Bloque Temático 7: LA Dictadura Franquista (1939-1975) : Temas 15 Y 16
Bloque Temático 7: LA Dictadura Franquista (1939-1975) : Temas 15 Y 16
Bloque Temático 7: LA Dictadura Franquista (1939-1975) : Temas 15 Y 16
DICTADURA FRANQUISTA
(1939-1975)
Temas 15 Y 16
Desde un principio, la idea de Franco fue crear un nuevo Estado, "re generador de España",
desterrando el liberalismo, la democracia y el comunismo. Además, también pretendía acabar con
toda idea anticatólica y toda idea separatista. Tres fueron las fuentes ideológicas del nuevo régimen:
el fascismo, el anticomunismo y el catolicismo.
b) El anticomunismo era al final de la Guerra Civil una de las causas que según el propio régimen
franquista justificaba su existencia: se había hecho la guerra para evitar el triunfo de la revolución
comunista que según los sublevados se estaba preparando. Por ello, poco antes de finalizar la
contienda, la España de Franco se adhirió al Pacto Antikomintem o pacto frente a la Internacional
Comunista, del que ya formaban parte Alemania e Italia; cuando apenas cinco meses después de
acabada la Guerra Civil se firmó el Pacto de no agresión germano-soviético la propaganda del
régimen no supo cómo justificado; en junio de 1941 Alemania atacó a la Unión Soviética sin previa
declaración de guerra: la alegría del régimen de Franco no tuvo límites, ya que dicho ataque
justificaba su anticomunismo: "Rusia es culpable", se dijo,
e) El tercer eje ideológico fue el catolicismo. Ya desde el comienzo de la Guerra Civil ésta fue
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calificada de "Cruzada”.- La convivencia entre franquismo e iglesia católica fue en esos primeros
tiempos casi perfecta; "Franco entraba en las iglesias bajo palio (privilegio reservado a las personas
sagradas) y proponía al Vaticano el nombre de los obispos; la iglesia recibió a cambio el control de la
enseñanza, el restablecimiento de las retribuciones económicas a los eclesiásticos, e incluso el
control de los profesores o de los políticos locales, ya que el informe favorable del correspondiente
sacerdote era requisito indispensable para el nombramiento como funcionarios de los maestros, o el
de los alcaldes de pueblo y el de los jueces de paz.
El régimen político establecido por Franco es una dictadura militar, aunque en principio, hasta el fin
de la segunda guerra mundial, conserva ciertos rasgos de un Estado totalitario fascista. La clave de
todo el sistema político fue siempre el poder dictatorial, personal y vitalicio de Franco como jefe del
Estado, jefe del gobierno," cabeza del partido único, dotado con el título de caudillo y generalísimo
de los ejércitos. La estructura política y la doctrina que sustentaban el Estado franquista fueron
llamadas el Movimiento Nacional. Los grupos de apoyo al régimen son la Iglesia, la Falange y el
Ejército. En el caso de la Iglesia, el catolicismo se convierte en el fundamento principal del régimen
y del sistema educativo. Por eso se suele hablar de Nacional-Catolicismo en referencia a la
amalgama de doctrinas que confluyen en la ideología del régimen. En cuanto a la Falange, otro de
los grandes pilares, fue perdiendo poder progresivamente y sus primitivos ideales de corte fascista se
fueron adaptando al nuevo Estado. El Ejército fue siempre la columna vertebral del sistema y nunca
discutió el poder del Generalísimo.
Entre los rasgos característicos del Estado franquista surgido tras la victoria en la guerra civil cabe
destacar los siguientes:
Con respecto a la legislación de contenido social aprobada, se debe destacar en primer lugar la
creación en 1940 de la Organización Sindical Vertical, que pretendía acabar con los conflictos
sociales y laborales integrando en su seno, de manera forzosa, a empresarios y trabajadores negando
el asociacionismo sindical obrero libre y reivindicativo. Estos sindicatos estaban organizados por
ramas de producción y recibían cada uno de ellos el nombre de Sindicato Vertical. El Estado
controlaba todo el sistema y la afiliación a los sindicatos era obligatoria. Y en segundo lugar, se
implanta en 1943 un sistema de seguros de enfermedad, maternidad, vejez, invalidez y accidentes.
