Panel Liderazgo

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PANEL

LIDERAZGO SITUACIONAL Y TRANSFORMACIÓN EN


LA PRÁCTICA DOCENTE

Propósito: Reconocer mediante la recuperación de experiencias y la


perspectiva de especialistas, la importancia de los liderazgos docente y
directivo, elemento indispensable para mejorar la gestión educativa y
contribuir al logro de la excelencia académica.

NOTA: Se pone en negritas los más importante de cada


tema, lo cual puede ser enriquecido con ejemplos de la
experiencia propia en diverso cargos.

Momento 1
¿Qué es liderazgo?

Es importante considerar el papel protagónico del líder de que en su función no se reduce


al control, supervisión y administración de las actividades escolares, o ejecución de
políticas impuestas, más bien, la función estriba en alentar conciencias, formar espíritus
y valores, mejorar los aprendizajes y las relaciones dentro de la comunidad de
trabajo.

Velazquez (2010), definen el liderazgo como el arte de “gestionar voluntades”, es un


arte porque para ser un líder se necesita tener un espíritu provocativo; además, se
requiere una capacidad creativa, crítica e innovadora, que dé ese toque mágico que
vaya más allá de lo cotidiano y que pueda desterrar el conformismo, la simulación, la
pasividad, el individualismo, la apatía e incapacidad; aspectos que sin duda, forman parte
de la vida cotidiana en nuestras instituciones educativas y que hay que enfrentar con
inteligencia, actitud y humanismo.

Así mismo, el liderazgo es un proceso que consiste en influir en los seguidores para que
alcancen metas, desde esta visión Casares (2009), puntualiza que:

“El liderazgo es la capacidad para influir en otros hacia el logro de los objetivos de un
grupo[…], es una habilidad individual para orientar, guiar, dirigir, evaluar las tareas,
corregir, escuchar, reconocer, unir, empujar, integrar, buscar consensos, mediar
diferencias, negociar, valorar a las personas y celebrar sus logros y alentar a los
miembros de la comunidad”.

Por su parte Hagai, (citado en Torres, 2004), considera que el liderazgo como un ejercicio
que produce deliberadamente una influencia en un grupo determinado con la finalidad de
alcanzar un conjunto de metas preestablecidas de carácter beneficioso, útiles para la
satisfacción de las necesidades verdaderas del grupo; en este sentido, ser líder en la
función directiva consiste en obtener lo mejor de la gente, su mejor aplicación,
esfuerzo, y su mayor cooperación y lealtad; sin dejar de lado el promover su bienestar
y desarrollo personal, sin embargo, actualmente enfrentamos el conflicto en cuanto a los
términos directivo y el de líder, y se piensa que todo directivo ejerce siempre un
buen liderazgo, sin embargo, muchos autores sostienen que no cualquier directivo es
capaz de liderar un equipo, y porque no todo líder de equipo ocupa un cargo de
responsabilidad directiva.

Desde esta visión, es importante considerar el papel de líder que juega el directivo escolar
en el desarrollo de aptitudes y equipos del personal bajo su cargo, inspira confianza,
seguridad, lealtad y equidad, sabe cómo conducir a la comunidad para que se
comprometan y desarrollen su mejor esfuerzo.

Así mismo, Alizondo (2010), propone tres grandes habilidades que todo directivo debe
desarrollar para enfrentar los retos su función, estas son:

Habilidad técnica. Implica entender y aprovechar un tipo específico de actividad,


