¿Es Posible Solicitar Actos de Investigación Cuando La Investigación Preparatoria Prorrogada Está Por Concluir?

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C.

CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE


DE JUSTICIA APELACIÓN N.° 6-2021
DE LA REPÚBLICA LIMA SUR
AMBAYE

Credibilidad subjetiva en la prueba personal

Un colaborador eficaz busca beneficios


premiales como la exención o reducción de la
pena; sin embargo, antes de celebrarse el
convenio preparatorio, el fiscal ordena la
realización de actos de investigación y, si la
información del aspirante no es corroborada o
existen indicios de información falsa, el fiscal
deniega la celebración del acuerdo.
En tal sentido, no es de recibo dudar de la
credibilidad de la versión incriminatoria de un
testigo porque aportó información sobre los
hechos sub judice en un proceso de
colaboración eficaz, más aún si se presentó en
el plenario del presente proceso y declaró sobre
estos hechos, y se ratificó en su incriminación
de manera persistente, coherente y sólida ante
el interrogatorio de las partes, sin que se
aprecie que de alguna forma tratara de
exculparse de su propia responsabilidad.

Lima, tres de noviembre de dos mil veintidós

VISTOS: en audiencia pública, el


recurso de apelación interpuesto por Rubén Astocóndor Armas contra la
sentencia emitida el diecinueve de enero de dos mil veintiuno por la Sala Penal
Especial de la Corte Superior de Justicia de Lima Sur, que lo condenó como
autor del delito contra la administración pública-delitos cometidos por
funcionarios públicos en la modalidad de cohecho pasivo específico —tipificado
en el primer párrafo del artículo 395 del Código Penal (en lo sucesivo CP)— y en la
modalidad de cohecho pasivo propio —tipificado en el primer párrafo del artículo 393
del CP—, en perjuicio del Estado, y le impuso once años de pena privativa de
libertad (suspendida en su ejecución hasta que se resuelva la causa en segunda instancia) e
inhabilitación para ejercer función, cargo o comisión aunque provenga de
elección popular, e incapacidad e impedimento para obtener mandato, cargo,
empleo o comisión de carácter público (conforme a lo dispuesto en los incisos 1 y 2 del
artículo 36 del CP) hasta por el término de diez años, así como la pena de multa de
trescientos sesenta días equivalente a S/ 2,790.00 (dos mil setecientos noventa soles)
y el pago de S/ 50,000.00 (cincuenta mil soles) por concepto de reparación civil.
Intervino como ponente el señor juez supremo SEQUEIROS VARGAS.

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AMBAYE

CONSIDERANDO

Primero. Antecedentes procesales


1.1. El representante de la Fiscalía Superior Especializada en Delitos de
Corrupción de Funcionarios de Lima Sur formuló requerimiento de
acusación contra el encausado Astocóndor Armas como presunto autor
del delito contra la administración pública-delitos cometidos por
funcionarios públicos en la modalidad de cohecho pasivo específico
—tipificado en el primer párrafo del artículo 395 del CP— y cohecho pasivo
propio —tipificado en el primer párrafo del artículo 393 del CP—, en perjuicio
del Estado —fojas 121 a 181 del cuaderno de debate—.
1.2. En virtud de este requerimiento, el juez superior de investigación
preparatoria de la Corte Superior de Justicia de Lima Sur-Sede Trébol
Azul emitió el correspondiente auto de enjuiciamiento contra el
acusado por los delitos imputados —fojas 1 a 14 del cuaderno de debates—.
1.3. Producido el juicio oral conforme al procedimiento legalmente previsto,
la Sala Penal Especial de la citada Corte de Lima Sur dictó sentencia el
diecinueve de enero de dos mil veintiuno —fojas 273 a 354 del cuaderno de
debates— y condenó a Astocóndor Armas como autor de los delitos
antes mencionados a once años de pena privativa de libertad (suspendida
en su ejecución hasta que se resuelva la causa en segunda instancia) e
inhabilitación para ejercer función, cargo o comisión aunque provenga
de elección popular, e incapacidad e impedimento para obtener
mandato, cargo, empleo o comisión de carácter público (conforme a lo
dispuesto en los incisos 1 y 2 del artículo 36 del CP) hasta por el término de
diez años, así como la pena de multa de trescientos sesenta días
equivalente a S/ 2,790.00 (dos mil setecientos noventa soles) y el pago de
S/ 50,000.00 (cincuenta mil soles) por concepto de reparación civil
—fojas 273 a 353 del cuaderno de debates—.
1.4. El sentenciado Astocóndor Armas apeló la sentencia —fojas 358 a 401 del
cuaderno de debates—.
1.5. Elevada la causa en mérito del recurso de apelación, la Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema se avocó al conocimiento de aquella
—foja 112 del cuadernillo de apelación—; sin embargo, en virtud de lo
dispuesto por la Resolución Administrativa n.° 378-2021-CE-PJ, del
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, la remitió a la Sala Penal

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Permanente, que corrió traslado de ella por el término de ley a las


partes procesales —foja 127 del cuadernillo de apelación—.
1.6. Vencido el plazo sin que las partes absolvieran el traslado, mediante
decreto del cinco de mayo de dos mil veintidós, se señaló fecha de
calificación del recurso para el martes veinticuatro de mayo del año en
curso —foja 133 del cuadernillo de apelación—, en cuya fecha se declaró bien
concedido —fojas 135 a 137—.
1.7. Mediante resolución del catorce de septiembre de dos mil veintidós, se
señaló como fecha para la audiencia de apelación el miércoles
diecinueve de octubre del año en curso —foja 141 del cuadernillo de
apelación—. Instalada esta y realizados los pasos correspondientes,
conforme al acta que antecede, el estado de la causa es el de expedir
sentencia.
1.8. Deliberada la causa en secreto y votada, esta Suprema Sala cumple con
pronunciar la presente sentencia de apelación, cuya lectura en audiencia
pública —con las partes que asistan— se realizará por la Secretaría de la
Sala el tres de noviembre del presente año.

Segundo. Imputación fiscal


2.1. El Ministerio Público sostiene que, cuando Willington Robespierre
Ojeda Guerra asumió el cargo de alcalde de la Municipalidad Distrital
de Puente Piedra en el periodo de dos mil quince a dos mil dieciocho, el
acusado ASTOCÓNDOR ARMAS —entonces fiscal provincial provisional de la
Segunda Fiscalía Provincial Penal Transitoria de Lurín— se presentó ante él y
se puso a su disposición y a la de toda su gestión respecto a los casos
que como fiscal tenía a su cargo y de todo lo que concernía a procesos e
investigaciones que se tramitasen en las Fiscalías y los Juzgados de
Lurín, porque —señaló— tenía conocidos y amigos.
En tal sentido, el acusado habría recibido de Ojeda Guerra la suma total
de S/ 21,000.00 (veintiún mil soles) por archivar en el periodo de dos mil
dieciséis a dos mil dieciocho tres investigaciones preliminares
—S/ 7,000.00 (siete mil soles) por cada una de ellas— seguidas en contra de
aquel o de otros miembros de la presunta organización criminal Los
Charlys del Sur, las cuales son las siguientes:
i. El Caso Fiscal n.° 605-2016, sobre el delito de violencia contra la
autoridad, en agravio de Ronzo Quezada Giovanni, en el cual el