En un discurso pronunciado en julio de 1938 el presidente Azaña decía que los muertos en la guerra
transmitían el mensaje de la Patria eterna: paz, piedad, perdón. Sin embargo, terminada la Guerra
Civil, no hubo paz porque se mantuvo oficialmente el estado de guerra con la actuación de los
durísimos tribunales militares; y si no hubo paz (las guerrillas antifranquistas continuaron, además,
hasta la década de los 50) mucho menos hubo piedad y perdón. La dictadura de Franco tuvo
siempre como principio la represión y la destrucción de los que se consideraban enemigos de España,
Poco antes de finalizar la guerra se publicó, en febrero de 1939, la Ley de responsabilidades
políticas, que con efectos retroactivos estaba destinada a perseguir a quienes desde octubre de 1934
habían colaborado "con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja". De este modo, se
pretendía hacer una depuración total. Como complemento a esta ley, en 1940 se promulgó la Ley de
represión de la masonería y el comunismo (considerados máximos responsables de la decadencia
de España).
Para la aplicación de estas leyes se formaron tribunales militares y tribunales especiales. Los
tribunales militares juzgaban todo lo que según su propio criterio estaba relacionado con el ámbito
castrense, Algunos de estos tribunales tenían un carácter itinerante y resolvían entre 12 y 15 casos a
la hora; la falta de garantías procesales era total, ya que se partía del principio de culpabilidad (en un
tribunal normal ocurre todo lo contrario); las penas de muerte eran frecuentes, así como las de largos
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años de prisión. Las mayores cotas de represión y procesamiento por parte de estos tribunales se
alcanzaron entre 1939 y 1942, aunque estuvieron en vigor hasta 1948. En cuanto a los tribunales
especiales, estaban formados por el Ejército, la Judicatura y el Partido y establecían juicios civiles
por responsabilidad política. Los tribunales especiales fueron menos radicales y su acción consistió,
sobre todo, en decretar penas de prisión o la separación de sus empleos de las personas consideradas
culpables. En estos tribunales, aunque la presencia de la Judicatura evitaba alguna arbitrariedad,
tampoco hubo demasiadas garantías procesales: hasta enero de 1940 se pudo juzgar a cualquier
persona sin que previamente existiese denuncia por escrito contra ella.
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Con el armazón legal de las leyes citadas el régimen de Franco procedió a una represión sistemática
y selectiva de todas aquellas personas que de una u otra forma pudiesen hacer cualquier tipo de
oposición; no se vislumbraba el menor atisbo de reconciliación entre vencedores y vencidos. No hay
acuerdo unánime sobre el número de personas ejecutadas como consecuencia de la represión que
siguió a la Guerra Civil; las cifras varían entre las 20000 y las 100000 en el periodo comprendido
entre 1939 y 1945.
Un número muy alto en todo caso. Tampoco hay acuerdo sobre cuántos sufrieron penas de prisión.
Se estima que a finales de 1940 había unos 200000 presos políticos; tras los sucesivos indultos de los
años cuarenta las cifras van bajando, pero en 1950 aún quedaban en las cárceles más de 17.000
presos políticos.
Además, la persecución policial de cualquier actividad contraria al régimen fue sistemática y
duramente perseguida, y castigada mediante la policía armada y la guardia civil. Se impuso un rígido
centralismo que produjo la supresión de los nacionalismos y los Estatutos de autonomía,
Al mismo tiempo, la oposición al régimen fue creciendo, sobre todo, desde el final de la segunda
guerra mundial. Los grupos opositores en el interior del país siguieron diferentes procedimientos de
resistencia al régimen. Por una parte, entre 1944 y 1950 guerrilleros armados, dispersos por las zonas
rurales de montaña, lucharon en condiciones precarias realizando ataques nocturnos aislados y poco
efectivos contra cuarteles, ayuntamientos y locales falangistas. Estos guerrilleros antifranquistas,
socialistas, anarquistas y mayoritariamente comunistas apenas encontraron apoyos entre la población
y jamás representaron una amenaza seria para el régimen. El número aproximado de hombres y
mujeres que participaron en el "maquis" se aproximó a los 10000. Las acciones y enfrentamientos
de estos grupos guerrilleros duraron prácticamente hasta 1952, año en el que se desarticularon los
grupos de Asturias. Además, la represión gubernamental, mediante detenciones y ejecuciones,
sofocó con relativa facilidad las actividades clandestinas de los partidos y sindicatos antifranquistas.
