Biografia Federico García Lorca

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Trabajo Práctico

De Filosofía

Tema: Filosofía de Santo Tomás de Aquino

Alumna: Eliane Marín Jara

Curso: 4to. Año 7mo. Semestre

Año:

2018
Marco Histórico de España del siglo XIX y XX
Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX significaron una crisis
económica de gran intensidad. Tras la epidemia de cólera de 1885, que se cebó
en las hacinadas e insalubres barriadas obreras disparando la mortalidad a niveles
catastróficos; una profunda crisis agrícola, de origen climático y biológico (malas
cosechas cerealísticas, epidemia de la filoxera, que destruyó las viñas), se vio
agravada por la estructura socioeconómica del campo español, que no había
afrontado la mecanización ni otras transformaciones de la revolución agrícola, y
llegó al menos hasta 1902. Las jornadas eran largas y agotadoras, con salarios
paupérrimos, a veces incluso sometidos al destajo. Las condiciones de vida se
deterioraron fuertemente, disparándose la mortalidad infantil, mientras el resto de
los datos demográficos correspondían aún a cifras propias de una sociedad
preindustrial. Sometidos a fuertes pérdidas, los terratenientes se mostraban cada
vez más opuestos a las reivindicaciones de los jornaleros, intensificándose la
confrontación. Miles de jornaleros andaluces secundaron las huelgas pidiendo
tierras. Otras regiones con una estructura de propiedad menos concentrada no por
ello se libraron de los conflictos sociales que acompañaron a los procesos de
transformación que dejaron su reflejo incluso en la literatura, que pasó
del costumbrismo a la denuncia social (los de la huerta valenciana inmortalizados
por Vicente Blasco Ibáñez, los de Asturias por Leopoldo Alas). Donde las
condiciones lo hacían particularmente propicio, funcionó la válvula de escape de la
emigración, especialmente a América, pero también a Francia o a Argelia; siendo
particularmente intensa en Galicia y otras zonas del norte de España, donde
algunas figuras retornadas con éxito (los indianos) contribuyeron con su prestigio a
la popularización del ideal social del enriquecimiento por el trabajo duro en lejanas
tierras.
En el País Vasco se produjo una industrialización basada en la minería del
hierro, exportado a Inglaterra por la ría de Bilbao. La conveniencia de retornar con
carga de carbón inglés provocó la creación de una siderurgia local, y el
florecimiento de sectores asociados, como la construcción naval y las instituciones
financieras (notablemente, la banca vasca —incluso la santanderina— fue mucho
más sólida que la catalana). Al mismo tiempo que las relaciones sociales
tradicionales del campo vasco (el caserío) entraban en crisis, y conducían a
muchos a una emigración similar a la gallega, se producía un movimiento opuesto
de llegada de emigrantes castellanohablantes a trabajar en las nuevas industrias.
El invevitable choque cultural se expresó en todo tipo de conflictos e ideologías
alternativas, como el socialismo y el nacionalismo vasco, y a complejas
trayectorias personales, como las de Miguel de Unamuno, Pío Baroja o Tomás
Meabe.
La vitalidad de Barcelona la convirtió en la verdadera capital económica de
España, beneficiada incluso por la repatriación de capitales tras la pérdida de
Cuba; y un foco artístico a nivel europeo (modernismo catalán, noucentisme). El
abismo social que separaba a pobres y ricos incrementó la influencia del
anarquismo en Cataluña, con consecuencias políticas trascendentes y
prolongadas en el tiempo.

