NEU-INF-EVA. Solovieva & Col. 2017.

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 A.  Escotto,  M  Pérez  y  N.  Sánchez  (2007)  Lingüística,  neuropsicología  y  neurociencias    


ante  los  trastornos  del  desarrollo  infantil.  México,  UNAM.:  87-­‐101.  

PRINCIPIOS Y ESTRATEGIAS PARA LA EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA


INFANTIL1

Yulia Solovieva y Luis Quintanar Rojas

Maestría en Diagnóstico y Rehabilitación Neuropsicológica,


Facultad de Psicología, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

La neuropsicología es una ciencia que se dedica al estudio de la actividad cerebral en


los actos complejos del ser humano, tanto en la normalidad como en la patología. Como rama
de la ciencia neuropsicológica, la neuropsicología infantil analiza el substrato cerebral de las
acciones que realiza el niño y atrae cada vez más a los investigadores y especialistas
interesados por la aplicación de los conocimientos neuropsicológicos para el análisis de los
problemas en el aprendizaje escolar y las dificultades en el desarrollo psicológico.
El estado funcional del substrato cerebral puede ser positivo o insuficiente
respecto a la edad psicológica del niño y, de este modo, favorecer u obstaculizar la vida
cotidiana del menor en general, o el proceso de aprendizaje escolar en particular
(Quintanar y Solovieva, 2000). ¿De qué manera se puede analizar la participación del
sustrato cerebral en la realización de las acciones de los niños?
La neuropsicología que parte de la aproximación psicológica histórico-cultural,
introducida por Vigostky (1984) y desarrollada posteriormente por Luria (1973), se basa
en tres principios fundamentales:
1) El origen histórico-cultural de la psique humana.
2) La estructura sistémica de la psique humana.
3) La localización dinámica de los procesos psicológicos.

1) El origen histórico-cultural de la psique humana


Este principio evoca directamente el concepto clave de la teoría de L. S. Vigotsky
(1995a). Con este término, Vigotsky denomina a cualquier tipo de proceso psicológico que
contenga las siguientes características: origen cultural, estructura mediatizada y carácter
voluntario, consciente y autorregulable. La característica de origen cultural implica que los
procesos psíquicos superiores se adquieren durante la vida del niño y no se limitan a la

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Correspondencia: Maestría en diagnóstico y rehabilitación neuropsicológica, Facultad de
Psicología, BUAP. Yulia Solovieva: [email protected]; Luis Quintanar Rojas:
[email protected]

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herencia biológica de la especie humana. Por esta razón podemos afirmar que el
desarrollo psicológico del niño, a diferencia del desarrollo de los animales, es de tipo no
predeterminado, es decir, no definido desde el punto de vista hereditario, sino que
depende de la forma de organización del proceso de adquisición de la experiencia
histórico-cultural del hombre. El desarrollo de un animal está predeterminado
completamente por su herencia, la cual, siendo más flexible en animales superiores, le
permite adquirir conductas más complejas a partir de la experiencia individual que reciben
del medio que les rodea.
La característica de la estructura mediatizada señala la participación necesaria de
signos o instrumentos psicológicos en todas las acciones del niño. Estos signos son producto
de la cultura, se someten a la transformación histórica y pueden ser internos o externos. La
particularidad de estos signos como instrumentos, es que con ellos se modifica, no el mundo
externo real, sino la vida psíquica interna del niño. No obstante que Vigotsky (1995a) se
refería principalmente al uso del lenguaje como medio de excelencia, existen otros tipos de
medios externos e internos, cuya cantidad es infinita. Ejemplos de estos signos pueden ser
los tipos de alfabetos verbales, los signos matemáticos y musicales, los símbolos religiosos y
artísticos, los conceptos científicos, los sistemas de gestos y las expresiones faciales, etc. Un
ejemplo de este signo psicológico se representa en la figura 1.
En este ejemplo se puede observar una representación simbólica, a través de la
cual el hombre, en la era paleolítica, no modificaba al mundo externo, sino a sí mismo,
influyendo sobre sus propias percepciones y emociones, precisando sus necesidades y
determinando sus creencias e imaginaciones. De esta forma, es posible establecer las
diferencias entre un instrumento práctico y un instrumento psicológico. El instrumento o
herramienta satisface las necesidades prácticas y le permite al hombre transformar el
medio externo de acuerdo a ellas, mientras que el uso del instrumento psicológico no se
limita a objetivos pragmáticos. Este último le permite al ser humano influir sobre sí mismo.
Actualmente no es posible imaginar que el ser humano realice algún tipo de
actividad sin la participación de los instrumentos psicológicos. Esto es lo que diferencia al
ser humano de los animales.
Finalmente, el carácter consciente, voluntario y autorregulable de los procesos
psicológicos, muestra que desde la edad infantil el ser humano pasa por las etapas de
adquisición de la reflexión y la regulación de su comportamiento propio. Esta vía se inicia
desde la acción de regulación dividida entre el adulto y el niño (nivel extra cerebral o inter-
psicológico), pasa por la etapa en la cual el niño se regula a través de su propio lenguaje