Con respecto a la oposición exterior, destacar la creación en 1945 del gobierno republicano en el
exilio con representantes socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas. La tarea de este
gobierno, que presidido inicialmente por Giral se reunió en México, resultó poco efectiva y
puramente simbólica.
En cuanto a la oposición monárquica, organizada en tomo a la figura de Don Juan de Borbón,
abandonó pronto el enfrentamiento con el régimen. Desde finales de 1948, tras varias entrevistas
personales entre Franco y Don Juan, éste se inclinó por el entendimiento con el dictador enviando a
su hijo Juan Carlos a España para completar sus estudios universitarios y militares rodeado de
preceptores y consejeros franquistas.
El exilio.
Los miles de exiliados como consecuencia de la Guerra Civil supusieron una importante pérdida
demográfica; pero tanto o más que ella, el exilio supuso que miles de españoles, muchos de ellos
jóvenes y otros muchos altamente cualificados, dejaran de prestar sus servicios al país; por este otro
aspecto el exilio fue una importantísima pérdida económica para España. Los principales países de
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acogida fueron Francia, México y Rusia.
En marzo de 1939 había en Francia 450.000 refugiados, maltratados y acogidos en campos de
concentración en pésimas condiciones. El gobierno francés pidió a Franco que los acogiese; cuando
se les aseguró una cierta impunidad (que no siempre se cumplió) regresaron unos 300000. Otros
marcharon hacia Argelia, y algunos se alistaron en la Legión Extranjera, aunque no lo hicieron
demasiados; en cualquier caso, quienes permanecieron se integraron relativamente bien en la
sociedad francesa. Bastantes de estos emigrados colaboraron en la resistencia francesa contra los
nazis. Después de la capitulación francesa ante las tropas del III Reich bastantes fueron entregados y
algunos fueron ejecutados, como Companys, el Presidente de la Generalitat de Cataluña, otros fueron
encarcelados y unos 13000 fueron a parar al terrible campo de concentración de Mauthausen.
Los acogidos en Rusia fueron unos 8000; unos 5000 eran los niños evacuados hacía allí durante la
Guerra Civil, a quienes les acompañaron 300 maestros; el resto estaba formado por miembros del
Partido Comunista Español; todos acabaron integrándose con relativa facilidad en la Rusia soviética.
México acogió, además de las instituciones republicanas, unos 22000 exiliados.
De ellos, la mitad tenían una buena cualificación profesional: catedráticos de universidad, profesores
de enseñanza media, maestros, médicos, abogados, ingenieros y técnicos, escritores y periodistas. A
pesar de las diferencias entre los políticos exiliados aglutinados en torno a Negrín y su SERE
(Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles, de orientación comunista) o Indalecio
Prieto con el JARE (Junta de Auxilio a Republicanos Españoles, de ideología socialista), ese
brillante plantel de expertos contribuyó de forma decisiva a la modernización de México tanto en la
enseñanza como en la investigación.
Los más significativos de ellos fundaron la Casa de España, transformada luego en Colegio de
México, principal centro cultural del país. En México permaneció el autodenominado Gobierno" de
la República Española hasta su disolución en 1977.
d) Constitución en 1941 del Instituto Nacional de Industria (INI). El objetivo era impulsar la
industrialización del país creando un grupo de empresas públicas; capital y gestión quedaron
controlados directamente por el Estado, en los diferentes sectores de producción: siderurgia
(ENSIDESA), energía (ENDESA), construcción naval (BAZAN, Astilleros de Cádiz),
comunicaciones (IBERIA, AVIACO), construcción de material de transporte (PEGASO,
SEAT, CASA), minería y fabricación de armamento. Los productos muy protegidos de estas
empresas estatales, en muchos casos carentes de calidad competitividad, resultaron difíciles
de exportar. '
e) Creación en 1941 de RENFE mediante la nacionalización de toda la .red de ferrocarriles
peninsulares.
