles y posibilitando así su expulsión del organis-
mo. Esta acción benéfica deja de tener lugar si esos ácidos ya han reaccionado con los
iones metálicos procedentes del recipiente o de cualquier otro objeto de metal.
– Sí. Es mejor colocar la kombucha en un lugar donde nadie fume, pues el humo
del tabaco generalmente mata al cultivo. Curiosamente ni el humo de la chimenea ni
otros tipos de humo –aunque le afectan–tienen tan drástico resultado. Debido al uso
común que de él se hace y al hecho de ser una de las drogas legalmente autorizadas, en
la actualidad tendemos a olvidar que el tabaco es un veneno. Harald Tietze cuenta en
su libro el accidente ocurrido a unos vecinos suyos que cultivaban tabaco y guardaron
hojas en un tarro semejante a los que utilizaban para guardar diversos tipos de té. Un
día tomaron por error una infusión de tabaco y las consecuencias fueron mortales.
– Sí, es muy importante tomar por lo menos dos litros de agua al día (además de sus
bebidas habituales). El proceso de desintoxicación que la kombucha desencadena en el
organismo necesita de ese agua para eliminar las toxinas y sacarlas fuera del cuerpo. Son
muchas las personas que hacen caso omiso de esta advertencia y a las pocas semanas
se encuentran con serios problemas de deshidratación que pueden incluso requerir
atención médica.
Por favor, no lo olvide: si toma kombucha, tome también mucha agua.
– Sí, se puede cortar con un cuchillo de plástico. También con uno metálico o con
unas tijeras pero es necesario asegurarse antes de que son de acero inoxidable.
– No, la kombucha sigue viva mientras tenga alimento (té y azúcar). A medida que
éste comienza a escasear, el crecimiento del cultivo se estanca, pero no muere mientras
quede agua y le llegue el oxígeno suficiente. Por supuesto, a la vuelta de las vacaciones
será necesario iniciar un nuevo cultivo, pues el poco líquido que quede en el recipiente
de fermentación será puro vinagre.
Al ausentarse se pueden utilizar diversas estrategias para hacer que el proceso
transcurra más lento. Entre ellas guardarlo en un lugar frío –el sótano por ejemplo– y
ponerlo en una vasija alta y estrecha. Como ya vimos, a menor contacto con el aire, más
lentitud en la fermentación.
– Sí, pero no durante muchos días. No olvide que la kombucha necesita oxígeno y
la falta de éste le ocasiona la muerte.
– ¿Se puede utilizar indefinidamente un cultivo?
– Mi cultivo está limpio por la parte de arriba, sin embargo por abajo presenta
como telarañas o patas de medusa de color marrón oscuro y aspecto repugnante,
¿qué debo hacer?
– Günter Frank dedica un capítulo completo de su libro a este tema. Entre otros cita
al Dr. Mollenda (1928) que contestó lo siguiente a esta misma pregunta:
“Los enfermos de diabetes pueden, según la opinión experta de los médicos, tomar
la kombucha bien fermentada, igual que la leche agria, pues el azúcar inicialmente
contenido en el té ha sido ya descompuesto por el proceso de fermentación.” Es decir,
sí pueden, pero siempre que esté bien fermentada.
No es aconsejable, del mismo modo que tampoco se les aconseja tomar cerveza sin
alcohol.
“Había leído que los diabéticos no deben tomar té de kombucha, pero también tenía
testimonios de personas a las que parece haberles ayudado. Quienes están desesperados
hacen cosas desesperadas, así que en Septiembre de 1995 comencé a tomar 100 ml.
cada mañana, aumentando gradualmente la cantidad hasta llegar a un cuarto de litro
diario. Aunque físicamente no he notado ninguna diferencia, los exámenes de sangre
no mienten. Hace ya 40 años que soy diabético. No tengo apetito ni energía y además
sufro de varias complicaciones, todas consecuencia de la diabetes. Leí que la kombucha
hace disminuir la urea de la corriente sanguínea y como tengo problemas renales pensé
que de algún modo me ayudaría. Cada tres meses me hago dos exámenes para ver los
niveles de BUN y creatinina. (El nivel normal de BUN es entre 5 y 25 y el de creatinina
entre 0,07 y 1,70).