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acusado emitió la disposición de archivo s/n el veinticuatro de


agosto de dos mil dieciséis.
ii. El Caso Fiscal n.° 918-2015, por el delito de lesiones graves, en
perjuicio de Amparo Zamalloa Neciosupe de Arroyo, en el cual
emitió las resoluciones de archivo s/n el nueve de enero de dos mil
diecisiete y el veintisiete de agosto de dos mil dieciocho.
iii. El Caso Fiscal n.° 275-2017, sobre el delito de lesiones graves, en
agravio de Cecilia del Rosario Rivas Quiñónez, en el cual emitió la
disposición de archivo s/n el diecisiete de abril de dos mil
diecisiete.
Por estos hechos, se le imputó la comisión del delito de cohecho pasivo
específico, tipificado en el primer párrafo del artículo 395 del CP.
2.2. Asimismo, sostiene el Ministerio Público que el acusado ASTOCÓNDOR
ARMAS, en su condición de fiscal provincial de la Segunda Fiscalía
Provincial Penal de Lurín, fue designado mediante la Resolución
Administrativa de la Presidencia de la Junta de Fiscales Superiores del
Distrito Fiscal de Lima Sur n.° 31-2014-MP-FN-PJFS-DFLS, del
veintiocho de enero de dos mil catorce, y la Resolución Administrativa
n.° 231-2018-MP-FN-PJFS-DFLS, del diecinueve de abril de dos mil
dieciocho, como representante del Ministerio Público ante los Comités
Distritales de Seguridad Ciudadana (CODISEC) de Punta Negra y San
Bartolo y de Punta Hermosa y Punta Negra, respectivamente, por lo que
participó en las sesiones ordinarias programadas y/o agendadas desde el
año dos mil catorce, y se levantó el acta de asistencia de los miembros
de dicho comité.
En tal condición, ASTOCÓNDOR ARMAS habría recibido en diversas
oportunidades S/ 500.00 (quinientos soles) entre otros beneficios
económicos (para pasajes y movilidad, entre otros) de parte de Ojeda Guerra
(durante su gestión como alcalde de la Municipalidad Distrital de Punta Negra, en el
periodo de dos mil quince a dos mil dieciocho) con el objeto de que no se
consignara en las actas de sesiones mensuales del CODISEC de Punta
Negra la inasistencia de Ojeda Guerra, pese a que, conforme a la Ley
n.° 27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, del once
de febrero de dos mil tres, y el artículo 83 de su Reglamento, del cuatro
de diciembre de dos mil catorce, las sesiones debían ser convocadas e
instaladas por el referido alcalde, quien de manera obligatoria debía
asistir personalmente a cada una de ellas, así como los demás miembros
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titulares, con lo que habría incumplido la Ley n.° 27815, Ley de Código
de Ética de la Función Pública, del trece de agosto de dos mil dos, por
la cual se prohíbe obtener o procurar beneficios o ventajas indebidas,
para sí o para otros, mediante el uso de cargo, autoridad, influencia o
apariencia de influencia.
Por estos hechos se le imputó la comisión del delito de cohecho pasivo
propio, tipificado en el primer párrafo del artículo 395 del CP.

Tercero. Fundamentos de la sentencia impugnada


3.1. En la sentencia impugnada se condenó al recurrente como autor del
delito contra la administración pública-delitos cometidos por
funcionarios públicos en la modalidad de cohecho pasivo específico
—tipificado en el primer párrafo del artículo 395 del CP— y en la modalidad de
cohecho pasivo propio —tipificado en el primer párrafo del artículo 393 del
CP—, en perjuicio del Estado, y se le impuso la pena de once años de
privación de libertad (suspendida en su ejecución hasta que se resuelva la causa
en segunda instancia) e inhabilitación para ejercer función, cargo o
comisión aunque provenga de elección popular, e incapacidad e
impedimento para obtener mandato, cargo, empleo o comisión de
carácter público (conforme a lo dispuesto en los incisos 1 y 2 del artículo 36 del
CP) hasta por el término de diez años, así como la pena de multa de
trescientos sesenta días equivalente a S/ 2,790.00 (dos mil setecientos
noventa soles) y el pago de S/ 50,000.00 (cincuenta mil soles) por concepto
de reparación civil.
3.2. Sus fundamentos son los siguientes:
• En el juicio oral el testigo Ojeda Guerra afirmó que el acusado
ASTOCÓNDOR ARMAS recibió de su parte S/ 7,000.00 (siete mil soles)
por cada uno de los casos fiscales, Zamalloa y Renzo Quezada, a
fin de que emita en estos disposiciones de archivo, y S/ 500.00
(quinientos soles) para no ponerle falta en las reuniones del
CODISEC; que el dinero se lo entregaba en sobres cerrados
directamente o a través de Renzo Soto Flores —personal de seguridad
del CODISEC— o de Yhuliana Rosally Evelien Castillo Julca
—secretaria de Gerencia Municipal y de Alcaldía—, y que los pagos a los
que se alude en los audios n.os 77, 78, 79, 80 y 81 eran para que
ASTOCÓNDOR ARMAS archivara las investigaciones en su contra
que estaban a su cargo. Se señala que su incriminación reúne las
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garantías de certeza exigidas en el Acuerdo Plenario n.° 2-2005/CJ-


116: ausencia de incredibilidad subjetiva, verosimilitud y
persistencia de la incriminación.
• Su incriminación está corroborada de manera periférica con los
siguientes elementos de prueba:
a. las declaraciones testimoniales de (i) Yulianha Rosally Evelien
Castillo Julca —secretaria de Gerencia Municipal y de Alcaldía—; (ii)
Mirtha Olenka Guillén Apumayta, brindada en la etapa
preliminar en presencia del Ministerio Público, y de su abogada
particular, ya que la que prestó en el juicio oral no fue sincera
ni espontánea; (iii) Pamela Fernández Hernández —asistente
administrativa de la Segunda Fiscalía Provincia Penal Transitoria de
Lurín—, en lo que respecta al hecho uno; (iv) Renzo Soto Flores,
en lo que respecta al hecho dos y solo en parte el uno, y (v)
Henry Manuel Andrade Vásquez;
b. las Actas de Registro de Comunicaciones n.os 77, 78, 79, 80, 81,
83, 90 y 91;
c. diversos documentos que acreditan que el acusado estuvo a
cargo de las carpetas fiscales cuyo archivo se le imputa;
d. el acta de allanamiento, registro domiciliario, incautación de
bienes y lacrado del catorce de febrero de dos mil diecinueve,
efectuada en el inmueble sito en la manzana H, lote 5,
urbanización Villa Alejandro, distrito de Lurín, en la que se dio
cuenta de la incautación y lacrado del CPU marca HP, código
MXL4365GD, que fue incorporado para probar la existencia de
las declaraciones indagatorias de los investigados en el marco
de las investigaciones que el acusado RUBÉN ASTOCÓNDOR
ARMAS efectuaba en su condición de fiscal provincial, y
e. el acta de deslacrado, extracción de información de dispositivos
electrónicos (CPU), visualización y lacrado del veintiséis de
febrero de dos mil diecinueve, en la que se consignó que en el
deslacrado de la muestra 4, teniéndose a la vista el CPU de
marca HP, código MXL4365GD, se extrajo de este la
declaración indagatoria de Félix Roberto Ballarta Morales con
un pliego de doce preguntas sin respuestas, que se guardó como
“Declaración indagatoria de Denis Rafael Brea Nicolás”, y la
declaración indagatoria de Willington Robespierre Ojeda

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Guerra del diecinueve de junio de dos mil dieciocho, con un


pliego de doce preguntas sin respuestas.
• La declaración de la testigo Lizzett Gabriela Guzmán Changanaqui,
quien se desempeñó como cajera de la Municipalidad Distrital de
Punta Negra en el dos mil catorce y como asistente administrativa y
subgerente de Tesorería en el dos mil quince, no otorga
credibilidad, en tanto en cuanto, por su labor, reconocer que se
efectuaron pagos irregulares podría acarrearle responsabilidad
penal.
• El acusado, en su declaración previa del veintisiete de febrero de
dos mil diecinueve, reconoció los hechos que se le imputaban y
expresó su deseo de acogerse a la confesión sincera, y en su
oportunidad a la terminación anticipada. Se trató de una declaración
voluntaria en la que estuvo presente su defensa particular. Su
versión posterior respecto a que al momento de su declaración
previa sus facultades psíquicas y mentales estaban deterioradas es
una simple alegación que no está corroborada.

