Bloque Temático 7: LA Dictadura Franquista (1939-1975) : Temas 15 Y 16

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Bloque temático 7: LA

DICTADURA FRANQUISTA
(1939-1975)
Temas 15 Y 16

 Los fundamentos del régimen franquista. Fuentes ideológicas.


 Represión y propaganda. El exilio. La vida cultural.
 Consolidación del franquismo (1939- 1951)
 Consecuencias de la guerra
 Autarquía económica
 España ante la II Guerra Mundial. Política internacional.
 Recuperación y reconocimiento internacional (1951-1959)
 Plan de Estabilización
 El desarrollismo (1959-1975)
 Planes de Desarrollo
 Limitaciones al desarrollo español
 Transformaciones sociales y culturales.
 La oposición democrática a la dictadura.
 Crisis y final del régimen.

IES CLARA CAMPOAMOR ALAQUÀS

Profesora: María José de la Rosa


La victoria del general Franco en la Guerra Civil dio paso a la creación de un régimen dictatorial, 1
que fue liderado por el propio Franco hasta su muerte, en noviembre de 1975.
En sus casi 40 años de existencia fue siempre un régimen antidemocrático, aunque sus instituciones
fueron evolucionando para adaptarse a las diferentes coyunturas. La dictadura pudo prolongarse
tanto tiempo gracias a la constante represión de los opositores al régimen, a los apoyos de las clases
dirigentes españolas y la complicidad de las potencias de mundo occidental.
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I. Fuentes ideológicas y referencias del régimen franquista.

Desde un principio, la idea de Franco fue crear un nuevo Estado, "re generador de España",
desterrando el liberalismo, la democracia y el comunismo. Además, también pretendía acabar con
toda idea anticatólica y toda idea separatista. Tres fueron las fuentes ideológicas del nuevo régimen:
el fascismo, el anticomunismo y el catolicismo.

a) El fascismo: Desechadas por Franco la idea de la República y la restauración monárquica, y dada


su deficiente formación ideológica, que le hubiera permitido ensayar una vía nueva, como a Salazar
en Portugal, se inclinó hacia el modelo fascista en la construcción del sistema político. Lo hizo más
por oportunismo que por convencimiento.
Mussolini estaba en la plenitud de su poder y el partido fascista lo dominaba todo en Italia; la
grandilocuencia fascista y su afán de imitación del antiguo Imperio Romano le fueron gratos a
Franco.
Si Mussolini se apoyaba en un partido único, Franco decretó en 1937la unificación forzosa de
falangistas, carlistas y demás fuerzas de la derecha en lo que llamó Falange Española Tradicionalista
y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Si Mussolini era más que un jefe de gobierno, pero
menos que un jefe de Estado, y por ello se hacía llamar con un título nuevo: Duce; o Hitler, que era
más que ambas cosas, había elegido una denominación, Führer, que no figuraba en ninguna
Constitución, Franco, que también gobernaba sin Constitución y sin ser Presidente ni rey,
políticamente lo era todo, se hizo llamar también con un título novedoso en Derecho Político:
Caudillo. Si Mussolini hablaba de Imperio Romano y Hitler simplemente del Imperio (Reich),
añorando ambos los desaparecidos imperios romano y alemán, Franco decía "tenemos voluntad de
Imperio" o aquello de "Por el Imperio hacia Dios", queriendo dar a entender. que se proponía
alcanzar la grandeza del viejo imperio español.
El intento de imitar el modelo fascista en el sistema franquista fracasó porque Franco carecía de
condiciones personales (fascinación de las masas, carisma), y sobre todo porque en España el ejército
tenía un papel más preponderante que el partido (al revés de lo que ocurría en los sistemas fascistas a
los que quería imitar). Además, después de la segunda guerra mundial Franco trató de desvincularse
del modelo fascista.

b) El anticomunismo era al final de la Guerra Civil una de las causas que según el propio régimen
franquista justificaba su existencia: se había hecho la guerra para evitar el triunfo de la revolución
comunista que según los sublevados se estaba preparando. Por ello, poco antes de finalizar la
contienda, la España de Franco se adhirió al Pacto Antikomintem o pacto frente a la Internacional
Comunista, del que ya formaban parte Alemania e Italia; cuando apenas cinco meses después de
acabada la Guerra Civil se firmó el Pacto de no agresión germano-soviético la propaganda del
régimen no supo cómo justificado; en junio de 1941 Alemania atacó a la Unión Soviética sin previa
declaración de guerra: la alegría del régimen de Franco no tuvo límites, ya que dicho ataque
justificaba su anticomunismo: "Rusia es culpable", se dijo,
e) El tercer eje ideológico fue el catolicismo. Ya desde el comienzo de la Guerra Civil ésta fue
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calificada de "Cruzada”.- La convivencia entre franquismo e iglesia católica fue en esos primeros
tiempos casi perfecta; "Franco entraba en las iglesias bajo palio (privilegio reservado a las personas
sagradas) y proponía al Vaticano el nombre de los obispos; la iglesia recibió a cambio el control de la
enseñanza, el restablecimiento de las retribuciones económicas a los eclesiásticos, e incluso el
control de los profesores o de los políticos locales, ya que el informe favorable del correspondiente
sacerdote era requisito indispensable para el nombramiento como funcionarios de los maestros, o el
de los alcaldes de pueblo y el de los jueces de paz.

Fundamentos políticos institucionales del régimen franquista.

El régimen político establecido por Franco es una dictadura militar, aunque en principio, hasta el fin
de la segunda guerra mundial, conserva ciertos rasgos de un Estado totalitario fascista. La clave de
todo el sistema político fue siempre el poder dictatorial, personal y vitalicio de Franco como jefe del
Estado, jefe del gobierno," cabeza del partido único, dotado con el título de caudillo y generalísimo
de los ejércitos. La estructura política y la doctrina que sustentaban el Estado franquista fueron
llamadas el Movimiento Nacional. Los grupos de apoyo al régimen son la Iglesia, la Falange y el
Ejército. En el caso de la Iglesia, el catolicismo se convierte en el fundamento principal del régimen
y del sistema educativo. Por eso se suele hablar de Nacional-Catolicismo en referencia a la
amalgama de doctrinas que confluyen en la ideología del régimen. En cuanto a la Falange, otro de
los grandes pilares, fue perdiendo poder progresivamente y sus primitivos ideales de corte fascista se
fueron adaptando al nuevo Estado. El Ejército fue siempre la columna vertebral del sistema y nunca
discutió el poder del Generalísimo.
Entre los rasgos característicos del Estado franquista surgido tras la victoria en la guerra civil cabe
destacar los siguientes:

 Concentración total de poderes en manos de Franco (ejecutivo, militar, legislativo e incluso


resortes del judicial).
 Rechazo de los principios democráticos y negación del sufragio universal, del pluralismo
político y de la separación de poderes.
 Supresión de las libertades de expresión, asociación y reunión.
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 Ausencia de constitución escrita y lentitud en el proceso de institucionalización plena del
régimen, cuya legislación fundamental fue elaborándose entre 1942 y 1967.
 Carácter unitario y centralista del Estado. Se abolieron los Estatutos de Autonomía
republicanos y se fomentó la marginación de la lengua y culturas propias de Cataluña, País
Vasco y Galicia.
 La censura establecida sobre los medios de comunicación que eran utilizados como aparato
de propaganda del régimen.