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externo o egocéntrico (etapa del lenguaje externo) y culmina con la etapa de regulación
plenamente psíquica, a través del lenguaje interno propio del niño (etapa intra-
psicológica).

Figura 1. Ejemplo de representación simbólica (Pintura rupestre de Lascoaux, Francia).

2) La estructura sistémica de la psique humana


El segundo principio fundamental de la neuropsicología es el de la estructura
sistémica. Este principio ya no se relaciona tanto con el nombre de L.S. Vigotsky, sino con
el nombre de A.N. Lenotiev, creador y autor principal de la teoría de la actividad, como un
paradigma de la psicología general. La idea de que las funciones psicológicas no existen
como unidades aisladas genéticamente determinadas y la necesidad de encontrar una
unidad adecuada para el análisis de los fenómenos psicológicos, ya se había expresado
en la obra de Vigotsky (1991; 1992). Sin embargo, la explicación teórica concreta la
encontramos en la obra de su, A.N. Leontiev (2000), de acuerdo a la cual la actividad es
el medio de manifestación y forma de existencia de la psique humana. El concepto de la
actividad no se puede igualar al concepto de función psicológica, debido a que ninguna
actividad se puede llevar a cabo con una sola función. La actividad se define por el motivo
que la impulsa, es un proceso que realiza el sujeto mismo. Por ejemplo, para la actividad
de aprendizaje escolar debe existir un motivo cognoscitivo, si éste no existe, la actividad
de aprendizaje se limita a una cadena de acciones aisladas.
Dentro de la actividad es posible encontrar otra unidad más compacta, que en la
teoría de la actividad se denomina acción y que se refiere a un proceso dirigido a un
objetivo consciente inmediato. Por ejemplo en la actividad de aprendizaje escolar
podemos identificar muchas acciones particulares, tales como la escritura al dictado, la
solución de un ejemplo aritmético o la lectura de un texto en voz alta.

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3) La localización dinámica de los procesos psicológicos