La intervención del Estado franquista en la economía favoreció los intereses concretos de aquellos
grupos sociales que más significativamente habían contribuido a la victoria en la guerra:
latifundistas, grandes empresarios y alta burguesía financiera. Las repercusiones de la política
autárquica fueron:
-Descenso de la renta per cápita, resultando el ritmo de crecimiento español notablemente inferior al
de países como Italia o Francia, que también se recuperaban de la destrucción tras la II Guerra
Mundial.
-Retroceso de la producción industrial, estrangulada por falta de materias primas, capitales,
maquinaría y tecnología moderna sólo disponibles a través de la importación.
-Elevada inflación, por la excesiva emisión de moneda para financiar la deuda estatal.
-Déficit comercial, provocado por la nula competitividad exterior de los artículos industriales
españoles.
-Descenso del nivel de vida, bajos salarios y hambre.
-Aparición del "mercado negro".
l. Neutralidad.
El franquismo se encontraba ligado por muchas razones a uno de los dos bandos beligerantes en la II
Guerra Mundial, el de las potencias fascistas o potencias del Eje. Aún así, cuando en septiembre de
1939 comienza la II Guerra Mundial, la España de Franco se mantiene en la más estricta neutralidad.
La debilidad del régimen le obligaba a querer jugar a dos bandas, ni quería apoyar abiertamente al
Eje (hacia el que se inclinaba ideológicamente) ni quería enemistarse con los aliados.
2. No beligerancia.
Los rápidos avances del ejército alemán en el verano de 1940 y la entrada de Italia en la guerra hacen
modificar la postura de España que pasa de la condición de país neutral a la de país "no beligerante"
y ocupó Tánger, en la costa de Marruecos. El cambio significaba que, aunque no combatiese en
forma directa, pasaba a serio en forma indirecta mediante ayudas materiales o facilidades
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estratégicas.
Desde ese momento, España negoció con Alemania su entrada directa en la guerra; si no lo hizo fue
porque Hitler le negó la ayuda económica solicitada y se opuso, además, a las reivindicaciones
territoriales de España, ya que poco después de la entrevista Franco-Hitler de Hendaya (octubre de
1940) Franco pidió la ampliación del Sáhara y la Guinea españoles, todo Marruecos y parte de
Argelia. A pesar de la negativa germana a ampliar las colonias españolas, Serrano Súñer el
todopoderoso ministro y cuñado de Franco, la Falange y un sector importante del ejército deseaban la
entrada de España en la guerra El ataque alemán a la Unión Soviética venía a refrendar el
anticomunismo del régimen franquista; en agosto de 1941 se organizó la División Azul, así llamada
por estar integrada oficialmente por voluntarios falangistas, concretamente unos 18000 hombres; se
debatió si debía dirigiría un militar o un político falangista; Franco eligió a Muñoz Grandes, que
reunía ambas condiciones; mal equipada por España fue destinada por el mando alemán al duro
frente de Leningrado. El régimen de Franco tuvo bien cuidado de hacer público que su participación
en la guerra a través de la División Azul iba únicamente contra la Unión Soviética, pero no contra
ningún otro país aliado.
3. Neutralidad.
La evolución de la guerra obligó a España a rectificar. En julio de 1943 Mussolini fue depuesto por
el rey de Italia y encarcelado. La guerra parecía volverse claramente desfavorable para las potencias
del Eje. En octubre se procedió a la disolución de la División Azul (que comenzó a repatriarse en
diciembre) y se volvió a la neutralidad. En abril de 1945 España rompe sus relaciones diplomáticas
con Japón debido a la política seguida por este país en las Filipinas, qu~ ocasionó numerosas
víctimas entre los residentes españoles en ellas. Se rompía así el último lazo que unía España con el
Eje. En cualquier caso, la amistad y la cooperación económica con Alemania se mantienen
prácticamente hasta el final. Acabada la guerra perduró la imagen de una España aliada con las
potencias del Eje, lo que hizo que fuese condenada al aislamiento internacional.
El aislamiento internacional.