El régimen experimenta un cambio en 1957 iniciándose el gobierno de los tecnócratas. La


tecnocracia fue una forma de entender la política que daba mucha más importancia al progreso
económico y a la mejora de la administración, que al mantenimiento de determinados principios
políticos. Los tecnócratas no eran ideólogos sino "técnicos". Desde 1957 hasta el comienzo de los
años setenta, los ministerios clave en la economía se entregaron a hombres procedentes, por lo
general, del Opus Dei, una asociación religiosa muy influyente en la España de los años sesenta.
Para conocer los principios ideológicos y las instituciones del régimen franquista, dado que jamás se
elaboró una Constitución, es preciso examinar un .conjunto de diferentes textos legislativos
promulgados en diversas fechas:
a) El Fuero del Trabajo (marzo de 1938). Inspirado en la Carta di Lavoro del fascismo
italiano, contenía el germen de la legislación social posterior (retribución de los trabajadores,
organización de la empresa, seguridad social).
b) La ley de Cortes de 1942. Restablecía este tradicional órgano parlamentario, pero despojado
de atribuciones legislativas ya que Franco no renunció a su potestad exclusiva de dictar
normas con rango de ley. Por tanto, la única tarea de las Cortes franquistas consistía en
debatir con gran moderación los proyectos de ley preparados por el gobierno y aprobados
dócilmente. Estas Cortes carecían de representatividad puesto que sus miembros -
denominados procuradores - eran designados por el gobierno. A este sistema se le llamó
democracia orgánica.
c) El Fuero de los Españoles (Ley de 1945). A partir de 1945, consumada ya la derrota del
fascismo, la necesidad de adaptarse a la nueva situación internacional originada tras la II
Guerra Mundial, marcando distancias con respecto a los perdedores, obligó inevitablemente
al gobierno de Franco a aparentar una imagen supuestamente democrática ante las potencias
vencedoras. Así pues se elaboró el Fuero, donde aparecía enunciada la declaración doctrinal
oficial del régimen, y que se presentó como una enumeración de derechos que en realidad no
pasó de ser una pura ficción. Las libertades formalmente reconocidas quedaban limitadas y
reducidas en la práctica.
d) La Ley de Referéndum Nacional (1945). El jefe del Estado podía dictar leyes sin necesidad
de referéndum, pero en ocasiones podía someter los proyectos de ley a referéndum en función
del interés público. En realidad, la ley establecía un procedimiento desvirtuado de voto
directo para la ratificación de textos legales.
e) La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947). Confirmaba el carácter vitalicio de la
Jefatura de Franco, regulaba el mecanismo de sucesión y definía España como reino. De este
modo, quedaba restablecida la institución monárquica desaparecida en 1931, pero con varias
particularidades. No se procedía a la restauración de la línea sucesoria histórica borbónica,
sino que el dictador se reservaba el derecho a designar a la persona que a su muerte le
sucedería con el título de rey.
f) La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958). Reproducía y reafirmaba los viejos
valores teóricos del régimen: antiliberalismo, fuerte centralismo y nacionalcatolicismo.
g) La Ley Orgánica del Estado (1967). Es la última ley fundamental del régimen. Es una
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culminación y recapitulación de todas leyes fundamentales anteriores. Se producía la
separación de los cargos de jefe de Estado y jefe de gobierno. El almirante Luis Carrero
Blanco, el colaborador más importante e influyente del dictador y desde que en 1951 fue
designado subsecretario de la Presidencia, en 1967 pasó a ser Vicepresidente del Gobierno
hasta su asesinato en 1973.

Con respecto a la legislación de contenido social aprobada, se debe destacar en primer lugar la
creación en 1940 de la Organización Sindical Vertical, que pretendía acabar con los conflictos
sociales y laborales integrando en su seno, de manera forzosa, a empresarios y trabajadores negando
el asociacionismo sindical obrero libre y reivindicativo. Estos sindicatos estaban organizados por
ramas de producción y recibían cada uno de ellos el nombre de Sindicato Vertical. El Estado
controlaba todo el sistema y la afiliación a los sindicatos era obligatoria. Y en segundo lugar, se
implanta en 1943 un sistema de seguros de enfermedad, maternidad, vejez, invalidez y accidentes.

II. Represión y propaganda. El exilio. La vida cultural.


El fin de la guerra y el mantenimiento de la represión.

En un discurso pronunciado en julio de 1938 el presidente Azaña decía que los muertos en la guerra
transmitían el mensaje de la Patria eterna: paz, piedad, perdón. Sin embargo, terminada la Guerra
Civil, no hubo paz porque se mantuvo oficialmente el estado de guerra con la actuación de los
durísimos tribunales militares; y si no hubo paz (las guerrillas antifranquistas continuaron, además,
hasta la década de los 50) mucho menos hubo piedad y perdón. La dictadura de Franco tuvo
siempre como principio la represión y la destrucción de los que se consideraban enemigos de España,
Poco antes de finalizar la guerra se publicó, en febrero de 1939, la Ley de responsabilidades
políticas, que con efectos retroactivos estaba destinada a perseguir a quienes desde octubre de 1934
habían colaborado "con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja". De este modo, se
pretendía hacer una depuración total. Como complemento a esta ley, en 1940 se promulgó la Ley de
represión de la masonería y el comunismo (considerados máximos responsables de la decadencia
de España).
Para la aplicación de estas leyes se formaron tribunales militares y tribunales especiales. Los
tribunales militares juzgaban todo lo que según su propio criterio estaba relacionado con el ámbito
castrense, Algunos de estos tribunales tenían un carácter itinerante y resolvían entre 12 y 15 casos a
la hora; la falta de garantías procesales era total, ya que se partía del principio de culpabilidad (en un
tribunal normal ocurre todo lo contrario); las penas de muerte eran frecuentes, así como las de largos
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años de prisión. Las mayores cotas de represión y procesamiento por parte de estos tribunales se
alcanzaron entre 1939 y 1942, aunque estuvieron en vigor hasta 1948. En cuanto a los tribunales
especiales, estaban formados por el Ejército, la Judicatura y el Partido y establecían juicios civiles
por responsabilidad política. Los tribunales especiales fueron menos radicales y su acción consistió,
sobre todo, en decretar penas de prisión o la separación de sus empleos de las personas consideradas
culpables. En estos tribunales, aunque la presencia de la Judicatura evitaba alguna arbitrariedad,
tampoco hubo demasiadas garantías procesales: hasta enero de 1940 se pudo juzgar a cualquier
persona sin que previamente existiese denuncia por escrito contra ella.
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Con el armazón legal de las leyes citadas el régimen de Franco procedió a una represión sistemática
y selectiva de todas aquellas personas que de una u otra forma pudiesen hacer cualquier tipo de
oposición; no se vislumbraba el menor atisbo de reconciliación entre vencedores y vencidos. No hay
acuerdo unánime sobre el número de personas ejecutadas como consecuencia de la represión que
siguió a la Guerra Civil; las cifras varían entre las 20000 y las 100000 en el periodo comprendido
entre 1939 y 1945.
Un número muy alto en todo caso. Tampoco hay acuerdo sobre cuántos sufrieron penas de prisión.
Se estima que a finales de 1940 había unos 200000 presos políticos; tras los sucesivos indultos de los
años cuarenta las cifras van bajando, pero en 1950 aún quedaban en las cárceles más de 17.000
presos políticos.
Además, la persecución policial de cualquier actividad contraria al régimen fue sistemática y
duramente perseguida, y castigada mediante la policía armada y la guardia civil. Se impuso un rígido
centralismo que produjo la supresión de los nacionalismos y los Estatutos de autonomía,