El tercer principio es propiamente neuropsicológico, pero se encuentra en estrecha
relación con los dos principios anteriores. Se refiere a la forma de correlacionar el nivel de
participación del sustrato cerebral y el de la expresión psicológica de los actos humanos.
La forma tradicional es hacerlo a través del concepto de funciones psicológicas, sin
embargo es posible ver que existen dificultades teóricas y metodológicas. Así, en la
actividad (acción) de la escritura es posible establecer la participación de las funciones
psicológicas de la atención, la memoria, el lenguaje, la percepción, etc. Estas funciones
tradicionalmente se definen como categorías psicológicas, por lo que no pueden ser
utilizadas para relacionar el nivel cerebral con el nivel psicológico, a lo cual nos hemos
referido como objeto de estudio de la neuropsicología. En otras palabras, el nivel cerebral
no puede ser simplemente sustituido por el nivel psicológico y viceversa. Si el
neuropsicólogo sigue usando solamente estos términos, entonces no diferencia su objeto
de su estudio, del objeto de estudio de un psicólogo. Además, las funciones psicológicas,
tales como la atención o el lenguaje, no pueden ser relacionadas directamente con
ninguna zona cerebral en particular, sino que diversas zonas territorialmente lejanas (o
cercanas) participan en su realización, lo cual se ha demostrado en múltiples estudios con
pacientes adultos con daño cerebral (Luria, 1947, 1969; Luria y Xomskaya, 1979;
Tsvetkova, 1996, etc.) y con niños con dificultades en su desarrollo (Simmernitskaya,
1985; Akhutina, 2001). Debido a estas razones surgió la necesidad de considerar un nivel
más dentro de la actividad humana: el nivel de sus mecanismos cerebrales.
Desde el punto de vista de la localización dinámica y sistémica, las acciones
psicológicas se representan en el cerebro en forma de sistemas funcionales complejos.
Estos sistemas unen el trabajo de conjuntos de zonas cerebrales territorialmente lejanas
(o cercanas) entre sí, de acuerdo al objetivo de cada acción particular. El neuropsicólogo
infantil debe conocer no sólo el modo de trabajo de las diversas zonas cerebrales, sino
también la estructura psicológica de las acciones que realiza el niño.
Los tres principios fundamentales de la neuropsicología que se han considerado
pueden aplicarse directamente a la evaluación de los problemas que surgen durante el
desarrollo del niño. Esta metodología se puede expresar en tres principios particulares:
1. Consideración de la edad psicológica: tipo de interacción cultural.
2. Apoyo en la actividad del niño: elección de las acciones propias de la edad.
3. Identificación de los mecanismos fuertes y débiles que garantizan la ejecución
de dichas acciones.

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Estos principios particulares se encuentran en estrecha interrelación. Así, la


consideración de la edad psicológica, como tipo de interacción cultural del niño con el
medio social, permite comprender las necesidades particulares de cada edad psicológica
del niño y conocer sus limitaciones y sus logros. El principio de apoyo en la actividad del
niño de cada edad psicológica señala la necesidad de elegir las pruebas y las tareas
adecuadas para cada momento esencial del desarrollo del niño y plantear los objetivos de
la evaluación específica para la edad preescolar y escolar (Salmina y Filimonova, 2001;
Solovieva y Quintanar, 2005). La identificación de los mecanismos fuertes y débiles que
garantizan la ejecución de dichas acciones, sugiere que la evaluación neuropsicológica
infantil se establece a partir del análisis de las acciones del niño, desde el punto de vista
de los mecanismos cerebrales que participan en la realización de dichas acciones.
Dentro de la actividad del niño es posible diferenciar niveles específicos de análisis
(Leontiev, 2000): actividad, acción, operación y mecanismos (cerebrales)
neuropsicológicos.
La acción es el proceso más elemental de la actividad, cuyo motivo coincide con el
de la actividad y se dirige a un objetivo conciente. La operación es parte de la acción que
no se refleja en la conciencia. Es posible definirla como el elemento técnico de la acción.
Por ejemplo, para escribir es necesario encontrar una imagen gráfica para cada sonido,
ubicarse en el espacio de la hoja, relacionar las imágenes en secuencias y verificar la
ejecución. En los niños, en diversas etapas de aprendizaje, cada una de estas
operaciones se refleja en la conciencia, es decir, representa acciones, mientras que en los
adultos, estos mismos procesos son operaciones semiconscientes y automatizadas
(Galperin, 1998; Talizina, 1984).
Como señalamos anteriormente, en la actividad podemos identificar el nivel de los
mecanismos neuropsicológicos que se relacionan con el funcionamiento cerebral. Desde
el punto de vista de la localización dinámica y sistémica de las funciones psicológicas
(Vigotsky, 1991), las acciones escolares no pueden ser el resultado del trabajo de alguna
zona cerebral particular, sino que resultan del trabajo de diversas zonas territorialmente
lejanas (o cercanas) que participan en su realización (Luria, 1947, 1969; Luria y
Xomskaya, 1979; Simernitskaya, 1985; Akhutina, 2001; Tsvetkova, 1996).
De esta forma, el tercer principio neuropsicológico establece la unidad particular
del análisis neuropsicológico, a la cual Luria denominó con el término factor. El término
factor se refiere al mecanismo neuropsicológico, como eslabón del sistema funcional
complejo y como resultado del trabajo de una zona cerebral altamente especializada o

