Speranza - Manual de Uso
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2-13
"En la escuela Zen de la iluminación súbita hay tres verdades principales, llamadas las
verdades susurradas. . . Susurradas porque no deben ser dichas ya que no serán entendidas.
La primera sostiene que la creación es infinita, ¡vasta!, incomprensiblemente. . . grande. La
segunda sostiene que en esa vasta creación la acción debe ser como escribir en el agua, -¿no
es hermoso?- o como subirse a un árbol en invierno, es decir, sin dejar im presión. Y la última
sostiene que debemos entender que los opuestos no son opuestos."John Cage
Informe, desopilante, de acuerdo. Pero, ¿es posible hablar de la obra de Aira sin los
prefijos de la negación, la inversión o la privación? Su negatividad radical es indudable, pero
¿hay algo que se afirma en la literatura de Aira?
“La nueva escritura”, un breve texto ensayístico publicado en La jornada semanal de
México en 1998, podría leerse como una respuesta a esa pregunta -la más transparente y
asertiva quizás entre las sinuosas teorizaciones de Aira-, susurrada desde lejos con cierta
deliberación. "Duchamp en México" -un relato fechado en México el 28 de noviembre de
1996- podría ser, en ese caso, su más acabada versión ficcional.
La tesis central del ensayo es concluyente: sólo las vanguardias ofrecen una alternativa
para salir del callejón sin salida en que ha quedado la literatura después de la profe-
sionalización del escritor, responsable del congelamiento de la forma artística; sólo mediante
la creación de procedimientos -la herramienta esencial de las vanguadias- el arte puede
recuperar su radicalidad constitutiva: "Constructivismo, escritura automática, ready-made,
dodecafonismo, cut-up, azar, indeterminación. Los grandes artistas del siglo xx no son los
que hicieron obra, sino los que inventaron procedimientos para que las obras se hicieran
solas, o no se hicieran. ¿Para qué necesitamos obras? ¿Quién quiere otra novela, otro
cuadro, otra sinfonía? ¡Cómo si no hubiera bastantes ya! "La obra, luego, será el
procedimiento para hacer obras, sin la obra "o con la obra como apéndice documental que
sirva sólo para deducir el proceso del que salió". La obra de John Cage ("un artista favorito")
y particularmente su Music of Changes (1951 ), creada mediante el azar recurriendo a los
hexagramas del I Ching, ilustra en el ensayo la primacía del procedimiento. Es cierto que se
trata de un músico pero esa fatalidad no invalida, según Aira, el ejemplo para la literatura; el
procedimiento establece una comunicación entre las artes, "huella de un sistema edénico en
que todas las artes formaban una sola". Ya en 1913 Marcel Duchamp había hecho un
experimento semejante, determinando las notas por azar, pero sin ejecutarlo, ya que
consideraba la realización "muy inútil". "No se trata entonces de conocer", concluye Aira,
"sino de actuar. Y creo que lo más sano de las vanguardias, de las que Cage es epítome, es
devolver al primer plano la acción, no importa si parece frenética, lúdica, sin dirección,
desinteresada de los resultados."
La literatura de Aira, en efecto, puede ser leída positivamente como la puesta en práctica
de este programa de acción en el continuo de las artes, como una extensión literaria del
procedimiento central de Cage y Duchamp, el azar. "Duchamp en México" es en ese sentido
la saturación del procedimiento, convertido en tema, anécdota y forma del relato. De turista
en México, Aira compra sucesivamente diez libros idénticos de Duchamp a diez precios
distintos en escala descendente, emprende una serie de cálculos delirantes sobre "las
metamorfosis numéricas de los precios", y reflexiona sobre las posibilidades de escribir un
relato "sin estilo, sin empaque, como anotaciones improvisadas, casi sin frases", apenas un
esquema de novela para ser llenado por otros como un género nuevo y promisorio: "no las
novelas, de las que ya no puede esperarse nada, sino su plano maestro, para que la escriba
otro". Como en el arte de Cage y Duchamp, el azar y la acción todo lo gobiernan en la
literatura de Aira ("La palabra arte", dijo Duchamp, " en términos etimológicos, significa
hacer, simplemente hacer"). El azar anula la composición, la disposición deliberada de los
elementos, promueve un grado mayor de libertad para la conjunción sorpresiva dentro de
una estructura o un proceso dado y convierte al arte en una especie de bastidor arbitrario
donde puede suceder lo inesperado. Como en la obra de Cage o Duchamp, las "operaciones
del azar" intentan sortear las trampas del yo, las emociones y los hábitos y superar al mismo
tiempo las clásicas dicotornías occidentales (bien/mal, sensualidad/razón, sentido/sin
sentido) mediante la aceptación de la gracia generativa del accidente. Y si, como sostiene
Aira, el procedimiento de las tablas de elementos que usa Cage puede servir para cualquier
arte incluida la literatura, sus relatos parecen entregarse a la "tabla de elementos" más
esencial de toda narración, los principios básicos de la narratología (los elementos de la
Morfología del cuento folclórico de Vladimir Propp, digamos ), actualizados con
determinaciones azarosas. Pero, ¿qué lee entonces el lector de Aira? Lee, precisamente, sus
ocurrencias, la gracia sorpresiva del incidente.