Al mismo tiempo, la oposición al régimen fue creciendo, sobre todo, desde el final de la segunda
guerra mundial. Los grupos opositores en el interior del país siguieron diferentes procedimientos de
resistencia al régimen. Por una parte, entre 1944 y 1950 guerrilleros armados, dispersos por las zonas
rurales de montaña, lucharon en condiciones precarias realizando ataques nocturnos aislados y poco
efectivos contra cuarteles, ayuntamientos y locales falangistas. Estos guerrilleros antifranquistas,
socialistas, anarquistas y mayoritariamente comunistas apenas encontraron apoyos entre la población
y jamás representaron una amenaza seria para el régimen. El número aproximado de hombres y
mujeres que participaron en el "maquis" se aproximó a los 10000. Las acciones y enfrentamientos
de estos grupos guerrilleros duraron prácticamente hasta 1952, año en el que se desarticularon los
grupos de Asturias. Además, la represión gubernamental, mediante detenciones y ejecuciones,
sofocó con relativa facilidad las actividades clandestinas de los partidos y sindicatos antifranquistas.
Con respecto a la oposición exterior, destacar la creación en 1945 del gobierno republicano en el
exilio con representantes socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas. La tarea de este
gobierno, que presidido inicialmente por Giral se reunió en México, resultó poco efectiva y
puramente simbólica.
En cuanto a la oposición monárquica, organizada en tomo a la figura de Don Juan de Borbón,
abandonó pronto el enfrentamiento con el régimen. Desde finales de 1948, tras varias entrevistas
personales entre Franco y Don Juan, éste se inclinó por el entendimiento con el dictador enviando a
su hijo Juan Carlos a España para completar sus estudios universitarios y militares rodeado de
preceptores y consejeros franquistas.

El exilio.

Los miles de exiliados como consecuencia de la Guerra Civil supusieron una importante pérdida
demográfica; pero tanto o más que ella, el exilio supuso que miles de españoles, muchos de ellos
jóvenes y otros muchos altamente cualificados, dejaran de prestar sus servicios al país; por este otro
aspecto el exilio fue una importantísima pérdida económica para España. Los principales países de
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acogida fueron Francia, México y Rusia.
En marzo de 1939 había en Francia 450.000 refugiados, maltratados y acogidos en campos de
concentración en pésimas condiciones. El gobierno francés pidió a Franco que los acogiese; cuando
se les aseguró una cierta impunidad (que no siempre se cumplió) regresaron unos 300000. Otros
marcharon hacia Argelia, y algunos se alistaron en la Legión Extranjera, aunque no lo hicieron
demasiados; en cualquier caso, quienes permanecieron se integraron relativamente bien en la
sociedad francesa. Bastantes de estos emigrados colaboraron en la resistencia francesa contra los
nazis. Después de la capitulación francesa ante las tropas del III Reich bastantes fueron entregados y
algunos fueron ejecutados, como Companys, el Presidente de la Generalitat de Cataluña, otros fueron
encarcelados y unos 13000 fueron a parar al terrible campo de concentración de Mauthausen.
Los acogidos en Rusia fueron unos 8000; unos 5000 eran los niños evacuados hacía allí durante la
Guerra Civil, a quienes les acompañaron 300 maestros; el resto estaba formado por miembros del
Partido Comunista Español; todos acabaron integrándose con relativa facilidad en la Rusia soviética.
México acogió, además de las instituciones republicanas, unos 22000 exiliados.
De ellos, la mitad tenían una buena cualificación profesional: catedráticos de universidad, profesores
de enseñanza media, maestros, médicos, abogados, ingenieros y técnicos, escritores y periodistas. A
pesar de las diferencias entre los políticos exiliados aglutinados en torno a Negrín y su SERE
(Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles, de orientación comunista) o Indalecio
Prieto con el JARE (Junta de Auxilio a Republicanos Españoles, de ideología socialista), ese
brillante plantel de expertos contribuyó de forma decisiva a la modernización de México tanto en la
enseñanza como en la investigación.
Los más significativos de ellos fundaron la Casa de España, transformada luego en Colegio de
México, principal centro cultural del país. En México permaneció el autodenominado Gobierno" de
la República Española hasta su disolución en 1977.

Propaganda y vida cultural y social


Las condiciones para la cultura y la vida intelectual quedaron profundamente deterioradas a
consecuencia de la Guerra Civil. Tras la derrota del bando republicano se impone una nueva
ideología oficial, la de los vencedores, de profundo carácter católico.
Los intelectuales estuvieron sometidos al peligro que suponía la depuración, lo que influyó en la
libertad de pensamiento y en la limitación de la creatividad.
Al margen de las sanciones que sufrió gran parte del profesorado de todos los niveles en la España
franquista, en el aspecto educativo la enseñanza se vio sometida a un fuerte adoctrinamiento. Se hizo
obligatorio en todos los ámbitos educativos el estudio de la Religión Católica y el de la Formación
del Espíritu Nacional, una asignatura recién creada que perseguía la uniformidad política del nuevo
régimen. Por otra parte, el primer gobierno civil de Franco suprimió en la enseñanza el laicismo y la
coeducación, así como el empleo de las lenguas vernáculas en los centros escolares (también en la
calle); por ello, cientos de carteles en toda España ordenaban "Hablad el idioma del imperio"; el tal
idioma, como es de suponer, era el castellano.
Ese mismo gobierno realizó en 1938 una reforma del Bachillerato al que se le dio una orientación
esencialmente humanística, que tendía a exaltar el pasado identificando el catolicismo como la
médula del ser" español; esa identificación entre "la Historia española y el catolicismo se reflejó en
el lema "Por el Imperio hacia Dios". El resultado fue la creación de un agobiante nacional-
catolicismo que lo quería abarcar todo; tanto fue así que uno de los propagandistas de Franco llegó a
hablar, con ironía, de un nacionalseminarismo.
Como era natural en tales circunstancias, los libros de texto fueron sometidos a una férrea censura.
Además, la censura se extendió a todos los ámbitos de la vida y a las costumbres ciudadanas. Se
vigilaba la moralidad en cines, cafés y teatro, e incluso en las influencias aportadas por el turismo
desde finales de los años cincuenta. La Iglesia se atrevía a opinar también sobre los bailes. El férreo
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control por parte del Estado afectaba a todos los ámbitos desde los deportes, el cine, la radio y la
televisión hasta las diversas facetas de la cultura literaria.
El cine fue un importante instrumento de propaganda durante la época franquista, especialmente el
No-Do (noticiario cinematográfico creado en 1942). La finalidad del No- Do era difundir la obra del
Estado y propagar sus excelencias, el culto a Franco. Pierde protagonismo con la televisión y en
enero de 1976 su exhibición dejará de ser obligatoria.
También las formas de comportamiento basadas en la moral católica tradicional fueron difundidas.
La mayoría de las ceremonias que marcaban la vida de las personas tenía carácter religioso (bautizos,
bodas, entierros..) y asistir a la misa era casi una obligación. Se prohibió el matrimonio civil y el
divorcio, se penalizó el aborto, la prostitución y la homosexualidad.