En toda España, la imagen del anarquismo ante la opinión pública quedó


fuertemente marcada por la decisión de pequeños grupos de activistas de elegir el
magnicidio como medida de propaganda por el hecho más eficaz. Tras la bomba
del Teatro del Liceo (1893), el Atentado de la Procesión del Corpus (1897) y el
asesinato de Cánovas (1897), se produjo un atentado fallido contra la boda de
Alfonso XII (Mateo Morral, 1906) y los asesinatos de los presidentes José
Canalejas (1912) y Eduardo Dato (1921).
Las transformaciones sociales, como en el resto de Europa, fueron
estimulando a una minoría de mujeres a demandar su incorporación a distintos
ámbitos de la vida cultural, suscitando todo tipo de rechazos y obstáculos que la
retrasaron. Concepción Arenal tuvo que asistir a las clases de derecho disfrazada
de hombre; Cecilia Böhl de Faber tuvo que ocultarse bajo el masculinísimo
pseudónimo de Fernán Caballero; mientras que casos como el de María de la O
Lejárraga fueron todavía más humillantes (era la autora de buena parte de las
obras firmadas por su marido Gregorio Martínez Sierra). Sometida a una
autorización especial entre 1880 y 1910, la presencia de mujeres en la universidad
siguió siendo una rareza hasta los años treinta. El mundo literario fue
aceptándolas con cuentagotas (Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Concha
Espina, Carmen de Burgos). La incorporación al trabajo industrial de las clases
bajas fue mucho más temprana, sometida a salarios inferiores a los varones.
La crisis de 1917 estalló como consecuencia de cuatro graves problemas: el
problema político (inadecuación de las instituciones a una sociedad cada vez más
moderna y una opinión pública cada vez más consciente, sobre todo en las zonas
urbanas no sometidas al caciquismo), el problema económico-social (descenso del
nivel de vida e intensificación de las reivindicaciones obreras), el problema militar
(descontento de la oficialidad media y baja por la política de ascensos y por el
descenso de los salarios reales), y el problema catalán (incremento de la presión
regionalista,de 1905). Una asamblea de diputados reunida en Barcelona planteó la
posibilidad de una alternativa a los partidos dinásticos y la regeneración del
régimen político. Simultáneamente se produjo una huelga general (convocada por
la UGT y apoyada por la CNT). El gobierno conservador de Eduardo Dato contestó
con la represión, enviando a prisión o al exilio a los dirigentes de las protestas (los
socialistas Francisco Largo Caballero, Julián Besteiro, Indalecio Prieto, Andrés
Saborit y Daniel Anguiano o el republicano Marcelino Domingo —todos ellos con
gran futuro político—). Se formó un gobierno de concentración de liberales y
conservadores, y las siguientes elecciones arrojaron resultados inciertos.
El fin del ciclo económico coincidió con el fin de la Primera Guerra Mundial y
la catástrofe demográfica de la denominada gripe española (la prensa española, a
diferencia de la de los países beligerantes, no estaba sometida a censura de
guerra y podía informar de la epidemia). No obstante, a esas alturas del siglo XX
las cifras demográficas de los años "normales" ya respondían a las de una
transición demográfica iniciada, con una creciente población urbana; y los datos
de la estructura económica a las de un país inmerso en un proceso de
industrialización, con la mayor parte de la fuerza de trabajo a disposición del
mercado, más allá de los circuitos aldeanos del autoabastecimiento, aunque con
un claro atraso relativo, lejos de los niveles de desarrollo que ya habían convertido
a algunos países en verdaderas sociedades de consumo.
La tarde del 17 de julio comenzó la sublevación militar en Marruecos y la
mañana del 18 de julio en la mayor parte de la Península. El denominado
Alzamiento Nacional fracasó en lugares clave, como Madrid y Barcelona, debido
en algunos casos a la oposición de parte del ejército, y en otros a la resistencia
popular, organizada en milicias de sindicatos y partidos de izquierda que
obtuvieron armas de las autoridades gubernamentales (a lo largo de la guerra fue

Significativa la actividad militar de líderes de extracción popular, como Enrique


Líster y Valentín González El Campesino —comunistas, Quinto Regimiento—, y
Buenaventura Durruti —anarquista, Milicia confederal—). Algunos puntos donde
triunfó la sublevación quedaron rodeadas como enclaves (Sevilla, Toledo,
Granada). España quedó dividida en dos zonas (zona nacional o fascista y zona
republicana o roja —según quién la nombrara—) que determinaron la condición de
nacionales o republicanos geográficos (es decir, no por convicción, sino por
obligación) de buena parte de los militares, policías, guardias civiles o
funcionarios; así como de los reclutas forzosos y la sociedad civil. En líneas
generales, la zona nacional correspondía a las zonas agrarias del norte donde
dominaba la pequeña propiedad (Galicia, Meseta Norte, Navarra), mientras que la
republicana correspondía a las zonas industriales y obreras (Asturias, País Vasco,
Cataluña, Madrid, Valencia) y las zonas agrarias latifundistas del sur
(Extremadura, Meseta Sur y Andalucía); lo que también respondía a grandes
rasgos al sentido del voto mantenido desde principios de siglo en las sucesivas
elecciones entre izquierdas y derechas. Los otros rasgos ideológicos que también
funcionaron como identificativos fueron los que separaban a los partidarios del
concepto más tradicionalista de unidad de España contra los nacionalistas
periféricos y los que separaban a los partidarios del papel tradicional de la Iglesia
católica de los anticlericales. La heterogeneidad de los bandos incluía a los
nacionalistas vascos (católicos) en el bando republicano, y a los catalanistas de la
Lliga (derechistas) en el bando sublevado. La radicalización de las posturas
implicó la marginación de los moderados de cada bando o los que no se sentían
identificados con ninguno de los dos (la denominada tercera España).
Comenzó una violentísima represión en ambas retaguardias, más
sistemática en el bando sublevado, mas descontrolada en el republicano, que
llegó incluso a graves enfrentamientos internos (sucesos de Barcelona de mayo
de 1937, entre anarquistas, trotskistas y comunistas, involucrados en un conflicto
de prioridades entre ganar la guerra o hacer la revolución —la denominada
revolución social española, que realizaba colectivizaciones y experimentos
libertarios en zonas carentes del control gubernamental y perdidas en poco tiempo
—). Los paseíllos y sacas de presos (ejecuciones clandestinas) y las detenciones
regulares o irregulares (en cárceles organizadas a medida que avanzaba la zona
nacional y chekas de distintas orientaciones en la retaguardia republicana) se
centraron en los enemigos de clase e ideológicos: propietarios y sacerdotes para
el bando republicano, sindicalistas y maestros para el nacional.
La desventaja estratégica inicial de los militares sublevados (fuerzas
concentradas en África sin el control de la marina ni la aviación, mayoritariamente
republicanas) se compensó con el apoyo de aparatos cedidos por la Alemania
nazi, que junto con la Italia fascista pasaron a ser un aliado decisivo de los
sublevados,a los que también benefició la garantía de suministro de petróleo por
parte de una petrolera estadounidense (Texaco), a pesar de la oposición de su
propio gobierno.
El gobierno de la República, primero presidido por José Giral y luego por
Francisco Largo Caballero, no pudo obtener una ayuda semejante por parte de las
democracias europeas, que propiciaban una política de no intervención, al tiempo
que pretendían, mediante la política de apaciguamiento, frenar el expansionismo
de Hitler en Europa central, empeño finalmente inútil, que demostró, entre otras
cosas, que la Guerra de España fue el ensayo y primera batalla de la Segunda
Guerra Mundial. El único apoyo internacional que la República obtuvo fue el de la
Unión Soviética, que se concretó en material bélico, asesores militares y la
organización de un reclutamiento internacional de voluntarios en las Brigadas
internacionales. La cada vez mayor influencia soviética fue paralela al incremento

