Apuntes Moderna 2 2
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Uno de los puntos más importantes que ayudan a diferenciar a la Edad Moderna de la
Edad Media en Europa Occidental es la ruptura de una confesionalidad única. Una
ruptura o cisma que , a diferencia de otras corrientes religiosas consideradas herejías,
persiste en el tiempo actual. Esta ruptura responde no solo a causas puramente dogmáticas
o a cuestiones doctrinales de fe, sino que su origen, partió de una serie de conflictos políticos,
sociales, económicos y de equilibrios de poder presentes en aquella época. Asistimos a un
cambio de pensamiento social y político que hacían incoherentes ciertas estructuras traídas de
la Edad Media.!Reforma, Contrarreforma y confesionalización La respuesta de la Europa
católica a la ruptura reformista de la cristiandad es, la llamada por la historiografía,
Contrarreforma. Ambos movimientos (Reforma y Contrarreforma) conformarían para
algunos autores un nuevo concepto historiográfico nacido en Alemania partir de los años
cincuenta: el concepto de confesionalización, aplicado a los países europeos a partir del S.XVI.
Enst Walter Zeenden definió dicho concepto como Konfessionsbildung (formación de
confesiones) definido como: "La consolidación de una conciencia y el establecimiento orgánico
de las diferentes confesiones cristianas tras la ruptura de la Cristiandad; confesiones apoyadas
en dogmas diferenciados y que devienen en iglesias estructuradas, más o menos estables, con
formas de vida sancionadas por esos principios". Este principio fue aceptado y desarrollado por
autores como Wolfgang Reinhard y Heinz Schilling que argumentaron en contra de la
extendida idea de considerar la Contrarreforma como mera antítesis del movimiento
reformador protestante. Para ellos, la Reforma y Contrarreforma son movimientos profundos
de mentalidad social que son causa y consecuencia de nuevas conformaciones sociales con
el fin de conseguir un encaje coherente con el nuevo modo de vida. Así, la
confensionalización de los estados en el S. XVI conformó un nuevo orden social, un nuevo
consenso entre religión, iglesia y culto, brindando a las sociedades de entonces un nuevo
modelo de valores y normas que abarcaban tanto la vida pública como la privada. También
ofrecía un nuevo conjunto de sanciones y gratificaciones tanto a nivel moral como legislativo.
Es por tanto, un proceso de clarificación intelectual y doctrinal en una etapa en la que los
nuevos estados en formación necesitaban instrumentos de diferenciación hacia el exterior y
una consolidación del poder en el interior. El resultado fue la creación de nuevas
sociedades diferenciadas.!No podemos obviar que este concepto de confesionalización es
criticado por otros autores que no ven tan claro sus implicaciones en la construcción del
Estado Moderno europeo. !Los cambios confesionales son, por tanto, sociopolíticos, y
según Shilling y Zeenden son consecuencia y causa de la transformación que vivirá la
sociedad europea a partir del S.XVI y conforman los cimientos para el nuevo concepto de
soberanía que empezaba a alumbrarse. El asentamiento de dichas confesiones supone así
la primera fase del llamado «disciplinamiento social» postulado por Gerhard Oestreich.!!
Una Europa dividida Europa quedaba dividida confesionalmente a la vez que se iban
delimitándose, en algunas zonas, las diferentes sensibilidades nacionales en torno a unos
estados primigenios. La parte Católica, con España y sus dominios italianos, junto a Portugal y
los Estados pontificios no tuvieron una ruptura social reseñable. Francia, en cambio, empieza
el siglo XVI con una confesión católica más
tolerante que enmascarará un siglo de guerras rel igiosas entre hugonotes (calvinistas) y
católicos dentro de una auténtica ruptura social. Inglaterra, con Enrique VIII, se suma a
las doctrinas regalistas del momento con el fin de unificar "lo político" en torno a la corona de
manera exclusiva (a costa del poder eclesiástico). A pesar de este origen político de
ruptura confesional, las islas británicas también contemplaron una ruptura social, con
fuertes tensiones internas que no se solventan hasta la consolidación del poder de Isabel I.