Para la mujer el franquismo significó la pérdida de todos los derechos adquiridos en la II


República y la consolidación de un sistema de valores machista. El Código Civil retiró a las mujeres
su capacidad legal y el marido era su administrador y su representante legal. En el terreno laboral se
intentó alejar a la mujer casada del mundo laboral.

La educación se convirtió en un importante medio de adoctrinamiento político y religioso. La


enseñanza quedó en manos de la Iglesia, se impuso la obligatoriedad de la religión y de la
Formación del Espíritu Nacional, asignatura que mostraba los principios básicos de la doctrina
falangista y era impartida por miembros del Movimiento
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III. Consolidación del Franquismo (1939-1951)

Las consecuencias de la guerra.


Autarquía y acumulación. Crecimiento y desequilibrios económicos y cambios sociales.

Consecuencias de la guerra. La postguerra.


En cuanto a las consecuencias demográficas es difícil cuantificar el número de muertos como
consecuencia directa de la guerra. Durante un tiempo en ambos bandos se redondeó hablando de un
millón de muertos. Hoy, la cantidad tiende a reducirse. A efectos puramente demográficos también
fueron importantes los fallecidos por enfermedad o malnutrición. Como no podía ser menos, la
disparidad de criterios es muy grande entre los estudiosos del tema. Se estima que las pérdidas
demográficas por las razones antedichas oscilan entre las 750000 y el millón de personas, que para
un censo de algo más de 24 millones y medio al comenzar la guerra fue una pérdida
cuantitativamente muy significativa.
En relación a las consecuencias económicas de la guerra, la producción de la economía española
descendió en todos los sectores de forma casi dramática. La agricultura, que de por sí era ya
insuficiente para abastecer la demanda interior, se redujo en un 20%, y la ganadería en cantidades
que oscilan entre un tercio (vacuna y lanar) y la mitad (porcina). Esa reducción sometió a la
población española de la postguerra al hambre y el racionamiento de los alimentos. La producción
industrial se redujo en un 30%; su recuperación fue lenta y difícil, tanto por impedido la II Guerra
Mundial como por el aislamiento a que fue sometido el régimen franquista al finalizar la guerra
mundial. Las comunicaciones quedaron muy maltrechas; los daños en las infraestructuras de los
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ferrocarriles y la red de carreteras debieron ser muy importantes, aunque no se han cuantificado.
Consecuencia de las pérdidas en el sector productivo fue el descenso de la renta nacional un 30%
hasta el año 1959 no se recuperó el nivel de renta anterior al de la guerra.
En otro aspecto, el del bienestar social, se ha de destacar la destrucción de viviendas. Además, los
gastos de guerra de ambos ejércitos fueron muy elevados y la carencia de oro en el Banco de España
dificultó (unido a otros factores: guerra mundial, autarquía del régimen, deuda exterior) la
reconstrucción del país.
En lo que respecta a las consecuencias sociales, la disminución de la producción agrícola tuvo como
consecuencia más directa la carencia de alimentos, lo que obligó al racionamiento de éstos; la dieta
se redujo a un tercio; es decir, el pueblo, sin distinción de vencedores y vencidos, sufrió hambre; se
produjeron fenómenos de acaparamiento y venta fraudulenta en el mercado negro de productos
esenciales.
Un aspecto importante del nuevo régimen establecido tras la Guerra Civil fueron las depuraciones:
expulsión del empleo de aquellos funcionarios públicos que hubiesen permanecido fieles a la
República o de quienes no se hubiesen mostrado ardientes defensores del nuevo régimen. Cientos de
miles de empleados públicos fueron separados del servicio. En cuerpos administrativos tan poco
revolucionarios como el diplomático más de la cuarta parte de sus componentes fue sancionado;
sanciones que fueron mucho más amplias en cuerpos tradicionalmente más de izquierdas como los
de correos o la enseñanza, por ejemplo. En las oposiciones convocadas tanto para reemplazar a los
funcionarios expulsados como para cubrir las vacantes que de manera natural se producían en la
Administración se reservaron plazas para quienes habían combatido en el ejército franquista ya todos
se les exigió una declaración expresa de lealtad al nuevo régimen.
Por otra parte, el exilio privó al país de un grupo muy importante de profesionales bien cualificados:
médicos, ingenieros, abogados, profesores, que fueron difíciles de sustituir.

Estancamiento y autarquía económica.

La destrucción material tras la Guerra Civil y la política económica autárquica e intervencionista


practicada por el gobierno fueron los dos factores que provocaron el estancamiento económico
español durante los años 40. Con las medidas autárquicas adoptadas se pretendía alcanzar el mayor
grado de auto abastecimiento y autosuficiencia sin depender del exterior, prescindiendo de artículos
importantes susceptibles de ser producidos en España. Para conseguido se estableció, como hiciera
años antes el dictador Primo de Rivera, una fuerte intervención del Estado en la economía.
El conjunto de las actividades productivas pasaron a ser estrechamente controladas por el gobierno,
que mediante decretos y leyes tomaba las principales decisiones sobre distribución, consumo,
salarios, precios, comercio e inversión. Algunas de las medidas básicas emprendidas fueron:

a) Limitación de las importaciones restringiendo cuantitativamente las compras de productos


extranjeros, así se intentaba cerrar el mercado interno y reservarlo a la producción de las
empresas nacionales. Únicamente se facilitaron las importaciones mínimas imprescindibles e
imposibles de obtener (algodón, petróleo, caucho). La protección a las industrias españolas se
completaba con la concesión de subvenciones y ventajas fiscales.

b) Organización de la producción y distribución de cereales, obligando a los cultivadores a


vender toda su cosecha a un organismo oficial de reciente fundación denominado Servicio
Nacional del Trigo (SNT), que fijaba los precios y vendía el grano a los fabricantes de harina.
c) Implantación de un sistema de racionamiento de los productos de consumo de primera
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necesidad para evitar el hambre y garantizar el abastecimiento mínimo de alimentos a la
población. El racionamiento a través de cartillas individuales funcionó desde el fin de la
guerra hasta 1952.