Una vez terminada, la II Guerra Mundial España quedó marginada internacionalmente. Los países
vencedores consideraban al régimen franquista un residuo del fascismo contra el que habían luchado,
y las grandes potencias -EEUU, URSS, Gran Bretaña- acordaron que España no sería admitida en la
recién creada ONU por su pasada vinculación con la Alemania hitleriana y la Italia mussoliniana.
La Asamblea General de la ONU aprobó en 1946 varias resoluciones condenando al gobierno de
Franco, considerado una amenaza para la paz mundial, y recomendando a los países miembros de la
ONU la ruptura de relaciones diplomáticas con España.
Francia cerró completamente la frontera pirenaica hasta 1948, se excluyó a nuestro país del Plan
Marshall, y sólo cinco embajadores permanecieron en España (entre ellos los de Argentina, Portugal
y el Vaticano), Con todas estas medidas se pretendía presionar a Franco y forzarle a abandonar el
poder. Sin embargo, el aislamiento fue incompleto, ya que no llegó a practicarse un bloqueo
comercial contra el régimen franquista.
Hacia 1950 el nuevo entorno internacional parecía más favorable para España; el inicio de la Guerra
Fría contribuyó a suavizar el rechazo de las democracias occidentales y la ONU reconoció de hecho
al gobierno de Franco. Por su parte, EEUU comenzó a modificar su actitud valorando positivamente
el inequívoco anticomunismo del régimen español e iniciando los primeros acercamientos
diplomáticos y financieros.
Por otra parte, España se vio obligada a reconocer la independencia marroquí en 1956 tras varias
huelgas y violentas manifestaciones nacionalistas antiespañolas en las principales ciudades del
protectorado. No obstante, no se consumó la descolonización de todas las posesiones territoriales
africanas, pues se retuvo Sidi Ifni (un pequeño enclave de 1.500 km2 entregado finalmente a
Marruecos en 1967 tras varias enfrentamientos armados), Guinea Ecuatorial (accedió a la
independencia de manera desordenada en 1968) y el Sáhara occidental (el ejército español se retiró
de allí en 1976) cuando tras aprovechar la grave enfermedad del dictador el rey Hassan II organizó la
MARCHA VERDE, una invasión pacífica del Sahara que movilizó decenas de miles de civiles.
b) Éxodo rural masivo hacia las ciudades y emigración de trabajadores a Europa. Los
movimientos migratorios internos afectaron a unos 3.500.000 de personas, que durante la
década de los 60 abandonaron sus pueblos de origen -muchos quedaron despoblados y se
desplazaron hacia las regiones industriales y los grandes núcleos urbanos (Madrid, Barcelona,
Valencia, Bilbao ...). La emigración con destino a Europa afectó a los sectores sociales con
rentas más bajas, principalmente a varones adultos -agricultores, peones, artesanos y obreros
industriales- procedentes de las zonas rurales más subdesarrolladas de Andalucía, Castilla y
Galicia. Se calcula que cerca de 1.500.000 de trabajadores dejaron España con dirección a
Alemania, Suiza y Francia. Esta emigración exterior ocultó las importantes limitaciones de la
economía nacional para generar empleo, evitando que las tasas de paro españolas superaran el
2% aproximadamente de la población activa durante este periodo.
En los años sesenta se recompone el panorama de la oposición al franquismo. Una de las acciones de
mayor repercusión fue lo que los periódicos franquistas llamaron el "contubernio de Munich". En el
IV Congreso del Movimiento Federal Europeo, celebrado en Munich en 1962, coincidieron por
primera vez la oposición española del exilio y los llegados desde el interior de España. En Munich se
pidió la desaparición del régimen y el paso a una España democrática.
Las principales organizaciones opuestas al régimen franquista fueron el Partido Comunista de
España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El PCE, que siempre mantuvo células
activas en España, relanzó en 1957 las huelgas como elemento desestabilizador del sistema; la
huelga de los mineros asturianos en ese año obtuvo un notable éxito, lo que animó a proponer una
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huelga general el año siguiente que resultó un fracaso. Siguió, no obstante, haciendo una constante
oposición, cuya última víctima mortal fue Julián Grimau, fusilado en 1963. Los cambios políticos
experimentados por el comunismo en Europa provocaron una profunda división del partido. Al
producirse la muerte de Franco el PCE tenía más fuerza verbal que real.
