De La Huerta Al Puchero
De La Huerta Al Puchero
De La Huerta Al Puchero
PUCHERO]
Catalina Martínez Galvis
Universidad Francisco José de Caldas (ASAB)
Cod:20182016028
RESUMEN
El presente articulo busca indagar sobre los proceso estéticos que se llevan a cabo en huertas
urbanas en Bogotá y como estos hacen parte de la decolonialidad dentro del territorio, a partir
de concepción de estética kantiana en la cual se encuentra inmersa la noción ética y política
del ser, a este dialogo se integrara la noción de gastro-política que se encuentra
intrínsecamente relacionada con una jerarquización del espacio público y su vez de la cocina,
esto con el fin de dudar desde la mesa la forma en que los alimentos se consumen donde se
esclarece la segregación y la violencia política atreves de la comida, un ejemplo de esto viene
referido desde la colonia, y como los platos de los clérigos se basaban en una dieta rica en
legumbres, vegetales, cereales y ciertos cárnicos, mientras que los platos de los nativos,
criollos y mestizos reflejan un contenido de mas carbohidratos para un óptimo desempeño de
sus labores pesadas, no correspondientes al ámbito del intelecto.
PALABRAS (5)
Huerta comunitaria, procesos decoloniales, gastro-política, cocina, rol del rol de la mujer en
la memoria y oralidad
En efecto la respuesta de las huertas urbanas en nuestros contextos responde a una dinámica
de desplazamiento interno forzado por el conflicto armado, es decir en estas prácticas se
recoge una memoria filogenética y fitogenética puesto que se impulsa una proceso de
conservación la oralidad y de semillas .
NO OBSTANTE “las huertas familiares no dependen de altos requerimientos de energía como
químicos, fertilizantes, maquinaria o pesticidas, comúnmente utilizados en los monocultivos.
Se mantienen gracias al manejo que reciben de las comunidades que aplican el conocimiento
local2 (blanckaert et al. 2004, PAG12) HUERTAS FAMILIARES en este sentido lleva a ser una
práctica de memoria histórica que versa entre el cultivo y la cocción de los alimentos. Esta
deuda histórica sobre los ancestros que labraron nuestra dieta solo es el reflejo de un grito
de resistencia que se ahoga en el gourmet de las elites.
Es aquí donde la de colonialidad invita a pensar sobre el ser y el hacer del cuidado sobre si
que lleva a pensar de unas u otra forma en el otro ¿por qué un ámbito tan subjetivo que
despierta un sentimiento estético, esta inmerso dentro de una práctica cultural y política?
Para responder esta incógnita como se ha venido haciendo manifiesto entra a jugar la moral,
el poder y la estratificación social, la huerta urbana entonces es solo el producto de una
conjunción de varias necesidades, pero aquí vamos hacer énfasis en dos que a mi modo de
ver son básicas la resistencia con el puchero u ollas comunitarias y de la concica gourmet
como un monopolio del buen comer.
Una huerta diseñada para un sistema de producción de intereses capitalistas trae consigo la
implementación de una regulación de fertilizantes agroindustriales impulsando el cultivo de
una especie desganando el suelo y no fomenta la diversidad, Por ello, ” a diferencia de un
ecosistema natural que cuenta con biodiversidad, en las huertas se encuentra
Antes de continuar vale la pena traer a colación los siguientes datos la investigación
"Ciudades más verdes en américa latina y el caribe" de la
FAO encontró que las mujeres son la fuerza motriz de la
agricultura urbana en muchos países del mundo,
especialmente los ubicados en el caribe, en bolivia, colombia,
ecuador, honduras y nicaragua: el 90 % en managua, el 86 % en
haití, el 70 % en la ciudad de belice, el 25 % en quito, y el 81 %
en bogotá, según la investigación de diego rodríguez y tomás
león sicard, profesor del instituto de estudios ambientales de la
universidad nacional de colombia, publicada en el capítulo
"agricultura urbana en bogotá: adaptación cultural a los
ecosistemas"5
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Tal vez parezcan algo superfluo, pero en realidad ayudan a dimensionar las razones por las
cuales se genera el incremento de las huertas urbanas en los países en vía de desarrollo
para suplir el déficit estatal para cubrir necesidades básicas, un abandono y
empobrecimiento del campo lo cual conlleva a un desplazamiento hacia el perímetro
urbano.