d) Constitución en 1941 del Instituto Nacional de Industria (INI). El objetivo era impulsar la
industrialización del país creando un grupo de empresas públicas; capital y gestión quedaron
controlados directamente por el Estado, en los diferentes sectores de producción: siderurgia
(ENSIDESA), energía (ENDESA), construcción naval (BAZAN, Astilleros de Cádiz),
comunicaciones (IBERIA, AVIACO), construcción de material de transporte (PEGASO,
SEAT, CASA), minería y fabricación de armamento. Los productos muy protegidos de estas
empresas estatales, en muchos casos carentes de calidad competitividad, resultaron difíciles
de exportar. '
e) Creación en 1941 de RENFE mediante la nacionalización de toda la .red de ferrocarriles
peninsulares.
La intervención del Estado franquista en la economía favoreció los intereses concretos de aquellos
grupos sociales que más significativamente habían contribuido a la victoria en la guerra:
latifundistas, grandes empresarios y alta burguesía financiera. Las repercusiones de la política
autárquica fueron:
-Descenso de la renta per cápita, resultando el ritmo de crecimiento español notablemente inferior al
de países como Italia o Francia, que también se recuperaban de la destrucción tras la II Guerra
Mundial.
-Retroceso de la producción industrial, estrangulada por falta de materias primas, capitales,
maquinaría y tecnología moderna sólo disponibles a través de la importación.
-Elevada inflación, por la excesiva emisión de moneda para financiar la deuda estatal.
-Déficit comercial, provocado por la nula competitividad exterior de los artículos industriales
españoles.
-Descenso del nivel de vida, bajos salarios y hambre.
-Aparición del "mercado negro".

IV. España ante la II Guerra Mundial y política internacional.


La actitud de España ante la II Guerra Mundial fue tan cambiante como la guerra misma y pasó por
diversas fases.

l. Neutralidad.

El franquismo se encontraba ligado por muchas razones a uno de los dos bandos beligerantes en la II
Guerra Mundial, el de las potencias fascistas o potencias del Eje. Aún así, cuando en septiembre de
1939 comienza la II Guerra Mundial, la España de Franco se mantiene en la más estricta neutralidad.
La debilidad del régimen le obligaba a querer jugar a dos bandas, ni quería apoyar abiertamente al
Eje (hacia el que se inclinaba ideológicamente) ni quería enemistarse con los aliados.

2. No beligerancia.

Los rápidos avances del ejército alemán en el verano de 1940 y la entrada de Italia en la guerra hacen
modificar la postura de España que pasa de la condición de país neutral a la de país "no beligerante"
y ocupó Tánger, en la costa de Marruecos. El cambio significaba que, aunque no combatiese en
forma directa, pasaba a serio en forma indirecta mediante ayudas materiales o facilidades
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estratégicas.
Desde ese momento, España negoció con Alemania su entrada directa en la guerra; si no lo hizo fue
porque Hitler le negó la ayuda económica solicitada y se opuso, además, a las reivindicaciones
territoriales de España, ya que poco después de la entrevista Franco-Hitler de Hendaya (octubre de
1940) Franco pidió la ampliación del Sáhara y la Guinea españoles, todo Marruecos y parte de
Argelia. A pesar de la negativa germana a ampliar las colonias españolas, Serrano Súñer el
todopoderoso ministro y cuñado de Franco, la Falange y un sector importante del ejército deseaban la
entrada de España en la guerra El ataque alemán a la Unión Soviética venía a refrendar el
anticomunismo del régimen franquista; en agosto de 1941 se organizó la División Azul, así llamada
por estar integrada oficialmente por voluntarios falangistas, concretamente unos 18000 hombres; se
debatió si debía dirigiría un militar o un político falangista; Franco eligió a Muñoz Grandes, que
reunía ambas condiciones; mal equipada por España fue destinada por el mando alemán al duro
frente de Leningrado. El régimen de Franco tuvo bien cuidado de hacer público que su participación
en la guerra a través de la División Azul iba únicamente contra la Unión Soviética, pero no contra
ningún otro país aliado.

3. Neutralidad.

La evolución de la guerra obligó a España a rectificar. En julio de 1943 Mussolini fue depuesto por
el rey de Italia y encarcelado. La guerra parecía volverse claramente desfavorable para las potencias
del Eje. En octubre se procedió a la disolución de la División Azul (que comenzó a repatriarse en
diciembre) y se volvió a la neutralidad. En abril de 1945 España rompe sus relaciones diplomáticas
con Japón debido a la política seguida por este país en las Filipinas, qu~ ocasionó numerosas
víctimas entre los residentes españoles en ellas. Se rompía así el último lazo que unía España con el
Eje. En cualquier caso, la amistad y la cooperación económica con Alemania se mantienen
prácticamente hasta el final. Acabada la guerra perduró la imagen de una España aliada con las
potencias del Eje, lo que hizo que fuese condenada al aislamiento internacional.

El aislamiento internacional.
Una vez terminada, la II Guerra Mundial España quedó marginada internacionalmente. Los países
vencedores consideraban al régimen franquista un residuo del fascismo contra el que habían luchado,
y las grandes potencias -EEUU, URSS, Gran Bretaña- acordaron que España no sería admitida en la
recién creada ONU por su pasada vinculación con la Alemania hitleriana y la Italia mussoliniana.
La Asamblea General de la ONU aprobó en 1946 varias resoluciones condenando al gobierno de
Franco, considerado una amenaza para la paz mundial, y recomendando a los países miembros de la
ONU la ruptura de relaciones diplomáticas con España.
Francia cerró completamente la frontera pirenaica hasta 1948, se excluyó a nuestro país del Plan
Marshall, y sólo cinco embajadores permanecieron en España (entre ellos los de Argentina, Portugal
y el Vaticano), Con todas estas medidas se pretendía presionar a Franco y forzarle a abandonar el
poder. Sin embargo, el aislamiento fue incompleto, ya que no llegó a practicarse un bloqueo
comercial contra el régimen franquista.
Hacia 1950 el nuevo entorno internacional parecía más favorable para España; el inicio de la Guerra
Fría contribuyó a suavizar el rechazo de las democracias occidentales y la ONU reconoció de hecho
al gobierno de Franco. Por su parte, EEUU comenzó a modificar su actitud valorando positivamente
el inequívoco anticomunismo del régimen español e iniciando los primeros acercamientos
diplomáticos y financieros.

La reinserción en la vida internacional y los acuerdos con Estados Unidos.


