Investigar y Juzgar Con Perspectiva de Género 2
Investigar y Juzgar Con Perspectiva de Género 2
Investigar y Juzgar Con Perspectiva de Género 2
Por María Julia Sosa, Secretaria del Juzgado en lo Criminal y Correcciona Federall
Nro.10 de Capital Federal.
El juzgar con perspectiva de género lejos de ser una moda jurídica es una
obligación legal. Encuentra su fundamento y respaldo en el derecho a la igualdad y a la
no discriminación reconocidos en nuestra Constitución Nacional y en los tratados
internacionales de derechos humanos que el Estado Argentino ha suscripto e incorporado
al ordenamiento mediante el artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional (art. 16
CN; art. 1, DUDH, y arts. 1.1 y 24, CADH).
1
Bidart Campos, Germán J., Manual de la Constitución reformada, Ediar, Buenos Aires,
Tomo I, 1996, p. 529.
Tal como lo ha señalado María Angélica Gelli,2 las medidas de acción positiva en
general tienen por finalidad garantizar la igualdad real de trato, desbrozando los
impedimentos culturales que condicionan y limitan la igualdad en los hechos. La misma
Constitución Nacional dispuso la sanción de leyes estableciendo acciones positivas y en
su art. 37 y en la cláusula segunda de la misma las garantizaron, en materia electoral y
político partidaria a través del cupo femenino.
2
C.N.A Comentada y concordada, M.A Gelli, 4ta. Ed. Tomo II, p. 235.
3
https://www.cij.gov.ar/nota-13425-La-Corte-hizo-lugar-a-un-amparo-en-una-causa-por-
discriminaci-n-laboral-.html
Por ello, la perspectiva de género también es útil para explicar por qué a pesar del
reconocimiento legal de los derechos de las mujeres, los jueces siguen dictando sentencias
desconociendo dichos derechos. Al respecto es interesante lo sostenido por Marcela
Lagarde4 cuando afirma que la cultura social tarda más tiempo en elaborar los cambios
sociales que se viven y, por eso, los/as operadores/as del derecho siguen considerando
que las mujeres deben observar determinados comportamientos, aunque, formalmente, la
norma jurídica no los exija.
4
Género y desarrollo desde la teoría feminista, Centro de Información y Desarrollo de la
Mujer (Cidem)
Pero qué cosa son concretamente esos estereotipos, que vulneran en forma
constante el principio de igualdad y no discriminación, amparado tanto constitucional
como convencionalmente y se constituyen en causa y consecuencia de la violencia de
género.
Hasta hace muy poco tiempo todo se presentaba como un sistema binario y se
consideraba que eran divisiones naturales, pero en verdad son sociales. La sociedad indica
qué es lo femenino y qué es lo masculino y cuáles son las diferencias. Son etiquetas o
rótulos que nos imponen desde el nacer, que se consideran adecuadas para cada sexo. Se
reconocen como roles de género.
Siempre se sostuvo que la mujer debía ser dulce, delicada, débil, que no sabía
jugar al fútbol, ni manejar automóviles, que su rol era la maternidad, la crianza de los
hijos y que su trabajo solo debía ser reproductivo. Que debía actuar como sostén
emocional de la familia y si trabajaba fuera de su hogar debía hacerlo en los denominados
trabajos “rosas” (enfermería, docencia, cuidado de niños o ancianos) y encargarse de las
tareas del hogar.
Por el contrario se sostuvo que los hombres eran fuertes, valientes y que sabían
sobre autos y fútbol. Que el rol masculino era el productivo, que debía trabajar fuera de
la casa, pero no era responsable por las tareas del hogar.
Desde esta posición patriarcal y apoyados en una idea de superioridad los hombres
creen que tienen derecho para imponer gustos o preferencias sobre las mujeres. A diario
se sueles escuchar frases como: ¡No opines! ¡Andá a cocinar! Yo traigo el dinero, yo
decido. Las mujeres deben cuidar a los hijos y no trabajar. Y sobre todo creen que pueden
tener el control sobre ellas, establecer cómo deben vestirse, a dónde y con quién pueden
salir, quiénes son sus amistades, el dinero que gastan etc. Cuando las mujeres deciden
tomar sus propias decisiones y hacer usos de sus derechos, les resulta fácil instrumentar
la violencia como medio para lograr sus objetivos y mantener la superioridad.
Por ello, para cerrar el tema que nos ocupa, me he permitido sistematizar algunos
indicadores que deberían tenerse en cuenta a la hora de investigar o juzgar con perspectiva
de género, a saber:
- Que la realidad debe observarse con base en las variables sexo y género y
sus manifestaciones en un contexto geográfico, étnico e histórico determinado. Este
enfoque permite visualizar y reconocer la existencia de relaciones de jerarquía y
desigualdad entre hombres y mujeres expresadas en opresión, injusticia, subordinación y
discriminación mayoritariamente hacia las mujeres.
- Que se debe evitar requerirle a las víctimas que aporten las pruebas que
deberían reunir los agentes del Ministerio Público,
- Que se debe desterrar el maltrato al que son sometidas las mujeres o los
grupos vulnerables cuando no se aceptan las denuncias en forma directa o indirecta. En
este último caso, cuando se las desestimula atemorizándolas con la amenaza de que el
denunciado obtendrá fácilmente su libertad o cuando se les solicitan documentos
innecesarios, como el acta de matrimonio.
- Que deben dictarse las medidas cautelares por parte del juez con
competencia penal, civil, de familia, contravencional y/o cualquier otro que intervenga
que resulten necesarias para hacer cesar y/o prevenir la situación de violencia (restricción
de acercamiento, contacto, exclusión, botón antipánico, botones biridireccionales y hasta
la prisión preventiva si el caso lo reclama -Art. 79, 80 CPPN, Ley 27.372, Art. 210, 222
CPPF).
Por último, es mi deseo concluir con las claras palabras de Marta Lamas5 quien
ha sostenido que “La perspectiva de género conduce a una política que contiene las
semillas de su posterior desintegración. Cuando se alcance la igualdad de
oportunidades, cuando se elimine la ceguera del género, cuando la educación no sexista
sea una realidad, cuando las pautas culturales sean más igualitarias, la perspectiva de
género desaparecerá.”
5
LAMAS, Marta, La Tarea, Revista de Educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE.
Nro8, enero-marzo 1996.
Revista Jurídica AMFJN www.amfjn.org.ar/revista-juridica/ -Ejemplar N°8-ISSN2683-8788