particularmente aquella que se refiere a procedimientos, procesos y métodos de gestión
escolar. La habilidad técnica comprende conocimientos especializados, capacidad analítica
y facilidad para el uso de herramientas técnicas. En este sentido, la habilidad técnica obliga
al directivo escolar tener un nivel de comprensión y análisis crítico de las política
educativas internacionales, nacionales y estatales; comprensión de su contexto, y
conocimientos de manuales de operación, reglamentos, disposiciones oficiales y
problemáticas de la escuela y de la comunidad. Incluye también su conocimiento sobre
métodos y técnicas pedagógicos, programas de estudios, sistemas de evaluación educativa y
de aprendizaje, uso de las TIC´S, etc.
Habilidad conceptual: Implica el entendimiento estratégico, la capacidad de ver a la
institución como un todo interrelacionado. Implica discernir que las funciones de la
institución dependen unas de otras, e interactúan entre sí; que los cambios en determinada
parte del sistema-institución afectan a las demás; cómo trabaja la gente de un grupo y cómo
en otros; cómo se influyen los individuos entre sí y qué tienen que hacer para que se
cumpla con los objetivos. Comprende la visualización de los efectos en la institución de los
cambios que ocurren en su entorno. Esta habilidad permite que el directivo explique los
fenómenos no como hechos aislados, sino desde el análisis de que las problemáticas se
derivan de la conjugación de varias causas entrelazadas.
Habilidad Humanísticas: Sin duda, es la parte más importante en toda acción de la
función directiva, es el punto de partida para el encuentro con toda la comunidad, esto
permite al directivo funcionar de manera efectiva como líder de un grupo y lograr la
integración y colaboración en las metas educativas; de nada sirve tener en la escuela la
mejor infraestructura si las relaciones humanas no son promovidas por el director. Esta
habilidad se demuestra cuando el dirigente admite y reconoce las posiciones, autoridades,
colegas, profesores y colaboradores y en la manera en que consecuentemente se comporta
con ellos. Incluye también las habilidades para mantener relaciones humanas sanas, buena
comunicación, manejo de conflictos, actitudes de mando, integración de equipos de trabajo,
etc. La habilidad humanística es el poder dinámico que conduce a la institución al
logro de sus objetivos.

Momento 2
El liderazgo en la educación
Es importante replantear el papel de la función delliderazgo directivo: pasar del director
técnico administrativo–financiero hacia un director cuyo eje de su gestión sea lo
pedagógico, con un liderazgo efectivo que integre a la comunidad escolar frente a los
problemas de la escuela, para transformarla en un espacio de aprendizaje y conocimiento.

El directivo escolar, como lo manifiesta Elizondo (2010), ocupa un lugar primordial en la


estructura del sistema educativo, convirtiéndose en la figura que prende la energía y da
vida a la escuela, su papel es principalmente de articulador y enlace entre los autores
de la educación, es un gestor desmedido de la mejora educativa, por ello, debe ser un
comunicador eficiente, que abre todas las posibilidades de diálogo para el análisis, la
discusión crítica y reflexiva dentro de la comunidad, es decir, el directivo escolar debe
poseer las competencias necesarias como animador y gestor de nuevos procesos de
relación humana.

Desde la mirada de Casares (2009), el siglo XXI marca grandes retos para humanidad y
exige la presencia de grandes líderes que inspiren y orienten los destinos de nuestro
planeta cada día más deshumanizante, producto de una fuerza global que amenaza y pone
en crisis la convivencia y el corazón del propio hombre; de allí la urgente necesidad de
retomar la convivencia en comunidad como una posibilidad de encuentro con los otros
que nos permita crear mejores formas de vida, de paz, justicia, comunicación,
solidaridad y riqueza espiritual.

Ser líder en los tiempos del consumo y enajenación, implica romper el viejo esquema
de colocar al frente al sujeto quien dirige y por detrás a la masa, quien sigue al líder;
este modelo ya no es posible, cuando en la actualidad, el líder es parte de la masa, está
dentro y se coloca en el lugar de cada uno de los miembros del grupo, su actuar se
distingue por el tipo de autoridad que ejerce.

Desde el ámbito escolar, el modelo de liderazgo administrativo se preocupa más por la


parte administrativa y técnica, en el caso de los directivos escolares, se convierten en una
“urgencia por lo irrelevante” de la vida escolar, para la mayoría de estos directivos, lo
más importante es entregar en tiempo y forma la documentación que las autoridades
educativas soliciten, descuidando lo más valioso de la vida escolar, la parte humana, el
corazón de las personas, sus sentimientos, intereses y emociones.