Cuarto. Expresión de agravios en el recurso de apelación


4.1. El recurrente solicita que se declare nula la sentencia y se le absuelva
de la acusación fiscal en su contra por incorrecto desarrollo del tipo
penal e indebida valoración probatoria.
4.2. Como pretensión accesoria solicita que se declare nula la sentencia y
todo lo actuado, que se incorpore como coimputado al señor Willington
Ojeda Guerra y que se ordene el peritaje audio visual de las
comunicaciones n.os 77, 78, 79, 80, 81, 83, 84, 90 y 91.
4.3. Sus fundamentos son los siguientes:
• Se parte de premisas que no han sido conectadas con los
requerimientos de tipicidad objetiva/subjetiva de los delitos de
cohecho pasivo específico y cohecho pasivo propio.
• La valoración de la prueba personal se caracterizó por su
unilateralidad y subjetividad, solo se valoró lo que coincidía con la
incriminación, no se valoraron las declaraciones en forma conjunta
ni se dio valor probatorio a las afirmaciones de tres testigos
importantes (Fernández, Guzmán y Andrade).
• No se deben buscar medios de corroboración periférica de la
incriminación del exalcalde Ojeda Guerra, sino de la tesis fiscal de
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la acusación. Al hacerlo se afecta el debido proceso así como el


principio de congruencia procesal.
• El testigo Ojeda Guerra debió ser investigado y procesado como
sujeto activo en los delitos sub judice, porque reconoció haber
entregado el dinero al recurrente. No debió considerársele como
testigo, sino como coimputado. Su declaración no tiene la entidad
suficiente para generar certeza judicial de culpabilidad, pues busca
beneficiarse con una reducción de pena por colaboración eficaz ante
el delito por el cual se le procesa como jefe de la organización
criminal Los Charlys del Sur.
• La declaración de Castillo Julca solo corrobora que el exalcalde le
envió sobres, no que estos contuviesen dinero; además, ella señaló
que no escuchó lo que conversaron el alcalde y el fiscal, solo lo que
después le comentó el alcalde. Indicó que conoció al procesado por
las reuniones del CODISEC, pero más adelante afirmó que nunca
asistió a alguna reunión del CODISEC. Manifestó que nunca vio
que Renzo Soto le entregara dinero a ASTOCÓNDOR ARMAS. Se
contradijo con Renzo Soto, pues este dijo que los sobres que
entregaba eran A4, mientras que ella refirió que eran sobres
pequeños.
• El Colegiado no fundamentó por qué descartó la versión brindada
en el juicio oral por la testigo Olenka Guillén Apumayta, en que
esta afirmó que buscó beneficiarse económicamente para cobrarse
los sueldos de tres meses que le debía la municipalidad.
• La testigo Fernández Hernández declaró que archivó el caso porque
no encontró indicios suficientes para formalizar denuncia y su
relato es verosímil.
• El nivel de corroboración de la declaración de Renzo Soto está
centrado en el caso 2 (cohecho pasivo propio), no en el caso 1 (cohecho
pasivo específico), por lo que tiene un valor de prueba relativo.
Además, es prueba de descargo porque manifestó que no tuvo
comunicación con ASTOCÓNDOR ARMAS para la entrega del dinero,
que el exalcalde no le manifestó que entregase dinero al acusado
para favorecerlo en algún proceso y que tampoco vio que la señora
Guillén Apumayta le hubiera entregado a este algún sobre o dinero.
• La declaración de Andrade Vásquez es prueba de descargo, ya que
contradice lo afirmado por Castillo Julca, quien dijo que el alcalde
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faltó a todas las reuniones; el señor Renzo Soto dijo que faltó a casi
todas las reuniones; mientras que Andrade Vásquez refirió que de
diez reuniones solo faltó a cinco, por lo que no es corroboración
periférica.
• La declaración de la testigo Lizzett Guzmán Changanaqui tiene
valor de prueba de descargo para la defensa, porque indicó que en
los audios la voz de Ojeda Guerra evidencia que estaba ebrio y ella
solo le seguía la corriente para evitar la conversación; además, no
sabía a qué fiscal se refería ni tenía conocimiento de entrega alguna
de dinero para actos de corrupción.
• Las actas de registro de comunicaciones no contienen
conversaciones directas con el procesado. La testigo Guzmán
Changanaqui afirmó en el juicio oral que dichas comunicaciones se
encontraban editadas e incompletas, por lo que el Ministerio
Público debió solicitar una pericia audiovisual y no una pericia
grafotécnica.
• El a quo otorgó valor probatorio a las documentales 15, 17, 19 y 21,
referidas a tres archivos de investigación preliminar, por ser actos
de competencia del fiscal ASTOCÓNDOR ARMAS, pero se debió
analizar si corroboraban la contraprestación por el dinero recibido.
Aquí hay una motivación errónea e insuficiente.
• No se ha realizado una valoración adecuada de la prueba
documental 22 (acta de allanamiento y registro domiciliario), ya que la
Fiscalía sostuvo que su finalidad era probar que dichos dispositivos
(computadora, CPU) se encontraban en la Segunda Fiscalía Provincial
Penal de Lurín. Nunca se introdujo al debate el hecho de que se
encontró una declaración indagatoria de Ojeda Guerra en el
segundo cajón del escritorio. Con esto se acortó el derecho de
defensa y contradicción del sentenciado.
• No se ha efectuado una valoración adecuada de la prueba
documental 23, pues en el debate de la prueba documental no se
indicó que había alguna declaración tomada y guardada en el
segundo cajón del despacho. Con esto se acortó el derecho de
defensa del imputado.
• El que el procesado haya aceptado los cargos en un procedimiento
trunco o nulo de confesión sincera o terminación anticipada no es

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corroboración periférica, ya que la Sala Penal de Apelaciones


declaró nula la audiencia de terminación anticipada.

DE LA AUDIENCIA DE APELACIÓN

Quinto. La audiencia de apelación de sentencia se llevó a cabo de manera


virtual a través del aplicativo Google Meet el diecinueve de octubre del año en
curso, con la concurrencia de la señora fiscal suprema Galinka Soledad Meza
Salas, el procurador público especializado en delitos de corrupción Julio
Augusto Yauri Medina, el procesado RUBÉN ASTOCÓNDOR ARMAS y su
defensa, el abogado Miguel Pizarro Guerrero. En la audiencia se procedió a
interrogar al acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, luego de lo cual las partes
realizaron sus informes orales, y se concedió también el uso de la palabra al
encausado, conforme a lo previsto en el artículo 424 del Código Procesal
Penal.

