Auditor
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Auditor
1. ¿Quién es Auditor?
El auditor debe conservar la integridad y la objetividad y, cuando ejerce la contaduría pública, ser
independiente de aquellos a quienes sirve.
Los conceptos de la ética profesional, sección ET 52-02 define la independencia como: "La
capacidad para actuar con integridad y objetividad". Objetividad es la posibilidad de mantener
una actitud en todas las cuestiones sometidas a la revisión del auditor.
Auditor como todo contador público deberá acumular una serie de méritos personales que no podrá
adquirir en las aulas universitarias solamente. Sino a través de una formación general que no
comienza ni termina en dichas aulas y que continuará consolidándose a lo largo de su vida. Entre
las cualidades personales fundamentales que habrán de destacar tenemos las siguientes: Mística
de trabajo. Personalidad radiante de entusiasmo. Moralidad. Carácter. Sentido de responsabilidad
Ético, es decir, imparcial, sincero, honesto y discreto.
De mentalidad abierta, es decir, dispuesto a considerar ideas o puntos de vista
alternativos.
Diplomático, es decir, con tacto en las relaciones con las personas.
Observador, es decir, activamente consciente del entorno físico y las actividades.
Perceptivo, es decir, instintivamente consciente y capaz de entender las situaciones
Versátil, es decir, se adapta fácilmente a diferentes situaciones.
Tenaz, es decir, persistente, orientado hacia el logro de los objetivos.
Decidido, es decir, alcanza conclusiones oportunas basadas en el análisis y
razonamientos lógicos.
Seguro de sí mismo, es decir, actúa y funciona de forma independiente a la vez que se
relaciona eficazmente con otros.
Este listado de cualidades debe servir para analizarse de forma personal a fin de ir mejorando día a
día en nuestra forma de tratar a los demás durante el proceso de auditoria.
El auditor debe actuar con la debida diligencia profesional en la ejecución de su trabajo y en la
emisión de su informe; lo anterior impone a cada persona de la organización del auditor, la
responsabilidad del cumplimiento de las normas técnicas aplicables en la ejecución del trabajo y en
la emisión del informe. Su ejercicio exige, asimismo, una revisión crítica a cada nivel de supervisión
del trabajo efectuado y del juicio emitido por todos y cada uno de los profesionales del equipo de
trabajo de auditoría. El auditor cuando lo considere necesario, podrá obtener asesoramiento de
otros profesionales en materias especializadas, debiendo poner cuidado en su selección y
consulta, previa autorización de la entidad auditada. Si la entidad no otorgase la autorización y la
materia fuese importante, el auditor deberá hacer constar este aspecto en su informe. El auditor es
responsable del cumplimento de las normas de auditoría establecidas y, a su vez, responsable del
cumplimiento de las mismas por parte de los profesionales del equipo de auditoría. El auditor debe
prestar servicios de calidad a sus clientes, respetando los intereses de éstos. Sin embargo, esta
preocupación por los intereses de sus clientes no debe anteponerse a sus obligaciones para con
terceros, interesados en la información que se desprenda del informe de auditoría, en cuanto al
mantenimiento de su independencia, integridad y objetividad. Esta dualidad de obligaciones
requiere para su cumplimiento un alto grado de responsabilidad y conducta ética. El auditor es
responsable de su informe y debe realizar su trabajo de acuerdo con las normas técnicas de
auditoría establecidas. Su trabajo no está específicamente destinado a detectar irregularidades y
errores de todo tipo que hayan podido cometerse y, por lo tanto, no puede esperarse que sea uno
de sus resultados. No obstante, el auditor debe planificar su examen teniendo en cuenta la
posibilidad de que pudieran existir errores o irregularidades con un efecto significativo en el sistema
auditado.