de la presencia social e institucional del hasta entonces pequeño Partido


Comunista de España, especialmente con el gobierno del socialista Juan Negrín
(desde mayo de 1937). El pago económico se complicó con el oscuro asunto de la
salida de las reservas de oro del Banco de España para ser custodiado en Rusia,
el denominado oro de Moscú.
El bando sublevado quedó desde el 1 de octubre de 1936 bajo el mando
único del general Franco, cuyo prestigio había quedado incrementado por la dura
campaña que conectó las zonas sublevadas de sur y norte (toma de Badajoz, 14
de agosto de 1936), prolongada con el episodio del rescate de los asediados en el
Alcázar de Toledo (27 de septiembre de 1936). Ningún militar podía discutírselo (el
organizador de la sublevación, general Mola y el más prestigioso de entre los
sublevados, el general Sanjurjo, fallecieron en accidentes de aviación). Tampoco
hubo serias disputas políticas internas: el fundador de Falange Española, José
Antonio Primo de Rivera, estaba preso en la cárcel de Alicante (fue fusilado el 20
de noviembre), y a partir de entonces se le nombraba como el ausente. De
estética y programa inspirado en el fascismo italiano, era el partido más extremista
de la derecha y el más prestigioso, por su opción decidida por la violencia, entre
los que habían perdido toda confianza en el sistema republicano desde que la
derecha perdió las elecciones de febrero de 1936, produciéndose un espectacular
incremento de su militancia (los camisas nuevas frente a los camisas viejas).
Todos los demás partidos y movimientos adheridos al alzamiento (las JONS, ya
integradas en Falange, los partidos derechistas ya integrados en la CEDA,
Tradición y Renovación Española y diversos grupos derechistas, católicos,
carlistas, monárquicos, etc.) fueron disueltos y obligados a unificarse con Falange
bajo las siglas FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, Decreto de Unificación de 19 de abril de
1937). Se evidenció que la guerra no se hacía para restablecer una monarquía
liberal-conservadora o un gobierno derechista republicano, sino para implantar un
régimen totalitario similar al italiano y al alemán.
La defensa de Madrid, fuertemente bombardeada, adquirió tonos
propagandísticos (lema No pasarán, poema de Antonio Machado que llamó a
Madrid Rompeolas de todas las Españas) amplificados por el apoyo mayoritario de
los intelectuales a la república (Alianza de Intelectuales Antifascistas, Exposición
Internacional de París de 1937). Una decidida resistencia consiguió evitar la toma
de la capital, aunque tuvo que ser desalojada por el gobierno, que se refugió en
Valencia. La evacuación de los prisioneros derechistas ocasionó uno de los
episodios más polémicos de la guerra: los asesinatos de Paracuellos. También
polémicos fueron los episodios relativos a la caída de la zona norte republicana: el
bombardeo de Guernica, la toma de Bilbao (teóricamente protegida por un
cinturón de hierro) y la retirada de los nacionalistas vascos (Pacto de Santoña).
Los republicanos pretendieron tomar la iniciativa con las ofensivas de
Belchite (agosto-septiembre de 1937) y de de Teruel (diciembre 1937-febrero de
1938), que fueron neutralizadas. Más graves consecuencias tuvo la llegada de las
tropas de Franco al Mediterráneo en Vinaroz (general Yagüe, 15 de abril de 1938,
culminación de la Ofensiva de Aragón), que cortó la zona republicana en dos. El
planteamiento de una seria contraofensiva en la batalla del Ebro (julio-noviembre
de 1938), la más importante de toda la guerra, no pudo romper el frente de forma
decisiva, y el agotamiento de las fuerzas republicanas condujo a la caída de
Cataluña (diciembre de 1938-febrero de 1939) y la salida al exilio en Francia del
primer gran contingente de republicanos españoles, incluido el dimitido presidente
Azaña (27 de febrero de 1939), que había intentado inútilmente la reconciliación
de ambos bandos con su emotivo discurso Paz, piedad y perdón (18 de julio de
1938).77 Los últimos días de la guerra no fueron de combates en el frente sino en