Sexto. Pronunciamiento del Tribunal Supremo


6.1. Es objeto de controversia la subsunción en la sentencia impugnada del
supuesto fáctico de la acusación fiscal a los delitos de cohecho pasivo
específico y cohecho pasivo propio que se le atribuyen al acusado
recurrente ASTOCÓNDOR ARMAS, en tanto en cuanto, según refiere, no
se ha realizado un análisis integral de cada uno de los elementos
objetivos y subjetivos que configuran cada uno de estos tipos penales.
6.2. Asimismo, se cuestiona la suficiencia probatoria de la declaración
testimonial incriminatoria de Ojeda Guerra para sustentar la condena.
6.3. En cuanto a lo primero, en el acápite VII, sobre los “Fundamentos de
derecho” de la sentencia impugnada, se realiza un análisis sobre los
elementos objetivos y subjetivos de dichos delitos y la subsunción del
supuesto fáctico de la acusación en estos. La alegación del recurrente
referida a que no se habrían acreditado los elementos objetivos y
subjetivos de aquellos se basa en su propia valoración de las pruebas
actuadas, lo que en suma son argumentos de irresponsabilidad penal
que serán motivo de pronunciamiento al desarrollar su segundo
cuestionamiento referido a la valoración de las pruebas actuadas y la
suficiencia probatoria de estas para sustentar una condena.
6.4. Para ello, se debe partir del hecho de que tanto el supuesto fáctico de la
acusación como la condena se sustentan principalmente en el mérito
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probatorio de la declaración testimonial incriminatoria de Ojeda


Guerra, la que, señala el a quo, constituye prueba suficiente para
enervar la presunción de inocencia del procesado, conforme a los
términos establecidos en el Acuerdo Plenario n.° 2-2005/CIJ-116.
6.5. El artículo 425.2 del Código Procesal Penal prescribe que la Sala Penal
Superior solo valorará independientemente la prueba actuada en la
audiencia de apelación y las pruebas pericial, documental,
preconstituida y anticipada, y que no se puede otorgar diferente valor
probatorio a la prueba personal que fue objeto de inmediación por el
juez de primera instancia, salvo que su valor probatorio sea cuestionado
por una prueba actuada en segunda instancia.
6.6. En la audiencia de apelación, no se ha actuado prueba nueva que
cuestione la valoración del a quo sobre este medio de prueba; pero, en
la sentencia emitida el cinco de octubre de dos mil veinte en la
Casación n.° 1923-2018/Cusco por la Sala Penal Permanente, se
estableció que la limitación a la valoración de la prueba personal en
segunda instancia dispuesta por el artículo antes mencionado está
referida a su valoración individual y presupone que el órgano judicial
de primera instancia obtuvo correcta y completamente todo lo relevante
que expresó el declarante, y que el Tribunal de segunda instancia debe
examinar, en todo caso, que el relato del órgano de prueba sea claro,
coherente (sin contradicciones), verosímil (apariencia de verdadero o creíble por
no ofrecer carácter alguno de falsedad) o no fantasioso y circunstanciado, sin
lagunas.
6.7. Cabe resaltar que no vulnera el debido proceso ni el principio de
congruencia procesal que la corroboración periférica se efectúe
respecto a la declaración incriminatoria del testigo único, en tanto en
cuanto el supuesto fáctico de la acusación se basa precisamente en su
relato de los hechos, por lo que no es de recibo el agravio expresado en
este sentido.
6.8. El análisis de dicha declaración lo efectuó el a quo en atención al
principio de inmediación, en tanto en cuanto el testigo declaró en el
juicio oral, y de contradicción, ya que en el plenario fue interrogado por
todas las partes, incluida la defensa del acusado; además, se desprende
de la sentencia impugnada que se confrontó esta declaración con los
demás elementos de prueba actuados y se concluyó que cumplía con los
criterios de valoración establecidos en el Acuerdo Plenario n.° 2-
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2005/CIJ-116, sobre ausencia de incredibilidad subjetiva, verosimilitud,


corroboración periférica y persistencia.
6.9. El recurrente menciona que en la valoración de las pruebas personales
se ha omitido valorar partes relevantes de las declaraciones que abonan
a su favor, por lo que es necesario revisar si efectivamente se produjo
un análisis sesgado de estas, inicialmente en la del testigo principal y
luego en las de los testigos cuyas declaraciones son valoradas como
prueba de corroboración periférica.
6.10. En tal sentido, no se advierten incoherencias ni contradicciones en el
relato del testigo Ojeda Guerra y se cumple con las reglas de
verosimilitud; no se advierte, ni el recurrente menciona ello, alguna
afirmación de este que no haya sido evaluada por el a quo y que de
alguna manera favorezca al procesado. Este cuestiona el criterio de
valoración que se utilizó, por cuanto indica que no se trata de un
testigo, sino de un coimputado, ya que también habría participado en la
comisión de los delitos que se le imputan, y como tal debió exigírsele el
cumplimiento de los requisitos para la valoración de la declaración de
un coimputado y los que se le exigen a un simple testigo o agraviado.
En este sentido, no se advierte y tampoco se ha mencionado alguna
circunstancia que le otorgue a dicha declaración una condición espuria
que esté motivada por algún problema o desacuerdo con el sentenciado,
salvo que dicha declaración sería para eximirse de responsabilidad, lo
que tampoco es de recibo, como se expondrá posteriormente.
6.11. Sobre esta última referencia, ciertamente el Acuerdo Plenario n.° 2-
2005/CIJ-116 establece distintas variables para evaluar la suficiencia
probatoria de una declaración única, dependiendo de si se trata
propiamente de un testigo o de un coimputado. Las exigencias de
corroboración periférica, coherencia y solidez en el relato y de
persistencia son las mismas para ambos casos; sin embargo, desde la
perspectiva subjetiva, en el caso del coimputado hay un plus, ya que la
evaluación de la credibilidad de su relato debe analizarse en torno a su
personalidad, sus relaciones con el afectado por su testimonio y las
posibles motivaciones de su delación, y debe tenerse cuidado de que la
finalidad de la declaración no sea, a su vez, exculpatoria de la propia
responsabilidad (fundamento jurídico noveno del acuerdo).
6.12. El impugnante sostiene que Ojeda Guerra solo lo sindicó para obtener
el beneficio premial al someterse a la colaboración eficaz y que, dada
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su personalidad habituada a cometer ilícitos, sus afirmaciones no tienen