El PSOE también sufrió una profunda división. La dirección del partido, residente en el exterior,
mantenía posiciones ancladas políticamente en la Segunda República y en la Guerra Civil; los
miembros del interior eran más realistas. La cuestión de la monarquía fue un primer factor de
división. El sector exterior hacía de la opción republicana y del enfrentamiento con los comunistas
una cuestión vital; el sector interior propugnaba la colaboración con todos los grupos políticos, sin
distinción de ideología, y la monarquía parlamentaria corno opción más viable. En el Congreso de
Suresnes, cerca de París, en 1973, fue elegido corno Secretario general del Partido Felipe González,
después de la negativa del Secretario General de UGT, Nicolás Redondo.
En el periodo 'final del franquismo empezaron a promover manifestaciones importantes los partidos
nacionalistas regionales: el PNV en el País Vasco, Izquierda Republicana de Cataluña, Convergencia
Democrática de Cataluña.
A principios de los años setenta se acentúa la crisis del régimen franquista. El sistema franquista
había sido incapaz de adaptarse en su estructura política al profundo cambio económico, social y
cultural que se había producido en España a partir de los años sesenta. Un momento decisivo en esta
crisis fmal del régimen se abre con la desaparición de LuisCarrero Blanco, víctima de un atentado de
ETA, el 20 de diciembre de 1973. ETA (Euzkadi ta Askatasuna, Euzkadi y Libertad) nació en 1959
como movimiento de liberación vasco ante la que consideraba tibieza del Partido Nacionalista Vasco
(PNV); con el paso del tiempo se fue radicalizando y en 1968 cometió el primero de una serie de
atentados. En 1970 comenzó en Burgos un juicio contra los acusados como autores de es el primer
atentado. Junto al terrorismo de ETA se recrudeció el del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista
y Patriótico) nacido de una escisión del PCE; cinco miembros del FRAP y de ETA fueron las últimas
ejecuciones (septiembre de 1975) del régimen franquista. .
La muerte de Carrero Blanco es importante para comprender la continuidad del régimen franquista,
pues el jefe de gobierno era considerado como el personaje clave para mantener la unión de todas las
familias franquistas. Tras el asesinato de Carrero Blanco la crisis del franquismo se agudiza y se
conforman dentro del mismo régimen dos grupos de políticos: los inmovilistas y los aperturistas o
reformistas. Inmovilistas eran los viejos falangistas, el ejército en su práctica totalidad, a excepción
de algunos generales, y el sindicalismo vertical. Junto a ellos, el grupo de aperturistas que pensaban
que el monolítico régimen franquista necesitaba ciertos aires de reforma.
A partir de 1973 tuvo lugar un espectacular crecimiento de la conflictividad social (obrera,
estudiantil, vecinal) y los grupos de oposición tendieron a una acción conjunta previendo la próxima
desaparición de Franco. Se crearon organismos unitarios para reivindicar el sistema democrático
(Junta Democrática, Plataforma de Convergencia Democrática)
En enero de 1974 se forma un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro, que mantiene una
actuación muy ambigua. Pretende el aperturismo pero sin desbordar en absoluto los principios del
régimen, que impedían una verdadera libertad política. Ante la falta de reformas, las protestas contra
el franquismo se hicieron más intensas (manifestaciones, huelgas, atentados ...) mientras el único
recurso del gobierno continuó siendo la represión: detenciones masivas, leyes antiterroristas, cierre
de revistas. La oposición se organizó creando plataformas de actuación conjunta (Coordinación
Democrática es una plataforma conjunta integrada por comunistas' y socialistas) y las
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manifestaciones en la calle aumentaron considerablemente.
Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 se inicia el reinado de Juan Carlos I, quien
confirma a Arias Navarro como presidente del gobierno. Este gobierno no preparó ningún proyecto
de ley para proceder seriamente a la democratización del país. Toda la “vieja guardia” de los
franquistas se agrupaba en las Cortes heredadas del régimen formando el grupo que acabó siendo
conocido como el “búnker”.
Franco dejaba tras de sí un régimen anacrónico y en evidente crisis. Pese a que Franco pretendió
dejarlo “atado y bien atado” cada vez era más evidente la imposibilidad de continuar el franquismo
sin Franco.