la retaguardia republicana, en la que se produjo el golpe de estado del coronel


Casado (4 de marzo de 1939) y la rápida disolución de toda autoridad, mientras se
organizaba precipitadamente la huida hacia el exilio. La toma de Madrid por las
tropas de Franco se hizo sin ninguna oposición, y el 1 de abril se firmó el último
parte de la Guerra Civil Española.
El tema de la Guerra Civil es el de mayor producción literaria de toda la
historiografía española, así como el más polémico y generador de debate social y
político (véase memoria histórica). Ni siquiera en las fechas hay acuerdo total: los
denominados revisionistas proponen la revolución de 1934 como inicio de la
guerra, mientras que la propia declaración del estado de guerra fue divergente en
ambos bandos: el gobierno republicano no declaró el estado de guerra hasta casi
su final (para mantener el control civil de todas las instituciones), mientras que el
gobierno de Franco no levantó la declaración hasta varios años después de
terminada (para garantizar su control militar).
Las consecuencias de la Guerra civil han marcado en gran medida la
historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas:
tanto las demográficas, que marcaron la pirámide de población durante
generaciones (aumento de la mortalidad por violencia directa —175 000 muertos
en el frente, 60 000 por la represión en la retaguarda nacional y 30 000 en la
republicana— y por el deterioro de las condiciones de vida y la alimentación; y
descenso de la natalidad) como las materiales (destrucción de las ciudades, de la
estructura económica —50 % de la estructura ferroviaria y más de un tercio de la
marina mercante y de la ganadería—,78 del patrimonio artístico —a pesar de
intentos de protegerlo, como el que llevó a evacuar a Suiza de los principales
fondos del Museo del Prado para evitar los bombardeos de Madrid, pero que eran
inviable generalizar, dada la dispersión del arte religioso, en el que se ensañó la
ira anticlerical—), intelectuales (fin de la denominada Edad de Plata de las letras y
ciencias españolas) y políticas (la represión en la retaguardia de ambas zonas —
mantenida por los vencedores con mayor o menor intensidad durante todo el
franquismo, unas 50 000 ejecuciones— y el exilio de los perdedores), que se
perpetuaron mucho más allá de la prolongada posguerra, incluyendo la
excepcionalidad geopolítica del mantenimiento del régimen de Franco hasta 1975.