Por vía del azar, al mismo tiempo, la obra se libera de los cánones convencionales del
gusto y la tradición. Si Duchamp posibilitó un cambio radical en el juicio estético,
reemplazando el clásico "Esto es bello" por "Esto es arte", no sorprende que la obra de Aira,
deudora de esa libertad, se resista al juicio estético tradicional. Tampoco sorprende que se
libere así de los clásicos procesos de filiación y afiliación en la tradición literaria. "El van -
guardista ", dice Aira glosando a Cage, " crea un procedimiento propio, un canon propio, un
modo individual de recomenzar desde cero el trabajo del arte." No hay genealogía literaria
de Aira en sentido estricto, de hecho, y mucho menos descendencia legítima. De ahí la
imposibilidad de la reapropiación reductora de su literatura por vía del desaliño, la
banalidad, el chiste, el anacronismo o la digresión, evidente en la pobreza comparativa de
algunos de sus epígonos. Como uno de esos CDs que llevan incorporados un sistema que
inhabilita la copia, el continuo airiano es inasimilable e irreductible.
Con toda su negatividad, sin embargo, hay una herencia de lo informe que se ofrece en
su literatura como un principio de soberanía contra la servidumbre estéril de las "buenas
escrituras", el profesionalismo vacuo, la tiranía autoinflingida del proyecto y el estilo propios,
e incluso el recurso defensivo a la parodia. "Escribir mal, sin correcciones, en una lengua
vuelta extranjera", escribe Aira en Nouvelles lmpressions du Petit Maroc, "es un ejercicio de
libertad que se parece a la literatura misma. De pronto, descubrimos que todo nos está
permitido." Pero, ¿cabe, a fin de cuentas, citar a Aira? ¿O las frases deberían desvanecerse
una vez leídas, como si hubiesen sido escritas en el agua?
Lecturas
La propuesta de Alan Pauls respecto de la lectura crítica de Borges aparece hacia el final de
El factor Borges (Fondo de Cultura Económica, 2000). Las reflexiones de William Burroughs
sobre las relaciones entre pintura y literatura están tomadas de The Job, Interviews wlth
William Burroughs de Daniel Odler (Penguin, New York). Las referencias a lo informle en Ba-
tallle y en el arte del siglo XX, de la Encyclopaedia Acephalica (Documents of the Avant-
Garde, Atlas Press, Londres), y sobre todo del iluminador catálogo razonado de L’Informe de
Yve-Alain Bols y Rosalind E Krauss, Formless A User’s Guide (Zone Books, New York). La cita
de Roland Barthes sobre "El dedo gordo" de Bataille es de "Las salidas del texto", incluido en
Bataille (Editorial Mandrágora, Barcelona). Las referencias y citas de John Cage pertenecen a
Musicage, John Cage in conversation with Joan Retallack (Wesleyan Universlty Press,
Hanover y Londres), y las de Marcel Duchanlp, a Kant after Duchamp de Thierry de Duve
(October, The MIT Press, Cambridge, Massachusetts).
Las citas de César Aira pertenecen a diversas entrevistas incluidas en Primera persona de
G.S. (Norma, Buenos Aires), La curiosidad impertinente de Gulllermo Saavedra (Beatriz
Viterbo, Rosario), La muela del Juicio (reportaje de Esteban López Brusa y Miguel Dalmaroni,
La Plata, 1992), El país (reportaje de Ignacio Echevarría, Madrid, 1999) y a los siguientes
textos de Aira "Prólogo" a Novelas y cuentos de Osvaldo Lamborghini (Ediciones del Serbal,
Barcelona), "La nueva escritura" (La jornada semanal, México, 1998), "Duchamp en
MéxiCO", en Taxol (Simurg, Buenos Aires) y Nouvelles Impressions du Petit Maroc (M.E.E.T.,
Saint-Nazaire).
Imagen:
En L´Affaire du courrier (1961-1962) el artista francés Arman reunió tres meses de la
correspondencia recibida por Pierre Restany en una caja de madera cubierta de Plexiglas.
Yve-Alain Bois y Rosalind Krauss incluyeron la obra en L´Informe (Centro Georges Pompidou,
1996) como manifestación de la entropía, la acumulación y la profusión infinita, propies de
lo informe.