la virtualidad de generar certeza judicial.
6.13. La colaboración eficaz es un proceso especial de naturaleza autónoma
que se fundamenta en un acuerdo de beneficios y colaboración entre el
aspirante a colaborador eficaz y el Ministerio Público. En tal sentido, el
que se somete a este acuerdo ya no necesita ser procesado nuevamente
por un delito en específico que fue materia de dicho acuerdo; por lo
tanto, si Ojeda Guerra se sometió a la colaboración eficaz por
imputársele ser el jefe de la organización criminal Los Charlys del Sur
y se incluyeron en dicho acuerdo los hechos materia del presente
proceso, ya no puede ser procesado nuevamente por estos.
6.14. Obviamente, un colaborador eficaz busca beneficios premiales como la
exención o reducción de la pena; sin embargo, antes de celebrarse el
convenio preparatorio, el fiscal ordena la realización de actos de
investigación y, si la información del aspirante no es corroborada o
existen indicios de información falsa, el fiscal deniega la celebración
del acuerdo.
6.15. En tal sentido, no es de recibo dudar de la credibilidad de la versión
incriminatoria de Ojeda Guerra, porque aportó información sobre los
hechos sub judice en un proceso de colaboración eficaz, más aún si se
presentó en el plenario del presente proceso y declaró sobre estos
hechos, y se ratificó en su incriminación de manera persistente,
coherente y sólida ante el interrogatorio de las partes, sin que se aprecie
que de alguna forma tratara de exculparse de su propia responsabilidad.
6.16. En cuanto a la corroboración periférica de su declaración a través de
otras declaraciones testimoniales, debe anotarse que fluye de los
actuados que cada uno de los testigos cuyo relato fue considerado como
de corroboración periférica de la incriminación prestó declaración en el
juicio oral y se sometieron a los interrogatorios de las partes, por lo que
también estuvieron dichas declaraciones sujetas al principio de
inmediación y del contradictorio, no pudiéndose entonces variar su
valor probatorio individual, a menos que se verifique que, como señala
el apelante, el a quo omitió valorar partes relevantes de estas
declaraciones.
6.17. Se tiene que la testigo Yulianha Rosally Evelien Castillo Julca,
secretaria de Gerencia Municipal y de Alcaldía, hizo afirmaciones
relevantes en el juicio oral respecto a lo siguiente: (a) el alcalde no iba
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA APELACIÓN N.° 6-2021
DE LA REPÚBLICA LIMA SUR
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a las sesiones periódicas del CODISEC; (b) sabía que el alcalde le


enviaba sobres al fiscal que contenían dinero cada vez que había una
reunión de este comité, y (c) reconoció que la voz en los registros de las
comunicaciones telefónicas 83 y 90 era la suya y que en estas habló con
la procuradora de la municipalidad sobre el archivamiento de la
investigación fiscal respecto al caso de Zamalloa (en alusión a la
investigación fiscal respecto a la que el testigo Ojeda Guerra afirma que pagó por su
archivamiento) y sobre el apersonamiento del fiscal en las oficinas de
Ojeda Guerra para tomarle su declaración.
6.18. El apelante cuestiona el mérito probatorio de esta declaración sobre la
base de una supuesta contradicción interna. Señala que primero
manifestó que conoció al procesado por las reuniones del CODISEC,
pero después dijo que ella nunca asistió a tales reuniones. Sin embargo,
no se aprecia tal contradicción; lo que se desprende de esta declaración
es que conoció al procesado ASTOCÓNDOR ARMAS con motivo de estas
reuniones, no que ella haya asistido a estas.
6.19. Otro cuestionamiento se centra en que en un momento dado de la
declaración aquella manifestó que solo le constaba que Ojeda Guerra
entregó sobres a ASTOCÓNDOR ARMAS sin ver su contenido, y que se
contradice con lo manifestado por el testigo Renzo Soto Flores respecto
al tamaño de los sobres (ella afirmó que eran sobres pequeños y el otro que eran
sobres A4). Ninguno de estos cuestionamientos es de recibo, ya que lo
relevante es su afirmación de que fue testigo de que Ojeda Guerra
entregó sobres a ASTOCÓNDOR ARMAS después de cada reunión del
comité, sobres que a decir de Ojeda Guerra contenían dinero, y el
acusado no ha sabido justificar tales entregas. La discrepancia con el
otro testigo respecto al tamaño de los sobres es irrelevante, por ser algo
circunstancial y, sobre todo, en función de la percepción de cada
declarante (el sobre A4 puede ser percibido por una persona como pequeño o
grande); además, se trató de varias entregas a través de diversas
personas.
6.20. Asimismo, el que dicha testigo haya afirmado que nunca vio que Soto
Flores entregase dinero a ASTOCÓNDOR ARMAS tampoco resta mérito a
su valoración como prueba periférica de la versión incriminatoria de
Ojeda Guerra, en tanto en cuanto no se le está evaluando como prueba
de corroboración periférica de la declaración de Soto Flores. Las
declaraciones de los testigos han sido evaluadas en torno a su

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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA APELACIÓN N.° 6-2021
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coincidencia con lo manifestado por el testigo principal Ojeda Guerra,


lo que no exime de la posterior valoración conjunta de todas estas
declaraciones entre sí.
6.21. En consecuencia, no se evidencia que la valoración individual de tal
declaración testimonial como prueba periférica, consignada en el
fundamento 5.2.16. de la sentencia impugnada, haya estado impregnada
de parcialidad y subjetividad.
6.22. El cuestionamiento del apelante en torno a la valoración individual de
la declaración testimonial de Mirtha Olenka Guillén Apumayta,
procuradora municipal de la Municipalidad Distrital de Punta Negra,
estriba en que el a quo optó, sin más sustento, por otorgar mayor
credibilidad a la declaración que aquella brindó en la etapa preliminar
en presencia del Ministerio Público y de su abogada particular sobre la
prestada en el juicio oral, en que negó haber tenido alguna
comunicación con el acusado o haber recibido algún sobre del testigo
Ojeda Guerra para entregarlo a aquel.
6.23. Conforme a lo establecido como jurisprudencia vinculante en el
Recurso de Nulidad n.° 3044-2004 de la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema, el Tribunal no está obligado a creer aquello que se dijo
en el acto oral, sino que tiene libertad para conceder mayor o menor
fiabilidad a unas u otras de tales declaraciones por determinadas
razones que debe precisar.
6.24. El a quo en la valoración individual de esta declaración, consignada en
el fundamento 5.3.15. de la sentencia impugnada, señaló que su
declaración en el juicio oral no fue sincera ni espontánea, estaba
acomodada y no sabía cómo responder. Tal apreciación es producto de
la inmediación del a quo con la testigo, por lo cual no es susceptible de
ser variada, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 425.2 del
Código Procesal Penal. Por el contrario, se aprecia que la declaración
preliminar que se valoró y que prestó en febrero de dos mil diecinueve
en presencia del Ministerio Público y de su defensa es más inmediata a
los hechos, sólida y coherente, y de esta se desprende que la testigo
intervino en la investigación fiscal contra el exalcalde en agravio de
Amparo Zamalloa y en el caso de lesiones que se le seguía a Dennis
Brea, que guardaría relación con el caso de Amparo Zamalloa; además,
reconoce que el acusado le entregó un sobre que contenía una
declaración “ya realizada” del exalcalde que estaba solo para ser
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA APELACIÓN N.° 6-2021
DE LA REPÚBLICA LIMA SUR
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firmada y que luego le devolvió junto con otro sobre A4 doblado y