Por otra parte, queda perfectamente bien señalado que quien ejerce la autoridad toma en
cuenta a los miembros del grupo, los escucha, los estimula y les brinda la libertad de
manifestarse como personas, ayudándoles a iluminar su camino en la construcción de
su ser, actuando siempre en un sentido de libertad, respeto y humanismo; desde esta
perspectiva, “el líder tiene que fomentar que sus colaboradores digan siempre lo que
opinan, debe hacerlos sentir que serán tanto más estimados cuanto libremente hablen, y
molestarse cuando se dé cuenta que alguien no expreso su opinión por miedo o temor”
(De Marchis, 2010).

Momento 3
El liderazgo situacional en la educación

Como su nombre lo dice este tipo de liderazgo es más flexible y aplica los anteriores
elementos pero depende de lo que la situación ofrezca para implicarse de una manera
más plena con los miembros del equipo de trabajo en la consecución de los diferentes
objetivos y metas planteados.

Este modelo fue diseñado por Paul Hersey y Ken Blanchard quienes defendían que la
parte importante es un nivel de madurez competencial que se logra a partir de la función
notaria que se exige en la que se pone en juego el grado de motivación y compromiso
para realizarla. Por lo tanto es necesario considerar esta madurez competencial y
psicológica pues es la que permite definir el grado de adaptación a las circunstancias y
ofrecer los cambios mediante una flexibilidad en los procesos y tareas.

Momento 4
El liderazgo transformacional en la práctica docente

Es importante considerar que son múltiples y variadas las actividades que al directivo se le
han venido encomendando, de ser un gestor administrativo a ser un gestor
transformacional, las exigencias actuales obligan a los directivos reorientar su labor,
de buscar los medios idóneos para que se realicen las tareas de gestión, que apoyen los
cambios, que responda a los intereses de la comunidad y las transformaciones
necesarias ante los nuevos contextos educativos.

En la actualidad, el liderazgo directivo se ha convertido en una estrategia encaminada


a la transformación de la escuela, que van desde conducir los procesos de enseñanza y
aprendizajes hacia el logro académicos de los alumnos, a la construcción de una
comunidad escolar más participativa que promueve el desarrollo integral de las
personas.

Pero lo que realmente se puntualiza dentro del escenario de la política educativa, es la


urgente necesidad de llevar a la escuela tradicional a una verdadera transformación,
con nuevas formas de organización y una nueva función directiva; una nueva escuela,
con un liderazgo con capacidad humana que conozca y construya su misión a partir
de una comunidad integrada, con capacidad para realizar las siguientes acciones
(Fullan, 2000).

Pasar de un ejercicio directivo basado en una gestión meramente administrativo o


individualista a uno colectivo o comunidad de aprendizaje conlleva a establecer una
función de equilibrio pensando en la transformación de la escuela, de buscar un
balance entre las necesidades institucionales y las personas; es decir, equilibrar entre el
papeleo (burocrática – administrativo) y la gestión pensada en las personas (gestión
transformacional).

Para enfrentar este reto, es necesario que el cuerpo directivo ejerza su autoridad en un
ambiente abierto al diálogo, responsabilidad, respeto y justicia, para ello, se necesita
una serie de conocimientos, habilidades y actitud positiva.

Así mismo, otras habilidades adecuadas para el buen liderazgo transformacional están
enfocadas a la personalidad, por ejemplo: habilidades de comunicación, habilidades de
influencia, habilidades para enfrentar conflictos y habilidades para el desarrollo
humano; la personalidad es una característica esencial de la persona, es la imagen que toda
persona ofrece a los demás, hace referencia al conjunto integrado y organizado de
características de un individuo que caracteriza su peculiar ajuste al medio; la personalidad
no es más que el patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que presta una persona
y que persiste toda la vida, a través de diferentes situaciones. Cada líder, tiene una
personalidad formada por todas las experiencias personales y profesionales.