Movimientos artísticos literarios 20 – 30


El arte se vuelve frívolo, hedonista y trata de recuperar el optimismo,
huyendo de la realidad, fijándose sólo en los detalles y no en el marco histórico, o
bien alterando la percepción del entorno. La influencia de la música y el cine
comienza a hacerse patente en los escritos, que adoptan un ritmo más rápido. En
este contexto surge con fuerza el surrealismo, recogiendo los hallazgos del
psicoanálisis como punto de partida para explorar el mundo de los sueños y de las
asociaciones de imágenes. Esta exploración llega a la religión y la mitología,
donde empiezan a destacar los trabajos de Mircea Eliade.
André Breton fue padre de este movimiento, recogiendo la herencia pionera
de los franceses vanguardistas y exportando el concepto a la pintura y el cine
aparte de cuajar en la literatura. El monólogo interior, presente por ejemplo en las
obras de Virginia Woolf, es una de las técnicas para hacer brotar el inconsciente.
En estas obras aparecen seres fantásticos, que entroncan con la ciencia ficción,
como los robots de R.U.R. (Robots Universales de Rossum) (donde nace
precisamente el término). La personalidad ya no es monolítica, como demuestran
los heterónimos de Fernando Pessoa, porque la mente tampoco lo es. Esto hace
que se multipliquen los puntos de vista. La poesía de Joan Salvat-Papasseit se
inscribe en esta tradición.
Ramón María del Valle-Inclán usó el esperpento (en el ámbito del teatro
grotesco) para deformar la realidad y cuestionarla, en una línea similar al teatro de
la crueldad de Antonin Artaud o las obras de Jean Giraudoux. Pudo existir relación
con la ópera china, que triunfaba en la década de 1920 siguiendo la tradición de
siglos de representaciones populares.
En castellano, la Generación del 27 combinó las influencias surrealistas y
vanguardistas con la tradición lírica (reciben su nombre de Góngora), con los
versos de Pedro Salinas, Gerardo Diego, Jorge Guillén o Vicente Aleixandre.
Jorge Luis Borges inicia la publicación de sus obras repletas de referencias
intelectuales que hacen de puente entre Europa y América Latina, donde escribe
Pablo Neruda.
Un grupo de excombatientes y autores se resistían a adoptar el optimismo
sensualista o burlesco generalizado. Se trata de la generación perdida
estadounidense, con figuras como William Faulkner, Ernest Miller Hemingway o
Ezra Pound. Sus obras siguen el pesimismo existencial de los años anteriores,
agravado por una experiencia directa en el conflicto o bien por la constatación de
la vacuidad de sus conciudadanos, que olvidan la memoria de los que han sufrido
y no quieren enfrentarse al mundo.
Otra excepción es Alemania. En la República de Weimar surge la Nueva
Objetividad, que justamente pretende retratar la realidad tal cual es, basándose en
las técnicas del reportaje periodístico o en un teatro renovado. Los autores más
importantes son Bertolt Brecht, Alfred Döblin y Hermann Hesse. La literatura de
Holanda seguiría posteriormente este camino.
Italia tampoco sigue las corrientes predominantes, ya que el auge del
fascismo cambia todo el arte, que se convierte en un instrumento de propaganda o
de resistencia. Sólo la poesía hermética, heredera de la futurista, se aparta de la
influencia política y se refleja en los autores continentales.

En esta época también surge un nuevo grupo de autores, los


afroamericanos protagonistas del Harlem Renaissance.3 Con sus relatos
cuestionan el canon occidental, eurocéntrico y basado en hombres blancos, y
reivindican la multiculturalidad. Son los precursores de la World literature. En una
línea ideológica opuesta (por tratarse de un movimiento de carácter romántico y
anclado en la literatura popular), apareció el Chhayavaad, grupo de autores en
hindi que cultivaron una poesía de gran aceptación.

El surrealismo

De “una costilla del dadaísmo” surge en Francia el Surrealismo. En España


surgió de los movimientos anteriores hacia 1925 y alcanza su punto culminante
hacia 1928.
Los movimientos anteriores buscaban una perfección técnica, una pureza estética
y odiaban lo sentimental –tendencia esta que compartían con las artes plásticas
del cubismo, etc. La falta de emoción humana y la frialdad intelectual es el
resultado.
El surrealismo da un cambio de rumbo. Ahora se busca el “automatismo
síquico puro”, la asociación libre de ideas o imágenes, fuera totalmente de la
lógica, de la razón. La influencia del sicoanálisis y la “asociación libre” como
técnica terapeutica es patente. Se atiende solamente a la presentación del “mundo
subconsciente”, de ahí la incoherencia irracional de las relaciones metafóricas, la
importancia que adquieren los elementos oníricos y el tono turbulento y angustioso
de las alucinadas visiones.
Se da mucha importancia al sueño, que Freud postulaba como la ‘vía regia’
para conocer la estructura síquica de los pacientes. Para los surrealistas, el sueño
es una fuente de inspiración poética. El poeta trabaja durante la etapa del sueño.
El misterio de toda creación está en las fuerzas inconscientes de la persona
creadora. Para los surrealistas, el sueño y la realidad no son contradictorios, sino
que se deben fusionar y dar así una “superrealidad”. De ahí que en España se
diera a este movimiento el nombre de superrealismo. Los surrealistas o
superrealistas rechazan toda actividad consciente y lógica y buscan la expresión
de lo irracional, de las fuerzas elementales del alma humana.
El primer poeta español que escribió poesías surrealistas fue Rafael Alberti (1902-
1999) en Sobre los ángeles (1930). Vicente Aleixandre (1898-1984), Federico
García Lorca (1898-1936) y Gerardo Diego (1896-1987) pertenecieron a este
movimiento poco tiempo.

