Cristo Simbolo Del Sendero Hodson
Cristo Simbolo Del Sendero Hodson
Cristo Simbolo Del Sendero Hodson
AÑO: I
Materia:
LA TEOSOFIA EN LA ANTIGUEDAD
Módulo: II
Material Adicional:
CRISTO : SIMBOLO DEL SENDERO
Nº de orden de Estudios: 3
Material de estudio adicional con relación al Capitulo del Fascículo: III
Origen:
Capitulo:
Autor : Rev. P. Geodfrey Hodson
Traductor:
Edición: Reimpreso Revista El Cáliz Nº 9
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Basaremos nuestro estudio sobre la tradición esotérica del cristianismo en
uno de los aspectos mas velados de los evangelios, la propia vida de Cristo. La
emocionante historia de la vida de Jesús, como está relatada en los cuatro
evangelios, mas que un relato biográfico exacto de la vida del Maestro, retrata,
siguiendo un método velado en la tradición milenaria de los Misterios, enseñanzas
esotéricos profundos sobre a vida de cada hijo de Dios, de cada uno de nosotros.
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estatura de la plenitud de Cristo. El personaje central, Jesús, simboliza al Cristo
interior, que procura de forma interna traer su mensaje redentor a nuestra
naturaleza inferior. Los principales eventos de la vida de Jesús serán interpretados,
como referencias a imitar, de las cinco grandes iniciaciones, por las que pasan
todos los Grandes Maestros. [3]
Así, después del despuntar de la luz, la buena nueva del nacimiento divino,
la fuerza de las tinieblas se hacen sentir, procurando traer la muerte. Herodes, el
gobernante exterior, personifica las fuerzas de las tinieblas que combaten a la luz.
[4] En el ser humano, Herodes, representa a la personalidad auto centrada, la
fuerza del pasado, que teme el nacimiento de la luz en el interior del ser, pues el
Cristo, la esperanza del futuro, necesariamente provocará una revolución,
amenazando el control a las fuerzas de materialidad y de egoísmo que mantienen
al hombre prisionero. Para que las fuerzas tenebrosas del mal no maten al recién
nacido, la divina familia debe huir para Egipto, tierra de los misterios y santuarios
donde los iniciados eran y todavía son instruidos.
3
La cena de Navidad, rememorada con profunda alegría por millones de
cristianos todos los años, está repleta de símbolos. El establo, la gruta, representa
el cuerpo físico que representa en su interior todos los miembros de la familia
divina, que son los diferentes principios del hombre. El pesebre, donde el Cristo
pequeño está reclinado, utensilio usado en la alimentación de los animales,
representa al cuerpo vital o etérico que preserva y distribuye el prana, o fuerza vital
del sol, por todo el cuerpo físico. Las ovejas y las vacas, representan las emociones.
Para que el Cristo pueda nacer, se supone que esos animales tienen que haber sido
domesticados, o sea, que las emociones del candidato a la iniciación tienen que
haber sido disciplinadas y purificadas.
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paloma que se posó sobre Él” (Mt 3:16). El iniciado que se compromete a servir a
Dios en la labor de salvación de la humanidad demuestra ser un hijo dilecto del
Padre, el que es confirmado por una voz celestial que afirma: “Este es mi hijo
amado, en quien me complazco” (Mt 3:17).
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Jesus en el camino de perfección (Moisés y Elias) participan de ese momento de
glória.
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sobrevendrán, él verifica que está solo. No conseguirá ningún apoyo externo o
interno en ese momento de soledad, lo cual es simbolizado en los evangelios por los
discípulos durmiendo durante la oración (Mt 26:40-45). Una actitud normal a
cualquier ser humano, al percibir el intenso sufrimiento que le aguardaba, Jesús
invoca a Dios y dice: “Padre, si quieres, aparta de mi este cáliz” (Lc 22:42). Sin
embargo, como iniciado comprometido con su misión de redención de humanidad,
acepta las consecuencias de una vida altruista de total desapego, aunque el precio,
sea su propia vida, y se somete humilde .
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permitiendo que el hijo del Padre celestial, que es un alma ignorante de su
verdadera naturaleza, continúe vagando por el mundo hasta redimirse de todos sus
crímenes contra la gran Ley, hasta retornar a la casa paterna como el Cristo
triunfante.