cerrado.
6.25. Estas afirmaciones corroboran lo manifestado por Ojeda Guerra
respecto a que el acusado lo favoreció en la investigación fiscal en
agravio de Amparo Zamalloa y que le pagó por tal favor, por lo que no
se evidencia indebida valoración de esta.
6.26. Se valoró la declaración de la testigo Pamela Fernández Hernández,
asistente administrativa de la Segunda Fiscalía Provincia Penal
Transitoria de Lurín, como prueba personal de corroboración periférica
de la incriminación, en tanto en cuanto refirió que su jefe, el acusado, le
pidió asistirlo en una declaración de un testigo en las mismas
instalaciones de la municipalidad.
6.27. El cuestionamiento a la valoración de la declaración de esta testigo se
centra en que no se merituó que esta afirmó que realizaba los proyectos
de acuerdo con los actuados, que hizo el proyecto de archivo del caso
en agravio de Amparo Zamalloa y que no sabía que el acusado había
recibido dinero por tal archivo.
6.28. Sin embargo, es del caso señalar que, conforme se puntualizará más
adelante, de los actuados se desprende que en esta investigación el
fiscal efectuó actos irregulares, como acudir a la municipalidad en una
movilidad particular para tomar la declaración de un funcionario de esta
entidad edilicia, testigo en este caso, como refirió la testigo Fernández
Hernández, y envió un sobre con las preguntas y respuestas que debía
dar el alcalde, como afirmó la testigo Guillén Apumayta, el cual fue
encontrado en un cajón de su escritorio en la diligencia de allanamiento
de su oficina. Por lo tanto, es irrelevante si el archivo fue un proyecto
de la asistente administrativa, ya que se evidencia direccionamiento y
parcialización en la investigación por parte del acusado, que
obviamente incidió en el archivo del caso. Siendo así, no se aprecia una
indebida valoración individual de este testimonio por parte del a quo.
6.29. Se valoró como prueba de corroboración periférica la declaración del
testigo Renzo Soto Flores, funcionario de la Municipalidad Distrital de
Punta Negra, coordinador del CODISEC, en lo que respecta al hecho
dos (sobre el delito de cohecho pasivo propio), en tanto en cuanto reconoció
que el exalcalde le entregó sobres manila cerrados en seis
oportunidades para que los entregara a ASTOCÓNDOR ARMAS; además
de que, previamente a la entrega de uno de los sobres, escuchó que el
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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exalcalde gritaba por teléfono que el fiscal estaba “jodiendo” y había


que pagarle.
6.30. El apelante cuestiona la valoración de la declaración de este testigo,
pues indica que su corroboración está centrada en la imputación por el
delito de cohecho pasivo propio (relativo a los pagos al acusado por no
denunciar la inasistencia de Ojeda Guerra a las sesiones del CODISEC) y no
corrobora la imputación por el delito de cohecho pasivo específico
(relacionado con el archivo de las carpetas fiscales); que más bien se trata de
un testigo de descargo, porque afirmó que el exalcalde no le manifestó
que entregase dinero al acusado para que lo favoreciera en algún
proceso ni vio que la testigo Guillén Apumayta le hubiera entregado
algún sobre o dinero.
6.31. Sin embargo, la afirmación de este testigo en el plenario respecto a que
entregó los sobres manila cerrados al acusado ASTOCÓNDOR ARMAS,
que le enviaba Ojeda Guerra, después de las reuniones del CODISEC y
se los entregaba tanto en la Fiscalía como en Lurín confirma la
declaración de Ojeda Guerra de que pagaba al acusado con dinero que
enviaba en un sobre para que no le pusieran falta por su inasistencia a
las reuniones del CODISEC.
6.32. El desconocimiento al que este testigo alude respecto al pago por el
archivamiento de las investigaciones fiscales o respecto a que no vio si
la testigo Guillén Apumayta entregaba sobres al acusado no descalifica
su mérito probatorio. Se indicó precedentemente que la valoración de
estas testimoniales incide en su coincidencia con lo declarado por el
testigo principal Ojeda Guerra; no se busca que corroboren todo lo
declarado por los otros testigos; esto se aprecia en la valoración
conjunta de todos los elementos de prueba. Por ello, no se evidencia
irregularidad en la valoración individual efectuada por el a quo en
cuanto a esta declaración testimonial.
6.33. Se valoró como prueba personal de corroboración periférica la
declaración testimonial de Henry Manuel Andrade Vásquez, secretario
técnico del CODISEC, quien coincidió en señalar que el exalcalde
faltaba a varias reuniones de dicho comité.
6.34. El apelante cuestiona esta valoración en tanto en cuanto, señala, se
contradice con los testigos Castillo Julca y Soto Flores respecto al
número de veces en que el exalcalde Ojeda Guerra habría faltado a las
sesiones del referido comité de seguridad. Tal observación es
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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irrelevante porque para la configuración del delito no es necesario


acreditar el número de veces en que el alcalde no concurrió a dichas
sesiones; basta con que se corrobore que, como afirmó el testigo Ojeda
Guerra, no asistía a estas sesiones y que el fiscal no lo denunció,
conforme era su deber, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley n.°
27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, del once de
febrero de dos mil tres, que tiene por objeto coordinar eficazmente la
acción del Estado y promover la participación ciudadana para
garantizar una situación de paz social, para lo cual establece comisiones
integradas por representantes de diversas instituciones que deben
reunirse periódicamente de manera obligatoria, e incumplió su deber
funcional prescrito en el artículo 83 del Reglamento, del cuatro de
diciembre de dos mil catorce —artículo que no ha sido derogado expresamente
por el actual Reglamento de dicha ley, Decreto Supremo n.° 010-2019-IN—,
vigente al momento de la comisión de los hechos, que establecía que el
Ministerio Público debía denunciar los incumplimientos de lo ordenado
en la ley y, en todo caso, determinar si existían indicios de la comisión
del delito de omisión, rehusamiento o demora de actos funcionales,
previsto en el artículo 377 del CP.
6.35. Por el contrario, se desprende de la declaración de este testigo que
participaba en las sesiones mensuales del mencionado comité, por lo
que podía dar cuenta válidamente de quiénes asistían, y refirió que el
testigo Ojeda Guerra solo iba algunas veces, pero quien siempre asistía
era el acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, y que dentro de las reuniones se
firmaba un acta. Por ello, tampoco se aprecia irregularidad alguna en la
valoración de esta declaración testimonial por parte del a quo.
6.36. Se consideró que la declaración de la testigo Lizzett Gabriela Guzmán
Changanaqui, cajera de la Municipalidad Distrital de Punta Negra en el
dos mil catorce y asistente administrativa y subgerente de Tesorería en
el dos mil quince —quien declaró a través de videoconferencia que en los
registros de las comunicaciones 77 y 79 Ojeda Guerra estaba ebrio, que no tenía
conocimiento de entregas de dinero al acusado y que no le pedían dinero para pagar
la movilidad de los integrantes del CODISEC ni para pagar al acusado a fin de
beneficiar en algún proceso a Ojeda Guerra—, no aportaba como prueba de
cargo ni de descargo, por cuanto no era de fiar, debido a que reconocer
la entrega de dinero para actos irregulares la comprometería y
acarrearía responsabilidad de su parte.