Los territorios adyacentes a Inglaterra, como Escocia, abrazan el calvinismo tras el
dominio de la católica Maria Estuardo, mientras, la católica Irlanda permanece estable
bajo influencia papal salvo la zona más adyacente a Inglaterra, en los alrededores de la ciudad
de Dublin !En otros lares, Suiza abraza el calvinismo de manera no homogénea según
cantones, exportando su confesión a los Países Bajos y Escocia. La otra gran confesión
protestante: el luteranismo, logró expandirse por los países escandinavos norte de
Europa y Prusia, allí donde el poder estaba más fragmentado y perteneciente a príncipes o
a una aristocracia urbana dominante. Más a sureste, la Bohemia, Austria y Polonia siguieron
bajo la confesión católica. En definitiva, toda una división en Europa donde el sentimiento de
universalidad católica quedó en entredicho y que terminaría conformando las dos Europas,
definidas totalmente con la expulsión de los Moriscos en España y la expulsión final de los
Hugonotes en Francia a finales del S.XVII. !Pérdida de "lo político" y lo universal La crisis
económica e institucional del mundo antiguo en los siglos III y IV fue una de las causas que
hizo posible la implantación del cristianismo en todo el Imperio romano y su
instauración como religión imperial. Desde entonces, el concepto de lo político, que incluía a la
religión, a la iglesia y al estado en un todo se unió al cristianismo. Constantino, que
institucionalizó la implicación del poder terrenal del emperador en los asuntos de
administración eclesiástica y teológica, marcó la intromisión directa del estado en la fe
cristiana. Por otro lado, la Iglesia de occidente, tras la caída del Imperio, se vio
evolucionar en una Europa atomizada y muy descentralizada, creando a través de sus
obispos y abades una administración político-administrativa independiente y más
cohexionada que, con el paso del tiempo, se fue mimetizando con el resto de poderes
político-administrativos. Así, el poder terrenal y la fe religiosa crecieron juntas y
terminaron conformaron una relación Iglesia-Estado en una esfera única donde se
mezclaban la política, la iglesia y la religión en una división inexistente.!Este hecho
característico en Europa desde el siglo IV hasta el inicio de la Edad Contemporánea se fue
erosionado lentamente por la progresiva diferenciación de Iglesia y mundo. La expansión
geográfica y económica europea a partir del S. XV crea una serie de interconexiones
entre Europa, América, Asia y África. Esta primera globalización logra resquebrajar dicha
unidad de lo político dejando un espacio libre para la crítica y la ruptura. Sin embargo, la
verdadera ruptura no se consigue hasta las revoluciones traídas al amparo de la ilustración. Es
por ello, que autores como Ribot, afirman que más que una ruptura por la libertad de
pensamiento frente al poder político establecido, la Reforma triunfó porque fue la
confesión oficial adoptada por ciertas autoridades civiles dominantes, que veían con la
nueva confesión una manera de incrementar sus intereses a costa de la disminución de los
llamados poderes universales. !No podemos obviar que la sociedades del S.XVI en Europa
van poniendo en duda y ven el fracaso de los dos intentos de universalismo; el imperial
y el papado que monarquías y élites consiguen aprovechar. El poder imperial del Sacro
Imperio Romano Germánico deja de tener un valor real para ser un cargo honorífico sin
poder real sobre los demás e incipientes "Estados". Estos, por su parte, buscaban
diferenciarse del exterior con la búsqueda de un soporte teórico a un poder más regionalista.
Estos nuevos estados en construcción buscaban su propia razón de ser y favorecieron el poner
fin a la ficción de una unidad cristiana occidental donde lo religioso y lo político era uno y
universal.!
De la discusión teológica a la primera guerra de desinformación El inicio como tal de la
Reforma protestante parte de una "civilizada" discusión teológica entre las posiciones
agustinas y nominalistas de Lutero frente a posturas tomistas o escolásticas imperantes
en la ortodoxia católica de ese momento. Sin olvidar la existencia de un marco de
referencia conceptual previo, es Lutero quien prende la chispa de la ruptura confesional
europea. Su postura teológica manifestaba a la poca confianza en las obras del hombre y en su
raciocinio frente a la omnipotencia de la Gracia Divina. Para Lutero, solo la fe podía salvar al
hombre, no sus obras. Esta era una postura discrepante frente a las posiciones tomistas
ortodoxas del momento, en las que las acciones del hombre y la intermediación de la Iglesia
tenían gran influencia sobre la salvación futura del hombre. Sobra decir, que este punto
teológico chocaba frontalmente con el principio que sustentaba las extendidísimas
indulgencias papales y que tan buenos resultados estaba dando al papado de Roma. ! Todo
hubiera quedado en una simple discusión académica de teólogos si no hubiera sido por
la aparición de un fenómeno, que también hoy, presenta una gran actualidad: las
guerras de propaganda y desinformación. En aquella época sobre un marco de referencia
imperofóbico español que se sumaba a referida pérdida de universalidad y de auctorictas
moral de la iglesia.! La aparición de la imprenta en Europa supuso un medio de difusión
masiva de pensamiento y de adoctrinamiento. Las construcción de múltiples imprentas en
la Europa central, siempre bajo la supervisión de poderes dominantes, fue fundamental
para explicar el éxito de la Reforma. Así, las ideas de Lutero y de otros reformadores
protestantes tuvieron un gran alcance gracias a pasquines con mensajes breves e
ilustraciones, aparte de sus escritos. Esta revolución intelectual siguió un patrón definido
por otras guerras de propaganda: primero la creación de un marco de referencia afín a
los intereses de una élite económica. Marco de referencia difundido bajo el control de
sus medios de difusión, (en este caso las imprentas). Dicho marco de referencia podría
buscarse en los sentimientos de independencia del primado romano y del Imperio Romano
Germánico por parte de élites urbanas, eclesiásticas y nobles en ciertas zonas de Europa.
Todo sustentado gracias a la perdida de la universalidad de “lo político”, de la progresiva
separación iglesia-mundo y de una pérdida de autoridad moral eclesiastica. Después vendrá
la conformación de un estado de opinión uniforme mediante el control de la difusión de
mensajes que redundan en el marco primigenio. En este caso, los mensajes de Lutero se
circunscriben en ese marco de independencia de Roma y del Imperio de los Habsburgo.
Lutero fue aprovechado para sostener intelectual y moralmente el mensaje reformista,
pues fue un gran comunicador a nivel escrito, tanto en la sociedad culta como en la
iletrada, empleando tanto el latín como el alemán en una profusa producción literaria. Los
folletos, pasquines e ilustraciones anti papales y antiimperialistas funcionaron de manera
similar a lo que sucede en las redes sociales actuales. Los sesgos cognitivos (el de
confirmación, de arrastre y el efecto Dunning-Kruger principalmente) junto a la resistencia
frente a la disonancia cognitiva, todos ellos estudiados hoy en comunicación y
neurobiología, hicieron el resto; conformar un fuerte estado de opinión capaz de
originar una ruptura revolucionaria que satisficiera los intereses de esas élites. !Así, la
posibilidad de incrementar el poder político propio mediante la independencia de
poderes supra territoriales por no obviar la posibilidad de adquirir el enorme patrimonio que
poseía la Iglesia Católica en esos territorios fue causa suficiente para que nobleza y
dirigentes fomentaran y se adsc