El relato de la pasión de Jesús representa el vía crucis de todos los que pasan
por la cuarta iniciación: deben morir para el mundo, para alcanzar la conciencia
permanente del Reino de Dios, la conciencia de la vida eterna. Pablo describe esa
experiencia: “Fui crucificado junto con Cristo. Ya no soy yo quien vivo,
mas es Cristo que vive en mí “(Gálatas 2: 19-20). Es interesante notar que la
crucificción tiene lugar en el monte Gólgota, el calvario, que significa la calavera. La
culminación de esa importante iniciación, ocurre más de una vez en un monte, una
clara indicación de un estado elevado de conciencia. El Gólgota representa el
cráneo humano, el lugar físico donde la conciencia divina es crucificada. Jesús,
representando la conciencia divina, es crucificado entre dos malhechores, uno de
los cuales sería un buen ladrón (Lucas 23: 39-43). Los dos ladrones simbolizan los
dos aspectos de la mente, uno de los cuales se vuelve hacia lo alto y sigue al
Salvador rumbo al Reino de los Cielos. El sepulcro en la roca en el cual Jesús
habría sido enterrado es también otra representación de que el Cristo espiritual es
enterrado en el plano más denso de manifestación, el plano físico, de donde sólo se
libera después de haber cumplido su misión terrena.
Se dice en el Credo de los Apóstoles que, después de la muerte, Jesús ,”
descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos”.
En la Biblia se dice que: “Muerto en la carne, fue vivificado en el
Espíritu, en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados
“…... (1 Pedro 3:19).Para los antiguos el infierno no tenía la connotación de
tormento eterno establecida por la Iglesia. El infierno era tenido como una región,
un lugar oculto, el Hades de los griegos, en fin, un submundo habitado por las
personas que dejaban el cuerpo físico. Ese pasaje puede ser interpretado de dos
maneras: una psicológica y otra esotérica. La connotación psicológica es que el
iniciado solo puede alcanzar la liberación cuando desciende al infierno de su
inconsciente y libera su lado oscuro. El solo puede ser libre cuando no existen más
condicionamientos inconscientes en su naturaleza inferior. La interpretación
esotérica es que todo iniciado debe descender al mundo emocional y llevar la luz
de la esperanza para las almas atormentadas por el remordimiento de los errores
cometidos cuando estaban encarnadas en el mundo. (8).
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sufrimiento que causó. El iniciado solo estará pronto para la cuarta iniciación
cuando, pueda perdonar a aquellos que a él le hicieron algo, como a los que
hicieron algo a los débiles y oprimidos, como Jesús, que en medio de la agonía de la
crucificción, dice: “ Padre perdónalos ; no saben lo que hacen” ( Lucas 23:
34 )
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perfecta unidad con Dios, o su estado opuesto es justamente dejar ese estado del
Paraíso?. ¡Esa es justamente la probación del Maestro de Compasión y Sabiduría!
Encarnarse de tiempo en tiempo, asumiendo las limitaciones inherentes a un
cuerpo humano, sometido a los bombardeos de las vibraciones externamente
pesadas de nuestro mundo, siempre que el Plano Divino requiera su atención en la
Tierra, para dar un nuevo impulso al proceso evolutivo. Una imagen que talvez
pueda transmitir una vaga idea de que debe ser esa probación para un Maestro,
sería el grado de sacrificio que un individuo de clase media haría al decidir
voluntariamente abandonar su vida confortable para vivir en una barraca
inmunda, en un inmerso terraplén sanitario (lo que comúnmente llamamos de
inmundicia) para dedicarse a ayudar a las pobres almas que viven buscando
inmundicia y morando en aquella condición subhumana.
LA VIDA MISTICA
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tradición de los misterios de Jesús se tuvieron que esconder para sobrevivir. La
historia del ocultismo indica que innumerables grupos, a lo largo de los siglos,
parecen haber recuperado de alguna forma esa tradición. Así como esos grupos
existieron en el pasado, es lícito suponer que todavía existan en los días de hoy,
aunque totalmente velados para la curiosidad pública. De esta manera, en vez de
lanzarse a una búsqueda desenfrenada por grupos ocultos, que probablemente
muchos podrán redundar en la afiliación a grupos no idóneos, el devoto debe
cuidar de su preparación interior, acordándose de la verdad milenaria mencionada
anteriormente de que “cuando el discípulo está pronto el maestro aparece”.