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El gobierno de Franco consideraba esencial el reconocimiento diplomático del régimen y la
normalización de su posición internacional. Para lograrlo parecía imprescindible un acercamiento
hacia EEUU, la gran potencia hegemónica del mundo capitalista democrático occidental. Esta
aproximación sólo fue posible gracias a la tensión soviético-norteamericana que incrementó la
importancia geo-estratégica de la península, Finalmente, con la firma en 1953 de los acuerdos
bilaterales militares y económicos con EUUU~ la España de Franco conseguía romper su
aislamiento y obtenía el respaldo del gobierno presidido por el general Eisenhowen estos acuerdos
favorecieron la consolidación del régimen franquista y contribuyeron a mejorar su imagen ante el
mundo. Según el contenido de los convenios, se concedía a EEUU la apertura de cuatro bases aéreas
y navales en la península (Torrejón, Zaragoza, Rota y Morón) a cambio de suministros de material
bélico y ayuda económica como contraprestación por los riesgos que España asumía. La ayuda
financiera alcanzó en total unos 1500 millones de dólares, el 60% apróximadamente en créditos a
devolver y el 40% en donaciones. Por otra parte, la asistencia en forma de material militar, anticuado
y de poca calidad, sumó unos 550 millones de dólares.
Sin embargo, los acuerdos hispano-norteamericanos incluían varias importantes cláusulas adicionales
secretas que ponían en peligro la seguridad nacional y recortaban la libertad de acción española, pues
el gobierno americano quedaba autorizado a introducir armas atómicas en las bases y a utilizar
libremente esas instalaciones militares para atacar desde allí al enemigo soviético. España quedaba
expuesta a ataques -las bases estaban próximas a grandes ciudades - pero no recibía ninguna garantía
de auxilio inmediato por parte del ejército estadounidense en caso de agresión de una tercera
potencia contra territorio peninsular.
Poco después, España se integró paulatinamente de forma plena en los medios internacionales,
siendo admitida en la ONU en 1955 y en el Fondo Monetario Internacional (FMI) tres años más
tarde. Con todo, el régimen franquista no pudo acceder por motivos políticos a los organismos
internacionales más importantes (Comunidad Económica Europea y OTAN), fracasando todos sus
intentos de ingreso por la ausencia de democracia.

Por otra parte, España se vio obligada a reconocer la independencia marroquí en 1956 tras varias
huelgas y violentas manifestaciones nacionalistas antiespañolas en las principales ciudades del
protectorado. No obstante, no se consumó la descolonización de todas las posesiones territoriales
africanas, pues se retuvo Sidi Ifni (un pequeño enclave de 1.500 km2 entregado finalmente a
Marruecos en 1967 tras varias enfrentamientos armados), Guinea Ecuatorial (accedió a la
independencia de manera desordenada en 1968) y el Sáhara occidental (el ejército español se retiró
de allí en 1976) cuando tras aprovechar la grave enfermedad del dictador el rey Hassan II organizó la
MARCHA VERDE, una invasión pacífica del Sahara que movilizó decenas de miles de civiles.

V. Recuperación y apertura económica. El Plan de Estabilización.


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A principios de los años 50 comenzó una fase de lenta recuperación económica coincidiendo con la
obtención de ayuda financiera norteamericana y con el cambio de orientación de la política
económica gubernamental. Las autoridades franquistas reconociendo el fracaso de los anteriores
intentos autárquicos- impulsaron la apertura de la economía española al comercio internacional,
favorecieron la importación de productos industriales y disminuyeron las intervenciones estatales
innecesarias (así, por ejemplo, en 1952 se decretó la libertad de precios y circulación de artículos).
Sin embargo, en 1957 España se encontraba al borde de la suspensión de pagos al exterior, con las
reservas de divisas agotadas y casi en bancarrota porque el volumen de las exportaciones nacionales
resultaba insuficiente para compensar la creciente importación de productos. Ese mismo año, Franco
efectuó importantes cambios en el gobierno nombrando nuevos ministros -todos ellos tecnócratas
pertenecientes al Opus Dei-, que aprobaron entre 1957 y 1959 un conjunto de medidas legislativas de
reforma económica conocidas con el nombre de "Plan de Estabilización". Sus objetivos eran:
primeramente, abandonar completamente el ineficaz y erróneo modelo autárquico reinsertando a
España en el mercado internacional; y en segundo lugar modernizar liberalizar, racionalizar y sanear
la economía nacional. Las disposiciones concretas adoptadas consistieron en:
-Devaluación de la peseta para fomentar las exportaciones y eliminar el déficit de la balanza
comercial.
-Limitación del gasto público y congelación salarial para contener el alza de precios.
-Incremento de impuestos. .
-Concesión de facilidades a la inversión de capital extranjero en España.
El Plan de Estabilización redujo a corto plazo la inflación y salvó la bancarrota.
Por contraste, también tuvo consecuencias negativas, al disminuir el nivel de consumo de los
asalariados y crecer considerablemente el desempleo, pues muchas empresas ineficientes,
anteriormente protegidas, quebraron. En conjunto, este Plan resultó un éxito y puso las bases para el
desarrollo económico de los años 60.

Modernización y desarrollo económico (Desarrollismo)


Durante la década de los 60 la economía española experimentó un espectacular y acelerado
crecimiento, se completó la modernización y la industrialización plena del país y aumentaron los
niveles sociales de bienestar y consumo. La renta per cápita aumentó al igual que la tasa media de
crecimiento anual del PIB (producto interior bruto). Las exportaciones se duplicaron y se pasó de
exportar productos agrícolas a vender al exterior manufacturas industriales. España dejó de ser un
país agrario y se transformó en un país industrial y urbano.
El gobierno intentó coordinar y orientar este proceso expansivo mediante los llamados "Planes de
Desarrollo", cuyo responsable fue López Rodó. Se emprendieron dos grandes líneas de actuación: las
acciones estructurales, que pretendían solucionar algunas deficiencias de la industria (pequeña
dimensión de las empresas, baja productividad) y la creación de los polos de desarrollo, que
intentaba reducir los desequilibrios económicos regionales promoviendo nuevas industrias en zonas
de escasa industrialización. El 1Plan de Desarrollo se inició en 1964; sin embargo, estos programas
gubernamentales no fueron en realidad la causa del éxito económico. Entre los factores que explican
el rápido desarrollo económico español del periodo 1960-1973 distinguimos los siguientes:

a) La favorable coyuntura económica internacional.


b) Las masivas inversiones de capital extranjero y la creciente actividad de grandes empresas
multinacionales estadounidenses, alemanas, suizas, francesas o británicas, especialmente en
los sectores químico, electrónico y del automóvil (FORD, IBM, General Motors, ITT,
Chrysler, Standard Oil), atraídas por la mano de obra barata.
c) Los ingresos procedentes del turismo; la llegada de visitantes extranjeros fue favorecida por
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los bajos precios relativos de nuestro país.
d) Las remesas de los emigrantes, es decir, los envíos de dinero que los trabajadores españoles
en el extranjero realizaban a sus familiares residentes en España.
e) Las enormes inversiones estatales en obras públicas (construcciones hidráulicas, pantanos).