Destacan, por su clara filiación surrealista:


José María Hinojosa (1904-1936)
La flor de California (1926)
La sangre en libertad (1931)
Rafael Alberti (1902-1999)
Sobre los ángeles (1929)
Luis Cernuda (1902-1963)
Los placeres prohibidos (1931)
Federico García Lorca (1898-1936)
Poeta en Nueva York (1929-1930)
Esta obra de Lorca, así como sus piezas teatrales El público y Comedia sin título,
y el guión cinematográfico Viaje a la luna, revelan una afinidad con las búsquedas
estéticas de Luis Buñuel y de Salvador Dalí, cuyos cortometrajes Un chien
andalou (Un perro andaluz) y L’âge d’or (La edad de oro), con guión sólo de
Buñuel, son exponentes del surrealismo en el cine.
Con el surrealismo –originado en España como superrealismo
independientemente del francés– la poesía ganó un nuevo contenido dramático,
después de algunos años de “deshumanización del arte” (Ortega). El tono europeo
y antitradicional de los primeros momentos fue sustituido por la integración de la
mejor tradición española: Garcilaso de la Vega (1501-1536), San Juan de la Cruz
(1542-1591), Francisco de Quevedo (1580-1645), Luis de Góngora y
Argote (1561-1627) y Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Esta integración fue
fruto de la nueva valoración de la tradición española llevada a cabo por los „poetas
universitarios“(Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego).
Pasado el movimiento iconoclasta del ultraísmo, hay una vuelta a los cauces
tradicionales: “Esta generación no se alza contra nadie ni contra nada, ni en lo
político ni en lo literario” (Dámaso Alonso), a diferencia del modernismo y del 98.
Se admira a los valores y maestros anteriores y a los grandes valores de la lírica
nacional, pero se evoluciona manteniendo ciertos valores ultraístas:
       Libre uso de la metáfora, uno de los elementos capitales del poema.
        Estilización poética de la realidad.
        Substitución de lo sentimental, decadente y noble del modernismo por
un tono juvenil y optimista, a veces irónico, y escasamente emotivo.
Es el momento de la estilización de lo popular (Lorca y Alberti) y de la poesía pura
(Salinas y Guillén). Ambas direcciones entroncan con aspectos de Juan Ramón
Jiménez (1881-1958), quien es maestro común y admitido. La vuelta a lo popular
no sólo afecta a los temas, sino también a la métrica. Lorca, por ejemplo, usará la
copla tradicional popular y Alberti la del cancionero medieval.

Biografía de Federico García Lorca


El 5 de junio de 1898 nace Federico García Lorca en Fuente Vaqueros,
provincia de Granada, hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero.
Será el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha e Isabel.
Ese mismo año también nacerían otras dos grandes figuras de la literatura
mundial: el americano Hemingway y el alemán Brecht.

La influencia de su región natal se encuentra en toda su obra, desde la


“Primeras Canciones” hasta “La Casa de Bernarda Alba”, combinación de tradición
secular y de modernismo del siglo XX.

Nunca perteneció a ningún movimiento literario, aunque algunas


características del surrealismo se encontraron en su poesía, como las
asociaciones extrañas de palabras.

En 1908 pasa unos meses en Almería, donde comienza sus estudios de


bachillerato y sus primeros estudios de música. En 1909 se traslada a vivir a
Granada con su familia.

Sus primeros estudios universitarios, Filosofía y Letras y Derecho, los


realiza en Granada entre los años 1914 y 1917. En esta Universidad entabla
amistad con el núcleo intelectual granadino entre los que se encuentran Melchor
Fernández, Almagro, Miguel Pizarro, Manuel Ángeles Ortiz, Ismael G. de la Serna,
Ángel Barrios entre otros muchos más. Empieza a realizar viajes de estudios
dirigidos por el Catedrático Martín Domínguez Barrueta por Andalucía, Castilla y
Galicia descubriendo así los tesoros culturales de su país. Durante esa época,
Manuel de Falla fija su residencia en Granada y Federico García Lorca inicia una
gran amistad con él.

Es también en Granada, en el 1918, donde publica su primer libro


“Impresiones y Paisajes” y escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en
su primer libro de versos “Libro de Poemas”.

En 1919 decide trasladarse a Madrid y se instala en la Residencia de


Estudiantes, dónde vivirá hasta 1928. Durante estos años conocerá a Luis Buñuel,
Salvador Dalí, José Moreno Villa, Emilio Prados, Pedro Salinas, Pepín Bello y
Juan Ramón Jiménez.

En el año 1920, estrena en el Teatro Eslava de Madrid “El Maleficio de la


Mariposa” pero le supone un total fracaso. Es en este año también, es cuando se
matricula en la Facultad de Filosofía y Letras e inicia la redacción de las “Suites”.

En 1921 publica el “Libro de Poemas” y en noviembre de ese mismo año


tiene casi escrito la totalidad del “Poema del Cante Jondo”. Juan Ramón Jiménez
incluye en su revista “Índice” poemas de Lorca.

Elabora una conferencia llamada “El Cante Jondo” y lo lee en el Centro


Artístico de Granada. Durante su estancia en esta ciudad, en enero de 1923, en la
fiesta de los Reyes Magos, celebra en su casa una función de títeres organizada
por él y por Falla. En este año aparecen los primeros dibujos de Lorca; asiste, en
Madrid, al banquete en honor de Ramón Gómez de la Serna y en junio se licencia
en Derecho por la Universidad de Granada. Es en otoño, cuando Salvador Dalí
llega a la Residencia de Estudiantes y entabla amistad con el pintor Gregorio
Prieto y con Rafael Alberti.