Pero otra alternativa existe en los sacramentos externos, que son esos
mismos misterios ministrados a los interiormente sinceros devotos. Ése es el
camino que es transitado por miles de místicos a lo largo de los siglos. Esos
buscadores incansables transitaron el camino de la perfección arduamente,
recibiendo en su corazón probablemente de una manera inconsciente, los
sacramentos de Jesús, cuando ellos progresaron en el camino espiritual. Si
analizamos la vida de los místicos es obvio la correlación de las enseñanzas del
camino místico con las iniciaciones y los sacramentos de Jesús.
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La noche obscura del alma. Continua alternando entre la Luz y la sombra de
las primeras tres fases. Después de haber visto metafóricamente el Sol, el místico
ahora penetra en las profundidades de las tinieblas. Habiéndose deleitado con la
experiencia de la presencia de Dios, ahora él sufre con la ausencia divina. Él
enfrenta la mas terrible de todas las experiencias del camino místico, descripta por
San Juan de la Cruz como la noche obscura del alma y, por otros, como
“sufrimiento místico”, la “muerte mística”, la “purificación mística”, la “purificación
del Espíritu”. Es una verdadera “crucificción espiritual” al que el buscador debe
someterse para alcanzar la glorificación subsiguiente de la ascensión a las alturas
de unión con Dios. En cuanto estaba en la etapa de purificación, el místico buscaba
extirpar los intereses por las cosas del mundo y por la gratificación de los sentidos,
ahora él debe extender el proceso de purificación a la esencia de su naturaleza
inferior, eliminar el sentido de ser un “yo separado”. Solamente cuando la
personalidad se entrega interiormente a Dios, con fe inquebrantable, a pesar de
sufrir como que él es abandonado por la Divina Presencia, cuando no espera nada
para su yo personal, se cortan los últimos lazos con la conciencia egoísta,
capacitando al alma a unirse con el Supremo Bien.
......................................
La rica tradición cristiana siempre estuvo inclinada hacia la transformación del
hombre viejo en un hombre nuevo. El objetivo de esa tradición, no es formar
meros devotos, los cristianos tradicionales, pero sí verdaderos Cristos, nacidos en
la gruta del corazón, siendo bautizados, transfigurados, muertos y sepultados,
resurreccionando de entre los muertos, y, finalmente, ascendiendo en gloria a los
cielos, para permanecer a la derecha del Padre. Esta es la vía mística, transitada
por tantos millares de buscadores sinceros a lo largo de los siglos. En ella todas las
enseñanzas y pasajes de la Vida de Cristo, retratan la vida de su propia alma. Si
esto ocurre correctamente, el místico percibirá que las palabras de Cristo son
dirigidas a él:
“Yo os digo, verdaderamente, que algunos que aquí están
presentes, no probarán la muerte, hasta que vean el Reino de los
Cielos “(Lucas 9:27). Será excelsa la gloria de aquellos que alcanzaren la
perfección, conforme se puede apreciar en las palabras de Cristo registradas en el
Apocalipsis: “Al que venciere, le concederé sentarse conmigo en mi
trono, así como yo también vencí estoy sentado con mi Padre en su
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trono “(Apocalipsis 3:21)
[1] Un exhaustivo trabajo de Kersey Graves, titulado The World’s Sixteen Crucified Saviors, or
Christianity before Christ (reprint, Montana, Kessinger Publishing Co) indica que varias
características son comunes a casi todos esos salvadores de la humanidad. Entre ellas vale
mencionar: nacimiento milagroso, de madres vírgenes, en el 25 de diciembre; sus vidas habrían sido
profetizadas anteriormente; una estrella brillante indicaría el lugar del nacimiento; ángeles, pastores
y magos estarían presentes; eran de descendencia real; fueron amenazados de muerte en la infancia
por el gobernante del país donde nacieron; dieron pruebas de su divinidad; apartáronse del mundo
por algún tiempo para ayunar; dijeron que su reino no era de este mundo; fueron ungidos; fueron
crucificados por los pecados del mundo; después de tres días enterrados, resurgirían de los muertos;
al final de su misión ascenderían al cielo.