La personalidad del buen líder se construye en el encuentro con los otros, a través de
las relaciones cotidianas y la forma de enfrentar los conflictos y problemas dentro de
la comunidad, su acción debe estar enfocada al desarrollo humano, colocando en el
centro a las personas, motivarlos a ser mejores, a tratarlos como personas, con
dignidad, reconociendo y respetando sus derechos, tomándolos en cuenta en su
participación y toma de decisiones. La personalidad humana del líder motiva a la
comunidad encontrar las diferentes respuestas de los problemas que enfrenta la escuela
(Velázquez, 2010).

En este sentido, se plantea la necesidad de una transformación de la escuela a través de


la ruptura de viejos modelos de organización y dirección, por la apertura de una
nueva cultura de participación y colaboración, considerando al liderazgo de la función
directiva como la mejor estrategia para lograr estos fines.

Los principios del modelo de liderazgo transformacional propuesto por Bass (1987)
considera como una alternativa que se ajusta al liderazgo propio de la escuela de hoy,
ejerciendo una gestión desde la escuela con un sentido humano, atención pedagógica y
administración efectiva.

Ahora bien, la principal característica de un líder transformacional es que consigue


que sus seguidores obtengan un rendimiento mucho mayor del esperado. Este
rendimiento extraordinario es conseguido por el líder a través de tres vías: a) logrando
que los seguidores comprendan la importancia y el valor de los objetivos a alcanzar, y
esto solo se adquiere incluyéndolos como personas en la construcción del proyecto; b)
impulsando a los seguidores a trascender su propio interés en beneficio de los
intereses colectivos, y c) cambiando las necesidades y valores de los seguidores.
El liderazgo transformacional está enfocado en elevar el interés de los seguidores, el
desarrollo de la autoconciencia y aceptación de la misión organizacional, y el ir más
allá de sus auto-intereses por el interés de bienestar del grupo.

Los líderes transformacionales tratan de crear conciencia en los seguidores acerca de la


importancia de resultados y la forma de conseguirlos a través de su propio interés” (Bass,
1987)

Esta idea se complementa con lo que Covey (1992) afirma al subrayar los objetivos de este
modelo de liderazgo:

“Transformar a las personas y a las organizaciones en el sentido literal del término:


cambiar sus mentes y sus corazones; ampliar su visión, su intuición y su comprensión,
clarificar los fines, hacer que el comportamiento sea congruente con las creencias,
principios y valores, y motivar cambios permanentes. Ser un líder transformacional
requiere visión, iniciativa, paciencia, respeto, persistencia, valentía y fe” (p.395)

REFERENCIAS:

 ANTÚNEZ, Serafín (2000). La acción directiva en las instituciones educativas. Horsori.


Barcelona.
 ANTÚNEZ, Serafín (2004). Organización Escolar y Acción Directiva. Biblioteca para la
Actualización del Maestro, México.
 BASS, B. M. (1987). From transactional to transformational leadership: Learning to share the
vision. Organizational Dynamics, Estados Unidos.
 BASS, B. (1985). Leadership and Performance Beyond Expectations. New York: The Free
Press.
 COVEY, Stephen R. (1992). El liderazgo centrado en principios. Paidós, España.
 DE MARCHIS, Mario (2010). Yo, El Director, los desafíos del liderazgo en la sociedad del
conocimiento. Océano, México.
 ELIZONDO, Huerta Aurora (2010a). La nueva escuela, I: Dirección, liderazgo y gestión
escolar. Paidós, México.
 ELIZONDO, Huerta Aurora (2010b). La nueva escuela, II: Dirección, liderazgo y gestión
escolar. Paidós, México.
 FULLAN, M. y Hargreaves, A. (2000). La escuela que queremos. Los objetivos por los cuales
vale la pena luchar. Amorrortu/SEP, Biblioteca para la Actualización del Maestro. México.
 VELÁZQUEZ, Sánchez Luz M., et. al. (2010). Liderazgo en la labor Docente, Trillas. México.

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