En 1925 termina “Mariana Pineda” y en la primavera de ese mismo año, es


invitado por la familia de Salvador Dalí a Cadaqués. Al año siguiente, realiza
numerosas excursiones con Manuel de Falla por las Alpujarras, su familia
adquiere la Huerta de San Vicente, en la vega granadina, donde pasa frecuentes
temporadas; la “Revista de Occidente” publica su “Oda a Salvador Dalí” y en el
Ateneo de Valladolid lee poemas de sus libros en preparación: “Suites”,
“Canciones”, “Cante Jondo” y “Romancero Gitano”.

Publica el libro “Canciones” en 1927, y realiza su segunda estancia en


Cataluña donde, la compañía de Margarita Xirgu, estrena “Mariana Pineda” en el
Teatro Goya de Barcelona. En esta ciudad, el grupo de L’Amics de les Arts (S.
Gasch, J.V. Foix, L. Montanya, S. Dalí) organiza, en las Galerías Dalmau, una
exposición de sus dibujos. La compañía de Margarita Xirgu decide estrenar
“Mariana Pineda” en Madrid y lo hace en el teatro Fontalba.

Es también en 1927 cuando conoce a Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y


Joaquín Romero Murube. En diciembre, se celebra un homenaje a Góngora en el
Ateneo de Sevilla; aquí se organiza una lectura de Federico García Lorca,
Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Juan Chabás, José Bargamín y
Rafael Alberti.

Dirige, en 1928, a un grupo de intelectuales granadinos y funda la revista


“Gallo”; sólo se publicarán dos números de esta revista, pero armaron un gran
revuelo en el mundo artístico; por ejemplo, el segundo número contiene un
“Manifiesto anti-artístico catalán” firmado por… Salvador Dalí. Publica, de modo
parcial, la “Oda al Santísimo Sacramento del Altar” y en la “Revista de Occidente”
publica su primer “Romancero Gitano”. En la Residencia de Estudiantes lee la
conferencia “Canciones de Cuna Españolas”.

En 1929, estrena “Mariana Pineda” en Granada y aparece la segunda


edición de “Canciones”. En junio, viaja a Estados Unidos, vía París-Londres y se
matricula en la “University of Columbia”. Frecuenta teatros, cines, museos y se
apasiona por el jazz. Veranea en Vermont, siendo huésped de Philip Cummings, y
en Catskill Mountains con Ángel del Río. De vuelta a Nueva York se instala en el
John Jay Hall de la Universidad de Columbia, donde permanecerá hasta 1930 y
empieza a trabajar en la obra “Poeta en Nueva York”, el guión de “Viaje a la Luna”
y empieza “El Público”.

1930. Pronuncia unas conferencias en la Universidad de Columbia y en el Vassr


College. Es invitado por la Institución Hispano-Cubana de Cultura y marcha hacia
la Habana (ciudad que le deja totalmente impresionado) y allí pronuncia varias
conferencias. Termina “El Público”.
De vuelta a España, estrena “La Zapatera Prodigiosa”. Publica algunos
poemas de “Poeta en Nueva York” y el “Poema del Cante Jondo”. Termina “Así
que pases cinco años”. Dirige y funda con Eduardo Ugarte el teatro universitario
ambulante “La Barraca” y representan por toda España, obras de los grandes
maestros como son: Calderón, Cervantes, Lope de Vega… Lee conferencias en
Valladolid, Sevilla, Salamanca, La Coruña, San Sebastián y Barcelona. Escribe
“Bodas de Sangre”. Expone sus dibujos en el Ateneo Popular de Huelva.

En 1933 estrena “Bodas de Sangre” en el teatro Beatriz de Madrid y en


México se publica la “Oda de Walt Whitman”. Viaja a Argentina y Uruguay, donde
tiene una estancia triunfal; en Buenos Aires da conferencias y asiste a las
clamorosas representaciones de “Mariana Pineda, “Bodas de Sangre” (alcanza un
gran éxito, superando las cien representaciones) y “La Zapatera Prodigiosa”.
Durante su estancia en Montevideo conoce a Pablo Neruda y pronuncia varias
conferencias.

Cuando regresa de este viaje a España, se produce un hecho que le


supone un gran dolor: la muerte de su amigo el famoso torero y mecenas del
mundo artístico de Madrid, Ignacio Sánchez Mejías, en la plaza de toros de
Manzanares (Ciudad Real); en su memoria, compone el poema “Llanto por Ignacio
Sánchez Mejías” que publica en 1935. En Madrid, consigue un estreno triunfal con
“Yerma” representada por la compañía de Margarita Xirgu.