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conjunto de zonas unidas funcionalmente para la realización de una acción concreta del
niño.
Consideremos estos niveles con el ejemplo concreto de la acción de la escritura de
una oración al dictado. Es evidente que para escribir es necesario percibir la información
que llega por la vía auditiva, es necesario describir los sonidos que se perciben, encontrar
el grafema correspondiente a cada fonema, organizar la escritura en el espacio de una
hoja de papel a través de secuencias motoras fluentes, verificar todo el proceso y en su
caso, corregir los errores. Este ejemplo muestra la complejidad del proceso de la
escritura, aún sin referirnos a su sustrato cerebral.
Así, desde el punto de vista de su estructura psicológica, la realización de esta
acción requiere de la participación de las siguientes operaciones:
• El análisis fonológico del lenguaje.
• La elección de las letras y sus elementos.
• La organización de la escritura.
• La verificación.
En un sujeto adulto alfabetizado, estos procesos constituyen operaciones, debido a
que se realizan de manera automatizada y no se reflejan en su conciencia. Pero en un
alumno de primer grado de primaria, estos procesos constituyen acciones, debido a que la
realización de cada una de ellas le exige un nivel consciente de regulación. Veamos cuáles
son los mecanismos cerebrales que participan en cada una de estas operaciones (tabla 1).

Tabla 1. Mecanismos cerebrales en la acción de la escritura.

Operaciones Mecanismos neuropsicológicos

Integración fonemática
Análisis fonológico del lenguaje Integración cinestésica
Retención audio-verbal
Percepción espacial analítica
Elección de letras y sus elementos Percepción espacial global
Retención visuo-espacial
Organización de la escritura Percepción espacial global
Organización secuencial motora
Programación y control
Verificación Activación general
Neurodinámica

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De acuerdo a la tabla 1 se puede observar que para una sola operación participan
varios mecanismos cerebrales y que, en su totalidad, la acción de la escritura constituye
un sistema funcional complejo. Analicemos el funcionamiento de estas operaciones.

Análisis y síntesis fonológica


En la escritura, la operación de análisis de los sonidos del lenguaje y de su
relación con los signos gráficos no se realiza a través de un solo mecanismo. Para la
realización apropiada de la escritura, es necesaria la participación del oído fonemático,
que diferencia a los sonidos de acuerdo a las oposiciones finas del idioma dado. Por
ejemplo, en el caso del castellano, estas oposiciones son sordo - sonoro, largo - corto,
blando - duro, acentuado - no acentuado. Otro mecanismo indispensable para la
operación del análisis fonológico, es el análisis y la síntesis cinestésica, que diferencia los
sonidos de acuerdo a su producción motora y clasifica a los sonidos por punto y modo de
articulación. Finalmente, se requiere de la participación de la retención audio-verbal, que
conserva las huellas mnésicas de la información auditiva.
Elección de letras y sus elementos
Para la operación de elección de letras y sus elementos se requiere de la
participación de la estrategia espacial global, la cual garantiza la percepción de las formas
globales de los objetos en general, y de las grafías en particular. A través de la estrategia
analítica el niño discrimina los detalles esenciales, finos, que diferencian a una imagen de
otra, a una letra de otra. El mecanismo de retención visuo-espacial garantiza la
conservación de las huellas mnésicas en la modalidad visual, es decir, garantiza la
estabilidad perceptiva y reproductora de las letras del idioma.
Organización de la escritura
En el caso de la operación de la organización de la escritura, es necesario referirse
una vez más a la estrategia perceptiva global, ya que todo lo que el niño escribe debe
estar desplegado en un espacio gráfico real, de acuerdo a los ejes izquierda – derecha y
arriba – abajo. El niño debe mantener la línea de la escritura, los espacios entre las
palabras, los márgenes de inicio y fin de las líneas, las proporciones de las grafías y sus
elementos y los tamaños de las letras, entre otras cosas. Sin embargo, la estrategia
espacial global, por sí sola, no garantiza la organización de la escritura, ya que también se
requiere de la participación de la organización secuencial motora, o melodía cinética de