O sea, que aunque aún me duelen todos los huesos, parece que mis riñones están
funcionando mucho mejor y lo único que ha variado en mi vida es que ahora estoy
tomando té de kombucha. Sólo espero que también me arregle pronto los demás
problemas que tengo.”
Brent Ax., Oregon.
“Hace dos meses que tomo el té de kombucha. Prácticamente desde que llegué a la
edad adulta tengo la presión alta. Últimamente estuve tomando medicamentos para
controlarla, pero tuve que dejarlos a causa de los efectos secundarios que me producían.
La semana pasada fui a que me examinaran la presión y estaba ¡normal! No creyendo
lo que oía volví al rato para que me hicieran otra lectura y seguía estando normal. Lo
único que se me ocurre es que puede ser un efecto de la kombucha.”
“Un amigo que vive en Kodiak (Alaska) me mandó hace cinco meses un cultivo de
Kombucha. Parece que allí todo el mundo la toma. En la actualidad estoy bebiendo
entre uno y dos litros al día, obviamente sin efecto negativo alguno.
Tal vez sea casualidad, pero por primera vez mi cáncer de vejiga no ha resurgido.
Mi amigo de Kodiak les da té de Kombucha a sus perros y, según él, parecen
rejuvenecidos. Mi consejo es que no se preocupen demasiado por los datos clínicos y
científicos que todavía ignoramos sobre la kombucha. Simplemente fermenten el té y
tómenlo. Si no fuera beneficioso no habría perdurado más de dos mil años.”
“Hace casi un año que me jubilé y últimamente me sentía muy deprimido, tanto
mental como físicamente. Desde que tomo kombucha soy una persona diferente,
llena de ánimo y confianza. Además, una afección cutánea que me producía una gran
comezón ha desaparecido por sí sola.”
J. Rogers, NJ.
“Mi presión sanguínea está ahora en 130/78. Llevo dos años y medio tomando
medicamentos y por mucho que camino todos los días y sin probar la sal en absoluto,
no conseguía bajarla de 150/88. La kombucha ha logrado en dos semanas lo que mi
médico no consiguió en dos años y medio. Además tengo mucha más energía. Me paso
el día limpiando la casa y trabajando en el jardín.”
El siguiente testimonio fue publicado por la revista “Op Zoek,” órgano oficial de la
Fundación Holandesa de la Esclerosis Múltiple.
“Sufro de esclerosis múltiple desde 1982. Sin embargo, ahora, gracias a la kombucha,
estoy teniendo resultados favorables. Su efecto desintoxicante es innegable. Cuando en
1989 comencé a tomar la kombucha, apenas podía caminar unos metros fuera de la
casa, apoyándome pesadamente en dos bastones. Hoy camino cada día durante 20
minutos, sin bastones y sin cansarme. En la última revisión médica me autorizaron
a conducir de nuevo y este invierno incluso pienso esquiar un poco. Espero que mi
testimonio sirva para difundir el uso de la kombucha y hacer que cada día sean más
personas las que se beneficien de sus efectos saludables.”
María W.
Otro testimonio más sobre esclerosis múltiple.
“Hace tres meses que estoy tomando kombucha. Las molestias causadas por mi
esclerosis múltiple han disminuido notablemente. Antes sólo podía permanecer en
pie durante media hora, y estaba siempre cansado. Mi energía ha aumentado hasta el
punto de que ahora salgo todos los viernes por la noche e incluso bailo.”
R. Fasching presenta en su libro Tea Fungus Kombucha, the Natural Remedy and its
Significance in Cases of Cancer and other Metabolic Diseases, 121 cartas de pacientes,
dando testimonio de la mejoría experimentada al beber la kombucha en sus diversas
enfermedades, entre ellas: artrosis, bronquitis, presión sanguínea alta, colesterol,
inflamaciones, resfriados frecuentes, dolor en las articulaciones, gota, glaucoma,
desórdenes cutáneos, cáncer, leucemia, úlcera de estómago, migrañas, esclerosis
múltiple, enfermedades del riñón, úlceras varicosas, artritis reumática, reumatismo,
vértigo, dificultad para concentrarse, etc.