[1] Un exhaustivo trabajo de Kersey Graves, titulado The World’s Sixteen Crucified Saviors, or
Christianity before Christ (reprint, Montana, Kessinger Publishing Co) indica que varias
características son comunes a casi todos esos salvadores de la humanidad. Entre ellas vale
mencionar: nacimiento milagroso, de madres vírgenes, en el 25 de diciembre; sus vidas habrían sido
profetizadas anteriormente; una estrella brillante indicaría el lugar del nacimiento; ángeles, pastores
y magos estarían presentes; eran de descendencia real; fueron amenazados de muerte en la infancia
por el gobernante del país donde nacieron; dieron pruebas de su divinidad; apartáronse del mundo
por algún tiempo para ayunar; dijeron que su reino no era de este mundo; fueron ungidos; fueron
crucificados por los pecados del mundo; después de tres días enterrados, resurgirían de los muertos;
al final de su misión ascenderían al cielo.
[2] El lector podrá obtener mas informaciones sobre esas cuestiones el exhaustivo estudio de
Gerald Massey, The Historical Jesus and the Mythical Christ (republicado em N.Y. por A&A
Books Publishers, 1992).
[3] Las interpretaciones presentadas fueron basadas en los libros siguientes: Geoffrey Hodson,
The Hidden Wisdom in the Holy Bible, vol. I, op.cit., e A Vida do Cristo do Nascimento a
Ascensão, (Brasília: Editora Teosófica, 1999); Annie Besant, O Cristianismo Esotérico, op.cit.;
C.W. Leadbeater, A Gnose Cristã, op.cit.; Alice A. Bailey, From Bethehem to Calvary, The
Initiations of Jesus (N.Y.: Lucis, 1981); Rudolf Steiner, From Jesus to Christ (Sussex, Inglaterra:
Rudolf Steiner Press, 1991).
[4] Es interesante notar que en Hebreo, Herodes quiere decir ‘un terror’, talves derivado de la
palabra egípcia “heru”, aterrorizar.
[6] Algunos autores sugieren que los doce apóstoles representan los doce signos del zodíaco.
Gaskell, un estudioso de simbología esotérica propone la siguiene correspondência: Pedro – la
mente analítica inferior; Andrés – fé e investigacion; Tiago – esperanza y progreso; Juan – amor y
filosofía; Felipe – corage y determinación; Bartolomeu – perseverancia; Tomás – busqueda
intelectual de la verdad; Tiago Alfeu – modéstia y receptividad; Simón Zelote – gentileza y
atención; Judas, hermno de Tiago; mente abierta; Mateos – deliberación crítica; Judas – prudencia.
(vide G.A. Gaskell, Dictionary of the Sacred Language of all Scriptures and Myths (Londres: G.
Allan & Unwin).
[7] Vide G. Hodson, The Hidden Wisdom in the Holy Bible, op.cit., vol. I..
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[6] Algunos autores sugieren que los doce apóstoles representan los doce signos del zodíaco.
Gaskell, un estudioso de simbología esotérica propone la siguiene correspondência: Pedro – la
mente analítica inferior; Andrés – fé e investigacion; Tiago – esperanza y progreso; Juan – amor y
filosofía; Felipe – corage y determinación; Bartolomeu – perseverancia; Tomás – busqueda
intelectual de la verdad; Tiago Alfeu – modéstia y receptividad; Simón Zelote – gentileza y
atención; Judas, hermno de Tiago; mente abierta; Mateos – deliberación crítica; Judas – prudencia.
(vide G.A. Gaskell, Dictionary of the Sacred Language of all Scriptures and Myths (Londres: G.
Allan & Unwin).
[7] Vide G. Hodson, The Hidden Wisdom in the Holy Bible, op.cit., vol. I..
[9] Ver La Sabiduría oculta en la Sagrada Biblia, op.cit., vol. I, pg. 263-64.
[10] Ver, para mas informaciones, C.W. Leadbeater, Los Maestros y el Sendero
[11] Ver Evangelio de Felipe, en The Nag Hammadi Library, op.cit., pg. 150.
[12] Las cinco etapas presentadas a seguir fueron resumidas del libro de Evelyn Underhill,
Mysticism, op.cit., pg. 169-70.
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