Las limitaciones del desarrollo español


A pesar del triunfalismo de las autoridades, esta expansión económica, calificada como "milagrosa"
por la propaganda oficial y que contribuyó a evitar tensiones, asegurando así la continuidad del
régimen-, resultó desequilibrada e insuficiente, provocando importantes problemas:

a) Desigual crecimiento de los diferentes sectores productivos. La industria (siderúrgica,


química y automovilística) y el sector terciario experimentaron un fuerte impulso. Sin
embargo, el desarrollo del sector agrícola resultó insuficiente y vacilante, las inversiones
escasas y la rentabilidad de los campos baja, aun cuando se introdujeron mejoras como los
planes de regadío, reforestación y concentración parcelaria, además del aumento de la
mecanización.

b) Éxodo rural masivo hacia las ciudades y emigración de trabajadores a Europa. Los
movimientos migratorios internos afectaron a unos 3.500.000 de personas, que durante la
década de los 60 abandonaron sus pueblos de origen -muchos quedaron despoblados y se
desplazaron hacia las regiones industriales y los grandes núcleos urbanos (Madrid, Barcelona,
Valencia, Bilbao ...). La emigración con destino a Europa afectó a los sectores sociales con
rentas más bajas, principalmente a varones adultos -agricultores, peones, artesanos y obreros
industriales- procedentes de las zonas rurales más subdesarrolladas de Andalucía, Castilla y
Galicia. Se calcula que cerca de 1.500.000 de trabajadores dejaron España con dirección a
Alemania, Suiza y Francia. Esta emigración exterior ocultó las importantes limitaciones de la
economía nacional para generar empleo, evitando que las tasas de paro españolas superaran el
2% aproximadamente de la población activa durante este periodo.

c) Aumento de los desequilibrios regionales. Se profundizaron las desigualdades en la


distribución de la renta entre las distintas provincias, y se acentuó la tendencia hacia la
concentración del crecimiento económico y la riqueza en tomo a determinadas zonas; más de
la mitad de las instalaciones industriales se localizaron en Cataluña, País Vasco y Madrid,
mientras que grandes extensiones de Castilla, Galicia, Extremadura, Andalucía y Aragón
continuaron desindustrializadas. El intento gubernamental más notable para fomentar la
industrialización en las regiones deprimidas fue la creación de los "Polos de Desarrollo y de
Promoción". Según los planes previstos se establecieron 12 polos entre 1962 y 1972 (Burgos,
Huelva, La Coruña, Sevilla, Valladolid, Vigo, Zaragoza, Córdoba, Granada, Logroño, Oviedo
y Villagarcía de Arosa), con resultados poco eficaces en la mayoría de los casos, ya que los
objetivos marcados previamente -en términos de volumen de inversiones y creación de
puestos de trabajo- quedaron incumplidos.
d) Deficiente sistema de prestaciones sociales y servicios estatales (sanidad, educación,
pensiones, transportes, seguros de desempleo ...).
e) Crecimiento desordenado de las principales ciudades, construcción incontrolada de
enormes barrios suburbiales y aparición de poblados chabolistas.
f) Mantenimiento de un sistema fiscal regresivo e injusto, puesto que la mayor parte de los
impuestos recaudados' eran indirectos (el 65% del total) y existía un elevado grado de
evasión y de fraude fiscal, que beneficiaba especialmente a una minoría adinerada.
g) Desastres ecológicos, como consecuencia de los vertidos descontrolados en los ríos y de la
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construcción de enormes edificios demasiado cerca de las costas.

VI. Las transformaciones sociales y culturales.

1. Éxodo rural y proceso de urbanización.

El Plan de Estabilización (1959) produjo grandes y rápidos cambios en la estructura


económica y social del país. De ser eminentemente agraria, España pasó a ser esencialmente
industrial en un corto espacio de tiempo; es lo que se llamó el milagro español; uno de los
resultados de la industrialización fue el éxodo rural: millones de campesinos se dirigieron
hacia las ciudades o áreas de fuerte concentración industrial (Madrid, Barcelona, País Vasco
y Valencia): con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Ese masivo éxodo rural
provocó serios problemas humanos (adaptación a las nuevas condiciones de trabajo, salarios
bajos, desclasamiento social.) y urbanísticos, ya que las ciudades carecían de las
infraestructuras necesarias para la nueva población (redes vi arias y de transporte adecuadas,
insuficiencia de viviendas, centros sanitarios y educativos ...); tal vez el más grave de todos
fuera la necesidad de vivienda; por eso se ha dicho que si durante los años 40 el principal
problema de los españoles fue el de la comida, durante los años 50 y 60 fue el de la vivienda.
Para resolverlo se recurrió a urbanizar el suelo de las localidades próximas a los grandes
centros industriales, surgiendo así las .llamadas ciudades dormitorio, que por la propia
rapidez del crecimiento estuvieron generalmente mal dotadas de todo tipo de servicios.

2. El crecimiento de la clase obrera y las clases medias.

La industrialización del país aumentó en forma considerable el número de personas dedicadas


al sector secundario (obreros), que entre 1950 y 1975 pasaron de ser del 25 al 38 % del total
de la población activa. Pero si el aumento del sector obrero fue grande, mucho más 10 fue el
del sector servicios, que pasó entre las mismas fechas, del 25 al41 por ciento. También se
produce en los años sesenta un crecimiento general del volumen de las "clases medias" esto
es, el de las personas que disfrutan de excedentes salariales que emplean en actividades de
ocio y cultura; una parte considerable del mundo obrero (obreros cualificados) y casi la
totalidad del mundo de los servicios pasaron a formar parte de la clase media; entre 1950 y el
final del franquismo la clase media se duplicó, 10 que dotó al país de gran estabilidad social
y permitió, en definitiva, que el posterior cambio político se hiciese pacíficamente.

3. La creciente presencia de las mujeres en el mundo laboral.

La mejor preparación cultural de la mujer y las nuevas necesidades económicas de la familia


(adquisición de la vivienda y de su equipamiento, educación de los hijos, el automóvil, el
tiempo de ocio..) permiten que la mujer se integre cada vez más en el sector laboral. Esa
incorporación de la mujer al mundo del trabajo tuvo hondas repercusiones en el ámbito
familiar y en los comportamientos y esquemas sociales: se produjo una liberalización de las
costumbres, se modificaron muchos de los hábitos colectivos (viajes de fin de semana,
comidas en restaurantes, mujeres conductoras de automóviles).

4. Cambios de mentalidad y de hábitos sociales.


Además de la incorporación de la mujer al mundo laboral, los medios de comunicación
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(prensa, radio y, especialmente, TV) facilitaron una mejor información y una más amplia
cultura. Como consecuencia de ello la sociedad se hizo más secularizada, abierta y tolerante,
más parecida a la europea. El número de separaciones matrimoniales aumentó en forma
paralela al desarrollo económico (aunque no estaba admitido el divorcio). El mayor poder
adquisitivo de la familias dio lugar al consumismo, y con él a nuevas formas de comercio
(ventas aplazas) que posibilitaron un crecimiento continuado de la economía nacional. La
Ley General de Educación de 1970 hizo obligatoria la escolaridad hasta los 14 años, de forma
tal que la mayor parte de los jóvenes españoles accedió a estudios de enseñanzas medias. El
resultado fue el aumento del número de estudiantes en todos los niveles y la práctica
desaparición de la gran lacra social que había sido el analfabetismo. Esta serie de cambios
hizo que se homogeneizaran los modos de comportamiento entre los diversos grupos sociales
y que los gustos y costumbres fuesen muy similares entre todos ellos; algo muy curioso fue el
gran cambio en la forma de vestir cotidiana, que también se homogeneizó. La masificación de
los espectáculos (conciertos de música, competiciones deportivas) fue otro de los cambios.