El escritor ruso Alexander Solzhenitzyn, en sus libros “Salvado del Cáncer”, “La
mano diestra” y también en su autobiografía, explica con detalle cómo estando en la
cárcel desarrolló cáncer de estómago con metástasis en los pulmones, el hígado y los
intestinos y cómo logró curarse de un modo milagroso gracias a la kombucha, preparada
con hojas de abedul.
Günter Frank anota que las hojas de abedul son muy útiles cuando el sistema
urinario necesita ser estimulado. El abedul hace que las toxinas extraídas por el ácido
glucurónico sean eliminadas de un modo mucho más rápido y efectivo, sin embargo,
recuerda que aunque se utilicen hojas de abedul, debe siempre incluirse una parte de
té negro.
XIV - ¿Dónde conseguir cultivos e información
adicional?
La forma ideal de empezar a cultivar la kombucha es obtener un “hongo”
gratuitamente de alguien que de todos modos no lo va a utilizar, pero ello no siempre
es posible. A continuación se relacionan los datos de personas y compañías que venden
cultivos por correo. La mayoría están en Estados Unidos, aunque también hay algunos
de varios países europeos. Generalmente suministran también información sobre la
kombucha, simplemente hay que enviarles un sobre franqueado o bien un cupón de
respuesta internacional.
G.E.M. Cultures
30301 Sherwood Road
Fort Bragg, CA 95437
Tel: 707-964-2922
Cultivo inicial: $10.00 (gastos de envío dentro de USA incluidos)
Venden también otros cultivos como kéfir, tempeh, etc. Se trata de un negocio
familiar, llevado por Betty y Gordon. Son amables y dispuestos a ayudar en lo que
puedan. Llamar o escribir pidiendo catálogo.
Jack Barclay
P.O. Box 1002
Mesilla, New Mexico 88046
Para pedir un cultivo desde los Estados Unidos mandar 5 dólares (gastos de envío) en
un sobre con vuestro nombre y dirección. Tiene múltiples contactos en todo el país y
Canadá y es muy posible que pueda conectaros con alguien que viva cerca de vosotros
y os pueda regalar un cultivo inicial.
Pat Karr
P.O. Box 1064
Meadow Vista, CA 95722
Regala cultivos a quien se los pida. Sólo quiere que le manden los gastos de envío.
Paper Ships
630 San Anselmo Avenue
San Anselmo, CA 94960
Tel: 415-457-3799 y 415-454-4167
Cultivos iniciales gratis. Llamar para preguntar los gastos de envío. Venden también
libros sobre kombucha.
Ozark Farms
P.O. Box 1805
Clarksville, AR 72830.
Cultivo inicial: 15 $. Incluye gastos de envío (dentro de USA), kombucha, té inicial e
instrucciones.
Darrian Smith
7710 E. Woodbridge Cir #203
Westland, MI 48185
Tel: 313-513-6036
Cultivo inicial e información gratis. Mandar 5 $ para gastos de envío.
Harmonic Harvest
Criadores de Kombucha desde 1991
PO Box 82
Harwood, Texas, 78632
Tel: (210) 540-4899
* Kombucha Kit (cultivo y manual o audio/video, tela de muselina/guantes de látex y
elástico gigante) $30.00
* Harmonic Harvest Kombucha Handbook $5.00
* Harmonic Harvest Audio Casette (30 min. en inglés) $8
Avalon Springs
1164 Rockmart Circle Kennesaw, GA 30144
Tel: 770-590-8825
Pedir catálogo.
Canadian Kombucha
Frank Perron P.O. Box 578
Lively, ON. P3Y 1M5
Canada
Tel: (705) 692-1361
Pedir precios.