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acuerdo a Luria (1969), que une las series de grafías a través de los movimientos finos y
fluentes de la mano del niño.
Verificación de la escritura
En lo que se refiere a la operación de verificación de la escritura, esta requiere de
la participación de dos mecanismos cerebrales: la programación y el control y la
activación general. El mecanismo de programación y control permite mantener el objetivo
previamente establecido, no desviarse hacia estímulos ajenos a la acción de la escritura,
ni por los deseos inmediatos que pueden surgir durante el trabajo y cumplir con todas las
reglas aprendidas para la ejecución. Por su parte, la activación cerebral general es
necesaria para la distribución de todos los esfuerzos del organismo del niño. Se trata de
un fondo de trabajo cerebral que permite regular y mantener el estado de alerta, en caso
de la presencia de errores o dificultades específicas.
Las pruebas que se utilizan para la evaluación neuropsicológica infantil incluyen
tareas específicas para cada uno de los mecanismos mencionados. Cada uno de los
mecanismos neuropsicológicos se relaciona con el trabajo específico que realizan las
zonas o conjunto de zonas cerebrales particulares (Tabla 2).
Tabla 2. Relación entre mecanismos neuropsicológicos y zonas cerebrales (conjuntos de
zonas cerebrales).

Mecanismo Neuropsicológico Zonas Cerebrales

Integración fonemática Zonas temporales del hemisferio izquierdo

Integración cinestésica Zonas parietales del hemisferio izquierdo

Retención audio-verbal Zonas temporales medias del hemisferio


izquierdo

Retención visual-espacial Zonas parieto-occipitales

Organización secuencial motora Zonas posteriores (premotoras) del hemisferio


izquierdo

Neurodinámica Zonas frontales posteriores del hemisferio


izquierdo

Programación y control Lóbulos frontales (ambos hemisferios)

Neurodinámica Estructuras subcorticales amplias

Percepción espacial global Hemisferio derecho

Percepción espacial analítica Hemisferio izquierdo

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Activación general Formación reticular

Interacción hemisférica Cuerpo calloso


Para la valoración del estado funcional de estos mecanismos se pueden utilizar
diversas estrategias. Ejemplificaremos la valoración de los mecanismos de la percepción
espacial analítica y global con la tarea de copiar una casa (Figura 2).

Figura 2. Modelo para la tarea de copia de una casa.

El análisis detallado de las ejecuciones de los niños permite al neuropsicólogo


juzgar acerca del estado de las dos estrategias perceptivas. Los errores en la
representación de los detalles de la imagen indican (figura 3) problemas con la estrategia
analítica, mientras que las dificultades con la representación de la forma, las
proporciones, la ubicación de los elementos y sus tamaños, indican problemas con la
estrategia global (figura 4).

Figura 3. Ejemplo que muestra dificultades de la estrategia analítica.

Figura 4. Ejemplo que muestra dificultades en la estrategia global.

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En la figura 3 observamos dificultades para representar los detalles esenciales del


dibujo, mientras que en la figura 4 observamos dismetría y desproporción en la
representación de toda la imagen de la casa. Ambos ejemplos fueron realizados por
alumnos de primer grado de primaria de una escuela rural del estado de Puebla. Ninguno
de los pequeños presentaba síntomas neurológicos y sus maestros no reportaban
problemas en el aprendizaje escolar, es decir, que ambos niños se desempeñaban de
manera regular. Sin embargo, el análisis neuropsicológico puede señalar y prever qué tipo
de problemas podrían presentar estos alumnos en un futuro próximo, durante su actividad
de aprendizaje escolar. En otras palabras, el análisis neuropsicológico puede prever qué
tipo de deficiencias aparecerán en el aprendizaje escolar, por la falta de un trabajo
preventivo en el nivel preescolar en las escuelas rurales.
Es evidente que también se pueden presentar ambos tipos de dificultades
perceptivo-espaciales, tanto con la estrategia global, como con la estrategia analítica.
Ejemplos de estas dificultades espaciales combinadas (del tipo analítico y del tipo global)
las podemos observar en las ejecuciones de niños preescolares de 5 y 6 años de edad
que presentan trastorno por déficit de atención (figura 5).