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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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6.37. El recurrente cuestiona esta valoración. Afirma que tiene valor de


prueba de descargo porque indica que en los audios el fiscal siempre
estaba en estado etílico y ella solo le seguía la corriente para evitar la
conversación y no tenía conocimiento de entrega alguna de dinero para
actos de corrupción.
6.38. Sin embargo, la valoración del a quo está acorde con las reglas de la
lógica y de la sana crítica; como se evidenciará más adelante, las
conversaciones telefónicas registradas, en especial la 77 y la 79, no
evidencian que el exalcalde no tuviera conciencia de lo que se decía;
por el contrario, estos registros de comunicaciones empalman
perfectamente con lo que se conversaba en los otros registros de
comunicaciones entre los otros testigos.
6.39. Se valoraron también como prueba periférica las copias certificadas de
las actas de los registros de comunicaciones n.os 77, 78, 79, 80, 81, 83,
90 y 91, que fueron extraídas en el marco de la investigación seguida
contra los presuntos integrantes de la organización criminal Los
Charlys del Sur, documentos que fueron oralizados en el plenario del
presente proceso y transcritos en la sentencia impugnada.
6.40. En el registro 77 el alcalde menciona que se debe efectuar un pago de
S/ 120.00 (ciento veinte soles) al fiscal para que “no los canee” y que ese
pago tenía que entregarlo la interlocutora (la testigo Guzmán Changanaqui)
a la procuradora; el 78 es el registro de la comunicación entre el testigo
Ojeda Guerra y el testigo Soto Flores respecto al direccionamiento de la
investigación fiscal en el caso en agravio de Amparo Zamalloa, en la
que se habla de la intervención de la procuradora Guillén Apumayta,
quien le entregaría un sobre al fiscal; el 79 es el registro de la
comunicación telefónica entre el testigo Ojeda Guerra y la testigo
Guzmán Changanaqui, en la que esta le refiere que Renzo (Soto Flores)
llegó y le dijo que tenía que darle un sobre cerrado a la procuradora; el
80 registra la conversación telefónica entre el testigo Ojeda Guerra y
Mirtha (Guillén Apuymata), en la que el primero le da indicaciones a la
segunda para que le den dinero al fiscal para su movilidad, e inclusive
la procuradora Guillén Apumayta menciona que el fiscal le va a sacar
las preguntas de ser posible en el día; el 81 contiene el registro de la
comunicación entre el testigo Ojeda Guerra y uno no identificado, y se
menciona el nombre del acusado, una declaración al fiscal por parte del
NN, un archivo, una entrega al fiscal para que mate (archive) ese asunto
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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y la necesidad de que el NN saque copia de ese archivo; en el 83 se


registra la conversación entre Castillo Julca y Guillén Apuymata, en la
que la primera refiere a la segunda la reapertura de la investigación
fiscal sobre el caso de Amparo Zamalloa; el 90 contiene el registro de
la comunicación entre Ojeda Guerra y Castillo Julca, en la que Castillo
Julca le informa a Ojeda Guerra sobre la reapertura de la investigación
fiscal del caso Zamalloa y le indica que el fiscal quiere ir a tomarle su
declaración y con ello archivar definitivamente la investigación, y el 91
registra la comunicación entre Ojeda Guerra y la testigo Guillén
Apumayta y en esta se advierten coordinaciones para que el fiscal vaya
a tomarle la declaración al referido testigo, quien manifestó que si lo
quería ayudar le llevase la declaración para firmarla, que le iban a dar
para la movilidad.
6.41. El impugnante cuestiona la valoración de estos registros sobre la base
de que el acusado no participó en dichas conversaciones y una de las
participantes, la testigo Guzmán Changanaqui, indicó que, durante estas
comunicaciones, específicamente en las actas de registro 77 y 79, se
encontraba ebrio y además no estaban las conversaciones completas.
6.42. Al respecto, ya se expresó que la declaración de dicha testigo no es
verosímil; además, se aprecia que las conversaciones que se muestran
en todos estos registros de comunicaciones efectuados entre diversas
personas, que también han declarado en el juicio oral del presente
proceso como testigos, son secuenciales y tienen conexión entre sí de
manera lógica y corroboran parte de lo dicho por ellos en el plenario y
la incriminación del testigo Ojeda Guerra respecto al pago al acusado
por el archivamiento de las investigaciones en carpetas fiscales y por
movilidad, por lo que el que el hecho de que el acusado no haya
intervenido en dichas conversaciones no les resta mérito probatorio. En
tal orden, el Tribunal coincide con lo señalado por el a quo respecto a
que se trata de conversaciones espontáneas, en las que los
interlocutores han reconocido sus voces, por lo que no se aprecia la
necesidad de realizar una pericia audiovisual.
6.43. Asimismo, se valoraron como pruebas de corroboración periférica las
documentales 15, 17 , 19 y 21, consistentes en lo siguiente: (a) copia
certificada de la disposición s/n del veinticuatro de agosto de dos mil
dieciséis, emitida por la Segunda Fiscalía Provincial Penal Transitoria
de Lurín, suscrita por el acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, por la cual
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dispuso NO HA LUGAR a formalizar denuncia penal contra Willington


Robespierre Ojeda Guerra por la presunta comisión del delito contra la
vida, el cuerpo y la salud-lesiones, en agravio de Renzo Giovanni
Quezada Olivera, y se archivó definitivamente la investigación, así
como NO HA LUGAR a formalizar denuncia penal contra este por la
presunta comisión del delito contra la administración pública-
resistencia o desobediencia a la autoridad, en perjuicio del Estado; (b)
copia certificada de la disposición s/n del nueve de enero de dos mil
diecisiete, emitida en el marco de la Investigación Preliminar n.° 918-
2015, por la Segunda Fiscalía Provincial Penal Transitoria de Lurín,
suscrita por el acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, por la cual dispuso NO
HA LUGAR a formalizar denuncia penal contra Willington Robespierre
Ojeda Guerra y los que resulten responsables por la presunta comisión
del delito contra la vida, el cuerpo y la salud-lesiones leves, en agravio
de Amparo Zamalloa Neciosup, y se dispuso el archivo definitivo; (c)
copia certificada de la disposición s/n del veintisiete de agosto de dos
mi dieciocho, emitida en el marco de la Investigación n.° 918-2015, por
la Segunda Fiscalía Provincial Penal Transitoria de Lurín, suscrita por
el acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, por la cual dispuso NO HA LUGAR a
formalizar denuncia penal contra Willington Robespierre Ojeda Guerra
y los que resulten responsables por la presunta comisión de los delitos
contra la vida, el cuerpo y la salud-lesiones leves, abuso de autoridad,
encubrimiento personal, encubrimiento real y omisión de denuncia, en
agravio de Amparo Zamalloa Neciosup, y se dispuso el archivo
definitivo, y (d) copia certificada de la disposición s/n del diecisiete de
abril de dos mil diecisiete, emitida en el marco de la Investigación n.°
275-2017, por la Segunda Fiscalía Provincial Penal Transitoria de
Lurín, suscrita por el acusado ASTOCÓNDOR ARMAS, por la cual
dispuso NO HA LUGAR a formalizar denuncia penal contra Willington
Robespierre Ojeda Guerra por la presunta comisión del delito de
violencia contra la mujer en la modalidad de maltrato psicológico, en
perjuicio de Cecilia del Rosario Rivas Quiñónez.
6.44. El cuestionamiento del apelante a dicha valoración se basa en que estos
documentos no corroboran que el acusado haya recibido dinero por
tales archivamientos; sin embargo, debe acotarse que su mérito
probatorio estriba en que corroboran la vinculación del acusado con
estas investigaciones fiscales y sus archivamientos; su valoración debe
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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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hacerse de manera conjunta con los demás elementos de prueba