En 1935 trabaja en “Doña Rosita la Soltera o el Lenguaje de las Flores”. Se


instala en Barcelona donde da conferencias y asiste a las representaciones de
“Yerma” y “Bodas de Sangre”. Termina y estrena “Doña Rosita la Soltera” y trabaja
en los “Sonetos”. La compañía de Lola Membrives estrena en el teatro Coliseum
de Madrid “La Zapatera Prodigiosa”.

Concluye “La Casa de Bernarda Alba” en 1936, pero no será representada


hasta 1945 en Buenos Aires, y participa en un homenaje a Luis Cernuda. Es en
1936, el 13 de julio, cuando José Calvo Sotelo, líder del partido monárquico
“Renovación Española”, es sacado de su casa y asesinado en un camposanto de
Madrid; comienza así la insurrección de una gran parte del ejército. Federico
García Lorca que no pertenece a ningún partido político, pero es un artista
moderno que por definición, en aquella época, pertenecía al ‘arte degenerado’, es
considerado un enemigo para un régimen autoritario. Por esta razón, huye de
Madrid a Granada que se mantenía más tranquila. El 18 de Julio se produce el
alzamiento militar contra el Gobierno de la República. El 16 de agosto, Lorca es
detenido y el 19 del mismo mes, es asesinado en Viznar (Granada), dejando
inédita e inconclusa una numerosa obra. En ese mismo año, también muere

Miguel de Unamuno, preso en su casa, y se produce el exilio de gran parte


de los artistas españoles, como por ejemplo, Manuel de Falla que moriría siete
años después que su amigo Lorca, en Buenos Aires, sin volver a ver su país natal .
SIMBOLOGÍA LORQUIANA
Los colores: El verde asociado a lo fatídico, elementos sexuales y
connotaciones dolorosas de frustración erótica. El blanco. Es color de pureza y de
la revelación. El negro. Asociado a muerte, tragedia, tinieblas, noche, angustia y
mal. El rojo. Ligado a la vida y a la pasión.

El viento. Erotismo, violencia y muerte. También tiene un símbolo


masculino.

El agua como fuente de vida, de purificación y de regeneración, pero


también puede ser un elemento de disolución y símbolo de abismo y de muerte.
La presencia del agua como río es una constante en la poesía lorquiana. A su vez,
el mar es un símbolo sexual, símbolo de fecundidad.

La tierra es la fuerza y la fertilidad. Simboliza el elemento femenino. Junto


con el cielo simboliza una unión sexual.

El caballo es símbolo de pasión. Puede interpretarse como el instinto, y el


jinete como la razón que los guía. Se asocia también con la muerte, el viento, el
fuego, la luz o la esterilidad. El caballo es símbolo de deseo, de fuerza, de poder
creador, de juventud, símbolo de vigor sexual y de instinto. A veces, el caballo
tiene una simbología fúnebre.

El toro es potencia por sí mismo. Indomable. Es el emblema de la


ceremonia, la fiesta de la muerte. Está asociado a la sangre y al valor.

El grillo en la cultura china es símbolo de vida, de muerte y resurrección.

El gallo se asocia con la aurora. El poeta crea una imagen fúnebre


asociándolo a la oscuridad del monte.

La sangre. Simboliza el calor vital y corporal. La sangre derramada


simboliza el sacrificio.

El cuerpo tiene símbolos eróticos como los muslos, la cintura y los pechos.

La luna en el Romancero es portadora de dolor, tragedia y muerte.


También es un símbolo de fecundidad y un símbolo femenino de blancura.
Muchas veces representa la realidad trágica y destructiva.

Los metales van unidos a la muerte, es sólido y frío.

Los espejos se relacionan con el agua y el mito de Narciso. El espejo


proyecta la realidad vivida y puede estar representado por el agua, el cielo y los
astros o los ojos.

Los ángeles son seres intermedios entre Dios y el mundo, relacionados con
lo religioso.
La sombra posee connotaciones negativas. lo oscuro, lo estéril, lo que no
da fruto.

El gitano. También puede considerarse, además de tema y personaje,


símbolo del hombre primitivo, de la fuerza elemental de la naturaleza, de lo
antisocial. Se lo vincula al mito, a la leyenda, al rito, al destino y al folklore andaluz.
Expresa el alma de Andalucía y la tragedia. También evoca el mundo de la
superstición y de la raza.

Otros símbolos son el pozo (pasión frustrada o muerte), el lirio (pureza), el


laurel (victoria), el limón (ácido y amargo), el mimbre (nobleza y poder), la rosa
(amor y pasión) y el cáliz (religión).

Sitiografía
 http://www.cervantesvirtual.com/portales/federico_garcia_lorca/
biografia/
 https://sites.google.com/site/federicogarcialorcavoluntario1/los-
simbolos
 https://espaciolibros.com/movimientos-literarios/
 https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_contempor%C3%A1nea_de_Espa
%C3%B1a

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