Figura 5. Copia de la casa realizada por un niño preescolar con déficit de atención.

En este ejemplo observamos problemas tanto de distribución y proporción de los


elementos, como de la imagen global; de hecho la imagen es irreconocible.

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La figura ejemplo 6 muestra la copia realizada por un niño de primer grado de


escuela urbana privada de la ciudad de Puebla que no presentó dificultades de ningún
tipo en la tarea de la copia.

Figura 6. Copia de la casa realizada por un niño de escuela urbana privada.

Debemos señalar que los problemas en el aprendizaje escolar se pueden


relacionar con causas tanto orgánicas (maduración fisiológica insuficiente), como sociales
(ausencia de actividades previas que garanticen el nivel óptimo de preparación
psicológica para los estudios escolares). Es posible resumir las causas que pueden
conducir a problemas en el desarrollo y en el aprendizaje en los siguientes puntos:
Ø Cambio de la actividad rectora (exigencias de la etapa psicológica).
Ø Procesos madurativos fisiológicos.
Ø Ausencia de preparación psicológica para la actividad de la edad
determinada.
Ø Diferencias individuales.
Ø Problemas particulares en el desarrollo.

Consideraciones finales
El diagnóstico neuropsicológico, que se realiza a través de la identificación de los
mecanismos neuropsicológicos, puede mostrar una dinámica positiva de su desarrollo o
un déficit en su formación (Akhutina, 1999). Los factores que muestran un desarrollo
negativo se comprenden como la causa inmediata de las dificultades en la realización de
las acciones u operaciones durante el aprendizaje escolar. En estos casos, el análisis
psicológico permite determinar qué acciones y operaciones sufren durante la realización
de uno u otro tipo de actividad por parte del niño.

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La evaluación y el diagnóstico neuropsicológico se realizan de acuerdo a los


siguientes pasos:
1. La identificación de los diversos síntomas o tipos de errores que indican la
debilidad funcional en el desarrollo de factores (mecanismos) neuropsicológicos
particulares.
2. La caracterización del cuadro sindrómico, que establece los mecanismos
(factores) neuropsicológicos débiles y fuertes, se realiza a través de la aplicación de las
pruebas neuropsicológicas.
3. La identificación de las acciones y operaciones correspondientes a la edad
psicológica del niño, que se ven comprometidas debido a alguna debilidad funcional de
estos mecanismos (factores).
4. La identificación de las zonas cerebrales que muestran un estado de
funcionamiento desfavorable.
El diagnóstico neuropsicológico que resulta de esta forma de trabajo permite
elaborar el programa para la corrección y la prevención de los problemas comunes en el
aprendizaje escolar (Semenovich, 1998; Akhutina y Pilayeva, 2004; Solovieva, Quintanar
y Flores, 2002; Solovieva y Quitanar, 2001; Akhutina y Zolotariova, 2001; Santana, 1999,
2002).
En los últimos años, la evaluación neuropsicológica infantil ha incrementado su
presencia en la educación preescolar y escolar. Consideramos que el trabajo
neuropsicológico, basado en la aproximación de la escuela de Luria, puede ayudar no
sólo para la solución de problemas en el aprendizaje escolar, sino también para su
prevención.

Conclusiones

1) La evaluación neuropsicológica permite valorar el estado funcional de los


mecanismos cerebrales y realizar un análisis sindrómico que identifica los mecanismos
neuropsicológicos fuertes y débiles en la actividad del niño.
2) La evaluación neuropsicológica es útil para la identificación de los mecanismos
débiles en diversos cuadros clínicos, como retardo simple del lenguaje, trastorno por
déficit de atención, problemas en el aprendizaje escolar o dificultades del desarrollo en
general.

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3) La evaluación neuropsicológica constituye la base fundamental para el análisis


clínico de diversas patologías del desarrollo y para la elaboración de programas de
corrección que garanticen su superación.

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