reseñados, de los cuales se desprende que direccionó irregularmente las
investigaciones que culminaron en el archivo de estas y recibió dinero
por parte del testigo Ojeda Guerra por dicho concepto.
6.45. Por último, el apelante cuestiona la valorización del acta de
allanamiento, registro domiciliario, incautación de bienes y lacrado del
catorce de febrero de dos mil diecinueve, efectuada en el inmueble sito
en la manzana H, lote 5, urbanización Villa Alejandro, distrito de
Lurín, y del acta de deslacrado, extracción de información de
dispositivos electrónicos (CPU), visualización y lacrado del veintiséis de
febrero de dos mil diecinueve, oralizadas en el juicio oral, debido a que
señala que el allanamiento solo tenía como objetivo incautar el CPU del
acusado y nunca se introdujo a debate el que se hubiera encontrado en
su cajón del escritorio la declaración de Ojeda Guerra.
6.46. Sin embargo, el acusado en su declaración en la audiencia de apelación,
si bien no reconoció haber entregado la declaración en un sobre a la
procuradora de la municipalidad para que la firme el alcalde, reconoció
que en su escritorio se encontró dicha declaración en un sobre y que él
la guardó; su justificación respecto a que si bien la dejaron en Mesa de
Partes de la municipalidad y apareció en su despacho y no la agregó a
la carpeta porque se percató de que él no la había tomado y optó por
guardarla por el apuro y luego se olvidó y la dejó no resulta creíble y
constituye más bien un indicio de mala justificación, en tanto en cuanto
dicho hallazgo coincide con lo declarado por los testigos respecto a la
entrega de un sobre con las preguntas y respuestas ya elaboradas que
fueron enviadas por el fiscal al exalcalde para que firme.
6.47. Igualmente, en la audiencia de apelación el acusado reconoció que
acudía a las sesiones del CODISEC y que el exalcalde no concurría y
que no lo denunció por ello, pero dejó constancia de su inasistencia.
Ello constituye un indicio de mala justificación, ya que ante el
interrogatorio de su defensa afirmó que a las reuniones del CODISEC
tampoco concurría el representante de la Corte Superior de Lima Sur y
que no hizo acta de inconcurrencia porque Renzo Soto ya había sacado
las firmas con su concurrencia, lo que pone en evidencia la ilicitud de
su conducta; además, contradictoriamente, también afirmó que no firmó
esas actas y que en todo caso no recordaba haberlas firmado. Negó

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C. CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
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haber recibo pago alguno por ello, pero la contundencia de las pruebas
en su contra evidencia lo contrario.
6.48. Asimismo, negó en la audiencia de apelación haber recibido pago
alguno para favorecer en las carpetas fiscales al testigo Ojeda Guerra
con el archivo de las investigaciones, ni para movilidades por las
diligencias en Puente Piedra; sin embargo, reconoció que concurrió a la
municipalidad para tomar la declaración de un personal de serenazgo y
que no utilizó el vehículo del Ministerio Público, sino una movilidad
particular, con lo que corrobora lo declarado por las testigos respecto a
la irregularidad de su conducta en el desarrollo de la investigación
fiscal sobre el caso de Amparo Zamalloa. En el interrogatorio por parte
de este Tribunal reconoció que en su despacho se archivaron varias
investigaciones a favor del alcalde, no podía precisar cuántas, pero
recordaba con exactitud tres y en ninguna formuló acusación.
6.49. En la sentencia impugnada se realizó la valoración conjunta de todos
los elementos de prueba, con la cual coincide y reproduce in extenso
este Tribunal, a excepción de lo concerniente a la valoración de su
declaración preliminar, en la que el acusado aceptó los cargos en su
contra y se sometió a la terminación anticipada, en tanto en cuanto
dicha terminación anticipada fue declarada nula. Pese a ello, el análisis
de la prueba actuada revela la suficiencia probatoria de la incriminación
del testigo Ojeda Guerra para enervar el derecho a la presunción de
inocencia del acusado ASTOCÓNDOR ARMAS y sustentar una condena
en su contra por los delitos que se le sindican.
6.50. El impugnante no expresa agravios respecto a la pena impuesta ni el
extremo civil; sin embargo, por aplicación del principio de legalidad,
corresponde la revisión de la pena. Se le impuso la pena de once años
de privación de libertad por la comisión de dos delitos en concurso real,
cuyas penas conminadas son no menor de seis ni mayor de quince años
de privación de libertad para el delito de cohecho pasivo específico,
previsto en el primer párrafo del artículo 395 de CP, y no menor de
cinco ni mayor de ocho años para el delito de cohecho pasivo propio,
tipificado en el primer párrafo del artículo 393 del CP. Esto es, se le ha
impuesto una pena de privación de libertad mínima por cada delito y no
se aprecian circunstancias de atenuación privilegiadas ni modificativas
de la responsabilidad penal que ameriten la aplicación de estas por

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debajo del mínimo legal, además de que la pena no ha sido impugnada


por el Ministerio Público.
6.51. Por otro lado, la inhabilitación conforme a los incisos 1 y 2 del artículo
36 del CP está prevista para ambos delitos y la pena de hasta trescientos
sesenta días-multa también. Debe considerarse que se le está
imponiendo un total de trescientos sesenta días-multa por ambos delitos
y no por cada delito, por lo que dicha suma también resulta
proporcional, por lo cual corresponde confirmarla.
6.52. En cuanto al extremo civil, rige el principio dispositivo. Ni en el escrito
de apelación ni en los alegatos la defensa sustentó agravio alguno sobre
la reparación civil, y el procurador público en sus alegatos solicitó que
en tal sentido se confirme la sentencia en dicho extremo y expuso
argumentos respecto a la concurrencia de los elementos de la
responsabilidad civil que no fueron refutados por la defensa del
apelante, por lo que también corresponde confirmar este extremo.

Séptimo. El artículo 497 del Código Procesal Penal dispone que el órgano
jurisdiccional deberá pronunciarse de oficio y motivadamente sobre el pago de
las costas, que estarán a cargo del vencido; y, en el presente caso, no se
aprecian circunstancias fundadas que puedan eximir al apelante del pago por
dicho concepto.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, los señores jueces supremos integrantes de la Sala


Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República:
I. DECLARARON INFUNDADA la apelación interpuesta por Rubén
Astocóndor Armas; en consecuencia, CONFIRMARON en todos sus
extremos la sentencia emitida el diecinueve de enero de dos mil
veintiuno por la Sala Penal Especial de la Corte Superior de Justicia de
Lima Sur, que lo condenó como autor del delito contra la
administración pública-delitos cometidos por funcionarios públicos en
la modalidad de cohecho pasivo específico —tipificado en el primer párrafo
del artículo 395 del CP— y en la modalidad de cohecho pasivo propio
—tipificado en el primer párrafo del artículo 393 del CP—, en perjuicio del
Estado, y le impuso once años de pena privativa de libertad (suspendida
en su ejecución hasta que se resuelva la causa en segunda instancia) e

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inhabilitación para ejercer función, cargo o comisión aunque provenga


de elección popular, e incapacidad e impedimento para obtener
mandato, cargo, empleo o comisión de carácter público (conforme a lo
dispuesto en los incisos 1 y 2 del artículo 36 del CP) hasta por el término de
diez años, así como la pena de multa de trescientos sesenta días
equivalente a S/ 2,790.00 (dos mil setecientos noventa soles) y el pago de
S/ 50,000.00 (cincuenta mil soles) por concepto de reparación civil.
II. IMPUSIERON al recurrente RUBÉN ASTOCÓNDOR ARMAS el pago de
las costas procesales, que serán liquidadas por la Secretaría de la Sala
Penal Permanente y ejecutadas por el órgano jurisdiccional de origen.
III. MANDARON que se transcriba la presente ejecutoria al Tribunal de
origen. Hágase saber.
Intervino el señor juez supremo Coaguila Chávez por vacaciones del señor
juez supremo Luján Túpez.
S. S.
SAN MARTÍN CASTRO
ALTABÁS KAJATT
SEQUEIROS VARGAS
COAGUILA CHÁVEZ
CARBAJAL CHÁVEZ
IASV/mirr

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