Kombucha Express
Aaron Fatone
122 Main Street
Danielson, CT 06239
Tel: 203-739-1923
Kit completo $25.00 más gastos de envío. Llamar o escribir para pedir más
información.
Ridgefield Farms
P. O. Box 77052
Seattle, WA 98177
Kombucha Magic Mushroom Farms, Inc.
P.O. Box 20717 Cherokee Station
New York, NY 10021-0074
Tel: 212-249-4463
Natural Choices
924 W. Belmont, Suite #4
Chicago, IL 60657
Tel: 312-494-2695
Pedir precios.
Laurel Farms
PO Box 7405
Studio City, California 91614
Tel: 310-289-4372
Pedir precios. Laurel Farms es dirigida por Betsy Pryor, autora del libro “Kombucha
Phenomenon.”
Mathew Smith
3606 S.E. Stott Court
Troutdale, OR 97060
June’s Natural Healing Path
June Narber Harrison
6325-9 Falls of Neuse, Ste 193
Raleigh, NC 27615
Tel: (919) 839-6930
Preguntar precios y detalle de sus suministros.
Marie Kamphefner
Strawberry Lane Farm
RR 1 Box 251
Trenton, MO 64683-9769
Tel: 816-485-6473
Preguntar precios.
Günther W. Frank
Genossenschafts Str. 10
D-75217 Birkenfeld
Alemania
Tel: 011-49-7231-47810
Fax: 011-49-7231-485046
Günter es el autor de libro KOMBUCHA - Healthy Beverage and Natural Remedy
from the Far East, la obra más completa y documentada escrita hasta ahora sobre la
kombucha, publicado en inglés y alemán. Pedir catálogo de sus artículos.
Rosina Fasching
Postfach 98
A-9021 Klagenfurt
Austria
Rosina es la autora del libro Tea Fungus Kombucha publicado en inglés y alemán, el
cual contiene abundantes datos científicos.
Biotrade
64 Boulevard Silvio Trentin
F-31200 Toulouse Francia
Tel: 33 61559413 Fax: 33 61559403
Esta empresa ofrece un kit completo por 120 francos franceses más gastos de envío.
Fasching, Rosina. Tea Fungus Kombucha. The Natural Remedy and its Significance
in Cases of Cancer and other Metabolic Diseases. W. Ennsthaler, Steyr, Austria.
1995.
Filho, L.X., Paulo, M.Q., Pareira, E.C. y Vicente, C. Phenolics from tea fungus
analyzed by high performance liquid chromatography Phyton, Buenos Aires, vol. 45
no 2: 187-191. 1985.
Foster, Daniel. The Mushroom That Ate LA Los Angeles Magazine. Vol. 39, no 11:
pp. 118-124. Los Angeles, CA 1994.
Frank, Gunther W. Kombucha - Healthy Beverage and Natural Remedy from the
Far East. W. Ennsthaler, Steyr, Austria. 1995.
Funke, Hans. Der Teepilz Kombucha. Natur & Heilen 64:509-513, 1987.
Hobbs, Christopher. Kombucha: The Essential Guide. Botanica Press, Santa Cruz,
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Minden, Diane. Kombucha, Health Drink of the Ages. Full Circle Press, Klamath
Falls, Oregon, 1996.
Mulder, D. A revival of tea cider. Tea Quarterly, Talawakelle, Sri Lanka. 32: 48-53,
1961.
Pryor, Betsy & Holst, Sanford. Kombucha Phenomenon. Sierra Sunrise Books,
sherman Oaks, CA. 1995.
Steiger, K.E. & Steinegger, E. Über den Teepilz. Pharmaceutica acta Helvetiae. 32:
133-154. 1957.
Subov, M.I. K vaprosu o znacenii nastoia tak nazivaemava cainava griba kak
terapevticescava sredstva. Vrac. dela 27,(6) 511-512. 1947.
Tietze, Harald. Kombucha. The Miracle Fungus. Gateway Books, The Hollies,
Wellow, Bath, U.K. 1994.