Actividad5 5° Año Filosofía

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FILOSOFIA Profesor: Kölln, Julián A.

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5° Año A
Actividad N° 5

CAMBIO Y PERMANENCIA

Heráclito

Habíamos dicho que el primer origen de la Filosofía había sido el asombro. El asombro era ante
todo asombro frente al cambio, cambio que se interpretaba por cómo las cosas pasaban del ser al
no-ser y viceversa. Es Heráclito quien afirma que el fundamento de todo es el cambio incesante,
el ente deviene, todo se transforma, bajo un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que
nada escapa. Por su parte, otro gran filósofo Parménides nos va a enseñar, que el fundamento de
todo es el ente que describe como inmutable, único y permanente porque el ente es,
simplemente, y no admite cambio ni transformación alguna.

A Heráclito por su estilo de escritura, utilizando metáforas, se lo conoce como el Oscuro. Para
este filósofo la realidad es devenir, incesante transformación, “todo fluye”, “todo pasa y nada
permanece”. Para explicar su posición filosófica Heráclito utiliza múltiples imágenes. Hay una muy
famosa dónde compara la realidad con el curso de un río y nos dice que no podemos bañarnos
dos veces en el mismo río porque cuando regresamos a sus aguas, ya se han renovado, son
otras. El río de Heráclito simboliza entonces el cambio perpetuo de todas las cosas. Por tanto lo
substancial, lo que puede tener cierta consistencia, sólo lo tiene en apariencia, pues todo lo que
se nos ofrece como permanente es pura ilusión, pues encubre un cambio tan lento que es muy
difícil percibir.

Para Heráclito el fundamento del mundo es fuego, siempre vivo. El fuego es el principio y
fundamento de todas las cosas, como especie de “material” primordial del que todo está hecho.
Ejemplo fragmento 60. El camino hacia abajo hace referencia al proceso de condensación por el
cual el fuego proviene del mar, agua, y de éste la tierra, el camino inverso hace referencia al
proceso de rarefacción que lleva de la tierra al mar y del mar al fuego. El fuego puede pensarse
también como una metáfora del cambio incesante de la realidad, dado que es en el fuego donde
desde los sentidos el cambio se nos presenta de una manera más lograda. Lo cierto es que
ambas interpretaciones del fuego no se excluyen, el fuego como símbolo del cambio pero a la vez
como motor y substancia del mismo. El fuego siempre vivo implica la eternidad del mundo, pero
también como algo animado (hilozoísmo), quizás aún de índole psíquica.

En el fragmento 30 Heráclito nos dice que el fuego es el mundo que se enciende y se apaga,
según medida, lo que nos indica que el cambio está sometido a un cierto ritmo alterno, por
ejemplo las estaciones del año. A Heráclito le preocupa también la medida de ese cambio, la
regla o norma a que ese devenir está sujeto, dónde el cambio sigue ciertas pautas que Heráclito
denomina Dike (justicia). Esta ley o norma la piensa Heráclito como ritmo u oscilación entre
opuestos. Pero en el fragmento 53 nos dice que la guerra no es sino un nuevo nombre para el
cambio. La guerra como padre y rey, es decir, que genera y gobierna y estos son los dos sentidos
de la palabra arjé, que se traduce como fundamento o principio, porque el fundamento de todos
los entes se lo piensa como aquel algo primordial, de que todos provienen, del que todos
dependemos y por el que todos estamos dominados, pues les impone la ley.

El cambio implica el par de opuestos ser – no ser, dónde según Hegel concibe lo absoluto como
proceso dialéctico. Es dialectico porque en este proceso se realiza la unidad de los opuestos o
coincidencia de los opuestos. Porque toda cosa, en su incesante cambio, es hecha y deshecha,
destruida y rehecha.
Parménides, el ente y sus caracteres.

La teoría de Parménides representa la antítesis de la de Heráclito. Parménides es el primer


filósofo, que con total rigor racional, convencido de que el conocimiento se adquiere por el
pensamiento y no a través de los sentidos, puede alcanzar la verdad, puesto que sólo lo que
racionalmente es pensado, es. El penar es pensar del ente, puesto que no hay posibilidad de
alcanzar el ser sino mediante la razón. Pensar una cosa, es pensarla existente, puesto que si sólo
lo real es pensable, lo pensado resulta necesariamente real. De esta manera Parménides se
coloca ante la alternativa más amplia de la Filosofía, que es pensar el ente, puesto que es ente o
no hay nada. No hay una tercera posibilidad. O hay ente o no hay nada, hay ser o no ser,
aplicando el principio del tercero excluido. La posibilidad de que el ente no sea nada es un
absurdo. Si decimos no hay nada, es contradictorio, porque es como afirmar que lo que hay es la
nada. El no ente es, es contradictorio, y debe rechazarse por el principio de contradicción. Por lo
que es preciso concluir afirmando, que si algo es, a eso que, la nada. es se lo llamará ente, por lo
que la existencia del ente es necesario.

Para Parménides el ente es único, inmutable, inmóvil, inengendrado, imperecedero, intemporal e


indivisible. El ente es único porque de lo contrario sería múltiple y no puede haber dos o más
entes porque para que esto ocurra tendría que haber diferencias entre estos entes. Lo que se
diferencia del ente no es otro ente, sino el no ente.

El ente es inmutable, no está sometido a cambios, porque reposa en sí mismo. Cualquier tipo de
cambio supondría que el ente se transformase en algo diferente, pero como lo diferente del ente
es el no ente, la nada, el ente no puede cambiar. De la inmutabilidad resulta también que el ente
es inengendrado, carece de origen. El razonamiento es el mismo. El ente ya es por lo que no
puede ser engendrado, dado que lo diferente del ente es el no ente, la nada por lo que no hay
nada que pueda engendrarlo.

Respecto a su fin el ente es imperecedero, porque el ente nunca puede dejar de ser. El ente es
intemporal, porque Parménides piensa la eternidad del ente como eternidad supratemporal, como
constante presencia, como eterno presente, como intemporalidad. Decir que el ente fue o será,
implica un devenir, donde el tiempo dura, pero el ente es pleno y completo, por lo que no tiene
sentido aplicarle categorías temporales como pasado o futuro. El ente es. En un presente sin
duración ninguna.

El ente es indivisible, no hay diferencias en el ente, porque lo que difiere del ente es el no ente, la
nada. Por lo que si no hay diferencias, es imposible dividirlo, puesto que toda división implica
partes diferentes.

Actividad

1. En tus palabras Heráclito ¿Cómo fundamenta el cambio? ¿Qué metáforas utiliza?


2. En tus palabras Parménides ¿Cómo fundamenta la permanencia?
3. Cuarentena haz una lista de 10 cambios que se han producido en tu día a día
4. ¿Qué cosas permanecen? (que no cambian) justifica tu respuesta

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