Este cambio de entorno arrastra una juntanza , un espacio común donde se oyen las voces
acalladas tras el abandono de sus tierras. En este orden de ideas se va enfatizar como la
tradición oral en muchos casos, desde nuestras abuelas que tienen una tradición campesina
aludían a la huerta como un sustento económico y de alimentación que reúne unas practica
etno-agricolas dentro de una urbe naciente, hoy nos quedan solo esos relatos sino la
necesidad de labrar la tierra para generar un discurso que lleve a una reflexión de lo que
somos y de lo que comemos.
7 CAMACHO, juan (2014), sacado de Una cocina exprés. Cómo se cocina una política pública del
patrimonio culinario(pag 170)
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Ahora estas palabras van más allá, quieren llevarme a poner en cuestión la jerarquización de
la cocina pues ya hoy no es solo la matriarca quien permanece en este discurso, sino de
aquellos sometidos al hambre quienes ya no encuentran maneras saludables de alimentarse.
“Del mismo modo “la comida tiene una poderosa carga emocional e identitaria, en tanto es
uno de los vehículos primordiales de transmisión de afectos primarios en la familia y de
definición de formas de identificación y diferenciación social” (1997, .una cocina exprés,
como se cocina la política publica del patrimonio culinario) por consiguiente como se ha
venido recalcando en este recorrido alimenticio moral social y del ser en si, el autocuidado
y las prácticas de siembra implican un acto político del cual hace parte la sensación estética.
La gestion comunitaria que trae el puchero como su mismo nombre coloquial lo indica no
es mas sino el reflejo del acto de resistencia frente a las practicas de siembra y de la cocina
, puesto que los platos usu ingredientes y la misma manera cmo se consumen en las fisetas
nn osn sino el reflejo de la violencias y las historias que se cuentan bajo las mertaforas de un
puebl acallado hasta en sus parcticas aliermnticas, pues estas se recofiguran respecto a una
necsiszdad del capital, de ahi que estod uesvo discurso y manera s de hacer deslere la tierra
generan oralidades imagenes y otras formas de pensar nuestra comida regresando
anuestreos origenes, en comunidad.
Cada plato servido en la mesa cuenta una historia y algunas ya estan olvidadas , como la
de nuestros cocidos cuyo sabor a tierra le han valio el titulo de comida populacho , del indio
o del negro pues su despleghar quimico implica un acto de fogosidad , de un sublime grotesco
tal como la chiuca o el bicxhe que insitan a una felciidad prolomngada , ua si razon , o el
cevu¡ivhe y usu bondades afodisuicas que icitan al placer sexual, todas una amalgan de
sensaciones esteeticas que desprenden una etica una politca cotidina con quien nos
relacionamos, estos tejido que van tocado transfodo son como las raices que crene en
nuestros huerto , una red de comunicacion de sencasiones que pooco a cpooc se vuelven
conociemto, una vibracioque nos conceta bajo el deleite de una cocina que se abre hacia el
plaladr de la comunidad , una historia contada a traves de las imagenes del buen sazon.
Para darle fin a una discusión tal vez interminable en nuestro corto andar pero tan extensa
como los orígenes de la civilización, vemos que esta también trae consigo una violencia y
una resistencia, todo un juego donde el peso de vivir implica no recordar, pero la necesidad
del ahora implica volver a prácticas ancestrales es decir ya no se vive sino de existe desde un
reconocer el territorio, desde la siembra y la cocción de lo que consumismos. Esta sensación
estética se complementa en los procesos de des-jerarquización, en donde el uso de la palabra
el juego de las imágenes y del buen comer lleva a la reflexión del cuidado de si.
La salida pues en este aspecto implica todo un ejercicio de reflexión estética en la medida
que se tiene encuenta que el largo perido de algunas cosechas, trae el esmero la paciencia ,
el asombro , y la sensacion que produce realizar esta labor, trae consigo un ejercicio etico-
estetico el cual se va ver reflejado en la manera como el puchero se da entre los participantes
del proceso. La des-jerarquizacion de la olla el vuelco a los alimentos ancestrales y la
necesidad de genera nuevas narrativas que nos pongan en pos de un ejercicio estético desde
la paciencia, desde lo grotesco que implica el involucrar la tierra y la comida deja ver que tan
separados estamos de la naturaleza, pero a su vez nos trae la necesidad de reconciliación
con la pacha mama, y nuestros orígenes que recaen en nuestros ancestros y sus historias
vivas desde la siembra.
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