Demonios Del Arte Actual
Demonios Del Arte Actual
Demonios Del Arte Actual
Aunque el arte rupestre no haya surgido más que como mera representación
de lo vivido, el sí mismo que lo observa, ya implica otro respecto al que lo ha
realizado. Donde al realizarlo se constituye otro. O lo que es igual, una
comunicación consigo mismo, y de inmediato con el otro constituido como
semejante (a diferencia de los individuos de otras especies o tribus). ¿Donde
situamos la idea del Otro?
400 o 500 años después, Freud teoriza esas escapadas descuidadas del arte
sobre el más allá. Teoriza el inconsciente y el trabajo del sueño, para ser
reintroyectado en el arte del surrealismo.
Lo que en Botticelli está al margen, como movimiento del viento o vísceras que
devoran los perros, en Berni se tornó el centro de la escena bordeando a
nuestros protagonistas. Los ojos de un niño desvelan en un sueño roto la
existencia del basural de alrededor. Basural creado con restos de basura.
Testimonios mudos, donde lo bello de la palabra, ha sido reemplazada por
esos restos, elementos narrativos, denuncia en tanto representación que serán
borde a un más allá.
Desde otra mirada insisto en lo que el arte nos enseña hoy, es que no se es sin
el goce, que Freud intentaba dejar subsumido en la sublimación. Ese goce
forma parte de la vida cotidiana. En tanto su sublimación no es sino puro
retorno, cual basura en Berni, circulan hoy zombis desmembrados policiales,
realitis etc… El arte acompaña esta resignificación del goce, denunciando su
origen trágico presente en las perfomance como retorno presente. A veces
puro morbo sin mediación identificatoria, se vive como pura sensación corporal,
asco dolor euforia tristeza… angustia
José Ovejero (2012) ubica una crueldad en la literatura que no busca satisfacer
un morbo, sino confrontar al lector con sus hipocresías y romper el esquema
complaciente o negador. El intento es enfrentar al lector con las verdades, aun
las no gratas. Así procede al estudio de escritos que rompen con la ética. La
estética de la crueldad se ofrece como un permiso para una creación capaz de
tocar el más allá del principio del placer, provocando en el más acá, rechazo o
angustia porque la desmezcla pulsional no se produce cristalizándose como
goce del artista, produciendo a través de la obra la percepción de lo ominoso
en el espectador. ¿Hay especificidad en las formas sublimatorias de la creación
postmoderna? no todo lo thanático se sublima, sino que parte se usa crudo en
la misma obra.
Es desde este lugar que retomando las teorías de Lacan, podemos pensar el
objeto artístico como el que ha logrado constituir una significación nueva para
el autor, constituyéndolo como otro después de esa obra. Obra que deja de ser
materia, y se hace des-resto, para elevarse a una dignidad diferente para el
autor, tan diferente como para significarlo a él, como nuevo sujeto. En este
sentido el arte extremo se presentaría como proceso artístico por excelencia,
cuando logra una creación sin objeto y un reposicionamiento por parte del autor
y los espectadores. ¿Qué podemos entender como producción artística sin
objeto? Tal vez aquellas que logran depurar el registro de lo simbólico,
permitiendo desde lo imaginario casi un toque con lo real, la angustia…
Queda trazada así una zanja entre la consideración del psicoanálisis y el arte
respecto a la consideración de un objeto como obra de arte, pero donde la
caída de lo simbólico no es sin ley sino una ley que permite en esa caída el
encuentro con un real que insiste en no escribirse. Es ese lugar más allá de la
madre, donde pensamos la sexualidad femenina. No como cosa de género,
sino como lo que del nombre del deseo de la madre, afirmado por el padre,
queda por fuera de inscripción.
El objeto de arte se logra letra en el sentido de Lacan, aquello que causa que
se hable, relanzar el discurso sobre el que cabalga el deseo.