VII. La oposición democrática a la dictadura.

l. La oposición democrática a la dictadura.


Aunque la oposición antifranquista da sus primeros pasos en los años cincuenta, en realidad no se
organiza seriamente hasta los años sesenta. El crecimiento de la oposición en el interior del país se
debe en gran medida al cambio social que se estaba operando. Había surgido una nueva clase obrera
en las nuevas industrias; una nueva burguesía no relacionada con los orígenes del régimen
demandaba cambios políticos, y la oposición intelectual, especialmente en la universidad, se hacía
más agresiva.
En los años cincuenta se producen las primeras agitaciones sociales y protestas políticas contra el
régimen. Las primeras huelgas laborales tienen lugar en Cataluña y en Vizcaya. La huelga y el boicot
a los tranvías de Barcelona en 1951 fue el primer conflicto social y laboral de importancia. De entre
los sindicatos, la UGT es el único que tenía una cierta actividad clandestina. Al mismo tiempo, nace
un nuevo sindicato, Comisiones Obreras.
Mientras se crea este nuevo obrerismo, en la universidad aparecen organizaciones estudiantiles frente
al oficial Sindicato Español Universitario (SEU), de afiliación obligatoria. En 1956 se producen los
primeros incidentes estudiantiles en Madrid. En general, los años sesenta se caracterizan por las
primeras manifestaciones masivas en las calles y un aumento extraordinario de la conflictividad
laboral. Toda una generación de jóvenes que no habían vivido la guerra civil nació entonces a la
política, bien en las filas de la oposición, bien dentro del propio régimen, pero introduciendo en las
estructuras un cierto aire de renovación.

Los grupos políticos de oposición al régimen.

En los años sesenta se recompone el panorama de la oposición al franquismo. Una de las acciones de
mayor repercusión fue lo que los periódicos franquistas llamaron el "contubernio de Munich". En el
IV Congreso del Movimiento Federal Europeo, celebrado en Munich en 1962, coincidieron por
primera vez la oposición española del exilio y los llegados desde el interior de España. En Munich se
pidió la desaparición del régimen y el paso a una España democrática.
Las principales organizaciones opuestas al régimen franquista fueron el Partido Comunista de
España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El PCE, que siempre mantuvo células
activas en España, relanzó en 1957 las huelgas como elemento desestabilizador del sistema; la
huelga de los mineros asturianos en ese año obtuvo un notable éxito, lo que animó a proponer una
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huelga general el año siguiente que resultó un fracaso. Siguió, no obstante, haciendo una constante
oposición, cuya última víctima mortal fue Julián Grimau, fusilado en 1963. Los cambios políticos
experimentados por el comunismo en Europa provocaron una profunda división del partido. Al
producirse la muerte de Franco el PCE tenía más fuerza verbal que real.
El PSOE también sufrió una profunda división. La dirección del partido, residente en el exterior,
mantenía posiciones ancladas políticamente en la Segunda República y en la Guerra Civil; los
miembros del interior eran más realistas. La cuestión de la monarquía fue un primer factor de
división. El sector exterior hacía de la opción republicana y del enfrentamiento con los comunistas
una cuestión vital; el sector interior propugnaba la colaboración con todos los grupos políticos, sin
distinción de ideología, y la monarquía parlamentaria corno opción más viable. En el Congreso de
Suresnes, cerca de París, en 1973, fue elegido corno Secretario general del Partido Felipe González,
después de la negativa del Secretario General de UGT, Nicolás Redondo.
En el periodo 'final del franquismo empezaron a promover manifestaciones importantes los partidos
nacionalistas regionales: el PNV en el País Vasco, Izquierda Republicana de Cataluña, Convergencia
Democrática de Cataluña.

2. La crisis final del régimen (1973-1975).

A principios de los años setenta se acentúa la crisis del régimen franquista. El sistema franquista
había sido incapaz de adaptarse en su estructura política al profundo cambio económico, social y
cultural que se había producido en España a partir de los años sesenta. Un momento decisivo en esta
crisis fmal del régimen se abre con la desaparición de LuisCarrero Blanco, víctima de un atentado de
ETA, el 20 de diciembre de 1973. ETA (Euzkadi ta Askatasuna, Euzkadi y Libertad) nació en 1959
como movimiento de liberación vasco ante la que consideraba tibieza del Partido Nacionalista Vasco
(PNV); con el paso del tiempo se fue radicalizando y en 1968 cometió el primero de una serie de
atentados. En 1970 comenzó en Burgos un juicio contra los acusados como autores de es el primer
atentado. Junto al terrorismo de ETA se recrudeció el del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista
y Patriótico) nacido de una escisión del PCE; cinco miembros del FRAP y de ETA fueron las últimas
ejecuciones (septiembre de 1975) del régimen franquista. .
La muerte de Carrero Blanco es importante para comprender la continuidad del régimen franquista,
pues el jefe de gobierno era considerado como el personaje clave para mantener la unión de todas las
familias franquistas. Tras el asesinato de Carrero Blanco la crisis del franquismo se agudiza y se
conforman dentro del mismo régimen dos grupos de políticos: los inmovilistas y los aperturistas o
reformistas. Inmovilistas eran los viejos falangistas, el ejército en su práctica totalidad, a excepción
de algunos generales, y el sindicalismo vertical. Junto a ellos, el grupo de aperturistas que pensaban
que el monolítico régimen franquista necesitaba ciertos aires de reforma.
A partir de 1973 tuvo lugar un espectacular crecimiento de la conflictividad social (obrera,
estudiantil, vecinal) y los grupos de oposición tendieron a una acción conjunta previendo la próxima
desaparición de Franco. Se crearon organismos unitarios para reivindicar el sistema democrático
(Junta Democrática, Plataforma de Convergencia Democrática)

En enero de 1974 se forma un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro, que mantiene una
actuación muy ambigua. Pretende el aperturismo pero sin desbordar en absoluto los principios del
régimen, que impedían una verdadera libertad política. Ante la falta de reformas, las protestas contra
el franquismo se hicieron más intensas (manifestaciones, huelgas, atentados ...) mientras el único
recurso del gobierno continuó siendo la represión: detenciones masivas, leyes antiterroristas, cierre
de revistas. La oposición se organizó creando plataformas de actuación conjunta (Coordinación
Democrática es una plataforma conjunta integrada por comunistas' y socialistas) y las
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manifestaciones en la calle aumentaron considerablemente.

Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 se inicia el reinado de Juan Carlos I, quien
confirma a Arias Navarro como presidente del gobierno. Este gobierno no preparó ningún proyecto
de ley para proceder seriamente a la democratización del país. Toda la “vieja guardia” de los
franquistas se agrupaba en las Cortes heredadas del régimen formando el grupo que acabó siendo
conocido como el “búnker”.

Franco dejaba tras de sí un régimen anacrónico y en evidente crisis. Pese a que Franco pretendió
dejarlo “atado y bien atado” cada vez era más evidente la imposibilidad de continuar el franquismo
sin Franco.

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